Formadores profesionales en la Prefectura Naval Argentina

Formadores profesionales en la Prefectura Naval Argentina Omar Aníbal Tabares Prefecto Principal, jefe de la División Planeamiento Curricular, Direcc

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Formadores profesionales en la Prefectura Naval Argentina Omar Aníbal Tabares

Prefecto Principal, jefe de la División Planeamiento Curricular, Dirección de Educación, Prefectura Naval Argentina. R

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“(...) si solo se modifican los nombres, si solo cambia el discurso teórico, si se modifican solo las formas de hablar sobre la tarea, no existe un cambio real, no se produce una mejora efectiva. No basta cambiar los nombres de las cosas para que las cosas cambien...”1

1. Introducción 1.1. La organización Es imprescindible que, antes de contar la experiencia que vivimos, el lector que no esté relacionado con nuestra organización la conozca. Así comprenderá con mayor precisión el contexto en el cual desarrollamos nuestras tareas de formación, capacitación y actualización profesional. En una primera aproximación definimos a la Prefectura Naval Argentina como una fuerza de seguridad que ejerce el servicio de policía de seguridad de la navegación; policía judicial; protección marítima y puertos; policía de protección ambiental; policía auxiliar pesquera, aduanera, migratoria, sanitaria, y la jurisdicción administrativa de la navegación. La institución es de carácter eminentemente policial y técnico de la navegación y actúa con carácter exclusivo y excluyente en mares, ríos, lagos y demás aguas navegables de la Nación, que sirvan al tránsito y comercio interjurisdiccional, como también en puertos, costas, playas y a bordo de buques en aguas jurisdiccionales y en todo otro lugar que lo disponga el Poder Ejecutivo o Judicial. La Prefectura como policía de seguridad y prevención del orden público conjuga una variada gama de actividades de neto corte policial tendiente al mantenimiento del orden público y la seguridad interna. Su intervención es contribuyente al mantenimiento de la seguridad interior, acorde con el artículo 4º de la ley de Seguridad Interior (ley 24.059), “la seguridad interior tiene como ámbito espacial propio el territorio de la República Argentina, sus aguas jurisdiccionales y su espacio aéreo”.

1.2. Una organización guardacostas La Prefectura Naval Argentina es un organismo guardacostas, similar al de 1. Santos Guerra, Miguel Ángel. 1993. Las imágenes en el espejo. Dirección escolar y democracia organizativa. Universidad de Málaga.

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La Prefectura Naval Argentina es un organismo guardacostas destinado a satisfacer importantes funciones de seguridad de la navegación, protección ambiental, protección marítima y portuaria, y de interés público.

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otros países, destinado a satisfacer importantes funciones de seguridad de la navegación, protección ambiental, protección marítima y portuaria, y de interés público, que cubre una gama de actividades que le confieren fisonomía singular. La Prefectura tiene sus raíces y una cultura organizacional que provienen de las primeras Capitanías de Puertos de la administración colonial española. Posteriormente, con el advenimiento del nuevo Estado, el 30 de junio de 1810, se designó como primer capitán de puertos de las Provincias Unidas del Río de la Plata al coronel Martín Jacobo Thompson, hecho histórico relevante para la Prefectura, ya que constituye el nacimiento como institución de la patria. El 29 de octubre de 1896 se promulgó la ley 3445 que fijó las competencias, misiones y funciones de la Prefectura, hecho que señala su consolidación jurídica. Dicho ámbito funcional se reitera y amplía luego por las leyes dictadas con posterioridad, entre las cuales se encuentra la ley de la Navegación (ley 20.094). En 1969, se promulgó la ley 18.398, repertorio actual de la misión y competencias que el Estado confiere a la Prefectura Naval Argentina.

2. El puente hacia la actividad educativa

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La evolución de la ciencia y la tecnología, los modernos equipos con que están siendo dotados los buques, los sistemas de transferencia de carga y el desarrollo de la actividad naviera y portuaria requieren a la Prefectura una permanente tarea de adecuación para cumplir su misión y funciones exclusivas y excluyentes en los nuevos escenarios que se presentan. Estos desafíos exigen que la organización deba adaptar sus capacidades y competencias a niveles similares a los requeridos en el ámbito internacional. En este marco, se destaca el sistema educativo propio como uno de los pilares para el crecimiento técnico profesional y policial de su personal. Uno de los últimos emprendimientos educativos desarrollados, en el área de capacitación docente, es el diseño e implementación del “Curso de capacitación para formadores profesionales”.

