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GUIA PARA GRUPOS DE ORACIÓN
GRUPO DE EMRESARIOS Y PROFESIONALES CATÓLICOS GEPROCA
CAMINANDO CON JESUS “Y si Dios empezó tan buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo continuará hasta concluirlo en el día de Cristo Jesús” Filipenses 1, 6 Tegucigalpa, Honduras Año 2006
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INDICE No. DE PÁGINA
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TEMA
Camino de Conversión de un Empresario y/o Profesional El Grupo de Oración Los Llamados a Ser Personas La Vocación Cristiana Guía 1: Tema 1: El Sí del Cristiano Guía 1: Tema 2: La Oración Guía 1: Tema 3: Perseverando en la Oración Guía 1: Tema 4: Expresiones de la Oración (1. Oración Vocal) Guía 1: Tema 5: Expresiones de la Oración (2. La Meditación y la Contemplación) Guía 1: Tema 6: La Oración del Padre Nuestro Guía 1: Tema 7: El Ave María Guía 1: Tema 8: El Sentido de la Biblia Guía 1: Tema 9: Conociendo la Biblia Guía 1: Tema 10: Tradición y Revelación Guía 1: Tema 11: Descubriendo el significado de la Palabra de Dios Guía 1: Tema 12: Lectio Divina Guía 1: Tema 13: Perseverando en la Comunidad Guía 1: Tema 14: La Fraternidad Guía 1: Tema 15: Virtudes que edifican la Comunidad Guía 1: Tema 16: Cómo Hacerse Prójimo del Necesitado Guía 1: Tema 17: El Sacramento del Bautismo Guía 1: Tema 18: El Sacramento de la Reconciliación Guía 1: Tema 19: El Sacramento de la Eucaristía Guía 1: Tema 20: El Sacramento de la Confirmación Guía 1: Tema 21: El Sacramento del Matrimonio Guía 1: Tema 22: El Sacramento del Orden Guía 1: Tema 23: El Sacramento de la Unción de los enfermos.
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CAMINO DE CONVERSIÓN DE UN EMPRESARIO Y/O PROFESIONAL
Preámbulo Gracias a los medios de hoy, el hombre ha logrado desarrollar su don de inteligencia en diferentes campos relacionados para mejorar el modus vivendi de si mismo y de los demás. Ese eres tú, tanto así que al inicio de tu carrera profesional o empresarial esperaste encontrar respuesta algún día de tu inquietud por un mejor estilo de vida alcanzado por tus propios méritos poniendo en práctica tus bastos y progresivos conocimientos. Pueda que se te hayan dado un sinnúmero de éxitos o fracasos, o ambos a la vez, pero indistintamente a pesar de que exteriorizabas haber tenido la capacidad para alcanzar tus logros o contrarrestar tus fracasos, hubo un día por destino divino por medio de Geproca, que tuviste que dejar la razón a un lado de la que prescindiste tanto para dar cabida a la fe y exclamar esa misma vez como el apóstol Tomás: “Tu eres mi Señor y mi Dios (Juan 20, 28) Antes, cuestionabas más bien la vida cristiana de muchos hermanos que te rodeaban, por que les oías exclamar encomendarse en las manos de Dios en cualquier proyecto por más insignificante que fuese, cuando tu más bien reforzabas que por tus propios méritos saldrías adelante. Hoy al querer estudiar esta guía persigues más bien aprender a confiar únicamente en la voluntad de Dios y a depender menos del imperio de la razón comulgando así con la disposición Mariana (Lucas 1,38): “Hágase en mí según tu voluntad” Por lo tanto tu finalidad de aquí en adelante, es todo lo contrario a lo que hacías antes, ahora procuras por medio del conocimiento en la fe, disminuir tu “yo” interno para darle lugar a Cristo Jesús que quiere crecer su presencia en tu nueva vida. San Pedro, sobre quién Jesús dispuso edificar su Iglesia, y de ahí en adelante por medio de sus sucesores, nos revela que debemos crecer en conocimiento y en gracia para gozar intensamente del Reino de Dios (2 Pedro 3, 18), y alcanzar la vida eterna que consiste en conocer a Dios y a quién El envió, nuestro Señor Jesucristo (San Juan 17, 3). Esta guía nos proporciona los pasos para adquirir este conocimiento del que San Juan nos habla y consiste brevemente en: añadir a la fe, la fuerza, a la fuerza el conocimiento, al conocimiento la moderación, a la moderación la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el amor fraterno y al amor fraterno la caridad. De esta manera procuraremos llegar a ser un Cristo vivo para aquellos con quienes tenemos la oportunidad de desenvolver nuestra vida. Podrán haber infinidad de dinámicas para alcanzar lo anterior, pero en una será en la que más te enfatizarás para este crecimiento y será la dinámica del ver, juzgar y actuar con el fin de ponerse propósitos de cambio en la vida, todo fundamentado en la palabra de Dios utilizando la práctica de la Lectio Divina utilizada desde el inicio de la Iglesia por los padres de la Iglesia. 3
El ver consistirá en compartir las circunstancias reales que se están dando en tu vida y tus ambientes relacionados en algún tema específico, que con la palabra de Dios profundizaremos para que con su guía y ayuda del Espíritu Santo juzgue más y luego, nos propongamos a actuar, a fin de fortalecer y demostrar nuestra fe con obras concretas en nuestra vida (Hebreos 2, 14-19). Un modelo esencial que te acompañará e intercederá por ti en este caminar, será La Virgen María, para que quién se nos a dado como Madre nuestra, sea ejemplo en tu caminar, y que tu también digas: “He aquí el esclavo (a) del Señor, hágase en mí la voluntad de Dios”. Profundiza en los diferentes temas de la vida real y las citas bíblicas relacionadas junto con la tradición y doctrina de la Iglesia que aquí se te comparten, para que no tanto te bases en lo que te queremos hacer reflexionar, sino en lo que la palabra quiere decirte y hacer en ti la voluntad divina. “Toda criatura es transparente ante ella, todo queda desnudo y al descubierto a los ojos de aquel que debemos dar cuentas” (Hebreos 4, 12-13) Te invitamos pues a que como hijo(a) busques a través de este camino, escuchar y obedecer al Padre para ser esa sal y luz en medio de tu ambiente y puedas transmitir sabor a la vida e irradiar luz dando testimonio que el Reino de Dios esta aquí en medio de aquel que le abre las puertas de su corazón. Este caminar te llevará a promulgar en comunidad con una misma espiritualidad, la Visión, Misión y Valores de Geproca.
Visión: Ser un ente de la Iglesia Católica transformador de la sociedad a través de la evangelización del sector empresarial, y profesional. Misión: Llevar a la sociedad a un encuentro con el Señor a través de la conversión, compromiso, fraternidad y testimonio de vida personal y familiar de un grupo empresarial y profesional evangelizador. Valores: Espiritualidad, Compromiso, Solidaridad, Humildad, Sobriedad, Caridad, y Unidad.
Con el fin de lograr todo lo anterior, tú como miembro de Geproca, te comprometerás con el Señor a renovar anualmente cada 29 de Junio Día del Apóstol San Pablo, los siguientes votos que contribuirán a identificarte con todo el resto del Grupo de Empresarios y Profesionales en Geproca:
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1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
Vivir en oración Hacer Lectio Divina de la lectura diaria de la Iglesia Pertenecer a un grupo de oración Ejercer vida sacramental Ser Luz y Sal en tu ambiente Ejercer ética profesional en sus responsabilidades Participar en las actividades de la Iglesia por medio de la Parroquia
Rogamos a Dios que a través de este caminar logres a ser aún más ese templo sagrado para que more el Espíritu Santo para siempre y te conviertas en Un Apóstol Transformador de Nuestra Sociedad como Profesional y Empresario Evangelizado en Cristo Jesús, Amén. Al final, el propósito de esta guía y de su uso apropiado en los grupos de oración, es lograr atender al primer y segundo llamado que Dios nos hace en la vida a la vez que vamos madurando para: Ser Personas y Ser Personas Cristianas. Y que para lo cual se dá una breve explicación a continuación.
