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EL MAQUINISTA DE ESQUILA, ¿empresa u oficio? La tercerización laboral en el medio rural.
R. Emilio Fernández Rondoni Facultad de Agronomía Universidad de la República
CSIC Comisión Sectorial de Investigación Científica
El maquinista de esquila, ¿empresa u oficio?
La tercerización laboral en el medio rural.
R. Emilio Fernández Rondoni. Licenciado en Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Docente e investigador del Área de Sociología del Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Agronomía y del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Maestrando en Ciencias Agrarias en la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República.
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A Marietta, Emilia, Delfino y Enrique; los “gringos” Fulgossi, quienes me enseñaron a conocer y querer al campo y sus paisanos.
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Introducción
Características del presente estudio y alcance del mismo.
Capítulo 1
Origen e historia de un oficio rural... El capataz de la comparsa de esquila.
1.1
Breve reseña del origen de la ganadería ovina en el Uruguay.
1.2
Reseña de las antiguas comparsas de esquila y de los capataces de comparsa.
1.3
Introducción de cambios técnicos y tecnológicos en el siglo XX.
1.4
Alquilando “trabajo” o rentando “capital”. El maquinista de esquila: ¿contratista de mano de obra o contratista de maquinaria?
Capítulo 2
A caballo entre el hoy y el ayer… El maquinista de esquila actual.
2.1
Descripción de la esquila y los roles de los distintos trabajadores de la comparsa.
2.2
La máquina y el equipo de esquila.
2.3
Descripción de las funciones del maquinista.
2.4
La organización de la jornada laboral.
2.5
El espacio.
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Capítulo 3
De capataz de comparsa a contratista rural… Los maquinistas de esquila hoy.
3.1
Distintos tipos de contratistas. Características socio/demográficas
3.2
El maquinista de esquila. Características particulares del mismo.
3.3
Historia laboral
3.4
Vinculación con el SUL
Capítulo 4
Clasificando por “finura… Una tipología de los maquinistas de esquila.
4.1
Distintos tipos de maquinistas y de empresas de esquila.
4.2
Universo de referencia.
4.3
Características socio-demográficas del maquinista según categoría de la máquina de esquila.
4.4
Trayectoria laboral del maquinista según categoría de la máquina de esquila.
4.5
Ingresos y actividades del maquinista según categoría de la máquina de esquila.
4.6
Características de la empresa y el servicio ofrecido según categoría de la máquina de esquila.
4.7
Característica de los trabajadores según categoría de la máquina de esquila.
4.8
Su vinculación con los trabajadores.
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El proceso de trabajo y las relaciones sociales al interior de la comparsa de esquila.
Capítulo 5
Acomodándose los zapallos en el carro… El proceso de concentración en las máquinas de esquila.
5.1
El maquinista de esquila como contratista.
5.2
La empresa de esquila. Las tendencias a la profesionalización y a la concentración, basadas en el cambio y el mejoramiento técnico y tecnológico.
5.2.1 La tendencia a la profesionalización. 5.2.2 La tendencia a la concentración.
5.3
Los maquinistas como empresarios de esquila.
5.4
Los procesos de movilidad social en las últimas décadas y los cambios en el agro.
Capítulo 6
Enfardando el vellón… A modo de conclusiones.
6.1
La auto-construcción de un empresario rural
6.2
Las empresas de esquila hoy.
6
Indice de Cuadros
Referencias bibliográficas.
Anexos. Entrevista No. 1 Entrevista No. 2 Entrevista No. 3 Entrevista No. 4 Entrevista No. 5
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Introducción Características del presente estudio y alcance del mismo.
Este trabajo tiene como objetivo general, contribuir al conocimiento de los sujetos sociales rurales del Uruguay y aportar a la discusión general de los diferentes actores y tendencias del trabajo rural en Latinoamérica. Para ello tentamos una descripción y caracterización de los maquinistas de esquila estudiando sus características demográficas, niveles de especialización, orígenes y residencia, ingreso y nivel de vida, estabilidad, circuitos de trabajo, historias laborales, etc. Complementando lo expuesto, tratamos de establecer la dinámica social subyacente en el proceso de conformación del “empresario” de esquila, en términos de movilidad social al tiempo que estudiar los impactos que tienen las tendencias a la especialización, polifuncionalidad, deszafralización en la división interna de las tareas y en la inserción laboral del maquinista de esquila.
Para ello, nos realizamos una serie de preguntas a las cuales tentamos dar respuesta en el presente estudio. ¿Cuáles son las características demográficas, niveles de especialización, orígenes y residencia, ingreso y nivel de vida de estos empresarios de esquila? ¿Cuál es y cómo es la inserción laboral del maquinista de esquila en los períodos post y pre zafra de esquila? ¿Cuál(es) es(son) su(s) historia(s) laboral(es)? ¿Qué mecanismos operan en este grupo social -selección, extensión, etc.-? ¿En base a qué criterios laborales, personales, etc.- operan estos mecanismos? ¿Los procesos de movilidad social a los que están sujetos, son nuevos? ¿Qué profundidad abarcan? ¿Qué consecuencias tienen? ¿Qué magnitud poseen?
La publicación que se presenta, forma parte de una investigación de mayor envergadura sobre los Trabajadores Rurales en el Uruguay que constituye el Proyecto de Dedicación Total del Profesor Titular Diego E. Piñeiro. En tal sentido durante los años 2000 y 2001 efectuamos una encuesta a los
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trabajadores de la esquila en el marco del proyecto de investigación “Los Trabajadores de la Esquila” financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República. Paralelamente a dicha encuesta, también realizamos otra a los maquinistas de esquila –propietarios o encargados- que encontramos en las comparsas de esquila encuestadas.
El procesamiento de los datos obtenidos en esta última –generosamente compartidos por el profesor Diego Piñeiro-, constituyen el centro del presente trabajo, al que hemos complementado con entrevistas realizadas a maquinistas de esquila y técnicos especializados en el tema de la “cosecha de la lana” fundamentalmente pertenecientes al Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL).
Esta obra contiene varios capítulos. En el primero de ellos damos cuenta del origen y desarrollo del actual maquinista de esquila, en el marco de la evolución de la ganadería ovina en el Uruguay. En el segundo Capítulo, describimos el proceso de esquila a máquina, así como las funciones que cumple el maquinista en el marco de la comparsa de esquila. En el tercer Capítulo, abordamos el tema del “contratismo” laboral en el ámbito del agro, tratando de establecer algunos marcos conceptuales que nos permitan un análisis en profundidad de la figura del “maquinista”. Luego, realizamos una caracterización socio-demográfica del mismo a la luz de los resultados obtenidos en la encuesta. En el Capitulo cuarto, analizamos distintas categorías de maquinistas, a la luz de una tipología establecida por el SUL, en función de parámetros de calidad del servicio brindado. En el quinto Capítulo analizamos algunas dimensiones que operan en la construcción del sujeto social así como algunos fenómenos sociológicos que operan dentro del grupo social estudiado. Por último, en el Capítulo seis, tentamos dar respuesta a las interrogantes de partida al tiempo que damos cuenta de los cambios más significativos que se operan en las “empresas de esquila” y los maquinistas de esquila al día de hoy, habida cuenta de los profundas modificaciones que se están operando en el agro uruguayo en estos últimos años. Por último, hemos considerado oportuno
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agregar en un anexo, algunas de las entrevistas realizadas a diferentes maquinistas de esquila, ya que estimamos serán de utilidad e incentivo para que el lector, se vea tentado a aproximarse aún más a este sugestivo mundo rural. Esperamos que las aprecie, sintiendo aunque más no sea, una parte de la satisfacción que experimentamos cuando las realizamos.
El trabajo desarrollado, es la sistematización y análisis de datos secundarios –provenientes de la encuesta citada- complementados con entrevistas realizadas a maquinistas y técnicos del complejo lanero uruguayo, para nosotros es el resultado de siete años de trabajo realizado en medio de comparsas de esquila, ya que como mencionamos más arriba, fuimos parte integrante del equipo que desarrolló el proyecto: “Los trabajadores de la esquila” que comenzó en el año 2000.
Durante todo este tiempo, no solamente recorrimos casi todo el país, sino que fundamentalmente conocimos y recibimos el apoyo, de cientos de personas que nos permitieron llevar a cabo la tarea que hoy presentamos. A todos ellos, queremos dejar constancia en forma explícita, nuestra deuda de gratitud. No obstante cabe destacar el reconocimiento especial al profesor Diego Piñeiro, quien nos orientó en el proceso de trabajo y aprendizaje que realizamos en todos estos años, así como también nos permitió la utilización de los datos de la encuesta realizada a maquinistas, centro de este trabajo.
A Mariela Bianco, Matías Carámbula, Ana Laura Casiotti, Leticia Glik, Paola Mascheroni, Patricia Mondelli, Victoria Morena y Fernanda Pereira con quienes compartimos muchas horas –y kilómetros de ruta- durante la realización de la encuesta en el año 2001 y con quienes muchos/muchas de los/las cuales hemos tenido la suerte de seguir participando en diferentes instancias de trabajos
posteriores.
A
Marcos
Supervielle
y
Joaquín
Cardeillac
del
Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, quienes nos han aportado valiosos elementos de análisis a lo largo del proceso de
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elaboración del presente trabajo. A Soledad Figueredo, compañera docente del Área de Sociología del Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Agronomía quien hizo posible con su esfuerzo, esta publicación.
Al Secretariado Uruguayo de la Lana, que en la figura de su expresidente, Alejandro Tedesco nos proporcionó el apoyo institucional de dicha organización. A los técnicos agropecuarios Enrique Pesce y Carlos Piovani también del SUL, quienes más allá de las responsabilidades pautadas por sus funciones específicas en el organismo, nos ilustraron en largas y didácticas charlas acerca de las realidades y complejidades del mundo de la esquila, para de esta manera permitirnos profundizar en nuestro objeto de estudio.
A la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República que con su financiamiento hizo posible este trabajo de investigación.
A los productores y al personal de los establecimientos rurales que nos “abrieron las porteras” para poder conocer y estudiar el proceso de trabajo que aquí se describe.
Por último, pero no por ello menos importante, a todos los maquinistas y trabajadores de la esquila quienes nos permitieron entrar “galpón adentro” en su mundo de trabajo.
A todos estos colaboradores y colaboradoras, nuestro agradecimiento en el entendido que sin sus aportes –en mayor o en menor medida-, este trabajo no hubiera podido llegar a ser la realidad que el lector tiene hoy entre sus manos.
Nos mueve la íntima convicción, que este modesto aporte, de alguna manera ayude a conocer la realidad de quienes viven y se desviven
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construyendo el “Uruguay productivo” en el entendido de que: “no es para mal de ninguno, sino para bien de todos”1.
R. Emilio Fernández Rondoni octubre 2008
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José Hernández. 1975. Martín Fierro. Ed. Torres Agüero. Buenos Aires.
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Capítulo 1 Origen e historia de un oficio rural… El capataz de la comparsa de esquila.
1.1
Breve reseña del origen de la ganadería ovina en el Uruguay.
Luego de finalizada la Guerra Grande, en la segunda mitad del siglo XIX, el proceso de pacificación en el país, permitió un importante desarrollo de la ganadería bovina. Esto trajo aparejado una demanda de tierra, y la consiguiente alza en el precio de la misma. El modelo productivo basado en la explotación extensiva del bovino, demostró su agotamiento frente a una coyuntura nacional e internacional desfavorable a este esquema productivo. Frente a ello se tentaron una serie de respuestas por parte del sector productivo. Entre ellas, quizás una de las más importantes, fue la incorporación del lanar. Esto trajo aparejado múltiples consecuencias. En términos económicos, productivos y sociales.
En términos económicos, por cuanto se diversificó la producción nacional, logrando un nuevo patrón de inserción en los mercados internacionales, penetrando con un nuevo producto: la lana. Desde un comienzo, las lanas uruguayas fueron muy bien recibidas –y por ende cotizadas- en los mercados de Amberes y El Havre, habiendo obtenido ya en 1867, en la Exposición de París, premios a su calidad.
La región contaba ya desde el siglo XVIII con ganado ovino, como consigna Castellanos2 en el proceso fundacional de Montevideo, las familias colonas, traían desde Buenos Aires, pequeñas majadas de lanares y cabras – básicamente para el autoconsumo- lo que indudablemente constituyó el germen de nuestra ganadería ovina. Esta oveja inicial, de origen español, se verá 2
Castellanos, A. 1971. “Breve Historia de la Ganadería en el Uruguay”. Ed. Banco de Crédito. Montevideo.
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mejorada por razas fundamentalmente francesas, -el proceso de “merinización”tal como señalan Barrán y Nahum3, fue Juan Manuel de Laberdén quien en 1794 introdujo un lote de merinos en el Río de la Plata, y en nuestro país, el industrial francés Ternaux fue quien inauguró la cría de la oveja merina de Francia, aunque diversos testimonios señalan que el lanar presentó múltiples dificultades para su desarrollo –fundamentalmente por el cuidado requerido para su difusión el cual se vio obstruido por el constante flagelo de las guerras civiles que el país soportó a lo largo de todo el siglo XIX-.
En términos productivos, la cría del lanar alteró el esquema heredado de los jesuitas, de la estancia cimarrona, como bien señala Esteban Campal 4. En la estancia comenzó a coexistir, junto con el vacuno, el lanar. Modificando la unidad ganadera por hectárea en un trabajo de complementación productiva entre las dos especies. Este elemento, de hecho posibilitó una modificación agronómica, por cuanto lentamente fue produciéndose en la pradera un proceso de selección de pasturas, funcional al nuevo patrón de explotación ganadera que se estaba incorporando. Agreguemos que el la década del 70, se incorporará masivamente una mejora técnica, que será el corolario de este dinámico empuje productivo: el alambramiento de los campos. Quedando de esta manera proyectado el esquema básico productivo, que aún hasta nuestros días, rige predominantemente en el agro.
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Barrán, J. P.; Nahum, B. 1967. “Historia Rural del Uruguay Moderno (1811885)”. Tomo 1. Ed. Banda Oriental. Montevideo. 4 Campal, Esteban. 1994. La cruz y el lazo. Ed. Banda Oriental. Montevideo.
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La majada en el brete esperando la esquila
En 1872, Adolfo Vaillant, nuestro primer estadistógrafo calculaba las existencias ganaderas en: Cuadro No. 1.1 Existencias ganaderas 1872
Ganado Vacuno
7.500.000
Ganado Equino
1.600.000
Ganado Ovino
20.000.000
Fuente: A. Vaillant
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En términos sociales, el lanar significó la demanda de nuevos y distintos brazos de los que hasta ese momento atendían la ganadería. La cría del lanar, implicaba un cuidado mayor que el del vacuno. Las majadas necesitaban un 5
Vaillant, A. 1873. “La República Oriental del Uruguay en la Exposición de Viena”. Montevideo. P. 162 en Barrán, J. P.; Nahum, B. 1967. “Historia Rural del Uruguay Moderno (1811885)”. Tomo 1. Ed. Banda Oriental. Montevideo.
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cuidado continuo, intensivo, para lo cual fue necesario el aporte inmigratorio, que una vez más, imbuía sangre nueva con el aporte de pastores de origen francés, español (fundamentalmente vasco), inglés, alemán, etc. Nuevos, por cuanto era necesario incluir a gente con “el oficio”. Muy diferente éste del originado en el manejo del vacuno y porque la demanda de mano de obra, no era satisfecha con la oferta proveniente de una campaña despoblada en de un país que contaba con fuertes oscilaciones - causadas fundamentalmente por la inestabilidad política y/o económica
- en su
composición demográfica.
Cuadro No. 1.2 Población nacional
Año
Población del país
1868
384.000
1870
330.000
1872
420.000
Fuente: Elaboración del autor en base a E.Acevedo.
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Distintos, por cuanto la principal característica necesaria, era la paciencia. El trabajo tenaz del día a día, el “repasar” la majada un día sí y otro también. El “porfiar” contra el tiempo, contra los predadores, contra el medio era condición sine qua non para que la majada prosperara.
Veamos un relato al respecto:
“Las majadas eran de propiedad de la estancia y las tenían a su cargo los llamados “Pastores de Majadas”. En su mayoría eran extranjeros, ingleses, alemanes y principalmente vascos. Estos hombres habían traído de su país de
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Acevedo, E. 1933. “Historia Nacional”. Ed. Imprenta Nacional. Montevideo.
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origen, el amor a la oveja y la experiencia de su cuidado.[…] La esquila y el baño previo en una laguna eran los trabajos principales. […] los citados “pastores” repuntaban de tardecita su majada, hacia las alturas donde tenían querencia y buen abrigo. Para moverla, cuando le llegaba la hora, pegaban un silbido tan fuerte que retumbaba en los bajos y que bastaba para que la majada comenzara a moverse rumbo a su habitual dormidero. Para su resguardo personal se construían estos hombres, bárbaros de fuerza y de coraje, unas chozas en unas cerrilladas, aprovechando los grandes pedregales que existen por doquiera en estos campos. Completaban el cerco natural con piedra suelta que no faltaba, techando luego con cueros de yegua… Allí dentro se “aguarecían” de noche, con el ojo siempre alerta para salir a rondar en el caso de que algún temporal repentino les quisiera desparramar la majada… La mayoría de estos pastores tenían además su casa propia y en ella vivían con sus familias, las pocas horas que su gigantesca tarea les dejara libres. Simples ranchos de terrón, uno para vivienda y otro para galpón”7.
7
Arteaga, J. J. 1952. “Los tiempos de antes en la Estancia del Cerro El Copetón.” Ed. del autor. Montevideo.
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Ayer y hoy… todavía persisten las “chozas”
Estos cambios cuali y cuantitativos, introducirán también, cambios sociológicos en la sociedad rural, cambios que moldean una nueva realidad humana.
1.2
Reseña de las antiguas comparsas de esquila y de los capataces de comparsa.
Esta innovación tecnológica en la explotación pecuaria -la incorporación del lanar- sacudió al agro uruguayo. No solamente porque afectó las bases mismas del sistema, sino por la profundidad y velocidad que el proceso tuvo. Ya vimos que en 1872, el cálculo efectuado, da cuenta de un stock de veinte millones de lanares, lo que si bien significó una solución al viejo modelo de explotación ganadera que había demostrado signos de agotamiento, también planteó nuevos problemas.
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Uno de ellos fue la necesidad de nueva y distinta mano de obra para la reciente actividad ganadera que se emprendía. No había en el país, ni la cantidad ni la idoneidad suficiente de brazos que supieran desempeñarse en la tarea mansa de "pastores de majadas" al decir de la época. No solamente para la cría del lanar, eran necesarias nuevas habilidades y capacidades, la innovación también planteaba una nueva división técnica de trabajo rural, por cuanto requería de un fuerte contingente de brazos para las tareas conexas, fundamentalmente la esquila.
Este trabajo requerido, tiene algunas características particulares que nos interesa señalar aquí, por cuanto éstas están indisolublemente unidas y darán lugar a una nueva división social del trabajo. Conformarán un tipo de trabajo -y de trabajador- nuevo, hasta ese momento, con una profunda repercusión en el mercado laboral rural.
La tarea de esquila a tijera, tal como se desarrolló a comienzos de la explotación extensiva del lanar, consistió en la conformación de un grupo de trabajadores -la comparsa de esquila- con tareas exactamente delimitadas y sincronizadas, en un proceso tendiente a una complementariedad de funciones lo más integrado posible. Una breve descripción de las distintas funciones involucradas, dan idea del grado de complejidad necesario, el cual era, inexistente hasta ese momento, ya que las tareas agropecuarias desarrolladas, la ganadería vacuna y la agricultura, si bien presentaban un grado de complejidad, y en algunos casos complementariedad importantes,
no poseían las características de las
condiciones requeridas para la esquila de lanares.
Empecemos por el “agarrador”, quien debe de agarrar las ovejas en el corral y llevarlas hasta el lugar donde trabaja el esquilador –“la cancha de
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esquila”-, allí, las manea y se las deja a éste último, inmovilizadas y tendidas sobre uno de sus lados -generalmente el derecho-. Luego de efectuada esta operación por parte del agarrador, el esquilador, comienza a esquilar la oveja, en función de una técnica definida, comenzando por ciertas partes del animal y en cortes de tijera sucesivos, va desprendiendo la lana del cuerpo de manera tal que ésta, conserve una cierta unión entre las fibras, lo que permite que al culminar la esquila, se pueda "juntar el vellón" como si fuera una manta. Cuando el esquilador culminó su tarea el "vellonero" lleva el vellón al "atador" y "paga" al esquilador su "tarja de esquila" una ficha -generalmente de metal- que simboliza el trabajo realizado (para que al final del día, éste proceda al cálculo del jornal trabajado). El "atador" dobla al vellón de manera tal que adquiera forma esférica, lo ata con hilo y lo tira dentro de la bolsa, donde el "embolsador" lo recibe, lo dispone en forma de aprovechar lo más posible el espacio dentro de la bolsa, y lo prensa presionando con sus pies, valido de toda la presión que es capaz de ejercer con su cuerpo, para esta tarea. Así en esta cadena, hemos descrito como la lana pasa del cuerpo de la oveja, a estar dentro de una bolsa, pronta para su pasaje a la etapa industrial (clasificación, lavado, peinado, etc.). En este equipo de trabajo, también interviene el "barredor" o "venteveo", quien es el responsable
de que el lugar donde se esquila -la "cancha"- se
mantenga en condiciones de mantenimiento adecuadas. Que no ensucie la lana, asistiendo a los esquiladores cuando se le infringe algún corte al animal que se está esquilando, etc. Básicamente sus funciones hacen al barrido de los excrementos u orín que los animales producen en el lapso que permanecen en el galpón, recoger restos de lana y otros elementos que puedan ensuciar el lugar de trabajo, etc. Así como sus funciones "médicas" consisten en acercarle a los esquiladores -si es solicitado por éstos- algún compuesto que facilite la pronta cicatrización de la herida efectuada, ya que si se infecta (se "abicha") puede causar inclusive la muerte del animal con la consabida pérdida.
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Este conjunto de tareas y trabajadores, es organizado por el capataz de la comparsa. Éste es el responsable frente a quien contrató a la comparsa del trabajo realizado (tanto en lo que hace a su calidad, a su precio y al tiempo en el que es efectuado). También es quien tiene a su cargo los aspectos vinculados con los trabajadores, su contratación, su paga, su manutención en tanto que están conchabados en la comparsa y su despido si fuera necesario. Es quien realiza las observaciones en cuanto a la calidad del trabajo efectuado, la coordinación entre una tarea y otra. Quien fija la disciplina, el cumplimiento de los horarios de trabajo, etc. En resumidas cuentas, es el responsable de las múltiples dimensiones de la dinámica laboral durante la zafra.
De lo anteriormente expuesto, hemos visto que en primer lugar, se requirió un trabajador con habilidades hasta ahora desconocidas, ya que el manejo de la tijera de esquilar suponía un aprendizaje y entrenamiento especiales. Estos elementos también fueron necesarios en el caso de otros trabajos complementarios -el agarrador, el canchero, etc.-. En segundo término se requirió también el montaje de una estructura organizativa - de un equipo de trabajo- que estuviera ensamblado en aras de un beneficio común, superando las mil y unas particularidades y contradicciones propias de un proceso laboral personal, que se generan al conformar un colectivo de trabajo. En tercer lugar, se planteó la zafralidad de la tarea, aunque no necesariamente el corte definitivo de la relación laboral. El trabajo, se realizaba durante una parte del año - en primavera y principios del verano- con un momento de culminación ya prefijado de antemano. Aunque esta irrupción del ciclo laboral, no implicaba necesariamente un corte en la relación laboral, ya que al año siguiente se podía retomar el vínculo.
En algunos establecimientos, fundamentalmente los más grandes, que tenían un numero considerable de majadas, la tarea era organizada por el personal estable del establecimiento –dueños, mayordomos, capataces- quienes
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oficiaban de “capataces de cancha” y contrataban los trabajadores necesarios para realizar la tarea de esquila en su rodeo. Eran ellos quienes asumían las funciones que hemos descrito, correspondientes al capataz de comparsa. Una vez efectuada la esquila, concluía el contrato laboral.
Es de destacar que inclusive –debido posiblemente a la fuerte necesidad de mano de obra- las comparsas también estaban compuestas por mujeres que realizaban la tarea. En tal sentido consigna un autor:
“Después de la Guerra Grande y hasta 1880, se les daban tijeras en estas estancias a las mujeres que las pidieran. […] Todas las mujeres que trabajaban en la esquila eran “tijeras”. Había una que esquilaba hasta cien ovejas por día, lo que se explica hasta cierto punto considerando que entonces las ovejas eran de lana suelta y de patas peladas”.
Y de las “particularidades y contradicciones generadas en un colectivo laboral de reciente formación” nos ilustra el mismo autor:
“Una vez, allá por el 80, se desafiaron, -ésta, que creo se llamaba Pérez,con Elisa Pinela, una de las “Chingolas”, a ver cuál de las dos, en un solo día, esquilaba más. Le ganó la Pérez y entonces la otra le quería volver a jugar. Pero la Pérez le contestó que no le jugaba más hasta que no le pagara las quince latas de la apuesta. Las latas, entonces, eran de a vintén (dos centésimos) cada una. Salieron alegando de la cancha. Al pasar por una puertita que había al costado, la “Chingola” le preguntó a la otra: -“Entonces querés que te pague? Bueno tomá… “Le metió las tijeras en el vientre y la mató… Después de esto se fue dejando y ya no se les dio más trabajo a mujeres”8.
8
Arteaga, J. J. ob. cit. , p. 56-57.
22
La literatura se ha ocupado copiosamente de recoger hechos reales –e imaginarios- protagonizados por esquiladores, comparsas, capataces de esquila y patrones. Nos parece importante señalar, que uno de los rasgos reiteradamente
señalado,
ha
sido
el
ascendiente
de
características
“caudillescas”, que el capataz de esquila tenía sobre sus trabajadores. Este vínculo, muchas veces perduraba a lo largo del año, ya que era común, que una vez terminada la zafra de esquila, se complementaba el año laboral, con la organización de comparsas –nótese la misma etimología semántica empleada en relación a la esquila- y cuadrillas de contrabandistas (para introducir en el país productos tales como caña y tabaco, básicamente), con la organización y ejecución de arreos de vacunos –tropeadas- y demás tareas rurales, -cuando no con alguna “patriada” en las reiteradas contiendas que hasta el siglo XX irrumpieron en el país-, actividades éstas no exentas de una alta cuota de riesgo y sacrificio personal. Acciones que ponían a prueba la solidaridad del grupo y el reconocimiento a la jefatura de quien era el organizador de tan particular dinámica.
La realidad descrita, era la desarrollada en los establecimientos que justificaban –por el número de lanares para esquilar- la contratación y organización de grupos más o menos numerosos de trabajadores. En el otro extremo, encontramos a aquellos productores que subvenían a sus necesidades con su trabajo personal.
El escritor Julio C. da Rosa nos relata:
“La esquila de vellón -esto es de los lanares adultos- se realizaba entre mediados de septiembre y fines de noviembre. Cuanto más temprano se hacía, menos había que temerle al abrojo y la flechilla: cuanto más tarde, menos riesgos de los temporales se corría. Aquellas dos plagas desvalorizaban la lana; estas descargas del tiempo, solían diezmar los rebaños recién esquilados.
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[…] Los propietarios de grandes majadas contrataban comparsas de esquiladores a máquina o tijera de martillo, compuestas de entre media docena y docena y media de hombres: capataz, esquiladores, vellonero atador, enfardador, agarrador, venteveo (canchero), cocinero. En algunas estancias, estas comparsas solían demorar semanas en su quehacer, y eso si no llovía. […] Primero que nada frente a la puerta del galpón, hicimos un brete de postes y varejones de mimbre, con capacidad para quince o veinte ovejas. […] Luego, entre dos palos atravesados sobre otros dos tirantes del galpón, aseguró mi abuelo los dos aros concéntricos de hierro, entre los cuales ajustó la boca del fardo, para dejar a éste colgando. -Ahí adentro tenemos que pisar la lana- me explicó. -¿Pisar? -Claro: yo me meto en el fardo y usted me va alcanzando los vellones. -Mm. -Los voy colocando a razón de seis o siete por vuelta; después les meto pata, para hacerlos ocupar el menor espacio posible.
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Un embolsador en plena tarea
El día anterior al del comienzo de la faena, estuvimos colocando cueros de consumo con el carnal hacia arriba, sobre la totalidad del área del galpón en la cual habrían de desarrollarse las tareas de la esquila propiamente dicha y sus derivadas. […] El horizonte del este estaba a punto de estallar, en el momento en que abuelo y yo cerrábamos la portera del brete, con ago así como veinticinco ovejas adentro de éste. Bajo el barullo coral de las madres aquí y de sus hijos en los alrededores, me gritó tata: -Ayer nos olvidamos de dos cosas. -No sé... 25
-Afilar la tijera y moler carbón para curar. -¿Entonces no podremos esquilar? -¡Cómo no!... Cuestión de media hora o menos. Agarró la tijera y, cruzándole las hojas a todo lo que éstas daban, con sus filos invertidos hacia afuera, ató con una piola fuertemente sus mangos, contra los gavilanes explicándome: -Primero hay que manearla. Me mandó traer un jarro con agua; lo encontré ya inclinado sobre una piedrita cuadrangular, azul pizarra, de cinco centímetros por veinte, la que tenía un agujero en uno de sus extremos, ocupado por una presilla de cuero. -Eche agua -me ordenó, y apenas yo volqué el líquido sobre la piedra, se puso él a refregar oblicuamente, uno y otro filos: luego de probarlos repetidamente sobre las uñas de la mano izquierda, me volvió a ordenar: -Vaya al galponcito de hacer fuego y traiga una palada de carbón limpito, así hacemos el remedio. -“¡Carbón para remedio!" -me iba repitiendo yo, asombrado. encontré esperándome con un martillo en la mano; me hizo luego ir volcando el carbón sobre una piedra y de a poco lo fue moliendo, hasta convertirlo en harina; echó ésta en una lata que colocó a la derecha del sitio antes señalado para esquilar; se paró, diciéndome: -Tijera y remedio, tenemos. […] -Venga, vamos a agarrar. Hizo arrinconar las ovejas contra una esquina del brete y, cuando estuvieron bien apretadas, agarró una del pescuezo con la mano izquierda y de la pata derecha con su otra mano, la levantó en vilo y fue a colocarla en el lugar de trabajo. Puso la pata izquierda del animal, entre ambas manos de éste y con el tiento aquel les dio varias vueltas alrededor y en cruz; después ató. -Así se manea. -Pero le quedó una pata suelta, abuelo. -Así se manea... un bicho para esquilar.
26
Colocó la oveja con aquella pata suelta hacia arriba, desenvainó la tijera, me ordenó: -Fíjese bien: se empieza a esquilar así, sobre el costillar derecho, frente a la paleta. -Ajá. -También se puede empezar por la cabeza. Las hojas de la tijera eran dos navajas acompasadas. -Para cortar la lana bien rente al cuero, a la vez que para evitar los tajos al animal, Martín, hay que recostar lo más que se pueda, la hoja de arriba al cuero del bicho. Cerrando y abriendo su mano derecha, por entre aquel mar de lana, mi abuelo iba volteando olas con la tijera. De pronto, desde allá por el vacío del lado izquierdo de la oveja, me gritó: -¡Médico! -¿Hablaba? -Claro, mire. Miré y vi tamaño tajo, semejante a un ojo sanguinolento, contra el blanco cuero del animal. Antes de que yo reaccionara, tomó él entre índice y pulgar una gruesa porción de carbón molido y la aplicó contra la herida, transformando aquel ojo rojizo en un ovalado lunar negro. Siguió cortando lana; recorrió la totalidad del otro lado de la oveja y luego la mitad que le quedaba del lado derecho. Finalmente, la desmaneó y, enganchando su pierna derecha en la pata derecha del animal, estiró éste a cuanto daba y se puso a esquilarle la barriga; terminó garreándolo: esto es, pelándole las cuatro patas. Tras curar algunos otros tajos de la res, mi abuelo la hizo parar, le palmeó el anca para que se fuera y mirándome, gritó: -¡Fuera bicho! Venga lata, patrón. -¿Lata? Eran especies de monedas de hojalata que, en las esquilas se iban entregando a los esquiladores, para contabilizar su quehacer en unidades.
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Tomó mi abuelo la lana recién esquilada y la colocó sobre el fondo de un cajón invertido que servía de mesa de atar. -Vea como se envellona -me dijo y, luego de apartar la lana de la barriga y del garreo (patas), del resto, superpuso las dos grandes mantas de éste, en forma inversa a la natural (esto es, con la superficie hacia adentro) y, tras envolver una sobre otra hasta formar una pelota compacta, ató esta fuertemente, con dos vueltas cruzadas de piola de yute. Sobre el mediodía, abuelo había pelado las dos docenas de ovejas encerradas y envellonado su lana […] La majada dio algo más de setecientos quilos de lana embutida "a pata" por abuelo, en seis fardos grandes duros de tan repletos. Fue ciertamente brutal la lucha del viejo pisando el producto, encerrado adentro de aquellos largos tubos de yute, a cuya boca asomaba sudoroso y congestionado para terminar ya con la espalda contra el techo del galpón. Yo quedaba extenuado de sólo pasarme allí, a pie firme, alcanzándole los vellones. Luego colocamos los fardos horizontalmente sobre un piso de madera, hecho al efecto, en el galpón.”.9
Entre los dos extremos –las más o menos numerosas cuadrillas de esquiladores y el trabajo individual del productor pequeño- encontramos un sinnúmero de diversas combinaciones que dan cuenta de una de las tareas más importantes del mundo rural. Ésta se cumple, ininterrumpidamente desde hace un siglo y medio. Veamos ahora, las principales modificaciones que la misma ha tenido, en el lapso señalado.
9
Julio C. da Rosa. 1999. “Mundo Chico. Ed. De la Plaza. Montevideo. Pág. 461 – 466.
