El camino de descenso de la vida

Iglesia del Evangelio Completo de Yoido Orador: Rev. YOUNGHOON LEE, Pastor Principal Website: http://spanish.fgtv.com/, Seúl - Corea Sermón dominical:

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Iglesia del Evangelio Completo de Yoido Orador: Rev. YOUNGHOON LEE, Pastor Principal Website: http://spanish.fgtv.com/, Seúl - Corea Sermón dominical: 2009. 04. 19.

▶ 2009. 4. 19.

El camino de descenso de la vida (Lucas 24:13-17, 30-32) Despué s que Jesú s murió en la cruz, dos discípulos se desalentaron, y bajaron de Jerusalé n a un pueblo llamado Emaus. La fe tambié n se va hacia abajo. 1. Jesú s camina con nosotros (Lucas 24:15) Jesú s fue a dos discípulos que se habían desanimado e iban camino a Emaus. Converso con ellos a lo largo del camino. Sin embargo, con sus ojos espirituales atenuados, los discípulos no reconocieron a Jesú s. Los discípulos estaban desanimados cuando Jesú s murió , porque no habían confiado en Jesú s como su Salvador, pero só lo lo consideraron como un profeta. Debido a su incredulidad y las expectativas erró neas de Jesú s, los discípulos no recordaron la palabra de Jesú s que dijo que resucitaría de entre los muertos al tercer día. Obviamente que no reconocieron a Jesú s. De la misma manera, si hoy no entendemos correctamente quié n es Jesú s, no podemos experimentar a Jesú s que viene a visitarnos cuando estamos en medio de los problemas y al derramar nuestras lá grimas y compartir nuestro dolor con nosotros. Nosotros permaneceremos siempre en problemas y en desesperació n sin fe en la resurrecció n de Jesú s. Seguiremos viviendo en el dolor y la soledad sin el conocimiento de que el Señ or camina junto a nosotros. 2. Jesú s enseñ a la Palabra (Lucas 24:25-26) Jesú s explicó la Palabra a los discípulos cuyos ojos estaban tan nublados que no reconocieron a Jesú s. Usando las palabras de Moisé s y los profetas, Jesú s les enseñ ó cuidadosamente acerca de quié n era el Cristo, ¿ por qué vino, y

lo que logro a travé s de Su sufrimiento en la cruz y su resurrecció n. La palabra causó en los discípulos que la duda y la incredulidad desaparecieran. Incluso en la actualidad, el Espíritu Santo trabaja y nos enseñ a a travé s de la Palabra de Dios. La falta de conocimiento de la Escritura es lo que mantiene a muchos cristianos imposibilitados de superar su dolor y su debilidad. La Biblia contiene el camino de la salvació n, el cará cter Jesú s, el amor de Dios para nosotros, y el poder que es siempre para nosotros. La Escritura nos da la fe en Jesucristo (Juan 20:31), la esperanza, el confort, el valor, y la sanidad. La palabra capacita a los creyentes de estar como está n y de que la Iglesia permanezca como está . 3. Jesú s nos da el Espíritu Santo (Lucas 24:30-31) Despué s de que Jesú s explicó la Palabra a los discípulos, é l partió el pan y se los dio. Entonces sus ojos se abrieron y finalmente reconocieron a Jesú s. Su corazó n comenzó a arder cuando se dieron cuenta de la Palabra. Para conocer al Jesú s resucitado, tenemos que estar apasionados por la Palabra de Dios. Si queremos recuperar la alegría y la pasió n de un cristiano en nuestra vida de fe, debemos mantener la palabra de Dios a la mano. La Palabra es el paso a travé s de la cual el Espíritu Santo nos trae la voz de Dios, porque el Espíritu Santo trabaja dentro de la Palabra y con la Palabra (Hch 10:44). Ruego porque al oír de la Palabra en este momento, todos ustedes puede escuchar la voz del Señ or y restaurar su llamado, su adoració n, la plenitud del Espíritu Santo, el amor a los vecinos, el servicio, las misiones y las visiones. A veces experimentamos nuestra vida que va cuesta abajo. Sin embargo, el Señ or viene a nosotros, nos habla con la Palabra, y nos llena del Espíritu Santo para que podamos superar todas nuestras dificultades. Su gracia es que seamos capaces de volver a nuestra Jerusalé n espiritual en el Señ or. Oro para que esta bendició n del Señ or venga abundantemente a todos ustedes hoy aquí.