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1. EL GRUPO DE ORACION El Grupo de Empresarios y Profesionales Católicos está conformado por un sinnúmero de hermanos en Cristo que en su momento tuvieron la oportunidad como tú de haber tenido un encuentro personal con nuestro Señor Jesús y que desde entonces se han integrado en pequeños grupos de oración de hasta 15 participantes con el fin de que por medio del amor fraterno y la enseñanza apostólica, su integrante logre una mayor transformación y conversión de un hijo(a) legitimo(a) de Dios. Los grupos de oración se asemejan a las primeras comunidades cristianas que nos revelan las sagradas escrituras cuando recién se convertían y bautizaban las mismas, acudiendo asiduamente a convivencias en las cuales compartían como base las enseñanzas apostólicas, el amor fraterno, la fracción del pan y la oración comunitaria. Le metodología en la cual se pueden basar dichos grupos de oración, puede variar en cada uno y en cada momento, según las inspiraciones divinas, más sin embargo, con el propósito de llevar un usual orden para lograr su propósito, se han retomado como modelo las siguientes pautas universales:
Cantos de Alabanza Cantos de Meditación Oración de Contricción Invocación al Espíritu Santo Oración de Alabanza al Padre, Hijo y Espíritu Santo Oración de Gracias Contemplación y Silencio Presentación de los Invitados y nuevos Integrantes Tema Centrado en la Palabra de Dios Testimonios Oración según el Tema Oración de Peticiones Oración de Intercesión si así se solicitase por uno o mas de sus miembros Oración Final Avisos
Recomendaciones para las diferentes Intervenciones El Canto Es un aspecto muy importante de las reuniones de oración, ya que quien canta ora dos veces. El canto siempre ha sido la mejor expresión de los sentimientos y emociones del hombre. Al cantar, la comunidad se une en un solo Espíritu, una sola fé y hasta en los gestos externos que también son oración para la gloria de Dios. La reunión de oración ordinariamente comienza y termina con cantos muy alegres y rítmicos. Ellos son una parte muy importante de la misma. Toda reunión está llena de alegría, unión y 6
recogimiento de los cantos. Es necesario apuntar aquí el peligro de convertir la reunión en un festival musical. No se trata de eso, sino solo en alabar al Señor con la música. La Adoración, Alabana y Acción de Gracias Nunca se deberá insistir demasiado en que las reuniones de oración son reuniones para proclamar la grandeza y el poder de Dios, es decir, reuniones donde la oración predominante es la oración de alabanza y de acción de gracia. La alabanza es como el clima y la atmósfera en la que se desenvuelve la reunión desde comienza hasta que termina. Adorar al Señor es la actitud normal de la criatura limitada frente a Dios, reconociendo su absoluta superioridad. La Adoración se centra en Dios mismo. Es una forma de contemplación. Es adorar a Dios porque es Santo, porque es Dios. La Alabanza es la glorificación que la criatura hace a Dios y que nace de la admiración de la obra divina la historia de la Salvación. El modo de esta oración la encontramos en los Salmos en los que el hombre, extasiado por las maravillas del Creador, irrumpe en la oración. La oración con los Salmos nos lleva a una mayor libertad para alabar y glorificar al Señor. No pueden estar ausentes en la comunidad que oran en el Espíritu Santo los cantos de Gloria, los gritos de júbilo, las exclamaciones, las ovaciones y los aplausos. Todo, absolutamente todo, es para la gloria del Señor y la alabanza de nuestro Dios. El Silencio La actitud primordial del cristiano no es hablarle de Dios, ni hablar de El, sino ante todo escucharlo. Ciertamente a El le gusta que le hablemos y le manifestemos todo lo íntimo que existe en nuestra vida; sin embargo, El conoce de antemano todo lo nuestro Is 65, 24. Escucha al Señor es más importante que hablar con El. Por tanto, el silencio es uno de los aspectos más típicos de las reuniones de oración. Lo esencial es centrarnos en El, escucharlo y luego responderle. Es quien inicia el diálogo con nosotros. En toda reunión de oración debe haber momentos expresos de silencio fecundo y llenos de la presencia del Señor- No es el silencio vacio, tímido y tenso, que favorece la comunicación de Dios para con nosotros. Muchas veces nos quejamos porque Dios no nos habla y tal vez no nos hemos dado cuenta de que somos nosotros quienes no le damos la oportunidad de hacerlo. La capacidad para poder escuchar a Dios no es algo que logramos por nosotros ni depende de nuestro esfuerzo. Es una gracia del Señor “Dame un corazón que escuche” I Re 3,9 Siendo un don de Dios el poder escucharlo, hay que pedirlo con Fe, y creyendo que ya lo tenemos, ejercitarlo.
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Lectura de la Palabra Gracias al soplo vivificante del Espíritu Santo de Dios, la Sagrada Escritura ocupa hoy más que nunca, un lugar primordial en la vida Cristiana. La Palabra de Dios, al igual que el cuerpo del Señor, es alimento del que la Iglesia se nutre para vivir y crecer. Toda la lectura de la Palabra de Dios es oración; es una bendición inconmensurable para la comunidad. Este es un elemento indispensable tanto en la oración personal como en la comunidad. En el momento en el que el Espíritu lo inspire deberá proclamarse la palabra del Señor. Estas lecturas por lo general deben de ser breves y claras, con una sola idea central. La profusión de muchas ideas en las lecturas largas provoca a menudo quedarse sin nada. La mejor manera de percibir el mensaje del Señor por medio de su palabra es el uso de la lectio divina que consiste en invocar el Espíritu Santo antes de la lectura, luego la lectura en sí, la meditación, la contemplación y escucha, la oración y la puesta en práctica de la enseñanza recibida del Señor.* La Enseñanza Cuando hablamos de la enseñanza en los grupos de oración no nos referimos a instrucción, sino a aprender dentro del grupo de oración que es más libre, más carismática y que va de acuerdo con las necesidades presentes y concretas de la comunidad con el fin de integrarla, madurarla y comprometerla. Su objetivo es transmitir la voluntad del Señor y sus designios, comunicando sabiduría práctica de cómo vivir la Fe las 24 horas del día. Los Testimonios Toda reunión de oración es una manifestación del amor de Dios que edifica a la comunidad. Por eso nunca debe faltar un testimonio que proclame lo que Dios ha hecho en sus vidas o en torno a ellas. Proclamar la grandeza del Señor en medio De su pueblo es esencial a toda reunión de oración, pues quienes participan en ellas ya han experimentado el amor y el poder de Dios. El testimonio es para la Gloria de Dios. No es para lucimiento de quien da el testimonio sino para edificación de la comunidad. Por ello, no se debe centrar en lo que el hombre ha hecho por Dios, sino en lo que Dios ha hecho por nosotros. Finalmente al compartir cualquier testimonio debe ser siempre ABC: Alegre, Breve y Centrado en Cristo. *Referente a este tema, en la presente guía se desarrolla con mayor claridad la lectio divina.
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El mejor ejemplo lo tenemos en Maria, la esclava del Señor, que glorifica a Dios por las maravillas que El hizo en ella. En su cántico de alabanza dirige a Dios su glorificación, no a ella; reconociendo que lo más grande en ella no es lo que ella hizo por Dios, sino lo que Dios hizo por ella dentro del plan de salvación. La Oración de los Participantes Uno de los aspectos más típicos de los grupos de oración es la activa participación de los asistentes. Estas intervenciones, tanto las comunitarias como las individuales, se caracterizan por su espontaneidad, libertad y sencillez. Sabemos que El Espíritu Santo que mora en cada uno de los creyentes, y al mismo tiempo anima a todo el cuerpo de Cristo, es quien guía la reunión de oración. Los miembros de la comunidad son los instrumentos por medio de los cuales el Espíritu Santo lleva y coordina la reunión. Cuando cada uno de los participantes ora, abre su corazón, lo entrega no solo a Dios sino también a todos los hermanos que forman el cuerpo de Cristo. Dios nos escucha siempre, cuando le hablamos en lo íntimo del corazón, en el seno de la comunidad o como comunidad. Muchos creen que deben hacer siempre sus oraciones en voz alta; mientras que otros piensan que no pueden sino en el secreto de ellos mismos. Al Señor le gustan las dos formas. Los círculos de oración son reuniones comunitarias, por tanto es esencial la participación viva y activa de cada uno de los miembros a la cual se unen todos los demás hermanos. Las Peticiones Cuando hemos dejado nuestras peticiones en Dios, ¿No se preocupa Él por nosotros? I Pe 5, 7. Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Por lo tanto no hay que escandalizarse si el Señor atiende la oración que se le hace. Curaciones, sanaciones interiores, milagros, deben formar parte normal de la vida cristiana. Dios sabe lo que necesitamos (Mateo 6, 32) antes de que lo pidamos (Is 65, 24). Sin embargo le gusta que os acerquemos confiadamente para alcanzar la ayuda. “Pidan que se les dará” (Lc. 11, 9) En el anexo, se incluye una programación modelo de una sesión de un grupo de oración que pudiese durar entre una hora y media o dos horas según la extensión que se pudiese dar en cada una de las diferentes intervenciones. Sí es muy importante para el debido crecimiento de los hermanos de un grupo, el compartir con el sigilo debido, pues todo lo que se comenta dentro del grupo debe quedar dentro del grupo en ese mismo día que se compartió, y así permitirá conociéndonos más entre nosotros, e interceder unos por otros en oración.
