EL BEATO RAM6N LLULL EN SUS RELACIONES CON LA ESCUELA FRANCISCANA DE LOS SIGLOS XllI-XIV*

EL BEATO RAM6N LLULL E N SUS RELACIONES CON LA ESCUELA FRANCISCANA D E LOS SIGLOS XllI-XIV* II C u a n d o el cardenal Juan de San Pablo t o n s u r

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EL BEATO RAM6N LLULL E N SUS RELACIONES CON LA ESCUELA FRANCISCANA D E LOS SIGLOS XllI-XIV*

II C u a n d o el cardenal Juan de San Pablo t o n s u r a b a en R o m a a Francisco y a sus primeros companeros, la Iglesia reconocia oficialmente como suyas las mejores aspiraciones del largo movimiento reformistico. C o m o todos los pioneros de cada u n o de aquellos brotes, Francisco habfa oido la llamada a " r e s t a u r a r la Iglesia", p e r o ahora, ademds, era el propio papa Inoeeneio III quien, e n u n sueno, q u e Benozzo Gozzoli plasrno a d m i r a b l e m e n t e en Montefalco, q u e d a r a conveneido al ver al humilde Franeiseo sostener con t o d o su empuje los m u r o s d e la catedral de R o m a y del orbe prontos a derrumbarse. E n 1210 la preocupacion flotaba en el aire. Los tiempos estaban m a d u r o s . Es ya profundamente significativo que el prooeso d e la conversi6n de Francisco y la especificacion de su vocacion se 'concluyeran, el 24 d e febrero de 1209, en la renovada iglesita de la Porciiincula ,al escuOhar de labios del sacerdote el texto evangelico —>Mt. 10 9-10— sobre el desprendimiento total de los predicadores del R e i n o de Dios, que estaba en la boca de t o d o s los reformadores y que era la premisa en n o m b r e de la cual t o d o s ellos se levantaban p a r a fustigar a la jerarquia. Ya N o r b e r t de Xanten, R o b e r t d'Arbrisstel (tan p a r e c i d o en tantos aspectos a s. Francisco) c o n s u s respectivos cfrculos, e incluso los cataros, tenian por lema llamarse pauperes Christi y a r r a s t r a r o n a numerosos nobles y ricos a renunciar a la hacienda y bienes. P e d r o Valdes, e n Lyon, p a r a p o n e r en practica los consejos evangelicos, habfa distribufdo todos sus bienes a los pobres. A r n a l d o de Brescia, al record a r al clero sus deberes espirituales, le exigia la renuncia a los bienes terrenos y al p o d e r del m u n d o , llevando u n a vida de evang^lica pobreza y humildad. *

Vease ESTUDIOS LULIANOS, IX, 1965, 55-70.

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P.

ANTONIO

OLIVER,

C.

R.

