EVOLUCIÓN DE LOS UNIFORMES MILITARES ARGENTINOS

EVOLUCIÓN DE LOS UNIFORMES MILITARES ARGENTINOS Cuarta parte Por el My Sergio O. H. Toyos EL COMIENZO DE LA INFLUENCIA NORTEAMERICANA Al final de la I

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EVOLUCIÓN DE LOS UNIFORMES MILITARES ARGENTINOS Cuarta parte Por el My Sergio O. H. Toyos EL COMIENZO DE LA INFLUENCIA NORTEAMERICANA Al final de la IIda Guerra Mundial, y volviendo al uniforme de combate, ganaba terreno el corte americano, de color verde oliva, compuesto por pantalones bombachos con amplios bolsillos, camisa de color arena (con el cuello por encima del de la chaquetilla o blusón de combate y corbata para ciertas paradas o formaciones y desfiles), blusón de combate con cuatro grandes bolsillos y se abandonaba aquí también, el tradicional correaje marrón de cuero, por cinturones de galón, al estilo americano. De todas formas, antes de afianzarse este modelo, se distribuyó en grandes cantidades, un correaje compuesto por cinturón, espalderas, porta cargadores, tahalí, portapala, pistolera y otros accesorios confeccionados en fuerte cuero color verde oliva. Hubo cinturones con hebilla cuadrada de bronce y otros de hebilla redonda, con sistema de enganche por ojal. Como cubrecabeza, aparecieron los casquetes con visera. A ello se sumó el ensayo de un casco no balístico para uso por parte de los paracaidistas, y el M-1 ya fabricado en el país, para el resto de las tropas.

El uniforme y el casco de los primeros paracaidistas. Tal vez, por la capacitación, doctrina adoptada y materiales con que se los equipara, fueron los uniformes de más notoria influencia norteamericana de la época. Es de reconocer que la forma del casco, se compadece más con el modelo inglés de las tropas aerotransportadas de la IIda GM. También hubo determinadas prendas empleadas para lanzamiento, de neta inspiración británica.

Casco de protección no balístico con el que se equipara a nuestros primeros paracaidistas.

Como expresáramos, este tipo de casco, junto al suizo, usado por el resto del Ejército, dio paso al modelo americano M-1, ya fabricado por FM. Inicialmente, se lo enmascaraba con redes y procedimientos y materiales de circunstancias (tela de arpillera, lona pintada, etc.), para terminar recibiendo las primeras fundas miméticas a principios de la década de los ’80.

El ubicuo casco M-1, aún en uso en amplio espectro.

Mientras tanto, los modelos de uniformes de combate fueron cambiando levemente en sus características, manteniéndose la modalidad ya descripta y el tipo de telas y detalles de refuerzo, según fuere la zona del país, a que se los proveyera. De tal modo, las tropas de monte, continuaron usando su característico sombrero de fieltro marrón, legado del uniforme marrón terroso, con el uniforme de combate provisto de refuerzos de cuero marrón oscuro, en los hombros, codos y rodillas, ganándose sobradamente por el oponente subversivo, el mote de “rodillas negras”, merced al valor y maestría para desenvolverse en el monte y en el combate. El resto de los uniformes mantuvo el color verde oliva, a excepción de los provistos a las tropas de montaña, que recibieron prácticos y fuertes uniformes de doble color: blanco y verde oliva, reversibles. Simultáneamente, los usaban con prendas especialmente diseñadas para operar con bajas temperaturas y nieve, por lo que recibían excelentes borceguíes de cuero engrasado con encastres para los esquíes, polainas, mitones y pasamontañas, y otras prendas de abrigo, entre otros detalles.

