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San Jacinto-Río Páez Aprender a renovarse - Un cambio que funciona - "La naturaleza es hermosa" Trabajar para el éxito - "Con los pozos estamos contentos" - La importancia de la conciencia comunitaria - Tecnología y prácticas para un buen ordeño Riego para el progreso - Viajar y disfrutar nuevos sabores
Editorial
CAPACITAR, TRANSFORMAR Y VIVIR MEJOR El apoyo a iniciativas que favorecen el mejoramiento continuo de las condiciones socioeconómicas y medioambientales, en las que las comunidades de los municipios de Paicol y Tesalia llevan a cabo sus diferentes actividades productivas, es un compromiso que sigue avanzando con solidez en esta región. El interés y la participación activa de las comunidades en el diálogo y la labor conjunta con la Empresa, para adelantar proyectos y sugerir alternativas de progreso que fortalecen la vocación económica, empresarial y productiva en lo ganadero, agrícola y turístico es firme y continúa su proceso de desarrollo. Iniciativas que, de la mano de las organizaciones de la comunidad, promueven la conservación y protección de los recursos naturales, en especial del agua y del bosque, y el saneamiento ambiental. Proyectos que capacitan y entregan las herramientas necesarias para afianzar el bienestar económico y social en lo personal y comunitario, la participación corresponsable y el compromiso decidido para aprovechar y hacer viables nuevas opciones que mejoran, efectivamente, la calidad de vida de la región. Es este un proceso irreversible de formación para la vida en el que, con el apoyo de HOCOL, las personas han asumido la responsabilidad de su desarrollo y la transformación del entorno en el que viven.
APRENDER A RENOVARSE Un nuevo proyecto que refuerza la productividad de la finca Potreritos. Desarrollos que se encadenan y que, luego de 5 años, se afianzan con una plantación de cacao mejorado.
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n esta vida, las cosas van cambiando. “Lo cierto es que uno se mete a un proyecto de estos y toca tratar de cumplir lo que más se pueda. A mí me gusta eso, aunque a veces las cosas no siempre se puedan dar”, afirma Rodrigo Rojas, dueño de Potreritos, una finca bien tenida, situada en la vereda del Alto de la Hocha, que ha entrado en “el proyecto de siembra de cacao bajo sistemas forestales y con sombrío transitorio”, explica el asesor de la Fundación del Alto Magdalena (FAM). En el terreno ya había un plantío de cacao, “pero estoy adecuando un pedazo nuevo
Rodrigo Rojas recoge los frutos del cacao mejorado.
para la variedad mejorada que me ha dado la FAM. Las primeras cien matas que me entregaron las sembré hace unos tres años, y ya le he cogido varias arrobitas. Lo abono cada seis meses, le tengo riego por surtidor y, cuando florece, después del abono, ahí se le nota lo que produce, y me ha resultado bueno”. El asesor anota que se trata de un cacao ecuatoriano, variedad CCN51 y CS 95, que es muy precoz, productivo y resistente a las plagas y enfermedades, como la amonilia. En Potreritos se espera tener lista una hectárea para la siembra de mil matas, con un promedio de producción anual de 1,500 a 1,800 kilos.
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Cambiar para mejorar Asesor de la FAM: Cuando se recolecta la cosecha, se parte y se desgrana la mazorca, y se seleccionan los granos que están en buen estado. Entonces se pasa al proceso de fermentación. Se le dan unos 6 o 7 días de pila, durante los cuales los granos se van removiendo con el fin de asegurar la homogeneidad del proceso. El cacao está en un sitio en donde no tiene mucho contacto con el aire y con la luz, mientras los organismos que se están desarrollando, le van confiriendo unas características particulares. Rodrigo: Yo hacía la fermentación diferente, recuerdo. Por ejemplo, cogía la cosecha, la dejaba amontonada unos 8 días, para que el grano se chupara ese vinagre, esa miel que tiene adentro, y luego la llevaba a la casa y la dejaba otro tiempo al sol. Asesor: Era una forma distinta de hacer la fermentación… pero no garantiza la calidad del producto, porque están juntos los granos buenos y los granos malos. Rodrigo: Por el color de la mazorca, se sabía cual era el cacao que estaba bueno. Como agricultor campesino, yo amontonaba el cacao y le daba un color bonito, como rosadito. Asesor: Rivera es el primer productor de cacao del Huila. Allá vimos que el cacao tiene unas características especiales: es un grano negro y muy fino. En Rivera también cambiaron el método. Rodrigo: Unos trabajamos de una manera y otros, de otra. Pero lo cierto, es que uno aprende técnicas de manejo y va cambiando para mejor.
"Con las técnicas de manejo uno cambia para mejor"
Suele decirse que estas variedades de cacao tienen alta astringencia, entonces, la idea es que el productor fermente más el grano, para bajarla. Estoy sembrando cacao y colinos de plátano, afirma con entusiasmo Rodrigo Rojas, “eso sirve de sombrío y para la comida. También le he metido pasto de corte, yuca y caña, y quiero sembrar unos aguacates en ese mismo predio. Voy agrandando el cultivo para completar la hectárea de cacao mejorado. Llevo ya 600 matas”. El proyecto también está enfocado a los frutales, complementa el asesor. Y para robustecerlo, se capacitó a los beneficiarios en técnicas de injerto y poda de cacao. En la escuela de la Hocha se formaron 25 personas en esta clase
de proyectos agrícolas, y las prácticas se realizaron en diferentes fincas. “Yo salgo a las capacitaciones que nos dan, el asesor nos ha enseñado a injertar, la forma de abonar, y eso me ha servido. Son cosas diferentes a las que yo sabía, a lo anterior, y eso es normal porque todo va cambiando. Trabajo a medida de lo que me va diciendo el asesor y a la de mis esfuerzos”, agrega Rojas. HOCOL le dio las matas de cacao, 15 colinos de plátano, el abono compuesto para mezclarlo con el abono bocachi que se prepara en la finca, el tanque y la manguera para el riego, que aprovecha para llenar el estanque de cachamas. “Yo pongo la mano de obra”. La finca participó en el proyecto de huerta casera y gallinas ponedoras para
garantizar la seguridad alimentaria. Desde las primeras entregas han pasado unos cinco años, recuerda don Rodrigo. “ C u a ndo h a blo con lo s de l a comunidad, les digo que tengamos sentido de pertenencia con el campo, que sembremos, ya que la empresa nos está ayudando. Les pido que ojalá nos acompañáramos porque tenemos donde sembrar”. Los hijos de Rodrigo, que viven en Tesalia, vienen de visita con los nietos. Todos gozan con las 4 vacas, los conejos, los gallos finos y las gallinas, las maticas de piña, los frutales… y el agua pura de las quebradas El Garrapato y el Corralito, que riega a Potreritos.
