FILOSOFÍA Y CIUDADANÍA

FILOSOFÍA Y CIUDADANÍA 1º BACHILLERATO. Materiales y apuntes. TEMA 1: INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA Pág. 2 ¿Qué es filosofía? Ontología y epistemología.

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FILOSOFÍA Y CIUDADANÍA 1º BACHILLERATO. Materiales y apuntes. TEMA 1: INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA Pág. 2 ¿Qué es filosofía? Ontología y epistemología. Metodología. TEMA 2: LOS ORÍGENES Pág. 5 Paso del Mito al logos. Primeros filósofos. TEMA 3: EL SER Pág. 22 El sentido de existir, el dolor, la trascendencia y la muerte. La realidad y la apariencia. Espiritualismo y materialismo. Sócrates, Platón y Aristóteles. TEMA 4: EL CONOCIMIENTO. COSMOVISIÓN ANTIGUA Pág. 30 Epistemología. Opinión, creencia y conocimiento. Concepto de cosmovisión. Cosmovisión antigua e implicaciones filosóficas. La ciencia Helenística. La escolástica y la patrística. TEMA 5: EL SABER CIENTÍFICO Pág. 40 La nueva ciencia (Copernico, Brahe, Kepler, Bacon y Galileo). La cosmovisión moderna y sus implicaciones filosóficas. El método científico. TEMA 6: RACIONALISMO Y EMPIRISMO Pág. 47 Dogmatismo, relativismo y escepticismo. Racionalismo y empirismo. René Descartes. David Hume. TEMA 7: LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO. Pág. 57 Los límites del conocimiento. El giro copernicano de Inmanuel Kant. La cosmovisión contemporánea y sus implicaciones. TEMA 8: EL LENGUAJE Y LA VERDAD. Pág. 61 Conocimiento y lenguaje. Características del lenguaje. Verdad de hechos y de proposiciones. Criterios de verdad. Introducción a la lógica. TEMA 9: EL SER HUMANO. Pág. 71 Explicaciones preevolucionistas y evolucionistas. Fijismo y creacionismo. Lamarck y Darwin. El ser humano a lo largo de la historia. TEMA 10: EL SER HUMANO (II). Pág. 77 Percepción, memoria, imaginación e inteligencia. Dualismo y monismo (materialista y espiritualista). Funcionalismo, dualismo de propiedades y personalismo. Sigmund Freud y el psicoanálisis. Pavlov, Skinner y el conductismo. TEMA 11: EL SER HUMANO (III): ÉTICA Y POLÍTICA. Pág. 85 Determinismo y libertad. Libertad y responsabilidad. Ética y moral. La tensión entre naturaleza y cultura (physis y nomos). La polémica de la postmodernidad. TEMA 12: LA POLÍTICA A LO LARGO DE LA HISTORIA. Pág. 87 La filosofía política en la antigüedad. TEMA 13: LA POLÍTICA A LO LARGO DE LA HISTORIA (II). Pág. 90 La filosofía política en la Modernidad. TEMA 14: HOBBES Y ROUSSEAU: DOS AUTORES, DOS ESTADOS. Pág. 93 El contractualismo. Texto1: Capítulo XIII Leviatán (Thomas Hobbes). Texto2: fragmentos de Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.(J.J. Rousseau). ANEXO: TEXTOS PARA REALIZAR COMENTARIOS Pág. 98

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TEMA 1: INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA ¿Qué es filosofía? Ontología y epistemología. Metodología. Qué es la filosofía. La filosofía pretende dar respuesta a las preguntas que se hacen las personas. Estas preguntas han variado y varían en función de las necesidades de estas personas. Por lo tanto, han variado histórica o geográficamente, por ejemplo. Sin embargo, en todas las épocas, en todos los lugares, se repiten determinadas cuestiones. Son una especie de obsesión del ser humano. Son preguntas relacionadas, normalmente con el concepto de ser: ¿por qué existe todo? ¿Ha de existir para algo? ¿Podría no haber nada? ¿Existe Dios? ¿Existe el alma? Así, tratando de dar respuesta a estas preguntas, llegamos a otras que, a su vez nos llevan a otras. Tras muchas preguntas, llegamos a algunas respuestas, aunque, desde luego nunca a todas. La filosofía va planteando y respondiendo preguntas, pero cuando estas se van complicando, cuando de un mismo asunto, surgen multitud de preguntas y respuestas, entonces parece que nace una ciencia específica que se ocupa de ello, y deja de ser competencia de la filosofía el estudio de las preguntas y respuestas de ese ámbito del saber. La ciencia y la filosofía fueron exactamente lo mismo hasta casi el siglo XVII, pero en ese momento, el ser humano cree que se acerca, más que nunca, a respuestas muy exactas, con poco error. La ciencia “pretende” ser eso, un tipo de saber que proporciona respuestas más certeras que otros tipos de saber. Pero no toda respuesta a toda pregunta es filosófica o científica. Se entiende que la filosofía nace cuando la respuesta a las cuestiones es de tipo racional. La ciencia también da respuestas racionales pero, además, estas siguen un esquema, un orden. Siguen lo que se conoce como Método Científico. Pero cabría discutir si cuando una respuesta es científica deja de ser filosófica. Esto es, discutir si la filosofía solo puede encargarse de aquellas cuestiones que la ciencia “todavía” no puede resolver (ética, filosofía del lenguaje, metafísica...) o también debería de hacer una función de enlace, puente o conexión entre las distintas disciplinas científicas. Incluso, si los filósofos deben trabajar codo con codo con los científicos, estudiando y aplicando, por ejemplo, estructuras generales de unos ámbitos en otros, para ayudar así a un mayor avance de la ciencia. A lo largo de este curso nos familiarizaremos con las principales cuestiones y las respuestas a las mismas que ha planteado y plantea la filosofía, así como con algunos de los autores más influyentes a lo largo de su historia. Origen y etimología del término “filosofía”. Etimológicamente, filosofía significa “amor a la sabiduría”. Hoy en día, esta sería una definición demasiado amplia. Por ejemplo, en la wikipedia encontramos la siguiente definición: “La filosofía es, en términos generales, una reflexión metódica que expresa la articulación del conocimiento, las posibilidades y límites de la existencia y modos de ser.” A continuación, unos consejos metodológicos para seguir la asignatura: Búsqueda de obras e importancia de la edición. La filosofía sigue estando, principalmente, en los libros. Es importante desenvolverse bien con 2

ellos, saber que puede haber distintas ediciones, distintas traducciones, traducciones polémicas. Para empezar a familiarizarse con los libros es importante aprender la diferencia que hay entre obra, edición y ejemplar. De una obra puede hacer distintas ediciones. Cada una de estas ediciones puede incluir alguna corrección del autor, alguna introducción de otro autor que la edición original no incluyese, fotografías, una encuadernación mejor (o peor, si se trata de una edición más económica). De cada una de las ediciones se hace un número determinado de ejemplares. Cada uno de los libros que tenemos son ejemplares de ediciones (en ocasiones solo existe una edición) de obras. Actividad: El alumno podrá presentar en clase ejemplares de obras, exponiendo el contenido de la misma y las particularidades de la edición. Estas obras deberán ser de: Filosofía Antigua: 1ª Evaluación Filosofía Moderna: 2ª Evaluación Filosofía Contemporánea: 3ª Evaluación Esto es válido para cualquier libro, sea o no de filosofía, pero solo contarán los de filosofía para esta actividad. Lectura filosófica. La lectura filosófica ha de ser distinta a la de una novela. Puedes estar mucho tiempo con un párrafo. Puedes seguir sacando “jugo” a algo que ya has leído y has creído entender. Puedes entender algo nuevo después de muchas relecturas. Es por esto que, a veces, se parece más a lo que hace un detective que busca pistas en la escena del crimen o un arqueólogo que descifra un jeroglífico, que a lo que hace el lector de una novela. Introducción a la hermenéutica. La hermenéutica (del griego ερμηνευτική τέχνη, hermeneutiké tejne, "arte de explicar, traducir, o interpretar") es el conocimiento y arte de la interpretación, sobre todo de textos, para determinar el significado exacto de las palabras mediante las cuales se ha expresado un pensamiento. Se considera que el término deriva del nombre del dios griego Hermes (En la mitología griega Hermes -en griego antiguo Έρμῆς- es el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los pastores y las vacadas, de los oradores y el ingenio, de los literatos y poetas, del atletismo, de los pesos y medidas, de los inventos y el comercio en general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos) el mensajero, al que los griegos atribuían el origen del lenguaje y la escritura y al que consideraban patrono de la comunicación y el entendimiento humano; lo cierto es que este término originalmente expresaba la comprensión y explicación de una sentencia oscura y enigmática de los dioses u oráculo, que precisaba una interpretación correcta. Otros dicen que el término hermenéutica deriva del griego ermēneutikē, que significa "ciencia", "técnica", y que tiene por objeto la interpretación de textos religiosos o filosóficos, especialmente de las Sagradas Escrituras, y del sentido de las palabras de los textos, así como el análisis de la propia teoría o ciencia volcada en la exégesis de los signos y de su valor simbólico. Comentario de texto. Comentar textos es una de las actividades más habituales en filosofía. Cuando se comenta un texto hay que estar atento a si se nos formula una pregunta en concreto, a la que habría que contestar apoyando la respuesta con fragmentos del texto. De no ser así, se trata, básicamente, de decir, con 3

otras palabras, qué dice el texto y, sobre todo, explicar y ampliar su significado a partir de los conocimientos que se tenga del autor, la obra o el contexto histórico y cultural de la misma. Se puede caer en dos errores que hay que evitar. Un comentario debe hacer referencia a partes del texto (Ej.:”...en la linea cinco, el autor nos habla de...”) pero no puede ser una repetición del mismo. Tampoco podemos limitarnos a parafrasear el texto, es decir, simplemente decir lo mismo con otras palabras, porque se nos pide un comentario. Por último, otro error habitual sería el de tomar el texto como pretexto para decir lo poco que sabemos del autor o la obra (vamos, que ponga lo que ponga, yo voy a poner lo que me sé, hable de eso o no, el texto). Toma de apuntes. El alumno deberá tomar nota de todo aquello que se explique o se hable en clase y no esté en los apuntes, especialmente de todo aquello que pueda ayudarle a una mejor comprensión del tema a la hora de estudiar, ya sea una aclaración, una ampliación o cualquier dato relevante. Búsqueda de información. El alumno puede buscar información por su cuenta que amplíe los apuntes y lo explicado en clase, pero deberá contrastar la información con el profesor. De no ser así, corre el riesgo de malinterpretar (o extraer información errónea de internet o algún libro) datos, y que la nota, en lugar de subir, se vea reducida. Realización de línea de tiempo y reseña biográfica de autores. Los alumnos se dividirán en grupos y cada grupo realizará un eje temporal que incluirá filósofos antiguos (en la 1ª evaluación), modernos (en la 2ª evaluación) y contemporáneos (en la 3ª evaluación). Cada autor irá acompañado de una pequeña explicación. El ensayo y la disertación filosófica. Uno de los formatos más habituales de la filosofía es el ensayo. El ensayo es, según la wikipedia, la interpretación o explicación de un tema —humanístico, filosófico, político, social, cultural, deportivo, por tomar algunos ejemplos—, sin que sea necesariamente obligado usar un aparato documental, es decir, de manera libre, asistemática y con voluntad de estilo. La disertación sería algo similar, pero un poco más “encorsetado”, sujeto a una investigación previa, y con un carácter más expositivo, hecha para ser expuesta en clase, una conferencia, etc. En clase, lo más parecido que hagamos serán redacciones, más cortas, pero de pretensiones similares. Ontología y epistemología ¿Por qué existe todo? ¿Ha de existir para algo? ¿Podría no haber nada? ¿Existe Dios? ¿Existe el alma?

¿Qué es ser? En filosofía, la ontología (del griego οντος, genitivo del participio del verbo ειμι, ser, estar y λογος, ciencia, estudio, teoría) es una de las más importantes disciplinas filosóficas, que estudia lo que es en tanto que es y existe. Por ello es llamada la teoría del ser, es decir, el estudio de todo lo que es: 4

qué es, cómo es y cómo es posible. La ontología se ocupa de la definición del ser y de establecer las categorías fundamentales o modos generales de ser de las cosas a partir del estudio de sus propiedades. Tradicionalmente se le conoce como una rama de la Metafísica (la metafísica es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad) y se ocupa de cuestiones como la existencia de los entes, cómo esos entes pueden ser clasificados dentro de una jerarquía, y subdivididos de acuerdo a similitudes y diferencias. Por ello, trata de describir o proponer las categorías y relaciones básicas del ser o la existencia. Se denominan categorías a las nociones más abstractas y generales por las cuales las ideas y los objetos son reconocidos, diferenciados y entendidos. La epistemología sólo es, para algunos, el modo en que la ciencia valida su conocimiento, pero para nosotros es la rama de la filosofía que se ocupa del conocimiento en general: el ordinario, el filosófico, el científico etc. Esto es: ¿Cómo adquirimos conocimientos acerca del mundo? ¿Cómo sabemos qué conocimiento es fiable y cuál no? (En español también se le llama gnoseología o “teoría del conocimiento”)

TEMA 2: LOS ORÍGENES Paso del Mito al logos. Primeros filósofos. El primer filósofo. Se suele citar a Tales de Mileto (647aC– 539aC) como el primer filósofo del que tenemos noticia, si bien, para muchos, Pitágoras (582 aC – 507 aC) sería el primer gran filósofo, por ser su obra de mayor importancia e influencia. Homero (hacia el s.VIII aC) y Hesíodo (hacia el s.VIII ó VII aC) son anteriores a Tales y Pitágoras, pero no son considerados filósofos por ser máximo exponente del pensamiento mítico. Homero es, para muchos, padre de la cultura occidental, pero es un poeta, no un filósofo. Sin embargo, para muchos, la Teogonía de Hesíodo tiene ya ciertas pretensiones de racionalidad por lo que lo considerarían un filósofo y, por lo tanto, el primero. En todo caso, hay unanimidad en considerar que Tales de Mileto fue el primer filósofo (conocido) de la historia. Sabemos de Tales por lo que autores posteriores nos contaron acerca de su filosofía. Del mito al logos. Las personas nos hacemos preguntas. Nos preguntamos por todo aquello que nos llama la atención, queremos saber porqué pasan las cosas que pasan, porqué las cosas son como son. Esto ha pasado siempre, en todos los lugares, en todas las épocas. El mundo griego anterior a la aparición de la filosofía se hacía preguntas. Pero era a través de los mitos el modo en que conseguían dar una explicación a los distintos acontecimientos de su vida. La voluntad de los dioses era la causa de todo lo que ocurría. Esto puede suponer un problema porque los dioses son imprevisibles, pueden ser caprichosos. Pero, aunque los dioses son arbitrarios en su conducta, creían poderlos controlar mediante ritos y plegarias. Si hago tal cosa, si rezo... No seré castigado, o conseguiremos que llueva, o ganar una batalla o una guerra. El gran acontecimiento espiritual que inician los griegos entre los siglos VII y VI a. C. consiste en 5

intentar superar esta manera de estar en el mundo con otra manera revolucionaria que apuesta por el uso de la razón. Así, llamamos paso del MITO al LOGOS al paso de un tipo de pensamiento mitológico a un pensamiento racional, al paso de un tipo de respuesta a las cuestiones que se plantean los hombres a otro tipo de respuestas.

TEXTOS COMENTADOS: 1. PASO DEL MITO AL LOGOS Contexto: Si bien, a grandes rasgos, eso que llamamos paso del mito al logos es un largo proceso que tuvo lugar en lo que hoy llamamos Grecia, hacia el final de su Período Arcaico, a partir de los siglos VII o VI a.C., puede parecer injusto señalar con demasiada precisión el momento histórico en que se produce. Al poner esa barrera entre el mito y el logos (porque en algún sitio hay que ponerla), normalmente en el siglo VI a.C., Hesíodo queda sepultado en la época mítica, mientras que algunos afortunados (como Jenófanes de Colofón) empiezan a ser considerados filósofos pese a sus alusiones a dioses y mitos en los pocos fragmentos que de ellos nos han llegado. Es por eso que, para algunos, Hesíodo es el primero que merece el apelativo de filósofo. La intención de su obra es explicativa y su explicación no es menos válida que la de algunos filósofos posteriores. Pero, por otro lado, diluir esa barrera, por artificial que sea, nos llevaría a admitir cualquier texto como filosófico-científico y nos impediría clasificar y, en consecuencia, conocer una época crucial para el estudio de la filosofía. Así, si bien entendemos que el texto de Hesíodo que a continuación se analizará tiene un carácter claramente mítico, entendemos también que su análisis está más que justificado, ya que, en el peor de los casos, habla por sí solo del contexto explicativo, el caldo de cultivo en que echa raíces la filosofía. En el mejor, es obra de uno de los primeros filósofos. No debe haber duda, por tanto, acerca del texto de Anaximandro, que también se analizará; se correspondería con esa nueva forma de exposición de las ideas que, en su conjunto, unimos bajo el rótulo “logos”. Es bastante más nutrido el grupo de los que piensan que la filosofía nació en Mileto, considerando a Tales, algo más viejo que Anaximandro, el primer filósofo. Suelen estudiarse juntos a Tales, Anaximandro y Anaxímenes, por ser los tres de Mileto, por ser Tales maestro de Anaximandro y éste de Anaxímenes. También porque los tres entienden que todo ha de tener un origen común y material, el arjé (ἀρχή), algunos los llaman filósofos monistas. Para Tales es el agua el elemento del que todo procede y hacia el que todo fluye. Este elemento es el aire para Anaxímenes. Para Anaximandro es algo llamado Ápeiron (del griego τὸ ἄπειρον, sin límites). Parece ésta un tipo de explicación más parecida, o que apunta a, lo que hoy exigimos a un texto científico. En todo caso, conviene pues, discusiones aparte, caracterizar el pensamiento mítico y el racional 6

para acercarnos a esta época. Hablamos de mito, o de textos de carácter mítico, cuando hacemos referencia a narraciones, normalmente en forma de poema, que dan o rezuman explicaciones acerca del mundo basadas en voluntades divinas, elementos fantásticos, acontecimientos históricos casi sobrenaturales de pasados remotos, y, en general, de narraciones en las que no encontramos intento alguno de aportar pruebas demostrativas válidas de aquello que se afirma. La traducción del término griego logos (λóγος) ha sido motivo de discusión debido a que no hay ningún término castellano que tenga su amplitud semántica. Logos es razón, también ciencia, es conocimiento... En general, se habla de logos, de obras que han superado la etapa mítica, precisamente cuando en ellas se trata de demostrar aquello que se expone, cuando se da una explicación racional, renunciando a aquella otra basada en asuntos de los dioses. Pero la explicación racional no sustituyó por completo a la mítica. Ambas convivieron, no solo en distintos autores, también en distintas obras del mismo autor, incluso en la misma obra. En ocasiones, ambas se entremezclan y resulta complicado decidir qué componente (mítico o racional) predomina en un texto. Lo que si parece claro, en opinión de los expertos, es que, en general, a partir del siglo VI a.C. , la explicación racional gana enteros frente a la mítica, desplazándola, relegándola a un segundo plano. En cualquier caso, esta no desapareció. Los misterios órficos, los oráculos y los dioses, o su influencia, están presentes en la filosofía y en la Antigua Grecia en general y, el pensamiento mítico, a través del cristianismo, volverá a recuperar posiciones siglos más tarde. Así, para muchos, más que un paso, sería un balanceo, un ir y venir constante de un tipo de explicación a otra. Texto 1: Hesíodo, Teogonía, Pfs. 5 y 6. “Antes que todas las cosas, en un comienzo, fue el infinito Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. En el fondo de Gea de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro. Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos. Del Caos surgieron Érebo y la negra Nix. De Nix a su vez nacieron el Éter y Hemera, a los que alumbró preñada en contacto amoroso con Érebo. Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a los grandes Ourea, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin mediar el grato comercio. Luego, acostada con Urano, alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Cronos, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre. Dió a luz además a los Cíclopes de soberbio espíritu, a Brontes, a Estéropes y al violento Arges, que regalaron a Zeus el trueno y le fabricaron el rayo. Éstos en lo demás eran semejantes a los dioses, pero en medio de su frente había un solo ojo. Cíclopes era su nombre por eponimia, ya que efectívamente, un solo ojo completamente redondo se hallaba en su frente. El vigor, la fuerza y los recursos presidían sus actos. También de Gea y Urano nacieron otros tres hijos enormes y violentos cuyo nombre no debe pronunciarse: Coto, Briareo y Giges, 7

monstruosos engendros. Cien brazos informes salían agitadamente de sus hombros y a cada uno le nacían cincuenta cabezas de los hombros, sobre robustos miembros. Una fuerza terriblemente poderosa se albergaba en su enorme cuerpo.” A) El autor y la obra Cuando hablamos de autores antiguos y, en concreto, cuando hablamos de autores anteriores a Sócrates, los datos biográficos que los expertos nos ofrecen de los mismos pueden variar, y no poco. Hesíodo pudo nacer en el siglo VIII a. C., pudiendo haber sido coetáneo de Homero (en caso de haber existido) e incluso anterior. Para otros, Hesíodo, nacido en el siglo VII a.C., no solo es un autor posterior a Homero, además es, como hemos dicho, el primero que merece ser llamado filósofo. Hesíodo nació en Ascra, cerca de Tebas. Conocidas son su enemistad con su hermano Perses (al parecer por el saqueo de la hacienda familiar por parte de éste) y su dedicación al pastoreo y la vida propia de un campesino. De sus obras importantes, se han transmitido de forma completa tres: Teogonía, El escudo de Heracles y Trabajos y días. Escribe en forma de poema pero, fuera o no contemporáneo a Homero, su estilo es más didáctico, instructivo, no enfocado a ensalzar las hazañas de los héroes, sino a explicar el mundo. Teogonía (Θεογονία) que literalmente significa “origen de los dioses” es una obra que expone el origen del cosmos y de los dioses. En la misma, las musas del Monte Helicón habrían confiado toda esta información al poeta. Reúne los conocimientos acerca de los dioses trasmitidos oralmente hasta entonces. Cuatro generaciones de dioses cuyos quehaceres sirven de fundamento teórico a sus obras posteriores. B) El texto: Resumen Junto al infinito Caos inicial aparecen Gea, Tártaro y Eros. Del Caos surgen también Érebo y Nix, y de la unión de estos Éter y Hemera. Gea engendra a Urano, Ourea y Ponto y su unión con el primero de ellos, Urano, es responsable de Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Jápeta, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis, Cronos, los cíclopes (Brontes, Estéropes y Arges) y los montruos engendros Coto, Briareo y Giges. Tema principal: Origen del mundo y de los dioses. Comentario: Lo realmente interesante de este texto es la pretensión de verdad de lo que en el mismo se afirma. Solo en este pequeño fragmento de la obra se nos habla del origen de veintinueve dioses. Como vemos, el autor no emplea una sola línea en justificar ninguna de sus afirmaciones. Se supone que anteriormente nos ha dado a entender que todo aquello le ha sido confiado por las musas, algo que es necesario creer, a no ser que aquellas afirmaciones, si no en su totalidad, si parcialmente, fueran ya conocidas por los destinatarios del poema y este no sea más que una especie de recopilación de la tradición oral. 8

De algún modo, en Caos está todo: cielo, tierra, todo junto, informe. Al separarse, al aparecer Gea (que representa a la Tierra en la mitología griega) comienza la historia de los dioses. Hay, sin embargo, autores que consideran que lo que Hesíodo muestra es a Caos como el inicio de una casta de dioses incorpóreos distinta de aquellos a los que Gea engendra sola y también de aquellos a los que Gea y Urano engendran. De lo que no cabe duda es de que el texto puede clasificarse claramente como mítico. Es un texto mítico pero no nos resulta extraño, desde nuestro punto de vista, que el mundo surja del caos. Desde nuestra visión científica del mundo, nos llega a resultar más comprensible, menos absurdo, Caos que Dios. Caos, etimológicamente, tendría relación con “hueco” y su significado se habría ido trasladando al de “desorden”. Pero es que Caos es un dios. El problema es que ciencia y mito se unen cuando esta última parte de los términos de la primera. Pero es solo un término, una etiqueta, o se traspasa algo más. Algo similar ocurre con el concepto de átomo. Nada tiene que ver el átomo de Bohr, Rutherford o Schrödinger con el de Demócrito, sin embargo, la idea de átomo, la idea de una partícula inicial, aunque haya resultado divisible (en realidad sería tan sencillo salvar la idea de la prtícula indivisible si llamamos átomo a aquella partícula subatómica que ya no podamos, o sepamos, dividir). Es esto lo que hace tan complicado separar mito y logos

ANAXIMANDRO Texto 2: Diógenes Laercio II 1-2 (DK 12 - A1) Anaximandro, hijo de Praxiades de Mileto, afirmaba que el principio y el elemento es lo indefinido, sin distinguir el aire, el agua o cualquier otra cosa... fue también el primero en inventar un gnomon y lo coloco sobre los relojes de Sol (?) en Lacedemonia, según dice Favorino en su Historia varia, para marcar los solsticios y equinoccios, y construyó un indicador de horas. Fue el primero en trazar el perímetro de la tierra y del mar y construyó también una esfera (celeste). Hizo una exposición compendiada de sus opiniones, que encontró, tal vez por casualidad, también el ateniense Apolodoro. Éste afirma en sus Crónicas que Anaximandro tenía sesenta y cuatro años de edad en el año segundo de la Olimpíada cincuenta y ocho (547/6 a. C.) y que murió poco después (su acmé coincidió aproximadamente con la época de Polícrates, tirano de 9

Samos). Texto 3: Anaximandro, Sobre la Naturaleza. A través de SIMPLICIO Phys. 24, 13. Traducción de José García Roca. A) El autor y la obra A Anaximandro de Mileto (610 a.C.- 546 a.C.), hijo de Praxíades, discípulo de Tales, y maestro y compañero de Anaxímenes, se le atribuye un solo libro (Sobre la Naturaleza), del que apenas nos han llegado tres fragmentos cortos e incompletos, rescatados de citas de Simplicio, Hipólito y Aristóteles. Según Temistio (filósofo griego del siglo IV que realizó comentarios de Platón y Aristóteles), Anaximandro fue el primer griego que se atrevió a publicar un tratado sobre la naturaleza. Desde luego, esto no hay que tomarlo como un título poco original; no sabemos si era una especie de género o si fueron las escuelas posteriores encargadas de recoger el pensamiento de los primeros filósofos, las que pusieron el mismo título a un buen número de obras de la época, pero no son pocas las que nos han llegado con el mismo título. El primer texto que analizaremos pertenece a Diógenes Laercio, el importante historiador griego de la filosofía clásica que se estima que vivió en el siglo III a.C., en el que encontramos información relevante del autor, y nos introduce en una visión general del mismo. El segundo texto pertenece al propio Anaximandro, es un fragmento rescatado de Simplicio, el filósofo bizantino del siglo VI, representante del neoplatonismo. Gracias a Simplicio (y a Sexto Empírico) conservamos el poema de Parménides y varias citas de los presocráticos. B) El texto Resumen Texto 2: Diógenes Laercio (s. III a.C.) escribe acerca de Anaximandro de Mileto, expone algunos de sus logros y lo sitúa cronológicamente con sesenta y cuatro años en el segundo año de la Olimpíada (unidad de tiempo en la Antigua Grecia que corresponde a cuatro años) cincuenta y ocho (para poder realizar el cálculo hemos de multiplicar cincuenta y ocho por cuatro y restar el resultado a 776, ya que es esta la fecha en que tiene lugar la primera Olimpíada (776 a.C.)) con sesenta y cuatro años de edad. En concreto, nos habla de “lo indefinido”, aquello en lo que todo tiene su origen para Anaximandro, un origen que ya no estará en el aire, el agua o cualquier otro de los elementos conocidos. A continuación se nos dice que inventó el gnomon y lo colocó sobre el reloj de sol, en Lacedemonia, para marcar solsticios y equinoccios, según Favorino habría expuesto en uno de sus tratados sobre historia. También expone que Anaximandro habría sido el primero en construir una esfera y en trazar el perímetro de la tierra y del mar. Texto 3: Anaximandro expone que la generación parte del mismo sitio al que llega la destrucción. Así, será el tiempo el encargado de poner “justicia”, de llevar al origen a todo. Tema principal: Texto 2: Diógenes nos habla de Anaximandro de Mileto. Texto 3: Anaximandro describe el origen y la destrucción de todo, como un proceso en que el 10

tiempo hace justia sobre el arjé. Comentario: Tras afirmar que, para Anaximandro, el arjé se corresponde con algo indeterminado (lo que llamamos Ápeiron), Diógenes nos cuenta que fue el primero en utilizar un gnomon (varilla metálica cuya sombra se proyectaba sobre una escala graduada para medir las distintas posiciones del sol a los largo del día y del año) para realizar cálculos acerca de tamaños y distancias. Según Heródoto, los griegos aprendieron a usarlo de los babilonios, así que, en realidad, sería Anaximandro el introductor en Grecia del artilugio. Con él traza un perímetro de la Tierra, calcula tamaños, equinoccios y solsticios. Construye un reloj (medidor de horas). Estas técnicas, más o menos rudimentarias, remiten a los métodos de nuestra ciencia actual, y además, hacen hincapié en la importancia de la experiencia. Diógenes afirma también que el propio Anaximandro compendió sus obras y que Apolodoro debió tener acceso a este compendio, siendo que es gracias a este último que conocemos la edad que debía tener Anaximandro en el segundo año de la Olimpíada cincuenta y ocho y que debió morir poco después, habiendo coincidido su momento de mayor esplendor (su acmé) con la época de Polícrates. Por tanto, la pretensión de las obras de Anaximandro debía ser claramente instructiva y aunque en esto no se diferenciara de Hesíodo, el modo de presentarlo debía ser bien distinto, siendo además que aludía a experimentos y utilizaba instrumentos para medir. Es por todo esto que Anaximandro, junto a Tales y Anaxímenes son considerados por muchos primeros filósofos, en concreto Tales, que se calcula unos catorce años mayor que Anaximandro pese a que las fechas de sus respectivas muertes se cree que debieron estar bastante más cerca la una de la otra. Se sabe que Anaximandro consideraba la Tierra cilíndrica y en el centro del universo, y que, por medio de un gnomon, realizó cálculos sobre la distancia a las estrellas y también mapas. La relación que queramos encontrar entre el arjé de Anaximandro (el ápeiron, lo ilimitado, e indeterminado) y el Caos de Hesíodo (aquello informe y abstracto que, o bien da lugar a una casta de dioses no materiales, o bien se corresponde con aquello que al desmembrarse da paso a Gea o Eros) agujereará o no la barrera, unirá mito y logos, y los conectará haciéndolos dependientes e inexplicables el uno sin el otro. Según el Pseudo-Plutarco, lo ilimitado (el ápeiron, el arjé de Anaximandro) sería la causa total de la generación y la destrucción del universo, siendo de aquí de donde se habrían separado los cielos y todos los mundos. Visto así, desde luego, las explicaciones de Hesíodo y de Anaximandro no parecen tan alejadas. Si, además, tenemos en cuenta el segundo texto que incluimos, Anaximandro habla de justicia. El tiempo vendría a reparar la injusticia cometida sobre el arjé, sobre lo que no tiene partes ni límites, por haber sido acotado, desgarrado. Esta justicia que el tiempo acaba imponiendo dota de cierto sentido cíclico a la existencia, como si origen y destrucción no fueran más que distintas fases del mismo proceso. Los filósofos presocráticos. Llamamos filósofos presocráticos a los filósofos anteriores a Sócrates (470a.C – 399a.C.). De todos estos autores tenemos pocos o ningún texto y los conocemos, principalmente por lo que autores posteriores nos contaron sobre sus vidas y su filosofía. Pero, ¿por qué decimos que son presocráticos? ¿Por qué es tan importante Sócrates para que la historia de la filosofía se divida en antes y después de él?

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Sócrates nunca escribió nada, pero fue de gran influencia (en realidad, “gran influencia” es poco, fue casi la “obsesión”!) para el que posiblemente sea el filósofo por excelencia, uno de los más importantes de la historia de la filosofía: Platón. Además, de los filósofos posteriores a Sócrates tenemos muchos más textos e información. Dado esto, la diferencia de información, es distinto el estudio de los filósofos anteriores a Sócrates, y de ahí también esta división. Los primeros filósofos de la historia son los llamados monistas o de la naturaleza. Los filósofos presocráticos monistas (o de la naturaleza). Para ellos, hay un solo principio (el arjé) que explica todas las cosas, es un material, una sustancia inicial, de donde todo sale, o de lo que todo está formado. Por eso se les llama monistas (de mono, que significa “uno”). TALES de Mileto (640aC-550aC) Se le considera uno de los siete sabios de Grecia por haber predicho un eclipse de sol que puso fin a la guerra entre Lidios y Medas. Hoy en día sería más un científico que un filósofo. Dice que el primer principio es el agua porque: 1. Creía que la tierra esta apoyada en agua, y que el agua es el alimento de todas las cosas. 2. Ningún ser vivo no puede vivir sin agua. 3. Las semillas de todas las cosas poseen una naturaleza húmeda. 4. El agua tiene los tres estados y en la tierra todo se reduce a agua. ANAXIMANDRO de Mileto (610aC-545aC) Cree que el arjé no es ninguno de los cuatro elementos físicos (agua, tierra, aire y fuego), sino que es algo que no se puede ver y como no sabe definirlo lo llama A-peiron, que dice que es de donde provienen todas las cosas y que los engloba a todos y de donde proviene todo. ANAXÍMENES de Mileto (585aC-528aC) Vuelve a fijarse en un elemento natural no abstracto, para él, el arjé (el primer principio) es el aire, el hombre vive mientras respira y muere cuando deja de respirar, la tierra es una gran hoja flotando en aire. A Tales, Anaximandro y Anaxímenes, se les suele llamar la escuela de Mileto. Es impotante reflexionar sobre la importancia de la idea que introducen, la de que el origen de todo lo material pueda estar en una única sustancia. En el verano de 2012, científicos del CERN (el acelerador de partícula de Ginebra) han dado con lo que llaman Bosón de Higs, una especie de partícula inicial de todo lo que existe, el inicio del universo. Los presocráticos abstractos (o metafóricos). A algunos de autores presocráticos se les llama así porque no se fijan tanto en los aspectos materiales del mundo, como en cuestiones que hoy llamaríamos metafísicas, cuestiones más abstractas y generales. Reflexionan también sobre la naturaleza del mundo, pero desde otro punto 12

de vista. Algunos los llaman también monistas (serían presocráticos monistas abstractos) porque, a menudo, también hablan de un único origen para todo, o comparan todo con un solo elemento. Pero, en todo caso, no siempre se refieren a que literalmente (como en el caso de la escuela de Mileto) el mundo esté hecho de eso, sino que lo utilizan como metáfora o explicación. LA ESCUELA PITAGORICA Pitágoras (582aC - 507aC) es la figura más representativa de esta época, es famoso por la escuela que fundó (comunidad de carácter ascético-religioso). Creían en la reencarnación , eran aristócratas pero vivían con austeridad. Para ellos el arjé serían los números, creían que todo se podía explicar pcon los números (esta será la base del método científico más de veinte siglos después). Eran una especie de matemáticos. La tetraktys, figura que tenían por sagrada, indica que los pitagóricos consideraban así los números. Esta figura demuestra que el 10 resulta de sumar 1+2+3+4,o sea, que es la suma de los cuatro primero números enteros. Por ella hacían el juramento transmitido como pitagórico, hecho en nombre de Pitágoras mismo (hay quien opina que Pitágoras nunca existió...). La tetraktys es el número perfecto y la clave de la doctrina. El diez tiene el sentido de la totalidad, de final, de retorno a la unidad finalizando el ciclo de los nueve primeros números. Para los pitagóricos es la santa tetraktys, el más sagrado de todos los números por simbolizar a la creación universal, fuente y raíz de la eterna naturaleza; y si todo deriva de ella, todo vuelve a ella. Es pues una imagen de la totalidad en movimiento. La tetraktys forma un triángulo de 10 puntos colocados en cuatro líneas, de la forma siguiente: La Santa Tetraktys pitagórica: La Unidad: Lo Divino, origen de todas las cosas. El ser inmanifestado. La Díada: Desdoblamiento del punto, origen de la pareja masculino-femenino. Dualismo interno de todos los seres. La Tríada: Los tres niveles del mundo: celeste, terrestre, infernal, y todas las trinidades. El Cuaternario: los cuatro elementos, tierra, aire, fuego y agua, y con ellos la multiplicidad del universo material. El conjunto constituye la Década, la totalidad de Universo. 1 + 2 + 3 + 4 = 10 = 1 + 0 = 1. Puntos , líneas y superficies (números), son las unidades reales que componen todos los cuerpos. Todos los cuerpos deben de ser considerados como números; a cada cosa, cada ser se les puede aplicar un número y así toda la naturaleza se compone de números. El principio (lo que llamábamos arjé en los presocráticos monistas o de la naturaleza) no es algo físicamente material, sino que es algo formal: el número. HERÁCLITO (535 – 484 a.C.) Algunos aseguran que para él, el arjé sería el fuego, que sería como un dios que todo lo ordena. Pero para otros (así lo estudiaremos nosotros), cuando Heráclito habla del fuego como elemento fundamental lo hace para remarcar el carácter cambiante del mundo. Sería más una alegoría o metáfora que el elemento inicial al modo de la Escuela de Mileto. 13

He aquí algunas frases de Heráclito: «Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río». «La armonía invisible es mayor que la armonía visible». «Ni aun recorriendo todo camino llegarás a encontrar los límites del alma; tan profundo logos tiene». «Siendo el logos común, casi todos viven como si tuvieran un logos particular». «Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia». Heráclito reprocha al poeta que dijo: «¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los hombres! Pues no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que están en oposición mutua» LOS ELEATAS La escuela eleática es una corriente griega de filosofía presocrática, que tuvo su apogeo en los siglos VI y V a.C. El nombre proviene de la ciudad griega de Elea, al sur de Italia, el hogar de Parménides y Zenón, máximos exponentes de la escuela. El pensamiento eleático se opone tanto a la filosofía materialista de los milesios como a la teoría del flujo universal formulada por el filósofo griego Heráclito. Según los eleáticos, el universo es en esencia una unidad inmutable, que, siendo infinita en tiempo y espacio, está más allá de la cognición proporcionada por los sentidos humanos. Sólo a través de la reflexión filosófica, afirmaban, se puede alcanzar la verdad última. PARMENIDES (530/515 – 470 a.C.)ç Su principio es: solo el ser es y es imposible que no sea. La razón es el único camino para llegar a la verdad. Presenta su pensamiento como una revelación divina dividida en dos partes: La vía de la verdad donde se ocupa de «lo que es» o «ente», y expone varios argumentos que demuestran sus atributos: es ajeno a la generación y la corrupción y por lo tanto es inengendrado e indestructible, es lo único que verdaderamente existe con lo que niega la existencia de la nada- es homogéneo, inmovil y perfecto. La vía de las opiniones de los mortales, donde trata de asuntos como la constitución y ubicación de los astros, diversos fenómenos meteorológicos y geográficos, y el origen del hombre, construyendo una doctrina cosmológica completa. TEXTOS COMENTADOS: EL PROBLEMA ONTOLÓGICO ENTRE HERÁCLITO Y PARMÉNIDES Contexto: Algo menos de cincuenta años separan a Anaxímenes de Mileto (585 524) de Heráclito de Éfeso. Eso y unas decenas de kilómetros. Ambas ciudades (Mileto, actualmente la provincia turca de Aydin; y Éfeso, la actual Selçuk) estaban situadas en la actual Turquía, y no es casual que la filosofía como tal naciera en lo que entonces era la parte oriental de Grecia, donde se producía el contacto entre distintas civilizaciones que habrían de recurrir a lo que de común sus humanas naturalezas tuvieran, frente a las características propias de sus cultura concretas, para sobrevivir. Se suele considerar que Heráclito de Éfeso (535 a.C. - 484 a.C.) fue ligeramente mayor que 14

Parménides de Elea (530 a.C. - 515 a.C.), pero no faltan lo expertos que aseguran que fue mucho mayor, incluso quienes llegan a asegurar que el eléata habría nacido antes que el efesio. Una vez más, resulta imposible comprobar la información y se trata de seguir una opinión u otra. De lo que no cabe duda es de la distancia geográfica. Elea fue una población de la actual Italia, cuna de grandes filósofos como Parménides y Zenón. Una vez más, parece resultar productivo para Grecia el intercambio cultural en una zona fronteriza, pero, en este caso, en el otro lado, en las colonias occidentales, en lo que se llamó Magna Grecia. Dejaremos, pues, de lado, si Parménides conoció la obra de Heráclito o éste la de aquel, y nos centraremos en el conflicto que plantean las doctrinas de ambos autores. Estas, aparentemente contradictorias entre sí o, al menos, tomadas a lo largo de la historia de la filosofía como tal, han generado distintas soluciones, distintos modos de hacer cuadrar el hecho de que todo parece cambiar y nosotros creemos conocer, al menos en parte, ese todo. HERÁCLITO Texto 1: DK 22 1a – Diógenes Laercio IX 8-9 (8) Sus doctrinas en detalle son las siguientes: que el fuego es el elemento, y que todas las cosas son intercambios del fuego y se generan por rarefacción y condensación; pero no expone nada de esto con claridad. Que todas las cosas se generan por contrariedad y fluyen todas a manera de ríos; y que el universo es limitado y existe un único mundo, el cual se genera del fuego y es de nuevo consumido por el fuego, según ciertos períodos alternados en la totalidad del tiempo. Esto se produce según un hado. De los contrarios, el que conduce a la generación recibe el nombre de “guerra” y “discordia”, y el que conduce a la conflagración, los de “concordia” y “paz”, y el cambio es llamado “camino hacia arriba y hacia abajo”, y el mundo se genera en conformidad con él. (9) En efecto, al condensarse, el fuego se hace humedad, y al concentrarse se convierte en agua; al solidificarse el agua se vuelve tierra, y éste es “el camino hacia abajo”. Pero a su vez la tierra se licua y de ella se genera el agua, y de ésta las demás cosas ya que [Heráclito] las reduce casi todas a la exhalación que procede del mar; éste es el “camino hacia arriba”. Dice que se generan exhalaciones tanto de la tierra como del mar; unas brillantes y puras, otras oscuras. El fuego se incrementa por la brillantes, la humedad por las otras. Pero no aclara la naturaleza de lo circundante; sin embargo dice que hay en él unos cuencos vueltos hacia nosotros por su parte cóncava en los que las exhalaciones brillantes, al reunirse, se convierten finalmente en llamas, que son los astros.

