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EL MATRIMONIO. Es El Matrimonio Sólo Para Cristianos?
EL MATRIMONIO ¿Es El Matrimonio Sólo Para Cristianos? Hoy vivimos en un mundo en el cual cada vez parece ser más difícil el que una persona acepte la

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¿Estaré listo matrimonio?

para

el

Tengo una novia con quien deseo casarme pero sus familiares y los líderes espirituales de mi iglesia se oponen porque yo anteriormente había propuesto matrimonio a otras dos chicas y al fin no me casé. Ellos dicen que no estoy seguro de esta otra decisión de contraer matrimonio. ¿Qué me aconseja que haga, Señor Palau? Ante todo lo felicito por su actitud respetuosa hacia los líderes espirituales de su iglesia. En estos días de tanta rebeldía por parte de los jóvenes, Dios va a honrar esa actitud suya. Es obvio mi estimado joven que usted ha perdido la confianza de las personas que lo aprecian y a los que usted respeta. Quiero darle tres consejos prácticos. En primer lugar, usted y su novia deben estar seguros que este noviazgo sea genuino y esté en la voluntad de Dios. El matrimonio es para toda la vida y por lo tanto sus planes deben ser trazados teniendo esto en mente. En segundo lugar, es necesario someterse a las autoridades superiores. No sólo a las del gobierno, sino también a las de su iglesia y a los padres. La Biblia, en Hebreos capítulo 13 dice: “Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría y no quejándose, porque esto no es provechoso”.

En tercer lugar, hable usted sinceramente con todos aquellos que en alguna forma están involucrados en su caso, particularmente con sus padres y los de su novia. Explíqueles claramente las razones por las cuales usted resolvió no casarse anteriormente con las otras dos señoritas, y la decisión obvia de por qué está convencido de que esta chica sí es la joven que Dios ha destinado para ser su esposa. Es muy importante tener la bendición y el visto bueno de sus padres y los de ella. Si los padres de ambos aprueban su decisión, entonces los líderes de su iglesia deben estar enterados de esto, y así, todos de común acuerdo, pueden proceder a celebrar la boda. Debe existir comunicación abierta entre todos los interesados y lógicamente una convicción irrefutable entre su novia y usted de que efectivamente, Dios los hizo el uno para el otro. Aprecio mucho su confianza al escribirme y que Dios le bendiga.

Por:

Luis Palau

¿Por qué mis oraciones no son contestadas?

“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3).

¿Qué quiere Dios y qué quiero yo? Deberíamos hacernos esta pregunta siempre. La lucha que tenemos muchas veces es la siguiente: “Yo voy a orar por algo que no sé si es lo que Dios quiere”. Por ejemplo: “Señor, me gusta esa chica y quiero que ella me ame”. Esa es una oración que muchos adolescentes hacen, pero ¿estás convencido de que lo que pides es lo que Dios quiere? Tú deseas algo, pero: ¿Dios desea lo mismo que tú? Si crees que lo que estás pidiendo no es el deseo de Dios, es una señal de que tu vida no está sintonizada con Él. Por ejemplo, una buena oración sería: ¡Señor, ayúdame a cambiar mis malas actitudes!, porque sabes que Dios lo quiere así. Santiago nos dice que pedimos pero pedimos mal, para satisfacernos a nosotros mismos y no porque estemos convencidos de que lo que pedimos esté dentro del plan del Señor. Ahora bien, cuando eso ocurre pasan algunas de las siguientes situaciones: 1º

No me siento bien, ni confiado, ni seguro delante de

Dios. Eso no es sano ni bueno. Mi relación con Dios debe ser de completa confianza. No puedo tener áreas escondidas ni secretos. Todo debo exponerlo ante él. 2º Estaré con dudas. La duda y la fe no pueden convivir juntas. Para la oración necesitas fe, no dudas. Eso es pecado. 3º Tal vez pido para mi satisfacción personal. Eso es egoísmo. También es pecado. 4º

Esa oración no será contestada (Isaías 59:1-2).

Esas cosas impiden tu buena comunicación con el Creador. Dios no responde cuando el pecado se mete entre tú y Él. Examina: ¿Cómo estás orando? Lo que vas a pedir, ¿le agrada a Dios? ¿Hay pecado que obstaculice? No te imaginas cuánto es lo que Dios desea contestarte, hasta mandó su Espíritu para que te ayude a pedir. Pero debes hacerlo bajo las condiciones que Dios te da. Te envío un saludo grande. ¡Estoy orando por ti! Gustavo Palizza

¿Puede un creyente perder su Salvación? ¿Es posible que un creyente se pierda, pues no logra vivir absolutamente sin pecar?