El estanque facilita el riego de los cultivos y se aprovecha para la cría de cachamas.
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UN CAMBIO QUE FUNCIONA
Mejorar la calidad de los pastos con que se alimenta el ganado, una oportunidad para aprender el manejo técnico, incrementar la productividad y hacer sostenible la actividad ganadera.
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Con el cambio de las pasturas se aumenta la productividad del ganado.
ara Mario Palomino el gusto por la vocación ganadera es cuestión de cuna. Desde pequeño se familiarizó con la faena en la hacienda de su padre: La Resaca, una extensa propiedad de la cual heredaría una parte. “A mí me gustaban las vacas y los caballos y, por eso, un día le dije a mi papá que no estudiaba más en la escuela. Como él era muy estricto, entonces, me respondió que tenía que ponerme a trabajar y así fue. Lo acompañé hasta su muerte. Él tenía ganado de carne, de cría y de leche, mantenía un promedio de 850 cabezas, y yo las manejaba con tres compañeros. Había unas 80 bestias, se criaban potros y muletos y nosotros mismos los amansábamos”, recuerda entusiasmado. De ahí que no sea extraño ver su pericia con el lazo a la hora de enlazar y dominar una bestia en los concursos de las ferias ganaderas de la vereda La Mesa. “Para mí es una distracción, ¡imagínese un viejito como yo compitiéndoles a los muchachos de veinte!, pero no han podido con el viejito”, exclama entre risas. Don Mario, comenta el asesor en ganadería de la Fundación del Alto Magdalena (FAM), “es un señor vaquero, sabe enlazar y tumbar un animal... Además, es un ganadero modelo, se ha capacitado en diversos temas, cumple con los proyectos en los que participa y muestra resultados”. Es miembro de la Comisión de Convivencia de la Junta de Acción Comunal de la vereda Domingo Arias, de Paicol, y ayuda a coordinar
reuniones y solucionar problemas de la comunidad. Hace unos cinco años, en La Resaca solo había ganado de carne y potreros con pasto puntero y saboya. Don Mario quería mejorar la rentabilidad de la finca y se le midió a la recomendación del asesor técnico de la FAM: sembrar otra clase de pasturas. Así tendría el alimento de sus reses y mejorarían sus ingresos. Le presentó a HOCOL un proyecto para mejoramiento de praderas con brachiaria y se lo aprobaron. A los dos años, con la colaboración de HOCOL, recibió un préstamo del Banco Agrario, dentro del programa de Incentivo a la Capitalización Rural (ICR), para la compra de ganado
doble propósito, con miras a mejorar los ingresos y la sostenibilidad de la finca. “Con eso, compré la vaca blanca y la vaca mora, eran horras y ya dieron cría aquí. Ya tengo 5 vacas. HOCOL me ayudó con la canoa para el comedero de los animales”, añade don Mario. Con el proyecto de mejoramiento de praderas, explica “he tenido muchos talleres y he aprendido el manejo de los pastos: a limpiar, regar la semilla y la importancia de aislar los lotes para poder cuidarlos bien. Son grandes, de 20 hectáreas. HOCOL me dio 14 kilos de semilla brachiaria, las grapas y tres quintales de alambre. Yo puse el estantillo y la mano de obra; se necesitan tres
Para Mario Palomino es básico aislar el potrero de pastura y controlar el tiempo que permanece allí el ganado.
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trabajadores durante una semana para completar el aislamiento”. Es importante saber manejar bien el tiempo que permanecen los animales en la pradera, con el fin de que no arranquen el pasto de cepa y arruinen el comedero, subraya don Mario. Por eso, a él le gusta que el pasto bote la semilla en la tierra, “así, en el caso de que uno tenga que demorarlos y se le mueran las matas, la semilla ya está ahí y se recupera de nuevo”. Igualmente, quiere comenzar el aislamiento de otro terreno, unas 14 hectáreas, y sembrar la semilla que recoge. Con este proyecto, “mejoré la pradera con esa semilla y nos ha funcionado. Y lo sé porque allí he podido poner las vacas
de ordeñar, que antes no podía tener por lo de la comida, y he tenido la renta”, sostiene don Mario mientras pasa revista al estado de los potreros. “A mí me gusta pensar en el futuro, proyectarme, de forma que cuando lleguen los proyectos, ya estoy preparándome. Me g usta cumplir y hacer las cosas bien desde el principio para que duren. Yo vivo contento con los proyectos pequeños que tengo y me han servido mucho, y lo que he mejorado en praderas, depende, hacia adelante, del manejo que yo le dé, pues los asesores cumplieron su parte”, enfatiza. A punta de esfuerzo y “compromiso a fondo con los proyectos, don Mario tiene cosas para mostrar”, puntualiza
el asesor de la FAM. Ha trabajado duro con las praderas y el ganado, y en la infraestructura de su establo, con piso de cemento y cobertizo. Después de lo de las praderas, le gustaría presentar otro proyecto para mejorar su vivienda, pues como le ha dicho a su esposa, doña Olga, que le ayuda en sus labores y ha visto las mejoras, “lo primero es pensar en tener renta y luego sí en mejorar la casa”. Con las praderas de brachiaria, en La Resaca ha aumentado la productividad de las vacas y, de hecho, los ingresos para asegurar el sostenimiento de la finca y mejorar las condiciones de la vida en el campo.