A) El autor y la obra Conocido como “el oscuro”, Heráclito (ca 535 a.C. - 484 a.C.) debió cultivar, en notable desproporción, más enemistades que amistades en su Éfeso natal, donde además vivió y murió. Diógenes Laercio le atribuye la obra “Sobre la Naturaleza”, que estaría dividida en tres partes, “Cosmológica”, “Política” y “Teológica”. Parece ser que a todos los filósofos que Aristóteles y los peripatéticos llamaron “filósofos naturales” se les atribuye una obra con este nombre (como en el citado caso de Anaximandro, por ejemplo). Pero lo cierto es que Heráclito tenía intereses más metafísicos que sus predecesores milesios o, mejor, hoy llamaríamos así a esos intereses. Tales (uno de los pocos a los que no se le atribuye obra alguna), Anaximandro y Anaxímenes eran más físicos. Sus distintas concepciones del arjé, aun en el caso del abstracto ápeiron de Anaximandro, remiten a 15

elementos, a “materiales” de los que surge toda la materia o en los que toda materia ha de convertirse. El fuego no tiene ese carácter en Heráclito. Hoy se tiene más por un ejemplo, un paradigma, un modo de explicar el comportamiento del mundo; es más esto que la materia inicial del mismo o a la que éste tiende. De Heráclito nos han llegado multitud de aforismos. Si estos aforismos estuvieron alguna vez recopilados en una obra o no, es objeto de discusión por parte de los expertos. Se suele aceptar que no, aunque algún fragmento con apariencia de introducción invite a pensar lo contrario. Nosotros, ante la “oscuridad” aforística heracliteana, nos hemos decantado, una vez más, por la visión general del autor que expone Diógenes Laercio. B) El texto Resumen Diógenes nos expone alguna de las doctrinas de Heráclito. En primer lugar, asegura que, para él, el fuego es el elemento. El mismo Diógenes nos hace ver la poca claridad de la obra de Heráclito. Todo se genera por contrariedad, por la energía que desprende el enfrentamiento entre contrarios, todo nace del fuego y volverá al fuego. De entre los contrarios, el llamado “guerra” o “discordia” conduce a la generación, mientras que el llamado “concordia” y “paz” conduce a la conflagración. Llevan hacia arriba y hacia abajo. Así se genera el mundo. El fuego se condensa, se hace humedad y, al concentrarse esta humedad se convierte en agua que, al solidificarse, se convierte en tierra. Es el camino hacia abajo. En el camino hacia arriba, la tierra se licua, se convierte en agua, y este agua en el resto de cosas. Es por esto que para Heráclito todo procede de exhalaciones marinas. Se producen dos tipos de exhalaciones: brillantes procedentes de la tierra, que conducen al fuego; y oscuras, procedentes del agua que conducen a la humedad. También cuenta Diógenes que las exhalaciones brillantes acabarían por juntarse y acumularse en una especie de cuencos bocabajo que habría sobre la tierra, dando lugar a los astros. Tema principal: Diógenes expone la doctrina de Heráclito,su idea de que todo fluye, todo está en perpetuo cambio y el modo en que el fuego escenifica esto. Comentario: Como ya hemos dicho, hoy se tiende a no englobar a Heráclito entre los filósofos monistas o de la naturaleza. Así, el fuego del que nos habla el texto sería, en su modo de comportarse, el que nos habría de prevenir del modo en que todo fluye, del incesante cambio. ¿Es este fuego una lucha entre contrarios? ¿O es el elemento real del que todo surge, el arjé? Lo primero que ha de quedar claro es que las enseñanzas de Heráclito no solo nos parecen oscuras hoy en día, ya lo eran para sus contemporáneos. Como en tantos otros casos, es precisamente la posibilidad de un enfoque múltiple de la doctrina heracliteana lo que, en parte, la condena al éxito, lo que la hace atractiva a ojos de los autores posteriores. Es pues esta una de tantas cuestiones que han de quedar sin responder, dejando respirar, por otro lado, a la filosofía, que se agotaría sin este tipo de discusiones, de cabos sueltos. En cualquier caso, física o metafísica, o justo donde se pasa de la una a la otra, quién sabe; la filosofía de Heráclito sienta las bases de una ontología, si se quiere anti-ontología, a superar, a desarrollar, explicar o compatibilizar por las generaciones venideras. 16

Lo siguiente que cabe destacar acerca de esta ontología es un problema epistemológico. ¿Cómo podemos conocer algo que cambia? ¿Qué sentido tiene tratar de aprehender una realidad que dejará de ser como es? También aquí hay que entender que la filosofía de Heráclito no puede ser enjuiciada bajo el prisma de la lógica posterior, ni siquiera teniendo como referente el afán sistematizador de Platón u organizativo de Sócrates. Para muchos, la intención de su obra (que, como ya hemos indicado, oscila entre metafísica y física) puede, incluso, llegar a tener tintes religiosos. Si bien parece ser que las referencias directas a su doctrina por parte de Platón y Aristóteles son escasas y algo exageradas (incluso, en ocasiones, de tono jocoso), a la base de la filosofía de ambos encontramos un intento de explicar cómo puede ser que podamos conocer algo que aparentemente cambia, y así, superar el problema que plantea el de Éfeso, dará lugar a las distintas concepciones ontológicas y epistemológicas de ambos autores. Posteriormente, la influencia de Heráclito en autores como Nietzsche o el mismo Freud, hacen imprescindible una revisión constante de su obra.

PARMÉNIDES Texto 2: DK 28 b2-8. Traducción de José García Roca Pues bien, te diré -tú atiende al relato que escuchesqué vías de indagación son las únicas que cabe pensar. La una, que es y que no es posible que no sea, es el camino de la Persuasión -pues ésta acompaña a la Verdad. La otra, que no es y que es preciso que no sea, ésta, te lo aseguro, es una senda totalmente inescrutable; pues no podrías conocer lo que no es -eso no es realizableni podrías expresarlo. Pues lo mismo es [lo que cabe] pensar y [lo que puede] ser. Observa cómo lo ausente está con firmeza presente a la mente. Pues no seccionará lo que es de su unión con lo que es, ni dispersándolo por doquier y totalmente de acuerdo con un orden, ni reuniéndolo. Me es indiferente por dónde comenzar, pues allí volveré nuevamente. Es preciso que lo que puede decirse y pensarse sea, pues le es posible ser; pero a lo que no es nada no le es posible ser. Esto te exhorto a que medites, pues ésta es la primera vía de indagación de que te , mas también de aquella otra por la que los mortales, de nada sabedores, 17

vagan bicéfalos, pues la impotencia guía en sus pechos a su mente errabunda. Son llevados sordos y ciegos a la vez, estupefactos, multitud sin juicio, que consideran el ser y el no ser como lo mismo y no lo mismo, y que el camino de todo es recurrente. Pues jamás podrá probarse que las cosas que no son sean; así que tú de esta vía de indagación aparta el pensamiento, y no te fuerce a seguir esta vía la costumbre rutinaria dirigiendo por ella la mirada perdida, el oído aturdido y la lengua; juzga, en cambio, con la razón, la refutación controvertida enunciada por mí. Sólo el relato de una vía queda aún: que es. Hay en ella señales abundantes de que, en tanto es, es inengendrado e imperecedero, pues es íntegro, unigénito, imperturbable y acabado. No fue en una ocasión ni será, pues es ahora, todo a la vez, uno y continuo. Pues ¿qué origen le podrías buscar? ¿Cómo y de dónde habría crecido? “De lo que no es” no habré de permitirte que lo digas ni pienses; pues ni decible ni pensable es que no sea. ¿Y qué necesidad lo habría impulsado a nacer antes o después, partiendo de nada? Así pues, es preciso que sea plenamente o que no sea. Y jamás, de lo que no es, la fuerza de la convicción permitirá que se engendre alguna otra cosa. Ni nacer, por tanto, ni perecer le consiente la justicia, aflojando sus grilletes, sino que lo sujeta. [...] A) El autor y la obra Al sur de la Magna Grecia, en Elea, nace Parménides. De familia noble, pudo ser discípulo de Jenófanes, el pitagórico Aminias o el mismo Anaximandro. Resulta especialmente difícil dar una fecha de nacimiento y de muerte. Si tomamos como precisas las palabras de Platón en el diálogo que lleva por título el nombre del eleata, Parménides y Zenón habrían acudido en una ocasión a Atenas, a las Grandes Panateneas (Las Panateneas eran fiestas religiosas anuales, cada cuatro años eran Grandes Panateneas). En su “Parménides”, Platón nos dice que éste tendría unos setenta y cinco años y que un muy joven Sócrates, habría acudido junto a otros al encuentro de ambos, él y Zenón. Si por muy joven entendemos menos de veinte años y más de diez, habiendo nacido Sócrates en 470 a.C., la reunión sería entre 460 a.C. y 450 a.C., lo que debería situar el nacimiento de Parménides entre 525 a.C. y 535 a.C., situándolo muchos entre 515 y 525 a.C., u otros, siguiendo a Apolodoro y la fundación de Elea, hacia 540 a.C. El problema es el de siempre, ¿conoció Parménides la obra de Heráclito, fue anterior, posterior? 18

Incluso siendo contemporáneo o posterior, no tuvo porqué conocerla. Dejemos pues la especulación y vayamos a lo que creemos conocer con mayor certeza. Su obra, un poema en hexámetros dividido en tres partes, de la que tenemos un buen número de fragmentos, es de una fiabilidad bastante alta pues son diversas las fuentes, frente a lo incierto de los fragmentos de sus contemporáneos. De las tres partes del poema, hemos reproducido aquí la central, el llamado poema ontológico o vía de la verdad, donde expone con mayor claridad su doctrina sobre el ser. Las primera parte es un proemio y la tercera el llamado poema fenomenológico o vía de la opinión. B) El texto Resumen Comienza el poema asegurando que va a presentar las dos posibles y únicas vías de investigación posibles. La primera, y única practicable, es la que parte de la idea de que aquello que es, lo ente, no puede no-ser. La otra, la que trata de hablar de lo que no es, solo conduce a problemas, es una vía impracticable, ya que no se puede pensar lo que no es y, además, es lo mismo pensar y ser. Lo ente en su conjunto no debe ser percibido por la razón como unido a otro ente, dividido o reunido. En el tercer fragmento viene a confirmar que la vía que trata de considerar el no-ser y cararacterizarlo solo puede llegar a problemas e incongruencias, porque el no-ser es imperceptible y, por tanto, quien lo describe es ciego y sordo ante él. Es por eso que hay que separarse de esta vía de indagación que lleva a considerar el ser y el no-ser a un tiempo como lo mismo y no lo mismo, en un camino recurrente, en un bucle sin solución. Por último, y dado que jamás podrá probarse que lo que no es sea, dado, por tanto, que jamás podrá pensarse, exhorta de nuevo al abandono de toda especulación sobre el no ser y a que se tenga en cuenta la refutación que enuncia, de acuerdo a lo que la razón aconseja. Y enuncia que solo queda una vía transitable, la de lo que es. Y lo que es ha de ser desde siempre y para siempre pues, siendo continuo y unigénito, habría de proceder de lo que no es y llegar también a lo que no es, en caso de ser perecedero. ¿Por qué, en un momento dado, habría empezado a ser? Apartándose de esta vía inescrutable, Parménides confiere a la realidad la cualidad de eterna e imperturbable. Tema principal: Lo que es no puede no-ser y tampoco puede llegar a serlo. Comentario: Puede llegar a parecer obvio, que el no-ser no pueda engendrar el ser, pero esto genera un importante problema. Aparentemente todo cambia. El mundo parece tener más las características de las que habla Heráclito que las descritas por Parménides. Pero el problema está servido. El conocimiento es imposible en un mundo en constante devenir, algo del todo ilógico puesto que creemos conocer cosas. Si, por el contrario, aceptamos el mundo que propone el poema de Parménides, ¿cómo se explica el cambio aparente? ¿Cómo se explica la muerte, el nacimiento, los principios y finales a que estamos acostumbrados y sin los que también nos resulta ininteligible la realidad? Parménides responderá a esta cuestión en la tercera parte (la segunda, si no tomamos el proemio como una) del poema. En la vía de la opinión, Parménides habría tratado de explicar 19

sistemáticamente el mundo de la apariencia. De esta parte del poema nos han llegado muchos menos fragmentos, siendo más confusa su interpretación. Al parecer, la doxa, la opinión, tan perecedera como los mortales que la sustentan, sería un tipo de conocimiento poco fiable, algo que, sin duda, nos lleva a pensar en Platón y su posterior Teoría de las Ideas. Pero, centrándonos en lo que afirma en esta parte del poema, podríamos también concluir que toda metafísica, siglos antes de Kant, quedaría descartada como conocimiento seguro, ya que exige el paso por el no-ser, el paso por el camino intransitable, el camino que como el mismo Hegel destacaba refiriéndose a la filosofía de Parménides, necesariamente desemboca, tarde o temprano en la contradicción. Innegable sería también, por otro lado, la influencia del eleata en el idealismo, si bien, la identidad entre ser y pensar no debe tampoco confundirnos. Para muchos, un abismo, además de más de veinte siglos, separa ambas doctrinas. El mundo de Parménides es material. Es esta materia la que solo puede ser una y, siguiendo la argumentación, diremos también que sin límites, uniforme en todas direcciones, como una esfera. Es por esto que asegura que el mundo que cambia solo lo hace en apariencia y que, confiando en la razón, debemos concluir todo lo contrario, que es estático, que en él no hay posibilidad de cambio porque no se puede pasar del ser al no ser. Platón, poco más de un siglo después, conferiría estas características a las ideas, además de toda realidad. Las ideas serán, para Platón, la única realidad. No es poco común, y resulta cómodo a nivel de esquema, trazar una línea que vaya del idealismo a Parménides, pasando por Kant, el racionalismo y Platón. Así, desde Nietzsche se podría llegar a Heráclito pasando por el empirismo y Aristóteles. Sin embargo, los peligros de simplificar de este modo la historia de la filosofía no son pocos: anacronismos, lecturas forzadas y una absoluta incapacidad para enfocar la complejidad de los distintos planteamientos, que tienen realidad en sus aristas y recovecos. Negar, por otro lado, que a lo largo de la historia de la filosofía, deshacer el nudo al que conducen las doctrinas de Heráclito y Parménides supone un reto, aunque solo sea de fondo, latente, un reto al que en última instancia remite todo; negar esto, también requiere una buena dosis de atrevimiento. Los filósofos PLURALISTAS. EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO (492aC-432aC) Fue un filósofo y político democrático griego. Cuando perdió las elecciones fue desterrado y se dedicó al saber. Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la tierra. Estas raíces están sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento (generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta teoría explica el cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo. El hombre es también un compuesto de los cuatro elementos. La salud consiste en cierto equilibrio entre ellos. El conocimiento es posible porque lo semejante conoce lo semejante: por el fuego conocemos el fuego, por el odio, el odio, por el amor, el amor. Posteriormente Demócrito postularía que estos elementos están hechos de átomos. Por tanto, todos los seres están formados por la mezcla y separación de estos cuatro elementos, y hay otras dos fuerzas: el amor que lleva a la unión y el odio que lleva a la separación. ANAXÁGORAS (500aC-428aC) Anaxágoras (en griego Αναξαγόρας) (500 – 428 a.C.) fue un filósofo presocrático que introdujo la noción de nous (νοῦς, mente o pensamiento) como elemento fundamental de su concepción física. Entre sus alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, Arquelao, Protágoras de Abdera, 20

Tucídides, el dramaturgo griego Eurípides, y se dice que también Demócrito y Sócrates. Conocedor de las doctrinas de Anaxímenes, Parménides, Zenón y Empédocles, Anaxágoras había enseñado en Atenas durante unos treinta años cuando se exilió tras ser acusado de impiedad al sugerir que el Sol era una masa de hierro candente y que la Luna era una roca que reflejaba la luz del Sol y procedía de la Tierra. Marchó a Jonia y se estableció en Lámpsaco (una colonia de Mileto), donde, según dicen, se dejó morir de hambre. Introduce los conceptos de: Homeomería: son las partículas elementales (las semillas = spermata) que contienen lo mismo que ha de reproducirse. Mente(nous): las partículas se encuentran dispersas anárquicamente formando un caos y a traves de la mente pasa a ser el cosmos, un mundo ordenado y bello. La Nous es una fuerza exterior y superior , es el principio de ordenación del universo que introduce el movimiento y el orden , la nous es infinita (todo lo que existe ha existido siempre) e identifica a dios , no como creador sino como arquitecto del mundo. DEMÓCRITO (460aC-370aC) Dice que existen dos principios: lo lleno (el ser), lo vacío (el no ser, es real pero no material). Dice que existe un número indeterminado de principio materiales , indivisibles e infinitos, (átomos ) todos son iguales, así explica la pluralidad de los seres. Idea: los átomos se mueven en el vacío. Átomos: son iguales, eternos e infinitos. Se distinguen por sus formas, tamaño y posición y es una explicación de la variedad y pluralidad de los seres. Movimiento: es eterno, no cesa por azar, sin un plan determinado, por necesidad, automático y mecánico , también es violento debido a la presión y a un estímulo externo. Vacío: es un principio real que no ocupa espacio material, es el lugar donde se efectúan los cambios, porque existe el vacío existe el movimiento y la pluralidad de los seres.

PRESOCRÁTICOS (período cosmológico) MONISTAS Milesios

PLURALISTAS Escuela Eléatas de Éfeso

Tales Jenófanes* Anaximandro Heráclito Parménides Anaxímenes Zenón

Escuela pitagórica

Atomistas Empédocles

Pitágoras

Anaxágora s Leucipo Demócrito

• aunque algunos autores no incluyen a Jenófanes en la escuela de Elea, la mayoría, sin embargo, sí lo hacen e incluso lo consideran el iniciador o maestro de Parménides.

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PRESOCRÁTICOS (período cosmológico) JÓNICOS: en las colonias griegas orientales de Jonia

ITÁLICOS: en la Magna Grecia (colonias griegas en sur de la actual Italia)

físicos o naturalistas: identifican más especulativos: presentan un arché más abstracto el arché con algo físico (agua, (los números, por ejemplo), trasladan la reflexión ápeiron, aire, fuego) desde la cosmología a la ontología Milesios

Tales Anaximandro Anaxímenes

Escuela de Éfeso

Eléatas

Escuela pitagórica

Heráclito

Jenófanes nació en la ciudad jonia de Parménides Colofón, pero Zenón trabajó sobre todo en la Magna Grecia

Pitágoras

TEMA 3: EL SER El sentido de existir, el dolor, la trascendencia y la muerte. La realidad y la apariencia. Espiritualismo y materialismo. Sócrates, Platón y Aristóteles. Hemos visto que la ontología se ocupa del ser, de la realidad, de lo existente. La ontología es la ciencia del ser, de todo lo que es o puede ser. Investiga, propone, estudia..., las características que habría de tener lo que es. En ese sentido, a lo largo de la historia de la filosofía, multitud de filósofos se han preguntado también por el sentido del ser, de la realidad. ¿Tiene algún sentido existir? ¿Estamos aquí para algo? Estas no son cuestiones sin importancia. Para muchos la vida no tiene sentido sin la muerte; para otros es todo lo contrario, no encuentran sentido a vivir sabiendo seguro que vas a morir. Por otra parte, sentimos a diario (aunque, afortunadamente, no necesariamente con la misma intensidad) dolor. ¿Y por qué sentir dolor? Vale, asumimos que no podemos vivir eternamente (si es que lo asumimos), pero ¿no podríamos, al menos, vivir sin dolor? A menudo escuchamos en los medios de comunicación (o nos cuentan otras personas) terribles noticias relacionadas con el dolor. Nos estremecemos pensando que a nosotros o a alguno de nuestros seres más queridos, nos pudiera pasar algo así (accidentes, enfermedades, violaciones, pérdidas irreparables de otras personas...). Es como si nuestras vidas estuvieran marcadas por el dolor. Algunos filósofos han construido sus teorías en torno al concepto de dolor. Es el caso, por ejemplo, de Schopenhauer (1788-1860); para él, la vida humana es voluntad y la voluntad es deseo de conseguir lo que no se tiene. Es dolor, porque es siempre, una voluntad insatisfecha. Solo la muerte acaba con este dolor. Cuando consigues algo, ya quieres otra cosa, el dolor no para... Vale, podríamos pensar que el planteamiento de Schopenhauer es exagerado, aunque tendríamos que estudiar en profundidad sus obras para entenderlo mejor, pero este tipo de reflexiones casi todos 22

las hemos hecho alguna vez, y remiten irremediablemente a asuntos como la trascendencia o la existencia de Dios, dioses, el alma, espíritus, etc... A veces nos resulta más cómodo imaginar como existente algo completamente desconocido, absolutamente irracionalm que justifique la exitencia de lo racional, de lo conocido, de lo que si podemos ver, oir y tocar. Otras veces nos limitamos a seguir una tradición o a negarla; incluso hay quien narra particulares experiencias personales relacionadas con lo sobrenatural. La cuestión sería: ¿hasta dónde debe llegar la filosofía?, ¿Las teorías esotéricas son filosofía?, ¿La metafísica (la ciencia de lo que está más allá de la física) debería estudiar las psicofonías y el espiritismo, por ejemplo? Lo cierto es que no, la metafísica es una disciplina que se pregunta por los fundamentos de lo físico, pero desde la obra de Inmanuel Kant (1724 – 1804) toma conciencia de que jamás podrá ser una ciencia, porque la ciencia se basa en el método científico, este en la observación y la metafísica en lo inobservable. Si alguien “observa” fantasmas, el futuro o “cura” enfermedades, es fácil realizar un experimento que demuestre que lo hace. Si no se ha demostrado debe ser porque los fantasmas son “muy juguetones” o porque no existen... Pero si alguien aseguara ver u oir algo, por raro que sea, eso que ve u oye nunca será un ente metafísco, sino físico. En todo caso, sí hay dos grandes modos de entender la realidad: el espiritualismo y el materialismo. Llamamos espiritualistas a los filósofos que, para explicar la realidad, hablan de la existencia de una realidad espiritual intocable, invisible, etc... que daría sentido a la realidad que sí podemos experimentar. Para los filósofos que llamamos materialistas, solo existe lo material, lo experimentable, lo visible, y ello constituiría toda la realidad. Podemos entrar a estudiar con algo más de profundidad los problemas derivados de la reflexión en torno al materialismo y el espiritualismo si nos acercamos un poco a la obra de Sócrates, Platón y Aristóteles. De alguna manera, el problema había quedado ya planteado por Heráclito y Parménides, y las teorías ontológicas de Platón y Aristóteles podrían verse como dos modos distintos de superar este conflicto. Resulta imposible adentrarse en la obra de Platón sin conocer antes a su maestro (y protagonista de casi todas sus obras), Sócrates. Sin embargo, empezaremos por estudiar al discípulo (Platón) para luego retroceder al maestro (Sócrates) y avanzar hasta el discípulo del discípulo (Arsitóteles; vamos, que Sócrates fue maestro de Platón, y este de Aristóteles). La Teoría de las Ideas de Platón La teoría de las ideas de Platón (428aC-347aC) supone el primer gran intento de resolver el dilema que planteaban las distintas concepciones del mundo de Heráclito y Parménides. Platón es, sin lugar a dudas, uno de los más (si no el más) importantes filósofos de todos los tiempos. Escribió sobre multitud de temas, pero en esta ocasión nos centraremos en esta particular e influyente (muchos ven en el platonismo un antecedente del cristianismo) visión de la realidad. El planteamiento ontológico de Platón parte de la existencia (a su modo de ver) de dos mundos bien diferenciados: el mundo sensible y el mundo inteligible. A grandes rasgos podríamos decir que el primero solo se puede sentir y que el segundo solo se puede entender. Pese a que pueda parecer lo contrario, para Platón solo es real el segundo. El mundo sensible es una copia de otro verdadero, el mundo inteligible es verdadero. Nosotros solo sentimos el mundo sensible, nos movemos en un mundo falso que tomamos por verdadero. Todo lo que creemos saber de este mundo falso es lo que Platón denomina DOXA. La doxa es un conocimiento poco fiable, es una especie de creencia no confirmada, no demostrada. Incluso aquello que se nos muestra evidente, es falso, porque remite a un mundo falso, a un mundo que es una copia del verdadero. Sin embargo, del mundo inteligible, sí puede obtenerse un conocimiento verdadero, es lo que Platón denomina EPISTEME. Pero ¿cómo puedo conocer el mundo verdadero, el inteligible, si no puedo verlo, oírlo ni tocarlo? El mundo 23

inteligible se conoce a través de la reflexión, al liberarte de los sentidos que te atan al mundo sensible, se muestra ante ti el verdadero, el inteligible. En realidad es mucho más complicado, se requiere años de estudio, una gran preparación para conseguirlo. Platón propone cómo ha de ser esta educación, cómo se debe gobernar una ciudad, qué es el bien y el mal, porqué actuamos bien o mal, etc. En realidad, en el mundo inteligible están las ideas y las almas. No cambia, es eterno e inmutable. Sin principio ni fin. En él está la idea de bien, y todas las demás ideas. También las almas descarnadas. Las almas conocen las ideas, pero las olvidan al entrar en un cuerpo, al sentir (o al volver a sentir) el mundo falso que te da falsas pistas sobre la realidad. Al liberar al alma del cuerpo, es esta capaz de recordar las ideas, la realidad. Al mundo inteligible se le llama también mundo de las ideas. Siguiendo (creemos) a su maestro Sócrates, asegura que hace el mal aquel que desconoce el bien. Solo existe la idea de bien, no existe la idea de mal. El que se comporta mal lo hace por ignorancia. Esto justifica lo que llamamos intelectualismo moral (identificar al sabio con el bueno y al necio con el malo). Por otro lado, vemos que se resuelve el conflicto entre Heráclito y Parménides porque, de algún modo, los dos pueden tener parte de razón. El mundo sensible es como dice Heráclito (por tanto, inconoscible), y el inteligible es como dice Parménides. A continuación, conoceremos a Sócrates y a Aristóteles a través de un comentario de texto:

TEXTOS COMENTADOS: LAS SOLUCIONES AL PROBLEMA ENTRE HERÁCLITO Y PÁRMENIDES Contexto: El siglo de Pericles, entre las Guerras Médicas y las Guerras del Peloponeso o incluso, para muchos, incluyendo ambas, es el del florecimiento de Atenas. Importantes reformas sociales y políticas tienen su reflejo y notable influencia también en arte y la literatura y, cómo no, en la filosofía. No en vano, Sócrates es el autor de referencia en la Antigüedad. Los autores anteriores a él son denominados presocráticos. También, para algunos expertos, debe llamarse presocráticos a autores que siendo posteriores a Sócrates, todavía no estén influidos por su filosofía. El problema fundamental a la hora de interpretar las doctrinas socráticas es que Sócrates no dejó nada por escrito. Él se dedicaba a ir de aquí para allá hablando con unos y otros, preocupado, eso sí, según parece, por asuntos políticos y éticos principalmente, desconfiando de la obra escrita, extrayendo de sus congéneres aquello que desconocían saber. Conocemos a Sócrates a través de Platón, Aristóteles, Jenofonte y Aristófanes. Dejando a un lado a Jenofonte, cuya obra ayuda a corroborar ciertas facetas del autor, pero no aporta nada nuevo, y a Aristófanes, que en su obra “Las Nubes” se burla de Sócrates, que sería uno más de esos majaderos sofistas que abundaban en Atenas en el siglo V a.C., vendiéndose al mejor postor, pervirtiendo la democracia ateniense; dejando estas dos fuentes de lado, Platón y Aristóteles volverán a enzarzarse en torno a la polémica inaugurada por Heráclito y Parménides. Pero claro, ¿qué importancia dio Sócrates a asuntos metafísicos, ontológicos? Platón pone en boca de su maestro, Sócrates, su teoría de las ideas. A la base del cristianismo, es una de las teorías filosóficas más importantes de la historia, separa lo sensible de lo cognoscible y los lleva a mundos distintos. El primero, el de lo sensible, solo aparente, donde no es posible el conocimiento, el segundo, el inteligible, aquel al que no se puede acceder a través de los sentidos, al 24

que solo llega la vía de la razón. Es una posible solución al problema. El mundo sensible es tal y como Heráclito describe su mundo, mientras que el inteligible es ontológicamente parmenídeo. Pero claro, ¿es esta teoría de Sócrates o de Platón? En opinión de Aristóteles, incialmente discípulo de Platón, Sócrates no hubiera suscrito, y menos aún dicho o expuesto, esta teoría, que pertenecería exclusivamente a Platón. Es por eso que la obra del estagirita es de vital importancia para purgar los diálogos platónicos en busca de Sócrates. Aristóteles también propone, como veremos, soluciones a los problemas ontológicos clásicos. Vamos así a acercarnos en la medida de lo posible a los que para muchos son los tres autores clásicos de mayor relevancia, teniendo la polémica entre Heráclito y Parménides de fondo. Sabemos que Aristóteles abandonó la Academia platónica y fundó su propia escuela, el Liceo. Esto sucedió algunos años antes de que Espeusipo, sobrino de Platón, sucediese a su tío al mando de la Academia. Si bien las diferencias entre las obras de Platón y Aristóteles son evidentes, no falta quien opina que el hecho de que Platón ningunease al más brillante de sus alumnos en favor de su sobrino, que además, a diferencia de Aristóteles, era ateniense, pudo precipitar la decisión, ayudar o decantar la voluntad del estagirita hacia la formación de su propia escuela. Pese a que nos centraremos aquí, exclusivamente en los aspectos filosóficos, trataremos, en la medida de los posible, enfocar el asunto desde el mayor número de puntos de vista posibles. SÓCRATES Texto 1: Jenofonte, Recuerdos de Sócrates Libro I, 1-3 Pues ni siquiera discutía sobre la naturaleza del universo, como hacían la mayoría de los demás, especulando sobre cómo se originó el que los intelectuales llaman “cosmos” o en virtud de qué leyes se producen los diversos fenómenos celestes; por el contrario, hacía ver que los que se preocupaban de tales cosas eran unos insensatos. […] Así, de los que discurren sobre la naturaleza del universo, unos opinan que lo que es es uno solo, otros que es infinito en número; unos que todo se está moviendo siempre, otros que nunca se puede mover nada; unos que todo se genera y se destruye, otros que nada puede generarse ni destruirse. […] Él, por su parte, conversaba siempre acerca de las cosas humanas, indagando qué es piadoso y qué es impío, qué es bello y qué es vergonzoso, qué es justo y qué es injusto, qué es la prudencia y qué es la locura, qué es el valor y qué es la cobardía, qué es una ciudad y qué es un político, qué es un gobierno y qué es un gobernante, y también acerca de otras cosas como estas, considerando que quienes las conocían eran hombres de bien, pero que a quienes las ignoraban habría con razón llamarlos gentes serviles.

Texto 2: Aristóteles. Metafísica. A 6, 987b 1-8 Traducción de José García Roca Sócrates, que se había ocupado de las cuestiones morales, y no de la naturaleza en su conjunto, había buscado en ellas lo universal y había sido el primero en concentrar su pensamiento en las definiciones. Platón aceptó sus enseñanzas, pero pensó por aquel motivo que lo universal se daba en otras cosas y no en las sensibles, por ser imposible, en efecto, que la definición común lo fuese de alguna de las cosas sensibles, que están en perpetuo cambio. Este, pues, llamó a tales entes “Ideas”.

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Texto3: Aristóteles. Metafísica. M 4, 1078b, 17-31 Traducción de José García Roca Sócrates, que se había ocupado de las virtudes morales, fue también el primero que en relación con ellas buscó las definiciones universales ... Buscaba, con razón, la esencia, pues, trataba de razonar silogísticamente, y el principio de los silogismos es la esencia … Dos cosas, en efecto, se le pueden reconocer a Sócrates con justicia: los argumentos inductivos y la definición universal; ambas cosas, en efecto, conciernen al principio de la ciencia. Pero Sócrates no atribuía existencia separada a los universales ni a las definiciones. Sus sucesores, en cambio, los separaron, y denominaron ideas a tales entes. A) El autor y la obra Sócrates (470 a.C. - 399 a.C.) decía compartir profesión con su madre, que era comadrona. Su método, la mayéutica, consistía en extraer de las personas aquellos conocimientos que poseían, pese a no saberlo. Su madre extraía niños, él conocimientos. A través de los citados cuatro autores (Platón, Aristóteles, Jenofonte y Aristófanes) podemos hacernos una idea de la doctrina socrática, el problema es cómo rellenar los huecos. Si, como opinaba Platón, las ideas eran lo único real y las almas las habían preconocido, tiene sentido que la gente no sepa que puede acceder mediante el exclusivo uso de la razón al conocimiento de toda la realidad, pero que pueda hacerlo. Eso es lo complicado, decidir si Platón pone por escrito las doctrinas socráticas, si las continua o si, simplemente, elabora teorías compatibles con las de su maestro. Sabemos de Sócrates que vivió en Atenas, que debía ser un tipo bastante extraño, aunque no antipático o poco sociable al estilo Heráclito, debía caer bien. Sabemos que utilizaba la ironía con frecuencia y que, entre otras muchas cosas, desconfiaba de la obra escrita. Su preocupación fundamental era la política y la ética. Fue condenado a muerte, y aceptó la condena, con setenta y un años, pese a no sentirse culpable de los delitos de los que se le acusaba: corromper a los jóvenes y no ser respetuoso con los dioses. Pero, ¿había una ontología socrática? ¿Se interesaba por estos asuntos? Vamos a ver tres textos que nos pueden ayudar a contextualizar a Sócrates y a profundizar en esa extraña polémica entre Platón y Aristóteles, heredada o no de aquella otra entre Heráclito y Parménides. B) El texto Resumen Texto 1: En este texto, Jenofonte (una de las fuentes que se cita con menos frecuencia) nos dice que Sócrates estaba poco interesado en asuntos que hoy llamaríamos metafísicos u ontológicos. Para Jenofonte, Sócrates permanece al margen de la disputa entre Heráclito y Parménides. Parece que lo que realmente interesa a Sócrates es todo lo relacionado con el ser humano. Ética, política, lo justo, lo piadoso... Texto 2: Aristóteles viene a decir algo parecido a lo que nos dice Jenofonte. Sócrates se preocupó poco de la naturaleza en su conjunto. Pero introduce algo nuevo. Sócrates trata de llegar a definiciones universales. Pero añade que nunca habló de un mundo distinto a este, que esa distinción es platónica.

