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RESUMEN:
Primera parte Un sicólogo en un campo de concentración En este capítulo el autor explica que el libro se trata de su experiencia en un campo de concentración y describe a los “capos” que eran prisioneros que se elegían entre los que tenían un carácter más
dominante de entre los demás, estos tenían algunos privilegios y se comportaban igual que los guardianes de los campos de concentración. Selección activa y pasiva Se explica que los prisioneros tenían una lucha de cada día por el pan y la supervivencia y del bienestar de cada uno de ellos individualmente. Un ejemplo de esto es cuando se anunciaba que se iba a seleccionar a algunos prisioneros para trasladarlos a otro campo de concentración, esta selección consistía en tomar a los más enfermos y a los incapacitados para trabajar, a ellos se los llevaba a los campos de concentración centrales que tenían cámaras de gas y crematorios, cuando se anunciaba el traslado comenzaba una lucha entre los prisioneros para que su nombre o el de algún amigo fuera tachado de las listas. Cuando los prisioneros llegaban a un campo se les quitaban todas sus pertenencias, además se le tatuaba un número el cual servía para identificarlos. La selección se daba de dos formas: la primera era cuando se elegía a los “capos” que eran los prisioneros más brutales (pero había excepciones) esta estaba a cargo de la SS y era de tipo activo, se daba una especie de proceso continuado de autoselección pasiva entre los prisioneros. Solo se mantenían con vida los prisioneros que habían perdido sus escrúpulos en la lucha por la existencia y estaban dispuestos a todo para poder salir con vida. El informe del prisionero número 119.104: ensayo psicológico El autor da a entender que iba a relatar las experiencias de él como un prisionero común, aclarando que el no había ido al campo de concentración a trabajar como psiquiatra ni menos como un médico, exceptuando las últimas semanas. El autor es el prisionero número 119.104 y la mayor parte del tiempo estuvo cavando o tendiendo traviesas para el ferrocarril como los demás prisioneros. Se describe que por un trabajo bien echo o un trabajo más peligroso se daban recompensas que eran los llamados “cupones de premio” que los daba la empresa constructora a la que habían sido vendidos como esclavos, esta empresa pagaba por día y prisionero al campo. Los cupones podrían canjearse por cigarrillos, cada cupón tenía el valor de seis cigarrillos los cuales, a su vez, podían intercambiarse por seis raciones de sopa. El autor se ganó dos cupones de estos por cavar un túnel el solo. El autor da a entender, nuevamente, que este ensayo realizado es el relato de sus vivencias y que trata de que nos demos cuenta el como se vivió en los campos de concentración de manera distinta a la que ya conocíamos (información oficial en libros, etc.) o sea de su propia experiencia.
PRIMERA FASE Internamiento en el campo El autor ordena en fases sus observaciones y vivencias. Las fases son: la fase que sigue a su internamiento, la fase de la autentica vida en el campo y la fase siguiente a su liberación. Estación Auschwitz El primer síntoma de la primera fase es el shock, para explicarlo el autor nos cuenta de su experiencia: estuvieron viajando en tren varios días donde en cada vagón viajaban unos 80 prisioneros, los cuales tenían que dormir uno encima del otro o encima de sus equipajes, además cada vagón tenía una pequeña ventanilla donde entraba un poco de aire y la claridad del sol, nadie sabía donde los llevaban ni menos donde estaban. De repente se escuchó a un prisionero decir que se acercaban a
Auschwitz, todos estaban temerosos porque sabían que ahí estaba todo lo más horrible del mundo, las cámaras de gas, crematorios y matanzas indiscriminadas. Era un campo inmenso, con alambradas, torres de observación. De pronto se abrió la puerta del vagón en el que iban y entraron más prisioneros los cuales estaban bien alimentados e incluso de muy buen ánimo. El autor describe que en psiquiatría hay un estado de ánimo que se conoce como “la ilusión del indulto” la cual dice que el condenado a muerte antes de su ejecución tiene la ilusión de que en el último segundo lo salvaran y lo perdonaran, ese mismo sentimiento los invadió cuando vieron a los prisioneros. Lo que no sabían era que esos prisioneros eran un grupo seleccionado de personas que les daba la bienvenida a los nuevos prisioneros que llegaban. Llevaron a 1100 prisioneros a una barraca a esperar a que fueran trasladados a otros campos más pequeños, tenían hambre y frío, su único alimento era un trozo de pan. Se dice que los prisioneros que trabajaban en las cámaras de gas tenían más privilegios pero que estaban asustados porque en cualquier momento podrían ser relevados de su cargo de ejecutores para convertirse en victimas. La primera selección En este capítulo se expone todos los pasos de la selección que tuvieron que pasar los prisioneros. Primero les tenían que dejar su equipaje en el tren y los hicieron formar dos filas una de hombres y otra de mujeres y tenían que desfilar delante de un oficial de la SS, él movía su dedo a la derecha o a la izquierda según el estimaba, si mandaba a los prisioneros a la derecha ellos tendrían que realizar trabajos forzados y si los enviaba a la izquierda, que eran los ancianos, enfermos e incapacitados, los enviaba a otros campos, al autor del libro lo enviaron a la derecha, esta era la primera selección que pasaron estos prisioneros. Después los llevaron al pabellón de desinfección, ellos aún pensaban que se podrían salvar ya que los guardias estaban muy simpáticos según lo que cuenta el autor, luego se dieron cuenta que eran simpáticos porque trataban de persuadirlos para quedarse con sus objetos de valor Desinfección Los tuvieron en un cobertizo y hay se les quitó todas sus pertenencias. Luego los llevaron a la antesala de los baños en donde un oficial de la SS les ordenó que se sacaran toda la ropa en un tiempo de 2 minutos, todos lo hicieron lo más rápido que pudieron ya que temían las represarías que eran pegarles con un látigo para que se apuraran. Luego de eso los afeitaron completamente y los llevaron a las duchas donde los alinearon. Se aliviaron al darse cuenta que de las duchas salía agua y no gas. Nuestra única posesión: la existencia desnuda Este capítulo explica que lo único que tenían los prisioneros era la existencia desnuda, ya que les quitaron todas sus pertenencias, y aunque le habían dejado conservar sus anteojos y zapatos, al tiempo después los tuvieron que cambiar por pan y se quedaron sin nada. Las primeras reacciones La primera reacción que tuvieron los prisioneros estando en las duchas era curiosidad, curiosidad de saber que les iba a suceder más adelante, las consecuencias de lo que les estaba pasando y de cuando estuvieran en la intemperie o trabajando en la lluvia. Pero poco después esa curiosidad se transformo en sorpresa, una sorpresa de ver que estando en la lluvia, mojados no se enfermaban. Otras sorpresas que se llevaron al darse cuenta de lo que podían soportar era que, dormían en literas, amontonados y con poco espacio, aun así conseguían dormir, además de los que tenían el sueño ligero también conseguían dormir profundamente. Con estos ejemplos se dieron cuenta que la afirmación de que el hombre podía ser utilizado para cualquier cosa era cierta. ” ¿Lanzarse contra la alambrada?” En la primera fase en la que según el autor se encontraban, aún estaban en desesperación porque tenían el temor
