ÍNDICE. Presentación. Rodrigo MUÑOZ RELIGIÓN Y POLÍTICA

ÍNDICE Presentación. Rodrigo MUÑOZ ............................................................ 11 RELIGIÓN Y POLÍTICA David MARTIN, Religión, polí

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RODRIGO ANDRÉS HERNÁNDEZ LAVÍN
PROFESOR PATROCINANTE: MAG. OSCAR ALEJANDRO ROMERO AYALA ESCUELA DE INGENIERÍA CIVIL INDUSTRIAL IDENTIFICACIÓN DE PUNTOS CRITICOS EN EL PROCESO DE MA

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ÍNDICE

Presentación. Rodrigo MUÑOZ ............................................................

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RELIGIÓN Y POLÍTICA David MARTIN, Religión, política y secularización: comparaciones entre Europa del Oeste y del Este .....................................................

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Rodrigo MUÑOZ, La religión en la esfera pública. Tareas para la teología ..................................................................................................

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Ernesto GALLI DELLA LOGGIA, De los «derechos del hombre» a los «derechos humanos»: para una historia de la relación entre el cristianismo y la modernidad ..................................................................

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Livio MELINA, «Caritas aedificat». Fundamentos teológicos de la acción temporal y política del cristiano ............................................

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Martin SCHLAG, «Iustitia est amor»: el Amor ¿principio social y económico? .............................................................................................

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Javier SÁNCHEZ CAÑIZARES, Ley natural, sociedad y religión ............... 105 Ignacio SÁNCHEZ CÁMARA, Democracia y relativismo ético ................ 121 Francisco J. PÉREZ-LATRE, Los medios y la religión en el contexto de la nueva evangelización ..................................................................... 137 Mons. Barthélemy ADOUKONOU, La evangelización como servicio al hombre y a la sociedad. Centralidad de la Cruz de Cristo ............ 151

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RELIGIÓN, SOCIEDAD MODERNA Y RAZÓN PRÁCTICA

ECONOMÍA, DESARROLLO Y CIENCIA Luigino BRUNI, Las raíces franciscanas de la economía de mercado y de la «Caritas in veritate». Ambivalencias y posibilidades .............. 161 Reyes CALDERÓN, Corrupción y tradiciones religiosas: ¿por qué los católicos salen siempre perdiendo? .................................................... 183 Gregorio GUITIÁN, Crisis ecológica y crisis económica: raíces comunes e implicaciones desde una perspectiva cristiana ....................... 191 Santiago COLLADO, La religión en la ciencia contemporáneas: impertinencias e inspiración ...................................................................... 205 Miguel PÉREZ DE LABORDA, Mis pre-juicios teológicos a favor de la evolución ............................................................................................ 223

FAMILIA Y EDUCACIÓN Javier ESCRIVÁ, Las funciones estratégicas de la familia y su protección social .............................................................................................. 235 María ELÓSEGUI, La Educación para la ciudadanía en las escuelas públicas y en los centros con ideario cristiano ................................... 245 Leo ELDERS, Jacques Maritain sobre la educación, la religión y el estado ............................................................................................... 267 Antonio PORRAS, Familia, religión y sociedad ...................................... 275

LAS FUNCIONES ESTRATÉGICAS DE LA FAMILIA Y SU PROTECCIÓN SOCIAL Javier Escrivá Ivars Instituto de Ciencias para la Familia Universidad de Navarra