28
1.3 Introducción de cambios técnicos y tecnológicos en el siglo XX. Hacia principios del siglo XX, comienza la introducción de las máquinas de esquila. Al principio pequeñas, de apenas dos tijeras, pero luego se generalizan al punto de que los grandes establecimientos incorporan en sus galpones maquinarias que por medio de un sistema de poleas, permiten trabajar simultáneamente hasta 20 tijeras y más. Este cambio técnico, implica a nuestro juicio, dos consecuencias fundamentales. Por un lado, permite una esquila mejor, cualitativa y cuantitativamente, por cuanto la extracción del vellón es más pareja –y en algunos casos es mayor la extracción de lana, lográndose rendimientos en kilos de lana superiores a los logrados con la esquila a martillo-, así como permite también una esquila de mayor cantidad de animales por día y por trabajador. Por otro lado, produce un divorcio del trabajador de su herramienta de trabajo. Este ya no es más dueño de su medio de producción, el cual pasa a manos del propietario del establecimiento (en aquellos casos en que estaba instalada la máquina en el propio galpón de la estancia) o en su defecto, al dueño de la máquina (en los casos de las pequeñas maquinas iniciales, que contaban con dos tijeras, y andaban de establecimiento en establecimiento ofreciendo sus servicios. Cambio cualitativo fundamental, por cuanto el esquilador pasa de buenas a primeras de ser “patrón” (aunque más no sea de sí mismo, por ser propietario de su medio de producción) a ser “asalariado, por cuanto su herramienta de trabajo ya no le pertenece, siendo requerido en el proceso productivo solamente que por su fuerza de trabajo. En ambos casos se neutralizaba de una manera o de otra, el “peligro” que generaba la reunión de un número considerable de hombres armados –con su tijera de esquilar y/o con su cuchillo- y expuestos a duras condiciones de trabajo. Por un lado, en el caso de los establecimientos que contaban con sus propias instalaciones, era el patrón o el capataz de la estancia quien disponía a su antojo del personal que iba a necesitar, imponiéndoles su disciplina y su modalidad de trabajo. Pudiendo de esta manera no solo organizar el trabajo,
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sino también administrar el personal que le resultaba funcional y eliminando al o a los que le causaba(n) inconvenientes. Por otro lado, en el caso de las pequeñas máquinas móviles que comenzaban a surgir en el medio rural, el número de trabajadores – subordinados al dueño de la máquina o “maquinista”- por su escaso número (4 o 5 a lo sumo) no causaba mayor peligro en los establecimientos, si lo comparamos con cuadrillas de 20 a 60 trabajadores como las que andaban de estancia en estancia, en el pasado.
La mecanización de la tarea de esquila conoce su expansión en la década del 2010, aunque la primera introducción de éstas se produce ya en 1893, aunque hasta fines del siglo XIX su importación era de dos o tres por año. Será en la década del 20 que la máquina de esquila marcará su presencia significativamente en el campo uruguayo, de la mano con el período de auge que se vivía en el agro a la luz del período de guerra y posguerra que valorizó los productos agropecuarios. A partir de ese momento, su presencia se irá incrementando, tanto en número así como en capacidad tecnológica, incrementándose el número de tijeras por máquina. De las dos tijeras iniciales, se pasará a 4, 6, 8, 10 y aún 12 tijeras por máquina, acrecentado notablemente de esta manera, la productividad por máquina.
Estos avances traen aparejados varias consecuencias. Por un lado, en lo que hace a la forma de organización del trabajador vinculado a la máquina de esquila, ya sea este esquilador o se desempeñe en algunas de las funciones complementarias –agarrador, barredor, vellonero, enfardador, etc.-. Ya no será más un grupo de trabajadores “mas o menos dispersos e independientes coordinados por un capataz”. A partir de la incorporación de la máquina, será 10
Moraes, María Inés. 2003. El trabajo de la Esquila y los Esquiladores: algunos aspectos de su historia social (1860-1970) In: Piñeiro, Diego. Trabajadores de la esquila. Pasado y presente de un oficio rural. SUL, Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Agronomía, CSIC. Montevideo. Pp. 31-56.
30
esta la que imponga al conjunto de hombres el ritmo de trabajo y la figura del capataz de cuadrilla, transformado ahora en maquinista, cobra una nueva significación por cuanto su función cambia cualitativamente en el grupo de trabajo como veremos en el capítulo siguiente. Concomitantemente en la medida que las comparsas de esquiladores se hacen más eficientes y la organización del trabajo, ahora bajo el control de una persona especializada –el maquinista-, comienza a no resultar funcional el mantener en los establecimientos –fundamentalmente en los más grandes- la máquina de esquila fija y el esquema laboral que permitía año a año realizar la esquila en el establecimiento con sus propias herramientas y trabajadores, por lo que se abandona paulatinamente esta práctica y se comienza a extender el uso de la máquina de esquila contratándola zafra a zafra. De esta manera, el productor lanero contrata el servicio en la medida de sus necesidades sin verse en la obligación de realizar la tarea de esquila y enfardado de la lana con herramientas y trabajadores integrantes del establecimiento,
pudiendo
de
esta
manera
tercerizar
el
servicio.
Desentendiéndose de esta manera la empresa –estancia- de la manutención de la mano de obra una vez finalizado el período de zafra, descargando el costo de su reproducción social sobre los mismos trabajadores.
Esta característica, de la existencia “libre” de trabajadores en torno a una máquina, permite asimismo la formación de un mercado de comparsas de esquila que competirán entre sí, por la obtención de más y mejores majadas para esquilar cada zafra. La formación de este mercado trae aparejadas varias consecuencias. Limitémonos a mencionar las principales. Primero: obliga a mejorar la calidad del trabajo ofertado por las comparsas, lo que a su vez presiona al maquinista a seleccionar los trabajadores más eficaces y disciplinados en el trabajo. Segundo: posibilita a los productores laneros a especular con el precio que paga por el servicio. En la medida que hay varias máquinas pujando por obtener “la majada”, el tener la posibilidad de seleccionar a la máquina que se le
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otorga el trabajo y a la que no se le da, le confiere al dueño de la majada un diferencial de poder importante que generalmente se traduce en una presión a la baja del precio a pagar por el servicio contratado. Tercero: genera una natural categorización entre las máquinas de esquila, ya sea por su tamaño, así como por la calidad de trabajo que realizan y la capacidad que tienen de disponer y organizar los factores productivos con que cuentan (capital y trabajo). Cuarto: limita la movilidad del trabajador de la esquila entre diferentes comparsas, por cuanto en tanto se produce una categorización de las distintas comparsas (que va desde las mejores hasta las peores), la tendencia del trabajador, será a tratar de obtener un puesto de trabajo en las mejores –ya que generalmente tienen mayor cantidad de ovejas para esquilar anualmente, y por ende el rendimiento de la zafra es mayor-, y si es posible, conservarlo para la zafra que viene. Estas características de organización del trabajo (dentro y fuera de la comparsa) que acompañaron la mecanización de la tarea de esquila, le dan a la comparsa un estatus cualitativamente diferente. Por un lado, como ya señalamos, la máquina impone su ritmo de trabajo al conjunto de hombres. Por otro lado, la organización en el conjunto de trabajadores requiere una mayor eficiencia y una especialización –sobre todo en algunos puestos de trabajo como ser el esquilador, por ejemplo- que se traduzcan en una mejor eficiencia en tanto que prestadores de un servicio.
En la década del 60 se introduce un nuevo cambio técnico, la esquila Tally-Hi, método diseñado por campeones de esquila de Nueva Zelanda y Australia. “El método Tally-Hi consiste en hacer pasadas más largas con la tijera y en un orden más lógico, ahorrando de esta forma, movimientos inútiles y esfuerzos innecesarios, obteniéndose un vellón entero que permitirá un mejor manejo de la lana en el galpón de la estancia.”11 Esta modalidad de esquila, tiene la particularidad que el animal no necesita –es más, no debe- ser 11
Secretariado Uruguayo de la Lana. 2004. Manual del esquilador. SUL. Montevideo. Pp.17.
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maneado, sino que es el esquilador quien lo inmoviliza con su cuerpo (brazos, rodillas y piernas) al tiempo que lo esquila. El método presenta la ventaja de que se puede efectuar la esquila más rápidamente, aumentando de esta manera la productividad, pero por consiguiente al aumentar la productividad del trabajo en términos horas/hombre, el desgaste de éstos es mayor y a ello súmese que el uso del propio cuerpo del trabajador para inmovilizar a la oveja, le imprime mayor rigor a la tarea, de por sí bastante pesada. Esta metodología de esquila, fue ampliamente promovida por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), organismo formado en 1966 por productores ovejeros, con la finalidad de promover y mejorar la producción y comercialización de este rubro pecuario.
Paulatinamente, el organismo fue incidiendo cada vez más en las políticas de producción y comercialización de la lana, debido a la fuerte incidencia de los principales productores nacionales en el organismo, sumado este factor a la importancia que este producto a tenido y tiene en las exportaciones nacionales. Esta influencia incluyó desde la producción hasta ciertas etapas de la industrialización del producto, por lo que la “cosecha” del mismo –la esquila- fue también objeto de políticas tendientes al mejoramiento de la calidad y abaratamiento de los costos de la misma por parte del organismo. Mas adelante tendremos oportunidad de describir en forma más detallada, el papel que juega el SUL en la comparsa de esquila y las interrelaciones con el maquinista de la comparsa.
1.4
Alquilando “trabajo” o rentando “capital”. El maquinista de esquila: ¿contratista de mano de obra o contratista de maquinaria?
La contratación de personal en forma temporaria, es una modalidad conocida en las tareas agropecuarias. Por sus características, gran parte de las
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tareas rurales demanda una importante cantidad de mano de obra en un tiempo que suele ser breve. Desde la época colonial, la estructura laboral que se le dio a determinadas tareas pecuarias fue la de un contratista (denominado accionero) que adquiría las acciones o el permiso para efectuar la faena de ganado con el objeto de extraer su cuero (las corambres). Otra forma de contratación fue la efectuada por los estancieros santafesinos, quienes contrataban peones para organizar grandes arreos con el objetivo de repoblar sus estancias. Luego, cuando surge la explotación de rasgos sedentarios, la estancia, gran parte de las tareas rurales es realizada por trabajadores estables que residen en el establecimiento rural y que tienen un contrato por tiempo indefinido, por lo que los podemos catalogar de “permanentes”. Pero, en torno a las tareas agropecuarias desarrolladas en el establecimiento (ya sea este ganadero o agrícola) hay una constelación de trabajadores “independientes” que ofertan su fuerza de trabajo para tareas más o menos ocasionales -que requieren los servicios de una mano de obra adicional-, intensiva y por un breve plazo. Tareas como la yerra (donde era necesario ir a buscar el ganado cimarrón a montes y sierras), el arreo de ganado y luego de la década del 70 del siglo XIX el alambrado y la esquila, por no citar sino algunas de las tareas pecuarias más importantes, obligaban a la contratación de trabajadores para reforzar la capacidad laboral del establecimiento. En el caso de la agricultura, luego de finalizada la Guerra Grande, el flujo inmigratorio y los sostenidos procesos de pacificación que pautan la segunda mitad del siglo XIX, permiten, como señala Berro12 un desarrollo de esta actividad fundamentalmente para el abastecimiento de un mercado interno que crecía año a año. Cultivos como trigo y maíz fundamentalmente, demandaban en los períodos de cosecha y trilla, una ingente cantidad de trabajadores quienes eran contratados por los chacareros para prestar estos servicios.
12
Berro, Mariano. 1975. La agricultura colonial. Ed. Ministerio de Educación y Cultura. Colección de Clásicos Uruguayos. Tomo 148. Montevideo.
34
Estas modalidades descritas de contratación de mano de obra, serán luego –mecanización mediante- sustituidas por nuevas formas de arreglos laborales. Será fundamentalmente en la agricultura donde encontremos mayor desarrollo de las mismas y estas formas de contratación y la relación entre “contratantes” y “contratados” será objeto de estudio de la sociología rural dando lugar, paralelamente, al estudio temprano en
Europa, del fenómeno de
empresas que se dedican a efectuar parte del proceso agrícola, como señala Arnalte Alegre13 “A lo largo de los años 80 han ido apareciendo en la literatura agraria algunas referencias a un fenómeno cuyo desarrollo puede poner en cuestión las bases del análisis tradicional de la estructura agraria. Se trata del proceso de externalización en explotaciones agrarias de fases del ciclo productivo que pasan a ser ejecutadas y en ocasiones gestionadas por empresas de servicios externos.” Encontramos entonces, el surgimiento de empresas que se encargan de determinadas tareas agrarias. Las cuales cuentan con maquinaria y trabajadores especializados en una fase específica de la producción, ofertando este servicio al agricultor, a quien le resulta más rentable fundamentalmente por una cuestión de escala- contratarlo, que realizarlo el mismo. Algunos estudios indican que en 1961 el 26 % de las explotaciones agrícolas del sur de Italia utilizaban tractores (frente a un 62% que lo hacía en el Norte), pero sólo el 4% poseía uno en propiedad. Se observa que el régimen de contratistas, resulta estar más extendido en el sur que en el resto de Italia, ya que en 1970, las empresas que realizaban trabajos por contrato, resultan el 17% de todas las registradas en el sur, frente a un 10% registrado en el norte. Arriesgándose como hipótesis que el ingreso promedio de los agricultores del sur –promedialmente menor al del resto de la península- y por lo tanto su menor capacidad de acumulación, así como también su baja relación tierra/hombre, favorece un proceso de mecanización parcial antes que una adopción plena de las tecnologías mecanizadas, al tiempo que la proporción de explotaciones que 13
Arnalte Alegre, Eladio. 1992. El desarrollo de empresas de servicios agrícolas y su función en las agriculturas mediterráneas. Ed. Revista valenciana d estudis autonömics. Nº 14. Generalitat Valenciana. Pp. 280.
35
usan equipos alquilados, disminuye a medida que aumenta el tamaño de las mismas, ya que –aún en el sur- a los establecimientos más grandes, les resulta posible y rentable, poseer la mayor parte de su equipo de tracción mecánica. 14
En América Latina, la figura del “contratista” aparece tempranamente y existe toda una línea de estudios que abordan este tema. En tal sentido Tort en su estudio de contratistas de maquinaria agrícolas en la Pampa Húmeda, define: “consideramos contratistas a todo aquel propietario de maquinaria agrícola que vende servicios agropecuarios, cobrando por ello una tarifa en dinero”.15
El
estudio focaliza en contratistas que colaboran en el proceso agrícola incorporando medios de producción –maquinaria agrícola- al proceso productivo y realiza una interesante tipología, identificando a pequeños maquinistas, maquinistas
empresarios,
empresarios
diversificados,
contratistas
puros,
contratistas eventuales y contratistas tanteros (aquel contratista que también se desempeña como productor a porcentaje o “a tanto”, de ahí su nombre). Centra su análisis en la incorporación tecnológica realizada por este agente productivo y no en el relacionamiento del mismo con el factor trabajo que incorpora (aunque sí lo toma en cuenta, diferenciando mano de obra familiar y asalariada). Este tipo de contratista rural, al decir de la autora, juega varios roles, ya que “… por un lado contribuyen a detener la tendencia a la desaparición de los pequeños productores sin capacidad de capitalización, facilitan la expansión del tipo de propietarios ausentistas sin arrendatarios y solucionan el manejo de mano de obra capacitada e inversión en capital fijo especializado a muchos de los grandes propietarios, mientras por otro lado se perfilan a sí mismos como nuevo tipo de agente productor agropecuario” (ibid. Pp.16).
14
Tort, María Isabel. 1983. Los contratistas de maquinaria agrícola: una modalidad de organización económica del trabajo agrícola en la Pampa Húmeda. Ed. Centro de Estudios e Investigaciones Laborales. Documento de Trabajo Nº 11. Buenos Aires. Pp.29. 15 Ibid. Pp. 24.
36
En otra línea de investigación, Kim Sánchez Saldaña trabaja sobre los contratistas de mano de obra
16
teniendo como objeto de estudio la
conformación del mercado laboral mexicano, definiendo al contratista o intermediario como aquellas personas que sirven de vínculo entre las zonas de oferta y las de demanda de mano de obra, entre regiones expulsoras y receptoras de jornaleros agrícolas (dentro y fuera de fronteras, ya que este sistema rige también para el mercado laboral norteamericano, donde está institucionalizada la presencia de empresas proveedoras de fuerza de trabajo en las actividades agrícolas). En tal sentido inclusive, realiza un distingo entre los intermediarios
tradicionales
–conocidos
con
el
nombre
genérico
de
enganchadores- y las modernas empresas contratistas. Le adjudica a los enganchadores, las siguientes características:
“Encargan de reunir a la mano de obra en sus lugares de origen y transportarla a las zonas donde se la requiere.
Viven en las colectividades rurales.
Financian los gastos de transporte y entregan algún tipo de recursos por adelantado.
Cumplen la función de capataces en los campos de cultivo.
Cobran comisiones a los productores por cada trabajador reclutado o bien, cobran un monto proporcional al volumen de trabajo realizado.”17
Centrando su análisis en el factor trabajo interviniente en el proceso agrícola, señala que esta modalidad de incorporación de la fuerza de trabajo, se encuentra generalizada en el ingenio azucarero, donde se contrata a los trabajadores a través de cuadrillas18 o cabos, teniendo un nivel de informalidad que se expresa en la forma de contrato verbal, sobre todo lo que hace a las condiciones de empleo de los jornaleros, cuestión que desfavorece a los 16
Sánchez Saldaña, Kim. s/d. Acerca de enganchadores, cabos, capitanes y otros agentes de intermediación laboral en la agricultura. Ed. Análisis de Estudios Agrarios. México. 17 Op. Cit.:64. 18 La cuadrilla es una modalidad de organización grupal de los trabajadores, cuyo representante se encarga de reclutar familiares y amigos para la zafra, así como de entablar la relación con el comisionista o directamente con el productor. Op. Cit.: 65.
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trabajadores cuando hay incumplimiento de las condiciones pactadas por parte de la parte empleadora. El autor nos indica que no solamente hay una cuestión organizativa en este tipo de modalidad de contratación de la mano de obra, sino que subsisten otras modalidades –más o menos ocultas- “… en la medida en que desfiguran y encubren la relación del asalariado con el capital, vulneran la capacidad de los trabajadores para presionar colectivamente por sus demandas.”19 De esta manera, empleados directos de los ingenios, los capataces –contratistas o subcontratistas- han actualizado su utilidad en función de disciplinar la fuerza de trabajo e impedir su organización como asalariados, representando la autoridad inmediata del capital sobre el trabajo. En el mismo trabajo el autor analiza algunos aspectos de los “Labor contractors” y mayordomos en campos californianos, donde el desarrollo de la producción de frutas y hortalizas ha dependido en buena medida de la existencia de diferentes sistemas de intermediación laboral imbricados con las redes sociales de los migrantes y con la población inmigrante asentada en esa región agrícola. Entre los trabajos que han reflexionado acerca de éste fenómeno, se señala como pionero el estudio de Lloyd Fisher (1953) 20 quien señala que el contratista ha sido una institución prominente en el mercado de trabajo y que condicionado históricamente en diferentes períodos, su conducta se expresó en una naturaleza ambigua y ambivalente ya que a la vez que perseguían mejoras salariales para los trabajadores, su propio sustento dependía de negociar acuerdos con los productores y con el paso del tiempo, el sistema de intermediarios se volvió un buen antídoto contra la sindicalización de los trabajadores. “La durabilidad del sistema de contratistas se explica por razones económicas. Su función principal, sostiene Fisher, es dar estabilidad y 19
Op. Cit.:66 ref. Paré, Luisa; Juárez, Irma y Salazar, Gilda. 1987. Caña brava, Trabajo y organización social entre los cortadores de la caña. UAM/UAM-Azcapotzalco. México. 20 Fisher, Lloyd H. 1953. The Harvest Labor Maket in California. Ed. Harvard University Press, Cambridge-Massachusetts.
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regularidad a un mercado que es, por sí mismo, “inestructurado” y “desorganizado”21, por lo que, analiza Sánchez, la regulación del flujo de trabajadores no busca equilibrar la relación entre la oferta y la demanda, sino más bien, propiciar la sobreabundancia de mano de obra, cuestión que tiene un efecto negativo sobre las tarifas salariales. En este contexto laboral, concluye Fisher, “… el contratista es un middleman (mediador) en un sentido especial, pues no sólo desempeña la función de satisfacer la demanda de trabajo, sino que cumple funciones que normalmente serían responsabilidad de los propios agentes económicos. El productor-empresario se despoja de las tareas convencionales de reclutamiento, asignación de tareas y supervisión de los trabajadores, mientras que éstos últimos delegan en el contratista funciones que serían incapaces de proveerse a sí mismos (alojamiento propio, transporte y alimento. En suma, la naturaleza de la relación que se establece entre el productor, el contratista y el jornalero, genera un grado de organización dentro del mercado de trabajo en la cosecha que, paradójicamente, permite mantener las ventajas de su desorganización.”22 Lo que hace concluir a Sánchez que el desarrollo y resurgimiento del sistema de contratistas laborales, resulta de la búsqueda, por parte de los empleadores, de alternativas de uso de la fuerza de trabajo más flexibles y de menor costo.23 El autor concluye que este sistema de intermediación permite realizar algunas consideraciones de interés. “En primer lugar la consolidación de una clase de intermediarios, más próximos a la administración empresarial de los empleadores que los contratan, aumenta los eslabones de mediatización que separan al jornalero de su fuente de empleo. En segundo término, desde el punto de vista del empresario agricultor, este mayor distanciamiento de los 21
Para el autor las condiciones generales de un mercado no estructurado son: la ausencia de sindicatos u otras formas de protección de los derechos laborales; relaciones impersonales entre empleador y empleado, para que no se desarrolle la obligación informal y varios tipos de ejercicio de carácter moral; el uso de mano de obra no calificada; así como de regímenes de productividad y pago sustentados en la intensificación del trabajo (Fisher, op. cit.: 8). 22 Fisher, op. cit.: 8. 23 Sánchez Saldaña, Kim. Op. cit. : 78.
39
trabajadores que ocupa, facilita la transferencia de sus responsabilidades en la reproducción de la fuerza de trabajo y lo protege de posibles conflictos laborales. En esta relación contractual, las obligaciones del empleador se diluyen en un espacio menos formal, donde se introduce un complejo juego de intercambios entre intermediarios y trabajadores que no se limitan al plano estrictamente económico. Esto tiene que ver con otro elemento más, que se vincula con el hecho de que los eslabones inferiores de la cadena intermediaria constituyen un lugar propicio para el desarrollo de relaciones informales clientelares que dominan a los trabajadores, así como de mecanismos también “informales” de explotación. En efecto, todo parece indicar que al hacer posible la transferencia de parte de los costos de trabajo fuera de la relación contractual (los costos de reclutamiento, de transporte, de alojamiento y retención de la fuerza de trabajo), el capital “cede” al intermediario el poder para convertir esos costos en su propia recompensa económica, lo cual además asegura su complicidad en el proceso de sobreexplotación de la fuerza de trabajo.”24 Para el autor, el papel de los intermediarios ha jugado un doble rol en los procesos
de
estructuración
y
reestructuración
del
capitalismo
agrario,
participando en el proceso de formación y reproducción de una fuerza de trabajo adecuada para determinados sistemas de explotación intensivos al tiempo que desde el punto de vista del capital, el uso de intermediarios ofrece diversos medios de control social de la mano de obra que facilita su implementación. 25 Aunque también la relación de los intermediarios con los trabajadores no puede ser suficientemente explicada dentro de la lógica de la libre oferta y demanda de trabajo, el funcionamiento de los intermediarios tradicionales, se acompaña y depende de prácticas sociales y códigos de conducta ajenos a los factores de mercado.
24
En rigor, el trabajo eventual a destajo constituye en sí mismo un mecanismo de sobreexplotación o superexplotación de la fuerza de trabajo, toda vez que no se paga la producción del trabajo y la reproducción del trabajador, sino solo la reposición de la fuerza de trabajo directamente gastada en el proceso de producción (Carton de Grammont, 1992) Si en este esquema, además añadimos intermediarios que obtienen ingresos del salario desvalorizado del trabajo, el salario real del jornalero es aún menor. Sánchez Saldaña, Kim. Op. cit. : 80. 25 Sánchez Saldaña, Kim. Op. cit. : 90.
40
Por su parte, Norma Giarracca estudiando los contratistas en el norte argentino
26
indica que la función básica de los contratistas, que se ha
mantenido inalterable desde fines del siglo XIX, es la de reclutar y comprometer a los trabajadores locales y migrantes para la cosecha de caña y que las modalidades de contratación contemporáneas responden a la necesidad de descompresión de los compromisos laborales por parte de los ingenios y las fincas cañeras. Identifica a los contratistas de mano de obra
señalando
que
en
las
negociaciones del trabajo se estilan los acuerdos "no formales" entre los contratistas y los ingenios o cañeros. En general, estos son verbales y los contratistas se comprometen a entregar determinada cantidad de toneladas de caña diaria a los ingenios y éstos a pagarles una vez terminada la molienda y cumplidas las pautas de lo acordado.
Los ingenios, una vez realizado el
acuerdo, se despreocupan del arreglo que los contratistas llevan a cabo con los trabajadores. Los contratistas son los únicos responsables del personal que realiza la cosecha. Relación que se perpetúa en el acuerdo entre los contratistas y los trabajadores ya que este es verbal y se pauta al comienzo de la zafra. Por otro lado observa que existen contratistas que combinan con servicios de maquinaria, provenientes de los estratos de productores familiares de caña que con el tiempo se han capitalizado, han comprado las cosechadoras integrales solos o en sociedad y han conformado empresas agrícolas que prestan los servicios de cosecha a terceros, una vez realizada la propia. Para estos contratistas es muy importante la continuidad de sus trabajadores. Éstos son trabajadores con cierto grado de calificación y en casi todos los casos los contratistas les han procurado cursos de capacitación para aprender a manejar y reparar las máquinas. La autora señala que las principales diferencias entre los contratistas de mano de obra y los que combinan con servicios de maquinaria se relacionan, en 26
Giarracca, Norma (Coordinadora), Karla Gras, Karina Bidaseca, Daniela Mariotti. 2000. Tucumanos y tucumanas. Zafra, trabajo, migraciones e identidad. Ed. La Colmena. Bs.As.
41
primer lugar, con las funciones que desempeñan en el mercado de trabajo. Los primeros se ocupan del reclutamiento, transporte, alojamiento, pago de salarios, organización del trabajo en el frente de cosecha.
Los segundos pagan los
salarios, organizan el trabajo, se ocupan de la capacitación de los trabajadores y ocasionalmente les proveen alojamiento, si bien no trabajan con personas de otras provincias. Los contratistas de mano de obra que se dedican, durante la época de zafra a este trabajo, no combinan con otras tareas. Los contratistas que hacen servicios de maquinaria combinan el servicio de cosecha mecanizada con otros, pues como mencionamos antes, son además productores cañeros, empresarios, comerciantes. Es importante destacar que estos contratistas de mano de obra no pueden ser asimilados, más que en su función de proveedores, a aquellos viejos «enganchadores». Los nuevos contratistas desdibujan los vínculos laborales, mientras que la presencia de los enganchadores no desconocía el vínculo patrón –obrero. Por otra parte, los contratistas de mano de obra actuales conforman verdaderas empresas tanto por el tipo de organización que han adquirido como por las relaciones que los vinculan con los ingenios. En efecto, a diferencia de los viejos contratistas de mano de obra, los actuales no son empleados de los ingenios. Sin embargo, en lo que refiere a las formas de reclutamiento y el tipo de vínculos establecidos con los trabajadores es posible observar continuidades con los viejos enganchadores. Este rasgo constituye, asimismo, una importante diferencia a destacar entre contratistas de mano de obra y contratistas que combinan con servicios de maquinaria. Como vimos, los segundos establecen vínculos de mayor formalidad con los trabajadores; buscan venerar incentivos para mantenerlos ya que formar a un trabajador tiene un costo para ellos. Otro rasgo que distingue a los contratistas de mano de obra de los que combinan con servicios de maquinaria, es que los primeros realizan contratos informales, acuerdos verbales cada año, les presentan presupuestos a los ingenios y éstos seleccionan según los costos, pero también la experiencia. Los
42
ingenios les reclaman únicamente la entrega de facturas, pero se desligan completamente del vínculo que los contratistas establecen con los trabajadores. Los segundos por su parte, firman contratos que eventualmente pueden durar más de dos años.
También manifiestan que los ingenios les exigen ciertos
recaudos como los aportes a los trabajadores y sobretodo el pago de las aseguradoras por riesgos de trabajo.
Los elementos que hemos venido mencionando nos permiten pensar al contratismo
como
un
dispositivo
importante
en
el
proceso
de
transformación de las condiciones de producción y, por ende, en el mercado de trabajo de la actividad azucarera tucumana.27
Estos elementos reseñados, nos proporcionan componentes para identificar al maquinista de esquila dentro de la figura de un contratista, ya que contrata en forma zafral a los trabajadores que formarán parte de su “comparsa de esquila”. Pero también incorpora al proceso productivo los medios de producción, ya que es poseedor –o al menos encargado responsable- de la máquina de esquila, la herramienta sobre la cual se articula todo el ciclo de trabajo.
27
Giarracca, Norma. Op. cit. : Pp. 60-68.
43
Capítulo 2 A caballo entre el hoy y el ayer... El maquinista de esquila actual. En este apartado, describiremos la esquila realizada por una máquina tipo de tamaño mediano, con seis tijeras en uso. A los efectos de tener una visión de conjunto, describiremos la función que cumple cada uno de los integrantes de la comparsa –detallando someramente como se lleva a cabo la práctica más usual de esquila-, aunque la abordaremos de la forma más genérica posible. A continuación describiremos la organización de la jornada laboral. La administración del espacio, dentro y fuera del galpón y por último abordaremos las funciones del maquinista
2.1
Descripción de la esquila y los roles de los distintos trabajadores de la comparsa.
La comparsa de esquila esta compuesta por un “agarrador”, que es la persona que cumple con la función de atrapar a los lanares que están encerrados en un brete contiguo al galpón y depositarlos, maneados para que no se escapen, al costado del esquilador que está próximo a terminar con la oveja que está esquilando.
44
Un agarrador en el brete
Luego están los esquiladores, los cuales manidos de una tijera mecánica, unida a la máquina de esquila, son quienes extraen la lana del animal. Esta tarea la hacen siguiendo ciertas pautas. Comienzan por la barriga del animal, siguen por la entrepierna de las patas, continúan con la porción superior de la pata izquierda para continuar por el flanco izquierdo del animal. A continuación prosiguen con el pescuezo y cabeza para correrse luego por el flanco derecho del animal, cortando todo a lo largo por el costillar para seguir por el cuarto. De esta manera se obtiene un vellón compacto y de textura bastante homogénea (solamente se tiene la precaución de separar la lana correspondiente a la barriga, que presenta una fibra de inferior calidad).
45
La máquina de esquila con los esquiladores “formados” a su costado
El vellón extraído es llevado a la mesa de acondicionamiento de vellones, ya sea por el propio esquilador o por el vellonero –quien a su vez se encarga de pagarle al esquilador el trabajo realizado en el momento, por medio de una ficha, la cual luego será canjeada por dinero-. En la mesa de clasificación el acondicionador realiza una revisión del vellón, sacando aquellas fibras que resultan de calidad inferior, con el objetivo de que la lana que se va a enfardar, presente un nivel lo más homogéneo posible. Si bien al presente la mayoría de la lana es tratada de esta manera, en algunos establecimientos no se realiza este “acondicionamiento” por lo que se enfarda toda la lana tal como proviene de la oveja (excepción hecha solamente por la lana de la barriga, la cual tradicionalmente se ubica en una categoría aparte, de carácter inferior).
Es
importante destacar que esta tarea de separación del tipo de lana, hasta hace unos años, era realizada por la industria en la barraca de acopio de lanas, donde había personal expresamente calificado para ello. Hoy día, es en el propio
46
establecimiento que se realiza el acondicionamiento de la lana, con personal – generalmente- entrenado por el SUL –para lo cual periódicamente realiza cursos de capacitación- y que está incorporado a la comparsa de esquila, lo que tiene menores costos y mayor eficiencia a nivel de la cadena, siendo trasladado desde la fase comercial (acopiadores y barracas) a la fase de cosecha (esquila).
Clasificadores en la mesa
Luego de efectuada esta operación, se envuelve el vellón sobre sí mismo, de modo que forme una esfera lo más compacta posible. En algunos lugares, se práctica “atar” al vellón con hilo de papel, para asegurarle una cierta consistencia. Esta práctica está siendo dejada de lado, ante las ventajas que presenta la utilización de la misma lana del vellón para conformar un todo homogéneo y más o menos esférico.
Este vellón es entregado al embolsador quien lo ubica en una bolsa de nylon –también se las utilizan de arpillera, aunque últimamente este tipo es
47
menos frecuente, debido a las ventajas que presenta el nylon- y valiéndose de sus pies y su cuerpo, va prensando los vellones de manera que quepan la mayor cantidad en una bolsa. Esta tarea se está tecnificando con gran rapidez, utilizándose una máquina hidráulica que prensa los vellones en un fardo, siendo sustituido el embolsador por el enfardador.
Cosiendo una bolsa con los vellones dentro
El lugar donde se realiza este trabajo es generalmente el galpón del establecimiento y en algunos, específicamente en el “galpón de esquila”. Éste es
48
mantenido limpio de impurezas (restos de lana, excrementos y/u orín de los lanares, hojas secas, etc.) por el canchero o venteveo quien manido de una escoba y pala, constantemente recoge los desechos que pudieran afectar la limpieza de la lana.
A este cuadro, debe sumársele el cocinero, que es quien se encarga de la elaboración de los alimentos para los trabajadores. Este no participa directamente en las tareas de la esquila, limitándose su función a proveer a los trabajadores de los alimentos necesarios para su manutención.
El cocinero en el fogón
Someramente hemos descrito el proceso de trabajo de una máquina de esquila tipo. El mismo reconoce variantes, según el número de tijeras de la máquina –que puede oscilar de 2 a 12- la organización y disposición de las tareas correspondientes a cada uno de los distintos puestos de trabajo puede
49
variar, ya que en algunos casos, la misma persona desarrolla distintos trabajos en la cadena de esquila.
2.2
La
La máquina y el equipo de esquila.
máquina
de
esquila
consta
de
un
cuadro
de
hierro,
de
aproximadamente un metro de ancho por dos de largo (pudiéndosele agregar algún cuadro suplementario en alguna de sus extremidades para de esta manera incrementar el número de tijeras en uso). Al interior del cuadro, se encuentra el motor que puede ser a nafta, a gas oil o eléctrico (los cuales son más silenciosos y económicos) el cual posee un buje que en funcionamiento genera un movimiento circular. Este movimiento por intermedio de un sistema de poleas es trasmitido a seis puntos fijos de la parte superior del prisma, uno en cada esquila y dos en el medio del largo. En estos puntos es donde se fijan los brazos de la máquina, los cuales son
articulados
teniendo
una
dimensión
de
dos
metros
y
medio,
aproximadamente. En la punta de los brazos se fijan las tijeras, pudiéndose desmontar –ya sea para no utilizarlas, regularlas, limpiarlas, cambiar los peines, etc.-.
