EL SISTEMA INMUNE. Problemas de la salud relacionados con el Sistema Inmune

EL SISTEMA INMUNE El Sistema Inmune está encargado de la protección del organismo. No es el único mecanismo que se encarga de la defensa del organismo
Author:  Irene García Río

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Acción de la vitamina D3 en el sistema inmune Universidad Nacional de la Plata (Argentina) Facultad de Ciencias Médicas Cátedra de Patología B (UNLP)

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Artículo de Revisión Alergias y el sistema inmune: una revisión desde el aula. Allergies and Immune system: a review from the classroom. Laura María G

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EL SISTEMA INMUNE El Sistema Inmune está encargado de la protección del organismo. No es el único mecanismo que se encarga de la defensa del organismo. La piel y las mucosas, por ejemplo, no forman parte del Sistema Inmune, pero forman barreras físicas que separan el interior del exterior y protegen al organismo.

Barreras externas La piel es un epitelio estratificado formado por muchas capas de células de las cuales las últimas son células muertas. Contiene una proteína llamada queratina que le da resistencia. Las mucosas son epitelios sin queratina y por ello son más débiles. Todo el recubrimiento del tubo digestivo y del respiratorio, la capa más externa de la vagina, el glande y los labios son mucosas. La superficie que cubren as mucosas está en el interior del cuerpo en su mayor parte y es mucho mayor que la que recubre la piel. Las mucosas pueden ser estratificadas (formadas por muchas capas de células) o no estratificadas (formadas por una sola capa). En este caso son más débiles y por ello suelen estar recubiertas de moco, una sustancia pegajosa que forma una barrera química que ayuda a formar la barrera. Tanto la piel como las mucosas son barreras que separan el interior del exterior del cuerpo, pero en ocasiones se rompen, por ejemplo cuando tenemos una herida, y por la rotura pueden entrar microorganismos que pueden provocar infecciones. El Sistema Inmune se encarga de eliminarlos. Esta no es su única función. También protege al organismo del cáncer. Las células cancerosas son células del propio organismo que tienen un mal funcionamiento. Son como una infección, pero con la diferencia de que lo que crece dentro del cuerpo no son microorganismos extraños sino células propias del cuerpo que se han vuelto “locas” y se multiplican sin control formando un tumor. El Sistema Inmune también nos protege de ellas: las detecta y las mata.

Problemas de la salud relacionados con el Sistema Inmune Los problemas para la salud relacionados con el Sistema Inmune pueden venir de un mal funcionamiento u ocurrir con un buen funcionamiento del mismo.

Por mal funcionamiento: Inmunodeficiencias: Se trata de un funcionamiento insuficiente o inexistente del Sistema Inmune. Como consecuencia del cual, cualquier infección, por suave que puede resultar para la gente normal, puede ser terrible y hasta mortal para el individuo inmunodeficiente. El caso más frecuente en la actualidad es el SIDA (sindrome de inmunodeficiencia adquirida) que es el resultado de la infección del organismo por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana). Autoinmunidad: El Sistema Inmune reconoce las células propias del organismo y las diferencia de las células infectadas por virus o de las células tumorales. Pero en ocasiones el Sistema Inmune no reconoce a las células propias y las ataca. Es el fenómeno llamado autoinmunidad. Enfermedades como la diabetes de tipo I (la que se manifiesta en individuos jóvenes, no la que se produce por malos hábitos alimenticios), el lupus eritematoso sistémico, algunas enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, por ejemplo, son enfermedades autoinmunes.

Alergias: La alergia es una reacción inmunitaria desmedida frente a un agente externo que es muy poco peligroso. Lo que le hace daño al cuerpo, no es el agente en sí (por ejemplo el polen) sino la reacción inflamatoria que desencadena el sistema Inmune frete a él. La reacción puede ser tan fuerte que puede llegar a matar al individuo.

Trastornos para la salud con buen funcionamiento del Sistema Inmune Rechazo en los trasplantes. Cuando una persona recibe un trasplante, el Sistema Inmune reconoce el órgano trasplantado como algo extraño y lo puede atacar hasta matarlo, es el llamado rechazo. Para minimizar al máximo la posibilidad de rechazo, se buscan donantes que tengan muy parecido al receptor el conjunto de proteínas que reconoce el Sistema Inmune. Este conjunto de proteínas se llaman complejo de histocompatibilidad. Aun así, los receptores de trasplantes, deben ser inmunosuprimidos para minimizar el riesgo de rechazo, pero esto les hace más sensibles a las infecciones por microorganismos. El rechazo también se puede dar en transfusiones sanguíneas cuando los grupos de donante y receptor no son compatibles Rechazo injerto contra huésped Es un caso de rechazo que sucede cuando lo que se trasplanta de un donante a un receptor es el Sistema Inmune (debe hacerse en los casos de leucemia). Entonces este Sistema Inmune trasplantado puede rechazar por completo todo el organismo del receptor (huésped) lo que conlleva a la muerte del mismo.