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2. LOS LLAMADOS A SER PERSONAS Y SER PERSONAS CRISTIANAS I.
LA VOCACIÓN A SER PERSONA
Querer vivir humanamente es ya una forma de responder a Dios, es tomar la vida como vocación. Estamos llamados a ser lo mejor de nosotros mismos. Desde una visión personalista y trascendente de la vida, creemos que toda persona está llamada a desarrollar en plenitud ese germen vocacional con el que nace al servicio de los otros. Todas las personas tienen esta vocación común. Ya desde el principio Dios llamó a ser persona, creó al hombre y a la mujer. Esta primera vocación común tiene diferentes aspectos estrechamente relacionados entre sí:
La relación con uno mismo: desarrollar lo mejor del propio ser. La relación con el mundo, las cosas: ejercer y vivir una profesión. La relación con los otros: abrirse al amor en grupo, en familia, en comunidad La relación con la trascendencia, con Dios: hacer crecer la necesidad y el deseo de Dios que hay en cada persona.
Un crecimiento armónico de la persona requiere el cultivo de todas y cada una de esas dimensiones. Educar para la autosuficiencia o la necesidad de los demás, el individualismo o la solidaridad, la superficialidad o la profundidad, la gratuidad o el egoísmo, la apertura o la cerrazón a Dios… dará como resultado un tipo de persona u otro bien distinto.
SER FELIZ RELACION CON DIOS CREER RELACION CON LOS DEMAS AMAR – CREAR COMUNIDAD RELACION CON EL MUNDO MEJORAR EL MUNDO RELACIÓN CON UNO MISMO AUTOESTIMA – REFLEXIÓN - ACEPTACIÓN
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1. CRECER COMO PERSONA Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Gen 1, 26-27) Esta es la primera llamada (vocación) que Dios hace: a vivir, a ser persona hecha a imagen y semejanza suya, a ser protagonista del propio destino. Recordemos que hemos sido hechos para la vida y para el amor, pues Dios es vida y amor. Hay modos de vivir que no permiten el desarrollo integral de esta vocación y reducen la persona a animal, a máquina, a un objeto, o a “no persona”. 2. RECREANDO EL MUNDO A TRAVÉS DEL TRABAJO Dominad la tierra y sometedla (Gen 1,28) Es la relación con el mundo que nos circunda, con las cosas. La persona está llamada a ejercer una profesión, a hacer un trabajo donde se sienta útil y con el que colabore con Dios a re-crear y mejorar este mundo. Por el trabajo la persona se convierte en administradora y señora de lo creado. Tan importante como el trabajo es el ocio, por el que se goza del sentido de las cosas y de la técnica. El egoísmo y en general el pecado (Gen 3) puede convertir el trabajo en una esclavitud de uno mismo y de los demás. Un oficio se puede aprender con más o menos esfuerzo. Construir una persona es algo que se va haciendo durante toda la vida. La profesión no es la totalidad de la vocación, aunque muchos la reduzcan a ella. 3. TENIENDO UNA RELACIÓN DE AMISTAD Y AMOR CON LOS DEMÁS Sed fecundos, creced y multiplicaos (Gén 1,28) Dios nos llama a amarnos y a que ese amor sea fecundo. La relación con los otros se expresa con la reciprocidad y el amor, y se vive en el seno de un grupo, de una comunidad y de la familia que es la comunidad más simple. Las auténticas relaciones interpersonales, tanto de la persona casada como de la no casada, deben ser siempre relaciones de amistad, de amor. Ser es amar, y amar es ser. El amor es la vocación de toda persona. La vida es don y sólo tiene sentido en el darse a los demás. El joven incapaz de enamorarse no es apto para ninguna vocación. Toda relación humana puede quedar viciada por la realidad del pecado, del desamor. Entonces se convierte en relación de dominio sobre el otro. Uno no sólo no ama ni sirve al otro, sino que se sirve del otro y le esclaviza. Es muy distinto ser con y para los demás, que estar sin, sobre o contra los otros. 11
Todo este ideal humano que venimos describiendo tiene sus límites, es un proyecto deseado pero que jamás llega a alcanzarse en plenitud. El vivir esta “experiencia de límite” puede llevar al hombre a la desesperación o a la inacción, al paroxismo o a la búsqueda de sentido “más allá” de él mismo que le puede abrir y “convertir” a Dios. 4. ABIERTA A DIOS Hagamos al hombre a nuestra imagen (Gén 1, 26-27) La vocación radical del hombre es la de convertirse en hijo, ser a imagen de Dios, parecerse al Padre. Tenemos “vocación de Dios” por gracia, no por méritos ni conquista. Somos “cariño de Dios”. Todos estamos llamados a la santidad, a la comunión con El. La gloria de Dios es la felicidad del hombre, como el padre se siente orgulloso con el triunfo del hijo. A través de todo esto Dios quiere que seamos felices. 5. CUATRO DIMENSIONES VIVIDAS UNITARIAMENTE Estas dimensiones de la persona no son compartimentos o estancos. Deben estar relacionadas para que se potencien entre ellas. Caben exageraciones en cada una de ellas: egocentrismo, activismo, relaciones superficiales –“light”, fanatismo religioso, entre otras. La atrofia o la inmadurez en una de ellas suponen el empobrecimiento global de la persona. La infravaloración, el paro, la soledad, la superficialidad espiritual… aunque cada uno de estos factores se refiere a una de las cuatro dimensiones, sin embargo, afecta a toda la persona. PARA COMPARTIR: Comparte en el grupo los sentimientos y las reflexiones que te provoca esta descripción del ser persona. Se sigue hablando de seres “unidimensionales”, que cuidan una dimensión de la persona. Compartir ejemplos de la vida diaria que hacen real esta afirmación. ¿Qué persona estamos formando a través de nuestras acciones educativo-pastorales? ¿Para que la preparamos? ¿Qué actitudes y valores humanos abren más a la trascendencia, ponen más de “cara” a Dios, son – en lenguaje cristiano- más profundamente evangélicos? ¿Cómo los trabajamos en nuestros grupos? II. LA VOCACIÓN CRISTIANA Con Nuria nos une una sincera amistad. Está soltera. Es una cristiana comprometida. Roza los cincuenta. La he llamado varias veces para que hable a grupos juveniles de la vocación cristiana. “Cuando tenía 18 o 20 años, dice, llegué a pensar que Dios no me quería que se había olvidado de mí. Y es que, añade, veía cómo amigos y amigas iban descubriendo la vocación. Unos 12
marchaban al seminario, otras al noviciado para iniciar la vida religiosa. Y yo me iba quedando sola. Como si el jardinero pasase por el jardín cortando las mejores flores y a mí ni me hiciese caso... Lo pasé fatal. Hasta que en unos Ejercicios Espirituales descubría la maravillosa vocación cristiana. Dios me quería cristiana “a secas”. Reconozco que es una opción muy radical seguir hoy a Jesucristo, vivir su estilo de vida en el trabajo, en el barrio, en la familia, en el mundo de hoy. Me parece que es un “ir contracorriente”. Hay muchas maneras de construirse y ser persona. El encuentro con Jesucristo a través de la Iglesia nos hace comprender toda nuestra vida de manera nueva. Jesús no ha venido a ayudarnos a ser “ángeles” sino a ser personas. Ser cristiano es vivir todo mi ser persona según el estilo de Jesús. Cada una de las dimensiones de la persona queda iluminadas por la persona de Jesús de Nazaret. Es vivir en comunión con Jesucristo: valorar el mundo como Él, repetir sus actitudes, hacer sus gestos, estimar sus valores, amar como Él amó, escuchar y obedecer su Palabra, construir el Reino de Dios, reconocer a Dios como Padre-Amor. Jesucristo llama a todo cristiano, a través de comunidades y personas que le viven y celebran a descubrirle y seguirle radicalmente. Todos los cristianos, no sólo los sacerdotes y religiosos, están llamados a ser santos y a vivir al servicio de los demás. Ser cristiano es don del Espíritu y tarea nuestra. La fe cristiana es la respuesta de la persona al Dios Amor. Esta adhesión personal a Jesucristo (“Discipulado”) requiere un proceso, un catecumenado llevado a cabo dentro de una comunidad que “apadrina” y acompaña. Durante este camino se va educando y haciendo experiencia de las cuatro dimensiones que, como raíces, sostienen, expresan y alimentan toda la vida cristiana: 1.
