FUGA DE CEREBROS ARGENTINOS: CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE UN FENOMENO QUE CONTINUA

FUGA DE CEREBROS ARGENTINOS: CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE UN FENOMENO QUE CONTINUA Diana Valeria Suárez 1 Licenciada en Economía Industrial. Universid

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FUGA DE CEREBROS ARGENTINOS: CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE UN FENOMENO QUE CONTINUA

Diana Valeria Suárez

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Licenciada en Economía Industrial. Universidad Nacional de General Sarmiento. Mail: [email protected]

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Fuga de Cerebros Argentinos: Causas y Consecuencias de un fenómeno que continúa Diana V, Suárez

INDICE INTRODUCCIÓN..................................................................................................2 PARTE A: LA MOVILIDAD DEL FACTOR TRABAJO A.1. EL FLUJO SUR-NORTE....................................................................3 A.2. ARGENTINA: UNA HISTORIA QUE SE REPITE..............................5 A.3. NUEVA DÉCADA, NUEVAS CARACTERÍSTICAS...........................7 A.4. UNA APROXIMACIÓN A LAS CAUSAS............................................9 PARTE B: DE LA DÉCADA PERDIDA A LA PÉRDIDA DE DÉCADAS B.1. LA MATERIA GRIS EN LA CARRERA DE LA INNOVACIÓN..........10 B.2. PRODUCCIÓN VS. EDUCACIÓN ....................................................12 B.3. EL AMBIENTE...................................................................................13

PARTE C: VARIOS PROBLEMAS, UNA SOLUCION................................15 BIBLIOGRAFÍA.....................................................................................................19

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INTRODUCCION ¿Qué le pasa a un país que importa máquinas e insumos y exporta científicos, profesionales, técnicos y estudiantes? Lamentablemente, la realidad Argentina muestra importantes indicios de que en el corto-mediano plazo encontrará la respuesta. Durante las últimas 4 décadas, la Argentina ha desarrollado un patrón de crecimiento escasamente intensivo en recursos humanos calificados y en conocimiento, lo que condujo a que, desde la demanda, los científicos y profesionales formados no encontraran (ni encuentren) lugar en donde desarrollar las capacidades y competencias adquiridas. Por esto a menudo se afirma que la Argentina ha formado a profesionales y científicos de primer nivel para luego exportarlos. Le hemos demostrado a todo el planeta tierra que es posible tener uno de los mejores equipos de fútbol del mundo y al mismo una economía caracterizada por poseer una de las peores performances del mundo durante los últimos 30 años. Se venden deportistas por sumas exorbitantes y a la vez se permite que nuestra mano de obra calificada emigre por falta de oportunidades. La evidencia empírica ha probado que el avance tecnológico es un factor clave para el crecimiento y desarrollo, que los países que más se han desarrollado en las últimas décadas son aquellos que han generado mayores competencias tecnológicas. En este sentido, tradicionalmente se ha afirmado que son los países desarrollados los que generan y exportan las nuevas tecnologías a los países en desarrollo. Por lo tanto, tecnología se difunde en forma de bienes que la poseen incorporada y que se demandan y ofertan en el mercado. Por lo tanto, las fuerzas de la oferta y la demanda conducen todo al punto de equilibrio, un equilibrio que asegura el funcionamiento “óptimo de la economía”. Ahora bien, esta afirmación es errónea en dos sentidos. Ya desde los años sesenta, diversos trabajos han demostrado que la incorporación de tecnología no es una actividad pasiva sino que dadas las diferencias en la dotación de recursos, el tipo y calidad de los insumos y en los gustos locales, toda nueva tecnología requiere de adaptaciones “idiosincráticas” para su operación en el medio local (TEITEL, 1990). Existen marcadas diferencias entre los sistemas productivos para los que la tecnología ha sido diseñada: escala, gustos y preferencias de la demanda, legislaciones y características regionales específicas. Por lo tanto, cuando una nueva tecnología, ya sea incorporada o desincorporada, se inserta al sistema productivo de otra región comienzan a aparecer contradicciones y desajustes entre capacidad productiva y producción real. Esto, en última instancia, se transforma en un desincentivo a la inversión, retroalimentando negativamente el circuito de la mejora continua y la innovación. En segundo lugar, existen problemas derivados tanto de la elección y acceso a la tecnología, como aquellos generados por distintas trayectorias de aprendizaje y requerimientos de capacidades específicas (ENOS Y PARK, 1988). Por consiguiente, aún para “comprar” tecnología a los países desarrollados es necesario contar con recursos humanos calificados capaces de seleccionarla y adaptarla y, a su vez, de desarrollar y sostener un sistema productivo capaz de generar los recursos necesarios para adquirirla. Ahora bien, por un lado no toda la tecnología está disponible, existen, por ejemplo, secretos comerciales y estrictas leyes de propiedad (tanto física como intelectual), por el otro, la tecnología no es adoptada instantáneamente sino que suele pasar un período considerable entre su generación y su difusión. Esto deja a los países “importadores” de tecnología siempre un paso atrás en la carrera por el avance tecnológico y, junto con ello, en