“LA NATURALEZA ES HERMOSA” Un proyecto que combina el cuidado del medioambiente con la productividad. Trabajo integrado y de cogestión entre la Junta de Acción Comunal, la comunidad, la alcaldía de Paicol y HOCOL, que fortalece el tejido social y promueve el respeto por la vida.
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on la fábrica verde, ubicada en la finca Santa Teresa de la vereda La Mesa, en Paicol, todos ganan. La Junta de Acción Comunal tiene otra forma de generar ingresos. HOCOL dispone de las especies nativas para reforestar, cuidar el agua y mitigar los impactos que pueda ocasionar. Los ganaderos encuentran especies que mejoran la productividad. Y a Blanca Inés Chavarro, mujer cabeza de hogar, el vivero le da la satisfacción de mejorar el medioambiente, para dejarles un futuro verde “a nuestros nietos y bisnietos”. El proyecto empezó en febrero de 2014, explica el asesor ambiental de la Fundación del Alto Magdalena, y su objetivo es estimular la creación de empresas con bancos de material vegetal de la zona, lo que representa una ventaja pues las plantas están aclimatadas; además de reducir los costos de transporte y fomentar el trabajo comunitario. “Había un proyecto de HOCOL para que en una de las veredas de influencia se montara un vivero para conseguir las plantas y árboles para posibles reforestaciones, pensando en los impactos 4
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A Blanca Inés Chavarro, el amor por la naturaleza y las plantas la motivó a ponerse al frente de este proyecto.
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Con las especies nativas del vivero se ayuda a mejorar el medioambiente y la productividad de la vereda.
ambientales y en el cuidado del agua. Entonces se pensó en la necesidad de arborizar las cuencas de las quebradas y las cañadas, inclusive nuestras fincas. Era una manera de resolver muchos problemas a la vez. El proyecto se hizo con HOCOL, la Junta de Acción Comunal de la vereda y yo, que soy la encargada de cuidar el vivero”, declara doña Blanca Inés. El vivero y el germinador están a la entrada de la finca; el primero mide 11 por 7 metros, y tiene capacidad para 20 mil plántulas, con producción escalonada. Ahora hay unas 720 maticas, entre samán, iguá, matarratón y leucaena. Son especies que sirven para alimentar los animales. Habrá teca y nogal cafetero, señala doña Blanca. Para hacer el germinador, que mide 3 por 5 metros, también tuvo la ayuda de los asesores de la FAM. Usaron tierra, arena fina y cascarilla de arroz para construir las dos camas. Una vez las plantas alcanzan un cierto tamaño, se traspasan a las bolsas. En un futuro, se agrandará el germinador. Y teniendo en cuenta, su amor por la naturaleza, doña Blanca Inés tiene variedades de geranios y otras ornamentales que le encantan. El proyecto se ha retroalimentado con la información de las necesidades de la gente de las fincas y del entorno, lo que repercute en la viabilidad económica del emprendimiento y garantiza el desarrollo sostenible local. Además, como lo dice uno de los asesores, “el que pega primero, pega dos veces” pues por acá hay deterioro ambiental “por el sobre-pastoreo a campo abierto. Está encaminado a la parte ambiental, agrícola y ganadera”.
En su política, HOCOL destina un presupuesto para el cuidado ambiental, en cada una de las zonas de influencia. En el caso específico de la vereda de La Mesa, HOCOL le dio a la JAC los materiales: la malla, la polisombra, el caucho, los germinadores, la guadua, el tanque, las mangueras y las herramientas para el trabajo. La Alcaldía suministró la tierra. A la comunidad le correspondió la mano de obra y la construcción del vivero. Un experto de la vereda embolsó las plantas. “Y yo rocío los germinadores todos los días, riego las matas del vivero, quito las malezas, controlo las plagas y en la noche, entre 8 y 9, vigilo con la linterna que las hormigas no se coman las matas. Mis dos hijos me ayudan”. Cuando las planticas midan unos 7 centímetros, se van a comercializar y como los proyectos de HOCOL apuntan a la reforestación de las regiones, se le venderán a la comunidad o al que lo necesite, añade doña Blanca Inés. Las plantas deben permanecer entre uno y tres meses en el vivero para poder venderlas, agrega el asesor técnico de la FAM. HOCOL eventualmente compra materiales y la idea es adquirirlos en este vivero. Son especies maderables que sirven para las zonas de reserva: iguá, samán, teca, y algunos árboles llegan a valer dos o tres millones de pesos. “Resalto la habilidad de doña Blanca para tratar las plantas, y el impulso que le da a esta empresa”. A mis 56 años, me le medí al vivero, que es mi primer proyecto con HOCOL. Me encantan las plantas, soy amante
de las flores y me gusta cultivar lo de la huerta. También tengo gallinas porque desde que soy mujer cabeza de hogar, me han ayudado a vivir. En este momento vendo entre 100 y 115 huevos a la semana; son criadas con maíz, restos de comida y andan sueltas. Llevo el registro de la contabilidad, cuánto saco y cuánto me produce, soy muy organizada. Todo lo de la naturaleza es hermoso, empezando por la vida, recalca doña Blanca Inés. La biofábrica, un proyecto productivo comunitario que favorece el bienestar y el crecimiento sostenible de la región y sólo es posible si todos los actores se comprometen con este propósito común.
Plantas para reforestar, mejorar el medioambiente y facilitar el desarrollo.
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TRABAJAR PARA EL ÉXITO Un proyecto que lee el potencial del entorno y abre alternativas productivas para el desarrollo sostenible local.