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Texto 3: Aristóteles profundiza en su crítica a Platón (profundiza en la crítica a la interpretación que Platón hace del pensamiento de Sócrates), hablando en esta ocasión de sus “seguidores” (de Sócrates), por haber separado definiciones y esencias de este mundo, por haber interpretado que tenían una existencia separada de cada una de las cosas en las que aparecían. Tema principal: Estos tres textos nos muestran los intereses filosóficos de Sócrates, así como las críticas que Aristóteles hace al modo en que Platón pone en boca de su maestro doctrinas que no le pertenecen. Comentario: Dado que Sócrates no escribió nada, hemos elegido tres textos cortos, uno de Jenofonte y dos de Aristóteles, para aproximarnos al autor. Parece quedar claro que Sócrates estaba poco interesado en la polémica que da título al tema, pero abordarla desde aquí nos permite separarlo de Platón y, por tanto, perfilar mejor su pensaminento. Por lo que nos dice Jenofonte, efectivamente, Sócrates estaba interesado en los asuntos humanos, su comportamiento, su moral, su ética, la política. Es evidente que Sócrates no fue el primero en preocuparse de estos asuntos. Gorgias, Protágoras, su contemporáneo Hipias... A todos los conocemos también a través de la obra de Platón, pero el protagonista indiscutible de la misma es Sócrates. Esa es la primera cuestión que nos asalta, ¿estamos ante un caso de fama arbitraria? Es decir, en caso de ser Hipias maestro de Platón, ¿llamaríamos prehipíacos o algo así a los que ahora llamamos presocráticos? Puede parecer que hemos llegado así a un callejón sin salida, a una cuestión irresoluble. Sin embargo, todo vuelve a esclarecerse si damos la vuelta a la cuestión, si vemos algunas de sus consecuencias. Sócrates es un escalón indispensable, es el autor que permite entendernos, o mejor, que nos permite explicarnos, sea válida o no esa explicación, sea verdad o no lo que explicamos. Las similitudes entre la biografía de Sócrates y la de Jesucristo son tan evidentes que la idea nietzscheana de cristianismo como platonismo para el pueblo parece irrefutable. En estos textos vemos como Jenofonte y Aristóteles coinciden en cuáles eran las motivaciones fundamentales del pensamiento socrático. Además, conviene señalar que Aristóteles si le reconoce el interés por los universales. Esto es importante, porque Aristóteles también estará interesado en la definición universal, igual que su maestro Platón. A partir de ahí, lo que nos encontramos es con dos modos distintos de hacer posible la existencia de la definición universal. Es posible que esta idea de Sócrates sea una de las más importantes. Es posible también que no fuera el primero en recurrir a definiciones universales, ni el que mejor lo hiciera, pero parece que tanto Platón como Aristóteles “montan” sus propias ontologías en torno a esta inquietud. Así, la cuestión de quien fue el primero no tiene demasiada importancia, y si la reacción a la obra de Sócrates, ahora sí, tanto en el caso de Platón como en el de Aristóteles, teniendo en cuenta la polémica entre Heráclito y Parménides, ya que ellos sí se van a ocupar, no solo de los asuntos que preocupan a Sócrates, también de física, metafísica, cosmología... Y todo ello con una cierta tendencia a la compatibilidad con Sócrates. ARISTÓTELES Texto 3: Aristóteles, Metafísica, Libro III, Capítulo IV Traducción de Valentín García Yebra. Además, si principalmente hay algo fuera del todo concreto cuando algo se predica de la materia, ¿es preciso que, en tal caso, haya algo fuera de todas las cosas, o que lo haya 27

fuera de algunas y fuera de otras no, o que no lo haya fuera de ninguna? Si, en efecto, no hay nada fuera de los singulares, nada habrá inteligible, sino que todas las cosas serán sensibles y no habrá ciencia de nada, a no ser que alguien diga que la sensación es ciencia. Y además, tampoco habrá nada eterno ni inmóvil (pues todas las cosas sensibles se corrompen y están en movimiento).Pero, si nada hay eterno, tampoco es posible que haya generación. Es necesario, en efecto, que haya algo que es generado y algo de lo que se genera, y que la última de estas cosas sea ingénita, si es que la serie se detiene y es imposible que algo se genere del No-ente. Y, todavía, si hay generación y movimiento, es necesario que haya también un término (pues no hay ningún movimiento infinito, sino que de todo movimiento hay un término, y no puede generarse lo que es imposible que llegue a estar generado; y lo que ha sido generado es necesario que exista desde el momento en que fue generado). Texto 4: Aristóteles, Metafísica, Libro VIII, Capítulo IV. Traducción de Valentín García Yebra Acerca de la substancia material, es preciso no olvidar que, aunque todas las cosas procedan del mismo elemento primero o de los mismos elementos considerados como primeros, y aunque la misma materia sirva de principio a todas las cosas que se generan, sin embargo, hay una que es propia de cada cosa; por ejemplo, de la flema es primera materia lo dulce o lo graso, y de la bilis, lo amargo o algo semejante; aunque quizá estas cosas procedan de lo mismo. Y llega a haber varias materias de lo mismo cuando la una es materia de lo otro; por ejemplo, la flema procede de lo graso y de lo dulce, si lo graso procede de lo dulce, y de la bilis, por resolverse la bilis en la materia primera. Una cosa, en efecto, puede proceder de otra de dos modos, o bien porque una es previa al devenir de la otra o bien por resolución de esta en su principio. A) El autor y la obra Aristóteles (384 a.C. - 322 a.C) nació en Estagira (Macedonia). Tras la muerte de su padre (Nicómaco, médico del rey Amintas III de Macedonia) su tutor, Proxeno, lo envía a Atenas, auténtico hervidero cultural e intelectual por entonces. Allí ingresa en la Academia de Platón, donde permanece veinte años. A la muerte de Platón, abandona Atenas, y poco después, es llamado por el rey Filipo II de Macedonia para instruir a su hijo Alejandro. Tras ejercer de maestro durante casi dos años del que luego sería conocido como Alejandro Magno, Aristóteles regresa a Atenas y funda su propia escuela, el Liceo. Es en esta época en la que desarrolla el grueso de su pensamiento. Aristóteles nunca fue un ateniense. Quién sabe la influencia de esto en su filosofía, en su rebeldía respecto de las enseñanzas platónicas. Aristóteles era hijo de un médico, y no de cualquier médico, el médico de un rey. Pero era un meteco, un extranjero. Quizá el término meteco no tenga la carga peyorativa que atribuimos hoy día a inmigrante o extranjero, pero no dejaba de ser una diferencia, una marca, que llevaba asociado el hecho de poseer menos derechos que los nativos. Marchó de Atenas un año antes de morir en la isla de Calcis, para evitar que Atenas (en referencia a la muerte de Sócrates) atentase por segunda vez contra la filosofía. El conjunto de escritos que conocemos como “Metafísica”, no solo representan el primer tratado sobre la materia, además, le da nombre. Se dice que Andrónico de Rodas, director del Liceo entre 28

78 a.C. Y 47 a. C., ordenó -entre otros- estos escritos y los llamó metafísica, por estar tá metá ta physiká, esto es,más allá de la física. ¿Eran un conjunto de escritos situados, físicamente, en una estantería a continuación de los ocho tomos de la Física? ¿O hace referencia al contenido de la obra, la filosofía primera, aquello que trasciende lo físico, lo que subyace a lo ente, lo que lo sostiene? Una vez más, la cuestión es anecdótica. Lo que es seguro es que nace un género, el de la filosofía primera, y que el contenido de la obra es una clara muestra de la distancia entre la obra del estagirita y la de su maestro. B) El texto Resumen Texto 3: El primer texto nos muestra, por un lado, que el debate entre Heráclito y Parménides si está presente en la obra aristotélica. Aristóteles habla de la imposibilidad de conocer y de que se produzca generación si no existe algo eterno. Hace referencia a las tesis parmenídeas, a la imposibilidad de que lo que no es llegue a ser y viceversa. Habría que aceptar que hay algo fuera de las cosas singulares, algo que contrariamente a estas, no se corrompa, para aceptar que pudieran ser conocidas, a no ser que aceptásemos como ciencia la sensación. Texto 4: Aristóteles nos habla de la materia como origen de todo (es “principio a todas las cosas que se generan). Pero también de un tipo de materia característico de cada cosa. Así, a través de ejemplos, nos muestra los tipos de realción que puede haber entre distintos tipos de materia. Tema principal: En el primer texto se aborda el problema del conocimiento si no atenemos a los atributos que lo ente parece tener. El segundo texto habla del concepto de materia. Comentario: A patir de estos dos textos, podemos hacernos una idea del modo en que Aristóteles va a resolver la polémica entre Heráclito y Parménides, y cómo esta propuesta es distinta a la de su maestro. Platón necesita llevar los universales, las ideas, aquello par lo que Sócrates quería encontrar definiciones universales, a un mundo (el de las ideas) que tendría las características que se describen en el poema de Parménides. Así, exclusivamente con el uso de la razón, se accedería al conocimiento de lo real. Aristóteles parte del mismo problema, pero no necesita “inventar” mundos nuevos. La sustancia es materia y forma y, como hemos visto, la materia inicial no cambia, es invariable. Es la referencia que permite conocer el mundo, superar el cambio, que si se produce y es real, pero es explicado a partir de una física que, si bien hoy está ampliamente superada, sienta las bases de una nueva ciencia. Aristóteles vuelve la vista de nuevo al mundo, al único mundo. Platón obligaba a girar la vista hacia el mundo de las ideas para conocer lo verdadero. Ahora lo verdadero está aquí. De alguna manera, la tensión entre las ideas de ambos autores se traslada a lo largo de la historia de la filosofía. La escolástica, filosofía medieval basada en su origen en la filosofía de Platón, da un giro cuando entra en juego la filosofía de Aristóteles, desaparecidas sus obras para occidente en el incendio de la Biblioteca de Alejandría, recuperada gracias a traducciones al árabe anteriores al desgraciado suceso, y retraducidas al latín hacia el siglo XIII. La escolástica no soporta la tensión entre ambos autores. Guillermo de Ockham establece lo que se conoce como “navaja de Ockham” (el número de entes no debe ser multiplicado sin necesidad) y nace la filosofía moderna, con el racionalismo y el empirismo, donde de nuevo queda reflejada la tensión entre Platón Aristóteles, 29

entre reflexión y observación como principio supremo. No en vano, Aristóteles, no solo optó teóricamente por la observación del “único mundo” y por tanto el único cognoscible, también mostró un interés práctico por el mismo, con obras de botánica, zoología, astronomía...

TEMA 4: EL CONOCIMIENTO. COSMOVISIÓN ANTIGUA Epistemología. Opinión, creencia y conocimiento. Concepto de cosmovisión. Cosmovisión antigua e implicaciones filosóficas. La ciencia Helenística. La escolástica y la patrística. Ya hemos dicho que la epistemología estudia el conocimiento, en qué consiste, cuál es la mejor manera de obtenerlo, sus orígenes y sus límites. Considerado de este modo, la epistemología estaría a la base del resto de ciencias, ya que estas ofrecen un conocimiento a adquirir, pero no el modo en que esto sucede, la epistemología sería previa al resto de disciplinas científicas. Para empezar a hacernos una idea del tipo de cuestiones que aborda la epistemología, vamos a detenernos en tres conceptos que, con toda seguridad, usamos cotidianamente, pero analizándolos con algo más de profundidad y comparándolos entre ellos. Son los conceptos de opinión, creencia y conocimiento. Opinión: es un tipo de opinión subjetiva, que no podemos demostrar. Somos conscientes de lo poco fiable de este tipo de conocimiento, nosotros mismos somos, a menudo, conscientes de esta subjetividad. Creencia: La creencia es un tipo de conocimiento que, si bien no está demostrado, tiene pretensión de ser verdadero. A menudo somos capaces de explicar a otro porqué creemos algo, aunque no podamos demostrarlo del todo. Hay distintos grados de confianza en una creencia pero, desde luego, es más objetiva que una mera opinión. Conocimiento: sería como una creencia de la que estamos seguros, pero en este caso podemos demostrar su veracidad, y esta prueba ha de ser objetiva, validad para cualquiera, no solo para mí. Se habla de dos tipos de conocimiento, el teórico y el práctico. El conocimiento teórico (del griego θεωρειν -theorein-, contemplar) está basado en la observación. Consiste en la descripción, comprensión y predicción de la realidad. El conocimiento práctico es más un saber actuar, un saber manipular ese entorno que el conocimiento teórico solo observa y describe. Podemos pensar en la diferencia que hay entre conocer la historia del arte y saber pintar un cuadro, por ejemplo, pero cuando en filosofía hablamos de conocimiento práctico solemos referirnos a la ética, que es el estudio de la moral. Podemos ver el conocimiento como una capacidad más del ser humano y entonces cabría preguntarse: ¿tiene límites nuestro conocimiento?, ¿Lo podemos conocer todo?. Sabemos que no podemos percibir todos los sonidos, ni todos los colores, olores o sabores, ¿por qué no pensar que también nuestro conocimiento, o mejor, nuestra capacidad de conocer esté humanamente limitada? Lo cierto es que, a lo largo de la historia, ha variado la confianza en el conocimiento de las personas. Cada época implica una cosmovisión y esta impregna todos los ámbitos del conocimiento. La ciencia de cada época nace de la cosmovisión de cada época, o quizá, cada cosmovisión es producto de la ciencia de cada época. Lo que es seguro es que no podemos entender una sin la otra. Pero, ¿qué es exactamente una cosmovisión? En griego, κόσμος -cosmos- significa orden, belleza y harmonía. Es lo contrario de χάος -caos-. Una cosmovisión es la determinada idea acerca del orden que gobierna el universo que cada época ha 30

tenido, por así decirlo. Es la representación que cada época se ha hecho del universo. A grandes rasgos, hablaremos de tres tipos de cosmovisión, la cosmovisión antigua, la cosmovisión moderna y la cosmovisión contemporánea. Cada una de estas cosmovisiones tiene relación directa (de causa o efecto, eso lo tendremos que discutir) con la ciencia de su época, y tiene claras implicaciones filosóficas, que vamos a estudiar. La Cosmovisión Antigua Si observáramos el cielo, mejor dicho, si estuviéramos a tiempo de observar el cielo, sin que nadie nos hubiera contado nada acerca de lo que podemos ver a simple vista, no sería de extrañar que llegásemos a conclusiones parecidas a las que llegaron los primeros griegos. Parece que el cielo sea una cúpula que gire en torno a la tierra. No tardaríamos mucho, tras unos días, semanas o meses de verdadera observación, en darnos cuenta de que este giro no siempre es igual, de que los elementos que vemos en el firmamento no siempre están a la misma distancia ente sí ni de la Tierra. Pero todo lo que observaban los griegos clásicos, lo observaban desde su punto de vista, como es lógico, desde sus creencias, desde su modo de entender el mundo. Para ellos la perfección estaba relacionada con la circularidad. Así, todo cuanto veían trataban de casarlo con esta creencia. Los movimientos de los astros debían ser circulares. El mismo Platón, al observar incongruencias en los movimientos de estos objetos, en lugar de plantearse que el movimiento pudiera no ser circular, buscó el modo de elaborar un modelo que “salvase las apariencias”, y las creencias. Surgieron multitud de ingeniosas teorías que explicaban los movimientos celestes y ayudaban a predecirlo. EUDOXO DE CNIDOS (408aC-355aC) Fue un discípulo de Platón, a el debemos una ingeniosa solución al problema, la teoría de las esferas homocéntricas. Se trataba de un modelo que constaba de 27 esferas con un centro común que coincidía con el centro de la Tierra. Estas esferas, que eran cristalinas, se agrupaban de cuatro en cuatro y sus movimientos dependían de estos grupos. En función del grupo al que perteneciese la esfera en que estaba cada planeta, así era su movimiento. Parecía azaroso a simple vista, pero ordenado (cosmos) y circular. Aristóteles, a partir de este y otros modelos similares, elaboró uno de los más importantes de la historia. Para Aristóteles, el universo estaba dividido u organizado en dos mundos de diferente naturaleza: el mundo sublunar (donde vive el ser humano, estando este mundo constituido por los cuatro elementos, tierra, agua, aire y fuego. En él, el movimiento predominante es el rectilíneo) y el supralunar (donde el movimiento característico es el circular y uniforme. Más allá de él ya no hay nada y está formado por un quinto elemento: el éter). ARISTARCO DE SAMOS (310AC-230AC) Por desgracia, las ideas de Aristarco pasaron desapercibidas hasta demasiados siglos después. Aristarco explicaba los movimientos celestes presentando el Sol en el centro del universo y la Tierra girando alrededor del mismo... CLAUDIO PTOLOMEO (138DC-180DC) 31

Introdujo algunas modificaciones en el sistema aristotélico que lo hizo vigente hasta el siglo XVI. Esto se había hecho necesario porque al observar durante años el comportamiento de los planetas, estos parecían entrar en bucles y trazar recorridos distintos a los observados. En su Almagesto, Ptolomeo introduce el concepto de epiciclo-deferente, la excéntrica y el punto ecuante. Había modelo para siglos... Aunque, eso sí, las grandes religiones introducirían alguna excepción. Implicaciones filosóficas de la cosmovisión antigua La realidad está perfectamente ordenada, cada parte tiene una finalidad dentro del orden general del universo. La realidad es totalmente cognoscible, solo hay que usar la razón y estudiar el universo, que es comprensible mediante la observación y la reflexión. La realidad es estudiada desde una perspectiva antropocéntrica. Hoy en día, entendemos que en la Antigüedad la naturaleza se ajustaba (curiosamente) a las capacidades de la mente humana y la posición del ser humano en el universo (en el centro del mismo).

TEXTOS COMENTADOS: LA CIENCIA HELENÍSTICA 1. Contexto: El Período Helenístico arranca con el reparto del Imperio Alejandrino por parte de sus sucesores. Así, tras la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.) comienza una nueva era, que se prolongará durante más de tres siglos, siendo habitualmente acotada por este suceso y el suicidio de Cleopatra VII y su amante, Marco Antonio, tras la derrota en la batalla de Accio (30 a. C.), aunque varían las opiniones de unos autores a otros. Las dinastías Ptolemaica, Seléucida y Antigónida se hacen cargo de un imperio que supera el concepto de polis, de ciudad-estado, y en el que la comunidad pasa a un segundo plano, en importancia, frente a lo individual. Un estado que hereda las bases de la cultura griega de los fructíferos siglos anteriores y que ve florecer una nueva filosofía y una nueva ciencia. Para muchos no es más que una época de transición entre el esplendor de Atenas, Tebas o Esparta, ahora en claro declive, y el ascenso del Imperio Romano. Pero, en contra de esta opinión, Alejandría principalmente, pero también Pérgamo o Antioquía, brillan con luz propia. Las escuelas platónicas y aristotélicas seguirán funcionando a lo largo de estos siglos. La nueva visión del mundo también les afecta y vemos como se filtra en ellas el escepticismo y otras doctrinas que, lejos de pretender organizar un estado o exponer como sería el estado ideal, hablan de ataraxia, de panteísmo, de alejamiento de todo lo material. Es la época de nuevas escuelas como el estoicismo y el epicureísmo, de nuevas vías de conciliar el ser parmenídeo y el devenir de la filosofía del oscuro Heráclito, ahora con el individuo como único horizonte. Es también la época del Museo y la Biblioteca de Alejandría, el momento en que, desde la filosofía, empieza a brotar una nueva forma de saber: la ciencia. No deja de ser curioso que la confrontación entre platonismo y aristotelismo (como pasará catorce o quince siglos después, cuando la escolástica se vea abocada a morir al no soportar la tensión entre ambos debida a la reentrada en occidente de la desaparecida filosofía del estagirita a través de traducciones al árabe) ejerza una especie de fuerza propulsora que cambie el modo de entender la realidad, de asumir y superar, de aprehender el mundo.

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Tendremos pues, filosofía helenística y ciencia helenística. Tendremos a Epicuro, Zenón, Aristipo o Diógenes, pero también a Euclides, Aristarco o Arquímedes. ARQUÍMEDES 2. Textos: Texto 1: Silio Itálico, Punica, pp.341–342 Había, pues, en Siracusa, un hombre que, sin estar favorecido por una gran fortuna, se elevó por su genio por encima de la esfera de la humanidad y de la gloria inmortal de esa ciudad. Todos los secretos del universo le eran conocidos. Sabía cuando los oscuros rayos del sol naciente presagiaban la tempestad, si la tierra estaba fija o suspendida por su eje, por qué el mar extendido sobre el globo se mantenía encadenado a su superficie, cuáles eran las causas de la agitación de las olas y de las diferentes fases de la luna, qué ley seguía el océano en el flujo y reflujo de las mareas. Fama tenía de haber contado las arenas de la tierra; él, que supo poner a flote una galera con el esfuerzo de una sola mujer; él, que hizo subir rocas amontonadas en contra de la pendiente del terreno.

Texto 2: Cicerón, Tusculanae disputationes, I.63

Cuando Arquímedes fijó en una Esfera los movimientos del sol, de la luna y de los cinco planetas, realizó lo mismo que el Dios de Platón, que en el Timeo construyó el mundo de manera que una sola revolución rigiese movimientos muy distintos, combinando lentitud y celeridad. Y si esto en este mundo no se puede hacer sin Dios, tampoco Arquímedes, ciertamente sin una inteligencia divina habría podido imitar en una Esfera los mismos movimientos. [...] Tuvo más ingenio Arquímedes al imitar las órbitas de la Esfera, que la naturaleza al concebirlas.

Texto 3: Arquímedes, El Método, Preámbulo. [...] Estoy convencido de que [EL MÉTODO] puede representar una contribución no poco provechosa a la investigación matemática. Pues supongo que algunos estudiosos, contemporáneos o futuros, llegarán a encontrar, por el método expuesto, otros teoremas que a mi no se me han ocurrido todavía.

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A) El autor y la obra Arquímedes de Siracusa (ca. 287 a.C. - ca. 212 a.C.) fue uno de los más importantes científicos del Período Helenístico. De Arquímedes nos ha llegado la imagen prototípica del sabio de la Antigüedad que se abre paso en un mundo sin reglas, casi virgen; que regla el caos con su inmensa intuición, ingenio e inteligencia. Sabemos de Arquímedes, principalmente, un buen número de anécdotas (ayudó al ejército de Siracusa con sus ingenios), también citas célebres (“dame un punto de apoyo y moveré el mundo”), e, incluso, expresiones (“Eureka!”). Sobrino del rey Hieron de Siracusa, decubrió el principio que todavía hoy lleva su nombre, esto es, que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado, y lo utilizó para comprobar que la corona que le habían hecho al rey no era completamente de oro, como ya éste sospechaba. Al parecer murió a manos de un soldado romano al no prestarle atención por estar absorto en uno de sus problemas matemáticos. Nos ha llegado su método en un palimpsesto (manuscrito que ha sido borrado para escribir encima). De esta obra incluimos un pequeño fragmento del preámbulo. Su método está lleno de fórmulas y teoremas matemáticos y físicos, por eso hemos considerado que la opinión de Silio Itálico o Cicerón acerca de Arquímedes y su obra, podía ser de mayor ayuda para entender su importancia filosófica, así como la de la ciencia helenística en general. B) El texto Resumen Texto 1: Silio Itálico nos cuenta que hubo un hombre en Siracusa que, sin poseer gran fortuna, destacó por encima de todos los demás por su ingenio. Era este hombre, que engrandeció Siracusa, conocedor, en opinión de Silio Itálico, de todos los secretos del universo. Conocía el modo en que la Tierra estaba fija o suspendida en el espacio, el modo en que el mar estaba unido a la misma, podía realizar predicciones meteorológicas a partir de los rayos del sol naciente, y hacer que una sola mujer pudiera, con solo su esfuerzo, sacar a flote una galera. Era capaz de contar la arena de la tierra, descubrir el porqué de las olas y las fases de la luna, y realizar inventos como aquel que ayudaba a subir rocas amontonadas a una montaña. Texto 2: Cicerón, además de mostrar su admiración por Arquímedes, expone la importancia de sus descubrimientos comparándolos con la filosofía de Platón. En el lugar que se hallaba el Dios platónico del Timeo, encontramos ahora a Arquímedes, describiendo el modo en que se configura el universo. Considera Cicerón que el ingenio de Arquímedes para desentrañar los misterios de la realidad es todavía mayor que el necesario por la naturaleza para crearlos. Texto 3: Arquímedes nos habla de la importancia de su método matemático, no solo para encontrar, él mismo, verdades y teoremas, incluso para generaciones venideras que, ayudándose del mismo, podría acceder a nuevos conocimientos.

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Tema principal: Texto 1: Silio Itálico nos habla de la existencia de un gran genio en Siracusa, y de algunos de sus logros. Texto 2: Cicerón realiza una interpretación filosófica de la obra de Arquímedes, destacando su importancia. Texto 3: El propio Arquímedes expone la importancia de su método de cara a futuras generaciones. Comentario: Partiendo del análisis de estos tres textos podemos hacernos una idea de la importancia de Arquímedes y de la nueva ciencia helenística. Es importante destacar que la obra de Arquímedes debe contextualizarse dentro de esta ciencia helenística, y no como algo aislado. De hecho, es inseparable de la geometría euclideana, del modo en que Euclides conecta la realidad y las matemáticas, por ejemplo, o las doctrinas de Aristarco de Samos. Podemos atisbar, a partir de la importancia histórica de nuestro autor, patente en los textos de Silio Itálico y Cicerón, la importancia que tienen la aplicación práctica de los conocimientos científicos para el resto de los seres humanos. El hecho de que Arquímedes ayudara a desenmascarar a un farsante (aquel que trató de vender una corona, en la que no todo era oro, a su tío, el rey Hieron) o de vencer a las tropas enemigas (como cuando con la simple ayuda de espejos gigantes se cuenta que espantaba a las naves invasoras romanas, o cuando perfecciona armas como la catapulta) es tenido en cuenta por sus semejantes, como una gran contribución. En el texto de Silio encontramos mención al modo en que Arquímedes era capaz de realizar predicciones meteorológicas, de “adivinar” tormentas, o cómo la aplicación de sus conocimientos permite a una mujer desplazar una galera. De hecho, la primera formulación matemática del Principio de la palanca se le atribuye a Arquímedes, no así su descubrimiento, ya que el uso de la palanca está documentado desde el tercer milenio a. C. en sellos cilíndricos de Mesopotamia. Del mismo modo que la Iglesia necesita que se demuestren milagros de sus futuros santos, todos estos “milagros” de Arquímedes avalarán sus teorías y, para Cicerón, tiene gran importancia el modo en que describe la posición de la Tierra, por ejemplo. En este punto, cabe decir al respecto, que Arquímedes (y también Plutarco) llega a citar a su contemporáneo (y colega) Aristarco de Samos, conocido por su propuesta de un modelo heliocéntrico. Lo cierto es que en la obra que nos ha llegado de Aristarco «De las dimensiones y distancias del Sol y la Luna», no hay mención alguna a este supuesto sistema heliocéntrico que habría desarrollado. Es por esto de vital importancia la mención de Arquímedes ya que avalan la creencia en que Aristarco se adelantó a unos cuantos siglos a Copérnico Lo que si parece es que el nacimiento de la ciencia es el nacimiento de la aplicación práctica del conocimiento. También es el momento en que se aplica las matemáticas a la física y a todas aquellas disciplinas que puedan aceptarlo. Algo similar veremos en la ciencia renacentista, en Newton y Galileo, incluso en la filosofía de la misma época, veremos como Descartes entiende que su método habrá de estar basado en la matemática si pretende tener validez. Vemos, así, tensiones que pasan de unos ámbitos a otros, de nos autores a otros, tensiones que se filtran también entre teorías. Como la tensión, la fuerza que surge de los contrarios, si se quiere, 35

producto de la contraposición entre las teorías de Heráclito y Parménies se traslada a Platón y Aristóteles y, a su vez, se traslada a la, desde entonces constante, tensión entre ciencia y filosofía. Para finalizar, señalar que parece que no ser único, Arquímedes, en asumir que sus descubrimientos le trascienden, que le superan, que su tarea habrá de ser continuada por otros. Valga como ejemplo la siguiente cita de Descartes, eso sí, con un tufillo (muy cartesiano) de inmodestia o, quizá, únicamente, con un sentido del humor más moderno. Parece que Descartes no necesita de nadie que continúe nada, solo deja cuestiones abiertas para no “acaparar” todo el éxito: “[...] Y yo espero que nuestros descendientes me estarán agradecidos no solo por las cosas que aquí he explicado, sino también por aquellas que he omitido voluntariamente a fin de dejarles el placer de descubrirlas. “ (en el Ensayo sobre Geometría anexo al Discurso del método) La patrística y la escolástica (de Wikipedia) La patrística es la fase en la historia de la organización y la teología cristiana que abarca desde el fin del cristianismo primitivo, con la consolidación del canon neotestamentario, hasta alrededor del siglo VIII. Además de la elucidación progresiva del dogma cristiano, la patrística se ocupó sobre todo de la apología o defensa del cristianismo frente a las religiones paganas primero y las sucesivas interpretaciones heterodoxas que darían lugar a las herejías luego. Su nombre deriva de los padres de la Iglesia, los teólogos cuya interpretación dominaría la historia del dogma. Para ser considerado padre de la iglesia era necesario reunir las siguientes condiciones: Antigüedad, santidad de la vida, doctrina ortodoxa y aprobación eclesiástica. Cabe destacar a algunos como Orígenes, Tertuliano o San Cipriano. (de Wikipedia) La escolástica (del latín scholasticus, y éste a su vez del griego σχολαστικός [aquel que pertenece a la escuela]), es el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo. La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante del pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe (Philosophia ancilla theologiae -la filosofía es sierva de la teología-).Dominó en las escuelas catedralicias y en los estudios generales que dieron lugar a las universidades medievales europeas, en especial entre mediados del siglo XI y mediados del XV.Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes filosóficas no sólo grecolatinas, sino también árabes y judaicas. Esto causó en este movimiento una fundamental preocupación por consolidar y crear grandes sistemas sin contradicción interna que asimilasen toda la tradición filosófica antigua. Por otra parte, se ha señalado en la escolástica una excesiva dependencia del argumento de autoridad y el abandono de las ciencias y el empirismo. Pero la Escolástica también es un método de trabajo intelectual: todo pensamiento debía someterse al principio de autoridad (Magister dixit -lo dijo el Maestro-), y la enseñanza se podía limitar en principio a la repetición o glosa de los textos antiguos, y sobre todo de la Biblia, la principal fuente de conocimiento, pues representa la Revelación divina; a pesar de todo ello, la escolástica incentivó la especulación y el razonamiento, pues suponía someterse a un rígido armazón lógico y una estructura esquemática del discurso que debía exponerse a refutaciones y preparar defensas.

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TEXTOS COMENTADOS: PADRES DE LA IGLESIA Y APOLOGISTAS CRISTIANOS Contexto: En tanto que cuestión historiográfica, divergen los pareceres a la hora de incluir o no el periodo de la patrística cristiana en la categoría “filosofía medieval”. En cuanto proceso de emergencia de la primera dogmática, conceptualmente articulada, de la fe del cristiano, el fenómeno pertenece al universo político y social del Imperio romano y al contacto, casi siempre polémico, con las escuelas filosóficas de la antigüedad tardía (platonismo y neoplatonismo, fundamentalmente, pero también estoicismo). Pero no es menos cierto que los sistemas de pensamiento propios, estos sí, del ordo medieval, hasta su culminación en la escolástica de santo Tomás de Aquino (1225-1274), resultan difícilmente comprensibles sin los desarrollos recogidos en este apartado, que se detiene antes de llegar a la imponente figura de san Agustín de Hipona (354-430). Si el cristianismo se autoconcibe en términos de doctrina revelada -cuyo comentario constituye el discurso propiamente teológico- allende facultades racionales y argumentaciones lógicas, el desarrollo filosófico que marchó durante los siglos II al IV entreverado con aquella tiene un carácter eminentemente heterónomo. La vertiente autónoma del fenómeno, la gradual institución de la ortodoxia (y su concomitante generación de heterodoxias) a través de la labor teológica de los concilios (como el de Nicea de 325, o el de Constantinopla del 380) fue una actividad completada por la más sustantiva en lo filosófico acción defensiva (apologética) del pensador cristiano frente a ataques o reivindicaciones externas. Es en la argumentación que busca legitimar, a los ojos de las culturalmente helenizadas autoridades imperiales, el derecho a la existencia y la ciudadanía del cristiano cuando, en efecto, el contenido dogmático requiere aclimatarse a los criterios de relevancia de las escuelas filosóficas por entonces activas e influyentes, ganando en su mimetismo los haceres conceptuales de aquellas. La cercanía o lejanía, congruencia o mutua exclusión de verdad revelada y verdad filosófica se instaura en este periodo como tema en sí mismo de permanente recurrencia posterior. Los posicionamientos entre los primeros pensadores cristianos no fueron a este respecto uniformes, y van desde la aceptación condicionada de lo filosófico de san Justino (junto a Atenágoras, o Teófilo Antioqueno, muerto entre 183 y 185 de nuestra era, exponente de la apologética en griego), o la cerrada defensa que la escuela alejandrina de Clemente (150?-214) y Orígenes (185?-253) hace de la validez preparatoria de la filosofía, al ataque sin paliativos de Tertuliano (apologista latino como Arnobio y Minucio Felix, entre otros), quien afirma, en su De prescriptione Haereticorum, que «la filosofía es, en última instancia, el origen de todas las herejías». Texto 1. San Justino Diálogo con el judío Trifón. « 2 -¿Pues qué?- me replicó-: ¿no tratan de Dios los filósofos en todos sus discursos y no versan sus disputas siempre sobre su unicidad y providencia? ¿O no es objeto de la filosofía el investigar acerca de Dios? -Ciertamente- le dije-, y esa es también mi opinión; pero la mayoría de los filósofos ni se plantean siquiera el problema de si hay un solo Dios o hay muchos, ni si tienen o no providencia de cada uno de nosotros, pues opinan que semejante conocimiento no contribuye para nada a nuestra felicidad. Es más, intentan persuadirnos que del universo en general y hasta de los géneros y especies se cuida Dios, pero ya no ni de mí ni de ti ni de las cosas particulares; pues de cuidarse, no le estaríamos suplicando día y noche. Ahora, no es difícil comprender el blanco al que tiran esas teorías. Los que así opinan, aspiran a la inmunidad, a la libertad de palabra y obra, a hacer y decir lo que les dé la gana, sin temer castigo ni esperar premio alguno por parte de Dios. ¿Cómo, en efecto, lo esperan quienes afirman que yo y tú hemos de volver a vivir vida igual que la presente, sin que nos hayamos 37

hecho ni mejores ni peores? Otros, dando por supuesto que el alma es inmortal e incorpórea, opinan que ni aún obrando el mal ha de sufrir castigo alguno, como quiera que lo incorpóreo es impasible, y que, pues el alma es inmortal, no necesitan ya para nada de Dios. Entonces él, sonriendo, cortésmente: -¿Y tú- me dijo- ¿Qué opinas sobre esto, qué idea tienes de Dios y cuál es tu filosofía? Dínoslo. -Sí-respondí, yo te voy a decir lo que a mí me parece claro. La filosofía, efectivamente, es en realidad el mayor de los bienes, y el más precioso ante Dios, al cual ella es la sola que nos conduce y recomienda. Y santos, a la verdad, son aquellos que a la filosofía consagran su inteligencia. Ahora, qué sea en definitiva la filosofía y por qué les fue enviada a los hombres, cosa es que se le escapa al vulgo de las gentes; pues, en otro caso, siendo como es ella ciencia una, no habría platónicos, ni estoicos, ni peripatéticos, ni teóricos ni, pitagóricos. 7- -Entonces, le dije- ¿a quién vamos a tomar por maestro o de dónde podemos sacar provecho, si ni en éstos –en Platón y Pitágoras- se halla la verdad? -Existieron hace mucho tiempo –me contesto el viejo- unos hombres más antiguos que todos estos tenidos por filósofos, hombres bienaventurados, justos y amigos de Dios, los cuales hablaron inspirados del espíritu divino, y divinamente inspirados predijeron lo porvenir, aquello justamente que se está cumpliendo ahora; son los que se llaman profetas». Comentario: A) El autor y la obra: San Justino y el Diálogo con el judío Trifón Justino (mártir y santo para la fe católica) representa ejemplarmente la posición de los primeros apologistas en lengua griega ante la dignidad de las enseñanzas filosóficas de las escuelas, que permanecerán activas hasta el edicto de Justiniano de 529. En primera instancia, suponen las filosofías efectivas un telón de fondo al que sobreimponer el mensaje cristiano. Éste gana con el contacto no solo credenciales reconocibles para el público helenizado, para el que resulta familiar una concepción de la filosofía centrada en dotar de significatividad la vida del individuo, baza principal del mensaje de conversión cristiano. Gana con ello, también, dimensiones de reflexión antropológica (qué relación se establece entre ser humano y su creador) y epistemológica (de qué modo dicha relación promueve el acceso a la verdad). Como siguiente paso, la escritura “a lo filósofo” sirve para decir su propia limitación frente al mensaje revelado. Como resultado, la “filosofía” aparece no como los sistemas epicúreo, estoico o platónico, sino como un don divino todavía no realizado, una “sabiduría” que no es netamente discriminable del pensamiento teológico. En su Diálogo con el judío Trifón, Justino (nacido en el año 100, en Flavia Neapolis, actual Cisjordania, y muerto como mártir en Roma, entre el 160/165) relata su paso por el estoicismo, el pensamiento peripatético, el pitagorismo y el platonismo, antes de su conversión al cristianismo. El fragmento que presentamos sintetiza el doble movimiento referido arriba: filosofía y religión cristiana tienen a la divinidad por objeto de ocupación, pero muy desde el principio el demiurgo platónico y la divinidad estoica se muestran muy diferentes al dios cristiano. La diferencia radica, el texto lo expresa con claridad, en que la divinidad del cristiano es antes juez vigilante de los destinos individuales que impersonal principio ordenador del cosmos. En el fragmento que presentamos recoge la aparición de tres personajes: el propio Justino, Trifón, «un hebreo de la circuncisión» que reside en Grecia «huyendo de la guerra» y buscando la verdad; y un anciano platónico, instructor de Justino, que reconoce que la parte salvable de la filosofía se inspira en el testimonio, más antiguo y venerable, de los profetas bíblicos. B) Resumen 38

Tema: Diferencia entre el dios del filósofo y el del cristiano. La verdadera filosofía se inspira en los profetas veterotestamentarios. Ideas principales: 1-Trifón, el interlocutor del autor, plantea una decisiva comunidad temática entre el discurso del cristiano y el que procede de las distintas escuelas filosóficas. Ambas, afirma inicialmente, tienen a la divinidad por objeto capital. -En tal propuesta de consenso, Trifón atribuye a las escuelas filosóficas caracteres –la providencia, como preocupación divina por el destino del individuo, por un lado; la pregunta por la unicidad de dios, por el otro- que se demostraran exclusivos del pensamiento cristiano. 2-Justino replica, frente a esa imagen conciliatoria, que la filosofía descuida la pregunta por el carácter único o múltiple de la divinidad. También que la función otorgada a Dios por los sistemas del filosofar helenístico es el de organizador racional del ser (cuidando, se dice, de los géneros y especies de las cosas, de su diferencia y ordenación), lo que se cobra en desatención de la existencia particular. -El autor hace mención al ideal eudaimónico de los pensamientos filosóficos (platónico y estoico) como algo no necesitado de providencia (individualizada) o de certeza de la naturaleza solitaria de Dios. El concepto de felicidad para el cristiano queda ligado a una relación personal, y no teórico-contemplativa (al menos, no en esta vida) con lo divino. 3-Justino establece las figuras jurídicas del premio y el castigo como aquellos elementos que hacen posible concebir un existencia con sentido. -Sin premio y castigo se defendería, en opinión de Justino, un relativismo absoluto en el pensar y el hacer. Igualmente, las expectativas de un horizonte de cierta realización quedarían anuladas; en este sentido, se alude, sin referirlo explícitamente, a la doctrina de la metempsicósis en su versión platónica, condenada, al entender del autor, a un absurda repetición de la vida. . 4- Contestando a la pregunta de Trifón, Justino expone su opinión acerca de la filosofía, que califica de bien divino ajeno a las facciones y a las disputas de escuela. -Las escuelas del pensamiento tanto clásico como helenístico quedan relegadas como depositarias de lo verdaderamente “filosófico”. El desacuerdo dado entre ellas, y su misma pluralidad indican corrupción de un saber que ha de ser tan único y armónico como el mismo dios que tematizan. 5-((elipsis)) El anciano instructor de Justino contesta a la pregunta de éste afirmando que la búsqueda de la verdad ha de ser fiada a testimonios más antiguos y dignos que los filósofos. Los profetas del Antiguo Testamento, cuyos libros el anciano insta a conocer, deben ser considerados correctivos de la degradación obrada en “la filosofía” por los filósofos efectivos. Términos fundamentales: -Providencia: en un sentido general, capacidad de anticipar el resultado de acciones o hechos, y de obrar de modo que puedan alcanzarse los fines deseados o evitar los efectos indeseables. En sentido teológico, la divina providencia se entiende como despliegue de los planes de Dios, en el sentido extensivo de ocupación en la armonía de la totalidad de su obra (mundo), pero sobre todo, en el intensivo de preocupación por los destinos individuales de de cada criatura. -Felicidad: En el pensamiento filosófico clásico, fin absoluto de la vida humana que se alcanza al dar cumplimiento al ideal de conocimiento. Aunque la idea admite diferencias importantes (fundamentalmente, entre el ideal esencialista clásico, platónico-aristotélico, y el más 39

existencialista, epicúreo y estoico), el ideal teorético de felicidad (eudaimonía) insta a una relación contemplativa del cosmos (sublimada en la idea de motor inmóvil de Aristóteles) que el cristianismo primitivo acepta con reservas. En este sentido, aunque la contemplatio betifica (el estar a la vera del dios, y estar, tras la muerte, en la verdad de su creación) pueda ser equiparada al ideal de distanciamiento teorético de Platón o Aristóteles, o al de ataraxia (indiferencia del ánimo) estoico, este estado es resultado de un juicio divino (uno o doble) favorable, que se produce, o producen, tras la muerte. El ideal de felicidad no queda cumplido en la vida teorética, sino tras la vida virtuosa.. -Premio (y castigo): las categorías jurídicas de retribución, por parte de una autoridad, a la conducta lícita o ilícita del individuo se convierten en horizontes de sentido de la vida para el pensador cristiano. Si el ideal de la felicidad teorética, arriba comentado, persigue la independencia del sujeto (de quien posee Logos frente a la ciego sometimiento al azar, al caos), la patrística, al través de estos conceptos, establece una relación, de la criatura para con su creador, de total dependencia.