de que su vida podía terminar en cualquier momento. El autor cuenta que no se va a “lanzar contra la alambrada”, ósea, que tomó la decisión de no tomar el camino más fácil, el suicidarse tirándose a la alambrada electrificada. En esta parte del relato aparece un prisionero que llevaba unas semanas ya en el campo, este llega a la barraca donde estaban y les comienza a dar consejos, como para calmarlos, y para que pudieran sobrevivir, como el de que se afeitaran para parecer más jóvenes, y el realizar bien su trabajo, eso los mantendría vivos, ya que para lo único que los querían era para eso, además les aconsejó que tenían que tratar de que sus heridas o lesiones no las viera un oficial de la SS porque de seguro los enviaría a otro campo para matarlos ya que no les servirían más para trabajar, él contaba que a los hombres con el aspecto miserable y que ya no les servían para el trabajo los llamaban “musulmanes” y para evitar parecer uno de esos tenían que seguir su consejo, además añadió que ninguno de los que estaba ahí debería temer por parecer uno, exceptuando al autor que solo sonrió al escuchar eso. SEGUNDA FASE La vida en el campo Apatía Aquí el autor explica que las reacciones descritas anteriormente cambian, y los prisioneros pasan de la primera fase a la segunda que es de apatía relativa que es como una especie de muerte emocional. El prisionero tenia emociones mas dolorosas, las cuales eran la añoranza de estar en su casa con su familia, que finalmente terminaba en nostalgia, luego venia un sentimiento de repugnancia hacia todo lo que le rodeaba, por ejemplo al principio daba vuelta la cara para no ver como los demás sufrían cuando les pegaban, pero al entrar en la segunda fase esto ya no sucedía, como que no le provocaba ningún sentimiento el ver lo que le pasaba a otro. Lo mismo le sucedía al autor del libro, el cual cuenta la experiencia de cuando estuvo cuidando a los enfermos de tifus, el los veía agonizar y morir, además de ver a los otros prisioneros como les sacaban las cosas a los prisioneros muertos, como los zapatos, para luego utilizarlos, esto no le provocaba ningún sentimiento, miraba sin ningún sobresalto lo que sucedía. Lo que hace daño Las emociones antes descritas y el sentimiento de que nunca más les importaría nada eran los síntomas de la segunda fase de las reacciones psicológicas del prisionero, y lo que los hacia insensibles a los golpes diarios a los que eran sometidos y los que les daban por la más mínima provocación y sin razón alguna los oficiales, esto era lo que más les dolía, aún más que el dolor físico, era lo injustificado de los golpes. El insulto Lo más doloroso de los golpes eran los insultos que estos incluían. Los insultos eran, por ejemplo que los guardias les decían “cerdos” y cosas hirientes. El autor cuenta que tuvo cierta simpatía con el “capo” de su cuadrilla, ya que le dio algunos consejos psicoterapéuticos así que el “capo” lo ayudo en algunas cosas, como por ejemplo cuando repartían sopa, el “capo” metería la cuchara hasta el fondo y le daría algunas habichuelas que le ayudarían a pasar el hambre. Este mismo capo lo salvó de un guardia que ya lo había insultado y amenazado de muerte. Estos insultos, según la opinión del autor, les dolían ya que los juzgaban sin saber nada de su vida pasada. La apatía era característica de la segunda fase y era una autodefensa que tenían los prisioneros. La única tarea que tenían los prisioneros era el de sobrevivir ellos y sus amigos. Los sueños de los prisioneros Al estar con la sola idea de sobrevivir y al no tener satisfechas sus necesidades los prisioneros buscaban en sus
sueños el poder saciarlas, pero tenían que despertar de esos sueños que tenían y volver a la realidad en la que estaban. El hambre En el campo, los prisioneros sufrían, obviamente, desnutrición, esto los llevaba a un estado primitivo mental que era el desear los alimentos, hablaban entre ellos de sus platos favoritos, se los imaginaban y los deseaban pero todo era solo una ilusión que solo los hacia sentirse un poco mejor. Su dieta diaria consistía en una ración de sopa aguada y un pequeñísimo pedazo de pan, además de algo extra que podría ser margarina, salchicha o jalea aguada, cada día una cosa, esta dieta era inapropiada para los prisioneros ya que tenían un trabajo pesado y necesitaban mucho más para poder subsistir. A medida que pasaba el tiempo se daban cuenta que estaban mucho mas delgados y que sus cuerpos se iban comiendo sus propias proteínas y no les quedaba ninguna fuerza de resistencia y comenzaban a morir de a poco. Para pasar un poco el hambre el autor y otros prisioneros guardaban su pan para así ir comiendo de a poco y poder pasar el hambre, mientras que otros se lo comían inmediatamente para así evitar la perdida o robo del pan. Sexualidad Toda la problemática existencial de los prisioneros, como el hambre, los insultos y eso no daban cabida al sexo, ya que no al ser los campos solo de hombres o solo de mujeres no había perversión sexual. Ni siquiera en los sueños de los prisioneros en los que según el psicoanálisis debería manifestarse de forma muy especial en los sueños. Ausencia de sentimentalismo Los prisioneros al tener solo la meta de sobrevivir, desechaban todo lo que no necesitaban para este propósito, como el no tener sentimientos. Aquí el autor nos relata su propia experiencia que es cuando lo trasladaron de Auschwitz a dachau, en el trayecto pasaron por la ciudad donde el había vivido durante toda su vida, como el vagón del tren solo tenia unas pequeñas rendijas por donde poder mirar, intento llegar a ellas implorándoles a los prisioneros que estaban allí, estos sin ningún acto de compasión por las peticiones de el no lo dejaron mirar por ahí, esto dio como experiencia que ya no tenían sentimientos. Política y religión Al solo tener la preocupación de subsistir, los prisioneros sufrían de “hibernación cultural” con excepción de la política y la religión. Todos en el campo hablaban de política, discutían sobre los rumores que llegaban de la situación militar y cada vez se les iba acabando la esperanza de que la guerra terminara, a excepción de algunos optimistas. En el ámbito religioso, eran impresionantes las formas de religión que se manifestaban entre los prisioneros, ya que se rezaba mucho y se improvisaban lugares de oración en las barracas o en los camiones en los que eran llevados. En 1945 se produjo un brote de tifus que afectó a casi todos los prisioneros, los síntomas eran muy desagradables y el autor trataba de mantenerse despierto la mayor parte del tiempo para no caer enfermo. Una sesión de espiritismo Al autor de libro se le invitó por un medico jefe del campo a presenciar una sesión de espiritismo, ya que sabían que él era psiquiatra. En la sesión un médium invocó a los espíritus y sentaron al administrativo del campo freten a una hoja de papel en blanco con un lápiz sin ninguna intención de escribir, durante los 10 minutos después ya concluida la sesión debido al fracaso de ella, el lápiz trazó en la hoja una forma bastante legible que decía “vae victis” que era latín y significaba ” ¡ay los vencidos! ”, se asombraron ya que el administrador no sabía latín, pero la conclusión del autor fue que había