I. PRESENTACIÓN Hace escasas fechas que concluyó una centuria muy compleja, caracterizada por un continuo enjuiciamiento de la herencia cultural recibida desde antiguo. El siglo XX, quizás como ningún otro y por lo que ahora nos afecta, cuestionó de forma muy contundente la tradición clásica del matrimonio y la familia. Y se nos despidió contradictorio e indeciso, entre luces y sombras. Todavía parece estar en el alero si esa penumbra es la del ocaso o la del amanecer de la familia. Entre las muchas revoluciones que se han vivido a lo largo del siglo XX, debemos destacar la revolución que ha sucedido en la familia, en el matrimonio y en las relaciones paterno-filiales. Es justamente en este orden de cosas donde el cambio ha sido radical. Un cambio cultural, un cambio en las costumbres… Y es que las mutaciones de las que se han producido lo han sido no solo del Derecho de familia, sino principalmente de las concepciones sociales imperantes acerca de la familia, y de su misma configuración sociológica. Ha cambiado la familia, han cambiado las ideas sobre la familia, ha cambiado la política legislativa en relación con la familia, han cambiado las leyes sobre la familia. ¿Este cambio ha sido espontáneo o ha sido provocado? No ha sido espontáneo, ha sido impulsado por políticas muy concretas, encaminadas a provocar el cambio a través de la legislación. Y en concreto a través de la transformación del Derecho de familia. II. LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA FAMILIA NO RESULTA FÁCIL DE ANALIZAR II. AL MARGEN DE LAS CARACTERÍSTICAS DE NUESTRO TIEMPO La situación actual de la familia, de sus derechos y de su eficaz tutela social, política y jurídica, a nivel nacional e internacional, no resulta fácil analizarla al margen de las características de nuestro tiempo, ca-

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racterísticas que no han sido precisamente favorables, al menos hasta ahora, para su impulso, para su eficaz tutela y para su adecuada protección. Por una parte, las transformaciones y cambios sociales, tan profundos como acelerados, que estamos viviendo, han provocado una situación de desconcierto, confusión y desorientación en amplísimos sectores sociales. Por otra parte, las llamadas ciencias del espíritu han sido acalladas y no han servido de guía a la humanidad porque las ideologías más variadas y contradictorias han hecho relativa o incierta toda norma de vida y toda solución a los problemas humanos y sociales. Tampoco cabe olvidar que el progreso social se ha basado en lo puramente organizativo y técnico, con olvido de los valores personales, que son los más profundamente humanos. Por último, la materialización del sentir y vivir humanos; el predominio de una desaforada e incontenible tecnificación, unida al apogeo del materialismo y el consumismo, en detrimento de los valores morales, han llevado a la masificación de nuestra sociedad y han puesto al hombre en trance de deshumanización y despersonalización. En definitiva, en este ambiente de radicales cambios y transformaciones sociales el centro de gravedad no ha estado precisamente en el impulso del respeto integral a la dignidad de la persona humana y con ella de la familia, esto es, del hábitat natural donde precisamente esa misma persona nace, crece, se desarrolla y muere. Ahora bien, a pesar de todo, la familia, si atendemos y creemos en los resultados de los últimos estudios sociológicos realizados en la UE continúa siendo la institución más valorada por el conjunto de nuestra sociedad, como el más importante marco de convivencia e integración social; subrayo esta idea: la familia es valorada por nuestros conciudadanos como el más importante marco de convivencia e integración social para el hombre. La mayoría de nuestros conciudadanos valora muy positivamente vivir en familia y admira sinceramente a las familias bien constituidas. Junto a esto, ocurre que durante mucho tiempo se nos ha impuesto un lenguaje, heredado de viejas ideologías, en el que se contrapone familia y libertad, familia y progreso, familia e intimidad, familia y libre desarrollo de la personalidad, familia y prosperidad económica, familia y sexualidad, etc. Un lenguaje, en definitiva, en el que se identifica, de forma tramposa, la liberación del hombre con la ruptura con la religión, con las virtudes, con los valores, con la moral sexual, con el vínculo matrimonial y familiar, etc., en definitiva con Dios. Al mismo tiempo y, quizás, como consecuencia de ello, las absorbentes políticas de los Esta-