1. Es así que el que se convierte al Señor Jesucristo, según Efesios 1:13-14 es sellado con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras hasta el día de la salvación. En otras palabras: el renacido recibe, de parte de Dios, una garantía de que Él lo guardará hasta el día de la salvación. 2. Según Juan 16:13 el Espíritu Santo nos guía a toda verdad. Permítame que lo diga una vez así: un hombre que recibió al

Espíritu Santo es salvo eternamente. El Señor Jesús dice expresamente en Juan 10:28 que nadie arrebatará a Sus ovejas de Su mano, subrayándolo en el versículo 29: “…nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”. Mas ahora se plantea la pregunta: “¿Qué si peco a pesar de tener esta maravillosa posición de hijo de Dios?”, Juan responde esta interrogante: “…y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). El creyente renacido y lleno del Espíritu Santo, ha sido redimido de la culpa y del poder del pecado, pero no así aún de la presencia del pecado. Y en este punto fracasan muchos hijos de Dios por falta de conocimiento de la gloria de Su persona. Pero también está escrito: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse” (Prov. 24:16). No obstante, la Biblia nos exhorta insistentemente, señalándonos que, por consciente desobediencia, podemos perder la “segunda bienaventuranza”. La “primera bienaventuranza” es la vida eterna que recibimos gratuitamente por la fe en Jesucristo, mas la “segunda bienaventuranza” es la recompensa que recibiremos. La primera es imperdible mientras que la segunda se puede perder. Un padre carnal nunca puede negar que tiene un hijo o deshacer este hecho, pero puede desheredarlo. La “recompensa” o como lo expresa el Nuevo Testamento de varias maneras, “la corona”, o “la herencia” la obtenemos solo por seguir fielmente a Jesús (cfr. Romanos 8:17 y 1 Co. 3:11 y ss. y también las ocho promesas para los vencedores en el Apocalipsis). Pero, volvamos a la pregunta: ¿puede un creyente perderse? Existe el gran peligro de encuadrar una multitud de verdades de la salvación que recibimos de parte de Dios en categorías humanas. Este camino siempre termina con conclusiones estériles. Por lo tanto se plantea, en este caso, la pregunta: ¿Quién es

realmente una persona renacida y quién no lo es? La Palabra de Dios nos exhorta a no juzgar “nada antes de tiempo” (1 Co. 4:5). Si yo, por ejemplo, en base a Juan 10, digo globalmente: “Un creyente nunca jamás puede perderse”, esta es una buena y verdadera respuesta bíblica para creyentes temerosos, tímidos y afligidos por dudas. Pero es una respuesta peligrosa para cristianos tibios, carnales y cómodos que entonces dicen “Miren, ya no nos puede pasar nada”, y quienes ya no aspiran de ninguna manera a una vida de santidad y de entrega al Señor. La Escritura nos exhorta a “usar bien la Palabra de verdad” (2 Tim. 2:15). Y la misma Palabra de Dios mantiene en existencia esta tensión para que ningún creyente se anime a vegetar en un cristianismo cómodo y carnal. La Biblia dice, por un lado, como ya lo mencionamos, en Efesios 1:13, que los creyentes fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa y que Él es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de Su gloria (Ef. 1:14). Pero por otro lado la Escritura nos exhorta en Hebreos 3:14 con gran seriedad: “Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”. Y

está

escrito

también:

“Temamos,

pues,

no

sea

que

permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado” (Hebreos 4:1). La pregunta “¿puede un hijo de Dios perderse?” surgió de un deterioro del discipulado de Jesús. Porque para un creyente renacido que ama al Señor Jesucristo de todo corazón y que tiene solamente una pasión: “¿cómo puedo agradar aún más a mi Señor, servirle mejor y progresar en la santidad?”, no tiene importancia la pregunta de si un renacido aún puede perderse o no. Por supuesto citan inmediatamente la objeción que ya mencionamos: “Pero yo conozco también personas que estaban en el camino y que ahora se apartaron por completo”. En cuanto a esto dice 1 Juan 2:19: “Salieron de nosotros, pero no eran de

nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”. Llamada de Medianoche

“Tengo complejos inferioridad”

de

“Tengo un serio complejo de inferioridad. Me avergüenza conversar con la gente y me desprecio a mí misma. Todos parecen ser mejores y superiores. ¿Son señal de humildad los complejos de inferioridad? ¿Cómo hago para librarme de este horrible complejo? Estoy preocupada y confundida.” No, señorita, los complejos de inferioridad no son señal de humildad. Al contrario, generalmente son resultado de la excesiva preocupación por el yo. Los complejos de inferioridad son, en términos generales, el resultado de creer y aceptar los comentarios negativos que otros hacen de nosotros. A veces también resultan como consecuencia de frustraciones que hemos tenido desde la niñez, frustraciones que hemos sido incapaces de corregir. Todas estas cargas negativas nos hacen introvertidos y acomplejados. Por lo tanto, los complejos de inferioridad son señal más bien de egocentrismo, que a su vez es la raíz del orgullo no controlado. No me sorprende que usted esté preocupada y confundida.

