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EL DISCURSO ARGUMENTATIVO La argumentación es una variedad de discurso con la cual se pretende defender una opinión y persuadir de ella a un receptor mediante pruebas y razonamientos. Se usa para desarrollar, sobre todo, temas que están sujetos a controversia, es decir, que admiten opiniones diferentes –e incluso opuestas–, cada una de las cuales puede encontrar «razones» que la hagan aceptable. Lo que intenta el emisor del discurso argumentativo es convencer a su receptor de que debe adherirse a su propia opinión. Hay, sin embargo, determinados textos, también argumentativos, en los que la controversia parece menos posible: las demostraciones científicas, por ejemplo, presuponen que la conclusión a la que se llega tiene carácter indiscutible. Esto nos permite distinguir entre dos ámbitos: •
la ARGUMENTACIÓN SOBRE HECHOS y
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la ARGUMENTACIÓN SOBRE OPINIONES.
En el primero, los hechos funcionan como «conclusión», puesto que se trata de demostrar que determinado hecho se produce o se ha producido –demostraciones científicas, sumarios judiciales, etc.–; en el segundo, adquieren una importancia fundamental las convicciones personales y las creencias colectivas –entendidas ambas como «opiniones muy arraigadas», no como verdades–, los prejuicios –u «opiniones desfavorables sin fundamento»–, las «escalas de valores», etc., elementos todos ellos que el emisor tiene en cuenta para hacer prevalecer su opinión sobre la contraria. Se apoya también en hechos, pero estos aquí funcionan, en cambio, no como conclusión, sino como argumento o prueba para defender la propia opinión. Pero, en último término, el emisor de todo texto argumentativo, incluso el que versa sobre opiniones y no sobre hechos verificables, pretende un nivel de adhesión similar, para lo cual despliega ante el receptor cuantos mecanismos argumentativos considera necesarios. Estos mecanismos, que estudiaremos en los siguientes epígrafes, son muy variados –razonamientos, pruebas, ejemplos, recursos de carácter afectivo, etc. – y tienen que ver con diferentes disciplinas relacionadas con la actividad argumentativa: •
la LÓGICA –leyes o normas del razonamiento humano–,
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la DIALÉCTICA –conjunto de procedimientos que se ponen en juego para probar o refutar algo–, y
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la RETÓRICA –uso de recursos lingüísticos con el fin de persuadir movilizando resortes no racionales, como son los afectos, las emociones, las sugestiones...–.
ASPECTOS PRAGMÁTICOS Como acto comunicativo, un texto argumentativo no es, en su forma básica, más que un enunciado en el que un emisor dirige a un receptor un «argumento» o razón para hacerle admitir una conclusión: Si quieres llegar a viejo, más vale que dejes de fumar.
En este caso, la conclusión que el hablante pretende transmitir al oyente es la conveniencia de abandonar el tabaco –más vale que dejes de fumar–, y para ello utiliza un sólido argumento: el tabaco es perjudicial y puede ocasionar una muerte prematura. INTENCIÓN COMUNICATIVA A pesar de ser el anterior un ejemplo tan básico, encontramos ya en él que aparecen dos funciones comunicativas diferentes: 1|E L T E X T O A R G U M E N T A T I V O
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una función REFERENCIAL –en la medida en que se transmite una determinada información: implícitamente, que el tabaco es perjudicial–, y
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una función CONATIVA o APELATIVA, que es la predominante –en la medida en la que se pretende persuadir al receptor de que deje de fumar–. ASPECTOS PRAGMÁTICOS
Se intenta, por un lado, CONVENCER INTENCIÓN: convencer y persuadir. al receptor del propio punto de vista, y ACTITUD: Subjetiva (manifiesta o encubierta). EMISOR para ello se dan argumentos, y, por otro CARÁCTER: individual/colectivo; cualificado/no lado, se intenta PERSUADIRLO de que cualificado. haga algo, confiando en la fuerza de los DESTINATARIO Personalizado/genérico argumentos aportados. Ello explica que PRESENCIA/AUSENCIA DEL RECEPTOR: apenas podamos encontrar textos argumentación bilateral/unilateral. SITUACIÓN argumentativos puros: normal es que se ÁMBITOS: formalizados/informales combinen exposición y argumentación, puesto que, usualmente, se exponen ideas para después defenderlas. Además, también es habitual que, para que la fuerza de persuasión sea mayor, se utilicen elementos con función EXPRESIVA, mediante los cuales el hablante manifiesta su subjetividad. EL EMISOR En una argumentación, el EMISOR es el constructor del discurso con el que pretende persuadir al receptor, influir en él para que modifique su pensamiento o para que actúe de un modo determinado. Su actitud es SUBJETIVA, puesto que trata de demostrar una opinión personal. Sin embargo, como intenta convencer a los receptores de que su opinión es la acertada, usual es que pretenda que su actitud tenga una APARENTE OBJETIVIDAD: cuanto más objetivo parezca el discurso, cuanto más oculte que se trata de una mera opinión, más aceptable parecerá al receptor lo que se argumente. Puede haber tanto un emisor INDIVIDUAL –cuando el productor del discurso argumenta una opinión propia– como COLECTIVO –un grupo, una institución u organismo, una empresa...