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dos (que coinciden con el despegue, la evolución y el crecimiento del llamado «Estado de Bienestar») han restado durante largo tiempo protagonismo a la familia en el desarrollo de la sociedad, de los niños y de los jóvenes, de los ancianos, etc., provocando paulatinamente la inhibición de la responsabilidad social de la familias en estos temas y transfiriéndola al Estado. Esta falta de reconocimiento nos permite sospechar de la existencia de una conspiración de silencio sobre el honor social y jurídico que merece la familia de fundación matrimonial. III. LA FAMILIA, COMUNIDAD DE GENERACIONES III. Y GARANTE DE UN PATRIMONIO DE TRADICIONES En el viaje de Su Santidad Benedicto XVI a Valencia en julio de 2006, con ocasión del V Encuentro Mundial de las Familias, el Santo Padre presentó la institución familiar, a la luz de las Sagradas Escrituras, como una comunidad de generaciones y como garante de un patrimonio de tradiciones. 1. La memoria de la familia La persona se encuentra en la familia con sus antepasados, con un patrimonio de experiencia que es suyo por el simple hecho de nacer en el seno de esa familia en concreto. Más allá de su ser único e irrepetible, la persona nace con algo propio que le trasciende y que le es transmitido por sus padres, quienes a su vez lo recibieron de sus antepasados. Y es un patrimonio generacional que sobrepasa en mucho a los bienes materiales: la memoria de la familia. Con su paulatina maduración personal, los niños aprenderán a conjugar ese patrimonio familiar con sus propias experiencias vitales. 2. La memoria de Dios Junto a ello, el Santo Padre recordó que los esposos deben acoger al niño que les nace no sólo como hijo suyo, sino también de Dios, que lo ama por sí mismo y lo llama a la filiación divina. Nace así la segunda misión de la familia: transmitir la memoria de Dios, que ilumina la identidad más profunda del hombre.

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IV. URGENCIA Y EXIGENCIA DE UNA INFLEXIÓN EN IV. LOS COMPORTAMIENTOS POLÍTICOS Y SOCIALES FRENTE A LA FAMILIA Matrimonio y familia no son productos culturales. Hunden sus raíces en la humanidad del varón y de la mujer. El matrimonio y la familia no son un invento del «cristianismo ideológico». No es una cuestión meramente cultural, ideológica o política. El origen de la familia está más allá de cualquier ideología o debate. Se basa en un hecho natural que nos remonta al Creador: la diferencia sexual varón/mujer. Hoy es urgente una inflexión en los comportamientos políticos y sociales frente a la familia. Y es una exigencia inaplazable que la temática de la familia empiece a descansar menos en bases ideológicas que en el reconocimiento de hechos objetivos como, por ejemplo: a) La insustituible responsabilidad de las familias a) en la educación de los niños No hay en toda la sociedad otra realidad educativa, en sí y por sí misma, que contenga un poder educativo de efectos tan penetrantes, tan amplios y duraderos como los que tiene la familia, verdadera escuela viviente de colosal trascendencia para la madurez psicológica de las personas y para la calidad humana de los lazos sociales, cuya productividad, rentabilidad y coste económico resultan incalculables. Con relación a esta vertiente, otra dimensión de la educación familiar es la transmisión de valores, de la lengua, de los signos y de las tradiciones de muy diverso tipo, que representan el propio patrimonio cultural, que identifican la historia, las tradiciones y las expectativas hacia el futuro del pueblo y de la nación a los que se pertenece solidariamente junto a muchas otras personas. b) La objetiva importancia de la familia como primer núcleo b) de solidaridad entre las generaciones La familia, no necesariamente en un único espacio domiciliar, cumple la función de cohesión intergeneracional, al menos entre un mínimo de dos generaciones, aunque con mucha frecuencia cohesiona tres y hasta cuatro de ellas. Esta articulación motiva distintas modalidades de comunicación, de convivencia y de afecto interpersonales entre abuelos, padres e hijos.

