INDIOS, ENCOMENDEROS Y EMPRESARIOS EN EL VALLE DEL CAUCA

INDIOS, ENCOMENDEROS Y EMPRESARIOS EN EL VALLE DEL CAUCA Alonso Valencia Llano COLECCIÓN DE AUTORES VALLECAUCANOS Premios Jorge Isaacs 19 9 6 ALO

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INDIOS, ENCOMENDEROS Y EMPRESARIOS EN EL VALLE DEL CAUCA Alonso Valencia Llano

COLECCIÓN DE AUTORES VALLECAUCANOS

Premios Jorge Isaacs

19 9 6

ALONSO VALENCIA LLANO Nació en Pácora (Cds) en 1954. Es bachiller del Colegio Marco Fidel Suárez, Pácora (1968), Licenciado en Historia de la Universidad del Valle (1981) y Maestro en Historia con Mención en Historia Andina de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Sede Quito, 1986. Ha publicado los siguientes libros Estado Soberano del Cauca. Federalismo y Regeneración, Bogotá, Banco de la República, 1988: Resistencia Indígena a la Colonización Española, Universidad del Valle, Cali, 1991; Empresarios y Políticos en el Estado Soberano del Cauca, Universidad del Valle, 1993; en unión con Francisco Zuluaga: Historia Regional del Valle del Cauca, Cali, Universidad del Valle, 1992; Los Proyectos Sociales y Políticos del Periodismo en el Estado Soberano del Cauca, Colección de Autores Vallecaucanos, Gobernación del Valle, Cali, 1994; Director de la Historia del Gran Cauca: Historia Regional del Suroccidente Colombiano, Cali, Universidad del Valle, Periódico Occidente, 1994. También ha publicado artículos en revistas nacionales e internacionales entre los que se cuenta: "Un precursor de Zeppeiin en Colombia. Carlos Albán: Político, Militar ... e Inventor", 1992; "La Cuestión Decimista: la independencia po-

Alonso Valencia Llano

INDIOS, ENCOMENDEROS Y EMPRESARIOS EN EL VALLE DEL CAUCA CALI, 1996

© Alonso Valencia Llano Colección de Autores Vallecaucanos Editor: Gerencia para el Desarrollo Cultural Gobernación del Valle del Cauca Edificio San Francisco Piso 15 Tel. 881 11 50 ISBN 958-9347-02-9 Obra Completa Diagramación Electrónica e Impresión: Imprenta Departamental del Valle Cali, Colombia -Octubre, 1996-

t

CONTENIDO

INTRODUCCION

11

LOS CACICAZGOS SUBANDINOS DEL VALLE DEL CAUCA

17

1. 2. 3.

Los recursos del ecosistema y la organización de los cacicazgos vallecaucanos La organización social La organización cacical a partir de los especialistas militares

30 33 38

ENCOMIENDAS Y ESTANCIAS EN EL VALLE DEL CAUCA SIGLO XVI

43

1. 1.2. 2. 2.1. 3 3.1. 3.2. -.

44 51 61 63 66 68 71 77

Situación general de Cali en el Siglo XVI Las encomiendas en Cali La conquista de Buga Las encomiendas en Buga Mercedes de tierra en la Otra Banda La ocupación española de Llanogrande Mercedes de tierra en la ciudad de Buga Génesis de la Estancia vallecaucana

4.1. 4.1.1. 4.1.2. 4.1.3.

Evolución de la mano de obra El decrecimiento de la población indígena Los esclavos Los indios forasteros

82 83 85 87 i

LAS REVUELTAS DE LOS ENCOMENDEROS 1. 1.1 1.2 2.

Los conflictos políticos en la sociedad de conquista Belalcázar vs. Cartago Los encomenderos y las "Leyes Nuevas" Los conflictos políticos en los inicios de la sociedad colonial

EL DESARROLLO ECONOMICO DEL VALLE DEL CAUCA (1875-1890)

91 93 95 100 109 117 i

1. 1.1. 1.2. 1.3. 1.4. 1.5. 2. 2.1 2.2. 2.3. 2.4. 3.

La economía durante los gobiernos radicales (1875-1880) El panorama económico La crisis en la producción La crisis en el comercio de exportación La crisis del comercio interno La crisis financiera y fiscal El desarrollo económico durante la Regeneración (1880-1890) Política económica de los independientes Las vías de comunicación La economía y el comercio La política financiera y fiscal Conclusiones

119 119 123 127 129 135 137 137 138 148 158 163

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CENTU PER CENTU, MODERATA GANANCIA: ERNESTO CERRUTI. UN COMERCIANTE ITALIANO EN EL ESTADO SOBERANO DEL CAUCA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

165

La vida de un europeo en el Cauca 166 Las aventuras del cocinero 169 De militar italiano a comerciante caucano 171 La guerra de 1876: los negocios y la política 181 La di versificación de actividades 185 Un gobierno por escritura pública 189 El incendio de Buenaventura 190 Cerruti revolucionario 193 La cuestión Cerruti 197 A manera de conclusión: la actividad económica y las actitudes políticas 199

INTRODUCCION

El libro que hoy presentamos a los interesados en la Historia Regional Vallecaucana. es una recopilación de diferentes trabajos iniciados hace unos diez años. La mayoría de ellos fueron publicados en revistas cuya escasa circulación no garantizó que tuvieran una adecuada divulgación, lo que, creemos, justifica la presente recopilación. Estos artículos tienen de común que se refieren, de una u otra manera, al desarrollo económico del Valle del Cauca, en un período que abarca desde el Siglo XIV hasta el XIX. La pretención es mostrar cómo se fue instaurando una economía que tuvo como característica fundamental la desaparición física de las comunidades indígenas -en las variantes etnocida, es decir la destrucción cultural, y la genocida, la destrucción física de los habitantes prehispánicos-, lo que habría de exigir que los españoles tomaran el control total del proceso productivo y se vieran obligados a enfrentar diferentes problemas tales como mano de obra, las políticas protectoras del Estado Colonial, la inadecuada infraestructura, o las difíciles condiciones que imponía el medio geográfico. Se muestra la manera en que los obstáculos al desarrollo económico fueron superados para permitir no sólo la conso-

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lidación de una economía interna, sino también para lograr la vinculación al mercado mundial que, aunque precaria, sentó las bases del desarrollo futuro del Valle del Cauca que lo habría de colocar, en el Siglo XX, como una de las regiones más dinámicas

de Colombia.

Se abordan también temáticas como la organización cacical indígena, o los primeros conflictos que se presentaron en la sociedad colonial. Aunque estos temas no parecen tener una relación directa con el desarrollo económico colonial, si los consideramos importantes, pues permiten entender rupturas y continuidades. En el caso de la organización cacical en las comunidades prehispánicas del Valle del Cauca, el lector podrá apreciar la forma en que el medio geográfico y los recursos del ecosistema -que garantizaron la organización social y la supervivencia de las comunidades indígenas-, se ven rotos por la instauración de una economía con carácter más extractivo y con la incorporación de especies animales y vegetales exógenas, que tuvieron el efecto de cambiar brutalmente el paisaje vallecaucano, al desarrollar unidades productivas nuevas como estancias y haciendas, que sustentaron el sistema de ciudades que caracterizó a la sociedad colonial en esta región del país. Con las revueltas de los encomenderos pretendemos mostrar cómo una serie de tempranos conflictos políticos en la Gobernación de Popayán, tenían como explicación fundamental el hecho de que más que luchar por el poder, se luchaba por una población indígena convertida, ahora, en mano de obra. Indios, estancieros y empresarios en el Ya '. '.e del inicia con el artículo "Los Cacicazgos súbante* ca ai del Cauca". En el pretendemos mostrar, por que - ~e rerus

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asumieron la organización social conocida como cacicazgo. Para lograrlo se recurrió a las tesis planteadas por John Murra, Frank Salomon y Gerardo Reichel-Dolmatoff quienes explican las características de la organización social a partir de la necesidad que tenían las comunidades indígenas de enfrentarse a unas condiciones ecosistemicas adversas. Estas tesis son confrontadas con información primaria ofrecida por el cronista español Pedro Cieza de León, quien fue el primer europeo en escribir acerca de las comunidades indígenas que habitaron estas tierras. El segundo artículo "Encomiendas y Estancias en el Valle del Cauca", fue publicado originalmente en la Revista Historia y Espacio, del Departamento de Historia de la Universidad del Valle. En él se estudia la forma en que se instauró la economía colonial mediante el establecimiento de Estancias, que son consideradas las primeras unidades productivas desarrolladas por los españoles y que tuvieron en las encomiendas una fuente permanente de mano de obra. Se estudian no sólo los renglones productivos, sino también los diferentes problemas que se presentaron con el mercadeo de productos y con la mano de obra que llevó a la necesidad de importar esclavos negros. Un aspecto importante a resaltar, es que en este artículo se hace un primer seguimiento a la forma en que se originó la propiedad privada sobre la tierra; el estudio está centrado en el territorio de la "Otra Banda", zona de cruces jurisdiccionales entre las ciudades de Cali y Buga, únicas ciudades fundadas en el valle geográfico en el Siglo XVI. "Las revueltas de los encomenderos en la Gobernación de Popayán", también fue publicada en Historia y Espacio y versa sobre los primeros conflictos políticos que se presentaron en la época en la cual se estaba iniciando la sociedad colonial. Pretende

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mostrar los diversos esfuerzos hechos por los conquistadores por mantener el control gubernativo de las ciudades fundadas por ellos. Se trata, simple y llanamente, del enfrentamiento entre el Estado colonial y unos conquistadores que se hicieron muy fuertes en sitios muy alejados y de difícil control por parte de la corona. La relación con el tema económico, como se mencionó antes, está en el hecho de que a pesar de estar oculto por disputas en torno al control del poder, en realidad el enfrentamiento se dio por la necesidad de controlar a la población indígena como mano de obra. El desarrollo global de la economía vallecaucana del Siglo XIX se estudia en el artículo "El desarrollo económico del Valle del Cauca (1875-1890). En él se muestra cómo el Valle sufrió un período de crisis que puede explicarse por las permanentes alteraciones del orden público, por factores climáticos o por estacionales plagas, pero también es posible ver cómo los liberales independientes concibieron un proyecto de desarrollo económico que buscaba superar la crisis y vincular esta región al mercado mundial mediante la exportación de materias primas. Por último, en el artículo sobre don Ernesto Cerruti. que fue publicado inicialmente en el Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República, se estudia a un empresario extranjero, que logró crear y consolidar una serie de empresas comerciales exitosas que permiten ver, en la práctica, como se desarrolló la economía de exportación. Aparte de esto el lector podrá ver una relación que consideramos fundamental: la relación entre economía y política. Así, siguiendo al personaje central, se puede ver que la participación política ofrece una serie de ventajas económicas al facilitar contratos y negociados con el Estado. Pero 14 justamente el abuso en la participación política también servirá

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para explicar por qué fracasaron las empresas de Cerruti, ya que llevaron a su detención y al embargo de sus bienes, lo que llevó a un sonoro conflicto con el gobierno italiano que se materializó en el bloqueo de los principales puertos por parte de la Armada italiana y en el desembarco de tropas en Buenaventura que llevaron a la liberación de don Ernesto y dieron inicio a un pleito internacional gracias al cual Colombia se vio obligada a pagar una cuantiosa indemnización. En la elaboración de estos trabajos he contraído muchas deudas, pues fueron discutidos con personas cuyas ideas me sirvieron para afinar mis explicaciones. Además de mis profesores en el departamento de Historia de la Universidad del Valle, quiero hacer pública mi deuda con Germán Colmenares -el maestro y el amigo- con quien tuve oportunidad de discutir la mayoría de las temáticas hoy publicadas. También agradezco a Patricia Londoño de la Universidad de Antioquia y a Luis Valdivia y a Jorge Salcedo de la Universidad del Valle, sus esfuerzos para que estos artículos fueran publicados en diferentes revistas.

LOS CACICAZGOS SUBANDINOS DEL VALLE DEL CAUCA

El estudio de las sociedades que se localizaron en los Andes remite a la discusión sobre el significado de lo Andino como categoría social. Nos obliga a formularnos la pregunta: ¿Qué es lo que permite que unas sociedades con distintos grados de desarrollo social y económico puedan ser estudiadas como comunidades andinas? Es evidente que el elemento geográfico que encierra el concepto de andino no permite abordar el problema, en tanto que la Cordillera de los Andes es un conjunto geográfico en el cual se entrelazan las costas, los territorios amazónicos, la Orinoquía, o las pampas y en el que se ubican muchos grupos humanos con manifestaciones culturales diversas y en diferentes grados de desarrollo. El elemento teórico que permita abordar lo andino -que facilite la identificación de unas sociedades como andinas- debe ser k) suficientemente sólido como para permitir estudiar diferentes sociedades con estadios de desarrollo desigual. En este sentido se puede aplicar la tesis del antropólogo John V. Murra, quien encontró que lo característico de lo andino estaba en el aprovechamiento vertical de diversos pisos ecológicos altitudinales por los diversos grupos humanos que se establecieron en los Andes Centrales, muchos de los cuales utilizaron como

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estrategia de organización social el sistema de "archipiélago" que permitía que la comunidad ocupara con sus pueblos espacios geográficos distantes y diferenciados altitudinalmente; de esta manera podían acceder a los recursos que un nicho ecológico específico les negaba1. Este concepto de verticalidad ha sido retomado y desarrollado como un elemento teórico que permitiría entender el desarrollo social actual de los pueblos localizados en el área andina. Se trata del control vertical de los diferentes pisos ecológicos lo que produciría la necesidad de combinar el manejo paralelo de una serie de ciclos agropecuarios como una respuesta a las desfavorables condiciones geosistémicas que limitan la productividad, generando una mayor utilización del tiempo laboral en las faenas agropecuarias. Esto explica que ante condiciones adversas las comunidades andinas tiendan a optimizar la utilización del tiempo de trabajo. De lo anterior podría concluirse que lo que diferencia a lo andino del resto de espacios regionales es la forma en que se busca la optimización económica, lo que implica, en pocas palabras, una obtención del máximo de rendimiento del trabajo humano según específicas condiciones ecológicas, de organización de los conjuntos sociales y de desarrollo de las fuerzas productivas. El concepto de "optimización" nos remite, en consecuencia, a la necesidad de estudiar la organización social de los grupos que aplicaron la verticalidad mediante la combinación 1

. Al respecto puede consultarse la obra de John V. Murra: "El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la economía de las sociedades andinas" en Formaciones económicas y políticas del mundo andino, Lima, 18 Instituto de Estudios Peruanos, 1975, pp.59 y ss.

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de diferentes ciclos agropecuarios, esto a su vez obliga a una utilización especial de la fuerza de trabajo que lleva a la necesidad de organizar la sociedad de una manera específica en la cual prima la participación comunitaria y la reciprocidad. El concepto de "verticalidad" nos permite pensar lo andino de una manera diferente: una sociedad se ve obligada a organizarse de un modo particular para enfrentar las condiciones adversas que le ofrecen las montañas andinas como única posibilidad de aprovechar en una forma óptima los recursos que ofrece el ecosistema. Esta sería la forma más general de mirar las "sociedades andinas" de nuestros países, pero teniendo en cuenta que la "verticalidad" con todas sus implicaciones no es más que la expresión fenómenica de unas sociedades concretas que se desarroparen en las áreas peruano-bolivianas de la región andina, mejor conocida como los Andes Centrales. La especificidad del término andino, definido a partir de la verticalidad de-arrollada en los Andes Centrales con sus difíciles condiciones -:stémicas, lo limita como herramienta de análisis para sociea^ces ubicadas en espacios geográficos como los de los Andes del norte -o Andes de Páramo- y los valles interandinos, como el valle del río Cauca, que se caracterizaron por ser más ricos desde el punto de vista de los recursos bióticos y abióticos. P~-a superar la limitación Frank Salomón elaboró la categoría de "microverticalidad", que aplicó en su estudio sobre ;e> >eñores Etnicos de Quito.2 Este autor encuentra que el elemento esencial del análisis de la organización socioeconómica de los cacicazgos establecidos en los Andes del Norte o Andes Frank Salomon: Los señores étnicos de Quito en la época de los Incas, Quito, Instituto Otavaleño de Antropología, 1980.