escuchado el latín y había quedado gravado en su subconsciente y justo ahora lo había recordado antes de su liberación y el fin de la guerra. La huida hacia el interior Los prisioneros menos robustos eran más fuertes en el sentido de resistencia a la situación que estaban viviendo ya que eran capaces se aislaban del terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza interior y libertada espiritual lo cual los hacia mas resistentes que los que se veían mas robustos y fuertes por fuera. Para aclarar esto el autor cuenta de su propia experiencia lo que le ocurrió cuando en las mañanas frías tenían que caminar con las amenazas y los golpes de los oficiales, los que estaban mas débiles tenían que apoyarse en el hombro del que iba al lado, el autor comenta que el hombre que iba al lado de el le dijo “si nos vieran ahora nuestras esposas espero que estén mejor en sus campos e ignoren lo que pasamos aquí”, este comentario hizo que el autor recordara a su esposa. Cuando todo se ha perdido Aquí el autor nos cuenta que mientras caminaban, con frio y todos cansados sin decir palabra, todos pensaban en sus esposas, y el obviamente también, recordaba su imagen y creía que ella le respondía en ese momento comprendió el significado de los poemas y la verdad de que el amor es la meta ultima a la que puede aspirar el hombre y comprendía también que aunque este todo perdido siempre está la posibilidad de poder llegar a ser feliz pensando en el ser querido. Hasta cuando trabajaban el autor pensaba en su esposa, no sabia si ella estaba viva o muerta, ni tampoco podía averiguarlo pero al fin y al cabo lo único que lo hacia sentir mejor era el pensar en ella. Pero su mujer había muerto y el no lo sabia, aún así su imagen era mas fuerte en su espíritu y mente para dejar de pensar en ella. Meditaciones en la zanja Las meditaciones antes descritas y el pensar en el pasado ayudaban, sin duda a refugiarse en ellos, los detalles mínimos que recordaban los hacían llorar y los llenaban de nostalgia. También al estar en esa situación los hacia apreciar mucho mas la naturaleza y pequeñas cosas comunes como el mirar las montañas o una puesta de sol, las cuales contrastaban con el almacén de municiones que allí construían. Monólogo al amanecer En una ocasión mientras cavaba una zanja el autor relata que estaba conversando con su esposa, en pensamiento, y que era tan fuerte ese pensamiento que sentía que estaba allí y que podría tocarla, luego miro al cielo y vio un pájaro que se le acerco y lo quedo mirando fijamente es como si su mujer hubiera estado mirándolo. Arte en el campo En el campo para divertirse y olvidar un poco el sufrimiento de lo que les estaba pasando, improvisaban en una barraca un tipo de espectáculo de cabaret, donde cantaban y se entretenían contando chistes que contenían una referencia satírica del campo, esto los hacia olvidar, pero solo los “capos” o los prisioneros que no tenían que marchar podían disfrutar de estos espectáculos. En el campo se premiaba tano a los que entretenían como a los que aplaudían, los premiaban con la ración de sopa con guisantes. En el campo se buscaba siempre el arte, y eso resultaba un poco grotesco según lo que explicaba el autor, ya que era una búsqueda obsesionada. El autor relata la experiencia del segundo día que estuvo en Auschwitz y escuchaba la música de una fiesta que tuvo un oficial en el cuarto continuo al suyo, y recordó que ese mismo día su esposa estaba de cumpleaños. El humor en el campo Es extraño que en el campo hubiera humor de parte de los prisioneros dada la situación en la que se encontraban pero si existía un cierto humor de ellos, leve y durante unos pocos minutos pero estaba presente, el autor
da alusión a que el humor es otra arma para combatir por la supervivencia, en el campo los prisioneros inventaron una forma muy interesante para sacar su sentido del humor, era que todos los días tenían que inventar una historia divertida sobre algún incidente que pudiera sucederles después de su liberación, u otros que inventaban sueños divertidos con respecto al futuro. Estas formas de poder lograr tener un poco de humor y olvidar un poco el sufrimiento se daba en una experiencia que tuvo el autor, que era cuando los llevaban a otro campo todos estaban asustados porque creían que los llevaban al campo de mauthausen, pero a medida que avanzaban se dieron cuenta que los llevaban a un campo de dachau, el cual no tenia cámaras de gas ni crematorios, esto los puso de muy buen humor y hacían bromas aun después del sufrimiento que soportaron después. Quien fuera un prisionero común Vieron a un grupo de prisioneros pasar, los cuales se veían bastante bien, aseados y bien alimentados, los prisioneros que miraban sentían envidia por no estar así, además pensaban que tendrían comodidades que ellos deseaban. Además algunos de los prisioneros tenían la “suerte” de trabajar en fabricas cubriéndose del frio y no estando a la intemperie, esto les daba envidia y deseaban que les tocara alguna vez estar en esa situación. Además había lugares en los que sentían la suerte de no estar allí. Suerte es lo que a uno no le toca padecer Los prisioneros agradecían hasta los más mínimos favores. Además disfrutaban de los escasos placeres de la vida en el campo, los cuales les daban una felicidad negativa. El autor estuvo contando sus placeres positivos diarios que le ocurrían, los cuales no eran muchos, en el lapso de varias semanas había contabilizado solo dos momentos placenteros. Como experiencia aparte, cuenta que después de su estadía en el campo le muestran unas fotografías de los prisioneros mirando a los visitantes como insensibles, entonces el autor nos cuenta su experiencia de cuando estuvo enfermo junto con otros prisioneros, los cuales tenían el “privilegio” de no ir a trabajar y mantenerse en sus tablones dormitando todos apretujados para no perder ningún poco de calor, y ver a los demás llegando de su turno del