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HISPANIA JUDAICA BULLETIN Articles, Reviews, Bibliography and Manuscripts on Sefarad Editors: Yom Tov Assis and Raquel Ibáñez-Sperber
Volume 7 5770/2010 Hispania Judaica The Mandel Institute of Jewish Studies The Hebrew University of Jerusalem
Contents In Memoriam: Professor Haim Beinart •••• Editorial
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English and Spanish Section Articles KENNETH BROWN, El Rabí Açebýn/Ašer ben Ye•iel y don Carnal celebran yom tov en el Libro de Buen Amor MIGUEL ÁNGEL MOTIS DOLADER, Re•exiones en torno al procedimiento civil en los tribunales judíos de Aragón (siglo 15) - El aforismo Dina demalkhuta dina
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MERITXELL BLASCO ORELLANA & JOSÉ RAMÓN MAGDALENA NOM DE DÉU, Oraciones de Yom Kipur de conversos valencianos en un ms. fragmentario de !nales del siglo 15
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MAURO PERANI, The “Gerona Genizah”: An Overview and a Rediscovered Ketubah of 1377
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MARIA JOSÉ FERRO TAVARES, The Castilian Jews in Portugal: An Approach to their History
175
NADIA ZELDES, Jews and Conversos in the Writings of Lucio Marineo Siculo: Historiography and Propaganda 193 JOSÉ ALBERTO RODRIGUES DA SILVA TAVIM, La “Materia Oriental” en el trayecto de dos personalidades judías del Imperio Otomano: João Micas / D. Yosef Nasí, Álvaro Mendes / D. Shelomó Ibn Ya‘ish 211 RUTH FINE, Los rostros de Ester – Tres versiones dramáticas auriseculares del libro de Ester: La hermosa Ester de Lope de Vega, La reina Ester de Godínez y La gran sultana de Cervantes
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Research Project: The Expulsion of the Jews from Spain and its Aftermath in the Life of the Refugees and their Children HANNAH DAVIDSON, Fun and Games in the Jewish Communities of the Mediterranean at the Turn of the 16th Century
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JAMES W. NELSON NOVOA, The Trial of Diogo Fernandes Neto by the Tribunale del governatore di Roma
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ALDINA QUINTANA, The Merger of the Hispanic Medieval Heritage with the Jewish Tradition in Judeo-Spanish Texts (I): Private Letters
317
DORA ZSOM, The Return of the Conversos to Judaism in the Ottoman Empire and North-Africa
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Book Reviews
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Bibliography and Manuscripts
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Author’s Guidelines and Transliteration
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Contributors
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Hebrew Section YOM TOV ASSIS, ‘The Exile of Sefarad in Provence’: A Cultural and Religious Revolution in Provençal Jewry in the Twelfth and Thirteenth Centuries
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NITAI SHINAN, The Cortes of Cádiz (1810-1813) and the Jews: Continuity and Change
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La “Materia Oriental” en el trayecto de dos personalidades judías del Imperio Otomano: João Micas / D. Yosef Nasí, Álvaro Mendes / D. Shelomó Ibn Ya‘ish José Alberto Rodrigues da Silva Tavim* João Micas (the Christian name of Joseph Nasi) and Álvaro Mendes ( Salomon Ibn Ya‘ish) were two incomparable figures of the Ottoman Empire during the sixteenth century. Both were Portuguese-born, and both had experienced social and economic advancement in Portugal’s Asian empire before a singular career in the Ottoman Empire. The two became lords of Tiberias, a town with a symbolic meaning in the messianic yearnings of the Jewish people. Both received the exceptional title of “duke”. Joseph Nasi became the Duke of Naxos and Ibn Ya‘ish, the Duke of Mitylene. Marianna Birnbaum has recently written an excellent biography of Joseph Nasi’s aunt, Gracia Nasi, where she makes references to the nephew as well, stressing that the key to their success in the Ottoman Empire was their behaviour as westerners, as they were seen by the Ottoman authorities. Their unique position in the social and economic frontier between the West, their place of origin, and Turkey, their land of exile, enabled both aunt and nephew to render valuable services to the authorities. However, Marianna Birnbaum did not have access to certain documentation which reveals a new facet common to both Joseph Nasi and Salomon Ibn Ya‘ish, the “Oriental Connection”, which passed through the trade in India’s spices, precious stones and other riches within the context of their “westernness”. This connection largely explains their exceptional integration, acceptance and rise in the Ottoman Empire. It is this common aspect of the two characters, Joseph Nasi and Salomon Ibn Ya‘ish, that we explore in our study.
João Micas (Yosef Nasí) y Álvaro Mendes (Shelomó Ibn Ya‘ish), son dos de las figuras judías más conocidas del Imperio Otomano del siglo 16. Ambos eran de origen portugués y habían experimentado un previo ascenso económico y social ligado al Imperio portugués en Oriente. En el Imperio Otomano fueron, sucesivamente, señores de Tiberíades – ciudad de gran carga simbólica en los anhelos mesiánicos judíos – y ambos ostentaron títulos nobiliarios excepcionales (entre otras cosas, por la titulación misma, que no era turca sino occidental): el
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Instituto de Investigação Científica Tropical – Departamento de Ciências Humanas, Lisboa. Agradezco al Dr. James Nelson Novoa y a la Dra. Raquel Sperber la gentileza de haber corregido la traducción de este texto en español, y concretamente a la ultima todo el amable trabajo de edición.
[Hispania Judaica 7 5770/2010]
José Alberto Rodrigues de Silva Tavim primero fue Duque de Naxos; el segundo, de Mytilene. Muy recientemente, Marianna Birnbaum ha escrito una excelente biografía de la tía del primero – Dª Gracia Nasí – con el título The Long Journey of Gracia Mendes, en la que hace referencia, como es lógico, a Yosef Nasí. En ella, destaca que la clave de su éxito en el Imperio turco se debió a que, una vez instalados allí, ambos, tía y sobrino, continuaron comportándose como occidentales. También fueron considerados como tales por las autoridades otomanas, a quienes brindaron servicios fundamentales porque permanecieron en la frontera social y económica entre Occidente – de donde provenían y donde seguían teniendo intereses y contactos – y Turquía, tierra de exilio.1 Pero un análisis de cierta documentación a la que Marianna Birnbaum no tuvo acceso, revela que la “Materia Oriental”, o sea, su relación con las Indias de las especias, de las piedras preciosas y de otras riquezas, unida a su conscientemente salvaguardada condición de occidentales, fue, quizás, el hecho primordial que puede explicar su excepcional integración, aceptación y ascenso en el Imperio Otomano. A la misma conclusión se puede llegar consultando la documentación relativa al trayecto posterior de Álvaro Mendes, lo que prueba que su relación con Oriente fue muy importante para la carrera excepcional – y similar – de ambos.