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La posibilidad de esta cohesión es una oportunidad única, de la que, por desgracia, no gozaron las generaciones anteriores. La posibilidad generalizada de que en tiempo coincidan hasta cuatro generaciones es un hecho radicalmente nuevo. Con unas consecuencias sociales, políticas y económicas nuevas, sobre todo en el contexto la llamada «sociedad del bienestar». La función de cohesión intergeneracional, al articular las tres perspectivas diferentes sobre el hombre, la sociedad y el mundo que son propias de cada una de las tres generaciones, promueve y da fundamento estable a la armonía de la tradición con el cambio. La sociedad no se organiza sólo al galope de la juventud, ni se ralentiza al paso de los ancianos. Esta cohesión abarca muchísimos aspectos y se expresa en multitud de facetas. Uno de ellos es la corresponsabilidad asistencial en todo tipo de ayuda y socorro entre generaciones, en prestaciones de recursos de la generación en edad activa sobre la anciana, que son expresión de valores humanos de gran excelencia. Esta función familiar es motor primario de los sistemas de asistencia y seguridad social. c) El innegable papel económico y asistencial de la familia A la familia cada día se le solicitan nuevas y más difíciles funciones sociales, provocando en ellas padecimientos que no son reconocidos políticamente de forma justa. A la familia se la utiliza como «colchón de la crisis». Así, por un lado, a causa de la crisis económicas, de la escasez de empleo y de la creciente dificultad para acceder a una vivienda, los jóvenes permanecen en los hogares paternos a edades en que deberían estar fundando sus propios matrimonios; y también se acoge a los hijos cuyo matrimonio ha fracasado, a veces acompañados de la prole; por otro, los mayores, con pensiones que cada vez rinden menos –a causa de la crisis del estado de bienestar en los países del primer mundo o de su pobreza congénita en los países del tercer mundo–, son acogidos por la solidaridad familiar. ¿Es el Estado el verdadero garante del la «sociedad del bienestar»? ¿Es el estado el promotor del «bienestar de la sociedad»? Si la salida de la crisis depende del relevo generacional ¿en qué medida el Estado puede garantizar esta salida al margen o contra la familia? ¿La capacidad de salida de la crisis sería la misma si hubiese familias fuertes?

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d) El justo deseo de la mujer de lograr el pleno acceso a la vida social Una de las fuentes de recursos económicos más valiosos y rentables de la humanidad proviene de la contribución de la mujer a la familia. Si bien son indudables los avances logrados en cuanto a la incorporación de la mujer al mercado laboral, es una contradicción inaceptable que el modelo socio-económico propuesto por los países más poderosos, al tiempo que se beneficia de dichos recursos, se estructure de tal modo que cause a la mujer, que desea participar activamente tanto de su papel familiar (en el hogar) cuanto de su papel profesional, constantes y graves conflictos entre las exigencias laborales y las necesidades del hogar. e) Y, por último, la necesidad de garantizar un entorno apropiado e) a la familia que permita un desarrollo armonioso e) y la plena realización de sus miembros Esta inflexión en los comportamientos ideológicos y políticos frente a la familia debe ayudar a construir una salida a lo que podríamos denominar «trampa del bienestar»; trampa que ha provocado, por una parte, que determinados sectores sociales se hayan perpetuado en su dependencia crónica de los gobiernos, y por otra, que las familias hayan hecho dejación de sus funciones y responsabilidades en la construcción de la sociedad, dejando un protagonismo estelar al Estado. Pues bien, alertados sobre la trampa del bienestar, debemos transitar de la «sociedad del bienestar» al «bienestar de la sociedad». En términos generales, podemos considerar que la mayoría de las políticas sociales desarrolladas hasta ahora por los países occidentales han fundado su actuación respecto de la familia en políticas de carácter sectorial o parcial: enseñanza, trabajo, sanidad, etc. Así mismo, la mayoría de los servicios y recursos públicos están pensados y son aplicados a las personas –como individuos– o a colectivos organizados –según sus necesidades o características comunes–. En muy pocos casos se tiene en cuenta a la familia –las familias concretas– como institución específica, esto es, como sujeto social, como sujeto de servicios y recursos. Los gobiernos y los mercados han desarrollado políticas de tratamiento segmentado de los miembros de la familia, estimulando conductas independientes y diferenciadas (niños, jóvenes, mujeres, varones adultos, tercera edad), rompiendo la estructura unitaria de la familia, como ámbito de orientación en la política y en el consumo.

