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EL ESCEPTICISMO
Realizado por: José Calero Martín Alumno de 2º A Universidad para los Mayores – UCM Madrid, 22 de Enero de 2014
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Índice
Página Introducción …................................................................................................ 3 Definición y conceptos ………………...….................................................... 4 Orígenes y desarrollo del escepticismo griego ………….............................. 6 Opinión y comentarios .................................................................................. 10 Bibliografía …............................................................................................... 11
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Introducción En la vida del pueblo griego antiguo se produjo un gran cambio político-social tras la conquista macedonia, que encontró su máxima expresión en la filosofía de las escuelas postaristotélicas, e inauguró el llamado periodo helenístico de la historia de la Grecia antigua. Durante esta época se formaron notables escuelas de pensamiento, destacando tres entre ellas, como las más importantes: la estoa, el jardín de Epicuro y el escepticismo. El helenismo hace hincapié en el cómo comportarse en la vida para encontrar la felicidad, es decir, busca la sabiduría referida a la forma de vida. Es una búsqueda permanente y cada individuo elige su camino, por lo que nunca se alcanza del todo. Esto vale para cualquier hombre -no solo para los sabios o los estudiosos- aunque no todos sean capaces de lograrlo. Cada escuela trazará una forma para lograr ese ideal, pero todas perseguirán unos caracteres esenciales: mirada del hombre hacia sí mismo para alcanzar el autocontrol, el menosprecio de la riqueza, la elevada importancia de la amistad y la búsqueda de la libertad:
Desde el punto de vista histórico, la más importante de las tres escuelas fue la estoica, que, fundada por Zenón de Citium (336-264 a.C.) en el Pórtico Pintado (de ahí el nombre de estoicos de sus discípulos), y, como continuadora de la doctrina cínica de su maestro Crates, preconizaba la búsqueda no ya de la ciencia, sino de la felicidad por medio de la virtud, utilizando para ello el dominio de las pasiones.
El epicureísmo fue fundado por Epicuro de Samos (341-270 a.C.) y tuvo como sede el llamado jardín de Epicuro, de ahí que a sus seguidores se les conociera como “filósofos del jardín”. Es una filosofía de rango moral que persigue el logro de la felicidad entendida como liberación de las pasiones. Para Epicuro la filosofía es un instrumento que debe de ayudar al hombre a librarse de la inquietud y el malestar buscando la imperturbabilidad.
La escuela escéptica aparece con su creador Pirrón de Elis (360-270 a.C.). La palabra escepticismo deriva de la griega original sképtomai que significa observar examinando o indagación. Esta doctrina filosófica proclama que la verdad absoluta no existe, o que, si existe, no es posible conocerla por parte del hombre. De esta forma, pretende llegar por el equilibrio de las cosas y de los argumentos opuestos, primero a la suspensión del juicio (epojé) y después a la indiferencia y a la tranquilidad de ánimo (ataraxia). Será precisamente acerca de esta última escuela postaristotélica, sobre la que versará este tra-
bajo en las siguientes páginas. Además de intentar profundizar en la doctrina filosófica de los escépticos griegos, haremos un repaso de los representantes más relevantes de esta corriente.