En tierras occidentales: Micas y Mendes Examinemos ahora estas afirmaciones: Sobre Yosef Nasí y su familia se han escrito biografías, artículos y referencias en número ya considerable, por lo que nos eximimos de presentar una biografía pormenorizada. D. Yosef Nasí nació como João Micas. Su padre fue el converso Agostinho Henrique Micas, un profesor de Medicina de la Universidad de Lisboa que anteriormente se había llamado Shemuel de Yosef Nasí. Fue, además, hermano de Bernardo Micas que después de 1558 recibió el nombre de Shemuel Nasí así como sobrino político de Dª Gracia Nasí además de su primo hermano, puesto que su madre era a un tiempo cuñada y tía de aquélla. Su familia era originaria de Castilla y contaba entre sus antepasados con miembros importantes como el “Rab de la Corte” Abraham Benveniste (1406-1454). Los tíos de João Micas – Diogo y Francisco Mendes Benveniste – se convirtieron al cristianismo en Portugal, en el año 1497.2 Dos años después de la muerte de Francisco (1535), João acompañó 1
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Véase Marianna Birnbaum, The Long Journey of Gracia Mendes. Según la trad. portuguesa de Jaime Araújo, para las Edições 70, A Longa Viagem de Gracia Mendes, Lisboa 2005, cap. VII. Véase Herman Prins Salomon y Aron de Leone Leoni, ‘Mendes, Benveniste, de Luna,
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La “Materia Oriental” a su tía Beatriz (la futura Da Gracia) en su huida a Amberes, junto con su madre, su hermano Bernardo, Ana (hija de Beatriz) y su otra tía, Brianda. Escaparon en un barco fletado en Amberes por Diogo, huyendo del asedio regio a su fortuna y del establecimiento de la Inquisición en Portugal (18 de noviembre de 1536). En Amberes, Brianda se casó con Bernardo y allí nació, en 1540, otra prima de João Micas: Beatriz, llamada “La Chica” para distinguirla de su tía.3 Cuando la situación se hizo igualmente difícil en Amberes, las viudas Mendes decidieron trasladarse a Venecia con sus hijas (Diogo Mendes había muerto en 1543). João Micas se quedó sin embargo en la ciudad flamenca con la misión de exigir a María de Hungría la restitución de sus propiedades antes de reunirse con Dª Beatriz en 1546.4 Fue justamente en Venecia donde se verificó la primera ruptura familiar: Brianda de Luna, que no quería secundar el plan de su hermana de establecerse en el Imperio Otomano, exigió parte de los bienes familiares para su hija. Provista de un salvoconducto emitido por el duque Ercole II, Beatriz se trasladó a Ferrara continuando su pleito con Brianda, para retornar a Venecia con el fin de resolver la demanda, cuya sentencia le obligó a transferir 100.000 ducados de oro a favor de Beatriz “La Chica”. A Beatriz le fueron reconocidas en esta ocasión la capacidad para gestionar sus negocios y la libertad de movimiento. En 1552 se ratificó el acuerdo, quedando João Micas y otros agentes en Venecia. En julio de ese mismo año, Dª Beatriz decidió partir con su hija y servidumbre rumbo a Estambul, ciudad donde cambió su nombre por el de Gracia Nasí y el de su hija por el de Reina.5
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Micas, Nasci: The State of the Art (1532-1556)’, The Jewish Quarterly Review 88, 3-4 (1998), pp. 149-152 y 169-174. Trad. en portugués como ‘Mendes, Benveniste, de Luna, Micas, Nasci. Em que ficamos? (1532-1558)’, ed. de Maria Helena Carvalho dos Santos et al., en Comunicações apresentadas no I Colóquio Internacional O Património Judaico Português, Lisboa 1998, pp. 94-95 y 107-112; P. GrunebaumBallin, Joseph Naci, duc de Naxos, París-La Haye 1968, pp. 28-34; y Birnbaum, The Long Journey, cap. 1. Cf. Salomon y Leoni, ‘Mendes, Benveniste, de Luna, Micas, Nasci’, pp. 149-151 y en O Património Judaico Portugués, pp. 90-95; Abraham Galanté, Don Joseph Nassi, Duc de Naxos, d’aprés de nouveaux documents, Constantinople 1913, p. 4; Alice Fernand-Halphen, ‘Une grande dame juive de la Renaissance’, La Révue de París, 5 (septiembre-octubre de 1929), pp. 153-156; Norman Rosenblatt, Joseph Nassi, Court favorite of Selim II, Disertation presented at the Faculty of the Graduate School in Partial Fulfillment of the Requirements for the degree of Doctor of Philosophy, 1957, pp. 7-18; P. Grunebaum-Ballin, Joseph Naci, pp. 28-32; Maria Giuseppina Mozarelli, ‘Beatrice de Luna, vedova Mendes, alias Donna Gracia Nasi: un’ebrea influente (15101569 CA.)’, Renascimento al Femminile, Ottavia Nicolli (ed.), Roma 1991, pp. 84-89; y Birnbaum, The Long Journey, cap. III. Cf. Ernest Ginsburger, ‘Marie de Hongrie, Charles V, les veuves Mendes et les néoChrétiens’, Revue des Études Juives 90, 177-178 (1930), pp. 179-192. Véase Galanté, Don Joseph Nassi, pp. 6-7; Cecil Roth, Doña Gracia Nasi, trad. de
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim João y Bernardo se quedaron en Occidente para velar por los intereses familiares. En 1553, al enterarse de que un patricio veneciano pretendía quedarse con la fortuna de su prima Beatriz en concepto de dote, João raptó a la joven y se casó con ella frente a la Catedral de Rávena. Su Serenísima ordenó que “La Chica” fuera devuelta a su madre y los dos hermanos fueron expulsados de Venecia, siendo el primero amenazado de muerte. Al cerrárseles así las puertas en Occidente, también João y Bernardo salieron de Ancona en noviembre de 1553 rumbo a Estambul, donde serían circuncidados cambiando sus nombres por los de Yosef Nasí y Shemuel Nasí respectivamente. En junio del 1554, el primero contrajo matrimonio en Estambul con su prima Ana, ahora llamada Reina. Tras la muerte de Dª Brianda en 1556 en Ferrara, donde se había refugiado, Bernardo viajó a esa ciudad con el objeto de casarse con su prima Beatriz “La Chica” y llevarla consigo a Turquía, lo que logró un año más tarde. Se reunía así de nuevo, en Estambul, la familia restante, cuyos miembros habían conseguido mantener su fabulosa fortuna gracias a los matrimonios endogámicos.6 D. Shelomó Ibn Ya‘ish, por su parte, nació en Tavira, al sur de Portugal (Reino do Algarve), en 1520. Abraham Galanté avanza la hipótesis no comprobada de que estuviera emparentado con los Mendes mencionados más arriba. Se casó con Margarida de Sá y tuvo dos hijos, Jacob y Benjamín, y una hija, Hanna. Fue Jacob – llamado también Francisco – quién representó a su padre en Tiberíades. Este último había aprendido en su juventud a valorar piedras preciosas y a los 31 años aproximadamente fue enviado a las Indias Orientales, donde prosperó en el negocio de los diamantes en el reino indio de Vijayanagara. En 1555 retornó a Portugal y se ganó la confianza del rey D. João III, que le nombró de Caballero de la Orden de Santiago. Tras la muerte del monarca, Álvaro Mendes se trasladó a Madrid, aunque en 1564 vivía ya en Florencia. Después, en 1569, se fue a París.
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Claude Bonnafont, prefacio de Catherine Clément, París 1990, caps. 3 y 4; Rosenblatt, Joseph Nassi, Court favorite of Selim II, pp. 6-7; M.G. Mozarelli, ‘Beatrice de Luna’, pp. 89-97; Aron de Leone Leoni, ‘Documenti e Notizie sulle famiglie Benveniste e Nassi a Ferrara’, Rassegna Mensile di Israel 8, 3ª serie (1992), pp. 111-136; Salomon y Leoni, ‘Mendes, Benveniste, de Luna, Micas, Nasci’, pp. 155-159; O Património Judaico Português, pp. 97-100; Birnbaum, The Long Journey, pp. 55-65. Cf. Galanté, Don Joseph Nassi, pp. 7-8; Roth, Doña Gracia Nasi, cap. 5; Rosenblatt, Joseph Nassi, Court favorite of Selim II, pp. 24-27; P. Grunebaum-Ballin, Joseph Naci, pp. 52-65 y 69-76; Salomon y Leoni, ‘Mendes, Benveniste, de Luna, Micas, Nasci’, pp. 160-163, y O Património Judaico Português, pp. 101-104; Leoni, ‘Documenti e Notizie’, pp. 118-122; G. Mozarella, ‘Beatrice de Luna’, pp. 106-108; Birnbaum, The Long Journey, pp. 66-76 y 118-120; y Benjamin Ravid, ‘Money, Love and Power Politics in Sexteenth Century Venice: The Perpetual Banishment and Subsequent Pardon of Joseph Nasi’, en Italia Judaica: atti del I Convegno internazionale, Bari, 18-22 maggio 1981, Roma 1983, pp. 159-181.
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La “Materia Oriental” Dotado de una gran fortuna, fue consejero de Elizabeth I de Inglaterra, Henri III de Francia y Catarina de Médicis. Tras la muerte del Cardenal D. Henrique, Álvaro Mendes abrazó la causa portuguesa de D. António, prior del Crato, contra Felipe II de España, acogiendo al primero cuando, derrotado, se refugió en París. En el año de 1585, Álvaro Mendes se encontraba ya en Turquía, donde cambió su nombre a “Shelomó Ibn Ya‘ish”. Como hombre de confianza del sultán Murad III, fue designado Señor de Tiberíades y de su territorio así como “Grand Commerçaire” y arrendatario de la isla de Mytilene.7
Rumbo al Oriente: el Duque de Naxos Analicemos ahora los lazos que unían al Oriente a las dos personalidades objeto de este estudio empezando por Yosef Nasí: Yosef Nasí nació en el seno de una familia cuya fortuna dependía en gran medida del rico comercio ligado al Imperio portugués en Oriente. A partir de 1512, cuando Diogo Mendes se encontraba ya en Amberes donde estaba encargado, en sociedad con su hermano Francisco (una figura importante de la “Casa de la India” en Lisboa), de asignar la venta de las especias orientales, cuyo comercio era monopolio regio, en los Países Bajos así como en Europa Central y del Norte. Por esta comanda, los Mendes pagaban al rey de Portugal entre seiscientos mil y un millón doscientos mil cruzados anuales. En Lisboa, Francisco Mendes era el mayor contribuyente en la entrega de plata a la “Casa da Moeda”. Sabemos que las operaciones de los hermanos se extendían a Italia, Francia, Alemania e Inglaterra, países donde tenían agentes. En este negocio los Mendes formaban sociedad con los Affaitati de Cremona. Gracias a los beneficios obtenidos, fueron también prestamistas del emperador Carlos V y de Henry VIII de Inglaterra. La familia tenía un banco en Lisboa con filial en Amberes y mantuvo contacto con grandes casas de comercio: además de con los Affaitati, con los Fugger y los Hoechstetter. En el año de 1532, Diogo fue preso, acusado de herejía, de favorecer la huida de los cristianos nuevos al Imperio Otomano y de monopolizar el comercio de las especias. Fue liberado por presión de los reyes de Portugal y de Inglaterra a cambio de una fianza de 50.000 ducados, prestados sin intereses al emperador