Desarrollo del Sermó n El camino de descenso de la vida. Lc. 24:13-17

13Y

he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada

Emaú s, que estaba a sesenta estadios de Jerusalé n. 14E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesú s mismo se acercó , y caminaba con ellos. 16Mas

los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17Y les

dijo: ¿Qué plá ticas son estas que tené is entre vosotros mientras caminá is, y por qué está is tristes? Lc. 24:30-32 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió , y les dio. 31Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas é l se desapareció de su vista. 32Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazó n en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Cuando vamos por las montañ as encontramos camino de subida y de bajadas, así tambié n cuando caminamos en el camino de nuestras vidas encontramos caminos de subidas y bajadas. Sin embargo, el problema está el camino de descenso. Al final de una vida difícil, muchas personas llegan a alcanzar la cumbre de gran poder pero cuando descienden de ese poder, llegan los problemas y las interferencias que producen desá nimo y algunas veces quiebra el corazó n. En el capítulo de hoy encontramos a 2 discípulos que se dirigían a Emaú s que se encontraba a 11 km de Jerusalé n. Jerusalé n se encuentra a 640 metros de altura sobre el nivel del mar, así que viajar a Emaú s es camino de descenso. Aquí el significado de cuesta abajo o descenso no es simplemente bajar de la cumbre o de un lugar alto, sino tambié n tiene el significado de decadencia en la fe. La fe de estos 2 hombres se encontraba en descenso.

En Lucas 10 encontramos la pará bola del buen samaritano. Un hombre descendía de Jerusalé n a Jericó , y cayó en mano de ladrones. El apartarse del tempo de Dios que estaba en Jerusalé n era el apartarse de Dios y volver al mundo. El resultado fue el encuentro con los ladrones. Los discípulos de Jesú s al abandonar Jerusalé n significaba volver a su vida pasada. Ya se ponía el sol,

se venía una noche oscura y en medio de la

desesperació n, sin fuerzas descendían a Emaú s. El camino a Emaú s era camino de desesperació n, de decepció n, de desanimo y de tristeza. Ellos pensaron que todo ya había acabado. Estas dos personas que se dirigían a Emaú s son el reflejo de nuestras vidas. ¿A dó nde nos estamos dirigiendo ahora? ¿No será que estamos caminando por el camino de descenso de la vida como estos 2 discípulos? ¿No será que nos estamos dirigiendo por el camino de la desesperació n y tristeza por el camino de descenso? Pero nosotros tenemos a alguien que camina con nosotros por este camino. Esta persona es nuestra gran esperanza, es nuestro Señ or Jesucristo. 1. Jesú s camina con nosotros El Señ or ya resucitado busco a sus discípulos que descendían a Emaú s. Lc. 24:15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesú s mismo se acercó , y caminaba con ellos. Jesú s con su amor viene y nos busca en nuestras desesperaciones. Jesú s se acercó y busco a Zaqueo que se había trepado a un á rbol para ver a Jesú s. Jesú s busco a la mujer samaritana que tiene problemas de pecado y angustia. Jesú s buscó a Pedro que no había podido pescar en toda la noche y que se encontraba lavando las redes.

