Himno de Entrada: #298 Toda la Tierra grita tu Nombre. Encendido de la Corona de Adviento

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IGLESIA EPISCOPAL DE LA ASCENSIÓN 205 South Summit Avenue ♦ Gaithersburg, Maryland 20877 (301) 948-0122 ext. 16

Cuarto Domingo de Adviento 18 de Diciembre de 2016 Eucaristía todos los Domingos a las 11:00 a.m. Reverendo Randy Lord-Wilkinson, Rector Reverendo Javier Garcia, Asistente del Rector Director Musical: Señor Samuel Munguía Himno de Entrada: #298 Toda la Tierra grita tu Nombre Encendido de la Corona de Adviento. Jesús dijo: "Ustedes son la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre su luz delante de los demás, para que vean sus buenas obras, y glorifiquen a su Padre que está en los cielos". San Mateo 5:14-16 El misterio de Cristo. La concepción virginal del Señor conduce la mirada al misterio de Cristo. La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana. El "Emmanuel", es Dios con nosotros, es Dios mismo quien se reviste de carne humana para poder salvarnos de la muerte y del pecado. Él ha sido concebido en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo. En Cristo se tiene la plenitud de la revelación. En Cristo se cumplen todas las promesas y se revela el misterio escondido. Se dice que: "La verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación". Y se confirma: "Jesucristo, el Verbo hecho carne, ´hombre enviado a la humanidad´, habla palabras de Dios y lleva a cabo la obra de la salvación que el Padre le confió. Por tanto, Jesucristo, con su total presencia y manifestación, con palabras y obras, señales y milagros, sobre todo con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos, y finalmente, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con el testimonio divino. La economía cristiana, como la alianza nueva y definitiva, nunca cesará; y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Estas verdades fundamentales hacen sólida nuestra fe y nos ayudan a comprender la riqueza de nuestra vocación cristiana de frente a tantas otras propuestas y creencias de salvación. (Se enciende la cuarta vela) El Señor sea con ustedes. Pueblo: Y con tu espíritu. Oremos: Concédenos, oh Señor, la lámpara de la caridad que nunca se apaga, a fin de que arda en nosotros y alumbre a los que nos rodean; y que por su claridad tengamos una visión de esa Ciudad santa, donde mora la luz verdadera e inagotable, Jesucristo nuestro Señor. Amén. Celebrante:

La Santa Eucaristía : “Rito Dos” 277 LOC Celebrante: Bendito

sea Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. bendito sea su reino, ahora y por siempre. Amén. Todos: Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amén. Pueblo: Y

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Kyrie Eleison

F&C # 45

Colecta del día Celebrante: El Señor sea con ustedes. Pueblo: Y con tu espíritu Celebrante: Oremos. Dios todopoderoso, te suplicamos que purifiques nuestra conciencia con tu visitación diaria, para que, cuando venga tu Hijo Jesucristo, encuentre en nosotros la mansión que le ha sido preparada; quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén. Lectura del libro del profeta Isaías (7:10-16) El Señor dijo también a Ahaz: «Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal, ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto.» Ahaz contestó: «No, yo no voy a poner a prueba al Señor pidiéndole una señal.» Entonces Isaías dijo: «Escuchen ustedes, los de la casa real de David. ¿Les parece poco molestar a los hombres, que quieren también molestar a mi Dios? Pues el Señor mismo les va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel. En los primeros años de vida del niño, se comerá leche cuajada y miel. Pero antes de que el niño tenga uso de razón, el país de los dos reyes que te causan miedo quedará abandonado. Escuchen lo que el Espíritu está diciendo al pueblo de Dios. Pueblo: Demos gracias a Dios. Salmo 80:1-7, 16-18 1 Oh Pastor de Israel, escucha, tú que pastoreas a José como a un rebaño; * tú que te sientas sobre querubines, resplandece. 2 Ante Efraín, Benjamín y Manasés, * despierta tu poder, y ven a salvarnos. 3 Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos; * haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 4 Señor Dios de los Ejércitos, * ¿hasta cuándo estarás airado, a pesar de las súplicas de tu pueblo? 5 Les diste de comer pan de lágrimas, * y a beber lágrimas en gran abundancia. 6 Nos pusiste por escarnio de nuestros vecinos, * y nuestros enemigos se burlan de nosotros. 7 Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos; * haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. 16 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, * el hijo del hombre que para ti fortaleciste. 17 Por ello, nunca nos apartaremos de ti; * danos vida, para que invoquemos tu Nombre. 18 Señor Dios de los Ejércitos, restáuranos; * haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos. Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (1:1-7) Los saluda Pablo, siervo de Cristo Jesús llamado por él para ser apóstol y apartado para anunciar el evangelio de Dios. Por medio de sus profetas, Dios ya lo había prometido en las santas Escrituras. Es el mensaje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, quien nació, como hombre, de la descendencia de David, pero a 3