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aber encauzarse hacia proyectos viables y productivos, tomar decisiones y comprometerse con lo que se propone, es una actitud que caracteriza a Gladys Barrera de Lugo, una mujer empeñada en mejorar la calidad de vida de su familia y de la comunidad de la vereda San Matías, en Paicol. La idea de solicitar el proyecto de cría de peces a HOCOL, surgió de un grupo de señoras de la vereda que pensaron en la posibilidad de usar los “lagos” de las fincas para mejorar la dieta alimenticia y a la vez contar con un ingreso adicional, mediante la venta de las cachamas y de las mojarras rojas. Cada una presentó su proyecto. Pero como lo saben, también es importante que el Municipio aporte. Para mejorar los ingresos uno tiene que meterse a otras cosas y hacerle, afirma Gladys con convicción. En esta vereda predomina la ganadería, y acá se da el plátano, el cacao, el maíz… y ¡los peces! Entonces para tener más posibilidades me le medí al estanque, un proyecto en el que llevo 3 años. La Fundación del Alto Magdalena me colabora con la semilla. Es un criadero que genera ingresos, “sacamos para comer nosotros y cuando 6
Jonathan Lugo también ayuda en las tareas de alimentación y pesca de cachamas y mojarras.
se nos acaba la carne ahí está el pescado. En una región alejada del pueblo como es esta, si hay pescado cualquiera le compra: se ahorran el costo y el tiempo de ir al pueblo, y en el fin de semana tiene segura la venta. Además, si me lo encargan de Paicol, lo llevo con gusto y lo vendo. Sé que uno tiene que anotar todo, cuánto
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La mojarra tiene muy buena demanda en Paicol y en la vereda.
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vale la comida, los costos, el producido de la venta para saber lo que gana y no perder”. Ella sabe que la mojarra tiene muy buen potencial de comercialización en la vereda y en el pueblo. En la finca Buenos Aires hay dos lagos de 4 metros por 6 metros, y en cada uno crecen juntos 500 peces. Mojarras y cachamas se alimentan, dos veces al día, “en la mañana a las 8 y en la tarde a eso de las 5, con concentrado, pegas de arroz y guayabita”, que se cultiva en la región. El agua de los estanques viene de uno de los dos nacimientos de la finca, y que Gladys ha protegido, y del acueducto veredal, por manguera, para garantizar el oxígeno, ya que de eso depende que los peces crezcan sanos”. Aprovechando lo aprendido en las capacitaciones que les dictó el asesor de la FAM, Gladys sabe que debe limpiar el lago cada año, “pues a los 9 meses los peces ya están grandecitos, pesan una libra y uno saca la cosecha. Entonces, seca el lago, lo deja descansar unas dos semanas y después le rocía cal para desinfectarlo, de tal forma que a la otra cosecha no le den hongos ni nada”. Y como señala el asesor ambiental de la FAM, “con doña Gladys y su familia uno está seguro en iniciar y en darle continuidad a los proyectos, trabajan para que sean un éxito”.
E n 2014 , la c apac it ac ión que es mensual, aba rca los temas de emprendimiento y de mercadeo, y los beneficiarios decidirán a qué se le puede apuntar, con el fin de consolidar alternativas productivas para mejorar sus ingresos, fortaleciendo la vocación productiva de la zona y la capacidad de gestión propia. La demostración de método tiene lugar en las fincas. No es esta la única capacitación a la que ha asistido puntualmente Gladys; en la de ganadería conoció la importancia de la higiene y del mejoramiento de la infraestructura de los establos; en las de educación ambiental aprendió a cuidar los ecosistemas, las fuentes naturales y conservar el agua; en la de cacao, supo lo del cultivo; en la de huertas caseras aprendió de la seguridad alimentaria y, por eso, en la casa hay tomate, cilantro, ahuyama, y 6 gallinas ponedoras, que acompañan a las vacas. “Yo hago todos los proyectos de HOCOL, es una ayuda que debemos aprovechar, hay que hacer y cumplir”, reafirma. Además, resalta el asesor técnico, “en esta vereda se programan mingas de trabajo con los beneficiarios de los proyectos, es una forma de ser
Con las capacitaciones de HOCOL, en la finca se ha podido mejorar la infraestructura de los establos de ganado.
solidarios. Cada uno lleva lo que puede para la actividad prevista y la gente queda muy contenta, pues se ven las cosas”. “A mis dos hijos y a mi esposo les gusta el pescado sudado, lo hago con yuca y papa, se le echa cilantrico, cebolla, ajo, tomate, y queda sabroso, ¡se lo comen todo!”. El proyecto de los peces, añade Jonathan Lugo, da para el sustento de la casa; estoy entusiasmado, los alimento y
ayudo a pescar. Cuando los comemos, me gustan fritos y con yuca. Esto sirve para mejorar, ser productivo y salir adelante” concluye. Por todo esto, no es raro que hayan hecho un establo “bien grande, pensando en crecer”. Gladys Barrera y familia, finca Buenos Aires, a lo lejos se divisan las montañas y el río Páez.
“CON LOS POZOS ESTAMOS CONTENTOS” Un programa que demuestra la importancia del trabajo mancomunado entre Empresa y Juntas de Acción Comunal para consolidar el bienestar y el desarrollo comunitario. Educación y saneamiento ambiental.
El pozo séptico es algo muy funcional y necesario, señala Roque Perdomo.
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ejorar la calidad de vida y las condiciones a mbienta les de los habitantes de la vereda El Espinal, en Tesalia, ha sido una de las tareas centrales que se han propuesto la Junta de Acción Comunal y HOCOL. Se trata de un esfuerzo conjunto a favor del desarrollo comunitario que, en este caso, le apuntó al saneamiento ambiental mediante la construcción de cuatro pozos sépticos en las fincas que carecían de un adecuado sistema para la disposición de las aguas servidas. Roque, Nirsa, Libardo y Ernesto pusieron de su parte trabajo y se beneficiaron del apoyo de la JAC y HOCOL, a través de la Fundación del Alto Magdalena (FAM). En sus fincas, ubicadas en cuatro partes distintas de la vereda, ahora gozan de un sistema que, como señala Roque Perdomo, es algo muy funcional. El pozo filtra el agua por medio de los materiales y ya no hay contaminación, ni malos olores, ni proliferación de vectores debido a las aguas que caían directamente al potrero. En Mi Finquita, el sitio escogido para el pozo está a más de 15 metros del frente de la casa, una edificación nueva a la que se llega por un hermoso camino adornado con buganvilias rojas y palmas. Por ahora, con la gravilla que ha regado alrededor del pozo, Roque quiere evitar que el ganado entre, pisotee y dañe el sistema. En un futuro próximo aislará esa parte del potrero con un cerco. Al pozo van las aguas servidas de la casa,
La colaboración de la JAC fue decisiva para gestionar los 4 pozos.