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3. Curso de capacitación de formadores profesionales 3.1. El origen, el análisis situacional y el diseño

Esta propuesta de capacitación se fundamentó en un concepto de “formador” que incorpore los conceptos relacionados con la educación continua del adulto, que opere nuevos recursos pedagógicos y los contextualice en su espectro funcional específico, permitiéndole diseñar actividades de capacitación y estrategias para la formación en el contexto de su capacitación laboral, dentro del marco de la formación de los derechos humanos.

La descentralización de las tareas de formación del personal de marineros (primer grado de la jerarquía policial) es un desafío en sí mismo, dado que son diversos los factores que concurren al realizarse una incorporación masiva de personal a través de distintas dependencias de la organización. Esta decisión entraña contar con personal idóneo dedicado a la tarea educativa, teniendo en cuenta su nivel de capacitación. Requiere, además, el análisis de la situación contemplando las dependencias involucradas para la incorporación, así como la cantidad y distribución del personal por incorporar. De allí, se concluye que es necesario programar una actividad de capacitación para los ex instructores, en adelante “formadores profesionales”. De esta manera, se conformó un equipo multidisciplinario, con profesionales de distintos institutos para favorecer la ampliación y enriquecimiento de la experiencia y, a la vez, sembrar el germen del trabajo en equipo (instancia superadora de “equipo de trabajo”, frase habitualmente utilizada), con personas que provienen y que se desempeñan en distintos ámbitos, para contar –a futuro– con docentes idóneos para replicar el emprendimiento con posibilidades ciertas de éxito. El curso surgió así, como una propuesta didáctica implementada por la Prefectura, destinada al personal superior y subalterno, responsable de la capacitación del personal en los distintos centros de formación y capacitación habilitados. Los objetivos trazados fueron orientados a proveer a los cursantes (formadores) de las estrategias y herramientas más adecuadas para el ejercicio de su rol, con el objeto de aportarles elementos de análisis y principios de actuación que se plasmen en un desarrollo más reflexivo y conciente de las posibilidades, limitaciones y condicionantes de esta compleja práctica que es la enseñanza.

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Esta propuesta de capacitación se fundamentó en un concepto de “formador” que incorpore los conceptos relacionados con la educación continua del adulto, que opere nuevos recursos pedagógicos y los contextualice en su espectro funcional específico, permitiéndole diseñar actividades de capacitación y estrategias para la formación en el contexto de su capacitación laboral, dentro del marco de la formación de los derechos humanos2. Es en este concepto de “formador” donde advertimos el desafío mayor, ya que implica la incorporación de estrategias didácticas para conducir la enseñanza y también un marco teórico más amplio acerca del proceso educativo, el desarrollo de la capacidad perceptiva para advertir –en la población con la que se vincularán– aquellos aspectos sobre los que se deba trabajar desde un plano formativo integral y con el criterio para la toma de decisiones frente a las situaciones problemáticas que pudieran surgir. Así, el concepto de “formador” se sostendrá en el concepto de “profesionalidad” al que se orientarán las acciones de capacitación del recurso estratégico fundamental de la organización, su personal. Es sabido que los constantes cambios sociales, culturales, científicos y tecnológicos, conllevan la necesidad de que las organizaciones se deban adecuar a los nuevos escenarios que se les presenten. Esto es posible a través del diseño de nuevas estructuras, la incorporación de medios tecnológicos y –fundamentalmente– mediante la formación constante de su personal, para que opere con posibilidades ciertas de éxito, utilizando estratégicamente los medios señalados, para el cumplimiento de sus quehaceres específicos. En nuestro sistema educativo, las tareas de formación, capacitación y actualización profesional permanentes del personal se encuentran organizadas y estructuradas de manera tal que abarquen la mayor parte de los aspectos contribuyentes al logro de las funciones específicas que nos asigna la ley general 18.398 y todas aquellas que encomiende el Poder Ejecutivo Nacional a la Prefectura Naval Argentina, como fuerza integrante del sistema de seguridad interior. A esos fines, la Dirección de Educación, responsable de estas tareas, cuenta con un plantel de docentes para los distintos niveles educativos, entre los que se encuentran los formadores profesionales, por ser quienes precisamente mantienen contacto directo con los cursantes. Este curso en particular fue diseñado específicamente para dicho personal, por su dedicación a la formación permanente del personal recién incorporado a la organización. El propósito fue brindarles distintas herramientas que facilitaran la 2. Resoluciones del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos (109/08 y 111/08).