trabajo todos exhaustos de cansancio y con frío, ellos pensaban en la “suerte” que tenían al no estar en su lugar y los compadecían y pensaban en lo bueno que era estar en la “enfermería” por ese tiempo y quizás por más. ¿Al campo de infecciosos? La suerte del autor fue aumentando, ya que un medico jefe le sugirió que se ofreciera como voluntario para desempeñar tareas sanitarias en un campo de enfermos de tifus, lo cual hizo ya que pensó en que lo enviarían, aun enfermo, a trabajar y eso seria la muerte segura, aunque pensaba que de igual forma moriría pero prefería morir ayudando a otros en vez de estar realizando trabajos innecesarios. Pero en secreto el suboficial de labores sanitarias mando que tuvieran mayor cuidado con los médicos voluntarios para así no tener en vez de médicos, muertos. Aquí el autor nos explica que ya en estas instancias la vida había perdido valor y que todos los valores de los hombres habían desaparecido, ya que hay se veía como eran utilizados hasta el último y después desechados porque no tenían más utilidad, además de quitarle al hombre su voluntad y acababan por considerarse con un valor igual al de un animal ya que se comportaban igual que uno. Añoranza de soledad El estar obligado a estar en grupos hacia que los prisioneros anhelaran el estar solos consigo mismo y su intimidad. Al autor lo habían llevado a un llamado “campo de reposo” donde extraordinariamente encontraba un lugar donde estar solo aunque solo fueran unos minutos, iba a mirar y a pensar en un lugar donde almacenaban los cadáveres, iba allí cuando no necesitaban de sus servicios, ya que el traía los pocos remedios y se los daba a los pacientes o a los que estaban desahuciados les daba unas palabras de aliento ya que no podía gastar medicinas en los que ya se
estaban muriendo y privar a los que si tenia una esperanza de vida. Como dato del autor, el lugar donde iba a meditar había salvado la vida de unos amigos ya que evitaron ser llevados a otros campos escondiéndose entre los cadáveres. Juguete del destino Como la vida de los prisioneros ya no tenía valor, los prisioneros ya estaban endurecidos y adquirían mas consciencia de ello cuando se organizaban los convoy de enfermos, los cuales eran carretillas llenas de enfermos que empujaban otros prisioneros, si alguno moría antes debía ir igual ya que lo único que importaba era que la lista estuviera completa, al fin y al cabo lo que importaba era el número del prisionero, no importaba si este estaba vivo o muerto. Además los demás prisioneros se acercaban para ver si las ropas de los enfermos eran mejor que las que tenían para así cambiarlas y tener cosas un poco mejores para seguir soportando los trabajos que seguían. Los prisioneros no eran sentimentales, ya estaba comprobado, se consideraban a merced del humor de los guardias –juguetes del destino y esto los hacia mas inhumanos. Para el autor la experiencia de estar en el campo de concentración hizo que tuviera mayor precisión, por ejemplo durante su estadía se propuso solo contestar lo que se le preguntaban sin dar mas información. Aquí cuenta que los agruparon y los seleccionaron según su estado, lo llevaron a otro barracón lejos de sus compañeros y donde los nuevos hablaban distinto idioma al de el, lo cual no le gustaba, pero después de andar de barracón en barracón volvió donde sus compañeros sin que ellos se dieran cuenta de que el había pasado, el cruzarse con distintos destinos. Cuando se organizó el traslado de los enfermos al “campo de reposo” el número del autor estaba en la lista ya que se necesitaban médicos, pero nadie pensaba que el lugar de destino iba a ser de verdad el campo de reposo. La última voluntad aprendida de memoria En este capitulo el autor cuenta que antes que se los llevaran al campo de reposo, sabiendo que podían no llevarlos allí sino a un campo con cámaras de gas o a trabajar, un medio que le había ganado en aprecio le dijo aun tenia tiempo para que su numero fuera borrado de la lista, pero no quiso que lo hiciera, quería ir aunque supiera que eso lo llevaría a una muerte segura. Cuando estuvo con uno de su amigos, Otto, a quien le expresa su ultima voluntad que era el que le dijera a su esposa cuando la viera que el hablaba de ella constantemente, en segundo lugar que la había amado mas que a nadie y que el tiempo que estuvieron casados tenia mas valor que nada, esto se lo hizo aprender de memoria a su amigo mientras el lloraba. Luego se fue con los demás al verdadero campo de reposo, se sintió aliviado ya que supo después de su liberación que en el campo de donde se fue el hambre había aumentado a tal extremo que apareció el canibalismo. Planes de fuga Los prisioneros estaban invadidos de un sentimiento de no poder tomar una decisión, esto porque estaban que el destino era dueño de ellos y que bajo ningún concepto se debía influir en el, esto los afectaba ya que debían tomar decisiones precipitadas que podían decidir la vida o la muerte del prisionero, por ejemplo una decisión que tenían que tomar los prisioneros era el de escapar o no, esta decisión los hacia vivir un infierno ya que no sabían si arriesgarse o no a tan importante
decisión. El autor cuenta que el tuvo que pasar por esa experiencia, ya que hubo la oportunidad de escaparse con un amigo, pero su plan tuvo cambios y tuvieron que planear los detalle, pero al ultimo momento, viendo a sus pacientes y dejarlos hay, el autor desiste de escaparse y se queda con los pacientes dándole ánimos en sus momentos de delirios, no sabia porque pero había conseguido una paz interior que lo hizo quedarse en el campo. Cuando llego el ultimo día de estar en el campo de reposo, se dio la orden que evacuaran a al atardecer a los pocos prisioneros que quedaban ya que ese campo debía ser quemado para que desapareciera, pero llegaba el atardecer y no los evacuaban, de lo contrario había mas vigilancia, entonces por segunda vez el autor y su amigo decidieron escaparse, pero en el ultimo momento entro el camión con una cruz roja que los venia a recoger trayendo medicinas y cigarros y fotografiándolos a todos. Pero esto le duró poco, ya que les llegaron órdenes y los oficiales tenían que llevar en camiones a los prisioneros para desalojar el campo, ese camión los llevaría a suiza para canjearlos por prisioneros de guerra. Todos querían ir en esos camiones, los dos amigos tuvieron que esperar ya que en ese camión no cabían y tenían que esperar a ir en el siguiente, fue una larga espera ya que estaban cansados de tanta excitación y llenos de esperanza de poder estar libres. Mientras descansaban, los despertó un tiroteo el medico jefe les ordeno que se resguardaran la línea de fuego había llegado hasta donde estaban, cuando termino y salieron afuera vieron una bandera blanca. Muchas semanas después se enteraron de la suerte que habían tenido de no ir en los camiones ya que los prisioneros que allí viajaban los quemaron.