–. En cualquiera de los casos, el carácter del emisor puede ser fundamental para la fuerza argumentativa del discurso: si el receptor supone que es alguien que posee un especial conocimiento sobre el tema, es decir, si es un EMISOR CUALIFICADO, considerará sus argumentos FIABLES. EL RECEPTOR El RECEPTOR o DESTINATARIO será asimismo tanto INDIVIDUAL como COLECTIVO, dependiendo de la situación y del propósito del texto. En Si quieres llegar a viejo, Luis, más vale que dejes de fumar, el destinatario es individual; sin embargo, son muchas las ocasiones en las que, a pesar de que el emisor parece referirse a una persona concreta, el auténtico destinatario es mucho más amplio: piénsese, por ejemplo, en un debate o en una mesa redonda, en los que quien argumenta piensa, más que en convencer a su interlocutor directo, en influir en la opinión pública. El papel del destinatario en las argumentaciones es fundamental. Si quiere ser efectiva, la argumentación habrá de tener en cuenta a quién va dirigida. En publicidad, por ejemplo, se utilizan argumentos diferentes para «vender» un coche a un joven o a un maduro padre de familia: en el primer caso se insiste en la potencia del motor, el diseño deportivo, el precio, etc.; en el segundo, en cambio, se utilizan otros argumentos basados en la seguridad, la amplitud, la comodidad...
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LA SITUACIÓN Las situaciones comunicativas en las que se producen textos argumentativos son muy variadas. Se utilizan argumentaciones tanto en la vida familiar o en las relaciones interpersonales, como en otros ámbitos más formalizados: la vida académica, los medios de comunicación, los procedimientos judiciales, la publicidad, etc. Cada uno de estos contextos de comunicación impone características diferentes a los textos. A pesar de la variedad, podemos establecer, sin embargo, dos situaciones muy generales que dan lugar a dos tipos diferenciados de textos argumentativos: •
Textos BILATERALES, dirigidos a un DESTINATARIO PRESENTE en el momento de la comunicación y que puede responder, como sucede, por ejemplo, en la mayoría de los actos de relación interpersonal y también en DEBATES, MESAS REDONDAS, TERTULIAS, etc. En estos casos, las opiniones defendidas pueden ser varias y los participantes, además de argumentar a favor de la propia, han de rebatir la contraria y contraargumentar. El discurso, por tanto, se caracteriza por ser ABIERTO: solo parcialmente puede ser planificado de antemano y, por el contrario, está sujeto a cambios constantes en respuesta a las intervenciones del interlocutor.
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Textos UNILATERALES, dirigidos a un destinatario que no puede responder o intervenir a su vez como emisor. Es el caso, por ejemplo, de editoriales de periódicos, artículos de opinión, anuncios publicitarios, ensayos de cualquier disciplina, etc. La imposibilidad de que el destinatario pueda responder a sus afirmaciones obliga al autor de estos textos a planificar perfectamente la línea de su argumentación buscando los argumentos más convincentes y adecuados a su intención, y también a prever los posibles contraargumentos para rebatirlos.
ASPECTOS ESTRUCTURALES Como en todo tipo de texto, la organización de las ideas es fundamental para alcanzar el objetivo que se propone el autor, en este caso, convencer al receptor de una determinada idea. La estructura de contenidos de un texto argumentativo ha de explicarse siempre en relación con esta intención comunicativa. Aunque hay una gran variedad de estructuraciones posibles, en todo texto argumentativo podremos observar dos elementos fundamentales que, de una u otra manera, han de aparecer necesariamente: •
la TESIS, y
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el CUERPO ARGUMENTATIVO.
La TESIS es la idea fundamental sobre la cual se reflexiona y se argumenta. No hay que confundir tesis con asunto: •
el asunto de un texto puede ser, por ejemplo, la contaminación medioambiental;
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la tesis, en cambio, será determinada «opinión» del autor sobre este tema, por ejemplo: la contaminación medioambiental solo puede combatirse con éxito si se cambia primero el modelo socioeconómico.
