Impacto psicosocial del acogimiento familiar en familia extensa: el caso de las abuelas y los abuelos acogedores

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S. Pinazo, C. Ferrero

Rev Mult Gerontol 2003;13(2):89-101

Impacto psicosocial del acogimiento familiar en familia extensa: el caso de las abuelas y los abuelos acogedores

Sacramento Pinazo Cristina Ferrero Área de Psicología Social Facultad de Psicología Universidad de Valencia

Resumen En esta investigación hemos pretendido describir el acogimiento familiar de menores en familia extensa como alternativa de convivencia en aquellos casos en que los padres no pueden o dejan de ejercer su rol de cuidadores principales de sus hijos. Se convierten así pues los abuelos y abuelas en abuelos custodios, acogedores de sus nietos. Existe una gran heterogeneidad en los perfiles de familias que se encuentran en esta situación y en los motivos desencadenantes de esta nueva situación: desde familias multiproblemáticas y de riesgo donde predominan las situaciones de desprotección y desamparo de los menores, hasta cuidado del menor por motivos más normalizados (fallecimiento de los padres, divorcios, etc.) El impacto de esta situación familiar en los abuelos demanda una especial atención, por la problemática asociada a la reconversión de roles, desde abuelos a “padres sustitutos”. La prevención de la aparición de consecuencias negativas (burnout, sintomatología depresiva, pérdida de relaciones sociales, problemas económicos, problemas de escolarización, etc.) junto con la promoción de consecuencias positivas (relación con los nietos, etc.) será objeto de análisis en nuestro trabajo. Es importante detectar las necesidades de apoyo psicosocial -además de otras formas de apoyo como el instrumental- y redes formales e informales para el diseño de adecuadas formas de intervención desde las instituciones y los agentes sociales. Palabras clave: Relaciones abuelos-nietos. Acogimiento familiar. Familia extensa. Guarda y custodia. Apoyo social. Recursos sociales. Intervención familiar.

Summary Correspondencia: Sacramento Pinazo Área de Psicología Social Facultad de Psicología Universidad de Valencia Avda. Blasco Ibáñez, 21 46010 Valencia E-mail: [email protected]

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In this research we have tried to describe the fosterage of minors in extended families as an alternative to living together in cases in which parents cannot play or stop playing their roles of main childminders of their own children. So, grandparents foster their grandchildren turning themselves into guardian grandparents. There is a wide diversity of cases regarding family profiles that are in this situation and regarding the causes that provoke this new situation. This diversity ranges from multiproblematical and risky families, in which the situations of neglect and unprotection of minors prevail, to

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the care of minors due to more normalized causes (like parents death, divorce, etc.) The impact of this family situation on grandparents requires an special attention, due to problems related to the restructuring of roles, i.e. turning grandparents into substitute parents. The prevention of the emergence of negative consequences (burnout, depressive symptomatology, loss of social relations, financial problems, schooling problems, etc.) along with the promotion of positive consequences (relation with the grandchildren, etc.) will be analysed in our work. It is important to detect the need for psychosocial support, apart from other ways of support such as the instrumental one, and the need for formal and informal networks for the design of property ways of intervention on the part of institutions and social agents, as well. Key words: Grandparents-grandchildren relationships. Biological family fosterage. Custody. Social support. Social resources. Family intervention.

Introducción El acogimiento familiar de menores es una figura jurídica que otorga la guardia y custodia de un menor a una persona o personas, con la obligación de velar por él, tenerlo en su compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una formación integral. Esta figura legal se puede utilizar en las situaciones de desamparo y de riesgo* que afectan al desarrollo integral del menor requiriendo la actuación de la Conselleria o de los Servicios Sociales. El acogimiento familiar de menores, atendiendo a la naturaleza de su constitución, puede ser Administrativo, Judicial o Provisional. En este último caso, puede ser: el Acogimiento Familiar simple, permanente y preadoptivo. * Ley Orgánica 1/1996 de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, y de modificación parcial del Código Civil, y de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

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El organismo responsable de los acogimientos familiares en la Comunidad Valenciana es la Generalitat Valenciana -Conselleria de Bienestar Social a través de la Dirección General de la Familia, Menor y Adopciones-. Además, en los procesos de acogimiento intervienen las entidades locales o Ayuntamientos, y diversas Asociaciones que actúan como grupos de autoayuda para las familias acogedoras. Ante un caso de retirada de custodia a la familia biológica, la Administración plantea como recursos el internamiento en centros, el acogimiento en familia extensa y el internamiento en familia alternativa, en este orden. La ley prioriza el acogimiento del menor dentro de su ámbito familiar. La fórmula de Acogimiento Familiar en Familia Extensa evita la institucionalización del menor y la separación de su entorno familiar. El acogimiento familiar en familia extensa, puede plantear una serie de dificultades y problemas en la relación abuelos-padres-nietos, que requieren ser investigadas, ya que se trata del recurso más aplicado, especialmente en las situaciones de asunción de guarda. Los criterios para priorizar un acogimiento en familia extensa valoran: la idoneidad de la familia extensa; la preparación y/o acuerdo del menor; la ausencia de conflictos con la familia extensa o antecedentes de conflictos graves y la aceptación del acogimiento por parte de la familia de origen o biológica. Frente a esta medida, existen otras dos opciones: el acogimiento en familia ajena o educadora y el acogimiento en residencia. Se preferirán estas dos opciones de acogimiento, en los casos que se citan a continuación (Tabla 1). La mayoría de los llamados acogimientos familiares en familia extensa se llevan a cabo por abuelos1. Los Tabla 1. Tomado de Ley Orgánica 1/1996

abuelos pueden constituir un recurso de protección como proveedores de cuidados de sus nietos, cuando los padres no pueden hacerlo. La mayoría de los acogimientos familiares no se conocen porque no se formalizan, son los llamados acogimientos familiares de hecho o ecológicos, o familias de generación saltada (llevados por abuelos). Estos casos plantean unos riesgos específicos para la crianza de los niños, sobre todo cuando no está presente ninguna figura parental, y cuando los abuelos que cuidan a sus nietos tienen necesidades económicas, psicosociales, de salud y legales durante largos periodos de tiempo. El tipo de guarda o custodia de los nietos, configura tres grandes grupos de abuelos cuidadores2: a. Abuelos cuidadores con guarda legal. La relación legal con los nietos (acogimiento simple, permanente y tutela ordinaria) define el rol de los abuelos. b. Abuelos cuidadores con guarda de hecho. Este es el caso más ambiguo de rol de cuidador, pues los abuelos asumen roles parentales intermedios entre los abuelos con guarda legal y los abuelos con guarda de día. Dentro de este grupo, además, se diferencian dos perfiles distintos de unidades familiares: aquellas donde uno o más de los padres convive con ellos, y aquellas en las que ninguno de los padres vive con ellos, es este último el caso de las familias de generación saltada. Aunque desarrollan los mismos roles que los abuelos con guarda legal, no están autorizados a tomar decisiones sobre sus nietos porque no tienen la responsabilidad legal sobre ellos. c. Abuelos cuidadores con guarda de día. Ofrecen todos los cuidados diarios y diurnos de sus nie-

