HISTORIA DEL CRISTIANISMO

— 1-21 — E N S A Y O S APOLOGÉTICOS HISTORIA D E L CRISTIANISMO. 111.1 La Madre de Dios. — Minterios de su vida en relación con la historia del mund

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E N S A Y O S APOLOGÉTICOS

HISTORIA D E L CRISTIANISMO. 111.1 La Madre de Dios. — Minterios de su vida en relación con la historia del mundo.

APÉNDICES.

Sobre ser María patrona sobrenatural y tipo excelentísimo del patriotismo mas acendrado , puesto que se olvidó casi de que era madre, para no acordarse sino de que era compatricia de la humanidad y de que á costa del mas grande de los sacrificios que madre pueda hacer en aras de su patria, debia perder el Hijo por libertar al mundo del infernal tirano que le domeñaba y oprimía: digo que sobre ser tipo supremo la Madre de D i o s , de un patriotismo sin par , lo es asimismo, en términos de no haber otro que le iguale, de belleza para las artes que la buscan como objeto de sus obras, de sabiduría fundamental para las ciencias que aspiran á p o seerla . No arruguen el entrecejo aquí el artista , ni el literato, ni el filósofo,que al oir la antecedente proposición crean acaso que con la misma se pretende cortar las alas á la libertad del g e n i o , ó coartar su actividad á la razón. Cálmense y atiendan, que casualmente, como tengan alguna fe en el poderío de la imaginación y de la inteligencia, después q u e 9

FEnUEEO DE 1858.-,-CLXXXVIII.

— 122 vean probada la verdad de la tesis propuesta, se convencerán de que ella conduce á todo lo contrario de lo que al pronto se figuran. Preséntanos la historia de todos los países civilizados tres géneros de heroísmo ó excelencia. Heroísmo de virtud privada o piíblica, ó heroísmo virtuoso: heroísmo deílustracíon, ó heroísmo sabio; y heroísmo que diremos de belleza, ó heroísmo estético. Hemos visto que á cuantos personajes históricos sobresalieron en el primer heroísmo, los dejó atrás la que el universo adora con el dictado de Reina de todas las virtudes que pueden inmortalizar á los que con el ejercitarlas se granjearon la admiración y la veneración de sus c o n temporáneos y descendientes: Regina Sanctorum omnium. Vimos efectivamente á María la mas heroica de las hijas, de las esposas, de las madres, de las ciudadanas, porque con la historia del mundo en la mano, es imposible hallar virginidad como su virginidad, castidad y fidelidad conyugal c o mo la suya, fortaleza é intrepidez pública como la fortaleza é intrepidez que demuestra entre dos pueblos conjurados contra su Jesús. Y también con la historia dermundo ante los ojos vamos á probar que quien aspire á sentarse sobre la cumbre á que llegaron los héroes de la imaginación ó del talento, los grandes hombres que rindieron culto á la verdad ó á la belleza, hallará en .María, y sin ella n o , cuanta belleza típica pueda desear y cuanta verdad apetecible le pueda cautivar. A dos títulos se debe reducir lo que en los dos conceptos, de belleza y de verdad, ofrece la persona de la Virgen-Madre. Maria, tipo de belleza estética: — Maria, tipo de verdad filosófica. M A R Í A , T I P O D B BELLEZA ESTÉTICA.

Tended una mirada por el anchuroso campo de la naturaleza, y de objeto en objeto detenedla á contemplar cada una de sus maravillas. ¿Se detiene en el reino de las flores?

— 123 — ¿Cuál os enamora mas y mas hechiza vuestra imaginación y vuestro espíritu por el donaire de sus formas, por la viveza del matiz y por la delicia del perfume?—La rosa, la azucena. Pues bien, María es azucena; pero no azucena terrestre queel lodo puede salpicar, sino azucena celeste que ninguna mancha puede contraer. María es rosa, pero no rosa de un verjel que pueda reptil inmundo emponzoñar . sino rosa del paraíso que se ve adorada de Angeles como rosa enriquecida de misteriosa hermosura. ¿Fijáis la mirada en el reino de las aguas? María reunede un modo místico todas las formas bellas de aquel elemento benéfico que el Criador suspendió bajo la de nubes en el espacio ; que hace descender bajo la de lluvia, de rocío ó de nevada sobre la tierra; que suelta en la de fuentes del seno de las rocas, ó empuja en la de cascadas, mansos rios ó i m p e tuosos torrentes al través de montes y llanuras, y que últimamente en la forma de balsas chicas ó grandes encierra recogida en estanques, mares y océanos. Es María la nube de interposición entre el alma fiel y sus enemigos, figurada allí en los desiertos del Egipto por la que en forma de columna anduvo interponiéndose, para protegerlos, entre los hijos de Israel y las huestes de Faraón. Y es la nubecilla apenas perceptible y de gran candidez que surgiendo del mar dilatóse por todo el ámbito del firmamento al orar del gran profeta Elias , y luego transformada en abundante lluvia, llevó en desorden y vergonzosa retirada á los incircuncisos que apretaban al pueblo de Dios, y este pueblo fue por ella salvo. Palpable figura del aguacero de gracias que por María remontada de su humildad á la mayor altura de los cielos, se derraman de lo alto sobre la humanidad afiigida por sus tiranos, para salvación de la primera y ruina de los segundos. Es María, si al rocío miráis, vellocino candido que en medio de la tierra aridecida, solo él retiene aquel fluido d e seado, que descendió del cielo sobre la era de (iedeon , y fue eiprimido por Gedeon que llenó con él una taza: co»9'