La tesis puede aparecer al principio o al final del texto, o incluso puede no hacerse explícita para que sea el destinatario el que la deduzca –tesis implícita–. Puede ser simple -como la anterioro compleja, si contiene varias ideas que se van encadenando a lo largo del texto. El CUERPO ARGUMENTATIVO constituye la argumentación propiamente dicha: la aportación de todo tipo de «razones» que permiten al autor convencer al destinatario. Estas «razones» o ideas que el autor utiliza para confirmar su tesis se denominan ARGUMENTOS. Son muy variados y pueden tener distintas funciones: •
ARGUMENTOS DE APOYO a la tesis propia.
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CONCESIONES o ideas de la tesis contraria que se admiten provisionalmente.
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REFUTACIONES o argumentos con los que se rebate total o parcialmente la tesis contraria.
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CONTRAARGUMENTOS que invalidan los argumentos contrarios a la tesis o las concesiones que el propio autor ha admitido previamente.
Dependiendo de cuál sea la tesis, del carácter del emisor, de la situación comunicativa, etc., el cuerpo de la argumentación puede ser muy simple o ESTRUCTURA BÁSICA DE LA muy complejo y elaborado: el que veíamos al principio ARGUMENTACIÓN de este tema contenía un solo argumento –«el tabaco te puede causar la muerte»– para confirmar la tesis INTRODUCCIÓN –«debes dejar de fumar»–; sin embargo, para confirmar la tesis antes enunciada sobre la contaminación haría EXPOSICIÓN falta, sin duda, una argumentación mucho más extensa ARGUMENTACIÓN y fundamentada. Estos dos elementos básicos de una argumentación Tesis pueden aparecer en el texto realizados en estructuras Cuerpo argumentativo muy diversas y combinarse, como veremos, con otros componentes. Las dos estructuras básicas que se Confirmación de la tesis suelen encontrar se relacionan con los procedimientos de razonamiento lógico que ya se vieron en el tema CONCLUSIÓN sobre los textos expositivos: la deducción y la inducción. Según el procedimiento INDUCTIVO, el autor de la argumentación parte de los hechos concretos –convertidos, por tanto, en argumentos– para llegar a establecer mediante el análisis y el razonamiento una «ley general» que los explique. En este tipo de estructura, la tesis suele aparecer al final y sirve como CONCLUSIÓN de todo el proceso argumentativo. En el procedimiento DEDUCTIVO se parte de una idea general para llegar a una conclusión concreta. Partiendo de estos dos modelos básicos, el autor construye su texto con estructuras muy variadas y de distinta complejidad que no son más que variantes de la anteriores: tesis enunciada al comienzo del texto, tesis como conclusión, tesis al comienzo y al final –«estructura encuadrada»–, reiteración de la tesis a lo largo del texto –«estructura repetitiva»–, tesis diferentes que se van argumentando al mismo tiempo –«estructura en paralelo»–... Con todo, es todavía muy frecuente encontrar textos argumentativos que se ajustan, en mayor o menor medida, a la estructura característica de la retórica clásica, por ejemplo en los procesos judiciales. Esta distinguía cuatro partes en el texto argumentativo bien construido: 1. INTRODUCCIÓN: Según la intención del autor, debía servir para ENMARCAR EL PROBLEMA que se debate –presentando una serie de ideas generales, formulando la tesis, enumerando los temas que se van a tratar o el orden en que se va a hacer–, CAPTAR LA ATENCIÓN DEL DESTINATARIO –señalando la importancia o novedad del asunto, presentando hechos sorprendentes y curiosos, narrando un caso particular...– o PONER A ESTE DE SU PARTE mediante distintos recursos retóricos. 2. EXPOSICIÓN: Tiene como función INFORMAR AL DESTINATARIO de los hechos significativos relacionados con la idea o tesis que se pretende defender. Los clásicos aconsejan que esta parte del discurso ha de caracterizarse, sobre todo, por la claridad y la brevedad.