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de Páramo, era la "microverticalidad", en la medida en que permitía el acceso a una gran cantidad de elementos necesarios para la supervivencia comunitaria que los cacicazgos no estaban en posibilidad de producir. Según él, el grado de desarrollo de los cacicazgos no permitió el acceso a los recursos de diferentes ecosistemas a través de la organización de "archipiélagos . haciéndose necesario, entonces, desplegar variantes organizativas que lo permitieran. De esto resultó que la sociedad se organizara en cacicazgos relacionados entre sí por prácticas de intercambio en diferentes niveles, lo cual permitió conseguir no solamente elementos básicos para la subsistencia comunitaria, sino también artículos destinados a la reproducción de los caciques y del culto. Así, la sal, el oro, la cerámica, o los tejidos de algodón se convirtieron en elementos integradores entre los diferentes cacicazgos, a la vez que señalaron un elemento social caracterizado por la presencia de grupos sociales diferenciados y que estaban colocados en la cúspide de una sociedad estratificada. Estas formas organizativas obedecían a la necesidad que tenían estas comunidades de permanecer en forma estable en un territorio, pues ya existía una tendencia al sedentarismo, como único medio de acceder a los recursos que ofrecía el ecosistema. Sin embargo, estas comunidades sedentarias, aunque tenían tendencia a la autarquía, no encontraron en su territorio todos los recursos bióticos que les permitiera sobrevivir en forma aislada. Esto obligó a establecer relaciones de intercambio con comunidades vecinas o lejanas pero localizadas en distintos pisos térmicos y que controlaban otro tipo de recursos, lo que generó, a su vez formas incipientes de organización que canalizaran ese inter20 cambio, y que dieron lugar al surgimiento de un tipo de

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especialistas (los comerciantes o "mindalaes") cuya actividad fundamental se realizada en el "tiánguez" (mercado indígena). Es difícil aplicar todos estos elementos en el área de nuestro interés, pues se hacen evidentes las limitaciones, pero también existen ciertos datos que permiten establecer una caracterización general de los cacicazgos del Valle del Cauca. Los antecedentes del tema fueron presentados por Gerardo Reichel-Dolmatoff3 quien intentó señalar los obstáculos que el medio geográfico impuso al desarrollo social de las comunidades indígenas precolombinas y que impidieron que evolucionaran hacia formas sociales más complejas. Según el autor citado, estas comunidades tuvieron un marcado carácter regionalista o aislado, en territorios que teman una abundancia de recursos tan alta que permitieron un aumento en la presión demográfica lo cual revertió no en una mayor explotación de los recursos -mejor explotación del trabajo mediante innovaciones técnicas- si no que se trató de resolver a través de la guerra permanente en un intento de ampliación territorial. La actividad bélica condujo al surgimiento de pequeños gobiernos locales con formas de autoridad permanentemente amenazadas y sustentadas por los caciques locales; pero esta actividad guerrera inhibió mayores formas de desarrollo social y económico. Una mirada preliminar sobre los escasos datos que acerca de los cacicazgos del Valle se tienen, permite ver que en realidad este tipo de sociedades no tend'a al aislamiento y a la autarquía, Gerardo Reichel-Dolmatoff: "Agricultural basis of the subandean chiefdoms of Colombia", (Artículo policopiado, s.p.i. Biblioteca de FLACSO, Quito, 1984).

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sino que, por el contrario, avanzaban hacia formas sociales más complejas, con una marcada diferenciación social y con prácticas de intercambio interregional. A pesar de las especificidades de los conceptos, ellos son útiles para emprender el estudios de las comunidades indígenas que se establecieron en uno de los valles profundos que existen en Colombia: el del río Cauca. Este valle junto con el del Magdalena y el de San Jorge, todos conectados con la costa del Atlántico en el norte de Colombia, fue una de las rutas de expansión que utilizaron los primeros cazadores recolectores para poblar lo que hoy es el territorio colombiano. Su ocupación definitiva se facilitó por la existencia de condiciones geosistémicas óptimas para los asentamientos humanos, manifiestas en abundantes recursos naturales, en la existencia de un régimen de lluvias regular y la existencia de zonas abastecedoras de alimentos como playas, esteros, lagunas, pantanos, ríos, sabanas, colinas, bosques, etc., que no demandaron una gran transformación en el equipo tecnológico. Las favorables condiciones de los valles - particularmente en lo referente al del Cauca- debe ser matizada, puesto que Luis Valdivia encontró que en este valle existían factores limitantes uno de los cuales era la cubierta vegetal densa, húmeda e insalubre que lo cubría4. Por otra parte, el arqueólogo Julio César Cubillos después de exponer las condiciones biogeográficas del Valle que lo presentan como un antiguo lago, dice que 4

. Luis Valdivia Rojas: "Factores geográficos en el estudio de las comunidades indígenas prehispánicas", en Historia y Espacio, N° 1, Cali. 22 Universidad del Valle, febrero de 1979.

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El ambiente natural del sector sur del valle del río Cauca, presenta más alta humedad y mayor lluviosidad que hacia la parte norte, todo esto complementado con un piso cenagoso e inundable, que para la época de la Conquista debió ser casi impenetrable. [•••] En estos terrenos de ambiente bochornoso, algunos sectores con mayor altura formaron especie de islas, espacios que fueron aprovechados por los grupos indígenas vecinos para establecer sus viviendas y sus parcelas de cultivo5.

Esto podría explicar que a la llegada de los españoles, los indígenas se encontraran establecidos en los lomeríos precordilleranos y valles interandinos ubicados en el piedemonte de las cordilleras Central y Occidental6. Si se sigue la crónica de Pedro Cieza de León, hasta la llegada de los españoles en el Siglo XVI, el valle fue densamente poblado "de muy grandes y hermosos pueblos, las casas juntas y muy grandes"7. Aunque es prácticamente imposible cuantificar el monto de población, si se puede suponer que estas comuni5

. Julio César Cubillos: Arquelogía del Valle del río Cauca. Asentamientos prehispánicos en la Suela Plana del río Cauca, Bogotá, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, 1984, p. 18. 6 . Al respecto pueden consultarse los trabajos citados de Valdivia y Cubillos. . Pedro Cieza De León, La Crónica del Perú, Madrid, Editorial EspasaCalpe S.A.. 3' Edición. 1962, cap. XXVI. Para evitar la proliferación de notas de pie de página queremos aclarar que prácticamente todas las referencias documentales que se hacen a continuación están basadas en esta obra.

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dades comprendían un número considerable de individuos, lo que nos plantea dos problemas: el uno es el estudio de las formas de explotación de los recursos para alimentar tal número de personas, y el otro es el tipo de organización social que dichas comunidades tenían. Para ambos problemas no existen muchos datos, pero los existentes permiten establecer que a la llegada de los españoles las comunidades indígenas no se encontraban asentadas en la suela plana del Valle geográfico propiamente dicho, sino en el pie de monte de las cordilleras andinas donde se formaban algunos valles aluviales y los lomeríos precordilleranos; cada una de ellas dominaba un territorio que tendría extensiones entre las 2 y las 4 leguas, y anchuras indeterminadas entre el río Cauca y la cordillera respectiva y que fueron denominadas como "provincias" por los españoles debido a sus diferencias lingüísticas y culturales. Por otra parte, no es posible encontrar un patrón único de poblamiento, pues mientras en algunas comunidades aparecen conglomerados de vivienda en forma de pueblos grandes, otras tienen pueblos pequeños de 10 a 15 viviendas, combinados en todos los casos con viviendas diseminadas por los campos, tanto en valles como en lomas. Gracias a sus investigaciones, estos patrones de poblamiento son sintetizados por Cibillos en "poblamiento nuclear simple", formado por pequeños rancheríos; "poblamiento lineal", a lo largo de corrientes de agua, y "poblamiento disperso" de ranchos construidos en terrazas artificiales8.

8

. Cubillos, ob. cit. p. 155.

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La agricultura era practicada en gran escala, en la medida en que prácticamente todo el territorio se encontraba cultivado de maíz y yuca, lo que era practicado tanto en los valles como en las lomas; los productos, como es evidente, son los que se obtienen en los climas templados y cálidos, donde se desarrollan temperaturas superiores a los 18°C. Desafortunadamente no existen referencias precisas acerca del manejo de suelos, ni de los elementos de intermediación, como para permitir extendernos sobre las técnicas que permiten la apropiación de los recursos. Sin embargo, la arqueología arroja información general sobre la utilización de canales de desecación, el cultivo en terrazas y camellones, lo mismo que sobre el aparato instrumental. [...] los grupos humanos que habitaron esta región, tuvieron asegurada la supervivencia, gracias a un hábitat pródigo en alimentos naturales y a la elemental tecnología aplicada a la agricultura. En la industria cerámica produjeron recipientes de formas sencillas, funcionales y aceptables en calidad. La decoración de los mismos [...] presenta baja frecuencia, son variadas pero sencillas, predominando las técnicas de incisión y presión. [...] Entre los instrumentos de producción elaborados en piedra, los empleados en la preparación de alimentos como las manos de moler, se presentan en todas las fases, y los metates o piedras de apoyo [...]. Otros útiles de piedra como las cuñas, los raspadores cóncavos y el hacha nos indican el trabajo en madera. Los núcleos, además de proveer material, fueron empleados junto con los martillos como percutores. Los proyectiles de guijarros ovoides, los raspadores y las puntas, son instrumentos

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que pudieron servir para la caza de animales y su desprezamiento, y los cinceles y los pulidores respectivamente, para labores agrícolas y alisamiento de las vasijas de barro. El hallazgo de volantes de huso, comprueba la técnica del hilado suspendido [,..]9

La combinación de cultivos estacionales como la yuca y el maíz -y sus cultivos asociados de fríjol y ahuyama- implica necesariamente un conocimiento de los ciclos agrícolas, de técnicas de cultivo, de uso del suelo, lugares de siembra, del ciclo de lluvias, etc., y, desde luego, de la rotación de cultivos que permitiría, tal y como se encontró para otros sitios andinos, un aprovechamiento máximo de la fuerza de trabajo. Igualmente, la recolección de frutos era variada: pifias, guayabas, guanábanas, caimitos, chontaduros, etc., dieta alimenticia que se complementaba con la caza de animales que en forma abundante se encontraba en las selvas, pues según lo refiere Cieza, las tierras del valle eran muy abundantes en cerrinos y dantas, y en aves tales como pavos, papagayos, guacamayas y faisanes. Pero lo más abundante era el pescado. Estas actividades se combinaban con la cría de cuyes y de perros mudos que ayudaban a complementar la dieta. Los miembros de estas comunidades estaban unidos por fuertes lazos de cohesión social, consanguinidad y afinidad, lo que unido a la alta densidad demográfica permitió la existencia de una organización social que se materializó en el cacicazgo o señoríos, como también se les llama-, lo que produjo a su vez 26

9

• Cubillos, ob. cit., pp. 155-156.

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un principio de jerarquización mediante la función militar y la religiosa, que estuvieron ligadas íntima y frecuentemente a la necesidad de defender aquellas porciones territoriales -y el territorio en general- que resultaban ser las más aptas para la agricultura10. 10

. El concepto de territorialidad debe ser definido para el caso andino, pues es mucho más rico que el utilizado en las sociedades occidentales: La etnohistoria y la arqueología moderna confirman en forma creciente que en el área andina predominaba una noción distinta de territorialidad, diferente de la del territorio político aplicada mayormente en el occidente, su concepto obedecía más bien a una percepción distinta del espacio vital condicionada por la estructuración vertical del espacio andino. No existe entonces una línea de demarcación absoluta, una frontera lineal, esta es más bien eslástica y en caso específico del Tawantinsuyo, fluctúa de acuerdo al ideal pan-andino y no precisamente de un discutible ethos imperial. Visto desde esta perspectiva, el Incario constituye una sociedad y estado de frontera; fuera del núcleo principal de consolidación de los Andes Centrales, su estado normal es el de un equilibrio conflictivo. Lo que se controlaba era espacios económicos, determinados ecosistemas o nichos, mas no en el sentido de un plano ecosistémico horizontal fundamentalmente homogéneo. Mientras que las civilizaciones clásicas de Eurasia se estructuraban esencialmente en torno a grandes cuencas marítimas, anchurosas planicies y deltas fluviales, aquí en los Andes los "países" se escalonaban desde el nivel del mar hasta cerca de las nieves eternas, abarcando toda la gama de pisos ecológicos y climáticos conformando verdaderos "archipiélagos verticales". En tiempos prehispánicos estas "islas ecológicas" eran objeto de la codicia de grandes y pequeños señoríos que se disputaban el acceso de sus recursos naturales cuando no en forma de inscursiones bélica por medio de ¿danzas parentales. Esta última modalidad bastante difundida hizo que no rocas veces los recursos fueran compartidos de manera multiétnica. Tomado de Juan Carrera Colin: "Apuntes para una investigación etnohistórica de los cacicazgos del Corregimiento de Latacunga ss. XVI y XVII", Cuiiura. Vol. IV, N° 11, Revista del Banco Central del Ecuador, Quito, -epaembre- diciembre de 1981, pp. 129-130.

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El esbozo hecho hasta aquí permite pensar que la alta productividad del trabajo en las labores agrícolas, dadas las excepcionales condiciones orgánicas de los suelos de los valles interandinos y del piedemonte precordillerano. llevaron a que las comunidades indígenas allí asentadas no necesitaran de organizaciones sociales complejas para lograr una optimización en la explotación de los recursos ofrecidos por el ecosistema, sino que alcanzaron un desarrollo social comunitario con un incipiente grado de jerarquización a través de las funciones militares desarrolladas por los caciques e ideológicas mantenidas por los chamanes. Esto concordaría con los aportes hechos por Dolmatoff, que citamos en extenso: El modelo de cacicazgos muestra una combinación de ciertos rasgos que hacen de las sociedades de esta etapa un conjunto fácilmente diferenciable, tanto del nivel tribal que les precede (o que se desarrolla al márgen de éste), como del nivel estatal que le sigue. El aumento de la población por la creciente eficacia en el aprovechamiento de los recursos ambientales, especialmente agrícolas, llevan a una mayor complejidad social. Esta complejidad se expresa en una acentuada jerarquización social, caracterizada por la desigualdad tanto de individuos como de grupos enteros. Se instituye el señorío, junto con un sistema de linajes y de prerrogativas, generalmente hereditarias; alrededor de esta jefatura surge un grupo de familias de alto rango que ejercen los controles sociales, económicos y religiosos. La gradación de rango lleva entonces al fenómeno de "clanes cónicos" y, a través de ellos, a sociedades piramidales de ancha base, sobre la cual se estructura el escalonamiento, a lo largo de varios estratos, hasta culminar en la persona del cacique". Gerardo Reichel-Dolmatoff: "Colombia indígena, período prehispánico", en Nueva Historia de Colombia. Tomo I Colombia Indígena. 28 Conquista y Colonia, Bogotá, Ed. Planeta. 1989. p. 43.

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Faltarían por integrar al análisis dos elementos que aparecen en el estudio de Murra12 y que permiten ver cómo una serie de pueblos son integrados en un tipo de organización social más compleja, cuya característica principal es la presencia del Estado. Esta integración, aunque modificó el tipo de organización social de las comunidades asimiladas, permitió la supervivencia estructural de las comunidades de base cuya cohesión social se basaba en lo que Nathan Wachtel y John Murra han considerado como "los principios fundamentales de la organización socio-económica de las sociedades andinas": "la reciprocidad, la redistribución y el control vertical de la ecología"13. Una definición elemental del concepto de reciprocidad es la siguiente: Definimos la reciprocidad como el intercambio normativo y continuo de bienes y servicios entre personas conocidas entre sí, en el que entre una prestación y su devolución debe transcurrir un cierto tiempo, y el proceso de negociación de las partes, en lugar de ser un abierto regateo, es más bien encubierto por formas de compartimiento ceremonial. Las partes interactuantes pueden ser tanto individuos como instituciones14.