las grises y las negras, que pasan por un filtro y salen al potrero. Con la Junta, de la que es miembro Roque, se dio la posibilidad de gestionar los cuatro pozos. Los beneficiarios aportamos mano de obra y algo de materia l, dice Perdomo. Fue una participación voluntaria. Nos dieron una capacitación sobre el manejo, funcionamiento y cuidado del pozo a la que podía asistir todo el que quisiera. Nos explicaron el manejo de las aguas residuales y el tratamiento que se les iba hacer con el pozo séptico; era algo que yo no sabía. Es una manera de aplicar conocimiento y tecnologías para proteger adecuadamente los recursos. Según el asesor de la FAM, se realizó un contrato a todo costo con un experto de Tesalia en construcción de pozos. Por medio de la JAC, cada beneficiario aportó la hechura del hueco y para tal fin,
también se aprovechó una maquinaria que había en el sitio. Es un desarrollo comunitario que mejora la calidad de vida contando con el compromiso de los miembros de la JAC. El asesor resalta la disponibilidad y colaboración de los habitantes de El Espinal, y subraya la importancia del criterio para priorizar quienes son los primeros beneficiados de los proyectos. En la casa vivimos 4 personas, mi señora, los 2 hijos, y el cuidandero, dice Roque. Las obras se llevaron a cabo en 2013 y estamos muy contentos, porque se siente uno acompañado con estos proyectos que benefician a la comunidad. Sabemos que cada año hay que hacerle el mantenimiento de limpieza al pozo con el experto, y que es indispensable el cerco. La vereda El Espinal ya tiene los cuatro pozos que le faltaban.
Con el pozo séptico se evita la contaminación del medioambiente y la proliferación de enfermedades.
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LA IMPORTANCIA DE LA CONCIENCIA COMUNITARIA En 2013, atendiendo una solicitud de los habitantes del lugar, la JAC y HOCOL iniciaron un proceso para proteger las fuentes hídricas en la vereda San Matías. Un compromiso con conciencia por la vida.
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aciendo gala de su deber como represent a nte de toda la comunidad, l a Ju nt a de A c c ión Comunal de la vereda San Matías se propuso proteger el nacedero que alimenta el acueducto veredal y, para ello, buscó y contó con el respaldo de HOCOL a través de la Fundación Alto Magdalena (FAM). Una demostración de la importancia que tiene para HOCOL establecer relaciones transparentes y constructivas con las organizaciones comunitarias legales y fortalecerlas en su accionar. La primera tarea que se hizo fue atender la solicitud de la comunidad, que estaba convencida de la importancia de aislar el predio -propiedad de la JACdonde hay varios nacederos; en esta etapa se constató que los lugares menos conservados ambientalmente en la zona, eran los que colindaban con los lotes más
Vista del predio que se reforestará para proteger el nacedero que surte el acueducto veredal.
deteriorados. Eso los llevó a pensar que debían tomar medidas específicas: había que reforestar, incluyendo parte de los predios colindantes. Ahora se sabe que lo harán con iguá, recurso maderable, y con bosques de guadua que son amigos del agua. Un seg undo pa so consist ió en identificar los sitios en donde brotaba el agua. Como lo saben los habitantes de la región y el presidente de la JAC Faiber Vargas, es indispensable aislarlos y protegerlos, un hecho que también se llevó a cabo gracias al trabajo entre las partes. De esta manera, la FAM le dio a la comunidad los materiales para proteger los cuatro nacederos: estantillo, alambre, grapas y, “para la parte baja del terreno, en donde más entraban los animales a beber, una manguera y un bebedero”. Como en los acuerdos cada uno pone de su parte, les correspondió a los habitantes
instalar el aislamiento y la arborización con plantas nativas. Hicieron una minga. Hoy, cuando se ha completado la acción, los animales también pueden tomar agua, pero lo hacen en la parte plana del lote y sin destruir un preciado entorno de protección natural. En educación ambiental, explica el asesor de la FAM, “se trabaja el aislamiento de nacederos con el objetivo principal de proteger las fuentes hídricas y las fuentes generadoras del líquido”. En otras palabras, se trata de garantizar el cuidado del agua y comprometerse con la vida y la sostenibilidad, tal como lo propone HOCOL en los distintos proyectos en los que participa en el departamento. Esta labor realizada en la vereda San Matías es el resultado palpable de un trabajo entre todos para regenerar la vegetación de manera natural, mejorar el caudal de agua que surte el acueducto
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veredal -de lo que se podrán beneficiar más familias, incluyendo aquellas que tienen entre sus actividades el agro y la ganadería-, y buscar un futuro común más amigable. Jeferson Cabrera, un joven trabajador de una de las fincas colindantes que ayudó en el proceso de aislamiento, lo dice de manera clara y sencilla: “Es bueno el aislamiento para cuidar el futuro del agua”. En síntesis, una alianza para motivar la participación activa, construir país y aportarle a la Nación desde las acciones locales. "Es bueno el aislamiento para cuidar el futuro del agua", Jefferson Cabrera.
TECNOLOGÍA Y PRÁCTICAS PARA UN BUEN ORDEÑO Capacitación, apoyo económico y mejora en la calidad de vida a partir de la instalación de salas de ordeño. JAC, HOCOL y FAM unidas en la vereda El Espinal, para la innovación en seis fincas ganaderas.
Las vacas de Villa Tati se acostumbraron fácilmente a la sala de ordeño.
