Evolución precios alimentos

AGFLACIÓN: ¿UN PROBLEMA DE DEMANDA? Mariana Hirsch (CIEA-FCE-UBA) Resumen El explosivo aumento de los precios de las mercancías agrarias acaecido en

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AGFLACIÓN: ¿UN PROBLEMA DE DEMANDA? Mariana Hirsch (CIEA-FCE-UBA)

Resumen El explosivo aumento de los precios de las mercancías agrarias acaecido en los últimos años ha dado lugar a la utilización de un nuevo término para referirse al fenómeno: la agflación. El término refiere directamente a la suba del precio de las commodities (materias primas), haciendo especial hincapié en el caso del trigo, la soja y el maíz. Las razones de este fenómeno no se encuentran aún discutidas con mayor profundidad. El planteo más generalizado respecto del origen de estas variaciones encuentra su basamento en la mayor demanda por estas mercancías existente a partir de dos fenómenos: la reactivación económica de los países “emergentes” (destacando principalmente en este sentido el papel de China) y la producción de biocombustibles. En el presente trabajo se intenta un primer acercamiento al problema a partir del planteo de ciertas inquietudes surgidas del análisis de esta explicación.

Variaciones en los precios de las mercancías agrarias

US$

De un tiempo a esta parte las mercancías de origen agrario han sido el centro de atención a nivel mundial en lo que a variación de precios se refiere. Si bien el fenómeno resulta común para el conjunto de estos bienes en general, se vuelve particularmente preocupante frente a las sostenidas subas de precios de aquéllos cultivos considerados principales en términos de “consumo”, esto es, a la soja, el maíz y el trigo.

Evolución precios alimentos

1.800,0 1.600,0 1.400,0 1.200,0 1.000,0 800,0 600,0 400,0 200,0

20 08

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0,0

Arroz US$ por tn Blanco 5% partidoThailandia Cebada US$ por tn N°1 Canadá Banana US$ por tn FOB Estados Unidos Naranja US$ por tn Importación Francia Aceite de girasol US$ por tn Golfo de México

Fuente: elaboración propia en base http://www.mecon.gov.ar/peconomica/basehome/infoeco.html

a

datos

extraídos

de

Evolución Precios Comodities dólares por tonelada

600,0 500,0

US$

400,0 300,0 200,0 100,0

19 80 19 82 19 84 19 86 19 88 19 90 19 92 19 94 19 96 19 98 20 00 20 02 20 04 20 06 20 08

0,0

trigo

maiz

soja

Fuente: ídem La persistencia y magnitud de las subas en estos precios ha dado lugar al tratamiento del problema de manera específica utilizándose a tal fin el término agflación. El problema de la demanda El intento por dar una explicación al problema no ha tardado en llegar. Uno de los argumento más esgrimidos a la hora de analizar las subas antes mencionadas es el del considerable aumento de la demanda a nivel mundial por las mercancías agrarias en cuestión. Estas serían entonces las “causas reales” de la inflación agropecuaria, la cual estaría basada en en un “tirón de demanda”. Esta explicación, desde ya, trasciende al mundo de los agroalimentos. La tesis de la inflación por demanda se refiere al conjunto de las mercancías en general. Así, el problema se plantea de manera tal que, frente a una la creciente demanda, sea cual fuera su causa, no existe en el mercado oferta que pueda suplirla. De esta manera, sea porque existe plena ocupación de los factores, sea porque la demanda crece más aceleradamente aún que la oferta allí cuando la capacidad ociosa de la sociedad permitiera aumentar positivamente esta última, los precios no cesan en su aumento al calor de la insatisfacción de los consumidores de los bienes cuya producción no alcanza a cubrir las necesidades del mercado 1 . Llevando este planteo al problema que nos interesa, el de los precios de las mercancías agrarias, dos líneas de investigación se abren frente a esta hipótesis: una orientada a dar respuestas al por qué la oferta no puede aumentar de manera tal que presione a la baja de los precios agrarios y otra referida a cuál es la razón de la mayor demanda, en este caso de alimentos. Para dar respuesta a la primera inquietud deberemos empezar por dar cuenta de la determinación de los preciosde las mercancías agrarias. Luego veremos qué nos dicen los análisis del fenómeno respecto de la segunda cuestión planteada. Acerca de la determinación del precio de las mercancías agrarias Los precios de las mercancías en general están dados por el tiempo de trabajo socialmente necesario, realizado de forma privada, que se ha materializado en ellas 2 ; más concretamente, los precios están 1