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Definición y conceptos El Escepticismo Filosófico es una actitud crítica que cuestiona sistemáticamente la idea de que el conocimiento y certidumbre absolutos sean posibles, ya sea en campos particulares o generales. Es una corriente filosófica opuesta al Dogmatismo Filosófico, que sostiene que un conjunto de enunciados son autoritativos, absolutamente inequívocos y verdaderos. La palabra griega skeptikoi de la que procede escepticismo, significa buscar o investigar. Sócrates afirmaba que lo único que sabía era que no sabía nada, y muy frecuentemente decía "Skepteok", dando a entender que "debemos investigarlo". Los filósofos escépticos buscaban la verdad, aun cuando la mayor parte del tiempo eso significara buscar argumentos contrarios a las posturas dogmáticas adoptadas por otros filósofos, como los estoicos y los epicúreos. Mantenían que, en asuntos donde la argumentación y la contra-argumentación estuvieran equilibradas, se debía suspender el juicio. Aparentemente encontraron en esa postura su deseada meta de paz mental (ataraxia); ya que eran los dogmatistas quienes se agitaban si no poseían la verdad que sabían deberían tener, o si otros rehusaban aceptar lo que ellos sabían que era verdad. Dicho de otra forma: conforme a la visión general de la filosofía postaristotélica, el escepticismo busca la felicidad como ataraxia, pero mientras el epicureísmo y el estoicismo ponen la condición de la misma en una doctrina determinada, el escepticismo pone esa condición en la crítica y la negación de cualquier doctrina determinada. En resumen, según los escépticos, la felicidad se consigue no ya aceptando una doctrina, sino rechazando cualquier tipo de doctrina; el medio para alcanzar esa denegación y por tanto la ataraxia, es la indagación. Esta concepción de la indagación por parte de los escépticos, cambió su sentido de una forma radical y provocó incluso su profunda decadencia. Esta cuestión se puede constatar si comparamos lo que para los escépticos era la indagación como herramienta de la ataraxia, con el concepto que Sócrates y Platón tenían de la misma. Para estos últimos, la indagación debe de hallar su propia justificación de una forma organizada, profundizando en sí misma para definir los principios que la hacen posible. Los escépticos no buscan esa justificación en sí misma, les basta con conducir al hombre a rechazar cualquier doctrina para alcanzar la ataraxia; por eso utilizan constantemente la polémica contra las otras escuelas, aplicándose en rechazar los diferentes puntos de vista, sin entrar en el fundamento y en el valor de su procedimiento. A pesar de esto, el concepto escéptico de la indagación ha aportado un recorrido histórico relevante, haciendo que los filósofos contemporáneos salieran de su dogmatismo recurrente, al animarles a indagar en los fundamentos de sus postulados. 4
Para entender mejor el concepto se podría decir que el escepticismo tiene dos aspectos: uno teórico y otro práctico. Desde el punto de vista teórico, el escepticismo es una doctrina del conocimiento según la cual no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse ninguna opinión absolutamente segura. Desde el punto de vista práctico, el escepticismo es una actitud que encuentra en la negativa a adherirse a ninguna opinión determinada la suspensión del juicio (epojé), la salvación del individuo, y por tanto la paz interior. Al negar desde un principio la posibilidad del conocimiento verdadero de la realidad, el escepticismo conduce a no poder definir qué es bueno y qué es malo por naturaleza. Por esta razón no se contempla ni el desear bienes, ni el padecer por miedo a males que desconocemos en esencia. De todo esto se deriva la elección de una actitud escéptica gobernada por la tranquilidad y la ausencia de perturbaciones.