partir de su resurrección fue constituido Hijo de Dios con plenos poderes, como espíritu santificador. Por medio de Jesucristo recibí el privilegio de ser apóstol, puesto a su servicio, para que en todas las naciones haya quienes crean en él y le obedezcan. Entre ellos están también ustedes, que viven en Roma. Dios los ama, y los ha llamado a ser de Jesucristo y a formar parte del pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes. Escuchen lo que el Espíritu esta diciendo al pueblo de Dios. Pueblo: Demos gracias a Dios. Himno de Secuencia #450 Como Estrella en claro Cielo Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (1:18-25) Pueblo: !Gloria a ti, Cristo Señor! El origen de Jesucristo fue éste: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes que vivieran juntos, se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu Santo. María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel» (que significa: «Dios con nosotros»). Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre Jesús. El Evangelio del Señor. Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor. Sermón

Rev. Javier García

Credo Niceno Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra, de todo lo visible e invisible. Creemos en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado.

Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre. De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Reconocemos un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. 4

Letanía de Sanidad Celebrante: Nombremos

ante Dios a aquéllos por quienes vamos a ofrecer nuestras oraciones.

El pueblo dice en voz alta el nombre de las personas por quienes va a interceder. Letanista: Dios Pueblo: Te

el Padre, tu voluntad es que toda persona tenga salud y salvación; alabamos y te damos gracias, Señor.

Letanista: Dios

el Hijo, viniste para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia; Pueblo: Te alabamos y te damos gracias, Señor. Letanista: Dios Pueblo: Te

el Espíritu Santo, nuestros cuerpos son el templo donde moras; alabamos y te damos gracias, Señor.

Letanista: Santa

Trinidad, un solo Dios, en ti vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser; Pueblo: Te alabamos y te damos gracias, Señor. Señor, concede tu gracia curativa a todos los que están enfermos, heridos o incapacitados, para que puedan ser sanos; Pueblo: Óyenos, oh Señor de vida. Letanista:

Concede a todos los que buscan tu dirección y a todos los que se hallan solitarios, ansiosos o deprimidos, el conocimiento de tu voluntad y la seguridad de tu presencia; Pueblo: Óyenos, oh Señor de vida. Letanista:

Enmienda las relaciones desechas, y restaura al buen estado mental y serenidad de espíritu a los que padecen angustia emocional; Pueblo: Óyenos, oh Señor de vida. Letanista:

Bendice a los médicos, a las enfermeras y a todas las personas que ministran a los que sufren, concediéndoles sabiduría y destreza, simpatía y paciencia; Pueblo: Óyenos, oh Señor de vida. Letanista:

Concede paz a los moribundos y una muerte serena, y por la gracia y consuelo de tu Santo Espíritu sostén a los afligidos; Pueblo: Óyenos, oh Señor de vida. Letanista:

Restaura a su integridad lo que haya sido quebrantado por el pecado humano, en nuestra vida, en nuestra nación y en el mundo; Pueblo: Óyenos, oh Señor de vida. Letanista:

Letanista: Tú

eres el Señor que hace portentos: Pueblo: Has declarado tu poder entre los pueblos. Letanista: Contigo, Pueblo: Y

oh Señor, está el manantial de la vida: en tu luz veremos luz.