Familia ajena o educadora, si:

Residencia, si:

– no existe familia extensa idónea disponible

– la separación es de urgencia o de corta duración, o cumple funciones de respiro

– no existen antecedentes de otros acogimientos con familia que hayan resultado fallidos – la familia de origen acepta el acogimiento o si no está localizable, y en el caso de que no esté de acuerdo, se considera que es el mejor tipo de acogimiento – el niño está preparado y/o de acuerdo – si el niño tiene menos de 6 años

– no es posible el acogimiento familiar, o la familia biológica no lo acepta, o el menor ha pasado por numerosos acogimientos familiares con dificultades – existen problemas emocionales, dificultades de socialización, conductas de fuga del domicilio, o ha sufrido hace poco situaciones de fuerte deprivación o rechazo – la introducción de otras figuras de apego puede dificultar el retorno del menor a su familia de origen – si el niño tiene menos de 6 años y se considere beneficioso que permanezca junto a hermanos, los cuales se encuentran también en residencia; también se recomienda en casos de adolescentes que se deben preparar para la emancipación.

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tos por periodos prolongados de tiempo, sin ninguna responsabilidad legal. Normalmente están motivados por ayudar económicamente a los padres o como apoyo instrumental en el hogar si ambos padres trabajan. En España se añade un cuarto grupo: d. Abuelos con la tutela ordinaria de sus nietos por fallecimiento o incapacidad de los padres. Muchos padres y madres no son capaces de desarrollar su rol parental debido a situaciones, motivos o dificultades que precipitan el cese de la convivencia familiar y desencadenan el proceso de acogimiento familiar (toxicomanías de los padres, problemas de salud mental, abandono del menor, malos tratos, fallecimientos o ausencia de los padres, internamiento de los padres en centros penitenciarios, desestructuración familiar, madres solteras, incapacidad para atender a los hijos, negligencias y CI muy bajo de los padres). Cualquiera de ellas o varias en combinación desencadenarán una situación multiproblemática cuya salida será de manera legal o informal el acogimiento familiar en familia extensa. Se prioriza ante todo al menor, su bienestar y el bienestar de su cuidador, su familia y su ambiente, intentando evitar el desarraigo familiar. Este va a ser el objeto de nuestra investigación, concretamente en aquellos casos en los que el agente acogedor sean los abuelos biológicos del menor. Los estudios de las dinámicas en torno a los cuidados familiares se están desarrollando, entre otros, en los campos de vejez, enfermedades crónicas, discapacidades e infancia; es en este último campo donde se estudian la idoneidad de los acogimientos familiares en familia extensa de niños y niñas que han sido declarados en desamparo o que están viviendo situaciones de riesgo psicosocial3. Los cuidados familiares trascienden los límites entre lo privado y lo público, el trabajo y el ocio y las relaciones productivas y reproductivas4. Diferentes cuidadores pueden reaccionar de forma diferente ante la misma situación, construyendo sus trayectorias de desarrollo de rol5; concepto de especial relevancia en la literatura de cuidadores familiares cuando hablemos de carrera del cuidador, y el significado que atribuyen a sus vidas a partir de asumir cuidados familiares de larga duración. Los modelos teóricos que han sido elaborados para el estudio de los factores de estrés asociados a la práctica del cuidado informal, coinciden al señalar los más relevantes. En general, los modelos intentan establecer una relación entre las variables independientes -que incluyen aspectos sociodemográficos y del contexto tanto del

cuidador como de la persona que recibe la asistencia- y las variables dependientes -que se refieren a los resultados o impactos sobre la salud psicosocial y bienestar general de los cuidadores informales-6. Las variables estudiadas abarcan los factores causantes del deterioro psicosocial del cuidador, aquéllas que moderan el impacto y las que se refieren a las consecuencias de la ayuda informal. Los efectos moderadores del deterioro psicosocial se atribuyen a los factores del apoyo social, tanto formal como informal, así como al uso de estrategias de control y superación de la tensión, del estrés y de los conflictos derivados del cuidado informal. Estos factores se refieren a las habilidades del cuidador para responder ante la situación de necesidad e incluyen los estilos personales de comunicación y resolución de conflictos, la autoestima, el apoyo moral, etc.7. Pearlin et al.6 cita los procesos de estrés en los cuidadores en función de dos variables (contexto e historia), que moduladas por los recursos de afrontamiento, conducen a unos estresores (primarios y secundarios) que a su vez conducen a tensiones de rol, intrapsíquicas y al estrés. El estrés como proceso de cuidar o estrés del cuidador, no es diferente a otras situaciones de estrés crónico: el estrés es inherente al rol de cuidador. Pearlin y Schooler8 confirmaron que los recursos psicológicos tenían un gran impacto en la percepción del cuidador sobre su propia carga en la que influyen su propia autoestima y su capacidad, de forma que a mayor autoestima y capacidad menor percepción de carga. Pearlin et al.6 consideraron que la nueva situación del cuidador provoca tensión debido a los diferentes roles del cuidador en el ámbito familiar, laboral, o social. De igual modo, otra fuente de tensión reside en la necesidad de disponer de más recursos económicos, ya que los que cuentan con ingresos económicos insuficientes experimentan mayores dificultades conforme se prolonga y agrava la situación. Los resultados de Kahana, et al.,9 indicaron una correlación moderada entre la carga emocional del cuidador y el deterioro psicológico, la depresión o la ansiedad. Diversos estudios10-13 muestran que ejercer de cuidador se ha visto generalmente como una situación estresante. Los impactos negativos de la acción de cuidar incluyen frecuentemente mayores niveles de depresión, ansiedad, poca salud física percibida, aumento del uso de los servicios sanitarios y conflictos entre cuidadores y otros miembros de la familia. Sin embargo no todos los aspectos de cuidar a un familiar son negativos; algunos estudios hablan de gratificación incrementada, de sentimientos de utilidad, de la mejor calidad de relación con la persona que está cuidando o de que ha aumentado la confianza en sus propias capacidades para afrontar nuevas crisis14-16.

