"El Fantasma Y La Letra"

"El Fantasma Y La Letra" (*) Jornadas Aniversario "30 Años De Escuela (1974-2004)". Escuela Freudiana De Buenos Aires. 1, 2, 3 Y 4 De Julio De 2004.

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"El Fantasma Y La Letra" (*) Jornadas Aniversario "30 Años De Escuela (1974-2004)". Escuela Freudiana De Buenos Aires. 1, 2, 3 Y 4 De Julio De 2004.

Mónica Morales

Una escena familiar en la que el padre y el hijo juegan una partida de ajedrez. El hijo, que se perfila como ganador mira a la madre con sonrisa cómplice. La escena es de una perfecta felicidad. Repentinamente golpean a la puerta. Llega un desconocido pidiendo albergue momentáneo. El señor de la casa lo hace pasar, le da de beber, y se entera que éste es dueño de un talismán mágico. "Cumple tres deseos... pero es demoníaco...a mi ya me los cumplió... voy a deshacerme de ella..." Era una pata de mono, entre curiosa y siniestra. "¿Le ha cumplido los deseos a otros?" Pregunta White, el dueño de casa. "Sí, quien que me la dio, pidió como tercer deseo la muerte..." El forastero parte, pero White se queda con la pata de mono. "No sabría que pedirle", le dice a su esposa y a su hijo.... "si lo tengo todo... soy un hombre feliz". "Pero te aliviaría pagar la hipoteca de la casa..." Dice su esposa. El hijo los mira sonriendo con algo de burla. Luego se va a trabajar. A solas, el matrimonio continúa mirando con curiosidad la pata de mono. "¿No creerás en ello?". El Sr. White le dice a la pata: "Quiero 200 libras". El día está llegando a su fin, no ha sucedido nada, han buscado el dinero y no lo han encontrado. De repente golpean a la puerta: unos señores de la compañía Maxwell les vienen a comunicar que su hijo ha tenido un accidente... pero ya no sufre. La compañía les ofrece una indemnización de 200 libras. Han pasado pocos días del funeral del hijo. La madre llora sin consuelo, y en su desesperación se le ocurre algo: "Pidámosle a la pata que nos devuelva a nuestro hijo..." Y sin dudarlo formula el segundo deseo. El marido, aún en su dolor comprende aterrado el estado en que se encontraría su hijo al morir...y toma entonces la pata para formular el último deseo.

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Se escucha entonces el retumbar de unos pasos que se acercan a la puerta. La madre corre a abrir. Afuera era el silencio y la soledad.... Es La pata de mono de William W. Jacobs.(1) La literatura fantástica con su prisa por concluir nos deja sin comprender si se trata de una siniestra coincidencia o acaso de los fantasmas que nos habitan... Ya sea que el analista aspire a confrontar al analizante con la nada de su ser, o que pretenda agotar la cadena significante que lo determina, cualquiera que sea la idea respecto de la cura, inevitablemente operará siempre sobre el fantasma. En el nivel de la estructura el fantasma es el deseo (2). No hay realidad para un sujeto más que la constituida por el fantasma. Es también su manera singular de gozar, es un saber imaginario que le confiere un lugar en el Otro. Y este fantasma es en relación a lo que para él fue traumático. ¿Qué relación hay entonces entre el fantasma y el trauma? Lo que traumatiza no es otra cosa que el golpe del lenguaje como fundante de la estructura del sujeto. El lenguaje sitúa al sujeto frente a su falta. La diferencia entre el animal y el sujeto humano es que éste no ignora que va a morir. Del traumatismo del encuentro del sujeto y el Otro queda la imposibilidad de saber, saber que es el objeto de goce para el Otro, que como prohibido es causa de deseo para el sujeto. Frente a este enigma, frente a la ausencia de respuesta a esta cuestión, lo imaginario acude a dar forma a ese traumatismo. Luego el sujeto construye su historia, su novela familiar, en relación a lo que para él fue traumático. El trauma es un agujero, un trou. El sujeto se constituye en un universo del habla, y en ese hablar dice de significantes que arman un borde, borde de la escena traumática. Será esta la referencia en la construcción del fantasma. Entonces, el movimiento del análisis será del fantasma al trauma, y no del trauma al fantasma. (3) A partir de la construcción-deconstrucción del fantasma puede arribarse a esas marcas del trauma, a ese borde referencia del sujeto. En la versión del trauma el Otro está presente y forma parte de él. Como dice una rama - Página 2 de 7 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