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el sendero del desarrollo y la competitividad. Nuevamente, la necesidad de contar con recursos humanos capaces de generar nuevas tecnologías se vuelve imperiosa. Nuestro país cuenta con empresas que operan cerca de la frontera tecnológica internacional y que buscan insertarse en los nuevos mercados abiertos por las tecnologías de comunicación e información, la biotecnología o la búsqueda de nuevos combustibles. Estas empresas usualmente contratan en el exterior el desarrollo de nuevos productos o procesos o directamente los importan. Paradójicamente, la gran mayoría de los recursos humanos que emigran afirman no tener posibilidades de desarrollo en la región. Por otro lado, existen empresas de menor porte que las anteriores pero no menos pujantes que podrían verse ampliamente beneficiadas por los desarrollos de nuestra ciencia. Sin embargo, usualmente afirman que en la Argentina la ciencia no puede brindarles nada. La Argentina cuenta con universidades y centros de formación de una excelencia académica comparable con la de los países desarrollados, sin embargo, no basta con su existencia, también es necesario que los científicos y profesionales que allí se forman se queden en el país, y para quedarse deben saber que cuentan con posibilidades de crecimiento. Cuando esto no ocurre, cuando una vez graduados los científicos y profesionales abandonan el país, se está en presencia del fenómeno conocido como “fuga de cerebros” (brain drain). Y es justamente lo que viene sucediendo en la Argentina desde hace más de cuatro décadas. Quizá no haya una respuesta insesgada a la pregunta inicial pero sea cual sea la respuesta exacta, la misma no será de ninguna manera positiva. Un país que no posee recursos humanos capaces de adoptar y/o generar tecnología difícilmente se desarrolle. Tampoco puede aspirar a ser un “buen segundo”, puesto que la brecha tecnológica tiende a ensancharse tras cada nuevo avance. El objetivo del presente trabajo es analizar el fenómeno de la fuga de cerebros en la Argentina en el marco de un contexto mundial de competencia creciente, en donde el crecimiento y la generación de ventajas competitivas sostenibles dependen de la calidad de los recursos humanos y el desarrollo de competencias tecnológicas. En la primera parte se analizarán las características de la fuga de cerebro en la Argentina en tanto fenómeno real, en un primer intento de cuantificación de las pérdidas e identificación de las causas. En la segunda parte se trata la relación entre la fuga de cerebros, el perfil de especialización productiva, los procesos innovativos y su impacto en el presente y en el futuro. Finalmente, en la tercera sección se presentan las conclusiones. PARTE A: LA MOVILIDAD DEL FACTOR TRABAJO A.1. EL FLUJO SUR-NORTE La Enciclopedia Británica define la “Fuga de Cerebros” como la “salida de personas educadas o profesionales de un país, campo o sector económico hacia otro, generalmente para conseguir mejores condiciones de vida o salarios”. La migración internacional puede ser de dos tipos: forzada o voluntaria. La primera se produce generalmente por razones políticas y tuvo lugar sobre todo en América Latina durante los regímenes dictatoriales del siglo pasado, haciendo popular el término “exiliado político”. La segunda se da por razones económicas y el objetivo principal de las personas

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que emigran es encontrar mejores condiciones laborales o salariales. Este tipo de migración es la que viene ocurriendo, aproximadamente, desde fines de la década de 1970 y que por las características de los migrantes ha dado en llamarse diáspora intelectual o fuga de cerebros. Otro tipo de clasificación de la migración es según las características de los migrantes. Por un lado se encuentra la migración de personal altamente calificado, cuyo nivel de educación y entrenamiento es superior a la media del país de origen. Por otro lado se encuentra la emigración de mano de obra de baja calificación, la cual, a diferencia del primer grupo, posee un nivel de educación y entrenamiento igual e incluso inferior a la media del país de origen. Todos los tipos de migración antes expuestos conforman fenómenos dignos de investigación, sin embargo, dado el objeto del presente trabajo, de aquí en adelante se analizará la migración voluntaria de mano de obra calificada, es decir, la fuga de cerebros. Al igual que para todo fenómeno social, existe más de una explicación para la fuga de cerebros. Desde la perspectiva de los países desde los cuales se produce la emigración, en especial desde la perspectiva latinoamericana, ésta representa la pérdida de uno de los recursos más importantes y un serio obstáculo para la consolidación de sectores avanzados. Entendiendo la emigración de recursos humanos calificados como consecuencia del perfil de especialización de una economía, la emigración tiende a profundizar un círculo vicioso en donde los profesionales y científicos emigran porque no coinciden con la estructura productiva y la estructura productiva no se modifica porque no existen recursos humanos capaces de generar tal modificación. Contrariamente, desde la perspectiva de los países receptores de mano de obra calificada, el término fuga de cerebros tiende a ser reemplazado por los de “circulación de cerebros” e “intercambio de cerebros”. Con ello, explican este fenómeno como una gran oportunidad para los países en desarrollo de contar con personas altamente calificadas en lugares estratégicos del mundo, las cuales funcionarían como nodos en una red de información transnacional. Por otro lado, resaltan la importancia de las remesas que estas personas envían. Sin embargo, la realidad no corrobora sus afirmaciones. Ni las remesas representan un monto importante en términos del PBI, ni las personas que emigraron funcionan como nodos de una red. En la realidad, los profesionales y científicos emigrados están generando y aportando conocimiento a las sociedades en donde residen. Los puentes que podrían cerrar la brecha geográfica no se construyen automáticamente y los mecanismos que tienden a crearlos son, en el mejor de los casos, débiles. Desde las teorías económicas, el pensamiento neoclásico afirma que la migración es una respuesta racional de los individuos que emigran y que forma parte del mecanismo de ajuste de la oferta y demanda del mercado de trabajo. De acuerdo con esta teoría, el valor asignado por los trabajadores a su trabajo es mayor al que la demanda local está dispuesta a pagar. Desde las teorías más próximas al marxismo, la emigración de personas altamente calificadas responde al desequilibrio de poder entre las naciones desarrolladas y las que no lo son y, lejos de conducir a un equilibrio, lo que hace es perpetuar e incluso profundizar las desigualdades entre países. Finalmente, desde las corrientes heterodoxas, la fuga de cerebros es otra de las consecuencias de la falta de articulación entre oferta y demanda al interior de las naciones,

