► En la educación primaria aprendimos todo aquello que nos sirvió de base para lo que estudiamos después. A partir de allí, todos nuestros aprendizajes han requerido esfuerzo y disciplina, de igual manera cuando nos hemos empeñado en el autoaprendizaje, como cuando hemos contado con la ayuda de un tutor, un instructor o un maestro. ¿Por qué no disponernos ahora a aprender, ordenadamente, las bases del estudio bíblico? Mis primeros pasos con la Biblia / Página 2

► Nos interesa tener un fácil acceso a la Sagrada Escritura, como lo recomienda el Concilio Vaticano II. Como catequistas, maestros o maestras, agentes de pastoral, en todo caso, cristianos y cristianas, deseamos estudiar la Biblia con sencillez y al mismo tiempo con seriedad y con respeto. Al menos por ahora, no somos especialistas en exégesis o en teología bíblica, pero podemos aspirar a niveles más altos en el estudio de la Biblia. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 3

► Hay muchas formas para iniciar la lectura y el estudio de la Biblia: En primer lugar, hemos de tener en cuenta que la Biblia nació en la Iglesia, está destinada a formar comunidad y sólo puede leerse fielmente dentro de esta comunidad que es la Iglesia de Jesucristo.

¿Cómo comenzar?

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► Utilice una buena edición bíblica que ofrezca comentarios al pie de página, para su consulta. Trate de leer las introducciones que se encuentran al inicio de cada libro, para saber acerca del autor, del género literario, de la época en que fue escrito y de sus destinatarios. ► Lea frases enteras o pasajes completos, evitando lecturas parciales. No tome páginas al azar; esta costumbre ha llevado a muchas personas, a una lectura e interpretación supersticiosa, manipulada o fundamentalista de la Biblia. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 5

► Utilice los pasajes paralelos, léalos, compárelos y trate de comprenderlos... Por ejemplo, fíjese en el texto de Mt 27,4546 y en el Sal 22,1-2; compare este texto con la oración de Jesús en la cruz. ► Establezca la relación entre la lectura de la Palabra y la realidad, las situaciones personales, en la familia, en la comunidad, en el país. Es forma válida confrontar la lectura de la Palabra con la vida, siempre y cuando el lector sea fiel al mensaje, no lo manipule ni trate de entender lo que le place o lo que le conviene, sino el mensaje de Dios. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 6

► En este sentido. Puede leer la Biblia e ir a la vida, como hizo Jesús cuando en la sinagoga de Nazaret leyó al profeta Isaías y concluyó explicando a los presentes que ya estaban viviendo el cumplimiento de lo que había anunciado el profeta (Le 4,16-21). ► O bien. Partir de la propia vida e iluminarla con la Palabra leída en la Biblia, como ocurrió cuando los discípulos de Emaús caminaban comentando lo sucedido por esos días en Jerusalén; Jesús, haciéndose encontradizo con ellos, tomó parte en la conversación y, partiendo de su vida y de su situación, les explicó las Escrituras (Le 24,15-27). Mis primeros pasos con la Biblia / Página 7

► Dedicar cierto tiempo a la lectura diaria de la Biblia. No pretenda leer demasiado de una vez. Vaya poco a poco. Normalmente 30-40 minutos diarios. Cuanto más lea y asimile, mejor apreciará el valor del libro santo. Procure un clima de reposo, de oración, de quietud, lejos de distracciones. ► Puede empezar por los Evangelios Sinópticos, para que se familiarice con la presentación de la vida de Jesús. En especial, el de San Marcos que es sencillo y práctico. Continúe con el libro de los Hechos de los Apóstoles, para que conozca cómo comenzó la Iglesia. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 8

► Vaya luego a los libros históricos del Antiguo Testamento, desde el libro de Josué y Jueces, pasando por los de Samuel, los de Reyes, los de Crónicas, hasta terminar con los dos de Macabeos, los de Esdras y Nehemías. ► Continúe la lectura de las “novelas” bíblicas: Ester, Judit, Rut y Tobías. ► Adéntrese en la lectura del Pentateuco, desde el Génesis hasta el Deuteronomio.

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► Puede seguir con los libros de los profetas, quizá comenzando por los cuatro grandes: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. ► Emprenda luego la lectura de los libros sapienciales, comenzando con los Salmos y orando con ellos.