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Álvaro Mendes fue objeto de una biografía de Abraham Galanté, titulada Don Salomon Aben Yaèche, duc de Métélin, Estambul 1936, de donde hemos sacado los datos presentados. Sobre este personaje se puede ver también Lucien Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, Transactions of the Jewish Historical Society of England, 11 (1929), pp. 16 y 24-33; y la síntesis de E. Birnbaum, ‘Ibn Ya‘ish’, The Encyclopaedia of Islam, B. Lewis et. al. (eds.), Leiden y Londres, vol. 3, 1971, pp. 961-968.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim Carlos V.8 El que durante el gobierno de María de Hungría, fueran confiscados todas las propiedades y bienes de Diogo Mendes y el que este entregara 50.000 ducados a Carlos V, es prueba de que su fortuna, procedente del comercio oriental, era blanco de la ambición de los poderes políticos que servía.9 La familia Mendes tendría que andarse con mucho tiento para mantener e incrementar su patrimonio, amasado y mantenido en el comercio con el Imperio portugués de las Indias. Diogo Mendes murió en 1543 dejando los negocios de “La Casa” y la tutela de su hija Beatriz a cargo de su cuñada Beatriz y de su sobrino João Micas. Cuando las viudas Mendes partieron de Amberes rumbo a Venecia en 1545, delegaron en João Micas la misión de negociar la restitución de sus bienes ante María de Hungría. Cecil Roth avanzó en su momento la hipótesis de que las viudas pasaran también por Lyon en 1545 porque João Micas había impulsado en esa ciudad el negocio de la familia, lo que Marianna Birnbaum ha comprobado aunque para una data más tardía (1548).10 Así, cuando llegó a Estambul en 1553, João Micas tenía la suficiente experiencia como para continuar los negocios familiares, en los que la vertiente oriental era y continuó siendo determinante. La diversidad y complementariedad de las actividades económicas de Yosef Nasí en el Imperio Otomano o a partir de él, han sido ampliamente estudiadas por varios investigadores, especialmente las relacionadas con el mundo occidental. Apoyándose en una extensa red de personas a su servicio, Yosef Nasí se convirtió en el gran proveedor de vinos de la Sublime Puerta, arrendatario del diezmo de los vinos de las islas turcas, de su venta en el Imperio y de su comercio con Moldavia y Polonia, así como en recaudador de los impuestos recabados de las poblaciones cristiana y judía. Sus agentes estaban presentes en los Balcanes, en el Dodecaneso, en Ragusa, Belgrado, Sarajevo, Naxos, Italia (sobre todo Ancona, Ferrara y Venecia), Polonia y Francia (sobre todo en Lyon).11 En particular, exportaba 8
Cf. Roth, Doña Gracia Nasi, pp. 37-39; Grunebaum-Ballin, Joseph Naci, pp. 28-30; Vitorino Magalhães Godinho, Os Descobrimentos e a Economia Mundial, Lisboa vol. III, 1982, pp. 46-48; A.A. Marques de Almeida, Capitais e Capitalistas no Comércio das Especiarias: O Eixo Lisboa-Antuérpia (1501-1549). Aproximação a um Estudo de Geofinança, Lisboa 1993, pp. 45-47; y Birnbaum, The Long Journey, pp. 32-39. 9 Cf. Rosenblatt, Joseph Nassi, Court favorite of Selim II, pp. 5-6. 10 Véase Roth, Doña Gracia Nasi, pp. 52-53 y 63-64; Rosenblatt, Joseph Nassi, Court favorite of Selim II, pp. 12-18, Grunebaum-Ballin, Joseph Naci, p. 34; y Birnbaum, The Long Journey, pp. 50-52. 11 Cf. Cecil Roth, The House of Nasi: The Duke of Naxos, Nueva York 1948, pp. 46-48; Galanté, Don Joseph Nassi, pp. 13-14; Idem, Histoire des Juifs de Turquie, Estambul, t. IX, s.d., pp. 61-83; Halil Inalcik, The Ottoman Empire: The Classical Age, 13001600, Londres 1994, p. 132; Idem, ‘Foundations of Ottoman-Jewish Cooperation’, Jews, Turks, Ottomans. A Shared History, Fifteenth through the Twentieth Century, Avigdor Levy (ed.), Syracuse 2002, p. 10; y Minna Rozen, A History of the Jewish
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La “Materia Oriental” alumbre a Venecia por medio de su pariente Haron.12 Probablemente se tratara del alumbre procedente de las minas de la Phocaea (Focea), cuya explotación había arrendado con Aarón de Segura en 1560.13 La familia Mendes fundó otra casa bancaria en Estambul14 y no cabe duda, como señala el profesor Halil Inalcik, de que el espectacular ascenso de D. Yosef se debió a los servicios financieros que prestó al príncipe Selim (futuro Selim II).15 Otra de las fuentes de ingresos importantes de la familia en tierras otomanas fue el percibo de impuestos o el arrendamiento de su cobro. En la concesión de Tiberíades, efectuada por Suleimán “El Magnífico” (1561), tanto él como su tía Dª Gracia, adquirieron probablemente el iltizan, o sea, el derecho a recaudar impuestos.16 Cecil Roth sostiene que el cobro de la corvea formaba parte también de la concesión.17 El que se les otorgara dicho derecho en Naxos y las otras Cicladas: Andros, Paros, Antiparos, Milo, Siros, Santorini y otras islas hasta un total de 18, está también relacionado con sus intereses económicos, ya que D. Yosef tenía que abonar a cambio 600 ducados anuales.18 Nicolas Vatin, en un artículo recientemente aparecido – “Îles grecques? Îles ottomanes?” – cuestiona el verdadero significado de dicha concesión en términos de política otomana, llegando a la conclusión de que Yosef Nasí sería señor del archipiélago, pero que eso no significa que poseyera ninguna soberanía sobre el lugar. Su antecesor, Giacomo Crispi, había sido designado en 1565 mutasarrif de Paros y Santorini mediante el abono anual de 52.391 aspres; se trataba, pues. de “un simple recaudador de impuestos”, comenta Vatin.19 La concesión de Yosef Nasí presenta las mismas características como hemos visto arriba y, por lo tanto, los comentarios de Vatin pueden aplicarse también al sucesor de Crispi. En realidad, al igual que en Tiberíades, adonde envió a su agente ben Ardut para reconstruir la ciudad,20
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Community in Istanbul: The Formative Years, 1453-1566, Leiden, Boston 2002, p. 240. Cf. Suraiya Faroqhi, ‘Before 1600: Ottoman Attitudes towards Merchants from Latin Christendom’, Turcica 34 (2002), p. 86, nota 65. Cf. Benjamin Arbel, Trading Nations: Jews and Venetians in the Early Modern Eastern Mediterranean, Leiden, Nueva York, Colonia 1995, pp. 19, 100, 107 y 177; y Rozen, A History, p. 240. Cf. A. Galanté, Histoire des Juifs de Turquie, t. IX, p. 52. Inalcik, ‘Foundations of Ottoman-Jewish Cooperation’, p. 10. Rozen, A History, p. 240. Cf. C. Roth, The House of Nasi, p. 110. Cf. Galanté, Don Joseph Nassi, p. 110. Nicolas Vatin, ‘Îles grecques? Îles ottomanes? L’insertion de l’Égée dans l’Empire ottoman à la fin du XVIe siècle’, Insularités ottomanes, Nicolas Vatin y Gilles Veinstein (ed.), París 2004, pp. 74-75. Véase Yosef Ha-Cohen, El Valle del Llanto (‘Emeq ha-Bakha), Crónica hebrea del siglo XVI, introducción y notas de Pilar León Tello, Barcelona 1989, p. 164.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim Yosef Nasí entregó la administración del ducado al cristiano (de hecho, converso) Francesco Coronello, quedándose él en Estambul. Sabemos, por ejemplo, que fue en esta última ciudad donde obtuvó un irade u orden imperial, que compelía a los habitantes de Naxos establecidos en Gálata a regresar a su ducado para pagarle la carga fiscal debida.21 Más tarde fue enviado a Naxos el cadi de Quíos, con la misión de proceder al censo de las islas de su ducado y de presentar una lista de los habitantes que estaban obligados a pagar el haradj.22 Esta diversificación de los negocios, apropiada al nuevo contexto de su radicación en el Imperio Otomano, podría llevarnos a pensar que “la Materia Oriental” – el fundamento de la fortuna de la familia en Lisboa y Amberes – había perdido ahora su vigor. Lo cierto es que continuaría siendo un elemento fundamental, pero en otro contexto: el de la actividad informativa, tan necesaria para la supervivencia de imperios como el turco. Prejuicios éticos anacrónicos sobre sus actividades en el campo del espionaje y el traspaso de información – que, supuestamente, mancharían su “buena” imagen – han hecho que la preocupación de Yosef Nasí por el Oriente en tierras turcas, fuera preterida por los historiadores occidentales que han investigado su carrera.23 Pero sabemos que pasó información a D. Afonso de Lencastre, embajador de Portugal en Roma, en los años cincuenta del siglo 16. En una carta datada el 15 de noviembre de 1553, este último refiere que le había dado una “contraseña” para que lo informase de las “cosas de la India” a partir de la ciudad de Alepo. Y esto porque, según Lencastre, “tem pratica do mundo para saber da rezam de tudo”.24 Un “aviso” que hemos publicado, reitera los planes de D. Afonso con respecto a la persona de João Micas, clarificando el contenido de la información solicitaba: saber si se había enviado una armada turca al Océano Índico y, de ser así, de 21 Véase ‘Orden al cadi de Gálata’, Adrianápolis, 22 de Dejemazi-ul-ewel de 975 (24. XII.1567), pub. por A. Galanté, en Don Joseph Nassi, pp. 27-28. Véase también p. 20. 22 Véase ‘Orden al cadi de Quíos’, s. l., 27 de Djemazi-ul-ewel de 975 (29.XI.1567), pub. Ibidem, p. 28. 23 Hemos desarrollado esta perpectiva en nuestro artículo ‘Pages ouvertes et pages fermées sur le passé des nouveaux-chrétiens du XVIe siècle: le fétiche de la “marche civilisationelle”: Des exemples dans le cas de l‘Inde’, en Arquivos do Centro Cultural Calouste Gulbenkian, vol. XLVIII - La Diaspora des “Nouveaux-Chrétiens”, Lisboa, París 2004, pp. 235-240. 24 ‘Carta de D. Afonso de Lencastre a D. João III, rey de Portugal’, Roma, 11.XI.1553, en Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Lisboa) (ANTT), Corpo Cronológico (CC), Parte I (P. I), maço 91 (m. 91), documento 41 (doc. 41). Pub. en Corpo Diplomático Português contendo os Actos e Relações Políticas e Diplomáticas de Portugal com as diversas partes do Mundo, desde o século XVI até aos nossos dias: Relações com a Cúria de Roma, ed. de L.A. Rebelo da Silva, José da Silva Mendes Leal y J.C. Freitas Moniz, Lisboa, t. VII, 1864, pp. 272-276.