Irritabilidad La apatía de los prisioneros era consecuencia del hambre y la falta de sueño, además la irritabilidad era otra característica del estado mental de los prisioneros. Otro sentimiento mental que experimentaban los prisioneros era el sentirse inferiores a los demás, excepto los “capos”, los cocineros que se sentían de algún modo “superiores” a los demás esto se expresaba en algunos chistes o comentarios que hacían, esto hacia que se enfrentaran la minoría promovida y la mayoría degradada, por una irritabilidad que aumentaba cada día, además las tensiones mentales favorecían la violencia, ya que al estar cansados y con sueños los prisioneros sentían rabia. La libertad interior Dada las experiencias anteriores se podría concluir que la conducta del ser humano esta influida por el ambiente que lo rodea, aquí El autor plantea interrogantes acercan de si el hombre tiene libertad en la situación en la que se encuentra, y trata de explicarlas con su propia experiencia y dice que hay muchos ejemplos que prueben que el hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual incluso estando en circunstancias de tensión. Esto estaba comprobado por el autor que tuvo la experiencia de estar ahí, viendo a los hombres dando sus últimos esfuerzos para ayudar a los demás, eso daba pruebas suficientes de que al hombre no se le podía arrebatar que era la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino, en el campo diariamente tenían que tomar ese tipo de elecciones, las cuales determinarían si se someterían o no a las amenazas de arrebatarles la libertad interna. La máxima preocupación de los prisioneros se
resumía en una sola pregunta, que era: “¿sobreviviremos al campo de concentración?”, mientras que el autor se preguntaba: “¿tiene algún sentido todo este sufrimiento, todas estas muertes?”. El destino, un regalo El modo que los prisioneros aceptaban su destino y el sufrimiento les daba muchas oportunidades de buscarle un sentido más profundo. Podían conservar sus valores y dignidad o pueden olvidarlo en la lucha por la supervivencia, aquí reside la oportunidad que el hombre tiene de aprovechar o dejar pasar las ocasiones de alcanzar los meritos que una situación difícil puede proporcionarle, solo pocos prisioneros pudieron conservar su libertad y consiguieron los meritos que les brinda su sufrimiento. Siempre el hombre se enfrenta a su destino y tiene la oportunidad de conseguir algo por vía del sufrimiento, un claro ejemplo de esto en el campo eran los enfermos terminales, los cuales podían esperar su muerte con valor y dignidad.
Análisis de la existencia provisional Con la experiencia vivida y las observaciones psicológicas de los prisioneros se puede demostrar que los únicos responsables del debilitamiento del sostén moral y espiritual y que cayeran victimas de las influencias degenerantes del campo eran ellos mismos. Los que vivieron esta experiencia concuerdan que la influencia más deprimente del campo de concentración era el no saber cuanto duraría su encarcelamiento. Ellos mismos sacan por conclusión, apoyándose en una idea de un investigador psicológico, que la experiencia era “una existencia provisional cuya duración de desconoce”, esto hacia que, al tener la incertidumbre del fin, los prisioneros no aspiraran a una meta última en la vida, por lo tanto cambiaban toda la estructura de su vida intima, además de provocarles una deformación del tiempo, ya que al estar sometidos a torturas y estar fatigados durante el día, hacia que estos parecieran no tener fin , mientras que los tiempos más largos como semanas, pasaban más rápidos. Otra consecuencia provocada era el de ver como algo imposible e irreal toda vida fuera del campo. Los hombres que se dejaban vencer por no tener una meta futura se concentraban en recordar todo su pasado para apaciguar el presente que estaba viviendo y así verlo como algo irreal, pero esto traía consecuencias malas ya que no tomaban las oportunidades de hacer algo positivo en el campo y no encontrarle sentido a su vida, además olvidaban que las experiencias difíciles les ayudaban a crecer espiritualmente. Spinoza, educador Los prisioneros buscaban en los métodos de la psicoterapia o los psicohigiénicos, una fortaleza interior la cual les daría una meta futura, esto constituye una salvación en los momentos más difíciles, esto lo sabía muy bien el autor el cual nos relata la siguiente experiencia: en una de sus caminatas, con mucho dolor en sus pies ya que sus zapatos estaban gastados y tenia llagas, estaba pensando en cosas tan triviales que le dio mucha rabia y se obligó a pensar en otras cosa, se vió dando una conferencia de la psicología de un campo de concentración, esto lo ayudó a distanciarse de su dolor y el tiempo pasó más rápido, esta experiencia se transformo en el objeto de un estudio psicocientífico que el mismo realizó. ¿Qué dice Spinoza en su ética? “La emoción que constituye
sufrimiento, deja de serlo tan pronto como nos formamos una idea clara y precisa del mismo”. El prisionero que perdía la fe en su futuro estaba condenado, esta pérdida conlleva a la perdida del sostén espiritual; el prisionero caía en una crisis en la cual se entregaba, no deseaba realizar ninguna actividad y no dejaba que lo ayudaran ni tampoco se ayudaba. Una experiencia que vivió el autor fue que un amigo le contó que había soñado que una voz le decía que preguntara lo que quisiera, este preguntó por la fecha de la liberación y el termino de sus sufrimientos, la voz le respondió que el 30 de marzo finalizaría, pero al llegar la fecha nada ocurrió, entonces al día siguiente de la fecha dicha el prisionero murió aparentemente de tifus, esto hace que el autor saque por conclusión que su amigo dejo de luchar contra la enfermedad porque, al no cumplirse la profecía de su sueño, perdió todas sus esperanzas en un futuro y perdió la voluntad de vivir. Una observación que le llamó la atención al autor fue que la tasa de mortalidad semanal en el campo había aumentado entre las navidades y el año nuevo de 1945, y la explicación que le dio el medico jefe fue que los prisioneros albergaban la esperanza que en ese periodo de tiempo los liberarían y al no cumplirse iban perdiendo las esperanzas y el sentido de vivir y terminaban vencidos por las enfermedades y las circunstancias, sin ganas de seguir luchando, ya no tenían el porque luchar. La pregunta por el sentido de la vida Aquí el autor nos da un consejo, el de no preguntarnos sobre el significado que tiene la vida, sino preguntarnos que es lo que la vida espera de nosotros. Nuestra respuesta tiene que estar hecha de acciones y conductas rectas, en última instancia, dice el autor, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida nos asigna continuamente. Esto según el autor le da al significado de la vida un significado diferente para cada persona, por lo tanto es imposible darle una explicación general, ni menos darle respuesta a las preguntas relativas al sentido de la vida ya que será diferente para cada persona, ningún destino ni ningún hombre s puede comparar, todas las situaciones exigen una respuesta distinta y la decisión que tomen los hombres para afrontar su destino será única y también dependerá de la actitud que adopte al soportar su destino, sea bueno o malo. Sufrimiento como prestación Para los prisioneros el sufrimiento se había convertido en una tarea a realizar y que no querían volverle la espalda. Habían aprendido las oportunidades de logro que se ocultaban en el sufrimiento. Ellos lo que más tenían era sufrimiento que tenia que soportar, y le hacían frente procurando que los momentos de debilidad y de lagrimas se redujeran al mínimo. Algo nos espera En el campo siempre era posible aplicar algo que definían como los fundamentos de la psicoterapia o de la psicohigiéne que podían ser individuales o colectivas, los esbozos de psicoterapia individual eran de tipo para salvar la vida, esto era para evitar los suicidios, ya que en el campo estaba prohibido cualquier intento por salvar a un prisioneros que quisiera suicidarse, por lo tanto lo que hacían era evitar que quisieran hacerlo. Lo que hacían era recordarles cosas por lo que la vida tenia
sentido para ellos, buscaban algo por el cual vivir y así sacarles la idea de suicidarse, los ayudan a darse cuenta que nadie podrá reemplazar su lugar y que hay alguien o algo que los espera.