Finalizando la década del ’70, comenzaron a aparecer tímidamente los primeros modelos de uniformes miméticos, probándose diversos patrones y cortes, por parte de lo que fuera el embrión de la actual Compañía de Comandos 601, que se dio en llamar “Equipo Halcón 8”, creado, organizado, equipado e instruido para estar pendiente de las necesidades de seguridad y protección que demandara el desarrollo del Mundial de fútbol de 1978. Progresivamente, fueron experimentados y posteriormente, distribuidos en escala mayor, particularmente a las unidades de monte. Fue recién promediando la década del ’90, que se adoptó un nuevo uniforme mucho más simple, práctico y funcional de combate, siguiendo patrones y moldería similar a los usados por el ejército de EE.UU. Se conocieron por primera vez, las telas rip stop (antidesgarro) y se adoptaron varios tipos de patrones de mimetizado: uno para monte – selva, muy parecido al ampliamente difundido norteamericano del BDU (Battlle Dress Uniform) bosque (Woodland), y otros dos para las regiones patagónico – desérticas:

Telas mimetizadas:

Monte

Patagónica

Desértica

Por último, desde 2006, viéndose los costos que demandaba el mantener la obtención, fabricación y mantenimiento de varios tipos de uniformes, se optó por mantener la moldería de los uniformes adoptados y volver a usar el verde oliva monocolor para todos los uniformes de combate, a excepción de ciertas unidades de la Patagonia y de las zonas donde predomina el monte, a las que se les sigue proveyendo uniformes mimetizados.

Tela rip stop verde oliva de los uniformes de combate que actualmente se fabrican y proveen.

Otra excepción, la constituyen las tropas destacadas a cumplir con misiones militares de paz, que continúan recibiendo los uniformes miméticos y la particular forma que se adoptó con las provisiones de quienes integran la FTA conjunta en Haití, donde por lo caluroso del clima caribeño, se ha diseñado un uniforme compuesto por pantalón corto y camisa de manga corta.

Uniforme actual de combate verde oliva – versión para zonas frías.

Este uniforme incluye pantalón, camisola, casquete de abrigo y blusón de abrigo con chaleco desmontable. Se complementa con ropa interior especial, pulóver, mitones, pasamontañas y medias de lana.

Sombrero celeste (ONU) tropical provisto a la FTAC de MINUSTAH

Uniformes miméticos tropicales para emplear en la misión MINUSTAH de la ONU.

Tiempos de cambio: uniforme de combate mimetizado con casco PASGAT americano, compartido con el M-1. Se prevé reemplazar progresivamente al noble M-1, existente en enormes cantidades, por un modelo nacional semejante al PASGAT, de mejor protección. Uniforme de combate mimético aún provisto a todo el ejército y que permanecerá provisto para las UU de Mte.

Uniforme de combate provisto en regiones desérticas, montaña y Patagonia

Modelo de rompevientos blanco provisto a tropas de alta montaña. Se completa con pantalón y pasamontañas del mismo color.

CONCLUSIONES Luego de haber visto lo expuesto, cabe reflexionar acerca de las variaciones de influencias uniformológicas que expresáramos, interpretando la forma y circunstancias en que se produjeron a lo largo de la historia de nuestro Ejército. Ello obedece simplemente a la adopción de posturas frente al mundo, acerca de cómo nos fuimos organizando como Nación y como una institución de ésta y a su entero servicio. Los avatares de las guerras internacionales, y la forma en que los países emergentes como el nuestro, fueron buscando la excelencia en las organizaciones militares extranjeras de mayor prestigio, relevancia y calidad operacional, fueron los motores que impulsaron la adquisición de armamentos en uno u otro país, así como la búsqueda por obtener capacitación en instituciones prestigiosas, atrayendo a instructores, observadores e incluso a hacer revistar en nuestro Ejército, a oficiales de diversos países, entre los que cabe destacar especialmente a Alemania y en menor grado, a Francia. Este aspecto se manifestó especialmente en la doctrina alemana que comenzó a introducirse en la Fuerza, a comienzos del siglo XX, llegando a tener como director de la recién creada Escuela Superior de Guerra al general prusiano Alfredo Arent, quien trajo consigo a un grupo de prestigiosos oficiales. La acción de estas “misiones” extranjeras dejaría una fuerte impronta que se haría sentir en muchas facetas de la organización y funcionamiento de las organizaciones militares, con la sola excepción de la británica, que sólo se manifestó y fugazmente, en los aspectos que hacen a la uniformología. La que más perduraría, sería la germana, manifestada en los uniformes de campaña y en algunos rasgos de los uniformes de diario. Por último, ya desde mediados de la década de los ’60 hasta nuestros días, se afianzaría en amplio espectro, la influencia norteamericana, particularmente en lo concerniente a aspectos doctrinarios, gran parte del equipamiento, a través de los Programas de Ayuda Militar, comprándose grandes can-