TEMA 5: EL SABER CIENTÍFICO La nueva ciencia (Copernico, Brahe, Kepler, Bacon y Galileo). La cosmovisión moderna y sus implicaciones filosóficas. El método científico. La nueva ciencia (de wikipedia) La Revolución científica es una época asociada principalmente con los siglos XVI y XVII en el que nuevas ideas y conocimientos en física, astronomía, biología, medicina y química transformaron las visiones antiguas y medievales sobre la naturaleza y sentaron las bases de la ciencia moderna. De acuerdo a la mayoría de versiones, la revolución científica se inició en Europa hacia el final de la época del Renacimiento y continuó a través del siglo XVIII (la Ilustración). Se inició con la publicación en 1543 de dos obras que cambiarían el curso de la ciencia: De revolutionibus orbium coelestium (Sobre el movimiento de las esferas celestiales) de Nicolás Copérnico y De humani corporis fabrica (De la estructura del cuerpo humano) de Andreas Vesalius. El filósofo e historiador Alexandre Koyré acuñó el término revolución científica en 1939 para describir esta época. NICOLÁS COPÉRNICO (1473-1543) Este astrónomo, matemático, jurista, clérigo católico, diplomático, economista y militar, de origen polaco, expone su sistema heliocéntrico en 1507 en su obra De revolutionibus orbium coelestium. Había estudiado la teoría heliocéntrica de Aristarco de Samos. (de Wikipedia) Las ideas principales de su teoría eran: Los movimientos celestes son uniformes, eternos, y circulares o compuestos de diversos ciclos (epiciclos). El centro del universo se encuentra cerca del Sol. 40

Orbitando alrededor del Sol, en orden, se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna, Marte, Júpiter, Saturno. (Aún no se conocían Urano y Neptuno.) Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y por lo tanto no orbitan alrededor del Sol. La Tierra tiene tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual, y la inclinación anual de su eje. El movimiento retrógrado de los planetas es explicado por el movimiento de la Tierra. La distancia de la Tierra al Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas. La importancia de la obra de Copérnico es ser una obra revolucionaria, precursora de grandes cambios científicos. Dicho carácter revolucionario no está sólo en sus escritos sino en poner en marcha unos caminos que romperán las barreras del pensamiento. No debemos olvidar que la obra de Copérnico sigue ligada al Mundo Antiguo, ya que ciertas premisas platónicas siguen vigentes en su pensamiento como los dos grandes principios de uniformidad y circularidad. Sin embargo con su obra se afianza otra gran idea propia de la modernidad: la naturaleza va perdiendo su carácter teológico, el hombre ya no es el centro del universo, sino que Copérnico le desplaza a una posición móvil, como la de cualquier otro planeta. A partir de Copérnico se desencadena la idea de que el hombre ahora está gobernado por su Razón, que será la facultad del ser humano que hace que tome parte en el ordenamiento del Universo. Así el hombre pasa a ser un ser autónomo que basa dicha autonomía en su capacidad de raciocinio. La razón humana puede ahora apoderarse de la Naturaleza: dominarla y controlarla. Así el hombre deja de ser el centro físico del Universo para convertirse en el centro racional del Universo. A partir de ahora nos enfrentamos al mundo, no contemplándolo, sino construyendo hipótesis a través de las capacidades del hombre, que contrastadas con la naturaleza se podrán dar por válidas o no. TYCHO BRAHE (1546-1601) Nacido en Dinamarca, observa, el 24 de agosto de 1536 la conjunción de Júpiter y Saturno, y una supernova en 1572. Realiza nuevas y precisas medidas que servirán de gran ayuda a Johannes Kepler. (de Wikipedia) El sistema del Universo que presenta Tycho es una transición entre la teoría geocéntrica de Ptolomeo y la teoría heliocéntrica de Copérnico. En la teoría de Tycho, el Sol y la Luna giran alrededor de la Tierra inmóvil, mientras que Marte, Mercurio, Venus, Júpiter y Saturno girarían alrededor del Sol. Brahe estaba convencido que la Tierra permanecía estática en relación al Universo porque, si así no fuera, debería poder apreciarse los movimientos aparentes de las estrellas. Sin embargo, aunque tal efecto existe realmente y se denomina paralaje, la razón por la cual no lo comprobó es que no puede ser detectado con observaciones visuales directas. Las estrellas están mucho más lejos de lo que se pensaba razonable en esa época. La teoría de Tycho Brahe es solo parcialmente correcta. JOHANNES KEPLER (1571-1630) (de Wikipedia) Kepler intentó comprender las leyes del movimiento planetario durante la mayor parte de su vida. En un principio Kepler consideró que el movimiento de los planetas debía cumplir las leyes pitagóricas de la armonía. Esta teoría es conocida como la música o la armonía de las 41

esferas celestes. En su visión cosmológica no era casualidad que el número de planetas conocidos en su época fuera uno más que el número de poliedros perfectos. Siendo un firme partidario del modelo copernicano, intentó demostrar que las distancias de los planetas al Sol venían dadas por esferas en el interior de poliedros perfectos, anidadas sucesivamente unas en el interior de otras. En 1600 acepta la propuesta de colaboración del astrónomo imperial Tycho Brahe, que a la sazón había montado el mejor centro de observación astronómica de esa época. Durante su estancia con Tycho le fue imposible acceder a los datos de los movimientos aparentes de los planetas ya que Tycho se negaba a dar esa información. Ya en el lecho de muerte de Tycho y después a través de su familia, Kepler accedió a los datos de las órbitas de los planetas que durante años se habían ido recolectando. Gracias a esos datos, los más precisos y abundantes de la época, Kepler pudo ir deduciendo las órbitas reales planetarias. Afortunadamente, Tycho se centró en Marte, con una elíptica muy acusada, de otra manera le hubiera sido imposible a Kepler darse cuenta de que las órbitas de los planetas eran elípticas. De profundas creencias religiosas, le costó llegar a la conclusión de que la tierra era un planeta imperfecto. El estudio de los datos obtenidos por Brahe le ayudó a elaborar sus tres leyes (las leyes de Kepler, sobre las órbitas de los planetas) 1. Los planetas tienen movimientos elípticos alrededor del Sol, estando éste situado en uno de los 2 focos que contiene la elipse. 2. Las áreas barridas por los radios de los planetas, son proporcionales al tiempo empleado por estos en recorrer el perímetro de dichas áreas. 3. El cuadrado de los períodos de la órbita de los planetas es proporcional al cubo de la distancia promedio al Sol. FRANCIS BACON (1561-1626) (de wikipedia) Se propuso ante todo reorganizar el método de estudio científico. Percibió que el razonamiento deductivo destacaba entonces a expensas del razonamiento inductivo y creyó que, eliminando toda noción preconcebida del mundo, se podía y debía estudiar al hombre y su entorno mediante observaciones detalladas y controladas, realizando generalizaciones cautelosas. Para ello, el estudio que el hombre de ciencia hace de los particulares debe realizarse mediante observaciones que deben validarse. Los científicos deben ser ante todo escépticos y no aceptar explicaciones que no se puedan probar por la observación y la experiencia sensible (empirismo). Los escritos de Bacon se engloban en tres categorías: filosófica, literaria y política. Sus mejores obras filosóficas son El avance del saber (1605), y Novum Organum o Indicaciones relativas a la interpretación de la naturaleza (1620). Su Novum Organum influyó mucho en la aceptación en la ciencia de una observación y experimentación precisas. En esta obra mantenía que había que abandonar todos los prejuicios y actitudes preconcebidas, que llamó en griego eidola o ídolos, ya fueran la propiedad común de la especie debido a modos comunes de pensamiento ("Idola tribus") o propios del individuo ("Idola especus"); ya se debieran a una dependencia excesiva del lenguaje ("Idola fori") o de la tradición ("Idola teatri"). Los principios que se plantean en Novum Organum tuvieron gran importancia en el subsiguiente desarrollo del empirismo.

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GALILEO GALILEI (1564-1642) (de wikipedia) Fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano que estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica. Eminente hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante para el copernicanismo. Ha sido considerado como el «padre de la astronomía moderna», el «padre de la física moderna» y el «padre de la ciencia».Su trabajo experimental es considerado complementario a los escritos de Francis Bacon en el establecimiento del moderno método científico y su carrera científica es complementaria a la de Johannes Kepler. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica y su enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia Católica Romana suele presentarse como el mejor ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.

GIORDANO BRUNO (1548-1600) (de wikipedia) Sus teorías cosmológicas superaron el modelo copernicano proponiendo que el Sol era simplemente una estrella, así como que el universo había de contener un infinito número de mundos habitados por seres inteligentes. Pero no fueron estos razonamientos la causa de su condena sino sus afirmaciones teológicas, que lo llevaron a ser condenado por las autoridades civiles de Roma a morir quemado en la hoguera, al ser encontrado culpable por la Inquisición romana de herejía y panteísmo en el año 1600. ISAAC NEWTON (1642 - 1727) (de Wikipedia) fue un físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés, autor de los Philosophiae naturalis principia mathematica, más conocidos como los Principia, donde describió la ley de la gravitación universal y estableció las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan su nombre. Entre sus otros descubrimientos científicos destacan los trabajos sobre la naturaleza de la luz y la óptica (que se presentan principalmente en su obra Opticks) y el desarrollo del cálculo matemático. Newton comparte con Leibniz el crédito por el desarrollo del cálculo integral y diferencial, que utilizó para formular sus leyes de la física. También contribuyó en otras áreas de la matemática, desarrollando el teorema del binomio y las fórmulas de Newton-Cotes. Entre sus hallazgos científicos se encuentran el descubrimiento de que el espectro de color que se observa cuando la luz blanca pasa por un prisma es inherente a esa luz, en lugar de provenir del prisma (como había sido postulado por Roger Bacon en el siglo XIII); su argumentación sobre la posibilidad de que la luz estuviera compuesta por partículas; su desarrollo de una ley de convección térmica, que describe la tasa de enfriamiento de los objetos expuestos al aire; sus estudios sobre la velocidad del sonido en el aire; y su propuesta de una teoría sobre el origen de las estrellas. Fue también un pionero de la mecánica de fluidos, estableciendo una ley sobre la viscosidad. Newton fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la Tierra y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas. Es, a menudo, calificado como el científico más grande de todos los tiempos, y su obra como la culminación de la revolución científica. El matemático y físico matemático Joseph Louis Lagrange (1736–1813), dijo que "Newton fue el más grande genio que ha existido y también el más afortunado dado que sólo se puede encontrar una vez un sistema que rija el mundo."

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La cosmovisión moderna La nueva concepción heliocéntrica fue muy controvertida y criticada, ya que, si bien explicaba el movimiento de los planetas, no explicaba el porqué. Galileo y Newton son considerados los padres de la física moderna porque formularon las leyes físicas que explicaban el moviento en general. Cabría destacar la importancia de dos leyes: la ley de la inercia y la ley de la gravitación universal. Dado lo controvertido (y peligroso) del nuevo planteamiento, hasta que Galileo y Newton no aportan el fundamento teórico a las teorías de los autores ya citados (como Copérnico, Kepler o Bruno) no se adhieren la mayoría de los científicos modernos a la nueva ciencia. Con Galileo y Newton, esta ya es imparable. Gracias a ellos entendemos que es posible que la Tierra se mueva sin que lo notemos, que los planetas se mantengan en rotación y no caigan y, sin embargo, en la Tierra los objetos caigan. Implicaciones filosóficas de la cosmovisión moderna Mecanicismo: El mundo visto como una máquina grande y perfecta, similar al mecanismo de un reloj. Se prescinde de toda explicación del mundo en términos no materiales. Determinismo: El universo se puede predecir teóricamente, es un proceso mecánico gobernado por una serie de leyes que ahora conocemos. El papel de Dios: Dios ya no será un ser que interviene en todos los asuntos diarios de los hombres. Su papel empieza a verse reducido al de siempre “fabricante” del supuesto reloj o el ser que lo ha puesto en marcha, que le ha “dado cuerda”. La importancia de la naturaleza: La naturaleza evoluciona de manera autosuficiente. Se pone en un sitio similar al que ocupaba Dios. Sus leyes son inviolables. Inseguridad: El ser humano empieza a ser consciente de que ocupa un pequeño rincón en el universo y que, por tanto, ha perdido su posición de privilegio. La realidad es algo que escapa a lo humano, ya no estamos diseñados a la imagen y semejanza de ningún ser superior, esto genera inseguridad. El poder de la razón: En esta época de cambios y descubrimientos (gracias a la razón) se de gran importancia al uso de la razón, llegando a pensar que pudiera ser ilimitada.

TEXTOS COMENTADOS: LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA 1. Contexto: No se puede hablar de ciencia en el sentido en que hoy la entendemos hasta la aparición del Novum Organum de Francis Bacon. Ello no quiere decir que comenzase a aplicarse desde antes ya que algunos de los descubrimientos fundamentales de esta época son anteriores. Es el caso de la obra del sacerdote polaco Copérnico titulada De revolutionibus orbium coelesti (De las revoluciones de los astros celestes) que es la primera en proponer un universo heliocéntrico ya en 1543. Si se considera la obra de Bacon como la piedra fundacional de la ciencia moderna se debe a que propone un método, algo que se volverá fundamental para la ciencia en adelante.

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Método es un término que proviene del griego, significa acceso directo o camino recto, así los primeros filósofos de la modernidad se afana por descubrir un nuevo camino de acceso a la verdad. Un método se puede enseñar, es objetivo y se puede aplicar universalmente permitiendo así un acceso constaten a esa verdad. El método que propone Bacon es el experimental inductivo. Este tiene las siguientes características: –

Su criterio de verdad es empírico. De ahí la necesidad de experimentar.

– Su método es la inducción ya que parte de casos singulares observados para alcanzar verdades universales. – Concibe la ciencia como un trabajo sobre la naturaleza (durante la Edad Media todo conocimiento importante provenía de Dios a través de la Revelación). –

Este trabajo sobre la naturaleza trata de controlarla.



Tiene aplicaciones técnicas.

El cambio que realizó Copérnico se basaba en principios metafísicos y tenía una razón religiosa: se trataba de organizar el calendario de festividades religiosas con mayor precisión. Algo que se obtenía cambiando el centro del Universo de la Tierra al Sol, algo que resultaba más adecuado a las observaciones recogidas desde Mesopotamia hasta entonces. Trataba de rescatar, además, las órbitas circulares que había descrito el universo ptolemaico ya que el movimiento circular se consideraba el más perfecto. Hoy en día sabemos que existían muchos errores en el sistema copernicano y, como hemos dicho, una serie de prejuicios de lo más acientífico. Lo importante fue, sin embargo, que su teoría triunfó ya que era más simple e integraba más precisamente las observaciones hechas hasta entonces. Por así decirlo, la “realidad” lo apoyaba. Texto: Galileo Galilei, Diálogos sobre los dos sistemas máximos «—SAGREDO: Me encontraba un día en casa de un médico muy famoso en Venecia, a cuyas lecciones acudía mucho público, unos por deseo de estudiar, otros por la curiosidad de ver ejecutar una disección por la mano de un anatomista tal realmente instruido como cuidadoso y hábil. Aquel día, pues, ocurrió que buscábamos la raíz y el comienzo de aquel nervio que es la base de una célebre polémica entre los médicos de la escuela de Galeno y los peripatéticos. Cuando el anatomista mostró cómo el tronco principal del nervio, partiendo del cerebro, recorría la espalda, se extendía por la espina dorsal y se ramificaba por todo el cuerpo, y que sólo un hilo muy fino llegaba al corazón, se volvió a un caballero conocido peripatético, en cuyo honor había él hecho su demostración con extraordinaria meticulosidad, y le preguntó si se había convencido de que los nervios se originan en el cerebro y no en el corazón. A lo que nuestro filósofo, tras meditar unos instantes, contestó: “Lo habéis demostrado con tanta claridad y evidencia, que si no se opusiera a ello el texto de Aristóteles, quien expresamente dice que los nervios nacen en el corazón, no habría más remedio que daros la razón”.» (Galileo Galilei, Diálogos sobre los dos sistemas máximos) 3. Comentario A)El Autor y su obra Galileo Galilei (15 de febrero de 1564 - Florencia, 8 de enero de 1642), fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico que estuvo relacionado estrechamente con la revolución científica. Eminente hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Galileo Galilei será una de las figuras fundamentales de este período. Era un copernicano 45

convencido y una de las más célebres víctimas de la Iglesia ya que acabó su vida bajo arresto domiciliario por su obstinada defensa de las tesis del sacerdote polaco y de la independencia del conocimiento racional y la fe. Paradójicamente Galileo, ferviente católico, trataba de proteger a la Iglesia de caer en un error ridículo al continuar negando lo que cada vez era más evidente: el heliocentrismo. Si bien sus aportaciones a la ciencia, la técnica y el pensamiento fueron muy numerosas podríamos destacar tres: una técnica (el telescopio), otra metódica (el intento de matematizar las cuestiones físicas y hacerlas autónomas) y una tercera plenamente científica (los principios de la mecánica). El descubrimiento del telescopio permitió percibir fenómenos estelares nunca antes vistos y que Galileo publicó en su libro Sidereus nuncius o El Mensajero de las estrellas. En él se describían las montañas de la Luna y las manchas del sol, algo que suponía un nuevo ataque al sistema ptolemaico ya que para los astrónomos antiguos los planetas eran esferas perfectas y no planetas con accidentes en el sentido en que lo es la tierra. También descubrió los satélites de Júpiter lo que supuso acabar con una de las últimas objeciones al sistema copernicano ya que muchos se preguntaban porque si todos los astros giraban alrededor del sol uno no lo hacía, girando alrededor de la Tierra. Su aportación en el terreno de la mecánica fue inmensa, destacando sus leyes de inercia y de aceleración que prefiguran la importantísima mecánica newtoniana. A esto debemos añadir su aportación metódica fundamental para el desarrollo de las ciencias en el futuro: la aplicación de las matemáticas. Una de las citas más célebres de Galileo dice que “el libro de la naturaleza está escrito en caracteres matemáticos” y son estos caracteres los que los científicos tratarán de descifrar. Así Galileo obtiene constantes numéricas que son aplicables en operaciones matemáticas a la hora de conocer la aceleración de la gravedad u otras leyes mecánicas, lo que deparará un gran avance en la ciencia. Los Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo fueron publicados en 1632. Esta obra reproducía un debate ficticio en cuatro jornadas entre dos personajes partidarios cada uno de uno de los sistemas astronómicos (el geocéntrico (Simplicio) y el heliocéntrico(Salviati)), ambos trataban de convencer al inteligente y neutral Sagredo de la veracidad de su propuesta. Esta obra divulgativa se presentaba como un diálogo neutral en el que se exponían ambos sistemas. Sin embargo, desde el mismo nombre del defensor del sistema ptolemaico está claro que Galileo toma partido por el heliocentrismo. Éste debate no era una mera cuestión astronómica. En aquel tiempo lo que se discutía realmente era una forma de hacer ciencia y de entender el mundo. El posicionamiento de Galileo no pasó inadvertido a la iglesia, esta fue una de las obras que los Inquisidores esgrimieron contra él en su proceso y le hicieron caer en desgracia. B)Resumen y conceptos fundamentales Tema principal La importancia del criterio de autoridad en tiempos de Galileo Ideas principales Se trata de un ejemplo acerca de la preeminencia de la tradición sobre la observación Dos escuelas médicas se enfrentan por la trayectoria de un nervio. Se desarrolla una prueba empírica (una disección) A pesar de que la prueba da razón a uno se ellos los peripatéticos niegan lo evidente reafirmando lo que se dice en la obra del filósofo. Se trata de un ejemplo de lo que sucedía entre los partidarios de Copérnico y los geocentristas. Términos fundamentales: 46

Peripatéticos: Con filósofo peripatético se refiere Galileo a los seguidores de la escolástica y el aristotelismo. El origen de este nombre es incierto aunque la versión más aceptada hace referencia a los enramados bajo los cuales paseaban los miembros del Liceo mientras discutían.

TEMA 6: RACIONALISMO Y EMPIRISMO Dogmatismo, relativismo y escepticismo. Racionalismo y empirismo. René Descartes. David Hume. A nivel epistemológico, existen diversas posturas en cuanto a la posibilidad de poder obtener o no conocimiento, si este es o no seguro, y los criterios que para reconocer y diferenciar las creencias verdaderas (conocimiento) de las falsas. Vamos a ver algunas de estas posturas: Dogmatismo: desde el punto de vista del dogmatismo, se puede adquirir conocimiento seguro y univesal, y obtener una certeza absoluta. Escepticismo: el escepticismo duda de que sea posible un conocimiento seguro. Para algunos filósofos escépticos, este hecho de no poder llegar a un conocimiento fiable es una especie de objetivo que orienta nuestra vida; para otros, más radicales pretender alcanzar cualquier tipo de conocimiento es una una tarea estúpida por ser irrealizable. Criticismo: el máximo representante de esta postura es Inmanuel Kant. El criticismo piensa que el conocimiento es posible, pero no definitivo. Ha de ser revisable para poder detectar errores. Relativismo: el relativismo no niega el conocimiento, solo pone en duda la existencia de una verdad absoluta, válida para cualquier época y lugar. Para los relativistas solo existen verdades válidas en un determinado contexto social, cultural e histórico. Los máximos representantes del relativismo epistemológico (y moral) fueron los sofistas de la Antigua Grecia. Perspectivismo: es parecido al relativismo, pero no niega la posibilidad de una verdad absoluta. Lo que pasa es que cada individuo o colectivo solo tiene una visión parcial de la realidad. Pero esta visión no puede ser tomada por falsa y, además, es importante porque ofrece una parte de la verdad necesaria para conocer esta en su conjunto. No vale todo.

El escepticismo (de wikipedia) Pirrón de Elis (Πύρρων ο Ηλείος, Elis, ca. 360 - ca. 270 a. C.) fue un filósofo griego de la Antigüedad clásica, y se le considera el primer filósofo escéptico, y la inspiración de la escuela conocida como pirronismo fundada por Enesidemo en el siglo I a. C.. Era natural de Elis – ciudad provincial al noroeste del Peloponeso, Grecia–. Hizo de la duda el problema central de toda su filosofía. Para muchos, el escepticismo responde a la diversidad y oposiciones de sistemas (como los de Demócrito, Empédocles, Platón, etc) que crean abstracciones y dudas y a la influencia en la política exterior de hechos como la muerte de Alejandro Magno y la diversidad en las costumbres, religiones e instituciones de las ciudades. Pirrón fue el creador del escepticismo. Un gran viajero que conoció muchas culturas con los ejércitos de Alejandro Magno, cosa que le permitió dudar de las verdades evidentes y tradiciones de 47

su cultura. Se dice que Pirrón llevó al extremo la suspensión de juicio, hasta el punto de sacarse las cuerdas vocales. En el Renacimiento, y a través de la obra de algunos autores como Michel de Montaigne (15331592), el escepticismo vuelve a aparecer en escena. La escolástica medieval ha caído y las dudas epistemológicas que reaparecen son el caldo de cultivo adecuado para las tesis pirronistas. Tanto el racionalismo como el empirismo tendrán que encontrar un modo de garantizar el conocimiento, vamos a ver como cada corriente lo hace a su manera. Racionalismo y empirismo La modernidad presenta dos modos distintos de hacer frente al escepticismo, dos modos de buscar una cierta seguridad o confianza en el conocimiento, en que lo que sabemos (o creemos saber) es verdad. Uno se da más en la Europa continental (Francia, Holanda, Alemania...), el racionalismo. El empirismo es más británico. Ambas corrientes de pensamiento abordan los problemas epistemológicos propios de la época desde distintas creencias y, por tanto, con distintos métodos. Aun así, sí comparten algunas creencias. En general, los autores (de las dos corrientes) de esta época, entienden que el conocimiento son el conjunto de ideas que tenemos cada persona. Ideas acerca del mundo, de cómo es el mundo. La cuestión será cómo llegan esas ideas a nosotros, dónde y cómo se alojan y, sobre todo, como podemos saber si esas ideas acerca del mundo son verdaderas o no. El racionalismo Se desarrolla en Europa durante los siglos XVII y XVIII. Para el racionalismo, existen las ideas innatas. La mente no está vacía al nacer. Esto significa que no todas las ideas que poseemos acerca del mundo las hemos adquirido en vida, que nacemos con algunas. Esas son verdaderas. Sobre estas ideas que estarían en nosotros de nacimiento (de “serie”) no cabe preguntarse si son verdaderas o falsas; son verdaderas, seguro (para ellos, claro). El problema son las otras ideas, las que adquirimos viviendo día tras día. Estas provienen de la experiencia sensible (esto significa, de la sensibilidad, de los sentidos: la vista, el olfato, el tacto, el oído y el gusto) y los sentidos nos han engañado en alguna ocasión (todos hemos creído reconocer la voz de alguien y al girarnos hemos visto que no era la persona que esperábamos encontrar, o hemos saludado de lejos a alguien que se ha revelado, con la consiguiente afluencia de sangre y calor a las mejillas debido a la vergüenza, como un auténtico desconocido al pasar cerca de nosotros con cara de “lo siento, pero no sé quién eres”) por lo tanto, no podemos estar seguros de la información que procede de ellos [de los sentidos]. Para los racionalistas solo podemos estar seguros de la información que procede de la razón. Por eso se ha llamado racionalismo a esta corriente, porque su instrumento es la razón. La razón debe hallar esas ideas innatas y, por comparación con el resto, deducir de cuáles de estas nos podemos fiar y de cuáles no. El padre del racionalismo es René Descartes, y otros racionalistas importantes Baruch Spinoza, Nicolas Malebranche o Gottfried Wilhelm Leibniz. A los seguidores y continuadores en concreto del pensamiento de Descartes se les conoce como cartesianos. En última instancia el problema del racionalismo es que acaba refiriendo a entidades metafísicas indemostrables (Dios, mónadas...) que sustentan todo el armazón teórico de estas teorías. El empirismo Para el empirismo no existen las ideas innatas. Cuando nacemos, la mente es una tábula rasa 48

(expresión que popularizó el filósofo John Locke (1632-1704)), la mente está vacía, no hay nada al nacer. A través de la experiencia sensible llenamos de contenidos la mente. Las ideas son el modo en que “empaquetamos” el mundo en nuestra mente a través de los sentidos que son el instrumento que tenemos para “meter” el mundo en la mente. El empirismo solo se fía de lo que ve (u oye, toca, huele o siente, claro, de la información que proviene de los sentidos) porque no tiene otra forma de obtener conocimiento. Como veremos en el caso de la filosofía de David Hume, este tipo de teorías generan problemas con la validez del principio de causalidad, principio sin cuya veracidad la ciencia no podría demostrar prácticamente nada. René Descartes (1596-1650) Descartes es el padre del racionalismo. En su obra Discurso del método, parte metodológicamente de un escepticismo casi radical, para acabar en un claro dogmatismo. Para hallar un conocimiento absolutamente fiable y verdadero, sigue un método (el de la duda) que consiste en tomar por falso todo aquello que pueda serlo. Esto es, no aceptar nada que pueda ser, aunque remotamente, falso. A la base de ese metodológico escepticismo inicial encontramos sus tres argumentos escépticos: 1. Los sentidos nos engañan: lo podemos comprobar cuando un remo en el agua parece doblado y al sacarlo resulta que no lo estaba, por ejemplo. 2. El argumento del sueño. Dado que alguna vez he tenido sueños que parecían reales, cualquier momento de mi vida podría ser un sueño. Como los sueños no son reales, lo que me muestran los sentidos podría no ser real, sino falso. 3. El genio maligno. Del mismo modo que creemos en la existencia de Dios, no es imposible que exista una especie de anti-Dios o genio maligno, que me haga tomar por verdadero lo falso de modo que todo lo que creo saber (ya no solo lo que proviene de los sentidos, sino todo) sea falso. Estos argumentos parecen llevar al lector de Descartes hacia un escepticismo absoluto. Se tiene la sensación de que el conocimiento es imposible. Pero aparece una “luz” al final del túnel... Cuando ya todo parece perdido, llega a una verdad irrebatible: cogito ergo sum (pienso, luego existo). Él no duda de que duda. Es indudable que está dudando. Dudar es pensar. Descartes piensa. Solo se puede pensar si se existe, por lo tanto, si piensa es que existe. Esta verdad, la de su propia existencia le parece irrebatible. Para Descartes el Cogito... es una verdad indudable, esta idea de cuya veracidad no puede dudar, junto a la idea de Dios, cuya existencia demuestra con argumentos como el de San Anselmo, le permite demostrar la falsedad de sus propios argumentos escépticos y recuperar la posibilidad de conocimiento para el ser humano. Descartes llega a la conclusión de la existencia de tres tipos de sustancia: res cogitans (sustancia pensante, el alma), res extensa (la materia) y res cogitans infinita (Dios). El alma estaría unida al cuerpo a través de la glándula pineal. Eso sí, si ponemos en duda el Cogito... o el argumento que demuestra la existencia de Dios (algo que ocurriría poco después) se cae toda la ontología cartesiana y también sus soluciones a nivel epistemológico. David Hume (1711-1776) La filosofía de David Hume es fuertemente empirista. Desconfía de todo aquello que no sean los sentidos. Desconfía de toda metafísica, de todo lo sobrenatural, de todo aquello que no pueda tocar. Esto genera un problema, ya que, para él, todos los conceptos relacionados con la consciencia y la 49

mente, por ejemplo, harían referencia a entidades que pueden ser reducidas a relaciones de interdependencia (Superveniencia) con fuerzas y causas naturales. Esto es, todo es físico. Esta posición se denomina naturalismo. El naturalismo rechaza la existencia objetiva de algo sobrenatural, como ocurre en las religiones humanas. También rechaza la idea de la teleología, (atribuir un proceso a una finalidad), viendo todas aquellas cosas "sobrenaturales" explicables en términos naturales. Algunos autores han hecho hincapié en el aspecto escéptico de la filosofía humeana y otros en el aspecto naturalista, de lo que nadie duda es de la importancia de este autor (influido por otros como John Locke o George Berkeley) para la historia de la filosofía. El problema de la causalidad. (de wikipedia) Cuando un acontecimiento sucede tras otro, la mayoría de la gente piensa que una conexión entre ambos acontecimientos hace que el segundo suceda al primero (post hoc ergo propter hoc). Hume desafió a esta creencia en su primer libro Tratado de la naturaleza humana y más tarde en su Investigación sobre el entendimiento humano. Se dio cuenta de que aunque percibimos que un elemento suceda al otro, no percibimos ninguna condición necesaria y suficiente entre los dos. Y, de acuerdo con su epistemología escéptica, sólo podemos confiar en el conocimiento que adquirimos a través de nuestras percepciones. Hume declaró que nuestra idea de causalidad consiste en poco más que la esperanza de que ciertos acontecimientos se den tras otros que los preceden. «No tenemos otra noción de causa y efecto, excepto que ciertos objetos siempre han coincidido, y que en sus apariciones pasadas se han mostrado inseparables. No podemos penetrar en la razón de la conjunción. Sólo observamos la cosa en sí misma, y siempre se da que la constante conjunción de los objetos adquiere la unión en la imaginación» (Hume, 1740: 93). En realidad no podemos decir que un acontecimiento causó al otro. Todo lo que sabemos con seguridad es que un acontecimiento está correlacionado con el otro. Para describir esto, acuñó el término conjunción constante, que consiste en que cuando vemos cómo un acontecimiento siempre causa otro lo que en realidad estamos viendo es que un acontecimiento ha estado siempre en conjunción constante con el otro (costumbre). En consecuencia, no tenemos ninguna razón para creer que el primero causó al segundo, o que continuarán apareciendo siempre en conjunción constante en el futuro (Popkin y Stroll, 1993: 268). La razón por la que presentamos este comportamiento no es que la causa-efecto sea el comportamiento de la naturaleza, sino los hábitos de la psicología humana (Popkin y Stroll, 1993: 272). Esta concepción le quita toda la fuerza a la causación, y otros humeanos posteriores, como Bertrand Russell, han desechado la misma noción de causación aduciendo que es un tipo de superstición. Pero esto desafía al sentido común, creando el problema de la causación —¿Qué justifica nuestra confianza en la existencia de una conexión causal y de qué clase de conexión podemos saber?— un problema para el que no se ha encontrado solución. Hume sostuvo que tanto nosotros como otros animales tenemos una tendencia instintiva a creer en la causación debido al desarrollo de hábitos de nuestro sistema nervioso, una creencia que no podemos eliminar, pero que no podemos probar mediante ningún argumento, deductivo o inductivo.

TEXTOS COMENTADOS: EMPIRISMO Y RACIONALISMO 1. Contexto: La polémica empirismo- Racionalismo 50

La modernidad supondrá un cambio radical en los métodos y temas de la filosofía. El centro de atención no será la explicación del sentido y estructura del mundo sino el sujeto y, por extensión, el ser humano. Los avances técnicos y científicos cambiarán la cosmovisión que había imperado a lo largo de mil años de medioevo. Del teocentrismo medieval o la preocupación por la naturaleza de los antiguos la filosofía pasará a ser antropocéntrica. Así una de las cuestiones centrales de la nueva filosofía será establecer las bases de la capacidad humana de conocer. En este sentido se desarrollará una de las polémicas más notables de la historia de la filosofía, la que mantuvieron racionalistas y empiristas en torno al origen del conocimiento. El racionalismo es el primer movimiento filosófico eminentemente moderno. Su fundador, René Descartes (1596-1650), es considerado el padre del pensamiento de la modernidad. En su obra Discurso del Método (1637) enuncia la máxima de la que partirá toda filosofía posterior: Pienso, luego existo. Esta es considerada la primera certeza y la más segura: la existencia del sujeto. A partir de ahí se llevará a cabo un análisis del conocimiento y sus posibilidades. Los racionalistas (entre los que destacan Leibniz (1646-1716) y Spinoza (1632-1677) junto al citado Descartes) recibieron una fuerte influencia platónica debida a la reacción contra la filosofía de Aristóteles (que había sido la filosofía oficial durante los últimos siglos de la Edad Media) y al avance de las ciencias causado por la aplicación de las matemáticas, paradigma del conocimiento platónico. Para ellos todo el conocimiento se debía a la existencia de ideas innatas en el ser humano de las que se podían deducir todos los contenidos restantes. La experiencia no es, para estos autores, una fuente válida de conocimiento en tanto que no tiene la precisión ni la certeza de la matemática. Todo conocimiento podía adquirirse a través de la deducción y el razonamiento lógico. Como ya hemos dicho éste será el movimiento filosófico predominante en el entorno de Kant. El empirismo, por su parte, tiene sus predecesores en Francis Bacon (1561-1626), uno de los primeros en llevar a cabo una reflexión sobre el método de la ciencia, y Thomas Hobbes (15881679) padre de la filosofía política moderna. Sus representantes más destacados serán John Locke (1632-1704), George Berkeley (1685-1753) y David Hume (1711-1776). Este movimiento tendrá lugar en las islas británicas aunque Kant será un buen conocedor, sobre todo, de David Hume, autor que le influirá profundamente. Para los empiristas la base del conocimiento era siempre la experiencia. De esta manera todo conocimiento será a posteriori ya que nunca podrá saberse nada con certeza hasta que no se haya observado. Este planteamiento llevado a sus últimas consecuencias conducirá a Hume a plantearse la validez de las bases de toda la ciencia. 2. Texto 1: John Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, Libro II Pfs. 1 y 2 § 1. La idea es el objeto del pensamiento. Puesto que todo hombre es consciente para sí mismo de que piensa, y siendo aquello en que su mente se ocupa, mientras está pensando, las ideas que están allí, no hay duda de que los hombres tienen en su mente varias ideas, tales como las expresadas por las palabras blancura, dureza, dulzura, pensar, moción, hombre, elefante, ejército, ebriedad y otras. Resulta, entonces, que lo primero que debe averiguarse es cómo llega a tenerlas. Ya sé que es doctrina recibida que los hombres tienen ideas innatas y ciertos caracteres originarios impresos en la mente desde el primer momento de su ser. Semejante opinión ha sido ya examinada por mí con detenimiento, y supongo que cuanto tengo dicho en el libro anterior será mucho más fácilmente admitido una vez que haya mostrado de dónde puede tomar el entendimiento todas las ideas que tiene, y por qué vías y grados pueden penetrar en la mente, para lo cual invocaré la observación y la experiencia de cada quien. § 2. Todas las ideas vienen de la sensación o de la reflexión. Supongamos, entonces, que la mente sea, como se dice, una tabula rasa, limpio de toda inscripción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega a 51

tenerlas? ¿De dónde se hace la mente con ese prodigioso cúmulo, que la activa e ilimitada imaginación del hombre ha pintado en ella, en una variedad casi infinita? ¿De dónde saca todo ese material de la razón y del conocimiento? A esto contesto con una sola palabra: de la experiencia; he allí el fundamento de todo nuestro conocimiento, y de allí es de donde en última instancia se deriva. Las observaciones que hacemos acerca de los objetos sensibles externos o acerca de las operaciones internas de nuestra mente, que percibimos, y sobre las cuales reflexionamos nosotros mismos, es lo que provee a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar. Esta son las dos fuentes del conocimiento de donde dimanan todas las ideas que tenemos o que podamos naturalmente tener. 3. Comentario A) El autor y la obra John Locke es uno de los mayores representantes del empirismo británico. Nacido en 1632 estudió en Oxford. Fue un importante pensador con una gran influencia filosófica y política. Padre del liberalismo influyó profundamente en la Revolución Gloriosa de 1689. Como filósofo fue el más influyente pensador británico hasta la llegada de Hume cuyo escepticismo surge de las líneas de pensamiento que Locke trazara. Se enfrentó directamente con el racionalismo especialmente en su obra cumbre El ensayo sobre el entendimiento humano publicada en 1690 aunque redactada 24 años antes. Defendió la procedencia empírica de todos los conocimientos. Estos tendrían su origen en la sensación (representación sensible de los objetos en la conciencia) y la reflexión (del espíritu a partir de las sensaciones). De este modo Locke no aceptaba la existencia de ideas innatas que proponían los racionalistas como base del conocimiento. A pesar de ello Locke mantuvo ciertas ideas que no pudo atribuir a ninguna experiencia y que le permitieron evitar el escepticismo a costa de algunas contradicciones en su sistema. Así, por ejemplo, mantuvo la existencia de una substancia tras los accidentes perceptibles empíricamente (a la que calificaba de “x ignota”). A su vez mantuvo la necesidad de la existencia de un dios creador y ordenador aunque no intervencionista en la línea del dios calvinista. Como hemos dicho El ensayo sobre el entendimiento humano es la obre fundamental del autor y una de las más importantes de toda la filosofía moderna. En ella Hume desarrollará las ideas que definirán el empirismo en contraposición al cartesianismo. Su influencia fue enorme en los autores del empirismo posterior como Hume y Berkeley. Por su parte Leibniz, como veremos, contestó explícitamente a éste libro desde una perspectiva a racionalista con sus Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano 14 años más tarde. Locke murió en 1704 y está enterrado en Essex. B) Resumen y conceptos fundamentales del texto Tema principal: El origen de todo conocimiento está en la experiencia. Ideas fundamentales: 52

En este texto Locke se dispone a analizar el pensamiento cuyo objeto son las ideas. Cabe decir que el conocimiento será por lo tanto un conocimiento de ideas ya que las cosas no son directamente accesibles. Lo qué diferencia a Locke del racionalismo es el énfasis en el origen empírico de las ideas. Estas son muy variadas por lo que el autor se pregunta por su origen. Locke no acepta el origen innato de las ideas. Aquí hace referencia a la refutación del innatismo incluida en el libro I de la misma obra- con ella se enfrenta al racionalismo escuela que basaba el conocimiento en este tipo de ideas. Hay dos tipos de experiencia: Sensación- percepción directa de los objetos o de los estados mentales Reflexión- El pensamiento acerca de estos estados u objetos basados en la sensación. Pero la mente es una Tabula rasa. Por lo que no puede contener nada a priori. La expresión Tabula rasa suele traducirse como hoja en blanco o pizarra vacía. Se ha convertido en un tópico cuando se hace referencia a la ausencia de contenidos innatos en nuestra mente. No es original de Locke aunque suele atribuirse a este autor. El origen de todas las ideas sólo puede ser la experiencia. Todo el material para pensar surge de las observaciones externas o de la percepción de nuestras operaciones mentales acerca de las cuales se puede reflexionar. Términos fundamentales: Idea: Por idea entiende Locke todo contenido de la mente. Así las hay de muchos tipos como por ejemplo, “blancura, dureza, dulzura, pensar, moción, hombre, elefante, ejército, ebriedad”. Se trata de una representación mental que recoge una serie de objetos o cualidades análogas sobre las que la mente humana puede reflexionar. Idea Innata: Hace referencia a contenidos de la mente humana con los que uno nace. El debate acerca de su existencia se ha desarrollado a lo largo de toda la historia de la filosofía. Platón fue su más ilustre defensor y su legado será recogido por los racionalistas. Para estos autores la base de todo pensamiento está en este tipo de ideas. Así el conocimiento puede explicarse a través de ideas como la de dios que se hallarían inscritas en nuestro alma desde antes de su nacimiento. Sensación: es uno de los modos de la experiencia según John Locke. La sensación origina las ideas que provienen del exterior, es decir genera representaciones mentales de objetos y cualidades percibidas por los sentidos. Reflexión: El segundo modo de experiencia según Locke. Esta permite percibir los estados y procesos internos de la conciencia. Es, por así decirlo, una experiencia interior. Texto 2 Leibniz: Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, II, 1