La reciprocidad y el intercambio son los elementos que permiten encontrar una lógica, una racionalidad, en el mundo andino. Es lo que permite entender tanto la supervivencia de los 12

. John V. Murra: La organización Económica Del Estado Inca, México, Siglo XXI, segunda Ed. 1980. 13 . Véase Georgio Alberti, Enrique Mayer (Compiladores): Reciprocidad e Intercambio en los Andes peruanos, Lima, Instituto Estudios Peruanos. 1974, p. 15. 14 . Ibid., p. 21.

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lazos comunitarios como la organización y desarrollo de un imperio como el Incario. Nuestro interés consiste en ver la existencia de esa lógica en el desarrollo de unas comunidades que tuvieron poco -o nada- que ver con el Imperio Inca: los cacicazgos subandinos del valle del río Cauca, en la región suroccidental de la actual Colombia. 1. LOS RECURSOS DEL ECOSISTEMA Y LA ORGANIZACION DE LOS CACICAZGOS VALLECAUCANOS A la llegada de los españoles, las comunidades indígenas se encontraban establecidas en los valles interandinos y lomeríos del pie de monte de las cordilleras Central y Occidental que forman el valle geográfico del río Cauca, los que gozaban de cierta uniformidad orgánica en la composición de sus suelos aluviales. Las condiciones climáticas son en general muy homogéneas: clima superior a los 18° centígrados, altitud entre los 1.000 y los 1.500 metros sobre el nivel del mar y lluvias estacionales predecibles15. En estos lomeríos y valles se encontraban establecidas las comunidades indígenas de Timba, Cali, Jamundí, Bugas y Gorrones, que son conocidas arqueológicamente como pertenecientes a las culturas Sonso cuya llegada al valle es más bien tardía, pues no se remontan más allá del Siglo XII de nuestra era16. Estos grupos, de filiación caribe, llegaron en oleadas 15

. Valdivia, ob. cit., pp. 8-36. . Acerca de las sociedades prehispánicas del Valle del Cauca puede consultarse la obra de Carlos Armando Rodríguez: Tras las huellas del hombre prehispánico y su cultura en el Valle del Cauca. Cali. Imprenta Departamental, 1992. 16

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sucesivas por el valle del río Cauca y desplazaron las culturas clásicas conocidas como Calimas, las que habían alcanzado altos grados de desarrollo social, de manejo de los elementos de intermediación y técnico, particularmente en la ingeniería, la cerámica y la orfebrería. Ocuparon principalmente los territorios abiertos por las culturas que les precedieron en franjas territoriales con extensiones de 2 a 4 leguas y anchuras de medida indeterminada entre el río Cauca y la cordillera respectiva, pero que difícilmente sobrepasaba el nivel altitudinal de los 1.500 mts. sobre el mar. El cronista español Pedro Cieza de León, quien recorrió el valle hacia 1540, en su Crónica del Perú17 nos informa que todas las lomas del valle se encontraban densamente pobladas y abundantemente cultivadas. Muestra que las especiales y favorables condiciones geosistémicas de este valle facilitaban la explotación de los recursos por las comunidades en él establecidas, haciendo referencia ante todo a la combinación de la explotación de dos tipos de recursos vegetales: la agricultura estacional del maíz, fríjol, ahuyama y yuca, y la explotación de cultivos permanentes de frutales, que constituían la actividad económica principal, en tanto que conformaban la dieta alimenticia básica. La obtención de estos alimentos no demandaba un desarrollo muy alto de las fuerzas productivas, exigía, sin embargo, ciertos conocimientos de técnicas de cultivo de manejo de suelos y de técnicas de barbecho; tampoco exigía conocimientos profundos de técnicas de riego dada la alta pluviosidad estacional, aunque algunas comunidades desarrollaron algunas técnicas de manejo de aguas. En cierta forma los elementos de intermediación eran 17

. Cieza, ob. cit.,pp. 91-103.

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sencillos: cuchillos de hueso, hachas de piedra, palos cavadores (coas), etc.18 La producción agropecuaria se combinaba con la caza y la pesca para permitir el sostenimiento de los grupos humanos, allí establecidos. Cieza comenta que esta tierra es en general "... muy proveída de puercos y de dantas y otras salvajinas y cazas, pavas y papagayos, guacamaya, faisanes y mucho pescado" El pescado era obtenido abundantemente en las lagunas que formaban los ríos en sus crecientes y es hasta ahora el único elemento detectado en las fuentes que facilitaba el intercambio entre los distintos grupos20. La distribución de la tierra o el desarrollo de técnicas productivas, no nos ha sido trasmitido por los cronistas. Es posible, a pesar de ello, plantear que estas comunidades solucionaban sus problemas básicos de subsistencia, a través de la producción agropecuaria sin necesidad de introducir grandes cambios tecnológicos en el ecosistema. La roza y quema, unida al conocimiento del ciclo de lluvias, manejo de suelos y control de plagas, selección de semillas, etc., era suficiente en un complejo mesotérmico que se caracterizaba por tener ricos suelos aluviales21. A pesar de las ventajas que ofrecía el ecosistema, los cacicazgos no eran autosuficientes, en tanto que estaban obli18

32

. Carlos H. Illera M. "Excavaciones Arqueológicas en GuabasGuacarí- Valle del cauca" en Historia y Espacio, # 8, Cali, Universidad del Valle, pp. 114-130. 19 . Cieza, ob. cit., cap. XXVI, p. 93. 20 . Ibid, p. 94. 21 • Ibid., pp. 91-100.

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gados a conseguir algunos artículos que no producían, destinados al consumo diario, al sostenimiento del rango de los caciques y señores, y del culto; esto exigía el desarrollo de prácticas intensas de intercambio. El caso de la sal es diciente: sólo era producida por los indios de Ancerma, al norte, y por los Timbas, al sur, y de allí era distribuida a las comunidades del Valle. Los Gorrones, por ejemplo, aprovecharon su estratégica posición territorial a la entrada noroccidental del Valle y su especialidad como navegantes canoeros del río y pescadores, para desplegar un intenso comercio ofreciendo el pescado seco y la manteca de pescado que obtenían en el río y las lagunas a cambio, no sólo de la sal de Ancerma, sino también de la orfebrería y la cerámica quimbaya. El comercio no se redujo únicamente a estos dos artículos sino también a los tejidos de algodón y la cerámica que venían de las tierras de las comunidades del norte. No es fácil establecer los productos de intercambio de las comunidades del sur, pero no debe ser muy aventurado pensar que se trataba de excedentes agrícolas o de oro recogido en los ríos. La producción de excedentes agrícolas se veía facilitada por el hecho ecológico de que era posible producir en el Valle tres cosechas anuales de maíz tierno y por la abundante producción de yuca. De esta manera se puede ver cómo el intercambio microvertical surgió como una solución en los cacicazgos del Valle del Cauca. 2. LA ORGANIZACION SOCIAL Como se ha podido ver, las comunidades indígenas no tendían a estar aisladas, pues la organización social en forma de cacicazgos permitió el desarrollo de amplias prácticas de intercambio como medio de acceder a los recursos que negaba el complejo mesotérmico. 33

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A su llegada al Valle del Cauca, los españoles se encontraron con que prácticamente todo el territorio del Valle se encontraba cultivado y densamente poblado, lo que era una consecuencia lógica de la alta productividad de los terrenos que permitieron la expansión demográfica de los grupos humanos y una clara tendencia hacia el sedentarismo. Esto demandó, necesariamente, un principio de organización social como es reconocido por los estudiosos del tema: Las motivaciones para este cambio fundamental en la estructura social se cree que estén, ante todo, en el desarrollo de nuevas formas económicas que hicieran necesario un sistema de controles más formales. Mientras que en las sociedades tribales, de carácter segmentario e igualitario, el principio económico básico fue la reciprocidad, ahora la agricultura sistemática y altamente productiva en ciertas zonas, hace necesaria la redistribución, tanto de productos de subsistencia como de los eventuales excedentes. Esta redistribución tiene que organizarse y coordinarse del modo más expedito, y este proceso necesariamente se efectúa por parte de individuos y sus familias, lo cual conduce así a la formación de incipientes centros administrativos (de depósitos, mercados, tribus, etc.), donde se planifica la repartición de los recursos, junto con el cobro de contribuciones individuales. Es un punto fundamental la necesidad de imponer un sistema de redistribución cuando los grupos humanos comienzan a establecerse en regiones de gran diversidad fisiográfica y biótica, ya que un tal medio lleva a una insistente especialización ecológica y desaparece así la antigua autonomía de subsistencia, tan característica de la vida en regiones de poca variación fiográfica y climática. Una característica de los cacicazgos es la diferenciación y especialización de los grupos sociales en administradores políticos, chamanes y sacerdotes, artesanos y comerciantes.

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guerreros, y otros más. La pauta de asentamiento es de grandes aldeas nucleadas y en sus alrededores pequeños poblados satélites. [...] La defensa de las tierras de alto rendimiento agrícola o de otros recursos importantes conduce a la institucionalización de guerras endémicas, con los fenómenos concomitantes de alianzas militares, la construcción de fortificaciones y la movilidad social vertical por valentía [,..]22.

La información que ofrece Cieza no es muy amplia en este sentido. Se sabe, que los patrones de asentamiento mencionados demandaron un tipo de organización comunitaria que implicó un cierto grado de diferenciación social, puesto que los pueblos se conformaban alrededor de la casa de un "señor principal", generalmente un jefe guerrero -Petecuy, en el caso de Cali o los cinco "señores principales", en el caso de Timba23- la cual ementaba en una empalizada que la rodeaba diferentes trofeos de guerra, representados en restos de seres humanos. Existe, pues, un principio de jerarquización a partir del "prestigio" obtenido gracias a la acción militar. Cieza lo confirma: Un inc:c natural de esta provincia de un pueblo llamado Ucache .preguntándole yo qué era la causa por que teman allí tanta multitud de cuerpos de hombres muertos, me respondió que era grandeza del señor de aquel valle, [...]24

La guerra fue la actividad que permitió la diferenciación social. La actividad guerrera tiene su explicación en la alta den22 23

. Reichel-Dolmatoff: Colombia Indígena..., pp. 43-44.

. Cieza. ob. cit., Cap. XXVm, pp. 98-99. 24 . Ibid, p. 98.

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sidad demográfica que generaba la necesidad práctica de ampliar los territorios dado su reducido tamaño. Esto explicaría que las comunidades tuvieran conflictos entre sí y justificaría, a su vez, las alianzas entre distintos "Señores Principales" de los valles interandinos para luchar contra las comunidades de las sierras altas de la Cordillera Central25, que se localizaban en territorios con altitudes superiores a los 1.800 metros sobre el nivel del mar. La presencia de estos jefes guerreros como un elemento diferenciado del resto de miembros de las comunidades, ha permitido identificar estos pueblos como "cacicazgos". El advenimiento de este tipo de organización social, como se mencionó antes, se dio a partir de un aumento demográfico en la comunidad que marchó unido a una optimización en la explotación de los recursos ambientales. Esto, unido a la presión demográfica sobre un territorio relativamente pequeño produjo el surgimiento de guerras constantes entre los diversos grupos indígenas, y generó la necesidad de la organización social alrededor de un cacique que se destacó por su desempeño en los combates26. El prestigio permitió la diferenciación social a partir de la autoridad que sobre el resto de miembros de la comunidad se fue generando. La consolidación de esa autoridad permitió al cacique asumir una posición tal, que lo puso por encima de los demás miembros.

25

. Ibid, p. 99. . El grado de organización militar alcanzado en las comunidades del Valle y las características de la guerra que desarrollaron las diferentes comunidades puede ser consultada en la obra de Hermann Trimbom: Señorío y Barbarie en el Valle del Cauca, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas Instituto Gonzalo Fernández de Ov iedo, 1949. 26

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En la obra de Cieza de León es posible ver como la función del cacique se encuentra muy distorsionada para el momento de la invasión española, pues había evolucionado de tal forma que ya no obedecía a la función militar, sino que se estaba transmitiendo por herencia siguiendo patrones de consanguinidad. Como se puede observar ya no es la función del especialista lo que permite la autoridad, sino que un sector de la comunidad se la ha apropiado como un derecho familiar. Aunque el papel militar que desempeñaba el cacique era en las comunidades indígenas del Valle del Cauca la más importante, es necesario anotar que existen también otras funciones que permiten cierta relievancia. Se trata -según la nomenclatura española- de los "hechiceros". Estos eran personas señaladas para establecer el contacto con los "demonios", y su importancia también dependía de su función27. Desafortunadamente con los datos que se tienen no es posible hablar de la forma en que se perpetuó su función o si existía alguna relación directa entre éstos y los caciques que implique una alianza en el poder. Estos dos elementos de diferenciación social: el militar y el reügioso, permiten observar que estas sociedades avanzaban hacia formas de organización social más complejas: la sociedad tendía a volverse piramidal en cuya cúspide se encontraban el cacique y los chamanes, y en la base los demás miembros de la comunidad. De esta manera, la existencia de los especialistas, militares o religiosos, introdujo un elemento de diferenciación social entre las comunidades del Valle.

27

. Cieza. ob. cit., cap. XXVI, p. 95; cap. XXVIII, p. 99.

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3. LA ORGANIZACION CACICAL A PARTIR DE LOS ESPECIALISTAS MILITARES En la crónica de Cieza lo primero que salta a la vista es que las comunidades indígenas del Valle del Cauca se encontraban organizadas en una serie de pueblos28, pertenecientes a diferentes "naciones", y que se diferenciaban entre sí no sólo por la ocupación territorial, sino también por distintos grados de organización social, de actividades económicas y de costumbres. Esto permite establecer la existencia de comunidades distintas: los Buga, Chancos, Gorrones, Libes, Xamundíes y Timbas, por mencionar las más conocidas. Una actividad importante que se observa en forma general en estas comunidades es la guerra: En Buga "los naturales della son valientes guerreros"29. Los de Darién "arcos y flechas, y otros de los bastones y macanas..."30. Los Chancos "tienen grandes lanzas y dardos con que pelean; salen algunas veces de su provincia a dar guerra a sus comarcanos los de Anserma"31. Igualmente los Gorrones, los Lilíes, los Xamundíes y los Timbas se caracterizaron por ser guerreros32. La guerra permite acercarnos a la organización social de estas comunidades. Se nota inicialmente que existen pueblos organizados alrededor de la casa de un Señor Principal, la cual se distingue por estar fortificada y por exhibir trofeos de guerra: 28

. Cieza, ob cit., p. 92. . Ibid. p. 92. 30 . Ibid. p. 93. 31 . Ibid., p. 94. 32 . Ibid., pp. 94-99. 29

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Junto a las puertas de su casa por grandeza, tienen de dentro de la portada muchos pies de los indios que han muerto y muchas manos [...] Fuera de las casas tienen puestas por orden muchas cabezas, piernas enteras brazos, con otras partes del cuerpo, en tanta cantidad que no se puede creer33.

