Índice. Cara a cara con Dios. Materiales de Ejercicios Espirituales - Javier Garrido. Prólogo I. Pedagogía II. Materiales

Cara a cara con Dios Materiales de Ejercicios Espirituales - Javier Garrido Índice Prólogo...........................................................
Author:  Luis Figueroa Rojo

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Cara a cara con Dios Materiales de Ejercicios Espirituales - Javier Garrido

Índice Prólogo...............................................................................................................

7

I. Pedagogía......................................................................................................

9

II. Materiales.................................................................................................... 13 Tema 1: Talante vital......................................................................................... Textos: Sal 1; 23 (22); 92 (91); Mt 7, 13-27 Reflexión: Sobre el talante vital

13

Tema 2: ¿Quién es Dios para mí?................................................................... Textos: Sal 42-43 (41-42); Is 44; Jn 4, 1-26 Reflexión: Qué lugar ocupa Dios en mi vida

17

Tema 3: Agradecimiento................................................................................. Textos: Sal 136 (135); 138 (137); Lc 17, 11-19 Reflexión: Sentimientos básicos

21

Tema 4: Aceptación......................................................................................... Textos: Sal 103 (102); 139 (138); Lc 19, 1-10 Reflexión: Sobre la imagen real de uno mismo

25

Tema 5: Vivir en proceso................................................................................ Textos: Sal 131 (130); Qoh 3, 1-15; Mc 4, 1-34 Reflexión: Vivir en discernimiento

29

Tema 6: Dónde fundamento mi vida............................................................... 33 Textos: Sal 121 (120); Deut 6; Lc 12, 13-49 Reflexión: Acertar en la vida Tema 7: Experiencia creyente del pecado....................................................... 37 Textos: Sal 130 (129); Ez 16; Rom 7 Reflexión: Experiencia de pecado y proceso interior Tema 8: Gracia salvadora................................................................................ 41 Textos: Lc 7, 36-50; Jn 13; Rom 3-4 Reflexión: La experiencia fundante de la justificación por la fe Tema 9: Primado de la voluntad de Dios........................................................ 47 Textos: Sal 40 (39); Lc 1, 26-38; Jn 5, 19-20; 1Jn 2, 15-17 Reflexión: Sobre la indiferencia espiritual

Tema 10: “El plazo se ha cumplido”............................................................... 51 Textos: Lc 3, 1-4, 30; Jn 1 Reflexión: Ideología o fe en la escucha del Evangelio Tema 11: Buena noticia................................................................................... 55 Textos: Lc 4, 31-7, 10 Reflexión: Sobre el amor al prójimo Tema 12: Radicalismo ético............................................................................ Textos: Mt 5-7 Reflexión: Sobre la eficacia del Reino

59

Tema 13: Jesús y Abbá.................................................................................... 63 Textos: Lc 10, 1-24; 11, 1-13; Jn 17 Reflexión: Aprender de Jesús Tema 14: Seguimiento..................................................................................... 69 Textos: Mc 8, 22-10, 52 Reflexión: El proceso del discípulo Tema 15: Pasión.............................................................................................. Textos: Jn 12; Lc 22-23

75

Tema 16: Resurrección.................................................................................... 79 Textos: Lc 24; Jn 20; 1Pe 1, 3-12; Ef 1, 1-14 Reflexión: El don y presencia del Espíritu Santo Tema 17: Misión.............................................................................................. 85 Textos: Jn 21; Hech 1-2; 1Cor 12 Reflexión: El amor teologal de misión Tema 18: Mi relación con Jesús...................................................................... 91 Textos: Jn 6; 10; 13-14 Reflexión: Afectividad preteologal y teologal con Jesús Tema 19: Vivir teologalmente......................................................................... Textos: Jn 15-16 Reflexión: Sabiduría espiritual

97

Tema 20: “Ven, Señor Jesús”............................................................................ 103 Textos: Ap 1, 9-3; 22; 21-22 Reflexión: Todo es Gracia

RETIRO - Permanecer en la identidad y en la esperanza José Luis Elorza, ofm................................................................ 107

- 27 3. Discernimiento: Sobre la imagen real de uno mismo 1. Para conocer nuestras cualidades y defectos basta un mínimo de sinceridad. Para conocer el desfase entre la imagen ideal de uno mismo y el yo real hace falta autenticidad existencial. Para quedarnos desnudos, al desenmascarar las motivaciones inconscientes de nuestros mejores deseos, hace falta humildad de corazón. ¿Tienes la impresión de que has vivido o estás viviendo este proceso de verdad? El análisis psicológico ayuda; pero es más importante la actitud vital de desprotegerse. Ante Dios no cabe engañarse. ¿Sientes algunas resistencias a presentarte como eres? 2. ¿Por qué todas las tradiciones humanistas y religiosas coinciden en decir que el autoconocimiento es el principio de la sabiduría? Antiguamente, se trataba como cuestión de humildad. Y en efecto, lo es: evitar el pecado de orgullo y autosuficiencia, no querer ser sino lo que Dios quiere que seamos, construir la santidad sobre la roca firme del don de Dios y de nuestra miseria… Hace falta pasar, casi siempre, por cierto autoconocimiento psicológico, por ejemplo: •

Algunos mecanismos inconscientes, que ocultan la inseguridad que nos produce el ver lo que no queremos ver.