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La “Materia Oriental” cuántas galeras constaba. De nuevo en este caso, el embajador asegura haberle dado una contraseña.25 Al integrarse al Imperio turco, Yosef Nasí pasó a ejercer como agente a favor de los sultanes, partiendo precisamente de su experiencia en el campo enemigo, al que antes había servido. Es sabido que, en los años cincuenta del siglo 16, algunos cristianos nuevos establecidos en la India mantuvieron correspondencia epistolar con Moisés Hamon, pariente de los Nasí y médico personal de Suleimán I “El Magnífico”,26 pidiéndole que aconsejase al sultán que interviniera en Oriente.27 Esto nos lleva a pensar que ciertas personalidades judías de relieve político, como Hamon y los Nasí, cumplieron en la gestión informativa del Imperio turco, una labor similar a la de los embajadores cristianos - como los embajadores portugueses en Roma - que administraban redes informativas, una actividad considerada de valor supremo y esencial para decidir ciertas iniciativas diplomaticas o bélicas.28 Yosef Nasí, como persona considerada “occidental” en el Imperio Otomano ocupaba, debido a sus experiencias pasada y su extraordinaria situación socioeconómica, una 25 Cf. José Alberto Rodrigues da Silva Tavim, ‘O ‘Aviso’ anónimo sobre João Micas na Colecção de S. Vicente’, Anais de História de Além-Mar, 5 (2004), (trascrip. del documento ‘Aviso’, s. l., s.d., en ANTT, Colecção de S. Vicente, livro 8, fol. 165, in p. 253; reprod. fac-similada del ‘Aviso’, doc. I, p. 281). 26 Sobre Moisés Hamon, también conocido por Moisés de Luna, véase Henri Gross, ‘La famille juive des Hamon’, Revue des Études Juives 56 (1908), pp. 1-26; Uriel Heyd, ‘Moses Hamon, Chief Jewish Physician to Sultan Suleyman the Magnificent’, Oriens 16 (1963), pp. 152-170; y Maria Pia Pedani, In Nome del Gran Signore: Invitati Ottomani a Venezia dalla caduta di Costantinopla alla guerra di Candia, Venecia 1994, pp. 154-156. 27 ANTT, Inquisição de Lisboa, proc. 10906, fol. 7. 28 Sobre la actividad informadora de los embajadores de Portugal en Roma en el siglo 16, véase Frédéric Lane, ‘The Mediterranean Spice Trade. Further evidence of its revival in the sixteenth century’, The American Historical Review, 45 (abril de 1940), pp. 581-590; Maria Augusta Lima Cruz Fagundes, ‘Contribuição para o Estudo dos Correios entre Portugal e Roma no Século XVI’, Arquivos do Centro Cultural Calouste Gulbenkian, 1 (1969), pp. 463-467; Dejanirah Couto, ‘L‘espionnage portugais dans l‘empire ottoman au XVIe siècle’, La Découverte, le Portugal et L‘Empire: Actes du Colloque, Jean Aubin (ed.), París, 26-28 de Maio de 1988, París, pp. 243-267; Maria do Rosário S.T.B. Azevedo Cruz, As Regências na Menoridade de D. Sebastião: Elementos para uma História Estrutural, Lisboa 1992, vol. II, cap. IV, I; Idem, ‘Os Diplomatas Portugueses em Roma no Século XVI e as Informações acerca do Turco e da Índia’, Portugaliae Historica, 2ª serie, I (1998), pp. 103-138; y José Alberto Rodrigues da Silva Tavim, ‘Os judeus e a Expansão Portuguesa na Índia durante o século XVI: O exemplo de Isaac do Cairo: espião, ‘língua’ e judeu de Cochim de Cima’, Arquivos do Centro Cultural Calouste Gulbenkian, 23 (1994), pp. 137-260, Idem, ‘O intérprete judeu nos “grandes espaços” do Oriente (século XVI): o triunfo do espião’, org. de Nachman Falbel et. al., en Em Nome da Fé: Estudos in Memoriam de Elias Lipiner, São Paulo 1999, pp. 203-224.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim posición en la Sublime Puerta semejante a la de los mencionados embajadores, además de ostentar el título de duque. Algunos datos dan testimonio de ello: por ejemplo, António da Fonseca, que residió en la “Corte de Roma”, le envió cartas informándole de las pretensiones de la “Cristiandad” contra “el Turco”. Lo mismo hizo João Ribeiro, otro cristiano nuevo de Venecia.29 “La Materia Oriental”, como ya hemos dicho, fue decisiva en esta actividad informadora de D. Yosef Nasí. P. Grunebaum-Ballin ha sido el único que ha llamado la atención sobre el hecho de que el interés de Yosef Nasí por Oriente, se debía al negocio de las especias en Amberes. Sin dar fuentes documentales, dicho investigador refiere también que Yosef Nasí estuvo ligado a las negociaciones de un virrey portugués ante el sultán, y que se esforzó por formar una alianza entre las flotas otomana y portuguesa con el objetivo de mantener el respeto de los indios.30 Nuestras investigaciones nos han llevado a la conclusión de que el virrey mencionado fue D. Francisco Coutinho, conde de Redondo, que envió a António Teixeira ante Suleimán I para tratar el problema de la libre circulación de sus respectivos súbditos. Según Tomé Pegado da Paz, de quien hablaremos más adelante, el intento fracasó debido al “estorbo” que interpuso Micas.31 Lo que sabemos es que el propio Suleimán I envió cartas a D. Sebastião, rey de Portugal, en sintonía con las intenciones del virrey y que en la ultima, de 1 de octubre de 1565, protestaba porque los peregrinos musulmanes y los negociantes que volvían de la India por vía marítima, seguían siendo atacados contra lo establecido en los acuerdos de paz concluidos.32 ¿Fueron estas perturbaciones la razón por la que Micas “estorbó” (como dice Tomé Pegado da Paz) el tratado? En este contexto de su interés (y del de los señores otomanos) por la India, Yosef Nasí utilizó – tal como hacía al tratar con Occidente – su relación privilegiada con judíos y conversos que, además, lo contactaban también debido a su condición de figura influyente. Sabemos, por ejemplo, que los judíos de la India enviaron cartas a D. Yosef Nasí, a través del hijo de Sem Tob España, para que convenciese al sultán de conquistar la India portuguesa. También Simão Correia, que había sido médico en la India portuguesa y se encontraba como judío en Estambul, trató de incitar a Yosef Nasí y al sultán a intervenir contra los intereses portugueses. Una de las 29 30 31 32
ANTT, Inquisição de Lisboa, proc. 10906, fols. 70-71. Grunebaum-Ballin, Joseph Naci, p. 157. ANTT, Inquisição de Lisboa, proc. 10906, fols. 48vº-49. ‘Carta imperial [de Suleimán I ‘El Magnífico’] para D. Sebastião, rey de Portugal’, s. l., 6 de Rebi-ul-ervel de 973 (1.X.1565), pub. por Abrahão Galante [Abraham Galanté], en ‘Nouveaux documents sur les rapports turco-portugais au XVIe siècle’, Trabalhos da Academia das Sciencias de Lisboa, 1ª série, T. II, Segunda Parte, 1915, doc. nº II. Sobre la documentación que da testimonio de estos datos véase J.A.R.S. Tavim ‘O “Aviso” ’, pp. 274-275, n, 97.