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Desde una perspectiva psicosocial y ecológica, los efectos positivos y negativos coexisten en un mismo nivel. Los principales son los que se citan en las Tablas 2 y 3. Las dificultades que la situación de acogimiento supone para los cuidadores, particularmente para los abuelos/as en acogimiento en familia extensa se pueden analizar en los cuatro niveles que se citan en la Tabla 4.

Tabla 2. Tomado de Villalba3

Efectos positivos de los cuidados en los abuelos cuidadores (factores de protección) – Sentimientos de amor y ayuda hacia sus hijos y nietos – Sentimientos de utilidad y solidaridad – Revitalización por la relación con los nietos – Disfrute de la presencia y de la relación con sus nietos – Aumento de la autoestima por el sentimiento de utilidad y apoyo familiar – Gusto por ver crecer a los nietos – Encontrar sentido a sus vidas en el cuidado de sus nietos – Encontrarse felices por la relación con sus nietos – Percepción de ser importantes para sus familias e importantes socialmente

Tabla 3. Tomado de Villalba3

Efectos negativos de los cuidados en los abuelos cuidadores (factores de riesgo) – Alteraciones y conflictos en las relaciones con los miembros de la familia – Alteraciones y conflictos en las relaciones de amistad y sociales en general – Dolor por la pérdida, dificultad o incapacidad del propio hijo o hija – Dolor por su propia pérdida de libertad – Problemas de manejo de la relación y educación de los nietos a cargo – Agresividad, desesperanza y frustración relacionada con la imposición de responsabilidad – Dificultades económicas – Cansancio físico y psicológico – Desfase generacional entre abuelos y nietos – Falta de tiempo para sí mismos – Dificultades para el seguimiento social y escolar de los nietos – Miedo al fracaso y la retirada de los nietos – Trastornos de salud física – Trastornos depresivos

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Además, se han observado diferencias entre abuelos cuidadores y no cuidadores en estos efectos negativos, derivados del hecho de cuidar: carga y tensión como resultado de desempeñar roles de cuidadores, trastornos depresivos, niveles altos de sentimientos de ira y hostilidad, y tensión que estos sentimientos pueden causar en los mismos, autoevaluaciones negativas de salud y presencia de síntomas psicosomáticos, problemas cardiovasculares e inmunológicos (Tabla 5). Los contextos que llevan a estas situaciones de acogimiento17-20 son diversos y conllevan unos riesgos asociados por la entrada de los abuelos en una situación de roles de tiempo trastocado o fuera del ciclo evolutivo normalizado. La responsabilidad de cuidar recae con frecuencia sobre uno de los miembros de la familia que desempeña el papel de cuidador principal. También, a veces, otras personas de la red familiar participan, aunque en menor grado, en los cuidados. Los estudios de las diferentes situaciones de cuidados familiares muestran que las mujeres aparecen mayoritariamente como cuidadoras familiares. Existe diferenciación de funciones y grado de implicación entre la población de cuidadores según sean hombres o mujeres, y es el género y no el tipo de vínculo el que determina quienes serán los cuidadores principales12. La tendencia es, en la mayoría de los casos, que los hombres asuman el papel de cuidadores sólo cuando no exista o no esté disponible un miembro femenino de la familia. La creencia que afirma que los cuidados están influidos por el género moldea profundamente las vidas de hombres y mujeres; los sistemas de ayuda formales e informales continúan reforzando la idea cultural de que las mujeres son cuidadoras naturales3. Las distintas hipótesis que explican las diferencias de género en los cuidados familiares, se justifican en la cantidad de tiempo disponible, la socialización del rol de género o de la ideología, los recursos externos y la especialización de tareas, razones todas ellas con gran relación entre sí21. Los abuelos, y más concretamente, las abuelas, están recibiendo una creciente atención por parte de los investigadores no sólo por su importante contribución al cuidado de nietos y nietas. Merece la pena destacar que el papel de las abuelas no se limita a su participación como cuidadoras secundarias, ya que en un 4% de los hogares son las cuidadoras principales. Hablamos de unos 1600 casos en la Comunidad Valenciana. La mujeres tienen más probabilidad de experimentar estrés debido a la internalización de los roles de género así como la continuidad y refuerzo de estas conductas por las normas culturales que podemos ob-

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servar más claramente en zonas rurales; hombres y mujeres se comprometerán en tareas de cuidados diferentes y con diferente intensidad y tiempo22. Si nos paramos a pensar sobre el rol de abuela, si preguntamos a las abuelas sobre la vivencia de la abuelidad23,24, nos damos cuenta de que se trata de un rol que no está bien definido, que se vive de muy diferentes maneras y que esta indefinición de rol tiene muchas consecuencias psicológicas en las personas. Algunos lo han llamado “el rol sin rol”. Y es que como hemos dicho antes, la vivencia del rol de abuela es muy variada y depende de muchos factores: En la Universidad de Valencia llevamos bastantes años interesados por la investigación en este ámbito25,26. Y nos hemos dado cuenta de que hay una variabilidad asociada a factores internos -factores individuales, como es la edad, el género, el linaje- y factores externos - el tipo de relación familiar y la cantidad de cuidados que las abuelas deben dar, entre otros-. Si estableciéramos un continuo podríamos hablar de una menor implicación, menor cuidado (podemos hablar de abuelas distantes o abuelas con rol formal), a una mayor implicación, mayor cuidado (podemos hablar aquí de las abuelas custodias, que ejercen el rol de sustitutas de los padres) (Tabla 6). Diversos autores confirman las diferencias de las relaciones abuelos-nietos conforme a la distintas tipologías de vivencia del rol de abuelo -cercano, remoto, simbólico e individualista-27 similares a la descrita. Existe una gran complejidad a la hora de estudiar a esta población por la necesidad de comprender a un número cada vez mayor de abuelos que cuidan de sus nietos y la dificultad de categorizar este grupo de adultos tan diverso. Encontrar puntos comunes en esta población resulta muy difícil, pero si analizamos el género de los abuelos cuidadores que ejercen como tales, principalmente son mujeres, frente al papel desarrollado por los abuelos como cuidadores secundarios28. Larossa29 afirma que cuando las mujeres ejercen de cuidadoras de niños fuera del tiempo evolutivo, esto