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Orígenes y desarrollo del estoicismo griego Las primeras noticias del escepticismo filosófico son muy antiguas, ya el sofista Gorgias de Leontino (483 - 378 a.C.) afirmaba que “Nada existe, o que si algo existe no puede ser conocido, o que si algo existe y puede ser conocido, no puede ser comunicado”. El escepticismo de Gorgias se basaba en su creencia de que todo el conocimiento se origina de la experiencia sensorial y de que esta experiencia varía de persona a persona, momento a momento; sin embargo, Gorgias es más conocido como un filósofo sofista que como un escéptico filosófico. Otro sofista que puede ser visto como escéptico fue Protágoras de Abdera (480 - 411 a.C.) que decía que "El hombre es la medida de todas las cosas", aseveración que a menudo se interpreta como que no existen estándares o valores absolutos y que cada persona es el estándar o la verdad en todas las cosas; aplicada esta afirmación a las normas morales se le conoce como Relativismo Moral, una clase de escepticismo filosófico que niega la existencia de valores morales absolutos. El escepticismo en la antigua Grecia se desarrolló en cuatro etapas bien definidas, aunque propiamente no guarden relación entre sí:
La aparición del escepticismo tiene lugar en la escuela de Pirrón de Elis, contemporáneo de Alejandro Magno
La segunda fase se desarrolla en la Academia Platónica: la Media y Nueva Academia
El escepticismo reaparece de una forma más aguda a finales del siglo I a.C., con Enesidemo y Agripa que preconizaban una vuelta a la visión pirrónica
Los últimos escépticos están representados por Sexto, médico de la escuela empírica del siglo II d.C., quien se propuso destruir toda clase de dogmatismo especulativo, adoptando una actitud práctica empirista ante la realidad
La escuela de Pirrón Pirrón nació en Elis en el Peloponeso griego (360-270 a.C.), donde pudo ya conocer la dialéctica de la escuela eleomegárica, que se puede considerar en muchos aspectos como antecedente del escepticismo. Fue muy apreciado por sus conciudadanos hasta el punto de que le nombraron gran sacerdote de la ciudad, se distinguió por su sencillez y austeridad. No escribió nada, solamente a través de Diógenes de Laercio conocemos algo acerca de sus doctrinas, y por medio de su discípulo Timón de Fliunte que expuso y defendió su pensamiento. Participó junto con Anaxarco de Abdera en la campaña militar de Alejandro Magno por la India, durante la que se vio influido por la silenciosa 6
sabiduría de los orientales. Fundó una escuela en su ciudad natal, que tuvo escasa continuidad tras su muerte. Su pensamiento se basaba en que la razón humana no puede penetrar hasta la esencia íntima de las cosas. Lo único que podemos conocer es la manera como las cosas aparecen ante nosotros. Por lo tanto, de nada podemos estar seguros, y el sabio debe abstenerse de juzgar. No podemos fiarnos ni de las percepciones sensibles ni de la razón. No se deben admitir afirmaciones teóricas. Guardando estos principios se consigue la tranquilidad de ánimo (ataraxia). La preocupación de Pirrón no era la del mundo físico, era la virtud y la felicidad, como también la crítica dialéctica de las opiniones contrarias. La doctrina de Pirrón se puede reducir a lo siguiente: «No hay nada bueno sino la virtud, ni malo, sino el vicio. La felicidad consiste en la paz y la tranquilidad del alma, todo lo demás es indiferente.» Pirrón se acogió a la distinción que habían propuesto los sofistas anteriormente -aquella que oponía la naturaleza a la convencionalidad de las leyes-, pero solamente para negar que haya cosas feas o bellas, buenas o malas, verdaderas o falsas, por su naturaleza. Todo lo que se juzga así se hace por convención o costumbre, no por verdad o naturaleza en sí misma, lo que conduce a la única posición legítima para el hombre: la suspensión de cualquier juicio. Esta actitud deriva en asumir que cualquier cosa es indiferente para el hombre y evita adjudicar preferencia a una u otra de ellas, lo que ya de por sí es un estado de ausencia de perturbaciones y pasiones, o lo que es lo mismo la ataraxia. Para ser coherente con esta actitud, Pirrón (que no se fiaba de sus sentidos), iba por la vida sin mirar y sin esquivar ningún obstáculo, tropezando con objetos si los encontraba en su camino. Su discípulo, Timón de Fliunte (320-230 a.C.) rebatió la doctrina de su maestro, al considerar que el hombre para ser feliz debía de conocer tres cosas: cuál es la naturaleza de las cosas, como hay que posicionarse frente a ellas y, que derivará de ese posicionamiento. Pero las cosas se mantienen todas indiferentes e inciertas, por ello la única postura legítima es la de no pronunciarse respecto a ninguna de ellas (afasia) y permanecer imperturbables frente a ellas (ataraxia).
La Academia Platónica Media y Nueva Como ya se dijo en el apartado anterior, la escuela de Pirrón duró poco tiempo tras su muerte, pero los principios escépticos fueron retomados pronto por los filósofos de la Academia, ya que entendían que en la doctrina platónica se hallaba la base de aquellos. En este periodo ya no interesa a los filósofos la especulación sobre el entorno del ser, sino que la filosofía tiende a utilizarse como una herramienta para los fines prácticos de la existencia. Esta vía la inició Arcesilao de Pitane (315240 a.C.) del que conocemos su pensamiento solo indirectamente, ya que no escribió nada. Según un 7
comentario de Cicerón, Arcesilao no manifestó opiniones propias, sino que se limitó a debatir sobre las de los demás. Sus críticas más virulentas fueron contra Zenón de Cizio, fundador de la stoa. Mantenía que cualquier representación podía ser falsa, razón por la cual, el sabio debe de abstenerse de todo asentimiento; y aseveraba que la guía de comportamiento debe de ser la razonabilidad como base de la prudencia. A Arcesilao le siguieron diversos filósofos al frente de la Academia, de los que no se conoce nada excepto que siguieron la doctrina de aquel. El último de ellos fue Hegesino, a quien sucedió Carnéades, pero este es ya el primer integrante y fundador de la tercera Academia o Academia Nueva, que tratamos a continuación. Carnéades de Cirene (ca. 214 a. C. – ca. 129 a. C.) fue un hombre destacado en su tiempo, poseía una gran elocuencia pero tampoco dejó nada escrito, conocemos sus doctrinas por sus discípulos. Afirmaba que el conocer no es posible y que ninguna afirmación es absolutamente indudable. En un discurso durante su estancia en Roma, a favor de la justicia como base de la vida civil, causó gran impresión sobre todo en la juventud, hasta el punto de que Catón el Viejo rogó al Senado que lo expulsara. Fue un orador vigoroso, dialéctico crítico e implacable del dogmatismo de los estoicos, destacando su oposición a las doctrinas básicas de aquellos, sobre todo las del destino y de la providencia, rechazando que la razón o el sentido puedan servir como criterios de verdad. Carnéades sí admitió un criterio en cuanto al comportamiento en la vida y a la búsqueda de la felicidad, pero era subjetivo e inherente al que lo posee, por lo que era un criterio no de verosimilitud sino de credibilidad intrínseca. Si no somos capaces de enunciar la representación verdadera de un objeto, sí podemos decir cuál es la representación que parece verdadera al sujeto. Esta es la que Carnéades llama representación persuasiva o probable, aduciendo que si una representación probable no es contradicha por otras de la misma clase, tiene las mayores posibilidades de ser cierta.
El escepticismo en las postrimerías del siglo I a.C. El pensamiento escéptico que había sido postergado por la Academia, volvió a recuperarse por parte de otros filósofos que querían volver a los principios del fundador de la escuela pirrónica. No se formó una escuela como tal, sino una orientación de pensamiento. Los principales integrantes fueron: Enesidemo de Cnosos (ca 80 a.C.-ca 10 a.C.) que fundó escuela en Alejandría, y cuyos esfuerzos por devolver el escepticismo a su genuina formulación le valieron el título de “segundo fundador de la escuela escéptica”, escribió ocho libros que no se conservan. Según Sexto Empírico, Enesidemo admitió diez argumentos (tropos) para llegar a la suspensión del juicio. Agripa que vivió 8
a finales del siglo I a.C. y del que no se sabe nada, a él le atribuye Sexto Empírico, otros cinco modos (tropos) para alcanzar también la suspensión del juicio, basados en el carácter dialéctico y que son útiles sobre todo para contradecir las opiniones de los dogmáticos estoicos y epicúreos.
Los últimos escépticos Todo lo que sabemos de los filósofos escépticos antiguos se lo debemos a la obra de Sexto (160-210), al que, como médico que era, se le conoció con el sobrenombre de Empírico. Se conservan de él tres escritos que son: uno, un compendio de la doctrina escéptica; y los otros dos, un tratado contra la ciencia, y un alegato contra el dogmatismo. Sexto sostiene que debemos suspender el juicio porque tanto la afirmación como la negación son igualmente persuasivas. No hay criterio de verdad, las demostraciones son relativas, la causa es siempre incapaz de explicar los hechos. La única actitud racional es la abstención de todo juicio, sólo así se logra la libertad del espíritu, pues no se sujeta a ninguna escuela o dogma. Sexto pretendía que el escéptico debía de ser ante todo un observador, un buscador y un cuestionador, que no niega ni afirma nada, teniendo en cuenta que el escéptico no pretende negar la realidad, pero sí los juicios sobre ella. Aparte de los modos (tropos) ya comentados en el punto anterior, Sexto hizo diversas refutaciones de las que las tres más relevantes son:
La crítica del procedimiento silogístico, en la que atribuye la característica de circulo vicioso a este tipo de procedimiento
La crítica del concepto de causa, en la que afirma que, si la causa provoca el efecto, aquella debería preceder a este y existir antes que él. Pero si existe antes que el efecto, es causa antes que causa
La crítica de la teología estoica, en la que incide extensamente sobre las contradicciones inmersas en la concepción de divinidad que preconizaban los estoicos
En defensa de su propuesta de los tropos afirmó que liberan al espíritu como un purgante libera al intestino evacuándose a sí mismo. La conclusión no es pues "yo no sé nada", sino más bien "yo me abstengo (de juzgar), examino, busco", o, mejor aún ¿qué es lo que sé?, fórmula de la que hará su bandera el filósofo francés Miguel de Montaigne trece siglos más tarde, cuando vuelva a estar de actualidad el escepticismo. 9
Opinión y comentarios La doctrina escéptica no deja de tener su atractivo para el autor de este texto, ya que, en clave histórica y de una forma constante, se ha podido constatar que, verdades y afirmaciones categóricas que se habían tomado como absolutamente ciertas en el pasado lejano y reciente, han dejado de serlo tras aparecer datos novedosos o nuevos conocimientos con el paso del tiempo, que posiblemente a su vez, puedan quedar demostrados como falsos en un futuro. De la misma forma, creencias que estaban extensamente difundidas y aceptadas como indudables, se manifiestan posteriormente como ciertamente falsas o de dudosa veracidad. Pero eso sí, el escepticismo no lo entiendo como una forma única y exclusiva de enfocar pensamientos y vida, sino que es una manera inicial de analizar las cuestiones, circunstancias y problemas que el vivir nos va enfrentando. No descarto que esta forma de actuar sea resultado de una formación universitaria técnica y de un desarrollo laboral en el campo de la ingeniería, que quiérase o no, estructura el pensamiento de una forma analítica y esto inexorablemente conduce a la duda y al escepticismo; como decía Hume: "un verdadero escéptico desconfiará de sus dudas filosóficas", o lo que es lo mismo, podemos decir que la duda escéptica surge naturalmente de una reflexión profunda e intensa sobre la cuestión de los hábitos de pensamiento. Pedro Bayle decía que: "En vez de discutir, hay que ser tolerante con todas las opiniones, pasando de la contradicción a la duda, de la duda a la indiferencia y de la indiferencia a la tolerancia". Para Ortega y Gasset, el escepticismo filosófico no debe ser una melancolía, ni un dolor indefinible, ni una inquietud difusa que vagabundea por nuestro pecho: " El escepticismo justificado como objeción a toda teoría, es una teoría suicida."
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Bibliografía
Hirschberger, Johannes (1997): Historia de la filosofía, Barcelona, Editorial Herder Abbagnanao, Nicolás (1994): Historia de la filosofía, Barcelona, Hora González, Moises (1987): Introducción al pensamiento filosófico, Madrid, Tecnos
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