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La “Materia Oriental” cartas que el judío España llevaba consigo, iba dirigida a un hermano de Simão Correia que también vivía como judío en Estambul.33 Las deposiciones de Tomé Pegado da Paz ante la Inquisición de Lisboa, en 1578- 1579, revelan otras facetas de la gestión asesora de Yosef Nasí en relación con la India. Tomé Pegado da Paz era hijo del agente doble Duarte da Paz, que en Estambul continuó informando al rey de Portugal de las consecuencias de la inmigración de cristianos nuevos al Imperio Otomano, traspasando de esta forma la red informativa de Yosef Nasí.34 Con este fin llamó a Estambul, en 1552 ó 1553, a su hijo Tomé, para que informase a las autoridades portuguesas sobre las intenciones del sultán y de D. Yosef Nasí acerca de la India y del Indico, así como de los propósitos de los conversos que de la India pasaban a “Tierra de Turcos”. Pero nueve meses después de su llegada, murió Duarte da Paz y Tomé entró al servicio de Yosef Nasí. Una de las misiones que este último le encomendó, fue detener a Matías Bicudo, un judío que actuaba en El Cairo en conexión con su tío Isaac, de Alepo. Ambos habían sido reclutados como espías por Lourenço Pires de Távora, embajador portugués en Roma, a partir de 155935. Tras la llegada de Tomé a Estambul, Matías apareció en la ciudad en traje de moro, con el objetivo de recabar información sobre las embarcaciones que el sultán pretendía enviar al Índico. Yosef Nasí, sospechando por ciertas noticias que le habían llegado de Venecia que Matías actuaba a favor de los portugueses, ordenó a Tomé que lo prendiese. Este último lo encontró en Alepo, desde donde pretendía llegar a Hormuz, pero, desobedeciendo al Duque de Naxos, aconsejó a Matías que volviese a Alejandría y fuese al Cairo, porque de lo contrario lo prenderían. Yosef Nasí acusó entonces a Tomé Pegado da Paz de haber pactado con Matías Bicudo y ordenó su detención en Sofía. A pesar de eso, aquél logró alcanzar Portugal, delatando las actividades de Yosef Nasí y de quienes mantenían contacto con él. Entre estos últimos se encontraba Jácome de Olivares, un converso de Cochín (sur de la India) que había sido detenido en 1557 y conducido a Lisboa, donde fue
33 ANTT, Inquisição de Lisboa, proc. 10906, fols. 6-7 y 11-11vº. 34 Sobre Duarte da Paz y su familia véase Carlos Manuel Valentim, ‘Mestre João Faras: um sefardita ao serviço de D. Manuel I’, Cadernos de Estudos Sefarditas 1 (2001), pp. 167-220; Idem ‘Tomé Pegado de Paz: espião e servidor do Duque de Naxos (15521578)’, Ibidem 4 (2004), pp. 283-341; y J.A.R.S. Tavim ‘O ‘Aviso’ ’, pp. 275-276. 35 Sobre las actividades de los Bicudo véase Couto, ‘Bicudo, Isaac e Matias’, pp. 250-251; Maria José Pimenta Ferro Tavares, ‘Judeus, cristãos-novos e o Oriente’, en Estudos Orientais III: O Ocidente no Oriente através dos Descobrimentos Portugueses, Lisboa 1992, pp. 54-55; Idem, ‘Judeus, cristãos-novos e os descobrimentos portugueses’, Sefarad 48 (1988), pp. 296-297; y M.R. Azevedo Cruz, As Regências na Menoridade de D. Sebastião, vol. II, pp. 74, 77, 89 y 95; Idem, ‘Contribuição’, pp. 105-138. Véase también, de D. Couto, ‘Bicudo, Isaac e Matias’, Dicionário do Judaísmo Português Lúcia Mucznik, José Alberto Tavim et al. eds., Lisboa 2009, p. 111.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim sentenciado en 1561.36 Tomé Pegado da Paz lo había visto en Estambul en 1571 y en Lisboa dijo que siempre había tratado con el “turco pasado” de las “señales” con que podría tomarse la India. Si el “turco pasado” es Suleimán I (1520-1566) y no su hijo Selim II (1566-1574), cabe sospechar que sus vínculos secretos con Turquía existían desde los tiempos en que vivía en Cochín, es decir, a partir de 1549-1550, desde la época de Moisés Hamon. No por casualidad estuvo Tomé Pegado da Paz involucrado también en el episodio de la llegada del embajador de Acheh a la corte turca, en 1562 o 1564, con el objeto de obtener apoyo naval para la conquista de Malaca. Este plan estaba, en efecto, relacionado con las actividades de judíos y conversos, pues que no cabe duda de que el paso de hombres e información al campo turco tuvo una importancia primordial en la coyuntura de los años 60 y 70 del siglo 16.37 En este terreno, Yosef Nasí jugó un papel primordial en el ámbito del Imperio Otomano con su red de negocios, política y espionaje, en que la “Materia Oriental” fue, sin duda, una de las claves de su éxito.
Rumbo al Oriente: el Duque de Mytilene “La Materia Oriental” fue asimismo esencial, aunque de otra forma, para el ascenso social de otra importante personalidad de Tiberíades: Álvaro Mendes. De hecho, los orientalistas y especialistas en estudios judaicos suelen ignorar que se trata de la misma persona que se encontraba en el Decán en los años cincuenta del siglo 16 y en el Imperio turco, en los ochenta y noventa de la misma centuria. Maria Augusta Lima Cruz hace algunas referencias a Álvaro Mendes en su artículo “Notes on Portuguese Relations with Vijayanagara, 1500-1565”. Según dicha investigadora, Mendes realizó varios viajes a Vijayanagara (capital del reino 36 Sobre este personaje se puede ver nuestro artículo ‘From Setúbal to the Sublime Porte: The Wanderings of Jácome de Olivares, New Christian and Merchant of Cochin (1540-1571)’, Santa Barbara Portuguese Studies, 2 (1995), pp. 94-134. Reed. con la misma paginación en Sinners and Saints: The Successors of Vasco da Gama, Sanjay Subrahmanyam (ed.), Deli 1998. 37 ANTT, Inquisição de Lisboa, proc. 10906, fol. 11. Sobre la información de Tomé Pegado da Paz véase también José Alberto Rodrigues da Silva Tavim, Judeus e cristãos-novos de Cochim: História e Memória (1500-1662), Braga 2003, pp. 212-215. El sultán del Acheh era Allah ad-Din Ri‘ajat Syah al-Kahhar (1539-1571); cf. Denis Lombard, Le Sultanat d‘Atjeh au temps d‘Iskandar Muda (1607-1636), París 1967, p. 37. Para contextualizar este episodio véase Giancarlo Casale, ‘ “His Majesty’s Servant Lutfi”: The Career of a Previously Unknown Sixteenth-Century Ottoman Envoy to Sumatra Based on an Account of his Travels from the Topkapi Palace Archives’, Turcica 37 (2005), pp. 43-81.
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La “Materia Oriental” hindú del mismo nombre, en la península del Decán), ya que había recibido una comanda para fabricar los famosos arreos para el caballo del rey D. Sebastião, que fueran embarcados en Portugal en la flota de retorno de 1566. Los arreos desaparecieron pero algunos contemporáneos los mencionan, como el cronista Diogo do Couto, que los describe hechos de oro y cubiertos de piedras preciosas.38 Según dicho cronista, Álvaro Mendes pasó algunos años en Vijayanagara, fabricando los arreos que valían, como mínimo, 1 millón de oro (sic!). Pero el candidato al trono portugués derrotado por Felipe II de España el 25 de agosto de 1580, D. António, prior del Crato, se llevó consigo las mejores piezas cuando se exilió a Francia.39 La primera noticia que tenemos de la permanencia de Álvaro Mendes en la India data del 30 de enero de 1552, cuando el veedor Simão Botelho informó a João III de Portugal de que el virrey había enviado a Álvaro Mendes, “ourives que dizem que entende em pedraria”, a Bisnaga (o Vijayanagara), a vender ciertas joyas que no consideraba buenas para entregar a la reina Dª Catarina. Destaca también que Mendes se había comprometido a prestar buenos servicios y rogaba que se le nombrase factor de pedrería.40 Este documento se corresponde con otro redactado por el mismo Álvaro Mendes y dirigido a João III desde Cochín el 18 de enero de 1552, en el cual solicita el cargo de factor de la pedrería en aquella ciudad, por no haber ninguna persona tan experta en la materia como él así como porque, según dice, los extranjeros son perjudiciales al servicio regio. En dicha carta afirma también haber viajado hasta Ceilán con el virrey.41 El que Mendes pudiese tener una relación directa con João III se debe también a la pericia que mostraba en su oficio, como se puede comprobar en el episodio de las joyas de
38 En Santa Barbara Portuguese Studies, 2 (1995), p. 32 (cita Diogo do Couto, Década 8, ed. de 1783, cap. 15, p. 94). Reed., con la misma paginación, Sinners and Saints. 39 Diogo do Couto, Década VIII da Ásia, livro 2, cap. VII. Según la edición de Maria Augusta Lima Cruz, Diogo do Couto e a Década 8ª da Ásia, vol. I: Edição Crítica e Comentada de uma Versão Inédita, Lisboa 1993, p. 152. Sobre este tema véase también Artur da Mota Alves, ‘Um precioso arreio, feito em Goa no século XVI, para D. Sebastião’, Publicações dos Anais das Bibliotecas, Museus e Arquivos Históricos Municipais 17 (julio-septiembre de 1935), pp. 69-73; y Maria Augusta Lima Cruz, ‘Para uma edição crítica da Década VIII de Diogo do Couto’, Arquivos do Centro Cultural Português F. Calouste Gulbenkian, 17 (1982), pp. 111-112; Idem, ‘Década 8ª da Ásia de Diogo do Couto-Informação sobre uma versão inédita’, Arquipélago, Série Ciências Sociais, 6 (enero de 1984), p. 159. 40 ‘Carta para El Rey de Simão Botelho, veedor de la Hacienda del Estado de la Índia’, Cochín, 30.I.1552, in ANTT, Gavetas, XV, m. 19, doc. 37, pub. en As Gavetas da Torre do Tombo, dir. de A. da Silva Rego, Lisboa, Centro de Estudos Históricos Ultramarinos, vol. V, 1965, pp. 313-325. 41 ‘Carta de Álvaro Mendes para El-Rey’, Cochín, 18.I.1552, in ANTT, CC, m. 87, doc. 65.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim la reina Dª Catarina. Sin duda fueron también esos los motivos por los que se le concedió el hábito de Caballero de la Orden de Santiago ya el 10 de marzo de 1550.42 Sin embargo, hasta ahora no hemos encontrado pruebas de que el rey accediera a concederle el cargo de factor de pedrería. Tampoco podemos asegurar que nuestro personaje sea el mismo Álvaro Mendes con quien el virrey D. Antão de Noronha hizo los primeros contratos sobre la pimienta del Canará en 1565-1566.43 Ciertamente, no se trata del Álvaro Mendes a quien D. João III escribió una carta no datada informándole de que pretendía servir de intermediario entre el emperador Carlos V y el rey de Francia Francisco I y preguntándole si debería escribir también al papa sobre el mismo asunto44; tampoco el Álvaro Mendes que ejercía la función de Contador-Mór de los Contos de Goa en 1587-1594, pues en ese período nuestro personaje había huido ya al Imperio Otomano, como veremos.45 De lo que no cabe duda es de que fue el orfebre que fabricó los arreos: un certificado del noble Estêvão Ferreira da Gama datado el 5 de octubre de 1587, que se encuentra en los “Arquivos de D. António e seus descendentes”,46 revela todas las peripecias de Álvaro Mendes hasta llegar a Estambul. El noble relata que había conocido al orfebre en Lisboa como hombre muy pobre y que sabía que, en la India, el virrey D. Afonso de Noronha le había ordenado que fuese a Bisnaga para fabricar el arreo del príncipe D. Sebastião. A ese efecto, el virrey había dado dinero y provisiones a Álvaro Mendes para que, mientras fabricaba dicho arreo, nadie pudiese comprar pedrería alguna, de forma que el joyero pudiera disponer de las piedras necesarias y al mejor precio. Álvaro Mendes fabricó el arreo y lo entregó en la India, dando cuenta de su trabajo. Regresó a Portugal siendo regente el cardenal D. Henrique, que ostentó ese cargo entre 1562 y 1568 y allí, según el noble, sobornó al camarero del cardenal de forma que consiguió una provisión para poder trabajar todo tipo de piedras preciosas, en su casa o en cualquier otro lugar, sin ser cuestionado sobre 42 ANTT, Colecção Especial, cx. 76, m. 2. Véase también Maria Cristina Gomes Pimenta, As Ordens de Aviz e de Santiago na Baixa Idade Média: Governo de D. Jorge, Palmela 2002, p. 322, n. 372. Agradezco los préstamos del doctor Francis Dutra en la búsqueda de estos dados. 43 Véase M.A Lima Cruz, Diogo do Couto, pp. 779-780, nota 172. 44 ‘Carta (de D. João III) para Álvaro Mendes’, s.l., s.d., in ANTT, Cartas Missivas, m. 2, doc. 38. 45 Cf. Vitorino Magalhães Godinho, Les Finances de l‘État Portugais des Indes Orientales (1517-1635) (Matériaux pour un étude structurelle et conjoncturelle), París 1982, p. 29; y M.A Lima Cruz, Diogo do Couto, pp. 779-780, nota 172. 46 Sobre los ‘Arquivos de D. António e seus descendentes’, que se encuentran bajo la custodia del Instituto dos Arquivos Nacionais / Torre do Tombo (ANTT), véase Mário Alberto Nunes Costa, Os Arquivos d‘el-rei D. António e de seus Servidores, introd., inventário, catálogo e índices de, sep. del Boletim da Biblioteca da Universidade de Coimbra 22 (1955).