Jesú s en este momento nos busca a cada uno de nosotros que no es encontramos en el camino descendente de la vida. En las paredes del campo de exterminio de Auschwitz de la é poca del holocausto judío, en donde no sabían si hoy o mañ ana serian fusilado o serian utilizados para ser jabó n, en esta situació n tan sombría, los judíos escribieron en cada pared: Dios, ¿en dó nde está s ahora? Esta fueron las palabras de su clamor y oració n. Pero un hombre de fe escribió estas palabras en la pared: God is here! Dios esta aquí God is here! Dios está aquí. El Señ or se encuentra con nosotros en las situaciones má s difíciles de nuestras vidas. Si lloramos el Señ or llora con nosotros. Si nos duele el alma, al Señ or tambié n le duele. Hermanos, en el lugar en donde estemos sea de sufrimiento o de dificultades el Señ or se encuentra con nosotros. El Señ or se acerco, les hablo y los acompañ o a sus 2 discípulos que estaban llenos de desesperació n y que se encontraban descendiendo por el camino de Emaú s. Lc. 24:16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen Cuando el corazó n está cerrado y los ojos espirituales tapados no nos podremos darnos cuenta de la verdad. Los discípulos aunque escucharon a Jesú s no creyeron, ni se dieron cuenta que Jesú s estaba con ellos, porque solo tenían en la mente la crucifixió n y la muerte de Jesú s, por lo que les impedían ver, pensar y entender otra cosa. Sea 3 añ os o 10 añ os de creer en Jesú s, si en nuestras mentes no se encuentra Jesú s y tenemos otras cosas, entonces nuestros ojos espirituales estará n tapados todavía y no podremos ver a Jesú s que se encuentra con nosotros en todo momento. A travé s de la palabra de hoy, debemos tener los ojos espirituales abierto para poder reconocer a Jesú s en todo momento.

Lc 24:17 Y les dijo: ¿Qué plá ticas son estas que tené is entre vosotros mientras caminá is, y por qué está is tristes? Estos discípulos que iban caminando por el camino de descenso del desanimo, se detuvieron cuando Jesús les pregunto y sus rostros reflejaron la tristeza que tenían. Cuando ellos seguían a Jesús, su expectativa era muy grande. Ellos creyeron que Jesú s los libraría del poder de los romanos, cuando vieron el entusiasmo de pueblo y la entraba triunfal. Ellos creyeron que tendrían un buen lugar cuando Jesú s llegara a ser el rey de los judíos. Sin embargo, todas sus expectativas fueron colgadas juntamente con Jesú s en la cruz. Pasaron 3 días de la muerte de Jesú s. Sin duda debían de estar bien desanimados. Lc 24:19-21 Entonces é l les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesú s nazareno, que fue varó n profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20y có mo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.

21Pero

nosotros esperá bamos que é l era el que había de redimir a Israel; y ahora, ademá s de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Por encima de todo, ellos estaban equivocados al respecto sobre Jesú s. Ellos en vez de creer en Jesú s como el salvador, solo creían que era un profeta con poder en obras y en palabras. Su mala expectativa y su incredulidad, la ignorancia en la palabra causaron en ellos desanimo y tristeza. La incredulidad de los discípulos no les permitió creer en la palabra de Jesú s que resucitaría al tercer día. Así mismo es hoy día. Nosotros tambié n no llegamos a comprender quié n es Jesú s, aunque por mas este de nuestro lado no lo vemos, y solo permanecemos en las pruebas y en el desanimo. Las personas de Jesú s son aquellos que pueden ver al mundo con los ojos de fe en forma divina. Fanny Jane tenía discapacidad visual. A los 2 meses de su nacimiento, le hicieron un tratamiento, que no le ayudo en nada dejá ndola totalmente. Pero despué s de haber tenido un encuentro con el Señ or Jesú s sus ojos

espirituales fueron abiertos y solo empezaron a mirar al Señ or. La historia de Crosby, aunque no pudo ver nada en toda su vida, escribió a travé s de toda su vida varios himnos. Los himnos son: Aunque sea como escarlata, Tuyo soy Jesú s, Dulce consuelo, Cristo es guía de mi vida, Un gran salvador es Jesú s el Señ or. En el verso 3 del himno Cristo es guía de mi vida dice: Cuando en la lucha falta la fe y el alama siente desfallecer, Cristo nos dice: yo os colmare de rica gracia, santo poder. Gloria cantemos al que por nosotros quiso morir y la santa gracia del Salvador, siempre dirija nuestro vivir. Al abrir nuestros ojos espirituales podremos ver a nuestro redentor y Señ or. Un día le preguntaron a Crosby: ¿Seguramente el má s grande deseo que usted tiene en la vida es poder ver? El respondió estas palabras: N o, yo estoy muy bien siendo siego, porque cuando vaya al cielo algú n día, lo primero que veré seré el rostros de Jesú s. Este es mi deseo. Con Jesú s estamos completamente satisfechos. No es el honor ni el poder del mundo lo que necesitamos, solo con Jesú s es suficiente. Estas fueron las palabras de conversió n de Crosby Mientras vivimos y tenemos cerrado nuestros ojos espirituales viviremos en el mundo errantes, afligidos, con dolores de cabeza y cansados. No podremos reconocer al Señ or que se encuentra con nosotros por lo cual viviremos solos y desamparados. Sin embargo, si nuestros ojos espirituales son abiertos podremos ver y sentir al Señ or que se encuentra con nosotros y podremos vivir la vida puesta la mirada en el Señ or. Abramos nuestros ojos espirituales y vivamos mirando al Señ or. 2. Jesú s enseñ a la Palabra Los discípulos que no reconocían al Señ or porque sus ojos está n cubiertos empezaron a comentar a Jesú s todo lo que había pasado. Lc 24:25-26 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a é l no le vieron. 25Entonces é l les dijo: ¡Oh