50
Una máquina de esquila pronta para su uso
Las tijeras de esquilar son de metal, de forma piramidal achatadas en dos de sus caras, por medio de un sistema de engranajes moviliza lateralmente un cortante (afilado en sus dientes) contra otra pieza similar a este, pero fija, llamada peine. La lana se introduce en los intersticios dejados por los dientes dejados por el peine y el cortante al superponerse. Luego, al realizar el movimiento lateral para el cual esta articulado el cortante la corta separándola así del animal. En un extremo de la máquina, y utilizando la propulsión que brinda el motor, se ubica la afiladora, a la cual se le acoplan los discos y prensas. Estos discos son esmeriles de distinto calibre –según el tipo de lana que se esté esquilando o la suciedad de la misma- que sirven para afilar los peines y cortantes que luego irán insertos en las tijeras.
51
Un maquinista afilando peines y cortantes
Conjuntamente con la máquina de esquila hay otros elementos que integran el conjunto de herramientas necesarias para la esquila. Una de ellas, son las mesas de acondicionamiento de la lana. Éstas generalmente consisten en una rejilla de varillas de 1,50 por 2,50 metros montadas sobre dos caballetes. Es sobre ella que se extiende el vellón para “acondicionarlo” o sea extraerle las mechas de lana que son de calidad inferior. El maquinista “arma” o sea pone en funcionamiento una, dos o más mesas en función de la cantidad de tijeras que
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estén trabajando, ya que los vellones que son esquilados deben ser acondicionados inmediatamente y luego enfardados, para que de esta manera no se produzcan interrupciones en el proceso.
Una mesa de acondicionamiento
Similar a estas mesas, pero de dimensiones más reducidas, está la mesa de barrigas, donde se realiza el acondicionamiento de la lana correspondiente a esta parte del animal, que como ya dijimos presenta una calidad inferior a la del resto del vellón.
Se cuenta también con un embolsador o en su defecto una enfardadora. El embolsador generalmente es una estructura de madera o de hierro en forma de prisma de base cuadrada, de una altura que ronda en los tres metros. Se sujeta la bolsa (actalmente se utiliza el polietileno mientras que antiguamente se utilizaba la arpillera) abierta por su boca en su parte superior y hacia adentro se van tirando los vellones, que son dispuestos y prensados por el embolsador
53
quien está dentro de la bolsa. Cuando se llena la bolsa, se la cierra con un precinto y se vuelve a colocar otra bolsa vacía en el embolsador. Desde hace mas o menos una década, han comenzado a surgir enfardadoras mecánicas. En ellas se introduce la bolsa de polietileno vacía. Luego se comienzan a introducir los vellones hasta que la misma se llena. Se cierra el bolsón o fardo y luego la máquina, mediante presión hidráulica ejercida desde la cara superior del fardo, lo reduce y lo ata con flejes de alambre dispuestos para tal función, manteniendo así la presión ejercida permitiendo el manejo del fardo (básicamente para su traslado y/o acopio).
Fardos de lana
Forman parte de las herramientas de la comparsa de esquila, un cajón o baúl con herramientas, repuestos para las distintas partes de la máquina, plausibles de gastarse o romperse, recipientes para lavar los peines, hojas de esmeril para el afilado de las herramientas, rejillas (similares a las utilizadas como mesas de acondicionamiento) pero en este caso ubicadas a los costados
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de la máquina, de manera tal que la labor de la esquila se realice sobre ellas. De esta manera la lana esquilada no entra en contacto con el suelo y no se contamina (recientemente estas rejillas de maderas tienden a ser sustituidas por piezas de goma de 3 por 1,5 metros aproximadamente). Esto en lo que a la organización de la máquina y la tarea de esquila refiere.
Luego encontramos los utensilios de cocina (ollas, platos, calderas, cubiertos, etc.) que también son cargados en un baúl o cajón suministrados por el maquinista. Las camas (catres, colchonetas, etc.) son de propiedad de cada trabajador y se disponen en la noche en el mismo galpón de esquila o en su defecto, si el tiempo lo permite al aire libre. Recientemente hemos observado que en algunas comparsas, algunos trabajadores –sobre todo jóvenes- han incorporado carpas de camping como parte de su equipo y sustituido los catres o colchonetas por sobres de dormir.
La cocina-comedor de una comparsa de esquila
55
2.3
Descripción de las funciones del maquinista.
El maquinista generalmente es el dueño de la máquina, aunque en algunos casos es un empleado que trabaja para éste, en cuyo caso el dueño de la máquina le confiere el puesto conjuntamente con las responsabilidades inherentes. Desempeña dos tipos de funciones. Un primer tipo refiere a la atención mecánica de la máquina de esquila y básicamente su función es velar por el correcto funcionamiento de esta. Reparar las posibles fallas mecánicas que puedan sobrevenir debido al uso continúo y prolongado. Lavar y afilar los peines y cortantes que utilizan los esquiladores (los cuales tienen dos o más juegos de los mismos) de manera tal que la labor no se interrumpa a lo largo de la jornada y que las herramientas estén en correcto estado de mantenimiento.
Un segundo tipo de funciones, refiere a lo que hace a la organización del trabajo de la comparsa. Es quien contrata y despide a los trabajadores. Quien consigue las majadas para esquilar. Quien fija los precios que habrá de cobrar. Quien planifica el cronograma de los establecimientos a los que visitará y en qué momento lo hará. Es el responsable de proveer los insumos que en el transcurso de la zafra necesitará la comparsa (básicamente alimentos, aunque por lo general la carne –de oveja- es provista por el dueño del establecimiento como parte de pago del servicio contratado. En algunos establecimientos es el mismo establecimiento quien provee de todos los insumos para la alimentación de los trabajadores, aunque la comparsa lleva su propio cocinero que es quien se encarga de la elaboración de los mismos). En la provisión de insumos, cuando se usa enfardadora, generalmente provee los bolsones para enfardar la lana. Cuando se embolsa provee las bolsas ya sean estas de arpillera o de nylon aunque estos elementos en algunos casos también pueden ser provistos por el dueño de la majada.
56
También se encarga del trasporte del conjunto de trabajadores (y sus enseres) de un establecimiento a otro, ya sea por medio de un medio de locomoción propio o en algunos casos contratado.
Estos dos tipos de funciones descritas, podríamos decir técnicas
u
operativas, son más o menos fáciles de percibir y observar, máxime porque generalmente el maquinista, las hace explícitas a cualquiera que le demande sobre ¿cómo organiza la comparsa?
Hay otras de las que raramente hablará, más allá de algún comentario lacónico y estas son referidas a su función social en tanto que articulador de un grupo de trabajadores a los cuales debe convencer que trabajen por una determinada remuneración. Esta relación, que establece el maquinistas con sus trabajadores no solamente es económica, esta mediada por un sistema cultural y social que excede en mucho el ámbito y el tiempo de la zafra de esquila. Las oportunidades laborales en el medio rural generalmente son escasas, la sociedad rural o peri-rural (origen geográfico de la mayoría de los trabajadores de la esquila) esta cruzada por lazos de solidaridad orgánica que exceden en mucho el ámbito puramente laboral. Se vive en constante interrelación con los vecinos, con ellos se comparten tiempos de bonanza y de dificultad, los hijos van a la escuela y juegan juntos, la estratificación social cobra formas más sutiles – aunque no por ello menos descarnadas- que en el ámbito urbano. Con esto que queremos decir? Que si bien es difícil ejercer tareas de dominación en el seno de una sociedad estratificada por las tensiones sociales a las que el sujeto se ve sometido, lo es más aún, en una estructura social donde algunas diferencias “pareciera que se diluyen” pero que en resumidas cuentas están presentes siempre. Su función es de disciplinamiento de la mano de obra contratada. Impone el ritmo de trabajo, las prácticas y costumbres que rigen dentro de la comparsa y estas, no lo olvidemos no solamente rigen durante ocho horas de una jornada
57
tipo, sino que se imponen durante las 24 horas de los días que dura la zafra (pudiendo ser de tres, cuatro meses o más).
El maquinista también, es el nexo, el pívot sobre el que descansa la relación de quien contrata el servicio de esquila y quienes lo efectúan –sin olvidar que el mismo es uno de éstos-, de ahí que se lo vincula con la tarea de “contratista”, concepto que desarrollaremos un poco más adelante. Su labor es vincularse con los demandantes –productores laneros y/o capataces y encargados- clientes actuales o en vías de serlo, a los efectos de ofertar sus servicios y negociar el precio del servicio que mejor responde a sus intereses con el objetivo lógico de tratar de lograr el mayor precio posible por el fruto del trabajo de su cuadrilla, para de esta manera maximizar sus ingresos y ganancias.
La figura del maquinista pauta el ritmo…
58
2.4
La organización de la jornada laboral.
Siguiendo con nuestro ejemplo “tipo” la jornada laboral se divide en “cuartos”. El primer cuarto se extiende de las 6 a las 8 de la mañana (aunque a veces puede variar, dependiendo de las condiciones del tiempo o del momento del mes en que se esté, ya que si bien la esquila se realiza de agosto/setiembre a diciembre/enero, las condiciones climatológicas muchas veces pautan los horarios de la jornada de trabajo). Luego de una breve pausa, se realiza el segundo “cuarto”, el que se extiende desde las 8.30 hasta las 11, momento en que se interrumpe la labor para almorzar. De 13 a 15 horas, se extiende el tercer “cuarto” y por último el cuarto “cuarto” –el más largo al decir de toda la comparsa, por el cansancio acumuladose cumple de 16 a 18 horas. El descanso entre “cuarto” y “cuarto” se utiliza para alimentarse, para descansar y al promediar y finalizar la jornada, para higienizarse. Hemos visto en alguna comparsa, luego de esta agotadora jornada de trabajo de doce horas, exacerbada por las altas temperaturas que van subiendo a medida que transcurren las semanas, y que se condensan en los galpones con, generalmente, mala ventilación, irse rápidamente a “cambiar” para a jugar un “partidito” de fútbol, entre los compañeros de trabajo, aprovechando las escasas luces del día que aún quedaban!!! Formas distintas de socialización? Método para escapar a la rutina diaria de un trabajo duro y tedioso? Revalorización de factores culturales propios de una cultura urbana o peri-urbana utilizados para afirmar sus identidades en un medio rural sentido como agresivo? O mero pasatiempo lúdico? No tenemos las respuestas a estas interrogantes, pero intuimos que todos o mejor dicho, varios de estos elementos, sin duda se entrelazan e imbrican mutuamente.
2.5
El espacio.
59
Generalmente en el centro del galpón de esquila se dispone la máquina, en torno a la cual se articula el trabajo de toda la comparsa de esquila. El maquinista, dispuesto en uno de sus extremos, domina con su mirada todo el equipo funcionando. Desde allí, observa la calidad del trabajo que se está efectuando y el ritmo con el que este se realiza. Ve si hay “tiempos muertos” de los distintos trabajadores y por aquí y por allá hace comentarios y/o sugerencias para mejorar la calidad del trabajo o adecuarlo a sus requerimientos. Luego, en las pausas, cuando no está afilando las herramientas o realizando algún mantenimiento a la máquina, esta cerca del fogón en contacto con los trabajadores. Comentando las particularidades que tuvo la jornada laboral. Está en contacto permanente con los trabajadores y a no ser por alguna escapada de “los muchachos más jóvenes” a alguna laguna cercana –cuando las hay- a bañarse –si el tiempo lo permite- o a pescar, su presencia es constante y continua. Señalamos esto, porque nos parece importante la presencia continua del maquinista, que puede ser un “compañero más” pero que en definitiva es “quien debe hacerse obedecer” y fijar las pautas de trabajo. Esta característica de cómo es manejado el espacio en la comparsa de esquila, nos resulta particularmente singular. Por
varias
razones.
Primero,
los
trabajadores
generalmente
se
encuentran lejos de sus casas y no disponen de medios de locomoción (a no ser alguna moto en algún caso, o a lo sumo si se encuentran cerca de una carretera transitada) para poder trasladarse, estando la mayoría de las veces supeditados al transporte que les proporcione el maquinista. Segundo, resulta paradójico que en un ámbito “abierto” como lo es el medio rural, los trabajadores no tengan prácticamente movilidad y se encuentren de 10 a 12 horas confinados en un galpón trabajando (eso sin contar las horas de descanso, que también suelen pasar en el galpón por ser el lugar techado que disponen) con la posibilidad de desplazarse apenas unas decenas de metros a la redonda.
60
Tercero, la presencia del maquinista en todos los espacios, sumada a la presencia de los compañeros que también están en todos los lugares comunes, confiere una ausencia de intimidad y la obligación de una socialización constante, paradójicamente en un medio que se caracteriza por la ausencia de estas características. Este fenómeno descrito, actúa sobre los trabajadores en doble sentido según hemos observado. De manera positiva sobre algunos, haciendo que “la esquila” sea el acontecimiento anual que fija el resto del ciclo anual y en otros de manera negativa, soportando mal y resistiéndose en la medida de sus posibilidades a esa socialización “forzada” durante el tiempo que dura la zafra. Remarcamos la observación precedente, no en forma gratuita, sino que también en situaciones de esta naturaleza, el rol jugado por el maquinista puede transformar un conjunto de trabajadores en agentes laborales individuales reunidos más o menos fortuitamente para realizar un trabajo o en un equipo de trabajo que mas allá de las contradicciones internas, logren superar las mismas y se constituyan como un colectivo.
61
La majada esquilada
62
Capítulo 3 De capataz de comparsa a contratista rural… Los maquinistas de esquila hoy. Veremos a continuación sus principales características para disponer de mayores elementos que nos permitan establecer mejores parámetros con el fin de procesar la discusión que clarifique frente a qué tipo de contratista nos encontramos. Si se asimila a alguna de las formas de contratista ya descritas en el capítulo 1, o si por el contrario estamos frente a la presencia de una modalidad distinta a las vistas en la literatura reseñada.
3.1
Distintos tipos de contratistas. Características socio/demográficas28.
La edad de los maquinistas se presenta en un rango etáreo que abarca desde los 21 hasta los 72 años, con una media en el entorno de los 44 años. Por ser la desviación estándar de 12 años, la concentración más fuerte de edades se produce en el período de adultez abarcando el rango comprendido entre los 34 y los 56 años.
Tienen principalmente un origen rural, siendo preponderante también, el origen rural de sus padres a pesar de lo cual la mayoría reside en un ámbito urbano, fundamentalmente en ciudades y/o pueblos secundarios, habiéndose incrementado en el último lustro la presencia de los maquinistas de esquila en las ciudades, con respecto al lugar de residencia indicado. Encontramos mayor presencia –tanto por origen, así como por residencia actual- en los
28
Si bien la encuesta que analizamos fue efectuada en maquinistas que residían y trabajaban en el Uruguay, encontramos muchas similitudes y coincidencias con las características presentadas por maquinistas, de la región. Fundamentamos lo antedicho basándonos en los trabajos de Paula Berenguer desarrollados en las provincias del sur argentino.
63
departamentos con mayor cantidad de ovinos (Paysandú, Salto, Tacuarembó, Durazno, Flores y Lavalleja).
Los niveles educativos son menores que la media del país, ya que señalan que un cuarto de la población objeto, no culminó el nivel primario, mientras que algo menos de un cuarto culminó el nivel secundario y en algunos casos el terciario.
Estado Civil y Constitución Familiar.
La gran mayoría de los maquinistas (85 %) conviven con una pareja. Un escaso 13 % declara ser célibe, lo que evidencia un grado de estabilidad y estructuración familiar importante.
Cuadro Nº 3.1.3 Estado Civil. % Viudo
1.6
Soltero
13.1
Casado/juntado
85.2
Total
100.0
Número total de hijos y personas en el hogar.
En torno a esta variable, encontramos que la media es de poco más de dos hijos –con una desviación estándar de 1,5- lo que estaría evidenciando un comportamiento reproductivo similar al configurado por sectores de capas medias. En tal sentido, el número de personas en el hogar arroja una media en torno a 4, cifra correspondiente a la constitución de un hogar nuclear, que más
64
allá de la diversidad de conformaciones familiares existentes, si tomamos en cuenta los resultados de la variable: Estado Civil y el indicador: Número total de hijos, podemos inferir la conformación de hogares nucleares con un promedio de dos hijos como constitución familiar predominante.
Presencia de hijos en la comparsa.
Un 88 % de maquinistas, declara no tener hijos trabajando en la comparsa de esquila frente a un 12 % que sí afirma tenerlos.
3.2
El maquinista de esquila. Características particulares del mismo.
3.2.1 Trayectoria laboral en tareas de esquila.
Más de los dos tercios de los maquinistas se ha desempeñado anteriormente en una comparsa de esquila, siendo mayoritariamente los 19 años, la edad de iniciación en una comparsa.
Un tercio comenzó desarrollando tareas de menor jerarquía en la comparsa (vellonero, alcanzador, barredor) mientras que un cuarto de ellos comenzó como esquilador. Poco menos de la quinta parte, se incorporó a una comparsa directamente como maquinista.
Cuadro Nº 3.2.3 Primer puesto de trabajo ocupado en una comparsa de esquila.
%
65
% válido
Acondicionador
1.6
1.7
Cocinero
1.6
1.7
Otro
4.9
5.2
Agarrador
6.6
6.9
Bolsero
6.6
6.9
Vellonero
8.2
8.6
Alcanzador
8.2
8.6
Barredor
14.8
15.5
Maquinista
16.4
17.2
Esquilador
26.2
27.6
Total
95.1
100.0
Sin Datos
4.9 100.0
El desempeño como esquilador pareciera ser el común denominador, ya que dos tercios han realizado esta tarea en algún momento, mientras que un tercio
han
desempeñado
tareas
como
barredores
y/o
velloneros
y/o
acondicionadores y/o bolseros y/o agarradores.
El carácter de propietario de la máquina de esquila es muy marcado, puesto que dos tercios son dueños y la mitad del tercio restante, son socios en la empresa de esquila.
Cuadro Nº 3.2.4 Vinculación actual con la máquina de esquila. % Socio
14.8
Encargado
19.7
66
Dueño
65.6
Total
100.0
Promedialmente los maquinistas tienen tres lustros de antigüedad como propietarios de la máquina de esquila, habiéndola adquirido la mitad de los mismos con ahorros propios, mientras que el porcentaje restante ha utilizado diversas modalidades de crédito para financiar su compra.
Cuadro Nº 3.2.5 Forma de adquisición de su primera máquina de esquila.
% Herencia
2.1
préstamo bancario
6.4
préstamo no bancario
8.5
Otro
14.9
a través del patrón
19.1
Ahorros
48.9
Total
100.0
El aprendizaje empírico es el predominante, ya que poco más de un tercio, aprendió el “oficio” trabajando en otras máquinas, mientras que la cuarta parte lo hizo, en cursos del SUL.
Cuadro Nº 3.2.6 Forma en que se inició en el oficio de maquinista de esquila. % válido trabajando en comparsas
39.0
en cursos del SUL
25.4
trabajando con familiares/amigos
18.6
mirando otras máquinas
15.3
67
Otro
1.7
Los maquinistas, con su empresa esquilan una media de 20.000 ovejas, abarcando un radio promedio ligeramente superior a los 100 kilómetros, generalmente desplazándose con locomoción propia.
Cuadro Nº
3.2.7
Total de ovejas que esquila la máquina.
ovejas a esquilar zafra 2001 ovejas esquiladas zafra 2000
Frecuencia
Mínimo
Máximo
Media
Desviación Std.
61
1.500
70.000
20.480,33
14.192,73
57
2.000
80.000
23.100,00
17.641,63
CV 2000: = 76,4% respecto de la media CV 2001: = 69,3% respecto de la media De acuerdo a los coeficientes de variabilidad presentados más arriba se puede afirmar que si bien hay una caída en la media de ganancias para el 2001, las observaciones se distribuyen de modo más homogéneo con respecto de la media que en la zafra anterior. Exactamente, la variabilidad o heterogeneidad interna, aunque sigue siendo importante, disminuye un 7,1%.
Cuadro Nº 3.2.8 Radio cubierto este año (2001) con la comparsa de esquila. % < 50 km
11.5
51-100 km
37.7
68
> 100 km
50.8
Total
100.0
Esta muy difundido el acondicionamiento del vellón y hay una tendencia a la extensión en el tiempo de la zafra de esquila ya que al tiempo que dos tercios de las máquinas realiza esquila preparto con una media de 3.500 ovejas, poco menos de la mitad esquila la categoría “cordero pesado” con aproximadamente 2.000 lanares cada una.
Cuadro Nº 3.2.9 Características de la máquina y tipos de esquila que realiza. Si %
No %
Acondicionamiento
77.0
23.0
hace esquila preparto
65.6
34.4
esquila cordero pesado
42.6
57.4
con enfardadora
14.8
85.2
Los cambios tecnológicos repercuten incesantemente en la empresa de esquila, al punto que la sexta parte posee enfardadora, reconfigurando el esquema laboral del conjunto al no necesitar del “embolsador” en forma permanente embolsando los vellones y utilizar al enfardador en varias tareas simultáneas.
La categoría “mediana” y “grande” es la predominante en las máquinas de esquila encuestadas, ya que la cuarta parte cuenta con 4 tijeras, la tercera parte con 5 y 6 y una cuarta parte con más de 6 tijeras situándose la media en 5,3 tijeras.
Cuadro Nº 3.2.10 Cantidad de tijeras activas en la máquina de esquila.
69
%
% acumulado
2
4.9
4.9
3
8.2
13.1
4
26.2
39.3
5
19.7
59.0
6
16.4
75.4
7
9.8
85.2
8
13.1
98.4
10
1.6
100.0
Total
100.0
Los maquinistas financian fundamentalmente, con recursos propios su actividad,
lo que sumado a otras variables analizadas –propiedad de la
máquina de esquila y del medio de transporte utilizado- evidencia una importante capacidad de acumulación de capital en medios de producción por parte de estos empresarios.
Cuadro Nº 3.2.11 Forma de financiamiento de la zafra de esquila. Utiliza:
%
préstamos bancarios
2.9
préstamos de casas comerciales
5.8
préstamos particulares
8.7
Otros
17.4
ahorros propios
65.2
Este tipo de empresario prioriza en la selección de personal para sus comparsas los factores sociales –comportamiento del trabajador, la
70
confianza, el conocimiento personal- y es en segundo término que adopta criterios técnicos –eficiencia en la labor desempeñada- para la elección de sus trabajadores.
Cuadro Nº 3.2.12 Criterios utilizados en la selección de los esquiladores.
1er. criterio
2º criterio
(%)
(%)
comportamiento en el trabajo
68.3
20.7
calidad para esquilar
10.0
37.9
que haya hecho cursos del SUL
10.0
17.2
la confianza que le tiene
3.3
12.1
experiencia previa como esquilador
3.3
1.7
rendimiento, velocidad para esquilar
1.7
5.2
que sea vecino de la zona
1.7
5.2
que tenga relaciones de parentesco
1.6
Referente a la vinculación de los maquinistas con los trabajadores, encontramos dos conductas –con similar grado de representatividad- que evidencias distintas pautas de relacionamiento laboral. La mitad de los maquinistas, confirma a sus trabajadores el salario que pagará con anterioridad al comienzo de la zafra, mientras que otra mitad, confirma a sus trabajadores el precio del trabajo que contrata al comienzo de la zafra, “en el primer galpón de esquila”, elemento este, que conjugado con la falta de oportunidades laborales en el medio rural y la premura por comenzar el trabajo pactado -en esa misma jornada inclusive- sitúa al trabajador en una difícil coyuntura para negociar su salario, constituyéndose esto en un
71
diferencial de poder importante que el maquinista hace jugar a su favor. Mientras que en el primer caso, el trabajador de la esquila, al conocer de antemano el precio que se le abona por su trabajo –y saber más o menos la cantidad de lanares que “tiene” la máquina- posee un cierto margen de maniobra para evaluar si le conviene o no salir con tal o cual máquina. Este factor, señalado en el párrafo anterior, combinado con el “criterio de selección del personal” utilizado por los maquinistas, configuran indicadores que revelan la existencia de un sistema de relaciones sociales de producción donde existe una fuerte sujeción (subordinación) de los trabajadores a su empleador.
Cuadro Nº 3.2.13 Momento en que confirma a los esquiladores el precio que pagará por oveja % válido 2 meses antes de la zafra
48.3
al inicio de la zafra
46.7
al final de la zafra
5.0
Hay una fuerte voluntad de permanencia en la actividad –a pesar de la coyuntura desfavorable por la que atravesaba el sector lanero en el momento de realizar la encuesta- aunque es necesario observar que los maquinistas que “sobrevivieron” a esta coyuntura desfavorable, son quizás aquellos que lograron una mejor y más eficiente organización en sus empresas, y en consecuencia son quienes expresan una voluntad más firme de permanecer en la actividad.
Cuadro Nº 3.2.14 Consideración de salir en la próxima zafra.
72
% si
93.4
no sabe
6.6
Total
100.0
La mitad de los maquinistas, ha pensado en tener una segunda máquina de esquila, aunque en la encuesta no consignamos ningún caso de propietarios que tuvieran más de una máquina en funcionamiento. Por las características de la estructura laboral imperante en las empresas de esquila, donde el papel desempeñado por el maquinista es fundamental, tanto en lo que hace al aspecto técnico –control de calidad del trabajo efectuado- como a elementos de organización y de control social, se asevera como muy difícil la concreción de dos o más máquinas de esquila activas simultáneamente, lo que pone de manifiesto la importancia de la figura del maquinista en el escenario de trabajo.
Cuadro Nº 3.2.15 Consideración de tener una segunda máquina. % válido si
49.1
no
50.9
La obtención de nuevas majadas para esquilar –como forma de asegurarse la permanencia y/o el crecimiento en el rubro- se da mayoritariamente en función de criterios particularistas (por intermedio de conocidos, recomendaciones, etc.) siendo el factor prioritario en al obtención de las mismas, la calidad del trabajo efectuado.
Cuadro Nº 3.2.16 Forma de obtención de nuevas majadas para esquilar.
73
%
3.3
por recomendación de clientes
43.44
por recomendación de conocidos
23.23
sale a buscarlas
15.15
por recomendación de SUL
14.14
otras formas
4.04
Historia laboral.
Los maquinistas tienen una incorporación temprana al mercado laboral, siendo la edad de iniciación (15 años) prácticamente la misma que la del conjunto de trabajadores de la esquila (14 años).
Los ingresos provenientes de esta actividad, para la mitad de los maquinistas son secundarios, siendo principales para un tercio de entre ellos. Ya que así como la mayoría se desempeña en tareas rurales, más de la mitad de ellos actualmente son pequeños productores rurales. Entre quienes actualmente no lo son, casi la mitad en algún momento lo fueron, lo que condice con el deseo manifiesto de la mitad de ellos que revelaron su aspiración de (continuar a) desarrollar un trabajo rural.
Cuadro Nº 3.3.1 Rango de los ingresos de la esquila 2001. % Válido Un ingreso secundario
45.0
Su principal ingreso
35.0
Similares a otros ingresos
20.0
Cuadro Nº 3.3.2 74
Condición actual de productor rural. % Válido
3.4
Si
43.3
No
56.7
Vinculación con el SUL.
El total de los maquinistas conoce la labor desarrollada por el SUL en lo concerniente a capacitación, y la gran mayoría de ellos han efectuado cursos de maquinista. También los trabajadores de la comparsa en gran medida han sido capacitados en estos cursos –fundamentalmente los cursos de aprendiz de esquilador y acondicionamiento del vellón-. Existe una valoración positiva de estas instancias de capacitación por parte de los empresarios de la esquila, y en términos generales no han realizado sugerencias significativas de modificación y/o mejoramiento para los cursos existentes. Estiman eficaz la labor del SUL en lo concerniente a su vinculación con el proceso de la esquila.
Cuadro Nº 3.4.1 Cursos que ha utilizado su máquina. Si %
No %
Aprendiz
83.6
16.4
Acondicionamiento
73.8
26.2
Maquinista
73.8
26.2
Perfeccionamiento
55.7
44.3
Personal de mesa
33.3
66.7
75
Capítulo 4 “Clasificando por “finura”. Una tipología de los maquinistas de esquila.
4.1
Distintos tipos de maquinistas y de empresas de esquila.
En el capítulo anterior hemos comentado e interpretado las principales variables acerca del maquinista de esquila, la máquina –cómo sinónimo de “empresa de esquila”-, los trabajadores, los clientes, el servicio ofrecido así como también diversos elementos vinculados a la actividad de estos pequeños empresarios rurales.
En este capítulo, focalizaremos nuestro abordaje en la “interna” del vasto mundo que conforman “las máquinas de esquila” ya que referente a las distintas máquinas de esquila y su funcionamiento, encontramos una categorización en torno a las mismas. Diferentes tipos de “máquinas-empresas” dan lugar a distintos comportamientos, al interior de la comparsa de esquila y también hacia fuera. Recogiendo esta diversidad, el SUL, ha tentado objetivar las diferencias catalogando a las máquinas en: A, B, C y D obedeciendo tal división básicamente en criterios de calidad del servicio ofrecido, así como también a esquemas organizativos más o menos explícitos, impartidos por los técnicos del SUL en función de lo que el organismo define como óptimo.
Tentaremos en este capítulo, de objetivar las diferencias entre las distintas empresas catalogadas en diferentes categorías, al mismo tiempo que tentar de encontrar, algunas variables, entre los distintos maquinistas de esquila que nos permitan explicar los contrastes entre unos y otros –y por ende de su organización empresarial- con un doble propósito. Primero, con el objetivo de aproximarnos a una perspectiva más acabada del mundo laboral que conforma 76
la realidad de la esquila y en segundo lugar, persiguiendo como meta el comenzar a estudiar –aunque en forma muy primaria en estos primeros pasosun singular grupo de pequeños empresarios rurales (maquinistas de esquila en esta oportunidad), no investigados sistemáticamente hasta el presente.
4.2. Universo de referencia
De las 61 máquinas de esquila que conforman la muestra estudiada, 7 máquinas (11 %) se incluyen en la categoría A; 14 máquinas (23 %) se sitúan en la categoría B; 34 (56 %) máquinas de esquila se ubican en la categoría C y por último, 6 máquinas (10 %) se encuentran en la categoría D. Observamos una fuerte representación en la categoría C, donde más de la mitad de máquinas se sitúan en este segmento. En los extremos (categorías A y D) se sitúan alrededor de un 10 %, señalando una equiparación entre las máquinas consideradas "de punta" y las que se ubican en "la cola". Casi el 80 % de las máquinas, entonces, se ubican en una categoría intermedia, entre las categorías B y C, con una marcada tendencia a la sobre representación en C, tal como lo demuestra el cuadro 1.1.
Cuadro Nº 4.2.1 Categorización según tipo de máquina Cantidad de máquinas
Porcentaje
Porcentaje acumulado
A
7
11
11
B
14
23
34
C
34
56
90
D
6
10
100
Total
61
100
77
Al momento de realizada la encuesta, la realización de acondicionamiento por parte de las máquinas de esquila estaba muy difundida, al punto que casi el 80 % de ellas, realizaba esta tarea. Tal como se desprende del cuadro 4.2..2.
Cuadro Nº 4.2.2 Realización de acondicionamiento según tipo de máquina acondicionamiento
Total
Si
no
A
11
0
11
B
20
3
23
C
36
20
56
D
10
0
10
Total
77
23
100
Si observamos un poco más detenidamente al interior de las diferentes categorías de máquinas, encontramos algunas diferencias entre ellas. El 100 % de las máquinas A, realizaban acondicionamiento –siendo esta actividad, una de las características necesarias para obtener la clasificación de excelencia (Tipo “A”). Dentro de la categoría B, el 87 % realizaban acondicionamiento y dentro de la categoría C, lo efectuaban el 64 %.En la categoría D, encontramos que el 100% de las máquinas realizaban esta preparación de la lana, según nos lo indica el Cuadro 4.2.3. La realización de esta práctica, es uno de los criterios en los que se basa el SUL, para clasificar los distintos tipos de máquinas, siendo consistente la realidad relevada, con la importancia –de mayor a menor- que cada categoría de máquina le otorga a la realización del acondicionamiento. En el caso D, en el cual todas las maquinas realizan acondicionamiento, parecería no ser esta la
78
condicionante que opera al momento de catalogar la máquina de esquila, sino que más bien, la categorización de “máquina D” estaría obedeciendo a otros criterios de clasificación que veremos más adelante, como ser la calidad del trabajo efectuado, el personal que tiene la máquina, etc.
Cuadro Nº 4.2.3 Realización de acondicionamiento según tipo de máquina (en porcentajes) acondicionamiento
4.3
Total
Si
no
A
100
0
100
B
87
13
100
C
64
36
100
D
100
0
100
Total
77
23
100
Características socio-demográficas del maquinista según categoría de la máquina de esquila.
Si analizamos la variable edad, observamos una asociación entre las máquinas con mejor desempeño y la edad del maquinista, así los maquinistas de las máquinas A, tienen una edad promedio menor a los maquinistas que poseen una máquina D. Lo que nos permitiría afirmar que el factor edad, esta vinculado al desempeño logrado por la máquina de esquila (de donde se desprende su categorización), según se observa en el Cuadro 4.3.1
Cuadro Nº 4.3.1 Edad promedio del maquinista según tipo de máquina
Edad promedio A
37
B
42
C
45
D Promedio general
79
50 44
En la variable “nivel educativo” encontramos diferencias significativas entre las distintas categorías de máquinas. Dentro de la categoría A, observamos que casi dos tercios -un 57 %- de maquinistas tienen una educación terciaria o técnica, no habiendo casos registrados en los que sus componentes no hayan terminado primaria. En la categoría B, el 79 % han completado primaria y realizado algún año de educación secundaria, encontrándonos con un reducido 7% de integrantes que no han finalizado el primer ciclo escolar y con un 14 % que ha realizado estudios técnicos (UTU o similar). En la siguiente categoría –C- encontramos que: más de la cuarta parte de sus integrantes, 27 % no han finalizado primaria; casi la mitad -52%- no ha podido culminar secundaria y el 21 % restante, han culminado secundaria o realizado estudios técnicos. Por último en la categoría D, nos encontramos que dos tercios de sus integrantes -67%- no han culminado el ciclo primario y el tercio siguiente -33%sí ha culminados ese nivel de formación –primaria- pero no ha avanzado hacia estudios ulteriores, según se desprende del Cuadro 4.3.2. Vemos entonces una fuerte asociación entre el factor educativo formal adquirido por el maquinista, y la categorización que su “empresa de esquila” ostenta frente al organismo rector en el rubro –el SUL-.