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La “Materia Oriental” si pagaba derechos, así como para venderlas donde quisiese, incluso en España o en otros países. Cuando algunas personas que el documento no menciona tuvieron conocimiento de ello, se avisó al cardenal de que Álvaro Mendes había tomado de la Corona de Portugal un millón y medio de oro, noticia a la que éste reaccionó ordenando de inmediato que se recabasen informaciones en la India. Temeroso, Álvaro Mendes escapó a España, donde se detuvo unos días, mostrando a un amigo que llevaba consigo 22 arrateles de diamantes y algunos rubíes y diciéndole además que poseía otras joyas y piezas de valor similar. Tras su corta estancia en tierra española, pasó a Francia. Cuando se supo que estaba en este último país, hubo quienes afirmaron en Lisboa que se había llevado bienes sustraidos al rey de Portugal valorados en 2 millones de oro (sic!) y que sería preferible ahorcarle y confiscar lo que tuviera consigo. Estêvão Ferreira da Gama achaca el éxodo de Álvaro Mendes a “Constantinopla” al hecho de que “El-Rey D. António” se había refugiado también en Francia y podía reclamar los bienes en posesión del orfebre con el pretexto de que se consideraba heredero legítimo del reino de Portugal (frente a su rival, Felipe II de España). El certificado termina con una referencia al famoso arreo, aquí específicamente mencionado como uno de los elementos del fraude. Álvaro Mendes había dicho a Estêvão Ferreira da Gama que el arreo valía setecientos mil cruzados, estimación corroborada por lapidarios también sobornados por él. La verdad es que, tras su huida a Francia reinando de hecho D. Sebastião (1568-1578), pues había alcanzado la mayoría de edad, se había comprobado que no valía ni siquiera 100 mil cruzados. Para evitar el castigo y la confiscación de sus bienes, Álvaro Mendes había decidido huir adonde pudiera encontrarse a salvo.47 Algunas cartas publicadas por Lucien Wolf muestran que Álvaro Mendes ocupaba una posición de relieve en la corte francesa. Sir Henry Cobham, embajador inglés en Francia, informaba por ejemplo en 1581, de que Henri III había cenado con Álvaro Mendes, acompañado de los duques de Lorraine y de Guise.48 En julio del mismo año, Juan Bautista de Taxis, un agente español en la corte francesa, hizo una descripción muy precisa de Álvaro Mendes para el rey de España (y de Portugal): lo consideraba un partidario de D. António, prior del Crato, pero “pretendía navegar con el viento ...”. Con ello quería indicar que podría abandonar a aquél en caso de necesidad, intereses o negocios.49 De hecho, en 1585 pasó a Venecia y aunque el nuncio papal había intentado identificarlo y quizás prenderlo,
47 ‘Certificado de D. Estêvão da Gama’, s.l., en ANTT, Arquivos de D. António e seus descendentes, m. 1, doc. 131. 48 ‘Carta de Sir Henry Cobham para Sir Francis Walsingham’, París, 19.IX.1581, pub. por Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, p. 56. 49 ‘Carta de Taxis para El-Rey de España’, s.l., 8.VII.1581, ibidem.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim acabó siendo protegido por los portugueses residentes en la ciudad50 y partió para Estambul. Según el informe que el agente francés en Estambul, M. Berthier, envió al rey Henri III de Francia el 14 de mayo de 1585, hacía entonces cerca de un mes que Álvaro Mendes se encontraba en Salónica, donde se había “hecho judío” con su familia, beneficiándose de un salvoconducto que le entregó un delegado especial y llevando consigo propiedades por un valor de 800.000 ó un millón de oro. El agente no dejó de subrayar que Álvaro Mendes traficaba con joyas en la “Corte de Su Majestad”.51 Dos meses más tarde, Guilherme de Saboya informaba desde Corfú de la entrada de Álvaro Mendes en “Constantinopla”.52 De la documentación disponible podemos inferir que el motivo fundamental del traslado del entonces ya sexagenario Álvaro Mendes al Imperio Otomano se debió al temor de la influencia de D. António, apoyado por el rey de Francia, que pretendía apoderarse de su fortuna so pretexto de que era patrimonio real y la necesitaba para sus campañas contra su rival Felipe II de España, ahora también I de Portugal. La prueba se encuentra en el certificado de Estêvão Ferreira da Gama, pero también en otros documentos, como la exposición que en 1592 hacía Horace Lambert a D. António, “rey de Portugal”, localizada en los archivos de este último. En ella se hablaba de los valores de que Álvaro Mendes, residente en Constantinopla, se había apropiado indebidamente, así como de la posibilidad de que D. António se dirigiese al sultán para presionar al orfebre a entregar sus bienes.53 D. António insistió también a través de su agente en Estambul, David Passe, y del embajador inglés Barton, para que el sultán confiscase los bienes de Álvaro Mendes y los repartiese con él. Pero Álvaro Mendes – que para entonces ya se llamaba “Shelomó Ibn Ya‘ish”, “Caballero” – envió a su factor Shelomó Cormano a Elizabeth I de Inglaterra, quien, a su vez, mandó una carta al sultán Murad III en marzo del 1592, en la cual el primero quedaba rehabilitado, pues las acusaciones eran desviadas contra los ministros del rey de España y a él se lo describía como un hombre “virtuoso, honesto e industrioso”.54 Lógicamente, en 50 Cf. Brian Pullan, The Jews of Europe and the Inquisition of Venice, 1550-1670, Londres-Nueva York 1983, pp. 186-187. 51 Véase E. Charrière, Négociations de la France dans le Levant, París, vol. 4, 1860, nota 1. Impreso también por Galanté, Don Salomon, p. 10. 52 ‘Por letra de Constantinopla de 20.7.1585 (carta de Christóval de Salazar?)’, (Venecia? 1585), in Bristish Library, Additionals, 28415, fol. 335. 53 ‘Exposición de Horace Lambert’, s.l., 4.X.1592, en ANTT, Arquivos de D. António e seus descendentes, P. II, nº 176. 54 ‘Carta de la reina de Inglaterra para el sultán Murad III’, s.l., III.1592 (en latín), pub. por Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, pp. 65-66. Trad. al inglés en ibidem, p. 27; y al francés por A. Galanté, D. Salomon, pp. 12-13. Y también ‘Carta de Salomon Cormano, enviada por Álvaro Mendes a la reina Isabel I de Inglaterra’, s.l., III.1591-2, pub. por Wolf, ibidem, pp. 54-65. Véase también el resumen de la situación efectuado por Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, pp. 26-28.