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otro claro ejemplo de que los precios no siempre envían las señales correctas y de la necesidad de intervención del Estado como coordinador del mercado. Por otro lado, ven a este fenómeno como parte de un sistema nacional, con características y trayectorias propias en donde la falta de articulación entre los distintos actores de la sociedad conduce a desequilibrios recurrentes que tienden a profundizarse. En la realidad, este fenómeno se presenta como la emigración de científicos, profesionales y estudiantes desde Latinoamérica, Asia y África hacia Estados Unidos y Europa. Es decir, desde las naciones en desarrollo hacia el llamado “primer mundo”. Según la base de datos SESTAT de la National Science Foundation de los Estados Unidos, de las 12 millones de personas con diplomas en ciencia e ingeniería o que trabajaban en esas áreas, en 1998, el 12% era de origen foráneo y de ellos, más del 70% eran originarios de países en desarrollo. Por otro lado, el 23% de las personas con doctorados en éste país eran pertenecientes a la categoría “nacidos en el exterior”, porcentaje que alcanza el 40% en las áreas de ingeniería y ciencias de la computación. Hacia 1999 se calcula que el 18% del plantel norteamericano de investigadores e ingenieros provenían del “Sur del planeta” (el mundo sin Europa, Canadá y Japón) (A.PELLEGRINO;2001). En cuanto a las demás regiones receptoras de emigrantes calificados, los datos existentes no permiten estimaciones tan detalladas. Según un estudio realizado por Meyer y Brown (MEYER Y BROWN;1998), en la tríada compuesta por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, los ingenieros y científicos dedicados a investigación y desarrollo provenientes de países en desarrollo serían aproximadamente 400.000, el equivalente al 32,68% del total de profesionales que reside en los países de origen. Ahora bien, mientras los países receptores cuentan con políticas que apuntan a captar recursos humanos altamente calificados, los países expulsores carecen de políticas eficaces tendientes a retener al personal calificado o a posibilitar el retorno de aquellos que emigraron. Esto se encuentra conjugado con una estructura productiva que no los absorbe, escasa conciencia de la importancia del conocimiento y un sistema productivo alejado del sistema educativo. En el caso particular de Argentina, aunque se han puesto en marcha planes puntuales con el objetivo de repatriar científicos y profesionales, los mismos han sido ineficaces, tanto por falencias intrínsecas de los planes como por la falta de incentivos en el ambiente. Probablemente la causa última del fracaso de los mismos se encuentre en el hecho de que estas políticas no se enmarcan en una estrategia de desarrollo nacional sino que constituyen acciones focalizadas y carentes de articulación con el resto de los agentes e instituciones. A.2. ARGENTINA: UNA HISTORIA QUE SE REPITE La fuga de cerebros argentinos no es un fenómeno reciente. Durante el último siglo es posible establecer tres momentos en los cuales la fuga de cerebros fue tema de preocupación y debate, al menos entre los círculos académicos. La primer oleada de emigración -que comenzara hacia mediados de la década de 1940-, llegó a su máxima expresión durante los años posteriores al golpe de estado de 1966. En mayo de ese mismo año, en un simposio organizado por la Academia Brasileña de Ciencias, el profesor Bernardo A. Houssay explicaba que las causas de la emigración podían sintetizarse en: a) falta de confianza en uno mismo, b) falta de confianza en el país y c) falta de tradición científica. (B.A. HOUSSAY, 1966)

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CUADRO 1 PROFESIONALES Y TÉCNICOS ARGENTINOS ADMITIDOS COMO INMIGRANTES EN LOS ESTADOS UNIDOS (06/1950-07/1970) PROFESIÓN 50-60 64-70 TOTAL INGENIEROS 984 397 1381 MEDICOS 925 550 1475 MAESTROS 973 600 1573 TÉCNICOS 464 292 756 QUÍMICOS 228 96 324 ENFERMERAS 248 197 445 CONTADORES 236 98 334 PROFESORES 220 153 373 MÚSICOS Y MAESTROS DE MÚSICA 189 61 250 DIBUJANTES 129 75 204 ABOGADOS 84 34 118 ARQUITECTOS 121 70 191 ODONTÓLOGOS 87 47 134 FARMACÉUTICOS 58 32 90 GEÓLOGOS Y GEOFÍSICOS 19 10 29 FÍSICOS 16 17 33 BIÓLOGOS 9 15 24 RESTO 249 97 346 TOTAL 5239 2841 8080 Fuente: Elaboración propia en base al Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Servicio de Inmigración y Naturalización

A pesar de que se carecen de datos que permitan cuantificar la magnitud del fenómeno, es posible establecer una aproximación o al menos conocer valores mínimos a través de los datos suministrados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. De acuerdo con el Servicio de Inmigración y Naturalización de este país, entre los años 1950 y 1964, el total de inmigrantes altamente calificados cuyo último país de residencia fue la Argentina, admitidos en Estados Unidos entre 1950 y 1964 fue de 5.239 (cuadro 1). Esta cifra no comprende a los que han emigrado a otro país y de allí a los Estados Unidos así como tampoco a aquellos que eligieron como lugar de residencia otros destinos. Se observa también que, para el total del período 1950-1970, tres profesiones explican más del 50% del total: ingenieros, médicos y maestros. De acuerdo con lo explicado por Houssay, las estimaciones de la época rondaban el total de 25.000 argentinos calificados viviendo en el exterior. La segunda corriente de cerebros argentinos que emigraron se produjo a partir de 1976. En este caso, la mayor parte de la emigración se debió a la inestabilidad política de nuestro país. Recurriendo nuevamente a los datos suministrados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, entre 1960 y 1970, el total de argentinos calificados (profesionales y administrativos de primer nivel) alcanzó una cifra similar a los período 19501960.

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El tercer éxodo masivo se produjo a partir de la década de 1990 y se extiende hasta la actualidad, en un marco ya no de inestabilidad política sino económica. Como se mencionara anteriormente, la fuga de cerebros argentinos no es una novedad de la época actual y los Estados Unidos continuaría siendo el principal país de destino. Sin embargo, las características de esta última oleada de emigración la diferencian radicalmente de las dos anteriores, tanto en lo que respecta a los profesionales que emigran como en cuanto a las posibles consecuencias a largo plazo de esta pérdida de talento. A.3. NUEVA DÉCADA, NUEVAS CARACTERÍSTICAS Mientras que en los dos períodos anteriores quienes emigraban eran profesionales y científicos ya formados y con años de trayectoria, a partir de la década de 1990, las estadísticas de argentinos en el exterior prueban que la edad promedio de los emigrantes ha descendido. En este caso, se trataba -y trata- de jóvenes profesionales y futuros científicos. En este grupo se encuentran por un lado aquellos que emigran temporalmente para perfeccionarse y que optan luego por quedarse y, por el otro, quienes deciden “probar suerte” en el primer mundo. Quizá el principal obstáculo para evaluar el impacto de la fuga de cerebros es la falta de estadísticas que permitan medir con exactitud el fenómeno. Desde el país de origen, podría llevarse un registro de aquellas personas que desean emigrar, sin embargo, dado que esta decisión no necesariamente en conocida al momento de partir, no todos los que declaran emigrar podrían de hecho hacerlo y no todos los que no lo declaran retornan. En cuanto a los registros que se llevan en los consulados, la decisión de declarar la situación por parte del migrado es voluntaria, por lo que tampoco constituyen fuentes completamente fidedignas. Por último, dado que la emigración es un fenómeno que sólo se conoce con exactitud a posteriori, cualquier determinación de registro debe ser parte de un plan operativo de mediano-largo plazo. La última opción restante la constituiría el registro en los países de destino. Hasta la actualidad, la única base de datos existente es la que desarrollara Estados Unidos (SESTAT), con información adecuada y minuciosa, que permite la identificación de la nacionalidad de los residentes profesionales y científicos o que se desempeñan en esas áreas. Cabe destacar que la Unión Europea se encuentra trabajando en la conformación de una base similar, aunque todavía no ha sido implementada. A su vez, a la dificultad que plantea la inexistencia de cifras exactas se le suman los problemas generados por dificultades conceptuales (M.ALBORNOZ, et.al.;2003). Las mismas están dadas básicamente por dos cuestiones: en primer lugar cuáles son las características que hacen de una persona sea “altamente calificada” y, en segundo lugar, quienes pueden ser considerados como “emigrados”. Respecto de la primera, la base SESTAT, utiliza la definición del manual de Canberra (OCDE;1995), por lo que sus registros corresponden a graduados universitarios con educación u ocupación en el campo de las ciencias sociales, naturales o de la ingeniería. En cuanto a la segunda, existe cierto consenso en considerar como emigrados aquellas personas que, una vez graduados o formados, no vuelven al país de origen o que lo abandonan de forma permanente.(ALBORNOZ, et.al.;2003) A pesar de las limitaciones mencionadas, algunos datos aproximados permiten obtener una visión de la magnitud de la fuga de cerebros argentinos. Sólo en el año 1993, fueron admitidos en Estados Unidos 72 ingenieros, 44 científicos y 22 matemáticos y

