El Cambio Que Siempre Has Esperado

El Cambio Que Siempre Has Esperado Cómo crecer hacia la imagen de Cristo Dr. Lucas Grandez Navarro Seminario Evangélico de Lima Alberto Pumalaza D

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El Cambio Que Siempre Has Esperado

Cómo crecer hacia la imagen de Cristo

Dr. Lucas Grandez Navarro

Seminario Evangélico de Lima

Alberto Pumalaza Díaz

2009 - Lima Perú Seminario Evangélico de Lima Av. La Molina 585 - Santa Felicia Apartado 207 - Lima 12 - Perú Tel: 348-1202 Fax: 3480761 Autor: Dr. Lucas Grández Navarro Composición del texto: Lucas Grández Navarro Diseño Gráfico y Diagramación: Natán Apaza Churata Diseño de Portada: Juan Falcón DERECHOS RESERVADOS Prohibida la reproducción Total y parcial D. L. N° 822 Categoría Vida cristiana / Crecimiento Espiritual

Contenido Contenido Pág. Prólogo................................................................................................7 Prefacio...............................................................................................9 . Introducción......................................................................................13 Capítulo 1 Enfatíce la palabra de Dios y la Oración.............................................29 Capítulo 2 Enfatice la enseñanza bíblica sobre la santificación progresiva.........44 Capítulo 3 Enfatice el amor a Dios......................................................................53 Capítulo 4 Enfatice la humildad delante de Dios.................................................62 Capítulo 5 Enfatice la actitud bíblica respecto a las circunstancias difíciles........70 Capítulo 6 Enfatice el servicio............................................................................78 Capítulo 7 Enfatice la comunión unos con otros..................................................86

Pág. Capítulo 8 Enfatice el discipulado.......................................................................95 Capítulo 9 Enfatice ser y tener líderes-siervos..................................................105 Conclusión......................................................................................113 Apendice.........................................................................................119 Bibliografía.....................................................................................136

CAPÍTULO

4

Enfatice la humildad delante de Dios Una gran barrera al obrar de Dios en el creyente es la falta de humildad. Pedro dijo: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo” (1 P. 5:5-6). La humildad delante de Dios es la postura que abre nuestro corazón a la obra divina, a Su Palabra, al cambio. Una gran barrera al obrar de Dios en el creyente es la falta de humildad.

Sin la humildad no hay sensibilidad al pecado, confesión, arrepentimiento, sumisión a Dios, reconocimiento del señorío de Cristo, aceptación de las circunstancias y personas que Dios pone en nuestra experiencia, amor a Dios y a otros, sumisión a otros ni dependencia de Dios.

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La humildad es la capacidad de estimarse a uno mismo como pequeño. Andrew Murray, en su libro Humildad, hermosura de la santidad, afirma que “hay tres grandes motivos que nos impulsan a la humildad. Me corresponde serlo como criatura, como 54

pecador y como santo”. “La más alta lección que puede aprender el creyente es la humildad… y, la más alta santidad es la más 55

profunda humildad”. La humildad (Gr. tapeinofrosúne “considerarse bajo”) es la capacidad de estimarse a uno mismo como pequeño en relación con Dios y con otros, sin olvidar las capacidades y privilegios que Dios le ha dado. Para Stott, el 56

término humildad significa “humildad de mente”, el reconocimiento humilde del valor y peso de otra persona, la 57

mente humilde que estaba presente en Cristo y que lo llevó a 57

vaciarse a sí mismo y transformarse en un sirviente”.

Es importante mencionar aquí la relación de la humildad del creyente ante Dios. Bridges lo relaciona en tres direcciones:

54

Andrew Murray, Humildad, hermosura de la santidad (Terrasa, España: Editorial CLIE,

55

Ibid., 75.

56

Orth, Exégesis teológica de Efesios (Notas del curso, Guatemala: SETECA, 1988).

57

Stott, La nueva humanidad, el mensaje de Efesios (Illinois: Ediciones Certeza, 1987), 142.

1980), 7.

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Humildad ante Dios, que tiene que ver con el temor a Dios; humildad ante la Palabra de Dios, es decir, el que tiembla ante su Palabra; y humildad ante los dones, habilidades y logros que Dios le da. Entenderá y reconocerá con gratitud que todo lo 58

que es y todo lo que tiene viene de la mano de Dios (1 Co. 15:10). La humildad ante Dios es la base de nuestra humildad ante los hombres y de todas las relaciones de nuestra vida. Anotemos algunas maneras de aprender y expresar la humildad delante de Dios y los hombres. Practicando el servicio a Dios y a los demás. Cuando el cristiano sirve a los demás está martirizando su egoísmo y orgullo y creciendo en santa humildad. La humildad ante Dios implica servir a Dios por medio del servicio a otros (Mr. 10:45; Lc. 22:26). Como dice la Escritura: “Tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios” (He. 12:28). El creyente humilde sirve a Dios, no para ganarse la salvación, sino como una expresión de gratitud a Dios a través de Jesucristo. Cuando el cristiano sirve a los demás está martirizando su egoísmo y orgullo y creciendo en santa humildad. Richard Foster escribe: “La gracia de la humildad se opera en 58

71.