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Teófilo. —Esta tabula rasa de la que tanto se habla no es a mi entender más que una ficción a la que la naturaleza no responde y que está fundada únicamente en nociones incompletas de los filósofos como el vacío, los átomos, y el reposo, tanto absoluto como relativo, de las dos partes de un todo, o como la materia prima que se concibe sin forma alguna. Las cosas uniformes y que no encierran ninguna variedad no son nunca más que abstracciones, como el tiempo, el espacio, y los otros objetos de la matemática pura. No hay en absoluto cuerpos cuyas partes estén en reposo, y no hay sustancia que no se distinga de otra. Las almas humanas difieren no solamente de las otras almas, sino incluso entre ellas, aunque esta diferencia no es la llamada diferencia específica. Y según las demostraciones que creo poseer, toda cosa sustancial, sea alma o cuerpo, tiene una relación propia con todas las demás; y la una debe siempre diferir de la otra según ciertas determinaciones intrínsecas, por no señalar aquí que esos que tanto hablan de esta tabla rasa, después de haberle hurtado las ideas no sabrían decir qué le resta, como los filósofos de la Escuela, que no dejan nada a su materia prima. Se me responderá quizá que esta tabla rasa de los filósofos quiere decir que el alma no posee de modo natural y originario más que facultades desnudas. Pero las facultades sin ningún acto, en una palabra, las puras potencias de la Escuela, no son igualmente más que ficciones, que la naturaleza no conoce, y que sólo se obtienen haciendo abstracciones. Pues, ¿dónde se encontraría jamás en el mundo una facultad que se encerrase en la sola potencia sin ejercer nunca algún acto? Existe siempre una disposición particular a la acción, y a una acción mejor que a otra. Y además de la disposición, existe también una tendencia a la acción, e, incluso en cada individuo hay una infinidad de ellas: y estas tendencias no existen jamás sin algún tipo de efecto. La experiencia es necesaria, lo reconozco, a fin de que el alma se vea determinada a tales o cuales pensamientos, y a fin de que tome conciencia de las ideas que llevamos en nuestro interior; pero ¿de qué modo pueden la experiencia y los sentidos producir ideas? ¿Tiene el alma ventanas, se parece a las tablillas? ¿Es como la cera? Es evidente que todos los que piensan así del alma, la conciben corpórea en el fondo. Se me responderá con el axioma recibido por los filósofos de que nada hay en el alma que no venga de los sentidos. Mas es preciso exceptuar el alma misma y sus afecciones. Nihil est in intellectu, quod non fuerit in sensu, excipe: nisi ipse intellectus. Pero el alma entraña el ser, la sustancia, lo uno, lo mismo, la causa, la percepción, el razonamiento, y una infinidad de otras nociones que los sentidos no podrían proporcionar. Comentario A) El autor y la obra Gottfried Willhelm Leibniz (1646-1746) fue uno de los principales representantes de la corriente racionalista, relevante matemático y científico (inventó el cálculo infinitesimal a la vez que lo hacía Newton) Leibniz fue diplomático y ocupó cargos políticos. Durante su vida frecuentó compañías aristocráticas a las que exponía partes de su filosofía de manera fragmentaria, gran parte de lo que sabemos de su pensamiento lo debemos a estas obras. Esto se debe a que Leibniz publicó poco en vida. La única obra que vio la luz antes de su muerte fue su Teodicea que no era estrictamente filosófica. Sus principales textos como Discurso sobre metafísica, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano o Monadología se editaron de forma póstuma. Se trataba, por así decirlo, de obras polémicas que comentaban cuestiones concretas que estaban a debate, por esto no podemos ver el pensamiento de Leibniz como un sistema filosófico. En general seguía los principios del racionalismo cartesiano. Su filosofía era deductiva y se basaba en unos principios que Leibniz consideraba evidentes e innatos a la razón humana (muy discutibles). Estos principios regían la naturaleza y eran cognoscibles a priori por una armonía preestablecida y garantizada por un dios racional. Este dios garantizaba el sentido y la bondad de la 54

creación ya que en su perfección no había podido crearlo de otro modo. Esta idea de que el hombre vive en el mejor de los mundos posibles ha sido muy discutida desde el momento en que Leibniz la formuló en su Teodicea. Leibniz aportó soluciones a problemas del racionalismo anterior gracias a una de sus obras más célebres La Monadología. En ella Leibniz deducía la existencia de seres simples de la necesidad de que hubiese algún componente primordial en el que basar tanto materia como espíritu. Estos seres simples se llamaban mónadas y no eran materiales ni observables. De su conjunción surgían los demás objetos del Universo. Estas mónadas se coordinaban por la armonía preestablecida que antes comentábamos. Cada una de ellas contenía en si un modelo del universo general y su unión lo reproducía a gran escala. De este modo el cuerpo y el alma eran resultado de un mismo tipo de realidad lo que permitiría explicar su interacción, algo que Descartes no aceptó a explicar. Por otra parte las mónadas permitían explicar porque existían realidades heterogéneas, individuos, algo que Spinoza no pudo explicar. Asimismo respetaba el principio de continuidad de la naturaleza y permitía explicar la realidad como una cadena causal ordenada regida por un principio último y racional que sería dios. Con los Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano Leibniz trataba de contestar al Essay de Locke que antes hemos leído. En ellos Leibniz refutaba capítulo o capítulo el texto del inglés. Al igual que el texto de Galileo, estaban escritos en forma de diálogo entre Filaleto que defiende el empirismo y Teófilo que es partidario del racionalismo. En el primer libro, frente a la idea de Locke de la mente es una tabula rasa, Leibniz defiende la existencia de ideas innatas a las que considera latentes dentro de la razón, es la realidad la que permite que se pongan en funcionamiento pero no es ella quien las genera. El libro segundo defiende que las ideas no provienen de la observación como decían los empiristas sino que son eternas en nuestra mente, esto concuerda con la teoría de las mónadas en tanto que concibe la mente como un universo a escala en el que se hallan ya todas las realidades. El tercer libro de la obra expone una teoría del lenguaje platónica que se enfrenta a la nominalista de Locke. Para Leibniz las palabras no eran simples nombres sino que respondían a la estructura de la realidad, a las ideas que el ser humano tenía de ellas. No se trataba de las palabras entendidas como escritura o la palabra hablada sino la categoría que determinaba lo que estaba en la estructura mental innata. En el cuarto y último libro Leibniz planteaba su teoría del conocimiento basada en la deducción matemática. Aunque fue la única obra junto a la Teodicea que el autor completó en vida la muerta de Locke le hizo perder el interés en publicarla, por ello no se dio a la imprenta hasta sesenta años después de ser concebida, 16 después de la muerte del autor. B) Resumen y conceptos fundamentales del texto Tema principal: El alma contiene ya en sí ideas que no puede sacar del exterior, por lo que no es una pizarra vacía. Ideas fundamentales: Leibniz cuestiona que el alma sea una tabula rasa como dice Locke. En primer lugar esto supondría pensar que todas las almas son iguales. Según el principio de identidad de los indiscernibles (en el que se basa Leibniz) dos sustancias que no tienen diferencias son la misma sustancia. Por lo tanto sólo habría un alma y no e podría explicar las diferencias o se vaciaría tanto de sentido el concepto de alma que perdería todo valor.

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Por otra parte, algunos dicen que lo que incluye el alma son potencialidades. Esto no es cierto ya que no tiene sentido que existan potencias (como decían los aristotélicos) que no inviten a actuar. La utilidad de la experiencia es guiar a la acción y perfeccionarla y no aprortar nuevos conocimientos. Las ideas que permiten el conocimiento no pueden extraerse de la experiencia. Esto se debe a que son abstracciones puras y no existen en la realidad. Esto supondría que hay una relación del alma con lo exterior por lo que se le otorgaría materialidad al alma. Por eso Leibniz parafrasea la cita escolástica: Nihil est in intellectu, quod non fuerit in sensu, (nada hay en el intelecto que no estuviera primero en los sentidos) al que añade excipe: nisi ipse intellectus (salvo el intelecto mismo). Términos fundamentales: Sustancia: A lo largo de todo el texto Leibniz compara las ideas de Locke con las de los escolásticos aristotélicos. El concepto de sustancia es uno de los más relevantes del pensamiento del filósofo de Estagira. La substancia es la unión indiscernible de una forma (morfé) que es un principio activo, una esencia y materia (hylé) que es pasiva y amorfa hasta que es determinada por la materia. De estos términos proviene el concepto de hylemorfismo con el que se caracteriza la filosofía de Aristóteles. Diferencia específica: La diferencia específica es lo que hace diferente una especie de otra según los aristotélicos. La diferencia específica es algo que todos los seres de una especie comparten y que los demás seres no. Un ejemplo claro de ello es la racionalidad propia de los seres humanos que los diferencia del resto de los animales. Para Leibniz en el alma hay diferencias en el alma aunque no sean específicas ya que la racionalidad (característica fundamental del ser humano) es común a todas. Escuela: Los filósofos de la escuela son los filósofos escolásticos. Es una forma peyorativa común de referirse a ellos en el siglo XVI y XVII. Con ella se hace hincapié en su carácter cerrado y la excesiva importancia que se le daba a la autoridad, asuntos que la filosofía moderna trataba de desterrar. El término escolástica probablemente proviene de las escuelas catedralicias (que después serían las universidades) en las que se comenzó a formar este pensamiento en el siglo X y XI. Materia: Materia es el principio pasivo de la substancia. La materia es informe y determinada y se ordena al recibir una forma. Es perecedera y puede cambiar. Según los aristotélicos es lo que individúa a cada ser en tanto que formalmente son iguales. Potencia: Según la teoría del cambio en Aristóteles la potencia es la facultad aún no desarrollada. Toda potencia tiende a convertirse en acto al que precede. Así podemos decir que el huevo precede a la gallina (o es la gallina en potencia) ya que se transformará en ésta.

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TEMA 7: LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO. Los límites del conocimiento. El giro copernicano de Inmanuel Kant. La cosmovisión contemporánea y sus implicaciones. Los seres humanos hemos admitido nuestras limitaciones en muchos ámbitos de nuestra vida. Entendemos nuestras limitaciones físicas: no volamos como los pájaros, ni nadamos como los peces. Asumimos nuestras limitaciones perceptivas: determinados sonidos son inaudibles para nosotros y determinadas longitudes de onda invisibles (como la luz infrarroja). Sabemos (si lo hemos asumido o no, ya es una cuestión más personal) que viviremos un determinado tiempo y luego moriremos. ¿Es posible que también nuestra capacidad de aprehender el mundo esté limitada? En realidad, no sería de extrañar que así fuera. Llegamos hasta donde podemos llegar. Podríamos pensar que al estar dentro del mundo es imposible tener un conocimiento general del mismo, en una posición (como ya hemos visto) cercana al perspectivismo. La veracidad de ese conocimiento parcial es lo que hemos visto que diferenciaba al perspectivismo del relativismo. Podemos centrarnos en ese perspectivimo, por ejemplo, y pensar que, al menos en una parte, seguimos avanzando día tras día. La ciencia actual parece seguir haciendo descubrimientos casi todos los días. Pero ¿hay un límite para esto? ¿Llegará, incluso dentro de esta perspectiva, un momento que no podamos “avanzar” más? ¿En que sepamos todo lo que podemos llegar a saber? A la hora de estudiar la ciencia y los avances científicos actuales conviene saber distinguir entre ciencia y tecnología. Ambas crecen, se retroalimentan,pero no son lo mismo. La ciencia (del latín scientĭa 'conocimiento') es el conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados, y susceptibles de ser articulados unos con otros. La tecnología es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación al medio ambiente y satisfacer tanto las necesidades esenciales como los deseos de las personas. Es una palabra de origen griego, τεχνολογία, formada por téchnē (τέχνη, arte, técnica u oficio, que puede ser traducido como destreza) y logía (λογία, el estudio de algo). Evidentemente, hay avances científicos que permiten desarrollar nuevas tecnologías. Los estudios teóricos acerca de la electricidad, por ejemplo, llevaron al desarrollo de todo tipo de maquinas eléctricas que no necesitaban ser accionadas por personas ni animales para funcionar. Pero claro, determinados avances tecnológicos, como por ejemplo el microscopio, permitieron avances científicos, nuevas teorías acerca del sistema nervioso, la reproducción celular, o la composición de la sangre. Hasta dónde llegará esta “colaboración” entre ciencia y tecnología, cuanto durará esta, aparentemente, prolífica alianza, no lo sabemos, pero al mismo tiempo surge otra pregunta: ¿por qué pensamos que lo que dice la ciencia es verdad? ¿Ha ayudado el bienestar producido por la tecnología (teléfonos, tv's, coches...) a que nos convenzamos de veracidad de los planteamientos científicos? O es que realmente llegó un momento en que se disiparon las dudas epistemológicas? A lo largo de este curso hemos ido analizando, entre otras cosas, los distintos criterios que a lo largo de la historia se han utilizado para verficar el conocimiento, para decidir qué es y qué no es verdad. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Retomemos el asunto en el punto en que lo habíamos dejado. Nos habíamos quedado en los problemas que el racionalismo y el empirismo tenían para verificar el conocimiento. Veíamos que desde ambas posturas se podía caer en el escepticismo, o bien por la necesidad de postular la existencia de una entidad metafísica indemostrable (dios, mónada...), o bien por el problema con el principio de causalidad derivado del empirismo. ¿Qué pasó después? 57

¿Quién “ganó”?, ¿Quién estaba en lo cierto y quién no? ¿Quién tenía más razón?... Lo cierto es que se suele considerar que la obra de Inmanuel Kant (1724-1804) vino a resolver los problemas, las diferencias entre las distintas concepciones acerca del mundo (ontología) y los distintos modos de conocerlo (epistemología), que tenían empiristas y racionalistas. En realidad, más que resolver, diríamos que superó esta discusión. La obra de Kant supondrá un cambio radical tanto a nivel ontológico como epistemológico que, sencillamente, hace que las posiciones anteriores a él no tengan sentido. Es por eso que se suele decir que la obra de Kant supone un Giro Copernicano para la filosofía, por la similitud con la el cambio que para la astronomía supuso la obra de Nicolás Copérnico. El problema de la metafísica y el giro copernicano de Inmanuel Kant Si bien hemos visto que racionalismo y empirismo diferían en muchos plateamientos acerca del mundo y el conocimiento del mismo (ontología y epistemología), en otros aspectos, los supuestos básicos eran muy similares. En realidad, ambas posturas comparten una visión en la que los objetos del mundo, “entran” en el sujeto, o están ya en él, y la verdad del conocimiento tendría que ver con la relación entre las ideas que tenemos del mundo y los objetos que representan. El mundo es algo estático y tanto racionalismo como empirismo intentan acercarse al mismo para conocerlo, cada uno con sus “armas”, con sus técnicas. Ambas posturas confían en que el mundo es cognoscible y difieren en el modo de conocerlo. La obra de Kant supone un cambio radical, supone un cambio acerca de la concepción del mundo y por tanto también en el modo de conocerlo y la posibilidad y los límites de este conocimiento. Inmanuel Kant nació en Königsberg, en 1724 y murió (también en Königsberg) en 1804. Es un filósofo de la Ilustración y unos de los autores más importantes de la historia de la Filosofía. Los estudiosos de su obra la dividen en diferentes etapas o períodos. Aquí nos centraremos en una obra en concreto, la Crítica de la Razón Pura, que pertenecería a lo que se conoce como su período crítico, y que parte de una cuestión: ¿puede ser la metafísica una ciencia? Como podemos imaginar, a partir de la Revolución Científica de los siglos anteriores, todas aquellas disciplinas, o todos aquellos ámbitos del saber que pudieran llamarse a sí mismos científicos, se consideraban más fiables, más capaces de decir verdades sobre el mundo, sobre cualquier asunto que trataran. Podríamos llegar a decir que la “moda” era ser ciencia. Poco a poco, el método científico lo invade todo. La fiabilidad del mismo daba credibilidad a las conclusiones de quien lo usara. Al mismo tiempo, dada cierto descrédito a aquellas materias que quedaban excluidas, aquellas que no podían ser ciencia. La ciencia es lo que avanza, la ciencia es la verdad. La ciencia se puede equivocar, pero entonces es que no era “verdadera” ciencia. La ciencia es un “apellido” ilustre, de “garantías”. Esto llega hasta nuestros días. Hemos visto como múltiples teorías científicas se suceden, se rebaten, se superan (veremos la posción al respecto de autores como Popper y Kuhn), como teorías que han sido consideradas ciencia, ahora sabemos que son falsas. Pero no se resiente el concepto de ciencia, se supone que eso no era ciencia, y punto. Pero volviendo a esta obra de Kant, podemos imaginar la importancia de sus conclusiones para la historia de la filosofía. Kant empieza por estudiar cómo son los juicios que hace la ciencia. Un juicio es una oración que afirma algo acerca del mundo. Por un lado, nos muestra que los juicios pueden ser sintéticos o analíticos. Los juicios sintéticos 58

son aquellos cuyo predicado no está contenido en el sujeto, el predicado añade algo al contenido semántico del sujeto. En los juicios analíticos, el predicado no aporta nada. Además, los juicios pueden ser a priori o a posteriori. La verdad de los juicios a priori es independiente de la experiencia, no necesita confirmación a partir de la misma, son universales. El juicio “el triángulo tiene tres lados” es a priori, porque es verdad sin necesidad de comprobarlo, de verlo o tocarlo, sin necesidad de sentirlo en general. Los juicios a posteriori son aquellos que solo podemos verificar mediante la experiencia, la percepción. El juicio “llevo pantalones de color rojo” solo será verdad si llevo pantalones rojos. No será universalmente verdadero. Tendremos que “comprobarlo”, recurrir a la experiencia, para decidir si es o no verdadero. Podemos concluir que la verdad de los juicios a priori no depende de la experiencia mientras que la verdad de los juicios a posteriori, sí depende de la experiencia (será verdad, o no, cuando lo comprobemos experimentalmente). Por otro lado, nos dice que los juicios pueden ser sintéticos o analíticos. En los juicios sintéticos, el predicado aporta información, en los analíticos no. Por ejemplo: “El triángulo tiene tres lados” es un juicio analítico porque el predicado (“...tiene tres lados”) no aporta información que no supiéramos del sujeto (“El triángulo...”) dado que cualquier triángulo tiene tres lados. El juicio “Mi primo es idiota” sería sintético dado que la idiotez no viene incluida en el concepto de primo, los hay idiotas y no idiotas. Dado lo visto, podríamos pensar que los juicios analíticos son verdaderos (en caso de serlo) “a priori”, mientras que los sintéticos, lo serían “a posteriori”. Kant está buscando juicios seguros, verdaderos. La ciencia debería basarse en este tipo de juicios. Deberían ser juicios (los de la ciencia) universales y verdaderos. Pero claro, la ciencia no puede basarse en juicios analíticos porque entonces no aportaría ningún conocimiento, no aportaría nada nuevo. Y, además, para Kant, no se puede hacer depender de la experiencia la verdad de los juicios, porque si queremos que sean universales, no podemos esperar a comprobarlos... Ya hemos visto lo que decía Hume al respecto. Por contra, para Kant, si todo el conocimiento proviene de la experiencia y de la experiencia es imposible extraer (de un modo irrefutable) el conocimiento de principios tan básicos como el de causalidad (en eso sí está de acuerdo con Hume), este tipo de principios no pueden estar en la experiencia, han de ser previos, una especie de estructura previa del entendimiento, que será la facultad de conceptualizar, de crear conceptos y utilizarlos a partir de la experiencia. Eso será previo, lo tendremos de un modo innato, será una capacidad con la que nacemos. Es decir, conocimiento innato (racionalismo) no, pero si una estructura previa, es decir, que no partimos de una tábula rasa (empirismo) aunque sí es necesaria la experiencia sensible (vamos, que “entre” información por los sentidos) para que el entendimiento lo “moldee” y cree conceptos, o las ideas de que está formado nuestro conocimiento. Retrocediendo solo un porquito, al asunto de los juicios, la solución es que la ciencia debe elaborar juicios sintéticos a priori. Este es el tipo de juicio en que debe basarse la ciencia. Si bien para algunos autores (como Hume) no existían estos juicios, para Kant sí es así. Por ejemplo, Kant dice que el juicio "La recta es la distancia más corta entre dos puntos" no es un juicio analítico, ya que el predicado no está contenido en la noción de sujeto; y no es un juicio a posteriori, ya que nos consta su verdad sin tener que medir distancias entre dos puntos, sin necesidad de recurrir a ninguna experiencia comprobatoria. Así, al contrario que Hume y a toda forma de empirismo, Kant admite la existencia de juicios sintéticos a priori. 59

Si la metafísica es una ciencia, tendrá que ser capaz de elaborar juicios sintéticos a priori. Recordemos que todo esto es así, entre otras cosas, porque si tomamos al pie de la letra el ataque de Hume al Principio de causalidad, no solo es que no podría existir la metafísica, tampoco podría existir la física, ni el conocimiento humano en general... La Ilustración “adoraba” los avances científicos que había producido la física de Newton. No podía ser que no se pudiese demostrar que todo aquello era un saber “serio”, que no pudiera existir la “ciencia verdadera”. Si los juicios sintéticos a priori son posibles, y por tanto, la ciencia es posible, es por una visión intermedia, o una síntesis, del racionalismo y el empirismo. Son posibles porque lo que no aporta la experiencia lo aporta la estructura previa del entendimiento (aunque no sea exactamente conocimiento, como había postulado el racionalismo). Y si es posible también, es gracias a la percepción sensible (lo que nos viene de los sentidos, eso que el racionalismo había despreciado por ser poco “fiable”), que aporta la “materia prima”, las sensaciones con que el entendimiento dara forma a nuestros conceptos, las sensaciones que el entendimiento ordenará y “convertirá” en ideas. El problema es que de los asuntos que trata la metafísica, no hay percepción sensible. Además, no serán posibles los juicios sintéticos a priori en metafísica. Por tanto, la metafísica nunca será una ciencia. Pero, además, esta investigación de Kant, produce un efecto en la filosofía, similar al que producen las investigaciones de Copérnico en astronomía: Hasta ahora, el sujeto era pasivo en la recepción del conocimiento, ya fuera por la vía de los sentidos, o porque nacía con él. Ahora, el conocimiento lo “genera” el ser humano, lo crea con sus estructuras internas y con sus limitaciones para percibir lo externo. Es decir, hasta Kant, el mundo era algo que había que estudiar y el racionalismo y el empirismo tenían distintos modos de aproximarse a él. Uno a través de la experiencia, el empirismo, y el racionalismo tan solo a través del uso de la razón. Pero ahora, con Kant, el mundo ha dejado de estar ahí. Lo que es ya no es algo fijo, que espera a ser descubierto, el mundo lo “creamos”, “generamos”, “configuramos” nosotros. Qué y cómo es todo en realidad... No podemos saberlo. RESUMEN(de Wikipedia): 1. Que son las impresiones (elemento material del conocimiento) las que ponen en marcha la mente humana. 2. Que las impresiones son condición necesaria, pero no suficiente, para que se produzca el conocimiento sensible, o sea, para que podamos ver, oír, tocar... Hace falta algo más. 3. Ese algo más que falta es aportado por el sujeto que conoce, por dos formas a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo; con lo que cualquier acceso a las cosas en sí mismas sería en principio imposible para una mente receptivamente sensible como es la humana. Lo en-sí hay que suponer que existe, independientemente de que un sujeto lo conozca o no. Además, es causa de las impresiones que afectan nuestra sensibilidad, pero cualquier afirmación sobre ellas carece de sentido. 4. Cuando, gracias al espacio y al tiempo ordenamos las impresiones, se produce el conocimiento o representación sensible, es decir, podemos ver, oír, tocar... Se ha realizado entonces 60

la síntesis de aprehensión. De esto Kant extrae dos conclusiones adicionales: 1. Existe un límite, una demarcación clara entre lo que puede ser conocido de un modo objetivo y lo que no puede serlo, es decir, una demarcación clara entre ciencia y metafísica. Ese límite es la experiencia. 2. Los matemáticos —por ej. en geometría— pueden llegar a establecer verdades a priori sobre el espacio y aplicar esas verdades al mundo físico en la medida en que su ciencia tiene como objeto un espacio que es a priori. Para acabar, una cita del propio Kant. En la primera edición de la Crítica de la razón pura dice: «El concepto trascendental de los fenómenos en el espacio es una advertencia crítica de que en general nada de lo percibido en el espacio es una cosa en sí, que el espacio es además una forma de las cosas; los objetos en sí nos son completamente desconocidos y lo que llamamos cosas exteriores no son más que representaciones de nuestra sensibilidad».

TEMA 8: EL LENGUAJE Y LA VERDAD. Conocimiento y lenguaje. Características del lenguaje. Verdad de hechos y de proposiciones. Criterios de verdad. Introducción a la lógica. Estamos viendo cómo algo tan sencillo como la realidad, lo que es, nos resulta muy difícil de delimitar, de conocer. Hemos visto que cada corriente soluciona un problema pero genera otros. Es como si la “verdad” fuera algo inalcanzable y que cuando tratas de aproximarte a ella por un lado, huyera por otro. En este intento de la filosofía por acceder a la certeza, por investigar en qué consiste o, simplemente, si es posible, en muchos momentos, ha vuelto la mirada hacia algo que parece superficial pero que no deja de ser el único modo que tenemos de hacer referencia al mundo: el lenguaje. A lo largo de la historia, distintos filósofos han planteado distintas concepciones del lenguaje. Estas concepciones implicarían distinta función para el mismo pero, además, distintas concepciones ontológicas y epistemológicas.

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La filosofía del lenguaje es la parte de la filosofía que estudia la naturaleza, la función, las condiciones de posibilidad... Todo lo relacionado con el lenguaje, pero no desde un punto de vista sintáctico o gramatical, enfocado a hacer un “buen uso” del mismo, como cuando estudiamos castellano o valencià, sino enfocado a las implicaciones filosóficas del lenguaje. ¿El lenguaje es un modo de representar el mundo? Para algunos, los sustantivos representan los objetos del mundo y el resto de palabras (verbos, preposiciones, adverbios...) la relación que hay entre las cosas del mundo, cómo se comportan entre ellas, cómo “están” en el mundo. Para otros, el lenguaje “crea” el mundo, “configura” el mundo. Nuestras posibilidades lingüísticas condicionarían nuestra capacidad de conocer. Los límites de nuestro conocimiento serían los límites de nuestro lenguaje, y por tanto, también, los límites de nuestro lenguaje serían los límites de nuestro mundo. Evidentemente, esto no es más que un modo de reducir la problemática, hay muchas más opiniones y no tendríamos tiempo de verlas todas, pero sí podemos entender que la filosofía se haya volcado en el estudio del lenguaje, en comprender cómo es y cómo funciona y, sobre todo, cómo condiciona nuestro modo de entender la realidad, e incluso, cómo condiciona, si es que lo hace, la realidad misma.

Características del lenguaje Suele ser motivo de intenso debate, sobre todo, entre gente que convive con animales y gente que no lo hace, el asunto de si los humanos somos los únicos que poseemos lenguaje (y eso es precisamente lo que nos hace humanos) o si los animales también poseen está capacidad. La lingüística nos dice que el lenguaje es la facultad humana de comunicarse mediante un sistema de signos. Y claro, los animales se comunican, y podríamos decir que sus sonidos son signos, ¿por qué no lo consideramos lenguaje? Parece que la diferencia podría estar en que el tipo de comunicación en las personas no sería solo acerca del presente. Las personas pueden comunicarse entre sí haciendo referencia a sucesos pasados y también a determinados aspectos de lo que ocurrirá, del futuro. Pueden planificar. El lenguaje humano se proyecta hacia el futuro y el pasado, haciendo de la persona en si, alguien (en lugar de algo) que se proyecta hacia el futuro y revisa su propio pasado. Al fin y al cabo, ¿la memoria, los recuerdos, no tienen el “formato” del lenguaje? A esto podemos contestar que no, si entendemos que el recuerdo de una sensación, de un olor, del terror que te hizo padecer algo... no se puede transmitir por mucho que describas aquello que te provocó la sensación. A veces, tratamos de contar una pesadilla que nos ha aterrorizado a alguien y al contarla nos damos cuenta de que es una chorrada, de que no sabemos porqué nos dio tanto miedo y, en todo caso, si a nosotros nos sigue produciendo terror el recuerdo, no podemos hacer que otro entienda los motivos, o sienta algo similar con nuestro relato. En lo que suele haber acuerdo es en que el lenguaje es arbitrario (o convencional). Esto quiere decir que no parece haber un motivo concreto por el que llamemos “puerta” a una puerta y no “ventana” a la puerta y “puerta” a la ventana. El hecho de que en otros idiomas se diga de otra manera parece indicar que podría llamarse de cualquier otro modo, lo hubiéramos aprendido y ya está. Sin embargo, incluso en esto hay desacuerdos. Hay quien ve en la “m” de la palabra “mar”, en la forma escrito y en su sonoridad, una cierta relación con las olas del mar... “Ya -diría otro- y la palabra “sea” en inglés...”; “Bueno -podría volver a contestar el primero- seguro que a los ingleses les recuerda a algo relacionado con el mar...”. Así, desde este punto de vista el lenguaje nos estaría dando muchas pistas acerca de cómo “vemos” el mundo, pudiendo incluso (por lo leído arriba) 62

llegar a darnos pistas acerca de cómo “es” (ya que lo “crearíamos” nosotros). Por otro lado, también suele decirse que el lenguaje es articulado. Eso quiere decir que es un sistema complejo en el que un reducido número de signos (letras) genera un número elevado de palabras que a su vez genera “casi infinitas” frases. El lenguaje sería creativo, y a partir de pocos fonemas se obtendrían ilimitadas combinaciones. Pero, ¿esto es realmente así? ¿Son ilimitadas? ¿O lo que pasa es que son muchas y nos parece imposible contarlas y decimos que son ilimitadas? Los granos de arena de cualquier playa nos parecen ilimitados, pero son limitados. Hay los que hay, ni más ni menos, lo podamos contar o no. Todo este debate no puede llevar a otro: habitualmente se distingue entre fondo y forma, entre significante y significado. El significante sería la sucesión de fonemas, el significado la idea o concepto asociado a ese significante y el referente sería el objeto, la cualidad o proceso al que nos referimos. Bajo esta concepción del lenguaje el significante pertenecería al ámbito lingüístico, el significado al ámbito del pensamiento y el referente al ámbito de la realidad. Pero claro, ¿es posible el pensamiento sin lenguaje? ¿Qué es antes, el pensamiento o el lenguaje? El problema es que una lengua determinada podría condicionar nuestra manera de pensar. Eso explicaría las distintas creencias de distintas culturas, podría justificar, para algunos, un cierto relativismo. Por ejemplo, para Edward Sapir (1884-1939) y Benjamin Lee Whorf (1897-1941), no todas las lenguas reflejan la realidad de la misma manera. Tras realizar diversos estudios e investigaciones constataron que los indios Creek usaban la misma palabra para designar el color verde y el color amarillo, o que los esquimales no tienen una palabra para nuestra “nieve”, tienen tantas como tipos y estados de la nieve pueden distinguir. Nuestra lengua puede condicionar nuestra percepción de la realidad. Quizá se retroalimenten, se influyan mutuamente. En todo caso, puede no ser tan arbitraria la relación entre el lenguaje y lo que designa. Otra teoría interesante del lenguaje es la de Noam Chomsky (1928-¿?). Para él tenemos una predisposición innata para el lenguaje, dado que todo ser humano, en condiciones normales, es capaz de aprender una lengua en poco tiempo y sin demasiado esfuerzo. Es, para Chomsky, la posesión de un mecanismo universal para crear frases correctas lo que nos hace aprender a utilizar una lengua. A esto se oponen los opinan que nada es innato, que todo se adquiere culturalmente por aprendizaje. El documental “La niña salvaje” cuenta la extraña historia de Genie, cuyo verdadero nombre es Susan M. Wiley, nacida el 18 de abril de 1957, que permaneció hasta los trece años oculta en una habitación. Cuando las autoridades descubrieron las atrocidad que los padres de Genie estaban cometienda con la pobre niña, la dieron en adopción a otra familia y fue sometida a terapia para aprender a andar, hablar... Genie nunca aprendió a hablar. ¿No aprendió porque hay unos años en que se aprende? ¿Tenía algún problema mental, además del aislamiento a que sus padres la sometieron? Por suerte experimentar con niños no está permitido así que nos contentaremos con especular acerca de qué podría haber sido y qué es. En todo caso, parece que el lenguaje y su estudio pueden aportar luz, no solo en el estudio de la epistemología, también a nivel ontológico.

Verdad de hechos y de proposiciones No siempre que usamos la palabra “verdad” lo hacemos del mismo modo. Hay filósofos que distinguen entre realidad y apariencia. Las cosas se nos presentarían bajo la apariencia que sería 63

algo “falso” que ocultaría la verdad, la realidad, que permanecería oculta. Así, diremos que los hechos verdaderos serán los auténticos. La verdad de hechos tendría que ver con el desvelamiento,el descubrimiento de la verdad que se esconde tras la apariencia. Otras veces usamos la palabra “verdad” referida a las afirmaciones que hacemos. Es lo que consideramos verdades de proposiciones. Dado que consideramos dos tipos de proposiciones, empíricas y formales, distintas teorías surgen para explicar en cada caso qué se entiende por verdad. Las proposiciones empíricas son aquellas que afirman algo acerca de hechos y acontecimientos del mundo. Respecto de este tipo de proposiciones, hablamos de: Verdad como correspondencia cuando una oración decimos si es correcta o no en función de la adecuación entre la oración y la realidad. Verdad como coherencia cuando decimos que una oración es correcta cuando no entra en contradicción con el resto de proposiciones que consideramos verdaderas. Verdad como éxito cuando consideramos que las oraciones son verdaderas si son útiles. La verdad o falsedad de una proposición depende de las consecuencias (positivas o negativas) de aplicarla. Las proposiciones formales no dicen nada sobre la realidad, su verdad no puede coincidir con su correspondencia con la misma, ni con las consecuencias de su aplicación. Son proposiciones tipo “la suma de dos y dos es cuatro”. Respecto a las proposiciones formales, solo tendrá sentido hablar de verdad como coherencia.

Criterios de verdad Visto qué es eso que llamamos verdad, necesitaremos un criterio para reconocerla. Los criterios suelen ser la evidencia y la intersubjetividad. Toda nuestra ciencia, la verdad que hemos encontrado en ella, se basa en estos dos conceptos. La palabra evidencia hace referencia a la sensación de certeza que tenemos ante ciertos hechos y proposiciones. Algo nos impide dudar de ello. Lo consideramos verdad sí o sí. El problema es que este criterio es subjetivo. ¿Qué pasa si yo siento que algo es verdad y otro no? La intersubjetividad como criterio implica el acuerdo entre distintas personas. Pero, por un lado, encontramos verdades, como algunas teorías cioentíficas, que nadie admitía, y también creencias falsas, como el geocentrismo, admitidas por todos en algún momento de la historia. Así, en última instancia, no encontramos un criterio definitivo sobre la verdad, y da cierto miedo pensar que todo lo que creemos saber con certeza proviene, en algún momento, de alguno de estos dos criterios.

Introducción a la lógica La lógica es una ciencia que trata de averiguar la verdad de un enunciado a partir de su forma, de su estructura; la verdad con independencia del contenido, de los objetos del mundo a que haga referencia. Dado que averiguar “la verdad” es precisamente la tarea a que se ha dedicado la filosofía desde su nacimiento, a nadie debería extrañar que la lógica se estudiara dentro de la filosofía. Los primeros tratados en los que se aborda profunda y sistemáticamente la lógica corresponden a Aristóteles, Andrónico de Rodas los recopiló en lo que llamamos Órganon aristotélico. Cabría destacar su obra Περὶ Ἑρμηνείας, o, en latín, De interpretatione, pero también otras como De las categorías, 64

Primeros Analíticos, Segundos analíticos... Evidentemente, la lógica que estudiamos hoy en día no es la de Aristóteles, del mismo modo que cuando estudiamos física tampoco estudiamos las teorías del estagirita. En todo caso, a estas alturas, deberíamos tener ya clara la importancia de este filósofo y la cantidad de campos que abrió a la investigación. Hoy en día, la lógica es una disciplina mucho más cercana a las matemáticas que a la filosofía. Los problemas a que se enfrentan son los mismos; ambas son ciencias formales e, incluso, el modo de operar de la lógica recuerda mucho más a la demostración matemática que a la argumentación filosófica. Es por esto que, a continuación, sólo se presentará una pequeñísima introducción a una parte de la lógica actual (la lógica de enunciados), para conocer un poco su funcionamiento. Del mismo modo que en las matemáticas operamos con números y símbolos, en la lógica operaremos con letras y símbolos. Las letras representarán enunciados y los símbolos la relación entre distintos enunciados. También, como en las matemáticas, utilizaremos paréntesis. Un enunciado es cualquier conjunto de palabras del que podamos decir que es verdadero o falso. Ejemplos de enunciados: “Yo soy David.” “Banyeres de Mariola está a 800 metros de altura sobre el nivel del mar.” “Como la vea me desmayo.” “Piensas demasiado.” “Iré o me quedaré.” No serían enunciados: ¡Adiós! ¿Quieres azúcar? ¿De qué vas? Los enunciados pueden ser atómicos (cuando no llevan ningún nexo o conector) o moleculares (formados por la unión de distintos enunciados). Pero, para poder “operar” lógicamente, tendremos que saber formalizar un enunciado, esto es, convertirlo en un conjunto de letras, conectores y paréntesis. Dos enunciados distintos, como: “Si vienes a mi casa te regalo un mechero.” “Da un paso más y te rompo la cara.” Podrían tener idéntica estructura lógica: p → q Solemos designar con las letras p, q, r, s, t... los enunciados atómicos. También llamamos variables enunciativas a estas letras. Los conectores son: Negador (¬): Representa un “no”; niega el enunciado junto al que se presenta; si p es verdadero ¬p ha de ser falso, y viceversa. Conjuntor (∧): Representa un “y”, y partículas similares que impliquen conjunción; la conjunción p∧q será falsa si p ó q, o ambos, son falsos. Disyuntor (∨): Representa un “o” inclusivo (el símbolo del disyuntor exclusivo sería “w”, pero se usa menos) La disyunción p∨q será falsa si p y q son ambos falsos. Implicador (→): Representa a las partículas del lenguaje ordinario“si... entonces...”, “cuando... entonces...”, etc.; en p→q, p sería el antecedente y q el consecuente. Una implicación es falsa si el antecedente es verdadero y el consecuente es falso. Coimplicador (↔): Representa a la partícula del lenguaje ordinario “si y sólo si... entonces...”. La coimplicación p↔q, será verdadera si p y q son ambos verdaderos o ambos falsos. 65

Ejemplos de formalización: Pedro come fruta y Juan paella. (p: Pedro come fruta; q: Juán come paella) p∧q Me gusta correr con la bici pero no con el coche. (p: me gusta correr con el coche; q: me gusta correr con la bici) p∧¬q Te quiero aunque tú no me quieres. p∧q (si p: te quiero; q: no me quieres) p∧¬q (si p: te quiero; q: me quieres) Si hubiera estudiado, habría aprobado (p: hubiera estudiado; q: habría aprobado) p→q Salgo al patio si y sólo si tú sales también. (p:salgo al patio; q: tú sales al patio) p↔q Salgo al patio si tú sales también. (p:salgo al patio; q: tú sales al patio) p→q La diferencia entre estos dos últimos ejemplos es que en el segundo puede que yo salga al patio por algún otro motivo que no sea que tú sales, mientras que en el primero sólo saldré si tú sales. Es la diferencia entre el implicador y el coimplicador. Al formalizar convertimos enunciados en fórmulas. Hablamos de fbfs (fórmulas bien formadas) al referirnos a fórmulas de enunciados atómicos (p, q, r...), fórmulas de negaciones de enunciados atómicos (¬p, ¬q, …), o fbfs seguidas de los conectores ∧, ∨, → ó ↔, y otra fbf. Es al formalizar donde cobra especial importancia el paréntesis, pues ayuda a que determinadas fórmulas no sean ambiguas. Ej: Para “Si llueve y vienes iremos a mi habitación y jugaremos a la PlayStation 4 o las tinieblas”, la fórmula sería (p∧q) → r∧(s∨t). En este ejemplo podríamos prescindir del primer paréntesis, porque el implicador siempre es el conector principal y solo hay uno. Pero no podríamos quitar el segundo paréntesis porque no es lo mismo r∧(s∨t) que (r∧s)∨t. El uso que hacemos del paréntesis es el mismo que en matemáticas. Formaliza los siguientes enunciados: Esa figura es un cuadrado si, y sólo si, tiene cuatro lados idénticos. O voy solo o vamos juntos. Vienes tú o voy yo Bebo agua y hace frío Bebo agua si hace frío. Cuando hace frío bebo agua. 66

El asesino sería mayor o menor de 30 años. Si mi madre me canta, entonces mi vecina salta por el balcón y el portero o mis otros vecinos beben cerveza, a no ser que mi madre se calle. Ya hemos dicho que un enunciado puede ser verdadero (V) o falso (F), pero partiendo de esa base también a los conectores podremos aplicar la etiqueta V o F siguiendo las reglas arriba expuestas. De este modo, podemos crear tablas de verdad que nos ayudarán a decidir si una fórmula es una tautología (es verdadera en cualquier caso), es una contradicción (es falsa) o es contingente (verdadera en algunos casos, falsa en otros). Para construir una tabla de verdad de una fórmula: 1)Hacemos una tabla con tantas columnas como: 1. Variables enunciativas (p, q, r...) tenga la fórmula; 2. Variables enunciativas que aparezcan negadas en la fórmula; 3. Conectores (a excepción del negador que va unido a una variable) presentes en la fórmula. 2) El número de filas será 2n, siendo n el número de variables enunciativas distintas (p, q, r...) que aparecen en la fórmula. 3) La distribución de los valores de verdad se hará de acuerdo a la fórmula 2n/2 valores V seguidos de 2n/2 valores F en la primera columna, 2n/4 valores V seguidos de 2n/4 valores F en la segunda columna, 2n/8 valores V seguidos de 2n/8 valores F en la tercera columna y así sucesivamente... 4) Aplicamos, para cada caso, V ó F a cada subfórmula y a cada conector. De este modo, cuando en la columna perteneciente al conector principal nos encontremos con todo V, diremos que esa fórmula es una tautología, si hay valores V y valores F, hablaremos de contingencia, y si todos los valores son F, hablaremos de contradicción. Ejemplo: Realizar tabla de verdad de la fórmula p∧¬q → q∨¬r

p V V V V F F F F

q V V F F V V F F

r V F V F V F V F

¬q

¬r

p∧

¬q



q∨ ¬r

Distribuimos V y F de acuerdo a las fórmulas que hemos visto. Ahora rellenamos las columnas de negación.