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especialistas en computación (cuadro 2). A diferencia de las décadas anteriores, el acceso a los datos del Servicio de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos es parcial, por lo que los datos publicados corresponden a censos generales. En este sentido, se observa que hacia 1980 la cantidad de personas de origen argentino residentes en este país era de 7.766, cifra que asciende a 9.614 en la década de 1990. Sin embargo, según los datos publicados por la National Science Foundation, en 1999 había 831 académicos argentinos trabajando en las universidades norteamericanas y el total de argentinos trabajando en Ciencia y Tecnología de forma directa o en actividades de apoyo superaba las 10.000 personas (NSF,2000). Cuadro 2 CIENTIFICOS E INGENIEROS ADMITIDOS EN LOS ESTADOS UNIDOS SEGÚN PAISES DE NACIMIENTO, 1993 MATEMATICOS Y REGION DE TOTAL INGENIEROS CIENTIFICOS ESPECIALISTAS EN NACIMIENTO COMPUTACIÓN AMERICA DEL SUR 817 479 202 136 ARGENTINA 138 72 44 22 BOLIVIA 18 10 3 5 BRASIL 118 55 29 34 CHILE 34 9 19 6 COLOMBIA 137 73 45 19 ECUADOR 43 28 12 3 PERU 141 97 25 19 VENEZUELA 106 73 15 18 OTROS 82 62 10 10 Fuente: elaboración propia en base a los datos de la National Science Foundation.

Al contrastar los datos sobre inmigrantes Argentinos en Estados Unidos con los mismos datos para el resto del mundo se observa que Argentina da cuenta del 0,5% del total de inmigrantes admitidos en los Estados Unidos y del 17% del total de inmigrantes provenientes de América del Sur. Por otro lado, en valores absolutos la cifra es alrededor de un 20% superior al total para Brasil, lo que demuestra el alto porcentaje de emigrados argentinos respecto de la población total. Se estima que durante los últimos 30 años emigraron del país 50.000 universitarios argentinos, de los cuales 20.000 son científicos. El costo promedio de formación de un universitario se calcula en 25.000 dólares por lo que la suma total “enviada” en forma de capital humano se encontraría entre los 1.000 y 2.500 millones de dólares. (M.ALBORNOZ, et. al.;2002). A este calculo sería correcto sumarle la capacidad potencial de desarrollo científico y tecnológico, los fondos que salen de nuestro país en forma de becas de estudio en el exterior y fondos de las familias del migrante. Según este mismo informe, entre los años 1997 y 2002 se otorgaron 2.552 becas para estudios de grado y de posgrado, de las cuales, el 65% fueron otorgadas por organismos locales. El costo de estos estudios oscila entre los 20.000 y 40.000 dólares, por lo que el monto total girado al exterior por este concepto sería superior a los 33 millones de dólares. Cuando los becados retornan al país el gasto en formación se convierte en inversión, sin embargo, cuando esto no ocurre, no sólo se pierden recursos financieros sino también humanos. En la encuesta anual de la National Science Foundation, más del 50% de los recién doctorados en Estados Unidos entre los

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años ´90 y ´97 tenían planes firmes de permanecer en el país. En el Gráfico 1 se observan los principales destinos de lo los beneficiarios argentinos de las becas otorgadas por el FOMEC2 y las áreas de estudio elegidas. Como puede apreciarse, el 35% de los becarios de las principales entidades emisores elige como destino España y luego, ocupando el siguiente puesto Estados Unidos con el 22%. En lo que respecta a las áreas de estudio, el mayor porcentaje corresponde ciencias naturales y exactas y ciencias sociales (40% y 31%, respectivamente). A.4. UNA APROXIMACIÓN A LAS CAUSAS Las causas de la emigración pueden encontrarse en parte en la inestabilidad económica, en la desesperanza ante un futuro incierto o incluso, en el “sueño de crecer en el primer mundo”. Las causas pueden ser agrupadas en “factores externos” y “ factores internos”. En este sentido, los factores externos se conjugan con los internos, haciendo más fuertes los incentivos a emigrar. En relación a los primeros, se trata de políticas específicas de los países receptores para incorporar recursos humanos calificados a aquellas áreas donde hay o se estima que habrá escasez y mayor demanda en las próximas décadas. Por ejemplo, algunos países de la OCDE realizaban hasta hace unos años proyecciones a 10 o 15 años de la estructura ocupacional y a partir de allí se definían las políticas migratorias. Gráfico 1

BECAS POR ÁREA

HUMANIDADES 5% INGENIERÍA Y TECNOLOGÍA 10%

CIENCIAS AGRÍCOLAS 14%

NATURALES Y EXÁCTAS 40%

BECAS POR DESTINO USA 22%

ESPAÑA 35%

CIENCIAS SOCIALES 31%

GRAN BRETAÑA 7% FRANCIA 6% CHILE 6% BRASIL RESTO 6% 6%

MEXICO CANADA 3% ALEMANIA 3% 3%

ITALIA 3%

Fuente: Informe “El talento que se pierde” (M. Albornoz, et.al; 2002)

Entre los factores internos es posible mencionar por un lado la crisis generalizada de la economía lo que agrava el problema histórico argentino de la falta de articulación entre la demanda y la oferta de empleo calificado. En este sentido, la Argentina invierte tan sólo 0,42% de su PBI en investigación, cifra menor a la media latinoamericana (0,54%) y 7 veces menos que Japón y Estados Unidos (2,92% y 2,79%, respectivamente). Por otro lado, mientras que un investigador del CONICET cobra entre 700 y 1.400 pesos por mes, un investigador recién iniciado en los Estados Unidos gana entre 18 y 30 mil dólares anuales (entre 1.500 y 2.500 por mes) y un investigador titular entre 80 y 500 mil (de 6.667 a 41.667 2

Durante le período 1997-2002 el FOMEC otorgó el 40% de las becas nacionales, es decir, 644 becas.