Para un breve desarrollo de ésta y otras teorías sobre las causas de la inflación ver Kicillof, A. y Nahón, C. (2007) “El retorno de la inflación a la Argentina” en Anuario EDI, Año 3, Nº3, ISBN 1669-3817, págs.156 a 171. 2 Marx, K. El Capital. Crítica de la economía política Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1999, Tomo I, capítulo 1

determinados por el costo de los elementos productivos más la tasa general de ganancia imperante en la economía, donde se encuentran anuladas las diferencias que surgen de las distintas composiciones y tiempos de rotación del capital 3 . Sin embargo, los precios de las mercancías agrarias y mineras parecen contradecir de plano esta determinación. Por ejemplo, para producir una tonelada de soja en el partido de Pergamino de la provincia de Buenos Aires se necesita una cantidad de trabajo notablemente menor del necesario para producir la misma tonelada de soja en la zona este de la provincia de Tucumán, y ambas toneladas, como no puede ser de otro modo, tienen el mismo precio. Y lo mismo podría decirse de un barril de petróleo o una libra de cobre. Salta a la vista, pues, la existencia de una característica distintiva de la producción agraria y minera. Dicha característica es la presencia de condiciones naturales de producción no controlables y, por tanto, no reproducibles, por el trabajo humano. Se trata, fundamentalmente, de atributos de fertilidad y ubicación de las tierras que actúan como medios de producción 4 de tales mercancías. Veamos resumidamente cómo se determinan los precios de las mercancías afectadas por esta situación particular. La demanda por mercancías agrarias y mineras sobrepasa inmediatamente a la oferta lograda mediante la producción en las condiciones naturales donde el trabajo alcanza su mayor grado de productividad. A partir de entonces, los nuevos capitales que se suman para satisfacer la demanda incrementada deben producir en condiciones naturales en las que el trabajo es menos productivo, o bien, alternativamente, sumarse a los capitales ya existentes como nuevas cuotas de capital correspondientes a una productividad del trabajo igualmente menor. Cualquiera sea el caso, los costos de estos capitales son más elevados, y como la obtención de una ganancia normal es condición para su entrada en producción, los precios de las mercancías en cuestión deben necesariamente subir. En este contexto, la propiedad privada sobre las condiciones naturales que permiten poner en acción la mayor productividad del trabajo cobra una relevancia sustancial: quien la detente será el beneficiario de una plusganancia. Esta especificidad de la producción agraria y minera da lugar a la existencia del terrateniente como un sujeto social distinto al capitalista y al obrero y a la renta de la tierra como un componente especial del precio de las mercancías allí producidas. La cantidad de renta de la tierra que se suma al precio de las mercancías agrarias y mineras tiene una determinación más. En cuanto monopolio sobre una porción del planeta, la propiedad privada sobre la tierra exige un pago por la concesión de la tierra, aun cuando ésta no sea portadora de la obtención de una plusganancia. En base a esta nueva determinación se distingue a la renta de la tierra entre renta diferencial, correspondiente al monopolio sobre condiciones naturales diferenciales, y renta absoluta, correspondiente al monopolio absoluto sobre toda condición natural 5 . En suma, a diferencia de la generalidad de las mercancías, las mercancías agrarias y mineras tienen su precio determinado por la suma del costo de los elementos productivos, la ganancia normal correspondiente al capital adelantado y la renta diferencial y absoluta de la tierra. Sobre esta base, cada aumento en la oferta de mercancías agrarias se produce a partir del desplazamiento de la producción a tierras en las cuales la capacidad productiva del trabajo es menor que aquélla en donde las tierras ya se encuentran en producción, llevando el precio de mercado de estas mercancías por encima del vigente en el período anterior al crecimiento en la cantidad producida. Por lo tanto, no existe posibilidad de bajar el precio de estas mercancías vía aumento en la oferta, salvo, por su puesto, que exista un salto en el desarrollo de las fuerzas productivas en juego en esta rama de la producción por el cual la nueva masa de mercancías producidas se realice con un costo menor al que venía rigiendo.