insensatos, y tardos de corazó n para creer todo lo que los profetas han dicho! 26¿No

era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su

gloria? Lc 24:17 Y enseñ ando desde Moisé s y siguiendo a todos los profetas, les declaraba en todas las escrituras lo que de é l decían. Lentos e incré dulos para creer! Este fue el reproche que Jesú s le había dicho porque no habían entendido lo que el Señ or le había dicho. Jesú s empezó a hablar lo que los profetas habían profetizado sobre el dolor de Cristo, que sería crucificado, muerto y al tercer día resucitaría, Jesú s había hablado estas palabras varias veces. Pero ellos no creyeron. El no conocer la palaba de Dios es insensatez. El no creer en Jesucristo que se encuentra en la Biblia es lo má s absurdo. Por eso el Señ or volvió a ensenarles a los dos discípulos la PalabraEl Señ or para corregir la duda, la incredulidad y su mala fe les volvió a ensenar la Palabra. A travé s de la palaba de Jesú s podemos conocer y saber quié n es Jesucristo, por que vino, y el propó sito de su sufrimiento y muerte de cruz, y su resurrecció n. Jesú s quería enseñ ar y hacerle comprender detalladamente a sus discípulos la misió n que é l tenía. Nosotros por nuestra propia cuenta nunca podremos entender la verdad espiritual de la Biblia. Cuando el Espíritu de Señ or, el Espíritu Santo viene en nosotros podremos entender la verdades espirituales que se encuentran en la Biblia. Estas fueron las palabras de Señ or Jesú s. Jn 5:39 Escudriñ ad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tené is la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. En la Biblia se encuentra el camino de la salvació n. La Biblia nos presente el ú nico camino de la salvació n a Jesucristo. En la Biblia encontramos la vida de Jesú s, su cará cter, el amor de é l hacia nosotros, y encontramos el suministro de poder y gracia que necesitamos. ¿Martin Lutero como pudo traer la reforma de la religió n? El no es una figura resaltante de la reforma. Simplemente que al escudriñ ar profundamente la

Biblia se encontró con Jesú s. Experimento a Jesú s. Al tener el encuentro personal con el Señ or dijo: Solo por la fe se recibe la salvació n, la ú nica manera de poder expresar la verdad de la salvació n fue a travé s de la manifestació n del poder de Dios. Por lo que corría el riesgo de la muerte. Vivió en la clandestinidad y con esfuerzo tradujo la Biblia, en esa é poca el pueblo no podía leer la Biblia. Solo podían leer la Biblia los sacerdotes. El sabía que era un error que la salvació n se produjera a travé s de la de la fe y la conducta. Lutero, a pesar de la persecució n y la injerencia de la traducció n de la Biblia lo terminó . El resultado de todo esto es que todos nosotros hoy podemos tener a nuestro alcance la Biblia. Y sorprendentes cambios a travé s de la Biblia. El 19 de octubre de 1963 a las 2 de la mañ ana, en el distrito de Kanwon-do en la casa del coronel Lee una familia integrada por 6 personas fueron asesinadas con una hacha, la policía declaro como una aniquilació n. Este es el caso de Go JeBong. Cada prensa puso este caso en la portada con enorme títulos. Todas las personas se quedaron conmocionados. Este hombre que se encontraba trabajando en la casa del teniente coronel Park, pero llego a tener tanta hambre que robo la comida para saciar su hambre, lo pillaron comiendo la comida robada, por lo que fue castigado y luego encarcelado. Este hombre despues de haber salido de la cá rcel para vengarse tomo bastante alcochol y con una hacha mato a toda una familia, sin embargo, a la familia que había matado era otra. Go Jebong fue condenado a la cá rcel, nadie quería esta a su lado por lo malvado que era. Una vez el carcelero queriendo saber có mo se encontraba Go Jebong se acerco a la puerta y al ver por la ventanilla de la puerta, Go Jebong le clavo los dedos en el ojo del carcelero trayé ndole gran dolor. Go Jebong se encontraba en una celda solitaria, por lo que se aburría bastante, desde ese momento empezó a leer la Biblia que alguien le había