P e r o lo que resultaba s o b r e m a n e r a alarmante era que la mayor parte de ese movimiento pauperfstieo habia e n t r a d o en coflicto con la Iglesia y llegado a la oposicion contra ella. La b u e n a p a r t e de sus representantes eran haeretici. ^Es que era incompatible el ideal d e u n a pobreza absoluta con la ortodoxia, e ilegftima la predicacion de ese ideal en unos cfrculos en los que el espfritu m u n d a n o se extendfa de cada dfa mas j u n t o a la riqueza y al lujo? Se hacia indispensable devolver a la vida cristiana su profundidad. Y habfa que m a n t e n e r esas aspiraciones d e n t r o d e las fronteras de la Iglesia. H a b e r l o d e m o s t r a d o como posible y haberlo logrado este es el m e r i t o de Francisco de AsisL N o se trataba de u n a pobreza inactiva y esteril. Exigencia de la vita apostolica, que era el lema comiin de todos los reformadores, n o solo eclesiasticos sino seglares, llevasen o n o vita communis, e r a la condicion indispensable p a r a la fecundidad de t o d o apostolado. Solo u n a vida evangelicamtente p o b r e daba derecho a la predicacion, que el clero rico, habfa a b a n d o n a d o . Asf pensaban aquellas b a n d a d a s de predicadores errantes, girovagos o itinerantes, que recorrian asf las nacientes ciudades c o m o las campinas, donde levantaban tempestades d e admiracion y peligrosas erupciones de religiosidad 2 . La Iglesia no reconocio nunca el vivir apostolico como derecho a predicar, derecho que conferfa solo la ordinatio y la missio oficial. Con ello, los q u e n o acataron esa decision e n c o n t r a r o n el c a m p o libre de c o m p e t i d o r e s ; situacion que explica precisamente el gran exito d e los predicadores rebeldes y el sorprendente cundir de la herejfa. Esa predicacion incontrolada podfa propasarse al atacar los vicios del clero y llegar a cebarse en la Iglesia misma. Tambien Francisco fue e hizo d e s u s frailes predioadores itinerantes, p e r o siempre bajo la jurisdiccion eclesiastica y exigiendo siempre el m a x i m o respeto y sumision a la jerarqufa. El deseo de canonizacion del peligroso empuje es, u n a vez m a s , evidente en el. Con razon puede afirmarse que en Francisco logra su verdadera dimension el autentico sentido eclesial que deseaban, la eficacia mas plena q u e pudieron sonar, las energfas mas sanas del largo movimiento que en el culmina 3. P e r o n o solamente esos detaJles, es t o d o el complejo m u n d o d e su tiempo que esta presente en el. Por herencia o por reaccion, Francisco 1 2

3

18

UEglise et la civilisation... p. 490. El otono de la edad media . . . p. 1 7 - 18. Ci. Movimento francescano e gioachimismo, de L . S A L V A T O R E L L I ( = X Congresso internaz, di Scienze stor., Roma 4-11 settembre 1955) p. 403-48. SCHNURER,

HUIZINGA,

EL

BEATO

BAMON

LLULL

Y

LA

ESCUELA

FRANCTSCANA

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es hijo, t o d o el, del siglo XII. P o r una parte es fruto tfpico, gozoso y vivaz, d e la ciudad naciente, centelleante de bullicie, de alegrfa de vivir, rica y despreocupada. Hijo de u n rico comerciante en panos, d e U m brfa, y d e u n a dulce mujer d e Provenza, aquella Provenza, d o n d e el nuevo decir era sonoro, la vida nueva, dulce como su clima y su vino, y la inquietud reformadora y heretica, mas activa que en ninguna p a r t e d e la cristiandad. De ahf en Francisco su vida alegre y despreocupada, su gusto p o r los banquetes y p o r los vestidos lujosos, su limpia adoraci6n p o r la d a m a , su devocion de juglar a las canciones en el dulce decir r o m a n c e que le confirieron el m a n d o ihdiscutido sobre la b a n d a d e sus coeaaneos d e Asfs. En las ciudades gustara de predicar, ciud a d a n o s seran siempre sus modales, y ciudadanos la mayoria de sus reclutas, y en pocos afios no habra ciudad que no tenga su convento franciscano. P e r o p o r otra parte, es evidente en el la reaccion a los vicios de la c i u d a d : Detesta el comercio y el negocio, en vigoroso auge en las c i u d a d e s ; aborrece el dinero, del q u e n o aprecia el valor; desprecia la riqueza y los vestidos lujosos, de los que se despoja a n t e su mismo padre con aquel admirable gesto que inmortalizo Giotto en Asfs; abomina los honores,las dignidades y la organizacion esteriotipada, que procuro alejar de su O r d e n ; desestima el dereoho, seco y tortuoso, estatificado y fosil, y se entrega al amor y a la vida gozosa d e las criatura del Senor en los campos, anchos y libres, de la naturaleza4. Ya he n o t a d o c o m o en su convercion estan presentes la idea de reforma de la Iglesia, a la que le llama una v o z misteriosa, Hamada que Inocencio III m i s m o reconoce despues de un sueno, y la idea de u n a vida apostolica sobre la base de u n a pobreza absoluta y con proyeceion hacia u n a incansable predicacion itinerante. T o d o ello, tan de su siglo, llevo a Francisco al descubrimiento y a la practica de u n a nueva y densa espiritualidad, cuyo contenido es lo que interesa exponer ahora. Cuan m a d u r o estaba aquel siglo para esa inquietud lo dicen elocuentamente los miles de franciscanos que, en poceas decadas, llenaron Europa5. P o r q u e Francisco supo reunir en sf esas fuerzas, casi elementales, del empuje desbocado del siglo que le precede, es u n o de esos personajes excepcionales que hacen epoca, en el sentido de que, reunien4 S C H N U R E R , UEglise et la civilisation . . . p. 497. 5 P. G R A T I E N , Histoire de la fondation et de Vevolution mineurs

au XIII

dc Vordre des

freres

siecle, p. 13-14.