Cualquiera que vive con los ojos puestos en el yo, en sí mismo, indefectiblemente estará confundido y perplejo. El corazón humano está cargado de contradicciones inexplicables, por eso los psicólogos aconsejan transferir nuestras fijaciones del yo a otra persona u objeto. Sin embargo, esto es imposible sin una operación transformadora en el alma, una operación que se llama el “renacer”, la regeneración espiritual. Los complejos de inferioridad no se quitan por un mero esfuerzo de la voluntad; se quitan cambiando la manera pensar. Al pensar positivamente uno puede liberarse de aspectos de un complejo, pero es necesario someterse a operación íntima, personal, espiritual del alma. ¿Sabe

de ciertos una quién

puede hacer esa operación? Únicamente Jesucristo. La Biblia dice en Hebreos capítulo 12: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Cuando nuestros ojos están puestos sobre Jesús, y no sobre nosotros mismos, se cumple la promesa bíblica de Hebreos capítulo 13: “Haciendo Dios en vosotros lo que es agradable delante de El”. Los que creemos en Cristo no cerramos los ojos ante la realidad. Reconocemos nuestras incapacidades, como así también nuestras virtudes. Somos honestos, y vemos las cosas tal cual son. No pretendemos ser, conocer o saber lo que no somos ni conocemos. Esta es precisamente una de las virtudes del mensaje de Cristo; la honestidad. Conocemos la realidad, confesamos nuestra pobreza espiritual y personal, pero luego decimos osadamente y ésta es la recomendación que le hago a usted : “Gracias Dios mío porque me haces lo que no soy; me das lo que no tengo, me enseñas lo que no sé. Soy tu hija, y me amas tal como soy, sin condiciones. Mi mente y cuerpo son el Templo de Dios y deseo que Cristo viva en mí”.

Frente a una actitud como ésta, los complejos huyen rápidamente. Por esa razón las personas que han recibido a Cristo en su corazón por la fe, son las más felices del mundo. Luis Palau Si tiene alguna pregunta favor de escribir a: [email protected] Con todo gusto le responderemos.

¿Porqué mis oraciones no son contestadas?

CUANDO LAS ORACIONES NO SON CONTESTADAS Y LAS CALAMIDADES SUCEDEN, ¿ESTÁ DIOS DE BRAZOS CRUZADOS? ¿PORQUÉ OPTA DIOS A VECES POR EL SILENCIO INCLUSO CUANDO GRITO LO MÁS ALTO QUE PUEDO? Tu pregunta propone dos respuestas de Dios en tiempos difíciles: Dios no puede hacerlo. Dios no va a hacerlo. ¿Puede Dios hacer cualquier cosa ante los desastres y las calamidades? El libro de Daniel afirma: «Hace lo que le parece mejor tanto en el cielo como entre los habitantes de la tierra. Nadie puede oponerse a su poder» (4.35 NBD).

La Biblia afirma claramente que Dios puede. Como escribió Pablo: «Dios es el único que gobierna sobre todos; Dios es el más grande de los reyes y el más poderoso de los gobernantes» (1 Ti 6.15 TLA). Jesús también puede. «El Hijo […] sostiene todas las cosas con su palabra erosa» (Heb 1.3 NVI). Dios lo hizo todo. Tiene los manuales de instrucciones de todas las cosas. Sabe cómo funcionan todas. Dios es ilimitado en su poder. Puede responder, y puedes confiar en su fuerza. Ahora sí, haga? Una Dios. Esa rescata a

¿hará Dios cualquier cosa cuando necesitemos que la cuestión más espinosa. No puedo responderla. Sería respuesta debe confiar en su amor y sabiduría. Dios aquellos a los que desea rescatar. Sana a aquellos a

los que quiere sanar. «Te he probado en el horno de la aflicción. Y lo he hecho por mí, por mí mismo» (Is 48.10-11 NVI). Puede que responda, y debes confiar en su soberanía. Aveces el silencio de Dios puede ser la mejor respuesta. Cuando le gritas Dios, ¿de verdad quieres que te devuelva los gritos? Las montañas tiemblan E el Señor. Cuando alguien me grita creo que la mejor respuesta es el silencio. La paz engendra paz. La ira genera ira. Alégrate de que Dios guarde silencio en momentos como ese. Así que recuerda siempre: Dios puede hacerlo, y la voluntad de Dios será cumplida. Max Lucado

¿Qué hacer con los Celos? Toda persona debe llegar a un punto donde se sienta seguro y conforme de sí mismo, de la criatura que es, de la forma en la que Dios quiso crearlo.

