El proveedor y sustentador

lección 8 16 al 22 de febrero Jesús. El proveedor y sustentador «Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riq

1 downloads 91 Views 658KB Size

Recommend Stories


Proveedor:
HOJA DE SEGURIDAD ACIDO CLORHIDRICO 1. IDENTIFICACION DEL PRODUCTO Nombre comercial: Sinónimos: Fabricante/ Proveedor: Dirección: Teléfonos: En casos

PROVEEDOR FECHA DE TERMINO
H. AYUNTAMIENTO DE SAN LUIS POTOSI CONTRATOS DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS 2016 ene-16 FECHA DE INICIO TIPO DE CONTRATO CELEBRADO 4/01/2016 CONTRATO D

Story Transcript

lección 8 16 al 22 de febrero

Jesús.

El proveedor y sustentador «Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús». Filipenses 4: 19

76

sábado Job 37: 14, 15; Jeremías 5: 22

Introducción

16 de febrero

La luz de la creación

No pasa un año sin que en algún lugar del mundo ocurra un grave desastre. Inundaciones, huracanes y tsunamis destruyen vidas, hogares y medios de vida. Nadie argumentaría que los mares tienen «el derecho» de violar sus límites ya establecidos inundando las regiones costeras. De hecho, la gente considera un desastre cuando el mar va más allá de la costa, recordando que Dios mismo ha puesto «la arena como límite del mar» (Jer. 5: 22). Dios también estableció límites al comportamiento humano. Sin embargo, no pasa un día sin que haya innumerables violaciones a sus mandamientos, resultando en desastrosas consecuencias físicas y espirituales. En forma sorprendente, a menudo aducimos que tenemos el «derecho» de violar dichos límites.

Las maravillas de la creación de Dios nos deja anonadados. En los días del profeta Jeremías el pueblo de Dios se había olvidado de las normas, utilizando engaños para enriquecerse y rehusando defender las necesidades de los pobres (Jer. 5: 27, 28). El resultado fue desastroso. Dios les dijo: «Las iniquidades de ustedes les han quitado estos beneficios» (v. 25). Debido a las leyes de la creación existe un comprobado orden en el mundo. Por tanto, violar esas leyes tendrá consecuencias directas. En su bondad, Dios en forma sencilla y amorosa nos comunica el orden de todo de forma que podamos evitar las consecuencias. Seremos prudentes al conocer y mantenernos dentro de los límites establecidos por él. ¡Pasar por alto el orden divino, conduce al desorden! Las maravillas de la creación de Dios nos deja anonadados. Lee cómo Job reaccionó en Job 37 y 38. Escucha cuál es el papel de Dios en la naturaleza. «¿Sabes cómo controla Dios las nubes, y cómo hace que su relámpago deslumbre?» (Job 37: 15). «¿Qué camino lleva a la morada de la luz? ¿En qué lugar se encuentran las tinieblas?» (Job 38: 19). Las majestuosas creaciones de Dios —ya sean las hermosas aves o los resplandecientes peces—, representan misterios para nosotros. Sin embargo, según le recuerda Dios a Job, todas las maravillas de nuestro mundo son hechura de sus manos creadoras. Cuando observamos su maravillosa creación nuestra única respuesta es la misma de Job: Estas son «cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas» (Job 42: 3). Al estudiar la lección de esta semana respecto a la forma en que «Dios lo sustenta todo», piensa que él también te sostiene a ti y provee para tus necesidades.

Rachel E. Leer, Lebanon, Pensilvania, EE. UU. RECURSOS ESCUELA SABATICA ® www.escuela-sabatica.com

77

domingo 17 de febrero

Logos Un paisaje transformado

Génesis 1, 2; 2: 15; Éxodo 12, 13; Mateo 4: 1-17; Romanos 12: 6

Todo congelado (Gén. 1: 1)

Yo amo mi jardín. Sin embargo, como vivimos en la región central de EE. UU., el invierno reduce la belleza de mi jardín a un paisaje desolado y cubierto de nieve. El huerto del Edén no era así. El Edén poseía una impresionante belleza durante todo el año. Fue en ese huerto que Adán y Eva aprendieron de la maravillosa creación de Dios y acerca del gozo y la perfecta armonía que se disfrutaba con él y entre ellos. Eso fue hasta que Satanás hizo su aparición, trayendo malas yerbas, espinas, destrucción y muerte. Un gran contraste (Gén. 1; Mat. 4: 1-17)