Además de esta ostentación de trofeos de guerra es posible notar que los sitios de población de los caciques obedecían ante todo a su función de guerreros, en tanto que las viviendas de los demás miembros de la comunidad estaban diseminada por los campos, cerca al lugar de cultivo, lo que se deduce del hecho de estar "las sierras altísimas de campaña, muy pobladas"34. Al parecer la organización de los cacicazgos del valle del Cauca está altamente relacionada con la guerra, pues los caciques eran ante todo conductores militares que deberían garantizar la integridad del territorio o su ampliación; pero ésto no indica que la organización social fuera simple, en tanto que los cacicazgos no eran autónomos sino que estaban integrados unos a otros, si bien no únicamente a través de confederaciones -como en el caso de los Timbas, Lilíes y Xamundíes- si no también mediante intensas prácticas comerciales como en el caso de los Gorrones. Las confederaciones de comunidades se encuentran en el caso de los Timbas, donde se confederaron 3 ó 4 señores con el fin de defender el territorio35. Igualmente, un cacique principal, como el de Cali -Petecuy- logró poner bajo su control a los señores más débiles de las comunidades Lilíes, los cuales alcan33

. Véase Ibid., pp. 94,95 y 98. . Ibid., p. 97. 35 . Ibid., p. 100. 34

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zaban el número de seis36. Desarrollos más intensos de este sistema organizativo se encuentran en el caso de Popayán un señor que logró nuclear las comunidades indígenas del peniplano que hoy lleva el mismo nombre37; de Calambáz quien logró nuclear comunidades indígenas del suroriente del valle del Cauca; o de Xamundí, quien según Cieza llegó a reunir más de veinte mil casas bajo su dominio. Estas confederaciones de cacicazgos deben ser entendidas como una respuesta a las pretenciones expansionistas, tanto propias como ajenas, pero permitieron que en el interior de las comunidades se fueran estableciendo un conjunto de familias diferenciadas socialmente, y que se puso por encima de la comunidad perfeccionando su papel de especialistas. Podría decirse, aunque suene reiterativo, que son individuos asociados familiarmente y cuya función está relacionada con la guerra. Su residencia en pueblos los diferencia, además, del resto de miembros de la comunidad que son esencialmente agricultores y viven en sus parcelas. Su ausencia de toda actividad productiva directa implica que la comunidad debe garantizar su reproducción por medio de la producción de un excedente destinado a su mantenimiento físico y el de su rango. Esto permite entender que los señores tengan a los demás miembros de la comunidad "por grandes serviciales, así a ellos como a sus mujeres..."38, haciéndose evidente que los caciques se logran nuclear diferencialmente entre ellos y también con sus propias familias, lo que a la 36

. Ibid. . Llanos Héctor: Los cacicazgos de Popayán a la llegada de los españoles, Bogotá, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, 1981. 38 . Cieza, ob.cit.,pp. 97-98. 37

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larga generó prácticas endogámicas como medio de perpetuar sus prerrogativas39. El desarrollo de estas sociedades determinaría a la larga un cambio fundamental en el principio básico de estructuración social. La "reciprocidad" propia de las comunidades tribales, que obedece a una organización social simple, lentamente sería cambiada por el principio de "redistribución" de sociedades más complejas. Desafortunadamente existen muchos vacíos en la documentación que no permiten avanzar en lo referente a estos aspectos; sólo podemos decir que muchos españoles trataron de ver en estas relaciones de reciprocidad e intercambio, una sociedad estructurada a la manera europea, con señores y siervos y con el correspondiente pago de tributos, lo que justificaría que las autoridades reales españolas establecieran encomiendas.

39

.Ibid., p. .

ENCOMIENDAS Y ESTANCIAS EN EL VALLE DEL CAUCA SIGLO XVI1

Es por todos conocido que las dos formas de recompensa más importantes que otorgó la Corona a los conquistadores consistió en la mercedes de tierras y en los repartimientos de indios en encomienda. Obviamente la desigual participación (financiera o militar) en la hueste de conquista hizo que estas formas de recompensa no marcharan necesariamente unidas. En este trabajo podremos ver que los encomenderos caleños fueron terratenientes, mientras que los terratenientes no encomenderos estuvieron buscando siempre la oportunidad de llegar a poseer una o más encomiendas para utilizarlas como fuente de mano de obra en minas y estancias, lo que a menudo no tuvo éxito, obligándolos, desde épocas muy tempranas, a importar esclavos negros, o a utilizar mediante el peonaje por deudas, a los indios forasteros. La búsqueda de encomiendas fue causa de no pocos conflictos entre los españoles. Esto se explica no sólo por el deseo 1

. Publicado originalmente en Historia y Espacio. Revista de Estudios Históricos Regionales, Vol. III, N°s 11-12, Cali, Universidad del Valle, Departamento de Historia, Enero diciembre de 1987. 43

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de recibir el tributo indígena, sino también porque ellas facilitaban la mano de obra necesaria para explotar las mercedes de tierras, combinando de esta manera los dos más importantes elementos del sistema productivo colonial, lo que permitiría el surgimento de las primeras unidades productivas controladas por los españoles. La importancia de la encomienda radica, entonces, en que fue utilizada como medio de obtención de mano de obra para el laboreo de la tierra, lo que a su vez legalizaba la posesión dando lugar a la propiedad, pues como lo cita Magnus Morner, la encomienda "... en realidad facilitaba la adquisición de propiedad de tierras"2. No debe olvidarse que la tierra otorgada mediante una merced pasaba a ser propiedad del español sólo en la medida en que éste la pusiera en producción, lo que se exponía como cláusula en los títulos de repartimiento, en los que "... se prevenía que se había de tomar posesión de las tierras repartidas dentro de tres meses y se había de hacer de ellas plantíos so pena de perderlas"3 1. SITUACION GENERAL DE CALI EN EL SIGLO XVI Aunque con la fundación de Cali en 1536 se otorgaron tierras a quienes participaron de la empresa de conquista, éstas no entraron inmediatamente en proceso de explotación que 2

Magnus Morner: "La hacienda Hispanoamericana: Examen de las investigaciones y debates recientes", en Enrique Florescano (comp.): Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina, México, Siglo XXI Ed„ 1979, p. 19. 3 . José María Ots Capdequi: El Estado Español en ¡as Indias. Méxjc:. F.C.E., 1957.

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permitiera superar la crisis de bienes de consumo en que quedó sumida la región a raíz de las guerras de conquista y que llevaría a que los artículos necesarios para el consumo diario alcanzaran altos precios, como lo señalara Belalcázar en carta que escribiera al Rey en 15444. Los Españoles prefirieron dedicarse a utilizar los indios en las minas y a recolectar los tributos que pagaban sus encomiendas -generalmente en especie-, siendo abastecida la ciudad durante mucho tiempo con el poco excedente agrícola de los indígenas5. Las primeras encomiendas fueron otorgadas por Belalcázar en 1536 cuando repartió los indígenas de Cali y Anserma entre cerca de cien soldados que le acompañaban. Esto sufrió una modificación importante en 1539 cuando Lorenzo de Aldana, como Teniente de Pizarro, repartió los mismos indios entre unos trescientos españoles "dando a unos treinta indios y otros a veinte", lo que llevaría a que, en 1541 Belalcázar, como primer Gobernador de Popayán, reformara las cosas repartiendo los indios de Cali entre 24 vecinos, incluyendo a los funcionarios reales que estaban recién llegados6. Las encomiendas a que nos referimos estaban ubicadas, a principios de los años 40's. en la margen izquierda del río Cauca, 4

. Sebastián de Belalcázar al Rey. Cali. 20-XD-1544. en Diego Garcés: Sebastián de Belalcázar. Fundador de ciudades,Cali, Feriva, 1986, p. 411. Véase también Juan Friede: Documentos inéditos para la historia de Colombia. Academia Colombiana de Historia, Bogotá, 1960, Doc. #. 1719, p.180. En adelante se citará: D.I.H.C., N° , p. 5 . Germán Colmenares: Cali: terratenientes, mineros y comerciantes, Siglo XVIII. Cali, Univalle, 1975, p. 40. 6 . Belalcázar, Carta al Rey, Cali, 30-111-1541, en Garcés, Ob. cit., p. 394.

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en la Cordillera Occidental de los Andes donde existía el grueso de la población indígena prehispánica. En ella se encontraban los pueblos Yanaconas, Yumbo, Vijes, Imbanacos, Piles, Chamuyes, Lilíes, Xamundíes, Gorrones, Arroyohondo. Roldanillo, etc.7. que conservaban unos pocos indios dedicados en su mayoría al oficio de tamemes o cargueros. A pesar de estar en la cordillera, estos indios estaban localizados en dos regiones distintas que recibían las denominaciones de [...] la provincia de la montaña" y "el valle". La primera no refería todas las partes de la cordillera Occidental que caían dentro del distrito caleño, sino la región de los ríos cabeceras del Anchicayá y del Alto Pepito, cuyos indios, fuertes y dóciles, pagaban el tributo en servicios de cargueros. Y el valle no era el valle grande del Cauca, como a veces se ha creído, sino el Valle de Lile, llamado también el valle de la montaña, que era el del río Bitaco8.

Si exceptuamos los cargueros, puede decirse que en general los encomendados no tributan tanto como los españoles esperaban obtener. Esto se puede notar en una carta enviada al Rey en 1544 por los vecinos de Cali, encabezados por don Luis de Guevara y don Sebastián de Magaña, quienes se quejaban de 7

. Véase Mariano Argüelles: "Cali y contacto con el mar" en Colombia, N° 10. Contraloría General de la República, Bogotá, oct. 1944, p. 173 y Germán Colmenares: Historia Económica y Social de Colombia, Tomo II Popayán: una sociedad esclavista, ed. la Carreta, Medellín, 1979, p. 207. 8 . Kathleen Romoli: "Nomenclatura y población indígenas de la antigua Jurisdicción de Cali a mediados del siglo XVI", en Revista Colombiana de Antropología, Vol, XVI, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá. 1974. p. 379.

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[...] la pobreza de esta tierras y los excesivos precios de las cosas necesarias para nuestra sustentación, juntamente con el poco provecho que los indios todos los de esta provincia tenemos y a los excesivos gastos hemos hecho y pérdidas que hemos tenido hasta llegar a servir a V. M. en esta provincia en lo que nos es mandado y encargado (por lo que se encontraban) todos pobres y adeudados [...]' Los bajos rendimientos de estas encomiendas se podrían explicar por diversas causas, entre las que cabría mencionar la baja densidad demográfica indígena que caracterizó a esta región y que llevó a un bajo número de encomendados en cada repartimiento, fenómeno al que se refería la queja de los vecinos de la ciudad:

Porque esta tierra es diferente a todas las otras que están descubiertas para en cuanto a podernos sustentar [...] pero aún con los indios que tenemos encomendados en nombre de V. M. para el servicio de nuestras cosas, sin los cuales aunque son pocos, como los otros repartimientos lo son, pues el que más indios en esta provincia tiene o, por mejor acertar, en esta ciudad, no tiene seiscientos y de aquí abajan todos y no suben [,..]10 Como segundo factor estaría el decrecimiento progresivo de la población indígena ocasionada por la violencia utilizada por los españoles en el sometimiento de las comunidades que continuamente se rebelaban11. 9

. D.I.H.C.,N 1719, p. 182. . Ibid. 11 . Véase, p. e., el caso de los Timbas en la carta de Belalcázar del 2011-1544, en Garcés, ob. cit., p. 411. 10

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Según lo indican los documentos, esta situación afectó por igual a los 24 vecinos feudatarios que tenía Cali12. Los funcionarios reales, por ejemplo, a pesar de los salarios que devengaban "Y tener indios de repartimiento no se pueden sustentar sino es con mucho trabajo...."13. Desde luego que la situación tan dramática que se menciona puede suscitar algunas dudas: no debe olvidarse que ellas fueron escritas para oponerse a la explicación de las "Leyes Nuevas". Para los vecinos feudatarios, esto es para los encomenderos, la situación debió ser más favorable que para el resto de la población representada por soldados, estantes, tratantes, etc., para quienes sólo existía la posibilidad de llegar a ser encomenderos cuando alguna encomienda "vacara", o sea, cuando algún encomendero muriera sin dejar sucesión o la perdiera por cualquier motivo. El conquistador Abel Meléndez de Valdez ilustra esta situación en probanza presentada en el mes de diciembre de 1544; "muchos conquistadores han tenido y tienen esperanza que, vacado algunos indios, que el Gobernador se los dará (...) como se ha hecho con algunos"14. Para esos vecinos la situación era difícil ya que el no tener encomienda significaba una casi total ausencia de figuración social y política, pues no gozaban de la vecindad feudataria, quedando limitado su acceso al bienestar económico al no contar ni con tributo, ni con mano de obra. En el año de 1544, algunos conquistadores que esperaban salir de esta situación estaban desesperados. Según Meléndez de Valdez, 12

. D.I.H.C., N° 1743 p. 247. . D.I.H.C., N° 1.756, p. 285. 14 . Ibid. 13

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[...] se irían a otras partes y lo mismo harían las demás personas que vienen a servir a S. M., habiendo sabido que en estas tierras no habrían de tener algún premio por sus servicios y trabajos, y que esto sería causa para que estas tierras se despoblasen [...]15

El descontento fue manejado hábilmente por los gobernadores de turno mediante el envío de algunos soldados a someter nuevos territorios, lo que de paso era un excelente negocio para los gobernadores, pues se hacían "debajo de concierto y compañía, según es público y notorio y pública voz y fama"16. Así, por ejemplo, en 1552 el Gobernador Francisco Briceño envío a los capitanes Vasco de Guzmán y Alonso de Fuenmayor a conquistar la región del Guachiconu (Almaguer) un apoderado suyo -Fernández del Busto- envió a Giraldo Gil de Estupiñan a conquistar la provincia de Buga17; también por su orden Sebastián Quintero emprendió la conquista de los Yalcones (La Plata), lo que no obstante no impidió la rebelión de los descontentos encabezados por Alvaro de Oyón18. Más tarde, en 1557, el mismo Fuenmayor fue enviado por el Gobernador Alvaro de Mendoza Carvajal como cabecilla de una hueste a la conquista de los indios de Buga. Entre los soldados se alistaron Mateo de Paz, Pedro de Mendoza y Pedro de Villagrán, quienes pretendieron levantar 15

. Ibid. . Juan Friede: Vida y luchas de don Juan del Valle. Primer Obispo de Popayán y Protector de Indios Popayán, 1961, p. 100. Véase, además, su obra Fuentes Documentales para la historia del Nuevo Reino de Granada, Banco Popular, Bogotá, 1975, tomo II, Documento N° 277, pp. 300-301, en adelante se citará Friede D.H.N.R.G. 17 . Romoli, ob. cit. pp. 252-3; Friede, F.D.H.N.R.G., Tomo II, Doc. N° 227, pp. 300-301,312-13. 18 . Friede: Vida y Luchas..., cit. p.100. 16

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las tropas, matar al Gobernador Mendoza y hacerse con el gobierno, lo que habría de ser el principal motivo de la llegada del visitador Tomás López, en 155919. Este tipo de levantamientos se explica en parte, por la presencia en Popayán de muchos soldados "sin oficio ni beneficio que llegaban expulsados del Perú por su participación en levantamientos la Corona. Sin embargo, los levantamientos sucedidos en la Gobernación de Popayán tuvieron diferentes motivos: en el de Alvaro de Oyón se nota un enfrentamiento entre conquistadores y colonos, y en el de Paz y compañía un intento por oponerse a las políticas proindigenistas que estaban desarrollando algunas autoridades españolas gracias a las luchas del lascasiano Juan del Valle, primer Obispo de esta Gobernación20 Para los años 50's la situación de Cali parece haber cambiado. Nicolás Ramos Hidalgo, afirma que hacia 1550 la ciudad era boyante: "La Villa [dice] era una de las poblaciones mejor gobernadas, populosa y rica"21, residencia de los gobernadores y donde existía una casa de fundición22. Esto se debía a los bene19

. Silva Padilla Altamirano: Tasaciones de encomiendas de Popayán en el siglo XVI, en La Encomienda de Popayán. Tres Estudios, Escuela de Estudios Latinoamericanos, Sevilla, 1977, p.25. El inicio de nuevas empresas de conquista puede verse en Romoli, ob. cit. pp. 377-8; y en Friede: Vida y Luchas..., pp. 1834. :a . Véase la obra citada de Friede: Vida y Luchas...; Documentos sobre los esfuerzos de don Juan del Valle por lograr medidas en favor de los indios pueden ser consultados en Friede, F.D.H.N.R.G., información sobre los "vagos del Perú", p. 265, Doc. N° 480, p. 319. 21 . Nicolás Ramos Hidalgo: Cali Ciudad Conquistadora, Univalle. s.f., p. 50. 22 . Fray Jerónimo de Escobar: "Ralación de Popayán, 1582" en Ces50 pedecia, Nos. 45-6, Cali, enero-junio, 1983, p. 2%.