tidades de materiales, vehículos y equipos en los EE.UU. Los uniformes se confeccionaban en nuestro país, pero se adoptaba un patrón que respondía en colores y formas de cada atuendo, de manera muy parecida a los usados por aquel país. Esto sucedía con los uniformes de campaña o de combate, pero no así en los demás atuendos (diario, social y gala), en que se marcaría una línea predominantemente argentina, bicolor, pero con reminiscencias de los uniformes norteamericanos de la IIda Guerra Mundial. Hoy en día, se encuentran en estado de avanzada elaboración, serios proyectos de modificar progresivamente los uniformes de diario, social, etiqueta y gala. La cantidad de prendas a proveer y los costos que supondría, hacen pensar que esto implicaría una operación progresiva y lenta en el tiempo, debido a los altos costos que supondría. No obstante, existen fuertes tendencias para simplificar las prendas, orientar los uniformes de diario para hacerlos de pantalón / pollera y chaquetilla verde oliva; dejar la gorra sólo para el uniforme de social (que cambiaría su visera por una de color negro, para uniformar todos los accesorios de cuero del uniforme); imponer una boina para el uniforme de diario; imponer el uniforme de etiqueta, haciendo extensivo su uso para los suboficiales y eliminar el uniforme de gala, por anticuado y excesivamente costoso. Su función la cubriría el uniforme de etiqueta, con el agregado de unos pocos accesorios. Se mantendrían para uso en cuarteles, oficinas y dependencias internas, el uso de los pulóveres y camperas, así como del piloto y el capote. Pero donde tal vez esté la mayor modificación, será en los uniformes a usar por el personal femenino, ya que el que usan, en todos sus tipos, fue una tosca adaptación del masculino, sin tener en cuenta aspectos de real importancia, respecto de respetar el género especial de la vestimenta del bello sexo. De esta forma, ya se han confeccionado diversos prototipos que nos muestran prendas mucho más apropiadas para la mujer, que las que actualmente usan. A modo de ejemplo, se muestran algunas de las propuestas:

Pueden observarse los detalles: boina, pollera y chaquetilla V/O con solapas modificadas (puntas redondas) y sólo tres botones. Desaparecen los bolsillos superiores y los inferiores van sin botón y oblicuos; pollera sin la tabla delantera; camisa con bordes del cuello redondeados y una corbata o pañuelo cuyo diseño está aún sin concretar

A su vez, se han hecho confeccionar varios prototipos de nuevas galeras que progresivamente, reemplacen a las que actualmente se encuentra usando el personal femenino:

Algunos de los modelos de galera propuestos para diario y social: desaparece el barbijo, se baja la copa, se suben más las alas y se coloca una cinta alrededor de la copa que termina airosamente en la parte trasera y que sostiene (en la galera de diario), un vivo del color del arma, especialidad o servicio

Esta propuesta, se encuentra solamente a nivel de proyecto, mientras se estudia la factibilidad de implementarlo en función de los aspectos financieros que involucraría la confección de lo que inicialmente se provea y la situación económica del personal. Es de tener en cuenta para todo esto, que la FAA y la ARA, han cambiado la totalidad de sus uniformes, comprendiéndose la factibilidad de su realización, por la menor cantidad de personal que revista en ambas FF.AA. Es de interés el hacer saber que a nivel del Ministerio de Defensa, se encuentra trabajando una comisión de personal militar superior y subalterno perteneciente a las tres FF.AA., que ha prestado valiosos aportes a la concreción de estos proyectos. Se trata de un grupo de asesoramiento ministerial, en todo lo concerniente a los aspectos de respeto y observancia de todo lo que tenga que ver con la mujer militar, incluyendo entre un variado espectro de elementos, su presentación, prestancia y conservación de la esencia femenina, aún vistiendo nuestros clásicos uniformes, los que ahora se adaptarían de mejor forma, a exaltar la femineidad. Estos cambios se operarían solamente en los uniformes de diario, social y etiqueta, permaneciendo el de combate o campaña, igual para todo el personal militar.

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