• Ciertas tendencias, que prefieren caminar renovando deseos ideales en

vez de vivir en proceso, aceptando la verdad del momento en que estamos y respetando el ritmo de la obra de Dios, o las dificultades psicológicas que nos obligan a caminar más despacio de lo que quisiéramos. 3. Lo leí hace años en C.Y. Jung y me hizo mucho bien: “Nada puede ser transformado si primero no es aceptado”.

- 28 Aceptación no es resignación fatalista, sino sabiduría de no forzar el crecimiento, que se hace “desde dentro”. Más, aceptación es tomar conciencia de que la transformación no está en el más allá, sino en el cada día. Más, aceptación es agradecimiento humilde a los caminos de Dios. Más, aceptación es descubrir el gozo de que nuestro Dios ama nuestra pobreza y le encanta revelar el poder de su Gracia en nuestra debilidad.

4. Propuesta de oración Con el Magnificat, desde el corazón de María, vivir en uno el agradecimiento y la aceptación/humildad. • María celebra su pequeñez, porque en ella se muestra la misericordia

y el poder salvador de Dios. • Esta lógica pertenece al modo normal de actuar de Dios: preferir a los

pequeños sobre los poderosos, a los hambrientos sobre los autosuficientes. •

Ha llegado el tiempo, nos dice la madre de Jesús, en que Dios se ha propuesto especialmente implantar así su Reino.

No discutas, no indagues… ¿No notas cómo se le ensancha el corazón a María al reconocer la grandeza de Dios? Entre los ejercicios de ayer y de hoy, sin duda, en más de un momento, tu corazón ha sentido algo parecido.

- Tema 5 Vivir en proceso La dinámica espiritual de los días anteriores nos lleva a la sabiduría del talante vital que llamamos “vivir en proceso”.

1. Resonancias: Sal 131 (130) Para vivir en proceso he tenido, primero, que vivir desde un ideal que ha despertado el deseo, algo que merezca la pena. Y he tenido que sufrir la crisis del ideal para encontrarme con mis limitaciones. Y aprender a aceptarme y abandonarme en manos de Dios. La vida no consiste en proyecto, sino en confianza. El salmo expresa la experiencia de la infancia espiritual, cuando el deseo se pacifica en el corazón de Dios. A mí no me toca planificar mi vida, sino vivir cada día lo que el Señor me da. El salmo me ayuda a descansar en el amor de Dios. Esta sencillez es fruto de un largo proceso, pero también, punto de partida. Como la confianza: es sentimiento básico, pero es lo último que terminaremos de aprender, cuando nos toque morir. Paradoja existencial de la fe: cuando no deseo nada desde mí, la esperanza en Dios me permite creer que se me dará más de lo que soñé.

2. Puntos de meditación: Sal 131 (130); Qoh 3, 1-15; Mc 4, 1-34 a) A algunos “vivir en proceso” les suena a evitar la generosidad de los ideales, a atenerse a lo que controlan. Pero, en cristiano, sería su tergiversación. Cuando se ha tenido la crisis del deseo, es en la reacción consiguiente cuando se verifica la autenticidad de la experiencia cristiana.

- 30 El deseo no desaparece, sino que es resituado en una nueva dinámica. El ideal se mantiene (¡cómo no, si es promesa de Dios!), pero se fundamenta en la Gracia, no en el esfuerzo. La oración con los textos bíblicos tiene como plataforma la evidencia de que yo no puedo vivir sin aceptar la realidad. b) Qoh 3 parece un pesimista. En efecto, ha perdido la ilusión, ¿qué le queda? Vivir el presente como don de Dios. La sabiduría de reconciliarse con la finitud. Sobre todo, dejarle al tiempo que me madure por dentro, con tal de que yo me implique a fondo, según lo que me toque vivir (plantar y arrancar, llorar y reír, buscar y perder…). Aunque Jesús parezca estar en las antípodas, pues el centro de su mensaje es la utopía del Reino, también insiste en que trabajes desde dentro, como la semilla, y que es necesario respetar el proceso de transformación según sus tiempos (tallo, grano, cosecha). El proceso no es un control sobre la obra de Dios, sino lo contrario: el hombre siembra, y a la mañana siguiente, no sabe cómo, se encuentra con que la semilla ha germinado y crece. c) Probablemente, la escucha de la Palabra se traducirá en resonancias variadas. Desconcierto, tal vez, porque este modo de plantearse la vida no se aprende a la primera. Importa confiar en las intuiciones que se abren paso en el claroscuro de la conciencia. Más de uno/a se sentirá confirmado/a. Evidentemente, no es lo mismo hacer este ejercicio a los 25 años o a los 50.