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148

P.

ANTONTO

OLIVER,

d o en sf las meiores aspiraeiones de su y por ellas la solucion. En ese sentido c o n t e n i d o de aquella relampagueante Poverello sus contemporaneos, Celano6 en la que recientemente insiste Lortz 8 .

C.

R.

tiempo, llegan a ser para ellas hay que interpretar el mejor novedad que vieron en el y el mismo Gregorio 1X7, y

" H o m b r e s y mujeres, clerigos y religiosos corrfan a ver y escuchar al santo de Dios q u e aparecfa venir d e o t r o m u n d o . . . Parecfa com o u n a luz enviada del cielo a la tierra"9. Diffcilmente podfa Celano e n c o n t r a r palabras mas exactas y escuetas para pintar el remolino de inquietud que giraba en t o r n o a la nueva espiritualidad. N u e v a y sosegadora a la vez. C o m o la revelacion que todos esperaban, c o m o el aquietamiento de la inquietud que t o d o s llevaban d e n t r o desde hacfa mas d e u n siglo. Interesa, pues, precisar la respuesta de Francisco, que imprimira caracter en m u c h o anos, en muohos pueblos, en muchos h o m b r e s . E n el hecho m i s m o , pues, de la conversion de Francisco —lo mism o o c u r r i r a con la d e Llull— esta ya contenida en germen t o d a su espiritualidad. Insistamos en que es la idea de reformar a la Iglesia, comun a t o d o aquel h o n d o fermentar, la que pone en accion al hijo de Bernardone, cuando en San Damian de Asfs toma en sentido material las misteriosas p a l a b r a s : "Francisco, ^no ves que mi casa se derrumb a ? Ve, y reparala". Voz que viene interpretada y precisada al escuchar en la Porciuncula el texto de s. M a t e o 1 0 9 - 1 0 que he citado y a : la Uamada a "reformar" exige que se parta del desprendimiento, de la pobrezalO. Ya aquf se nos ocufre u n a d u d a : El viejo sacerdote que celebraba aquella misa y cuya lectura del Evangelio llamo la atencion de Francisco era sin d u d a catolico, pero, ^no debfa ser tambien u n h o m b r e obsesionado por la idea d e la "reforma", quiza perteneciente a los cfrculos reformfsticos que, desde Lombardfa, prendfan por toda le geograffa de Italia? En Asfs m i s m o fue elegido Podesta, en 1 2 0 4 , u n hereje, u n " r e f o r m a d o r " violento sin duda, y sus correligionarios debfan ser tan numerosos que el " C o m u n e " se atrevio a mantenerlo frente a la 6

Th.

CELANO,

37, 82, 7 8 9 10

20

Vita prima (ed. Analecta franciscana, X, Quaracchi 1 9 2 6 ) 3 6 ,

89.

Vita prima 1 2 5 . Franfois Vlncomparable, Parfs 1 9 5 6 , p. 3 1 - 3 2 . CELANO, Vita prima 36. I . G O B R Y , St. Frangois d'Assise et 1'esprit franciscain, Paris 1 9 6 2 , p. 2 2 , CELANO,

I.