se considera una extensión del rol culturalmente definido de la maternidad, y el rol del hombre como cuidador y su menor participación en los cuidados familiares se considera una extensión del rol culturalmente definido de paternidad. Los miembros de un sistema familiar pueden ejercer roles de abuelos y padres, de acuerdo con las normas de edad basadas en el contexto social más amplio de la familia extensa. Hay que considerar los recursos sociales

Dificultades en el acogimiento por parte de los abuelos Dificultades sociales y ambientales - Presión legal, social, para el acogimiento - Deprivación ambiental y social - Precariedad económica - Falta de recursos y apoyos - Aislamientos - Falta de reconocimiento social

Tabla 4. Tomado de Sánchez, et al.1

Dificultades personales, individuales - Asunción forzada del acogimiento - Sobrecarga económica por la atención de los nietos - Edad, cansancio y fatiga - Estrés por múltiples ocupaciones - Falta de tiempo libre y de respiro - Problemas de salud física y mental - Baja autoestima - Falta de autonomía e independencia Dificultades en relación a los hijos - Decepción, sentimiento de fracaso - Fatiga, cansancio - Soporte, lucha - Sentimiento de culpa - Ambivalencia de sentimientos - Conflictos Dificultades en relación a los nietos - Confusión de roles - Miedo al fracaso y repetición de conductas - Desfase generacional - Actitud sobreprotectora - Falta de habilidades y competencias para la crianza y educación de los nietos.

Comparación entre abuelos cuidadores y abuelos no cuidadores Abuelos cuidadores principales Abuelos no cuidadores principales Más estrés cotidiano

Menos estrés cotidiano

Menos apoyo instrumental y emocional

Más apoyo instrumental y emocional

Más problemas de salud física y mental

Menos problemas de salud física y mental

Mayor aislamiento social

Menos aislamiento social

Mayor conflicto familiar

Menos conflictos familiares

Mayores dificultades económicas

Menos dificultades económicas

Más problemas legales

Menos problemas legales

Tabla 5. Tomado de Villalba3

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disponibles de los cuidadores que probablemente afectarán la experiencia de estrés de los mismos y los vínculos familiares entre cuidadores y familiares que reciben los cuidados, ya que podrían modificar la carga de aquellos6,30. De las dimensiones subjetivas de los cuidados o motivación para hacerse cargo de los cuidados son los sentimientos de amor y vínculos familiares, la necesidad de ayudar a otros y un sentido de obligación y responsabilidad en esta tarea31. Tradicionalmente cuando los padres no podían hacerse cargo de sus hijos, familiares cercanos se prestaban a cuidar de estos niños El acogimiento familiar en familia extensa afecta al acogimiento de los niños que sus padres no pueden atender buscando alternativas en la red de su familia extensa. El acogimiento en familia extensa es un acogimiento que permite la preservación de la familia. Generalmente, este tipo de acogimiento: permite que los niños vivan con personas que ya conocen y confían; apoya la transmisión de la identidad de la familia del niño; apoya su identidad cultural y étnica; fomenta las relaciones entre los hermanos y hermanas; y fomenta la construcción y solidificación de los lazos afectivos con los miembros de la familia extensa. También proporciona un entorno de seguridad y un conjunto de recursos a las familias en crisis. Durante el proceso de acogimiento se produce una reorganización de la dinámica familiar que dará paso a una nueva forma de relación entre los miembros de la familia. No se puede definir de forma clara en qué momento ocurre esa trasformación ya que hay que contar con los aspectos subjetivos de identificación y atribución personal del rol de los cuidadores. La entrada subjetiva en el rol de cuidador tendrá un tiempo diferente al del comienzo objetivo de los cuidados, dependiendo de si la necesidad de los cuidados es progresiva o súbita. La mayoría de las transiciones de rol en el ciclo evolutivo de la familia se Tabla 6. Vivencia del rol de abuelo

-cuidado -implicación

moldean culturalmente32; Cuando las transiciones de rol violan los calendarios familiares, suele aparecer estrés en los individuos y familias porque los acontecimientos trastornan la cadencia de vida familiar esperada. La no anticipación del acontecimiento es lo que representa el cambio traumático33. Aunque no todas las familias comparten las mismas percepciones sobre lo que está dentro o fuera del tiempo apropiado, la entrada en la maternidad o paternidad prematuramente, hace que los roles estén fuera de tiempo, produciendo roles de abuelos y abuelas que no han tenido la expectativa en sus vidas de ser cuidadores principales de sus nietos3. El apoyo social es un concepto inherente a la provisión de ayuda entre miembros de la familia y está implicado en los cuidados familiares ya que cuando éstos se desarrollan de una forma prolongada se consideran situaciones de estrés crónico que afectan a los sistemas de apoyo de los cuidadores34,35. Estudios recientes en España12,13 otorgan a las redes de apoyo social la importancia en la calidad de la provisión de cuidados y las influencias que tienen sobre la salud física y emocional de los cuidadores.