— 124 — cham rore iniplevit. El rocío figura en esfe pasaje del libro de los Jueces á la gracia divina, de que María fue llena y cuyo autor, el Hijo de Dios, encarnó en sus entrañas virginales, y ¿qu6 representa aquella concha colmada de rocío, sino el claóstro de la Virgen purísima encerrando el rocío divino, Jesús? ¿Os admira el ver como la nieve copo á copo viste con rico manto de puros armiños la desnuda tierra? Mas pura es María que la nieve por el candor de las virtudes que enriquecen y atavian su alma; y cual al abrigo de la nieve, la naturaleza sale un dia vestida de las mas hermosas galas brindando al hombre con los mas regalados frutos de su seno , así María después que se mantuvo cobijada bajo el manto de su inmaculada y purísima virginidad , salió por fin á la faz del mundo ofreciéndole la reparación eterna y la restauración de su vida perdurable, en el fruto bendito de su castísima maternidad. Cuando con penitente fervor imploraba del Señor el real Profeta que le purificase el alma, no supo hallar imagen mas exacta de la pureza con que esperaba que se la adornaría la gracia, que la blancura de la nieve, mundabor... et super nivem dealbabor. Ni al evangelista san Marcos le inspiró el Espíritu Santo otro término de comparación que la nieve para ponderar la belleza de los vestidos de Jesús al aparecer transfigurado gloriosamente en el Tabor... vestimenta sua sicut nix. Últimamente en el lenguaje místico de las santas Escrituras, vemos siempre figurada en la nieve la pureza, la gracia , y aun la misma eterna santidad del Verbo encarnado, según que de esto ultimónos da ima demostración san Joan on aquella su visión del Apocalipsis que se refiere á la divina persona de Jesús: « Y . . . vi (dice) siete «candelerosdo oro. Y en mediode los siete candeleros de oro «á uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa "talar, y ceñido por los pechos con una cinta de oro: Y su «cabeza y sus cabellos eran blancos como lana blanca, y c o «mo nieve.,,»

— 12o — ¿Fuera posible no admirar eu esa refulgente candidez de las vestiduras, y en esa blancura de la cabeza y cabellos del Hijo del Hombre la candida nieve de pureza y santidad de la mujer agraciada de Dios, que solo la pudo querer mas limpia que la nieve porque habia de ser su Madre? Ó vosotros los que gustáis hacer alto y tomar reposo á la orilla de fuentes acabadas de brotar y que con perenne raudal fertilizan terrenos antes áridos convirtiéndolos en vega deliciosa y productiva; á ver si dais con una fuente que al . par de María derrame sobre la donantes triste y agostada tierra la saciedad, el placer y la alegría que le robara el pecado con su aliento ponzoñoso. No daréis. Ya al comenzar del mundo y poco después que hubo criado Dios las plantas que habian de mantener y recrear al hombro todavía por crear, nos habla el Génesis de una fuente que subía á regar toda la sobrehaz de la tierra, todavía no regada por lluvias. Ahora b i e n , el Dios de Abrahan, de Isaac y de Jacob, habia plantado de virtudes la heredad de su antiguo pueblo, pueblo do santos, antes que hubiera enviado la lluvia de la Redención á fertilizarla; y por entonces la esperanza en una Virgen que habia de dar al pueblo esclavo su libertador, era como una fuente que de la tierra subía á fortalecer y recrear el corazon de los justos de Israel. María era esa fuente de santas esperanzas. En los dias de amarga esclavitud que pasaba el pueblo judío, después que por Nabucodonosor fue llevado cautivo á Babilonia, y reinando Asuero que se habia desposado cou Esther, sobrina carnal del judío Mardoqueo, tuvo este un sueño milagroso, entre cuyas visiones se le apareció la de «una pequeñita fuente,que creció hasta ser un rio muy gran« de, y derramó aguas en grandísima abundancia.» Fons par^"«s cretít in. fluviwn máximum, et redundavit in aquas plurimas. Y esta pequeña fuente que tantas creces de raudal llegó á adquirir fue la misma Esther, á quien el amor del Rey trocó las esposas de cautiva en brazaletes de soberana, que derramó como le plugo todo género de felicidades y d e -