LORTZ,

EL

BEATO

RAMON

LLTJLL

Y

L A

F.SCUELA

FRANCISCANA

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prohibicion papal, y no cedio h a s t a que Inoceneio III lanzo c o n t r a la ciudad el entredioho 11. Al hablar de la pobreza, en seguida, tendremos que volver sobre la relacion y coincidencia de las ideas de Francisco con las de los herejes. La conversidn no se realizo d e u n golpe. Entre la primera llamada y la interpretaeion de 1209 transcurrieron tres afios. Tres anos largos de laboreo lntimo, hasta e n c o n t r a r definitivamente su camino, al que alude levemente el p r i m e r parrafo del T e s t a m e n t o l ^ . Como m a s tarde Llull, definira Francisco el e s t a d o anterior a su "conversion" con u n a una frase c e r t e r a : " C u a n d o yo estaba todavia en mis p e c a d o s " 13, y el m o m e n t o d e ella, como u n a iluminacion venida directamente de Dios, a la que se alude reiteradamente con la expresion "Deus dedit m i h i " H . La preocupacion y veneracion de la pobreza como virtud-sfmbolo flotaba en el aire. Esa preocupacion no fue exclusiva de los sectores, que p r o n t o o tarde, llegaron a la escision con la jerarqufa. Que era practicable en la Iglesia lo habian d e m o s t r a d o aquellos grupos q u e , despues d e la excomunion de los Valdenses por Lucio III (1184), siguieron fieles a la Iglesia. Estaban organizados en una cofradfa compuesta en gran p a r t e p o r paneros (drapiers, tixerands), y se p u e d e n distinguir entre ellos tres categorfas: los canonigos, q u e hacfan vida comiin, cuidaban d e la direccion de las almas y trabajaban; comunidades de seglares (hombres y mujeres), c o n u n a regla c o m u n y obligacion de trabajo man u a l ; u n a especie de Tercera Orden que reunfa a todos aquellos que, sin dejar su hogar, querian regirse tambien p o r una regla. Se llamaban Pauperes humiliati. Inocencio III los aprobo y les concedio licencia de predicar solo sobre t e m a s morales, no teologicos, y fuera de la iglesia. Pocos anos despues, e n 1207, y tras u n contradictorio en Pamiers, algunos otros Valdenses se convencieron q u e sus preocupaciones p o r la pobreza y p o r la reforma podfan llevarse adelante d e n t r o de la ortodoxia. Inocencio III los acepto — y defendio frente a las intemperancias de algunos obisposl5— bajo el n o m b r e de Pauperes catholici, presididos 11 Giraldo se llamaba: 12 13

G O B R Y St. Frangois... p. 11: S A L V A T O R E L L I , Movimcnto francescano e gioachimismo... p. 421-22. G O B R Y , St. Francois... p. 137 (cito las obras de s. Francisco a traves de la version francesa que forma el apendice del libro de Gobry p. 119-72). La frase es corriente a lo largo del Testamento y Opusculos: cf. L O R T Z ,

Francois... p. 46-50. 14 Tambien es frecuente en Testamento notas 58-64. 15

Epist.

y Opusculos:

cf.

LORTZ,

Francois...

12 67, 68, 69.

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P,

ANTONIO

OLIVEK,

C.

ii.

por D u r a n d de Huesca 1 5 y seguido rnuy luego p o r Bernardo P r i m 1 7 . Es notable la importancia dada a\. L a obediencia a la Iglesia y el respeto a la jerarqufa adquieren relieves decisivos en los siguientes textos d e la Regla p r i m i t i v a : " Q u e todos los h e r m a n o s sean catolicos y vivan y hablen en catolico. Si alguno pecare contra la fe y la vida catolica de palabra o de obra, y n o se enmienda, arrojesele para siempre de nuestra fraternidad. Debemos mirar como maestros nuestros a los clerigos t o dos y a todos los religiosos,... y debemos respetar en Dios s u orden, su oficio y su ministerio". "Bienaven.rurado el servidor de Dios q u e otorga su confianza a los clerigos... Desgraciados aquellos que los desprecian; a u n c u a n d o ellos esten en el pecado, nadie debe juzgarlos, pues solo el Senor se reserva •tal d e r e c h o " 6 1 .

59

CELANO,

60

Cf.

61

GOBRY,

32

Vita prima

GOBRY, 144,

137. 66.

75;

LORTZ,

Francois

1'lncomparable...

p.

58-62.