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dólares mensuales). Esto, conjugado con una tasa de desempleo de personal con estudios superiores del 8,3% (INDEC;2002), disminuye el ingreso futuro esperado de los graduados, aumentando las expectativas respecto de su futuro en el exterior. Convierte la opción “recibirse y emigrar” como una posibilidad de desarrollo económico y profesional. Por otro lado, como se verá más adelante, la demanda de trabajo se caracteriza por requerir trabajadores de calificación media-baja lo que no sólo alienta la emigración sino que desincentiva el desarrollo de recursos humanos calificados como en tanto no demanda políticas públicas o medidas institucionales tendientes a la calificación. Es importante hacer mención a otros factores internos de expulsión como la falta de seguridad física y jurídica, lo que conduce a una alta incertidumbre respecto del futuro y que, junto con una visión optimista (a veces exagerada) de la calidad de vida en los países desarrollados, desemboca en la decisión de emigrar o, una vez en el exterior, no volver a la Argentina. PARTE B: DE LA DÉCADA PERDIDA A LA PÉRDIDA DE DÉCADAS B.1. LA MATERIA GRIS EN LA CARRERA DE LA INNOVACIÓN Ante el nuevo escenario mundial, caracterizado por la competencia global, el acortamiento del ciclo de vida de los productos y las nuevas tecnologías de comunicación e información, la competitividad emerge como un fenómeno sistémico. En este contexto, el desarrollo de competencias y, con ellas, ventajas competitivas dinámicas, se vuelven factores indispensables y la innovación el medio por excelencia para alcanzarlas. (F.BOSCHERINI, G.YOGUEL; 2000) De acuerdo al manual de Oslo, una innovación implica un producto o proceso nuevo o mejorado, para la firma, el mercado local o el mundo (OCDE;1997). ¿Cuáles son los factores que posibilitan la innovación? Dado que se trata de un proceso complejo y acumulativo, podría decirse que la innovación depende en gran parte de la generación de conocimiento, las características del sistema productivo y de la existencia de un entorno adecuado. En lo que respecta a la generación de conocimiento, Nonaka explica que este proceso se trata de un ciclo espiralado continuo que se produce en cuatro etapas: socialización, externalización, combinación e internacionalización. (E.RULLANI;2000)3 En la primera etapa, el conocimiento tácito se difunde entre un grupo de individuos a través de la observación, imitación y experiencias empíricas. Cuando el conocimiento se codifica, tiene lugar la segunda etapa. En ella, este conocimiento es trasmitido a través del lenguaje a otras personas, quienes a su vez lo combinan con conocimientos previos (tercera etapa), dando lugar a una síntesis que permite la integración versátil de ambos (conocimientos previos y nuevos). Esta síntesis da lugar a la cuarta etapa, que consiste en la

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Aunque Nonaka se refiere a la generación de conocimiento al interior de la empresa, el proceso cognitivo que se da entre diferentes grupos de personas que el describe puede ser aplicado también a las interrelaciones que se dan al interior de los diferentes ámbitos académicos.

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interiorización de los conocimientos y su vuelta a estado tácito, lo que dará lugar a un nuevo ciclo de generación de conocimiento. Figura 1 EL CICLO COGNITIVO DE NONAKA Y LA FUGA DE CEREBROS ARGENTINOS SOCIALIZACIÓN

Espiral cognitiva

EXTERNALIZACIÓN SOCIALIZACIÓN

1950-1970

1990 INTERNALIZACIÓN

COMBINACIÓN

Fuente: elaboración propia en base a Rullani (2000)

Desde esta perspectiva, la emigración de profesionales y científicos argentinos durante los años comprendidos entre la década de 1950 y 1980, podría haber impedido que parte del conocimiento sea externalizado, retrasando la espiral. Sin embargo, dado que se trataba de personas ya formadas y en su mayoría, con años de profesión, posiblemente la mayor parte de sus conocimientos hayan podido codificarse y transmitirse a las nuevas generaciones. Contrariamente, la fuga de cerebros de la década de 1990 interrumpiría el ciclo a partir de la segunda etapa. Con la emigración de jóvenes profesionales el conocimiento codificado no podría ser combinado, retrasando en una generación o más el ciclo. En contrapartida, la emigración de personal calificado contribuiría a la generación de conocimiento en el lugar de residencia (principalmente los países desarrollados), lo que se potencia con la existencia de una mayor demanda puesto que, en estos países, la conexión entre el sistema de ciencia y técnica y el sistema productivo es mayor . El resultado de esto sería un ensanchamiento de la brecha entre los países avanzados y aquellos en vías de desarrollo. En este contexto, también es importante resaltar el rol de aquellos que luego de completar sus estudios en el exterior retornan al país puesto que han incorporado nuevos conocimientos y se encuentran en posición de iniciar un nuevo ciclo entre la comunidad científica local. En consecuencia, la cuantificación monetaria de la fuga de cerebros como dólares invertidos en educación no alcanza para comprender el impacto total de este fenómeno. Es necesario tener en cuenta que la pérdida de talentos en el presente provoca pérdidas a futuro, como por ejemplo en tanto formación de recursos humanos y en lo que hace a la transmisión de conocimiento tácito. No se puede medir cuanto hubiera producido un

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ingeniero ni cuantas innovaciones habrían logrado un grupo determinado de científicos, así como tampoco cuánto habrían enseñado profesores destacados en las aulas de las universidades. B.2. PRODUCCIÓN VS. EDUCACIÓN Como se mencionara anteriormente, el segundo de los factores de que depende la innovación es el sistema productivo. De acuerdo con E. Reinert, y a diferencia de la teoría económica ortodoxa, el perfil de especialización que determina la estructura productiva de un país no depende exclusivamente de su dotación factorial. Por el contrario, los países eligen qué producir. El aspecto más importante de la elección reside no en la eficiencia con que se produce sino en el producto mismo puesto que cada producto posee una tecnología específica asociada. El impacto de la tecnología en el entorno puede ser de tipo “clásico” en donde los beneficios extraordinarios son nulos (en el sentido de que no existen rentas extraordinarias), los rendimientos a escala son decrecientes y la competencia es perfecta; o puede ser de tipo “colusivo” que permite apropiarse de beneficios extraordinarios, los rendimientos son crecientes y las firmas tienen a colusionarse para formas barreras de entrada. En este marco, los países subdesarrollados se caracterizarían por producir con tecnologías de impacto tipo clásico y los países desarrollados por producir con las de distribución colusiva. (E.REINERT;2000) En la Figura 3 se puede observar, a modo de ejemplo, un ranking de productos que ilustra lo explicado por Reinert. En el extremo superior se encuentran aquellos productos cuya tecnología asociada genera derrames de tipo colusivo, en donde las mejoras de productividad se traducen en mayores salarios reales y la demanda de recursos humanos calificados es mayor. A medida que se desciende en el ranking de actividades, la tecnología asociadas a esos productos tiende a derramarse de forma clásica, donde las mejoras de productividad de traducen en menores costos y los requerimientos de capital humano son menos sofisticados. En el caso de la Argentina, podría decirse que el output de la mayoría del sistema educativo se encuentra preparado para el extremo medio a superior del índice de calidad de las actividades económicas mientras que la mayor proporción de los bienes y servicios ofrecidos por la estructura productiva argentina se encuentran en el extremo medio a inferior. En consecuencia, como se mencionara anteriormente, oferta y demanda de calificaciones difieren. En este sentido, podría decirse que la dinámica productiva es lenta, con poco contenido tecnológico y escasa inversión en lo que contrasta marcadamente con la dotación de recursos humanos. Por lo tanto, la fuga de cerebros aparece como una respuesta racional de los individuos que no encuentran ubicación en el sistema productivo nacional. En cuanto a las empresas que producen bienes ubicados en el extremo superior, los incentivos están dados de tal forma que las mismas eligen importar tecnología “enlatada”, con escasa necesidad de adaptación local (o ya adaptada a las necesidades locales) cuyo mantenimiento, actualización o cualquier otro servicio se realiza directamente con los proveedores extranjeros. Sin embargo, decir que esto se debe enteramente a decisiones de producción sería en el mejor de los casos una afirmación simplista. Para entender la diferencia entre sistema productivo y oferta de calificaciones en necesario entender la dinámica del sistema en su conjunto.

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Figura 2

PRODUCTOS Y TECNOLOGÍAS Innovaciones Nuevas tecnologías

Actividades de alta calidad -Curvas de aprendizaje

+

Microchips / Semillas transgénicas Industria aeroespacial Medicina nuclear

-Crecimiento del producto

Diseño y desarrollo de autos

-Progreso tecnológico -Contenido de investigación y desarrollo

Industria petroquímica Ensamble de autos

-Necesidad de personal calificado

Actividades de baja calidad

-

Extracción de petróleo Commodities agrarias

Fuente: elaboración propia en base a “The Other Canon: Essays in the Theory of Uneven Developement”. (E.REINERT;2000)

B.3. EL AMBIENTE Así como el papel de la generación de conocimiento y el sistema productivo ayudan a comprender el impacto de la fuga de cerebros, el segundo aspecto de la innovación: el entorno, contribuye a explicar parte de las causas. En primer lugar es posible mencionar que el proceso de apertura ha desembocado en una nueva dinámica territorial debido a que los sistemas productivos, a partir de las modificaciones en la competencia, deben interpretar los cambios producidos en el medio a través de sus elementos cognitivos. (L.POMA,2000) El sistema productivo, que se caracteriza por la existencia de valores e identidad, de cohesión y relaciones internas y de relaciones informales y conocimiento, debe enfrentar un contexto de transformación y cambio, de apertura y relaciones externas y de relaciones formales y conocimiento codificado. Cuando los primeros prevalecen sobre los segundos el sistema corre el riesgo de la autoaniquilación; por el contrario, cuando prevalecen los segundos, el sistema puede “estallar”. Poma explica que es posible que ambos tipos de fuerzas se combinen de manera de alcanzar un equilibrio dinámico, cuyos elementos fundamentales son la incertidumbre, el conocimiento y la confianza. Sin embargo, para alcanzar este equilibrio dinámico el territorio debe ampliarse hasta convertirse en territorial y la atmósfera industrial debe convertirse en atmósfera institucional. De esta forma es que Poma caracteriza a la nueva competencia, es

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Figura 3 APERTURA

INCERTIDUMBRE

GLOBALIZACION COMPETENCIA CON OTROS SISTEMAS

EL SISTEMA INSTITUCIONAL INSTITUCIONES INTANGIBLES LENGUAJE CONFIANZA APRENDIZAJE CAT. COGNITIVAS ARTICULACION COMUNICACION RELACIONES TRADICION VALORES

INSTITUCIONES TANGIBLES BANCOS EMPRESAS CAMARAS INSTITUCIONES UNIVERSIDADES

METABOLISMO

APRENDIZAJE

INNOVACION

INTERACCION

PRODUCCION

TERRITORIO

Fuente: elaboración propia en base a “La nueva competencia territorial”. (L.POMA,2000)

la competencia entre sistemas institucionales planteando la existencia de instituciones tangibles (empresas, bancos, cámaras, universidades e instituciones) e instituciones intangibles (lenguaje, confianza, aprendizaje, categorías cognitivas, articulaciones, comunicación, relaciones, tradición y valores). Entre ambos tipos de instituciones se produce un metabolismo que caracteriza al sistema en su conjunto, en el cual de la ruptura entre nuevas y viejas instituciones surge la dinámica y la innovación. Este metabolismo incluye la transformación del conocimiento tácito o implícito en conocimiento codificado o explícito a través del lenguaje, transformación que viabilizada por la confianza, conduce a la innovación. En este sentido es posible detectar en el sistema de nuestro país dos focos de conflicto que dificultan el metabolismo que conduce a la innovación. En primer lugar, la oferta de mano de obra calificada parecería no coincidir con la demanda de la misma. Es decir, la demanda del sistema productivo ( y entiendo por productivo tanto la producción de bienes como de servicios) es distinta de la oferta del sistema educativo puesto que se forman investigadores en el sentido amplio de la palabra y se invierte poco o nada en investigación en el sector productivo. Existe por tanto un problema desde la oferta dada la falta de conexión entre el sistema educativo y productivo y un problema desde la demanda dado que el gasto en actividades de innovación y sus resultados son poco significantes. Esto conduce a la fuga de cerebros hacia lugares donde exista demanda y a un sistema productivo poco dinámico. El segundo foco tiene lugar entre las instituciones intangibles. Por un lado, la crisis económica y social, los cambios en las reglas de juego (apertura, convertibilidad, devaluación, pesificación asimétrica) atentan contra la confianza y las relaciones. La falta de interacción entre las instituciones tangibles no permite que la tradición y los valores se consoliden y con ellos la cultura del país. Por otro lado, como se mencionó anteriormente, la fuga de cerebros presenta un obstáculo al aprendizaje y no permite la

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evolución del lenguaje, el desarrollo de mecanismos de traducción y el desarrollo de las categorías cognitivas. En este contexto, la incertidumbre proveniente del exterior del sistema se conjuga y potencia con la incertidumbre interna, las empresas se aíslan del entorno y los recursos humanos calificados abandonan el sistema, la apertura atenta contra la identidad y la interacción tiene lugar entre agentes aislados y no dentro de una red nacional de instituciones, en consecuencia, la oferta y demanda de recursos humanos continúa difiriendo. El metabolismo adquiere características que lejos de conducir a ciclos espiralados de crecimiento y desarrollo de ventajas competitivas dinámicas, perpetúan un sistema institucional desarticulado. En consecuencia, establecer principio y fin en un sistema de características espirales constituiría una falacia. Por lo tanto la fuga de cerebros que viene teniendo lugar en la Argentina desde hace más de 30 años debería entenderse como causa y consecuencia de fallas en el sistema institucional de nuestro país. Es consecuencia de la falta de incentivos o posibilidades de investigación y desarrollo económico y personal y es causa en tanto contribuye a la falta de articulación inter e intra institucional, dificultando el metabolismo del sistema. PARTE C: VARIOS PROBLEMAS, UNA SOLUCION. En marzo de este año, fue descubierto el gen viral que causa el Sarcoma de Kaposi, un cáncer de piel asociado al SIDA. El descubrimiento fue realizado por un equipo de seis científicos que trabajan en la universidad de Cornell, Nueva York. Tres de los científicos son argentinos: el líder del proyecto, Enrique Mesri, el doctor Carlos Bais y la licenciada Agata D´Agostino de Multu. Mesri emigró a los Estados Unidos en 1991, luego de su doctorado en el Instituto de Ingeniería Genética y Biología Molecular del CONICET. Este nuevo descubrimiento científico constituye otro ejemplo de la calidad de los científicos argentinos, de la existencia de un sistema educativo acorde con los requerimientos mundiales. La emigración de graduados es un tema que ha preocupado a más de un teórico. Hacia 1966, Bernardo Houssay afirmaba que abandonaban el país en busca de mayor prestigio, mejores medios de trabajo, aumentar sus conocimientos y capacidades y mayor futuro en su carrera científica. A pesar de las drásticas consecuencias que Houssay atribuía a la fuga de cerebros, insistía en que la emigración temporaria era beneficiosa para cualquier país en tanto contribuía al aprendizaje y perfeccionamiento. Como puede observarse, la fuga de cerebros constituye un fenómeno ampliamente discutido en nuestro país, sin embargo, las discusiones se desarrollan en el ámbito académico y su impacto a nivel gubernamental es escaso. A través del presente trabajo se ha tratado de demostrar la magnitud e importancia de la emigración de científicos y profesionales, ya sea en busca de nuevas oportunidades o de las oportunidades mismas, inexistentes en nuestro país. Las visiones optimistas acerca de la fuga de cerebros plantean que la misma constituye un factor positivo en tanto contrarresta los efectos de la falta de empleo y permite a los calificados alcanzar un desarrollo que no alcanzarían quedándose en el país. Sin embargo, ambas explicaciones no son más que factores que se potencian y perpetúan con la emigración: baja demanda de empleo calificado y escasas oportunidades de desarrollo conducen a la fuga de cerebros, la fuga de cerebros conduce a que no se desarrolle en el país un sistema de ciencia y técnica, que, junto con la industria, son los encargados de avanzar en el sendero de la competitividad. Al no avanzar, la demanda de empleo se

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estanca, las instituciones de ciencia y técnica se retrasan y el país en su conjunto pierde dinamismo, aumentándose la brecha entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado, lo que, en última instancia se vuelve un incentivo a la emigración. Las visiones más pesimistas afirman que la fuga de cerebros es un dato y no una variable sobre la que se pueda operar. En este sentido acusan a los países desarrollados de llevar adelante políticas de migración que atentan contra el desarrollo de los países menos avanzados. Por lo general presentan como argumento el caso de la India. Este país ha venido realizando importantes esfuerzos en materia de capacitación y retención de profesionales y científicos, sin embargo, las empresas de países desarrollados, especialmente norteamericanas, se encargan de detectar a los mejores y ofrecerles condiciones laborales imposibles de igualar por cualquier empresa u organismo nacional. También están quienes acusan a los mismos países de origen de no dar la suficiente importancia a la emigración de este tipo y para argumentar citan las diferentes tasas de gasto en ciencia y técnica entre países receptores y países emisores. Ambos planteos son extremos y, en el mejor de los casos, sólo responden a un aspecto de la realidad. La fuga de cerebros, como se planteara inicialmente, es un fenómeno multicausal que debe ser abordado desde varias aristas. Probablemente las dos más importantes sean entender por un lado, cuáles son los incentivos internos y externos que determinan la emigración y, por el otro, cuáles son los factores que, dentro de la comunidad científica, actúan como detonantes para tal decisión. También es importante hacer referencia a las características personales de cada migrante, su situación dentro de la sociedad y dentro de sus ámbitos de pertenencia, para contrastarlos luego con aquellos grupos de referencia. Diversos trabajos coinciden en señalar como disparador de la fuga de cerebros la posibilidad de realizar estudios en el exterior dada por el otorgamiento de becas y subsidios. Es decir, una vez instalado en el país extranjero, quienes deciden perfeccionarse allí también deciden no regresar. Ahora bien, afirmar que el enviar graduados al exterior para perfeccionarse constituye un riesgo de pérdida demasiado alto como para aceptarlo, considerándolo, de esta forma, causa de la fuga de cerebros, constituye, claramente un error. Tanto los países avanzados como aquellos en vías de desarrollo se han visto ampliamente beneficiados por los profesionales y científicos que se perfeccionaron en el exterior. En sus comienzos, los graduados norteamericanos viajaban a Europa a completar su formación, Japón inició su exponencial desarrollo gracias a aquellas personas que iban a formarse a los Estados Unidos. Nutrirse de los conocimientos desarrollados en el primer mundo no es, de ninguna forma, un aspecto negativo y, por lo tanto, tampoco lo son las becas y subsidios que diversos organismos nacionales otorgan para tal fin. El problema no reside en el enviar graduados al exterior sino en el hecho de que muchos deciden no volver. También se ha planteado como causa de la fuga de cerebros la crisis primero política y luego económica que ha atravesado y atraviesa nuestro país. Aunque esta es una causa válida en tanto afecta la vida de los profesionales y científicos y a las instituciones relacionadas, la emigración de personal calificado viene ocurriendo en nuestro país, con mayor o menor intensidad desde hace más de treinta años. Durante este período, la Argentina ha atravesado etapas de crecimiento y de estancamiento, de estabilidad y de inestabilidad y, aún así, la fuga se mantiene.

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Finalmente, la última explicación que ha cobrado mayor cantidad de adeptos en la actualidad es la que afirma que el drenaje de cerebros se produce debido a las diferencias entre el sistema productivo y el sistema educativo. Por un lado existen empresas con un alto coeficiente de investigación y desarrollo respecto de la facturación, son empresas grandes, medianas y pequeñas que innovan o intentan innovar y que en muchos casos satisfacen sus necesidades de tecnología a través de la adquisición de patentes o alianzas estratégicas con empresas del exterior. Son empresas que manifiestan tener problemas para conseguir mano de obra calificada y adaptada a sus necesidades. Otro grupo de empresas y que constituyen la mayoría, concentra sus esfuerzos en la reducción de costos, en donde la falta de visión a largo plazo y la aversión al riesgo de los directivos las coloca bajo el rubro de productos indiferenciados. Este enfoque, desarrollado en la sección anterior, pone el acento en una estructura productiva de media a baja tecnología y un sistema educativo que prepara profesionales para la investigación en áreas de mayor contenido tecnológico. Como se mencionara oportunamente, éste constituye un argumento simplista, culpando al sistema productivo, en particular, y a los incentivos, en general, de la emigración de mano de obra calificada. En todo caso, la pregunta pertinente sería aquí: cuáles son esos incentivos que hacen que algunas empresas importen tecnología y que otras no busquen desarrollarlas. Nuevamente, nos enfrentamos a un problema de entorno e interacción entre agentes. Todos los argumentos antes mencionados tienen cierto grado de validez y lejos de contradecirse, los mismos se complementan. La fuga de cerebros en la Argentina encuentra sus causas en una falla casi generalizada de lo que Poma denomina sistema institucional. A los problemas macroeconómicos existentes, se le suman aquellos de tipo productivo como la falta de articulación entre producción y educación, una política de ciencia y técnica poco eficiente y una cultura nacional que conduce a estrategias poco emprendedoras. Se trata, en última instancia, en la profundización de un perfil de especialización productiva no intensivo en recursos humanos calificados. A priori podría decirse que el sistema de becas consigue que los graduados argentinos adquieran los conocimientos alcanzados por el primer mundo, sin embargo, las características del entorno en comparación con otros países, presenta pocos incentivos de retorno, en el caso de los que se fueron, y de permanencia, en el caso de los que aún no se han ido. Ahora bien, si se desea avanzar en el desarrollo de un plan para palear la fuga de cerebros, es necesario tener en claro cuáles son las causas que lo provocan. De otra manera, el plan fracasaría. Ni la reactivación económica ni ningún plan de repatriación serán suficientes si no se modifican las condiciones del entorno, en especial, porque la fuga de cerebros no es un fenómeno aislado sino que es una de las manifestaciones de la crisis que atraviesa nuestro país. La fuga de cerebros, el estancamiento de la industria, los déficits de balanza comercial y fiscal son, entre otros, aspectos de la misma realidad argentina y, por lo tanto, para superar el problema se requiere un plan sistémico que involucre a la sociedad en su conjunto; aumentar el presupuesto en ciencia y tecnología o los salarios de científicos y profesionales son acciones necesarias pero no suficientes. Si se repasan los planes de los diferentes organismos gubernamentales probablemente se halle uno para cada problema: programas de reestructuración empresaria, fondos de incentivo a la exportación, sistemas de becas para estudios de posgrado, etc. Sin embargo, el alcance de estos planes es acotado y su perduración en el tiempo es inviable. La Argentina requiere que por primera vez en la historia se lleve adelante un plan de desarrollo que articule los diferentes sectores de la sociedad, el plan presentado por el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación

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Productiva, Tulio del Bono en Julio de este año parece proyectarse en esa dirección pero es necesario que el mismo permita su sostenimiento en el tiempo, se articule dentro de un programa general y trascienda los límites de la política partidaria y el período que abarca cada gobierno constitucional. No es una tarea fácil pero tampoco imposible, desde la Unión Europea hasta Japón y desde Estados Unidos hasta China, los planes de desarrollo parten de una visión integrada y cada proyecto especial se enmarca en el mismo plan de desarrollo. Muchos argentinos en el exterior añoran su patria y desearían volver y muchos de los que se quedaron no tienen intenciones de irse, esto es un claro ejemplo de que algunas condiciones están dadas y que el resto podrían darse, simplemente hay que proyectar la nación que deseamos alcanzar, la forma de hacerlo y desarrollar un plan. A partir de allí controlarlo y ajustarlo a través del tiempo. Esta no es una tarea que le compete únicamente al gobierno, se trata del desarrollo de un proyecto de nación que debe surgir del diálogo de todos los integrantes de la sociedad.

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