LA PALABRA
La escucha y apertura a la Palabra que anuncia y denuncia invitando a convertirse, a crecer, a vivir el estilo de vida de las Bienaventuranzas. ¡Qué valor le dan a la Palabra algunos movimientos cristianos! Interesante el esfuerzo que hacen para que los jóvenes se alimenten diariamente de la Palabra, aunque sea de forma breve. Para llegar a la práctica de la “Lectio divina” (lectura meditada de la Palabra de Dios) hay que empezar por educar al silencio, la escucha, la comunicación, el diálogo.
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2. LA CELEBRACIÓN La celebración gozosa y juvenil de la fe. Celebración que no se disocia de la vida, hasta lograr una síntesis entre contemplación y acción. Que centra todo nuestro quehacer diario en Jesucristo, que unifica toda la vida hasta llegar a una sólida espiritualidad. A los jóvenes les encanta lo celebrativo por lo que tiene de sentimiento de grupo, música, color, ambiente que hace vibrar a toda la persona, seducción, etc. ¿Por qué se ven tan pocos jóvenes en nuestras celebraciones cristianas? 3. LA COMUNIDAD La comunidad entraña comunión y comunicación de fe, vida y misión. El educar para la comunidad va desde el iniciar a la vida de grupo abierto, hasta la fraternidad; desde el simple conocerse y ayudarse en el grupo de catequesis, hasta el comprometerse en la Iglesia por el mundo. No está de moda la Iglesia, in embargo es la madre, que con aciertos y fallos: engendra en la fe, comunica la Palabra, alimenta con los sacramentos, discierne y envía a la misión. El cristiano convive entrañablemente con los que comparten esta misma vocación cristiana. Juntos construyen la Iglesia. En la Iglesia, cada uno va reafirmando su vocación cristiana. Todos descubrimos y maduramos nuestra fe en una comunidad eclesial. 4. LA MISIÓN La comunidad está para la misión, para el servicio gratuito sobre todo a los más pobres y la presencia renovadora de la misma Iglesia y de la sociedad. El compromiso por transformar la realidad, por hacer presente el Reino de Dios. También el sentido misionero se educa gradualmente y va, desde el sencillo compromiso en el cumplimiento del deber, hasta la entrega total de la propia vida en una vocación. Antes hemos dicho que no podíamos confundir profesión con vocación. Ahora añadimos que nos e puede identificar vocación con un servicio concreto, por más que el servicio, -la diaconía- sea una dimensión importante de toda vocación cristiana. Una vocación no se reduce al servicio que hace o a la tarea que realiza. La vocación engloba todas las dimensiones del ser persona y del ser cristiano. Se es cristiano con todo lo que uno es y hace. Y aún debemos ir más lejos. Con frecuencia se escucha: Para hacer lo que tú haces no hace falta ser cristiano. Y tiene una parte de razón. Hay muchos admiradores de Jesús, pero menos seguidores de Jesucristo. Nuestra fe es Pascual: creo que Cristo vive y sale a mi encuentro, como lo hizo con aquellos dos discípulos de Emaús. Con muchos, incluso ateos, coincidimos en una serie de valores: justicia, solidaridad, igualdad, etc. El corazón de la vocación cristiana está en la fe en Jesucristo, muerto y a quien el Padre-Amor resucita, que sigue actuando por la fuerza de su Espíritu. El encuentro con Él, la experiencia personal de esa presencia es nuclear en la vocación cristiana. Aquí radica la mística de nuestra acción. 14
5. EL RADICALISMO DE LA VOCACIÓN CRISTIANA La vocación cristiana es la gran vocación que nos unifica a todos, que hace que todos seamos iguales. Con vosotros soy cristiano, decía el obispo San Agustín. Del radicalismo de la misma y única vocación bautismal cristiana nacen los diferentes caminos vocacionales. Cuando falta esta experiencia y opción por Jesucristo no hay respuesta a la gran vocación cristiana y, por lo tanto, no puede haber vocaciones. Por eso, el teólogo Pagola dice: No hay falta de vocaciones...sino de Vocación. Ningún cristiano, ningún camino vocacional, agota la riqueza de Cristo; entre todos los cristiano, entre todos los caminos vocacionales...intentamos “dibujar” a Cristo: orante, sanador, totalmente libre y disponible, misionero del Padre, animador de la comunidad de los doce, acogedor de niños, denunciador de injusticia, anunciador de la Buena Noticia, etc.
SER FELIZ RELACION CON DIOS CREER RELACION CON LOS DEMAS AMAR – CREAR COMUNIDAD RELACION CON EL MUNDO MEJORAR EL MUNDO RELACIÓN CON UNO MISMO SER PERSONA
III. LA VOCACIÓN ESPECÍFICA Me pasó en el acompañamiento vocacional de un joven. Se estaba planteando la vocación sacerdotal. Un día viene y me dice: “He pensado que lo mío no es ser sacerdote, sino formar una familia”. Al preguntarle el porqué, me responde: “Es que la vida sacerdotal es muy difícil, supone muchas renuncias”. ¿Qué es más difícil, le pregunté, amar y cuidar toda la vida a un hijo deficiente o pasarse dos horas diarias ante el sagrario en la vida contemplativa? ¿Crees poco comprometido educar a unos hijos, formar una familia cristiana, cuidar a unos padres ancianos, vivir la fe en el mundo de hoy? ¿No te parece que el criterio de comodidad no puede ser válido para optar por uno u otro camino vocacional?
