LA CLASE Educación Ambiental Albert Folch

El consumo de alimentos ecológicos resiste la crisis económica en el Estado Español Desde mediados de la década de los 90 se observa en el Estado Español un auge sostenido del consumo de alimentos ecológicos. Las razones pueden encontrarse en el deterioro gustativo de los alimentos, especialmente frutas y verduras maduradas en cámaras y no en la tierra; en escándalos de adulteración de la cadena productiva como el del aceite de colza o las hamburguesas de las cadenas de fast food en el Estado Español, las vacas locas en Inglaterra, o los pollos con dioxinas en Bélgica; en la mayor preocupación de los consumidores por la degradación del medio ambiente; y en la creciente evidencia científica sobre los efectos a largo plazo en la salud de las personas de los agroquímicos usados masivamente en la agricultura convencional. Frente a ello, la respuesta de los consumidores ha sido diversa. Por un lado, y partiendo de la antigua y mantenida costumbre de consumo en herbolarios de remedios naturales para los problemas de salud, empezó a darse un aumento del consumo en este tipo de establecimientos, muchos de ellos reconvertidos en tiendas de alimentación ecológica aun conservando (en algunos casos) la sección de remedios naturales a base de hierbas y plantas. Otra alternativa que viene registrando un fuerte crecimiento es el reparto directo a domicilio por parte de los agricultores principalmente de verduras y frutas, lo cual permite reducir el número de intermediarios simplificando la cadena de distribución y comercialización. Va cobrando importancia la modalidad de confeccionar la cesta semanal a gusto del consumidor, dentro de las posibilidades que ofrezca la producción de la finca del agricultor. Una tercera vía se entronca con la tradición del cooperativismo, y Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx

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consiste en organizarse como cooperativa de consumidores para abastecerse de un amplio abanico de productos ecológicos teniendo una importancia primordial el producto fresco (de nuevo sobre todo verduras y frutas), con un local en el que se desarrolla la actividad de la cooperativa, y unas reglas de funcionamiento que dividen las tareas entre todos los socios de la cooperativa. Es dentro de esta modalidad que se viene desarrollando la experiencia de la cooperativa La Unió en Barcelona, ligada a la finca de La Datzira que se encuentra a unos sesenta kilómetros de la ciudad y que es la principal proveedora de nuestra cooperativa. Hasta llegar a la situación actual de consolidación del proyecto, la experiencia ha ido pasando por diferentes fases y se han tenido que superar muchas dificultades. Todo empezó en junio del 2006 con una reunión informal en un bar del barrio donde está la cooperativa La Unió, en la que dos personas que trabajaban en La Datzira nos expusieron a una decena de unidades familiares qué productos nos abastecerían en las diferentes épocas del año, se acordó cuáles serían las normas básicas de funcionamiento (recogida de las cestas, pagos de las mismas, etc.), y sin más dilación al cabo de poco nos llegó la primera cesta con productos de temporada, recogidos del huerto el mismo día en que se transportaban a la ciudad, cultivados según los métodos de la agricultura ecológica, y obviamente de proximidad si se comparan los 60 kilómetros que hay entre La Datzira y Barcelona con los miles de kilómetros que recorren muchos alimentos antes de llegar a las estanterías de los supermercados. A partir de ahí empezó una fase, que duró unos dos años y medio, en la que el proyecto continuó pero no crecía y debía hacer frente a diversos problemas. El principal, sin duda fue la falta de compromiso de muchas familias que recogían la cesta semanalmente: abandono en invierno cuando la cesta llegaba con menos variedad de verduras, olvidos y despistes a la hora de recoger las cestas el día en que las traían las personas de La Datzira, gran rotación y constante entrada de nuevos miembros y salida de otros, y poco interés en visitar La Datzira y conocer el lugar de donde provenía nuestra cesta semanal. Otro obstáculo no achacable a los integrantes del proyecto fue la dificultad para encontrar un lugar estable en el que llevar a cabo la recogida semanal de la cesta. En los ocho primeros meses del 2009 se produjo una situación que Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx

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obligó a redefinir el funcionamiento del proyecto. A principios de año, los productores de La Datzira decidieron tomarse un período de descanso, y al cabo de unos meses supimos que el local en el que estábamos (que ya era el tercero desde nuestros inicios) lo podríamos continuar usando durante poco tiempo. Durante esos ocho primeros meses del año estuvimos recibiendo la cesta de otro productor agroecológico con el que nunca llegamos a establecer buena sintonía debido a la poca comunicación y el poco contacto con nosotros. En el verano de ese 2009 se tomaron dos decisiones importantes: una fue trasladarnos a un edificio muy emblemático del barrio que había estado abandonado durante décadas, La Teixidora, convertido en una Centro Social Ocupado y Autogestionado, y la otra fue proponer a los amigos de La Datzira el volver a nuestra relación semanal de recogida de la cesta, a lo cual ellos accedieron pero plantearon funcionar bajo unas bases diferentes: mayor compromiso de los “recogedores” de cestas que se debía plasmar en una permanencia mínima de un año después de la entrada y en hacerse responsables únicos de la recogida semanal de la cesta, y por otro lado, acompañar la cesta de verduras con otros complementos (pan, yogures, un tipo de queso que en Catalunya llamamos mató, huevos, etc.), lo cual debía permitir aumentar los ingresos de las personas que trabajan en La Datzira, y a nosotros que el suministro no se circunscribiera únicamente a las verduras y poder disfrutar de otros alimentos sanos y sabrosos producidos allí. Más tarde se añadió una nueva norma, y es que en el período vacacional de verano las cestas se siguen suministrando, ya que es justamente en esa época cuando el huerto alcanza su pico de producción, así que quien se vaya de vacaciones se tiene que preocupar de que alguien recoja su cesta, o avisar de que no podrá pasar a recogerla, pero en cualquier caso se pagan todas las cestas del mes. Casi tres años después de aquel punto de inflexión, el proyecto sigue avanzando con fortalezas y debilidades, pero al día de hoy se puede decir que se ha conseguido un núcleo estable de unidades familiares comprometidas y que ya empiezan a acumular una cierta cantidad de años recogiendo semanalmente la cesta, en algunos casos pronto se cumplirán seis años. El número de socios ya hace tiempo que se viene moviendo entre veinte y veinticinco, se siguen dando fluctuaciones pero se han reducido mucho respecto a épocas anteriores. La cesta continúa llegando con los complementos de pan, “mató”, huevos, Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx

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etc., y además hemos contactado con otros productores agroecológicos para que periódicamente nos suministren cítricos, legumbres, arroz, pasta y aceite, entre otros. Antes de realizar el primer pedido siempre se visita al productor, se mantiene una entrevista con él, y aparte del requisito obvio de que la producción sea ecológica, se prioriza que el lugar de producción sea lo más próximo posible a la ciudad de Barcelona. Asimismo preferimos las pequeñas explotaciones de tipo familiar a las de grandes dimensiones. La evolución del proyecto sigue no estando exenta de dificultades. Desde el punto de vista económico, y en el actual contexto de la grave crisis económica del Estado Español y la masiva situación de precariedad laboral, hay dificultades para casar el precio máximo que pueden pagar las familias por su cesta semanal y el que deberían recibir los compañeros y compañeras de La Datzira para poder tener una mejor remuneración por su trabajo y unas condiciones laborales más razonables como, por ejemplo, estar cotizando al régimen de Seguridad Social. Además nos encontramos encallados en un tope máximo de unas veinte o veinticinco cestas que nos cuesta mucho rebasar, a pesar de haber realizado numerosas acciones de promoción y publicidad de nuestra cooperativa, y teniendo en cuenta que La Datzira actualmente podría suministrar un número de cestas semanales bastante más grande. En La Datzira se cultiva una variedad de verduras mucho mayor que en otras explotaciones de producción agroecológica, y se crían animales que permiten disponer de abono para el huerto y, en el caso de las cabras, son una manera de cuidar mejor los bosques del entorno reduciendo el sotobosque lo cual minimiza el riesgo de incendios forestales. Sin embargo todo ello ocasiona mucho trabajo y hace que la rentabilidad económica también sea menor que en otros casos, aunque la rentabilidad medioambiental y gastronómica (variedad de verduras que llegamos a comer a lo largo del año) sea enormemente mayor. Otra característica de nuestra cooperativa es que la relación productor-consumidor es más intensa que en otras experiencias similares de las que tenemos conocimiento, eso es algo que ya se apuntaba desde el inicio y que se ha intensificado desde hace dos años con la entrada de personas más comprometidas. Son frecuentes nuestras visitas a La Datzira a lo largo del año, a veces Pálido punto de luz Claroscuros en la educación http://palido.deluz.mx

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para ayudar en las tareas que ellos consideren más urgentes en ese momento, y otras simplemente para pasar allí el día en su compañía viviendo cómo es una jornada diaria en el lugar donde se producen nuestros alimentos. Es una opinión mayoritaria entre los socios, sobre todo tras la primera visita a La Datzira, que la estancia allí supone una visión del proyecto muy diferente, resulta una experiencia muy enriquecedora vivir in situ el lugar y sus actividades y compartir ratos con los productores. Desde el punto de vista organizativo en La Unió suelen darse situaciones de descoordinación y cierta desorganización entre los cooperativistas, que se intentan paliar con asambleas mensuales en las que precisamente de lo que más se habla es de temas organizativos y de cómo mejorar nuestro funcionamiento. Probablemente exista una cierta contradicción entre el ritmo y el estilo de vida de una ciudad grande como Barcelona, y el esfuerzo que requiere pertenecer a una cooperativa, esfuerzo que en nuestro caso hay que aclarar que es menor que en el de otras cooperativas que conocemos, ya que la cesta semanal nos viene hecha individualmente al contrario que en otras cooperativas en las que los productos llegan a granel y los cooperativistas deben colocarlos en cestas individuales. También económicamente es muy sencillo nuestro funcionamiento, porque dos compañeras de La Datzira se encargan de cobrar la cantidad mensual cesta por cesta y, por lo tanto, no hay nadie que se tenga que dedicar a recoger el dinero de cada cesta para ingresarlo luego en una cuenta bancaria. A grandes rasgos ésta ha sido la evolución y ésta es la situación actual de esta experiencia alternativa en cuanto a cómo gestionar nuestra alimentación. Tenemos elementos en común con otros proyectos similares, pero también tenemos peculiaridades y se trata de ver si el proyecto puede seguir evolucionando con nuestros rasgos distintivos. 25/ V/ 2012

Albert Folch Educador ambiental en Barcelona, España

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