No se puede evitar hacer un contraste entre el paisaje de Génesis 1 y Mateo 4: 1-17. En ese último texto, el mismo tentador que una vez entró al jardín de Dios ahora le da la bienvenida al Señor a su dominio: un desierto peligroso y estéril. El desierto puede darnos una imagen de lo que el mundo, y la vida, se convierten cuando Satanás se sale con la suya. De un solo golpe, el gozo del Edén fue reemplazado con la desolación que produce la vergüenza. Sin embargo, ¡Jesús triunfó en el mismo terreno de Satanás! La victoria de Jesús nos provee la oportunidad de nosotros también obtener la victoria: un triunfo que le muestra al enemigo que ya él ha cesado de gobernar nuestras vidas. Esa es una victoria que nos asegura que viene el día cuando dejaremos de luchar en el desierto de Satanás para se introducidos al cielo, donde el gozo del Edén será nuestro para siempre. La obra del Todopoderoso (Gén. 1: 27; 2: 15)

Mientras observamos la naturaleza y la gente que nos rodea, recordamos que Dios nos hizo como algo único para que cumplamos un propósito especial. La tendencia natural es a mirar a lo alto para contemplar el «cuadro general», mientras que otros miran hacia abajo y se enfocan en los detalles. Ambas perspectivas, así como sus detalles, son importantes. Una no es mejor que la otra. Dios provee y nos sustenta al concedernos talentos individuales y dones espirituales de forma que podamos obrar unidos como un cuerpo denominado: iglesia. En la Biblia vemos a Dios deleitándose con su creación. Génesis 1 nos recuerda el máximo logro del proceso creativo: «Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó» (Gén. 1: 27). Luego Dios le encargó a los seres humanos la tarea de cultivar el huerto (Gén. 2: 15). Antes de la creación «la tierra estaba desordenada y vacía. Sus elementos estaban todos mezclados, totalmente desorganizados y sin vida». Luego, mediante la obra del Todopoderoso, la desorganización se convirtió en «los cielos y la tierra», llenos de estrellas, con un sol y una luna. Lleno estuvo el planeta de toda clase de

78

El primer versículo de la Biblia habla de suficiente gloria y majestad. árboles, de flores, de aves, de animales, de peces y finalmente de un hombre y una mujer. Mediante las maravillosas obras de la Deidad —con el Hijo haciendo la voluntad del Padre y como agente de la creación actuando el Espíritu Santo— la tierra se convirtió en una maravilla para ser contemplada. La historia comenzó su larga marcha de esa forma, hasta llegar al día de hoy. Génesis 1: 1 nos proporciona suficientes elementos como para que estemos contemplándolos toda una vida. El primer versículo de la Biblia habla de suficiente gloria y majestad como para que permanezcamos mudos ante Dios. Del mismo modo que no existiríamos sin su poder sustentador, tampoco disfrutaríamos del universo sin su poderoso acto en el momento de la creación. Con reverencia nos maravillamos acerca de lo sucedido «en el principio». Sí, mediante una alabanza muda nos maravillamos ante las palabras: «Dios, en el principio creó los cielos y la tierra». Luego leemos y nos postramos en adoración. ¡Jamás ha sido algo tan fascinante! El amor de Dios por nosotros es tan profundo que se nos hace difícil entenderlo. Nos impacta a través de las tinieblas de este mundo de pecado, aunque no somos en gran medida merecedores de tal gracia. La Biblia afirma que antes de que Dios creara nuestro planeta, él había decidido mostrar la profundidad de su amor por nosotros a través de la muerte de su Hijo en la cruz (1 Ped. 1: 13-21; Apoc. 13: 8). En mi imaginación echo una mirada hacia ese tiempo pasado y veo al Señor levantando montañas hasta puntos majestuosos, cortando valles para el flujo de los ríos y ensanchando inmensas llanuras. Lo contemplo creando los poderosos océanos y los hermosos lagos. Luego veo que hace una pausa para meditar en la bondad de su creación. Él observa la parte del mundo donde su Hijo habrá de nacer. Conoce que Jesús será rechazado y crucificado. Con un movimiento de su mano él podría borrar al mundo y librar a su Hijo de la agonía de la cruz. Pero él no lo hizo. No lo hace. A causa de su amor, el Hijo vino a la tierra y fue muerto. El pagó la condena por nuestros pecados. En Juan 3: 16 leemos: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna». PARA COMENTAR

¿Qué te revela el relato de la creación encontrado en Génesis 1 y 2, respecto a Dios como tu sustentador y proveedor? Farrah Paterniti, Taylor, Michigan, EE. UU.