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ficios obtenidos por el acceso al puerto de Buenaventura, que representó una posibilidad de desarrollo económico ya que por él entraban las mercancías necesarias para el sostenimiento de la Gobernación, brindándole a la ciudad la posibilidad de convertirse en un centro comercial de primer orden. El puerto, además, abrió la posibilidad de intensificar la explotación de las encomiendas al ser utilizados los indios, en forma masiva, como cargueros en el tráfico de mercancías. Fue Buenaventura, entonces, el factor de desarrollo que le permitió a Cali adquirir verdadera importancia, la que era reconocida por los vecinos: [...] porque esta ciudad de Cali es la más principal de todas las demás de esta gobernación, así por ser la yema como por estar en ella el puerto, a cuya causa es toda la contratación ade toda esta provincia y otras comarcas [...]23

1.2. Las Encomiendas en Cali Los datos que se tienen acerca de las primeras encomiendas son bastante imprecisos. Se tiene información relativamente segura a partir de la visita realizada en 1552 por el Oidor Francisco Brizeño, quien encontró que habían en el distrito de la ciudad 62 encomiendas con un total de 3.344 tributarios repartidos entre 21 encomenderos. La mayor parte de estos indios estuvieron localizados en la margen izquierda del río Cauca y fueron conocidos, por su ubicación en la montaña, con el nombre de "montañeses"24. Las formas de explotación de los indios encomendados se dieron a través del servicio personal en minas y estancias, el 23 24

. D.I.H.C. N° 1.719. p. 180. . Romoli, ob. cit., p. 381.

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tributo en especie y como cargueros. Sin embargo, será esta última la que predomine dada su rentabilidad explicable por el auge comercial de la ciudad, que hacía que aún sometiéndose al reglamento pudieran los encomenderos obtener de sus indios el doble de lo que obtenían en las encomiendas comunes25. (A modo de ilustración puede verse en el cuadro N° 1). CUADRO N° 1 Cargas traídas a Cali por los Montañeses (1551) Encomendero Baltasar González Blas de Simancas Alonso Ximénez Juan López Menores de Raposo Pascual de Segura Antonio Redondo Alonso de Fuenmayor Rodrigo de Villalobos Juan de Argüello Pedro Ximénez Menores de Cobo Juan del Castillo Juan Dávila Juan de Castro Rodrigo Hernández Cristóbal Quintero(abril) Rodrigo Alonso(???) TOTALES

Enero 180 70 37 40 50

Junio Agosto Diciembre Total 120 -

-

62 135 50 70

9

-

-

-

-

75 228

-

-

-

. Idem, p. 458.

_ -

-

62 56 170

46

-

-

72

11 80 106 80

64 68 75

-

135

-

-

-

-

110

-

-

-

-

158

-

-

-

-

-

55 190

-

-

-

-

143 65

512 208 859

FUENTE: Romoli, ob. cit., pp. 460-465. 25

56 61 26 79

822

663

356 131 63 181 168 305 96 142 20 219 402 155 135 110 158 55 333 65 3.094

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La utilización de los indios como cargueros no era nueva en Cali ya desde los inicios de la colonia Cieza de León lo registraba: Para llevar a la ciudad de Cali las mercaderías que en este puerto se descargan, de que se provee toda la Gobernación, hay un sólo remedio con los indios de estas montañas, los cuales tienen por su ordinario trabajo llevarlas a las cuestas, que de otra manera era imposible poderse llevar. Porque si quisieran hacer camino para recuas sería tan dificultoso que creo que no se podría andar con recuas cargadas por la gran aspereza de las sierras26.

Por la dureza de este tipo de trabajo el obispo don Juan del Valle, se vio obligado a reglamentar el servicio teniendo en cuenta la imposibilidad en utilizar otro medio de transporte para las mercancías llegadas al puerto. Dispuso que cada montañés podía ser cargado con mercancías que no pesaran más de dos arrobas, en un viaje que se calculaba en 21 días: 8 entre la montaña y la costa, uno de descanso en Buenaventura, 8 de regreso y 4 de descanso. Por su parte, el encomendero cobraba tres pesos de oro por cada carga y pagaba medio peso al indio27. Desde luego que esto no era lo único que pagaban los tamemes, puesto que sus encomenderos "les imponían trabajos adicionales en minas, rozas de maíz, construcciones de casas, acarreos de leña, cuidado de animales etc. [...] y les cobraban además, tributos en oro, mantas y gallinas", lo que fue prohibido por el Obispo mediante el Mandamiento del 26 de julio de 1551, "ya que le 26

. Pedro Cieza de León: Crónica del Perú, Espasa-Calpe, Cap. XXVIII, s. f. 27 . Romoli, ob. cit., p. 459.

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consta y es claro que trayéndoles y sirviendo en esto es gran tributo y basta"28. Si se tiene en cuenta la importancia comercial de Cali, se puede suponer que en el incremento de la explotación de los indígenas se encuentra una de las explicaciones del decrecimiento de la población. Esto era conocido por funcionarios españoles como García de Valverde quien, en carta del 3 de noviembre de 1564 explicaba al Rey las causas de la disminución de la población indígena en los siguientes términos: Los vecinos y encomenderos se descargan diciendo que enfermedades y pestilencias y guerras unos con otros los han acabado y no tiene razón, pues que desde que Dios creó al primer hombre y pecó, toda ha sido enfermedades y contiendas en habiendo gentes y con todo ello se multiplicaba el género humano y ansí lo estaba multiplicando y acrecentando, aunque no les faltaban guerras y enfermedades; pero sobrevínoles una pestilencia nueva que ellos [los indios] no conocieron y, conocido fue su acabamiento que fue el español, que con manosearlos los acaban y consumen; y esta es la enfermedad y la guerra que ha acabado los indios29.

28

. Friede: Vida y Luchas..., pp. 83-84; F.D.H.N.R.G., Tomo 1, Doc. 31, p. 136. 29 . Altamirano, ob. cit., pp. 58-59. El incremento en el trabajo de los cargueros se puede observar en la documentación que reposa en el Archivo Histórico Municipal de Cali (A.H.M.C.), particularmente en el Capitular 1, folios 24r., 375.40r, 40v, 42r, 55v, etc. Tomás López coincide en términos generales con lo que dijo Valverde, Cfr. Friede, F.D.H.N.R.G., Tomo ID. Doc. N° 507, p. 383.

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También fue confirmado en la "Relación de Popayán y del Nuevo Reino" (un anónimo de 1559-60), donde se afirma: "halo causado ser la tierra malsana y el demasiado trabajo que han tenido en las estancias y rozas de los españoles y en los edificios dellas y en lo de las casas de la ciudad que los unos y los otros son todos de tapia y ladrillo"30. Por, su parte fray Jerónimo de Escobar se quejaba en 1582 de que "Había en esta montaña mas de ocho mil indios, y no han quedado seiscientos de todos con el continuo trabajo"31. CUADRO N° 2 VISITA DE FRANCISCO BRICEÑO (1552) Encomendero

Pueblos

Baltasar González

Bichicama 57 Guaales-Mónaco 28 Cenboyá 140 Guahande 119 Bocota 68 Yoró 72 Guaales 37 Cendo 55 Guaales 15 Guaales 18 Bono 49 La Quebrada 160 Guaales 58 Yquinde, Piho y Xepia 77

Alonso de Fuenlabrada Blas de Simancas Juan de Argüello Rodrigo de Villalobos

Tributarios

Total

484

82 227 135

" . Anónimo: "Relación de Popayán y del Nuevo Reino, 1559-60 en Cespedecia, citada, p. 41. 31 . Escobar, ob., cit. p. 296.

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Alonso de Fuenmayor

Diego de Villavicencio Antón Núñez Pedro López Patiño

Pedro Ximénez

Hijos de Pedro Cobo Juan de Lara Antonio Redondo Fracisco Ruiz

Juan López Pedroza Alonso Ximénez Cristóbal Quintero Pascual de Segura García de Guzmán Francisco de Santander

?? TOTALES

21

Guaales La Balsa Yohoto Pete Xamundí Quincha Ylama, Pacará Guatonho Homa Quigüez Haguahax Cuimene Ventayó Capocole Tondo Quiguata Dagua Amayme Bex Valle del Lile Pondo Xita Cayoyo Chumba Yande Talima Bitaco Yndegua Onze-Cahoho Chiguatoco 62

FUENTE: Romoli, ob. cit., pp. 464.

38 69 37 227 63 38 146 126 62 12 14 44 49 50 34 84 34 34 35 315 70 52 52 52 167 136 199 44 24 34

421 63 38

453

302 34 35 315

174 52 167 136 199 44 24 34 3.344

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En 1559, cuando se realizó la visita de Tomás López, los encomenderos de Cali eran 21 poseedores de 31 encomiendas que tenían un total de 2.481 indios de repartimiento (Véase cuadro N° 3). La situación de las encomiendas de Cali había cambiado cualitativamente y cuantitativamente, lo que se puede ver en los ejemplos que hemos extratado del resumen de la visita que trae Romoli32. Así, el capitán Gaspar González (heredero de don Baltázar) aparece en la encomienda de Bichicama, uno de los seis pueblos que poseía en 1552 y que tenía un total de 59 tributarios; pero, en su estancia de Yumbo posee 209. Alonso de Fuenmayor conservaba solo los pueblos de Isleta, Pete y la Balsa, refundido este último como el de Xamundí (que tenía 63 tributarios y había sido en 1552 de Diego de Villavicencio). Sus encomiendas crecieron en dos pueblos: Xengo con 14 tributarios y Papagayeros con 80. Los Cobo que tenían el pueblo de Amaime, en Ocache, aparecieron con dos: Lázaro poseía el pueblo de Amaime con 59 tributarios y Andrés poseyendo tributarios en su estancia de Mulahaló. Don Pascual de Segura posee únicamente encomienda en el pueblo de Pepita33.

32

. Romoli, ob. cit., p. 461-3. resúmenes de la Visita aparecen también en las obras de Altamirano, Friede: Vida y Luchas... y en la "Relación de Popayán...". Es necesario advertir que estas no coinciden en las cifras. 33 . Romoli, ob. cit., p. 460.

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CUADRO N° 3 VISITA DE TOMAS LOPEZ (1559) Encomendero

Pueblos

Gaspar González

Bichicama Yumbo Cendo 24 Guaales Guaales Pance, Baba y Xué Guaales (más Dagua) Bolo Guetore Guaales La Balsa Pete Xengo Papagayeros Ylama-Pacará Amaime (mas Dagua) Dagua Mulahaló Ucache Arroyohondo Pondo Chumaba Yande Talima Bitaco

59 209 76 100 7 10 50 120 10 15 26 100 218 14 80 213 59 23 22 22 134 114 19 72 154 86

Locuta

164

164

Quiguata

154

154

Alonso de Fuenlabrada Guaales Rodrigo Hernández Diego Aguirre Rodrigo de Villalobos

Alonso de Fuenmayor

Juan Fernández Lázaro Cobo Blas de Simancas Andrés Cobo Luis de Sandoval Antonio Redondo Pedro González Juan López Pedroza Alonso Ximénez Cristóbal Quintero Pascual de Segura Diego del Castillo y Luis de Sandoval Juan Luzón, Pedro González y Alonso de Fuenlabrada

TOTALES 21

31

FUENTE: Romoli, ob. cit., pp. 464.

Tributarios

Total 268 7 10 120 25

438 213 59 23 22 22 134 114 19 72 154 86

2.418

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En esta visita, a la vez que se puede observar un desplazamiento de los indígenas hacia las estancias de los encomenderos, es notorio que algunos vecinos han incrementado sus encomiendas mediante el sometimiento de nuevas comunidades indígenas. También es evidente el fenómeno de refundir unos pueblos encomendados con otros, lo que llevaría a que las encomiendas circularan solamente entre los vecinos feudatarios, produciéndose un monopolio de la mano de obra indígena que ya empezaba a ser utilizada en las estancias. Aparte de lo anterior, en el intervalo de siete años que se da entre las dos visitas (1552 -1559), se nota el decrecimiento de la población indígena encomendada. Así, por ejemplo, Don Gaspar González tiene solamente 268 tributarios, 210 menos que los que inicialmente tenía encomendados don Baltázar, su padre. El Capitán Fuenmayor logró incrementar el número de pueblos gracias a sus continuas empresas de conquista; sin embargo, es posible notar un decrecimiento en los 419 tributarios de sus encomiendas iniciales: los pueblos de Isleta, Yohoto y Pete en los cuales tenía 350 tributarios, sólo conserva la Isleta y Pete con un total de 244, lo que da una pérdida de 106 indígenas. La encomienda que tenía en el pueblo de la Balsa con 66 tributarios aparece refundida con la de Xamundí, la que en 1552 terna 63 tributarios, pero ahora sólo presentaba 100, lo cual muestra un decrecimiento de 32 tributario. Lázaro Cobo es ahora único propietario de la encomienda de Ocache (pueblo de Amaime) con 59 tributarios. Esta encomienda que inicialmente tenía 34 tributarios ha crecido gracias a que se refundió con la que Pedro Ximénez tenía en Dagua con 34, en 155234. Ambas deberían sumar 68, lo que da una pérdida de 9 tributarios. La 34

. Idem, p. 464.

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encomienda de Andrés Cobo no se puede comparar por no existir datos sobre ella en la visita de 1552. Don Pascual de Segura aparece en 1559 con el pueblo de Pepita donde tiene 130 indios útiles que estaban asignados al oficio de cargueros; este pueblo provino de la Unión de los Pueblos iniciales (Baca. Andra y Ahocetala) que tenían en total 199 tributarios. De ser esto cierto, sus encomiendas habrían disminuido en 60 tributarios3-. Los cambios cualitativos se refieren al auge económico que estaba viviendo la ciudad, que produjo variaciones en la explotación de las encomiendas. En efecto, la crisis demográfica indígena, que explicaría la baja de rentabilidad de las encomiendas vinculadas a la tributación en especie, exigió que los encomenderos reemplazaran a los indígenas como abastecedores de alimentos, lo que implicaba tomar el control del proceso productivo. Para ello trasladaron parte de sus encomendados a sus mercedes de tierras, donde fueron utilizados como mano de obra en las faenas agropecuarias. Ala par de esto se encuentra la creciente utilización de los encomendados como cargueros, todo lo cual obligó a que, con el fin de preservar los indios, Tomás López tasara los servicios personales en las estancias de tal forma que "veinte indios beneficien y cojan una hanega de maíz, que generalmente todo los vecinos aran con bueyes" y los obligó a que los indios de la montaña fueran organizados en cuatro pueblos36. Con todo y esto, los indios disminuyeron tanto que para 1583 Guillén Chaparro calculaba que la población total de indios en Cali se distribuía entre 2.000 en los llanos y 800 en la montaña37. 35

. Idem, p. 460. . Anónimo: "Relación ....", p. 41. 37 . Francisco Guillén Chaparro: "Memoria sobre Popayán" en Ces60 pedecia, cit. p. 317. 36

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De esta manera quedaron definidas las dos formas en que fueron explotados los encomendados de Cali. Desde luego, para efectos del presente trabajo, lo que más interesa es la utilización de los indios como mano de obra en las estancias, a los que nos referiremos más adelante. 2. LA CONQUISTA DE BUGA A comienzos de la segunda mitad del siglo XVI la región geográfica del Valle del río Cauca se encontraba dominada sólo en sus extremos norte y suroeste, con las ciudades de Cartago y Cali respectivamente. Aunque esto es cierto es necesario tener en cuenta que Cartago no se encontraba en el sitio actual, sino en el Valle del Otún donde se encuentra la actual ciudad de Pereira, y que su dominio sobre el Valle del río Cauca propiamente dicho era meramente nominal. Por lo tanto, todo el territorio de la banda oriental, -la "Otra Banda" - excepción hecha de la parte más occidental del Llanogrande permanecía como una frontera militar. Es esto lo que explica que en la "otra banda" se diera un proceso de conquista tardía mediante el cual se pretendía someter a los indígenas que impedían la incorporación de aquellos territorios. A finales del siglo XVI un vecino de Buga, Juan de Meza y Bentazos, decía refiriéndose a lo anterior: Antiguamente los indios de la ciudad de Cali ni vecinos de ella nunca hubieron poblado el dicho sitio ni otro de la otra banda del río Cauca de miedo de los indios naturales de esta tierra, ni en las estancias de esotra banda del río estaban seguros hasta que los vecinos de la ciudad de Buga poblaron y pacificaron esa tierra38. 38

. Tulio Enrique Tascón: Historia de la Conquista de Buga,. Ed. Minerva, Cali, s. f., p. 25.