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La “Materia Oriental” este contexto, Shelomó Ibn Ya‘ish se benefició de los lazos familiares que lo unían a Rodrigo Lopes, su cuñado, que era médico de la soberana inglesa.55 No interesa pormenorizar aquí el influyente papel que Álvaro Mendes desempeñó en el juego diplomático entre el Imperio turco e Inglaterra, que tan bien han descrito Lucien Wolf y Abraham Galanté56 y que, al igual que en el caso de Nasí, constituyó una pieza clave de su ascenso social en el Imperio Otomano. Destaquemos, sin embargo, que su fortuna obtenida en Oriente, fue el factor primordial de su ascenso social y político, tanto en el itinerario de su huida como en el Imperio turco mismo. De hecho, en una carta fechada el 19 de agosto, 1592, Edward Burton, embajador inglés en Estambul, informaba a Lord Burghley que desde el tiempo de Lancosme, embajador francés en aquella ciudad, Shelomó pretendía recibir 12.000 ducados de Henri III de Francia y que importunaba con ese motivo a los negociantes florentinos que estaban bajo protección francesa. Esto obligó el rey de Francia a declarar que las exigencias de Shelomó eran falsas y a presionar al sultán para que fuera castigado. 57 Este documento muestra una vez más que Álvaro Mendes poseía una gran fortuna, procedente de su larga ocupación de orfebre y de actividades paralelas (más o menos lícitas), como sus préstamos a la corte de Francia, lo que recuerda el itinerario vital de D. Yosef Nasí. Álvaro Mendes, como los Nasí, supo también aprovechar sus relaciones familiares para estructurar su carrera. Hemos visto que era cuñado del célebre e influyente médico Rodrigo Lopes. Sabemos que su hermana mayor, Maria Gomes, estaba casada en Amberes con Nicolau Rodrigues d‘Évora, un importante hombre de negocios, y la más joven, Catarina Mendes (Esther), con Diogo Lopes Alemão (Jacob), hermano de Rodrigo Lopes.58 Salo Wittmayer Baron, basándose en un 55 Véase Wolf, ibidem, pp. 16 y 25-26. Sobre Rodrigo Lopes véase también J. Gwyer, ‘The case of Dr. Lopez’, Transactions of the Jewish Historical Society of England, 16 (1952), pp. 163-184. 56 Cf. Wolf, Ibidem, pp. 28-33; y Galanté, D. Salomon, pp. 11-20. 57 ‘Carta de Edward Barton para Lord Burghley’, Estambul, 19.VIII.1592, pub. por Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, pp. 68-70. Referencia en Galanté, D. Salomon, p. 14. 58 Cf. L. Wolf, Ibidem, pp. 16 y 32. E.R. Samuel da cuenta de documentación existente en los Archives Générales du Royaume, de Bruselas, relativa a Maria Gomes, viuda de Nicolau Rodrigues d‘Évora, en ‘Portuguese Jews in Jacobean London’, Transactions of the Jewish Historical Society of England, 18 (1958), p. 201. Sobre la importante familia de comerciantes Rodrigues d‘Évora véase, entre otros, José Gentil da Silva, Stratégie des affaires à Lisbonne entre 1595 et 1607: lettres marchands des Rodrigues d‘Évora et Veiga, París 1956, Herman Kellenbenz, ‘I Mendes, i Rodrigues d‘Évora e i Ximenes nei loro rapporti commerciali con Venezia’, Gaetano Cozi ed., en Gli Ebrei e Venezia (secoli XV-XVII): Atti del Convegno internazionale organizatto dall‘Istituto di storia della società e dello stato veneziano della Fondazione Giorgio Cini, Venezia, isola di San Giorgio Maggiore, 5-10 giugno 1983, Milán 1987,
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim documento del Archivio di Stato de Venezia, afirma que el sultán Suleimán “El Magnífico” solicitó a las autoridades venecianas, en 1564, una embarcación y escolta para que el padre de Álvaro Mendes y su familia viajasen seguros hasta Ragusa, con el objetivo de llegar al Imperio Otomano.59 Por lo tanto, contra lo que afirmó Estêvão Ferreira da Gama, parece que Álvaro Mendes pertenecía a una familia acaudalada, y de ahí su relación con conversos también adinerados. La prueba es la acogida de que su padre y familia fueron objetio por parte de Suleimán I, así como el que, según información transmitida por Berthier, el sultán Murad III recibiera a Álvaro Mendes y a sus familiares con grandes honores. Nicolas Vatin llamó ya la atención en el artículo mencionado sobre el hecho de que Shelomó Ibn Ya‘ish, que se presentaba en la correspondencia con la Corona de Inglaterra como “Duque de Mytilene”, no podía gozar en la isla de Lesbos de un poder ni siquiera comparable al de Yosef Nasí, puesto que aquella abrigaba un sancakbeg otomano. El autor añade asimismo que no sabe de ningún documento otomano que atribuya a Shelomó el título de duque y propone de nuevo la hipótesis de que este título poseyera entre las autoridades otomanas un significado fluyente y, a fin de cuentas, fiscal. Lo que es más, en su opinión, Shelomó, que era judío y recaudador fiscal como D. Yosef Nasí, habría pretendido realzar su prestigio atribuyéndose el título de duque, que de hecho había sido otorgado a aquél.60 Hacerse equivalente a D. Yosef Nasí resultaba una tentación tanto más lógica cuanto que Murad III le había atribuido también la concesión de la ciudad de Tiberíades y aldeas vecinas.61 Al igual que D. Yosef Nasí, parece que tampoco D. Shelomó Ibn Ya‘ish estuvo nunca en Tiberíades, sino que entregó la administración de la ciudad a su hijo Francisco (Jacob), que edificó en ella un castillo y algunas tiendas.62 Pero el negocio más sobresaliente de Álvaro Mendes en suelo turco fue el arrendamiento de las aduanas y, en particular, de la isla de Mytilene. Cabe añadir que también su sobrino Jacob Añes recibió la dirección del arrendamiento de las
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pp. 143-161; James C. Boyajian, Portuguese Trade in Asia under the Habsburgs, 1580-1640, Baltimore y Londres 1993, pp. 14, 34-35, 116, 173 y 177; y John Everaert, ‘The Antwerp Diamond Trade with Portuguese India (1590-1635)’, Mededelinguen der zittingen van de koninlijke Academie voor Overzeese Wetenschappen 50 (2004), pp. 467-494. Cf. Salo Wittmayer Baron, A Social and Religious History of the Jews, 2ª ed., revisada y ampliada, Nueva York, Londres, Filadelfia, 1969, vol. XIV, p. 101. Cf. N. Vatin, ‘Îles grecques?’, p. 74, nota 13. Cf. Menasseh ben Israel, Esperança de Israel, Amsterdam, Impressora de Samuel ben Israel Soeiro, 1650, p. 103. Véase también Galanté, D. Salomon, p. 10. Véase ‘Carta de Juda Serfatim para lo Privy Council’, s. l., III.1594, pub por Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, pp. 82-84; y ‘Carta de Álvaro Mendes para el Dr. Rodrigo Lopes’, Estambul, 24.VIII.1593, Ibidem, pp. 71-76. Véase también Galanté, D. Salomon, pp. 20-21.
