Ensayo: Configurarnos con Cristo Crucificado

“Hijas de la Pasión de Jesucristo y de María Dolorosa” . Ensayo: “Configurarnos con Cristo Crucificado” Rubí Sánchez Álvarez, C.F.P. María del Carme

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“Hijas de la Pasión de Jesucristo y de María Dolorosa” .

Ensayo: “Configurarnos con Cristo Crucificado”

Rubí Sánchez Álvarez, C.F.P. María del Carmen Gómez Vaca, C.F.P. 28/11/2013

INTRODUCCIÓN

Deseo compartir con todos ustedes esta reflexión que nace del deseo profundo de amar al Señor y que no decaigamos en el continuo esfuerzo de configurarnos con Cristo Crucificado. Nuestras constituciones nos dicen: “Por vocación estamos llamadas a configurarnos con Cristo Crucificado, esto nos exige un total despojo de nosotras mismas, haciendo nuestros sus 1 padecimientos” , y nos invitan a comprometernos con la redención de la historia. Asimismo, nos pide hacer nuestros los sentimientos, actitudes y sentidos de Jesús de Nazaret: ver en profundidad, fe y criticidad las distintas realidades, escuchar la voz de Dios en el encuentro con Él y con los hermanos, estar cercanas a los crucificados y acompañar procesos; de tal manera que nuestra vida consagrada complete lo que falta a la Pasión de Cristo. Este llamado, bien sabemos, no es únicamente a nosotras, las Hijas de la Pasión, sino a todos los cristianos; así lo manifiesta el Documento de Aparecida: “A todos nos toca recomenzar desde Cristo y ‘Para configurarse verdaderamente con el Maestro, es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que Él quiso llamar suyo y nuevo: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado (Jn 15, 12)… así reconocerán todos que son discípulos míos (Jn 13, 35).’” 2 De manera particular el modelo de vida de nuestros fundadores nos invita a vivir nuestro Carisma y compromiso religioso desde este enfoque de configuración; esto nos debe seguir animando e impulsando toda nuestra vida. Por lo antes expresado, desgloso mi reflexión desde la experiencia del testimonio de ellos, y de la propia.

1.- “Total despojo de nosotras mismas, haciendo nuestros sus padecimientos”. Esta gracia virtuosa del despojo la vivió nuestra Venerable M. Fundadora en toda su vida, no únicamente cuando acoge la misión que Dios le confía, sino en la cotidianidad de la vida. Recordemos que se enfrentó a situaciones de miseria, en diversas circunstancias. Ante esto se despoja de las propias penas y vergüenzas para buscar la ayuda necesaria: “Nuestra Madre iba a ver a las personas que podían darle dinero para las medicinas, pues con el trabajo que habían tenido estaban agotadas y enfermas, y eso no lo podía resistir, y hacía esfuerzos supremos para aliviar a las hermanas. Al subir una escalera, ya no era posible verla tan mal como se puso, y la que 1

2

Constituciones- Fundamentos de nuestra vida pasionista n° 6 Aparecida, Configurados con el maestro 4.2 N° 138

la acompañaba le dijo: ‘Madre, esto va a costarle la vida’. Y ella contestó: ‘¡Qué importa si con eso consigo para su alimento y su vestido! ¿Será mucho que le dé a Dios esto que me pide?’”.3 Este ejemplo de entrega nos sitúa en el aquí y ahora, ¿hasta dónde cada una de nosotras vive el despojo de sí?, ¿hasta dónde?... Como en las ocasiones en que vivimos la enfermedad, el trabajo y el estudio como elementos no integradores, y por tanto se vuelven verdaderos impedimentos para entregarnos hasta en las más pequeñas cosas, como es el hecho de brindar un poco de nuestro tiempo, hacer un favor a quien nos lo pide o responder a la realidad latente que nos acompaña. A propósito viene aquella frase de nuestra Venerable Madre: “Dios no nos pide cosas extraordinarias, sino cumplir nuestro deber, sea alto o bajo, ser exactas en el cumplimiento de nuestras constituciones, y todo por amor a Jesús, todo en él por Él y para Él” 4…, a lo que efectivamente le damos la razón: las pequeñas cosas se hacen extraordinarias cuando hacemos nuestra la virtud del despojo y todavía más si vivimos el mandamiento del Amor. Los padecimientos de Jesús, evocando a San Pablo apóstol: “…completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia”5, sostuvieron la entrega incondicional de nuestros fundadores, quienes sin buscarlo padecieron en su cuerpo la Pasión de Cristo en favor del Pueblo de Dios. El P. Diego como buen pastor de sus ovejas vivió la compasión y misericordia hacia las ovejas extraviadas; así mismo acogió las adversidades que esto supondría para él. Por su parte la M. Dolores Medina cuando, a pesar de los grandes obstáculos debido al laicismo y a la persecución religiosa, asume los retos y tareas más importantes de la Iglesia planteados en la encíclica “Rerum Novarum”, escrita por el Papa León XIII, en la cual pide el compromiso de los católicos para la solución de los problemas sociales.6 Actualmente, la situación socio contracultural y la crisis de fe en nuestro mundo, Iglesia y congregación, es una problemática que necesitamos atender. Cabe preguntarnos ¿qué nos toca hacer, cuál va a ser nuestra contribución? Sin embargo, conviene primero hacer un examen concienzudo para ubicar dónde están nuestros deseos y pasiones, ya que descubro que muchas veces nos dejamos arrastrar y engañar por un estilo de vida cómodo, consumista y hasta cobarde para presentar nuestras iniciativas o declarar nuestras inconformidades. Esto me lleva a pensar que viviendo de este modo perderemos no sólo la orientación de nuestra vida, sino hasta el sentido de nuestra consagración. Considero por ello importante 3

Piélagos Fernando C.P, Raíz Evangélica, pág. 188 4

5

Colosenses 1, 24 6 Gil Herminio, C.P. DIEGO ALBERICI LUBRANI.., pág. 9

Piélagos Fernando C.P, Raíz Evangélica, pág. 254

retomar la invitación del P. Diego y la M. Dolores a ser mujeres compasivas y acogedoras, valientes y contraculturales para asumir desde nuestro compromiso religioso los padecimientos de Cristo, de un modo fecundo y profético. Como lo mencione en un inicio, en adelante reflexionaré sobre cómo veía, como escuchaba y como tocaba la realidad Jesús de Nazaret; sus gestos son una la invitación para asumir sus actitudes. 1.- Ver con los ojos de Cristo Configurarnos con el Crucificado nos implica vernos, ver a los demás y ver la realidad desde sus ojos, desde su mirada. Es decir, de una forma descentrada de todo egoísmo, con mucho amor y acogida. Por cierto hay un dicho que dice más o menos así: “como miras a los demás así te ves a ti”, entraña un aprendizaje, nuestra mirada tiene una implicación total. Así es la mirada de Jesús, que provoca cambios trascendentales: “Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo… (Mc 10, 21)”; y en otro pasaje, dice: “… cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: Zaqueo, baja pronto…” (Lc 19, 5). La mirada de Jesús es actuante, como de suyo lo fue la de la M. Dolores: “Cuando vi a aquellas niñas cambiar en un momento, cuando leí en su corazones los más nobles y bellos sentimientos…comprendí que si tantas criaturas se pierden es únicamente por falta de instrucción religiosa”7. Esta mirada profunda y de fe, cimentada en la oración, va siendo un continuo proceso de configuración con el Crucificado. Tal vez nuestra mirada es juiciosa, superficial e indiferente, sin embargo, todos necesitamos ser mirados y mirar con los ojos de la fe, con los ojos de Jesús. Por ello es necesario dar credibilidad, confianza e implicarnos con los demás; ya que sólo así pueden realizarse los cambios. Por tanto, si queremos realmente comprometernos con la redención de nuestra historia, dejemos de postergar nuestra oración y adentrémonos a este proceso de leer la vida con ojos críticos, desde Cristo Jesús y a ejemplo de nuestra Venerable M. Dolores Medina.

2.- Escuchar con los oídos de Cristo Configurarnos con el Crucificado nos ha de llevar a una escucha atenta y obediente en razón de la voluntad de Dios. Jesús nos dice: “Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan” 7

Piélagos Fernando, C.P. y Gómez López Laura, C.F.P, P. DIEGO ALBERICI, “Hacer Memoria”, pág. 122-123

(Lc 11, 28); Él es quien escucha profundamente la voz de su Padre y la lleva a cabo. Nosotras necesitamos abrir los oídos de nuestro corazón para atender y permitir que la Palabra nos atraiga. La escucha de la Palabra de Dios, rompe con nuestras resistencias y nos despoja de las otras voces que nos son de Dios: la voz nuestro ego y la del mal espíritu; para comprometernos con nuestra historia. Esta dinámica de configuración se da a su vez con el discernimiento, elemento primordial de toda nuestra vida, que nos introduce en un proceso de acompañantes-acompañados. De no ser así perderemos el sentido de nuestra vida comunitaria y misión. Nuestro P. Diego Alberici, nos ilumina con su estilo: “Él nos oía con una paciencia sin límites y luego, según lo que le habíamos dicho, nos daba las instrucciones necesarias8”. Vemos que el P. Diego acompañó a nuestras primeras hermanas porque supo escuchar obedientemente a Dios en ellas. A razón de esto, el XX Capítulo General nos confirma: “Hemos sido convocadas por el Crucificado a formar comunidades orantes, atentas a la escucha de la Palabra, para ser talleres de vida y misión”9. Frente a la escucha de la Palabra de Dios, considero que es necesario hacernos conscientes, de que hemos sido convocadas por el mismo Señor; por tanto es preciso escucharnos y escuchar a los crucificados, para discernir juntas en comunidad y enriquecer nuestra misión. Estoy clara de que podemos escuchar la Palabra y acompañar a nuestros hermanos necesitados, si hacemos nuestro el carácter comunitario de Jesús: de escucha dialogante, de confianza y caridad.

4.- Palpar la realidad como Cristo. Palpar toda realidad entraña profundamente la acción de tocar, tocar la realidad, tocar a la(s) persona(s) no solo físicamente sino con el corazón; es la puerta de entrada para vincularnos con el otro, lo que es lo mismo: “tocar el misterio del amor Divino”10. Jesús de Nazaret, se relacionó con los demás de un modo humilde, atento y oculto, la mayor parte de su vida. Por lo que en los últimos años de su vida fue 8

Piélagos F., C.P. y Gómez López L., C.F.P, P. DIEGO ALBERICI, “Las primeras vesticiones y profesiones”-pág. 130 9 XX CAPÍTULO GENERAL- Programación 2010-2016, COMUNIÓN, FUERZA LIBERADORA Y TRANSFORMANTE, N° I 10 Grün Anselm, La experiencia de Dios a través de los sentidos, pág. 91

capaz de ser un hombre solidario, misericordioso y compasivo con los demás. Así lo ratifica el encuentro que tuvo con el ciego de Jericó. “Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: … Cuando se acercó le preguntó: > Él dijo: >. Jesús le dijo: 11. Seguramente hemos experimentado este ardor de amor del que nos habla nuestro P. Diego y que nos lleva a entregarnos sin medida. Valoro más la invitación, a que seamos dóciles para vincularnos con los crucificados. Teniendo en estima los valores que hemos aprendido de Jesús Crucificado y de nuestros fundadores.

CONCLUSIÓN Para las Hijas de la Pasión de Jesucristo y María Dolorosa, configurarnos con Jesús Crucificado es nuestra vida; no es una utopía sino una realidad que vamos gestando unidas a Él. Que si bien es cierto, que lo que realmente vale la pena, cuesta; ya lo decía la Venerable M. Dolores Medina: “No se llega hasta Ti, Jesús Divino, por camino de rosas alfombrado; se llega con los pies ensangrentados por las duras espinas del camino”. Hermanas a lo largo de estos años de formación, he visto con esperanza nuestro caminar como Congregación y creo que tenemos mucho por aportar cada una y todas a la construcción del Reino 11

Piélagos F., c.p., y Gómez López L., c.f.p. P. DIEGO ALBERICI PASIONISTA, pág. 33

de Dios. Evidentemente la desesperanza a razón de la falta de vinculación con el Señor, es enemiga en el camino, sin embargo nunca es más grande que el Amor de Dios, que nos sostiene. Al compartir con ustedes este breve ensayo, me siento agradecida porque descubro que la vida y misión de nuestros fundadores nos llevan a desear más fuertemente el deseo vivo y real de configurarnos con Jesús Crucificado. Reitero una vez más los sentidos que no podemos perder de vista en nuestra misión: Ver, escuchar, y palpar como Cristo; y los elementos que descubro dan sentido nuestra misión: la oración, el discernimiento, el encuentro con la comunidad de fe y los crucificados. Finalmente les agradezco y les animo a acoger al Señor de nuestras vidas, como nos lo pide nuestro P. Diego: “La única recompensa que pueden darme es que amen mucho a Dios y a la Santísima. Virgen, que sean fieles a la vocación y se hagan santas”12

BIBLIOGRAFÍA Bernaola de San Martín, Pedro. ALBUM HISTORICO DE LOS PASIONISTAS. México 1933 Anónimo. Hijas de la Pasión. A LA SOMBRA DE LA CRUZ. México, D.F., 1964 CONSTITUCIONES DE LAS HIJAS DE LA PASIÓN. México. 1984 Piélagos Fernando, c.p. RAIZ EVANGELICA. México 1989 Piélagos Fernando, c.p., y Gómez López Laura, c.f.p. P. DIEGO ALBERICI PASIONISTA. México. 1993 Gil Herminio, c.p.. DIEGO ALBERICI LUBRANI PASIONISTA Y FUNDADOR.. México. 1996 BIBLIA DE JERUSALEN. España. 1999 Piélagos Fernando, c.p.. DOLORES MEDINA Servicio y Fidelidad. México 2001 Episcopado latinoamericano y del Caribe. V CONFERENCIA GENERAL. Aparecida, Brasil. 2007 XX CAPÍTULO GENERAL. Programación 2010-2016.

12

Piélagos F., c.p., y Gómez López L., c.f.p. P. DIEGO ALBERICI PASIONISTA, pág. 204

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