Causas del aumento de la demanda Volvamos por un momento al otro problema planteado anteriormente. Según las explicaciones más difundidas acerca del problema de la agflación, dos serían las razones del incremento de las necesidades de productos agrarios a nivel mundial. Por un lado, el sostenido crecimiento de los llamados países en vías de desarrollo. El papel de los NICs y, especialmente de China, sería en este sentido central. Una segunda causa de la variación creciente en la demanda por estas mercancías respondería al desarrollo de la producción de los bíocombustibles: el bioetanol o etanol de biomasa, para cuya producción se utilizan el maíz, el trigo o la cebada y el biodiésel, producido a partir de aceites vegetales, siendo el de soja uno de los principales utilizados. La proliferación del consumo de este tipo de combustibles se debe a lo competitivo que ha devenido su precio frente al de los combustibles fósiles, históricamente tanto más baratos que los primeros que convertían a la posibilidad de la producción de biocombustibles en una de carácter irrealizable. Sin embargo, los aumentos sufridos por el gas y el petróleo principalmente desde 2004 han extendido el rango 3

Marx, K., op. cit., Tomo III, P. 573 y ss. Marx, K. op. cit. 5 Armando Barta ha llamado la atención sobre la multiplicación de la renta diferencial que surge de la aplicación de sucesiva de cuotas de capital correspondientes a una menor productividad del trabajo por parte de la renta absoluta, al sumarse el aumento de ésta a cada una de las cuotas de capital.(Bartra, Armando, “La renta capitalista de la tierra”, Cuadernos agrarios, año 1 número 2, Chapingo, abril-junio 1976, pp. 72-73) 4

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de acción a la hora del desarrollo de la producción de fuentes alternativas de combustibles como las mencionadas en cuanto a precios se refiere.

Evolución del precio del petróleo

250,0 200,0 150,0 100,0 50,0

20 07

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0,0

Petróleo Indice 2005=100 en dólares

Fuente: ídem

US$

Evolución del precio del gas 450,0 400,0 350,0 300,0 250,0 200,0 150,0 100,0 50,0

20 07

20 05

20 03

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19 99

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0,0

Gas natural (Rusia) US$ por 1000 m3 Frontera rusa para Alemania Gas natural licuado US$ por m3 Indonesia a Japón Gas natural (EE.UU.) US$ por 1000 m3 Spot Henry Hub Louisiana

Fuente: ídem

Nos enfrentamos entonces a la necesidad de dar respuesta a las causas del aumento del precio del petróleo, para lo cual, ante todo, deberíamos conocer la forma en que se determina el precio del mismo. Precio y renta del petróleo Si bien para las mercancías mineras así como el para petróleo corre la explicación que se diera anteriormente respecto a la conformación de su precio 6 , es preciso en estos casos tener en cuenta un 6

Un desasrrollo sobre la renta petrolera y su medición para la Argentina puede verse en Mansilla, Diego, “Una aproximación al problema de la renta petrolera en la argentina (1996-2005), Realidad Económica 223, 1º de octubre/15