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La presencia de fragmentos expositivos –y también a menudo descriptivos o narrativos– en los discursos argumentativos, bien sea formando una parte estructuralmente definida, bien en secuencias de ideas que alternan con la argumentación propiamente dicha, resulta muy normal y frecuente: para utilizar un hecho o una idea como argumento a favor de una tesis es necesario «exponerlos» al destinatario. Por eso, se insiste en que no es frecuente encontrar textos expositivos o argumentativos puros. Lo habitual es la mezcla de variedades de discurso diferentes en un mismo texto. 3. ARGUMENTACIÓN: Es la parte donde se presentan las pruebas o argumentos pertinentes para la comprobación de la tesis, tanto aquellos que están dirigidos a confirmarla como los que se utilizan para refutar la tesis opuesta. Tendrá asimismo una organización interna determinada; con todo, pueden distinguirse dos formas básicas en la disposición de los argumentos: •
ARGUMENTACIÓN EN CADENA –las ideas utilizadas como argumento se van derivando lógicamente unas de otras, hasta llegar a la conclusión final–, y
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ARGUMENTACIÓN POR ADICIÓN –las ideas no se subordinan unas a otras por su contenido, sino que se llega a la demostración de la tesis por la suma de los diferentes argumentos expuestos–.
EJEMPLO DE ESTRUCTURAS DEL CUERPO ARGUMENTATIVO 1. 2.
3.
4.
Argumento de apoyo A Argumento de apoyo B a. Posible contraargumento b. Refutación Concesión a. Adversación (argumento de apoyo C) Argumento de apoyo D
4. CONCLUSIÓN: Como la introducción, puede cumplir varias funciones: recordar la tesis defendida presentándola como ya confirmada, resumir las ideas fundamentales que se han desarrollado, o incluso cerrar el texto con un detalle de ingenio. No se deben entender en ningún caso estos tipos de estructuración como un modelo que haya que seguir necesariamente. Recuérdese siempre que el autor es libre de organizar y estructurar el texto como crea más adecuado para conseguir su propósito comunicativo.
ASPECTOS LINGÜÍSTICOS Para poder influir de modo eficaz sobre el destinatario y conseguir así el propósito primero de toda argumentación, la persuasión, es fundamental que el autor utilice de modo adecuado los recursos que la lengua pone a su disposición. Varios son los objetivos a los que se debe atender: •
la COHERENCIA,
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la CLARIDAD y
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la capacidad de INFLUENCIA AFECTIVA son quizás los más importantes.
La coherencia, que es una propiedad esencial en todo tipo de textos, es más importante todavía en los argumentativos porque de ella depende en buena medida la fuerza persuasiva de los argumentos que se utilicen: por muchos que sean los que se aporten, carecerán de capacidad para convencer al destinatario si el autor no consigue hacer ver que responden a la realidad o cae en contradicciones. El orden en la presentación de ideas y la disposición adecuada de los argumentos refuerzan su credibilidad. El que la disposición del razonamiento sea la adecuada redunda también en beneficio de la claridad. Para convencer al destinatario es asimismo fundamental que no encuentre dificultades en la comprensión de la tesis y del proceso argumentativo. No puede persuadir el texto que no se entiende. En este sentido, la DISTRIBUCIÓN del razonamiento EN PÁRRAFOS ayuda a asimilar mejor el contenido, a la vez que favorece la organización de las ideas. También es importante el 5|E L T E X T O A R G U M E N T A T I V O
empleo de los adecuados MECANISMOS DE COHESIÓN, en especial de los CONECTORES SUPRAORACIONALES, que hacen explícitas las relaciones lógicas entre las distintas ideas que constituyen el texto –adición, concesión-adversación, causa-consecuencia, condición: cambios de tema, enumeraciones...–. En muchos casos, el emisor del texto busca la persuasión del destinatario, no tanto por medios racionales como mediante mecanismos de carácter emotivo o afectivo: selección de determinadas palabras, imágenes, apelaciones al oyente, exclamaciones, interrogaciones... Con recursos como estos, utilizados, entonces como ARGUMENTOS AFECTIVOS, el autor pretende dirigirse directamente a los sentimientos del destinatario con el fin de conmoverlo. Los textos publicitarios, entendidos como un tipo de argumentación, son pródigos en el uso de estos RECURSOS RETÓRICOS. En cuanto a los rasgos morfosintácticos y léxicos de los textos argumentativos, poco o nada se puede decir que sea válido para todos ellos, dada la enorme variedad de textos diferentes que nos podemos encontrar. Si nos ceñimos a las argumentaciones escritas más usuales –ensayos de distinta temática, artículos de opinión, editoriales, etc.–, se suelen señalar los siguientes: •
Aparecen TECNICISMOS, en mayor o menor medida según el carácter menos o más divulgativo del texto. Incluso cuando no se trata propiamente de tecnicismos, es frecuente encontrar términos polisémicos del lenguaje normal a los que se aplica un significado específico cuasitécnico: con ello se pretende que el vocabulario sea DENOTATIVO.
