EL PUERTO DE SAN ANTONIO

J U A N MUJICA De la Academia Chilena de la Historia EL P U E R T O DE S A N A N T O N I O NOTICIA HISTORICA Santiago de Chile IMPRENTA "EL ESFUE

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J U A N

MUJICA

De la Academia Chilena de la Historia

EL P U E R T O DE S A N A N T O N I O NOTICIA

HISTORICA

Santiago de Chile IMPRENTA "EL ESFUERZO" Eyzaguirre 1118 1947

PUERTO DE SAN ANTONIO Sumario

La tierra y sus pobladores La industria pesquera El establecimiento parroquial La formación del puerto El progreso en tres siglos.

La tiertfa y sus pobladores Establecido el campo de las huestes del adelantado don Diego de Almagro, que venía en jornada descubridora, por la ribera norte del río Aconcagua, al comenzar el invierno de 1536, ordenó el avance de una columna hacia el sur. Fué señalado para esta empresa temeraria —conocida la cualidad guerrera de los indios qu" habitaban las zonas del sur, comenzando en el Maule— el valiente capitán Gómez de Alvarado. Este era hombre de rancia casta militar —cuyos servicios lucen en muchas páginas brillantes de la historia americana y española— y tomó rumbo a lo desconocido, acompañado por un grupo de valientes soldados, no más de noventa, y algunos indios amigos que les acompañaban en su larga travesía desde el Cuzco. Alvarado, fué con sus compañeros el descubridor de la tierra chilena hasta las orillas del Itata. Su paso por la comarca de lo que sería San Antonio debió realizarlo a mediados del mes de julio, siguiendo la ruta de la costa, para aprovechar la travesía del Maipo y demás ríos transversales en los balseaderos que .utilizaban para sus viajes los naturales del país. Fracasada la empresa de Almagro, vino, cuatro años más tarde, hacia el famoso Cfhile, el valiente capitán extremeño Pedro de Valdivia. Llegó a las riberas del Mapocho en diciembre de 1540, y dos meses más adelante echó los cimientos ruta, el ingeniero don Joaquín Villarino. > Cuando' la línea no llegaba más que a Melipilla, es decir, cuando el ramal estaba aún a medio camino, fueron notables los esfuerzos de la empresa de los ferrocarriles en el sentido de proseguir el ramal hasta su término. El consultor técnico de la empresa, don Omer Huet, expidió una serie de informes sobre el tema "Ferrocarril de Santiago a San Antonio", manifestando la necesidad de esta línea. En informe elevado al ministerio de industria y obras públicas, el 26 de abril de 1900, el señor Huet habla ya de "una urgencia excepcional", para una vía de transporte como la de Santiago a San Antonio. "Se facilitará así —prosigue— la salida de los cereales y minerales hacía los puertos extranjeros; el despacho de los animales, pasto, carbón, madera y frutos del país hacia el norte y las demás regiones del territorio; la llegada de los artículos de Europa, que encontrarán vías más directas hacia los centros de consumo'", Hizo notar el talentoso ingeniero' la •conveniencia, para la capital de contar con un buen puerto a una distancia poco mayor de los cien kilómetros, considerada, además, la gradiente suave y uniforme que tendría esta nueva ruta ferroviaria. Otro acreditado profesional, el ingeniero don Enrique Vergara Montt, nombrado jefe de la comisión que realizaba los estudios^ para la prosecución del ferrocarril hasta

