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Firma del Convenio de la Comisión Ambiental de la Megalópolis 23 de agosto de 2013 Señoras y señores: Muy buenos días a todas y todos ustedes. Quiero saludar de manera muy particular al señor Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Y a los señores Gobernadores: del Estado de Puebla, del Estado de México, de Tlaxcala, de Hidalgo, de Morelos, por su presencia, pero, sobre todo, por la disposición y voluntad política para lograr la integración de esta Comisión Ambiental de esta Megalópolis, con los alcances que el Secretario de Medio Ambiente ya ha expuesto. Y que lo que busca es, precisamente, crear esta Comisión que defina políticas homologadas para realmente mejorar las condiciones de medio ambiente para la población de esta gran Megalópolis. Quiero, también, saludar a quien habrá de encabezarla, al ingeniero Barnés, y que saludo con afecto. Y a toda la concurrencia en este acto. A servidores públicos. A Legisladores Federales. A quienes encabezan esfuerzos para la procuración de un mejor medio ambiente. Todas y todos ustedes: Sean bienvenidos. Señores representantes de los medios de comunicación: Sin duda, uno de los grandes cambios de México en las últimas décadas ha sido su transformación de una sociedad rural, a una eminentemente urbana. Y déjenme compartir con ustedes algunos datos.
Entre 1960 y 2010, el número de metrópolis en el país creció de 12 a 59, con más de 63 millones de habitantes. Estas ciudades concentran más del 50 por ciento de la población nacional. La migración del campo hacia las ciudades y la formación de grandes concentraciones urbanas han implicado importantes cambios de hábito y de necesidades. Sus amplias y crecientes poblaciones demandan más y mejores servicios, plantean nuevos retos, que exigen una amplia coordinación entre autoridades de los distintos órdenes de Gobierno. Entre las metrópolis más pobladas, sin duda, está la del Valle de México, Guadalajara, Monterrey, la región Puebla-Tlaxcala, Toluca, Tijuana, Ciudad Juárez y La Laguna. La expansión y dinámica poblacional de algunas de éstas han propiciado que la vecindad de dos o más zonas metropolitanas conformen una megalópolis. Esta condición se manifiesta, como en ninguna otra región del país, en la Zona Metropolitana del Valle de México. Por ello, sin duda, resulta de gran relevancia que, en un espíritu de federalismo articulado, la Comisión Ambiental Metropolitana, como aquí ya se refirió, establecida en 1996, se transforme ahora en la Comisión Ambiental de la Megalópolis. Con esta importante transformación se lograrán soluciones ambientales, no sólo para el Distrito Federal y el Estado de México, que ya venían trabajando de manera articulada y coordinada, sino también para los Estados de Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala. Reconozco, por ello, la voluntad y la decisión del señor Jefe de Gobierno del Distrito Federal y de cinco Gobernadores involucrados, para integrar esta nueva comisión. En esta megalópolis, con una población superior a la de varios países, podría referir el caso de Australia, o quizá una población cercana a países como Venezuela o Perú. Existen, sin duda, a partir de esta realidad y de esta condición, grandes desafíos ambientales que deben superarse a partir de un trabajo conjunto y coordinado. Por ello, a partir de ahora operará un esquema de coordinación, sin distinciones geográficas, políticas o administrativas, en beneficio de los ciudadanos. Se enfrentarán con una visión integral los retos ambientales, a fin de atender sus diversos aspectos políticos, sociales y económicos. Cada Gobierno aportará lo mejor de sí y tendrá claridad de sus responsabilidades y atribuciones. En la Comisión Ambiental de la Megalópolis estarán representadas las 16
delegaciones políticas del Distrito Federal, 29 municipios del Estado de Hidalgo, 80 municipios del Estado de México, los 33 del Estado de Morelos, 22 municipios del Estado Puebla y los 60 municipios del Estado de Tlaxcala. Son, en total, 16 delegaciones y 224 municipios, donde trabajaremos para mejorar sus condiciones ambientales y, con ello, la calidad de vida de su población. Y lo haremos de forma ordenada, para planear y conducir una política ambiental articulada, sin distingo de ningún tipo. La Comisión Ambiental de la Megalópolis retoma experiencias internacionales exitosas. Entre sus actividades incluirá la homologación de sistemas de verificación vehicular, así como la estandarización de equipos y rangos para decretar contingencias ambientales. Definirá, también, mecanismos para la supervisión de los Verificentros, a fin de garantizar su eficiencia, honestidad y transparencia. En una segunda etapa, abordará, como aquí ya explicó, otros temas relevantes, como el tratamiento de aguas residuales y el combate a incendios forestales. Asimismo, atenderá materias relacionadas con la calidad del aire, el transporte verde, la economía ambiental y el fomento del desarrollo urbano sustentable. De esta forma, la Comisión Ambiental de la Megalópolis garantiza un espacio para avanzar juntos hacia un México con ciudades sustentables. Esta Comisión es muestra de que vivimos nuevos tiempos. Primero, de diálogo, de colaboración y acuerdos, necesarios para concretar las transformaciones de nuestro país. El Gobierno de la República reitera a los Gobernadores de estas cinco entidades y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, su firme compromiso y voluntad de trabajar juntos en favor de metas comunes, porque a final de cuentas todos estamos aquí para servir a la población que nos ha dado su confianza. Señoras y señores: El tema ambiental del Valle de México nos demuestra que cuando se suman millones de esfuerzos individuales, por pequeños que sean, con el tiempo pueden alcanzarse grandes resultados.