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Normalmente, se tiende a emplear la modalidad oracional enunciativa, especialmente en textos especializados, con lo cual se quiere dar impresión de objetividad. En textos donde se acentúa la actitud personal del autor, por el contrario, son frecuentes las modalidades exclamativas, interrogativas o dubitativas.
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La sintaxis suele ser compleja, con aparición de largos períodos oracionales. Predomina la subordinación, acorde con la expresión del razonamiento: comparativas, condicionales, concesivas, consecutivas. Abundan los INCISOS EXPLICATIVOS.
TIPOS DE ARGUMENTOS Y FORMAS DE ARGUMENTACIÓN TIPOS DE ARGUMENTOS SEGÚN SU CAPACIDAD PRESUASIVA Una argumentación no puede persuadir a su destinatario si los argumentos que utiliza no son «adecuados». Tres son las características que definen su mayor o menor adecuación: PERTINENCIA, VALIDEZ y FUERZA ARGUMENTATIVA. Un argumento no es pertinente si no está relacionado con la tesis o no contribuye a reforzarla. Si en una discusión sobre la energía nuclear alguien hablara de «la belleza arquitectónica de la centrales nucleares», diríamos que «eso no viene al caso»: es un argumento no pertinente. Son argumentos válidos aquellos que, siendo pertinentes, están bien construidos y conducen a la conclusión deseada. Por contra, se suele denominar FALACIA al argumento no válido y que, por tanto, puede ser rechazado con razón por el interlocutor. En el siguiente ejemplo, el emisor comete una falacia por generalización inadecuada, que su interlocutor rebate inmediatamente: –Tienes que estudiar mucho: si tienes una carrera, encontrarás trabajo. – Pero ¡conozco multitud de licenciados en paro!
Aun siendo válidos, los distintos argumentos pueden tener diferente fuerza argumentativa. Esta depende de la facilidad con la que sea posible rebatirlos. Distinguimos así argumentos DÉBILES y argumentos SÓLIDOS. Aquel que no puede ser rebatido porque no admite ninguna discusión es un argumento IRREFUTABLE: Tú no has podido ver a Pedro a las diez porque a esa hora lo estaban operando de apendicitis en el hospital.
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TIPOS DE ARGUMENTOS SEGÚN SU FUNCIÓN La función primordial del argumento es, lógicamente, probar la tesis. En este sentido, todo argumento es una IDEA DE APOYO. Sin embargo, hay que tener en cuenta que toda tesis se defiende siempre frente a otra u otras «opiniones» que se consideran opuestas. En la argumentación bilateral –por ejemplo, en debates, tertulias, mesas redondas, etc., y también en la comunicación interpersonal– la tesis contraria se hace explícita en la opinión defendida por el interlocutor, que aportará a su vez argumentos que la apoyen. Podemos distinguir, por tanto, dos tipos de ideas en relación con un proceso argumentativo: ARGUMENTOS DE APOYO y ARGUMENTOS CONTRARIOS. Lo que cada uno de los interlocutores intenta es que las ideas de apoyo a su tesis invaliden las ideas contrarias o que, en todo caso, prevalezcan sobre ellas en el ánimo del destinatario. Se llama CONTRAARGUMENTO a la idea de apoyo que tiene como finalidad inmediata invalidar una idea contraria. También en la argumentación unilateral –en un ensayo o en un artículo de opinión, por ejemplo– se ha de tener muy en cuenta la tesis contraria. Es habitual que el autor examine las objeciones y argumentos que se pudieran oponer desde posiciones diferentes. Suelen aparecer en el texto mediante el mecanismo de CONCESIÓN-ADVERSACIÓN: se acepta parcialmente un argumento, opuesto a la tesis propia, para inmediatamente después rebatirlo o contraargumentar con una idea de más peso: Es cierto que la película resulta un poco lenta [CONCESIÓN], pero todos los críticos la consideran una obra de arte [ADVERSACIÓN].
Si argumentar es dar razones por las que una opinión o tesis es preferible a otra u otras diferentes, se hace evidente que ha de haber criterios según los cuales se establezca esta preferencia. El contenido de los argumentos aportados se basa precisamente en esos criterios o tópicos. Se llama TÓPICO al concepto o valor en que se apoya un argumento para establecer su fuerza argumentativa. Son muy variados y, además, casi siempre relativos, pues responden normalmente a valores culturales y sociales que pueden ser diferentes para cada interlocutor: TÓPICO DE LA EXISTENCIA. Lo real y existente es preferible a lo no existente, lo verdadero es preferible a lo falso. Los argumentos que aportan una mayor fuerza demostrativa o persuasiva son los que se basan en este tópico. ARGUMENTO DE LO EXISTENTE: Ya sé que quieres ir al teatro, pero es mejor que pensemos otra cosa: los lunes no hay función.