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San Antonio —que ya funcionaba normalmente en los 59 kilómetros que corren de la capital a Melipilla— defendió con justificados argumentos la necesidad de dar término a esta línea férrea y la inmediata consecuencia de establecer un puerto moderno en este punto. En sesión de la Cámara de Diputados, celebrada el 17 de agosto de 1901, se trató por vez primera el problema de abordar el estudio serio de habilitar el puerto de San Antonio como la futura" comunicación marítima de las provincias de Santiago á Curicó con el mundo de los negocios. Lleva el honor de haber planteado esta cuestión el ilustre marino, entonces investido con la representación del pueblo en el parlamento, don Ramón Serrano Montaner, hermano del héroe de la Esmeralda, y hombre amante de su terruño y de la grandeza de su patria. El 15 de diciembre de 1^03 se leyó sn el Senado un mensaje del Presidente Riesco, presentado por su ministro de Obras Públicas, don Francisco Rivas Vicuña, en que se pedía el despacho de la ley de expropiación de los terrenos por los cuales "debería correr la línea de Melipilla a San Antonio. El proyecto fué aprobado al día siguiente por dieciséis votos contra uno. En la Cámara, con informe favorable expedido por la comisión formada por los diputados don Arturo Alessandri, don Octavio Astorquiza. don Joaquín Echenique y don Guillermo Pinto Agüero, se aprobó por unanimidad, sin debate alguno. Ya se había salido de un grave aprieto y quedaba el camino expedito para que el ferrocarril prestase sus inestimables servicios de comunicación de la capital con su gran puerto más cercano en el breve tiempo de ocho años. Creada la comuna de San Antonio en virtud de la ley del 22 de diciembre de 1891, la ilustre municipalidad celebró su primera sesión el 6 de mayo de 1894 a la una de la tarde. Presidióla don Agustín D'Alantjon, como presidente de la comisión calificadora, y asistieron a la misma los señores don Alfredo Cerda, don José Segundo Plaza, don Pedro Juan Oíate, don Pedro Antonio Moyano, don Bernabé A. Cerda y don Juan Alvarez. Prestaron los regidores electos el juramento de estilo y después de leídos los documentos del caso, se procedió a verificar la elección de alcal-

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des, resultando elegidos, para primer alcalde don José S. Plaza, don Agustín D'Alangon para segundo y para tercero don Pedro Antonio Moyano, Fué nombrado secretario de esta corporación don Manuel A. Cartagena y tesorero don José del Carmen Hinojosa. Se acordó celebrar sesiones ordinarias todos los domingos de 1 a 4 de la tarde. No pudieron concurrir a este acto dos regidores electos: don Alberto Barros y don José Félix Valdés. El departamento de San Antonio fué creado por la ley 3,212, promulgada el 22 d'e enero de 1917, siendo Presidente don Juan Luis Sanfuentes y Ministro del Interior don Enrique Zañartu Prieto. Años después se le 'suprimió y restablecióse en virtud de la ley 5,287, cuando desempeñaba por segunda la vez la Presidencia de la República don Arturo Alessandri, el 6 de octubre de 1933. Diósele jurisdicción en las comunas de San Antonio y Cartagena.

El progreso en tres siglos

El puerto de San Antonio no ha llegado al progreso que actualmente goza por el mero capricho de las personas que tuvieron la feliz idea de promoverlo. El gran historiador chileno, padre Alonso de Ovalle, en su "Histórica Relación" lo cita con estas palabras: "Cerca del puerto de Valparaíso está el de San Antonio, que es también muy bueno y muy seguro y cae a la boca del río Maipo". El ilustre jesuíta escribía esto en 1640. En el censo levantado el año 1787 aparece un cuadro de la población de este distrito y en él figuran once hacendados que con la riqueza explotada acrecentaban el comercio regional. A fines del siglo XVIII la población avecindada en el puerto viejo, alcanzaba a 720 habitantes,' por lo cual la autoridad eclesiástica estableció aquí una vice-parroquia en 1797. Posteriormente disminuyó esta cantidad de pobladores. Largo sería relatar circunstanciadamente el interesante episodio de las operaciones bélicas que la escuadra de lá Confederación peruano-boliviana realizó en San . Antonio el año 1837. El 27 de noviembre surgieron en la bahía las corbetas "Confederación" y "Socabaya", seguidas del bergantín "Congreso", que ya habían incursionado por Talcahuano y las islas de Juan Fernández. Al día siguiente apresaron al buque chileno "Feliz Inteligencia", que se encontraba cargado de maderas. Después desembarcaron en varios botes algunos oficiales y tropa, pero tan valientemente atacados por los milicianos que guarnecían el puerto que emprendieron luego el regreso a sus naves, quedando un oficial y algunos soldados en poder de los defensores. El gobernador de Melipilla, don Angel Ortuzar, "avanzó con una columna militar para rechazar el ataque de las fuerzas del mariscal Santa Cruz, cuyo poder quedaría abatido en los campos de Yungay por el ejército chileno que mandaba el general don Manuel Bulnes, dos años más tarde. El glorioso soldado que acabamos de citar, ocupando la presidencia de Chile, dictó el decreto que ordenara la ejecu-