ortodoxa del judaísmo ante la pregunta: "¿Dónde estaba tu Dios durante la Shohá?". "Fue nuestro castigo porque los judíos de Europa se estaban asimilando demasiado al pueblo alemán..." Una respuesta frente al derrumbe del Otro. Al encuentro con el agujero, con la nada que somos. Pero la palabra puede crear y también destruir. Puede sostener por sí misma y hacer perdurable lo traumático, y que un sujeto entonces quede aplastado por esa versión del trauma que se construyó e hizo de ella su goce. La situación analítica coloca a alguien frente al universo del lenguaje, sin poder, por más que hable, apoderarse de él jamás (4). Por eso es traumática, y posibilita que el fantasma tome su lugar. ¿Qué decir del duelo? El duelo es la pérdida de algo significativo para el sujeto. Una marca de ausencia. Un agujero en lo real. Agujero que el significante no logra recubrir. La pérdida coloca al sujeto inevitablemente frente a la castración. Se produce un momento de inexistencia del Otro. Es un tiempo de desamparo para el sujeto. Encontrar una versión del trauma sería un recurso, un amparo del Otro. En el análisis hay un tiempo que va del fantasma al trauma, para llegar al final al duelo. Ahí la referencia al Otro se pierde. La inexistencia del Otro produce del lado del sujeto, el de-ser, una pérdida real. Por eso el fin del análisis conduce al encuentro con ese agujero frente al cual nos dejó el lenguaje. Sólo que con otros recursos que al comienzo. El sujeto que comienza un análisis es otro sujeto que el que concluye. Ya Freud observaba que en la fantasía de Pegan a un niño, no se trataba de un enunciado integrado a la textura de un discurso sino que se destacaba por su formato de confesión; sin variaciones retóricas sino una forma de irrupción de la fantasía en el discurso común. Así como el deseo se viste de sueño, tropiezo, síntoma, la formulación de la fantasía se enuncia con una fijeza acompañada de vergüenza y culpa. En el enunciado de la fantasía, el sujeto está ausente como sujeto gramatical activo, y presente como sujeto paciente, sufriente de la acción del verbo. Sujeto pasivo que va al lugar del complemento de objeto, porque la falta de objeto de la pulsiòn, lo que ella pierde en su repetición permaneciendo como mera demanda que insiste en silencio, da su lugar vacío, un marco donde la fantasía coloca algo que va al lugar del objeto sin serlo. Si la estructura de la fantasía tiende a ausentar al sujeto de la función activa del verbo, es para transferir esa función de sujeto al verbo mismo, modo de acentuar la participación de la pulsión en la estructura del fantasma.(5)

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El fantasma aparece bajo la forma de escenas, hay una mostración, una escenificación de la neurosis por medio del fantasma. (6) Recortar las escenas en las que el fantasma se muestra es resultado del trabajo analítico. El fantasma tiene que ser primero reconocible y luego construido. Se requiere tiempo en el recorrido de un análisis para que las representaciones fantasmáticas que acompañan la vida cotidiana de un analizante estén enmarcadas. El fantasma recién se ha construido cuando la abundancia de las representaciones en lo cotidiano se reduce a un esquematismo sencillo y repetitivo. El fantasma del homicidio del padre es un polo esencial de la escenificación del neurótico, así como también la escena de seducción. El primero encuentra un callejón sin salida porque es imposible saber lo que es un padre. El nombre del Padre es el significante que encierra la incompletud de lo simbólico, y el complejo de Edipo es el montaje mítico que responde a este efecto. La heterogeneidad entre un deseo indeterminado -puro efecto del lenguaje-, y un cuerpo, no es otra cosa que la función imaginaria de la castración, que transforma el efecto de la división propia del lenguaje en falta y en amputación de un cuerpo (7). En esa indeterminación del deseo, el sujeto ofrece una porción de goce. El neurótico entonces, se ofrece en el fantasma a suplir la falta del Otro. Entonces, la clínica del fantasma parece residir en la necesidad de redoblar aquello que de lo simbólico está en juego en la función imaginaria de la castración. El fracaso del goce parental es la figura ejemplar que la castración imaginaria confiere a la falta del Otro (8). En el après-coup este fracaso se mide con la perfección de goce representada por la díada madre-hijo, y la imperfecta relación sexual de los padres. Esta comparación surge de la creencia de un goce posible, pero también de la interdicción del incesto, ya que esta Ley afecta en primer lugar a la pareja de los padres, cuyo goce es imperfecto: en efecto, ninguno de los dos se acuesta con la madre. Es ésta la falta donada por la castración. El que falla siempre es el padre, y la que goza es la madre. En realidad se trata de un espejismo llamado imaginariamente La Madre, Otro Primordial Materno, efecto de la interdicción del incesto. Pero el espejismo es tan tentador como amenazante, uno se ofrece a un goce, perdiéndose en él. - Página 4 de 7 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