regalado. Al leer la Biblia fue tocado por el Espíritu Santo, empezó a llorar y confesar sus pecados y acepto a Jesú s como salvador. Despué s de experimentar al Espíritu Santo, este hombre malvado, llego a transformarse en el nuevo hombre Go jebong en una persona mansa. Como no podía callar esta gran bendició n, empezó a predicar el evangelio de Cristo. Y El resultado de todo esto es que de 2000 convictos 1800 creyeron y aceptaron a Jesú s como salvador. Go Jebong antes de ser ejecutado, los fiscales le preguntaron si quería dar unas palabras antes de ser ejecutado. Y el dijo estas palabras: Fiscal, me gustaría que cuando yo sonría aprieten el gatillo. Y en ese momento empezó a entonar llorando un himno que dice así: No me pases no me olvides tierno Salvador, muchos gozan tus mercedes oye mi clamor Todavía no podían apretar el gatillo, Cuando entono el coro Oye tu mi voz Salvador tu gracia dame, oye mi clamor, empezó a sonreír, al llegar a una sonrisa plena apretaron el gatillo. En el momento de ser ejecutado todas las personas que presenciaron su ejecució n se quedaron asombrados por la sonrisa llena de paz que tuvo en la que conmovió todos los corazones de los presente hacié ndoles llorar. Estas fueron las palabras que Go Jebong dejo a los presentes: Si yo hubiese conocido un poco mas temprano a Jesú s no hubiese matado. Y si hubiese leído esta Biblia mi vida hubiese sido transformada completamente. Asícomo Go Jebong fue transformado leyendo la Biblia, nosotros a travé s de la Biblia podemos darnos cuenta que Jesú s es el Salvador, y recibir la vida eterna. Jn 20:31 Pero é stas se han escrito para que creá is que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, 하나님 말씀은 우리가 낙심될 때에 우리에게 소망을 준다. 슬플 때 위로를 주고, 용기를 잃었을 때 용기를 심어준다. 하나님 말씀, 곧 복음은 모든 믿는 자들에게 구원을 주시는 하나님의 능력이다. La palabra de Dios tiene el poder de sanidad.

La palabra de Dios nos da esperanza cuando estamos desanimados. Cuando estamos tristes somos consolados, cuando estamos desalentados nos da aliento. La palabra de Dios, este evangelio es de salvació n para todo aquel que cree, esto es el poder de Dios. Ro 1:16 Porque no me avergü enzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvació n a todo aquel que cree; al judío primeramente, y tambié n al griego. James Creelman hizo un viaje a los volcanes y escribió un reporte sobre el aroma de las rosas volcá nicas. Entonces James Creelman queriendo saber el motivo del porque esta rosa tenía un aroma muy fuerte y delicioso, empezó a observar, examinar su proceso de crecimiento y el proceso de extracció n. Lo mas sorprendente de su investigació n, fue que las personas entre las 1 y 2 de la mañ ana cuando má s oscura era la noche extraían la rosa. Científicamente fue comprobado que a la mañ ana el perfume de la rosa solo era una fragancia del 40%. Hermanos debemos recordarnos que nosotros somos santos olor fragante ante Dios y que aunque vivamos en el mundo en medio de del dolor y de la oscuridad con nuestra fe podemos salir adelante. No nos desanimemos. El perfume nocturno es mas bello e incomparable. En medio de la noche de tribulació n cada uno de nosotros podemos oler la fragancia del Jesú s que está con nosotros. Si vemos como van creciendo los pinos de la montañ a, la corteza de los pinos es fuerte y brillante. Y llega a pasar el tiempo las hojas se ponen oscura y la corteza pierda su belleza, aunque el pino se vea desgastado y dé bil, su esencia y su material son duros y fuertes. Así mismo es el hombre. A travé s del dolor, del viento y de las caídas de la vida el hombre es transformado y quebrantado. Por má s difícil que sea la vida, despué s de la tribulació n viene la gloria, levanté monos con la palabra de Dios. 3. Jesú s nos da al Espíritu Santo