79

lunes

18 de febrero

Testimonio Diseñado por Dios

Deuteronomio 14-16; Marcos 12: 28-44

Vivimos en un mundo agitado y parecería que simplificar nuestras vidas ¡jamás ha sido tan complicado! Sin embargo, Dios provee un período de descanso que puede sustentarnos física y espiritualmente. Durante seis días él obró para organizar nuestro mundo. Pero en el séptimo día él descansó, demostrando así que aquel descanso es apropiado y correcto. Jesús nos mostró la importancia del mismo cuando descansó junto a un pozo, luego de una larga caminata (Juan 4: 6); asimismo, cuando él se durmió en un bote (Mar. 4: 38) También descansó cuando él y sus discípulos se alejaron de las multitudes (Mar. 6: 31, 32). Si el Señor descansó de su obra creadora y de su ministerio terrenal, nosotros también necesitamos descansar de nuestro trabajo. Nuestros períodos de descanso nos refrescan para momentos de servicio.

«Cualquiera sea la suerte que nos toque, permaneceremos con Dios». «El sábado nos invita a contemplar la gloria del Creador en sus obras creadas. Y a causa de que Jesús quería que lo hiciéramos, relacionó sus preciosas lecciones con la hermosura de las cosas naturales. En el santo día de descanso, más especialmente que en todos los demás días, debemos estudiar los mensajes que Dios nos ha escrito en la naturaleza. Debemos estudiar las parábolas del Salvador allí donde las pronunciara, en los prados y arboledas, bajo el cielo abierto, entre la hierba y las flores. Cuando nos acercamos íntimamente al corazón de la naturaleza, Cristo hace que su presencia sea real para nosotros, y habla a nuestros corazones de su paz y amor. »Y Cristo ha vinculado su enseñanza, no sólo con el día de descanso, sino con la semana de trabajo. Tiene sabiduría para aquel que dirige el arado y siembra la simiente. En el barbecho y en la siembra, el cultivo y la cosecha, nos enseña a ver una ilustración de su obra de gracia en el corazón. Así, en cada ramo de trabajo útil y en toda asociación de la vida, él desea que encontremos una lección de verdad divina. Entonces nuestro trabajo diario no absorberá más nuestra atención ni nos inducirá a olvidar a Dios; nos recordará continuamente a nuestro Creador y Redentor».* PARA COMENTAR

Contesta las siguientes preguntas con el fin de determinar si necesitas un descanso: ¿Me siento estresado o estresada cuando emprendo mis actividades cotidianas? ¿Me es difícil encontrar paz y gozo? ¿Despierto cansado o cansada? * Consejos sobre la salud, p. 163.

80

Mark Andrew Paterniti, Taylor, Michigan, EE. UU.

martes Jeremías 1-2; 1 Pedro 2: 9-17

Evidencia

19 de febrero

La lista de tareas para hacer

Como sustentador y Creador, Dios tiene una lista de tareas para realizar. Eso incluye revelarse a sí mismo y a su gloria mediante la naturaleza y mediante su pueblo. En 1 Pedro 2, vemos que Dios nos ha hecho en forma especial. «Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa». Al contarles a otros respecto a la forma en que nos ha llamado «de las tinieblas a su luz admirable» y la forma en que nos ha mostrado su misericordia (1 Ped. 2: 9, 10), el Señor recibe la gloria que únicamente le pertenece a él. Cuando Jesús nos sustenta y nos ayuda en las pruebas, él recibe alabanzas, honor y gloria según somos «probados por fuego» (1 Ped. 1: 6, 7).