EL

BEATO

RAMON

LLULL

Y

LA ESCUELA

FRANCISCANA

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" N i n g u n o de los h e r m a n o s predique contra la costumbre de la doctrina de la s a n t a Iglesia Romana"62. Espiritualidad seglar. "El fondo de la piedad de san Francisco de Asfs, es catolico, n o es de esencia clerical. El h a puesto de relieve el valor del laicado en la edificacion del Reino de Dios", h a escrito

Lortz63. En su esfuerzo por dar cauce en su movimiento y en el interior de la Iglesia a las fuerzas del ineontenible fermentar popular de su siglo, Francisco asigno su papel, no pasivo precisamente, al p u e b l o : le abrio los caminos de una piedad nueva (de raices b e m a r d i a n a s ) tierna y segura, serena y h u m a n a . Hablo contra el fausto de los ricos y contra el poder del dinero que lo sefioreaba todo. Se hizo eco del escandalo de los sencillos frente a los abusos del elero y dio la alarma contra la "temporalizacion" de la Iglesia. Dio nueva vida y orientacion a la ciudad y a la convivencia h u m a n a y admitio en sus filas a todos los deseosos —elerigos o legos— de conformar su vida e la "penitencia"64.

Tras el ejemplo de los Humiliati, cuya tercera r a m a comprendia a los casados y a cuantos debian hacer su vida en el m u n d o y en el hogar poseyendo sus bienes, y e n la que formaban h o m b r e s y mujeres, formo Francisco su Tercera Orden que llamo en principio Ordo de Poenitentia: todos —clericos y legos, casados o celibes, h o m b r e s y mujeres'— cabian en ella. Unas obligaciones sencillas y sentidas les unian entre sf y les educaban a u n a vida progresivamente m a s cristiana65. Sobre el precedente de Fontevrault, Clara de Asfs paso la espiritualidad de la P r i m e r a Orden Franciscana a las mujeres, cuya inquietud reformista corria parejas con la masculina, de manera que ellas tienen gran parte tambien en aquellos movimientos. La Tercera Orden no "separaba" del mundo, "unfa" a los que querfan practicar el Evangelio en su vivir cotidiano. El Evangelio, es decir, u n a "regla" q u e n o e s particular, sino deber de todos. La forma de llegar y cristianizar al inmenso pueblo disponible del s. XIII, al que t a n raras veces alcanzaba la predicacion de los clerigos; ese es el pueblo q u e Francisco llamo y al que dio u n a forma de espiritualidad. En u n a ciu-

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GOBRY,

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LORTZ,

119.

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SALVATORELLI,

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SCHNURER,

Francois

Vlncomparablc... p. 8 2 y n. 1 2 4 y 1 2 5 . Movimcnto francescano... p. 4 3 3 . 1'Eglise... p. 5 0 2 - 0 3 . 33

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P.

ANT0NI0

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H.