Letanista: Óyenos,

oh Señor de vida: Pueblo: Cúranos y haznos íntegros. 5

Celebrante: Oremos.

Dios todopoderoso, dador de vida y salud: Envía tu bendición sobre todos los que están enfermos y sobre quienes les ministran, para que toda debilidad pueda ser derrotada por el triunfo del Cristo resucitado; que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. Las personas que desean ser ungidas con óleo, pueden pasar al frente.

Se canta el Himno #675 Entre tus Manos #679 Que mi Oración Celebrante: Salvador

del mundo, por tu cruz y preciosa sangre nos has redimido; y ayúdanos, te suplicamos humildemente, oh Señor. Celebrante: El Dios todopoderoso, que es torre fuerte de todos los que ponen su confianza en él, a quien todas las cosas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra se inclinan y obedecen: Sea su defensa ahora y siempre, y les haga saber y sentir que el único Nombre dado bajo el cielo para salud y salvación es el Nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén. Pueblo: Sálvanos

La Paz: Celebrante: Pueblo:

La paz del Señor sea siempre con ustedes. Y con tu Espíritu.

Versículo para el Ofertorio: Celebrante: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Himno de Ofertorio: #311 Ven Señor, no tardes en llegar Santa Comunión Celebrante: El

Señor está aquí. Pueblo: El Espíritu de Dios esta con nosotros. Celebrante: Elevemos los corazones. Pueblo: Los elevamos al Señor. Celebrante: Demos gracias a Dios nuestro Señor. Pueblo: Es justo darle gracias y alabanza. Celebrante: En

verdad es justo, es nuestra alegría y salvación, Santo Señor, Padre Todopoderoso, Dios eterno; en todo momento y en todo lugar, darte gracias y alabanzas por medio de Cristo tu Hijo único. Tu eres fuente de vida y toda bondad, a través de tu Palabra eterna has creado todas las cosas desde el comienzo y nos formaste a tu propia imagen, hombres y mujeres tú nos creaste. Cuando pecamos y nos alejamos de ti, tu nos llamaste a volver de nuevo a ti mismo y nos diste a tu Hijo para compartir nuestra naturaleza humana. El día que vino a nosotros, supimos que nuestra salvación había comenzado; a través de El tu vas a hacer todas las cosas nuevas cuando venga en poder y majestad a juzgar al mundo. En él nos ha hecho un pueblo santo, enviando sobre nosotros tu Santo y vivificante Espíritu. Por tanto, con los fieles que descansan en él, con los ángeles y arcángeles y toda la congregación de los cielos, proclamamos tu santo y glorioso nombre, por siempre alabándote y diciendo: Todos:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo. 6

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo. Celebrante: Toda

la gloria y acción de gracias sea dada a ti, Padre Santo; en la noche antes de morir tu Hijo, Jesucristo, tomó Pan; después de dar gracias, lo partió, se lo dio a sus amigos y dijo: “Tomen, coman, este es mi Cuerpo que es entregado por ustedes, hacer esto en memoria de mi”. Después de la cena, tomó la copa; después de dar gracias, se la dio a ellos y les dijo: “Beban de ella, todos ustedes, porque esta es mi Sangre del Nuevo Pacto, que es derramada por ustedes y por muchos, para el perdón de los pecados hagan esto todas las veces que se reúnan, para que me recuerden. Todos: Gloria

a ti, Cristo Señor Tu muerte nosotros manifestamos, Tu resurrección proclamamos, Tu venida esperamos. ¡Amén. Ven Señor Jesús! Celebrante: Por