Él nunca nos dejará solos. También llevamos a otros a él cuando obedecemos las leyes y a las autoridades «por causa del Señor» (1 Ped. 2: 13). Asimismo cuando utilizamos los dones y talentos que Dios nos ha dado para apoyar a otros y a nosotros mismos. Él también es «alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos» (1 Ped. 4: 11). Si la principal prioridad divina es revelar su gloria, nuestro privilegio y responsabilidad como su pueblo será reflejar dicha gloria. En Génesis 1, cuando Dios habló todo «fue hecho» (Gén. 1: 7, 9, 11, 15, 24). Dicho de otra forma, las palabras de Dios son verdaderas y poderosas. Cuando él habla algo sucede. Mientras leo acerca del origen de nuestro mundo y del poder de las palabras de Dios, pienso en otras cosas que el Padre y el Hijo han dicho, otras promesas en las que podemos confiar. Jesús les dijo a sus seguidores: «Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano» (Juan 10: 28). Si ponemos nuestra confianza en él, podemos estar seguros de que tenemos la vida eterna y que viviremos con él para siempre. El autor de Hebreos dijo: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré» (Heb. 13: 5). Por tanto podemos confiar que Dios proveerá y nos sustentará en cualquier circunstancia. Él nunca nos dejará solos. Una de las promesas de Jesús más consoladoras es la que dice: «vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté» (Juan 14: 3). Debido a que él lo dijo, podemos creerlo y esperar confiadamente la llegada de ese día.

Rachel S. Tandug, Davao, Filipinas

81

miércoles 20 de febrero

Cómo actuar

Alabar a nuestro proveedor y sustentador

Génesis 1: 1-13

Génesis 1: 1 no es el único lugar de la Biblia donde podemos leer acerca de la creación. Entretejidas a lo largo de las Escrituras se encuentran menciones de la forma en que Dios diseñó a nuestro mundo. Las mismas nos dicen una y otra vez lo importante que es creer que el universo y el mundo existen a causa del brazo poderoso de Dios y que él es nuestro Sustentador y nuestro Proveedor. Una de las principales razones para explorar lo que dice la Palabra de Dios respecto a la creación es que podamos brindarle la alabanza que él se merece. ¿Cómo podemos alabar a Dios? Hay muchas formas de hacerlo. A continuación presentamos algunas. Alaba a Dios con acción de gracias. David nos exhorta: «ofrece a Dios tu gratitud» (Sal. 50: 14) y «con acción de gracias lo exaltaré» (Sal. 69: 30). Cuando estamos agradecidos o agradecidas por lo que Dios hace por nosotros es más fácil enfrentar las dificultades. ¿Qué dificultad podrías estar enfrentando ahora que se puede aligerar al agradecer a Dios por algo que él ha hecho por ti?

La bondad de Dios se muestra en toda la creación. Alaba a Dios mediante la música. Cuando los israelitas escaparon de Egipto, María y las demás mujeres tocaron instrumentos, cantaron y danzaron en agradecimiento a Dios por librarlos de la esclavitud y guiarlos con seguridad a través del Mar Rojo. Piensa en la forma que puedes alabar a Dios mediante la música. ¿Puedes acaso tocar algún instrumento o cantar algún himno? Escuchar alguna música preferida que te inspire a amarlo más es también una forma de alabanza. Alábalo mediante su obra creadora. La bondad de Dios se muestra en toda la creación. «El Señor es bueno con todos; él se compadece de toda su creación» (Sal. 145: 9). Por otro lado, el Salmo 148: 3-6 instruye al sol, a la luna y a las estrellas a que lo alaben porque él los creó y señaló las órbitas en que los cuerpos siderales se mueven. Ellos realizan sus movimientos con una gran exactitud, dentro de los límites que él les ha señalado. Su obra creadora también incluye lo que él hace por nosotros respecto a nuestra salvación. Él murió por nuestros pecados. Además él vive en nuestros corazones mediante su Espíritu Santo, de forma que podamos ser como él es. ¿Qué parte de la naturaleza te inspira a alabar a Dios? ¿En qué sentido su salvación te ha inspirado a alabarlo en palabra y acción? PARA COMENTAR

¿Por qué es importante alabar a Dios por las numerosas formas en que él nos sustenta y provee para nuestras necesidades.

82

Leonardo del Rosario, Jr., Davao, Filipinas

jueves Romanos 12: 21

Opinión

21 de febrero

Adán, Eva y yo

Cuando Adán y Eva enfrentaron la tentación por primera vez, muchas cosas había en su ambiente que no nos afectan hoy a nosotros. Vivían en un lugar perfecto y en una sociedad no corrupta. No se le pudo echar la culpa a ninguna influencia familiar por la decisión errada que ellos tomaron. Adán y Eva surgieron en la mañana de la creación como seres maravillosos. No tenían una herencia pecaminosa, tampoco podían culpar al ambiente por su caída. Había muchos pecados que ellos no podían cometer. No podían cometer adulterio. No podían robar. No podían deshonrar a su padre o a su madre. No podían levantar falso testimonio en contra de su prójimo. No podían codiciar las propiedades ajenas.