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V. ES NECESARIO IMPULSAR UN CAMBIO SUSTANCIAL HACIA V. UNA POLÍTICA GLOBAL, INTEGRAL E INTEGRADORA DE LA FAMILIA Es necesario, por tanto, impulsar un cambio sustancial hacia una política global, integral e integradora de la familia que tenga como eje de actuación lo siguiente: 1) Reconocer a la familia como sujeto social; 2) Impulsar la capacidad de respuesta del conjunto de la sociedad hacia la familia; 3) Desarrollar, desde los diversos ámbitos de gobierno, políticas que tengan como sujeto no sólo a la persona considerada individualmente, a los colectivos organizados o a las comunidades, sino también, y de manera importante, a la familia, a las familias concretas… y, finalmente, 4) Planificar y ejecutar políticas coordinadas de carácter integral e intersectorial de ayuda a las familias. Ahora bien, para obtener estos resultados, debemos tener en cuenta que la realidad familiar de principios del siglo XXI plantea un conjunto de retos, a los cuales es necesario dar una respuesta desde las mismas familias, desde la sociedad y, también, por supuesto, desde las instituciones públicas. VI. CINCO RETOS A CORTO PLAZO Señalaremos ahora, y a mero título ejemplificativo, cinco retos a corto plazo: 1.º Fortalecer la familia en el desarrollo humano 1.º y en la cohesión social Fortalecer la familia, de tal forma que obtenga una mayor autonomía y unas mejores condiciones sociales y económicas para desarrollar sus funciones personales y sociales. ¿Cuáles son esas funciones? Dadas las limitaciones propias de esta intervención, nos limitaremos a enunciar y comentar brevemente esas funciones universales, sobre las que no debiera ser difícil constatar un consenso universal: La estructuración ética de la sexualidad. Estructurar el significado unitivo o conyugal del dimorfismo sexual humano. Centrando, por ejemplo, la atención en la persona y su dignidad más que en la higiene y seguridad de sus hábitos sexuales.

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La transmisión de la vida. Esta función conlleva una participación y contribución activa principal al equilibrio de la estructura de población, a la continuidad y el desarrollo de los pueblos mediante la sucesión de sus generaciones La función educativa y socializadora. La familia es educación en estado químicamente puro. La familia es el embrión del sistema educativo y político de los pueblos. La función de cohesionar solidariamente a las diferentes generaciones en la transmisión de la tradición al futuro. Esta función familiar es el motor primario de los sistemas de asistencia y seguridad social. La función mediadora y atemperadora de conflictos. Resolución primaria de conflictos en sus dos vertientes. Una, para los conflictos en las relaciones interpersonales entre los propios componentes de la familia (nuclear y hasta extensa). Otra, para atemperar y resolver los conflictos entre los miembros de la familia y el modelo social. Es embrión y factor de desarrollo de los sistemas de asistencia y protección social. Y su indudable e irreemplazable dimensión económica. La familia es un sujeto activo fundamental en cualquier modelo económico, en su sostenimiento y en su desarrollo. Desde su papel en la transmisión de oficios y capacitaciones, pasando por su aptitud para ser germen del comercio y la industria, hasta su papel como gran sujeto ahorrador, inversionista y consumidor en las economías más desarrolladas, la familia aparece como un decisivo sujeto y un activo agente en las más diversas áreas de los modelos socio-económicos En este sentido, la política de familia que se desarrolle no puede pretender sustituir las funciones propias y específicas de la familia, sino, al contrario, debe tener como objetivo fomentar, desde una perspectiva integral e integrada, toda su capacidad de autorrespuesta y desarrollo, ofreciendo el soporte básico y las condiciones adecuadas a su crecimiento, estabilidad y funcionalidad. 2.º Dar un soporte adecuado a las familias que se forman Promover una mejora de la calidad de vida y de bienestar de las familias, especialmente para que las familias puedan formarse, crecer y desarrollarse satisfactoriamente como tales familias. En este sentido, son básicas, entre otras, las medidas destinadas a favorecer el acceso al empleo, a la vivienda, al hogar familiar; así como a disponer de los equipamientos y servicios educativos, sociales, de salud y comunitarios necesarios.