- 31 El fruto de los Ejercicios espirituales no se mide por los grandes deseos y propósitos, sino por la obediencia a la obra real de Dios en mí.

3. Discernimiento: Vivir en discernimiento Hay una correlación directa entre vivir en proceso y vivir en discernimiento. 1. Se vive en proceso cuando se distingue entre las identificaciones del deseo (aspiraciones, modelos de vida, esquemas de perfección) y la consistencia de la experiencia real (conocimiento de motivaciones ocultas, transformación personal “desde dentro”, integración de lo humano y de lo espiritual, libertad interior…). 2. Se vive en proceso cuando no se pone el cambio en lo que se planea, sino en la fidelidad a la propia verdad y en dejar que la luz se produzca al ritmo del movimiento interior. 3. Proceso y discernimiento suelen tener las mismas dificultades: • Necesidad de seguridad, enmascarada por el orden de conducta, aun-

que sea radical. •

Las metas propias suelen ser más importantes que hacer la voluntad de Dios.



El narcisismo, en forma de ambición espiritual, necesita controlar y medir la acción de Dios.

4. Al principio, el discernimiento se alimenta de análisis, por honradez, para evitar el autoengaño. Al cabo de un tiempo, el discernimiento se sitúa en la batalla interior entre la acción del Espíritu Santo, que enseña docilidad a lo de Dios, y las resistencias a darle a Dios la iniciativa, incluso bajo razón de bien. 5. Al final, el discernimiento es luz de amor teologal, en que se conoce sin conceptos, sin otro deseo que pertenecerle y hacer su voluntad. Deseo pacificado por la desapropiación y el abandono de fe.

- 32 Con el proceso ocurre igual: de la ideología, en forma de deseo, a la autenticidad de ser yo mismo; de la autenticidad al nuevo talante de vivir en proceso y en discernimiento; de vivir en proceso a la obediencia de fe; de la obediencia discernida a la obediencia unificada del amor teologal. También Jesús tuvo que aprender obediencia y vivir en proceso de transformación, hasta que fue consumado por el sufrimiento. Tesis central de la carta a los Hebreos.

4. Propuesta de oración Se aconseja orar con un punto concreto: “la piedra de tropiezo”. a) Tomar conciencia de la piedra de tropiezo, es decir, de aquello que durante años he sentido como impedimento para realizar mi proyecto cristiano de vida. Puede ser psicológico (reacciones temperamentales, tal vez), o ético (alguna debilidad, que me humilla), o espiritual (preferir mi idea de santidad a dejarle a Dios que haga lo que quiera y a su modo). b) Clarificar qué sentido positivo ha tenido esa piedra de tropiezo en mi historia personal. Lo que he considerado barrera que tengo que superar, suele ser con frecuencia camino providencial de Gracia. •

¿Para humildad?



¿Para ser más compasivo con el prójimo?



¿Para renunciar a la pretensión de justificarme ante Dios?

c) Mirarla ahora desde el corazón de Dios. ¿La valora Él como lo hago yo? d) Devolverle a Dios la piedra de tropiezo con agradecimiento, y si no me sale, pedirle el Espíritu Santo para que pueda hacerlo.

- Tema 6 Dónde fundamento mi vida Tal es la cuestión más importante de la vida: dónde la fundamento. Ni cómo me veo, ni qué cosas hago, sino dónde está mi fuente de sentido. El cristiano sabe que sólo Dios es el fundamento de sentido (tradicionalmente, se decía “el fin último”). Pero lo que es una convicción mental no siempre es una vivencia real. Los ejercicios de los temas 6-9 quieren ayudar a dicha vivencia real.

1. Resonancias: Sal 121 (120) El salmista no hace una reflexión abstracta sobre el fundamento de sentido. Parte de la experiencia de la existencia amenazada y pone su confianza en Dios, el único que permanece y salva. También nosotros podemos comenzar el día tomando conciencia: •

De una situación (económica, afectiva, espiritual), en que la finitud se impone.



De una pregunta: “si me fallase esta seguridad (material o afectiva), ¿me hundiría en el sin-sentido o todo tendría sentido, también la pérdida, porque me fundamento en Dios?”.

El salmo dice en resumen: “Ocurra lo que ocurra, estoy en buenas manos”. Porque la vida es así: momentos de seguridad y de amenaza, días de luz y de oscuridad, entradas y salidas… Pero Dios es nuestra roca y protector. ¡Qué hermosa imagen, mil veces repetida en la Biblia: Dios es nuestra roca!