Cuadro Nº 4.3.2 Nivel educativo del maquinista según tipo de máquina Educación
Total
Primaria
Primaria
Secundaria
Secundaria
UTU o
inc.
comp.
inc.
comp.
similar
Universidad
Cat.
A
0
29
14
0
14
43
100
SUL
B
7
57
22
0
14
0
100
C
27
36
16
6
15
0
100
80
D
4.4.
67
33
0
0
0
0
Trayectoria laboral del maquinista según categoría de la máquina de esquila.
En el Cuadro 4.4.1 observamos que casi la mitad de los maquinistas 44%- de la categoría A, comenzaron su labor en una comparsa de esquila ocupando directamente el puesto que hoy desempañan, como maquinistas. En la categoría B, encontramos que un 44% comenzó en el puesto de esquilador –uno de los lugares de mayor jerarquía dentro de la comparsainfiriendo que, una vez adquiridas ciertas capacidades esenciales, se independizaron llegando a organizar una comparsa bajo su dirección, en un proceso de movilidad ascendente. En esta categoría, es de destacar que casi un quinto -21%- comenzó su oficio directamente como maquinista, por lo que la sumatoria de estas dos categorías –esquilador y maquinista- nos explican el origen de los dos tercios de los maquinistas Categoría B. La distribución de los orígenes del maquinista en la categoría C, es más heterogénea, aunque es de destacar que casi un tercio de los mismos -29%comenzó siendo esquilador, ocupando el puesto de barredor el segundo lugar, con un 17% como lugar puesto de “iniciación”; acumulándose entre ambos – esquilador y barredor- casi la mitad 46 %- de los lugares ocupados en el origen, de los actuales maquinistas situados en esta categoría. La tercera parte -32%- de quienes tienen una máquina catalogada como D, comenzaron como maquinistas. El 68% restante, se distribuyen en proporciones iguales -17%- entre barredores, bolseros y cocineros (quizás la baja calificación laboral requerida para estos puestos en la comparsa, sea un factor explicativo de las limitantes a las que se ven enfrentados estos maquinistas, a la hora de conformar una organización laboral).
Cuadro Nº 4.4.1
81
100
Primer puesto ocupado en una comparsa de esquila según tipo de máquina 1° puesto Cat. SUL
0
Total
agarr
barre
esqui
bols
acondic
vellon
alcanz
maqu
coci
ador
dor
lador
ero
ionador
ero
ador
inista
nero
10
A
14
0
14
0
14
0
0
14
44
0
0
100
B
0
0
7
44
0
0
7
21
21
0
0
100
C
3
12
17
29
6
3
12
3
6
0
3
100
D
17
0
17
0
17
0
0
0
32
17
0
100
Total
5
7
15
25
7
2
8
8
16
2
5
100
Referente a la edad en que comenzaron a salir en una comparsa de esquila –que no necesariamente implica la edad de iniciación laboral, pues la pregunta formulada fue: ¿Qué edad tenía la primera vez que salió en una comparsa encontramos los siguientes guarismos: en el cuadro 4.4.2 tenemos la distribución de las frecuencias según edades y tipo de máquina, lo que nos permite observar que si bien el comienzo es temprano –entre 11 y 15 años- en casi todas las máquinas (salvo en la categoría D), el grueso de las incorporaciones se produce en el rango etario 16-20 años, donde se incorporan casi la mitad de los maquinistas a una comparsa de esquila, salvo en la categoría D, donde se incorporan en esta etapa, un 83 %.
Cuadro Nº 4.4.2 Edad que tenía la primera vez que salió en una comparsa según tipo de máquina (expresada en porcentajes) 11a15
16a20
21a25
26a30
31y más
Total
Cat
A
14
43
14
29
0
100
SUL
B
22
50
0
14
14
100
C
39
42
16
0
3
100
82
D
0
83
0
17
0
100
Total
28
48
10
9
5
100
Si observamos el cuadro 4.4.3 vemos que la media de edad para las máquinas categoría A y B es mayor (20.57 y 20,64) que las restantes, lo que nos estaría diciendo que la edad de quienes salieron por primera vez en una comparsa tipo A, y B es promedialmente mayor que quienes lo hicieron en una máquina C y D respectivamente, o sea que su incorporación a una comparsa de esquila se produce en una edad posterior, y que estas edades descienden para las categorías de máquinas subsiguientes –C y D-, o sea que hay una incorporación más temprana.
Cuadro Nº 4.4.3 Media de edades correspondiente a la primera vez de salida en una comparsa según tipo de máquina Desviación Mínimo Máximo Media
STD
A
14
28
20,57
5,412
B
14
37
20,64
7,292
C
11
37
17,55
5,427
D
16
28
19,33
4,457
Total
11
37
18,84
5,878
83
Referente a la forma en que aprendió el oficio de maquinista, encontramos que el 86% de los maquinistas que poseen una máquina de esquila categoría A, lo hicieron mediante los cursos impartidos por el SUL o trabajando con familiares y amigos, mientras que un 14% aprendieron el oficio trabajando en comparsas. Si sumamos las dos modalidades de carácter particularista –trabajo en comparsas y trabajo con familiares/amigos- obtenemos una ligera sobre representación -57%- de esta forma de aprendizaje frente a la otra de carácter más “universal”: -cursos del SUL- que se ve reflejada en un 43%. Para las máquinas B, la situación es similar, salvo que es mayor la proporción de maquinistas que adquirieron el oficio trabajando en comparsas 36%-, frente a quienes lo hicieron trabajando con familiares/amigos -21%-, si bien sumando estas dos modalidades obtenemos un 57% similar al obtenido en el caso anterior. La diferente ponderación entre las máquinas A y las máquinas B, de la vía utilizada para aprender el oficio, nos estaría induciendo a pensar que los maquinistas A disponen, en su conjunto, de una cuota mayor de capital social (parientes, amigos, etc.) que de alguna manera estaría actuando como “facilitador” en su iniciación en el oficio frente a sus colegas situados en la categoría B. Referente a las máquinas C, observamos en el cuadro 3.3 que el “trabajo en comparsas” y el “mirando máquinas” nos explican el 58% de la modalidad adoptada para aprender el oficio.
El capital social utilizado de “trabajo con
familiares/amigos” ostenta el guarismo menor -11%- y el carecer más universal – “cursos del SUL”- alcanza la cifra de 18%. Finalmente en las máquinas D, nos encontramos una ausencia de la utilización de la vía “cursos del SUL”, y un bajo porcentaje de maquinistas que han aprendido su oficio “trabajando con familiares/amigos” –solo un 17%-, siendo la forma más utilizada para la adquisición de conocimientos y habilidades, “mirando máquinas” utilizada por la mitad de los maquinistas de esta categoría, seguida por el “trabajo en comparsas” empleado por el 44%.
84
Si observamos ahora el promedio total del conjunto de todos los maquinistas, vemos que solamente la cuarta parte de ellos, han iniciado su oficio mediante los cursos del SUL; menos de la quinta parte lo ha hecho utilizando los réditos de su capital social disponible –“trabajando con familiares/amigos”- y más de la mitad se ha formado “trabajando en comparsas” y “mirando máquinas” según observamos en el cuadro 4.4.4.
Cuadro Nº 4.4.4 Aprendizaje del oficio del maquinista según tipo de máquina Trabajo en
Trabajo con
Cursos
Mirando
comparsas
familiares/amigos
SUL
máquinas
0
14
43
43
B
0
36
21
C
6
44
D
0
Total
3
Cat. SUL
0
A
Otro
Total
0
0
100
43
0
0
100
11
18
18
3
100
33
17
0
50
0
100
38
18
24
15
2
100
Si analizamos ahora la antigüedad que tiene la máquina de esquila, encontramos que en la categoría A, tenemos en igual proporción máquinas “nuevas” –de 1 a 10 años”- y máquinas “viejas” de 17 a 46 años según lo indica el cuadro 3.4.1 situándose la media en 17.33 años. En la categoría B, encontramos mayor cantidad de máquinas “nuevas” – de 1 a 10 años- donde se ubican el 72%, situándose la media en 11.64 años. En la categoría C, hay una distribución más homogénea en torno a la antigüedad de las máquinas, aunque la media calculada, 12.72, nos está indicando la prevalencia de máquinas relativamente nuevas, como la categoría anterior –B-.
85
Por último la categoría D, se comporta referente a la distribución de máquinas en torno a la antigüedad, de manera similar a la categoría A ya analizada según el cuadro 4.4.5
Cuadro Nº 4.4.5 Antigüedad (en años) que tiene esta máquina según tipo de máquina
Cat.SUL
1a5
6 a 10
11 a 15
16 a 25
26 a 46
Total (%)
A
17
33
0
17
33
100
B
36
36
0
7
21
100
C
21
31
24
10
14
100
D
17
33
0
17
33
100
Total
23
33
13
11
20
100
En el cuadro 4.4.6 visualizamos mejor que son las categorías de las máquinas A y D, las más antiguas, en términos de media -17.33 y 19.33 años respectivamente- siendo seguidas por las máquinas categoría C, con una media de 12.72 años y por último las máquinas B, con una media de 11.64 años de antigüedad.
Cuadro Nº 4.4.6 Media de antigüedad (en años) que tiene esta máquina según tipo de máquina
Mínimo Máximo Media
Desviación STD
A
5
30
17,33
11,84
B
1
35
11,64
10,99
C
2
40
12,72
9,35
D
3
46
19,33
15,95
86
4.5
Ingresos y actividades del maquinista según categoría de la máquina de esquila.
Analizando ahora el rango de los ingresos provenientes de la esquila, vemos que en la categoría de máquinas A, éstos tienen una importancia fundamental -43%- frente a las otras categorías de máquinas –B, C y D- lo que estaría evidenciando la clara tendencia a constituir la empresa de esquila como fuente principal de recursos –profesionalización- por parte de este grupo, ya que en las restantes categorías, los ingresos provenientes de otras actividades superan a los ingresos provenientes de la esquila.
Por último, en la categoría A encontramos a un 14% que declara que los ingresos que percibe en la esquila, son similares a otros ingresos; esta cifra trepa a un 21% en la categoría B, descienda a un 18% en la categoría C para volver a subir a un 33% en la categoría D, lo que habla de la dispersión – fundamentalmente en las categorías B, C y D- de las fuentes de ingreso de los maquinistas y el carácter accesorio de su actividad como empresarios de esquila, como lo demuestra el cuadro 4.5.1
Cuadro Nº 4.5.1 Importancia de los ingresos provenientes de la esquila según tipo de máquina
ingreso esquila 2001 Cat.SUL
principal
ingreso
similares a
ingreso
secundario
otros
A
43
43
14
100
B
21
58
21
100
C
39
43
18
100
87
Total
D
33
34
33
100
Total
35
45
20
100
Posiblemente el siguiente cuadro -4.5.2- nos ayude a explicar algunos de los comportamientos que vimos en el cuadro anterior, ya que el 57% de los maquinistas ubicados en la categoría A, no son productores rurales, por lo que no dispondrían de una fuente de ingresos adicional de las características que brinda una explotación agropecuaria. Sin embargo en la categoría B, encontramos un 64% de maquinistas que también son productores rurales, y si cotejamos este porcentaje con los datos que se desprenden en el cuadro anterior, donde solamente un 39% declara que los ingresos provenientes de la esquila son sus principales ingresos, vemos que los resultados obtenidos en los dos cuadros son consistentes con una explicación plausible de la fuente de recursos de estos maquinistas.
Una explicación similar, más allá de las diferencias de guarismos, pensamos que opera en el caso de los maquinistas que se ubican en la categoría D.
Cuadro Nº 4.5.2 Maquinistas de esquila que son productores rurales según tipo de máquina
Cat. SUL
productor rural actual
Total
0
si
No
A
0
43
57
100
B
0
64
36
100
C
3
32
65
100
D
0
50
50
100
Total
2
43
55
100
88
Queda por responder el interrogante planteado por los maquinistas C, donde dos tercios de los mismos no son productores rurales, y 61% de entre ellos obtiene sus ingresos principales de otras actividades que superan o igualan lo percibido en la esquila. Para comprender mejor el fenómeno –que muchas veces puede quedar escondido en las cifras y cuadros generales- procedimos a confeccionar el cuadro 4.5.3, donde vemos a la interna de esta categoría C, que lo que sucede es coincidente con lo afirmado en el análisis del punto anterior, entre quienes son productores rurales, el 64% indican que los ingresos provenientes de la esquila son secundarios en su economía, mientras que en una relación inversa, quienes no son productores rurales, estiman en un 57% que los ingresos provenientes de la esquila son su fuente principal de recursos.
Cuadro Nº 4.5.3 Importancia de los ingresos provenientes de la esquila según sean productores rurales o no en la tipología de máquinas “C” ingreso esquila 2001
productor rural actual Total
Total
principal
ingreso
similares
ingreso
secundario
a otros
0
0
100
0
100
si
9
64
27
100
no
57
29
14
100
39
43
18
100
De esta forma, hemos tentado explicar la relación existente entre la condición de
productor rural
y de maquinista de esquila,
utilizando
fundamentalmente una variable cuantitativa: los ingresos. En la medida que
89
hemos visto como opera el ranking de ingresos en la economía del empresario de esquila –tomando como referencia su condición o no de productor rural- ello nos ha permitido observar la asociación existente entre la profesionalización orientada hacia la empresa de esquila versus la dedicación a otras actividades que, eventualmente, proporcionan ingresos en el medio rural.
4.6
Características de la empresa y el servicio ofrecido según categoría de la máquina de esquila.
Según el cuadro 4.6.1, observamos que las máquinas tipo A, son las más grandes en cuanto a la cantidad de tijeras utilizadas, con una media de 7,43 de acuerdo a la medida calculada en el cuadro 4.6.2. Las máquinas B, también son máquinas que utilizan un número considerable de tijeras, aunque la media desciende a 5.57. Las máquinas C, pueden ser catalogadas como máquinas medianas, con una media de 4.56 tijeras y por último, encontramos que en las máquinas D, la cantidad de tijeras vuelve a crecer con una media de 6 tijeras.
Cuadro Nº 4.6.1 Máquinas de esquila según tamaño y tipo de máquina tijeras
Cat. SUL
Total
2
3
4
5
6
7
8
10
A
0
0
0
14
14
14
44
14
100
B
7
7
7
30
21
7
21
0
100
C
16
12
43
15
9
12
3
0
100
D
0
0
0
33
50
0
17
0
100
5
8
26
20
16
10
13
2
100
Total
Cuadro Nº 4.6.2
90
Media de tijeras en las máquinas de esquila según tipo de máquina Desvío
Mínimo
Máximo
Media
A
5,00
10,00
7,43
1,62
B
2,00
8,00
5,57
1,83
C
2,00
8,00
4,56
1,46
D
5,00
8,00
6,00
1,10
Total
2,00
10,00
5,26
1,78
STD
Por lo tanto, son las máquinas A seguidas luego por las de tipo D, las que reúnen mayor cantidad de tijeras en su labor de esquila, seguidas por las máquinas B y C, pudiendo considerar en términos generales a estos dos últimos tipos como máquinas medianas en función del número de tijeras empleado.
Referente a la cantidad de ovejas esquiladas en la zafra anterior, las máquinas A son las que esquilaron zafras más grandes –ver cuadro 4.6.3- y las que esquilaron un promedio de 43.171 ovejas –ver cuadro 4.6.5-. Las máquinas B, esquilaron majadas más reducidas, haciéndolo un tercio de ellas en majadas de 15 a 20 mil ovejas y otro tercio a majadas de 30 a 50 ovejas, según el cuadro 4.6.3, con un promedio de 24.715 ovejas por máquina. En tercer lugar, las máquinas C, fundamentalmente centraron su trabajo en majadas más reducidas, encontrando que dos tercios de las mismas esquilaron majadas de 15000 y menos ovejas según indica el cuadro 4.6.3, con un promedio por máquina de 16.668 ovejas. Por último las máquinas D, esquilaron fundamentalmente majadas medianas, ya que los dos tercios de estas máquinas centraron su trabajo en majadas que van desde los 15 hasta los 30000 lanares –ver cuadro 4.6.3- con un promedio de 29.417 ovejas por máquina según releva el cuadro Nº 5.5.
91
Cuadro Nº 4.6.3 Cantidad de ovejas esquiladas en la zafra anterior según tipo de máquina Cat SUL 0-10000 10001-15000 15001-20000 20001-30000 30001-50000 50001-80000
Total
A
0
0
0
28
44
28
100
B
8
15
31
15
31
0
100
C
34
28
13
13
9
3
100
D
0
17
33
33
0
17
100
Total
21
21
17
17
17
7
100
Referente a las ovejas a esquilar durante el año que se realizó la encuesta, se repiten las proporciones que se observaron en el punto anterior – “Cantidad de ovejas esquiladas”- aunque con una mengua en la cantidad de ovejas a esquilar, debido a la paulatina disminución del stock ovino en el país. Las máquinas A, esquilarán majadas más grandes, seguidas por las máquinas tipo B, que esquilarán majadas más reducidas. Los dos tercios de maquinas C esquilarán majadas de menos de 15000 animales y las majadas D se repartirán de forma más homogénea entre majadas “chicas” y medianas fundamentalmente, según consigna el cuadro 4.6.5.
Cuadro Nº 4.6.4 Cantidad de ovejas que esquilará en la zafra según tipo de máquina Cat SUL 0-10000 10001-15000 15001-20000 20001-30000 30001-50000 50001-80000
Total
A
0
0
0
28
44
28
100
B
14
29
14
14
29
0
100
C
43
21
9
18
9
0
100
D
0
50
0
33
17
0
100
Total
28
23
8
20
18
3
100
92
El siguiente cuadro, nos permite visualizar los totales y los promedios de las ovejas esquiladas en la zafra anterior (zafra 2000) por los distintos tipos de máquinas así como también los totales y los promedios a esquilar durante el momento que se desarrolló la encuesta (zafra 2001) viendo las variaciones producidas de una zafra a la otra. El total el stock ovino de las máquinas de esquila estudiadas disminuyó en un 11.34%, afectando a los distintos tipos de máquinas de manera diferente. Las máquinas A, perdieron un 0.4%, las tipo B diminuyeron su esquila en un 13.94%, en la categoría C, la disminución fue de 8.6% y por último las máquinas D perdieron un 24.93% de ovejas.
Estas cifras reflejan dos tipos de comportamientos. El de los maquinistas que desarrollaron sus estrategias laborales para tratar de perder la menor cantidad posible de ovejas –y por ende de ingresos- y por otro lado nos dice mucho del comportamiento de los demandantes del servicio, los productores rurales.
Éstos, a la hora de elegir tienden a hacerlo por las máquinas tipo A preferentemente y luego por la categoría de máquinas C, desestimando el servicio ofrecido por las máquinas tipo B y fundamentalmente tipo D.
Sabemos que la calidad de trabajo realizado es uno de los elementos que inciden a la hora de tomar la decisión de a quién se le asignará el trabajo, analizaremos luego otras variables (precio, distancia, etc.)
Cuadro Nº 4.6.5 Cantidad de ovejas de una zafra a la otra según tipo de máquina
Cat SUL
Total de la
promedio de ovejas
93
Total de la
promedio de ovejas
Diferencia de
Zafra 2000
por máquina
Zafra 2001
por máquina
ovejas por máquina (%)
A
302200
43171
301000
43000
- 0,4
B
321300
24715
297800
21271
- 13,94
C
516700
16668
518000
15235
- 8,6
D
176500
29417
132500
22083
- 24,93
1316700
23100
1249300
20480
- 11,34
Este comportamiento analizado –de pérdida paulatina de trabajo zafra a zafra- según los datos recabados –expuestos en el cuadro 4.6.6 -no se transforma en impedimento para seguir apostando a la actividad 29, ya que promedialmente cerca de un 90% de los maquinistas, tiene intenciones de seguir en la actividad, la zafra próxima. Señalamos que esta intención es más fuerte en las máquinas tipo C, con un 97% de intención de “seguir saliendo”, dato que es consistente con los resultados ya analizados en torno a la disminución de ovejas para esquilar de la zafra 2000 a la 2001, donde frente a una disminución general de un 11.34% estas máquinas “solo” perdieron un 8.6%, lo que alude –relativamente- a una percepción de parámetros de viabilidad de las empresas.
Cuadro Nº 4.6.6 Intenciones de salir en la zafra siguiente según tipo de máquina zafra 2002 si
no sabe
Total
Cat
A
86
14
100
SUL
B
93
7
100
29
Señalamos que la presente encuesta que estamos analizando, se desarrolló durante la zafra 2001, donde la realidad laboral en el medio agropecuario encontraba limitantes de importante significación. Tal vez hoy, año 2008, debido al surgimiento de otras actividades agropecuarias que han emergido con fuerza –como ser el caso de la actividad forestal o el de la agricultura extensiva, en rubros como la soja- posiblemente las respuestas recabadas podrían diferir en algunos casos.
94
C
97
3
100
D
83
17
100
93
7
100
Total
En el cuadro anterior analizábamos la intención de la “apuesta de seguir en el rubro”. En el presente cuadro -4.6.7- esa “apuesta” “se dobla”, ya que frente a la crisis que atraviesa el stock ovino, pareciera ser que la estrategia –por lo menos a nivel de imaginario- es la de tener una segunda máquina, como forma, suponemos, de cooptar más majadas, y por ende mejorar los ingresos, desestimando la lógica que un mayor número de máquinas harían más débil la posición de éstas frente a una demanda cada vez más reducida. Casi la mitad de maquinistas expresan la intención de tener una segunda máquina, intencionalidad que es más fuerte en el caso de las máquinas B y D – recordemos que fueron las dos categorías que más ovejas perdieron, con un 13.94% y 24.93% respectivamente con respecto de una zafra a la otra-.30
Cuadro Nº 4.6.7 Intenciones de tenencia de una segunda máquina según tipo de máquina segunda máquina
Total
0
si
no
A
0
43
57
100
Cat
B
0
67
33
100
SUL
C
4
42
54
100
D
0
50
50
100
2
48
50
100
Total
30
Este razonamiento –salvando las distancias- de maximizar en medios de producción de forma extensiva para mejorar ingresos, frente a una estrategia alternativa de invertir en mejoras tecnológicas o en mano de obra (con un uso mas intensivo de la misma) lo encontramos muy similar a la lógica empresarial ganadera tradicional, que históricamente ha invertido en tierras para mantener o aumentar sus ingresos aún a costa de un descenso de la tasa de productividad por unidad ganadera. Pensamos que la similitud de estas lógicas empresariales, no es casual.
95
En lo que hace a la movilidad geográfica, observamos diferencias importantes en torno a las distintas categorías de máquinas. Mientras que mas de los dos tercios de las categorizadas como A, declaran efectuar desplazamientos mayores a los 100 kilómetros –o sea moverse en un radio de acción más lejano a su lugar de origen- vemos que esta distancia decrece en las maquinas de categoría B, abarcando un radio promedialmente cercano a los 100 kilómetros y vuelve a descender para las máquinas C, las cuales en promedio abarcan una distancia situada ente los 50 y los 100 kilómetros. Encontramos a las máquinas D, que en su totalidad, se desplazan en un radio mayor a los 100 kilómetros, seguramente por la dificultad que encuentran para conseguir majadas para esquilar en las zonas colindantes a su origen.
Cuadro Nº 4.6.8 Distancia de traslado en la zafra según tipo de máquina
radio
Total
< 50 km
51-100 km
> 100 km
A
14
14
72
100
Cat
B
0
43
57
100
SUL
C
18
47
35
100
D
0
0
100
100
11
38
51
100
Total
Referente a la locomoción utilizada la mayoría de las máquinas de esquila posee locomoción propia, lo que nos habla de un proceso de acumulación de capital en medios de producción ponderado a la hora de tomar
96
decisiones en inversiones. Entre las categorías B y C encontramos un quinto y un cuarto respectivamente, de máquinas que rentan este servicio.
Cuadro Nº 4.6.9 Característica de la locomoción utilizada según tipo de máquina locomoción
Total
0
propia
contratada
A
0
100
0
100
Cat.
B
7
72
21
100
SUL
C
0
74
26
100
D
0
100
0
100
2
79
19
100
Total
Referente a la incorporación de esta mejora tecnológica observamos que la mayoría de las máquinas ubicadas en la categoría A han integrado la enfardadora, maximizando de una manera más eficiente el factor trabajo en la estructura laboral de la empresa, llegando en algunos casos a sustituir algún puesto de trabajo en la comparsa al suplirlo con la incorporación de maquinaria (al tiempo que ofrecen una mejor presentación del servicio de cosecha de lana efectuado,
adaptándose
a
los
cánones
exigidos
por
el
SUL).
Este
comportamiento, no ha sido seguido por las otras categorías –máquinas B, C y D- donde es minoritaria la cantidad de maquinistas que han incorporado este cambio.
Cuadro Nº 4.6.10 Posesión de enfardadora según tipo de máquina
enfardadora si
no
97
Total
A
57
43
100
Cat.
B
7
93
100
SUL
C
9
91
100
D
17
83
100
15
85
100
Total
4.7
Característica de los trabajadores según categoría de la máquina de esquila.
En este punto analizaremos la vinculación de los maquinistas con respecto a los trabajadores empleados en función de la tipología establecida según el tipo de máquina.
En primer lugar, observamos que estableciendo un cuadro en términos porcentuales, vemos que en la categoría A, el 11% de las máquinas utiliza el 16% del total de los trabajadores. Una explicación a este fenómeno puede estar dada en que la mayoría de las máquinas de categoría A, realiza acondicionamiento, por lo que los requerimientos de personal es mayor que la media –conformada por máquinas que no realizan esta tarea-. En el caso de las máquinas B, el total de máquinas y de trabajadores en términos porcentuales, exhibe guarismos más o menos similares, mientras que en las máquinas C, observamos que el 56% de las máquinas solo utiliza el 47% de los trabajadores, lo que estaría indicando que se manejan con menos personal que el promedio utilizado por el total de las máquinas. En el caso D, el 11% de las máquinas, utiliza al 13 % de los trabajadores, lo que estaría indicando un comportamiento similar al descrito para la categoría A, ya que la totalidad de las máquinas D, realiza acondicionamiento.
98
Cuadro Nº 4.7.1 Cantidad de trabajadores empleados según categoría de máquina
Total de trabajadores
Total de máquinas
(en %)
(en %)
A
16
11
B
24
23
C
47
56
D
13
10
Total
100
100
Tipo de máquina
Referente a la variable “fecha en que se le confirma el pago que van a percibir los trabajadores”, vemos, en el análisis de esta variable, que las categorías A, B y C evidencian un comportamiento similar, lo que interpretamos que aproximadamente la mitad de los maquinistas (ligeramente superado en la categoría A, con un 57%) desea asegurarse antes del comienzo de la zafra a determinado tipo de trabajador, que satisface sus expectativas, por lo que trata de asegurarse su contratación con anticipación. Este mecanismo no opera con tanta fuerza en el caso de las máquinas C, las cuales por otro lado, son las que establecen las condiciones de pago con la mitad de sus trabajadores al comienzo de la zafra y con un 17% las estipulan al final de ésta.
Cuadro Nº 4.7.2 Fecha de confirmación del pago a los trabajadores según categoría de máquina
confirma pagos 0
2 meses
inicio
final
antes
zafra
zafra
99
Total
A
0
57
43
0
100
Cat
B
0
50
50
0
100
SUL
C
3
47
44
6
100
D
0
33
50
17
100
2
48
45
5
100
Total
En el siguiente cuadro, observamos un comportamiento bastante diferenciado entre las diferentes categorías de máquinas.
Mientras que para
los maquinistas categoría A, el criterio prioritario para elegir sus trabajadores es el comportamiento de los mismos, siendo seguido por la calidad, en el caso de las máquinas B, el primer criterio es el comportamiento (aunque no tan marcado como en el caso anterior) seguido por la realización de cursos del SUL por los trabajadores. Las máquinas C, también remarcan el comportamiento en la contratación de sus trabajadores, ocupando el segundo lugar la calidad del trabajo mientras que las máquinas categoría C, evidencian un comportamiento bastante diferenciado, ya que los criterios “comportamiento” y “cursos SUL” demuestran iguales guarismos (33%).
Cuadro Nº 4.7.3 Primer criterio utilizado para la elección del esquilador según tipo de máquina
1er. criterio elección esquilador Cat. SUL
0
Comporta
rendimi
miento
ento
calidad
confianza
Total
experienci
residenci
a
a
familiar
cursos SUL
A
0
86
0
14
0
0
0
0
0
100
B
0
79
0
0
0
7
0
0
14
100
C
3
64
3
15
3
3
0
3
6
100
D
0
33
0
0
17
0
17
0
33
100
Total
2
66
2
10
3
3
2
2
10
100
100
En el caso del segundo criterio para la elección de los esquiladores tanto las máquinas A, B y C definen la calidad del trabajo hecho como el factor principal para definir sus prioridades, aunque este compartimiento se manifiesta con más fuerza en el caso de las máquinas A. En este punto, nuevamente el comportamiento de las máquinas C, ostenta diferencias, ya que en este caso, es le comportamiento y la confianza los criterios que priman para la elección de los esquiladores tal como lo registra el Cuadro 4.7.4.
Cuadro Nº 4.7.4 Segundo criterio utilizado para la elección del esquilador según tipo de máquina
2° criterio elección esquilador Cat. SUL
0
A
14
B
comporta
Total cursos
rendimiento
calidad
confianza
experiencia
residencia
0
14
44
14
0
0
14
100
0
14
7
35
14
0
7
21
100
C
3
23
3
38
6
3
6
18
100
D
17
33
0
17
33
0
0
0
100
Total
5
20
5
36
11
2
5
16
100
miento
SUL
A modo de síntesis de los puntos analizados, resulta evidente que hay un comportamiento diferenciado entre las diferentes máquinas de esquila. Mientras las máquinas categoría A, evidencian un comportamiento más de tipo “empresarial moderno” con criterios de eficacia y de calidad de servicio deliberadamente perseguidos, en el otro extremo, las máquinas C, de corte más “tradicional” siguen pautas de organización laboral regidas por principios que se evidencian menos “profesionales” –aunque no por ello menos funcionales, a un mercado demandante de este tipo de trabajo-.
101
En el medio, encontramos las máquinas B y C, que ostentan un pasaje de un esquema de trabajo al otro (ya sea en sentido ascendente o descendente, según el caso). Lo que si queda claro, luego del presente análisis, que “los maquinistas de esquila” encierra un grupo heterogéneo de agentes que desarrollan conductas y comportamientos diferenciados frente a la demanda de sus servicios y frente al mercado de trabajadores oferentes de su fuerza de trabajo.
4.8
Su vinculación con los trabajadores.
El proceso de trabajo y las relaciones sociales al interior de la comparsa de esquila.
Los maquinistas de esquila fueron, en su gran mayoría, en algún momento de su historia laboral, trabajadores en una comparsa de esquila y se desempeñaron fundamentalmente como esquiladores. En su nuevo papel de empresario, ejecuta aquellas tareas que no solamente le confieren un status diferenciado, sino que por las características de las mismas, puede dominar visualmente el conjunto del proceso laboral y por ende a cada uno de los trabajadores. De ahí que lo más frecuente sea el cuidado de la máquina de esquila, la afilada de herramientas, las tareas de clasificación de vellones, ocupaciones que le permiten estar aquí y allá, controlando personalmente la calidad del trabajo realizado y el ritmo desplegado por la comparsa. En términos de remuneración cuantificando la estructura salarial de la comparsa por animal esquilado nos encontramos con la siguiente distribución:
Cuadro Nº 4.8.1
PUESTO
Estructura salarial al interior de la comparsa (por oveja).
Salario por oveja
Porcentaje
Porcentaje
(en $)
sobre el total
acumulado
102
Barredor
0,34
3,27
3,27
Acondicionador
0,36
3,46
6,73
Alcanzador
0,37
3,56
10,29
Bolsero
0,38
3,65
13,94
Vellonero/levantador
0,39
3,75
17,69
Cocinero
0,50
4,81
22,50
Agarrador
0,55
5,29
27,79
Esquilador
3,34
32,12
59,90
Maquinista (*)
4,17
40,10
100,00
TOTAL
10,40
100,00
Fuente: Confeccionado por el autor en base a datos surgidos de la mencionada encuesta.
(*) En este valor no están deducidos los gastos de funcionamiento de la comparsa (locomoción, alimentación, herramientas, etc. asumidos por el maquinista en su rol de empresario). También es importante destacar, que el maquinista percibe ese ingreso por todas las ovejas que se esquilan en la zafra, mientras que el esquilador –que es en la tabla el otro “salario” elevado-, percibe sus ingresos dividiendo todas las ovejas de la zafra entre la cantidad de esquiladores que compongan la comparsa.
Tiene muy claro e impone su condición de “patrón” ya que hay un fuerte sesgo “disciplinador” en la organización de la comparsa de esquila, no tanto como rémora del pasado sino como elemento que refuerza la asimetría existente entre empleador y empleado, en el sentido de fortalecer el rol de maquinista y su diferencial de poder ejercido sobre los trabajadores. En tal sentido, como se desglosa de la encuesta efectuada, el productor no visualiza como problema a la hora de contratar máquinas de esquila, la conducta de la comparsa, ya que el factor prioritario para obtener nuevas majadas, señalado por los maquinistas, es la calidad del trabajo que se hace.