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Todos estamos llamados a una vocación específica, y para lograr alcanzarla en plenitud, todo llamado requiere renuncias. La vocación a ser persona y cristiano se puede vivir desde diferentes estados de vida o caminos vocacionales. A grandes rasgos y de manera muy elemental podríamos decir que hay tres grandes opciones vocacionales: A. LAICAL (VL) Matrimonial Célibe B. RELIGIOSA (VR) Activa: educativa, sanitaria, misionera... Contemplativa (VC) C. MINISTERIAL (VS) Misionera (VM) Nombramos aparte la vocación misionera por la especial significatividad que tiene para los jóvenes y porque puede encarnarse en cualquiera de los caminos vocacionales antes nombrados. 1. TODA VOCACIÓN ES UN DON DE DIOS Es el Señor quien llama, quien vocaciona; no es uno quien escoge la vocación que él desea. Esto puede parecer para la sensibilidad actual, según como se presente, una manipulación por parte de Dios. Y no es así. No es que Dios nos convierta en “marionetas” suyas. Si no, porque te quiere y te valora, te confía y te llama a una determinada vocación. De ahí la necesidad de ponerse a la escucha de la voz de Dios con todo lo que esto supone. De acertar con esta elección dependerá en gran parte la propia felicidad y la felicidad de muchas personas. Señor, ¿Qué quieres que haga? (Lc 4, 18-21) 2. TÚ TAMBIÉN ESTÁS LLAMADO A UNA VOCACIÓN Al oír hablar de vocación muchas personas, incluso muchos cristianos, piensan enseguida en curas y monjas. ¡Esas personas sí que tienen vocación! El resto forma parte de “la tropa”. Las cosas, gracias a Dios, han cambiado. La vocación es el sueño de amor que Dios tiene en el corazón para cada uno. Dios nos llama a todos. Cristo nos invita a todos a vivir con radicalidad su seguimiento. El Espíritu se derrama con abundancia en todo corazón disponible y espera una respuesta generosa. Todos podemos y debemos ser instrumento y signos del amor de Dios al
mundo. Eso sí, cada uno en aquel lugar, desde aquel carisma vocacional, para aquella misión concreta, con aquella singularidad y originalidad que supone cada camino vocacional. 16
3. LA VOCACIÓN ESPECÍFICA NO SE REDUCE AL SERVICIO QUE REALIZA Ante todo no conviene confundir trabajos concretos y puntuales (hacer un voluntariado, ser catequista, animar un grupo de tiempo libre, ir a misiones un verano, etc.) con un camino vocacional. Estas son experiencias, normalmente puntuales, muy valiosas y que ayudan en el discernimiento vocacional. Pero por vocación específica entendemos otra cosa. La vocación es algo totalizador y globalizador: de toda la persona y para toda la vida. Una vocación específica se define más por lo que es, que por el servicio que hace. Aún valorando el qué, importa más el cómo, por qué y por quién. Una vocación específica afecta y colorea todas las dimensiones del ser persona y del ser cristiano. El trabajo entre y con los hermanos de oración, con todo y ser algo esencial, no expresa todo lo que es, por ejemplo, un religioso salesiano que esté con la juventud. La vida en la comunidad, los votos, su estilo de oración su espiritualidad...también son esenciales a la vida de ese religioso y deben vivirse como misión. Vivir en una comunidad y ver cómo se quieren y cómo oran, si es que se aman de verdad y oran de forma significativa, puede ser un buen testimonio para el que está haciendo esa experiencia. El trabajo juvenil con el estilo de Don Bosco, por ejemplo, lo pueden vivir, casi de forma idéntica al religioso salesiano, un laico, un matrimonio, etc. Este laico casado aportará otros ricos “matices” que no tiene el religioso: la vida de pareja, la educación de los hijos, la espiritualidad laical... que también forman parte de su “misión”. El sentido de la vida religiosa no está en lo que hace, sino en lo que es y debería ser. La misión es mucho más que el trabajo o el servicio concreto que se realiza. No sirve entonces decir, por ejemplo: no me hago sacerdote, porque lo mismo lo puedo hacer siendo padre de familia. Una vocación específica “colorea” no sólo el hacer de la persona, sino todo su ser: su relación con Dios, su relación con los demás y con las cosas. 4. TODAS LAS VOCACIONES ESPCÍFICAS (NO SUS FORMAS) SON ESENCIALES PARA LA VIDA DE LA IGLESIA No vamos a hacer aquí un tratado teológico de cada vocación. En lo que significan, todas son esenciales en la vida de la Iglesia. Lo variable con sus formas es histórica. El espíritu va suscitando “formas nuevas para tiempos nuevos”, o recuperando otras que se habían perdido, como el diaconado permanente. Creemos que no puede haber Iglesia sin laicos comprometidos, sin matrimonios que signifiquen el amor esponsal de Cristo, sin una vida religiosa reflejo del Cristo que ama a todos, sin sacerdotes que sean “padre-madre” de la comunidad, sin contemplativos que digan con sus vidas “sólo Dios basta”, sin misioneros que nos recuerden la vocación misionera de toda la Iglesia. 17
Es interesante ver cómo mientras van desapareciendo ciertas formas históricas de vivir cada una de estas vocaciones, la fuerza creadora del Espíritu va haciendo surgir maneras nuevas y más significativas para servir mejor a la “multitud hambrienta”. ¿Qué formas irá tomando en el futuro cada vocación? La docilidad al Espíritu hará que la Iglesia encuentre formas nuevas y significativas para encarnar la vocación laical, ministerial sacerdotal o religiosa. ¡Ya lo está haciendo! 5. TODA VOCACIÓN ESPECÍFICA ES (DEBE SER) SEGUIMIENTO RADICAL DE JESUCRISTO No hay vocación cristiana específica más fácil o cómoda que otra. La entrega debe ser radical en todas, aunque de forma distinta. Quien no vive para servir no sirve para vivir. El Evangelio es una invitación a la perfección hecha a todos (Mt 5) Es cierto que esa posición no se hace de buenas a primeras. Requiere todo un proceso. Hay que acompañar a ese “joven rico” en tantas cosas (Lc 18,18-27) que tenemos delante, a que dé un “sí” total a Jesucristo. A todos nos cuesta pasar “de la esclavitud al servicio total”. Ese radicalismo, pedido por Jesús a todos, requiere una educación, un proceso. El Cardenal Martini, en una carta dirigida a un laico, le aconseja estos pasos en ese largo proceso hasta una entrega total: 1.
Aprende a mirar todo, acontecimientos y personas, con ojos nuevos: con los ojo del corazón con los ojos de la fe que te ayuden a “leer” en profundidad el paso misterioso de Dios por la historia.
2.
Acoge a los otros de forma incondicional y gratuita. Dios pasa por los otros y quiere ser amado a través de, y no a costa de, los otros.
3.
Confróntate con frecuencia con la Palabra de Dios. Es como el espejo que te permite verte y reconocerte sin engaños o como el diccionario que “traduce tu vida al lenguaje de Dios”. Esto requiere momentos de silencio y oración.
4.
Participa en un grupo donde se madura y crece en la fe mediante un largo proceso o catecumenado.
5.
Acepta el voluntariado como un gran signo de la acción del Espíritu en el mundo de hoy. Se tiene tiempo para lo que se quiere. Dedicarlo a unas cosas, supondrá renunciar a otras.
6.
Hasta que llegues a comprender toda tu vida como regalo de Dios para los demás, como vocación; y Cristo sea el centro de la misma.
6. LAS DIFERENCIAS VOCACIONALES NOS ENRIQUECEN 18
No se hacen la competencia unas vocaciones a otras, no se restan, sino que se suman. El siguiente esquema puede hacernos comprender, de forma muy sencilla y visual, algunos rasgos característicos de cada vocación. 1. SER PERSONA * Relación con Dios * Relación con los demás * Relación con las cosas-mundo * Relación con uno mismo
2. SER PERSONA CRISTIANA * Palabra * Celebración * Comunidad * Misión
De la “intersección” entre lo horizontal (dimensiones del Ser persona y Ser cristiano) con lo “vertical” (cada Camino vocacional) pueden salir infinidad de ejemplos. Describimos algunos: El amor cristiano, base de toda relación interpersonal, cobra tonalidades distintas y complementarias vividas en la vocación matrimonial o en la vocación religiosa. El uso cristiano de las cosas (trabajo, dinero, casa, seguros...) no puede ser igual en la vida matrimonial que en la contemplativa. La espiritualidad laical no será idéntica a la espiritualidad monástica. La oración de un religioso de vida activa tendrá formas diversas a las de un contemplativo.
Todas estas cosas son las que “colorean” una vocación y le dan rasgos característicos. El detalle del celibato de Jesús no es algo anecdótico, sino algo significativo en su vida y en su forma de vivir el amor (Mt 19,12) Sería muy interesante trabajar en grupos las cosas fundamentales que son comunes a todas las vocaciones y todo aquello que las diferencia, especifica y enriquece. Son tesoros familiares que no podemos perder aunque los hayan heredado “hijos distintos” del mismo Padre para enriquecer a la iglesia y ser así signo ante el mundo. 7. LA INTERRELACIÓN ENTRE LAS TRES REALIDADES Las tres realidades: ser persona, ser cristiano, por un camino vocacional específico no están superpuestas y ordenadas: primera, segunda y tercera; ni son realidades que no tengan que ver las unas con las otras. No hay que esperar a vivir a tope el ser persona, para construir sobre ella la vocación cristiana. ¡A muchas personas se las bautiza muy niñas! Las tres realidades se potencian y enriquecen mutuamente. El ser sacerdote o padre de familia, por ejemplo, debe animar y hacer crecer el ser persona. Y al revés cuanto “más y mayor” persona sea, mejor podrá vivir la vocación específica. Decía un monje: la primera condición para ser contemplativo es tener sentido del humor.