TÓPICO DE LA UTILIDAD. Lo útil y beneficioso es preferible a lo inútil; lo no perjudicial es preferible a lo perjudicial. ARGUMENTO DE UTILIDAD: Debería dejar de fumar: tengo los bronquios hechos polvo.
TÓPICO DE LA MORALIDAD. Lo que está de acuerdo con ciertos principios morales es preferible a «lo inmoral». ARGUMENTO ÉTICO: No contestes así a tu padre. Es una falta de respeto.
TÓPICO DE LA CANTIDAD. Lo que tiene más es preferible a lo que tiene menos. Es muy variable y puede aplicarse a cualquier magnitud: grande/pequeño, barato/caro, mucho/poco, etc. Entre los ARGUMENTOS DE CANTIDAD, es especialmente importante, por la frecuencia con que se utiliza, el llamado argumento de la mayoría: ¡No me diga que no le gusta el color de este vestido! ¡Se está llevando mucho esta temporada! TÓPICO DE LA CALIDAD. En cierta forma, es inverso al anterior, por lo que puede servir de contraargumento.
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ARGUMENTO DE CALIDAD: Aunque Madrid sea más grande y tenga muchas más cosas, se vive mejor en mi pueblo.
Hay muchos más tópicos, tantos como conceptos y valores se conviertan en razones para apoyar una tesis: el TÓPICO DE LA BELLEZA –lo bello es preferible a lo feo–, el TÓPICO DE LA TRADICIÓN –lo tradicional es más valioso que lo reciente– y sus contrarios los TÓPICOS DEL PROGRESO y DE LA NOVEDAD, el TÓPICO DEL PLACER –lo agradable es preferible a lo desagradable–, etc. Y, por tanto, hay muchos más tipos de argumentos según su contenido: ARGUMENTO ESTÉTICO,ARGUMENTO DE LA TRADICIÓN, ARGUMENTO DEL PROGRESO, ARGUMENTO HEDONISTA, etc. TIPOS DE ARGUMENTOS SEGÚN SU CAPACIDAD FINALIDAD Como sabemos, en los textos argumentativos el autor pretende, por una parte, probar una determinada tesis, por otra, mover el ánimo del destinatario a favor de esa tesis u opinión. DEMOSTRACIÓN Y PERSUASIÓN son, en efecto, las finalidades básicas que tiene una argumentación. La demostración se realiza mediante los argumentos propiamente dichos o ARGUMENTOS RACIONALES. Estos se basan en los hechos, los cuales son analizados y valorados racionalmente, bien sea de una manera objetiva –como en la demostración científica–, bien sea adaptándolos a los sistemas de creencias y valores de los interlocutores. En cambio, para la persuasión se utilizan a menudo ARGUMENTOS AFECTIVOS que, como ya señalaban los estudiosos de la Antigüedad, tienen como función «conmover» al destinatario. La argumentación sobre los hechos Es habitual distinguir dos formas de argumentación racional. La ARGUMENTACIÓN LÓGICA y la ARGUMENTACIÓN ANALÓGICA. La ARGUMENTACIÓN LÓGICA es la que se basa en los principios lógicos del razonamiento humano: las relaciones causa-efecto, concreto-abstracto, individual-general, acto-finalidad, condición-resultado, etc. La forma básica del argumento lógico es el SILOGISMO, un razonamiento que consta de dos PREMISAS –Los hombres son mortales, Sócrates es hombre– y de una CONCLUSIÓN que se deduce necesariamente de ellas –luego Sócrates es mortal–. En los textos argumentativos, sin embargo, no suele aparecer completo: es normal que falte alguna de las premisas, por considerarse que el destinatario la acepta implícitamente: Sócrates es un hombre y, por lo tanto, es mortal. A partir de esta forma básica, se pueden construir distintos argumentos según el tipo de relación que se establezca entre las premisas y la conclusión. La causa sirve de argumento para demostrar una tesis que enuncia una consecuencia: Es mejor que vayamos al cine porque hoy los teatros están cerrados. De igual forma, la consecuencia es un argumento para confirmar una causa: La tasa de desempleo no ha bajado; por tanto, la política económica no ha sido tan efectiva como se dice. Puede también argumentarse a favor de un hecho enunciando su finalidad –Estudia mucho para que un día llegues a ser un hombre de provecho– o el resultado de una condición previa –Si sigues entrenando seguro que te acaban subiendo al primer equipo–. En las relaciones lógicas CONCRETO-ABSTRACTO e INDIVIDUAL-GENERAL se basan dos de los argumentos más usuales: el EJEMPLO y el argumento basado en un PRINCIPIO GENERAL. El EJEMPLO sirve para confirmar la veracidad de una tesis presentando un caso concreto de la realidad en el que esa tesis se cumple efectivamente: El intenso tráfico marítimo de grandes petroleros constituye una de las amenazas más graves al ecosistema. Desastres como el del ExxonValdez y el del Mar Egeo han ocasionado pérdidas irreparables
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en la fauna y la flora marina de zonas de importantísimo valor ecológico. [El País]
Muy habitual en las argumentaciones que se producen en diálogos de la vida diaria es la ejemplificación con casos extraídos de la experiencia personal. Se trata de un recurso argumentativo de solidez relativa, pues siempre puede ser invalidado por otro ejemplo de sentido contrario: – Mira a tu primo Luis: a tu edad estudiaba mucho y sacaba muy buenas notas; ahí lo tienes, convertido en arquitecto y trabajando en una empresa importante. – Mejores notas sacaba Fernando y todavía está en el paro.