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Las estribaciones de la Cordillera Central estuvieron ocupadas por varias comunidades indígenas tales como los pijaos. putimaes, chinches, capacaríes, augíes, anapoimas y los bugas, conocidos más tarde con los nombres genéricos de bugas y pijaos39. La presencia de estos indígenas impidió la colonización, permaneciendo la región por mucho tiempo como un territorio de frontera que era necesario conquistar dada su extensión y conformación en forma de tierras planas aptas par la ganadería. Además, por allí se podría lograr un vía más rápida de comunicación con Cartago, Anserma, Arma y Santafé de Antioquia, ciudades situadas al norte de la Gobernación40Desde épocas muy tempranas en el siglo XVI, algunas vecinos de Cali y Cartago hicieron diversos esfuerzos por conquistar la región y fundar una ciudad en ella para solucionar los problemas que ocasionaban los indígenas. Luego de un fallido intento hecho por algunos vecinos de Cartago capitaneados por Gil Estupiñan, Rodrigo Diez de Fuenmayor, en calidad de teniente del Gobernador don Luis de Guzmán, logró fundar la ciudad de Buga por los años de 1559-60, en la parte alta de la cordillera41. Por diversos motivos, entre los que se encuentran el no tener tierras aptas para los ganados, ni para ejidos, el clima demasiado frío, la ciudad fue trasladada al sitio donde hoy se encuentra42. El traslado se hizo el 30 se septiembre de 1569 con 39

26.

40

. Zamira Díaz: Gestación histórica de Palmira, Palmira, 1975, p.

. Jaime Arroyo: Historia de la Gobernación de Popayán. tomo I, Bogotá, 1955, s. f. p. 105. 41 . Ibid. Véase también Friede, F.D.H.N.R.G., Tomo III, Doc. N° 45, pp. 258 y ss. 42 . Tascón, ob. cit., pp. 36 y 40.

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el beneplácito del Gobernador don Alvaro de Mendoza -quien reemplazó a Guzmán- a un sitio más al sur y en la suela plana del Valle, que se conoce desde esa época con el nombre de llano de Buga43. La nueva fundación buscaba pacificar los naturales del sector, facilitando, a la vez, el control de un gran territorio que se extendía hacia el norte hasta la región de la Paila y, por el sur, hasta el Llanogrande44. Esto llevó a que los indígenas se desplazaran hacia partes altas de la cordillera continuando como un problema sin resolver, lo que produjo que en los vecinos de Buga se creara la consciencia de que la ciudad era una "frontera de guerra con los indios Pijaos"45, convirtiéndose en un plaza militar donde se mantenían soldados a costa de los vecinos46. 2.1 Las Encomiendas en Buga El tardío proceso de conquista de Buga fue utilizado para solucionar problemas internos de Cali, pues aparte de lo que se mencionó antes, se trataba de abrir la posibilidad de que soldados y vecinos que no teman encomienda la obtuvieran. De allí que luego de fundada la ciudad lo primero que se hizo fue el reparto de indios en encomiendas. Las primeras fueron otorgadas en 1561 en Buga "La Vieja", mediante los repartimientos que hizo don Rodrigo Diez de Fuenmayor47, unido a lo cual marchó el reparto de Mercedes de tierras. 43

. Arroyo, ob. cit. p. 105. . Tascón, ob. cit. p. 48. 45 . Ibid., p. 35. 46 . Ibid. 47 . Ibid., pp. 36 y 44. 44

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Sobre las encomiendas otorgadas por Diez de Fuenmayor es bien poco lo que se sabe dada la falta de documentación al respecto. Se tiene noticia de tal repartimiento porque entre las causas del traslado de la ciudad estaba el [...] no tener estancias a la redonda sino con gran peijucio de los naturales, por lo cual los vecinos hacen en los pueblos de las encomiendos muchas sumas de rozas, todas al bordón, y tienen sus ganados en ellas que es muy gran daño para los naturales48.

La explotación de las encomiendas de Buga no sufrió el mismo proceso de las de Cali, que pasaron del régimen de tributos en especie al de servicio personales. Los conquistadores de Buga, vecinos de Cali y, algunos de ellos, terratenientes y encomenderos de esta ciudad, no dedicaron sus encomendados al tributo, sino que los adscribieron a sus tierras en un régimen de prestación personal. De allí que la ocupación de la tierra de los indígenas, desde 1561, no fuera más que el inicio de un proceso que habría de llevar a que los indios se convirtieran en mano de obra de las tierras de sus encomenderos. Es por eso que los terratenientes de la Otra Banda, don Gregorio de Astigarreta con la encomienda de Augí; Lázaro a Cobo, con las de Chinche y Capacarí; y Andrés Cobo con la de Anaponima, poblaron sus indios en estancias, continuando el proceso que se había iniciado en Cali y del cual uno de los primeros gestores fue Andrés Cobo en sus tierras de Mulahaló49. Los otros terratenientes de la Otra Bando no permanecieron ajenos a esta actividad. Por ejemplo don Luis Velásquez Rengifo 48

64

49

. Ibid., p 48. . Ibid., p. 25.

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tuvo una encomienda en Sabaletas, sitio de su estancia; estas tierras con sus indios fueron heredadas más tarde por su hijo Don Diego Rengifo Salazar50. Lo mismo ocurrió con don Felipe de Camargo, encomendero del Pueblo de Sonso, y con el Capitán Juan López de Ayala, encomendero de Guacarí, pues teman sus encomiendas en tierras de su propiedad51. A este proceso coadyuvó el hecho de que los indios pijaos y putimaes mantuvieron una guerra permanente contra los españoles y los indios sometidos, lo que llevó a que estos últimos sólo tuviesen seguridad habitando las estancias de los españoles. Los Quiamonoes ilustran la situación pues "[...] se bajaron de la tierra adentro donde es su naturaleza y criados en ella, y huyendo de sus enemigos indios pijaos como es público, se bajaron de las dichas tierras [...]", por lo que se le adjudicaron a don Juan López de Gamboa, de quien los heredó su hija doña Catalina de Gamboa, la que los pobló junto al río Sabaletas, donde tenía su merced de tierras52. Todo esto, lo mismo que en Cali, coadyuvó para que la población indígena de esta zona se redujera numéricamente, pues en el momento de la conquista (1559-60) exitían unos 30.000 indios, los que para 1582 fueron calculados por fray Jerónimo de Escobar en 3.000,y en 1583 por Guillén Chaparro en 1.20053. Esto habría de llevar a que en su desarrollo las estancias de la zona se vieran obligadas a utilizar otro tipo de fuerza de trabajo, 50

. Ibid, p. 163. . Ibid., p. 196 y 243. 52 . Ibid, p. 24. 53 . Véase Escobar, ob. cit., p. 247; Anónimo: "Relación de Quito", en Cespedecia, cit. p. 309; Guillén, ob. cit., p. 317. 65 51

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generalmente unos pocos indios forasteros y bastantes negros esclavos. 3. MERCEDES DE TIERRA EN LA OTRA BANDA Desde un principio la Corona española intentó controlar los repartos de tierras al ordenar que se dieran "a conquistadores o pobladores y personas que han servido en las Indias [...] no más de cinco peonías, ni más de tres caballerías"34; sin embargo, los conquistadores utilizaron diversos medios para apropiarse de mayor cantidad de tierras. Entre estos cabría señalar el elemento técnico de las medidas agrarias coloniales que fueron de distinta magnitud en la mayoría de los territorios conquistados55, a lo que se sumó el rudimentario sistema como se aplicaron, ya que predominó el método de "cabuya pisada", que se efectuaba con base a un patrón existente en los Cabildos, como en el caso de Buga donde existían las cuerdas para medir una huerta, solar, una estancia de pan coger y una caballería de ganados56. Otro fue el de deslindar la propiedad "a ojo", utilizando en los latifundios de frontera, donde la abundante disponibilidad de tierras, unido a los problemas propios que planteaba la frontera, hizo imposible la mensura de los terrenos obligando a deslindar la merced con base a elementos geográficos (un río, una montaña, etc.), o utilizar mojones tan inverosímiles con el sitio "... donde se quebró el brazo de Antón 54

66

. José María Ots Capdequi: "El régimen de la tierra en la América Española del Período Colonial" en Revista de Indias, N° 29, mayo de 1941, Bogotá, p. 349. 55 . Colmenares: Historia económica ...Popayán... cit., pp. 175 y ss. 56 . Tulio Enrique Tascon: Historia de la Conquista..., pp. 70-1. 57 . Ibid., pp. 52-3.

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Corzón'0 7. Además no era extraño que los linderos los conociese sólo la persona que hacia la correspondiente solicitud de merced58; así, por ejemplo, un conquistador de Buga, don Francisco Domínguez, a sólo tres años de fundada la ciudad, solicitó se le diera posesión de una merced de tierras otorgada a su suegro, el capitán Alonso García de Aguila; la posesión legal se le otorgó en vista de los títulos que presentó, pero con la salvedad de que "Su Merced no sabe dónde ni en que parte y lugar reza el dicho título del sitio de la dicha estancia, [por eso], mandaba y mandó que el dicho Francisco Domínguez dé información de donde, cuál o cuáles son los arroyos que dicho título dice"59. El fracaso de las medidas que buscaban limitar la propiedad territorial se debió, además, al hecho de que los vínculos políticos con el Gobernador de turno o el Cabildo de Cali o Buga bastaban para hacer aprobar cualquier solicitud, por desproporcionada que fuese60. Finalmente, cabría señalar otros aspectos no menos importantes: el primero sería el reducido números de españoles que habitaba estas tierras y el segundo, la baja densidad demográfica indígena que dejaba desocupada extensos territorios a lo largo del Valle. El estudio de las mercedes de tierra en la Otra Banda se dividió, para efectos del presente trabajo, en dos secciones: la primera se refiere a aquellas partes que cubrían la región de Llanogrande, en términos territoriales de la ciudad de Cali. La ;8

. Se puede observar el caso de Gregorio de Astigarreta en Colmenares: Historia..., p. 180. 59 .Tascón, ob. cit. p. 71. 60 . V. Lisandro González Llanos: Zarzal. Charlas monográficas, Ed. América, Cali, 1959. 67

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segunda a la comprendida entre los ríos Sonso y Amaime, en jurisdicción de Buga. Planteada en estos términos la ubicación territorial parece un poco arbitraria, sin embargo hay que tener en cuenta que es justamente en esta zona donde surgirán las estancias trapicheras en el Siglo XVI, las grandes haciendas esclavistas afínales del XVII, las empresas tabacaleras del XVIU y XIX, y los grandes complejos agroindustriales del XX. En otras palabras, es económicamente hablando la región más dinámica del Valle del Cauca. 3.1. La ocupación española de Llanogrande El Llanogrande fue ocupado por vecinos de Cali en una franja longitudinal que seguía el curso del río Cauca La avanzada colonizadora no se extendió llano adentro por el temor que despertaban las constantes incursiones de los indios pijaos de la Cordillera Central, las cuales continuaron aún después de fundada la ciudad de Buga. La ocupación de estos territorios se dio con base a mercedes de tierra que tenían diferentes orígenes. Las primeras fueron otorgadas por Belalcázar en la década del 4061. Uno de los conquistadores que recibió tierras en esta época fue don Pedro Cobo62, las cuales posiblemente ocupaban ambas márgenes del río Cauca, dada su situación cercana al río Amaime frente a Ocache; a la muerte de don Pedro (1545), las tierras fueron heredadas por sus hijos Lázaro y Andrés. Además de don Pedro recibió tierras el capitán Juan Díaz Hidalgo63, quedando 61

193r.

62

68

63

. Archivo Histórico Municipio de Cali, (A.H.M.C.), Capitular 6, f.

. Zamira Díaz, ob. cit., p. 42. . A.H.M.C., Capitular 1, f. 45 r„ f. 45v.

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desocupado el resto del territorio por bastante tiempo. En vista de esto, y teniendo en cuenta los éxitos obtenidos por Alonso de Fuenmayor en la conquista y colonización de los territorios simados al nororiente de Cali con la fundación de la ciudad de Buga, se hicieron al Cabildo caleño algunas solicitudes de mercedes de tierras en esta zona. La primera petición la hizo don Gregorio de Astigarreta en 1568, cuando pidió las tierras que antes eran de don Juan Díaz Hidalgo -y que no sabemos por qué perdió-, las cuales abarcaban "desde la boca del arroyo hondo una legua al río grande para abajo de frontera"64. Posteriormente, Gaspar González solicitó al Cabildo, el 14 de junio del mismo año, que le otorgara una estancia que [...] fuese de la otra parte del río grande entre la estancia que fue de Juan Díaz de Hidalgo que agora es de Gregorio Astigarreta, hasta la boca del río que parte los términos de las estancias de Luis de Sandoval e mía que se dice de Yumbo65.

Con esta petición González buscaba aumentar el tamaño de su propiedad original, la que heredó de su padre don Baltazar y se encontraba en la banda izquierda del río. Su pretensión era extenderse hasta la Otra Banda colocando bajo su propiedad terrenos situados en ambas márgenes del Cauca para mantener allí sus ganados, lo que, según él, no se podría hacer en sus tierras de Yumbo, pues 64 65

. Ibid.

. Ibid., Capitular 1, f. 41r.

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[...] los indios gorrones de guerra dieron con el estanciero e gente que tenía en ella [su estancia], donde si no oviera buena defensa la mataran de themor de los cuales yo no oso tener allí los dichos mis ganados66.