Método Objetivos En la investigación que aquí presentamos pretendemos describir cuáles son las características del acogimiento familiar en familia extensa que en mayor medida es llevado a cabo por abuelas acogedoras. Nos interesa sobre todo ahondar en el impacto psicosocial del acogimiento familiar en familia extensa. Los objetivos que han guiado nuestra investigación han sido:

1. abuelos distantes

Rol definido

2. abuelos esporadicos/de diversión 3. abuelos cuidadores/sustitutos 3.1. Abuelos canguro (por problemas derivados de los horarios laborales de los padres)

Rol difuso

3.2. Abuelos que asumen el rol de cabeza de familia (divorcio/negligencia)

s

+cuidado +implicación +estrés psicosocial

3.3. Abuelos acogedores/abuelos padres (por problemas derivados del abuso de drogas, SIDA, prisión, negligencia, maltrato, bajo CI) 3.3.1. en ausencia temporal de los padres (física o psicológica) 3.3.2. en ausencia total de los padres (física o psicológica)

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Rol parental

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Objetivos generales – Describir la/s situación/es de acogimiento familiar dentro de la familia extensa. – Conocer el impacto psicosocial en los abuelos custodios, de esta situación de acogimiento. – Reflexionar sobre el fenómeno de acogimiento familiar de menores en familia extensa.

Objetivos Específicos – Describir de casos para el estudio de las dificultades del acogimiento familiar en la familia extensa. – Reflexionar sobre la problemática origen de las situaciones de acogimiento familiar en familia extensa. – Conocer el perfil del abuelo custodio. – Conocer el grado de ajuste de los abuelos custodios a la situación de acogimiento y el grado de afrontamiento de las consecuencias derivadas. – Analizar casos para la identificación de demandas y necesidades a cubrir en la población de abuelos custodios – Promover programas preventivos y de intervención, con los recursos y apoyos necesarios, en situaciones de riesgo Nuestro objeto de investigación han sido las figuras de los abuelos que ejercen de abuelos custodios de sus nietos. Hemos estudiado el perfil de abuelos que se encuentran en esta situación, cuál es su situación socio-familiar. También hemos estudiado el impacto psicológico del cambio de rol de abuelo al rol de “padre sustituto”, cómo viven ellos el desarrollo de su rol con o sin conflicto con el rol de sus hijos como padres, las consecuencias en el desarrollo socio-familiar y personal de los abuelos, y las necesidades y carencias que su situación les plantea.

Universo y muestra Con respecto a la distribución de la muestra, el estudio se ha realizado en el municipio de Bétera, una población de la Comunidad Valenciana, que cuenta con una población de 14.500 habitantes. La muestra objeto de análisis en esta investigación, se compuso de once casos de situación de acogimiento familiar en la familia extensa, donde los abuelos acogen la custodia de sus nietos biológicos. La aproximación a la muestra se produjo a través de las fuentes disponibles: estadísticas censales y de encuesta.

Instrumento Hemos utilizado investigación cualitativa y para ello contamos con once entrevistas en profundidad realizadas a abuelas y abuelos acogedores y también entrevistas a informantes clave (técnicos del Servicio de Atención al Menor). Los instrumentos de recogida de datos utilizados en la presente investigación han sido: – revisión de la literatura existente y la legislación. – recogida de datos cuantitativos en bases de datos y archivos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, la Generalitat Valenciana -Conselleria de Bienestar Social- y el Ayuntamiento de Bétera. – entrevista con informantes clave: técnicos de los Servicios de Atención al Menor de dichas Administraciones. – entrevista semiestructurada con abuelos custodios. Este constructo comunicativo de estilo abierto nos permite obtener una gran riqueza informativa acerca de la vivencia personal de cada caso y un análisis de significados en los que la actitud de los entrevistados encarna en toda su riqueza el modelo ideal de una determinada actitud. Las entrevistas en profundidad a los abuelos custodios nos aportaron datos con los que poder analizar las necesidades expresadas y estudiar las consecuencias psicosociales del acogimiento. Para cada uno de los casos de la muestra se confeccionó un genograma y se procedió a la recogida y posterior sistematización de los siguientes datos, con el fin de realizar análisis comparativos intercasos: clave de identificación del caso, edad y género del menor, tipo de acogimiento, duración del acogimiento, edad, género y estado civil del abuelo-a/s, número de hijos y número de nietos del abuelo-a/s, personas que integran la unidad de convivencia familiar y tipo de convivencia, tipo y modo de convivencia/visitas de los padres biológicos, y proceso: antecedentes que han llevado al acogimiento, tipo de problemática paterna que ha llevado al cese de la convivencia. Para la recogida de la información de la entrevista semiestructurada, hemos elaborado un guión o plantilla de registro y observación, que nos ha posibilitado el posterior análisis. De acuerdo con la estructuración de sus contenidos hemos analizado las áreas que se citan en la Tabla 7. El tratamiento de la información se llevó a cabo mediante la lectura de las transcripciones de cada una de las entrevistas, delimitando y codificando las

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respuestas para su posterior reclasificación, interpretación e integración. También es necesaria la integración inclusiva o análisis de las reacciones de acuerdo con una línea o secuencia argumental, narrativa y teniendo presente la idiosincrasia de cada caso.

Resultados Hemos organizado la información recogida en una doble clasificación para poder realizar el posterior análisis: en primer lugar, información estadística de los casos analizados, en función de variables registradas para todos y cada uno de los casos; y en segundo lugar, información recogida de las entrevistas semiestructuradas realizadas a los abuelos custodios de la muestra. 1. El número total de acogimientos familiares en la Comunidad Valenciana oscila alrededor de los 1600 casos. El porcentaje de casos de acogimientos en familia extensa es de 80%, frente al 20% de casos de acogimiento en familia educadora. La edad de los menores oscila mayoritariamente entre los 0-6 años. Los datos recogidos en la muestra estudiada nos ofrecen los siguientes resultados: En primer lugar vemos que la media de edad de los menores de la muestra ronda los 10 años, y la mayoría de ellos son niños de entre 6 y 10 años. Por lo que respecta a los abuelos acogedores en familia extensa, la custodia suele recaer mayoritariamente en las abuelas, con una edad media de 70 años. En general, no existen diferencias significativas en el estado civil de los abuelos acogedores de la muestra. Respecto a la rama de la familia (materna o paterna) del menor, de la que proceden los abuelos custodios, no hemos apreciado diferencias, es decir, en el 50 % de los casos el acogimiento en familia extensa se lleva a cabo por parte de abuelos maternos y en el mismo porcentaje, con abuelos paternos. El periodo de tiempo que el menor lleva en acogiTabla 7. Guión de entrevista