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María podría ser un ejemplo de esa síntesis, de cómo una vocación fecunda y enriquece a las otras. María la mujer: sencilla, profunda, capaz de silencio y escucha, abierta y atenta a las necesidades de los demás, del pueblo, inquieta y crítica, alegre y amante de la fiesta, madre, solidaria y servicial... María la cristiana: laica (no era del estamento clerical ni podía serlo), abierta a Dios y confiada en Él, orante, oyente de la Palabra, comunitaria, alegre y esperanzada, “cantora” de las maravillas de Dios, dispuesta a dejarse cambiar, disponible al Espíritu, portadora de Jesús... María la Virgen: virgen, la totalmente disponible y obediente a los planes de Dios, pobre que saber que toda ella es don y regalo de Dios, “consagrada” y ofrecida en “cuerpo y alma” a Dios, la “madre” de todos, la que toma partido por los más pobres, la que señala y lleva a Cristo. ¿Por qué el pueblo cristiano la habrá llamado “la Virgen”? En María se vive una maravillosa y perfecta unidad de esas “tres” vocaciones: a ser persona, cristiana, por el camino de una maternidad virginal. Por lo tanto hermano, ya sea que vivas o a un no la vocación específica según las señaladas al inicio de este capítulo, por medio de una formación y un compartir en forma comunitaria y una espiritualidad específica como la que te ofrece Geproca, podrás ir moldeando ese llamado a ser persona e igual ser persona cristiana, como también a alcanzar a su máxima expresión la vocación específica que Dios en su amor te ha concedido. PARA TRABAJAR
¿Qué opinas de lo dicho en este apartado?
Es lo mismo, pero no es lo mismo, suele decir con gracia un buen amigo cuando habla de las vocaciones específicas. ¿En qué cosas fundamentales coinciden y son lo mismo, todos los caminos vocacionales? ¿Y en qué se diferencian: necesitándose, complementándose y enriqueciéndose; y no son lo mismo? Preparar en grupo el “retrato robot” del sacerdote del futuro, que exprese la forma como queréis que sea. Puede hacerse lo mismo con las otras vocaciones. Definir más desde lo que deber ser, que no desde lo que hace.
Meditar la figura de María como modelo de toda vocación.
“Hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis, así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” 2 Pedro 1, 10-11
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GUÍA 1: Tema 1: El SI DEL CRISTIANO
La Misión en Geproca Texto Bíblico Básico: Lucas 1, 38; Mateo 5, 37; Juan 6, 66 - 68; 2 Corintios 1, 18 – 22; Mateo 28, 16 - 20 LECTURA POR TODOS A UNA SOLA VOZ: Cántico de Zacarías Lucas 1, 68 al 79 1. COMPARTIR LA REALIDAD ACTUAL: Hoy por más tratados, contratos y juramentos que se hagan, según le convenga en su momento, fácilmente el hombre rompe su promesa, y cuando había hasta comprometido todo por decir si al principio, posteriormente invierte su posición con un rotundo no. El hecho más preciso es el de todo católico que dice ser fervoroso, por lo que no deja de asistir a la celebración pascual el sábado de Gloria, donde renovamos nuestros votos rehusando las acechanzas del mal. Sin embargo solo pasan ciertos días, y en muchos de los casos unas pocas horas, y ya hemos hecho o dicho algo contradictorio a las enseñanzas de Jesús, y a favor de quien nos incita al mal. 1. ¿Cuántas veces recuerdas en tu vida haber dicho si y no cumpliste como tal? 2. ¿Cuántas personas te han dicho si y han terminado no cumpliendo la promesa que te ofrecieron? 2. ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS 1. Preparación: Disponer el ambiente para la lectura de la Palabra de Dios por medio de un canto. 2. Introducción a la lectura: Descubramos por medio de los siguientes textos el compromiso verdadero del sí que sale de nuestra boca. ¿Qué hace primero la virgen María antes de decir que sí al Ángel Gabriel? ¿Qué hace después la Virgen María después decir sí? ¿Lo dice solo de palabra o también de hechos? ¿Los discípulos que dicen seguir al Señor, le están diciendo si a sus mandatos? ¿Qué si persigue al final Dios de nosotros? Lectura solemne: Texto Bíblico: Lucas 1, 38; Mateo 5, 37; Juan 6, 66 - 68; 2 Corintios 1, 18 – 22; Mateo
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3. Momento de silencio: Hagamos Lectio Divina en 2 de Corintios 1, 18 - 22 1. Analicemos que nos dice la palabra de Dios respondiendo a las siguientes preguntas: a. ¿Como confirma Pablo su sí al Señor? b. ¿Quién interviene en Pablo para que permanezca su sí en el Señor? 2. Unir el texto con la vida: a. ¿Cómo puedo yo dar testimonio de mi sí al Señor? b. ¿Cómo puedo yo hacer que permanezca ese sí en mí ante el Señor? c. ¿Qué haré como obra misionera que El Señor nos pide por medio de la Iglesia? 3. Hacer un compromiso: ¿En que te comprometes con esta enseñanza? ¿Puedes comprometerte en ser misionero? ¿Cómo? 4. ORACIÓN Y COMPROMISO 1. Ofertorio: Vamos a hacer un momento de oración para comprometernos como grupo, ante Dios y entre nosotros, a poner en práctica lo que nos ha dicho el texto. 2. Oraciones: Pongamos en forma de oración lo que acabamos de reflexionar y meditar sobre las lecturas bíblicas y sobre nuestra vida. Terminemos este momento de oración haciendo el Padre Nuestro y el Ave María. 3. Canto final: El canto de Pablo Misionero
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HIMNO PAULINO CARDENAL RODRÍGUEZ CORO Apóstol incansable Misionero de Jesús Pablo de Tarso Queremos ser como Tú I Si en ti mi fe he puesto Nunca me defraudará La corona de la Gloria La carrera alcanzará CORO II Aunque el tesoro llevamos Frágiles de barro somos Donde abunda el pecado La gracia triunfará CORO III Hay de mí si no evangelizo Su corazón palpitaba Nada ni nadie De Cristo nos separará CORO IV Atletas del evangelio Constructores de la paz El amor de Cristo nos apremia Vamos a evangelizar
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GUIA 1: Tema 2: LA ORACION
La oración es necesaria en la vida del discípulo Lucas 11, 1-5 LECTURA POR TODOS A UNA SOLA VOZ: Cántico de Zacarías Lucas 1, 68 al 79 1. COMPARTIR LA REALIDAD ACTUAL: En la vida en nuestros hogares de alguna manera u otra nos han inculcado a la oración aunque sea para hacer la señal de la cruz, o al menos a aprender el Padre Nuestro como el Ave María, Credo y otras oraciones comunes dentro de la Iglesia. Lo que si talvez no hemos hecho es investigar que sentido tiene la oración. 1. ¿Qué significa para ti la oración? ¿Cuál es tu oración más común? 2. ¿Qué experiencias de oración has tenido en tu vida? 2. ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS 1. Preparación: Disponer el ambiente para la lectura de la Palabra de Dios por medio de un canto. 2. Introducción a la lectura: En este texto bíblico a meditar los discípulos ven la manera extraordinaria de actuar de Jesús después de la oración, por lo tanto desean alimentarse espiritualmente igual que El. Vamos a prestar atención a las siguientes preguntas: ¿Qué nos pide Jesús? ¿Qué nos revela Jesús con la oración del Padre Nuestro? ¿Cuál debiese ser su efecto en nuestras vidas? 3. Lectura solemne: Lucas 11, 1 - 5 4. Momento de silencio: Dejar que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, en silencio. 3. DESCUBRIR LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA 1. Analicemos que nos dice la palabra de Dios respondiendo a las siguientes preguntas: a. ¿Nos da Jesús algún modelo de cuando orar y donde orar en este texto? b. ¿Es interrumpida la oración de Jesús? c. ¿Por qué será la necesidad de los discípulos de aprender a orar como Jesús? 2. Unir el texto con la vida: a. ¿Apartas algún día, hora o momento para orar? ¿Oras en algún lugar en especial? b. ¿Qué aprendes de la oración del Padre Nuestro? ¿En que te renovaría el perseverar en la oración del Padre Nuestro? 3. Hacer un compromiso: ¿Qué aprendiste para mejorar tu oración? 4. ORACIÓN Y COMPROMISO 1. Ofertorio: Vamos a hacer un momento de oración para comprometernos como grupo, ante Dios y entre nosotros, a poner en práctica lo que nos ha dicho el texto. 2. Oraciones: Pongamos en forma de oración lo que acabamos de reflexionar y meditar sobre el evangelio y sobre nuestra vida. 3. Terminemos este momento de oración haciendo el Padre Nuestro con devoción y de todo corazón. 4. Canto final: Si Tú hablas con Dios, las cosas cambiarán, orando.