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o e s la pr i mera vez que Hermiso Narváez participa en un programa de mejoras en el campo apoyado por HOCOL. Ha sido un buen beneficio para Villa Tati. Tiene praderas mejoradas, sembrados de brachiaria y sus establos cuentan con cobertizo. Hace tres meses se estrenaron las salas de ordeño. Claudia y Patricia están felices. El establo tiene todo: piso de cemento, cuatro cubículos, zona de limpieza y dos equipos de ordeño, construcción y adecuación en la que tomó parte activa Hermiso. La higiene es una ventaja, sostiene Narváez. Con los equipos, la leche sale limpiecita, ahorro tiempo –lo que se hacía en 90 minutos ahora se hace en 60-, y el ordeño rinde más: pasamos de 45 litros a 60. Es una ganancia. Y como lo dice Álvaro Andrade, ayudante de la finca, “lo del equipo es muy bueno porque la máquina ordeña y a uno ya no se le calienta la mano”. Con las capacitaciones aprendieron como lograr que el ganado vaya a la sala de ordeño y se deje colocar el equipo. “Para ponerles las pezoneras nos dieron una instrucción muy buena, y rapidito la cogimos: es mezclarle al alimento algo que huela a miel, para que vayan derechito y se estén quietas. Además, no se me dificultó adiestrarlas porque mi ganado es muy mansito; son 15 vacas criollas doble propósito. De ellas, Claudia y Patricia son las que más leche dan, producen entre 6 y 7 litros”.
Con el equipo de ordeño, hay más higiene, y "a uno ya no se le calienta la mano", comenta Álvaro Andrade.
De acuerdo con el asesor de la FAM, la capacitación de manejo del equipo se realiza de finca en finca. Se les enseña cómo usarlo para que no haya problemas de mastitis y daño de ubres, como darle un adecuado mantenimiento al equipo. Las vacas se ordeñan una vez al día: se alistan dos y se ordeñan dos. Con la implementación de las salas de ordeño se busca aumentar la producción de leche, hay que cuidar las vacas y suplementarlas para que a futuro se puedan ordeñar dos veces al día y aprovechar al máximo la sala, subraya el asesor. Un entusiasmo que también se refleja en Yeison Arley Andrade, un ganaderito de 11 años, formado en los programas de HOCOL,
que ha aprendido a enlazar y que le saca todo el gusto al ordeño con su papá: Yo quiero ser ganadero, repite. Este es un proyecto novedoso en la región, señala Hermiso Narváez. Ha sido un beneficio para todos por la calidad de la leche, la higiene, el rendimiento, la salud de las vacas y para el personal que maneja el ganado. Es una manera de contribuir a mejorar las capacidades de los habitantes, incrementar la productividad y transferir conocimientos y tecnología para mejorar los ingresos y garantizar la sostenibilidad de los proyectos.
Para facilitar la postura del equipo de ordeño se le mezcla a la comida de las vacas algo que huela a miel.
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RIEGO PARA EL PROGRESO
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ueremos ser un referente regional, afirma Duver Joven Chavarro, un líder de la vereda La Mesa en Paicol. Lo dice con la convicción de haber podido realizar con éxito varios proyectos apoyados por HOCOL, y con la certeza de que lo que hoy hace con un grupo de jóvenes emprendedores -vecinos, miembros de la JAC, amigos y familiares- está marchando de acuerdo con lo aprendido en las capacitaciones, y con resultados probados hasta el momento. HOCOL nos ayudó con el primer arreglo del terreno para la cosecha pasada, comenta Joven en la finca Ojo Real, de propiedad familiar. “Y nos está aportando para que podamos seguir adelante: por eso nos ayudó con la parte de irrigación de los cultivos”, declara Edwin Chavarro. “Nosotros rastrillamos e hicimos los caballones”, explica Duver. Asimismo “hemos conseguido el tractor”. “Nos reunimos los socios porque queremos trabajar y colaborarnos”, complementa Andrés Joven, hermano de Duver. 12
La agricultura es una opción rentable, que puede ir de la mano con la ganadería.
La historia de un grupo asociado que mediante la cogestión se propone fortalecer el tejido social de la región y el patrimonio cultural, agrícola y ganadero. “Lo del grupo de campesinos es bueno: Trabajamos juntos, no se depende de una sola actividad y tiene uno más ingresos”. De acuerdo con los cuatro asociados, el campo es una alternativa posible y atractiva. Por eso la intención es sacar adelante el proyecto y darlo a conocer entre los jóvenes “para que no sigan dependiendo solo del trabajo de la petrolera o que su alternativa de vida sea irse para el pueblo. Y también es decirle a la gente que ganadería y agricultura son compatibles”. En otras palabras, es demostrar que se puede vivir afianzando costumbres, prácticas y saberes de la vida campesina, con una visión contemporánea. Por eso Andrés Joven está seguro de que hay “que aprovechar los recursos y la tierra. Nuestra vida es el campo, subraya, y eso es lo que queremos dar a conocer, capitalizando los proyectos que valen la pena. El futuro es el agua y el alimento”.
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Para llegar a esa convicción, los socios pasaron por varias capacitaciones y se convencieron de que lo aprendido había que ponerlo en práctica, con una visión amplia. Un día, cuenta Duver -y con la certeza de que el SENA ofrece cursos útiles y de interés para quienes viven en la región- algunos habitantes “decidimos aprender a conservar forraje para el ganado”. Cuando tuvieron las herramientas necesarias, pensaron que lo de la conservación podía ir bien con lo de la siembra. “Entonces comenzaron a encajar las dos cosas”, pidieron crédito para semillas y plantaron yuca en el terreno; “hoy tenemos dos hectáreas sembradas: una con maíz para ensilar, y otra con lo de la huerta casera: habichuela, cilantro, lechuga, cohombro y tomate. Adicionalmente hay un vivero y todo va
a ser orgánico, lo que es una ventaja”, concluye. Después de la capacitación, declara Edwin Chavarro, “personas de la región, vecinos y amigos decidimos seguir trabajando en esos temas. Me motivó el beneficio que se adquiere “para la unión de familia, los muchachos y las personas”: indirectamente 12 personas le sacan provecho al proyecto. “Sabemos que no vamos a depender solamente de la compañía petrolera y la gente se da cuenta de que se puede vivir de otras alternativas”. En la labor asociativa, cada uno aporta. Las esposas ayudan y, por ejemplo, Oscar Eduardo Vargas le colabora en el cultivo de café, explica Duver. A mí, asegura Óscar, “me gustó el asunto por la compañía, y porque se trabaja en compañía. Cuando hay un trabajo grande, todos colaboramos y compartimos. Lo del grupo es bueno porque hace la unión y es algo nuevo: no se depende solo de la ganadería y tiene uno más ingresos”, señala el paicoleño padre de dos hijas. Es, también, promover entornos de cogestión que generan y fortalecen el tejido social. Hace un año fue la capacitación “y ya tenemos práctica”, afirma uno de los jóvenes emprendedores de la vereda El Amparo. La producción del cultivo es escalonada, explica el asesor técnico de la FAM, ya que se trata de poder cosechar en varios periodos; de esta manera se tienen
Contar con un buen sistema de riego facilita la producción escalonada de las cosechas.