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p V V V V F F F F

q V V F F V V F F

r V F V F V F V F

¬q F F V V F F V V

¬r F V F V F V F V

p∧ ¬q



q∨ ¬r

De acuerdo a estos valores de verdad, y aplicando cuando es verdadera la conjunción, la disyunción y la implicación, acabamos de rellenar la tabla:

p V V V V F F F F

q V V F F V V F F

r V F V F V F V F

¬q F F V V F F V V

¬r F V F V F V F V

p∧ ¬q F F V V F F F F

→ V V F V V V V V

q∨ ¬r V V F V V V F V

La última columna que rellenaremos será la del implicador principal, y dado que en ella encontramos valores V y F, diremos que esta fórmula se trata de una contingencia. Ejercicio: realiza la tabla de verdad de las siguientes fórmulas: a) (p → q) → (¬q → ¬p) b) (p∨q)∧(p → q) Otra forma de llegar a las mismas conclusiones son la reducción al absurdo y la forma normal. Dado que solo estamos haciendo una pequeña introducción no veremos estos dos procedimientos, solo diremos que la reducción al absurdo consiste en tomar por falsa una fórmula para ver si eso nos lleva a una contradicción y que en la forma normal lo que hacemos es disminuir el número de conectores sustituyendo unos por otros (por ejemplo, es lo mismo p∨q que ¬p → q). Hasta aquí hemos visto que, sólo por su estructura, podemos decir de algunas oraciones que serán verdaderas o falsas, aunque de otras no podremos decir ni lo uno ni lo otro. Pero, al hablar de lógica, a todos se nos ocurre otro uso de la misma, su capacidad de deducción; esto es, como llegar a la verdad de algunos enunciados partiendo de la verdad o suponiendo la verdad de otros. Hay dos tipos de deducciones, la axiomática, que parte de verdades indemostrables pero “aparentemente” evidentes, que nadie en su sano juicio negaría (eso sí, la presunta evidencia de algo ya hemos visto que no tiene demasiada validez a lo largo de la historia de la filosofía...) y la deducción natural, donde se prescinde de los axiomas y se usan solo las reglas de inferencia, de un modo (de hay el nombre) más parecido al modo natural de razonar. Veremos una pequeñísima introducción al cálculo de enunciados mediante deducción natural al modo propuesto por Gerhard Gentzen (1909-1945). Veamos un listado de reglas de inferencia:

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1) Modus Ponens (MP): A→B A --------B

2) Teorema de la deducción (TM): A . . . B ----A→B 3) Simplificación (Simp1, Simp2) A∧B A∧B ------ (Simp1) y ------- (Simp2) A B 4) Producto (Prod) A B ------A∧B 5) Adición (Ad1 y Ad2) A B ------ (Ad1) y ------ (Ad2) A∨B A∨B 6) Prueba por casos (Cas) A∨B A . . . C B . . . C ---C

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7) Doble Negación (DN) ¬¬A -----A

8) Reducción al absurdo (Abs) A . . . B∧¬B ------¬A Estas 8 reglas son las más básicas, pero podemos encontrar otras muchas reglas de inferencia derivadas de estas, como el Silogismo Hipotético (SH: A → B; B → C ˫ A → C), Mutación de Premisas (Mut: A → (B → C) ˫ B → (A → C)), Identidad (Id: A ˫ A), Carga de premisas (Cpr: A ˫ B → A ), Modus Tollens (A → B ˫ ¬B → ¬A), Introducción de la doble negación (IDN: A ˫ ¬¬A), y un largo etc. Vamos a ver algunos ejemplos sencillos: Para construir una deducción formal partiremos de las premisas o supuestos iniciales. Iremos poniendo todas las premisas y ls deducciones numeradas. Estas primeras premisas o supuestos irán precedidas de una línea horizontal a la izquierda del número de fila. El símbolo ˫ precederá a la conclusión. Vamos a ver un ejemplo en el que se nos pidiera que pasásemos de las premisas p∧t → r∧s, q → t, q∧w a la conclusión p → s. 1 p ∧t → r ∧s 2 q→t 3 q ∧w

– – –

˫p→s

Ese sería el planteamiento inicial. A continuación, habría que indicar a la derecha de cada uno de los pasos, de la aplicación de qué regla de inferencia a qué línea proviene. Es decir de la aplicación de la Simplificación a la línea 3 obtendríamos q. Así lo anotamos: – – – 4 q

1 p ∧t → r ∧s 2 q→t 3 q ∧w Simp1 3

˫p→s

Y seguiríamos realizando la misma operación: – – – 4 q 5 t 6 p

1 p ∧t → r ∧s 2 q→t 3 q ∧w ˫p→s Simp1 3 MP 2, 4 70

7 p ∧t 8 r ∧s 9 s 10 p → s

Prod 6, 5 MP 1, 7 Simp2 8 TD 6, 9

Q.E.D

Pero también podemos demostrar algo sin partir de ningún supuesto, solo de fórmulas que sepamos verdaderas dada su estructura. Por ejemplo: construir la deducción formal de ˫ p → (q → p ∧ q) Lo haríamos así: 1 p 2 q 3 p ∧q Prod 1, 2 4 q → p ∧q TD 2, 3 5 p → (q → p ∧ q) TD 1, 4 Algunos ejercicios: 1) p → q; q → r; p 2) p ∧ q → r; r → s; p ∧ q ˫s 3) p ∨ q → r; r → s∧t; p ∨ q ˫ s∧t 4) p ∧ q → r; r → s ∧ t; s ∧ t → w 5) (p → ¬q) → (¬s → t); ¬r → ¬p; (r → ¬t) ∧ (p → ¬q)

˫r ˫ p∧q → w ˫ (¬s → t) ∧ (¬r → ¬p)

TEMA 9: EL SER HUMANO. Explicaciones preevolucionistas y evolucionistas. Fijismo y creacionismo. Lamarck y Darwin. El ser humano a lo largo de la historia. El origen: fijismo, creacionismo y evolucionismo. El fijismo o teoría fijista es una creencia que sostiene que las especies actualmente existentes han permanecido básicamente invariables desde la Creación. Las especies serían, por tanto, inmutables, tal y como fueron creadas. Los fósiles serían restos de los animales que perecieron en los diluvios bíblicos o bien caprichos de la naturaleza (según teorías como la de la vis plastica, que es la fuerza moldeadora con la que se supuso que la naturaleza creaba los fósiles. En el siglo XIX, las teorías evolucionistas predarwinianas aportaban pruebas sólidas frente a los defensores del creacionismo y el fijismo: los fósiles. Ante esto se propusieron diversas teorías, la más elaborada tal vez el catastrofismo de Georges Cuvier.). El fijismo describe la naturaleza en su totalidad como una realidad definitiva, inmutable y acabada. Se denomina creacionismo a la creencia, inspirada en dogmas religiosos, que dicta que la Tierra y cada ser vivo que existe actualmente proviene de un acto de creación por un ser divino, habiendo sido creados ellos de acuerdo con un propósito divino. Por extensión a esa definición, el adjetivo «creacionista» se ha empezado a aplicar a cualquier opinión o doctrina filosófica o religiosa que defienda una explicación del origen del mundo basada en uno o más actos de creación por un Dios personal, como lo hacen, por ejemplo, las religiones del Libro. Por ello, igualmente se denomina creacionismo a los movimientos pseudo-cientificos y religiosos que militan en contra del hecho evolutivo. 71

Evolucionismo: Se ha observado que varios presocráticos, como Anaxímenes y Anaximandro, se manifestaron en favor de la idea de que las plantas, los animales y los seres humanos se han originado —o ido originando— a partir de principios y fuerzas vitales básicas. En este respecto, una parte al menos de la filosofía presocrática concibe el mundo de un modo distinto, y más «dinámico» que Platón, e inclusive que Aristóteles, los cuales influyeron grandemente sobre la concepción «estática» y «fijista» del mundo y de las especies orgánicas. En los siglos XVI, XVII y XVIII resurgieron las teorías «evolucionistas», en particular las teorías concernientes al desarrollo del universo y a la evolución del sistema solar. La astronomía, la geología y la paleontología contribuyeron a la difusión de ideas evolucionistas. Éstas se desarrollaron a lo largo de varias líneas, de las que mencionaremos cuatro, no necesariamente en orden cronológico. En 1809 Lamarck publicó su Philosophie zoologique y en 1815 su Histoire naturelle des animaux sans vertebres. En estas obras, y especialmente en la primera, Lamarck desarrolló una doctrina evolucionista que, aunque en general ha sido desplazada por la posterior de Darwin, ha seguido influyendo en bastantes autores, especialmente en Francia; cuando se habla de evolucionismo puede éste entenderse o como un «lamarckismo» o como un «darwinismo». Tipos de evolucionismo: Lamarck y Darwin. En 1830 tuvo lugar una resonante polémica entre Cuvier y Geoffroy Saint-Hilaire (Étienne Geoffroy Saint-Hilaire: 1772-1844). Se discutió sobre si había o no un plan orgánico en la formación de las especies. Geoffroy Saint-Hilaire (Philosophie anatomique, 2 vols., 1818-1822) defendió la idea de semejante plan orgánico. Cuvier se opuso a ella. Geoffroy Saint-Hilaire defendió el llamado «uniformismo», mientras que Cuvier defendió el llamado «catastrofismo». En este debate los datos geológicos y paleontológicos eran tan importantes como, y hasta más importantes que, las taxonomías orgánicas. El geólogo Charles Lyell (1797-1875), que influyó grandemente sobre Darwin, defendió el uniformismo en sus Principles of Geology (3 vols., 18301833; reimpresos con frecuencia), así como, luego, en su obra The Geological Evidences of the Antiquity of Man (1863), derrotando, o poniendo a la defensiva, a los partidarios del catastrofismo. El lamarquismo es una teoría compleja propuesta en el siglo XIX por el biólogo francés JeanBaptiste Lamarck para explicar la evolución de las especies. A partir de 1790 Lamarck trató de unificar toda la ciencia bajo una filosofía general basada en unas pocas leyes. El término filosofía se aplicaba, en los siglos XVIII y XIX, en el sentido de teoría, y Lamarck tenía muy clara una idea que hoy no es contemplada por muchos de los especialistas de la moderna biología: para cualquier disciplina científica es imprescindible una base teórica unificadora que la dote de coherencia y permita entender los fenómenos estudiados: Nadie ignora que toda ciencia debe tener su filosofía, y que sólo por este camino puede hacer progresos reales. En vano consumirán los naturalistas todo su tiempo en describir nuevas especies [...] porque si la filosofía es olvidada, sus progresos resultarán sin realidad y la obra entera quedará imperfecta. A diferencia de Darwin, cuyo modelo de selección natural es simple, el modelo propuesto por Lamarck para explicar cambios evolutivos se basa en tres ejes principales: uso y desuso, generación espontánea y tendencia inmanente a mayor complejidad. Darwinismo es un término con el que se describen las ideas de Charles Darwin, especialmente en relación a la evolución biológica por selección natural. El darwinismo no es sinónimo de evolucionismo, el cual es anterior: las teorías darwinistas son evolucionistas,pero además aportan el concepto de selección natural; lo que dio inicio a la formulación de la actual teoría de la evolución (Síntesis evolutiva moderna). Por ello igualmente es equivocado usar coloquialmente el término "Darwinismo" cuando nos referimos a la actual teoría de la evolución; porque esta teoría científica no se reduce solo a las ideas postuladas por Charles 72

Darwin, ya que solo conforman una parte de ella. Selección natural. Función en el mecanismo evolutivo. Mutaciones y recombinaciones genéticas. Las condiciones de un medio ambiente favorecen o dificultan, es decir seleccionan, la reproducción de los organismos vivos según sean sus peculiaridades. La selección natural fue propuesta por Darwin como medio para explicar la evolución biológica. En genética y biología, la mutación es una alteración o cambio en la información genética (genotipo) de un ser vivo y que, por lo tanto, va a producir un cambio de características, que se presenta súbita y espontáneamente, y que se puede transmitir o heredar a la descendencia. La unidad genética capaz de mutar es el gen que es la unidad de información hereditaria que forma parte del ADN. En los seres multicelulares, las mutaciones sólo pueden ser heredadas cuando afectan a las células reproductivas. Una consecuencia de las mutaciones puede ser una enfermedad genética, sin embargo, aunque en el corto plazo puede parecer perjudiciales, a largo plazo las mutaciones son esenciales para nuestra existencia. Sin mutación no habría cambio y sin cambio la vida no podría evolucionar. En biología, la recombinación genética es el proceso mediante el cual la información genética se redistribuye. Es gracias a ella que se ha dado la diversidad en la evolución al crear diversidad en los alelos de distintos genes, o redistribuyendo una mutación negativa que se da en un gen a otro donde puede que sea positiva. Así actua como un proceso que produce variación en la descendencia y la diversidad dentro de cada especie. Entre los fenómenos de la recombinación se crean nuevos reordenamientos en el genoma de un organismo. Se incluyen: la perdida, adquisición o amplificación de la información genética. LOS CARACTERES ADQUIRIDOS NO SE TRANSMITEN (sólo las mutaciones). Evolución y cultura. Hace unos 5 millones de años, el antepasado común al hombre y al chimpancé vivía en los bosques africanos. Era un primate (tipo de mamífero al que pertenece el hombre y sus parientes más cercanos, Linneo llamó así a los monos del viejo mundo, del nuevo mundo, antropomorfos y seres humanos; llamó secundates al resto de mamíferos) arborícola con visión vinocular y destreza manual, que vivía entre las ramas de los árboles. Parece que se produjo una gran sequía que aumentó el territorio llamado sabana y disminuyó los bosques. Algunos de estos primates hubieron de bajar de los árboles y vivir en zonas descubiertas. Los primates que empezaron a andar en posición erecta tenían más capacidad para sobrevivir y reproducirse, porque podían ver de más lejos la llegada de un enemigo, y encontrar a sus presas más fácilmente. De estos primates que empezaron a andar erguidos provenimos los humanos. Aquel fue un cambio, luego vendrían más. El ser humano es el resultado de un proceso de acumulación de cambios y selección natural (más adelante explicaremos bien este mecanismo porque, comúnmente se lleva a engaño, ya que pensamos que a las jirafas les creció el cuello o que los primates aquellos se empezaron a poner de pié, y ni fue exactamente así). A través del estudio de los fósiles, vemos que los primeros homínidos (el Australopithecus afarensis, de hasta 3,7 millones de años de antigüedad; Ej: Lucy: es el esqueleto de un homínido perteneciente a la especie Australopithecus afarensis, de 3,2 millones de años de antigüedad, descubierto por el estadounidense Donald Johanson el 24 de noviembre de 1974 a 150 km de Adís Abeba, Etiopía. se trata del esqueleto de una hembra de alrededor de 1 metro de altura, de aproximadamente 27 kg de peso (en vida), de unos 20 años de edad (las muelas del juicio estaban recién salidas) y que al parecer tuvo hijos, aunque no se sabe cuántos.) )

caminaban erguidos por la sabana africana y esto liberaba sus manos de funciones locomotoras, pudiendo utilizarlas para otras cosas, haciéndose más habilidosos, pudiendo fabricar utensilios. 73

Somos monos que han aprendido a andar sobre dos patas y que han aprendido a fabricar utensilios, y a los que progresivamente se les ha ido reduciendo la mandíbula y les ha aumentado la capacidad craneal. Una rama de los Austrolopithecus debió ser el origen, hace unos dos millones de años, del primer primate al que llamamos Homo, el Homo Habilis. Podía hacer herramientas. Tras él, el homo erectus (unos 1,7 millones de años) que ya controlaba el fuego y así hasta la aparición (en África, hace entre 200.000 y 100.000 años) el Homo Sapiens, que llega a Europa hace unos 40.000 años que se diferencia de sus predecesores por la forma de los dientes y la mandíbula y la forma del cráneo, que ya desarrolla un lenguaje abstracto, como el nuestro y vive en sociedades de cazadores/recolectores muy estructuradas. En Atapuerca (Burgos) se han hallado restos del Homo Antecesor, que puede ser un antepasado común del Homo Neanderthalensis y el Hombre de Cromañón. Nosotros provenimos del Hombre de Cromañón. Se supone que Neandertales y Cromañones convivieron en Europa hace 30.000 o 40.000 años y que los primeros se extinguieron hace unos 30.000 años. Por tanto, los rasgos fundamentales del proceso de hominización serían: 1. Modificaciones corporales. 2. Fabricación de herramientas. 3. Desarrollo del lenguaje y la inteligencia abstractiva. Capacidad para reflexionar, hablar de lo que no está presente, razonar, tener imaginación… 4. El desarrollo de distintas formas de relación social. Cooperación y vínculos culturales. Todo esto no puede darse sin un cambio en la forma del cerebro. Se producen, por tanto, ambas cosas. Cambios en el cerebro que posibilitan cambios sociales… Hasta nuestros días. Los seres humanos compartimos la dotación genética en un 99.9%. Pequeños cambios producen grandes diferencias. Podemos hablar de distintas razas, con distinta genética pero, dado que en aspectos o aptitudes como la inteligencia intervienen demasiados factores porque no tenemos una definición exacta de la misma, difícilmente podremos decir que una u otra raza es superior, mejor o peor. El concepto de ser humano a lo largo de la historia. A lo largo de toda la historia (a lo mejor también desde un momento concreto de la prehistoria, pero no lo podemos saber) el ser humano se pregunta por sí mismo (Qué somos? Qué soy? De dónde venimos? Cuál es el origen de todo y de mi mismo?) Los filósofos de todas las épocas se hacen estas preguntas o, mejor, encuentran a su manera la solución a estas preguntas. La filosofía no pregunta tanto como responde, como puede, en cada época. Hemos visto, en el punto anterior, qué es el hombre para la ciencia/filosofía actual. Pero, qué visión ha tenido la filosofía (los distintos filósofos a lo largo de las distintas épocas) a lo largo de la historia del ser humano? Para Kant, nos hacemos insistentemente esta pregunta porque quizá, si supiésemos esto sabríamos qué hacer, qué no hacer, qué esperar de la vida y de la muerte. 1. El ser humano en la Antigua Grecia. Para Sófocles, poeta trágico (máximo exponente de la Tragedia griega junto a Esquilo y Eurípides, autor de Antígona o Edipo Rey), no había “nada tan maravilloso como el ser humano”, perteneciente a la naturaleza pero distinto al resto de seres naturales. Capaz de pesar en su propia muerte, en el más allá, de crear complejos entramados sociales (concepto de Polis). Vamos a ver 74

que idea tenían algunos de los más destacados filósofos griegos antiguos del ser humano. 1.1. Platón. Para Platón (428 – 347a.C.) el ser humano es un ser dividido entre dos mundos: unos espiritual, al que pertenece su alma, y otro material, al que pertenece su cuerpo. El cuerpo está hecho de materia y es mortal, mientras que el alma es pura, espiritual e inmortal. 1.2. Aristóteles. Para Aristóteles (384-322a.C.) el ser humano es un ser físico y biológico. Del mismo modo que sucede en las plantas, tiene un alma vegetativa y, como el resto de animales, un alma sensitiva. Para él, el alma es inseparable del cuerpo. Es como una especie de función o facultad del organismo. Además de las capacidades del alma vegetativa (permite reproducirse a las plantas) y las de la sensitiva (permite sentir dolor y huir del mismo a los animales) el alma humana permite el habla, el lenguaje, lo hace racional, le da capacidad para descubrir lo justo y lo injusto, le permitirá realizarse a través de la polis. Pero es inseparable de su cuerpo. 1.3. La época helenística. En la Época Helenística (desde la muerte de Alejandro Magno en 323 a.C. hasta la incorporación de Egipto al Imperio Romano en 30 a.C.) la cultura griega se expande hacia Oriente (Persia, Mesopotamia, Egipto y norte de India) y así termina la época clásica griega, con sus valores, sus polis y su peculiar política. Hasta la desaparición de la Polis, el ser humano se entendía integrado en una comunidad, y su bienestar dependía de esta, el individuo no podía ser feliz al margen de la Polis. Pero, con las conquistas de Alejandro, las pequeñas ciudades-estado (Polis) desaparecen para integrarse en un gran imperio. Desaparece la conciencia de sentirse miembro de una comunidad política. Aparece una nueva concepción del ser humano más individual. La persona frente al mundo, sin marcos de referencia intermedios. Aparecen algunas doctrinas que pretenden armonizar al individuo con el cosmos. Es común a algunas de estas doctrinas (como el epicureísmo y el estoicismo) la búsqueda de la “ataraxia” una especie de estado de equilibrio del ser humano con el cosmos. Algunos ejemplos son: 1.3.1. Cinismo. (del griego κυων kyon, ‘perro’) El cinismo proclama que el ser humano debe volver a su naturaleza original, a la forma de vida simple y espontánea de los animales, que las normas y convenciones sociales han desfigurado. Se dice que el fundador del cinismo es Antístenes (44 a.C. – 365 a.C.) y uno de sus más conocidos y representativos filósofos Diógenes de Sínope (404 – 323 a. C.). El cinismo no fue una escuela a pesar de este título. Una escuela filosófica era un establecimiento en el cual se impartía una doctrina o inspiración intelectual mantenida por un grupo de personas dirigidas por un superior. Antístenes fue uno de sus fundadores y las reuniones las realizaban en un gimnasio que frecuentaban. Ellos estaban en contra de la escuela, repudiaban las ciencias, las normas y las convenciones, en especial Antístenes. El cinismo señalaba que la sabiduría y la libertad del espíritu son los caminos a la felicidad, mientras que las cosas materiales son despreciables. Los cínicos incluso evitaban el placer para no convertirse en sus esclavos. Los perros eran un modelo para los cínicos ya que admiraban su sencillez. Con el tiempo, el concepto de cinismo fue mutando y hoy se asocia a la tendencia de no creer la bondad y la sinceridad del ser humano. La actitud cínica está vinculada al sarcasmo, la ironía y la burla. 75

1.3.2. Epicureísmo. Epicuro (341 – 270 a.C.) y su escuela entendían que todo lo existente estaba formado por átomos materiales y que el ser humano también es un conjunto de átomos. Incluso su alma, inseparable del cuerpo, estaba formada por átomos y morían con el cuerpo. Lo único eterno serían los átomos . La vida humana es breve y efímera, aconseja huir del dolor y buscar el placer. 1.3.3. Estoicismo. Es una de las doctrinas que más aceptación tuvo durante todo este períodoSe inició en Atenas con Zenóno de Cition (334 – 262 a. C.), pero luego también se extendió al Imperio Romano, donde fue acogido por personajes tan populares como Séneca (2 a.C. – 65 d.C.) o el emperador Marco Aurelio (121 – 180 d.C.). Para los estoicos el ser humano es parte del cosmos, con el que ha de vivir en armonía. Hay que ajustar la conducta personal al orden universal y aceptar resignadamente todo lo que la divina providencia nos tiene reservado. De ahí la frase actual “aguantar estoicamente”. La felicidad, la virtud y la libertad humanas dependerán de de esta actitud. Otra corriente que defiende la ataraxia es el ESCEPTICISMO de Pirrón. El pirronismo es una escuela filosófica fundada por Enesidemo en el s. I a.C., basada en la filosofía de Pirrón de Elis, esto es, basada en la duda y la negación del saber absoluto. 2. La concepción cristiana del ser humano. Con el cristianismo aparece una nueva manera de entender el mundo. El cristianismo surge del judaísmo y se basa en las enseñanzas de Jesús de Nazaret, sus críticas a la religión judía y la idea de un Dios que ama al ser humano, a toda la humanidad. El cristianismo introduce ciertas novedades importantes: todos los seres humanos somos iguales y tenemos la misma dignidad, hemos sido creados racionales y libres y nuestra existencia trasciende lo terrenal. Además necesitamos ser salvados del pecado original para obtener la vida eterna. Dentro del cristianismo encontramos a Agustín de Hipona (para quien, lo sepa o no, el ser humano busca a Dios y sólo en Dios encuentra la paz y la felicidad) y a Tomás de Aquino (para quien la racionalidad nos distingue como humanos del resto de animales y es por eso que la razón debe orientar nuestras vidas) como algunos de los filósofos más importantes. 3. El ser humano en el Renacimiento. En los siglos XV y XVI, el Renacimiento, que nace en Italia, acaba afectando a la manera de entender la ciencia, las artes, la filosofía, la religión o la política de toda Europa. Para algunos, como Marsilio Ficino (1433-1499) el ser humano es una especie de dios en miniatura, que puede dominar y transformar la naturaleza en su beneficio. Pico della Mirandola (1463-1494) destaca la libertad radical del ser humano, que carecería de naturaleza propia, podría hacer de sí mismo lo que quisiera. Otros, como Nicolás Maquiavelo (1469-1527), recuerda que los hombres son malos por naturaleza, y el gobernante se verá obligado a hacer uso de medios inmorales: el fin justificará los medios. 4. El ser humano en la modernidad. La modernidad en filosofía puede que empiece cuando hacia el siglo XVII se trata de explicar al hombre desde sí mismo, sin recurrir a la fe, tratando de confiar al uso de la razón las respuestas a las preguntas sobre lo humano (y sobre cualquier cosa, en general). Parece que el Cogito cartesiano es para muchos el arranque de la Modernidad a nivel filosófico. El dualismo antropológico cartesiano encontraba oposición en el monismo materialista de algunos filósofos como Thomas Hobbes, para quien somos cuerpos con vida, máquinas egoístas. Otras ideas básicas de la Modernidad acerca del ser humano son: 1. Sensación de progreso humano debido al increíble desarrollo de la ciencia y la técnica, y creencia 76

y confianza en que este progreso también sería acompañado de progreso moral. Los filósofos ilustrados del siglo XVIII creyeron que cultivando la racionalidad el ser humano sería cada vez más culto, más libre, más bueno y más feliz. 2. La idea de autonomía moral e intelectual como condición para que el ser humano progrese por si mismo. La Modernidad era una especie de mayoría de edad para la humanidad. La autonomía moral defendida por Kant es el fundamento de los derechos humanos universales. 5. Concepciones contemporáneas del ser humano. Parte de la visión contemporanea del ser humano la vamos a estudiar en el tema siguiente a través de las ideas de Sigmund Freud, Pavlov o Skinner.

TEMA 10: EL SER HUMANO (II). Percepción, memoria, imaginación e inteligencia. Dualismo y monismo (materialista y espiritualista). Funcionalismo, dualismo de propiedades y personalismo. Sigmund Freud y el psicoanálisis. Pavlov, Skinner y el conductismo. La concepción que los seres humanos poseemos de nosotros mismos ha ido variando (como hemos visto) a lo largo de la historia, pero, de alguna manera, cada una de ellas ha sido una especie de versión de dos estereotipos generales: el ser humano como cuerpo únicamente y el ser humano como cuerpo y alma. Es lo que llamamos monismo y dualismo. En realidad, y principalmente tras la obra de Inmanuel Kant, se da una tercera posibilidad: que seamos solo ideas en una mente, que no exista lo corpóreo, lo material. Hablamos de monismo cuando, a nivel ontológico, entendemos que todo lo existente tiene la misma naturaleza, ya sea esta material (monismo materialista) o mental/espiritual (monismo espiritualista). El dualismo es la concepción del ser humano que necesita postulardos tipos de entes, dos naturalezas existentes distintas, para explicarlo. La tradicional sería la concepción cuerpo/alma, pero dado que el concepto de alma tiene connotaciones religiosas, hoy en día se ha sustituido el concepto de alma por el de mente y, si bien para algunos el alma podría explicarse sin la necesidad de postular la existencia de entidad metafísica alguna, otros le han concedido las mismas, o muy similares, características que tenía el alma clásica. La filosofía de la mente estudia las relaciones entre cuerpo y mente, las distintas teorías acerca de cómo se relacionan cuerpo y mente. ¿Es lo mismo mente y cerebro? ¿Cualquier estado mental implica un determinado estado cerebral? ¿Hay más de un estado mental para el mismo estado cerebral o viceversa? ¿Es la mente algo que va “más allá” del concepto de cerebro? Empecemos pues por ver algunas características de la mente.

Percepción, memoria, imaginación e inteligencia La percepción y la memoria son facultades que tenemos la sensación de compartir con el resto de animales. La percepción es nuestra especie de ventana a la realidad, nos conecta a ella, a través de la información que proporcionan los sentidos.La percepción organiza e interpreta los datos sensoriales, configurando una imagen unitaria y coherente del supuesto objeto externo. Es decir, no percibimos señales aisladas, lo agrupamos en un solo “algo” que percibimo, lo entendamos o no. Quizá lo entendamos solo parcialmente, quizá unas veces más otras menos, pero nunca totalmente. 77

La memoria nos permitiría retener esas percepciones y recurrir a ellas y revisarlas cuando las necesitemos. El problema de la memoria es que nunca es idéntica a la percepción, siempre se pierde algo. Y en la percepción podíamos haber perdido algo ya... ¿Cómo podemos pensar que los conocimientos que tenemos acerca del mundo son fiables? La imaginación es la única de las facultades cognitivas de las que estamos hablando que no parece que posean los animales. La capacidad de fantasear sería como la posibilidad de “editar” esas percepciones almacenadas en la memoria para crear otras. Es como una vía de libertad en los procesos mentales. Es como si tuviéramos la sensación de que, en todos los ámbitos, lo humano es idéntico a lo animal con el añadido de la libertad. Veremos que en ética y mora, esto es, en el estudio del ser humano a nivel de comportamiento, las personas se diferencian de los animales precisamente por poseer ese don: la libertad. Quizá no sea más que un modo antropocéntrico de estudiarnos y definirnos. La inteligencia tampoco parece algo propio de los animales, aunque seguro que muchas personas pondrían en duda esta afirmación alegando acciones animales en las que estos parecen haber actuado con mucha. ¿Pero son esas acciones, realmente, acciones inteligentes? Es más, ¿qué es realmente la inteligencia? ¿A qué nos referimos realmente cuando decimos de alguien que es inteligente? ¿La inteligencia es algo que se mide con un test de inteligencia? ¿No es este un modo muy limitado de entender el concepto de inteligencia? Hoy en día se habla de distintos tipos de inteligencia. Para el psicólogo Howard Gardner son siete: inteligencia lingüística, lógicomatemática, espacial, musical, kinestésica (inteligencia relacionada con el movimiento corporal y los reflejos), interpersonal (relación con los demás) e intrapersonal (relación con uno mismo). En este listado, las inteligencias interpersonal e intrapersonal harían referencia a lo que conocemos como Inteligencia Emocional, concepto difundido por David Goleman, relacionado con la capacidad de gestión de los estados emocionales propios y ajenos. Dos de las concepciones dualistas del ser humano más estudiadas son el dualismo platónico y el cartesiano, que ya hemos estudiado. Entre las concepciones monistas destacan el conductismo y al Teoría de la Identidad.

El conductismo y la Teoría de la Identidad Para el conductismo, lo único importante es el estímulo y la respuesta. El ser humano es “algo” (una máquina biológica, un robot...) que recibe estímulos (al que le suceden cosas como oir, ver, sentir en general... Y reacciona de una determinada manera. Al conductismo le importa bien poco qué suceda dentro, solo relaciona nuestro comportamiento con lo que nos pasa. El medio estimula al sujeto, el sujeto responde. Es por eso que al conductismo le da igual la mente, si existe o cómo funcione. Ve en el ser humano un “objeto material” que recibe estímulos y produce respuestas. Algo desalentador, desde luego, para conceptos como la personalidad, la libertad individual, etc. Para el conductismo todos acabaremos (más o menos, desde luego) actuando de una determinada manera ante los mismos estímulos. Para la teoría de la identidad (también llamada reduccionismo fisicalista) hay una relación unívoca entre estados mentales y estados neurocerebrales. Es decir, todos los estados mentales (tristeza, alegría, enamoramiento...) se corresponderían con cosas que están sucediendo en el cerebro. Todo sería explicable (y se podría medir) por la cantidad de hormonas y sustancias en general que haya o circulen en un momento dado por nuestro cerebro. Somos materia por tanto, todo lo espiritual se podría reducir a reacciones físicoquímicas.

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Pero también existen concepciones intermedias o que no se pueden clasificar por completo como dualistas o monistas:

Funcionalismo, dualismo de propiedades y personalismo. El funcionalismo no reduce los procesos mentales a procesos neurofisiológicos. Para el funcionalismo, un proceso mental no se define por las sustancias que intervienen en el mismo, sino por la función que tiene. Es por eso que para el funcionalismo no se puede reducir a lo material lo mental ya que, por ejemplo, la definición de teléfono vendría dada por su función, que es independiente del material del que esté hecho. Lo mismo sucedería con los procesos mentales así que no necesariamente los mismos estados neurofisiológicos llevarían a los mismos estados mentales. El dualismo de propiedades coge lo mejor del monismo y del dualismo. Del monismo coge la idea de que estamos hechos solo de materia. Pero esta materia causa dos tipos de propiedades, las físicas y las mentales. Los estados mentales surgirían de los estados físicos, pero tienen otras características. El personalismo vendría a mostrar al ser humano como unidad de lo corporal y lo espiritual, no da más importancia a una u otra vertiente de lo humano. Lo difícil es explicar cómo se produce esta interrelación.