Lc 24:30-31 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió , y les dio. 31Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas é l se desapareció de su vista. Jesú s conversó y compartió la palabra, tomó pan y partió y ahí se percataron que era Jesú s el que estaba con ellos. Los dos discípulos al pensar en Jesú s y al escuchar su palabra ardía sus corazones. Lc 24:32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazó n en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? A travé s de la palabra y al ser conmovidos por el Espíritu Santo sus corazones ardían. Por la palabra se encontraron con el Señ or. El Espíritu Santo dentro de la palabra, con la palabra, sintieron milagro en su interior cuando compartió la palabra. La palabra es un plato cargado del Espíritu Santo. La palabra es la vía para que venga el Espíritu Santo La palabra es el carro del Espíritu Santo El E.S a travé s de la palabra y a los que la oyen hace milagros. El Espíritu Santo a los que creen le da nueva vitalidad, certeza y mucha alegría y felicidad. Nosotros a travé s del Espíritu Santo podemos encontrarnos nuevamente con Jesú s. A travé s de la palabra y del milagro del Espíritu Santo nuestro espíritu arde, y creemos fiel y firmemente que Jesucristo es nuestro salvador. El milagro de la palabra hace que el corazó n arda. Nos transforma 2Ti 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y ú til para enseñ ar, para redargü ir, para corregir, para instruir en justicia. El Señ or a travé s del Espíritu Santo

nos está hablando y tenemos que

escuchar su voz. Tenemos que tener nuestros corazones inclinados humildemente al Señ or para así poder escuchar su voz. El corazó n perdido lo restaura a uno lleno de fervor.

Ellos camino a Emaús se encontraron con el Señ or, escucharon la palabra a travé s del Señ or, por la palabra experimentaron el ardor del Espíritu Santo y en esa cuesta bajo volvieron a subir hacia Jerusalé n. ¿Qué lugar es Jerusalé n? Jerusalé n es lugar de fe en donde cada temporada Jesú s buscaba. Lugar de entrada triunfal mientras las personas aplaudían y exclamaban con alegría. Y fueras de Jerusalé n en Gó lgota fue crucificado. Jerusalé n significa la gracia de la cruz y la gloria de la resurrecció n. Jerusalé n lugar que adora al Señ or. Los cristianos no tenemos que abandonar este lugar. Si uno abandona este lugar se encuentra con el ladró n. Jerusalé n lugar de misió n. Lugar donde obra Dios. Los dos discípulos camino a Emaú s olvidaron al Señ or abandonaron Jerusalé n pero para volver a encontrarse con el Señ or tuvieron que regresar. Volvieron al lugar de adoració n, lugar de misió n. El Señ or despué s de haber resucitado se apareció a sus discípulos y les dijo que recibieran el Espíritu Santo. Jn 20:22 Y habiendo dicho esto, sopló , y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. Jesú s una vez crucificado los discípulos se desesperaron y empezaron a tener miedo de los soldados romanos y se escondían de ellos cerrando todas las puertas. Pero ellos despué s de haber sido bautizados por el Espíritu Santo en el Aposento Alto el día de Pentecosté s cambiaron 180 grado. Ellos destrancaron las puertas y ventanas que habían cerrado y empezaron a predicar del Evangelio. Y las personas que escuchaban el evangelio entregaban sus vidas a Dios y en un día má s de 3000, 5000 personas llegaban a los pies de Cristo. Cuando uno es lleno del Espíritu Santo todos sus temores desaparecen. Cuando uno es lleno del Espíritu Santo llega a ser un verdadero y firme testigo de Cristo. Cuando uno es lleno del Espíritu Santo recibe poder y lleva el Evangelio hasta lo ú ltimo de la tierra.