elemento más que las diferencia de las mercancías portadoras de renta agraria: la forma más efectiva que puede tomar la apropiación de renta de monopolio absoluto sobre las condiciones naturales dadas las características específicas del proceso productivo de estas mercancías. Dijimos que la renta de la tierra es una parte constitutiva del precio de los productos en los que estas condiciones no controlables por el capital entran en juego. El destinatario de este monto de valor que toma la forma de renta no es otro que aquél que tiene potestad sobre la porción del suelo donde la producción se lleva a cabo, es decir, el terrateniente. De esta manera con cada ciclo productivo el terrateniente embolsa para sí una porción de valor por el simple hecho de detentar el monopolio sobre uno de los medios de producción de estas mercancías 7 . De todo lo expuesto hasta aquí respecto a las condiciones de producción, se deduce que la única forma de apropiar una parte de valor bajo la forma de renta es vía la puesta en producción de la tierra en propiedad del terrateniente. Esto es, de no producirse mercancías en una porción de tierra, no hay renta que cobrar por ese terreno. Y es aquí donde la producción extractiva se diferencia sustancialmente de la agraria, y, correspondientemente lo hacen los terratenientes agrarios de los mineros y petroleros, contando estos últimos con una sustancial ventaja frente a los primeros. A diferencia de los propietarios de tierras para la producción extractiva, los de las agrarias no pueden dejar a las mismas fuera de producción a la espera de mejores condiciones de precios para ofertar sus productos sin ver afectado el monto total de valor que reciben como renta de la tierra. Cada ciclo que las tierras no se cultivan existe para el terrateniente una pérdida irrecuperable de renta, puesto que la misma está portada en el precio de las mercancías que se producen en esas tierras y, si en un ciclo productivo las mercancías producidas son cero, también lo será la renta. No sucede lo mismo con el otro grupo de mercancías. Para ellas sí corre la posibilidad de enlentecer y hasta detener el proceso extractivo hasta que las condiciones de mercado evidencien mejoras en términos de precios. Esta posibilidad es una consecuencia de las características materiales de la producción en juego. El volumen de producto susceptible de ser extraído de una determinada tierra se encuentra, desde un primer momento, dado. Desarrollaremos mediante un ejemplo el problema, en vistas a simplificar la cuestión. Supongamos que la tierra A cuenta con ciertas características que la hacen apta para el cultivo de trigo. Dada la capacidad productiva del trabajo, esa tierra arroja por año de siembra, 100 kilos de trigo. Esto significa que en dos años el terrateniente obtendrá un arriendo en el que se materializará renta de la tierra correspondiente a 200 kilos de trigo. Supongamos también que el precio del trigo en el año 0 es de $ 1 por kilo y que corresponde al terrateniente el 50% de ese monto en concepto de renta. Esto significa que el monto por año producido en esa tierra será de $100 y el terrateniente embolsará para sí $50. Ceteris paribus, en dos años lo producido ascenderá a $200 y el terrateniente apropiará $100 Ahora bien, si en ese mismo año 0 el terrateniente decide no arrendar la tierra porque quiere presionar,a la suba del precio del trigo y, por lo tanto, del arriendo, su ingreso ese año será igual a cero. Sin embargo, dada la merma en la oferta, en el año 1 el precio habrá subido, por ejemplo, a $2 por kilo. Dejando de lado las posibles variaciones en los costos, que no hacen a nuestra explicación, esto significa que en el año 1 se producirán 100 kilos de trigo por los que se obtendrán $200, correspondiendo al terrateniente no ya el 50% sino el 75%, esto es, $150. Analizando el período completo de tiempo observamos que: si se hubiera producido trigo durante los dos años, la producción total hubiera sido de 200 kg, que hubieran costado $200 de los cuales $100 hubieran ido a parar a los bolsillos del terrateniente. Por el contrario, al retirar las tierras de producción, se obtuvieron solo 100 kg. de trigo y, si bien el terrateniente logró embolsar una magnitud de valor mayor a la que hubiera obtenido anteriormente ($150) lo cierto es que perdió la posibilidad de apropiar una porción de valor que es absolutamente irrecuperable: la que le hubiera correspondido de prestar sus tierras para la producción en el año 0. Ahora bien, si en vez de ser apta para el cultivo en la tierra A existiera una cantidad de 100 kilos de oro posibles de ser extraídos y, suponiendo que la capacidad productiva del trabajo resulta ser tal que pueden extraerse 100 kilos del metal por año, el dueño de esa tierra podría retirar el total del volumen de la producción en ese lapso de tiempo. Con un precio de $1 por kilo de oro y con un monto de renta del 50% para el terrateniente, al final del año se obtendrán $100, 50 de los cuales serían propiedad del dueño de la tierra. En el año 1 no habrá más oro que extraer con lo cual se obtendrán $0. Siguiendo el ejemplo anterior, si en el año 0 el terrateniente no habilitara la extracción en la espera de mejores precios la producción sería, para ese año, nula, así como la renta. Sin embargo, al año 1 el terrateniente se encontrará con la misma cantidad de oro plausible de ser obtenida. Así, si el precio del oro se duplicara por la falta de oferta, ese año el valor total de oro extraído sería de $200 quedando para el terrateniente minero $150. A primera vista, los casos son absolutamente indistintos. Sin embargo, al verlo en términos del tiempo completo analizado observamos que en este segundo caso, de haberse extraído el metal en el año 0, la de noviembre de 2006 7 El siguiente desarrollo es tomado de Iñigo Carrera, Juan, “La formación económica de la sociedad argentina. Volumen I. Renta agraria, ganancia industrial y deuda externa. 1882-2004, Ed Imago Mundi, Bs. As., 2007, P. 13 y 14