miento en la familia extensa puede variar desde el momento del nacimiento hasta la edad actual del menor, siendo más representativo en esta investigación un acogimiento de entre 6-10 años de duración. La duración del periodo de acogida no es un marcador ni un indicador de la situación de regularización de la situación de acogimiento; es decir, en la mayoría de los casos vemos que el acogimiento no está legalizado, sino que se instauró de manera informal y así se ha mantenido a lo largo del tiempo. Tan solo aquellos casos en los que el acogimiento está legalizado, éste es de carácter permanente. La temporalidad o permanencia de los no legalizados solo puede valorarse subjetivamente mediante la opinión de los propios abuelos custodios en esta situación, y no existe información sobre ello. Respecto al número de personas que integran la unidad de convivencia familiar, ésta varía desde la figura mínima de cuidador-menor, hasta una unidad familiar mayor en la que conviven otros miembros; mayoritariamente conviven juntos el abuelo-a/s custodio y el menor, y otro miembro normalmente otro hijo de los abuelos. La convivencia de los padres del menor en el mismo domicilio es minoritaria y en los casos en los que sí se produce, ésta puede considerarse continuada principalmente de la madre, frente a un pequeño porcentaje de casos en los que se trata de una convivencia esporádica. El número de hijos y nietos que estos abuelos custodios tienen también nos muestra una gran heterogeneidad entre los casos estudiados. En general se trata de personas que han tenido una media de 4,4 hijos y 8,7 nietos. Los motivos que han provocado el cese de la convivencia paterna y que precipitan el proceso de acogimiento suelen coincidir con una serie de problemáticas: toxicomanías de los padres, inestabilidad emocional de la pareja, ausencia de apoyo social, problemas de salud mental, malos tratos y violencia doméstica, CI muy bajo de la madre, internamiento penitenciario de los padres. La última de las causas -internamientos penitenciarios- representa un perfil de caso distinto al que hemos presentado en esta investigación. Nin-

1. Pensamientos y sentimientos pasados acerca del momento en que se convierte en abuelo, acerca de la situación familiar anterior al acogimiento y acerca de la relación con su hijo/a. 2. Pensamientos y sentimientos actuales acerca de su cambio de rol de abuelo a abuelo custodio, acerca de su nieto y acerca de sí mismo. 3. Planes y actividades propios y de su nieto/a, para conocer hasta qué punto el nivel de actividades del abuelo está condicionado por el nieto/a. 4. Autoimagen y auto-presentación del abuelo, para conocer si se siente más abuelo/a o padre/madre y para conocer cuál es su relación con el resto de hijos y nietos (si los tiene). 5. Separación de su hijo/a y nieto/a, para conocer los sentimientos y pensamientos que le generan y generaron esta separación y los que se generan por los encuentros con sus hijos y de éstos con sus nietos.

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guno de los acogimientos estudiados tiene como antecedente esta problemática, pero la población reclusa (sobretodo mujeres) configuran un grupo social con una gran muestra de situaciones familiares de acogimiento familiar. Los efectos negativos de la ausencia de las figuras parentales sobre los nietos son: ausencia de cuidados y modelos parentales apropiados; hogares disruptivos, falta de orientación, ausencia de roles positivos de modelado, estrés y conflicto familiar36. Los abuelos cuidadores se verán indirectamente afectados por todos ellos al mismo tiempo que tendrán que hacerles frente, supliendo estas carencias parentales ante sus nietos1. Los principales problemas que se observan en el menor, comunes a todos los casos y que se dan en la mayoría de los procesos de acogimiento estudiados, de mayor a menor frecuencia de aparición, son: problemas de conducta, problemas afectivos y emocionales, déficits del desarrollo cognitivo. 2. El análisis de la información recogida en las entrevistas semiestructuradas, nos permite obtener los siguientes resultados: Acerca de los sentimientos pasados: enterarse que se va a ser abuelo produce alegría, pero destapa en algunos casos una situación problemática en la vida de sus hijos que los abuelos hasta ahora desconocían, o si la conocían no creían que fuese de una gravedad tal. En gran parte de los casos, el acogimiento coincide con el descubrimiento de información desagradable sobre sus hijos, provocando sentimientos negativos y a veces sentimientos de fracaso como padres, que entran en conflicto con los sentimientos positivos por el hecho de acoger a su nieto en su casa y ejercer de cuidadores e incluso de padres sustitutos. El temor principal que siempre han tenido desde el momento de iniciarse el acogimiento, ha sido que les quitaran a su nieto/a o llegar a cometer con el tiempo los errores de sus padres. Acerca de los sentimientos actuales: existe una preocupación subyacente por ser unos buenos cuidadores, es decir, ser mejor educadores de lo que lo fueron con sus hijos. De aquí podemos deducir un inconsciente sentimiento de culpa por el fracaso personal de sus hijos, como si de un fracaso único de ellos como padres se tratara. Les preocupa su estado de salud; son conscientes de las limitaciones propias de la edad, y del cambio que su vida y salud han experimentado desde que ellos eran padres. Pese a esto ven el futuro con esperanza y dicen querer más a los nietos de lo que se quiere a los propios hijos.

En general, expresan cierto temor por los cambios, ya que son conscientes de que puede que no vivan lo suficiente para verlo o para ayudarles si lo necesitaran. El paso del tiempo les preocupa, porque según informan algunos casos, “al hacerse más mayores y tener más contacto con sus padres, no saben lo que puede pasar”. Les preocupa que algún día todo lo que han hecho por sus nietos, se vuelva en contra de ellos, o que sus propios hijos puedan reprocharles haber ejercido de cuidadores al sentir que los nietos se sienten más próximos a sus abuelos que a ellos. Las muestras de cariño y afecto que sus nietos les demuestran y viceversa, las viven de una manera más significativa y emotiva de lo que las han vivido con sus hijos. Parece que ha habido una tendencia general a estudiar los efectos negativos de los cuidados familiares, hecho que ha llevado a ensombrecer en las investigaciones otros aspectos de las relaciones de cuidado como las recompensas experimentadas en las mismas28. La satisfacción o la gratificación experimentada por los cuidadores familiares puede vincularse con los significados subjetivos atribuidos al rol de cuidador. Ésta es una clara diferencia del rol del abuelo respecto del rol de padre. Acerca de los Planes y Actividades: los abuelos reconocen tener una vivencia de la situación de cuidado de sus nietos como un entretenimiento. Para ellos la dedicación a sus nietos supone una ocupación total de su tiempo; toda su jornada diaria, todo su calendario semanal, mensual y anual se ve inundado por los aspectos de la vida de su nieto, convirtiéndose este en el eje alrededor del cual se mueven. Vuelven a recobrar la vitalidad que tenían hace años, pero con la ventaja de poder dedicar todo su tiempo a sus nietos. Pese a esto último, la falta de apoyo económico por parte de la Administración Pública suele ser una de sus principales quejas. En algunos casos, la situación económica de la unidad de convivencia familiar es buena, es decir, existe una situación de desahogo económico, pero en la mayoría de los casos no ocurre lo mismo. Tener un nieto al cuidado, cubrir todas sus necesidades y un nivel de ingresos -pensionesmedio-bajo, dificulta la convivencia y supone una fuente de estrés para los abuelos acogedores. También algunos casos han mostrado su preocupación por la necesidad de todo niño de relacionarse con otros niños y “la influencia, posiblemente negativa -según ellos-, que en ellos pueda tener el hecho de vivir con personas ancianas”. Acerca de la autoimagen y la auto-presentación: es una realidad que los niños que desde edades tempranas se encuentran en situación de acogimiento fami-

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liar, elaboran el apego significativo de las figuras parentales con otras figuras, actuando éstas como sustitutos para ellos; en el caso de acogimiento en la familia extensa, los abuelos se convierten para los niños en “padres sustitutos” y de manera natural acaban etiquetándolos y llamándolos “mamá” y/o “papá”. Respecto a la diferenciación de roles de padre y de abuelo, parece que en todos los casos está claro que son abuelos y no padres, o así informan de ello como una manera de querer tenerlo claro. Posiblemente se crea un nuevo rol de abuelo-padre definido con características de ambos roles y otras combinación de los dos roles. Los cuidadores que no se han sentido libres en la asunción del rol o que se sienten sobrecargados pueden dejar de cuidar; en estas condiciones pueden llegar a convertirse en pacientes ocultos afectados por el síndrome de los cuidadores. Este cuadro incluiría trastornos de salud física y mental, pérdida de autocuidado, deterioro de la autoimagen y la autoestima, pérdida de contactos con los miembros de su red, pérdida de tiempo libre personal, y culpa y conflicto.

tactos es inferior que los que tienen con el menor en acogida. La relación con los padres del menor no siempre es buena; el número de visitas es con los años cada vez más escaso y existen informaciones contradictorias acerca del lugar en el que ocurren las visitas (al mismo tiempo que informan que tienen lugar en la casa, también manifiestan cierta molestia porque los padres acudan directamente a la escuela).

Acerca de la separación de su hijo y nieto: la separación de hijo-padres es en la mayoría de los casos traumática o por lo menos angustiosa. La influencia que los encuentros entre ambos ejerce en el menor, toma en muchas ocasiones forma idolatrada, es decir el menor tiene una admiración y recelo por los encuentros con sus padres que puede ser vivido por los abuelos de una manera estresante, ya que son los abuelos quienes hacen frente a las consecuencias que estos encuentros tiene en él sobretodo si sus expectativas no se cumplen. Los abuelos van a desear al mismo tiempo que estos encuentros se produzcan y no se produzcan, por las razones expuestas y porque no necesarios por el bienestar del niño.

Conclusiones

Si analizamos los motivos o problemas que ha llevado al cese de la convivencia de los padres con sus hijos, vemos que de fondo casi todos ellos tienen un sustrato de problemas económicos. Esto tiene como consecuencia que casi ninguno de los padres reciben por parte de sus hijos ayuda económica alguna para la manutención del menor. Otras veces el aporte económico que reciben de los hijos, llega en forma de regalos u obsequios que los padres hacen a los hijos, y que para los abuelos no supone una descarga en sus obligaciones. Acerca de la situación con el resto de hijos y nietos: el ambiente familiar de acogimiento que estos abuelos tienen, hace que la relación con el resto de hijos y nietos sea distinta a la situación que tienen con el menor en acogida y con sus padres. La situación con ellos es buena, aunque el número de con-

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Finalmente, entre los casos estudiados, hemos encontrado una realidad social plasmada en la situación de acogimiento familiar, como es la convivencia de los mayores en parejas de hecho. Esta nueva situación de convivencia familiar hace que en el acogimiento en familia extensa entre un nuevo miembro en la unidad de convivencia familiar que va a pasar a ejercer funciones de abuelo custodio de manera informal. Además de resultar una fuente de apoyo social informal, asume un rol respecto al menor en acogida sin que exista ningún vínculo familiar que les una.

De acuerdo con los objetivos propuestos al inicio de la investigación y el análisis de los datos que hemos mostrado, merece comentarse varios aspectos: El acogimiento familiar en la familia extensa es la solución más idónea para las problemáticas paternas que derivan en el cese de la convivencia con los hijos, ya que permiten al menor permanecer en un ambiente conocido, evitar el desarraigo familiar y mantener mayores contactos con las figuras paternas. El acogimiento familiar produce la plena participación del menor en la vida familiar e impone a los acogedores las obligaciones de velar por él, tenerlo en su compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una formación integral. Estas obligaciones implican unos gastos que en muchos casos no pueden ser asumidos por la familia acogedora, por carecer de medios económicos, porque las características especiales del menor demandan unos gastos muy superiores a los habituales de un menor, o porque se acojan grupos de hermanos. Para paliar esto se prevé la posibilidad de establecer una compensación económica a los acogedores. Para los acogimientos en la familia extensa no formales o no regulados no existen programas de apoyo formales o no se dan ni apoyos institucionales (económicos) ni existe la opción de finalizar el acogimiento por motivos previstos (vuelta a la familia natural), ni imprevistos (crisis del ciclo vital de la familia acogedora o evolución del menor -adolescencia-). Esto demanda la necesidad