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transmisión y construcción de los conocimientos en los nuevos contextos educativos y profesionales. Otro de los propósitos de esta capacitación fue que los cursantes (formadores) lograran la identificación de las destrezas y habilidades requeridas en el ejercicio del rol de formador para que pudieran operar con las técnicas más adecuadas en la resolución de problemas, y el objetivo ulterior de resaltar e integrar a sus prácticas conceptos fundamentales como: persona, ciudadano, respeto por los derechos humanos y vida en democracia. Así, a lo largo de esta propuesta de capacitación, se buscó compartir con los formadores aquellos contenidos implícitos en el proceso de enseñanzaaprendizaje y, en esa reflexión, revisar críticamente los conceptos que faciliten asumir una actitud constructiva frente al rol de educadores. Sabemos que la didáctica se ocupa de la comunicación estratégica de saberes y fundamenta las intervenciones docentes en el proceso de enseñanza. Ella explica, de esta manera, que la relación establecida entre el docente, el alumno y los saberes constituye el sistema didáctico.3 En el interior de este sistema, se observan relaciones de conocimiento, establecidas entre los sujetos que aprenden y los contenidos seleccionados. En ese contexto, existe la intención de hacer evolucionar esas relaciones con el propósito de generar los aprendizajes previstos, evidenciándose así, el carácter de intervención intencional y sistemática en los procesos de aprendizaje que se concreta en un “proceso de enseñanza”, a la sazón prueba definitoria del protagonismo de lo didáctico. En esta relación que establecemos con el otro, siempre existe un posicionamiento particular desde el cual nos manifestamos. Ello proviene del conjunto de experiencias que hemos vivido desde nuestro nacimiento, el que fue configurando un esquema de interpretación de lo que acontece y que, además, incluye definiciones respecto de conceptos clave para nuestra interpretación de la realidad: nuestras ideas sobre el hombre, la vida, los valores, el progreso, la sociedad y otros. Estos esquemas referenciales hacen viable la relación de una manera tal que nos permite resolver las situaciones cotidianas desde un ángulo particular desde el que les atribuimos sentido. Todos aquellos que desarrollamos tareas docentes nos manejamos con supuestos que configuran una trama generadora de conductas que se halla muy en lo profundo de nuestras estructuras de pensamiento; de allí que los denominemos “básicos”. Esa impronta que imprimimos a nuestros actos dependerá de supuestos filosóficos, pedagógicos, psicológicos, sociológicos, creencias, valores y 3. Chevallard, Yves. 1991. La transposición didáctica: del saber sabio al saber enseñado, Aique, Buenos Aires.

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Se planteó el concepto de “formador” como superador del anterior concepto de “instructor”. En esa dirección se asumió que el personal se desempeña como “mediador simbólico” entre la Prefectura y la sociedad; y, desde esta convicción, el análisis se remitió a la consideración de los conceptos de mando, obediencia, disciplina y de las responsabilidades que esto genera.

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vivencias, modelos internalizados y pautas de acción que se van consolidando en el devenir de la propia práctica. Este bagaje condiciona un estilo propio y peculiar de resolución.