Pavlov, Skinner y el conductismo El conductismo es una teoría psicológica creada por John B. Watson (1888-1984) , y que ha tenido a otros autores como B.F. Skinner (1904-1990) o J. R. Kantor (1963-1990) como máximos exponentes. La idea general del conductismo ya la hemos visto, así que ahora analizaremos su origen que, para muchos está en la influencia que sobre Watson ejercen los experimentos de Iván Petróvich Pávlov (1849-1936). Pavlov fue un fisiólogo ruso que mostró a través de distintos experimentos lo que conocemos como condicionamiento clásico. (de Wikipedia) El condicionamiento clásico, también llamado condicionamiento pavloviano, condicionamiento respondiente, o modelo estímulo-respuesta (E-R), es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por primera vez por Iván Pávlov. La forma más simple de condicionamiento clásico recuerda lo que Aristóteles llamaría la ley de contigüidad. En esencia, el filósofo dijo "Cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, la aparición de una traerá la otra a la mente". A pesar de que la ley de la contigüidad es uno de los axiomas primordiales de la teoría del condicionamiento clásico, la explicación al fenómeno dada por estos teóricos difiere radicalmente de la expuesta por Aristóteles, ya que ponen especial énfasis en no hacer alusión alguna a conceptos como "mente". Esto es, todos aquellos conceptos no medibles, cuantificables y directamente observables. Además, resulta más preciso afirmar que más que la mera contigüidad temporal, es la relación de dependencia entre la presentación entre el primero y el segundo estímulo lo que dispone las condiciones en las que ocurre el condicionamiento. El interés inicial de Pavlov era estudiar la fisiología digestiva, lo cual hizo en perros y le valió un premio Nobel en 1904. En el proceso, diseñó el esquema del condicionamiento clásico a partir de sus observaciones: En -------> Rn EI -------> RI Ambas líneas del esquema muestran relaciones no condicionales o no aprendidas. La primera representa la relación entre un estímulo, que aunque evoca la respuesta típica de la especie ante él (por ejemplo orientarse hacia la fuente de un sonido), podemos considerar como neutral respecto a 79

la respuesta que estamos intentando condicionar (por ejemplo la salivación). La segunda línea representa la relación natural, no aprendida o incondicional entre otro estímulo (EI = Estímulo incondicional o natural) y la respuesta a éste (RI = Respuesta incondicional). Los perros salivan (RI) naturalmente ante la presencia de comida (EI). EC -------> RC EI -------> RI Sin embargo, en virtud de la relación de dependencia que se establece entre la presentación de ambos estímulos, de manera que uno funcione consistentemente como condición de la presencia de otro, es posible que otro estímulo pase a evocar también la RI, aunque antes no lo hiciera. Por ejemplo, la presencia del sonido de una campana unos segundos antes de la presentación de la comida: después de algunos pocos ensayos, el ruido de la campana evocaría confiablemente y por sí solo la respuesta de salivación, además de seguir evocando la respuesta de orientación ante el sonido. La campana funciona ahora como un estímulo condicional que produce una respuesta condicional. La prueba de que el condicionamiento se ha llevado a cabo consiste en presentar sólo el estímulo condicional, sin el estímulo incondicional, observando que la respuesta condicional se produce de manera consistente, siempre y cuando se siga presentando, aunque sea de manera ocasional, la presentación del estímulo incondicional enseguida del estímulo condicional. EC -------> RC El original y más celebre ejemplo de condicionamiento clásico involucraba el condicionamiento salivario de los perros de Pavlov. Durante sus investigaciones sobre la fisiología de la digestión en los perros, Pavlov notó que, en vez de simplemente salivar al presentárseles una ración de carne en polvo (una respuesta innata al alimento que el llamaba la respuesta incondicional), los perros comenzaban a salivar en presencia del técnico de laboratorio que normalmente los alimentaba. Pavlov llamó a estas secreciones psíquicas. De esta observación, predijo que, si un estímulo particular estaba presente cuando al perro se le proporcionara su ración de alimento, entonces este estímulo se asociaría al alimento y provocaría salivación por si mismo. En su experimento inicial, Pavlov utilizó un metrónomo (a 100 golpes por minuto, aunque popularmente se cree que utilizó una campana) para llamar a los perros a comer, y, después de varias repeticiones, los perros comenzaron a salivar en respuesta al metrónomo (aparato que utilizan los músicos para marcar el ritmo). La persistencia del reflejo condicional depende de la presentación concurrente de sus elementos. Si se deja de presentar el EI después del EC, finalmente la RC desaparece, fenómeno que se conoce como extinción. Después de que se ha completado este proceso, la respuesta condicional podría reaparecer sin que se vuelvan a presentar los elementos conjuntamente, lo que se conoce como recuperación espontánea. Finalmente la respuesta condicional ya no se presenta ante el estímulo condicional, de manera que respecto a éste vuelve a funcionar como un estímulo neutro. EC -------> No RC Es decir: En -------> Rn Las propiedades formales de los estímulos pueden desempeñar un papel importante en el proceso de condicionamiento clásico. La RC puede aparecer en presencia de estímulos que no fueron originalmente EC, pero que comparten algunas características con ellos. Por ejemplo, si el EC es un sonido de campana, la RC podría aparecer también ante un timbre, el tic-tac de un reloj u otros ruidos, lo cual se conoce como generalización de estímulos. Al fenómeno opuesto, por el cual la respuesta condicional se va produciendo ante estímulos de características cada vez más específicas 80

se le conoce como discriminación de estímulos. Un experimento clásico de este fenómeno describe cómo unas palomas eran entrenadas para responder ante la exposición a una frecuencia determinada de sonido, siendo capaces de omitir la respuesta ante variaciones mínimas en esta frecuencia. el perro salivaba mas cuando solo escuchaba un sonido o un luz esto de inmediato una condicion de esperar la comids Un EC puede en ocasiones funcionar como un EI en un proceso de condicionamiento, de modo que un nuevo estímulo neutro puede funcionar como EC (EC2) asociándose con un primer EC (EC1): EI ----------> fI | EC1 ---------> fC | EC2 ---------> fC Este fenómeno se conoce como condicionamiento de segundo orden. Aparentemente se han documentado casos de condicionamientos hasta de tercer orden, pero son muy difíciles de lograr y mantener. Los estudios de condicionamiento clásico en seres humanos han desatado una gran controversia en lo relativo a hasta qué punto son generalizables a los seres humanos las conclusiones obtenidas en los experimentos realizados con otros animales. John B. Watson y Rosalie Rayner demostraron que el proceso de condicionamiento pavloviano podía usarse en humanos y que probablemente constituía una fuente importante de nuestra experiencia, en lo que ha sido llamado el experimento del pequeño Albert. En tiempos más recientes se han identificado procesos de condicionamiento clásico en humanos como: Condicionamiento aversivo al sabor, náusea condicional (en quimioterapia, por ejemplo), condicionamiento de parpadeo o palpebral, condicionamiento de reflejo rotuliano, fobias (como en el caso del pequeño Albert). Por otro lado, encontramos el condicionamiento instrumental u operante: El autor más importante en el estudio del condicionamiento operante es B.F. Skinner. A finales de la década de 1920 empezó a trabajar con palomas. Para ello, utilizaba un ambiente libre de distracciones denominado caja de Skinner, en el que se podían manipular las condiciones en las que se proporcionaba alimento a los animales. Sus exhaustivos estudios utilizando este artefacto permitieron a Skinner descubrir muchos de los factores que influyen en el condicionamiento operante. Existen cuatro procedimientos o tipos de condicionamiento instrumental: • Refuerzo positivo o condicionamiento de recompensa: Un refuerzo positivo es un objeto, evento o conducta cuya presencia incrementa la frecuencia de la respuesta por parte del sujeto. Se trata del mecanismo más efectivo para hacer que tanto animales como humanos aprendan. Se denomina “refuerzo” porque aumenta la frecuencia de la conducta, y “positivo” porque el refuerzo está presente. Refuerzos positivos típicos son las alabanzas, los regalos o las aportaciones monetarias. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en ocasiones algo que ordinariamente se considera desagradable puede funcionar como refuerzo positivo, ya que de hecho incrementa la probabilidad de la respuesta (como cuando se grita a un niño ante una rabieta, y este se siente reforzado porque así llama la atención). • Refuerzo negativo: Un refuerzo negativo es un objeto, evento o conducta cuya retirada incrementa la frecuencia de la respuesta por parte del sujeto. Al igual que el anterior, se 81

denomina “refuerzo” porque aumenta la frecuencia de la conducta, pero “negativo” porque la respuesta se incrementa cuando el refuerzo desaparece o se elimina. En el refuerzo negativo se pueden distinguir dos procedimientos: - Condicionamiento de escape: En este caso, la frecuencia de una respuesta aumenta porque interrumpe un estímulo aversivo, es decir, un suceso que está ocurriendo y que el sujeto considera desagradable. Un ejemplo típico sería el de un animal que aprieta una palanca porque así elimina una corriente eléctrica o el de un padre que le compra una chuchería a su hijo para dejarle de oír llorar. - Condicionamiento de evitación: En este caso, la frecuencia de una respuesta aumenta porque pospone o evita un estímulo aversivo futuro. Un ejemplo típico sería el de un alumno que estudia para evitar una mala nota. • Entrenamiento de omisión: Se produce cuando la respuesta operante impide la presentación de un refuerzo positivo o de un hecho agradable; es decir, consiste en retirar el estímulo positivo de una conducta para así provocar la extinción de la respuesta. Un ejemplo importante es el de “tiempo fuera”, en el que se retira la atención de un niño aislándolo durante un cierto período de tiempo. • Castigo: El castigo provoca la disminución de una conducta porque el suceso que la sigue es un estímulo aversivo. Un ejemplo típico es castigar a una rata con una pequeña corriente eléctrica cuando pulsa una palanca. Aunque el castigo puede ser en ocasiones muy eficaz para hacer que desaparezca una conducta, se recomienda utilizarlo lo menos posible, ya que tiene muchos efectos adversos o no deseados. En muchas ocasiones la conducta solo desaparece temporalmente o únicamente en los contextos en los que es probable el castigo. Además, genera gran cantidad de consecuencias secundarias (como frustración, agresividad, etc.) que pueden hacer que se detenga el proceso de aprendizaje. Por eso, en la aplicación de castigos es importante seguir ciertas reglas, como reforzar al mismo tiempo conductas alternativas a la castigada, aplicarlo inmediatamente después de la conducta que se quiere suprimir, o ser constante (ya que castigar una conducta solo a veces produce un efecto contrario al que se desea). Lo que es o no es un refuerzo durante el condicionamiento operante depende del individuo y de las circunstancias en que se encuentra en ese momento. Por ejemplo, unas galletas pueden suponer un refuerzo para un perro hambriento, pero no para uno que acaba de comer carne. Los refuerzos se pueden dividir en dos grandes grupos: los primarios o intrínsecos y los secundarios o extrínsecos. • Se dice que un reforzador es primario o intrínseco cuando la respuesta es reforzante por sí misma, es decir, cuando la respuesta es en sí una fuente de sensaciones agradables y la acción se fortalece automáticamente cada vez que ocurre. Existen varios tipos de conductas que son intrínsecamente reforzantes. Por ejemplo, las respuestas que satisfacen necesidades fisiológicas, como beber cuando se tiene sed o comer cuando se tiene hambre, son intrínsecamente agradables para la mayoría de los organismos. Muchas actividades sociales o que brindan estimulación sensorial o intelectual son también con frecuencia intrínsecamente reforzantes, al igual que la sensación de progreso en una habilidad. También pueden ser reforzantes por sí mismas todas las conductas que ayudan a un organismo a evitar algún daño. Sin embargo, las actividades intrínsecamente gratificadoras no siempre son reforzantes desde el principio; por ejemplo, se necesita cierta habilidad antes de que una actividad que requiere competencia (como tocar un instrumento musical, por ejemplo) se vuelva inherentemente satisfactoria. 82

• Los refuerzos secundarios o extrínsecos son aprendidos, y en ellos el premio o gratificación no es parte de la actividad misma, sino que obtienen su carácter de refuerzo por asociación con los reforzadores primarios. Por ejemplo, las recompensas monetarias se convierten en refuerzo porque permiten a su vez conseguir refuerzos primarios. Un tipo de reforzadores extrínsecos especialmente importante, que pueden influir enormemente cuando se trata de modificar la conducta humana, son los reforzadores sociales como el afecto, la atención o la aprobación. En la vida real, diversos reforzadores intrínsecos y extrínsecos se encuentran habitualmente entremezclados en un mismo suceso reforzante. Podemos hablar de distintas fases: • Adquisición: La adquisición de la respuesta se refiere a la fase del aprendizaje en que la respuesta es seguida por reforzadores. Durante la adquisición la respuesta se vuelve más fuerte o más frecuente, debido a su relación con la consecuencia reforzante. • Generalización: Las respuestas fortalecidas mediante procedimientos operantes en un conjunto de circunstancias tienden a extenderse o a generalizarse en situaciones similares, al igual que ocurre en el condicionamiento clásico. Cuando más parecidos sean los contextos, más probable es la generalización. • Discriminación: Los individuos desarrollan también discriminaciones al reforzarse las respuestas en una situación, pero no en otra. • Extinción: Cuando se retira el reforzamiento para alguna respuesta particular, dicha conducta disminuye su frecuencia gradualmente hasta que solo ocurre con la misma frecuencia con que ocurría antes del reforzamiento. Sin embargo, es importante advertir que en muchas ocasiones, después de que se retiren los reforzadores, se advierte inicialmente un aumento de la cantidad de respuesta y de la frustración antes de que empiece la disminución. • Recuperación espontánea: Al igual que en el condicionamiento clásico, las respuestas que se han extinguido vuelven a aparecer algunas veces, es decir, se da una recuperación espontánea después de un descanso Los programas de reforzamiento son reglas que indican el momento y la forma en que la aparición de la respuesta va a ir seguida de un reforzador sobre la administración del reforzador. Estos programas influyen en distintos aspectos del aprendizaje, como la rapidez con la que se aprende inicialmente la respuesta, la frecuencia con la que se ejecuta la respuesta aprendida, la frecuencia con la que se hacen las pausas después de los reforzamientos, o el tiempo que se sigue ejecutando la respuesta un vez que el refuerzo deja de ser predecible o se suspende. Existen dos tipos básicos de reforzamiento: el reforzamiento continuo y el reforzamiento intermitente. En el reforzamiento continuo cada una de las respuestas da lugar a la aparición de un reforzador, como en el caso de una paloma que recibe comida cada vez que picotea una tecla. Este tipo de reforzamiento parece ser el modo más eficaz para condicionar inicialmente la conducta. Sin embargo, cuando el refuerzo cesa (por ejemplo, cuando desconectamos la entrega de alimento) la extinción también es rápida. Por su parte, en el reforzamiento intermitente las respuestas solo se refuerzan algunas veces, como en el caso de una persona que juega a las máquinas y recibe el refuerzo o premio cada varias jugadas. Este tipo de programa produce un patrón más persistente de respuestas que un programa continuo cuando el reforzamiento se vuelve impredecible o cesa. Una combinación de reforzamiento intermitente y de refuerzo continuo es muy eficaz cuando se trata de enseñar a los sujetos mediante condicionamiento operante: al principio se utiliza un reforzamiento continuo, para que se adquiera la respuesta, y luego se pasa a un reforzamiento intermitente, para que sea más difícil que se extinga.

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Distinción entre condicionamiento clásico y operante • En el condicionamiento clásico la asociación se da entre un estímulo condicionado y uno incondicionado. En el condicionamiento instrumental, la asociación se da entre las respuestas y las consecuencias que se derivan de ellas. • En el condicionamiento clásico, el estímulo incondicionado no depende de la respuesta del sujeto, mientras que en el operante las consecuencias dependen de la respuesta del sujeto. • En el condicionamiento clásico, la respuesta del sujeto es involuntaria, mientras que en el instrumental es generalmente voluntaria.

Sigmund Freud y el psicoanálisis Sigmund Freud (1856-1939), fue un psiquiatra austríaco que elaboró una revolucionaria teoría acerca del funcionamiento de la mente: el psicoanálisis. Por primera vez, alguien trataba de explicar la conducta humana a partir de algo desconocido, algo que influye desde la “sombra”, el subconsciente.

En realidad, podemos decir que son dos las teorías de la mente que elaboró Freud. A cada una de estas teorías (o subteorías) se les denomina tópìcas (de la palabra griega τόπoς (topos, «lugar»). Cada tópica no es contradictoria con la otra. Es como si cada una “organizase” la mente atendiendo a distintos criterios. Algunos han llamado a la primera tópica espacial, y a la segunda tópica estructural. En su primera tópica, Freud, divide la mente en tres partes: consciente (todo lo que sabemos y a lo que tenemos un acceso cuando queramos), preconsciente (eso que no recordamos de inmediato pero que, mediante un cierto esfuerzo podemos recordar) y subconsciente ( una parte de nuestra mente a la que no podemos acceder de “casi” ninguna manera y donde residen todas nuestras frustaciones y problemas). 84

Solo a través de la hipnosis y la interpretación de los sueños podía el terapeuta “curar” al paciente, accediendo al subconsciente para localizar el problema que, cuando afloraba al consciente se disolvía... En su segunda tópica, Freud habla de otras tres instancias, el yo, el ello y el superyó. (de wikipedia) El Ello es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo único propósito es reducir la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales. El Yo tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello con el mundo exterior, a la vez conciliándose con las exigencias del Superyó. El Yo evoluciona según la edad y sus distintas exigencias del Ello actuando como un intermediario contra el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del Ello de una manera apropiada. Utiliza razonamiento realista característico de los procesos secundarios que se podrían originar. Como ejecutor de la personalidad, el Yo tiene que mediar entre las tres fuerzas que le exigen: el mundo de la realidad, el Ello y el Superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada. El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La "conciencia moral" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas. El Superyó en la enseñanza clásica freudiana es una instancia que no está presente desde el principio de la vida del sujeto, sino que surge a consecuencia de la internalización de la figura del padre como un resultado de la resolución del complejo de Edipo. Además de Freud, el psicoanálisis fue una teoría seguida por muchos otros como Jacques Lacan, Melanie Klein y seguida pero con algunas modificaciones por otros como Karl Gustav Jung o Alfred Adler.

TEMA 11: EL SER HUMANO (III): ÉTICA Y POLÍTICA. Determinismo y libertad. Libertad y responsabilidad. Ética y moral. La tensión entre naturaleza y cultura (physis y nomos). La polémica de la postmodernidad. Determinismo y libertad Podemos decir que el determinismo son un conjunto de teorías que niegan la existencia de la libertad. Fundamentalmente, hablamos de dos tipos de determinismo, el científico y el religioso, pero podemos encontrar multitud de clasificaciones en las que e habla de determinismo genético, social... Nosotros nos centraremos en esos dos tipos iniciales, el científico y el religioso. El determinismo religioso pone de manifiesto que si Dios es omnipotente (todo lo puede hacer) eso entraría en conflicto con la libertad de cada uno de nosotros. Yo no actúo de determinado modo 85

porque quiera, sino porque quiere Dios. El determinismo científico ve en el comportamiento humano el resultado de una serie de procesos físicoquímicos que se producen en mi cuerpo, mi cerebro, etc... Dada la irreversibilidad de los procesos físicoquímicos solo podemos concluir que hemos actuado del único modo que podíamos actuar, influidos por nuestros genes y el ambiente en el que estamos. Por tanto, no somos libres a la hora de actuar, dado que actuamos del único como posible.

Libertad y responsabilidad La responsabilidad, el hecho de que nos tengamos que hacer cargo de nuestros actos y de asumir las consecuencias de los mismos, está profundamente ligada a la libertad, hasta el punto de no poder existir la primera sin la segunda. Solo soy responsable de los actos que he elegido, en consecuencia, si no he elegido ninguno de mis actos porque no soy libre, no soy responsable de nada. Si asumimos como verdaderas las tesis del determinismo no podríamos decir que existe el bien o el mal, dado que actuaríamos fdel único modo en que podemos hacerlo. Por tanto, tampoco existiría la moral.

Ética y moral La moral son el conjunto de creencias que tiene un individuo o una comunidad. También el modo en que, de acuerdo a esas creencias, se comporta un individuo o una comunidad. La moral sería la idea de bien y de mal, individual y colectiva. La ética es la ciencia que estudia y fundamenta la moral. Lo cierto es que, habitualmente se confunden estos dos términos, cuando se dice que alguien no es ético o tiene poca ética pero lo que se debería decir en estos casos es que tiene poca (o ninguna) moral, que es inmoral. Ética solo tendrían aquellos que hubieran escrito un tratado sobre moral. La ética se pregunta cosas como ¿por qué creemos que esto es bueno y aquello otro malo? ¿Por qué para algunos aquello es malo y esto de aquí bueno? Y ¿Por qué existe la moral? ¿Es necesario que exista? La ética no diría que esto o aquello está bien o mal (eso lo haría la moral), la ética estudiaría el porqué de que algo esté bien o mal. Pero, como ya hemos visto, para que podamos pensar que existe la moral, y en consecuencia, la justicia, el bien, y un largo etcétera, hemos de partir del supuesto de que existe la libertad. En ese sentido, no podríamos decir que una persona puede ser amoral. Dado que cualquier persona es libre, sería responsable y sus actos serían mejores o peores pero siempre fruto de la moralidad. Lo que sí podremos decir es que alguien es inmoral, cuando se comporta mal.

La tensión entre naturaleza y cultura (physis y nomos) Los antiguos griegos distinguían entre physis (naturaleza) y nomos (leyes). Por un lado las inviolables leyes de la naturaleza, por otro las leyes de los hombres. Esta idea de separar lo natural de lo humano invita a reflexionar sobre la cultura humana y traza una línea de separación. Una línea a partir de la cual empieza aquello que caracteriza a lo humano. El problema, una vez más, será dónde situar esa línea. Así, esta distinción invita también a la reflexión sobre el límite entre lo natural y lo artificial. Esta reflexión llega a discusiones (como la pregunta acerca de si un nido es algo natural o artificial) abiertas en las que se puede ver que nuestra visión de lo humano está indefectiblemente contaminada por las ideas preconcebidas que tenemos de lo humano.

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TEMA 12: LA POLÍTICA A LO LARGO DE LA HISTORIA. La filosofía política en la antigüedad. Política: El pensamiento político siempre ha estado profundamente ligado a las instituciones que lo encarnaban. Así desde la antigüedad las distintas formas políticas han supuesto marcos acerca de los que reflexionaba cada pensador, y frente a los cual reaccionaba a favor o en contra. Es por eso importante conocer los movimientos políticos para entender las diferentes formas de pensamiento de la época. - Grecia: Los griegos se caracterizaban por no poseer una unidad política nacional, se dividían en diferentes polis (ciudades estado) con su propio sistema político y costumbres. Los griegos, sin embargo, se concebían como un grupo ya que compartían señas de identidad como la religión o la lengua. Frente a ellos se encontraban los llamados bárbaros. Estos no eran considerados iguales a los ciudadanos griegos y su vida solo tenía valor si eran utilizados como esclavos. De entre las diferentes polis griegas destacaron dos en el período clásico: Atenas y Esparta. La primera era democrática y fue la cuna de la mayor parte de filósofos, dramaturgos y artistas del período clásico. Esparta, por su parte, era una sociedad aristócrata y, fundamentalmente guerrera. Ambas se aliaron para combatir contra los bárbaros medos (persas). Tras las guerras médicas se produjo un enfrentamiento entre ambas potencias que se llamó la Guerra del Peloponeso. Esparta salió vencedora con lo que acabó el período clásico. El enfrentamiento entre las polis dio mayor poder a Macedonia que se había mantenido al margen y no se había visto debilitada por ellas. Esto la convirtió en la mayor potencia de la Hélade. Macedonia era una monarquía (Aristocracia, democracia y monarquía eran las tres formas de gobierno conocidas por los griegos), uno de sus reyes; Alejandro Magno, fue el primero en conseguir unificar toda Grecia bajo su mando. El imperio de Alejandro fue la última de las grandes formas políticas que dominó Grecia hasta la aparición de un imperio más poderoso: Roma. - Roma: en un comienzo Roma tenía una estructura similar a la de las polis griegas. Se concibió, en sus orígenes, como una ciudad autónoma con su propia cultura, religión y lengua (aunque los dos primeros estaban fuertemente influidos por los griegos). Roma comenzó siendo una pequeña monarquía, aunque este sistema político fue sustituido por la República, dónde los ciudadanos libres de clase alta (patricios) eran elegidos como miembros del senado y ocupaban rotativamente diferentes cargos de la administración. Este modelo permitió el crecimiento del imperio hasta alcanzar dimensiones que ningún imperio conocido en occidente había logrado. Sin embargo, el creciente poder del ejército y las inmensas conquistas provocaron conflictos entre los diversos generales. La aparición de un personaje como Julio César, que acumuló casi todos los poderes de la República, abriría paso al imperio. Este comenzó cuando Octavio (sobrino y heredero de César) se consagró emperador. El imperio cambió el sistema político; a partir de entonces los patricios se encontrarían resentidos y el imperio en manos de los guardias pretorianos que cambiaban emperadores a placer. Otro acontecimiento tuvo lugar durante la época romana que daría pie al fin del imperio. Hasta entonces las unidades políticas se caracterizaban por poseer unidad lingüística y religiosa. Si bien esto no era cierto en todo el imperio romano si es verdad que los considerados ciudadanos romanos solían tener las mismas raíces. El cristianismo supuso un movimiento importante dentro de Roma y ayudó a su disolución. La religión romana era una religión civil, es decir, una religión orientada a la vida estatal. El cristianismo, sin embargo, se oponía a la ambición política y a la guerra. Pretendía ser, por su parte una religión universal que no diferenciaba entre romanos y bárbaros. Muchos de estos últimos adoptaron pronto la religión cristiana lo que contribuyó a que, a la caída del imperio, se estableciera como religión principal en toda Europa, exceptuando algunas regiones del este y del Mediterráneo ocupadas por los musulmanes. 87

Filosofía: el pensamiento político en Grecia tiene lugar, sobre todo, después del llamado giro antropológico de Sócrates y los sofistas. Es en ese momento que la filosofía griega comienza a preocuparse por las cuestiones humanas. La democracia ateniense provoca una edad de oro de la retórica, este arte de convencer por los medios que sea fue enseñada por los sofistas. Para ellos todo lo que fuera creación humana tenía escasa importancia ya que era contingente. Por eso enseñaban a los atenienses como obtener éxito político y poder. Fue la primera forma explícita de pensamiento político. Esta fomentó la demagogia que sería condenada por Platón como forma pervertida de la democracia. Fue Platón, sin embrago, el que escribió una de las obras más importantes de pensamiento político de la época: La República. Platón acusaba a la democracia ateniense de haberse convertido en demagogia, para él la democracia era la culpable de la muerte de Sócrates y de la derrota de los atenienses contra los espartanos. En La República se proponía un sistema aristocrático de gobierno. Para Platón el conocimiento de la verdad era el conocimiento del bien, por ello sólo podían gobernar aquellos que hubiesen dedicado su vida a conocerlo, alcanzándolo finalmente, ya en la vejez. Para él, estos eran los filósofos. Estos podían gobernar porque eran conocedores y, por lo tanto, moderados. No les importaban los bienes ni la fama, por lo que no eran corruptos. Este sistema se dividía en tres castas la de los artesanos que era la más baja y, curiosamente, la única que contaba con propiedad privada, luego venían los guerreros y, finalmente, los filósofos gobernantes. Esta idea fue calificada de absolutista porque defendía una sola verdad que todo el pueblo debía seguir, esto se debió seguramente a que Platón acusaba a la proliferación de verdades de la democracia de causar la ruina de su ciudad. El otro filósofo clásico de Atenas, Aristóteles, desarrolló una teoría más moderada, para él todo hombre lo era sólo por ser social, por ello la sociedad era una instancia más importante que el hombre. Los hombres se debían a su sociedad y su sistema de pensamiento. Aristóteles apoyó, sin embargo, la monarquía y fue preceptor de Alejandro Magno. Su idea de que el hombre pertenecía al estado requería un hombre de estado que llevara las riendas del mismo. En Roma no se desarrolló una filosofía política tan importante como en Atenas. Su principal representante fue Cicerón, que fue un famoso legislador y orador romano. Practicó un radical estoicismo que fue la filosofía de moda en Roma; sin embargo, en política, defendió la esencial importancia de la República y la necesidad de su supervivencia oponiéndose al llamado partido de la plebe que impulsó el nacimiento del imperio. Tanto para Aristóteles como para Cicerón el sentido de la existencia del hombre era perpetuar su estado. Hasta ese momento el individuo se consideraba claramente una parte del estado, algo que cambiaría con la llegada del cristianismo. Para la religión cristiana el hombre era fundamentalmente un fiel o un infiel, independientemente de su proveniencia geográfica. Los primeros cristianos rechazaban implicarse en la vida política y militar de Roma preocupándose sobre todo por la meditación y la oración. El sentido de la vida no era para ellos perpetuar y engrandecer su estado sino vivir justamente para alcanzar la Salvación.

La filosofía política en la Edad Media: Política y religión: tras caer Roma y los restos de paganismo con ella; el cristianismo se volvió una religión universal. Prácticamente todo occidente era cristiano, al menos hasta el siglo VII cuando los musulmanes entraron por España y el sur de Italia. La unidad política que suponía Roma se disolvió pero apareció una unidad religiosa que nunca había existido. Si antes decíamos que los romanos compartían religión, estos eran una minoría en el imperio; pero, tras la caída del imperio romano, casi todos los europeos abrazarían el cristianismo. Esto produjo un conflicto entre los dos poderes, el llamado poder divino cuya encarnación en la 88

tierra era la Iglesia y su cabeza el Papa; y el poder mundano cuyos representantes eran los reyes. No hay que olvidar que el feudalismo medieval provocó una división del poder en pequeños reinos o principados y que los reyes eran, sobre todo, una figura militar y de unidad nacional. Tanto el Papa como el rey recibían el poder de dios pero el poder del Papa era mayor porque estaba referido a toda la cristiandad. El conflicto entre el Papa y el poder terrenal se ve reflejado en la coronación de Pepino el Breve y la posterior de su hijo Carlomagno. Pepino era hijo de Carlos Martel, una especie de primer ministro de los merovingios. Aprovechando un periodo en el que el trono estaba vacante intentó coronarse rey, esto provocó la ira del pueblo que lo asesinó. Su hijo, más hábil, rechazó el asiento del rey pero tomó todos sus poderes. Cuando una invasión musulmana al sur de Italia puso Roma en peligro el Papa pidió ayuda al ejército franco de Pepino, éste se la ofreció a cambio de que luego lo visitase en su corte y le coronase emperador, un cargo que había quedado vacante tras la caída del Imperio. Esta coronación no sólo legitimaba su trono sino que situaba a Pepino como primer poder terrenal de la cristiandad, que había hecho, por primera vez en la historia, salir a un Papa con su séquito para coronar un emperador. Una historia similar sucedió entre Carlomagno y el Papa siguiente León IV. Con motivo de otra invasión árabe el Papa volvió a pedir ayuda a los francos y a su rey Carlomagno. Aprovechando la presencia de éste en Italia el papa le invitó a visitar Roma. Visita que aprovechó para prepararle una coronación, de este modo el poder del Papa quedaba simbólicamente rehabilitado. El conflicto entre los dos poderes se agudizó tras la aparición de las órdenes monásticas en el siglo XII. Las órdenes mendicantes practicaban la más absoluta pobreza y reivindicaban el ascetismo. Creían que la iglesia se corrompía con las prácticas políticas. Estos movimientos se enfrentaron con la ortodoxia hasta que finalmente fueron reabsorbidos por la misma. Sin embargo el conflicto se agudizó hasta alcanzar su definitiva separación a raíz de la reforma de Lutero. Filosofía: Como es normal las principales posturas filosóficas medievales respondieron al problema de la relación entre el poder temporal o terrenal y el poder divino o celestial. Ya hemos dicho que en los comienzos del cristianismo la iglesia declinó toda participación en los asuntos civiles. Así era para los primeros pensadores cristianos de la patrística. Entre ellos destacó San Agustín. En su libro La ciudad de Dios defendió una radical separación del orden religioso y el político. El hombre religioso tan sólo debía esperar la llegada de la redención siéndole indiferente toda decisión política que, en todo caso, sólo conseguía desviarle de sus preocupaciones primarias. Esta idea de la escisión entre los dos terrenos fue predominante en el pensamiento medieval. La iglesia, sin embargo, fue alcanzando cada vez mayor poder terreno; la disolución del Imperio Romano de occidente convertía al Papa en el único hombre con autoridad sobre la mayor parte del continente. Por ello comenzó a hacer uso de ese poder terrenal convocando cruzadas dentro de Europa (Como la de los albigenses) o fuera de ella. Esto despertó la desconfianza de los más radicales seguidores. La aparición de las órdenes mendicantes produjo un pensamiento que afectó profundamente la estructura de la iglesia. El pensamiento de Joaquín de Fiore (Siglo XII a.c.) que propugnaba la llegada del final de la historia que acabaría con las injusticias fue la raíz de muchos problemas políticos en el seno de la iglesia. Sus seguidores (los joaquinitas) creían que las órdenes mendicantes debían purificar la iglesia y alejarla de sus preocupaciones mundanas. Estos monjes eran ascetas y mendigos que consideraban la acción proselitista de la iglesia terminada, ahora llegaba el momento de purificar los verdaderos de los falsos creyentes. Esto produjo innumerables disputas provocando la respuesta de los dominicos y benedictinos que propugnaban la importancia del poder divino sobre el humano. Los pensadores dominicos y benedictinos trataron de someter a las monarquías y los feudos al poder eclesiástico. Una postura más moderada (para nuestra forma de pensar actual) es la de Siger de Brabante quien 89

propuso la teoría de las dos espadas. A diferencia de los joaquinitas que negaban todo poder a la iglesia, Siger de Brabante proponía la separación de poderes. Dios habría otorgado dos espadas, una terrenal dada al rey y otra espiritual en manos del Papa. Se trataba de dos poderes inconmensurables entre sí. El papa debía dejar al rey actuar en su terreno y sólo podría intervenir en caso de considerar impío al monarca. El rey no podía, sin embargo, deponer al Papa ya que no estaba capacitado para comprender los designios divinos por los que había sido nombrado. Para Siger de Brabante el poder espiritual prevalecía sobre el terrenal aunque no siempre pudiese intervenir; sólo si el rey era un pecador patente o si hacía falta ayuda para preservar la integridad de la iglesia podía mandar sobre los reyes, en caso contrario el rey no tenía porque obedecer sus órdenes. Ni que decir tiene que la capacidad que el Papa se reservaba, según esta teoría, para deponer reyes impíos fue utilizado para intervenir en la política más de lo que Siger de Brabante pretendía. Este problema principal se fue solucionando al final de la Edad Media, a partir del nominalismo, un movimiento filosófico que surgía de las órdenes mendicantes como los franciscanos. Estos seguían la doctrina de Joaquín de Fiore que propugnaba un alejamiento radical del mundo, así pues defendían la separación radical entre los poderes. La iglesia debía ser una institución de reflexión y meditación indiferente a lo que pasara en el mundo. Para ellos Dios era un ente tan complejo que la mente humana era incapaz de comprenderlo, por lo que no podía ser Dios el que legitimase al rey ya que Él no intervenía en el mundo. Esta teoría daría pie a una nueva forma de poder surgida, principalmente, en los pequeños principados que formaban Italia al final del siglo XIV. El alejamiento de dios de toda preocupación mundana, que había sido defendido por el voluntarismo nominalista, legitimaba a los reyes y gobernantes a conducir su reino a voluntad. Esta situación política dio pie a la literatura política del Renacimiento en la que destaca Maquiavelo. En su libro El príncipe aparece la famosa frase que guiará gran parte de la acción política desde ese momento; “el fin justifica los medios”. Los pequeños reyes italianos no creían que la Iglesia pudiera darles aún normas de acción, por lo que sólo seguían el interés (general en el mejor de los casos y personal en la mayoría). El otro cambio teórico que acaba con la Edad Media es la llegada de Lutero, la Reforma dividirá a los creyentes entre católicos (fieles al Papa) y protestantes. Junto a Lutero, Zwinglio y Calvino la reforma se extiende a Inglaterra por medio de Enrique VIII que se aleja del poder del Papa convirtiéndose en líder religioso del país y unificando los dos poderes en sus manos.

TEMA 13: LA POLÍTICA A LO LARGO DE LA HISTORIA (II). La filosofía política en la Modernidad. El nacimiento del Estado moderno: la Reforma provocó una gran inestabilidad política en Europa, algunos reyes se adscribieron pronto a ella mientras otros (como los de Francia o España) se opusieron abiertamente. En el centro de Europa esto fue especialmente preocupante ya que se produjeron innumerables guerras entre los pequeños estados. Tras varios años de guerra en 1648 se firma en Alemania la Paz de Westfalia que establece las bases del estado laico moderno. Básicamente se trataba de separar la esfera de la religión de la política; si hasta entonces los grandes estados y reinos europeos habían sido religiosamente homogéneos a partir de entonces se admite la pluralidad de cultos. A efectos prácticos este principio funcionó básicamente en Holanda y Dinamarca, en los demás países aún continuarían las guerras o se implantarían absolutismos que reducirían a los de otra confesión. El caso paradigmático de persecución religiosa lo llevó a cabo Luis XIII, rey de Francia. Bajo su reino y el de sus antecesores se suprimió a todos los protestantes del país por la fuerza. En Inglaterra se produjo una limpieza similar aunque no de católicos sino más bien, de algunas de las 90

ramas más radicales de los protestantes. Puritanos, baptistas y mormones fueron expulsados de Europa y se instalaron en Norteamérica, estos son los que siglo y medio después crearían los Estados Unidos. A principios del siglo XVIII las guerras de religión parecían haber terminado, es entonces cuando empieza a fraguarse un movimiento que configuraría definitivamente el modelo de estado democrático más común en occidente hoy en día. La Ilustración francesa pretendía escaparse del control del totalitarismo e imponer un verdadero estado laico y republicano. Era un movimiento burgués que pretendía dar mayor relevancia a esta clase social que se había enriquecido pero sin obtener más poder político. Los principios ilustrados darán pie a la Revolución Francesa que acabaría con el absolutismo en Francia creando la primera república de Europa. Unos pocos años antes los principios ilustrados y democráticos habían encontrado lugar en la declaración de independencia de los EE.UU. Esta fue la primera colonia americana en independizarse de Europa. Tanto en su declaración de independencia como en su Constitución Estados Unidos recogía los principios republicanos de los ilustrados convirtiéndose así en la primera y más duradera democracia del mundo moderno. Sin embargo, a finales del siglo XVIII se produjo una fuerte reacción a los principios de la ilustración. El romanticismo fue un movimiento claramente localista frente al internacionalismo de los ilustrados. Fue entonces cuando el concepto de nación adquiere las connotaciones que hoy le damos. Esto se notará a partir del siglo XIX con el surgimiento del nacionalismo y el nacimiento de nuevos países como Alemania, Italia o Grecia. Filosofía moderna del estado: la filosofía moderna del estado aparece después de la Paz de Westfalia, una vez que se ha negado que la legitimidad del gobierno la otorgue dios a través del papa y que, incluso, comiencen a aparecer estados con diversidad religiosa se planteó el problema de cómo legitimar este nuevo modelo de estado. Esto daría pie a las teorías contractualistas que siguen siendo esenciales en el pensamiento político de hoy en día. Todas estas teorías partían de un principio común, trataban de explicar como se habría originado el estado para racionalizar su legitimidad. Todas ellas proponían un estado de naturaleza anterior al surgimiento del estado; los hombres habrían salido de él por diversas razones (según la teoría) y habrían aceptado someterse a un gobierno y a unas instituciones legando algunos de sus derechos. La razón por la que entraban en el estado y los derechos que le otorgaban difería en cada autor. Destacaremos los tres principales: Hobbes, Locke y Rousseau que darán pie a diferentes teorías del estado que son aún importantes hoy por hoy. La primera teoría contractualista es la de Hobbes, este filósofo inglés fue testigo de las guerras de religión y defendió una solución absolutista. Según él el hombre sin estado está en estado de guerra, el único derecho que vale es la ley del más fuerte. Es por ello que los hombres se ven forzados a crear un estado que permita proteger sus vidas. Es por ello que requiern un gobernante, alguien que cuente con el poder de coaccionar a los que no obedecen las normas impuestas. Hobbes creía que el contrato social (que establece el origen de la sociedad) debía ser un contrato según el cual los súbditos cedieran todo el poder a un monarca que podría impedir los conflictos gracias a que el era el único que podía ser legítimamente violento. Era un contrato, por lo tanto, según el cual se cedían todos los derechos a una sola persona. Esta persona podía ser tan imprevisible como las demás pero, para Hobbes; era mejor someterse al capricho de un solo hombre que vivir bajo la ley del más fuerte. La segunda teoría contractualista que aparece es la de Locke. Para este el estado de naturaleza es similar al de Hobbes, aunque el problema no es tanto preservar la vida como las tareas que uno ha realizado. Según Locke en el estado de naturaleza ningún hombre puede estar seguro de 91

no perder sus posesiones, además de esto requerirá una sociedad para obtener bienes que le sean necesarios. Para Locke el estado debe garantizar la propiedad privada y el correcto funcionamiento del mercado. Es un estado liberal ya que permite al hombre elegir su religión, su forma de pensar, y no permite al estado despojarle de sus bienes. En el contrato social preserva el ciudadano el derecho a la propiedad privada y a la libertad de pensamiento; es por ello que los que firman el contrato son ciudadanos con derechos y no súbditos. Una última formulación, aún más radical, es la de Rousseau; este prefigura el modelo de estado republicano. Para él el estado de naturaleza es un estado de felicidad; en el los hombres son plenamente felices ya que no tienen necesidad de garantizarse bienes y gloria. Uno podría preguntarse por qué crear una sociedad si se es feliz sin ella, para esto habría que matizar; ya que si bien Rousseau cree en la felicidad del hombre salvaje esta es una estúpida felicidad. Su idea del estado de naturaleza lleva a los a la perdición porque carecen de capacidades para sobrevivir en la naturaleza. Es por ello que necesitan un estado. Para crear el estado estos hombres firman el contrato social como ciudadanos libres, preservando algunos derechos para ellos entre los que se cuentan la libertad de opinión, expresión, comercio, de elección de su gobierno (que pueden derrocar sino les agrada) y, por supuesto, el derecho a la vida. Según la teoría rousseauniana los ciudadanos participan en la vida política que es, por lo tanto, una cosa (res) pública (publicae). Junto a Rousseau existe otra figura esencial del pensamiento político ilustrado: Montesquieu. Este propone la división de los poderes públicos en tres, de tal forma que no se concentrase todo en una sola mano y se pueda controlar mejor. Esta tripartición de los poderes persiste en las democracias modernas aunque no idéntica a la de Montesquieu que proponía un poder ejecutivo y uno legislativo pero el tercer poder, a diferencia del estado moderno que cuenta con un poder judicial, era llamado federativo y se refería a las relaciones exteriores del país. Tras la revolución francesa se produce un movimiento de reacción conocido como el romanticismo. En filosofía política este engendra sobre todo el nacionalismo. Una muestra del mismo es el texto de Fichte Discursos a la nación alemana. En el se define a los alemanes como una nación, algo más importante que el estado ya que supone una unidad espiritual, esta nación debía unificarse bajo un único estado. El principio que seguía era el básico de todo nacionalismo decimonónico, a cada nación correspondía un estado; y ese estado era legítimo siempre y cuando siguiera los designios naturales que el pueblo, como representante de la “tierra y la sangre” de la nación, le otorgaba. El nacionalismo se encarnó en movimientos políticos que configuraron el mapa de Europa tal y como lo conocemos, sin embargo su influencia ha sido peligrosa en muchos momentos a lo largo de la historia ya que el término nación es muy abstracto e indefinido, responde a sentimientos más que a razones, lo que a conducido y conduce a innumerables enfrentamientos.