Una palabra a tiempo Las oportunidades para la psicoterapia colectiva eran muy pocas. Un ejemplo correcto era más efectivo que unas palabras. Un ejemplo dado por el autor era que un jefe de barracón que no era autoritario, tenía más oportunidad por su forma de ser, de ejercer una influencia de más largo alcance sobre los que estaban bajo su mando. Esta conducta es mucho más efectiva que las palabras, aunque a veces podría ser al contrario, el autor mismo relata cuando tuvo que ser él quien les diera ánimos a los prisioneros en un momento de desesperación y sufrimiento. Asistencia psicológica Empezó a darles la charla a los demás prisioneros hablando del futuro inmediato que tenían, lo cual no era muy alentador ya que no habían mucha oportunidad de sobrevivir, pero que a pesar de ello, explicaba el autor de su propia opinión, no tenia la intención de perder la esperanza y explicaba que no podía saber lo que le deparaba el futuro ni lo que podría pasar. Pero no solo habló de eso, también les habló del pasado, que nadie les podía arrebatar sus experiencias y alegrías pasadas ni tampoco cualquier cosa que hubieran hecho en su vida antes de entrar al campo. Finalmente les hablo del sacrificio que estaban pasando y que tendría un significado, y que el sentido de este sacrificio tenían que buscarlo ellos mismos, aquí el daba el ejemplo de un prisionero el cual había querido hacer un pacto con el cielo para que su sacrificio y su muerte liberaran de un doloroso final al ser que amaba. El autor buscaba que los otros prisioneros entendieran lo que el decía y le buscaran un sentido a su vida. Cuando terminó su charla los prisioneros se acercaron a él para darle las gracias y el autor sintió que había logrado su objetivo. Psicología de los guardias del campamento Muchos se preguntaban que era lo que pasaba por la psicología de los guardias que les hicieron tanto daño a los prisioneros. Aquí el autor da algunos detalles puntuales que son: que algunos guardias eran sádicos en el sentido clínico más estricto, además estos eran elegidos mayoritariamente. Otro factor era que en la elección negativa de los “capos” siempre tendían a ser los más brutales y egoístas. Esto también se explica en la experiencia que explica el autor, que era que los guardias pareciera que les daba agrado y placer hacer sufrir a los demás, además si a algún oficial de la SS le caía mal cierto individuo, siempre había alguno oficial especialmente sádico para mandar a aquel pobre desdichado. Como tercer punto, el autor hace referencia que los sentimientos de la mayoría de los guardias habían desaparecido, ya que fueron testigos de los brutales métodos utilizados, y los que endurecidos moral o mentalmente se rehusaban tomar parte en las acciones sádicas pero no impedían que otros las realizaran. Otro punto es que a pesar de todo lo anterior, habían guardias que sentían lastima por ellos, y los ayudaban en lo que podían, estos al ver la más mínima muestra de bondad con ellos sentían una gran alegría. El autor saca por conclusión de lo expuesto, que existen dos “razas” de hombres en el mundo: la de los hombres decentes y la de los
indecentes y estos se pueden encontrar en todas partes, por eso en el campo se podría encontrar tanto hombres decentes como indecentes. La vida en un campo de concentración dejaba al descubierto el alma humana y sacaba a la luz sus abismos, se podía ver el bien y el mal. Los que estuvieron allí conocieron en realidad al ser humano y lo describen como un ser que decide lo que es. TERCERA FASE Después de la liberación En este capítulo se analiza la tercera fase por la que pasaron los prisioneros, la fase de su liberación. Aquí el autor sique el relato que dejó inconcluso, cuando se izó la bandera blanca. Los prisioneros pasaron de estar en un estado de ansiedad interior a una relajación total. Se acercaron a la salida del campo donde ya nadie les daba ordenes, ni golpes ni impedía que salieran a recorrer como hombres libres los alrededores del campo, por fin eran libres y no lo podían creer. A medida que recorrían los campos le llamo la atención que no se alegraban con nada, habían perdido la capacidad de alegrarse y debían aprender de nuevo muy lentamente. El autor dice que desde el punto de vista psicológico lo que les pasaba a los prisioneros podría denominarse “despersonalización” ya que les parecía algo irreal, un sueño del cual iban a ser despertados en cualquier momento, y no sabían si creer o no lo que les estaba pasando. El autor explica que el cuerpo tiene menos inhibiciones que la mente, así que desde el primer momento en que los prisioneros estuvieron libres comenzaron a comer mucho y beber lo cual hacía que hablaran mucho y daban la impresión de que su deseo de hablar era irresistible. El autor cuenta lo que le sucedió después de su liberación mientras caminaba por una campiña florida en donde no había mas que el cielo y la tierra y el júbilo de las alondras, entonces dice que desde ese momento su vida empezaba de nuevo. El desahogo Aún cuando los prisioneros habían sido liberados no estaban exentos de peligro, ya que al haber estado bajo una presión mental tan fuerte y haber sido liberados tan repentinamente traía algunas consecuencias: al verse libres pensaban que podían hacer uso de su libertad licenciosamente y sin sujetarse a ninguna norma, lo único que había cambado para ellos era que ya no eran oprimidos, sino opresores, justificaban su conducta en sus terribles experiencias y se manifestaban en situaciones aparentemente inofensivas. Esto se podía revertir de a poco dándoles a entender que no porque les hubieran hecho daño ellos deben obrar mal. Otras dos experiencias mentales invadían a los prisioneros, que era la amargura y la desilusión que sentían al volver a su antigua vida y que nadie lo entendiera, además al encontrarse con el que sus familiares habían muerto en las cámaras de gas o en crematorios les hacia pensar que ya nadie los necesitaba y que el ser por el cual había sobrevivido ya no estaba, además de sentir que su sufrimiento no terminaba y que podía sufrir más y más intensamente. Estando en el campo todos habían pensado que no había felicidad que compensara todo lo que habían sufrido, pero tampoco estaban preparados para la infelicidad, esta agonía sería muy difícil de llevar hasta desde el punto de vista del psiquiatra. Para los prisioneros la experiencia vivida, después de un tiempo de haber sido liberados, los hacia preguntarse como lo habían podido soportar, además de ser solo una pesadilla y que la experiencia
final es el de tener la sensación que después de todo lo sufrido, ya no hay nada en lo que temer, excepto a Dios.