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La “Materia Oriental” aduanas. Según una carta dirigida por Juda Serfatim al Consejo Privado de la Corona inglesa en marzo del 1594, el negocio rendía 1000 ducados diarios y 40.000 “nobles” cada tres meses, destinados a abonar los sueldos de los jenízaros.63 Con respecto a Mytilene – la isla de donde recibió el título –, era conocida por sus poneys, que se transportaban en embarcaciones a otras islas así como al continente. En su capital se vendía asimismo una galleta (peksimat) que servía para aprovisionar a las tripulaciones de los barcos. Se pagaba una tasa de dos akçe por kantâr de peksimat. En el puerto de Mytilene, los corsarios y otros piratas también tenían que satisfacer ciertas tasas: una de 32 aspres por cada cautivo desembarcado; además, de cada tres esclavos pertenecientes a la categoría designada yahsi (hermoso o hermosa) capturados en una razia, dos eran retenidos para el fisco. En la isla de Lesbos, musulmanes y cristianos estaban sujetos al pago del diezmo, pero mientras los primeros vertían literalmente la cantidad estipulada (un diezmo), los segundos pagaban un octavo. Además, todos los cristianos tenían que abonar la tasa sobre las ovejas, contribuciones extraordinarias, impuestos aduaneros y la capitación, salvo el cuerpo que vigilaba y defendía la isla, cuyos miembros estaban exentos de todos los impuestos exceptuando la capitación.64 Juda Serfatim, servidor de Shelomó Ibn Ya‘ish, en la carta ya mencionada que envió al Consejo Privado de la Corona inglesa, especificaba que el “ducado de Mytilene” había sido arrendado a “Mon Seigneur”. A Mytilene lo consideraba “un bon pays”, grande y fértil, y comunicaba asimismo que Ibn Ya‘ish retiraba de él entre 6000 y 10000 escudos, además de los gastos.65 Pero Shelomó Ibn Ya‘ish era, como Yosef Nasí, un hombre de Estambul. En la misma carta referida arriba, Juda Serfatim informaba al consejo que el sultán Murad III, estando en sus jardines en compañía del pachá Tchagal Oglou, había mandado llamar a Ibn Ya‘ish, Duque de Mytilene y “grand commerçaire de sa Magesté”, para recabar su consejo e indicar un itinerario en el mapamundi que tenía consigo. También le consultó sobre la posible actitud de la reina de Inglaterra
63 Véase nota anterior. Jacob Añes era hijo de Gonsalvo Georges o Dunstar Añes importante comerciante en Inglaterra - y no tenía relación directa de parentesco con Álvaro Mendes. El hecho de que éste lo apadrinara muestra una vez más su importancia en la gestión de la red familiar, incluso en un sentido lato. Véase Wolf, Ibidem, pp. 114116, y Galanté, D. Salomon, p. 20. 64 Véase Gilles Veinstein, ‘Le législateur ottoman face à l‘insularité: L‘enseignement des kânûnnâme’, Insularités ottomaines, Nicolas Vatin y Gilles Veinstein (eds.), París 2004, pp. 95 y 97-98. Con respecto a los poneys véase la interesante referencia de Pierre Belon du Mans, en Voyage au Levant (1553): Les Observations de Pierre Belon du Mans, texto establecido y presentado por Alexandra Merle, París 2001, tomo II, cap. 7, p. 244. 65 Véase supra, nota 62, y el extracto pub. por Galanté en D. Salomon, p. 20.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim ante la conquista otomana de Hungría.66 Esto revela que, al igual que Yosef Nasí, Ibn Ya‘ish era un consejero fundamental debido especificamente a su profundo conocimiento de los meandros de la política británica y a su influencia en los círculos cercanos a Elizabeth I de Inglaterra. Al haber recorrido las “carreteras” de Occidente, tenía asimismo informaciones imprescindibles para los intereses expansionistas de Murad III. En efecto, en el referido encuentro no dejó de apuntar “cuatro lugares” a partir de los cuales, en su opinión, el sultán podría destruir España.67 Como Abraham Galanté ha destacado, las instancias occidentales con quien estaba en contacto, trataron siempre a Shelomó Ibn Ya‘ish como a un miembro de las clases altas.68 Elizabeth I de Inglaterra lo calificaba de “caballero”,69 lo que apunta a su posición de Caballero de la Orden de Santiago.70 Lord Burghley, tesorero de Inglaterra, se dirigía a él como “Most Magnificent Sir”71 e “Illustris et Magnifice Domine”.72 Con todo, ninguna personalidad occidental lo trató de “Duque de Mytilene”. El mismo Shelomó firma la carta enviada a la reina de Inglaterra el 28 de julio de 1592, como “Don Sallomo”,73 y así se presenta también en una misiva dirigida a su cuñado, el doctor Rodrigo Lopes.74 En cuanto a su servidor, Juda Serfatim, firma la carta enviada en francés a Lord Burghley el 7 de febrero de 1594 como “Do. Salomos servant”;75 en otra misiva del mismo año dirigida al Consejo Privado, anuncia a su señor como “Duc de Métilli, et grand commerçaire de sa Magesté”. En esta última carta, pone también en boca de Murad III las siguientes palabras: “Je te prye, Duc, que tu me veille dire s‘il me faudra faire guerre a Hongarie, La Reyne d‘Angleterre aydera elle contre mois?”.76 Como hemos visto, Nicolas Vatin llamó la atención sobre el hecho de que no sabía de ningún documento otomano que le atribuyese el título de duque.77 Es decir, que parece indudable que hasta su muerte, en 1603, las autoridades occidentales 66 Véase supra, nota 62, y el extracto pub. Galanté, en D. Salomon, p. 21. 67 ‘Carta de Juda Serfatim al Privy Council’, Estambul, III.1594, pub. por Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, pp. 77-82. 68 A. Galanté, D. Salomon, p. 21. 69 Véase supra, nota 54. 70 Véase supra, nota 42. 71 ‘Carta de Lord Burghley a Álvaro Mendes’, Londres, 15.X.1590, pub. por Wolf, ‘Jews in Elizabethan England’, p. 63. 72 ‘Carta de Lord Burghley a Álvaro Mendes’, s.l., 22.III.1592, Ibidem, pp. 66-67. 73 ‘Carta de Salomon Ibn Ya‘ish a la reina Isabel I de Inglaterra’, Estambul. 28.VII.1592, Ibidem, pp. 67-68. 74 ‘Carta de Salomon Ibn Ya‘ish al doctor Rodrigo Lopes’, Estambul, 24.VIII.1593, Ibidem, pp. 71-76. 75 ‘Carta de Juda Serfatim para Lord Burghley’, s.l., 7.II.1594, Ibidem, pp. 76-77. 76 Véase supra, nota 67. 77 Véase supra, nota 60.
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La “Materia Oriental” y otomanas vieron a D. Shelomó, a pesar de su cambio de nombre, como un occidental en tierras turcas. Lo mismo que había sucedido con D. Yosef Nasí.
Conclusión Al final de su obra sobre Dª Gracia, Marianna Birnbaum destaca que tanto aquélla como su familia residieron al otro lado del Cuerno de Oro en una casa europea y aristocrática, con muebles, sedas y brocados importados. Los miembros de la familia y sus servidores vestían a la europea y los primeros usaban los títulos de Don y Señora. Nunca escribieron en turco sino en lenguas occidentales. Y añade: “Su modo de vida tenía poco a ver con el de los judíos de Estambul: reflejaba exclusivamente el estilo de la Europa de los Habsburgos”.78 En opinión de la autora, sus actos de benevolencia con los judíos pobres, los libró de la animosidad de sus correligionarios menos favorecidos.79 Como afirma Pilar Romeu Ferré refiriéndose a D. Yosef Nasí: su mayor mérito “estriba en la ambigüedad de su condición”.80 ¿Cómo no recordar la entrada de la Señora en Estambul descrita en el Viaje de Turquía, rodeada de un cortejo de cuarenta caballos, con un séquito de damas y criadas españolas a bordo de cuatro coches triunfales, vestidos todos a la manera veneciana y con gorras y no tocas como los judíos establecidos en el Imperio Otomano?81 Podemos imaginar una entrada similar de Álvaro Mendes en Salónica y después en Estambul. También él asumió una identidad judía abierta que le resultaba conveniente en el Imperio Otomano, como probaba la alta posición que habían alcanzado otras personalidades judías, como Moisés Hamon y los Nasí. Yosef Nasí y Álvaro Mendes llevaron consigo su experiencia de cristianos considerados como tales en Occidente y raíz de su potencial de ascenso social
78 Birnbaum, The Long Journey, p. 153. 79 Ibidem, p. 154. 80 Pilar Romeu Ferré, ‘El sueño premonitorio de Moisés Almosnino sobre Yosef Nasí en el Tratado de los sueños (Salónica, 1564)’, Sefarad 64 (2004), p. 163. 81 Véase ‘Cristóbal de Villalón [atribuido a], Viaje de Turquía (c. 1557)’, en Autobiografías y Memorias, coleccionadas e ilustradas por M. Serrano y Sanz, Madrid 1905, tomo II, Coloquio IX, p. 131. Marcel Bataillon trató de probar que el verdadero autor de esta obra fue Andrés Laguna, cf. Erasmo y España: Estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI, trad. del francés de Antonio Alatorre, México, Madrid, Buenos Aires 1979, pp. 669-692. Uriel Heyd pone en duda de las conclusiones de Bataillon partiendo de la base de que Andrés Laguna jamás estuvo en Turquía mientras que la obra contiene descripciones muy detalladas y hasta palabras y frases en turco-cf. ‘Moses Hamon’, p. 163.
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José Alberto Rodrigues de Silva Tavim en el Imperio Otomano. Ante los sultanes eran considerados “sus” occidentales: aquellos que eran reconocidos como tales hasta por las instancias gubernativas europeas que tan bien los conocían. Por eso mismo eran también personajes de admitido (o temido) valor en el campo diplomático y en el prestigioso sector de la información y el espionaje; además, ambos habían conseguido amasar en Occidente grandes fortunas, blanco de la codicia de las instancias gubernativas que a menudo les habían pedido préstamos pero que, al mismo tiempo, jugaban con su condición de conversos para intentar apropiarse de sus bienes por medio de diferentes estrategias (actuación inquisitorial, proposiciones de matrimonio, etc.). La gran ventaja de su radicación en el Imperio Otomano, estribó en que puso sus vidas y fortunas a salvo de esas personalidades de la corte. Es cierto que los sultanes también exigían regalías y “regalos”, pero, como precisaban de sus servicios y riquezas para rentabilizar sectores fundamentales de la economía del imperio, como por ejemplo el cobro de los impuestos y el desarrollo del comercio, optaron por mimarlos en lugar de adoptar una actitud hostil frente a ellos. Sin duda uno de los hechos más interesantes es que ambos tuvieron, o pretendieron tener (en el caso de Álvaro Mendes), un título nobiliario con significado determinante de una clase social concreta en el mundo occidental, pero que en el Imperio Otomano parecía limitarse a definir la cualidad que de ellos interesaba a los sultanes: la de grandes gestores económicos. Los dos acabaron por traspasar al (y administrar en el) Imperio turco una fortuna amasada en la India o en el comercio con la India, en el contexto del Imperio portugués en Oriente. Sólo después, y con gran pesar de las autoridades portuguesas, se radicaron en territorio de la Sublime Puerta, cuando aquéllas no lograron emparejar las asimetrías de sus pretensiones políticoeconómicas con los envites de la ideología socioreligiosa. Por eso, estando ya João Micas en fuga hacia el Imperio Otomano y Dª Gracia allí establecida, escribía el embajador D. Afonso de Lencastre: “(...) e se a Beatriz de Luna se pode tornar dizem me que o fara, porque staa mui arrepisa de se ter hido e ainda staa christãa se o era e a filha solteira porque cuido que lhe derão hua boa cresta de corenta mil ducados que lhe pedio emprestados Ruztam”. 82 Pero el juego de las ambigüedades acabó por tomar un rumbo irreversible: señores de una ciudad con un significado especial para el pueblo judío, D. Yosef y D. Shelomó se “cubrieron” con un título occidental y cristiano que jamás habrían podido ostentar en Occidente. En el plano económico, las materias orientales que las Casas reinantes occidentales pretendían controlar, les permieron gozar de una vivencia especial y única.
82 Véase supra, nota 24.
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