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GUIA 1: Tema 3: PERSEVERANDO EN LA ORACION Es necesario orar siempre, sin desfallecer Mateo 14,22-23; Mc 1,35; Lc 5,15-16; 3,21-22
LECTURA POR TODOS A UNA SOLA VOZ: Cantico de Zacarías Lucas 1, 68 al 79 1. COMPARTIR LA REALIDAD ACTUAL: En una encuesta que se hizo, se descubrió que la mayoría de las personas reza algo todos los días. Aunque nada más sea una Avemaría, un Padrenuestro, o haga la señal de la Cruz. Vamos a hablar de esto. 1. ¿Cuáles son las oraciones que más le gustan? ¿De quién las aprendió? 2. ¿En que momentos del día y de la semana hace oración? ¿Por cuánto tiempo? 2. ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS 1. Preparación: Disponer el ambiente para la lectura de la Palabra de Dios por medio de un canto. 2. Introducción a la lectura: En los cuatro breves textos que vamos a escuchar, Jesús aparece orando. Vamos a prestar atención a las siguientes preguntas: ¿Cuándo ora Jesús? ¿Qué significa la oración para Jesús? ¿Cuál es el efecto de la oración en su vida? 3. Lectura solemne: Mt 14,22-23, Mc 1,35; Lc 5,15-16; 3,21-22. Es bueno que cada texto sea leído por una persona diferente. 4. Momento de silencio: Dejar que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, en silencio. 3. DESCUBRIR LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA 1. Fijémonos bien en los textos para responder a estas preguntas: a. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención en estos cuatro textos? ¿Por qué? b. ¿Cuándo ora Jesús? ¿Qué significa la oración para Jesús? ¿Cuál es el efecto de la oración en su vida? c. ¿Cuanto tiempo manifestaba Jesús orar? 2. Unir el texto con la vida: a. ¿Tiene usted momentos de oración? ¿Cómo reza y qué es lo que reza? b. Al confrontar su vida con la de Jesús, ¿piensa que todavía le falta algo a su oración, algo mas de tiempo? ¿Qué le falta? c. ¿Qué otros textos bíblicos podemos citar sobre la perseverancia en la oración? 3. Hacer un compromiso: ¿Qué es lo que vamos a hacer en concreto para llevar este evangelio a nuestra vida? 4. ORACIÓN Y COMPROMISO 1. Ofertorio: Vamos a hacer un momento de oración para comprometernos como grupo, ante Dios y entre nosotros, a poner en práctica lo que nos ha dicho el texto. 2. Oraciones: Pongamos en forma de oración lo que acabamos de reflexionar y meditar sobre el evangelio y sobre nuestra vida. Terminar esta parte rezando un Padrenuestro. 3. Salmo: Rezar o cantar el salmo 1.
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GUIA 1: Tema 4: EXPRESIONES DE LA ORACIÓN: 1) ORACIÓN VOCAL La oración vocal: mostrar la vida a DIOS. Texto Bíblico Básico: Mt 11, 25-27; Mc 14, 35-38
LECTURA POR TODOS A UNA SOLA VOZ: Cántico de Zacarías Lucas 1, 68 al 79 1. COMPARTIR LA REALIDAD ACTUAL: Hay muchas maneras en que las personas se expresan al entrar en una relación con otro. Esas formas en que se expresan resaltan la intención con la que una persona se acerca a otra en determinado momento. 1. ¿Cómo es la manera que una persona encargada del servicio al cliente de una empresa trata a otra que pretende sus servicios? ¿Cree que es la manera normal de ser de esa persona? 2. ¿Y nosotros, tratamos de la misma manera a un cliente que a la familia? ¿Dónde es mejor? 2. ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS 1. Preparación: Disponer el ambiente para la lectura de la Palabra de Dios por medio de un canto. 2. Introducción a la lectura: En estos textos bíblicos encontramos unas maneras propias de Jesús para orar con motivos concretos. Vamos a prestar atención a las siguientes preguntas: ¿Por qué está orando Jesús? ¿pregunta? ¿pregunta? 3. Lectura solemne: Texto Bíblico: Mt 11, 25-27; Mc 14, 35-38 4. Momento de silencio: Dejar que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, en silencio. 3. DESCUBRIR LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA 1. Analicemos que nos dice la palabra de Dios respondiendo a las siguientes preguntas: a. ¿A quién se dirige la oración en ambos textos? ¿Qué forma emplea? b. ¿Cuál es el motivo de la oración en cada caso? c. ¿Estas oraciones expresan situaciones de la vida personal de Jesús? 2. Unir el texto con la vida: a. ¿Desde dónde hablamos cuando oramos? b. ¿Expresamos a Dios nuestras situaciones reales o sólo lo que desearíamos que fueran las cosas? 3. Hacer un compromiso: ¿En que te comprometes con esta enseñanza? ¿Cómo podemos mejorar nuestra oración? 4. ORACIÓN Y COMPROMISO 1. Ofertorio: Vamos a hacer un momento de oración para comprometernos como grupo, ante Dios y entre nosotros, a poner en práctica lo que nos ha dicho el texto. 2. Oraciones: Pongamos en forma de oración lo que acabamos de reflexionar y meditar sobre el evangelio y sobre nuestra vida. Terminemos este momento de oración haciendo el Padre Nuestro y el Ave María. 3. Salmo o Canto final: Salmo 130
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UNA GUÍA PARA EL DIRIGENTE: 1. Hay que recordar que el cristiano es una nueva criatura en Cristo (2 Co 5,17) y la oración es la vida del corazón nuevo, como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). Así, en la base de la oración está la humildad como expresión de reconocimiento de la realidad de cada persona. 2. La tradición del Deuteronomio, de los profetas y de los Padres de la Iglesia insisten en la oración como “…un recuerdo de Dios…” (Dt 4,9.32; 32,7), un frecuente despertar la memoria del corazón. (CIC n° 2697) 3. La Tradición de la Iglesia propone a los fieles unos tiempos propios para la oración: -La oración diaria de la mañana o de la tarde, así como la bendición de los alimentos antes de cada tiempo de comida. -El domingo, Día del Señor, centrado en la Eucaristía y santificado por la oración. -Los tiempos del año litúrgico que marcan las grandes fiestas de la Iglesia y los ritmos fundamentales de la vida de oración del cristiano. 4. Por medio de las palabras vocales o mentales la oración toma cuerpo expresando la presencia del corazón de la persona delante de Dios. Se trata de asociar los sentidos a la oración interior de cada persona como una respuesta a una exigencia de la naturaleza humana: manifestar exteriormente los sentimientos más profundos de la persona (CIC n° 2702). 5. Además, Dios mismo busca adoradores en espíritu y verdad (Jn 4,23). Por eso la oración viva brota de las profundidades del alma que asocia el cuerpo con la oración interior, signo del homenaje perfecto a Dios (CIC n° 2703). 6. La oración vocal es la oración por excelencia de la comunidad por ser exterior y plenamente humana, porque en ella se toma conciencia de Aquel “…a quién hablamos...” (Santa Teresa de Jesús). La oración vocal se convierte en una primera forma de oración contemplativa, (CIC n° 2704)
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GUÍA 1: Tema 5: EXPRESIONES DE LA ORACIÓN: 2) LA MEDITACIÓN Y LA CONTEMPLACIÓN La oración como búsqueda de la vida en DIOS. Texto Bíblico Básico: Jn 14, 23-25; Ef 3, 16-20