La inducción imaginaria tiene una consecuencia simbólica: el intento de mantener al padre en un registro diferente que aquél que dio pruebas de impotencia, un Padre que consista sólo en su nombre poniendo freno al apetito de la madre (9). En efecto, a la relación dual se agrega un tercero llamado a la escena del fantasma. El tercero introduce una heterogeneidad de registros que asegura la imposibilidad de la consumación: la falta fálica es imaginaria, pero la respuesta es simbólica. El fantasma que sostiene la vida sexual de cada cual se arma por el espejismo de tal goce: es esto lo que persigue el ser hablante, y también lo más temido. Aquello a lo que aspira el fantasma, aquello a lo que se teme es del orden de lo imposible, si se lograra sería la locura y la muerte. Aun así, el fantasma "hace mantener tranquilo el paisaje", en tanto es la barrera del lado de la Cosa (10). Porque el paisaje encuentra en el fantasma, una representación. La interpretación hace corte ahí donde el fantasma hace sutura y eso es un atravesamiento del fantasma. ¿Cómo pensar la acción terapéutica del psicoanálisis? ¿Cómo situar el acto analítico? El objeto debe ser vaciado para que prescriba la demanda del Otro, demanda a la que los objetos dan consistencia, y fijan el sujeto a lo real del objeto. Las formaciones del inconsciente tienen estructura literal, por eso la liberación de la letra de la significación de una frase pone en juego la castración del Otro. La liberación de una letra interroga inmediatamente la causa del deseo, y la presencia del analista descubre el objeto de la pulsión. Son los efectos del acto analítico que deja un vacío, y en ese vacío el fantasma puede construirse. Pero la extracción de la letra produce efectos en tanto toca al fantasma, sino sólo es un divertido juego de sonidos. Porque del fantasma no se habla, a menos que haya un síntoma articulado. Del síntoma sí se habla, el síntoma habla. Habrá entonces que esperar el cruce entre el fantasma y el equívoco para que el fantasma encuentre ese hueco donde construirse. Cruce entre la letra y el fantasma. Articulación entre el saber inconsciente y el Ello.

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María está triste, enojada. Había perdido un embarazo que estaba ya a término. Todo venía bien, pero ella insistió en hacerse la última ecografía: "el bebé no se mueve tanto..." "No seas obsesiva", había dicho el obstetra. Pero las sospechas de María eran ciertas: el embarazo se había interrumpido. María culpa al obstetra por negligencia, pero más se culpa ella por no haber insistido con su temor. ... ¿cómo es que siendo médica no se dio cuenta que el embarazo se había interrumpido?...pero claro, ella era la paciente, no la médica en esta situación. Días después ella y su marido consultan a otro obstetra acerca de este inesperado desenlace. Le hacen estudios: genéticos, toxoplasmosis, etc, etc. Todo parecía estar bien, quizás una insuficiencia placentaria acaecida a último momento. "Una vasoconstricción, periférica..." -me explica- "fue mi culpa por fumar durante el embarazo... dos o tres por día, pero no pude evitarlo. Yo maté a este hijo." Señalo que el embarazo perdido es ahora un hijo. Era éste un hijo muy anhelado, fruto de un amor largamente esperado. Su marido -muchos años mayor que ella-, se demoró bastante tiempo en decidir abandonar su infeliz matrimonio con otra mujer. Ahora por fin juntos, podían armar una familia. Además el tiempo pasaba: ellos habían hecho cálculos y este papá cuando el hijo tuviera 12-13 años, tendría como 65... la edad de un abuelo. Las desgracias que llegan sorpresivamente en los momentos de alegría son muy temidas por María: "Es el fantasma que me atormenta. Si todo estaba bien, ¿para qué quisiste más?". Cuando ella era niña murió su padre. Su padre -que era médico-, salió un día a trabajar y no volvió. Tuvo una muerte súbita viajando en colectivo. Recuerda que trataba de encontrar un porqué, una causa... "¿qué disgusto le habríamos dado a papá ese día?... si el día anterior había sido el día del padre y nos habíamos portado bien... había sido un día feliz." "Papá era bastante mayor que mamá... a veces tengo miedo de repetir la historia y quedarme viuda yo también.... José no se cuida, se stresa tanto en el hospital..." Un nuevo embarazo es deseado, pero más aun, temido. Repetir la situación anterior sería insoportable. Pasa el tiempo y el embarazo insiste en no llegar. Pero llega un sueño: "José era viejo y se había muerto. Lo velábamos mi hijo y yo....". "Viejomuerto..." Le digo. Y recuerda que estando embarazada, algunas veces sintió: "O José o el bebé.... si el bebé nace, el padre se va a morir. José va a ser un viejo y se va a morir..."

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Matar a un hijo para que viva un padre... matar a un hijo, una versión del asesinato del Padre. Quizás una manera de matar a su Padre.

NOTAS: (1) Jacobs,William: La pata de mono. Cuentos memorables según Jorge Luis Borges. Editorial Alfaguara, Argentina, 2000. (2) Lacan, Jacques: Journées d’Automne 1962). Introduction au Seminaire de l`Angoisse. Intervención de Lacan en las Jornadas Provinciales de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, 21 de octubre de 1962. Traducción de Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA. (3) Ferreyra, Norberto: Trauma, duelo y tiempo. Editorial Kliné, Buenos Aires, 2000. (4) Ferreyra, Norberto: ídem 3. (5) Glasman, Sara: El Superyo, nombre perverso del Padre. Conjetural 2. (6) Pommier, Gerard: Fin de análisis. (7) Calligaris, Contardo: Hipótesis sobre el fantasma en la cura psicoanalítica. Ediciones Nueva Visión. Bs. As.,1987. (8) Ídem 5. (9) Ídem 3. (10) Ídem 2.

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