Ahora recuerdo una ilustración que vi hace muchos años. Había un niño en actitud reflexiva y se decía a sí mismo: “Yo sé que soy alguien porque Dios no hace basura”. Es esa la aptitud que debe tener todo hijo de Dios. Nosotros todos somos especiales para Dios y Él tiene un plan especial para todos nosotros. Ese es el primer paso que debemos dar para evitar los celos. Cuando usted se siente seguro de su lugar en la creación de Dios, usted mira a las otras personas sin sospecha y sin recelo. Eso es especialmente cierto con su esposo o su esposa. Si usted está contenta consigo misma, existen amplias posibilidades de que su esposo lo estará también. Pero si usted constantemente fastidiando y creando situaciones molestas para su compañero, lo que usted hará es alejarlo de usted, en vez de asegurar su amor, su cariño y confianza. Yo sé como son las cosas en los países hispanos. El hombre sale a la hora que desea y regresa a la hora que desea. Ese es un comportamiento totalmente inaceptable, pero a veces es la mujer la que debe crear en la casa un ambiente en el que su esposo desee quedarse y pasar tiempo placentero con ella, en vez de irse a compartir con sus amigos en otros lugares. “Mejor es vivir en el desierto, que con mujer rencillosa” Proverbios 21:19

No recuerdo quién dijo esto, pero creo que es muy cierto: “Una gran mujer hace de un desperdicio, un gran hombre, o de un gran hombre, un desperdicio”. ¡Detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer! Hace un tiempo yo estuve de visita en uno de nuestros países y una mujer se me acercó pidiéndome consejo respecto a un caso en el que su esposo no le dedicaba tiempo como lo hacía cuando eran novios. Le pregunté: “¿Cuándo fue la última vez que usted esperó a su esposo en su casa con la misma elegancia y belleza con que usted lo esperaba cuando él venía a visitarla durante el noviazgo?” La mujer me miró extrañada, y me dijo: “Pero él es mi esposo. ¡Se supone que él me quiera tal y como soy!”. Yo le respondí: “Es que es posible que usted no sea la mujer con la que el se casó”. Esa

es

la

aptitud

de

muchas

de

nuestras

hermanas

en

Latinoamérica. La percepción de que porque ya estamos casados mi esposa ya está “atascada” conmigo, y sea como sea tiene que quererme y desearme, es una idea errónea. La mujer debe ser “astuta como una serpiente pero mansa como una paloma”. Existen múltiples formas en la que usted le puede parecer esa mujer radiante y atractiva a su esposo de la que él se enamoró.”. Una cena especial, con velas encendidas, y los niños acostados, es tan romántica como cuando nos fuimos de luna de miel mi esposa y yo. Una bata de cama un tanto transparente con las luces tenues después de un buen baño es una trampa de la que su esposo seguramente ¡no podrá escapar! ¿Qué cree usted que es lo que su esposo anhela más de los primeros meses de su matrimonio? Esos días donde todo parecía nuevo. Esa misma tendencia es aún dominante en su mente y las mujeres son las que deben ser astutas y mantener esa tendencia viva. ¿Cree usted que después de una discusión su esposo la querrá más?

Su amor hacia su esposo y su celo van unidos de la mano. Pero ese debe ser un celo divino. Un celo que basado en el interés por el bienestar mutuo. Dios nos ama, por eso es celoso de nuestras alabanzas. Lo mismo debe suceder en nuestro hogar. Usted ama a su esposo, y el celo controlado y objetivo es razonable. Pero dejar que Satanás use celos desmedidos para crear una atmósfera en el hogar donde su esposo desearía no tener que llegar a la casa para no tener que enfrentar peleas y trifulcas, es totalmente inaceptable y extremadamente perjudicial, especialmente a largo plazo. “La mujer insensata es alborotadora, ingenua e ignorante” Proverbios 9:13 Otras veces colocamos expectativas que nuestra pareja no puede cumplir. ¡Esas expectativas usted debe colocarlas en Dios! Su esposo es humano y como tal no será perfecto. ¡Sin embargo, usted lo puede ayudar creando una atmósfera de paz, comprensión, atracción sexual, etc. en la que él se sienta protegido y cómodo! Si usted aprisiona con demasiado celo a su esposo, él tenderá a querer salir y cuando lo haga, entonces se comportará peor. Cuando su esposo salga, ¡Entrégueselo a Cristo! Ore por él antes de salir. Dígale: “Mi amor, espera…” ¡Coloque su mano sobre él y ore junto por él rápidamente y entrégueselo a la protección divina”. De ahí en adelante, él es responsable ante Dios y Dios es responsable por él. “La casa y las riquezas son herencia de los padres, pero don de Jehová es la mujer prudente.” Proverbios 19:14 En conclusión, si usted lo ama y se hace constantemente más deseable que otras mujeres. ¡No hay nada de qué preocuparse! “Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros

pensamientos en Cristo Jesús” Filipenses 4:6-7

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