103
No obstante lo cual nos encontramos que el primer criterio de selección de los trabajadores por parte del maquinista es “el comportamiento” y no la eficiencia, lo que nos está pautando que para el empresario un elemento importante a la hora de configurar su “empresa” es la posibilidad de ejercer un marcado control social sobre sus trabajadores. Este control social buscado por el maquinista juega un doble papel muy importante a la hora de definir su rol en la empresa de esquila. Por un lado reafirma su actual condición de “patrón” diferenciándolo del hasta ayer, trabajador. Se configura en un fuerte elemento identitario, en un ámbito de trabajo donde hay pocos elementos simbólicos que le confieran al maquinista de esquila, una identidad diferenciada –se comparte un mismo espacio laboral, la vestimenta es similar, la comida es en común-. Por otro lado el control social ejercido, se constituye como elemento que reafirma el poder detentado, necesario por ejemplo a la hora de objetivar su posición en la estratificación social al negociar el salario con sus trabajadores. Tan fuerte resulta este elemento coactivo que mencionaremos dos elementos a modo de ejemplo, que caracterizan las relaciones de poder imperantes en el conjunto de la comparsa. En primer lugar la ausencia de un contrato escrito entre el trabajador y su empleador, reproduce en el seno de la comparsa de esquila la misma asimetría que señalábamos entre el dueño de la majada de esquila y el empresario de esquila. En segundo lugar, la ausencia de formas de organización cooperativas de trabajadores para desarrollar tareas de esquila, estaría evidenciando, entre otras cosas, una determinada incapacidad de constituirse en sujetos sociales per se pasibles de conformarse en artífices de su propia condición.
104
Capítulo 5 Acomodándose los zapallos en el carro… El proceso de concentración en las máquinas de esquila. 5.1
El maquinista de esquila como contratista
A fines del siglo XIX y principios del siglo pasado, cuando se afianza la explotación del lanar, coexisten dos modalidades básicas de organización del proceso de esquila. Por un lado, existen en las grandes estancias, donde el tamaño de la majada tornaban rentable tal decisión, instalaciones fijas de máquinas de esquila, las cuales llegado el momento de la zafra se ponen en funcionamiento con personal del propio establecimiento
y eventualmente se
contrata trabajadores externos para reforzar el trabajo durante el lapso que lleva la esquila. Este procedimiento se desarrolló en aquellos establecimientos ganaderos, organizados con modernos criterios de racionalidad económica. Los cuales buscaron por medio de innovaciones tecnológicas y una organización laboral eficiente, que utilizara al máximo los recursos, una relativa independencia de las condiciones productivas imperantes y el estado de desarrollo de la fuerza de trabajo, en el conjunto del sistema productivo.
Por otro lado, existen comparsas de esquiladores –con tijera manual o “a martillo”- que realizan la esquila en los establecimientos concertados de antemano –generalmente el año anterior, ya que era habitual que cuando la comparsa terminaba su trabajo quedaba “apalabrada” para volver a efectuarlo al año próximo-. Estas comparsas, podían llegar a ser muy numerosas -hay autores que señalan de hasta 50 o 60 esquiladores- organizadas bajo la jefatura de un capataz, quien era el que daba nombre a la comparsa –“la comparsa de fulano...”-, conseguía las majadas para esquilar y contrataba a los trabajadores necesarios.
105
Es importante subrayar el importante papel articulador del capataz de la comparsa, no solamente como agente económico –ofertando un servicio frente a una demanda- sino en su función social, por cuanto el papel “disciplinador” que le cupo desempeñar fue de primerísimo orden.
“Yo resaltaría en primer lugar que el empresario de esquila se caracteriza por el manejo de la gente. El manejo de la gente hacia arriba y hacia abajo.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 1)31
El alambramiento desplaza importantes contingentes de mano de obra, que de sedentaria se vuelve nómada, buscando oportunidades laborales que le permitan subsistir. La esquila proporciona una “changa” que se torna en una considerable fuente de ingresos, frente una escasa demanda de la fuerza de trabajo rural.
En un escenario de fuertes tensiones sociales y políticas imperantes en el medio rural -en pleno proceso modernizador y “disciplinador” de la fuerza de trabajo- el hecho de reunir a un número importante de hombres en un galpón de esquila, durante tres o cuatro meses, conlleva a una socialización forzada donde las fuentes de conflicto surgen un día sí y otro también. De ahí la importancia superlativa del capataz de la comparsa en el plano social, con un ascendente cuasi “caudillesco” frente a los trabajadores. Garante de seguridad frente al estanciero –de su propiedad e inclusive de su integridad física y la de su familiafrente a un conjunto de hombres agrupados en un medio signado por profundas inequidades, en el cual la violencia privada era una forma habitual de “impartir justicia” y zanjar diferencias.
31
En las entrevistas que aparecen a lo largo del documento, la numeración de página o numeración de la entrevista, señala su ubicación en el “Informe final del proyecto de investigación: El empresario de esquila, aportes para una caracterización.” CSIC, Inédito 2007.
106
Este capataz de comparsa, -embrión del actual “maquinista”- es uno de los prototipos humanos que efectúa la transición entre el “caudillo” que se impone por sus cualidades de “líder carismático” - personaje que atraviesa todo el siglo XIX - y la introducción de la disciplina en la empresa económica articulando la dominación en torno a elementos legales y racionales, tornándose de esta manera en un “capitán de empresa” capitalista. Agente de cambio en un medio rural donde se profundiza
la inserción del sistema de producción
capitalista -y las relaciones sociales de producción resultantes-.
“Las primeras formas de empresario de esquila fueron aquellos buenos esquiladores, que a partir del dominio del oficio y con ciertas formas de manejo, sobre todo de manejo de la gente, no? En primer lugar un grupo.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 1)
Al respecto resulta interesante lo estipulado en el Código Rural en su artículo 238: “Los esquiladores pueden trabajar solos o en cuadrilla. Toda cuadrilla de esquiladores debe tener un jefe. Éste es la persona encargada de contratar con el dueño del rebaño, la que debe vigilar la buena conducta de sus peones y responder del daño que éstos causen.” (el subrayado es nuestro).32
En esta tensión entre lo “viejo” y lo “nuevo”, entre las relaciones capitalistas de producción y las formas pre-capitalistas, hay elementos que subyacen del pasado, no lográndose configurar relaciones modernas de regulación y contratación de servicios. Prueba de ello es la ausencia de un contrato escrito y suscrito por ambas partes, demandante y oferente, productor agropecuario y maquinista, en el cual se estipulen de antemano las condiciones 32
Código Rural de la República Oriental del Uruguay. Sancionado en 1941- 43 - Anotado por Nelson Nicoliello. Ed. Jurídicas Amalio M. Fernández. Montevideo 1978. pag. 180 – 182.
107
del servicio contratado y ofrecido. Estas se pactan “de palabra”, dejándose para su resolución posterior, fruto de una negociación también verbal, las condicionantes emergentes que modifiquen el contrato inicial.
Estas condiciones de contratación, tienen una parte más fuerte –el productor- y una más débil, el maquinista. El demandante dispone, además de su poder económico más o menos significativo, la fortaleza de requerir un servicio con mayor oferta que demanda, lo que conlleva a detentar un poder de negociación fuertemente desigual.
“Es así, y no es que… me vas a cobrar tanto? No, yo eso no te pago. Entonces salgo a buscar otra máquina o en muchos casos peor, no: tanto. Es perverso, realmente es perverso, en muchas ocasiones. Son varios casos, pero hoy día les podría poner nombre y apellido.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 12)
Señalamos la importancia del capital social que posee en su haber el maquinista. Por cuanto será en función de la red de relaciones sociales que posea, las posibilidades que tendrá de vincularse con productores que contraten sus servicios. En la medida que esta red esté más extendida, se beneficiará de mayores oportunidades para obtener nuevas majadas y por ende lograr mejores ingresos. En el mismo sentido, opera este activo de capital social en lo concerniente a la contratación de trabajadores. En la medida que posea un profundo conocimiento de sus vecinos y de su zona –existe una fuerte segmentación espacial en la contratación de la mano de obra dentro de la comparsa- será que incorpore a aquellos individuos que más se avengan a sus necesidades y requerimientos, tanto en lo que hace a condiciones técnicas de trabajo –
108
habilidad, destreza, prolijidad- como a características de control social –los menos “rebeldes”-.
Precisamente es esta conjugación de factores –el trabajo y el capital- que definen su rol, el maquinista es, en esta fase, un contratista o enganchador de mano de obra. El mismo se constituyó como el intermediario entre los grandes productores y los trabajadores, su papel, en estrecha vinculación con el productor, era el de alimentar las relaciones de dependencia que mantuvieran la fuerza de trabajo cautiva (Berenguer: 2002).
Este activo de capital social,
que le permite conjugar –más o menos
armónicamente- la dotación necesaria de empleadores y trabajadores, es su impulso y su freno, desde el momento que no ha permitido el desarrollo de una fuerza social autónoma, al punto de no permitir constituirse al (un) conjunto de maquinistas, como fuerza social con intereses específicos capaz de dotarse de un grado de organización. No existe, actualmente ningún tipo de nucleamiento – con algún tipo de organicidad- que relacione a los más de seiscientos maquinistas del país.
-
“Yo creo que realmente no hay, o no ha habido hasta hace… hasta ahora, quizás ahora empiece a haber una transformación, una verdadera sensación de gremio.
-
Claro.
-
Yo creo que son, una suma de individualidades. No hay un funcionamiento colectivo. Muchas veces dentro de un mismo… en una misma área de influencia, hay contactos entre ellos. Por la fijación de precios, de cobro, de pagos y muchas veces el dato se utiliza para ver de cómo me puedo diferenciarse de este para tomar su… o sea no hay una verdadera función de… no hay un sentimiento colectivo.
-
¿Porque?
109
-
Por competencia de la majada.” ((Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 8)
En una sociedad como la uruguaya, con fuerte tendencia a la corporativización y al desarrollo de formas organizativas a todo nivel, llama la atención que un
sector de “empresarios” con presencia en la actividad
productiva de más de un siglo, no haya encontrado las formas organizativas de constituirse como actor social, en la defensa de sus intereses específicos.
Una organización de tipo gremial en los maquinistas tendría por objeto, entre otros, la formación de una estructura corporativa que presionase en el sentido de lograr mejores condiciones –precios, tributación, cargas sociales, etc.- - por el servicio ofrecido. En tanto el Uruguay es tomador de precios en el marcado lanar -por lo que el precio de la lana es bastante inelástico-, los principales conflictos, es de preveer, se producirían con el sector ganadero, reconfigurando el actual escenario nacional y los distintos actores involucrados (Ministerios, SUL, empresas acopiadoras y/o exportadoras, etc.).
5.2
La empresa de esquila. La tendencia a la profesionalización y a la concentración, basadas en el cambio y el mejoramiento técnico y tecnológico.
5.2.1 La tendencia a la profesionalización.
El SUL, cumple un importante papel en la articulación del complejo lanero uruguayo. La materia prima proveniente de la fase agropecuaria, es en su gran mayoría
exportada,
configurando
históricamente
exportación del país.
110
el
segundo
rubro
de
A nivel industrial, es muy reducido el trabajo incorporado –lanas peinadas, tops- exportándose gran porcentaje de “lanas sucias”. Este panorama, se ha visto agravado por la virtual desaparición de la industria textil uruguaya, lo que ha llevado a configurar un elemento adicional en la debilidad de la rama industrial del complejo y la escasa incidencia de ésta en el mismo (por lo menos a nivel nacional).
En este escenario, cobra mayor relevancia el papel desempeñado por el SUL, ya no solamente en labores de investigación y desarrollo sobre mejoramiento genético, manejo del rodeo lanar, incorporación de tecnología 33, sino en todos y cada uno de los procesos productivos de la fase agropecuaria. Sea en la obtención de lana, en la producción de carne, promoviendo determinadas cruzas, categorías de lanares para faena, etc. En este marco, observamos como determinadas tareas desarrolladas anteriormente fuera de la fase agropecuaria, como ser la clasificación del vellón en función de su calidad –homogeneidad, finura de la lana, etc.- asumidas por el consignatario lanero o directamente por la industria con trabajadores idóneosactualmente –mediante el acondicionamiento realizado en el propio galpón de esquila- tiende a ser transferida a la fase agropecuaria, transfiriéndole también los costos a la misma (ya que la diferencia de precio existente entre lana acondicionada y no-acondicionada es mínima, al tiempo que se obliga al productor
–indirectamente-
a
que
asuma
la
primera
modalidad
de
acondicionamiento en la remisión de su producción), caso que no sucede en otras partes de la región, como por ejemplo en el sur argentino, donde en la
33 “La innovación es una construcción técnico-social donde se confrontan distintas percepciones y capacidades de los grupos de referencia tejiendo relaciones de cooperación, conflicto y competencia entre ellos. Como resultado, los actores implementan acciones estratégicas y tácticas a través de las cuales elaboran y/o se adaptan a marcos de referencia sociotécnicos. La innovación en medio rural no es una caja negra. Los actores manipulan, modifican, recrean el objeto técnico en función de sus capacidades de negociación, conocimiento, información, percepciones e intereses.” Bravo, Gonzalo C. 2000 En: Adopción de tecnología: ¿Difusión o negociación? X. Congreso mundial de Sociología Rural. Río de Janeiro.
111
mesa de envellonar se reúnen dos categorías de trabajadores, el clasificador o el acondicionador de lanas, contratado por el productor es quien selecciona a que categoría corresponde cada vellón presentado en la mesa de envellonar, el cual posee una matrícula emitida a nivel nacional y con esta habilitación como clasificador tiene la posibilidad de trabajar tanto en el campo como en las barracas (centros de acopio) y lavaderos y los meseros que son quienes extienden los vellones sobre la mesa y separan las partes más sucias y los pedazos de lana de barriga que hayan quedado adheridos. En la década pasada, Prolana34 impulsó la difusión del sistema Tally Hi y el acondicionamiento básico en estancia, para lo cual realiza una capacitación a los acondicionadores, a los cuales se les extiende una matrícula Prolana. Estos acondicionadores son un miembro más de la comparsa de esquila y su responsabilidad es la declaración de la calidad de cada fardo, por lo que firman las planillas de romaneo, donde se detallan estos datos. Estos acondicionadores no tienen reconocimiento para trabajar en barracas y en algunos casos se refieren a ellos como meseros especializados. 35
En el aspecto tecnológico, ha sido a instancias del Secretariado Uruguayo de la Lana que se ha introducido, difundido e incentivado el método de esquila denominado Tally-Hi diseñado por campeones de esquila de Nueva Zelanda y Australia. Paulatinamente el Secretariado ha presionado en el sentido de lograr imponer esta innovación tecnológica. Condicionando a la utilización de éste método, tanto a las empresas y trabajadores dedicados a la esquila, así como también a algunos productores lanares renuentes, so pena –vía precios, dificultades en la comercialización de la lana, reducción de las majadas para esquilar- de discriminar negativamente a aquellos que no adopten este tipo de esquila.
34
Programa de Asistencia para el mejoramiento de la calidad de la lana, organismo dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación de la República Argentina. 35 Berenguer, Paula. Las transformaciones del trabajo en la esquila: nuevos perfiles y relaciones de los actores.
112
Concretamente en el caso de los maquinistas de esquila, hay una decidida promoción por parte del SUL entre los productores laneros, hacia aquellas empresas de esquila que adoptan los criterios organizativos y prácticas tecnológicas propuestas por el organismo. Ello conlleva a que determinadas máquinas obtengan nuevas majadas –en un proceso concentrador- en detrimento de otras –que al ver reducida su participación y por ende su ganancia, inclusive se ven obligadas a abandonar la actividad-. Esta práctica es una evidencia del fuerte poder articulador del Secretariado ya no solamente entre los productores, sino también de su incidencia directa aún hasta en la regulación de la dinámica del sector servicios – léase empresas de esquilavinculado con la producción de lana.
“Con la industria de los operadores de lana, para lograr las bases de una presentación que servía a todo el mundo. El gran éxito de todo esto, es hacerlo juntos y no unos compartimentados con los otros, entonces se acordaron las primas de bonificación por los acondicionamientos. Se vio que era lo que el productor, a través de su comparsa de esquila, podía hacer en los galpones de esquila, que le sirviera a la industria. La industria procesó eso, vio como se podía pagar, como se podía… y ahí surge toda esta idea del acondicionamiento de lana que es a partir de ese momento realmente donde se dan los grandes cambios. Directa e indirectamente inciden en el funcionamiento de las comparsas.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 7)
En consonancia con lo expresado más arriba los cursos ofrecidos por el SUL se constituyen en una oferta de capacitación frente a una demanda generada por el mismo organismo en su voluntad de mejorar el proceso de esquila. Tomando como indicador la inexistencia de sugerencias y/o comentarios significativos, por parte de los maquinistas, respecto a elementos que hagan a la
113
mejora de los cursos impartidos, en una actividad que presuponemos compleja y por ende susceptible de ser mejorada en varias dimensiones –ya sea a nivel técnico, administrativo, manejo del personal, relacionamiento con el productor, innovaciones tecnológicas, etc.- observamos la escasa participación activa de los maquinistas en las definiciones sustantivas de la actividad.
De esta manera, un grupo de productores –quienes conforman la dirigencia del organismo- hegemonizan el proceso de modernización en el complejo lanar por varias vías y en variadas direcciones. Pautando, vía precios y condiciones
de
comercialización,
determinadas
prácticas
productivas.
Adiestrando la mano de obra necesaria en todos sus niveles: a través del organismo en los niveles técnicos; a nivel de las empresas, empresarios y trabajadores de esquila, vía precios pagados por los servicios y vía posibilidades o no de trabajo.
5.2.2 La tendencia a la concentración.
En este esquema de funcionamiento, la crisis del sector lanero –debido a la baja rentabilidad, consecuencia de una coyuntura de precios internacionales desfavorables- y en consecuencia la reducción del stock ovino conlleva a la reducción de la mano de obra necesaria para efectuar la zafra de esquila.
En tal sentido, se acentúan las tendencias señaladas más arriba. Perduran en el medio, las máquinas que logran acumular una cierta cantidad de majadas de esquila –las cuales les permitan hacer viable su ecuación en términos económicos-.
De esta manera el organismo, fija las pautas de la tecnología a emplear, selecciona las empresas de esquila exitosas, e inclusive –indirectamente- fija de alguna manera la rentabilidad de la empresa de esquila –por medio de la
114
promoción o no de determinado maquinista- configurando de esta manera una fuerte articulación del proceso laboral de esquila.
“Yo creo que va a haber una reducción del número de máquinas. Sí. Es más, yo espero que lo haya, porque eso va a traer asociado, mejor equipamiento de gente, de la gente, de las máquinas que quedan y un fortalecimiento en clientela.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 14)
En este marco nos preguntamos entonces: ¿hasta dónde, el maquinista de esquila se configura como un empresario independiente o por el contrario no es sino un articulador que ofrece un servicio –el de la esquila- al grupo de productores, núcleo del complejo lanero? Tentaremos algunas respuestas en el apartado siguiente.
5.3
Los maquinistas como empresarios de esquila.
Si en torno al acervo de capital social, como hemos visto hay fuertes condicionamientos y contradicciones que se ponen de manifiesto impidiendo un mayor grado de desarrollo, en torno a otros componentes del proceso productivo, existen importantes niveles de acumulación.
Hemos observado en la categorización efectuada en el capítulo 4, que aunque no existe un grado de homogeneidad en el comportamiento “empresarial” de todos los maquinistas de esquila, hay una marcada tendencia, sobre todo en las categorías A y B a desarrollar “saberes” y niveles organizativos en lo referente al proceso de trabajo. En estos casos, fundamentalmente, prevalece un nivel técnico y organizativo que implica un importante acopio de experiencia y/o capacitación, ya sea por vía empírica o por la adquisición en
115
instancias de formación específicas (cursos, asesoramiento técnico, etc.) llegando a conformar lo que Barnard define como organización “…en la medida que efectúa una red de funciones que implica cada una de las tareas definidas, y por tanto, cierta división del trabajo. Supone también un fin, hacia el cual tienden sus miembros, asociados en un conjunto de tareas así definidas y divididas. En este sentido una organización es un sistema de actividades o fuerzas personales conscientemente coordinadas.”36
Observamos también un importante poder de acumulación de capital (máquinas de esquila, herramientas, medios de trasporte propio, recursos para la financiación de la zafra) como fuerza de trabajo objetivada, lo que es un indicador de la capacidad de ahorro de estos empresarios y su facultad de insertarse en procesos productivos que
permitan formas de reproducción
ampliada del capital.
En tal sentido, destacamos dos elementos que reafirman lo enunciado. Primero, la importancia en los desplazamientos donde prevalecen aquellos maquinistas que se mueven en un radio mayor a los 100 kilómetros, lo que presupone desplazamientos que pueden llegar a los 200 kilómetros. Si tenemos en cuenta las dimensiones del país y de cada uno de sus departamentos, donde la mayor distancia entre dos ciudades es de 600 kilómetros, obtenemos una idea de la magnitud que los traslados que algunas de las empresas de esquila realizan. En tal sentido apuntamos que si bien existe una fuerte segmentación de los mercados laborales, en base a criterios espaciales claramente delimitados, la misma pareciera no regir de la misma manera para la contratación de servicios, existiendo en este factor una movilidad espacial significativa aprovechada y consolidada por los empresarios de esquila con una eficaz dotación de recursos –inversión de capital en medios de locomoción-.
36
Barnard. 1938. in Friedman, Georges y Naville, Pierre. 1963. Tratado de Sociología del Trabajo. Tomo I. Ed. FCE. México.
116
El segundo elemento surge fundamentalmente de la capacidad de respuesta que el maquinista de esquila posee frente a requerimientos del productor. Mejoras técnicas implementadas en el manejo de las majadas, nuevas categorías de producción cárnica hacen que la demanda de los servicios de esquila se prolongue en el transcurso del año, ubicándose ya no en tres meses zafrales sino abarcando seis y hasta ocho meses anuales.
Esta nueva “estacionalidad” de la zafra de esquila le plantea al maquinista de esquila nuevas demandas y una forma de articular su trabajo distinta a la practicada hasta ahora. Esta tendencia manifiesta, que poco a poco se está consolidando, demuestra el poder de adaptación del maquinista a los requerimientos laborales, así como su dependencia.
“Hay lugares donde la zafra, directamente desapareció. Tu te vas para Colonia, para Soriano, la gente, ahora, en pleno período, donde normalmente esquilaban, salen, esquilan en lo de fulano y de repente pasan cuatro días en la casa y recién van a esquilar a lo de zutano.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 14)
Esta nueva realidad tiende a establecer cambios en la conformación social de los maquinistas de esquila.
El maquinista, en una gruesa categorización, fue un productor rural que buscó complementar sus ingresos con entradas extra-predio incursionando en el sector servicios, siendo ésta una fuente de retribuciones secundarias.
Sin embargo, la encuesta efectuada nos está indicado que entre los actuales maquinistas encontramos casi un cuarto de entre ellos que fueron productores rurales y actualmente no lo son. Estos se han volcado al sector
117
servicios. Servicios que en un proceso de profesionalización demandan una mayor eficacia de las tareas de esquila, dinámica ésta que a su vez tiende a la concentración, entre quienes pueden dar satisfacción a los requerimientos que le impone el mercado. Esta concentración, va de la mano de la desafralización, ya que al producirse una extensión de la duración del tiempo de esquila en el año, se procesa un cambio cualitativo en el rol jugado por algunos de estos contratistas, configurando de esta manera un nuevo sujeto social: el empresario de esquila. Camino ya comenzado a transitar por algunos de ellos.
Algunos autores, como Lobstein (Lobstein; 1963) señalan cuatro características en la definición de una empresa: 1) un centro de contabilidad, 2) una cierta continuidad y fijeza, 3) un trabajo colectivo, aunque mediado por una estructura de poder ya que el mando es una forma dominante de las relaciones de persona a persona en una empresa y por último 4) la autonomía de la empresa, la cual se traduce en posibilidades de acción sobre sí misma y sobre su medio.37 Se conjugan en la misma, aspectos técnicos (técnicas contables y de registro que aseguran la maximización de beneficios con una correcta dotación de recursos), técnica y tecnológicos (capacidad de articular una respuesta técnica y tecnológica acorde a la demanda del mercado en términos de calidad y eficacia del servicio ofertado) y sociales (capacidad de dotar a los recursos humanos de una capacitación acorde a las necesidades de la empresa al mismo tiempo que articular los mecanismos de dominación y/o sujeción que permitan un funcionamiento armónico y acorde con los objetivos preconizados – motivación-). Elementos estos que hemos encontrado al procesar la encuesta en función de las distintas clases de máquinas de esquila. En algunas categorías
37
Lobstein, Jacques. 1963. Estructura y organización de la empresa. In Friedman, Georges y Naville, Pierre. Tratado de Sociología del Trabajo. Tomo II. Ed. FCE. México.
118
presentándose de manera más categórica, en otras esbozándose como tendencia incipiente, pero sin duda anunciando el sentido y la dirección de hacia donde apunta la tendencia de la “profesionalización” de la “empresa de esquila”.
“…nosotros hemos focalizado en los últimos años, la atención del servicio de esquila y acondicionamiento de lana en aquellas empresas de esquila que manifiestan su preocupación y su interés en recorrer ese camino. Porque pensamos que son las empresas que a lo largo van a sobrevivir. Aún en una situación de reducción de stock o de limitación del stock ovino, pensamos que son esas empresas las que están llamadas a seguir permaneciendo, porque son las que van a poder dar respuesta a las necesidades de los productores. De repente hoy, el productor no les está planteando, pero seguramente las marque de aquí a relativamente poco tiempo. Aquella gente que ha preferido, con buenas empresas de esquila, que han dado buen servicio a lo largo de los años, pero han preferido mantenerse en una situación más cómoda, relativa, más cómoda, porque no tiene un cliente demandante, entonces no da determinados pasos que necesita dar, para ponerse a la altura de lo que pueden ser exigencias mayores, en materia de equipamiento dentro de la máquina, en materia de capacitación del personal o exigencia de la capacitación o el propio número del personal, por ejemplo en las tareas de acondicionamiento. Seguramente esa empresa, cuando sea demandada de golpe, no le de el tiempo para responder. Porque no ha tenido el proceso de formación y decantación para poderlo hacer, por lo menos en la mejor forma.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 5-6)
5.4
Los procesos de movilidad social en las últimas décadas y los cambios en
el agro.
119
El modelo productivo imperante en el agro hoy, en la reasignación de recursos tiende al logro de rentabilidad en función de economías de escala. Opera también en el caso estudiado de una forma novedosa y sutil, desplazando pequeños productores y acelerando el proceso de transformación de algunos en empresarios al sector servicios, en la medida que esta “nueva” actividad les permite formas de reproducción ampliada del capital y no solamente la reproducción simple del mismo, tal como ocurría en su condición de productores, debido a las dificultades cíclicas que enfrenta el sector un año sí y otro también –a pesar que coyunturalmente existen ciclos de bonanza, donde el proceso antes descrito, tiende a enlentecerse, aunque no a desaparecer-.
El proceso de fuerte inserción de las relaciones capitalistas en el agro, acentuado en las últimas décadas, ha modificado no solamente la estructura productiva del mismo, sino la estructura social y las relaciones imperantes en él. El caso de los contratistas de esquila es un ejemplo paradigmático, ya que una estructura social y laboral que conoció un proceso de lento desarrollo y modificaciones en medio siglo, se vio sacudida por una tardía y acelerada “puesta a punto” de la mano de la apertura comercial y la liberalización de la economía. Algunas estructuras productivas, deben rápidamente “ponerse al día” con las formas de producción de países desarrollados en materia de producción lanar, para tener alguna oportunidad a la hora de competir en los mercados internacionales. Esta “puesta al día” implica cambios no solamente en el desarrollo técnico y tecnológico, sino también en las estructuras sociales de producción, del viejo “capataz de cuadrilla” al “empresario de esquila” hay una distancia que no es solamente nominativa, sino que obedece a realidades productivas distintas y a modelos económicos que han cambiado de forma. La introducción del método Tally Hi, el acondicionamiento de la lana en el galpón – tarea que antes se realizaba en la barraca de acopio de lanas-, la enfardadora mecánica son algunas de las modificaciones introducidas en las
120
últimas décadas. Ellas, sumadas a la reducción del stock ovino, debido al poco interés que la explotación que este rubro despierta en el productor (fundamentalmente por los precios de la lana en el mercado internacional) ha llevado a las comparsas de esquila existentes en el país a transitar por dos caminos. Por un lado la desaparición de muchas de ellas y por otro, la aceptación de la presión ejercida por el SUL a mejorar sus niveles de eficiencia en la cosecha de la lana, ya que tanto en lo que refiere al manejo de la majada (menores daños infligidos a la oveja durante la esquila) así como la conducta desempeñada por los trabajadores en el establecimiento (cuadrillas más disciplinadas y ordenadas) también se ve reflejado en beneficios a la hora de comercialización del producto, ya que o bien los precios obtenidos son mejores o es más rápida y segura la comercialización del producto.
121
Capítulo 6 Enfardando el vellón… A modo de conclusiones.
6.1
La “auto-construcción” de un empresario rural.
En síntesis, desde una perspectiva “profesional” u ocupacional, el maquinista de esquila es un ex trabajador de esquila (ya sea que haya comenzado como asalariado o sea un ex-productor obligado a complementar ingresos fuera de la explotación) que gracias a una acumulación de capital económico, así como también de capital social, ha logrado constituirse como empresario. Por esta vía ha logrado de alguna manera romper una fuerte segmentación geográfica existente en el mercado laboral rural y extender su oferta de servicios a nivel de una región más o menos extensa, abarcando hasta 3 y 4 departamentos.
Su dependencia de la fase agropecuaria de la cadena de producción lanar es muy grande. Son los mercados internacionales –globalización mediantequienes imponen las condiciones técnicas, tecnológicas y aún en muchos casos económicas en las que se desarrolla la tarea de esquila, articuladas a nivel nacional por los productores –fundamentalmente aquellos agrupados en el SUL-.
Aquellos que mantienen la dualidad de empresarios de esquila y productores rurales en actividad, que complementa sus ingresos con actividades extra predio, se encuentran en la disyuntiva de priorizar alguna de las actividades, por cuanto las innovaciones técnicas en la cría del lanar, imponen una dinámica a las empresas de esquila, de mayor profesionalidad al tiempo que extienden en el tiempo, el período de cosecha, llegando a ocupar hasta ocho meses en el año, los servicios de la empresa de esquila.
122
Este fenómeno de la “deszafralización” ha llevado a algunos a desarrollar una profesionalización en la tarea que lo aleja de la simple figura de “enganchador de mando de obra” para conferirle características de moderno empresario. Encontramos, por ejemplo, empresarios que complementan las labores de esquila con otras tareas pecuarias que requieren gran cantidad de mano de obra en un período acotado y con una cierta dotación de capital fijo – como ser camiones, etc.- realizando tareas de carga en las cosechas, etc.
Al interior de la comparsa, es interesante observar aquellos elementos de los cuales se vale el maquinista para marcar la diferenciación social imperante, no solamente los económicos, sino fundamentalmente los simbólicos. En un ámbito donde es muy difícil la objetivación de las diferencias de clase, a pesar de la posesión de los medios de producción y la apropiación de la plusvalía, existe toda una gama de situaciones que ilustran lo difícil que puede llegar a ser la imposición de una estructura empresarial capitalista con roles visiblemente diferenciados y con una estratificación social claramente definida.
Pensamos que este último elemento señalado, abre toda una línea de investigación, por cuanto no existen estudios exhaustivos que releven el fenómeno de este tipo de “empresario” rural. Los contratistas de mano de obra, los maquinistas de esquila, quienes arriendan maquinaria agrícola, algunos tipos de alambradores que contratan mano de obra asalariada son formas transicionales entre la mano de obra asalariada y la categoría de empresario capitalista. ¿Estas ocupaciones tienen en su origen trabajadores que en un proceso de capitalización creciente ascienden a la categoría de empresarios? En el caso de los maquinistas de esquila pensamos que se conjugan las dos vertientes, por un lado esquiladores o trabajadores que por sus aptitudes y capacidades, logran realizar un incipiente proceso de acumulación que les permite pasar a la categoría de pequeños empresarios y por otro lado, muchos pequeños
123
productores que debido a la insuficiencia de los ingresos generados en su predio, se ven en la necesidad de buscar otras fuentes laborales que les permitan mantenerse en el sector.
¿Qué grado de autonomía –frente al gran capital- tienen? Ha quedado demostrado, a lo largo del análisis realizado que una parte de los maquinistas responden a las señales emitidas desde el organismo articulador de los intereses de la producción lanar, pero también se observa que un número importante de “comparsas” –ubicadas en la categoría D y C- no son tan proclives a reconocer y aceptar la “modernización”. No nos es posible, con los insumos disponibles explicar este comportamiento, si el mismo se debe a factores de incapacidad, a factores de “resistencia” o si obedece a causas más profundas. Pensamos que así como no existe “un” campo uruguayo, sino una multiplicidad de agentes que interactúan en el mismo, con distintos intereses, grados de desarrollo técnico y tecnológico y estrategias productivas, articulados entre sí a veces y otras con distintos mercados, la existencia de una pluralidad de máquinas de esquila – categorizadas por el SUL como A, B, C y D- obedecen a esta conformación agraria nacional.
¿Qué mecanismos de contratación utilizan para reclutar a sus trabajadores? En el caso de las cuadrillas de esquila, fundamentalmente hemos visto que tienen gran peso las formas de vinculación basadas en mecanismos particularistas. El conocido, el familiar, el vecino… parecieran ser los mecanismos imperantes. No debiera sorprendernos, pues en última instancia, obedecen a la estructura social del medio rural.
6.2
Las empresas de esquila hoy.
124
Las empresas de esquila hoy, fines del año 2006, en comparación al momento de realizada la encuesta (zafra 2001) han experimentado algunas modificaciones, de las cuales tentaremos dar cuenta.
Las fuentes de las que nos hemos valido para realizar estos “ajustes” son los registros del SUL, en cuanto a número y tipo de máquinas, la información suministrada por sus técnicos y la observación directa realizada por nosotros. Claro que cualquiera de estos elementos no tienen la contundencia de métodos cuantitativos como es el caso de la encuesta realizada, pero pensamos que de todas maneras son válidos en la medida que expresan una parte de la realidad, tal como es percibida.
Para comenzar a describir los cambios acaecidos, es necesario contextualizar la situación económica por la que atravesaba el agro en el año 2000, 2001 y la actual en el 2006. Debido a la devaluación brasileña del real en el año 1999, la actividad económica del país se vio severamente afectada. Hoy día, después de un sostenido crecimiento a partir del año 2004 en adelante, las tasas de crecimiento de los años 2004, 2005 y 2006 exhiben guarismos de franca recuperación, proyectándose para el año 2007 una tasa de crecimiento inimaginable años anteriores. En lo concerniente al rubro agropecuario, en el mismo se ha registrado un crecimiento en los años 2004, 2005 y 2006 récord, sosteniéndose el impulso en el año 2007. En este escenario también se han procesados cambios cualitativos que han modificado profundamente la estructura productiva. Hay dos actividades que nos interesa subrayar, por cuanto consideramos que son las que más modificaciones han impuesto en los últimos años, la forestación y el cultivo de soja de forma intensiva. El desarrollo de la forestación, se inició en la década del 90, a influjos de una legislación que promovía dicha actividad. Ello trajo aparejado un crecimiento explosivo de la actividad.
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En los últimos años, la demanda del sector en términos de recursos humanos ha ido en aumento, ya sea porque se continúa forestando así como también porque se ha extendido la necesidad de realizar tareas de acondicionamiento (poda, raleo) en las plantaciones y de cosecha (tala) de la misma al tiempo que se ha desarrollado en forma explosiva el cultivo de la soja,
Esta realidad signa el perfil productivo de la actividad agropecuaria en el Uruguay del presente. Por lo menos de los dos grandes rubros de explotación que han causado mayor impacto. No detallamos los demás sectores –los cuales en su mayoría conocen tiempos de prosperidad - por entender que a los efectos de nuestra exposición lo expuesto es suficiente para tener una idea de la realidad agropecuaria. Estos desarrollos han tenido importantes consecuencias en todo el panorama agropecuario nacional, tanto en lo que refiere al factor tierra (limitando y/o reduciendo otras actividades productivas) así como ha causado impactos en los mercados de trabajos. Específicamente en el sector de ganadería ovina, la expansión de los cultivos ha dificultado la recuperación del sector, sumado a la inestabilidad de los precios internacionales de la lana, factores estos que han desestimulado el crecimiento del sector.
En todos los sentidos compite. Sacándole lugar a la oveja, o sea reduciendo potencialmente clientes y el personal de trabajo. (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 14)
Menos ovejas, se traducen en la necesidad de menos trabajadores y menos máquinas de esquila año a año. Ello ha hecho que se reduzca el número de las mismas en aproximadamente un 30%. Esto, no quiere decir que hayan quedado las “mejores” sino aquellas que han podido sobrevivir. Como lo
126
expresábamos en el capítulo anterior, no hay “un” solo medio rural ni tampoco “un” único comportamiento productivo. Hay una pluralidad de conductas que se expresan realizando distintas opciones, y en este marco es que han prevalecido distintos tipos de máquinas de esquila.
Los técnicos observan que el proceso de “selección” se viene produciendo en el sentido que tienden a desaparecer las máquinas más ineficientes, las más “improvisadas”, aquellas en que el servicio ofertado adolece de menor calidad. Esta observación pareciera lógica, inserta en el marco de un proceso de selección “natural” del sistema de producción capitalista, donde el mercado “premia” a aquellos que realizan una asignación de recursos más eficiente en detrimento de quienes no tienen esta capacidad.
Esta lógica descrita, por otro lado “atenta” contra los empresarios y maquinistas de esquila que se mantienen en la actividad, socavando las bases mismas de la estructura de trabajo de la empresa de esquila ya que concomitantemente, la aparición de nuevos rubros productivos ha traído aparejada la necesidad de mano de obra para las nuevas producciones (fundamentalmente en el sector de la forestación, ya que el cultivo de soja viene acompañado de un avanzado paquete tecnológico tendiente a sustituir la mano de obra por modernos procesos de mecanización). Ello se ha traducido en una demanda de mano de obra, más acentuada que la preexistente en el mercado de trabajo rural. Lo que ha dado lugar a fuertes procesos de desplazamiento de aquellas actividades que resultaban menos atractivas hacia las que ofrecen mejores oportunidades.
“Yo creo que va a haber una reducción del número de máquinas. Sí. Es más, yo espero que lo haya, porque eso va a traer asociado, mejor equipamiento de gente, de la gente, de las máquinas que quedan y un fortalecimiento en clientela. Porque se mantienen las mismas, el mismo número de máquinas o números
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similares, pero de repente no con el mismo número de tijeras operativas. No es que queden cantidad de esquiladores sin salir. No, el esquilador no sobra.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 15)
Una de las principales características del trabajo de esquila es su estacionalidad y más allá de la tendencia a la deszafralización de la actividad, la misma se concentra en determinados meses del año, no ofreciendo alternativas laborales durante los meses siguientes.
“Ocho meses, pero… van, salen, vuelven, salen, vuelven. Hay lugares donde la zafra, directamente desapareció. Tu te vas para Colonia, para Soriano, la gente, ahora, en pleno período, donde normalmente esquilaban, salen, esquilan en lo de fulano y de repente pasan cuatro días en la casa y recién van a esquilar a lo de zutano. A veces, las comparsas como tales, se mantienen por decir que sí, pero a veces son dos comparsas, dos maquinistas que se unen. Casos de… no sé… concretamente por ejemplo en Dolores, que es un lugar donde se ha dado una reducción muy importante, en el departamento de Soriano, en torno a Colonia, una gran reducción del stock ovino, pero había muy buenas máquinas. De repente fulano, está esperando que el otro colega termine la esquila, para que cuando termine, tomar su personal e ir a esquilar a un cliente suyo y muchas veces lleva como empleado al maquinista de la otra comparsa y se da a la inversa en otras situaciones. Entonces, en realidad no son dos comparsas. Es una nave con dos pilotos distintos.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 14)
Ello ha llevado a los trabajadores temporarios, eventuales o zafrales a establecer estrategias de sobrevivencia que les permitan disponer de una
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pluralidad de fuentes de ingresos que les permitan hacer frente a sus necesidades durante todo el año. Esta tarea no es sencilla, no solo por los costos económicos y de energía que supone, sino porque dificulta la articulación del trabajador en el marco de una familia, de una comunidad, de la sociedad. Históricamente la tendencia del hombre, es a la sedentarización, por el ahorro de recursos y energías que esto implica y además porque hemos estructurado nuestras sociedades en torno a esos parámetros. En el trabajo de campo desarrollado con motivo de la encuesta que presentamos, muchos trabajadores acusaban el estar lejos de su familia y de su entorno familiar, como uno de los factores adicionales que desestimulaban el trabajo en la esquila. Precisamente, el trabajo en la forestación ofrece dos atractivos importantes para un trabajador de esquila, la posibilidad en algunos casos de trabajar un tiempo más o menos largo (en meses) en el mismo lugar, lo que le posibilita el traer a su familia a la localidad donde trabaja o en algunos casos, el viajar diariamente hacia el lugar de trabajo y volver al finalizar la jornada a su casa. El segundo atractivo, es la posibilidad
de tener un trabajo continuo
durante todo el año, quizás en tareas distintas, quizás con ritmos de trabajo e intensidad diferentes, pero con la perspectiva de tener más o menos asegurada su fuente de ingresos.
Estos elementos han impactado fuertemente en el marco de las cuadrillas de
esquila,
donde
encontramos
trabajadores
manualmente
hábiles,
acostumbrados al trabajo con maquinarias, habituados a largas jornadas de gran exigencia física y disciplinados en el trabajo colectivo. La consecuencia en muchos casos ha sido la “reconversión” laboral y no solamente de los trabajadores de la esquila, en muchos casos, el mismo maquinista, se dedicó de lleno a trabajar en el rubro forestal.
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“Hay máquinas de esquila, yo conozco algunos casos concretos, que han mantenido el grupo unido a lo largo del año, por ejemplo en tareas de forestación: raleo, podas, limpieza, etcétera, etcétera. Llegaba la época de esquila, ese mismo grupo se mantenía unido, se evitaba aquello del trasiego de personal de un lado para el otro. El encargado daba… el maquinista, el empresario, daba tareas, daba trabajo a lo largo de todo el año, llega el momento de la esquila y salía. Eso yo hoy día, veo que algunas de esas personas que salieron a otras actividades como la forestación, para poder mantener un conjunto, hoy decididamente se volcaron a la forestación, porque les da más. Les da trabajo todo el año, o un trabajo más estable a lo largo del año.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 10)
Estos impactos en la actividad ganadera ovina y en el mercado de trabajo vinculado con la misma, tienden a reforzar dos posibles tendencias en torno a la actividad de las comparsas de esquila, por un lado aquellos volcados a la profesionalización. El “empresario de esquila” quien –con el apoyo técnico- será el agente que lleve adelante la “cosecha” en las majadas más grandes e importantes. Por otro lado, complementariamente, aquellos maquinistas que con una “maquinita” chica, sin muchos recursos tecnológicos y juntando un vecino de acá y otro conocido de allá, logren “armar” una comparsa y “salgan” a la zafra, para redondear algunos ingresos que “escasean” el resto del año…
“…el chiquitaje, que sin hacer una gran cosa, sin hacer una gran cosecha, está sacando clientela a máquinas que realmente quieren… y se han preocupado y han ido para adelante, no? Es, hoy día te diría que es uno de los objetivos importantes. Lograr no perder lo que hemos alcanzado. Esas máquinas acreditadas que mantengan, aumenten pero… también que desaparezca lo otro. Se han ido achicando las otras, no? salvo algunas… se han ido achicando.
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Como que hay una tendencia. Se mantienen, cada vez esquilan menos y bueno.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 18)
… y seguirán “saliendo” porque ser “maquinista” de esquila, además de lo estudiado desde una perspectiva económica y social-laboral es también, en muchos casos, un “oficio” que confiere identidad a quien lo ejerce.
“…vemos que hay gente muy eficiente en su tarea, y que con mil dificultades, sigue manteniéndose en el rubro y hace mil años que está amenazando de repente, que va a dejar de salir, que va a dejar de salir, y llega la zafra y sale. Seguramente debe de haber mucho de un relacionamiento muy directo, hasta en los motivos de ir… en el orgullo. A veces es mucho más fácil de plantearse esa disyuntiva con una visión más ciudadana, no? Más urbana. A veces sorprende… digo, pensar que si este hombre estuviera volcando el esfuerzo en otra cosa, de repente estaría haciendo lo mismo o parecido, pero con menor esfuerzo, no sé. Pero hay gente que siente que, mi oficio, mi actividad, es la esquila y ´ta. Sabe que va a morir de viejo en eso, no? Hay una mezcla de cosas, no es un cálculo simplemente.” (Anexo 3. Entrevista Nº 1. Pág. 15)
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La esquila, no solo trabajo… también identidad…
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Anexos.
Entrevista No. 1
Fecha:
Noviembre del 2000.
Lugar:
Departamento de Florida.
“Uno no puede pretender que en la esquila va a pasar bien.”
La entrevista fue realizada al encargado de la máquina. El dueño, no estaba a cargo de la misma, debido a que en el momento de salir de zafra, había obtenido un trabajo efectivo como encargado de un establecimiento rural. El encargado, al tiempo que realizaba sus tareas de cuidado y atención de la máquina, también esquilaba. Era un hombre de 52 años, quien se mostró comunicativo en la entrevista realizada.
- ¿De dónde es usted? - De Pueblo Goñi. Ahí es donde vivo, pero yo soy de la ciudad de Durazno. Hace cuarenta y cinco años que vivo ahí. - ¿Cuánto hace que esquila? - Yo esquilaba maneado (método tradicional). Que esquilo así, suelto, hace cuatro o cinco años. - ¿Hizo el curso? - Sí. - ¿Le resulta más fácil? - Sí. Lo que pasa es que ya tengo algún año. El manejo de tijera y todo lo sé bien, pasa que cuesta más, y hacer otras cosas... - ¿Usted hace otras cosas? - Quiero decir, atender la máquina, ver el agua... El trabajo de la tijera lo tengo que parar y darle la tijera a alguno, arreglar otra, todo eso.
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- ¿Es el primer año que sale como maquinista? - No. Con esta máquina sí, pero yo ya había salido con otra máquina de la doctora Abreu. Salí unos años, pero esquilábamos allí, dos o tres casas nada más. - ¿Cuánto hace que esquila? - Yo que esquilo hace veintisiete años. - ¿Y empezó en esto? - No, yo empecé en otras cosas. Primero empecé embolsando, en una máquina de cuatro (tijeras), cocinaba... después a los muchos años empecé a esquilar maneado. Como veintidós años, veintitrés,... y ahora, cuatro o cinco años. - ¿Cuánto llegó a esquilar? - Maneado, llegué a esquilar ciento ochenta. - ¡Ciento ochenta por día! - Sí. A veces... Había días que no. Depende de la majada. En algunas ciento cincuenta, ciento sesenta. Si uno agarra una majada medio flaca como ésta, llena de piojos, va patinando. - ¿Con esto esquila igual o esquila menos? - No, este año son menos. - Claro, porque este año está haciendo otras cosas... pero yo le pregunto con este método? - El año pasado anduve bien. Con otra máquina. Esquilé como 4.000 vellones. - ¿Cuántos vellones esquilaron con la otra máquina? - Esquilaron 22.000. - ¿Y en esta, este año, cuanto tienen para esquilar? - En esta hay 11.000. Pero el año pasado, esta máquina esquiló dieciocho y pico. - ¿Cordero pesado, han hecho? ¿Hacen? - Si hay sí. Este año esquilamos poco. A veces lo agarra la flechilla, y no conviene esquilar. En algún lado esquilan. - ¿Acá desojan y eso?
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- Acá no se ha hecho nada. Está a la criolla esta lana. Esta esquila. Porque la mayoría de las lanas se acondiciona. Hay que desojar, que descolar, todo... y tirar el vellón que quede tendido arriba de la mesa. Acá nada. Toda la lana con orín, sucia. - ¿Y usted antes esquilaba así? - No, no. Ya hace cinco años que esquilo acondicionando. Antes esquilaba maneado. Se maneaba la oveja. Ahora, la mayoría de la gente no está con la idea de acondicionar, porque la lana no vale nada, no se la pagan. Bueno y el cordero es el otro tema también, muchos no lo quieren esquilar, como acá en esta casa porque es un gasto, se cobra un poco menos que la oveja. Algunos lo hacen esquilar ellos. Pagan $ 3.50 y les queda el resto libre, al patrón. - ¿Usted además de esto, el resto del año, que hace? - Ah. Yo trabajo en lo que venga. Alambrados. - ¿Siempre en campaña o en el pueblo? - No, no. Trillas, cortar maíz. - ¿En esta zona, qué es lo que se hace, principalmente? - Y en esta zona ahora, es alambrados. Postes. - ¿Montean? - Sí. - ¿Monte criollo o...? - No, eucaliptos. Yo en lo que no trabajo hace muchos años, que antes trabajaba, en las estancias. Antes trabajaba. - ¿Trabajó en las estancias? - Trabajé en una época, que tenía veinte, treinta años. - ¿De peón? - Sí. Tenía caballos. Trabajaba en las trillas... - ¿Tiene la familia en el pueblo? - No. Sí. Era casado. Tengo hijos grandes. El que anda agarrando es hijo mío. - ¿Cuántos hijos tiene? - Tres. El menor es el que anda agarrando.
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- ¿Tiene casa en el pueblo? - Alquilo. - ¿Es bravo el trabajo de la esquila, no? - Sí. Uno no puede pretender que en la esquila va a pasar bien. Mal tampoco porque comer, va a comer bien. Ahora no es como estar en la casa de uno. Acá lo que tiene que uno anda siempre a la carrera. - Y todavía viene gente del pueblo a estorbar... a hacer preguntas... - No, no hay problema, aunque hay poca comodidad. - No, a nosotros más que nada nos interesa ver las distintas formas de trabajar, la gente... - Acá la mayoría, son todos de campaña, gente que trabaja en el campo. - ¿Y usted siempre trabajó en el campo? - Toda la vida. Desde que salí a trabajar a los dieciséis años. Siempre. - ¿Hizo la escuela y después salió a trabajar? - Sí. Salí a los catorce años de la escuela. E hice de todo un poco, tambo. Y en la esquila, a los dieciséis años salí. - ¿Siempre acá en la zona? - Sí, en el departamento de Florida más bien, y Durazno. Y he andado, anduve en la caña de azúcar en Bella Unión, en el 77 y después en el 86. Fallaban los trabajos acá. No había nada. Y arranqué para allá. Hice la temporada y me vine en septiembre para acá. - ¿Y alguna otra zafra que recuerde? - No. Trabajo de campo. No voy a decir que soy profesional, pero más o menos... - Y más que nada se dedica al alambre... - Seguro. Pero me dedico a lo que venga. Si tengo que trabajar, trabajo. Para este hombre le trabajo (se refiere al ex –dueño de la máquina que es alambrador) y si sale un trabajo para mí lo hago, no? Como peón... y ahora como está medio difícil la cosa. La gente que tiene estudios, a veces no puede agarrar nada. - ¿Cómo aprendió esto de la máquina?
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- Lo poco que sé, por las zafras que tengo. Tuve un patrón que era el dueño de esta máquina y anduve diez años con él, en esta máquina. Siempre me decía y mostraba y me daba oportunidades. - ¿Pero tuvo una máquina a su cuidado? - Sí, sí. Una máquina más grande que esta, de seis (tijeras). Como ésta, pero más grande el cuadro. - ¿Y organizaba todo? - Sí, yo conseguí toda la gente, me encargaba de pagar, de arreglar con los establecimientos. Y él me daba la máquina y me daba un porcentaje. - ¿Y acá el arreglo es igual? - No, acá el dueño de la máquina me paga por oveja a parte de la esquila. Si cuadra me pagan yo levanto la plata y bueno, le pago a la gente. Y la esquila mía va a parte, después por animal tengo otro precio. - ¿Por qué usan arpillera y no otras bolsas (para embolsar la lana)? - Y bueno, porque acá, como no acondicionan, ponen así. - ¿Es más barata que la de plástico? - Es más fuerte. - ¿En otros establecimientos ustedes usan otras bolsas? - Ah sí, en otros establecimientos, donde hay que acondicionar en la mesa, usamos bolsa de nylon… son la mayoría. Son contadas las casas que embolsan con arpillera. - ¿Cuántos vellones entran por bolsa? - Cuarenta, cuarenta y pocos. - ¿Y en las otras (de nylon)? - Depende, si son vellones medio grandes, como estos, treinta. - Usted me decía que su hijo trabaja acá con usted. - Sí, es el que anda agarrando. - ¿Y los otros? ¿Trabajan en el pueblo? - Tengo una hija casada, y otro es inválido y tiene una pensión, no puede trabajar, tiene 24 años. - ¿Yéste, hace mucho que sale con usted?
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- Ah sí, sí. Siempre sale conmigo, aunque a veces si no hay trabajo conmigo, busca por su cuenta. - ¿Vive en el pueblo también? - Sí. - ¿Es casado también? - No. Tiene una pieza aparte. Vive conmigo. El otro vive con la madre. - ¿Qué edad tiene? - Tiene 26 años. - ¿Es el mayor? - Es el menor. Tiene 25 y la hija tiene 26. - ¿Y usted me dijo que tenía…? - 53 años. Hace 29 años que trabajo. He hecho de todo un poco. He ido a la caña de azúcar. Acá en el Uruguay no debe de haber nada más bravo que eso. - ¿Ah sí? - Ah, no hay esquila, no hay nada. Primero que es sucio, porque las cañas se queman y después recién hay que cortarlas. Uno queda totalmente como un carbón. A los cinco minutos uno queda… negro y la melaza que larga para afuera. Y el calor como hoy (25 grados), allá en julio y agosto uno duerme afuera. Bueno eso larga como un aceite que se pega en la ropa. Todos los días uno no puede lavar la ropa, porque no le aguanta. - ¿Trabajo estable, tuvo en algún momento? - Sí, estuve en un tambo. - Estuve un año. Cuando era joven, era peón de campo en las estancias. Después empecé a agarrar trabajos por mi cuenta. Changas. - ¿En la ciudad nunca ha trabajado? ¿En el pueblo? - No. No. No he querido, porque tengo un cuñado que trabaja en Maldonado. Que trabaja en la construcción y me ha dicho de ir. Pero no he querido, no lo hice antes, y ahora estoy acostumbrado aquí, al campo.
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Entrevista No. 2
Fecha:
Noviembre del 2000.
Lugar:
Departamento de Florida.
“... yo te hallo razón, porque vos vivís de eso... pero no me engañés.”
Entrevista realizada al ex-dueño de la máquina (quien se la había vendido al hijo, el año anterior) –Don B. A.- y que salía en esta zafra para ayudar, realizando tareas de acondicionamiento. Este realizaba tareas de acondicionamiento de los vellones y ayudaba al embolsador, alcanzándole los mismos. Era el encargado también, de cerrar las bolsas de arpillera en las cuales se enfardaba la lana. Es el propietario de una camioneta grande (Ford 250) en la cual transportaba la comparsa y la máquina de esquilar. Su aspecto general, era prolijo y mostró muy buena disposición a la entrevista realizada, destacamos su locuacidad (y picardía). En esta comparsa, notamos que si bien el encargado de la máquina era otra persona, el referente, era el entrevistado. Ya sea, porque hasta el año pasado había sido socio en la máquina, porque el actual propietario era su hijo o porque era el encargado del transporte, elementos estos diferenciales de poder. Esto se evidenciaba tanto en el hecho de que el técnico del SUL, que oficiaba de guía en nuestra incursión, se dirigió hacia él para plantearle el permiso para desarrollar nuestro trabajo, así como en el hecho de que todo su aseo, luego de la jornada, lo hizo en “su casa” –su camioneta- lo que le permitía establecer diferencias jerárquicas con los demás integrantes de la comparsa.
- ¿Cuánto tiempo hace que anda esquilando? - Este año?
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- No. En su vida. ¿Usted era el dueño de la máquina? - Sí. - ¿Y se la vendió a su hijo? - Sí. Yo anduve desde... ¿dueño de la máquina? - No, no. Desde que sale. - Como dueño de la máquina anduve desde el 90. - ¿Y antes? - Yo era esquilador antes. En una máquina. Y esa máquina se terminó. No salió más. Era de una estancia y no salió más el hombre con la máquina. Y todas las casas que yo iba, muchas de las casas que yo iba esquilando, me decían los patrones: “Comprá una máquina, y salís vos”. Y bueno, y la tuve. No tenía nada. Lo único que tenía era un camioncito a nafta. - ¿Y como hizo para comprarla? ¿Consiguió prestado? - Fui al Banco República de Durazno, y un señor gordo, no sé quien era, me atendió pero, bien de bien. Me dijo: “Bueno, usted busque la máquina – en esa época, me iba un poco mejor- usted busque la máquina. Después cuando usted la tenga ahí, me avisa. Y yo le mando un tasador. Usted puede pagar lo que usted quiera, pero yo le voy a dar el 80% de lo que vale la máquina. El otro 20% lo tiene que conseguir. Pero el 80 % de lo que mi tasador diga que vale la máquina. Usted la puede comprar a una cierta cantidad, que, va mi tasador y no vale eso la máquina”. Me lo dijo bien clarito. - ¿Cuánto la pagó? ¿Se acuerda? - La pagué $ 5.000. Tenía motor a nafta... - En el año 90. - En el año 90. Pero la compré fiada. Porque uno de esos patrones me dijo: “No, no te metas en el banco. Vos buscala y pedile fiado al hombre. Pedile que vos se la vas a pagar después de la zafra. Pero mentira, vos no se la vas a pagar porque no vas a poder. Todo lo que no puedas hablar, cuando el hombre te aprete vení y hablamos, que de alguna manera vamos a arreglar”.
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- ¿Y cómo fue consiguiendo los clientes? - Y porque yo esquilaba en esa otra máquina. Y fui cantidad de años esquilando. Y me conocían. - ¿Se acuerda con cuantas ovejas empezó? La primera zafra. - Ah. La primera zafra eran unas 14.000 nomás y siempre se mantuvo ahí. - ¿Y con cuántas tijeras salía? - Con cinco o seis. Según. - ¿Cómo conseguía la gente? - La gente la conseguía fácil. - ¿Eran conocidos? - Vecinos míos, y de ahí del pueblito de Goñi, bueno en fin. Veía la gente uno mes antes o dos. Para tal cosa, para tal trabajo. Uno les pregunta. ¿Cuánto les pagan? Cosas así. Y bueno yo les digo cuanto les voy a pagar este año... - ¿Siempre esquiló tradicional? - Empecé esquilando así. Maneado. Después yo vi que se venía esto. Y llame al SUL. A P. A., que era el que estaba, era el que yo conocía más, porque la familia A., esta muy allegada a... o sea J. L. I., aquel que se cayó en la Cordillera, es casado con una A., y ella... bueno y lo llamé. Vino a mi casa, la señora hizo tortas fritas, lo convidamos, muy contento, y bueno, fue fácil. “Usted tiene que ir a hacer un curso, como maquinista y como acondicionador”. Entonces me llevaron allá, a Sarandi del Yí. - ¿Y allí hizo el curso? - De maquinista y de acondicionador. - Y antes, cuando usted esquilaba ¿hizo algún curso? - No. - ¿Cómo aprendió a esquilar? - Así nomás. Criollito nomás. - ¿Y como empezó? - De canchero. Barriendo. Cuando era gurí. - ¿Cuántos años hace? - Y yo era gurí, yo soy nacido en Casupá.
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- Y así empezó. ¿Y siempre trabajó en esquila? - Y algún año quede... no, siempre. Ah, una vuelta cuando recién me casé estuve en una estancia. - ¿Cuántos años estuvo saliendo de canchero? - Ah, un año nomás. Después al otro ya para vellonero y después ayudante de embolsador y después agarrado, y después al otro año salí de embolsador. - Así que ¿cuándo empezó a esquilar? ¿Qué edad tendría, más o menos? - Más o menos 20 años, por ahí. - ¿Y ahora tiene…? - 59, soy del 41... no? ¿Está bien la cuenta? Soy del 41. En octubre cumplo. - Y aprendió a esquilar viendo y agarrando la bolada...? - Sí, y siempre alambrando. Fui peón de alambrador. - ¿O sea que mientras que no esquilaba, alambraba? - Fui peón de un alambrador que después se mató. Tomaba mucho. Cuando el se mató, yo empecé a agarrar los alambrados. Los clientes me hablaban.. y bueno. - ¿O sea que mientras que no esquilaba, alambraba? - Sí. - ¿Y algún otro trabajo que recuerde? - Tractorista. Sí ahí en lo de P. - ¿Pero siempre tratando de salir en las esquilas? - Ah sí. Siempre. Llegaba la esquila y yo trataba de salir. Los hijos míos también. - ¿Es casado usted? - Sí, sí. - ¿Cuántos hijos tiene? - Me quedan dos. Me quedan dos. Desgraciadamente el mayor se mató. Un accidente machazo, ahí en la Cruz. Se nombró por todo el país. Una camioneta contraria con caballos y una camionetita blanca, terminó con toda la familia. - ¿Y ahora tiene dos hijos? - Me quedan dos. Uno es el dueño de la máquina, y el otro, el más chico, tiene 22 años y anda esquilando con D. R., en una máquina de Sarandi Grande.
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- ¿Está de esquilador también? - De esquilador. Todos empezaron así, y bueno aquel es esquilador, el dueño de la máquina fue a... ha concurrido a varios campeonatos; a Minas allá... - ¿Hizo el curso? - Sí, hizo curso y todo de esquilador. - ¿Hicieron la escuela y después salieron a trabajar, o hicieron el liceo y eso...? - No, no. No, no, no. Hicieron la escuela y el liceo no. - ¿Y usted hizo la escuela? - Yo hice la escuela hasta cuarto, porque en aquel tiempo, en campaña había hasta cuarto, pero cuarto que ahora los gurises son de sexto, y no saben, no saben ni la mitad. - ¿O sea que a los 14, 15 años empezó a trabajar? - Mis padres eran pobres. - ¿De Casupá, y de campaña o del pueblo? - No, no. De campaña. - ¿Usted se crió en campaña? - Ah sí. No en el pueblo nunca viví. En Goñi, ahora. - ¿Cuánto hace que vive ahí? - Ah, allá compré un sitio y lo poblé, después que me casé, que me cas(z)aron (risas)... y está, como quiere que sea, echamos los tres hijos, varones todos. - ¿Cuántos años hace, me dijo, que estaba en Goñi? - Y fue por el 64. - O sea 35 años? - Más o menos por ahí. - Y antes, ¿vivía en campaña? - Vivía en campaña, estaba en alguna estancia. - ¿Su señora trabaja? - No. Cuando recién empezamos estuvimos en una estancia dos años, y estuvo ella... Justamente tiene ese problema, que no tiene Caja (de Jubilación) y a los 60 años no se puede jubilar, no tiene Caja. Yo pago la Caja, como contratista de trabajo, pero no sirve como colaboradora mía, por el motivo que yo no tengo
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nada. Si tuviera un pedacito de campo, es colaboradora; ella tiene lugar ahí, pero yo pago la Caja como contratista de trabajo. Contrato, y yo pago, porque sino no tengo derecho a jubilación. Yo empecé pagando, me acuerdo, por el 70, por ahí, empecé a pagar. En el 79 que fue que hubo un plan SATO (¿?) que tarde dos años en pagar, que me dijeron que no me pertenecía y que bueno que terminé pagando. - ¿Y ahora en que trabaja, cuando no esquila? - Alambro. - ¿Sigue alambrando? - Conseguí un alambrado ahí, en las mangas de esa estancia. - ¿O sea que su otro oficio es alambrador? - Sí. - ¿Y algún otro trabajo? - No, ahora no. - ¿Y la patrona siempre en el pueblo? - Sí, ella siempre estuvo en Goñi. - ¿Alguna quinta o algo...? - Hacíamos quinta antes, ahora no hacemos nada. Ella tiene problemas en la columna. Bueno, por eso estuvo casi por jubilarse, después cuando vino esta..., esta que viene por la Caja, que viene de Montevideo, dijo que no, no le dieron nada. Pero a otros les dieron. Quieta anda, en el verano, si cuadra ahora en enero, va a pasar un mes sentada en la silla, sin poder moverse, por la columna, y en invierno no. Y camina, todos los días sale a caminar, por la ruta. Hace dos o tres kilómetros para acá y dos o tres kilómetros para allá. Todos los días. - ¿Cuántas ovejas esquilaron este año? Me decía 10.000 u 11.000... - Por ahí. - Pero en años anteriores ¿ha esquilado más? - Sí, he llegado a 18.000. - ¿Con esta máquina? - Sí.
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- ¿Qué era suya? - Sí. Pero ahora no hay ovejas. - ¿Y hacen algún otro tipo de esquila, caso cordero pesado, descole, desoje? - Sí. En el invierno estábamos alambrando ahí en Colonia, y paramos la alambrada para hacer una esquila de 2.600 corderos que estaban contratados para el frigorífico. Borreguitos. Eso fue en junio. Los esquilamos todos. Por eso ahora tuvimos menos, porque los esquilamos en ese tiempo. Y los vendió y el hombre no compró más. Pero quizás para el año, compra. Ideal... - ¿La gente en la cuadrilla, es más o menos la misma? - Se cambia. Y a veces falta..., hay un hombre de Paso de los Toros que hace tres años que viene, hay otro de Durazno. Uno va a la radio, y usted pide lo que quiera. - ¿Y no tiene miedo de encontrarse con cualquier cosa? - No porque más o menos se dan las condiciones. Y si se le erra, bueno, mala suerte. Yo, he tenido suerte. Ese hombre, pedí por radio, llamar a tal teléfono y a las nueve de la mañana, estaba sonando el teléfono. Y llamó un capataz de estancia, -porque ya venía con otra cosa- llamó el capataz y dijo: “Aquí hay un muchacho –que esta en Baigorria, estaba trabajando- que le puede servir, es muy buena persona, está domando acá, y yo soy el capataz”. Todavía no lo conozco (al capataz) en cualquier vuelta, cazo la camioneta y vamos. - ¿Cómo hace para arrancar? ¿Tiene algún capitalcito?¿Para comprar la comida, y eso? - La comida la pone la estancia. - ¿Usted no pone nada? - No, ya los acostumbré a mis clientes así. Aunque igual les llevo una bolsa de galletas, si me hablan por teléfono: “Cuando vengan trae galleta” si es que no hay. - O sea que son mantenidos.
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- Sí. - Y a medida que va cobrando les va pagando... - Ah sí, sí. - O sea que arranca sin nada. ¿Y con las herramientas cómo hace? - Herramientas, tengo un muchacho, que es guarda de los ómnibus de Núñez, y él me consigue. - ¿Qué gastos tiene en herramientas, que gastos tenía? - Lo que se esquiló el año pasado? - Sí. - Unos ochocientos dólares. Ochocientos treinta, por ahí. - ¿Y de combustible? ¿Ha sacado las cuentas, o no? - De combustible, ciento cincuenta litros de gasoil. Para la máquina. Y la camioneta, es lerda, el año gastamos $ 2.500 de gasoil, más el aceite... - ¿Y los precios de la esquila, han subido, bajado, se han mantenido? - No dan nada. Yo le hice el motor nuevo a la camioneta, el año pasado antes de irme, es gasolero, sabe cómo le voy pagando al mecánico? Tenía ahorrado U$S 1.000, los gasté todos en una casa de Montevideo, que fue la rectificadora, creo que la mejor rectificadora que hay en Montevideo y después hace poco terminé de pagar. Pero, ¿sabe como lo pagué? Sacando crédito en el Banco, que me firmó un patrón. El crédito, cuando lo terminé ahora, el otro día lo terminé de pagar, y firmamos otra vez porque no he terminado de pagar la camioneta y estoy pagando en el Banco por unos meses más. No es tampoco para entregarse, pero no hace pesos. Antes se hacían pesos. - ¿En qué época? - Cuando la dictadura se anduvo bien. - ¿Pero usted no tenía máquina? - No, esquilaba y alambraba. - ¿Cuánto sacaba como esquilador por oveja? ¿Se acuerda? .- .. No, no me acuerdo. - ¿Ahora cuanto está un esquilador?
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- Un esquilador, $ 3,40. - ¿Y el vellonero? - El vellonero ha de andar por los $ 35 o $ 40 (por ciento de ovejas). - O sea... - Andá sumando que vas a ver que no te dá. - El agarrador $ 40, el embolsador $ 35. - Cuando me dice 35 ¿qué me quiere decir, 35 centésimos cada oveja? - Sí. - ¿Y el vellonero? - Más o menos. - Sí, yo es para tener una idea, no es para sacar cuentas, es para tener una idea. El vellonero me dijo 35. - El agarrador 60 centésimos. - ¿El que está en la mesa? - Creo que anda en 35. - ¿Y el que barre? - El que barría pagaba la lata, se cambió, pero debe de andar por ahí más o menos. - ¿Y por oveja están cobrando cuánto? - Nueve pesos. Ponele los ochocientos dólares también. - Y acá, por ejemplo, que hacen tradicional, sin acondicionar, ¿cobran lo mismo por oveja, o no? - Ah sí, porque es como el cordero, gasta filo que da miedo. Porque agarra toda la tierra y la lanita así... y la tierra va donde va el filo. - O sea que el cordero sale lo mismo y sale lo mismo esquila tradicional que esquila Tally Hi. - A uno le sale el mismo costo, pero a veces hay que bajarle. - Y usted, ¿a los clientes suyos les cobra diferente?
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- No, no. Uno sale con un precio y si hay que hacer descuento se hace. Casi nadie esquila cordero, porque lo esquilan cordero pesado después cuando lo van a vender. En el momento que esta colocado. En febrero, de repente. - ¿Cuántos establecimientos tiene? ¿Se acuerda? - Siete u ocho. En Carreta Quemada, vamos a esquilar mil y poco de ovejas, al Ingeniero S., otro señor G., pariente allá de Carreta Quemada... Catorce o quince establecimientos. - ¿Qué ha notado, que la gente ha reducido la majada o que se han reducido el número de establecimientos? - Pienso que están reducidos los establecimientos. - En la majada? Porque clientes tienen los mismos. - Sí. Sí son los mismos, pero cada vez con menos. Acá le esquilaba 1.500, a un cliente que tiene dos casas una en el departamento de Florida, otra al lado del Yí, yendo por este lado, siempre mil y pico en las dos casas, sabe cuantas tenía este año? En una sola. 140, en la otra no tenía nada. Como la lana no vale, no la quieren. - O sea que cada vez está más difícil... - Ah sí, se rejunta, se rejunta. Y después... la Caja lo mata. Usted tiene que tener todo en planilla. Porque como vinieron ustedes, si viene un inspector y hay diez cristianos y hay dos en planilla... En la planilla tienen que estar todos. - ¿Y facturan? - No, no. - ¿La locomoción la pone usted? ¿Le pagan los viáticos? - Le cobro para transportarlo. Antes tenía un camioncito a nafta, después conseguí una Peugeot y después la cambié –allá en Las Piedras- con chapa de Canelones. - Y alambrar ¿alambra solo o tiene algún peón? - Antes de irse ese hijo mío que esta con B., ahí, que es el dueño de la máquina, trabajábamos los dos. Y bueno, ese muchacho que es encargado de la máquina, a veces también trabaja conmigo. Y los dos hijos que tengo.
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- A, los dos trabajan con usted? - Bueno, ahora va a trabajar el chico, nomás, porque el otro esta de capataz. El dueño de la máquina ya no sale, salió el año pasado. - El chico, que tiene 22... - Tiene 22 años, y aquel tiene 30. - ¿El que es esquilador? - Sí que sale en la otra máquina, que trabajaba el hermano, cuando era vivo el otro hermano, que era el que salía en esa máquina, el encargado de la máquina era el hijo mío que mataron. Y bueno, ahora tiene que salir el dueño, y sale el dueño. Y el gurí mío sigue saliendo. - ¿Vive con usted en el pueblo? - No, esta aparte. Esta juntado. - ¿Y el mayor está casado? - Sí, el mayor está casado. Tiene toda la familia en la estancia. - ¿Así que ya tiene nietos? - Pah. De ese hijo que se mato, se mataron dos nietas y me quedo una. Eran tres nietas y dos murieron. - ¿Entonces cuantos tiene? - Me quedo esa... - ¿Cuántos años tiene? - Tiene diez años, y del gurí chico tengo otro nieto, se casó pero se separaron. Tengo otro nieto que tiene tres años. Y este que esta en la estancia tiene dos mellizas. - ¿Qué tienen...? - Tres años y algo. - ¿Así que tiene como cuatro nietos? - Sí, estoy bien de nietos. - ¿Y cuándo fue que salieron? - Más o menos por el 14 o 15 de octubre. Estuvimos parados, porque el hombre no quería echar (embretar la majada para su esquila). Nosotros vinimos de
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Carreta Quemada por el 19 de octubre y como no quería echar, estuvimos una semana parados, después arrancamos de nuevo, y ahora estábamos parados como diez días de nuevo. - ¿En el pueblo? - Ah sí. Porque yo no puedo arrancar tampoco con el alambrado. Tengo trabajo para hacer, allá por la ruta 56, en una casa... - ¿Y que le resulta más, el alambrado o la esquila? - No, la esquila a mí no me da nada. Antes sí, hace tres o cuatro años atrás. Y yo le decía a mi hijo, porque era a medias, era de los dos, yo le decía: “Vamos a venderla, vamos a venderla, mira que se viene, se viene”. Y esta gente del SUL, yo le dije a E.: “mira vos, yo te hallo razón, porque vos vivís de eso, toda la razón, pero no me engañés, vos viste esto como va”. Y es así. Está bien. Dejémoslo ahí. Está bien. Pero yo también estoy bien. Porque no es así. Pero no es el quererme meter, que esto sí, que esto no... - No claro usted se da cuenta porque... - Y no me voy a dar cuenta? Si no entran para acá los pesos. Yo debo siempre lo que estoy debiendo, siempre se van... uno cobra en una estancia y es para la gente, y es para la casa... y no queda nada. Hace ya como tres años..., y el año pasado, le dije: “no yo la vendo, yo vendo mi parte” y él me dijo: “no yo le compro”, y me la compró él. - ¿Le compró la mitad? - La mitad. La otra era de él. - ¿Y cuanto le pagó? - La tasamos entre nosotros nomás en U$S 4.000. - ¿U$S 4.000 la mitad suya? - No, toda la máquina. Él me tenía que pagar U$S 2.000. Lo hicimos entre nosotros nomás. - Claro, no va a necesitar papeles... de palabra... - No, los papeles hicimos. En la escribanía hicimos sí. Sí no la máquina... - Porque la máquina esta registrada...?
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- Sí, esta registrada en la Caja. Si no, no se sabe de quien es. - Claro... el responsable...? - El responsable no, porque yo puedo salir. Yo en este caso no podía salir, y él no se quiso afiliar, porque como ya estaba trabajando ahí. Y me pidió para que yo fuera a esquilar esos corderos en invierno, y él no quería ir con la gente así nomás. Entonces, fui a Florida y compré la planilla, y me anoté. Como de afuera, cualquiera, te anotás vos igual y salís con la máquina. Ponele, comprás la planilla y ‘ta. Ponés una fecha de salida y hacés los recibos para la gente. Desde luego que los recibos no se los vas a hacer por todo lo que pagás, el recibo es por la ley.’ta. Si no pagás todo a la Caja.
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Entrevista No. 3
Fecha:
Noviembre del 2000.
Lugar:
Departamento de Florida.
“... uno está en esto, también por capricho...”
Entrevista realizada al dueño de la máquina. Un hombre de unos 50 años aproximadamente. El mismo se mostró comunicativo. Su aspecto general era prolijo. En los intervalos, afilaba peines y cortes. Las herramientas eran de origen australiano, y cuando nos las mostró, señaló la importancia de utilizar material de buena calidad. Cuando la máquina estaba en funcionamiento, desempeñaba tareas de acondicionado de la lana en una de las mesas, destinadas para tal fin. Era propietario de un camión, el cual era el medio de transporte de toda la comparsa.
- ¿Cuánto tiempo hace que esta en la esquila? - En la esquila, 10 años más o menos. - ¿Y antes de salir como maquinista, que era? - Esquilador. - ¿Cuánto tiempo? - Que yo ando en los galpones hace 35 años. - ¿Cómo qué empezó? - Como lavador de peines, de máquina de 10 tijeras. Después pasé a ser esquilador. - ¿Con qué método? - Maneado (tradicional). Después dejé de maneado en el año 71 y empecé con éste (método Tally Hi). - ¿Hizo el curso de esquilador?
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- Hice un campeonato, primero. En Sarandi Grande. Gané el campeonato y ahí seguí haciendo el curso con los australianos. El primer australiano que vino al país. Y ahí seguí. Fui a Brasil. - ¿Con máquina suya o fue a esquilar? - Fui de maquinista de una empresa. Y después me resolví a comprar esta máquina. Hace 10 años. - ¿Cómo hizo para comprarla? ¿Tenía algo ahorrado? - No, saqué un préstamo en el Banco República. En aquellos años daban a cuatro años. Me firmaron unos productores. las ovejas durante tres años o cuatro. Y en aquellos tiempos, servía. Daba para pagar. - ¿Cuántas ovejas esquilaba usted, por día? - 180, 190 más o menos. Maneado. - ¿Y después con Tally Hi? - No, con Tally Hi, esquilé menos. 140, 150. - ¿Se esquila menos con Tally Hi? - No, ahora no. Antes sí. Depende de las condiciones de la máquina. Las condiciones de la tijera. - ¿Se ha avanzado en eso? - Se ha avanzado. Las herramientas que hay hoy en día, son muy buenas. - Me decía entonces que con el préstamo compró la máquina, ¿y como hizo para conseguir los clientes? - Los clientes, la máquina tenía. Cuando compré la máquina, ya tenía los clientes, y otros los había hecho con la otra... - ¿Cuándo era esquilador? - No, no. Con la otra empresa. Yo los hablé. Y así empecé. - ¿Con cuánto? - Con 13.000, 14.000 ovejas. Y hace unos años, esquilaba hasta 26.000. - ¿Todas de zafra, o fuera de zafra también? - De zafra. - Y el resto del año, ¿agarraba cordero pesado?
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- El cordero pesado empezó ahora. - ¿Desojaba, descolaba? - Descole. - Y este año, ¿cuántas tienen para esquilar? - Más o menos unas 24.000. - ¿Con respecto al año pasado, han bajado o...? - Yo me mantengo. La clientela es la misma. Este cliente ahora es nuevo. - ¿Y dónde contrata la gente para trabajar? - De distintos lugares. Es conocida. Por intermedio de uno o de otro. Recomendados. - Hace unos años entonces que está en esto... ¿desde que edad? - Desde los 14 años. - ¿Y qué otra cosa hace? - Trabajo en la UTU. De peón. - ¿Hace mucho? - 30 años. - ¿Y hace alguna otra cosa? - Sí, trabajos de campo, alambrar, lo que venga. - ¿Usted es de campaña? - Sí. Nacido y criado en campaña. - ¿Hizo la escuela? - Hasta tercero. Y después salí a trabajar. - ¿Y ahora, dónde vive? - En el pueblo. En Sarandi Grande. - ¿Es casado? - Sí. - ¿Tiene hijos? - Sí, ya grandes, - ¿Han agarrado el tema de la esquila? - No. - ¿En que trabajan?
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- Uno trabaja en una industria, en Sarandi Grande. Hace todas las matrices. - ¿Y cuantos me dijo que tenía? - Cuatro. Las mujeres casadas. Tengo una casada, con un nieto. - ¿Cuándo empezaron la zafra, este año? - El 3 de octubre. - ¿Y cuando terminarían? - Calculo que para el 30 de noviembre. - ¿Y me decía que ha esquilado cordero pesado? - Sí. Esquilo para un frigorífico. El frigorífico Las Piedras. - Lo veía en la mesa que estaba acondicionando, ¿usted hizo el curso? - Sí. En el SUL. - ¿Y también el de maquinista? - Sí, maquinista y acondicionador. Se hace todo junto. Y después voy a reuniones que hacen. - Ahora la cosa ¿está más difícil, no? - Ah sí. Está bravo. - ¿Cuánto esta cobrando por oveja? - $ 9,40. - ¿Con acondicionado? - Sí. - ¿Tally Hi? - Sí, Tally Hi. - ¿Le cobra a todos los productores igual? - Depende la majada, depende el trato, mantenido o seco... - ¿Acá es mantenido o seco? - Seco, solo la carne. - Cuando arranca, ¿tiene algún capitalcito o no? - Sí. Siempre hay que arrancar con algo. Para cosas, herramientas... - ¿Cuánto gasta de herramientas? - Entre $ 10.000 y 15.000, entre peines, cortantes, esmeril... gas-oil. - ¿En ese presupuesto incluye el gas-oil también?
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- Ah sí. - ¿Cuánto gasta de gas-oil? - Unos doscientos litros, para la máquina. Más los que gasta el camión. Hago muchos kilómetros. Tengo clientes hasta en Soca. - ¿Por qué zonas anda? - Acá en el departamento de Florida, el departamento de Canelones, hasta Soca, ahí en la ruta 9. - ¿Estos muchachos que tiene con usted, hace tiempo que están? - Algunos sí y otros son nuevos. - ¿Cuántos son nuevos? - Este año se incorporaron tres. - ¿A usted le gusta la esquila? - Sí. - Digo, porque por ejemplo a sus hijos… - No, es que ya son de otra tribu. Porque el nivel de vida es diferente. Uno esta en esto, también por capricho. - Esta brava la cosa ahora, un esquilador ¿en cuánto está? - En $ 3.50. - ¿El agarrador? - En $ 55. - ¿Los acondicionadores? - $ 35 a $ 40. - ¿Y el embolsador? - También. Ahora, estos precios, son por ciento. - ¿Y el cocinero? - El cocinero es por día. $ 180. - ¿Y hace mucho que no va al pueblo? - Estuve ayer. - ¿Y cuando sale de zafra, va seguido? - No, pudiendo no voy. Si tengo que hacer un mandado o algo, voy, si no, no. - ¿Y la patrona?
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- Le doy libre (risas). Hace 25 años que somos casados. Tiene libre dos meses. - ¿Vive con alguno de los hijos suyos? - Tres, tengo conmigo. La casada tiene casa aparte. Tiene casa en MEVIR. - ¿Trabaja ella, el esposo...? - No, trabaja el esposo. Ella no. - ¿En que trabaja, en campaña? - No, trabaja en un supermercado. - ¿La nieta es chica? - Nieto. Tiene un año y medio. Ayer pasé y estaba durmiendo. - ¿Así que entonces el resto del tiempo trabaja en la UTU? - Sí, entré en el año 71. - ¿Y ha hecho otra cosa, del 71 hasta la fecha, además de trabajar en la UTU y en la esquila? - Sí. Trabajo en campaña. Tengo un pedacito de campo. Chico. - ¿Y que hace, planta? - Sí. Planto. Y tengo algún bicho. - ¿Cuántas cuadras son? - Poco. Diez cuadras. - ¿Y en el campo, que agarra de trabajo? - Algún alambrado, todo, una limpieza de majada, una bañada, todo. Pudiendo. - ¿Sale sólo o con alguien que lo ayude? - No, solo. De peón común nomás. - ¿Cómo hace, pide licencia en la UTU? - No, algún feriado, algún fin de semana. Me acomodo los días. - ¿Recuerda algún trabajo que haya hecho este año? - Sí. Alambré en casa. Unos fletes con el camión. Unas esquilas de limpieza. Porque esto solo, no da. A mí no me da.
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Entrevista No. 4
Fecha:
Noviembre del 2000.
Lugar:
Departamento de Treinta y Tres.
A partir de... “un caballo ensillado...”
Entrevista realizada al dueño de la máquina (y maquinista) con una Máquina Certificada (por el SUL). Éste se mostró muy comunicativo y nos narró con lujo de detalles todo lo indagado. Su vestimenta estaba compuesta de pantalones deportivos de algodón y una camisa de verano de manga corta. Un gorro con visera. En la tarde cambió su pantalón por un short. Su calzado eran hojotas. Toda su ropa estaba en buen estado de conservación y aseada.
- ¿Qué edad tienes? - 39 años. - ¿Y cuánto hace que estás como maquinista? - Como maquinista 10 años. - Y antes empezaste en las esquilas? - Sí. Empecé con 15 años de vellonero para una máquina con seis esquiladores. Y para el año siguiente pasé a agarrador para una máquina de cuatro (tijeras), al año siguiente pasé para una de seis (tijeras) y después al año próximo salí de embolsador, enfardador verdad? y después empecé a agarrar de nuevo. Después de la última agarrada, en una máquina de seis pasé a una sociedad con una máquina de seis tijeras, que fue cuando comencé como maquinista, verdad? - ¿Esta máquina es tuya? - Sí. Todo el equipo es propio. - ¿Lo hiciste con plata de la esquila?
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- Sí. Fue todo formado de abajo. Porque yo trabajo en el campo también con mi padre, y el campo que ocupamos es poco, para los dos no dá, entonces decidí que tá, el camino más fácil de estar cerca de lo mío y de lo que yo más o menos entendía, verdad? fue la profesión que elegimos. Además me gusta mucho. Y bueno empecé de abajo. Esa máquina que tengo, esa máquina fue de mi padre. Cuando yo la compré hacía 29 años que mi padre la había vendido. La compré por decir que era una máquina pero... de lo que él había vendido a lo que yo compré había mucha diferencia. Y la empecé de a poco a -con el mismo laburo, verdad?- ... y con sacrificios, en partes la fui parando, parando y ya tengo un equipo casi en marcha. - ¿Tú antes de salir ya tienes todas contratadas a las majadas? - Exacto. - ¿Y cuánto están esquilando por año? - Yo aumenté el número de ovejas este año. Hasta el año pasado andaba en los veintipico, treinta mil vellones. El año pasado recibí una grifa de acreditación de máquina, la grifa verde, y eso me favoreció un poco, verdad? aparecieron ovejas... muchos productores con interés de la máquina, a cual muchos no les pude cumplir por cuestión de fecha... Este año voy a esquilar 50.000 vellones. - ¿Y en qué fecha arrancaron? - Nosotros arrancamos el 6 de agosto. - Y tienen zafra hasta...? - Bueno, de correr normal el tiempo, con lluvias normales, pienso que para el 15 de diciembre terminamos. - ¿Y en invierno también esquilan? - Seguro. En invierno hacemos tareas de limpieza. Es decir, viene un cliente y me contrata para que haga limpieza, desoje, descole, desubre, y alguna esquila de cordero pesado hacemos también. - ¿Con el mismo equipo o un equipo más reducido? - No, hasta el momento lo venía haciendo con este equipo. Todavía no cuento con una máquina más chica. No sé. Me he puesto a tirar números a veces y
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saco cuentas que no vale la pena, de repente una máquina chica, para una vez al año, unos pocos días. Esta máquina a pesar de que es grande es muy práctica de trasladar. Se le ponen ruedas... y tres personas la cargan bien. Se le ponen tablones, no hay que levantarla. Se queda ella parada, solamente hacerla rodar y sube prácticamente sola. - El transporte, ¿es tuyo también? - Sí, todo... - ¿Y el capital para arrancar... también? - Seguro. Este año solicité un poco de ayuda de los productores para comprar la prensa, verdad? la enfardadora. Seguro ya era otra cosa, intenté por intermedio del banco... - Así que hay productores que te han ayudado, pero para arrancar, para la comida, el combustible, eso... - No, eso. Al hacer esos laburos antes de la zafra, este año de febrero a julio esquilé casi tres mil corderos y bueno hice la tarea de limpieza, casi... es un trabajo que lo hacés con poco gasto porque lo hacés con tres o cuatro tipos, la cocina la hago yo mismo, ahora que tengo la prensa no tengo que disponer de un enfardador, son cosas que se reducen y... Para arrancar la zafra ya está una basecita hecha, verdad? Por lo menos para el inicio. - ¿Y durante el resto del año, hacés alguna otra cosa, en campaña? Trabajo en el campo. Soy productor rural. Productor chico. - ¿Acá en la zona de Treinta y Tres? - Sí. El lugar es conocido por Quebrada de los Cuervos. Ahí son campos quebrados. Son campos de sierra. - ¿Y crían novillos y eso...? - Seguro. Tenemos ganado y ovejas. - ¿Y tu familia está allí? - Sí. Tengo una esposa y dos hijos. La nena tiene 11 años, ahora en septiembre, y el varón de 5 años. - ¿Y están en campaña?
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- Sí están conmigo. Por lo menos hasta que llegue la edad del liceo. La escuela está cerca, está a dos kilómetros, y van y vienen a caballo. Bueno y somos tres hermanos, varón soy el único, mis hermanas están en la ciudad, trabajando las dos, y acá afuera conmigo y mi familia están mis padres. Ocupamos un campo, no es mucho. Y mi padre se tiene que embromar un poco. Este año, por ejemplo, me fui en agosto y son cuatro meses que queda solo y ya está con 70 años. - ¿El personal, por lo que me han dicho, es casi toda gente de Treinta y Tres? - Sí. - ¿Tú ya los conoces o es gente nueva? - En general tengo gente vieja en la máquina. No todos. Este año por ejemplo hay más de la mitad que son nuevos. Por ejemplo tengo un muchacho que estuvo cinco años conmigo, y este año arrancó como maquinista, le dí una mano. Tengo otro que le conseguí como encargado de un establecimiento y se fue, ese hacía cuatro años. Y tengo unos siete u ocho ahí que hace... el agarrador hace diez años que anda conmigo, el gordito de la mesa va a hacer ocho, otro muchacho que trabaja en la mesa hace cinco, tengo siete u ocho que hace años que andan. Este año aumentó un poco... esos dos que dejaron para mejorar. Y después que agrandé el equipo, tenía seis tijeras y ahora son ocho, son dos esquiladores más, uno más como vellonero, dos más en la mesa, de haber pasado de seis a ocho (tijeras) aumenté como cinco personas más. Y bueno, la gente... Si de repente voy a hablar con un tipo y no lo conozco, sé cuando voy, ya voy con informaciones. No voy a ciegas. En muchos casos me han pedido trabajo por ejemplo, y precisándolo a veces, les he dicho que me aguanten unos días porque ya tengo otro que me pidió laburo... y ahí me informo. ¿En qué máquina anduvo? y eso. Antes de confirmar el trabajo, yo más o menos ya sé. En todo sentido. Cualquier laburo es un tema medio delicado, verdad? - No debe ser fácil formar un equipo con tanta gente?
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- Sí. Eso que vos me decís, me lo han dicho este año productores... La conducta de la gente. No se sienten en el fogón, no se siente un grito adentro del galpón, no se sienten carcajadas, que a veces si uno está mirando de afuera no se sabe si es por él o por qué es, verdad? Gritos arriba del camión tampoco permito. Ya el día que voy a arrancar, les pido disculpas a todos, que no lo digo ni por Juan ni por Pedro, que es una norma de la máquina. Porque si encuentran mujeres... Considero que nunca se dice:”me gritó Juan o Pérez de la máquina tal”, dicen:”me gritaron de la máquina” y queda mal. Y bueno, yo pienso que el que viene para la máquina, y es nuevo y ya el primer día vos le pedís eso y ya los viejos se encargan de encaminarlo. Pienso que eso del desorden es un poco “el costumbre”, si vos permitís, bueno está, acostumbrarlos es lo más difícil pero después. A veces hasta yo mismo me siento medio... reprimido. Porque bueno, a pesar de que somos diecisiete, sacándome a mí, me obedecen. Todo lo que les he pedido. Si hay un corte vienen y me avisan, cualquier inconveniente. Eso le decía a N. (el técnico del SUL). No es que anden con rodeos y que me huyan. Ahora yo trato de ser lo mejor posible con ellos, de conquistarlos verdad? Trato de ser lo mejor posible, el tema de la comida que es importante y que terminen y tengan sus pesos, aunque a veces yo no cobré. - ¿No se te hace difícil cuando terminás, porque a veces no cobraste y de todas maneras hay que pagar el consumo, pagarle a la gente...? - No. Los primeros años sí. Porque cuando vos comenzás, cuando arrancas sin un respaldo, medio se complica, verdad? Pero siempre, nunca... podés preguntarle al más viejo, que es el agarrador, nunca, nunca les quedé debiendo un peso. He quedado yo, a veces, con diez pesos en el bolsillo y cuentas para cobrar, de repente al mes, a los veinte días, más de un mes a veces. Pero entiendo que el maquinista si, cualquier trabajo o sea el responsable de cualquier laburo, si medio piensa un poquito llegó el día y... si yo te esquilo a vos y vos no me pagaste, uno no va a c... en el gallinero, verdad? Tengo que revolverme, conseguir prestado, ir a un banco... pagaré algún peso de interés pero él tiene que tener sus pesos.
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Y pienso que la recomendación para el encargado de una empresa, eso es fundamental, que el tipo esté tranquilo que está trabajando y tiene sus pesos. Y con el productor, bueno está. Hay productores más accesibles que otros para pagar. Al productor como que lo maneja un poco el maquinista también. Si hablás con él y le explicás, “mire”... A mí este año medio se me complicó un poquito. Los adelantos que pedí para comprar la enfardadora, traté de pedirle de la tercer casa en adelante, ya cuando llegara a descontarme... Por ejemplo, uno me dio quinientos dólares, otro seiscientos, otro setecientos, otro mil, pero a descontar de cuando yo les vaya a esquilar sus ovejas, verdad? De la misma esquila. Pero traté de pedirle a las primeras tres casas, que más o menos eran unos 25.000 vellones y esa gente no, no tenía. En primer lugar porque era la primera vez que esquilaba, era nuevo, si bien tenía recomendaciones pero no me conocían a fondo y otras, verdad? que ya sabía que arrancaba... desesperados por agarrar un peso, de repente un esquilador que deja una cuenta en un almacén, otro que consigue prestado... Entonces traté de que cuando llegara a descontar mismo la enfardadora, ya tener un buen respaldo. - ¿Cuándo empiezan a trabajar, tú les adelantas algo a los empleados o les das todo al final de la zafra? - No, bueno, este año precisaron. Sí bien no los conocía bien a algunos. Bueno, precisaron y les fui solucionando el problema. Y bueno, por ejemplo, por darte una idea, si se esquilan 2.000 vellones, cada esquilador estila 300, por decirte, y el tipo precisa adelantados seiscientos vellones porque de repente debe en el almacén
o se le enferma alguien, si precisa seiscientos vellones yo se los
adelanto. Es un poco confianza que le tengo. En general no traigo a nadie, si primero no sé, más o menos. Arranqué con un sistema y... - ¿Cuánto les pagan a ustedes por vellón, los productores? O depende de la majada... - No. Por ejemplo acá... - Hay un único precio...?
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- No, eso varía un poco, verdad. Por ejemplo acá que son zonas arroceras, levantan el arroz, hacen un laboreo y meten la oveja ahí, que se embarra, te mata. Eso perjudica la herramienta, el peine, el cortante, ya tenés más consumo de esmeril, más de combustible, más horas esquilando, verdad? Entonces eso, tenés que cobrar un peso más, el productor es conciente. Por ejemplo, tengo una majada de esta misma firma, que ya esquilamos hace unos diez días o doce que costea la Laguna Merín, entonces tienen arena hasta en la cabeza, o sea eso perjudica enormemente la herramienta y entonces hay que cobrar algún peso más. Yo cobro por ejemplo treinta pesos más el ciento, o sea dos centavos y medio más o menos el ciento... - El ciento de ovejas... - Exacto. - ¿Y por vellón? El promedio es... - Y el promedio es... qué yo le cobro al productor? - Sí. - Doce pesos. Yo le cobro al productor 96 centavos (de dólar). En esta zona, sale algún pesito más. - Y bueno, el esquilador gana por vellón... y los clasificadores también ganan por vellón? - Todos ganan por ciento, por vellón, verdad? Sacando al cocinero que es por día. Hay máquinas, por ejemplo, que hasta el cocinero gana por ciento. Esquila más, gana más. Si ese día no se esquila, no gana nada. - Y los barredores también? - Todos. Todos. Diferentes precios, verdad? Todo por ciento. Yo creo que es la mejor forma, porque si pagas por día, por ejemplo si terminás a media mañana, o llovió y quedó media mañana, tenés que apuntarle al tipo media mañana... tenés que llevar un control todos los días. Por ciento no. Si esquila doscientas, bueno... - ¿Les pagás a todos igual, los que hacen la misma tarea, o depende un poco de la antigüedad?
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- Yo les pago a todos igual. Porque el sacrificio en sí, es el mismo, verdad? Que uno tenga más facilidades que otro, está. Lógicamente si uno tiene más facilidad, rinde más y va a salir mejor. Pero yo les pago lo mismo. Por ejemplo el caso de los velloneros, que les pago cuarenta y cinco pesos el ciento, pero cobran mitad y mitad, verdad? - ¿Cómo mitad y mitad? - Claro, por que si se esquilan 50.000 vellones, ellos van a cobrar 25.000 cada uno. Porque son dos. Si salen, un suponer 1.000 vellones por día, son $ 450 y ganan $ 225 cada uno. Cada uno por sacar 500 ovejas más o menos. - ¿Y cada esquilador cuánto saca? - Yo acá les pago cuatro pesos. Oveja esquilada y llevar el vellón a la mesa. - ¿Y el barrendero cuánto gana? - Cuarenta y cinco pesos el barrendero. Lo mismo que el vellonero. Cuarenta y cinco pesos el ciento, verdad? - Eso el que barre, y el que acomoda? - Los acondicionadores ganan treinta pesos cada uno. Cuatro, treinta pesos. - ¿Y el que está en la máquina (de enfardar)? - Ese gana quince pesos. Se han hecho ochocientos, novecientos vellones diarios, ese muchacho anda en los ciento veinte pesos diarios. No es un trabajo pesado, verdad? - Los fardos son de ciento cincuenta, ciento ochenta kilos? - No. Depende de la lana. Esta lana, que es lana romney, es lana medio gruesita y de por sí es pesada, además la majada es grande, ahí están saliendo bolsas de promedio doscientos kilos. - Y la idea tuya, ¿cuál es? seguir con esto... armar otra máquina más? - Bueno, la verdad es que me he puesto a pensar a veces. Y la verdad es que soy medio exigente, y pienso que traer a alguien que me haga las cosas tan bien como yo... no sé. Tiene que saber lidiar la gente también, el esquilador tiene sus momentos que... el esquilador por decir, verdad? puede ser el agarrador que tiene sus momentos. El ambiente de esquila es un ambiente medio difícil. Siempre andás mal. Andás bien cuando terminás la esquila y cobrás, verdad?
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Pero de más (además). Pero a veces si bien estás acomodado en un galpón, vas al fogón y de repente estás al sol, poca sombra. Y hay algunas casas, que de repente tenés buena sombra en el fogón y vas al galpón y andan uno arriba de los otros, porque no hay espacio, estás mal, el calor. Andás practicamente medio mal de continuo. Un trabajo que de por sí es sucio. Si bien estás impecable despúes de cambiarte de ropa y de darte un buen baño, pero después... Historia. Salís para el camino y... - ¿Tú trabajas en la zona de Treinta y Tres? ¿Más o menos en un radio de cuánto, 50 kilómetros,...? - Este año hemos hecho unos cuantos kilómetros. He hecho viajes de más de 200 kilómetros. - ¿Hasta adónde? - Hemos ido hasta San Jorge, en Durazno. Eran pocos los vellones, pero había que ir o ir porque ya en un galpón teníamos doce mil vellones... si bien a mí no me servía mucho, pero había que ir, porque si me servían doce mil en un lugar solo, me tenían que servir mil aunque hiciera doscientos kilómetros. Además agarré otra acá en el Rincón de Ramírez que también entre ida y vuelta son como trescientos kilómetros. De más en general, acá en esta vuelta. Y para el año sí. Esta gente de S. tienen una estancia en Minas y me pidieron a ver si podía ir. Y bueno son unos kilómetros más también. - Bueno, según lo que he podido escuchar, la gente se queja porque las majadas se están reduciendo, porque hay menos lanares, porque la lana no da... eso dicen muchos maquinistas, pero en el caso de ustedes parecería ser al revés... - El tema parte de que, no voy a decir que hago las cosas mejor que nadie, pero en lo posible... Yo por ejemplo he salido adelante, los escucho a ellos (el SUL). Yo he hablado con maquinistas que me dicen: “no el tema del SUL... “ no es que te exige, te pide, parrilla, mesas adecuadas, bolsas con categoría de lana, está, te cuesta sí unos pesos, pero sí hacés caso a lo que ellos te exigen y andás bien en el trabajo, verdad? en rasgos generales, en la esquila... algo más o menos presentable... y después esta la persona en sí. Yo por ejemplo, no me puedo quejar, hace cinco años que estoy con este sistema Tally Hi, con
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acondicionamiento. Recién al cuarto año fue cuando me armé de ovejas. Considero que mucho, mucho, se han apocado las ovejas... a mí algunos productores se me han achicado, pero como he ido agarrando otras, disminuir no he disminuido, al contrario he aumentado. - En términos generales ¿has perdido productores? - No. No. - ¿Has mantenido la clientela? - Sí, sí. Inclusive te digo más, con el tema trabajo, en sí por los precios... yo hasta el momento, perder ovejas no. Yo tengo dos productores que dejaron su establecimiento y hoy están en la ciudad, pero está, fue por eso. Pienso que... yo sé de máquinas que medio como que no le dan bolilla a los técnicos del SUL. Sé de una que el técnico subió en el auto y va en la portera y ya es otra cosa adentro del galpón. Yo si bien tengo un error y viene el técnico y me observa: “mirá le estás errando en esto”, trato de corregirlo. Además pienso que la imagen frente al productor no es la misma, porque si viene el técnico y vos sos el dueño de la estancia, y al estar el técnico todo brilla y salió el hombre y es todo un desorden, vos ya estás perdiendo confianza en el maquinista. - ¿Tú te organizas todo? ¿Antes de salir ya tienes más o menos todo el itinerario? - Ah sí, sí. - ¿Cuándo contratan? Por ejemplo ahora te vas de la estancia y ya te dicen:”bueno para el año que viene...” - Seguro. - O sea que de un año para el otro ya sabes que bueno, “aquí voy a tener tantos vellones”. Y después organizas los días. - Ahí está. El tema de la máquina, uno se organiza, verdad? Como quien dice uno lleva una escalera. Voy a la casa de Juan, después a la casa de Pérez. - A no ser el tiempo, porque si llueve. - Seguro. A veces el productor ya sabe, bueno la máquina está tal casa, yo sé si viene atrasado y cuanto va a demorar, porque si tiene que esquilarle a fulano en el camino. No hago una casa... viste. Ya cuando salgo, salgo con el camino
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hecho. Si bien todos quieren esquilar en la misma fecha... y ahora se viene dando, gente que esquila pre-parto y aprovechan la máquina y esquilan todo, ya están empezando muchas máquinas en agosto, pero hace unos años atrás había que esquilar en octubre y noviembre. Entonces la mejor forma es así, porque yo les digo: “después de la casa de fulano, voy para su casa” y tienen que aguantarme, si no bueno, vería otra máquina si al dueño se le atrasa mucho. - Tú me decías que entonces, siempre trabajaste en campaña... - Sí. Sí. Siempre. - Te criaste ahí, hiciste la escuela...? - Sí. - ¿Llegaste a hacer el liceo o algo? - No. No llegué. Me quedé con lástima de no haber hecho. Estudiar me gustaba. En eso como que mis padres le erraron un poco. Yo tampoco lo tomo como un reproche. Jamás les he dicho nada, verdad? Por ejemplo yo dejé de estudiar, salí junto con mi hermana de la escuela porque si bien le llevo un año y algo de diferencia, tuve un inconveniente de salud y perdí un año, estuve en Montevideo, haciendo un tratamiento y perdí. Ya cuando regresé a la escuela al año siguiente, mi hermana estaba en sexto, hicimos sexto juntos, salimos juntos y yo quería hacer el liceo pero mi hermana no, entonces como que mis padres dijeron: “o hacen los dos o no hace ninguno” y bueno... - Y arrancaste a trabajar en campaña? - Seguro. Sí, sí, sí. Ah bien... - ¿Qué hacían, chacra...? - Seguro. Sí, sí. Nosotros lo poco que tenemos, lo he hecho todo a fuerza de sacrificio. He trabajado yo junto con mi padre, después que me casé, mi señora, mi hermana. Mi hermana hace tres años nomás que está en la ciudad, demás... trabajábamos todos juntos en el campo. Salíamos juntos para el campo, y chacra, todo hacíamos nosotros. Todo laburo de chacra...
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Se llegaron a sembrar catorce cuadras de chacra. Y tenemos un tractor, se compró una sembradora. Se evitó el trabajo de la siembra. Siembra uno solo arriba del tractor. Entonces se trabajaba mucho en chacra. Y bueno ahora ellas se fueron para la ciudad, son solteras las dos. La campaña, medio como que perdió el ambiente para la persona soltera. Además que la zona es medio aislada, porque es zona de quebradas a cincuenta kilómetros de la ciudad, caminos medios bravos. Como que no hay ambiente para la persona soltera así, la mujer especialmente que se le hace medio difícil de salir. El hombre no porque monta arriba de un caballo y va a una fiesta adonde quiera, no? - Y tú, ¿qué ideas tienes cuando los gurises crezcan? ¿Irte para el pueblo? - Lo que hemos pensado con mi señora es seguir en el campo nomás, me cuesta dejar lo que ya hemos hecho. Como soy el único varón y mi padre me vive diciendo como que... mis hermanas ya para el campo no van a volver. Y él tampoco quiere deshacerse de lo del. Y bueno, la idea... él me ha ido pasando de a potreros, a medida que yo voy aumentando en los animales, verdad? Me va pasando un potrero, luego otro, hasta poder yo agarrar un poco más de fuerza y él poder jubilarse y ya quedar con menos y más dedicado al pueblo, unos días en el pueblo, otros días en campaña. Y bueno, pensamos que cuando los hijos tengan la edad de liceo veré forma de que la madre se vaya con ellos o mi hermana misma que se hagan cargo esos días de semana o los abuelos mismos. Pero la idea es seguir en campaña. A mí me gusta el campo, verdad? - Y te ha ido bien... - A sí. No me puedo quejar. Sí bien sé que es una zona de cuarzos y malos ratos... Pero, me siento muy conforme como he caminado y como soy recibido en todos lados... La idea que tengo es seguir en lo que estoy. ... Hasta ahora todos los años le he venido haciendo algo a la máquina. Hace tres años, con este que le puse motor diesel, este año ya metí la prensa. Y bueno ahora como que ya le puse lo máximo. Ahora con conservar. - Y mantener los clientes...
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- Pienso que eso fue lo que me llevó un poco más a comprar la enfardadora también. Si bien la lana no vale, los productores están decepcionados con la oveja... Está, me salió un lotecito bueno de ovejas este año, y bueno, saqué cuentas y fui y compré la prensa. Y bueno como que quedo armado para mantener el número de ovejas. Ya una máquina con prensa, es la primera del departamento, la primera máquina con prensa. Como que te sirve de apoyo. - ¿La prensa te ha significado poder cobrar un poco más en el vellón? - No, no, no. Con el tema de que la oveja, la ganancia es tan poca, si vos le hablás al productor como que le vas a aumentar, ya como que... Rechaza la prensa. En definitiva yo le pellizco un peso más. Es verdad. Porque si vos hacés una inversión de U$S 6.000 para salir empatando... - Pero ganás en personal, por ejemplo... - Claro. Por ejemplo en la bolsa. Yo la compro... Un muchacho compañero de N., él consigue precio para unas cuarenta prensas del país. Bueno, me sirvió de costado ahí, para yo entrar. Yo que era nuevo en el tema, yo compré junto con ellos. Y bueno no es lo mismo pedir 1.000 bolsas a 30.000 de repente. Las cuarenta prensas le comprábamos a una firma sola. Entonces si conseguís buen precio, yo se lo traspaso al productor, y bueno ahí ya le pellizco algo. Que para el año que viene tengo pensado cambiar un poco eso. Cobrarle un peso más al productor y hacerme cargo yo de la bolsa. Un suponer, este año estoy cobrando 92 centavos, 93, para el año le digo, bueno cuesta tanto la esquila y pongo yo el fardo. Hay que cobrárselo aparte, porque hasta el momento no he tenido inconveniente, pero me he dado cuenta -incluso me decía un técnico del SUL, M.- que lo mejor es incorporar la bolsa. La verdad que es la mejor forma. Yo le erré. Ahora ya pedí adelantado y no le voy a salir con otra cosa al productor. Pero ya hoy por hoy a medida que voy terminando el trabajo, ya les he comentado y están todos de acuerdo. - ¿Tenés, más o menos en la cabeza, la cantidad de productores que te contrataron este año? - Sacando los productores nuevos... - Todas las casas que vas a hacer. Nuevos y viejos.
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- Son unos veinte productores. Eran quince, dieciséis y tengo tres nuevos este año. Dieciocho o veinte, más o menos andan ahí. - Dieciocho o veinte establecimientos con 50.000 vellones... - Seguro. En sí, con menos de 1.000 vellones tengo un establecimiento solo, que hice este año. Esquilamos hace unos días. De más son de 1.200 vellones arriba. Porque la zona que yo hago, no es una zona de majadas grandes. Son productores chicos. Si bien hay algunos, como el caso de los S. con 17.000 vellones, tengo otra firma, ahí en el Rincón, que fue la que te comenté, son 9.000 vellones, ahí son tres casas. Tienen estancia en Mariscala, ahí en Colonia que este año no fui ahí, por problema de fecha no pude ir, quedamos ahí medio enganchados para el año que viene. Demás son productores de 2.000 ovejas, algunos 1.500. Si bien son estancias de muchas hectáreas de campo, pero han reducido la majada, a la mitad o más. Acá nomás esta gente, en esta estancia son 6 o 7.000 hectáreas y hoy por hoy estamos esquilando 1.000. En la otra estancia allá, que ya esquilé se esquilaban 5 o 6.000 vellones, 10.000 vellones entre las dos casas, entre las dos estancias, y el otro día esquilamos allá 1.900. Date cuenta que se está esquilando menos que lo que se esquilaba acá. En 12 o 13.000 hectáreas. Gente dedicada al campo para el arroz y tienen la oveja como un complemento, por el consumo y eso. Pero, por ejemplo, el tema de la prensa -no te terminé de hacer el caso- yo, por ejemplo, consulté con algunos amigos, y me dijeron”: ‘ta, y te vas a meter en una prensa, que sale miles de dólares, y la lana no se sabe lo que va a hacer, que va más para atrás que para adelante”. Sí, está, es cierto que no se sabe si va a mejorar algún día o no, pero yo mismo me he dado el aliento e incluso a algunos amigos les comenté que veía con más posibilidades de que siguiera en carrera la máquina que tuviera mejor equipo, verdad? la que brindara mejor servicio, si todos fuésemos para el tacho, posiblemente menos posibilidades de morir antes, era yo, en el caso de una máquina que tenga prensa, no me refiero a mí mismo, no? Porque está, el que brinde mejor servicio y tenga mejor equipo, ese es el que va a subsistir más, a mi manera de ver. - Seguro, si no seguiríamos esquilando con tijeras a martillo...
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- Seguro. Y bueno eso fue lo que me llevó un poco a innovar. Y para el año, voy a hacer un esfuerzo y voy a comprar balanza. Esta prensa viene sin balanza. Y bueno, ya hay muchos productores que me han pedido, que haga un esfuerzo y que ponga balanza. Para ellos la cosa es fundamental, que salga el fardo de la enfardadora y ya sepan los quilos que tiene adentro, verdad? Y bueno, voy a hacer lo posible para el año, si dios quiere voy a ver si se lo compro y ahí ya quedaría completo. - ...todas las comodidades más posibles. - Hace dos años puse el agua corriente, se instaló un molino. Pusimos la luz, a base de un motor. Trabajamos mucho, y gente que vemos de afuera (que se contrata) cuando va la máquina, no más, demás lo hacemos todo solos. Yo trabajo en madera, alambrado, el trabajo en sí, con ganado, ovejas, hacemos todo nosotros. Con mi padre, con la ayuda de mi familia. Mis hermanas, cuando estaban al lado de nosotros. Y bueno, nos dedicamos medio de lleno. Estando yo en mi casa, de lleno a lo nuestro. Y el tema de la máquina de a ratos libres, medio día, de tardecita, bueno, me dedico más a lo mío. Y bueno, por eso, como te decía hoy, nos cuesta un poco, medio pensar en la idea de irnos. Pensando que todo lo hemos hecho con gusto, ahí, todo hecho por nosotros. - Seguro, y las comodidades... - Seguro. Por ejemplo las casas allá son todas de material. No es por que sean nuestras, pero para campaña, son casitas lindas. No tenían piso, y pusimos piso. Se hizo un galpón grande, que ahí entra el camión, todo hecho por nosotros. Y bueno, los campos son campos, con un poco de maleza, pero son campos fáciles de trabajar. Son ocho potreros y todos así, alrededor de las casas. El más lejos, quince minutos de llegar a la portera. Y bueno, hay baño de ganado adentro del campo, hay baño de ovejas. El baño de ganado con agua corriente, lo tenemos. Sí, lo llevamos por pendiente, por gravedad. El año pasado le puse. Compré 200 y algún metro de plastiducto y llena solo. Vacías y se la sacás también al agua. Sin baldear para nada. Y bueno salieron el ruralcel y se puso teléfono. Ya si hay que llevar un bicho a la feria lo llevo yo en el camión,
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tenemos la camioneta para las vueltas. En lo posible, a medida que hemos ido pudiendo... - Y ese campo es el que tenía tu padre... o compraron algún pedazo más? - No, no, no. Es decir... Esas ochocientas cuadras. Todo el campo que tenemos ahí es todo comprado. Con laburo de todos te puedo decir, porque hace unos... Sí, yo nací en el campo y me crié, verdad? Mi padre ya hacía unos cuatro o cinco que trabajaba en el campo, y te puedo decir que hace unos cuarenta años que... o más, que esta trabajado mi padre en el campo. - Y empezó de cero? - Seguro. Y que nos armamos de campos propios, hace unos veinticinco años. Empezamos comprando cien cuadras, después vendimos esas cien y nos mudamos, a pocos kilómetros en esa misma zona... - O sea que tu padre empezó de cero? - Seguro de cero. Mi padre cuando arrancó, cuando se casó, tenía un caballo ensillado, nada más. Hasta ahora se acuerda, un caballo bayo. Bueno, y empezó a laburar por las estancias con mi madre. Mi madre hacía las tareas de limpieza y cocinaba y él como encargado. Inclusive más, donde empezó a trabajar, cuando recién se casó, fue en la casa que estamos ahora. - Y tuvo máquina, me dijiste... - Sí pero cuando se casó, ya había vendido la máquina. La tuvo siete años y la vendió. Y se casó y vino para ahí, donde estamos ahora. Empleado de un matrimonio que había ahí. Se fueron para el pueblo y ellos quedaron a cargo de 600 cuadras. Se fue... y como a los veintipico de años, treinta, le vino a pedir el campo en renta. La dueña le contestó así: “mire, yo no pensaba arrendarlo, el día que lo arriende, lo voy a tener en cuenta”. Y antes de los dos años lo llamó. Que fuera que le iba a hacer negocio. Teníamos cien cuadras arrendadas, cien cuadras arrendadas y cien propias. Pero no había posibilidad de extenderse. Porque eran todos productores chicos y era difícil comprar campo ahí en la vueltita. No había posibilidades. Trabajábamos con almacén, ahí en ese lugar. - Almacén de ustedes...
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- Seguro. Como que estábamos medio hastiados del almacén. El almacén medio como que te acobarda un poco, verdad? Y más en campaña. Noches enteras sin dormir. El almacén en campaña no cierra nunca. Bueno, entonces, se vendió las cien cuadras, se entregó el campo que se había arrendado y se le arrendaron setecientas cuadras ahí donde había trabajado mi padre. Y bueno, ahí empezamos a trabajar todos juntos y a caminar y a caminar, y era chacra y era campo y era chacra y era campo y a los quince años se compró un pedazo y a los seis, siete años se compró el resto y después se redondearon las ochocientas cuadras. Yo te puedo decir que si salgo con la máquina, tal vez laburo más que estando yo en mí casa, verdad? Porque con la máquina siempre estoy haciendo algo, limpiando, acomodando. Y llego a mi casa, y bueno, hay que ponerse al día con las tareas que están atrasadas por yo no estar y en los ratos libres atender la máquina, limpiarla toda, acomodarla para la zafra que viene, no esperar a que llegue la zafra. Sí hay algo para arreglar, tiene que ser ya en el momento, porque te acordás en el momento, porque después... es difícil. El año que arranqué con máquina... Arranqué con él. - ¿Cuántos años hace que estás con el agarrador? - Con el agarrador que nos conocemos, debe de hacer como quince años. Él conoce bien mi vida. De que nos conocimos, quince años atrás, hasta ahora...
Información suministrada por el maquinista, S. mientras acondicionaba las herramientas. Procediendo a su limpieza primero (con agua, jabón y un cepillo, para sacarle la grasa -suarda- producida por el lanar, que queda adherida a las tijeras de esquila) y luego a afilar cortantes y peines. Los cortantes son de uso general, utilizando uno cada 12 o 13 animales, según el estado de la majada, textura de lana, suciedad de la misma, etc. El costo de cada cortante son de unos $ 80 (de origen australiano). Hay tres cortantes para cada esquilador por cada peine.
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Los peines están identificados y cada esquilador utiliza los que le corresponden. Teniendo un juego de 3 a 4 a su disponibilidad. El costo de cada peine es de unos U$S 20 (de origen australiano). El esmeril tiene un costo de $ 40 y permite afilar las herramientas que luego podrán esquilar hasta 1.000 ovejas. El maquinista en los intervalos, aprovecha para limpiar y afilar los mismos dejándolos prontos para su uso.
- ¿Cambian de esmeril según el tipo de lana? - Claro. Porque tiene que ser suavecito el filo. - ¿Para Ideal, por ejemplo? - Ideal, merino. - Con otra piedra de esmeril y con otro tipo de filo... - No, se cambia el papel nada más, verdad? - Claro, pero le da otro filo distinto al cortante. - Ahí está. Esmeril de 80 y 120 se usa para lana fina. Lana gruesa, así como ahora, Romey y Corriedale, el 60 te anda bien. Para el peine. - ¿Y el cortante que esmeril lleva? - Generalmente el cortante es siempre el mismo, sea lana fina o gruesa. Lleva 120. El que varía es el peine. En lugares como estos, donde hay arena, aunque sea fina la lana, te conviene usar 60, porque al ser lana así, tiene que cortar mucho y tirar. - ¿Las herramientas las comprás en Treinta y Tres o las mandás pedir a Montevideo? - No, no, no. Se consigue ahí. Voy ahí se piden y las consiguen. Generalmente hay todo ahí. Aquí donde va la tijera, trabaja (el motor) a 2.700 revoluciones, setecientas vueltas por minuto. - y la afiladora esta a... - A 2.400, un poco más lenta está la afiladora. - Y todo esto, ¿dónde lo aprendiste?
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- Ah. Mirando. No, y yo hice el curso. Sí en Cerro Largo. Que lo da el SUL. Incluso tienen los fines de semana, para que les quede cómodo a todos. Si no tenés el curso, bueno... a golpes. - ¿Tú alcanzaste a salir con tu padre? - No, no, no. Yo ni nacido era. Cuando te vas iniciando siempre hay algún baquiano en la máquina. Ahora hay gente que no quiere escuchar a otros, a un esquilador ponele, yo hallo que no es así, porque equivocarnos, nos equivocamos todos, verdad? A los porrazos. ... un hormigueo, la máquina, parece que no, pero primeras dos, tres veces. Te lleva la mano. Te deja la mano como dormida. La primera vez, la tijera puede más que uno. La tijera agarra con el brazo para cualquier lado. A todos les ha pasado lo mismo. Vos la mirás y parece que la cosa ... y sin embargo no es tan así. Vos vas a esquilar y querés agarrar para acá y la tijera agarra para allá. Puede más que uno. Después sí. Entrás a dominarla y dominarla y ya a lo último, hacés lo que querés con ella. .... - ¿Y los trabajadores…? - La mayoría o son hermanos o son cuñados o son parientes. Él es hermano de este muchacho. Uno alto. Acá está el padre del y tíos hay cuatro. Y acá esta el cuñado de tres y hay otro cuñado más de dos. Y los dos velloneros, uno de cada lado son hermanos. Es decir. Todos prácticamente son parientes.
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Entrevista No. 5.
Fecha:
Noviembre del 2000.
Lugar:
Departamento de Treinta y Tres.
“Nosotros sabemos lo que hacemos.”
Comparsa con una máquina Tradicional donde dos esquiladores realizaban esquila según el método Tally Hi. Entrevista realizada al maquinista. Un joven de 35 años. Hijo del dueño de la máquina. Hace quince años que sale con su padre a la zafra, realizando tareas de asistente y de chofer, así como también la parte del mantenimiento mecánico de la máquina de esquila. Está casado y tiene dos hijos en edad escolar, quienes concurren a la escuela. Vive en la ciudad. Nunca vivió en el campo. Su profesión es mecánico (su capacitación en esta tarea es formal). Es poseedor -junto con su padre- de un camión de porte mediano y una zorra, a parte de la máquina de esquila. Su vestimenta de trabajo - championes, pantalón deportivo de algodón, una remera y un gorro con visera - denotaba mejor estado que la de cualquier integrante de la cuadrilla. Así mismo, luego de finalizar la jornada laboral, al haberse higienizado y cambiado de ropa, la misma, ostentaba también de ser de mejor calidad y estar en mejor estado que la del resto de la comparsa. Vaquero, una campera de media estación de algodón, remera tipo “polo” y championes. Disponía de un teléfono celular, el cual lo acompañaba - visible - a todos lados, colgado de su pantalón. Al conversar con nosotros, dejó el mismo, visiblemente sobre una mesa próxima. Observamos que tanto en la pausa realizada el mediodía, así como también en la tarde, al finalizar la labor, su higiene personal la realizaba solo, contrariamente
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a la forma realizada por el resto de la cuadrilla que compartían el baño (y en algunos casos dos o tres integrantes iban conjuntamente hasta un arroyo cercano para bañarse en él), siendo ésta una instancia para comentarios sobre la tarea de la jornada así también como también alusiones personales disimuladas bajo la forma de presuntas “bromas”-. En cuanto al lugar seleccionado por el mismo, para tomar mate y descansar, en horas del mediodía y de la tarde, éste se encontraba a metros de los pequeños grupos ( de tres
y cuatro trabajadores) conformados por el resto de la
comparsa. No estando integrado a ninguno de estos “sub-grupos”, pero no tan apartado de éstos como para estar aislado (pudiendo ver y escuchar a todos los allí presentes). Disponía de una radio, la cual en un breve instante - durante el mediodía encendió para escuchar dos o tres noticias de un informativo radial. Nos preguntó sobre la situación general de la Universidad, -por la problemática del presupuesto - así como por la situación laboral - en términos generales - en Montevideo. Esto durante la conversación mantenida al mediodía y pudiendo ser observado y oído por todos. El conocimiento de los tópicos era a nivel de titulares informativos.
- ¿Cuántos años hace que sale tu padre con esta máquina? - Debe de hacer cuarenta, cuarenta sí. No sé exactamente pero es fácil sí, desde hace treinta años lo menos, de maquinista, sí, como propietario. Yo ahora estoy porque él tiene problemas de salud, yo hace quince años que vengo saliendo. Con otros trabajos... Este año lo estoy haciendo como maquinista porque yo tengo que estar capacitado para eso, no? El año pasado ya lo hice por razones de salud de él, no? Porque en estos trabajos hay que estar bien de salud. La vida de uno... es una vida que a veces se pone en condiciones ásperas, no? Acá a veces llueve en los galpones, la vida no es como en la casa de uno.
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Sí, a parte de andar pasando trabajo en los caminos, y arreglando cosas, si se rompió una tijera ir a arreglarla, y conseguir gente, como ahora este muchacho que se enferma, llevarlo para el pueblo; es complicado? Estar en todo, por eso estoy yo. Aquí en el caso de nosotros, en el caso de esta empresa, se ha agrandado, lo que ha decrecido es el número de productores, hay otras empresas (de esquila) que han desaparecido. - Lo que quiere decir que entonces hay algunos productores que tienen más ovejas? - No, no. Algunos desaparecen, aparecen otros, pero la lana tiende a haber menos por la baja rentabilidad. Como no le es rentable, igual el tipo las mata a las ovejas, se achica o se liquida. - Ustedes cobran siempre lo mismo o ha habido alguna variación? - Los precios se van ajustando de acuerdo al costo de trabajo como en cualquier empresa. Se cobra a porcentaje y se cobra... depende de los valores... porque la herramienta que uno usa, los fierros son todos en dólares, esta dolarizado eso, y el atraso cambiario ya automáticamente cambia los precios. Un peine vale veinte dólares, el año pasado los veinte dólares esos creo que estaban a $ 11.60, ahora estos veinte dólares los estamos pagando a $ 12.30, si sube a quince pesos mañana, eso es lo que vamos a tener que pagar, ese es el costo, el atraso cambiario... después sube todo, la galleta... y la mano de obra, los impuestos y el combustible, o sea se va aumentando el costo porque hay que aumentarlo... o si no desaparece (la empresa). Es difícil ese tema porque uno tiene que saber la línea media, no es una tarifa fija, es una tarifa donde hay variantes. - ¿Ah sí? - Seguro, esta la competencia primero. - Y esas variantes, ¿dependen del establecimiento, si tiene 5.000 ovejas cobran un precio, si tiene 1.000 cobran otro? - No, no. En esta empresa no es así. Hay otras que sí. Hay empresas que yo sé que han hecho eso, pero en esta empresa no. - Y tan mal no les ha ido, para estar cuarenta años...
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- Nosotros sabemos lo que hacemos. - Se ve que en la zona están bien catalogados... - Mal no nos ha ido. Hay que saber manejar las cosas, es como todo. Pero esta complicada la mano. - Así que antes de salir, ya saben todo el itinerario, todo lo que van a hacer, cuantos días van a estar... -dependiendo un poco del tiempo- pero más o menos tienen todo organizado? - El maquinista, antes de salir, tiene todo preparado. - Eso ¿cuándo lo contratan? En el correr del año? o por ejemplo, este año, esquilaste la majada y quedan más o menos apalabrados para el año que viene? - Exactamente. Uno esquila y el productor va y le dice a uno: “bueno, mirá que quiero esquilar el 18 o 20 de noviembre del año que viene”. Uno va y arregla. Y los va intercalando. Si hay un productor de noviembre, que quiere esquilar, yo que sé, el 10 de octubre, uno va y arrancaría un 7 de octubre para esquilar... Uno calcula la cantidad de días que va a tener - aproximado -, el rendimiento que tiene para cada establecimiento. Siempre eso libre del estado del tiempo o algún desperfecto mecánico. - Claro, o algún accidente... - Seguro, un muchacho (esquilador) el otro día se golpeó ahí, sin querer... ya dice que está bien, que va a venir ahora... pero estos trabajos son peligrosos... pero uno ya cuando sale, acá en esta empresa ya sabe lo que se va a hacer. - ¿Ya tienes todo organizado? ¿Y con los esquiladores? ¿Son más o menos los mismos o cambia mucho? - Nosotros cambiamos muy poco. Han habido años que se han llevado las mismas comparsas. Este año vinieron, creo que tres nuevos, pero todos han dejado por... por... no porque se deba, sino que se ha dejado, han entrado otros, han tenido otra oferta más interesante y se han quedado, pero en general hay muchachos que tienen veinte años con nosotros. Se dedican a eso. Pasa que es gente que así como esquila, es gente que necesita. O sea hacen la zafra y eso,
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no? Y hay otros que van intercalando con otras cosas, entonces si de repente tienen otra oportunidad... y bueno no salen. - ¿Tú vives todo el año de esto, o tienes alguna otra cosa? - No, yo trabajo con mi padre. Trabajo todo el año en esto y transporte. Yo soy mecánico. Soy mecánico y me gusta la mecánica, pero soy también chofer; tengo profesional de camiones, o sea yo tengo libreta profesional. - Claro, porque esto se corta ahora en diciembre y después... - Este año estamos con los corderos gordos, esos... para exportación y nosotros los hemos hecho (esquilado), hay otros que no los hacen, o sea no han tenido oportunidad... Y después, en cualquier parte del año uno esta abierto, sí que... no es la temporada. Tiene sus fechas. Tiene un cliente, mi padre, que se dedica a eso, a engordar y exportar corderos gordos. También se hace desoje, todo lo que es relacionado con la esquila. Ahora como la lana ha bajado, al productor no le da, entonces eso ha bajado también en invierno. Se esquilan corderos gordos, porque al productor le deja un buen dinero, como ellos mismos dicen. - Pero si se para la exportación, esta todo parado... - Esta todo parado, exactamente. Todo depende de la salida y hasta de tener las praderas, porque los corderos son engordados a pradera. Todo depende de un montón de cosas. Hay gente que esta ocupada y no puede. Nosotros hemos andado bien en eso. Este año esquilamos como cuatro mil bichos, no me acuerdo bien -antes de la zafra-... y ahora estamos en zafra. - Después ahora en febrero y marzo, arrancan con los corderos... o no? - En el caso de nosotros arrancamos más tarde. Por los clientes. Hay gente que tiene corderos prontos para marzo y hay otros que no. Este muchacho que nosotros le esquilamos, no sé... los tiene más tarde... junio, julio, agosto. El cordero gordo se hace trimestralmente. Ellos lo preparan... y hay algunos que lo tienen pronto en esa fecha, otros no. Nosotros hemos arrancado más tarde siempre. Hay otros maquinistas que han esquilado en febrero... - O sea que más o menos estás todo el año en la vuelta de esto? - Todo el año. Seguro. Me dedico a eso, eso y el transporte. Después arroz. Aquí en la zona arroz. Y bueno cuando estoy parado en mi casa hago mecánica
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también, pero eso lo hago más bien... Yo estoy en esto. En esto y para esto. En la máquina. - Pero no sólo la máquina, también en la organización, porque tenés que hablar con los productores, tenés que... - O sea cuando uno es maquinista esta en todo. O sea, el maquinista no es solamente ponerse atrás de la máquina. El maquinista tiene que hacer todo. Si me toca lo hago. - Más o menos tenés idea de cuántas ovejas esquilan en cada zafra? Sacando cuenta de que se esquilan aproximadamente 600 por día - como me dijiste - y tres meses, que serían 100 días estamos hablando de 60.000 ovejas... - No, no. No. Pero el promedio es más bajo. - Por los días de lluvia y... - Desde el momento que uno se mueve hace de repente un promedio de 300 ovejas por día. El año pasado hicimos 450, creo que fue. - Esquilando cuantos días? Cien días. - No, no. Menos. Cuarenta días. - O sea, cuarenta por cuatro, dieciséis. - Sí, se baja el promedio porque el promedio cae por un montón de cosas. Transporte... Ayer nomás salimos... terminamos de mañana, de tarde y vine acá y esquilé... ochenta ovejas se esquilaron, más o menos. O sea, toda la tarde fue de viaje. Bueno y hay cosas... una tijera... - Si cae mucho rocío, tenés que esperar... - Exactamente, depende del productor, hay gente que no te echa (la majada para esquilar) con rocío, hay otros que sí echan. Que eche o no eche, depende de él. Entonces es muy variable. Eso sí que no hay nadie que lo diga. Es impredecible. Depende del tiempo. Si uno dice, está en una estancia donde están equipados, donde haya techo... - ... seguro, de repente encierran en la noche y... - Nosotros hemos ido a establecimientos donde hay. Encierran y uno sabe que tiene la mañana asegurada, pero... aquí no hay nada.
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Depende también de las condiciones de las ovejas. Las ovejas, si están feas de esquilar, el esquilador baja el rendimiento, es normal eso... y si está linda aumenta. Si uno agarra una majada fea se nota que baja el rendimiento. O sea es imposible... (calcular el rendimiento). - Pero más o menos sabés cuantas se esquilan por temporada? - Sí, nosotros este año vamos a andar alrededor de las 20.000. 20.000 animales, no vellones, porque vamos a llegar con corderos. El año pasado se esquiló creo que 19.000 y pico, algo así. Pero cinco años atrás esquilábamos 29.000 o 30.000. Se ha ido reduciendo. - El cordero, más o menos durante el año, cuántos llegan a esquilar? - Bueno, la esquila fuera de zafra, el año pasado esquilamos como 4.000, pero hemos esquilado otros años hasta 8.000 entre corderos y pre-parto, eso es muy variable. .- .. y capones? - No, capones poco. El capón ha bajado, porque como el capón lo usan para la carne y eso, el capón ha bajado mucho. Oveja, borrego y cordero. Como la lana no vale. - Y en la comparsa, ¿son como trece, no? - Con la de seis tijeras, somos trece. Esta máquina se hace de ocho. El año pasado salimos con siete tijeras, pero se puede llevar a ocho. Este año somos trece. - Así que entonces la gente tiene las tareas conocidas? - En esto, es como cualquier trabajo. - No te podés quedar en mitad de la correntada... - A claro, si viene uno desconocido, que uno no lo conoce, que no sabe si sabe, eso puede ser... en la esquila se necesita mano de obra especializada. Como que uno tenga un taxímetro y vaya y ponga un herrero. Tiene que ser un tipo que sepa. Gente que sepa hacer el trabajo. Que ya haya trabajado en algún lado.
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- Por eso te decía, la parte mecánica de reparar la máquina, la parte de personal de más o menos armar el cuadro, la parte financiera... que la comida, que los impuestos, que los sueldos, que bueno que me falta, que conseguir... - Después el trato con el dueño del establecimiento. - ... y aparte de eso la locomoción... - Yo en este caso, hago todo. Soy el chofer. Hay gente que no tiene ni camión y bueno, pagan el transporte. - Tuviste un buen maestro... cuarenta años a tu padre. - Seguro, yo aprendí. El sabe. Puede ser que haya otro que ande mejor... no sé. Yo tengo un tío también que tiene máquina grande. - Ya viene de familia. - Nosotros estamos igual quince, diecinueve días sin ir al pueblo. - ¿Vos tenés la familia en el pueblo? - Sí. Nosotros salimos, pero si llueve, no volvemos. Solo en caso de urgencia. Hay otros que vuelven, yo no. Soy el primero que sube al camión y soy el último en bajarse. - Es una actividad que te gusta, no? - A mí me gusta. O sea, tengo vocación, pero también tengo responsabilidad. Hago las cosas a mi criterio, no es que a mí se me antoje eso y... no, las cosas hay que hacerlas como hay que hacerlas. Sé lo que tengo que hacer, o creo que sé lo que tengo que hacer porque cuando quedo al frente se trata de hacer funcionar. - ... que no debe de ser fácil... - Es como todo. Hay que estar. Hay que estar empapado en esto. Fácil no es, no. Si no cualquiera lo haría, y nadie habría desaparecido... pero con esta crisis tremenda que ha habido. .... Después de una parada de tres y media a cuatro, dónde en esta máquina se les da un refrigerio, avena y en otros casos se ha dado cascarilla o también se ha dado cocoa otras veces también. Y después de tarde la cena, a las siete, siete y algo.
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- Y eso, lo proveen ustedes o ha habido algún arreglo con el establecimiento? - No, no. En este caso el establecimiento lo único que nos aporta es el animal. El animal va por cuenta del establecimiento y el agua. Demás el resto va todo por cuenta nuestra. En este caso, en otros casos los maquinistas han arreglado que son mantenidos. Pero nosotros nunca lo hemos hecho. En este caso de esta empresa trabaja todo así. - Te da otra independencia porque bueno, sabés que comés bien y... - Nosotros lo hacemos así. Yo encuentro que es lo normal. Porque que lo mantengan a uno no esta bien. - Y cómo te arreglás con eso? Cuando salen ya tienen una plata? - Hay que tener banca. Vas cobrando y vas pagando. - No, pensé que de repente sacabas algún crédito en el banco... - No, no. Porque ahí sí que nunca más. .- .. o sea que la vas llevando, a medida que vas cobrando... Arrancás con un capital para moverte. - Ah sí. Y cuesta más, yo que sé, la herramienta. Es imponente. Como ser, veinte dólares cada peine y de herramientas mil dólares. Hay quienes pagan a treinta días, sesenta días a bajo interés, como es normal. Yo si me hiciera cargo de hacer eso, lo haría así. Mi padre trabaja contado. - Así que nueve años... por lo que me contabas. - Aquí en la zona. Mi viejo hace cuarenta años que está trabajando. - O sea que se han ganado un respeto...
Señalamos que él está encargado de la máquina de esquila. Su padre - dueño de la misma - visita esporádicamente la comparsa. En esta oportunidad, así lo hizo, junto con nosotros -equipo de investigación- y un técnico del SUL. Durante el mediodía, su padre se sentó integrando un sub-conjunto con el técnico mencionado y él no participó de este sub-grupo. Durante la jornada laboral, sentado, observaba el trabajo realizado. En algunas ocasiones realizaba su tarea de afilar los peines y cortantes de la máquina y
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revisar el estado general de la misma. Si bien su padre estaba en el mismo galpón, luego de haber intercambiado algunas impresiones en la mañana, cuando éste - el padre - llegó, no se establecieron comunicaciones posteriores entre padre e hijo e inclusive los lugares desde donde observaban la tarea eran diferentes.
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