- 34 2. Puntos de meditación: Sal 121 (120); Deut 6; Lc 12, 13-49 a) Los Ejercicios pueden confirmar que Dios es el fundamento real de mi vida, o advertir que sólo es un recurso puntual para momentos en que me siento perdido. En efecto, puede ser que Dios sea muy importante, más, que haya estado presente durante toda mi vida; pero de hecho sólo es algo o Alguien que forma parte. Si Dios es Alguien entre otros, no es Dios, y mi vida está mal fundamentada. b) Para Israel (Deut 6) está claro que “hay que amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas”. ¿Por qué? Porque sólo Él salva y se ha dado a Israel con todo su amor. Hay relación de pertenencia entre Dios y su pueblo elegido. El primer mandamiento no nace de una reflexión sobre el fin último del hombre, sino de una historia concreta de amor, la que Dios ha vivido y se compromete a vivir con el hombre. A nosotros nos parece una ley exigente que se nos impone desde fuera, casi amenazante. ¡Cuando es lo contrario: el don sobrecogedor de ser llamado a vivir del amor absoluto, el único que merece la pena! La misma lógica tienen las palabras de Jesús en Lc 12, 13-49. • Seamos sabios, no merece la pena poner la seguridad en lo material. •

Ha llegado el Reino, y estáis descubriendo cómo os ama el Padre.



Lo esencial es buscar y vivir del don de los dones, darle a Dios la iniciativa, que reine en mí. Lo demás es añadidura, aunque nos ocupe y preocupe tanto.

c) Sólo el Espíritu Santo puede totalizar nuestro corazón y nuestros intereses vitales en Dios.

- 35 Nosotros buscamos componendas razonables. Él atrae el corazón a su fuente, el amor de Dios. Nosotros buscamos protegernos ilusoriamente con lo que controlamos (dinero, afectos, proyectos… Incluso mediante la oración y las actividades del Reino). El Espíritu Santo nos coloca cara a cara con Dios, para que nuestro corazón descubra su verdadero tesoro.

3. Discernimiento: Acertar en la vida 1. La mayoría de los humanos toman las grandes decisiones en la adolescencia y juventud, dependiendo de los valores del contexto en que se mueven. ¿Qué hay que hacer con la vida? Tener trabajo y formar familia, ir adquiriendo seguridad económica y facilitar la felicidad de los tuyos, tener amigos y ser querido y valorado. Hay que ser buena persona, por supuesto, y cumplir religiosamente con Dios y con el prójimo con gestos de generosidad. Los que tienen una conciencia ética más afinada, o han sido educados con valores evangélicos, se entregan a proyectos más radicales: se consagran a Dios en una institución religiosa, o van unos años a estar con y ayudar a los desfavorecidos, o dedican su tiempo, después de las obligaciones familiares y laborales, a alguna asociación humanista, a la parroquia, etc. Pero, tarde o temprano, llega un momento en que la persona se hace la pregunta radical: ¿he acertado en la vida? 2. ¿Cuándo se acierta en la vida? Cuando se acierta con la fuente de sentido y el corazón ha encontrado el Amor Absoluto. • Amar

a la pareja y a los hijos hasta dar la vida; pero la fuente de sentido sólo es Dios.



Entregarse al Reino hasta agotarse; pero sin amor todo es nada.

- 36 •

Quehaceres, responsabilidad, proyectos, sin duda; pero la vida sólo consiste en creer, esperar y amar.



¿Qué amor? El que viene de Dios.

3. El fin del discernimiento no es el examen de conciencia, sino ayudar al corazón, liberándolo de intereses legítimos, a descubrir la vocación única de la existencia humana: que Dios quiere y puede ser el don de mi vida. No lo de Dios, sino Dios mismo.

4. Propuesta de oración a) Punto de partida: un interés vital real, que si me fallase, me produciría inseguridad radical y sin-sentido. b) No detenerme en la sensación de amenaza de pérdida. Más bien, poniéndome en presencia del Señor, escuchar con el corazón y beber las palabras más íntimas que Él me dirige: - Yo soy tu Dios; yo te amo. c) Dejar que el corazón se ensanche y pueda balbucear: - Gracias, Dios mío. - Atráeme, hazme tuyo/a. - Te quiero, te quiero, te quiero… Así, susurrando al corazón de Dios. Si aparecen miedos, no forzar, pero sí estar con Él. d) Al final de la oración, hacer una opción clara por Dios, con la lucidez de que acertamos, que es lo único que, en última instancia, merece la pena. La opción puede ser de amor incondicional, como cuando uno se casa. O como cuando uno se decide a salir con alguien, que se necesita un tiempo para sellar el amor.

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