dad, la Tercera Orden n o es mas que aquellos cristianos q u e han tom a d o conciencia de ser cristianos. Tiende a identificarse con la sociedad misma. Y ello sera con incalculables ventajas para aquella Europa. Supranacionales y suprafaccionles, esos franciscanos -en -el - m u n d o se llaman " h e r m a n o s " y tienen u n lazo de fraternidad sobre la t i e r r a ; desconocen fronteras polfticas y sociales, renuncian a hacer el mal, se dan a actividades caritativas y se ponen al servicio de los pobres y los enfermos. Y disminuye el espiritu de partido, crece la aversion a la guerra (los terciarios n o quieren hacer uso de las armas), se impone la sencillez, la b u e n a voluntad, la union, la ayuda m u r u a . M e n g u a n las interminables pendencias medievales y, sobre u n m u n d o de h e r m a n o s , se va haciendo insensiblemente, franciscanamente, la paz. Gilbert de Tournai le decia a Isabel d e Francia que la vida frarnciscana n o a p u n t a al extasis, sino a caminar por los "caminos trillados". San Luis I X de Francia y Santa Isabel de Turingia seran p r o n t o los mas claros ejemplos de que profundidades podia alcanzar la ola franciscan a e n t r e los seglares66. En un m u n d o desde siglos o r d e n a d o en tres e s t a m e n t o s : clero, monies y laicado, perfectamente delimitados e impermeables, la nueva institucion de Francisco era u n a revolucion: habia hecho posible la "eclesificacion" y la santidad de los legos; es mas, los habia hecho predicadores y apostoles, fuerzas vivas — n o solo pasivas— de la Iglesia. ^Podia canonizarse mejor el movimiento popular? Y ello n o solo bajo u n a inquebrantable obediencia a la Iglesia Romana, sino con una p o s t u r a neta frente a viejas oposicioncs. E n efecto, la oposicion e n t r e aquellos estamentos, especialmente desde el s. XI, y a partir de los movimientos reformisticos, e n t r e clero y laicado habia llegado a extremos de violencia. Siempre que los laicos t o m a b a n la palabra era para fustigar implacablemente los vicios, reales o presuntos, de los clerigos. La oposicion, Uegada a limites irreconciliables, podia t e r m i n a r en herejias (dualismo, donatismo) o en cismas definitivos, como h e m o s visto en la I parte. Francisco no permite que se desprecie a nadie, n o tolera que se apele jamas a la fuerza67, reconcilia las dos p a r t e s . La predicacion franciscana sera evangelico - moral, su fin, despertar en la concencia las virt u d e s cristianas. N o rivalizara con el clero ni p r e t e n d e r a sustituirse a

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DELARUELLE,

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SALVATORELLI,

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Uinfhwnce... Movimento

p. 4 5 4 . francescano...

P-

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RAMON

LLULL

Y

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el ni en la ensefianza doctrinal ni en la administracion de los sacramentos. Despertara, con el testimonio de u n a vida integramente cristiana, la conciencia del p e c a d o y el a m o r de la v i r t u d ; los clerigos cuidaran de confesar y dirigir a los que ese ejemplo toque el corazon. Es mas, en u n m u n d o t a n trabajado p o r la herejia, siempre a la vuelta de cualquier nuevo movimiento, Francisco n o se ocupo n u n c a d e predicar cont r a ella. Ello esta reservado a los teologos (que hay q u e venerar tamb i e n ) ; a los franciscanos, la predicacion moral, itinerante. que por sf sola conducira a los desorientados a la practica religiosa y a la obediencia eclesiastica, ouando se convenza de que es eclesiastica la preocupacion p o r la reforma68. V e r d a d e r a m e n t e , u n aire nuevo, un optimismo sonriente, u n clima de ideal, refrescante y rejuvenecedor penetraba las estucturas de la Iglesia y de la sociedad medieval en Occidente. La evolucion interna del Franciscanismo. P o r las posibles relaciones de Llull con algunas fracciones de la Orden Franeiseana, interesa recordar aqui s u m a r i a m e n t e la interna evolucion de la gran obra de san Francisco. San Francisco se mantuvo siempre al margen de las lides polfticoeclesiasticas de su tiempo (este sera t a m b i e n u n detalle sorprendente en la actitud y obras de Llull); quiso ignoralas. P e r o "despues de el la Orden se "eclesiastifico" en el sentido que el elemento laico fue bajando, perdio su primaria posicion eminente, y los franciscanos se hicieron eclesidsticos, pasando a ser primarias las actividades sacerdotales, el estudio, la ensehanza, la administracion de sacramentos, y llegando m u c h o s de los frailes a desempenar los mas altos cargos de la jerarqufa eclesiastica y a presidir tribunales inquisitoriales". H e querido citar esas palabras de Salvatorelli —el cual sigue h a b l a n d o de clericalizacidn, politizacidn, mundanizacion de la Orden69— para advertir q u e la cosa no es tan sencilla, que n o se pueden ignorar tan supinamente los principios de la evolucion historica de cualquier persona moral, y que los elementos disolventes se encuentran mas atras y m a s cercanos al m i s m o fundador. Gobry — a quien eopio los siguientes parrafos— lo ha visto con precision. Y a e n vida de san Francisco se habfa introducido la disension e n t r e los celosos, favorables al rigor y al desprendimiento exigi68

SALVATORELLI,

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SALVATORELLI,

Movimento Movimento

francescano... francescano...

