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no tienen semejanza LAScontortugas ningún otro animal. Poseen particu'arid;ades exclusivamente suyas, entre las que destaca, como más ca racterística y notable, la corteza que protege su cuerpo, fuerte caparazón constituido por dos capas: una inte rior, ósea, y otra exterior, formada por placas córneas. En alguijfs especies qsta$^plac|s
Galápagos alojados en el jardín z o o l ó g i c o de San D i e g o California para evitar la d e s a p a r i c i ó n d e la r a z a . Sus c u i dadoras los miden para vigilar s u d e s a r r o l l o .
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••HBI^II^ constituyen un tesoro. Tal es el caso d e la tortuga «carey», cuya concha e s d e utilidad bien conocida. Esta e s p e c i e vive e n el o c é a n o Indico y los indígenas d e aquellas costas, presion a d o s por los mercaderes, la hacen objeto d e una activa persecución. Por cierto q u e el sistema q u e emplean Igara darle caza e s sumamente curioso. Vanos indígenas s e internan en el mar trip u l a n d o una piragua y se dirigen a los lugares q u e , por experiencia, saben q u e "{recuenta la tortuga carey. Ya han logrado localizar a uno d e estos quelonios. Uno d e los indígenas, gran nadador, se lanza al mar y lo persigue tenazmente hasta darle alcance. Inmediatamente salta sobre el animal y q u e d a montado sobre su dura corteza. Esta parte d e la lucha e s la más interesante. La tortuga no tiene más preocupación q u e la d e librarse d e l jinete y, para ello, nada velozmente, realiza rápidos virajes, s e sumerge, zigzaguea. Pero t o d o e n vano. El indígena la tiene 'do.minada. C o m o el potro salvaje q u e al fin se somete a la voluntad del caballista, la carey acaba por dirigirse allí d o n d e el cazador la q u i e r e conducir. De la canoa se lanzan otros nad a d o r e s y entre todos acaban por reducir
a la tortuga, q u e ya a p e n a s tiene fuerzas para defenderse. Lo d e m á s e s fácil. Una vez cargada en la canoa, cualquiera p u e d e darle muerte con un cuchillo, p u e s no hay indígena q u e no conozca sus puntos vulnerables/ La tortuga carey mide ochenta c e n t í m e tros d e longitud y su valioso espaldar está formado por trece placas d e diversos tamaños, la mayor d e las cuales pesa media libra. La carey, q u e e s una ' d e las más famosas tortugas acuáticas, tiene numerosas c o legas en mares, ríos y lagos. Otra e s p e c i e muy conocida y perseguida e s la llamada tortuga v e r d e o comestible, cuya carne constituye u n o d e los b o c a d o s favoritos d e los gastrónomos d e t o d o el mundo. S e alimenta principalmente d e p e c e s y tiene una especial habilidad para cazarlos. Su instinto y su experiencia e dicen cuáles son los itinerarios favoritos d e los p e c e s , y, situánd o s e e n cualquiera d e esos caminos, sa sepulta casi p o r completo en la arena del fondo y espera pacientemente. C u a n d o pasa un p e z alarga rápidamente el cuello y lo aprisiona con las mandíbulas. Otras e s p e c i e s d e tortugas acuáticas s e e s c u d a n en el mirnetismo para cazar a
La s e ñ o r i t a R u t h J o h n son y su tortuga, g a n a d o r a de u n a s c a r r e -
ras celebradas en una ciudad
de
california.
los habitantes del mar. En su corteza crecen algas y, gracias a ello, cuando s e m e d i o sepultan en el fango del fondo, a d q u i e r e n t o d o et a s p e c t o d e una roca submarina, a la q u e los p e c e s se acercan sin temor alguno. C u a n d o el vez viene a darse «uenta del e n g a ñ o ya está a t e n a z a d o por la boca q u e ha d e devorarle. • Las e s p e c i e s d e agua dulce suelen mostrar una especial predilección por las ranas, a las q u e cazan por sorpresa. C o m o estos batracios acostumbran sentarse a la orilla, d o n d e p e r m a n e c e n inm.óvi'es largo rato e n e s p e r a d e q u e s e a c e r q u e un insecto sobre el q u e aba'anzarse, las tortugas, c o n o c e d o ras d e estos hábitos, se acercan cautelosam e n t e por la espalda y atrapan a la cazadora. Otras tortugas acuáticas acusan tendencias vegetarianas y consumen gran cantidad d e plantas marinas. Pero c o m o éstas crecen en aguas p o c o profundas, los quelonios, no sintiéndose seguros en tales zonas, recurren a una curiosa estratagema para ahorrarse visitas a los lur-a^es c'e r e l g r o i d e s o u é s d e haber comido hasta hartarse, arrancan una c o n s i i e a b . e can.i^ad c e algas y, m.ezclándolas corv el barro, forman una serie d e bolas q u e transportan a lugares más p r o -
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INFLUENCIA DE LA CEOCRAFÍA EN LA HISTORIA
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