en cuenta las variaciones de precios en los mercados, anota. Con lo del ensilaje del maíz, añade Duver, se busca tener comida para los tiempos críticos, observando de cerca el cambio climático. Pero también la idea es producir “nuestra propia comida; estamos abriendo mercado en el pueblo”, y negociando con los restaurantes para que compren lo que se produce. Es como una granja integral, se aprovecha todo, declara el asesor de la FAM. Con los árboles de forraje se hace soca: ramas cortadas que rebrotan para la comida de los animales; los
palos sirven de estantillo para el cultivo de habichuelas; producen de manera escalonada; cortinas de árboles -apenas un proyecto en el primer semestre de 2013-, que hoy protegen con vitalidad un reservorio; y del reservorio sacan el agua para el riego; cuidan el medio ambiente y generan empleo e ingresos. “Es unir los conocimientos que nos han dado los asesores de la FAM en la parte ganadera, ambiental, en lo de especies menores y seguridad alimentaria, con personas que colaboran; y si uno tiene el terreno, entonces uno responde”, declara
El plátano es una de las cortinas que protege el jagüey para regar los cultivos.
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otro asociado. En pocas palabras, una experiencia demostrativa de referencia regional “para que la gente se anime y mejore las fincas”. Las tradiciones del campo y la comprensión de las posibilidades del entorno son esenciales para vivir en el siglo XXI. “Es mostrarles a los demás que se puede”, afirma Duver. Una forma de integrar lo aprendido, de rescatar la protección del patrimonio y de ser un modelo regional que se propone construir Nación. Y en todo eso van de la mano los emprendedores y HOCOL. Edwin Chavarro, Duver Joven, Andrés Joven y Oscar Eduardo Vargas,compañeros, socios y amigos.
VIAJAR Y DISFRUTAR NUEVOS SABORES Dos municipios que se unen para impulsar el progreso del Huila, a partir de una atractiva propuesta gastronómica que realza lo distintivo de la región. Capacitar a los habitantes para mejorar la oferta de servicios y generar ingresos.
Fanny Lizcano ha puesto en práctica lo aprendido en el curso para satisfacción de su clientela.
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P
a icol y Te sa l ia , do s “municipios hermanos“, de los cinco que componen el llamado Territorio Páez, ha n venido integ ra ndo en su oferta turística la visita a los escenarios naturales, la práctica deportiva, la historia de los sitios arquitectónicos y culturales, entre otros. Este esfuerzo ahora se fortalece con la inclusión de una variada oferta gastronómica en la que sobresale la utilización de los ingredientes locales, en particular de la achira y el quesillo, teniendo en cuenta las tendencias de la cocina fusión y de la cocina saludable. Para alcanzar este objetivo y siguiendo la línea de cooperación interinstitucional en la forma de proceder –HOCOL, Fundación del Alto Magdalena, SENA, Cámara de Comercio y las respectivas alcaldías-, se inició en el mes de diciembre de 2013 un diplomado gastronómico al que asistieron cerca de 50 personas de ambos municipios, incluyendo dueños de restaurantes, amas de casa y estudiantes de educación Básica Secundaria, que destacaron “la flexibilidad para fijar el horario y la utilidad de lo aprendido”. El diplomado de 120 horas consta de tres módulos, en los que se tratan las buenas prácticas en la manipulación de los alimentos, técnicas y preparaciones de la cocina clásica, nacional e internacional, y normas de higiene y seguridad para cumplir los parámetros legales, de acuerdo con el asesor en turismo de la FAM, Albeiro Castro. Con el chef instructor del SENA, Pedro Montero, aprenden las maneras de cortar las diferentes carnes, las cocciones –en parrilla, al vapor, al horno- y técnicas de preparación del pescado, “considerando el auge de la cocina peruana”. También se hace referencia a los espacios físicos, “pues las cocinas deben estar enchapadas con loza o aceradas para que se pueda hacer una limpieza adecuada y eliminar bacterias, gérmenes y lo que resulte contaminante, de tal forma que no se cause ningún daño al consumidor”. Otro aspecto es el servicio: “cómo sacar un plato de la cocina y llevarlo a la mesa, y la atención cuando se utiliza el sistema de autoservicio y el bufet”. Un tema transversal de la capacitación es que haya un balance entre lo nutritivo y lo saludable en cada plato. Como afirma una de las asistentes, el curso me sirvió para mejorar la atención al cliente, ser más amable; y en la parte de cocina, para conocer técnicas de manipulación de alimentos, de higiene y de seguridad, entre otras. A h o r a bi e n , e n s i n t o n í a c o n las tendencias internacionales en la
gastronomía y con el interés de mantener la identidad regional, en la capacitación se elaboró un plato típico local, con base en la producción regional. Estos municipios son productores de mojarra, pollo, cerdo, quesillos y achira. A los asistentes se les enseñó a preparar unos filetes de pescado apanados con la harina de achira, las achiras y el quesillo, hechos a la plancha. “El quesillo suelta la grasa y se funden el sabor de la mojarra, previamente macerada en vino y ajo, con el del apanado. Resulta muy agradable a la vista y al paladar”, sostiene el asesor en turismo. Para el cerdo se propuso una variación de la receta tradicional utilizando la salsa de soya. Por otra parte, en el diplomado también se aprende lo relacionado con la elaboración de las cartas menú, en inglés y en español. Para el final de año se espera tener lista la página web con la información respectiva y mejorar así la comercialización de la oferta gastronómica, retroalimentada con las opiniones de los comensales. Es ot ra ma nera de a mplia r la información del circuito turístico y de la estrategia Territorio Páez. Se espera que esta iniciativa, apoyada por las administraciones de Paicol y de Tesalia, quede integrada en los planes de desarrollo de los candidatos a las alcaldías