Segunda parte CONCEPTOS BÁSICOS DE LOGOTERAPIA En este capítulo el autor describe la logoterapia, dice que la logoterapia mira los cometidos y sentidos que el paciente tiene que realizar en el futuro. Explica porque empleó el término “logoterapia” para definir su teoría. Logos es una palabra griega que significa “sentido”, “significado”, “propósito”, ya que la Logoterapia se centra en el significado de la existencia humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte del hombre. Y de acuerdo con la Logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrar un sentido a la propia vida. Voluntad de sentido La búsqueda del hombre del sentido de la vida es una fuerza primaria. Este sentido es único y especifico en cuanto es uno mismo y uno solo es quien tiene que encontrarlo; únicamente así logra alcanzar el hombre un significado que satisfaga su propia voluntad de sentido. El sentido del hombre tiene un carácter de exigencia y desafío, por lo cual el hombre es capaz de vivir e incluso morir por sus ideales y principios. Además la voluntad de sentido es cuestión de hecho, no de fe. Todos los actos que hace el hombre lo hace por amor a Dios, a la persona que ama o por una causa que los identifica. Frustración existencial La voluntad de sentido del hombre puede frustrase, y en este caso la Logoterapia habla de la frustración existencial. Por lo cual el término “existencial” se ocupa como el modo de ser específicamente humano, como el sentido de nuestra existencia y como el afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal. Esta frustración puede terminar, en algunos casos, en neurosis, la cual en logoterapia se llama “neurosis noógena”, este termino logoterapéutico denota algo “espiritual” de la personalidad humana. Pero hay que decir que el término “espiritual” en logoterapia refiere a lo religioso, sino a la dimensión específicamente humana. Neurosis Noógena Nace de los problemas espirituales, entre los que la frustración existencial suele desempeñar una función importante y no de los conflictos entre impulsos e instintos, por esta razón la terapia apropiada es la logoterapia, porque se atreve a penetrar en la dimensión espiritual de la existencia humana. Los temas espirituales que trata la logoterapia, son tratados con sinceridad desde el momento en que se inician, en vez de tratarlos como instintivos. Si un médico no acierta a distinguir entre la dimensión espiritual como opuesta a la dimensión instintiva, el resultado es una terrible confusión.
Noodinámica Puede verse, pues, que la salud se basa en un cierto grado de tensión, la tensión existente entre lo que ya se ha logrado y lo que todavía no se ha conseguido; o el vacío entre lo que se es y lo que se debería ser. Esta tensión es un requisito fundamental de la salud mental. Lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena. Lo que el hombre necesita no es equilibrio o vivir sin tensiones, sino que necesita lo que se denomina “Noodinámica”, es decir, la dinámica espiritual representada por el significado que debe cumplirse y el hombre que debe cumplirlo. El vacío existencial Fenómeno muy común en el siglo XX, en el que se experimenta la pérdida del sentimiento de que la vida es significativa. Se debe, principalmente, a la pérdida de un instinto que le diga al hombre lo que ha de hacer y, en ocasiones, ni siquiera sabe lo que le gustaría hacer. A veces, desea hacer lo que otros hacen o hace lo que otros quieren que haga. Este vacío existencial se manifiesta en forma de tedio. En estado de ocio, en una especie de depresión que aflige a las personas consientes de la falta de contenido en sus vidas, son invadidas por el vacío existencial. A veces, esta frustración se compensa mediante una voluntad de poder o de placer, y suele manifestarse en forma de compensación sexual. El sentido de la vida Es diferente de un hombre a otro, de un día para otro y de una hora para otra. Lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado. No se debe buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada hombre tiene en ella su propia misión que cumplir. A cada hombre se le pregunta por la vida y únicamente puede responder a la vida respondiendo por su vida; solo siendo responsable puede contestar a la vida. La logoterapia considera que la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable. La esencia de la existencia Este énfasis en la capacidad de ser responsable se refleja en el precepto: “vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar”. La logoterapia intenta hacer al paciente plenamente consiente de sus propias responsabilidades; razón por la cual ha de dejarle la opción de decidir por qué o ante quién se considera responsable. La función de la logoterapia consiste en ampliar el campo visual del paciente de forma que sea consiente y visible para él todo espectro de las significaciones y los principios. Al declarar que el hombre es una criatura responsable y que debe comprender el sentido potencial de su vida, es importante resaltar que el verdadero sentido de la vida debe encontrarse en el mundo y no dentro del ser humano, la verdadera meta de la existencia humana no puede hallarse en lo que se denomina autorrealización.
La autorrealización no puede alcanzarse cuando se considera un fin en si misma, sino cuando se la toma como efecto de secundario de la propia trascendencia. El sentido del amor El amor es uno de los medios para encontrar el sentido en la vida. El amor constituye la única manera de comprender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. El sentido del amor consiste en posibilitar al ser amado a que manifieste sus potencias, al hacerle consciente de lo que puede ser y de lo que puede llegar a ser. A través de esto puede lograr convertir en realidad esas potencias. El sentido del sufrimiento Es otro de los medios para alcanzar el sentido de la vida. Lo más importante es la actitud con la que se toma el sufrimiento en el que estamos sometidos. Hay que encontrarle un sentido al sufrimiento, en ese momento, éste deja de serlo. Uno de los postulados básicos de la logoterapia radica en que el interés principal del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir con la condición de que ese sufrimiento tenga un sentido. Al aceptar el desafío de sufrir con fortaleza, la vida tiene hasta el último momento un sentido y lo conserva hasta su fin. El sentido de la vida es de tipo incondicional, ya que incluye el sentido del posible sufrimiento. Problemas meta clínicos Los médicos se van llenando de preguntas con respecto a la vida, ya que ahora los pacientes plantean problemas humanos más que síntomas neuróticos. En tiempos pasados las personas hubieran acudido a un sacerdote, pero ahora van al psiquiatra, el cual debe hacer frente a cuestiones filosóficas más que a conflictos emocionales.