Déjenme poner en contexto, a partir de escenarios recientes y buscando una asociación con la convocatoria que hoy tenemos. El Programa Hoy No Circula, ya tan común y familiarizado entre nosotros, se estableció hace 25 años. En aquel entonces no fue del agrado de muchos sectores de la sociedad. Provocó resistencias e, incluso, molestia social. Sin embargo, era, entonces, una medida necesaria para proteger la salud e, incluso, la vida de millones de habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México. Este programa y otras medidas que se fueron tomando en los años posteriores, permitieron que 2012 fuera uno de los años más limpios en la historia de la Zona Metropolitana del Valle de México, de la ciudad capital del Distrito Federal y de toda esta gran conurbación, desde que se miden las emisiones atmosféricas. Y este caso nos demuestra con claridad que el valor de las políticas públicas, cuando se tiene visión de qué queremos lograr y hacia dónde vamos, el beneficio se mide a partir de los beneficios que dichas políticas públicas, que las acciones que se emprendan, tengan en el mediano y largo plazo, a partir de los impactos positivos en la vida de nuestros niños y de la población. Esto es, precisamente, como hoy refiero en el caso de las acciones y medidas tomadas en materia ambiental. Lo mismo ocurre con la Reforma Educativa que se ha impulsado, porque está pensada y diseñada para darles a nuestros niños las herramientas y conocimientos necesarios para competir y para poder cristalizar sueños y anhelos de cada uno de nuestros niños en este Siglo XXI, que es más demandante y mucho más competido. Sin embargo, aún hay algunos sectores que por desinformación, creen que serán afectados, cuando la realidad es justamente lo contrario. La Reforma Educativa les brindará oportunidades que hoy no tienen. El Gobierno de la República es el primero en reconocer la importancia social de la labor de nuestros docentes, que son formadores de las nuevas generaciones de mexicanos. Pero, también, la sociedad demanda de quienes tienen la vocación de educar, estén comprometidos en realmente brindarle a la niñez y a la juventud esas herramientas y esos elementos, que serán fundamentales para que tengan oportunidades de desarrollo.
La reforma beneficia a los maestros de México, porque está diseñada para brindarles estabilidad laboral, reglas claras y certeza para ascender dentro del Sistema Educativo Nacional. Es importante que alumnos, maestros, padres de familia, autoridades educativas, todos, estén comprometidos en este objetivo, que es precisamente el de elevar la calidad de la educación. Porque lo que se ha impulsado, lo que ha sido aprobado por el Constituyente permanente, las reformas reglamentarias, que ya se han aprobado y que cuando estén recibidas por el Ejecutivo serán promulgadas, estas reformas buscan precisamente trabajar e incidir en la calidad de la educación que reciben nuestros niños y jóvenes. La reforma educativa plantea cambios de fondo, porque los nuevos desafíos globales demandan que nuestros alumnos tengan una educación de clase mundial. Por ello, quiero expresar mi reconocimiento a los avances legislativos alcanzados en las recientes sesiones extraordinarias del Congreso de la Unión, tanto de la Cámara de Diputados como del Senado de la República, destacando, de entre los trabajos y acuerdos alcanzados y dentro de las aprobaciones que hicieron, las que tienen que ver con la Ley General de Educación y la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Yo quiero aquí dejar muy claro que mientras para algunos el cuestionamiento se da por lo que no lograron, el Gobierno de la República reconoce lo que sí lograron. Y fue precisamente avanzar, como seguro estoy lo habrán de hacer en aquellos ordenamientos aún pendientes de debatirse para la concreción total del espíritu que animó precisamente la reforma educativa. Pero hoy quiero, ante ustedes, expresar mi mayor reconocimiento a senadores y diputados por haber alcanzado acuerdos y haber aprobado ya dos de las tres leyes que, sin duda, permitirán materializar este espíritu de reforma educativa, que es para elevar la calidad de la educación que reciben nuestros niños y nuestros jóvenes. Hago votos para que en breve también sea analizada y debatida y, en su caso, aprobada, la nueva Ley General del Servicio Docente. Transformar la educación en México, tenemos claro, que no será sencillo, pero que vale la pena lograrlo. Si bien esto nos exigirá un esfuerzo adicional, a la larga, en el mediano y largo plazo, permitirá que México se convierta en una Nación más desarrollada, más productiva, con
mejores salarios y, sobre todo, con mayores oportunidades de empleo y de desarrollo individual para los jóvenes de nuestro país que están listos y dispuestos a construir un mejor futuro. Así son las grandes transformaciones sociales. Exigen visión de a dónde queremos llegar, decisión para emprender y, sobre todo, el compromiso para seguir adelante. Pongamos lo mejor de nuestra parte para seguir construyendo la gran obra colectiva de nuestro país, para seguir modelando, entre todos, como sociedad, como autoridades, el México que todos queremos y que todos anhelamos. Muchísimas gracias.