de los cinco municipios Páez, agrega el asesor. Es desarrollar la formación del capital humano y las competencias para que los habitantes puedan asumir los retos de la vida laboral y profesional. Igualmente, es rescatar costumbres y tradiciones culturales de la zona y promover alternativas económicas que fortalecen la vocación productiva de grupos y regiones. Una muestra de ello es la propuesta de capacitación en el segundo semestre, enfocada a los estudiantes del programa Colegios Amigos del Turismo. “Así, a lg unos podrá n desempeña rse como auxiliares de cocina y tendrán otras oportunidades, apropiando el conocimiento gastronómico”. Es, como se ha explicado en la revista Acciones, una manera de darle continuidad a un proceso que se ha asociado con el porvenir educativo, “un sello para mejorar y cualificar la prestación de los servicios turísticos y propiciar nuevas alternativas de formación empresarial, laboral y personal” Si se antoja de la muy nombrada comida fusión, vaya a Tesalia y Paicol y pida pollo o pescado con el apanado… “que hace la diferencia”. Y no se sorprenda si le ofrecen otras mezclas que realzan lo distintivo del Territorio Páez.
Los aprendizajes de Fanny Fanny Lizcano es la propietaria de la Casona Paicoleña, restaurante ubicado en la vía de entrada que une a La Plata con Paicol. Empecé en este negocio con un local que arrendé en la parte de abajo del pueblo, recuerda. Me vine de La Plata porque trabajaba en ventas y viajaba, lo que me obligaba a dejar mucho tiempo solas a las niñas. Pensé en montar un negocio con mi hermana. Le alquilamos el restaurante a Ana Ruth y, un año después, yo se lo compré. De eso hace ya 10 años. Mi hermana montó un supermercado y ahora me suministra los productos. El sitio es grande y fresco, la cocina está a la vista, hay horno para amasijos. Tiene capacidad para 50 personas. “Atiendo los tres golpes”. Mi jornada empieza a las 5 de la mañana cuando atiendo empresas y, si es a la gente del pueblo, el movimiento es a partir de las 6 de la mañana. Soy paicoleña. Por sugerencia de una amiga, le pedimos a la Alcaldía que nos diera una capacitación en culinaria: tuvimos la oportunidad. El curso comenzó en diciembre y terminó en abril. Se dictaba los sábados de 2 a 5 de la tarde. Nos van a dar otro módulo. Aprendimos a manejar un cuchillo, cómo picar en juliana, poner la mesa y presentar el plato; recetas y distintas preparaciones de pechugas: con mortadela, queso, mostaza y miel, y al horno, y todas apanadas con achira. Ahora sé hacer cazuela de mariscos y arroz con coco; los ofrezco en la carta. Las verduras me quedan crocantes y la carne jugosa. La clientela se ha dado cuenta de la mejora. En el curso hicimos una muestra de lo que puede ser el plato típico: tilapia apanada o pechuga con tocineta apanada con harina de achira; y la torta de achiras, que es deliciosa. Yo le compro a Achiras Tentación. El curso se dictó en la escuela y allá fue la graduación. Y una de las cosas que más me sirvió fue la experiencia del aprendizaje con un chef, fue muy bonito. Espero seguir aprendiendo.
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María Nilcy, con arrojo y sazón Uno de los motivos para ir a la capacitación fue el deseo de superarme, de aprender más y también poder mejorar mi negocio, afirma María Nilcy Valencia. Hace 8 años puse el restaurante, para desayuno, almuerzo y comida y estoy pendiente todo el tiempo. Abro a las 5 de la mañana y así despacho los desayunos. A la hora del almuerzo vienen unas 100 personas y a la comida, un poco menos. Tengo cuatro personas de planta en la cocina y a veces toca contratar mesero para atender eventos. Mi hija me ayuda en la caja. También vendo jugos, comidas rápidas, café y helados. En Tesalia la capacitación fue los viernes por las tardes. Eran tres horas. Lo primero que nos enseñaron fue la preparación de los alimentos. Con Albeiro Castro, lo de etiqueta, poner la mesa bien presentada y la atención al cliente. El curso me sirvió mucho para presentar los platos y aprender los cortes de la carne, hacer ensaladas, postres y salsas. Preparé un postre de cascos de guayaba con azúcar. Lo que más me gustó fue lo de los pescados. Aprendí algo nuevo y diferente: un pescado al horno, apanado con achira. Todo esto lo he podido aplicar en mi negocio. Además, le perdí el miedo a atender un evento. Se hacer cosas diferentes a lo que normalmente hago todos los días. Cuando me gradué, la familia me felicitó: estaban admirados de ver a su mamá aprendiendo más cada día. El curso fue todo muy bueno y pedimos uno más avanzado.
Para María Nilcy Valencia, el curso de gastronomía fue la oportunidad de aprender más y mejorar su negocio.
Esta es una publicación de HOCOL. Los programas aquí reseñados se desarrollan dentro de los contratos San Jacinto & Rio Paez, Campo La Hocha 100% HOCOL y Campo Cañada Norte en asociación con: Coordinación Editorial: JUAN PABLO FERRO CASAS e ISABEL CRISTINA TREJOS VELÁSQUEZ Fotografías: HOCOL Diseño: JOHN W. TORRES Impresión: CEDRO IMPRESORES. Acciones No. 9
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