Por otra parte, en sus tierras faltaba el agua, lo que constituía un importante motivo para la petición67. Para poder otorgara esta merced se ordenó que Astigarreta midiese la suya, pues éste venía creciendo a costa de las tierras realengas existentes en la zona, para lo cual se le hicieron varios "mandados" con el fin de que midiese su propiedad y la redujese a la legua original. Ante su negativa el Cabildo se vió obligado a poner plazo perentorio de un mes so pena de una multa en metálico, motivando una solicitud de ampliación del plazo por parte del demandado "[...] ya que no se puede quemar la sabana y cañaberales pa lo hazer"68. El Cabildo amplió el plazo a dos meses. Otro solicitante fue el capitán Pascual de Segura quien, el 18 de junio de 1568, pidió al Cabildo le hiciese merced de un terreno. La petición decía: [...] en derecho de los ranchos donde tiene Gregorio de Astigarreta su estancia en la otra banda del río grande, está un pedazo de tierra cercado de una anega por una parte, y por la otra del río Amaime, que será de largura y anchura poco más, de una cuarta de legua, poco más o menos, y media lengua a lo más largo. Pido y suplico a V.M. sea servido de me hazer merced de ella para potrero.69 66

. Ibid. . Ibid. 68 . Ibid. Capitular 1, f. 44r. 28 de junio de 1568. 69 . Ibid. Capitular 1, f. 41v. 67

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El otorgamiento de esta merced entorpeció aún más la pretensión de don Gaspar, por lo que envió un escrito al Cabildo, el 8 de julio de 1568, solicitando se midan las tierras de Astigarreta y de Segura y en el que pide además que "se sepa los pasos e pies que tiene cada legua"70. Como la medición no se efectuó, el primero de octubre del mismo año insiste solicitando, además, que se vean los títulos de las propiedades de la Otra Banda y se provea según ellos71. De acuerdo a las peticiones anteriores, que son todas los que se encuentran en el archivo del Cabildo caleño, la extensa región se encontraba hacia 1568 ocupada por cinco propietarios, dueños de otras tantas propiedades algunas de las cuales ocupaban terrenos en ambas márgenes del río: Don Lázaro y don Andrés Cobo, Gregorio de Astigarreta, Gaspar González y Pascual de Segura. Poco después hubo otros propietarios en la misma zona, quienes tuvieron vecindades en Cali y Buga, pero cuyas tierras les fueron otorgadas en compensación por sus servicios en la conquista de esta última ciudad. 3.2. Mercedes de tierra en la ciudad de Buga En la pacificación de los territorios de la Otra Banda del Cauca participaron los estancieros del Llanogrande, especialmente don Lázaro y don Andrés Cobo y "el Viejo" Astigarreta72. Su colaboración ayudaba a asegurar la paz tan necesaria para la región donde tenía sus estancias, aparte de hacer méritos para obtener encomiendas y alguna merced de tierras adicional; de 70

. Ibid. Capitular l,f.45v . Ibid. Capitular 1, f. 46v. : . Arroyo, ob. cit., p. 109.

71

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paso, obtenían la vecindad en Buga, la que permitió jugar papeles políticos importantes en los Cabildos de ambas ciudades. Respecto a las mercedes de tierra, que es lo que al presente nos interesa, debemos decir que estas se presentaron en tres etapas, según las diferentes fundaciones de la ciudad. Por lo tanto, encontramos mercedes otorgadas por don Alonso Diez de Fuenmayor como teniente del Gobernador Luis de Guzmán en 1560; las realizadas por el Gobernador don Alvaro de Mendoza Carvajal en 1569, y las que en fechas posteriores a ese año otorgó el Cabildo de la Ciudad. Las otorgadas por Diez de Fuenmayor se hicieron en el momento mismo de la fundación, cuando además del reparto de indios en encomienda se dio una merced de tierras compuesta de huerta, un solar en la traza del pueblo, una estancia de pan conger y una caballería de ganados, las que debían medirse de acuerdo a un "padrón que está señalado en le libro de Cabildo, para lo susodicho"73. Las mercedes fueron otorgadas en el año de 1561 y cubrían un área relativamente extensa ya que se iniciaban al oriente del llano de Tuluá y llegaban hasta lo que hoy se conoce con el nombre de Llano de Buga. Desde luego, la mayoría fueron adjudicados en terrenos que no estaban aún bajo el dominio español, lo que llevó a que las mercedes no alcanzaran para todos los soldados y a que fueran ocupadas con ganados de los españoles las tierras de cultivo de los indígenas74. Por su ubicación fuera del área que en el momento interesa estas mercedes no serán detalladas en el presente trabajo. 73

72

74

. Tascón, ob. cit. pp. 70-1. . Ibid., pp. 44 y ss.

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El segundo momento de adjudicación de tierras se dio en i 569. cuando la ciudad fue trasladada al Llano de Buga, a unas tierras que habían sido adjudicadas por Diez de Fuenmayor al capitán Ruy Báez de Sosa quien cedió lo necesario para la traza de la ciudad75. Con este traslado se amplió el territorio efectivamente dominado pudiéndose otorgar tierras a quienes no fueron favorecidos en el primer reparto, presentándose uno definitivo que esta vez si cubrió todo el territorio de la Otra Banda. Los datos que se tienen sobre estas mercedes son imprecisos, pero se sabe que el 30 de septiembre de 1569 el Gobernador Mendoza otorgó a su teniente y Justicia Mayor en Buga, don Luis Velásquez Rengifo, entre otras tierras, una estancia para ganados y para pancoger junto al río Grande, de una legua cuadrada, y otra para ganados en el Vallejuelo de los Cuescos cerca a la actual ciudad de Zarzal76. El teniente resultaría con otra estancia en el Valle de Sabaletas (actual Municipio del Cerrito), que debió otorgársela el mismo Gobernador77. Al sur del río Sonso se encontraban las tierras otorgadas al capitán Juan López de Ayala, al Licenciado Diego de la Monja y Porras, al capitán Felipe de Camargo en Guacarí, la cual habia sido adjudicada por Diez deFuenmayor. Junto al mismo río se encontraban las tierras de Hernando Arias Saavedra, y entre los ríos Guabas y Paporrinas estaban situadas las de Alonso Martín Paporro78. El tercer reparto de tierras lo hizo, en 1571, el Cabildo de Buga Para estudiar esto es necesario recordar que de acuerdo 75

. Ibid., p. 68. . González, ob. cit. p. 41. . Tascón, ob. cit. p. 108. 8 . Ibid. pp. 116,152,160,161,166. 6

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con los datos existentes, las mercedes deberían medir una legua cuadrada, si era caballería de ganados, o "1.500 pasos en largo y 80 en ancho" si eran para cultivos de pan coger79, medidas que no fueron respetadas, como se mencionó antes, produciéndose extensos latifundios que bloqueaban el acceso a la tierra por parte de otros vecinos. Para solucionar este problema el Cabildo optó por hacer medir las estancias otorgadas, encontrándose con que quedaban algunas porciones de tierras sin dueños o cuyos ocupantes no tenían título legal alguno que respaldará la posesión. Estas porciones de tierras llegaron, en algunos casos, a ser tan grandes como una caballería de ganados y por el hecho de que "sobrasen" luego de medida la merced originaria, o que no tuviesen dueño, recibieron el nombre de "sobras"80. Además de las "sobras" existían otras clases de tierras que podían ser otorgadas por el Cabildo: se trata de la tierras "vacas", o sea las ya otorgadas en propiedad pero que quedaban libres cuando el propietario moría sin dejar herederos o cuando no habían entrado en proceso efectivo de producción. Recuérdese que se exigía que las tierras fueran explotadas inmediatamente se otorgaran, para lo cual se fijaba un plazo prudencial, más o menos en estos términos: [...] S.M. dijeron que proveían e proveyeron al dicho [...] La dicha estancia como lo pide [...] e mandaron que el dicho [...] la pueble dentro de cuatro meses primeros siguientes con tal que si dentro del dicho término no la poblare 9

. Véase ibid., pp. 67 -8; además Colmenares: Historia ..., p. 174 y ots Capdequi: El Estado Español..., FCE. México 1957, p. 153. 80 . Tascón, ob. cit. p. 90.

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quede vaco pa que se puede tornar a proveer a persona que la pidiere y della tenga necesidad [...]81

Como se mencionó antes, el Cabildo otorgó tierras desde 1571. Así, el capitán Juan de Aguilar pidió, el 5 de julio, "una estancia de pancoger, linde de una estancia entre Lope Osorio corriendo el valle abajo, donde estuviese vaco, después de medido Rodrigo Diez, y la de Ruy Báez, y Lope Osorio hacía el río Grande al valle abajo [...] porque la otra estancia que se proveyó linde de Juan Alonso es ciénagas y no valen nada"82; le fue concedida. El mismo solicitante pidió más tarde se le hiciera merced de una "estancia para ganados, de la tierra que sobrare después de medido Rodrigo Diez de Fuenmayor y Alonso García"83; también se le proveyó. Otro de los solicitantes fue don Miguel de la Yusty, vecino de Cartago, quien en 1584, decidió avecindarse en Buga, para lo cual pidió se le otorgara una estancia de panconger y una caballería de ganados, que le fueron concedidas. El mismo año don Lázaro Cobo recibió otra junto a la quebrada de Nipí, e igual sucedió con Hernán González Arias, quien la recibió pasado el río Bugalagrande84. En diciembre de 1586 Diego Rengifo, cura de Buga, pidió una estancia que abarcaba "desde donde desemboca el río de las Sabaletas arriba a la sierra contigua a la estancia de Luis Velásquez Rengifo" y, en 1587, recibió otras dos "en el río de Bolo la una, y la otra en la quebrada que corría 81

. Véase A.H.M.C. Capitular 1, f. 41r. También Capdequi: El Estado ..., p. 152. 82 . Tascón, ob. cit. p. 72. 83 . Idem. pp. 74-5. 84 . Ibid., p. 103.

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hacía la estancia de Gregorio Astigarreta"85. Ese mismo año recibió una estancia don Diego de Fuenmayor, entre el río Guabas y el de Sabaletas86. En los siguientes se otorgaron sobras por la quebrada de Artieta y el río de Tuluás . En 1891 se otorgaron tierras para pancoger y una caballería de ganados a Luis de Rioja a orillas del río Bolo88. La adjudicación de estas mercedes produjo que para comienzos del siglo XVII, Bartolomé de Arce y Aguilar dijera no haber tierras para otorgar "desde lo del capitán Benito López [al norte] hasta el río Sonso [al sur]"89. Algo similar debió ocurrir del Sonso al Bolo, pues no se encuentran peticiones de tierras en dicho sector. El otorgamiento de tierras "vacas" y "sobras" por parte del Cabildo auspició la concentración de la propiedad, pues como se ha visto, fueron los encomenderos y capitanes quienes las recibieron. El problema de la posesión en mayor medida que la otorgada o sin justo título, sólo se resolvió al menos legalmente, con las composiciones efectuadas en 1637 y las que le siguieron, cuando se legalizaron los títulos de las mercedes y de las "sobras" mediante el pago de un excedente en metálico.90

85

. Ibid., pp. 108-110. . Ibid., p. 110. 87 . Ibid. 88 . Ibid., p. 114. 89 . Ibid., pp. 160-1. 90 . Germán Colmenares: Cali: terratenientes,..., p. 43. 86

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4. Génesis de la Estancia vallecaucana Las encomiendas de Buga representaron diferencias de fondo respecto a las de Cali. En esta última ciudad se pudo vivir, en un principio, con base al régimen de tributos, de tal manera que los abastos de la ciudad provenían de la exacción del excedente indígena; al mismo tiempo se explotaban los encomendados mediante el oficio de tamemes. Finalmente, se dio el fenómeno de que en la década de los años 50 los indios fueron trasladados masivamente de sus territorios naturales a las tierras de los encomenderos, iniciándose de esta manera un tipo nuevo de unidad económica en la que los encomendados eran la mano de obra. Esto, que se hizo evidente al comparar las visitas de 1552 y 1559, tomó tal importancia que en 1558 se pidió a la Corte la derogatoria de la ordenanza que prohibía el servicio personal de los indígenas "permitiendo que pudiera intertanto empleárselos en la agricultura, pero no en laboreo de minas"91. En Buga, en cambio, se presentó la dificultad de utilizar el tributo en especie y la inutilidad de explotar a los encomendados como tamemes, dadas las condiciones particulares que presentaba el territorio, que llevó a que los indios fueran sacados de su "natural" para ser utilizados en un régimen de prestación personal que duró hasta finales del XVII. En la otra Banda la única forma de explotar rentablemente las encomiendas y, desde luego, las mercedes de tierras, era utilizando a los indígenas como mano de obra, que es lo que explica que unido al proceso de acaparamiento de la tierra marchara el del monopolio de la mano de obra. La estancia, como unidad productiva, surgió de la explotación de las merce91

. Arroyo, ob. cit., p. 103.

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des de tierras, la cual se orientó en un principio a la producción de carnes para satisfacer las necesidades de los españoles. La estancia no ha sido claramente definida por los estudiosos de la propiedad rural, ya que se presentan confusiones entre ésta y la hacienda92. Sin embargo, se está de acuerdo en que ambas forman parte de un mismo fenómeno dentro de la "unidad esencial del complejo plantación -hacienda - estancia-"93. Gracias a esto se acepta la definición de hacienda -que incluye globalmente la de estancia-propuesta por Eric Wolf y Sidney Mintz, según la cual "Hacienda es la propiedad rural de un propietario con aspiración de poder, explotada mediante trabajo subordinado y destinada a un mercado de tamaño reducido, con la ayuda de un pequeño capital"94. Según los autores de esta definición la explotación de la propiedad debe cumplir dos funciones: la acumulación de capital y asegurar las ambiciones sociales de los propietarios95. El interés del presente trabajo no es definir la Estancia; sin embargo, queremos señalar los conceptos básicos que permitieron abordar el estudio: Germán Colmenares, en su trabajo sobre Cali, plantea que la consolidación de la hacienda como unidad productiva características del valle del río Cauca se dio 92

. Los mejores estudio sobre la hacienda fueron publicados por Florescano (comp): Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina, Siglo XXI Ed., México, 1979. En él puede verse cómo no existe una definición clara del concepto de estancia, quedando prácticamente sumido dentro del de hacienda. 93 . Morner, ob. cit. p. 17. 94 . Ibid. 95 . Ibid.

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hacia las postrimerías del siglo XVIII, luego de un proceso de reconstrucción de antiguos latifundios mediante la compra sucesiva de derechos por parte de un adquiriente que tenía la intención de realizar mejoras. Estos compradores, generalmente mineros y/o comerciantes, representaban un poder nuevo frente a los que hasta ese momento habían monopolizado la tierra, e introdu jeron cambios sustanciales en los sistemas de producción y en las relaciones laborales al incorporar capital en forma de contingentes de esclavos -excedentarios del sector minero-que producirían con nuevas técnicas y herramientas para un mercado minero principalmente. La explotación de la tierra se orientó a la producción mixta de mieles y ganados96. Colmenares, influenciado por los estudios sobre la hacienda mexicana y chilena, utiliza la palabra estancia como "una expresión genérica para designar cualquier propiedad, tanto como HACIENDA DE CAMPO. En cambio HACIENDA DE TRAPICHE introduce un especificación y alude concretamente a cierto tipo de producción"9 . Afirma, además, que fueron estas últimas las que evolucionaron hacia la conformación de las haciendas definidas anteriormente98. Como se puede ver estos planteamientos no son satisfactorios en cuanto a definir las unidades productivas que precedieron a las haciendas del XVm Esto obligó a tener en cuenta los estudios elaborados para México, por Chevalier, donde estancia es un campo de pastoreo que debería ser poblado antes de un año, y cuyo otorgamiento no confería propiedad ni pose96

. Colmenares: Cali, terratenientes..., pp. 55-60. ".Ibid. 98 . Ibid.

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sión "sino solamente el derecho de pastar y a construir cabañas de pastores, siendo los pastos comunes". En Chile, Mario Góngora encontró una definición similar pues "las mercedes de tierras y estancias llevan la cláusula expresa de no conferir posesión ni propiedad, sino solamente el derecho de pastaje y a construir corrales de unas dos caudras"99. Cosa distinta es lo que plantea Lucía Salas, Nelson de la Torre y Julio Rodríguez en sus estudios sobre la Banda Oriental del Uruguay, quienes se refieren a la estancia como un campo de cultivo al cual se le han adicionado algunas casas. Para ellos la estancia surgió debido a una exigencia de la Corona según la cual el beneficiado con una merced de tierras debería "asegurar su posesión con un núcleo poblado"100. La definición del concepto como tal sigue siendo ambigua, pero concuerda en términos generales con el que se ha tenido tradicionalmente en el Valle del Cauca, según el cual estancia significaría "alquería" o "cortijo" y este a su vez "posesión de tierras y casa de labor"101. A pesar de que esta base conceptual parece endeble, con ella nos hemos introducido en el estudio de los factores que incidieron en el surgimiento de las unidades productivas que estuvieron destinados a reemplazar a las de los indígenas. Para lograr esto hemos mirado cómo surgieron las primeras estancias en Cali durante el siglo XVI, utilizando, como caso las estancias 99

80

. Cfr. Jean Borde y Mario Góngora: Evolución de la propiedad rural en el Valle del Puangue, Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1956, tomo I, pp. 34-5. 100 . Lucía Salas de Tourón et. al., Estructura económico-social de la Colonia, Ed. Pueblos Unidos, Montevideo, 1967, pp. 8-9. 101 • González, ob. cit. p. 41.