3.2. La experiencia áulica

La primera experiencia fue de carácter teórico– práctico y de régimen presencial, con una extensión de 20 horas cátedras, durante una semana, y se desarrolló en los institutos de formación, ubicados en la ciudad de Zárate, provincia de Buenos Aires. La actividad estuvo a cargo de un equipo móvil de capacitación conformado por personal superior, subalterno y docente civil de la organización. El itinerario recorrido con los cursantes se inició con “La educación en el contexto organizacional”, donde trabajamos sobre el concepto de educación como factor estratégico para el logro de la misión y los objetivos de la Prefectura, proceso en el que la comunicación cumple un rol operativo básico en tanto posibilita la comprensión clara y unívoca del mensaje que se transmite; así, desde la teoría de la comunicación y sus componentes, desarrollamos el marco teórico aplicado a la comunicación educativa. Los “Modelos pedagógicos y sus alcances” permitieron problematizar el concepto de enseñanza y profundizar en la importancia de la planificación didáctica como instrumento para organizar y sistematizar la práctica educativa, articulando contenidos, actividades, opciones metodológicas, estrategias, recursos, espacios y tiempos. La unidad referida a “El rol del formador” se constituyó en una pieza clave de esta capacitación ya que la reflexión se orientó hacia una nueva concepción sobre el ejercicio del rol del ex instructor. Tal como se adelantara al inicio de este artículo, se planteó el concepto de “formador” como superador del anterior concepto de “instructor”. En esa dirección se asumió que el personal se desempeña como “mediador simbólico” entre la Prefectura y la sociedad; y, desde esta convicción, el análisis se remitió a la consideración de los conceptos de mando, obediencia, disciplina y de las responsabilidades que esto genera.

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El encuadre de la tarea, desde la perspectiva del funcionario público, condujo al análisis de los contenidos de la “Ética y deontología profesional” de la actividad docente y de la policial en absoluta relación con los “Derechos humanos y educación”, unidad de contenidos en la que se apeló a la normativa vigente. Una vez ubicados en esta perspectiva más profunda del rol de “formadores”, se analizaron los avances producidos en los planes de estudio para la formación de los marineros. Para el desarrollo de esta actividad se optó por la modalidad de taller, a fin de propiciar el aprendizaje grupal y la reflexión sobre la propia práctica, utilizándose estrategias didácticas variadas cuyo eje central fue la resolución de situaciones problemáticas y concretas referidas a la temática. El relato de distintas situaciones experimentadas por los cursantes se constituyó en un insumo valioso para el análisis y la reflexión grupal que se tradujo en exposiciones sobre los conceptos subyacentes, la elaboración de mapas conceptuales y la habilitación de un espacio de diálogo enriquecedor. Como se puede apreciar en la lectura de los párrafos anteriores, el eje transversal que recorrió integralmente esta práctica educativa dio prioridad a lo actitudinal en cada una de las actividades desarrolladas, transmitiendo un mensaje unívoco respecto de la necesidad de cambiar el discurso, la práctica y –primordialmente– las actitudes para el logro de las transformaciones perseguidas. La evaluación implementada se focalizó, a lo largo de cada uno de los encuentros, en la valoración de la producción de conclusiones grupales emergentes del trabajo en taller. La bibliografía en la que se basó esta capacitación integró: aportes jurídicos, pedagógicos, didácticos, psicológicos y de gestión de organizaciones y personal, cuya selección permitió remitir a los cursantes a una fundamentación amplia y profunda de la práctica docente con la que se hallan comprometidos. En la reunión de los docentes, posterior a la finalización de la actividad educativa desarrollada, se pudo apreciar un notable crecimiento del grupo de cursantes a través de su paso por el aula. Los participantes expresaron su satisfacción por la capacitación y se los observó comprometidos en su rol como formadores profesionales. En la capacitación docente, además de cumplir los objetivos planteados para la actividad, se apreció la internalización (comprensión y operación idónea) y revalorización de conceptos centrales tales como: rol del formador, capacitación permanente, idoneidad profesional docente, ética aplicada

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a la profesión (deontología), persona, ciudadano, y respeto por los derechos humanos. Eso dejó como tarea para desarrollar el diseño de una plataforma de apoyo a la formación que se brindó. ◆

“(...) para que haya una mejora efectiva en la calidad del trabajo en las escuelas, es preciso modificar simultáneamente el discurso (el lenguaje con el que se nombran las cosas), la práctica (los comportamientos que se realizan) y las actitudes (la disposición de las personas hacia la tarea y hacia los demás)...”4

262 4. Santos Guerra, Miguel Ángel. 1993. Las imágenes en el espejo. Dirección escolar y democracia organizativa. Universidad de Málaga.

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