Células del Sistema Inmune Las funciones del sistema inmune están principalmente mediadas por un conjunto de tipos de células sanguíneas llamadas leucocitos o glóbulos blancos. Estas células se dividen en dos grandes grupos, las células con núcleo esférico y las células con núcleo lobulado. Dentro de las células con núcleo esférico tenemos los linfocitos que pueden ser de dos tipos: linfocitos B y linfocitos. Los linfocitos son los responsables de la respuesta inmune específica, esto es, dirigida a un agresor concreto. Es la parte del Sistema Inmune más evolucionada y más potente. En la imagen se ve un linfocito rodeado de glóbulos rojos. Se observa que son células de pequeño tamaño, poco mayores que los glóbulos rojos, y que tienen poco citoplasma. Son casi todo núcleo. El color que se observa a la imagén es resultado de una tinción.

Linfocito

Las células con núcleo multilobulado, se dividen en macrófagos y granulocitos. Estos a su vez, se dividen en eosinófilos, basófilos y neutrófilos. Estas células se encargan de fagocitar (comer) los cuerpos extraños (que no pertenecen al cuerpo) y así eliminarlos. Cuando se produce una herida, se segregan sustancias que llaman a estás cálulas. En la página web del instituto hay unos vídeos interesantes, En uno se vé como un macrófago persigue una pipeta que está vertiendo sustancias de las que el cuerpo usa para llamar a estas células. En otro se vé como persiguen a una bacteria y en otro cómo se la come. La acción de este tipo de células por sí mismas corresponde a un tipo de respuesta inmune inespecífica, esto es, no está perfectamente dirigida a una diana concreta. En el caso de la respuesta mediada por linfocitos, si se dirige contra un tipo de bacteria concreta, no ataca a otras bacterias, mientras que los macrófagos y los granulocitos atacan a todas. Podría parecer que es más eficaz el trabajo de los fagocitos, pero no es así, los linfocitos median la respuesta más potente. En cualquier caso estas células cooperan, los linfocitos “marcan” los cuerpos extraños para que los fagocitos los reconozcan más fácilmente y se los coman.

basófilo

neutrófilo

eosinófilo

Órganos del Sistema Inmune En el Sistema Inmune tenemos dos tipos principales de órganos, loe hematopoyéticos que son los órganos en los que se fabrican las células del Sistema Inmune y órganos que filtran diversos fluidos para extraer aislar las sustancias extrañas. Dentro de los órganos hematopoyéticos tenemos el timo, que es el órgano donde maduran los linfocitos T y la médula ósea que es el origen de todas las células sanguíneas. Dentro de los filtros no encontramos los ganglios, el bazo y las amígdalas. Los ganglios son órganos pequeños del orden de un centímetro de diámetro. Se encargan de filtrar la linfa que es un fluido semejante a la sangre, pero en la que sólo hay leucocitos. El sistema linfático es un conjunto de vasos, parecidos a los sanguíneos que recorre todo el cuerpo. Los ganglios filtran este fluido por lo que en ellos es donde se acumulan sustancias extrañas y células tumorales, por ello cuando a alguien se le extirpa un tumor, se le suelen extirpar también los ganglios próximos para evitar metástasis. Los ganglios están por todo el cuerpo, pero hay zonas donde hay mayor cantidad, como el cuello, las axilas y las ingles. Cuando hay una infeción, los gánglios de la zona próxima suelen inflamarse.

Distribución de gánglios en el sistema linfático El bazo es un órgano pequeño, del tamaño de un puño. Está en la cavidad abdominal, detrás del estómago y debajo del diafragma. Este órgano se encarga de filtrar la sangre de impurezas. Las amígdalas están a ambos lados de la garganta y están encargadas de filtrar el aire.

Respuesta Inmune El Sistema Inmune puede responder de diferentes maneras a diversas agresiones. Estas respuestas las podemos dividir en dos grandes grupos: respuesta específica y respuesta no específica. Con la palabra específica indicamos que se trata de una respuesta dirigida contra un agente concreto; cuanto más específica, más concreto es el blanco de la respuesta.