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de estudiar la situación de los acogimientos informales o no regulados para aportar el apoyo necesario a los cuidadores y trabajar por paliar los problemas o deterioros derivados de la situación continuada de cuidar, al mismo tiempo que esto va a repercutir en beneficio del menor. Ser abuelo constituye un rol ambiguo y a menudo conflictivo, ya que carece de una definición precisa en nuestro contexto sociocultural y engloba una amplia diversidad de facetas. Varía en función de una serie de condiciones como son el contexto cultural, la edad del abuelo, la calidad de vida de los nietos, el papel de los padres, etc. Para los abuelos, asumir el cuidado y la responsabilidad de atender diariamente y hacerse cargo del cuidado y crianza de los nietos supone una enorme carga. Esta no es una situación nueva, lo que ha cambiado con relación a otras épocas son las razones para asumir estos roles. La buena voluntad y el sentimiento de solidaridad para acoger a un niño/a son condiciones necesarias para el éxito de esta labor social, pero no suficientes para una tarea tan importante. Ser cuidador principal tiene un significado muy claro para las propias personas que asumen este papel. Es 'hacerse cargo' y un rasgo distintivo del trabajo de cuidar radica en la noción de tiempo dedicado a esta actividad: se trata de tareas que se desarrollan en un horario ininterrumpido, sin límites temporales claros y con frecuencia son realizadas de manera simultánea con otras. Para las abuelas, la dedicación a sus nietos supone una ocupación total de su tiempo. Tal y como ellas mismas expresan: “Toda una jornada diaria”, “Todo su calendario semanal, mensual y anual”. Además, los patrones de cuidado muestran diferencias de género, la mayor parte de del trabajo rutinario cotidiano y de los cuidados directos los realizan las abuelas, mientras que los abuelos se comprometen más con gestiones y otros servicios externos, trasporte, reparación de tareas del hogar, y tareas de mantenimiento o asistencia intermitente con tareas ocasionales. Y está claro que asumir la responsabilidad del cuidado del nieto tiene consecuencias sobre la vida de los -o más bien las- cuidadoras principales, porque produce un incremento de gastos extra (gastos que se ven agravados si el nieto/a presenta problemas de salud física o psicológica). Otra de las consecuencias es la dificultad para compatibilizar el cuidado con otras responsabilidades y mantener las relaciones con otras personas de su entorno. También el cuidar afecta negativamente a la salud física (cansancio, peor percepción de salud, baja satisfacción con la vida, molestias, dolores, mayor consumo de medicamentos...).

Por ello nos encontramos con que la abuela cuidadora se convierte en una persona necesitada también de ayuda y los sistemas de apoyo formal no suelen disponer de recursos o servicios de apoyo emocional al cuidador o de apoyo instrumental o informacional (como podían ser la enseñanza de habilidades para la educación y crianza o el desarrollo de estrategias de afrontamiento). Será pues necesario trabajar en la detección precoz de las problemáticas que pueden llevar al deterioro y cese de la convivencia de padres e hijos, para el diseño de planes de acción y soporte que eviten la aparición del procesos de retirada de custodia a los padres y posterior acogimiento. Los futuros programas dirigidos a apoyar y aliviar la carga de los cuidadores, deben trabajar principalmente el manejo de sintomatología, los nuevos estilos de afrontamiento, el aprendizaje de nuevas estrategias, etc. El estrés dentro de la dinámica social de la diada de cuidados, tiene muy en cuenta los recursos -psicológicos, sociales y materiales- que el cuidador individual despliega para su autoprotección. Entre las explicaciones al estrés experimentado por cuidadores familiares (individualistas y socio-relacionales), lo más importante es el resultado de carga o escasa salud mental consecuencia de los cuidados que se genera en los cuidadores y cómo ellos lo perciben30. Existe gran dificultad de encontrar datos exactos sobre el número de casos de acogimientos familiares en familia extensa. En primer lugar, hemos observado que no son casos que conformen un registro aparte de solicitudes sino que se encuentran unidas al expediente del menor. Esto implica tener que revisar cada uno de los expedientes para poder contabilizar el número de solicitudes, diferenciando aquellas que derivan en un acogimiento formalizado de aquellas otras que, por un motivo u otro, no tienen respuesta. La valoración del acogimiento familiar no se sigue con rigor en los casos en que se lleva a cabo en la familia extensa. Estos procesos se diluyen y en ocasiones desaparecen por completo a favor del vínculo sanguíneo, dejando al descubierto las garantías necesarias para la adecuada protección del menor; priman los criterios de consanguinidad y buena voluntad. Otra dificultad añadida al acogimiento en familia extensa reside en el seguimiento de los casos: apenas se realizan seguimientos. Son los casos de acogimiento más desatendidos y, una vez dictada la resolución administrativa o judicial el menor queda, prácticamente, a expensas del funcionamiento de la familia. El escaso seguimiento, en estos casos, suele ser a instancia de las propias familias, normalmente por problemas de comportamiento por parte del menor o por revisiones anuales de los acogimientos

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remunerados. Más continuado suele ser el seguimiento de los menores con necesidades especiales. Los motivos que justifican la principal dificultad para el seguimiento de estos casos son la falta de personal suficiente y cualificado y el excesivo volumen o carga de trabajo de los técnicos de servicios sociales. A pesar de la importancia en cuanto a número de acogimientos y a los beneficios que se pueden conseguir con los acogimientos en familia extensa, las investigaciones demuestran que se prepara menos a las familias extensas que a las familias ajenas, así como se realiza un menor seguimiento (o ninguno). Elaborar, pues, indicadores de éxito o fracaso del acogimiento familiar en familia extensa facilitaría una toma de decisión en cuanto a la idoneidad de la familia acogedora y, para concluir, tener en cuenta a la abuela custodia como eje del acogimiento familiar en familia extensa supone: – Identificar y atender las necesidades derivadas de la situación de cuidar. – Realizar intervenciones de apoyo al cuidador para mejorar su calidad de vida. – Hacer prevención formando a los abuelos custodios en estrategias de resolución de problemas, habilidades de cuidado y crianza. – Enseñar al cuidador a cuidarse (cuidarse para cuidar mejor37,38. – Planificar y crear servicios de información y asesoramiento. – Ofertar recursos de apoyo desde ayudas económicas mayores hasta servicios de apoyo a domicilio. Todas estas son algunas ideas y reflexiones que nos han ido surgiendo al realizar un análisis de las entrevistas. En España queda mucho por hacer en este ámbito del fortalecimiento de las redes de ayuda y fortalecimiento de los miembros del sistema familiar, pero esperamos que trabajos pioneros como éste ayuden a definir mejor este problema psicosocial.

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