LECTURA POR TODOS A UNA SOLA VOZ: Cántico de Zacarías Lucas 1, 68 al 79 1. COMPARTIR LA REALIDAD ACTUAL: Las personas conocen lo que deben hacer y lo que quieren realizar al inicio de un día, una semana, un mes o un año. Esas formas en que se expresan resaltan la intención con la que una persona se acerca a otra en determinado momento. 1. Cuando tenemos que realizar una tarea ¿reflexiono o calculo lo voy a hacer? 2. ¿Comprendemos la diferencia entre el calcular una acción a realizar y reflexionar sobre dicha acción? 2. ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS 1. Preparación: Disponer el ambiente para la lectura de la Palabra de Dios por medio de un canto. 2. Introducción a la lectura: Estos textos bíblicos son una invitación a reflexionar porque su contenido tienen unas propuestas y unas metas si queremos estar cerca de Dios. Vamos a prestar atención a las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que se nos propone? ¿Cómo podemos comprender lo que se nos propone? ¿Tenemos idea cómo podemos alcanzar estas metas? 3. Lectura solemne: Texto Bíblico: Jn 14, 23-25; Ef 3, 16-20 4. Momento de silencio: Dejar que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, en silencio. 3. DESCUBRIR LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA 1. Analicemos que nos dice la palabra de Dios respondiendo a las siguientes preguntas: a. ¿A quién se dirige las propuestas en ambos textos? b. ¿Quién nos ayudará en la tarea de entender las metas? c. Jesús, ¿Qué quiere hacernos alcanzar? 2. Unir el texto con la vida: a. ¿Nuestra oración nos ayuda a meditar y a contemplar la Palabra de Dios? b. ¿Entendemos que Dios no hace cálculos, sino que propone metas? 3. Hacer un compromiso: ¿En que te comprometes con esta enseñanza? ¿Cómo podemos hacer desde la oración para alcanzar las metas propuestas? 4. ORACIÓN Y COMPROMISO 1. Ofertorio: Vamos a hacer un momento de oración para comprometernos como grupo, ante Dios y entre nosotros, a poner en práctica lo que nos ha dicho el texto. 2. Oraciones: Pongamos en forma de oración lo que acabamos de reflexionar y meditar sobre el evangelio y sobre nuestra vida. Terminemos este momento de oración haciendo el Padre Nuestro y el Ave María. 3. Salmo o Canto final: Salmo 130
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UNA GUÍA PARA EL DIRIGENTE: 1. La oración del cristiano se inicia desde la experiencia de la vida, como analizamos en la primera parte de este tema. Esa oración esta constituida, en un primer momento por lo que hemos llamado oración vocal, que puede ser a través de una oración que rezamos como es el caso del Padrenuestro o alguna oración que de manera espontánea va surgiendo desde el corazón de la persona. Muchas de estas oraciones son para pedir a Dios ante nuestra necesidad y pequeñez. 2. Sin embargo, la oración también tiene que ser búsqueda de Dios que permita al cristiano ir creciendo en la vida espiritual. Se trata de comprender el por qué y el para qué de la vida cristiana para unir nuestra existencia a la voluntad de Dios y saber responder a lo que el Señor nos está pidiendo. (CIC nª 2705) 3. Para lograr realizar la meditación necesitamos de una guía que nos permita avanzar en la vida espiritual, por único camino de la oración: Cristo en Señor (Mt 11, 26-27) -Lo hacemos con la ayuda de algún libro como la Biblia, las obras espirituales, las revistas o folletos que explican los textos de la liturgia, en particular los de los Evangelios. Como lo afirma el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC): “La meditación hace intervenir el pensamiento, la imaginación, las emociones y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo. (nª 2708) 4. Pero la oración también tiene otra función: es desear a Dios, que es el comienzo del amor (Ct 1, 7; cfr. Ct 3, 1-4). Este es el propósito de la contemplación que nos hace vivir con Dios y en Dios (Gál 2, 20-21). Y el corazón es el lugar de la búsqueda y del encuentro en la fe y la pobreza de espíritu. 5. La contemplación es la oración del cristiano que se sabe perdonado y acoge el amor de Dios y responde con su amor (CIC n° 2712). Es la entrega humilde y pobre a la voluntad de Dios en unión con su Hijo amado 6. La contemplación es tiempo fuerte de oración, es mirada de fe puesta en el Señor Jesús, es escucha obediente de la Palabra de Dios, es silencio reflexivo para dejar que Dios hable en el corazón, es unión con Dios (CIC nsª 2714 al 2719)
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GUÍA 1: Tema 6: LA ORACIÓN DEL PADRENUESTRO: La oración dominical. Texto Bíblico Básico: Mt 6, 9-13; Lc 11, 2-4
LECTURA POR TODOS A UNA SOLA VOZ: Cántico de Zacarías Lucas 1, 68 al 79 1. COMPARTIR LA REALIDAD ACTUAL: Ya hemos ido conociendo el sentido de la oración y la importancia que tiene en la vida de todo cristiano. Pero es necesario comprender el alcance de toda oración y recordar que ya el mismo Señor Jesús ha querido mostrarnos una forma de orar con intenciones precisas y una guía concreta que se vuelve todo un proyecto de vida. Pensemos: 1. Cuando hacemos oración, ¿sólo estoy pensando en lo que yo necesito? 2. ¿Comprendemos que la oración es una acción tanto personal como de la Iglesia que el Señor Jesús ha querido? 2. ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS 1. Preparación: Disponer el ambiente para la lectura de la Palabra de Dios por medio de un canto. 2. Introducción a la lectura: Estos textos bíblicos son una invitación a reflexionar sobre una propuesta de oración si queremos estar cerca de Dios. Vamos a prestar atención a las siguientes preguntas: ¿La oración de Jesús es únicamente de la persona o tiene implicaciones comunitarias? ¿Esta oración es sólo para pedirle para mí a Dios Padre, o le ofrece algo de mi parte? ¿Estamos dispuestos a realizar lo que allí nos propone Jesús como normas de vida? 3. Lectura solemne: Texto Bíblico: Mt 6, 9-13; Lc 11, 2-4 4. Momento de silencio: Dejar que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, en silencio. 3. DESCUBRIR LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA 1. Analicemos que nos dice la palabra de Dios respondiendo a las siguientes preguntas: a. ¿A quién se dirige las peticiones de esta oración? b. ¿Cuántas peticiones contiene esta oración en cada uno de los textos bíblicos? (Por ahora este dato sólo sirve para conocimiento. Después lo analizaremos más profundamente). c. Jesús, ¿qué quiere hacer con nosotros cuando pide que oremos así? Para comprender mejor el significado del Padrenuestro, hay que leer los textos de Mt 6, 14-15 y Lc 11, 5-8. 2. Unir el texto con la vida: a. ¿Esta oración nos ayuda a entrar en armonía con el proyecto de Dios? b. ¿Entendemos que Dios nos quiere a cada uno pero, también quiere a la comunidad? 3. Hacer un compromiso: ¿En que te comprometes con esta enseñanza? ¿Cómo podemos hacer desde la oración una familia de Dios 4. ORACIÓN Y COMPROMISO 1. Ofertorio: Vamos a hacer un momento de oración para comprometernos como grupo, ante Dios y entre nosotros, a poner en práctica lo que nos ha dicho el texto. 2. Oraciones: Pongamos en forma de oración lo que acabamos de reflexionar y meditar sobre el evangelio y sobre nuestra vida. Terminemos este momento de oración haciendo el Padre Nuestro y el Ave María. 3. Salmo o Canto final: Salmo 34.
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UNA GUÍA PARA EL DIRIGENTE: 1. La oración del Padrenuestro ha sido llamada en la Iglesia como “La Oración Dominical”, porque desde sus inicios la ha considerado como un resumen de todo el Evangelio, como escribe Tertuliano: “…cada uno puede dirigir al cielo diversas oraciones según sus necesidades, pero comenzando siempre por la oración del Señor, que sigue siendo al oración fundamental.” 2. Esta oración que nos enseñó el Señor Jesús es única. Por eso la fórmula que la Tradición utilizó para expresarse fue la de “Oración dominical” u “Oración del Señor.” (CIC nª 2765) Jesús, como verdadero maestro, conoce el corazón y las necesidades del ser humano y las pone en evidencia en una relación íntima con el Padre a través de este modelo de oración. 3. Se trata de una oración vocal que debe ser guiada por el Espíritu Santo para que no se convierta en una oración repetitiva (cfr. Mt 6, 7), que busca enseñar a los hijos e hijas de Dios a hablar con su Padre. Como lo afirma el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC): “Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre