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Garcilaso de la Vega
Indice Biografía………………………………………………………………………Pág 3
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Aspectos de renovación de Garcilaso……………………………………..Pág 4 Temas ………………………………………………………………....Pág 4 Versos……………………………………………………………….....Pág 4 Estrofa............................................................................................Pág 5 Estilo…………………………………………………………………....Pág 6
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Biografía Garcilaso de la Vega nació en Toledo entre 1494 y 1503, posiblemente en 1498.2 Fue el tercer hijo de Garcilaso de la Vega (fallecido el 8 de septiembre de 1512, tres días después de otorgar codicilio), señor de Arcos y comendador mayor de León en la Orden de Santiago, y de Sancha de Guzmán, señora de Batres y de Cuerva. Sus abuelos paternos fueron Pedro Suárez de Figueroa, hijo de Gómez I Suárez de Figueroa y Elvira Lasso de Mendoza, hermana del primer Marqués de Santillana, y Blanca de Sotomayor. Su madre, Sancha de Guzmán. Quedó huérfano de padre y se educó esmeradamente en la Corte, donde conoció en 1519 a su gran amigo, el caballero Juan Boscán. Seguramente a este debió el toledano su gran aprecio por la lírica del valenciano Ausiàs March, que dejó alguna huella en su obra. Garcilaso entró a servir en 1520 a Carlos I de España en calidad de miembro continuo de la guardia regia. Aprendió griego, latín, italiano, francés, música y esgrima. En los años siguientes, Garcilaso luchó en la Guerra de las Comunidades de Castilla y fue herido en la acción de Olías del Rey; también participó en el cerco a su ciudad natal (1522); a finales de ese mismo año se embarcó, en compañía de Juan Boscán y Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, futuro virrey de Nápoles, en una expedición de socorro que quiso (y no pudo) evitar la caída de Rodas en poder de los turcos; de nuevo resultó herido, esta vez de gravedad. De vuelta a España fue nombrado caballero de la Orden de Santiago y en 1524 se enfrentó a los franceses en el cerco de Fuenterrabía. A su retorno a Toledo, contrajo matrimonio en 1525 con Elena de Zúñiga,6 dama de doña Leonor, hermana de Carlos I; por ello Garcilaso entró a formar parte del séquito de ésta. También tuvo un hijo antes de su matrimonio con una dama comunera toledana, Guiomar Carrillo, que reconoció de forma póstuma, Lorenzo Suárez de Figueroa, nacido hacia 1521. Por entonces empezó a escribir sus primeros poemas según la estética de la lírica cancioneril, que pronto desecharía; además, ejerció un tiempo como regidor de su ciudad natal. El punto de inflexión en su lírica obedece a un día de 1526 en Granada, en los jardines del Generalife y cerca del palacio del emperador.
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Garcilaso de la Vega es el renovador de la lírica castellana en tres aspectos. En los temas: El amor es el tema dominante en la poesía de Garcilaso. La inspiración para su poesía amorosa la encontró el poeta en la pasión que despertó en él Isabel Freyre. El sentimiento amoroso es vivido por Garcilaso como una experiencia dolorosa, que él acepta resignadamente. Esta expresión dolorida del sentimiento amoroso fue originada por la actitud indiferente de Isabel Freyre y por el dolor que produjo en el poeta la muerte de su amada. Como vemos el sentimiento amoroso en Garcilaso presenta una gran autenticidad, característica que confiere a su poesía amorosa uno de sus mayores méritos. Por otra parte, la concepción amorosa se inscribe en la tradición. (Es petrarquista). Se denomina Petrarquismo, dentro del género lírico, a la corriente estética que imita el estilo, las estructuras de composición, los tópicos y la imaginería del poeta lírico del Humanismo toscano Francesco Petrarca, es decir platónica. La naturaleza aparece en las églogas, cuando el poeta ha alcanzado ya su plenitud de estilo. Es una naturaleza configurada a través de sus rasgos más positivos de acuerdo con unos modelos de perfección ideal. En sus poemas utiliza a menudo la mitología grecolatina, menciona la leyenda de Dafne y Apolo (soneto XIII) Ejemplo: “A Dafne ya los brazos le crecían y en luengos ramos vueltos se mostraban […]” y el mito de Hero y Leandro (soneto XXIX) Ejemplo: Pasando el mar Leandro el animoso en amoroso fuego todo ardiendo […]”
Los Versos: En la poesía renacentista es común el uso del endecasílabo que es un verso de once sílabas. Él endecasílabo permitía una fluidez melódica y una variedad rítmica mayores que cualquier otro verso. El endecasílabo permite utilizar un lenguaje mucho más natural, porque es un tipo de escritura más parecido a la prosa.
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De acuerdo con la posición obligatoria de los acentos se distinguen varios tipos de endecasílabos •
Endecasílabo enfático: Lleva acentos obligatorios en la 1ª y 6ª sílabas.
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Endecasílabo heroico: Lleva acentos obligatorios en 2ª y 6ª sílabas.
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Endecasílabo melódico: Lleva acentos obligatorios en 3ª y 6ª sílabas.
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Endecasílabo sáfico: Lleva acentos obligatorios en 4ª y 8ª sílabas.
A algunos no les gustaba como escribía Garcilaso porque parecía que escribía en prosa más que en verso y decían que la poesía de Garcilaso solo era para mujeres. En el fragmento de este soneto se aprecia la utilización del verso endecasílabo: “Nunca de amor estuve tan contento, que en su loor mis versos ocupase: ni a nadie consejé que se engañase buscando en el amor contentamiento.”
Estrofas: Sonetos: Los sonetos de Garcilaso son plenamente renacentistas, aunque en algunos de ellos persisten rasgos de la lírica de cancioneros. Canciones: Entre las canciones de Garcilaso destaca la Canción V, en la que Garcilaso creó una nueva forma estrófica: la lira. La lira: Lira es un tipo de estrofa de cinco versos, consta de tres versos heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once sílabas) con la siguiente disposición. Garcilaso la introdujo en la obra "Oda a la flor de Gnido". Églogas: Las tres églogas de Garcilaso constituyen la cima de su breve obra poética. Elegías: Las dos elegías de Garcilaso están escritas en tercetos encadenados. Epístola: La única epístola de Garcilaso trata sobre la amistad y está dirigida a dirigida a Boscán. Escrita en versos libres, su tono es personal y espontáneo.
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Estilo: El estilo literario de Garcilaso presenta una clara evolución desde una posición próxima a la lírica cancioneril, propia de la poesía de la poesía castellana de finales del siglo XV y sus principios del siglo XVI, hasta la asimilación de las formas y de los procedimientos petrarquistas.
El estilo de la poesía de los cancioneros castellanos se manifiesta en la lírica garcílasista a través de los siguientes rasgos:
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Frecuencia de rimas agudas.
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Falta de imaginería.
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Interiorización del sentimiento amoroso.
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Ausencia del mundo exterior.
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En cuanto al lenguaje la relación con la lírica cancioneril está presente en los juegos retóricos y conceptuales.
El estilo propio de Garcilaso se consolida durante su estancia en Nápoles. Allí, a través de la influencia de Sannazaro, el poeta incorpora a su estilo el epíteto. Este recurso es especialmente utilizado en la descripción de la naturaleza. El epíteto es un adjetivo o participio, que resalta las características intrínsecas de un sustantivo. Caracterizan a este nuevo estilo poético de plenitud de la poesía de Garcilaso la mayor riqueza léxica y sensorial, y la tendencia a remansar la expresión mediante el desdoblamiento de términos sinónimos. La pretendida sencillez de Garcilaso nada tiene que ver con la escasez de recursos. Menos aún significa que nos encontremos ante un lenguaje presuntamente natural. Es, más bien, la integración de los recursos empleados en el cuerpo de la composición lo que produce esta impresión de facilidad. En la lírica de Garcilaso son comunes es uso de metáforas, hipérbatos (nunca demasiado violentos), aliteraciones, contrastes, enumeraciones yuxtapuestas e insistencias anafóricas. Métafora: consiste en la identificación entre dos términos, de tal manera que para referirse a uno de ellos se nombra al otro
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Hipérbaton: es la Figura literaria que consiste en alterar el orden lógico de la oración. Aliteraciones: es la repetición de sonidos consonantes. Antítesis: es una oposición entre dos términos contrarios o complementarios. Anáforas: es una figur a retórica que consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de verso o enunciado. La metáfora de Garcilaso no llama la atención por su originalidad, sino por su oportunidad. Muchas de ellas proceden de literatos italianos, a los que el autor sirve de puente con las generaciones siguientes.
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