Hch 1:8 pero recibiré is poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seré is testigos en Jerusalé n, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo ú ltimo de la tierra El consolador es el Espíritu Santo que es testigo de Jesú s. Cualquiera que es lleno del Espíritu Santo recibe el poder y es usado como testigo de Cristo. Es la historia de un misionero llamado Living Stone que vuelve a su país Gran Bretañ a. Estaba en el escenario para recibir su titulo Doctor Honorario por la Universidad Greco pero su semblante parecía agotado. Se había desmayado má s de 20 veces por una enfermedad en la selva de Á frica. Un día Living Stone pronunció lo siguiente. Yo volveré al Á frica. Los que lo escucharon no podían creer lo que habían escuchado. Nadia pensó que el con la enfermedad y todo lo que había sufrido volvería al Á frica. Pronunció el siguiente. Discurso Señ ores, no se preocupen. Yo no estoy y no soy solo. El que prometió estar hasta el fin del mundo, el Señ or está en mi camino, en el bosque, en el desierto, siempre a mi lado. ¿Có mo será que Living Stone eligió vivir en una tierra donde se sacrificó mucho? Es porque é l experimentó el encuentro con el Señ or. Y porque el creía que el Espíritu Santo estaba con é l en el lugar donde iba a predicar. En este momento estando aquí espero que escuchemos la palabra y la voz del Señ or y que el Espíritu Santo arda en nuestros corazones. Por eso es necesario que demos media vuelta del camino a Emaú s y volvamos al lugar de misió n. Así como los discípulos con el corazó n ardiendo volvieron a Jerusalé n para llevar las buenas de salvació n, nuestros corazones deben arder por el Espíritu Santo y estar alegre para poder hacer la obra del Señ or. A travé s del Espíritu Santo el corazó n arde y uno puede amar la verdad. A travé s del Espíritu Santo el corazó n arde y uno puede amar a su pró jimo A travé s del Espíritu Santo el corazó n arde y uno puede trabajar voluntariamente.

A travé s del Espíritu Santo el corazó n arde y uno puede llevar el Evangelio A travé s del Espíritu Santo el corazó n arde, los ojos espirituales son abiertos, y uno tiene sueñ o y visió n. Cuando un corazó n no arde sale mal el trabajo, trabaja por obligació n. Pero cuando un corazó n arde por el Espíritu Santo no se cansa si ora. Cuando un corazó n arde por el Espíritu Santo se pone feliz cuando hace trabajos voluntarios. Cuando un corazó n arde por el Espíritu Santo no se da cuenta có mo pasa el tiempo cuando lee la palabra de Dios. Cuando un corazó n arde por el Espíritu Santo se pone feliz al predicar por mas que otros lo critiquen. Seamos testigos del Señ or hasta lo último de la tierra siendo llenos del Espíritu Santo y de su Palabra. El Señ or vino al encuentro de estos dos discípulos camino a Emaú s. Y le dio su Palabra. Y cuando ellos recibieron la palabra sus espíritus nuevamente fueron ardidos por el Espíritu Santo Por eso ellos volvieron a Jerusalé n. Nosotros tambié n a veces nos encontramos y caemos en la desesperació n. Por eso hay veces que caminamos una cuesta bajo en nuestras vidas y queremos dejarlo todo. Pero el Señ or no nos deja en esa condició n. El Señ or viene a nuestro lado y nos habla. Y nos unge con el Espíritu Santo y hace que nosotros podamos sobrellevar la situació n. Si mis pasos está n yendo hacia el mundo es necesario que demos media vuelta. A travé s de la palabra tenemos que abrir nuestros ojos para ver al Señ or. A travé s de la palabra nuestro espíritu debe volver a amar ardientemente al Espíritu Santo. Por eso tenemos que subir a Jerusalé n.

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