lo tanto, amando a Dios, recordando su gran bondad para con nosotros en Cristo, su sufrimiento y muerte, su resurrección y ascensión y en busca de su venida en gloria, celebramos nuestra redención con este pan vida y esta copa de salvación. Acepta nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias que ofrecemos a través de Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote. Envía tu Espíritu Santo para que estos dones de pan y vino que recibimos, puedan ser para nosotros el cuerpo y sangre de Cristo, y que nosotros, llenos de gracia y del Espíritu, podamos ser renovados para el servicio de tu Reino. Unidos en Cristo con todos los que están de pie delante de ti, en el cielo y en la tierra, te adoramos oh Dios, en cantos de alabanza eterna. Todos: Bendiciones,

honor y gloria sean a ti, aquí y en todas partes, ahora y por siempre. Amén.

Como Cristo nos enseñó, oramos: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en los cielos. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, tuyo es el poder, y tuya es la gloria, ahora y por siempre. Amén

Fracción del Pan. Celebrante: Partimos

este pan para compartirlo con el Cuerpo de Cristo. Todos: Nosotros, que somos muchos, formamos un solo cuerpo, Ya que todos compartimos el mismo pan. 7

Todos: Señor

misericordioso, tu nos invitas a venir a tu mesa. Nuestras manos estaban sucias, nuestros corazones no estaban preparados. No merecemos ni siquiera comer las migajas debajo de tu mesa. Pero tu, Señor, eres el Dios de nuestra salvación, y compartes tu pan con los pecadores. Así que límpianos y aliméntanos con el precioso Cuerpo y Sangre de tu Hijo, que viva en nosotros y nosotros en él; y que nosotros, con toda la compañía de Cristo, podamos sentarnos y comer en su reino. Amén. Celebrante: Acércate y recibe el Cuerpo y la Sangre de nuestro Salvador Jesucristo como recuerdo de que él murió por nosotros. Alimentémonos de él en nuestros corazones con fe y con agradecimiento. Administración del la Comunión: Todos son bienvenidos a la mesa del Señor en Ascensión. Para recibir la comunión acérquese al frente a la estación, como se lo indiquen las personas del comité de bienvenida. Reciba el pan en la palma de su mano y cómalo, después tome un trago de la copa con el vino. Si prefiere recibir una bendición en lugar de la comunión, por favor acérquese al frente y cruce las manos frente a su pecho, esto le hará saber al clérigo de su deseo de ser bendecido.

Canto durante la Comunión #308 Ven Señor, a nuestras Vidas Oración de Post-Comunión: Celebrante: Oremos. Todos: Eterno

Dios, Padre celestial, en tu bondad nos has aceptado como miembros vivos de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; nos has nutrido con alimento espiritual en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. Envíanos ahora en paz al mundo; revístenos de fuerza y de valor para amarte y servirte con alegría y sencillez de corazón; por Cristo nuestro Señor. Amén. Bendición. Que Dios todopoderoso, por cuya providencia nuestro Salvador Cristo vino a nosotros en gran humildad, les santifique con la luz de su bendición y les libre de todo pecado. Amén. Que aquél cuya segunda venida en poder y gran gloria aguardamos, les haga firmes en la fe, gozosos en la esperanza, y constantes en el amor. Amén. Que ustedes, los que se regocijan en el primer Adviento de nuestro Redentor, en el segundo sean recompensados con la vida eterna. Amén. Y la bendición de Dios omnipotente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sea con ustedes y more con ustedes eternamente. Amén. Canto de Salida: #307 Toda la Tierra Celebrante: Pueblo:

Bendigamos al Señor Demos gracias a Dios.

Recordamos a nuestra hermana María Morales, familiar de nuestra hermana Alma, quien partió a la presencia de Dios. Que su alma y las almas de todos los difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz. 8

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