EL FACTOR EXTERNO A AMBOS LADOS DE LA LEY

. Caracas, Venezuela Nº 5, Año III, pp. 185-203, 2011 Anthony P. Maingot EL FACTOR EXTERNO A AMBOS LADOS DE LA LEY RESUMEN ABSTRACT Los pequeños

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. Caracas, Venezuela Nº 5, Año III, pp. 185-203, 2011

Anthony P. Maingot

EL FACTOR EXTERNO A AMBOS LADOS DE LA LEY

RESUMEN

ABSTRACT

Los pequeños países del Caribe guardan celosamente su soberanía como parte integral de su identidad, nacional y personal. Desafortunadamente, las amenazas del crimen trasnacional son de tal envergadura que sus líderes hoy confrontan un gran dilema: insistir en un concepto absoluto de soberanía que podría poner en riesgo la seguridad nacional, o hacer concesiones y modificaciones a ese concepto invitando la ayuda externa para mejor salvaguardar la seguridad nacional y la soberanía real.

The small countries of the Caribbean guard their sovereignty with great intensity. It is part of their national and personal identity. However, the transnational threats of organized crime are such that their leaders are confronted with a cruel dilemma: maintain their adherence to an absolute concept of sovereignty which might facilitate threats to their national security, or compromise that concept of sovereignty by inviting foreign assistance in order to combat external threats to their national security.

Palabras clave: Soberanía absoluta, soberanía modificada, crimen trasnacional, seguridad nacional, Jamaica, Trinidad-Tobago, Suriname, Haití.

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Keywords: Absolute concept of sovereignty, modified sovereignty, transnational crime, national security. Jamaica, Trinidad-Tobago, Suriname, Haiti.

1. Introducción El proceso de descolonización después de la II Guerra Mundial creó un gran número de países pequeños, muchos de ellos en el Caribe. Dado las injurias raciales y de clase sufridos en el periodo colonial, estos nuevos Estados naturalmente adoptaron sentimientos fuertes de nacionalismo y conceptos estrictos de soberanía nacional. Nacionalismo y soberanía fueron, y siguen siendo, partes integrales de la identidad nacional de estos países. Fue en gran parte esa identidad que les permitió confrontar, primero, el pasaje a la independencia, después, múltiples ajustes a los cambios globales que afectaban enormemente sus economías. Por las últimas tres décadas, sin embargo, estos países han estado confrontando una nueva amenaza a su soberanía y seguridad nacional: el crimen organizado internacional. Esta nueva amenaza ha confrontado a estos países con un difícil dilema: escoger entre un “bien” (la soberanía integral) contra otro “bien” (ayuda extranjera para asegurar la seguridad nacional.) Como lo que caracteriza todo dilema es el hecho de que no hay soluciones u opciones óptimas, estos países han tenido que ceder en cuanto a uno de estos bienes. Este ensayo intenta explicar por qué duró tanto para que las elites de estos países entendieran de que al no ceder el bien de la soberanía absoluta, rechazando así la ayuda externa, estaban en peligro de perder no solamente la soberanía si no la seguridad nacional también. Analizamos los casos de Jamaica, Trinidad-Tobago (aquí, Trinidad) y el mundo de finanzas internacionales (aquí, “offshore”), en especial el caso de Antigua y Barbuda (aquí, Antigua). 2. Jamaica amenazada “¿No ves que nuestro negocio está al nivel mundial? ¡Nadie se va a meter con nosotros!1 El que hablaba era Christopher “Dudas” Coke, sin duda alguna el “Don” (jefe criminal), más poderoso e influyente de Jamaica. Controlaba la feroz pandilla llamada “Shower Posse” que ha

1 Citado en The New York Times (May 27, 2010), p. A-10.

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tenido su base (su “garrison”) en el barrio y distrito electoral de Tivoli Gardens. Heredó el comando de su padre que murió (probablemente asesinado) en una cárcel en Kingston. El representante de ese distrito en la Cámara de Representantes era nada menos que Bruce Golding, Primer Ministro de Jamaica. Legalmente y políticamente hablando, Golding era el representante pero Coke era el que los vecinos de Tivoli Gardens obedecían y llamaban “Presidente.” Manejaba negocios de todo tipo, recibía contratos multimillonarios del gobierno y según el Departamento de Justicia de los EE.UU., controlaba una buena parte del narcotráfico en el litoral oriental de los EE.UU. Ya en los 1990s crecían las evidencias de que había extendido sus redes criminales hasta Arizona donde había hecho arreglos sobre drogas y el tráfico de armas con mafias mexicanas.2 Pareciera pues que Coke era intocable en Jamaica. Pero no en los EE.UU., de donde aumentó la presión sobre el gobierno de Golding de arrestar y extraditar a Coke. En Jamaica propiamente no fue sino hasta que la ola de indignación popular encontró un aliado en poderosos sectores del turismo, la banca, las iglesias y la prensa, cuyos intereses materiales peligraban, que el gobierno decidió detenerlo. No fue nada fácil pues Coke tenía su proprio ejército bien armado y atrincherado. La batalla duró tres días y hubo 73 muertes3. Una vez extraditado a los EE.UU., en Jamaica surgió toda una serie de interrogantes: ¿Quiénes en la política y en la policía protegían a Coke? ¿Quiénes le facilitaban los contratos del gobierno? ¿Quiénes pusieron los fondos para contratar la influyente firma de abogados en Washington para resistir la extradición? Y, fundamentalmente: ¿Qué dice el caso Coke sobre la soberanía intervenida y amenazada por el nivel de corrupción y debilidad institucional existente en Jamaica? ¿Por qué tuvo que ser presión externa la que finalmente condujo al arresto de Coke?4 Mientras que el Caso Coke era el más dramático en la región, no era el único. La región entera, ya sea la República Dominicana, Haití, las islas del CARICOM o de las Antillas Holandesas, en todas partes se oían interrogantes sobre los posibles lazos entre los niveles de corrupción y

2 Entrevista con un fiscal del Department of Justice, Tucson, AZ, mayo 20, 2010. 3 Vea The Jamaica Gleaner, The Observer, de mayo a julio, 2010. 4 Vea el Editorial, The Jamaica Gleaner, agosto 29, 2010.

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el amenazante aumento de criminalidad y del narcotráfico especialmente.5 El deterioro en el nivel de cultura política queda claro ante el espectáculo de Suriname, miembro de CARICOM, donde en agosto, 2010 se eligió como Presidente a Desi Bouterse, militar golpista y ex dictador todavía bajo juicio por el asesinato de 15 prominentes miembros de la oposición y buscado activamente por el gobierno de los Países Bajos y la Interpol por narcotráfico. Dado que Suriname es un país soberano pero a la vez pareciera también un país conquistado por una mafia criminal, ¿qué protocolo oficial corresponde a esta situación por parte de la región? ¿Debe Bouterse ser invitado a las reuniones de CARICOM? Estas son preguntas nuevas en la comunidad caribeña a los cuales no se han formulado respuestas. Holanda ya estableció su posición política y legal: Bouterse, dijo el Ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, está bienvenido solamente para ir del aeropuerto a la cárcel. La respuesta de Bouterse no tardó en llegar y predeciblemente era de tono nacionalista: “Nosotros los Surinameses somos los dueños legítimos de este país, no países extranjeros”.6 Los casos de Coke y Bouterse son solamente dos de un nutrido grupo de individuos condenados en absentia en el exterior pero que se abrigan políticamente con el nacionalismo y legalmente ante las cortes domésticas, muy a menudo usando influyentes (y costosos) equipos de abogados extranjeros. No hay mecanismo bajo el derecho internacional de forzar legalmente la extradición de estos acusados. Se alcanza este fin solamente cuando el país acusador tiene la capacidad de ejercer presión y amenazas geopolíticas consecuentes. Los EE.UU. lo tiene con Jamaica, Holanda no lo tiene con Surinam. El país que si lo tiene con Surinam es Brasil, lo cual quedó demostrado cuando en los 1980s Brasil se alarmó con la cuantiosa presencia cubana en ese país bajo el gobierno de Bouterse. Como lo relata un investigador holandés, la advertencia de Brasil fue: “O ellos [los cubanos] afuera, o nosotros adentro.”7 Como lo establecen 5 Sobre los posibles lazos entre la corrupción generalizada y el crimen vea, Anthony P. Maingot, “Challenges of the Corruption-Violence Link,” en Ivelaw Griffith (ed.), Caribbean Security in the Age of Terror (Kingston: Ian Randle Publishers, 2004), pp. 129-153. 6 Vea él Stabroek News, julio 20, 2010. 7 Vea, Dirk Kruijt, “Vacios de gobierno y estados fallidos: el caso de Surinam, de 1975 en adelante,” en Lilian Bobea (ed.), La seguridad en el Caribe (Washington, D.C.: Woodrow Wilson International Center for Scholars, 2009), p. 150.

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los acontecimientos descritos en la Tabla N° 1, la mayoría de los hechos, o por lo menos de las amenazas, de violencia de envergadura en la región han tenido dimensiones externas a ambos lados de la ley: se forjaron en el exterior y cuando se logró desmantelarlos fue con intervención externa. No es que la región no había considerado la delicada situación de incapacidad doméstica. Como lo explicó Vaughan Lewis cuando era Secretario General del OECS, en 1983 esa organización subregional formuló tres preguntas fundamentales que reflejan claramente el dilema que confrontaban un incipiente sentido de inseguridad: 1. ¿Qué capacidad existe dentro de la región propiamente para contrarrestar estas amenazas a la seguridad? 2. ¿Qué circunstancias políticas harían inescapable la búsqueda de asistencia militar externa? 3. ¿Si fuese necesario buscar fuentes de asistencia afuera de la región, como se debe hacer sin perder la apariencia y la realidad de nuestra soberanía individual y colectiva?8 Esta última pregunta apunta al gran dilema de estos pequeños Estados: confrontar un bien (soberanía) a otro bien (ayuda externa). Si vamos a entender como la incapacidad de bregar con este dilema atrasó la determinación de la elite Jamaiquina de confrontar la evidente presencia del crimen organizado en la isla, analicemos la posición del encuestador y analista más influyente de Jamaica, Carl Stone. En abril de 1988 Stone dijo: Es verdaderamente decepcionante de que mientras estamos eligiendo un nuevo gobierno estamos perdiendo tanto tiempo discutiendo irrelevantes chismes Americanos (“petty US gossip”) sobre presuntas relaciones entre mafias locales y nuestros políticos… debiéramos estar discutiendo los problemas reales.9

Un año después de la elección, donde no se mencionó el problema del crimen organizado, Carl Stone cambió dramáticamente de actitud: los

8 Vea Vaughan Lewis, “The Eastern Caribbean States: Fledgling Sovereignties in the Global Environment,” en Jorge Dominguez, Robert Pastor and R. Delisle Worrell (ed.), Democracy in the Caribbean (Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 1993), p. 113. 9 Jamaica Weekly Gleaner (April 18, 1988).

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narcotraficantes estaban inutilizando el país; la gente y el futuro de Jamaica estaban amenazados. “Hay que tomar cuantas medidas sean moralmente necesarias, inclusive cambios en la constitución, para parar esa amenaza.”10 Desafortunadamente poco o nada se hizo. La respuesta siempre era aquel cliché nacionalista de que “nuestro vino es amargo pero es nuestro”. Un ejemplo describe la situación. Desde fines de los 1970s era de conocimiento general de que las mafias colombianas se encontraban establecidas en las islas colombianas de San Andrés y Providencia. Esto les daba relativamente fácil acceso a la costa centroamericana y por avión a la isla de Haití y la República Dominicana. A Jamaica llegaban en lanchas rápidas (“fastboats”). Los EE.UU. se dieron cuenta que no tenían la capacidad de controlar un mar de 6 millones de millas cuadradas y buscaron permiso de las islas para perseguir estos “fastboats” en aguas territoriales. Propusieron un Model Shiprider Agreement a CARICOM. Contrario a la teoría de seguridad colectiva, CARICOM no tomo decisión alguna; cada isla negocio por su cuenta. Jamaica en particular, negó dar su visto bueno, basándose en un exaltado principio de soberanía y dignidad nacional. El debate en la Cámara de Representantes arrojó el siguiente escenario: Acompañado por grandes aplausos y ovaciones de a pie, el Primer Ministro P. J. Patterson declaró con vehemencia: “¡No nos arrastremos!”11

La misma indiferencia hacia los peligros y amenazas a la soberanía se notaba en Trinidad. El costo en Jamaica ya era dramático y el factor externo quedó clarísimo cuando el gobierno de Patterson contrató a un experimentado oficial británico para lanzar lo que se llamó “Operation Kingfish”. Con esto se redujo bastante los lazos con las mafias en los “fastboats”. Otro caso de acciones postergadas es el de Trinidad.

10 Jamaica Weekly Gleaner (April 17, 1989). 11 Sue Smith, “Drugs and Jamaican Sovereignty”(Unpublished paper, Caribbean Studies Association Annual Meeting, Antigua, 1998, p. 1).

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3. El Caso de Trinidad, 1990 En mayo 30, 2001, las autoridades federales norteamericanas arrestaron en Fort Lauderdale, Florida, a un trinitario-americano que buscaba la compra de 60 rifles AK-47 y 10 ametralladoras Mach-10 con silenciadores. El cargo formal12 indicaba que el trinitario negoció las armas para un grupo de Islámicos fundamentalistas en la isla de Trinidad, el Jamaat al Muslimeen. El Jamaat era el mismo movimiento que había intentado un golpe de estado en Trinidad en 1990 –es decir, once años antes del empiezo de lo que el Presidente George W. Bush llamó “una guerra nueva” contra el terrorismo. El contacto en Trinidad para recibir las armas era bien conocido en los EE.UU. y en la isla: Lance “Fire” Small había sido extraditado en 1998 a Trinidad por traficar heroína en los EE.UU. En junio 2001 el Miami Herald (June 2, 2001, p. B1) describió a Small como el contacto entre Osama bin Laden y el Jamaat al Muslimeen. Esta conexión la admitió el Primer Ministro de Trinidad en septiembre 17, 2001, cuando indicó que la CIA había revelado el nexo entre Osama bin Laden y el Jamaat.13 El Primer Ministro acusó al terrorismo internacional de planear “otro” golpe de estado en la isla.14 La captura por la Aduana de Trinidad de dos coches blindados con equipos para montar lanza cohetes y ametralladoras, era prueba adicional de que algo se tramaba y que las conexiones eran internacionales. Los dos trinitarios que exportaron los coches desde Nueva York, no podían explicar de dónde sacaron los US $300,000 que costaron ni qué uso tuvieran vehículos de ese tipo en la pequeña isla. Interesante que el Lance Small que servía de contacto con los golpistas de 1990, había participado en el “otro” intento de golpe que mencionaba el Primer Ministro, el del movimiento de Poder Negro en 1970. Pero Small no era el único elemento de continuidad entre 1970 y 1990. El propio líder del golpe de 1990, Abu Bakr, y seis de sus más importantes

12 Vea el caso “U.S.A. v. Keith André Glaude,” U.S. District Court-Southern District of Florida, Case No. 01-6133. Vea el artículo de Mark Fineman en el Los Angeles Times, 6/18/01, p. A-3. 13 Trinidad Guardian (September 17, 2001), Editorial. 14 Trinidad Express (January 24, 2001), p. 1.

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lugartenientes en el movimiento de 1990, también lo fueron en el movimiento de 1970. Los que en 1970 buscaban el Poder Negro, en 1990 buscaban un fundamentalismo religioso y en ambos casos los contactos eran con los EE.UU. Una comparación entre estos dos movimientos sugiere una hipótesis: a pesar de un radicalismo que rechaza la “dependencia” nacional de la sociedad Trinitaria de los EE.UU., los radicales negros de 1970 y de 1990 dependían de influencias afroamericanas y plata del exterior. Una comparación entre el movimiento de 1970 y el de 1990 deja muy claro lo que es de todo conocido: el peso de la influencia norteamericana en Trinidad y el Caribe. Lo que es diferente en estos dos casos es como esta influencia no es el de la “hegemonía cultural” de la cual tanto se escribe sino de una influencia revolucionaria, primero racial y después religiosa y fundamentalista. Analicemos primero la influencia racial de los 1960s y 1970s. El interés en Islam fue consecuencia de tres cosas. Primero el fracaso del movimiento de Poder Negro dejó a muchos afro-trinitarios radicales buscando una alternativa revolucionaria. Como ya vimos, Abu Bakr y seis de sus más allegados en el Jamaat habían participado en el movimiento de Poder Negro de 1970. Pero más que estas causas locales, lo que condujo a éstos hacia el Islam, fue la influencia de lo que estaba pasando en los EE.UU.: la conversión de muchos líderes del Black Power, y de muchos atletas, al Islam. Una repetición del proceso de emulación de los 1960s y 1970s pues. El crecimiento del Islam negro en la isla en los 1960s y 1970s, dice Selwyn Ryan, “fue un producto de un fenómeno norteamericano del mismo modo que el movimiento de Poder Negro y los eventos en Trinidad y Tobago en 1970 fue una extensión de lo que estaba pasando en los Estados Unidos.”15 Pero fue más una conversión política que religiosa. La extraña combinación de influencias quedan claras cuando vemos lo que Abu Bakr mismo define como influencias importantes: Malcolm X, Fidel Castro, Angela Davis, Huey Newton, Bobby Seales, Soledad Brothers, Black Panthers, Eldridge Cleaver, Louis Farrakhan, y H. Rap Brown.16

15 Selwyn Ryan, The Muslimeen Grab For Power, p. 285. Sobre el mismo punto vea también: Bishnu Ragoonath, “The Failure of the Abu Bakr Coup,” Journal of Commonwealth Comparative Politics, Vol. 31 (July 1993), pp. 33-53. 16 Ryan, p. 285.

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Todos los líderes del Jamaat habían migrado a los EE.UU. después del fallido movimiento de Poder Negro de 1970s, y todos habían hecho contacto con organizaciones Islámicas negras norteamericanas. Abu Bakr con el templo en Atlanta de Jameel Abdullah (antes el líder de Poder Negro, H. Rap Brown), Bilal Abdullah con el Islamic Party of the USA, y Omowale Muhammed (que participó como su nombre de nacimiento Andy Thomas, en 1970 y en el “foco” guerrillero de la NUFF [National Union of Freedom Fighters]), el Nation of Islam de Louis Farrakhan.17 Pero sí es cierto que las influencias en 1970 y 1990 venían de los EE.UU., cabe preguntarse cuáles eran los propósitos locales (nacionales) de asumir estas “identidades” extra-nacionales. Precisamente porque en 1970 y en 1990 trataron de tomarse el poder por la fuerza, hay que pensar que los propósitos locales eran políticos, que lo que se buscaban en 1970 por razones raciales y Marxistas, también se buscaba en 1990 por razones raciales e Islámicas. Aunque la rebelión del Jamaat en 1990 logró –después de bombardear el comando de la policía– asaltar el Parlamento y tomar preso al Primer Ministro y la mayoría de su gabinete, falló por la misma razón que falló el movimiento en 1970: falta de apoyo popular. En 1970 no hubo muertes pero en 1990 el Jamaat mató en sangre fría a 23 policías y parlamentarios y quemaron una tercera parte de la capital, Puerto España. En ambos casos las mayorías Cristianas e Hindú rechazaron las ideologías extranjeras. En 1990 la comunidad Musulmana de la isla rechazó al Jamaat como foránea al Islam. La toma del Parlamento duró una semana y acabó sólo cuando el gobierno provisional que se había establecido le concedió una amnistía a los rebeldes. Esta amnistía fue declarada válida por el Privy Council del House of Lords inglés que seguía siendo la corte de última instancia de las islas independientes del Caribe. Al Jamaat lo representaron un poderoso equipo de abogados ingleses.

17 Vea las conversaciones con el periodista que estuvo de rehén en 1990, Raoul Pantin, The Trinidad Express, agosto 6, 8, 10, y 12 de 1990.

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Lo más extraordinario de este caso es que no fue sino en septiembre 2010, (es decir, dos décadas y varios cambios de gobierno después) que se instaló una Comisión de Investigación sobre los eventos de 1990. Interesante también que el Presidente de esa Comisión es el Jefe de la Corte Suprema de Barbados. 18 Trinidad parece seguir incapaz de proseguir independientemente una investigación de los hechos más sangrientos de su historia, colonial o independiente. En julio, 2010 el nuevo gobierno de la isla contrató a dos oficiales Canadienses para ocupar las posiciones de Comisionado y Vice-Comisionado de Policía, respondiendo así a un llamado de la sociedad de “limpiar” la policía de elementos corruptos.19 Para esto, decían, se necesitaba fuerzas externas. Lo mismo se dice de una de las situaciones más controversiales en la región: la industria virtualmente incontrolada de capitales externos, una de las características preocupantes de la globalización. 4. El mundo de los paraísos fiscales Durante la campaña presidencial, el candidato Demócrata Barak Obama se refirió a Ugland House, un edificio en las islas Caimanes Británicas, como “el fraude impositivo más grande de la historia.”20 En ese edificio estaban registradas 19.000 compañías internacionales. Lo que en inglés llaman “offshore” (así lo usamos aquí) describe toda una gama de negocios: bancos, compañías de seguros, registros de buques, compañías de negocios internacionales (IBCs) registrados en países afuera del alcance de los países originarios de los capitales. Nada de esto es por definición ilegal. Muestra de esto son los anuncios en diferentes revistas ofreciendo los servicios de “paraísos fiscales” o “refugios secretos” (secrecy havens). En cualquier número de la prestigiosa revista británica, The Economist, hay anuncios de grandes compañías especializadas en establecer cuentas bancarias o compañías en cualquiera de 45 centros offshore alrededor del mundo. Como vemos en la Figura No. 2, el Gran Caribe cuenta con veinte y tres paraísos fiscales y diez de estos están

18 The Trinidad Guardian, (September 8, 2010), p. 1. 19 The Trinidad Guardian (July 6, 2010), p. 1. 20 The New York Times (October 4, 2009), pp. 1, 4.

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catalogados por el Departamento de Estado de los EE.UU. (DE) como de “Preocupación Máxima” en términos de ser grandes centros de lavado de dinero. Otros nueve están catalogados como de “Preocupación.” El Drug Enforcement Agency (DEA) usa 26 características de prácticas bancarias para formular esas categorías, características que según el DE son los que usan los narcotraficantes para escoger el sitio ideal para lavar su dinero ilícito. Escoger un paraíso fiscal no es nada difícil, los cargos para la creación de una compañía internacional son mínimos y en la mayoría de los casos el negocio se hace electrónicamente y si no inmediatamente, por lo menos dentro de 24 horas. Además de facilidades que le interesan especialmente a evidentes criminales buscando como lavar y “estacionar” (“park” en inglés) el dinero criminal, estos centros también atraen a otros que no son legalmente “criminales” pero que buscan sitios donde haya exención de todos impuestos, confidencialidad absoluta y un secretismo asegurado por cuentas enumeradas. Es decir, estas compañías garantizan que el centro offshore ofrece no solamente “lavar” o “blanquear” dinero sino también lavar las identidades de personas e instituciones. Y la gran demanda mundial para estos servicios explica la multiplicación de estos paraísos fiscales alrededor del mundo. Según el experto Ronen Palan, en estos centros offshore se llevan a cabo los siguientes manejos y transacciones de capital: - 80% de todas las transacciones del capital internacional. - “Casi el total” de los US$2 trillones en transacciones de cambio (foreign exchange). - Contienen el 20% del total de la riqueza privada mundial. - Contienen el 22% de los activos externos de la banca mundial. La dimensión fundamental de la banca offshore es que operan fuera del control de algún banco central o la fiscalización estatal dentro de la cual operan bancos nacionales.

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Figura No. 2 Paraísos fiscales en el Caribe1 Sospechados de ser centros de lavado de dinero2

Anguilla

Grenada (P)

Antigua (PM)

Haiti (PM)

Aruba (P)

Montserrat (0)

Bahamas (PM)

Netherlands Antilles (P)

Barbados (P)

Panamá (PM)

Belice (PM)

Puerto Rico

Bermuda (0)

República Dominicana (PM)

British Virgin Islands (P) St. Lucia (P) Cayman Islands (PM)

St. Vincent/Grenadines (P)

Costa Rica (PM)

Turks and Caicos (P)

Dominica (P)

Venezuela (PM)

Fuentes: 1 Anthony P. Maingot, “The Offshore Caribbean,” in Anthony Payne and Paul Sutton (ed.), Modern Caribbean Politics. (Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 1993), pp. 259-276; Walter Diamond and Dorothy Diamond, Tax Havens of the World. (New York: Matthew Bender Books, 1998). 2 El Departamento de Estado de los EE.UU. presenta tres categorías de sospechas de lavado de dinero: PM=Preocupación Máxima (Primary Concern) P=Preocupación (Concern) 0=Bajo Observación (Observation) US Dept of State, International Control Strategy Report, 2007, Vol. 2.

El “boom” del negocio offshore en el Caribe llegó al punto de que una islita británica tan pequeña como Anguilla con 7.000 habitantes tenía 45 bancos con 3.500 compañías registradas. Montserrat, con 15.000 habitantes, tenía 350 bancos. El escándalo era tal que el gobierno

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británico –generalmente bastante flemático y tolerante de la banca offshore– tuvo que intervenir y cerrar la mayoría de estos bancos y compañías.21 Esta acción británica fue seguida en el año 2000 por la OECD y su Financial Action Task Force que amenazaba con sanciones a aquellos centros que aparecían en una lista de “países y territorios nocooperativos” por su laxitud bancaria.22 El Caribe estaba más que bien representada: Bahamas, Cayman Islands, Dominica, Panamá, St. KittsNevis, St. Vincent y the Grenadines. La OECD continuó la publicación de esta “lista negra” hasta 2004 cuando el Fondo Monetario Internacional se quejó de que hacía difícil su diplomacia de ayuda al desarrollo. Con o sin estar en una lista, el Caribe sigue siendo popular en parte por razones puramente geográficos –sus centros offshore están en la misma región que sirve de puente para un 50% de la droga que va entre el mayor productor (Colombia) y el mayor consumidor (EE.UU.)– que explica el trauma. Pero también hay una dimensión humana que explica esta concentración de bancos offshore en el Caribe como explica R. Thomas Naylor: “La meta mayor del criminal es gozar de sus ganancias en algún paraíso tropical, especialmente si queda dentro de la zona donde opera su negocio criminal.”23 Quizás igual atención internacional se le ha dado a otra fuente del flujo de capitales ilícitos y su uso de paraísos fiscales: los dineros provenientes de actos criminales como el tráfico de drogas, de armas y de seres humanos. “El crimen organizado internacional y el tráfico de drogas,” dice uno de los que mejor conocen el negocio, “dependen de los servicios bancarios que ofrecen los centros offshore.”24 Por mucho tiempo esa atención internacional ha enfocado en los bancos de Miami y el Caribe y quizás ninguna otra parte del mundo ha sido tan traumatizado por este 21 Vea Report of Mr. Rodney Gallagher of Coopers and Lybrand on the Survey of Offshore Finance Sectors in the Caribbean Dependent Territories (London: HMSO, 1990). 22 Vea OECD, Harmful Tax Competition: An Emerging Global Issue (Paris: OECD, 1998). 23 R. Thomas Naylor, “Drug Money, Hot Money and Debt,” The European Journal of International Affairs, Nº 2 (Winter, 1989), p. 62. 24 Jack Blum, “Offshore Money,” en Tom Farer (ed.), Transnational Crime in the Americas (New York: Routledge, 1999), p. 62.

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dinero sucio como lo ha sido el Caribe. Por lo menos así lo indica la literatura sobre el tema.25 La tercera y mayor fuente de dinero a los paraísos offshore proviene de esa zona gris entre lo legal y lo ilegal. Ni los flujos de la corrupción política o de la criminalidad internacional, por más grandes que sean, se comparan con los fondos del comercio mundial que buscan donde estacionarse. Se calcula que tal vez el 50% de los $30 trillones que representan el comercio global se queda offshore. Vale la pena mencionar algunos casos de corrupción escandalosa que involucraba a bancos offshore. Primero vino el escándalo en 1991 del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI sus siglas en ingles).26 Era el banco de todos: gobiernos del Tercer Mundo, del Primer Mundo, del Banco Ambrosiano del Vaticano, de las mafias (italianas y colombianas) de terroristas, de servicios de inteligencia como la CIA, de traficantes de armas, hasta de un ex-Secretario de Defensa de los EE.UU. Con el BCCI el mundo offshore había llegado a su máxima utilidad para todos, legales e ilegales. El repentino fallo del BCCI causó un shock tan grande que los gobiernos comenzaron a tomar medidas para regular el flujo de capitales. La reacción pública empezó con lo que ya se apellida la “Crisis ENRON,” o, como llamó el New York Times, el problema “Enronitis.” En el año 2000 la compañía de energía más grande del país se declaró en bancarrota. Miles de empleados perdieron no solamente sus puestos sino también sus pensiones, miles de millones en deudas quedaron sin pagar y se estableció que los ejecutivos de la ENRON tuvieron mucho que ver con la inflación y manipulación de los precios durante una crisis energética que casi lleva a la bancarrota a los estados de California, Oregon y Washington. Treinta y tres ejecutivos de la ENRON fueron enjuiciados bajo cargos de fraude, conspiración, y lavado de dinero.

25 Vea Anthony P. Maingot, “Laundering Gains of the Drug Trade: Miami and Caribbean Tax Havens,” Journal of Interamerican Studies and World Affairs, 30 (Summer/Fall, 1988), pp. 167-187. 26 Los dos trabajos más serios sobre el escándalo del BCCI son, Rachel Ehrenfeld, Evil Money (New York: Harper Collins, 1992) y Jonathan Beaty and S. C. Gwynne, The Outlaw Bank (New York: Random House, 1993).

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Para entender cómo los ejecutivos de la ENRON pudieron, en las palabras del más importante estudio sobre el asunto, “transformar perros en patos,”27 es decir, esconder la verdadera situación financiera de la corporación mientras ellos mismos se enriquecían, hay que entender el papel de las cuentas secretas y entidades ficticias que habían creado en los paraísos fiscales del mundo. Esto les permitió a los jefes de ENRON mantener más de 3.000 cuentas extraoficiales (“off-the-books accounts”). Significativo es que de 800 entidades offshore, 692 estaban en las Islas Cayman, un territorio británico y por consecuencia fuera del control o supervisión del estado norteamericano. Y, como explican los dos autores citados, en ningún momento, ni los ejecutivos en ENRON, ni sus contadores de Arthur Anderson han admitido haber hecho nada más que defender sus derechos capitalistas. Los autores describen minuciosamente la disposición mental de los que tienen grandes riquezas y poder, pero “no sienten ninguna responsabilidad más allá de sus intereses.” A nadie le debería sorprender que en un reciente escándalo financiero en los EE.UU., la del American International Group (AIG, la compañía de seguros más grande del mundo), encontramos dos centros offshore del Caribe (Bermuda y Barbados) jugando papeles predominantes en la manipulación de los libros. Se calcula que accionistas y pensionados perdieron US $82 mil millones en esa corruptela.28 Es evidente que ni en Bermuda o Barbados existió la voluntad de revelar estos actos fraudulentos, y si existiera la voluntad, que les faltaba la capacidad de regular una compañía como AIG. Esto se hace patente cuando se sabe que uno de los ejecutivos más importantes de AIG fue no solamente figura clave en la formulación de la legislación de Bermuda sobre compañías de seguros offshore sino que también líder de las fuerzas de cabildeo de las compañías de seguros ante el Congreso en Washington. Él manejaba la oficina de AIG en Bermuda, oficina que tenía dos funciones: esconder las pérdidas de AIG y crear fondos secretos para los bonos de los altos ejecutivos.29

27 Bethany McLean and Peter Elkind, The Smartest Guys in the Room, (New York: Penguin, 2004), p. 407. Es importante saber que ambos autores trabajan para la revista Fortune, vocera del capital americano. 28 The Wall Street Journal, marzo 31, 2005, p. 1. 29 Vea, “AIG Insider Understood Offshore Deals,” Financial Times, (April 6, 2005), p. 1.

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No es nada seguro de que estos intentos de frenar los más flagrantes abusos del gran capital tendrán un éxito a largo alcance, por dos razones. Primero, es evidente que los casos que analizamos aquí son representativos de toda una actitud que tiene sus raíces en una tenaz y persistente cultura y práctica de grandes corporaciones norteamericanas e internacionales. Sus bases filosóficas se pueden llamar con Palan, “constitucionalismo global”: la idea fija sobre el derecho constitucional del capitalista de maximizar el dinero a su disposición (que no necesariamente tiene que ser la de él personalmente) como mejor le parezca, es decir, un concepto de la necesidad de libertad máxima para aprovecharse de oportunidades del mercado capitalista donde sea que ésta se presente. Es aquí donde entra la segunda razón que explica las dificultades de regulación: los pequeños países que ofrecen sus servicios offshore funcionan como sistemas paralelos a ese mundo y, a menudo, son usados como simples mecanismos para las manipulaciones de las grandes compañías. El resultado ha sido, para citar a Palan de nuevo, “un tipo de soberanía nacional honorificada”, este “capitalismo nómada” es destructivo de todo sentido de país, y de identidad.30 Si la soberanía del estado sobre su territorio no es una expresión de la unidad de su pueblo sino “una mera comodidad que se empaca y se vende al que más ofrece”, entonces no hay unidad espiritual que defender. Uno pensaría que con la experiencia de tantos fraudes bancarios, los países y los ciudadanos en el Caribe tendrían más cautela en el manejo de capitales extranjeros. El caso del Stanford International Bank en Antigua demuestra que eso no es el caso.31 El ciudadano de Texas, Allen Stanford, había sido expulsado de la colonia británica de Montserrat a principios de los 1980s por operar un banco que lavaba dinero. De allí fue a principios de los 1990s a Antigua donde su generosidad con altos oficiales del gobierno además de sus contactos en Miami y Washington,

30 Ronen Palan, The Offshore World, (Ithaca & London: Cornell University Press, 2003), p. 161. 31 Los detalles de este caso son tomados del New York Times, February 13, 2009, pp. B1, 6; February 21, 2009, pp. 1, 13; February 23, 2009, p. B3; Business Week, February 13, 2009; y The Financial Times (London), February 19, 2009, p. 16; February 20, 2009, p. 14; February 21, 2009, p. 8.

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pronto permitió un crecimiento extraordinario de su banco. Cuando la FBI cerró el banco en 2009, bajo el cargo de que Stanford manejaba un verdadero Ponzi Scheme de siete mil millones, el banco tenía: • 21.500 clientes, 15.000 de los cuales eran venezolanos que habían invertido US $3 mil millones en sucursales en Venezuela. Nada sorprendente de que haya sido una investigación de la revista Venezolana Veneconomía la que reveló qué tipo de Ponzi Scheme existía. • 36 sucursales en los EE.UU., 9 en Venezuela, 2 en Colombia, Panamá, Ecuador, Brasil, México y Suiza. • La fortuna personal de Stanford ascendía a US $ 2.2 mil millones varias veces más que el valor de la económica de Antigua. Antigua (con la ayuda de “consultores” norteamericanos) había protegido a Allen Stanford, siempre basándose en su soberanía. Pero era, como dice Palan, una “soberanía nacional honorificada” –pues Stanford era el verdadero “dueño” de la isla. Tomó una intervención externa (es decir, norteamericana) para asegurarle a los ciudadanos de Antigua su soberanía real. 5. Conclusión Quizás sea el caso de Haití el que mejor ilustra el factor externo a ambos lados de la ley. Mientras los políticos adoptan posturas nacionalistas criticando la presencia de las fuerzas de las Naciones Unidas (MINUSTAH), es evidente que sin estas fuerzas el país correría peligro de desintegrarse. Pero a pesar de la presencia de estas fuerzas extranjeras, el azote de la criminalidad aumenta. Según un minucioso estudio sobre tráfico de armas pequeñas en el Caribe, los arrabales de Haití están “entre los sitios más peligrosos del mundo.”32 Las armas están en manos de pequeños traficantes de drogas pero también en posesión de grandes