Bridges, La devoción a Dios en acción (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 1989), 68-

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nuestra vida, más que en cualquier otra forma, por medio de la disciplina del servicio…De todas las disciplinas espirituales clásicas la disciplina del servicio es la que más conduce al 59

crecimiento de la humildad”.

Reconociendo nuestra falta o pecado. Cuando David pecó, escribió el salmo más maravilloso sobre la confesión y el perdón. El dijo:”Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Sal. 51:17). Dios perdonó y levantó a David. De los que se humillan ante Dios dice la Palabra: “El que se humilla, será enaltecido” (Lc. 14:11). Necesitamos tener el espíritu humilde del publicano, quien, “estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador” (Lc. 18:13). A esto, Jesús añadió: “…porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido” (Lc. 18:14). Considerando a los demás más importantes que a uno mismo. Pablo dijo: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil. 2:3). La humildad aquí significa una moralidad positiva basada en una profunda negación, rendición y destronamiento del “yo” delante de nuestro Señor. 59

Richard J. Foster, Alabanza a la disciplina (Nashville, USA: Editorial Caribe, 1986), 144.

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Es la idea cristiana de “estimar” o considerar “a los demás superiores” a uno mismo. No está sugiriendo una falsa humildad, al contrario, él exhorta a seguir el camino más excelente para la armonía cristiana como fruto de una vida transformada (cf. Ro. 12:3). También el apóstol exhorta “prefiriéndoos los unos a los otros” (Ro. 12:10). Jesucristo tuvo una mentalidad de siervo, nos consideró muy importantes. Es interesante notar el aspecto positivo que Pablo usa en Filipenses 2:3; él no dice que uno debe estimarse inferior al otro, sino que estimemos a los demás como superiores. La exaltación del “yo” es uno de los peligros del camino hacia la destrucción espiritual del cristiano y de cualquier congregación. El cristiano humilde valora, aprecia, y alaba a Dios por los dones, talentos y habilidades del otro, y le hace sentir importante a través de palabras y actitudes. Jesucristo tuvo una mentalidad de siervo, nos consideró muy importantes (Fil. 2:5-8). Sometiéndonos unos a otros Pablo dijo: “Sometiéndoos unos a otros en el temor de Dios” (Ef. 5:21). Los cristianos humildes se someten el uno al otro. Pedro también dice: “Todos sumisos unos a otros, revestíos de humildad” (1 P. 5:5). Los esposos humildes se someten a

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las necesidades y la naturaleza del otro para llenarlos; los hijos humildes obedecen y honran a sus padres. Los padres humildes crían a sus hijos responsablemente. Esta sumisión significa, según Bridges, “someterse a la instrucción y también a la corrección de otros creyentes. Significa que uno puede ser enseñado o que tiene la humildad suficiente como para admitir 60

que se ha equivocado cuando otro creyente le corrige”.

Esta actitud considera a los demás y sus necesidades como más importantes que uno mismo. Es el hecho de subordinarse a otros en vez de elevarse sobre ellos. Esta actitud 61

desplaza la soberbia, el egoísmo y la terquedad con respecto a las opiniones o preferencias propias. El aporte de la humildad ante Dios al proceso de formación espiritual Para que el creyente crezca y sea cambiado, es más significativo la humildad delante de Dios, porque nos lleva a ser más como Jesús, manso y humilde de corazón (Mt. 11:29). Sin la humildad delante de Dios el creyente falta reconocimiento de pecado y, entonces, no confiesa y no se arrepiente.

60

Bridges, La devoción a Dios en acción (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 1989),

73-74. 61 Daniel Carrol, y otros, editores, Comentario bíblico mundo hispano, tomo 21 (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 1995), 192.

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La humildad delante de Dios nos hace reconocer nuestra necesidad de cambio, nuestro pecado, debilidad, incapacidad y nos lleva hacia el arrepentimiento, obediencia, sumisión, transformación, y dependencia total de Dios. Sin la humildad delante de Dios el creyente falta reconocer el señorío de Dios y, entonces, no se somete a la voluntad de Dios, no acepta las circunstancias y no obedece. Falta reconocimiento que es débil, falta poder, capacidad y sabiduría y, entonces, no depende de Dios. Es autosuficiente. La humildad delante de Dios nos hace reconocer nuestra necesidad de cambio.

Falta reconocer que él es pecaminoso y falta las virtudes de Cristo y, entonces, no desea cambiar y no colabora con Dios en el proceso de transformación. La humildad delante de Dios produce en nosotros un espíritu quebrantado y un corazón contrito y humillado (Sal. 51:17). La práctica de la humildad, según Santiago 4:8-10, es el fundamento del crecimiento y transformación. Por supuesto, la humildad delante de los hombres será resultado de la humildad delante de Dios y la transformación que Dios hará en él.

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El cristiano humilde delante de Dios ama y sirve a todos, comparte sus bienes y practica la hospitalidad con todos, perdona las ofensas y bendice a otros; se identifica con los problemas y respeta la opinión de los demás, se asocia con los humildes; no devuelve mal por mal, y procura vivir en paz con todos los hombres; no se venga ante la ofensa; es bondadoso con sus enemigos, y vence el mal con el bien (Ro.12:9-21). ¿Es la humildad una de las características de su vida? ¿Está creciendo en esta virtud? ¿Hace las cosas buscando su gloria o la de Dios?

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