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TEMA 14: HOBBES Y ROUSSEAU: DOS AUTORES, DOS ESTADOS. El contractualismo. Texto1: Capítulo XIII Leviatán (Thomas Hobbes). Texto2: fragmentos de Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.(J.J. Rousseau). TEXTO 1: Capítulo XIII De la condición natural del género humano, en lo que concierne a su felicidad y miseria 1. La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en sus facultades corporales y mentales que, aunque pueda encontrarse a veces un hombre manifiestamente más fuerte de cuerpo, o más rápido de mente que otro, aún así, cuando todo se toma en cuenta en conjunto, la diferencia entre hombre y hombre no es lo bastante considerable como para que uno de ellos pueda reclamar para sí beneficio alguno que no pueda el otro pretender tanto como él. Porque en lo que toca a la fuerza corporal, aun el más débil tiene fuerza suficiente para matar al más fuerte, ya sea por maquinación secreta o por federación con otros que se encuentran en el mismo peligro que él. 2. Y en lo que toca las facultades mentales, (dejando aparte las artes fundadas sobre palabras, y especialmente aquella capacidad de procedimiento por normas generales e infalibles llamada ciencia, que muy pocos tienen, y para muy pocas cosas, no siendo una facultad natural, nacida con nosotros, ni adquirida (como la prudencia) cuando buscamos alguna otra cosa) encuentro mayor igualdad aún entre los hombres, que en el caso de la fuerza. Pues la prudencia no es sino experiencia, que a igual tiempo se acuerda igualmente a todos los hombres en aquellas cosas a que se aplican igualmente. Lo que quizá haga de una tal igualdad algo increíble no es más que una vanidosa fe en la propia sabiduría, que casi todo hombre cree poseer en mayor grado que el vulgo; esto es, que todo otro hombre salvo él mismo, y unos pocos otros, a quienes, por causa de la fama, o por estar de acuerdo con ellos, aprueba. Pues la naturaleza de los hombres es tal que, aunque pueden reconocer que muchos otros son más vivos, o más elocuentes, o más instruidos, difícilmente creerán, sin embargo, que haya muchos más sabios que ellos mismos: pues ven su propia inteligencia a mano, y la de los otros hombres a distancia. Pero esto prueba que los hombres son en ese punto iguales más bien que desiguales. Pues generalmente no hay mejor signo de la igual distribución de alguna cosa que el que cada hombre se contente con lo que le ha tocado. 3. De esta igualdad de capacidades surge la igualdad en la esperanza de alcanzar nuestros fines. Y, por lo tanto, si dos hombres cualesquiera desean la misma cosa, que, sin embargo, no pueden ambos gozar, devienen enemigos; y en su camino hacia su fin (que es principalmente su propia conservación, y a veces sólo su delectación) se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse. Y viene así a ocurrir que, allí donde un invasor no tiene otra cosa que temer que el simple poder de otro hombre, si alguien planta, siembra, construye, o posee asiento adecuado, puede esperarse de otros que vengan probablemente preparados con fuerzas unidas para desposeerle y privarle no sólo del fruto de su trabajo, sino también de su vida, o libertad. Y el invasor a su vez se encuentra en el mismo peligro frente a un tercero. 93

4. No hay para el hombre más forma razonable de guardarse de esta inseguridad mutua que la anticipación; y esto es, dominar, por fuerza o astucia, a tantos hombres como pueda hasta el punto de no ver otro poder lo bastante grande como para ponerla en peligro. Y no es esto más que lo que su propia conservación requiere, y lo generalmente admitido. También porque habiendo algunos, que complaciéndose en contemplar su propio poder en los actos de conquista, los que van más lejos de lo que su seguridad requeriría, si otros, que de otra manera se contentarían con permanecer tranquilos dentro de límites modestos, no incrementasen su poder por medio de la invasión, no serían capaces de subsistir largo tiempo permaneciendo sólo a la defensiva. Y, en consecuencia, siendo tal aumento del dominio sobre hombres necesario para la conservación de un hombre, debiera serle permitido. 5. Por lo demás, los hombres no derivan placer alguno (sino antes bien, considerable pesar) de estar juntos allí donde no hay poder capaz de imponer respeto a todos ellos. Pues cada hombre se cuida de que su compañero le valore a la altura que se coloca el mismo. Y ante toda señal de desprecio o subvaloración es natural que se esfuerce hasta donde se atreva (que, entre aquellos que no tienen un poder común que los mantengan tranquilos, es lo suficiente para hacerles destruirse mutuamente), en obtener de sus rivales, por daño, una más alta valoración; y de los otros, por el ejemplo. 6. Así pues, encontramos tres causas principales de riña en la naturaleza del hombre. Primero, competición; segundo, inseguridad; tercero, gloria. 7. El primero hace que los hombres invadan por ganancia; el segundo, por seguridad; y el tercero, por reputación. Los primeros usan de la violencia para hacerse dueños de las personas, esposas, hijos y ganado de otros hombres; los segundos para defenderlos; los terceros, por pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, y cualquier otro signo de subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por reflejo en su prole, sus amigos, su nación, su profesión o su nombre. 8. Es por ello manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que les obligue a todos al respeto, están en aquella condición que se llama guerra; y una guerra como de todo hombre contra todo hombre. Pues la guerra no consiste sólo en batallas, o en el acto de luchar; sino en un espacio de tiempo donde la voluntad de disputar en batalla es suficientemente conocida. Y, por tanto, la noción de tiempo debe considerarse en la naturaleza de la guerra; como está en la naturaleza del tiempo atmosférico. Pues así como la naturaleza del mal tiempo no está en un chaparrón o dos, sino en una inclinación hacia la lluvia de muchos días en conjunto, así la naturaleza de la guerra no consiste en el hecho de la lucha, sino en la disposición conocida hacia ella, durante todo el tiempo en que no hay seguridad de lo contrario. Todo otro tiempo es paz. 9. Lo que puede en consecuencia atribuirse al tiempo de guerra, en el que todo hombre es enemigo de todo hombre, puede igualmente atribuirse al tiempo en que los hombres también viven sin otra 94

seguridad que la que les suministra su propia fuerza y su propia inventiva. En tal condición no hay lugar para la industria; porque el fruto de la misma es inseguro. Y, por consiguiente, tampoco cultivo de la tierra; ni navegación, ni uso de los bienes que pueden ser importados por mar, ni construcción confortable; ni instrumentos para mover y remover los objetos que necesitan mucha fuerza; ni conocimiento de la faz de la tierra; ni cómputo del tiempo; ni artes; ni letras; ni sociedad; sino, lo que es peor que todo, miedo continuo, y peligro de muerte violenta; y para el hombre una vida solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta. 10. Puede resultar extraño para un hombre que no haya sopesado bien estas cosas que la naturaleza disocie de tal manera los hombres y les haga capaces de invadirse y destruirse mutuamente. Y es posible que, en consecuencia, desee, no confiando en esta inducción derivada de las pasiones, confirmar la misma por experiencia. Medite entonces él, que se arma y trata de ir bien acompañado cuando viaja, que atranca sus puertas cuando se va a dormir, que echa el cerrojo a sus arcones incluso en su casa, y esto sabiendo que hay leyes y empleados públicos armados para vengar todo daño que se le haya hecho, qué opinión tiene de su prójimo cuando cabalga armado, de sus conciudadanos cuando atranca sus puertas, y de sus hijos y servidores cuando echa el cerrojo a sus arcones. ¿No acusa así a la humanidad sus acciones como lo hago yo con mis palabras? Pero ninguno de nosotros acusa por ello a la naturaleza del hombre. Los deseos, y otras pasiones del hombre, no son en sí mismos pecado. No lo son tampoco las acciones que proceden de estas pasiones, hasta que conocen una ley que las prohíbe. Lo que no pueden saber hasta que haya leyes. Ni puede hacerse ley alguna hasta que hayan acordado la persona que lo hará. 11. Puede quizás pensarse que jamás hubo tal tiempo ni tal situación de guerra; y yo creo que nunca fue generalmente así, en todo el mundo. Pero hay muchos lugares donde viven así hoy. Pues las gentes salvajes de muchos lugares de América, con la excepción del gobierno de pequeñas familias, cuya concordia depende de la natural lujuria, no tienen gobierno alguno; y viven hoy en día de la brutal manera que antes he dicho. De todas formas, qué forma de vida habría allí donde no hubiera un poder común al que temer puede ser percibido por la forma de vida en la que suelen degenerar, en una guerra civil, hombres que anteriormente han vivido bajo un gobierno pacífico. 12. Pero aunque nunca hubiera habido un tiempo en el que los hombres particulares estuvieran en estado de guerra de unos contra otros, sin embargo, en todo tiempo, los reyes y personas de autoridad soberana están, a causa de su independencia, en continuo celo, y en el estado y postura de gladiadores; con las armas apuntando, y los ojos fijos en los demás; esto es, sus fuertes, guarniciones y cañones sobre las fronteras de sus reinos e ininterrumpidos espías sobre sus vecinos; lo que es una postura de guerra. Pero, pues, sostienen así la industria de sus súbditos, no se sigue de ello aquella miseria que acompaña a la libertad de los hombres particulares. 13. De esta guerra de todo hombre contra todo hombre, es también consecuencia que nada puede ser injusto. Las nociones de bien y mal, justicia e justicia, no tienen allí lugar. Donde no hay poder común, no hay ley. Donde no hay ley, no hay injusticia. La fuerza y el fraude son en la guerra las dos virtudes cardinales. La justicia y la injusticia no son facultad alguna ni del cuerpo ni de la mente. Si lo fueran, podrían estar en un hombre que estuvieras solo en el mundo, como sus sentidos 95

y pasiones. Son cualidades relativas a hombres en sociedad, no en soledad. Es consecuente también con la misma condición que no haya propiedad, ni dominio, ni distinción entre mío y tuyo; sino sólo aquello que todo hombre pueda tomar; y por tanto tiempo como pueda conservarlo. Y hasta aquí lo que se refiere a la penosa condición en la que el hombre se encuentra de hecho por pura naturaleza; aunque con una posibilidad de salir de ella, consistente en parte en las pasiones, en parte en su razón. 14. Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz son el temor a la muerte; el deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable; y la esperanza de obtenerlas por su industria. Y la razón sugiere adecuados artículos de paz sobre los cuales puede llevarse a los hombres al acuerdo. Estos artículos son aquellos que en otro sentido se llaman leyes de la naturaleza, de las que hablaré más en concreto en los dos siguientes capítulos. (Según la versión de Antonio Escohotado, "Leviatán o la invención moderna de la razón", Editora Nacional, Madrid, 1980)

TEXTO 2: El primero a quien, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir “esto es mío” y encontró personas lo bastante simples para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, miserias y horrores habría ahorrado al género humano quien, arrancando las estacas o rellenando la zanja, hubiera gritado a sus semejantes: “¡Guardaos de escuchar a ese impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra no es de nadie!”. Pero todo parece indicar que para entonces las cosas habían llegado ya al punto de no poder durar más como estaban: porque esa idea de la propiedad, dependiente de muchas ideas anteriores que sólo han podido nacer sucesivamente, no se formó de golpe en el espíritu humano. Hubo que hacer muchos progresos, adquirir mucha industria y luces, transmitirlos y comunicarlos de generación en generación antes de llegar a este último término del estado de naturaleza. Retomemos, pues, las cosas desde más atrás y tratemos de reunir bajo un solo punto de vista esa lenta sucesión de acontecimientos y de conocimientos en su orden más natural. El primer sentimiento del hombre fue el de su existencia; su primer cuidado, el de su conservación. Los productos de la tierra le proporcionaban todos los recursos necesarios, y el instinto le llevó a usarlos. El hambre y otros apetitos le hacían probar una tras otra diversas maneras de existir, y hubo una entre ellas que le invitó a perpetuar su especie; y esta inclinación ciega, desprovista de todo sentimiento del corazón, no producía más que un acto puramente animal. Satisfecha la necesidad, los dos sexos ya no se reconocían, y el mismo hijo no era nada para la madre tan pronto como podía prescindir de ella. […] A medida que el género humano se extendió, las penalidades se multiplicaron con los hombres. Las diferencias de los terrenos, de los climas, de las estaciones, pudo forzarlos a introducirlas en sus maneras de vivir. Años estériles, inviernos largos y rudos, veranos ardientes que lo consumen todo, exigieron de ellos una nueva industria. A lo largo del mar y de los ríos inventaron la caña y el anzuelo, se volvieron pescadores e ictiófagos [se alimentan de peces]. En las selvas hicieron arcos y flechas y se convirtieron en cazadores y guerreros. En los países fríos se cubrieron con las pieles de los animales que habían matado. El rayo, un volcán, o alguna feliz casualidad, les hizo conocer el fuego, nuevo recurso contra el rigor del invierno; primero aprendieron a conservar ese elemento, luego a reproducirlo, y finalmente a preparar con él las carnes que hasta entonces devoraban crudas. 96

[…] Aunque sus semejantes no fueran para él lo que son para nosotros, y aunque apenas tuviera con ellos más trato que con los demás animales, no fueron olvidados en sus observaciones. […] concluyó que su manera de pensar y de sentir era completamente conforme a la suya, y esta importante verdad, bien asentada en su espíritu, le hizo deducir, por un presentimiento tan seguro y más rápido que la dialéctica, las mejores reglas de conducta que, para su provecho y su seguridad, le convino guardar con ellos. […] Antes de que se hubieran inventado los signos representativos de las riquezas, estas apenas podían consistir en otra cosa que en tierras y ganado, únicos bienes reales que los hombres pueden poseer. Pero cuando las heredades fueron aumentando en número y extensión hasta el puntode cubrir todo el sueloy de tocarse entre sí, unas no pudieron agrandarse sino a expensas de otras, y los supernumerarios [los no propietarios] a quienes la debilidad o la indolencia habían impedido adquirirlas a su vez, vueltos pobres sin haber perdido nada porque, al cambiar todo a su alrededor, sólo ellos no habían cambiado, fueron obligados a recibir o a arrebatar su subsistencia de la mano de los ricos, y ahí comenzaron a nacer, según los diversos caracteres de unos y de otros, la dominación y la servidumbre. […] Es imposible que los hombres no llegaran por fin a reflexionar sobre una situación tan miserable, ni sobre las calamidades por las que estaban agobiados. Los ricos, sobre todo, pronto debieron sentir cuán perjudicial les era una guerra perpetua cuyo costo pagaban ellos solos y en el que el riesgo de la vida era común y el de los bienes particular. […] Con este propósito, tras haber expuesto a sus vecinos el horror de una situación que armaba a todos contra todos, que volvía tan onerosas sus posesiones como sus necesidades, y en la que nadie hallaba seguridad ni en la pobreza ni en la riqueza, fácilmente inventó falaces razones para atraerles a su proyecto: “Unámonos, les dijo, para proteger de la opresión a los débiles, contener a los ambiciosos, y asegurar a cada uno la posesión de lo que le pertenece. Instituyamos reglamento de justicia y de paz a los cuales todos estén obligados a conformarse, que no eximan a nadie, y que reparen de algún modo los caprichos de la fortuna sometiendo por igual al poderoso y al débil a poderes mutuos. En una palabra, en lugar de volver nuestras fuerzas contra nosotros mismos, reunámoslas en un poder supremo que nos gobierne según leyes sabias, que proteja y defienda a todos los miembros de la asociación, rechace a los enemigos comunes y nos mantenga en concordia eterna.” Se necesitó mucho menos del equivalente de este discurso para arrastrar a unos hombres toscos, fáciles de seducir, que por otra parte, tenían demasiados asuntos que solventar entre sí como para prescindir de árbitros, y demasiada avaricia y ambición como para poder prescindir durante mucho tiempo de amos. Todos corrieron al encuentro de sus cadenas creyendo asegurar su libertad […] Pese a todos los trabajos de los más sabios legisladores, el Estado Político continuó siendo siempre imperfecto, porque era casi obra del azar y porque, mal comenzado, al descubrir el tiempo sus defectos y sugerir los remedios, nunca pudo reparar los vicios de su constitución. Se enmendaba constantemente, cuando habría sido necesario comenzar limpiando el campo y desechando todos los materiales viejos. No sería más razonable creer que los pueblos se arrojaron desde un principio en los brazos de un dueño absoluto, sin condiciones y sin remisión, ni que el primer medio, imaginado por hombres orgullosos e indómitos, de proveer a la seguridad fue precipitarse en la esclavitud. En efecto, ¿por qué se dieron unos jefes, si no fue para que los defendieran contra la opresión y protegiesen sus bienes , sus libertades y sus vidas, que son, por decirlo así, los elementos constitutivos de su ser? Ahora bien, si en las relaciones de hombre a hombre lo peor que puede ocurrirle a uno es verse a merced de otro ¿no hubiera sido un contrasentido empezar por despojarse, en manos de un jefe, de 97

las únicas cosas para cuya conservación necesitaban su ayuda? ¿Qué equivalente hubiera podido ofrecerles a cambio por la concesión de un derecho tan precioso? Y si hubiera osado exigirlo so pretexto de defenderlos ¿no habría recibido al instante la respuesta del apólogo: qué más nos haría el enemigo? Es pues incontestable, y es la máxima fundamental de todo el derecho político, que los pueblos se dieron jefes para defender su libertad y no para que los esclavizasen: si tenemos un príncipe, le decía Plinio a Trajano, es para que nos preserve de tener un amo. En cuanto a la autoridad paternal de la que muchos han hecho derivar el gobierno absoluto, sin tener en cuenta las pruebas en contra de Locke y Sidney, es suficiente con señalar que nada hay en el mundo tan lejano del espíritu feroz del despotismo como la dulzura de esa autoridad que mira más por el provecho de quien obedece que por la utilidad de quien manda […]. Rousseau, J. J., Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres.

ANEXO: TEXTOS PARA REALIZAR COMENTARIOS Texto para comentario 1: El buen sentido es la cosa que mejor repartida está en el mundo, pues todos juzgan que poseen tan buena provisión de él que aún los más difíciles de contentar en otras materias no suelen apetecer más del que ya tienen. En lo cual no es verosímil que todos se engañen, sino más bien esto demuestra que la facultad de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen sentido o razón, es por naturaleza igual en todos los hombres; y, por lo tanto, que la diversidad de nuestras opiniones no procede de que unos sean más racionales que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por caminos distintos y no consideramos las mismas cosas. No basta, ciertamente, tener un buen entendimiento: lo principal es aplicarlo bien. Las almas más grandes son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes; y los que caminan lentamente pueden llegar mucho más lejos, si van siempre por el camino recto, que los que corren, pero se apartan de él. René Descartes, Discurso del método, página 69. Alianza, Madrid, 1997

Textos para comentario 2 (doble): Texto 1: Hermes Cilenio, entretanto, llamaba a las almas de los pretendientes. Llevaba en sus manos la vara, hermosa, de oro, con la cual, cuando quiere adormece los ojos de los hombres, o bien, a los que duermen, los saca del sueño. Con ella movía y guiaba a las almas, que, chillando, lo iban siguiendo. Igual que los murciélagos, en el fondo de un antro espacioso, revolotean chillando cuando alguno de ellos se cae del racimo

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que cuelga de la roca y en el que unos con otros se encuentran trabados, así marchaban ellas en medio de chillidos. El benéfico Hermes, delante, las llevaba por lóbregas rutas. Homero, Odisea, XXIV 1-10. Traducción de José García Roca para la asignatura Historia de la Filosofía Anti gua

Texto 2: […]La experiencia, dice Polus{6}, y con razón, ha creado el arte; la inexperiencia marcha a la aventura. El arte comienza, cuando de un gran número de nociones suministradas por la experiencia, se forma una sola concepción general que se aplica a todos los casos semejantes. Saber que tal remedio ha curado a Calias atacado de tal enfermedad, que ha producido el mismo efecto en Sócrates y en muchos otros tomados individualmente, constituye la [53] experiencia; pero saber, que tal remedio ha curado toda clase de enfermos atacados de cierta enfermedad; los flemáticos, por ejemplo, los biliosos o los calenturientos, es arte. En la práctica la experiencia no parece diferir del arte, y se observa que hasta los mismos que sólo tienen experiencia consiguen mejor su objeto que los que poseen la teoría sin la experiencia. Esto consiste en que la experiencia es el conocimiento de las cosas particulares, y el arte, por lo contrario, el de lo general{7}. Ahora bien, todos los actos, todos los hechos se dan en lo particular. Porque no es al hombre al que cura el médico, sino accidentalmente, y sí a Calias o Sócrates o a cualquier otro individuo que resulte pertenecer al género humano. […]En efecto, los hombres de experiencia saben bien que tal cosa existe, pero no saben porqué existe; los hombres de arte, por lo contrario, conocen el porqué y la causa. Y así, según la opinión común, el arte, más que la experiencia, es ciencia; porque los hombres de arte pueden enseñar, y los hombres de experiencia no. […]la ciencia que se llama Filosofía{9} es, según la idea que generalmente se tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los principios. Aristóteles, Metafísica Edición digital a partir de la traducción de Patricio de Azcárate.

Textos para comentario 3 (doble): 24 Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles y alimañas terrestres según su especie.» Y así fue. 25 Hizo Dios las alimañas terrestres según especie, y las bestias según especie, y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien. 26 Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra. 27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.» Génesis

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Al considerar el origen de las especies se concibe perfectamente que un naturalista, reflexionando sobre las afinidades mutuas de los seres orgánicos, sobre sus relaciones embriológicas, su distribución geográfica, sucesión geológica y otros hechos semejantes, puede llegar a la conclusión de que las especies no han sido independientemente creadas, sino que han descendido, como las variedades, de otras especies. Sin embargo, esta conclusión, aunque estuviese bien fundada, no sería satisfactoria hasta tanto que pudiese demostrarse cómo las innumerables especies que habitan el mundo se han modificado hasta adquirir esta perfección de estructuras y esta adaptación mutua que causa, con justicia, nuestra admiración. Los naturalistas continuamente aluden a condiciones externas, tales como clima, alimento, etc., como la sola causa posible de variación. En un sentido limitado, como veremos después, puede esto ser verdad; pero es absurdo atribuir a causas puramente externas la estructura, por ejemplo, del pájaro carpintero, con sus patas, cola, pico y lengua tan admirablemente adaptados para capturar insectos bajo la corteza de los árboles. En el caso del muérdago, que saca su alimento de ciertos árboles, que tiene semillas que necesitan ser transportadas por ciertas aves y que tiene flores con sexos separados que requieren absolutamente la mediación de ciertos insectos para llevar polen de una flor a otra, es igualmente absurdo explicar la estructura de este parásito y sus relaciones con varios seres orgánicos distintos, por efecto de las condiciones externas, de la costumbre o de la voluntad de la planta misma. Charles Darwin, El origen de las especies, edición digital, trad. de Antonio de Zulueta. Biblioteca Virtual Cervantes.

Texto para comentario 4: […] Dicha opinión está muy próxima a la de Descartes. Pues admite que el ánima o alma está unida principalmente a cierta parte del cerebro, a saber, la llamada glándula pineal, por cuyo medio el alma percibe todos los movimientos que se suscitan en el cuerpo, así como los objetos exteriores […] Verdaderamente, no puedo dejar de asombrarme de que un filósofo que había decidido firmemente no deducir nada que no percibiese clara y distintamente […] parta de una hipótesis más oculta que cualquier cualidad oculta. Pues ¿qué entiende, me pregunto, por “unión” de alma y cuerpo? ¿Qué concepto claro y distinto, quiero decir, tiene de la íntima unión de un pensamiento y una pequeña porción de cantidad. Quisiera, ciertamente, que hubiese explicado dicha unión por su causa próxima. Pero había concebido el alma como algo distinto del cuerpo, que no pudo asignar ninguna causa singular ni a esa unión ni al alma misma, y le fue necesario recurrir a la causa del universo entero, es decir, a Dios. Spinoza, Ética, Alianza, Madrid, 2001, páginas 384 - 386 Texto para comentario 5: Todas las ideas proceden de la sensación o de la reflexión. Supongamos, pues, que al comienzo es el alma lo que se llama un papel en blanco, vacío totalmente de caracteres, sin ninguna idea; ¿cómo llegará a tener ideas? ¿Por qué medios, adquiere esta vasta cantidad que la imaginación del hombre, actuando siempre y sin límites, le presenta con una variedad casi interminable? ¿De dónde toma estos materiales de la razón y el conocimiento? A esto respondo con las palabras siguientes: de la experiencia. Ella es el fundamento de todo nuestro conocimiento, en ella está su primer origen. Nuestras observaciones de los objetos exteriores sensibles, o de las operaciones internas de nuestros espíritus, percibidas, y 100

sobre las que reflexionamos, proporcionan a nuestro espíritu todos los materiales del pensamiento. Éstas son las dos fuentes del conocimiento de donde provienen las ideas que tenemos o que podemos tener naturalmente. Locke, J.: Ensayo sobre el entendimiento humano, libro 2º, cap. I, Ed. Sudamericana. Buenos Aires. 1940

Texto para comentario 6: Como los antiguos (según cuenta Pappus) consideraban de la mayor importancia la mecánica para la investigación de las cosas naturales, y como los modernos –rechazando formas substanciales y cualidades ocultas- han intentado reducir los fenómenos de la naturaleza a las leyes matemáticas, he querido en este trabajo cultivar la matemática en tanto en cuanto se relaciona con la filosofía (“ciencia física”) […] El objeto de la filosofía (“ciencia física”) parece consistir en pasar de los fenómenos de movimiento a la investigación de las fuerzas de la Naturaleza, y luego demostrar los otros fenómenos a partir de esas fuerzas; a ello se enderezan las proposiciones generales de los dos primeros libros. En el tercero proporciono un ejemplo de esto en la expliación del Sistema del Mundo; pues mediante las proposiciones matemáticamente demostradas, deduzco en el tercero, a partir de los fenómenos celestes, las fuerzas de gravedad con las cuales los cuerpos tienden hacia el Sol y hacia los otros planetas. Luego, a partir de esas fuerzas, mediante otras proposiciones, igualmente matemáticas, deduzco los movimientos de los planetas, los cometas, la Luna y el mar…” Newton, I.: Principios matemáticos de la filosofía natural. Introducción. Página 199. Editora Nacional. Madrid 1982

Texto para comentario 7: Kuhn piensa de otro modo. También él rechaza la idea de que la ciencia crezca mediante acumulación de verdades eternas. También él se inspira fundamentalmente en la destrucción de la física newtoniana realizada por Einstein. También su principal problema son las revoluciones científicas. Pero mientras que para Popper la ciencia es “revolución pemanente”, y la crítica, la médula de la empresa científica, para Kuhn las revoluciones son excepcionales y, en realidad, extracientíficas; en tiempos “normales” la crítica en anatema. En realidad para Kuhn la transición de la crítica al compromiso señala el punto en que comienza el progreso y la ciencia normal. Para él la idea de que tras la “refutación” se puede pedir el rechazo y la eliminación de una teoría constituye falsacionismo ingenuo. Sólo en los escasos momentos de “crisis” se permite la crítica de la teoría dominante y las propuestas de nuevas teorías. Esta última tesis de Kuhn ha sido muy criticada y no la discutiré. Mi interés se centra más bien en que Kuhn , tras reconocer el fracaso tanto del justificacionismo como del falsacionismo para suministrar explicaciones del progreso científico, parece ahora retroceder al irracionalismo. Lakatos, I.: La metodología de los programas de investigación científica. Alianza. Madrid. 1998. Páginas 18 y 19.

Texto para comentario 8: A partir de esa metafísica, mezclada con la Escritura para formar la teología escolástica, se nos dice que existen en el mundo ciertas esencias separadas de los cuerpos que se denominan esencias abstractas y formas substanciales. Y para la interpretación de esta jerga es necesario algo más que una atención ordinaria en este lugar. 101

El mundo (no quiero decir solamente la Tierra, que denomina hombres mundanos a sus amantes, sino el universo, es decir, toda la masa de cosas existentes) es corpóreo, es decir, tiene cuerpo; y tiene las dimensiones de la magnitud, a saber: longitud, anchura y profundidad. Igualmente, cada parte del cuerpo es del mismo modo cuerpo y tiene esas dimensiones; y, en consecuencia, cada parte del universo es cuerpo, y lo que no es cuerpo no forma parte del universo. Y puesto que el universo es todo, aquello que no forma parte de él es nada y, en consecuencia, ninguna parte. Hobbes, T.: Leviatán, Editora Nacional. Madrid. 1979. Página 707 .

Texto para comentario 9: En efecto, quien hasta aquí haya sido instruido en las cuestiones relativas al amor, al contemplar en su orden y de manera correcta las cosas bellas […] repentinamente avistará algo maravillosamente bello por naturaleza, aquello Sócrates, por lo que precisamente se realizaron todos los esfuerzos anteriores, algo que, en primer lugar, existe siempre, no nace ni muere, no aumenta ni disminuye; en segundo lugar, no es bello en un aspecto y feo en otro, ni unas veces si y otras no, […] ni tampoco se le aparecerá la belleza como un rostro, unas manos ni ninguna otra cosa de las que participa un cuerpo, ni como un razonamiento ni como una ciencia, ni en absoluto como algo que existe en otra cosa, por ejemplo en un ser viviente, en la tierra, en el cielo, o en algún otro ser, sino la propia belleza en sí, que es siempre consigo misma específicamente única, mientras que todas las demás cosas bellas participan de aquella de una manera tal que , aunque nazcan las demás y mueran, ella en nada se hace ni mayor ni menor, ni le sucede nada. Platón: Banquete. Alianza. Madrid. 1997. Página 97

Texto para comentario 10: El trabajo da valor a las cosas y establece la propiedad. El pan, el vino y las ropas son cosas de uso diario y de gran abundancia; sin embargo, si el trabajo no nos proveyese de esta clase de artículos utilísimos, nuestro pan, nuestra bebida y nuestras ropas serían las bellotas, el agua y las hojas o las pieles. Y eso porque el mayor valor que tienen el pan sobre las bellotas, el vino sobre el agua y el paño o la seda sobre las hojas, las pieles o el musgo, se debe por completo al trabajo y a la industriosidad humana. Las bellotas, el agua y las hojas son el alimento y el vestido que nos proporciona la Naturaleza, abandonada a sí misma; los otros productos, como el pan, el vino y los paños, nos los proporcionan nuestra actividad y nuestro esfuerzo. Bastará comparar el exceso de valor que tienen estos sobre aquéllos para ver que el trabajo constituye, con mucho, la parte mayor del valor de las cosas de que nos servimos en este mundo, y bastará también para que veamos que la tierra que produce los materiales apenas debe ser tomada en cuenta en ese valor, o que debe serlo en una pequeñísima proporción. […] En el pan que comemos no hay que calcular únicamente el esfuerzo del labrador, las fatigas del segador y del trillador y los sudores del panadero; también es preciso agregar a la cuenta del trabajo el de quienes domesticaron los bueyes, el de quienes arrancaron y fundieron el hierro y las piedras, el de los leñadores que derribaron el árbol y dieron forma a la madera empleada en el arado, en el molino, el horno y demás utensilios, que son muchísimos, que se precisan para la transformación del cereal, desde que se sembró, hasta que salió del horno convertido en pan. Todo esto entra en el trabajo y es su consecuencia; la Naturaleza y la tierra proporcionan únicamente los materiales en bruto y que apenas tienen valor en sí mismos. […] De todo lo anterior resulta evidente que, a pesar de habérsenos dado en común todas las cosas de la Naturaleza, el hombre (como dueño de sí mismo y propietarios de su persona, de sus actos o del 102

trabajo de la misma) llevaba dentro de sí la gran base de la propiedad; en efecto, su trabajo, que entraba como parte principal en todo aquello de que se servía para su sustento y comodidad, especialmente cuando la invención y las artes lo facilitaron, le correspondía perfectamente en propiedad y no pertenecía en común a los demás. Locke, J.: Ensayo sobre el gobierno civil. Aguilar. Madrid. 1980. Páginas 33 – 35.

Texto para comentario 11: Pero la utopía ya no es la forma filosófica apropiada de abordar el problema de la sociedad. Se ha llegado a reconocer que las contradicciones del pensamiento no pueden ser resueltas por la reflexión puramente teórica. Antes bien, ello requiere un desarrollo histórico, del cual no podemos evadirnos con el pensamiento. El conocimiento no está relacionado sólo con condiciones psicológicas y morales, sino también con condiciones sociales. Proponer o describir formas político-sociales perfectas partiendo de meras ideas carece de sentido y es insuficiente. La utopía como coronamiento de los sistemas filosóficos es reemplazada, pues, por una descripción científica de las relaciones y tendencias concretas que pueden conducir a un mejoramiento de la vida humana; esto trae vastas consecuencias para la estructura y el significado de la teoría filosófica. La filosofía moderna comparte con la antigua su confianza en las posibilidades de la humanidad, su optimismo respecto de las conquistas potenciales del hombre. […] Desde Platón, la filosofía jamás abandonó el idealismo verdadero, a saber, que es posible instaurar la razón entre los hombres y las naciones. Sólo se ha deshecho del falso idealismo, según el cual es suficiente mantener en alto el paradigma de la perfección sin detenerse a considerar cómo es posible alcanzarla. En la Época Moderna, la fidelidad a las ideas supremas frente a un mundo que les es contrario está asociada con el deseo lúcido de discernir las condiciones bajo las cuales esas ideas pueden ser realizadas en esta tierra. Horkheimer. M.: La función social de la filosofía. Teoría Crítica. Amorrortu. Buenos Aires 1974. Págs. 286 – 287

Texto para comentario 12: La buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto; es buena sólo por el querer, es decir, es buena en sí misma. Considerada por sí misma, es, sin comparación, muchísimo más valiosa que todo lo que por medio de ella pudiéramos verificar en provecho o gracia de alguna inclinación y, si se quiere, de la suma de todas las inclinaciones. Aun cuando, por particulares enconos del azar o por la mezquindad de una naturaleza madrastra, le faltase por completo a esa voluntad la facultad de sacar adelante su propósito; si, a pesar de sus mayores esfuerzos, no pudiera llevar a cabo nada y sólo quedase la buena voluntad -no desde luego como un mero deseo, sino como el acopio de todos los medios que están en nuestro poder-, sería esa buena voluntad como una joya brillante por sí misma, como algo que en sí mismo poseo su pleno valor. La utilidad o la esterilidad no pueden ni añadir ni quitar nada a ese valor. Serían, por decirlo así, como la montura, para poderla tener más a la mano en el comercio vulgar o llamar la atención de los poco versados-, que los peritos no necesitan de tales reclamos para determinar su valor. Kant, I.: Fundamentación de la Metafísica de las costumbres. Porrúa. México D.F. 1977. Pág. 21

Texto para comentario 13: Estas leyes de la libertad, a diferencia de las leyes de la naturaleza, se llaman morales. Si afectan 103

sólo a acciones meramente externas y a su conformidad con la ley, se llaman jurídicas; pero si exigen también que ellas mismas (las leyes) deban ser los fundamentos de determinación de las acciones, entonces son éticas y se dice, por tanto: que la coincidencia con las primeras es la legalidad, la coincidencia con las segundas, la moralidad de la acción. La libertad a la que se refieren las primeras leyes sólo puede ser la libertad en el ejercicio externo del arbitrio, pero aquélla a la que se refieren las últimas puede ser la libertad tanto en el ejercicio externo como en el interno del arbitrio, en tanto que está determinado por leyes de razón. Kant, I.: Metafísica de las costumbres. Tecnos. Madrid. 1989. Págs. 17-18.

Texto para comentario 14: Supongo a los hombres llegados a un punto en que los obstáculos que se oponen a su conservación en el estado natural vencen con su resistencia a las fuerzas que cada individuo puede emplear para mantenerse en ese estado. Entonces, ese estado primitivo no puede ya subsistir, y el género humano perecería si no cambiase su manera de ser. Ahora bien, como los hombres no pueden engendrar nuevas fuerzas, sino solamente aunar y dirigir las que existen, no les queda otro remedio, para subsistir, que formar por agregación una suma de fuerzas que pueda superar la resistencia, ponerlas en juego mediante un solo móvil y hacerlas actuar de consuno. Esta suma de fuerzas no puede nacer más que del concurso de varios; pero como la fuerza y la libertad de cada hombre son los primeros instrumentos de su conservación, ¿cómo los comprometerá sin perjudicarse y sin descuidar las atenciones que se debe a sí mismo? Esta dificultad aplicada a mi tema puede enunciarse en estos términos: “Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común a la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y permanezca tan libre como antes.” Tal es el problema fundamental cuya solución da el contrato social. […] En fin, como dándose cada uno a todos no se da a nadie, y como no hay un solo asociado sobre el cual no se adquiera el mismo derecho que a él se le cede sobre uno mismo, se gana el equivalente de todo lo que se pierde, y más fuerza para conservar lo que se tiene. De suerte que si se separa del pacto social lo que no forma parte de su esencia, resultará que se reduce a los términos siguientes: Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y recibimos en cuerpo a todo miembro como parte indivisible del todo. Rousseau, J.J.: El contrato social. Aguilar. Madrid. 1981. Páginas 16 y 17.

Comentario de texto TEMA 15: -¿Y qué hay respecto de la adquisición misma de la sabiduría? –dijo Sócrates- ¿Es el cuerpo un impedimento, si uno lo toma por compañero en la investigación? Quiero decir, por ejemplo, lo siguiente: ¿acaso garantizan alguna verdad la vista y el oído a los humanos, o sucede lo que incluso los poetas nos repiten de continuo, que ni oímos ni vemos nada preciso? Aunque, si estos sentidos del cuerpo no son exactos ni claros, mal lo serán los otros. Pues todos son inferiores a esos. ¿O no te lo parecen a ti? -Desde luego –respondió Simias. -¿Cuándo, entonces –dijo él-, aprehende el alma la verdad? Porque cuando intenta examinar algo en 104

compañía del cuerpo, está claro que entonces es engañada por él. -Es verdad lo que dices-¿No es, pues, al reflexionar, más que en ningún otro momento, cuando se le hace evidente algo de lo real? -Sí. -Y reflexiona, sin duda, de manera óptima, cuando no la perturba ninguna de esas cosas, ni el oído ni la vista, ni dolor ni placer alguno, sino que ella se encuentra al máximo en si misma, mandando a paseo al cuerpo, y, sin comunicarse ni adherirse a él, tiende hacia lo existente. -Así es. -Por lo tanto, ¿también ahí el alma del filósofo desprecia al máximo al cuerpo y escapa de éste, y busca estar a solas en sí ella misma? -Es evidente. -¿Qué hay ahora respecto de lo siguiente, Simias? ¿Afirmamos que lo justo en sí es algo, o que no es nada? -Lo afirmamos desde luego, ¡por Zeus! -¿Y que, asimismo, lo bello es algo y lo bueno también? -¡Cómo no! -¿Es que ya has visto con tus ojos en alguna ocasión alguna de tales cosas? -De ninguna manera –dijo él. -¿Pero acaso los has percibido con algún otro de los sentidos del cuerpo? Me refiero a todo eso, como el tamaño, la salud, la fuerza, y, en una palabra, a la realidad de todas las cosas, lo que cada una es. ¿Acaso se contempla por medio del cuerpo lo más verdadero de éstas, o sucede del modo siguiente: que el que de nosotros se prepara a pensar mejor y más exactamente cada cosa en sí de las que examina, éste llegaría lo más cerca posible de conocer cada una? -Así es, en efecto. -Entonces, ¿lo hará del modo más puro quien en rigor máximo vaya con su pensamiento solo hacia cada cosa, sin servirse de ninguna visión al pensar, ni arrastrando ninguna otra sensación en su razonamiento, sino que, usando sólo del pensamiento puro y en sí mismo, intente dar caza a cada una delas realidades, pura y en sí misma, prescindiendo todo lo posible de los ojos, los oídos y, en una palabra, del cuerpo entero, porque perturba al alma y no le permite adquirir la verdad y la sabiduría cuandos e asocia a ella? ¿No es ese, Simias, más que ningún otro, el que alcanzará lo real? -Es una verdad grandísima lo que dices, Sócrates –replicó Simias… -Así, pues, compañero –dijo Sócrates-, si esto es verdad, hay una gran esperanza de que , una vez llegado a donde me encamino, se adquirirá plenamente allí, más que en ninguna otra parte, aquello por lo que tanto nos hemos afanado en nuestra vida pasada; de suerte que el viaje que ahora se me ha ordenado se presenta unido a una buena esperanza, tanto para mí como para cualquier otro hombre que estime que tiene su pensamiento preparado y, por así decirlo, purificado. Platón. Fedón. Traducción de José García Roca. Reprografía facultad de filosofía de Valencia.

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Bibliografía: Además de los textos incluidos (cuya procedencia está indicada en cada uno de ellos), he utilizado, en mayor o menor medida, estos otros: María Pueyo Alaman, Roger Corcho Orrit, Óscar Ledesma Castro, Juan José Moreno Tejero, Rafael Cejudo Córdoba, Francisco Javier Díaz Goy y Ramón Román Alcalá, Filosofía y ciudadanía, editorial EDEBÉ. Pere Montaner Lacalle, Luís Martínez Martínez, Josep Sanllehí Ubach, Filosofia i ciutadania, editorial Castellnou. Amador Antón y Pascual Casañ, Lógica Matemática. Ejercicios. Lógica de Enunciados, Nau llibres. Gimeno Sacristán, J.: Teoría de la enseñanza y desarrollo del currículum; ed. Anaya, Madrid. 1981. Gimeno Sacristán, J.: Educar y convivir en la cultura global; ed. Morata, Madrid, 2001. Ausubel D. P. y otros: Psicología educativa; ed. Trillas, México, 1983 López Yáñez, J.: La ecología social de la organización; ed. La Muralla, Madrid, 2005. Guarro Pallás, A.: Los procesos de cambio educativo en una sociedad compleja. Ed. Pirámide. 2005. Madrid. Abbagnano, N.: Historia de la Pedagogía. Ed. FCE. México D.F. 1964 Ferrater Mora, José: Diccionario de filosofía. Ariel. Barcelona. 1994 Marías, J.: Historia de la filosofía. Madrid. Revista de Occidente. 1950. Coppleston: Historia de la filosofía. Barcelona. Ariel. 1975 Abbagnano: Historia de la filosofía. Barcelona. Hora. 1996 Lane Fox, R.: El mundo clásico. Crítica. Barcelona. 2005 Guthrie: Historia de la filosofía griega. Gredos. Madrid. 1965. Burkhardt: Historia de la cultura griega. Iberia. Madrid. 1974 Cosme Gutiérrez, Rafael Benlliure, Pedro García-Durán y David Barberá, Materiales para una historia de la filosofía. www.wikipedia.es http://recursos.cnice.mec.es/filosofia/

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