p. 4 3 5 . p. 4 4 0 . 35

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dos p o r la primera Regla, y los partidarios de u n a mitigacion con Elias de C o r t o n a a la cabeza. El fundador intento u n e o m p r o m i s o : la regla d e 1223, a p r o b a d a p o r el papa, e r a susceptible de ser aceptada p o r n u merosas c o m u n i d a d e s sin renunciar a la forma del ideal primitivo. Francisco juzgo b u e n o anadirle, a n t e s de morir, su Testamento, indicando en q u e espfritu e r a preciso vivir la regla primitiva. iDespues d e su muerte se produjo la division : las zelanti —celosos de la observancia sine glossa— y los scguidores de Fray Elfas q u e aceptaron componendas y privilegios. Estos fueron a menudo infieles a l espfritu d e la regla; aquellos, rehusamdo obedecer a Roma, cayeron en el individualismo, y, estimando q u e solo posefan el espfritu de Dios y d e la regla, se llamaron espirituales. M u y p r o n t o esas dos tendencias opuestas n o significaron e n la Orden mas q u e u n a m.inorfa. El generalato d e s a n Buenaventura (1257-74) sefialo u n gran esfuerzo en p r o d e la concordia interna. C o n todo, los Espirituales segufan mostrandose inquietos. A los Espirituales pertenecen Angelo Clareno, U b e r t i n o d a Casale, Pierre Olieu. D e los cfrculos espirituales nacio la Orden de los Celestinos, a p r o b a d a p o r Celestino V en 1294 70. H a y q u e recordar tambien a los Apostolicos de Gerardo Segarelli y F r a Dolcino, cuyas caracteristicas recordaremos en el a p a r t a d o siguiente en c u a n t o interesen la vida o la obra de Llull. Los Espirituales aceptaron p r o n t o las ideas apocalipticas d e Gioacchino d a Fiore —cuyo c o n t e n i d o veremos tambien m a s adelante71— y con ellas en la boca anunciaban u n a epoca y u n a Iglesia n u e v a y espfritual d o m i n a d a p o r el espfritu autentico de s. Francisco, segiin lo e x ponia el franciscano Gerardo de Borgo San D o n n i n o en su Introductorium in Evangelium aeternum 72. P e r o las ideas joaquimitas estaban t a n t o en el aire q u e san Francisco se convierte e n sfmbolo de la s o h a d a edad n u e v a n o solo para los Espirituales, sino para h o m b r e s t a n poco espirituales c o m o F r a Salimbene o t a n equilibrados como san Buenaventura, de quien es el t e x t o siguiente: "Iohannis vaticinaitione veridica s u b similitudine angeli ascendentis ab ortu solis signumque Dei vivi habentis n o n i m m e r i t o d e -

70 Vease sintesis en Gobry 81-88. 71 S A L V A T O R E L L I , Movimento francescano... 72 S A L V A T O R E L L I , Movimento francescano... 36

p- 440. p. 441.

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FRANCISCANA

s i g n a t u r " ; sigue luego llamando a Francisco "Stella matutina", "angelus verae paeis", "viam parans in deserto"73. De esa esperanza y de la seguridad de estar ellos en la posesion de la verdad y del meollo del mensaje franciscano nace el sentimiento de superioridad de los Espirituales frente a la jerarquia y a la Iglesia, asi c o m o el atrevimiento y frecuencia con que llaman a esta meretrix (termino apocalfptico) y al papa, antichristus (tambien apocalfpticamente). Y en p r o de una "Iglesia espirituail" y d e un "Evangelio e t e r n o " se enemistaron con el papa y la Iglesia y se hicieron u n deber de aliarse con sus enemigos en el aspero disidio entre la curia romana y la casa de Suabia y en el conflicto personal de Juan XXII y Luis de Baviera. Y asi los q u e habian empezado su campaha condenando toda preocupacion temporal vinieron a comprometerse en lcs mas interesados confliotos politicos, cosa que de ninguna forma hubiera aprobado san Francisco. P. A N I O M O O L : V I R , C .

(

73

R.

Continuard)

Legenda,

Prolog. 1. 37

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