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El procedimiento inverso consiste en utilizar una idea de carácter general para confirmar una tesis sobre un hecho concreto: El pequeño inversor no debiera alarmarse ante el descenso de ayer en la Bolsa de Madrid. La lógica de los ciclos bursátiles hace suponer que pronto se producirá' un repunte que dejará el índice general en cifras cercanas a las de la semana pasada. [Cinco Días]
Un valor similar tienen el llamado ARGUMENTO DEL SENTIR GENERAL o del SENTIDO COMÚN –No te eches la culpa por lo que ha pasado. Cualquiera en tu lugar habría hecho lo mismo– y el uso de REFRANES y MÁXIMAS para reforzar una idea. Los refranes pueden considerarse como «verdades» de la tradición comúnmente aceptadas por la cultura popular. Tienen una gran expresividad, pero su fuerza argumentativa es más emotiva que lógica; de hecho, existen refranes que apoyan ideas opuestas: A quien madruga, Dios lo ayuda / No por mucho madrugar amanece más temprano. Las máximas son también aseveraciones sentenciosas que se utilizan en la argumentación como verdades indiscutibles en apoyo de la tesis. A diferencia de los refranes, tienen un origen culto: El hombre es un lobo para el hombre. Dentro de la argumentación lógica hemos de considerar también un procedimiento argumentativo muy usual en los textos ensayísticos: el ARGUMENTO DE AUTORIDAD. Utiliza como apoyo a la tesis testimonios de expertos conocidos, especialistas en el tema o simplemente personas de prestigio. Por otro lado, la referencia a la idea expresada por la «autoridad» puede presentarse de dos formas: mediante el resumen: Como dice Aristóteles, cosa es verdadera, el mundo por dos cosas trabaja: la primera por haber mantenencia; la otra cosa era por haber juntamiento con hembra placentera. [Arcipreste de Hita: Libro de buen amor]
Y mediante la CITA literal El pensamiento en el sentido estricto de la palabra es inseparable del lenguaje y de la capacidad de hablar. Helen Keller lo dice claramente cuando reflexiona sobre el modo como pasó de procesos cognitivos sin uso del lenguaje a pensar en términos de lenguaje: «Ella [la maestra] me trajo el sombrero y supe que iba a salir al sol tibio. Este pensamiento, si una sensación muda puede llamarse pensamiento, me hizo saltar y brincar de placer». [Adam Schaff: Introducción a la semántica]
La ARGUMENTACIÓN ANALÓGICA se basa en un proceso de razonamiento diferente: para argumentar sobre el hecho sujeto a debate se hace referencia a otro hecho distinto pero que tiene semejanza con él. El emisor establece una relación de ASOCIACIÓN o ANALOGÍA entre ambos, de forma que presupone que, dado que son similares, lo que es cierto para uno es cierto también para el otro. El argumento analógico más frecuente es la COMPARACION:
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Convendría a la sociedad europea permanecer alerta para no cometer los mismos errores de otros tiempos. Los últimos resultados electorales del ultraderechista y racista Frente Nacional de Le Pen constituyen una amenaza tan terrible para la cultura democrática como la que en su día supuso el ascenso al poder del Partido Nazi en Alemania. [El Periódico de Cataluña]
El mismo valor puede tener también la METÁFORA: Tú eras el huracán y yo la alta torre que desafía su poder: ¡Tenías que estrellarte o que abatirme!... ¡No pudo ser! [Gustavo A. Bécquer: Rimas]
Para explicar la razón por la que el amor entre el poeta y su amada era imposible, se establece una analogía entre ella y el huracán, y entre él: una torre, analogía basada en la relación de oposición violenta e irreconciliable entre ambos elementos. Desde otro punto de vista, tanto la comparación como la metáfora -así como otras formas de argumento analógico, como la alegoría o la fábula pueden funcionar también como argumentos afectivo s que se utilizan para influir en el ánimo del destinatario. La argumentación afectiva Se denominan ARGUMENTOS AFECTIVOS aquellos que pretenden provocar en el destinatario determinadas reacciones emocionales que