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3.º Hacer compatibles las responsabilidades familiares 3.º con la actividad laboral y social Existe un amplio conjunto de factores que, con frecuencia, hacen difícil compatibilizar la actividad familiar con la actividad laboral, entre los que cabe señalar la reducción de la red familiar de apoyo, por la incorporación, cada vez más notoria, de la mujer al mercado de trabajo, la movilidad laboral, el desarrollo urbanístico, la rigidez del mercado laboral, la falta de la cultura empresarial, los horarios, etc. Es un reto clave de la sociedad actual establecer las condiciones para que sea plenamente compatible la constitución de una familia y la asunción de las responsabilidades que se derivan de la actividad laboral, económica y social. 4.º Prevenir la exclusión social de las familias en situación de riesgo Existe un importante número de familias que viven en situaciones de precariedad, las cuales pueden abocarlas a procesos de exclusión social. Son las que podemos denominar familias en situación de riesgo, entre las que podemos destacar: las familias formadas por personas ancianas; las familias que cuentan entre sus miembros con personas discapacitadas o con disminuciones físicas; las que viven situaciones de pobreza y marginación, las familias monoparentales, las familias rotas o desestrucuradas. Es necesario prevenir, por tanto, estos procesos de exclusión social, dando una ayuda a estas familias y facilitando su integración social. 5.º Obtener un marco de mayor reconocimiento del valor social 5.º de las familias Dado el valor social que el conjunto de los ciudadanos otorga a la familia, es necesario establecer un marco de reconocimiento adecuado. En este sentido, cabe hacer crecer la conciencia del valor fundamental de la familia para la sociedad, fomentando la relación y la solidaridad intergeneracional. En definitiva, las familias, cada familia, cada una de nuestra familias, han de exigir que «la familia» ocupe su debido lugar en el marco social.

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VII. ¿QUÉ ESPERA, ANTE TODO, EL SER HUMANO DE LA SOCIEDAD? VII. ¿QUÉ ESPERA, ANTE TODO, LA FAMILIA DE LA SOCIEDAD? ¿Qué espera, ante todo, el ser humano de la sociedad? ¿Qué espera, ante todo, la familia de la sociedad? La respuesta es la misma: el reconocimiento de su identidad y su aceptación como sujeto social. Eso exige políticas nuevas… Las nuevas políticas familiares han de servir de factor dinámico en el desarrollo de las articulaciones entre familia y agentes sociales públicos y privados, promoviendo la intercomunicación de valores y servicios. No se trata, pues, de suplir a la familia o de intervenir en su intimidad y en sus funciones, generando fórmulas alternativas. Se trata, por el contrario, de no desmotivar, incentivándola con medidas oportunas, su propia dinámica de creatividad, para que, desde sí misma, toda la sociedad pueda disfrutar de los valores y las funciones sociales familiares. Sin olvidar que es más importante lo que la familia puede aportar a la dimensión pública y política de la comunidad, que las medidas concretas que la política puede proporcionar a la familia. BIBLIOGRAFÍA F. D’AGOSTINO, Filosofía de la familia, Madrid 2007. J. ESCRIVÁ-IVARS, «Refamiliarizar la sociedad», en La Familia del Siglo XXI, Caja Murcia, Murcia 1994. —, «Sistema matrimonial y derechos fundamentales. Notas a la nueva legislación matrimonial», en La Reforma del Modelo de Familia en el Código Civil Español, Granada 2005, págs. 81-93. —, Textos Internacionales de Derechos Humanos de la Familia, Pamplona 2008, en http://www.javierescriva.com. C. MONTORO y G. BARRIOS (dirs.), Políticas Familiares, EUNSA, Pamplona 2008. A. SARMIENTO – J. ESCRIVÁ-IVARS, Enchiridion Familiae (2.ª ed. corregida y aumentada, 10 volúmenes), EUNSA, Pamplona 2003. P.J. VILADRICH, Agonía del matrimonio legal. Una introducción a los elementos básicos del matrimonio, 5.ª ed., EUNSA, Pamplona 2010. —, La Familia. Declaración de 40 Organizaciones no gubernamentales, Dif 24, Madrid 1998. —, «La familia soberana», Ius Ecclesiae 7 (1995), pp. 539-50.

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