Debemos aborrecer el mal. Pero la esencia del pecado en aquel momento era la misma de hoy: desafiar a nuestro proveedor y sustentador. En el momento crucial de su tentación Adán y Eva lo tomaron en serio lo que Dios había dicho. En las tentaciones que enfrentamos hoy debemos también decidir si creeremos que el Señor nos proporcionará las fuerzas para hacer lo correcto. Debemos también reconocer que el pecado puede destruir nuestra relación con él. Asimismo necesitaremos su perdón si pecamos. Si observamos los titulares de la prensa veremos lo mal que está el mundo actual. Mira televisión, navega por Internet o habla con tus amigos y encontrarás una abundancia de opiniones respecto a todo lo que anda mal en el planeta. Será muy fácil reconocer todo lo que está malo. Cuando los terroristas cometieron los atentados de aquel mes de septiembre, el mundo entero condenó aquello como un acto de maldad. El horrible poder de aquellos acontecimientos paralizó a la gente e hizo que se sintiera desprotegida. Eso es precisamente un resultado del mal: nos hace sentir desprotegidos. Pero no lo estamos. El apóstol Pablo señaló la respuesta correcta. Debemos aborrecer el mal (Rom. 12: 9), no debemos pagar mal, con mal (v. 17), y no dejarnos vencer por el mismo (v. 21). La bondad es la víctima real del mal; la bondad que Dios diseñó como parte de la creación para que todos la disfrutáramos (Gén. 1: 4-31), la bondad que nuestro sustentador y proveedor nos proporciona. Es cierto, el mal acapara los titulares; pero la bondad de Dios es más poderosa y él desea que la utilicemos a su favor con el fin de vencer a nuestro enemigo.

Glenn Brian Ente, Subic, Zambales, Filipinas

83

viernes 22 de febrero

Exploración Nuestro proveedor

Génesis 1; Éxodo 15: 26; Nehemías 9: 21; Proverbios 3: 5-6; Malaquías 3: 10; Mateo 7: 9-11; Lucas 12: 32; Filipenses 4: 19; Apocalipsis 21: 1-4

PARA CONCLUIR

Desde las primeras palabras del Génesis hasta las promesas finales del Apocalipsis, Dios se presenta como aquel que suple todas nuestras necesidades. Como nuestro Creador, él se relaciona con cada uno de nosotros con un amor paternal. Él se preocupa profundamente por las necesidades de sus hijos. Las Escrituras contienen numerosos relatos de personas que lo buscaron y lo encontraron cuando lo necesitaban. Él dice que abrirá las compuertas del cielo y nos concederá sus dones, incluyendo el disfrute de su reino. Incluso, ¡nos hará una tierra nueva! Ojalá que aceptemos nuestra dependencia de él, alabándolo por nuestros triunfos y acudiendo a él en nuestra necesidad. CONSIDERA

• Leer Génesis 1 y 2 haciendo una lista de formas específicas en que Dios suplió las necesidades físicas, emocionales, intelectuales y espirituales de Adán y de Eva. • Poner música al texto de Filipenses 4: 19. Mostrar esa canción a tu clase de Escuela Sabática. • Leer los siguientes relatos acerca del cuidado de Dios: Génesis 21: 9-20 (Agar); Génesis 22: 1-19 (Isaac); Éxodo 16 (los israelitas); Isaías 53 (el Mesías); Mateo 14: 13-21 (los cinco mil). Luego haz un dibujo respecto al relato que más te guste. • Hacer un listado de tus necesidades personales dedicando a diario un tiempo para orar al respecto. • Pedirle a Dios que te muestre alguna persona a quien puedas ayudar en su nombre. Entrega a dicha persona comida, ropas o hazle llegar una palabra de ánimo de acuerdo a su necesidad, diciéndole lo mucho que Dios la ama. • Leer en su totalidad alguno de los Evangelios subrayando cada promesa que en­ cuentres y reconociendo a la vez que Dios las cumplirá. PARA COMENTAR

 euteronomio 8: 6-18; Salmo 23. D El Deseado de todas las gentes, cap. 39, Carlyle B. Hanes, Dios envía un joven; Janet Kobobel Grant, Trusting That God Will Provide: A Study on Ruth, Zondervan.

84

Santiago Fernández, Lincoln, Nebraska, EE. UU.

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.