condicionan su apreciación de la tesis: simpatía, pena, admiración, horror, temor, etc. En cuanto a su contenido y su forma, no son en realidad diferentes de los que se utilizan en la argumentación racional. La diferencia estriba, principalmente, en el especial uso que en ellos se hace del lenguaje: éste se carga de expresividad, gracias al empleo por parte del autor de determinados recursos lingüísticos. Así, la COMPARACIÓN en el primer ejemplo y el argumento basado en la relación CAUSA-EFECTO en el segundo adquieren una gran fuerza emotiva en los fragmentos siguientes: Ahora que llega el verano, la gente quiere cambiar de yo mediante una dieta. Los cuerpos se hacen visibles, pero sólo algunos mortales poseen una carne digna de ser asada. [...] Ya se sabe que a los dioses no les gusta el tocino, [...] de modo que todo el mundo se mata por llegar a la playa con el peso y la perfección de aquellas jóvenes reses que eran acarreadas hacia el ara del sacrificio en la antigüedad. [Manuel Vicent]
Si el telón de acero se ha derretido y los malos de ayer son los buenos de hoy, ¿por qué los poderosos siguen fabricando y vendiendo armas y miedo? [Eduardo Galeano]
En el primer ejemplo, la comparación entre las personas que toman el sol en una playa y las reses sacrificadas –asadas– a los dioses de la antigüedad, es un argumento analógico que sirve, más que para convencer intelectualmente al destinatario de la inconveniencia de las dietas veraniegas, para persuadirlo a través del humor –a los dioses no les gusta el tocino– y del ridículo –...carne digna de ser asada...,... jóvenes reses...–. En el segundo, tan importante como el razonamiento utilizado –«las armas no son necesarias porque ya no hay ningún enemigo»– son los recursos que el autor utiliza para expresarlo, que sugieren al destinatario que el concepto de enemigo es absurdo –malos de ayer / buenos de hoy– y que las armas no se relacionan con la protección sino con el miedo –vendiendo armas y miedo–. Los recursos que se emplean en este tipo de argumentaciones son los mismos que caracterizan a la lengua literaria: las llamadas FIGURAS ESTILÍSTICAS y TROPOS –como la hipérbole, el paralelismo,
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la antítesis, la anáfora, el símil, etc.–, que en el texto literario tienen una función expresiva y poética, son usados en los textos argumentativos con una finalidad retórica. Como en los textos literarios, el léxico se selecciona atendiendo al efecto que las CONNOTACIONES de las palabras empleadas puedan producir en el destinatario; la ADJETIVACIÓN adquiere también una importancia fundamental, pues mediante el uso frecuente de adjetivos –y también adverbios– valorativos, el autor dirige en un determinado sentido la actitud del receptor; ante los hechos o ideas enunciados; de igual forma y con la misma intención se usan otros variados procedimientos lingüísticos. Por último, no ha de olvidarse que el uso de esta argumentación afectiva y de los recursos retóricos asociados a ella está condicionado por el tipo de texto de que se trate: lógicamente, queda excluida de los discursos en los que se exige una completa objetividad en la argumentación –la demostración científica, por ejemplo–; puede aparecer, más o menos sutilmente introducida, en ensayos de tema humanístico y en los géneros periodísticos de opinión; en cambio, es fundamental en los textos propagandísticos, tanto doctrinales como publicitarios. Razonamiento: silogismo ARGUMENTACIÓN LÓGICA ARGUMENTACIÓN SOBRE LOS HECHOS
Ejemplificación Generalización: argumento del sentido común, máximas y refranes Citas: argumentos de autoridad
ARGUMENTACIÓN ANALÓGICA
Comparación Contraste Metáfora Argumentos similares a los de la argumentación racional, pero usados para conmover al destinatario
ARGUMENTACIÓN AFECTIVA
Recursos retóricos Connotaciones del léxico seleccionado Adjetivación valorativa
Tomado y modificado de: Lengua castellana y Literatura I, Ignacio Bosque y cols., Editorial Akal, Madrid
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