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ción de las primeras obras públicas para habilitar en forma adecuada este puerto, con fecha 14 de enero de 1850. Refrendó este importante acto un eminente estadista: su Ministro de Hacienda don Antonio García Reyes. Mandó en este decreto que el director del cuerpo de ingenieros civiles dispusiese a uno de sus oficiales para que levantase un plano circunstancial, marcando todos los accidentes del puerto detalladamente y que señalase el terreno en que debería establecerse la futura población. El citado ingeniero determinaría el punto apropiado para construir un muelle, formando los planos y presupuestos de la obra. Ejecutaría también una planta de la población, distribuida en sitios, teniendo presente que el objeto principal éra la construcción de bodegas de depósitos, las cuales deberían estar situadas con acceso al muelle. Mandaba también señalar el lugar en que debería situarse la oficina del resguardo y otras que convieniese establecer. El avalúo eje los terrenos sería hecho conforme al justo precio de la propiedad en aquel momento. Seis años más tarde solicitó don Gregorio de Mira autorización gubernativa para construir un muelle particular en el puerto viejo de San Antonio, y considerando que no existía ninguno fiscal, el Presidente don Manuel Montt concedió este permiso, comisionando al gobernador de Melipilla para que diese ubicación al muelle sin perjuicio del uso público. Por decreto del Presidente don José Joaquín Pérez, dictado el 24 de noviembre de 1865, visto el informe evacuado por el jefe de la aduana del puerto nuevo de San Antonio, y considerando que la construcción de un muelle en este nuevo puerto mencionado era de reconocida utilidad para el comercio general, concedióse a don José Hurtado y Alcalde permiso para construirlo. Debería instalarse en la caleta situada cuadra y media al sur del referido puerto nuevo, y bajo la condición de nc cobrar en ningún caso derechos más altos que los establecido por el fisco. La importancia de San Antonio quedó manifiesta du rante el bloqueo que la escuadra española puso a Valparaíst este último año. Fué habilitado como puerto mayor y p más importante de Chile en aquellas desgraciadas circunstan cias. En su bahía hubo tanto movimiento de buques que al