producción hubiera sido igual que en el año 1 (100 kilos), pero la renta hubiera sido menor ($50). Al año siguiente, variara el precio del metal o no, el terrateniente ya no tendría nada por lo que arrendar su tierra. De suspender la producción en el año 0 y retomarla en el año 1, el producto total obtenido no varía, pero sí lo hace el precio y, con él, la renta. A diferencia del ejemplo anterior, nada hubo para perder con la espera de un año sin producción. Por mucho que quisiera, el dueño de la mina solo podía ver producir en sus tierras este monto de producto. Es por eso que nuestro segundo terrateniente no tiene nada que perder al suspender la actividad extractiva en su tierra por un período de tiempo dado. Esto es, decíamos anteriormente, lo que le otorga al terrateniente extractivo una capacidad de negociación mucho más fuerte que la de aquéllos que se ven más urgidos por llegar a acuerdos en pos de obtener una renta. Dadas estas condiciones, no es difícil de comprender entonces que la relación de solidaridad de clase que establecen los terratenientes no agrarios en la lucha por imponer un mayor precio para las mercancías producto de sus tierras sea una mucho más potente que aquella que logran consolidar los dueños de tierras productoras de mercancías agrarias, de ahí la trascendencia del papel desempeñado por la Organización de Países Productores de Petroleo en términos de la variación del precio del barril de crudo. Pues bien, salta a la vista el papel que juega entonces el poder de la clase terrateniente a la hora de fijar el precio de un bien como el petróleo. De cualquier manera, cabe preguntarse cuál es la razón por la cual las relaciones de solidaridad entre los terratenientes petroleros se establezcan con más o menos fuerza en algunos momentos particulares de la historia, y, más precisamente para la discusión que aquí estamos desarrollo, por qué hoy es uno de esos momentos 8 . ¿Evidencias de una crisis? La forma en que se organiza el trabajo total de la sociedad en el modo de producción capitalista adolece de toda organización consciente. Las crisis periódicas son por lo tanto, una característica constitutiva de este modo de producción. Las mismas se reiteran con más o menos fuerza desde sus inicios y presentan, en general, ciertas características comunes. Una de ellas es el aumento sostenido, previo al estallido de la crisis, de los precios de las mercancías portadoras de renta de la tierra. Otra es la consecuencia casi inmediata ex post el colapso: una baja sustancial de aquéllos precios inflados con anterioridad 9 . La evidencia empírica nos muestra que así sucede en 1890 10 , 1930 11 y 1973. La presente situación financiera de Estados Unidos parece seguir abonando a la teoría de la aún no resuelta crisis iniciada en 1973. Quizás éste sea el camino que nos conduzca a dar respuesta a la pregunta abierta al fin del apartado anterior. Conclusión Decir que cuando aumenta la demanda de un producto su precio varía en el mismo sentido es, a todas luces, una verdad de perogrullo. Sin embargo, este es el tipo de afirmaciones que, desde la ciencia económica actual, se esgrimen como la explicación última sobre ciertos fenómenos. Este es, ni más ni menos, el caso de la llamada agflación. En la búsqueda de una respuesta al problema que trascienda las apariencias por todos conocidas, hemos intentado avanzar en el conocimiento de las las determinaciones que aparecen como las posibles causas del fenómeno. Nos hemos encontrado a cada paso con nuevas preguntas que ampliaban la necesidad de extender nuestro análisis. Una de fundamental importancia ha quedado sin resolución, abriendo nuevos posibles cursos de investigación: por qué los precios de las mercancías portadoras de renta varían positiva y luego negativamente frente a una crisis. La respuesta a esta cuestión quizás sea el último eslabón en la cadena que dio origen al presente trabajo, o, quizás, solo nos ponga frente a la necesidad de continuar avanzando.

8

Mientras que para los años que van entre el 2000 y el 2005 el objetivo explícito de la OPEP era de US$ 22 a 28 por barril, para el 2006 el objetivo implícito ascendió a US$ 60 por barril. http://www.muchapasta.com/b/var/precio%20del%20crudo.php 9 “Es entonces que el desencadenamiento de la crisis de superproducción general de capital toma la forma de su opuesto, a saber, de una violenta insuficiencia de la oferta de las mercancías primarias. Si el petróleo se presenta como la expresión paradigmática de la correspondiente suba de los precios, las mercancías agrarias no se quedan atrás. Y con la suba de estos precios, la renta de la tierra agraria argentina, y cobrando significación ahora también la de la tierra petrolera, pasan, del raquitismo, a un esplendor pocas veces visto, como si hubieran seguido los pasos de un Charles Atlas. (...) Superado el primer paso del incremento violento de los precios de las mercancías primarias en el mercado internacional, el avance de la economía mundial hacia la crisis de superproducción general toma la forma simple de una caída no menos violenta de esos precios.” Iñigo Carrera, J. La acumulación de capital en la Argentina, Mimeo, CICP, Bs. As., 1999. 10 Brailovsky, Antonio Elio, 1880-1982 Historia de las crisis argenitnas, Editorial de Belgrano, 1982, P. 56 11 www.anav.org.ar/sites_personales/5/PRHISTOR.DOC

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