- 126 — volvió, con la gracia del Monarca, la libertad y la abundancia al pueblo, antes oprimido, de Jacob. Cuanto en aquella visión se relacionaba con la agraciada Esther, mucho mayor relación dice con la divina Estber María, Madre de la gracia. ¿Y qué fuente mas pequeña que María, que nacida de Nazareth, humilde y sierva, sin sonar fuera de su retrete el rumor de sus virtudes y de sus gracias, llegó sin embargo con el tiempo á ser, en su calidad de Reina de los cielos, caudaloso manantial de libertad y de todos los bienes, no ya para uno solo, sino para todos los pueblos de la tierra, donde haya cadenas que romper, miserias que remediar, tristeza que convertir en gozo? Estéticamente deliciosa es la vista de bullidora cascada que en caprichosas madejas de argentada espuma salta de roca en roca, hasta que llegando á las cañadas se divide y serpentea dividida en arroyos milá cuyo paso todo cobra vida, y toda aridez desaparece. Pues también bajo la figura de una cascada que se desprende con impetuoso descenso de las alturas del Líbano á fertilizar los huertos de su falda, se nos representa á María descendiendo en arroyos de finezas desde las alturas del cielo á este valle de lágrimas; según aquel gráfico símil del libro de los Cantares, libro profetice todo lleno de las excelencias de la Madre de Dios: «Pozo de «aguas vivas, que fluyen con ímpetu del Líbano :» puteuí aquarum viventium, quw (luunt ímpetu de Líbano. «Y salia del lugar del deleite un rio, que regaba el pa«raíso, » nos dice el Génesis, completando el paisaje de Ja morada feliz que habia aparejado Dios para que el hombre la habitara. Sin esas corrientes sosegadas y puras que cruzaban el Edén y le embellecían, ¿qué duro no hubiera sido el cuadro de la naturaleza? Y sin el riego de amor y pureza con que vino María á alegrar y embellecer la tierra poco antes de habitarla Dios hecho hombre, ¿qué duro no hubiera parecido el cuadro de la gracia? Si á la creación del hombre antecedió la del rio que habia de ser el espejo de la beldad humana; á la concepción del Hombre-Dios, convino

— 127 — qne antecediera la de María, «fuente de huertos, » en frase de los Cantares , fons hortorum, que habia de ser espejo de la divina beldad ; speculum juslitix. « S u bendición como rio inundó, » dice el Espíritu Santo en el Eclesiástico, hablando de sus propias bendiciones. ¿Y no dirá otro tantode su Esposa, en cuyas manos puso todas sus bendiciones sin reserva? Como rio inunda la bendición del Seííor. Sigúese de aquí que como rio inunda la bendición de la que el Señor hizo Señora. Llega á su colmo la evidencia d é l o bien que se simboliza á María bajo la imagen de un rio caudaloso y benéfico para la humanidad, cuando hallamos escritas las siguientes revelaciones en Isaías, que lo mismo se aplican á la Iglesia que á la Madre de su divino Fundador: «Porque esto dice el « Señor : Hé aquí que yo derivaré sobre ella como rio de «paz, y como arroyo que inunda la gloria de las g e n t e s . . . » — De modo que aquí es revelada María como rio de paz y arroyo de gloria para las gentes, por derivación del Señor que la llenó de gracia: Derivaba super eam quasi fluviumpacis, et quasi iorreniem inundantem gloriam gentium... Torrente es asimismo María, que con sus olas impetuosas arrastra al pecador contrito al insondable piélago de las divinas misericordias. Es el Eufrates divino que por este Egipto del mundo desemboca en el mar grande de la gracia de Dios; el torrens usque ad mare magnum, que leemos en Ezequiel. Para que no lo dudemos, ahí está el proverbio de Salomón que dice : «Torrente undoso es la fuente de l a s a «biduría. » Torrens redundans fons sapie.ntiw. Y si no habrá quien dispute á la Madre de Dios el timbre de fuente purísima de la santidad, pues de ella como de un caño le nació . * ' ^ ' e r r a el que es la santidad y la sabiduría por esencia, ¿ c m o disputarle el privilegio de ser torrente de inefable e m P"je para llevar entre sus olas de amor á todo el que se ponga al alcance de sus aguas ? El Espíritu Santo, espíritu de amor, la hizo Madre del Verbo divino : ¿y no la habria h e

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