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canzó a un promedio de treinta naves despachadas diariamente. En 1873 destaca el devenir histórico un hecho fundamental para el desarrollo económico de la comarca. Un grupo de respetables promotores del progreso chileno, movió una nueva empresa con el justo deseo de acrecentar bienes y que daría óptimos frutos al porvenir del puerto. Se formó la Sociedad de Bodegas de los puertos de San Antonio. Los accionistas que comparecieron ante el notario don Ramón E. Rengífo, el 2 de enero de aquel año, para labrar el instrumento público que contiene los estatutos respectivos fueron don Manuel Egidio Ballesteros, por 5 acciones; don Vicente Balmaceda, por 5; don Pedro José Barros B., por 25; don Lauro Barros, por 25; don Emilio Concha y Toro, por 10; don Melchor Concha y Toro, por 10; don Joaquín Díaz Besoaín, por 1; don Ramón Eyzaguirre, por 2; don Donato Morel, por 2; don Enrique de Putrón, por 4; don Marcelo Salas, por 1, y don Francisco Subercaseaux, por 4. La sociedad fué establecida "con él objeto de comprar y explotar el establecimiento y bodegas, situados en el puerto nuevo de San Antonio, y construir nuevas bodegas en el puerto viejo_ de San Antonio, Asimismo, se extenderá el negocio a la compra y venta, por cuenta propia y ajena, de trigo, cebada y otros frutos del país que llegan a depósitp en dichas bodegas". La sociedad tendría una duración de diez años, prorrogabas por acuerdo de los accionistas. Se constituyó el capital con ciento ochenta acciones de mil pesos, que podría aumentarse en cincuenta mil pesos más si lo acordare la misma junta general. Los estatutos fueron aprobados por decreto del 13 de marzo de aquel mismo año, que lleva las firmas del Presidente Errázuríz Zañartu y la de su Ministro de Hacienda don Ramón Barros Luco. Este eminente servidor público, cuarenta años más tarde prestaría como Jefe del Estado su entusiasta colaboración para las faenas de transformar a San Antonio en uno de los más importantes puertos de la costa chilena. El 12 de mayo de 1874 los gobernantes recién nombrados autorizaron la construcción de un muelle en el puerto viejo, particular de la Sociedad de Bodegas. El embarque y desembarque de pasajeros sería libre, no pa-

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ganan derecho alguno las mercaderías fiscales, las de particulares sólo deberían satisfacer un centavo y medio por cada cien kilos de peso, y la misma cantidad por cada cien litros de los artículos sujetos a esta medida. En los pescantes del muelle podrían colocarse sin retribución alguna los botes del resguardo y de la subdelegación marítima. Se concedió a la sociedad una extensión de 20 metros de frente sobre 40 de fondo, contados hacia tierra desde la línea de la más alta marea, para que construyese una bodega apropiada a la carga que debía moverse en el muelle. Este mismo año promovió el ilustt^ hombre público, don Benjamín Vicuña Mackenna, una campaña parlamentaria y periodística en pro de la ejecución de las obras portuarias que demandaba San Antonio. El movimiento marítimo hacía indispensable resolver este asunto. Como una muestra del auge comercial del puerto, allí resguardado sólo por la naturaleza, tomaremos el movimiento estadístico de 1885. Desde el l 9 de enero al l 9 de mayo de aquel año embarcaron por este puerto con destino al extranjero 1,088 toneladas de cebada inglesa, 2,309 de trigo y 771 de cebada corriente; con destino al comercio de cabotaje se embarcaron 220 de trigo y 2,300 del, último grano. El 7 de septiembre de 1910, siendo Vicepresidente don Emiliano Figueroa Larraín fué promulgada la ley que autorizó contratar las obras de mejoramiento de este puerto. El domingo 5 de mayo de 1912 celebróse la iniciación de estas obras ,con gran solemnidad. Acudió a ésta fiesta el Presidente Barres Luco, su comitiva encabezada por el Ministro de Hacienda don Pedro N.- Montenegro, la banda del regimiento Pudeto y la del orfeón de policía.' En San Antonio fueron atendidos por su alcalde don Alberto Barros y por el gerente de la casa Galtier, don Guillermo Camp. Con esta firma el gobierno había contratado la ejecución de las obras portuarias el 29 de julio del año anterior, por la suma alzada de 9.750,000 pesos oro de 18 peniques, debiendo realizarse en el plazo de 4 añosr El 3 de mayo de 1914 hizo el Presidente Barros su segunda visita oficial para conocer estas obras marítimas, cuya labor avanzaba de manera halagadora. El 22 de octubre del año siguiente, cuando la guérra mundial originaba dificultades casi inevitables, hizo