Un logodrama
Acá el autor nos cuenta la historia de una mujer que su hijo de 11 años había muerto y tenía otro invalido, por lo cual tomo la decisión de suicidarse junto con su hijo incapacitado, pero lo que sucedió fue que el su hijo no quería suicidarse, así que no lo hizo. En la sesión de logodrama el autor le dice a esta señora que se imagine antes de morir y mire su pasado, esta cuenta que su vida tuvo un sentido que fue el de hacer que su hijo fuera mejor persona. Luego le dice lo mismo a una mujer de 80 años que no tuvo hijos, la cual relata que tuvo mucha fortuna y lo pasó muy bien pero que piensa que su vida fue un fracaso porque no pudo tener hijos. Entonces el autor mediante unas pocas preguntas le hace ver el sentido de la vida, y luego les pregunta, a todos los que estaban en la sesión, si un chimpancé podría aprender el significado del sufrimiento, y todos respondieron que no. El suprasentido Esto sobrepasa la capacidad intelectual del hombre, en la logoterapia se usa el término supra sentido. Que es donde uno tiene que asumir su carga racionalmente, su propia capacidad para aprehender toda la sensatez incondicional de esa vida. Logos, es mas profundo que lógica. El autor cita un ejemplo: El fue visitado por un rabino que había perdido a su esposa y sus 6 hijos en la cámara de gas, y su segunda esposa era estéril, por lo cual el autor le tuvo que decir que la procreación no era lo único, a lo que el rabino respondió que el no tendría quien le hiciera una
plegaria cuando el ya se muriera, a lo que el autor le dijo que si no esperaba verlos en el cielo, esto llevó a que el rabino diera a conocer la verdadera razón de su desesperación, la cual era que el no podría verlos ya que el era un pecador y sus hijos, al morir inocentes ocuparían un lugar alto en el cielo al cual el no llegaría, o cual el autor le dijo que sus sufrimientos no eran en vano y que podía aspirar a llegar allá con sus hijo, este nuevo punto de vista ayudo al rabino encontrar alivio a sus sufrimientos. La transitoriedad de la vida El autor dice que lo que nunca se va a cansar de decir es que el único aspecto verdaderamente transitorio de la vida es lo que en ella hay de potencial y que en el momento en que se realiza, se hace realidad, se guarda y se entrega al pasado, donde se rescata y se preserva de la transitoriedad ya que nada del pasado esta irrecuperablemente perdido, sino que todo se conserva irrevocablemente. Por lo cual la logoterapia, al tener en cuenta la transitoriedad esencial de la existencia humana, no es pesimista sino activista. Un pesimista se parece a un hombre que observa con temor y a mediada que los días pasan su espera se reduce más. Mientras que el hombre que ataca los problemas de la vida de una forma activista es como si arrancara las hojas del calendario de su vida y las archivara junto a las demás que precedieron junto con algunas notas sobre las experiencias vividas. La logoterapia como técnica El autor explica que no es posible tranquilizar un temor realista, como es el temor a la muerte, por otra parte, no se puede curar un temor neurótico, cual es la agorafobia, por ejemplo, mediante el conocimiento filosófico. Pero la Logoterapia ha ideado una técnica que trata estos casos, la cual basa su técnica denominada de la “intención paradójica” en la dualidad de que, por una parte el miedo hace que se produzca lo que se teme y por otra, la hiperintención estorba lo que se desea. Por la intención paradójica, se invita al paciente fóbico a que intente hacer precisamente aquello que teme, aunque sea solo por un momento. Esta capacidad básica para desprenderse de uno mismo se pone de manifiesto siempre que se aplica la técnica logo terapéutica denominada “intención paradójica”. Al mismo tiempo se capacita al paciente para apartarse de su propia neurosis. La intención paradójica es un instrumento útil en el tratamiento de las situaciones obsesivas, compulsivas y fóbicas, es un artilugio terapéutico de efectos a corto plazo, pero su efecto terapéutico es permanente La neurosis colectiva Cada edad tiene su propia neurosis colectiva. Y cada edad necesita su propia psicoterapia para vencerla. El vacio existencial que es la neurosis masiva de nuestro tiempo puede descubrirse como una forma privada y personal de nihilismo (la aseveración de que el ser carece de significación). Por lo que a la psicoterapia se refiere, no obstante, nunca podrá vencer este estado de cosas a escala masiva sino se mantiene libre del impacto y de la influencia de filosofía nihilista; de otra manera representa un síntoma de la neurosis masiva, es vez de servir para su posible curación. La psicoterapia no solo será reflejo de una filosofía nihilista, sino que asimismo, aun cuando sea involuntariamente y sin quererlo, transmitirá al paciente una caricatura del hombre y no su verdadera representación.
Crítica del pandeterminismo El autor critica las posturas que apoyan que estamos determinados a ser de determinada manera. Apoyará una postura existencialista, según él, cualquier persona puede decidir como actuar ante las circunstancias, luego no está determinado, por consiguiente, podemos predecir su futuro sólo dentro del amplio marco de la encuesta estadística que se refiere a todo un grupo; la personalidad individual, no obstante, sigue siendo impredecible. El ser humano no es un ser autotrascendente.
El credo psiquiátrico Nada hay concebible que pueda condicionar al hombre de tal forma que le prive de la más mínima libertad. Según el autor cualquier persona debe tener libertad, por mínima que sea. Luego los neuróticos también deben tenerlos. El autor cuenta como un enfermo con alucinaciones auditivas intenta controlarse, y todo por Dios, es decir, el hombre ha perdido su sentido, sin embargo sigue existiendo por su amor hacia Dios. Un individuo psicótico incurable puede perder la utilidad del ser humano y conservar, sin embargo, su dignidad, ese es el credo psiquiátrico que tiene el autor y que sin el no vale la pena ser un psiquiatra. La psiquiatría nuevamente humanizada Durante mucho tiempo la psiquiatría ha tratado de interpretar la mente humana como un simple mecanismo y, por consecuencia, la terapia de la enfermedad mental como una simple técnica, entonces el autor dice que eso ya esta cambiando, que la psiquiatría se esta volviendo una psiquiatría humanizada y que los médicos que todavía traten a sus pacientes como maquinas se deben dar cuenta que no es así, que el ser humano no es una maquina, sino que su propio determinante, lo que llegue a ser, dentro de los limites de sus facultades y de su entorno, lo tiene que hacer por sí mismo.