Respuesta Inflamatoria Se trata de una respuesta inmune inespecífica. Se produce cuando por algún motivo hay daño celular. Cuando se rompen células, por ejemplo por una herida, se segregan unas sustancias capaces de llamar a las células inmunitarias fagocíticas (macrófagos o granulocitos). Una de estas sustancias es la histamina, pero no es la única. Los fagocitos son células grandes, de forma que para que puedan llegar bien a la zona donde hay daño celular, también se segregan sustancias vasodilatadoras. Consecuencia de todo ello es el enrojecimiento, el aumento de la temperatura y el abultamiento típico de las inflamaciones. Una vez en la zona de la agresión, las células fagocíticas se comen todos los cuerpos extraños que encuentren y los restos de células propias rotas.

Respuesta mediada por linfocitos B La respuesta inmune mediada por linfocitos es una respuesta específica, esto es, dirigida a unas dianas muy concretas. Los linfocitos B responden frente a moléculas externas. Estas moléculas pueden estar aisladas o formando parte de un microorganismo como un virus o una bacteria. Las moléculas capaces de producir respuesta de los linfocitos B se llaman de manera genérica antígenos.

Cuando un linfocito B reconoce una molécula extraña (antígeno), intenta fabricar una proteína llamada anticuerpo que se una específicamente al antígeno. Para que esto suceda, el linfocito B tiene que cambiar, tiene que “aprender a fabricar esas molécula, lo que no es inmediato. Un vez que ha aprendido, se diferencia y se transforma en célula plasmática fabricante de anticuerpos. Una vez que los linfocitos B han aprendido a fabricar anticuerpos contra un antígeno concreto, si el antígeno vuelve a estar presente, la respuesta es mucho más rápida, porque los linfocitos no tienen que aprender, ya “saben” fabricar el anticuerpo que se une al antígeno. Este es el mecanismo de funcionamiento de las vacunas, se intenta enseñar a los linfocitos. La forma de hacerlas es poniendo en contacto al individuo a vacunarse con antígenos presentes en el microorganismo del que queremos hacer la vacuna. Se puede hacer inoculando directamente el microorganismo causante de la enfermedad; pero, para que no haya peligro, se le ha quitado vitalidad o incluso se les ha matado previamente. También se pueden usar extractos de moléculas del microorganismo en cuestión y no el microorganismo en sí. Los linfocitos B aprenden a fabricar los anticuerpos, de manera que si el microorganismo entra el el cuerpo, la respuesta del Sistema Inmune es tan rápida que podemos no darnos cuenta de nada. Si por ejemplo estamos vacunados contra la gripe, no significa que el virus no entre en nosotros, sí entra; pero lo eliminamos tán rápido que no nos sentimos enfermos en ningún momento. Los anticuerpos son proteínas capaces de unirse específicamente al antígeno que lo ha originado y no a otras moléculas. Tienen, además, al menos dos sitios de unión con el antígeno y un sitio de reconocimiento por los macrófagos.

Zonas de unión al antígeno

Zona de reconocimiento de macrófagos Anticuerpo

Si una bacteria o un virus son atacados por anticuerpos, estos se pegan a sus moléculas, impidiendo que estos se puedan unir a nuestras células, con lo que ya no nos pueden hacer daño. Además los macrófagos van a reconoces los anticuerpos y se comerán a la partícula rodeada por ellos.

Respuesta mediada por linfocitos T Se trata de un tipo de respuesta específica. Esta respuesta proporciona protección frente a infecciones por virus (y en general, patógenos intracelulares) y frente al cáncer. Cuando un virus se introduce dentro de una célula, utiliza la maquinaria química de esta para reproducirse. Se producen muchas copias del virus hasta que la célula termina por explotar vertiéndose un monton de nuevos virus que pueden infectar otras células. Los virus se multiplican en el interior de las células donde no están en contacto con las células del sistema inmune. Pero como medida de seguridad, todas las células exponen en su menbrana exterior una muestra de lo que se están fabricando. Si un virus se está reproduciendo en el interior de la célula, aparecen muestras de proteína vírica en la membrana de esa célula. Los linfocitos T son los encargados de reconocer esa situación y pueden responder de dos formas, dando una señal a la célula para que se

“suicide” (apóptosis, muerte celular programada) o bien le indican a otras células del sistema inmune que las maten. Este mecanismo también proporciona protección frente a células cancerosas. Las células cancerosas han tenido una modificación en su información genética que les hace perder el control de su reproducción, de manera que se multiplican continuamente formando un tumor. La modificación en su información genética hace que produzcan proteínas anómalas que se muestran en el exterior de la célula. Una vez más, son los linfocitos T los que reconocen esta situación y o bien programan a la célula para que se suicide o le indican a otras células del sistema inmune que las maten. Es un mecanismo muy similar a la protección frente a virus que se están reproduciendo dentro de la célula. El problema estriba en que la célula tumoral es una célula propia del organismo que le puede pasar desapercibida al sistema inmune.

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