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Barros Luco la visita oficial de inauguración de las obras allí realizadas. Acudieron para rendir los honores de ordenanza las unidades de la armada' "Chacabuco", "Lynch" y "Condell" y el regimiento de infantería Buin. Una selecta comitiva acompañó al Presidente en esta histórica ceremonia, en la cual figuraba su antiguo compañero de la revolución de 1891, el almirante don Jorge Montt, que había honrado el solio presidencial de Chile. Barros Luco, rompiendo la rigidez protocolar, se levantó para pronunciar un discurso bellamente improvisado, que fué de gran satisfacción para cuantos lo escucharon, pues en él manifestaba el gran polínico su vivo deseo de que San Antonio llegase a ocupar el puesto que justamente merecía en el concierto del progreso nacional. En aquella ocasión fué inaugurada la carbonera elévada, que tenía una grúa tan potente que podía levantar 5,000 kilos, y un andarivel para la descarga del carbón. ¡Durante la primera gestión presidencial de don Arturo .Alessandri se marcó un ritmo avanzado de progreso para el puerto, no obstante la mezquina campaña que en su contra mantenían ciertos elementos. Ya en 1914, Alessandri, ministro de hacienda, había dado una solución a dificultades que se presentaron para realizar las' obras de la antigua caleta maipina. Al ocupar la presidencia no escatimó jamás su colaboración para proseguir la buena política de dotar al país con un nuevo puerto. Alessandri promulgó el 11 de febrero de 1922 la ley que consultaba 3.500,000 pesos para la terminación de los trabajos del puerto que ya tenía bastante movimiento. Con este aporte financiero/ se ejecutaron también las bodegas, servicio de alcantarillado y agua potable para la población y el alumbrado público. Al dar cuenta en el congreso nacional de su labor, el l 9 de junio inmediato, expresó: "La explotación de los puertos será iniciada sólo en el de San Antonio, cuyo movimiento comercial, que era de 131,400 toneladas en 1920, llegó en 1921 a 288,777". Al año siguiente, la carga movida en los muelles del mismo puerto, alcanzó a 350,000 toneladas, En mayo de 1923 envió Alessandri a la cámara un proyecto de ley que elevaba a San Antonio a puerto mayor. Como no se despachase este asunto y siendo indispensable autorizar operaciones aduane-

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ras donde ya tenían importantes embarques y desembarques las grandes firmas de Braden Copper, Ford Motor, W. R. Grace, West India Oíl y Fock, expidió Alessandrí el decreto de 4 de setiembre de 1924, que autorizaba el coníercio por este puerto en igualdad con Valparaíso. Al salir del país, poco después el gran presidente, tenía la satisfacción de sentir que había puesto todo su empeño en bien de San Antonio, para que el desarrollo de la vida económica contase con tan importante estación marítima. Ya también estaba el puerto, desde hacía algunos años comunicado con el trozo de ferrocarril de Paine a Talagante, que tanto facilita la salida de los productos procedentes de Rancagua, Colchagua v Curícó. El progreso portuario de San Antonio no ha podido ser más halagador. En la estadística de 1940 aparece que fueron despachadas en sus muelles 800 naves, con un total aproximado a dos millones de toneladas de registro neto. San Antonio y su comarca constituyen una zona de singular belleza y especialmente dotada para el turismo. Las hermosas playas de Las Cruces, Cartagena, Llolleo y Santo Domingd son preferidas por innumerables persona? que desean gozar de los encantos marítimos. Además del progreso comercial existe un notorio adelanto en todos les órdenes de la vida social. La educación se imparte en buenos establecimientos de grado elemental y secundario, públicos y particulares. Existen buenas salas de espectáculos, semejantes a las mejores de las capitales provinciales. Los servicios de salubridad, beneficencia y. asistencia social están, dotados en forma adecuada. En la última década del siglo XIX se estableció en San Antonio la imprenta, órgano universal para conducir la" cultura. Es una nota de justo orgullo que en esta localidad, entonces una pequeña aldea, apareciese un periódico el 10 de noviembre de 1895. Se titulaba "Los Tiempos", y continuó editándose hasta 1917. Alrededor de veinte publicaciones periódicas han surgido en San Antonio desde aquella fecha, animadas por el noble deseo de fomentar, día a día, el progreso que merece para el bien de la nación.

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