32 Graduate Institute of International and Development Studies, Small Arms Survey, 2010. Geneva, 2010, p. 308.

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carteles que operan entre Venezuela, Colombia, la República Dominicana y Puerto Rico (una extensión de Nueva York).33 Haití es más que nada un almacén y un fácil sitio de traspaso para los mafiosos como José David Figueroa. La situación es tema de múltiples editoriales en el periódico de mayor circulación en Haití. El siguiente editorial es representativo: “…circulan muchas armas, las pandillas han vuelto a organizarse… el trafico de drogas corrompe todas capas sociales e instituciones nacionales. ¿Si los líderes y aspirantes políticos ponen tan mal ejemplo, quien se atrevería a sancionarlos? La pregunta es fácil de contestar: la DEA. Mais sporadiquement.”34 ¿Pero, qué significa una intervención extranjera “esporádica”? ¿Quién decide cuándo y cómo intervenir, qué tiempo debe durar, y qué grado de autonomía de acción debe darse al actor externo? Es una pregunta que se hacen no solamente gobiernos aliados a los EE.UU. sino vecinos antagónicos como Cuba que coopera regularmente con la Guarda Costa de los EE.UU. en acciones anti-trafico. Está claro de que el Caribe se encuentra en una nueva etapa geopolítica donde países buscan un nuevo balance entre su nacionalismo, su soberanía y la ayuda extranjera para defender su seguridad nacional. Ha sido difícil para estos pequeños países soberanos entender de que en un mundo donde están igualmente globalizados las fuerzas criminales y las fuerzas del orden, no existe tal cosa como la soberanía absoluta. Se protege la soberanía relativa, es decir, no se pierde la nación, asegurando la seguridad nacional. Es un manejo de la gobernabilidad extraordinariamente complejo pero parece ser que las élites de estas islas están aprendiendo las lecciones de las costosas experiencias vividas. Por lo menos eso es lo que la opinión pública en las sociedades en el Caribe entero está exigiendo.

33 El caso del puertoriqueno residente en la Republica Dominicana, Jose David Figueroa Agosto, representa la presencia de un mafia bien organizada con un alcance regional (vea el excelente reportajes en El Listin Diario de Santo Domingo durante los meses de julio y agosto, 2010. 34 Editorial, Le Nouvelliste, Oct. 12, 2010.

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Tabla No. 1. Eventos Violentos y las conexiones extranjeras en el Caribe, 1969 - 2010 1969 Violentas manifestaciones urbanas en Curaçao. Huelgas contra compañías holandesas y comercios de recién-llegados judíos polacos e intervención de tropas holandesas. 1970 Movimiento de Poder Negro y rebelión del ejército en Trinidad. Influencia del Movimiento de Poder Negro de los EE.UU.; rebelión de estudiantes trinitarios en Canadá; Policía leal armada por los EE.UU. 1976 Explosión de un avión de la línea Cubana de Aviación afuera de Barbados. Exilados cubanos terroristas contra civiles cubanos. 1976 Tom Adams, Primer Ministro de Barbados declara que se prepara una invasión de la isla por mercenarios extranjeros Sur África apoya al líder mercenario, Burnett-Alleyne, Francia (desde Martinica) interviene y lo detiene. 1979 Golpe de Estado Marxista en Grenada. Cuba y la USSR apoya al gobierno revolucionario; EE.UU. invade en octubre, 1983. 1980 Golpe de Estado Marxista en Suriname. Todos los golpistas habían vivido en Holanda y fueron miembros del ejército holandés. Gobierno revolucionario compuesto por estudiantes formados en Holanda en partidos Marxistas. 1981 Dos intentos de Golpe de Estado contra Eugenia Charles de Dominica. Los conspiradores todos reclutados por la Mafia en los EE.UU. Fuerzas de inteligencia francesa notifica a la FBI que los detiene en New Orleans. 1990 Falla sangriento Golpe de Estado por grupo de Musulmanes Negros en Trinidad. Armas compradas en los EE.UU. con plata del Medio Oriente; hombres entrenados en Libia. Tropas especiales de Trinidad entrenados por los EE.UU. 2010 Fuerzas armadas de Jamaica toman por asalto el cuartel (Garrison) de Philip “Dudas” Coke; 73 muertos. Conexiones criminales en los EE.UU.; armas de los EE.UU.; policía jamaiquina contrata a tres oficiales británicos.

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