► Luego prosiga con el libro de Job y con el Eclesíastés, el Cantar de los Cantares, el libro de la Sabiduría y el Eclesiástico.

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► Pase a las cartas de San Pablo, comenzando por las pastorales (las dos de Timoteo y la de Tito), que son sencillas. ► Vaya a las grandes cartas: Carta a los Romanos, las dos cartas a los cristianos de Corinto, las dos cartas a los Tesalonicenses, la carta a los Filipenses, a los Gálatas, a los Colosenses, a los Efesios y terminar con la carta a Filemón. ► Lea la Carta a los Hebreos, siguiendo luego con las Cartas Católicas y luego las tres cartas de Juan y la de Judas.

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► Termine la lectura de la Biblia con el Evangelio de San Juan y el libro del Apocalipsis. La lectura puede hacerla de manera semicontinua; es decir, atendiendo de preferencia los pasajes más interesantes de los libros.

Otra forma de hacer una lectura provechosa de la Biblia es mediante el apoyo de un calendario litúrgico, en donde aparecen las citas que corresponden a los pasajes que se leen en la Liturgia de la Palabra de la misa diaria. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 12

► Además, es frecuente que en los boletines parroquiales que se distribuyen en las misas dominicales aparezcan dichas citas bíblicas. ► Más aún, la publicación “La misa de cada día”, de la Comisión Nacional de Liturgia de Costa Rica, ofrece esos textos completos, ubicándolos en la celebración eucarística diaria. ► Algunas ediciones especiales de la Biblia, destinadas a los niños o a los jóvenes, ofrecen textos cuya redacción facilita y hace amena la lectura bíblica. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 13

► Es conveniente procurar que el grupo no sea demasiado grande ni muy pequeño y que alguno de sus participantes, esté capacitado para coordinar las diversas aportaciones de los miembros del grupo. ► Para una lectura inicial, es conveniente seguir algunos pasos que faciliten el acceso al texto bíblico y a su sentido más profundo. Los siguientes podrían ser útiles:

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► Los siguientes podrían ser útiles: • • • • • • • • •

Comenzar con un breve silencio y una oración introductoria. Hacer una lectura grupal del texto. Hacer luego una lectura personal reposada. Narrar lo leído a los demás, con las propias palabras, tratando de reconstruirlo entre todos. Señalar los personajes que intervienen y sus actitudes. Enunciar los temas dominantes en la lectura. Aplicar a la propia vida el mensaje descubierto. Buscar nuevas actitudes para orientar la vida cotidiana. Hacer una oración conclusiva, que conlleve algún compromiso personal o grupal. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 15

► También puede utilizarse el método de la lectura espiritual de la Biblia llamado Lectio divina, que significa literalmente “lectura divina”, que consiste en leer, meditar, contemplar y orar con la Biblia. e libro

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► La llamada “Semana Bíblica” presente en nuestras parroquias y comunidades cristianas, mediante el cual, la Sección Nacional de Animación Bíblica del Centro Nacional de Catequesis, ofrece una oportunidad de reflexión bíblica personal y grupal. ► Se celebra por lo general en setiembre y consiste en una reflexión y meditación de la Biblia, con el apoyo de material apropiado sobre una temática especial. Participar en esta actividad favorece el encuentro de la comunidad con la Biblia. Mis primeros pasos con la Biblia / Página 17

► Además, las pequeñas comunidades, los grupos y movimientos apostólicos, pueden establecer momentos de especial contacto con la Palabra mediante los llamados “círculos bíblicos” en los que la Palabra de Dios se lee, se comenta, se celebra, se reflexiona; así, se impulsa y se fortalece la vida espiritual de los miembros y se anima la pastoral de la Iglesia.

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► Qué disposiciones se requieren para que el estudio de la Biblia, tanto individual como grupal, sea provechoso? ► ¿Dedica Ud. suficiente tiempo a la lectura personal, a la reflexión bíblica y a la oración a partir de la Biblia? ► Lea el pasaje de Heb 4,12 y responda a esta pregunta: ¿Qué ha significado para usted la lectura, el conocimiento y el estudio de la Palabra de Dios hasta este momento?

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