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surgidas en la "otra banda del río Cauca". Gracias a esto podemos adelantar unas conclusiones preliminares que permitirán iniciar en otro estudio un análisis más elaborado de este tipo de unidad productiva. El decrecimiento de la población indígena representó una baja para los encomenderos en sus entradas por tributos y además una crisis en el suministro de víveres para las ciudades, lo que llevó a que los encomenderos empezaran a reemplazar a los naturales como abastecedores de productos agrícolas. Lo que siendo reiterativo habría de producir dos cosas: a) Una utilización nueva de la encomienda. Ahora no era utilizada únicamente como medio para apropiarse de los excedentes de la población aborigen, sino que empezó a utilizarse regularmente como fuente de mano de obra rural. b) Cambios en el interior de las estancias, que ya no se referían únicamente a un sólo renglón productivo -la ganadería,sino a una producción mixta de ganado, granos y, más tarde, mieles. El primer aspecto nos lleva a retomar el estudio de la encomienda, ya que la estrecha relación de esta con la estancia, permite mostrar que el desarrollo de las unidades productivas controladas por los españoles produjo su paulatina desaparición. Esto tiene particular importancia pues se ubica en el contexto de los estudios internacionales sobre el tema, por ejemplo, Robert G. Keith en su estudio sobre la relación hacienda-encomienda, plantea que ésta requiere la sobrevivencia de la población indígena, sin cambios radicales, mientras que el desarrollo del 81

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sistema de la hacienda exige que esa sociedad sea destruida y sus miembros transformados en proletariado agrícola"102. La relación estancia-encomienda tiene además otra significación: aunque James Lockhart observó que "siempre hubo más haciendas que encomiendas"103, este fenómeno en la otra Banda no se cumple. Allí los estancieros fueron encomenderos, lo que es fácilmente explicable ya que se habla de la época inmediatamente posterior a la conquista, hasta más o menos finales de la década de los 80, cuando la tierra aún pertenecía -en su gran mayoría- a los propietarios originales y no se presentaban las compraventas o los procesos sucesoriales que llevaron a la división de las mercedes. Este proceso tiene algunas significaciones sociales: la paulatina extinción de la encomienda y fortalecimiento de la estancia, no significó la pérdida de importancia social de los encomenderos, sino más bien un reforzamiento. La explicación no puede ser más obvia: encomenderos y estancieros son el mismo sector, cuya importancia social aumentó al jugar un papel cada vez más importante en la vida económica de las ciudades de la región al encargarse de abastecer sus mercados. 4.1 Evolución de la mano de obra Uno de los problemas que queda planteado cuando se menciona la crisis de la encomienda y la relativamente rápida extinción de la población aborigen, es la de la mano de obra que debería reemplazar a la encomienda. Vamos a tratar de seguir 102 103

. Citado Por Morner, ob. cit. p. 19. . Ibid.. p. 19.

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de una manera general, la evolución de la mano de obra utilizada en las estancias, para mostrar cómo los estancieros lo resolvieron. 4.1.1. El decrecimiento de la población indígena La crisis demográfica en Cali y Buga tiene diferentes causas entre las cuales los estancieros caleños privilegiaron el ataque continuo a las estancias por parte de los indígenas no sometidos, tal y como lo relató Antonio Aguilar el 26 de octubre de 1587, al decir que Buga estaba "tan cerca de los indios Putimaes que solían salir muchas veces a hacer asaltos en los indios comarcanos della llevándoles presos a sus mujeres y hijos y hechos muchos otros daños"104. A esto podrían agregarse muchas otras cosas, tales como la guerra de arrasamiento contra las tribus sublevadas a lo largo del siglo XVI; el sometimiento a formas de explotación que aniquilaban físicamente al indígena; la falta de defensas orgánicas contra enfermedades desconocidas, etc. Desde luego no vamos a entrar a detallar esta crisis, sólo diremos que venía afectando a Cali desde los años 50's continuando a todo lo largo de los siglos XVI y XVII, según se ve en el cuadro siguiente: Decrecimiento de los indios tributarios en Cali Antes de

1536

1541

30.000 10.000

1552 1559

5.000 3.535 3.000 2.100

FUENTE: Kathleen Romoli, ob. cit. p. 382. 104

1570 1582 1634

. Tascón, ob. cit. p. 122.

420

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Hasta tal punto se dio la disminución de la población indígena, que para 1618 el capitán Miguel Arroyo afirmaba que en Cali y Buga no hay más cantidad de que la de ochocientos indios naturales"105 Mientras tanto las exigencias por suministros para la ciudad y zonas conquistadas aumentaron. Esto lo demuestran los autos dictados por el Cabildo caleño en 1568, uno de los cuales decía: [...] al presente hay en esta ciudad gran necesidad de maíz y al presente se espera se cogerá poco y podrá aser por la misma razón subir la hanega de lo exesivo precio y conviene prevenir y poner remedio y de forma que la república desta dicha ciudad no padezca necesidad, y los que cojieren el dicho maíz no pueden encarecerlo, y por el dicho efecto dijeron que mandaban e mandaron que se apregone públicamente en esta ciudad, que cualquyera de las personas que tuvieran maíz pa vender, lo den por el tiempo de esta cosecha, que de presente se coge en las estancias, de donde se cojere cada fanega a un peso de oro de veinte quilates [...]106

Posteriormente se ordenó vigilar las estancias para que el maíz que se recolectara saliera al mercado de la ciudad, y que los diezmeros de esos años vendieran el maíz que recolectaran por concepto de diezmos107. Algo similar ocurría con los ganados: desde 1567 el Cabildo empezó a quejarse de que 105

. A.H.M.C. Capitular 4, folio 176r. . Ibid., Capitular 1, folio 41r. 107 . Ibid., folio 44v. 106

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Las carnicerías de esta ciudad son mal servidas y en ellas no se pesa carne [de] abasto, ni ninguna carne de puerco y la poca que se pesa es muy poca y muy mala, de manera que no alcanza [para] la mayor parte de vecinos ni estantes en ella [...]108

Esta situación se repetió a todo lo largo del siglo, ya que la ciudad estaba compitiendo, con otros mercados. Si esto se mira a la luz de la crisis demográfica, se comprenderá que los estancieros debieron incorporar nueva mano de obra, para ofrecer los artículos que la población demandaba, lo cual se solucionó incorporando mano de obra esclava. 4.1.2. Los esclavos La presencia de negros esclavos se dio desde el momento mismo de la conquista, puesto que un número pequeño de ellos acompañó a los encomenderos. Por otra parte, cuando Belalcázar recibió el título de Gobernador de Popayán pudo entrar cien negros esclavos libres de derechos. La necesidad de introducir este tipo de mano de obra se hizo más patente a raíz de las constantes prohibiciones acerca del trabajo personal de los indígenas en las minas, lo que llevó a que desde épocas tempranas Belalcázar pidiera permiso para introducir mil esclavos "horros de derechos"109. No tenemos evidencia de que la autorización se consiguiera; más bien parece que la Corona guardó prudente silencio al respecto. Lo que sí es un hecho es que los vecinos de Cali compraron esclavos para utilizarlos en minas y estancias. 108 109

457.

. Ibid.. folio 37v. . Belalcázar, Carta al Rey, Cali, 3-XI-1549, en Garcés, ob.cit., p. 85

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Según los datos que se tienen en los años anteriores a 1568 habían entrado a Cali más de 400 negros, y durante la primera mitad de este año entraron 200 no . Esta población negra trajo muchos problemas pues "se amotinan y huyen del servicio [ilegible] y andan fuxitivos salteando los caminos y haciendo muchos [daños]...", según reza una relación enviada por don Gregorio de Astigarreta a la Real Audiencia de Quito111. En la misma solicita que se extremen los castigos con mutilaciones corporales y la horca para los que están cometiendo desmanes tal y como, según él, se hacía en el Nuevo Reino y en Panamá. La Audiencia consideró que este problema era grave y debía remediarse ya que por él [...] se an seguido grandes robos en deservicio nuestro, y muertes, y robos de gentes, y más teniendo tantos aparejos como dizque tienen en esa dicha gobernación por ser tierra tan larga y de tan pocos españoles pa los resistir si se alzacen y juntasen muchos, y los naturales muy pocos y gente muy miserable pa se saber defender de las fuerzas que se le hiciesen. Y porque a nos toca el remedio antes que el mal sucediese, y a su parte se le había huido y ausentado algunos esclavos que le habían costado mucha cantidad de pesos de oro y tiene otros que se levantarán como los demás viendo que no tienen castigo [,..]112

El Cabildo, teniendo en cuenta lo solicitado por Astigarreta en su nota a la Audiencia y lo que ésta recomendó, ordenó al Alcayde del Puerto que averiguara de dónde provenían los 110

. A.H.M.C., Capitular 1, folio 44r. . Ibid. 112 . Ibid.

111

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esclavos que llegaban en los barcos, ya que "por el puerto de Buenaventura entran a esta gobernación gran cantidad de esclavos y entre ellos muchos criollos e otros que vienen de diferentes partes [por lo que] se reciben en esta ciudad y gobernación gran daño por ello...."113. Se ordenó que si los esclavos llegados eran criollos o desterrados deberían ser devueltos a su lugar de origen. Todos los esclavos que entraron no fueron utilizados en las faenas agrícolas, un buen número fue destinado a la minería. Pero el testimonio de Astigarreta permite pensar que el número de los destinados al trabajo de las estancias no fue despreciable. No debe ser una mera casualidad de que quien se quejó de los problemas que representaron los negros huidos fuera precisamente un estanciero. La mano de obra esclava cobró mayor importancia con los intentos de apertura de la frontera minera del Chocó 1 1 4 Esto debió haber congelado la presencia de esclavos en las estancias ya que podían dedicarse a labores más productivas, pero, de nuevo, amplió la demanda de alimentos. 4.1.3 Los indios forasteros La región vivió para finales del siglo XVI un auge comercial que tiene que ver con el descubrimiento de nuevos yaci113

. Ibid. f. 46r. . Robert C. West: La minería de aluvión en Colombia durante el período colonial, UNAL, Bogotá, 1972. Una visión más detallada de este problema puede consultarse en mi libro Resistencia indígena frente a la colonización española, Cali, Universidad del Valle, 1991. 114

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sobre el tema118. Pero es necesario aclarar que de acuerdo a los incompletos datos que se tienen acerca de los conciertos en Cali, los indios encomendados sometidos a este tipo de contratación no parecen haber abundado mucho, pues sólo encontramos un caso de un indio criollo concertado119, lo que podría explicarse por la referida disminución de la población encomendada. La presencia de los indios forasteros completa el estudio sobre la evolución de la mano de obra que se utilizó en la estancia. Esta aparece como una unidad productiva que no tuvo una mano de obra especializada, ya que supo adecuarse a las condiciones que el desarrollo económico de la región imponía: utilizó la encomienda como fuente de mano de obra rural tan pronto se presentó la baja rentabilidad de los tributos en especie y la necesidad de explotar las mercedes de tierras. Posteriormente, ante el aumento de la demanda de productos agropecuarios los propietarios de tierras se vieron obligados a ampliar la mano de obra, lo que realizaron mediante la compra de negros esclavos, combinando de esta manera encomienda y esclavitud. Finalmente, gracias al auge minero y comercial de la ciudad, vincularon la población flotante de indígenas forasteros mediante conciertos.

118

. Véase Guillermo Hernández R.: De los chibchas a la colonia y a la República, Ed. Internacionales, Bogotá, 1978, p. 289. Colmenares: Historia..., p. 208. 119 . N.P.C. Legajo de 1595, f.CXVffl y ss. con fecha 24-X-1595.

LAS REVUELTAS DE LOS ENCOMENDEROS

Cuando Germán Colmenares iniciaba sus estudios de Historia Social señalaba la fortaleza de los capitanes de la conquista, quienes "sabían afirmar su prestigio en medio de tropas indisciplinadas y llegaban a dominarlas". Aceptaba que una imagen generalizada de los conquistadores, que los mostraba como "aventureros sedientos de oro y de preseas" y como militares desplazados de los agotados campos militares del viejo continente, tema algo de verdad. Pero, denunciaba que este tipo de imágenes transmitidas a través de los manuales escolares construidos por lo que calificaba como una "historia epopeya", velaba los conflictos y las querellas que se presentaban entre los empresarios de la conquista y los conquistadores por el reparto del botín, o entre estos y los oficiales reales que vigilaban porque no se defraudara el Tesoro Real1. Gracias a sus estudios la conquista ya no se nos reveló como una acción heroica sino como "...la construcción de un sistema de poder" que se constituyó a partir de la fundación de ciudades, puesto que las huestes de la conquista sólo alcanzan un reconocimiento político de parte de la Corona a partir de este principio identi1

. Véase Germán Colmenares: Historia Económica y Social de Colombia. 1537-1719,3a. ed., Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1983, p. 17.

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ficador, el núcleo urbano. Este constituye no solo una concentración de fuerza que subordina a sus necesidades el entorno "rural" indígena sino que se erige como nexo de continuidad entre la civilización urbana mediterránea y el Nuevo Mundo conquistado. Son entonces los privilegios de las ciudades los que integran un primer núcleo de poder político y derivan honores y privilegios para sus "vecinos"2.

La creación de este poder -materializado en los Cabildostampoco estuvo exento de conflictos. El patrimonio de la "ciudad" -sus términos territoriales y la mano de obra indígena existente en ellos- tendió a polarizarse en manos de los antiguos capitanes de las huestes quienes como caballeros monopolizaron la tierra al lograr la adjudicación de grandes extensiones -"las caballerías"-, frente a las modestas adjudicaciones de los soldados -"las peonías"-. Pero frente a la enorme disponibilidad de tierras, los enfrentamientos se dieron por la apropiación de la mano de obra, pues los primeros obtuvieron indios encomendados para trabajarlas y explotar las minas del Rey, mientras que los segundos debieron vivir como "paniaguados" esperando que alguna encomienda "vacara". Para Colmenares los conflictos se presentaron por "la ambición por el poder que implicaba la encomienda" y, aunque no dejó de señalarlos, enfocó sus trabajos hacia el estudio de esta institución colonial. Es justamente aquí donde señaló un sendero metodológico para entender el tránsito de la sociedad de conquista a la sociedad colonial: Desde el punto de vista de la historia social llaman la atención los hechos menos vistosos de este proceso pero cuya 2

. Ibid., pp. 18-19.

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frecuencia permite identificar ciertas polaridades -que no son otra cosa que el norte de la ambición o la concentración de los factores del poder político y económico. Así, parece preferible estudiar como un hecho más duradero la formación de estructuras sociales a través de la concentración del poder. En otras palabras, las secuelas de las primeras distribuciones de encomiendas, las rivalidades que trajeron consigo y las modificaciones que se operaron en ellas en virtud de la formación de grupos más o menos antagónicos3.

En consecuencia, con el presente trabajo y tratando de seguir el camino señalado por Colmenares, deseo introducirme en el estudio de los conflictos sucitados por los encomenderos en la época de fundación de ciudades en la Gobernación de Popayán. 1. LOS CONFLICTOS POLITICOS EN LA SOCIEDAD DE CONQUISTA Aparte de los conflictos entre los españoles y los indios y entre los mismos conquistadores, en América se presentó otro tipo de problemas: el conocido como "las guerras civiles", que no eran más que movimientos sediciosos adelantados por grupos de conquistadores que se negaban a someterse a las imposiciones de un rey que no había realizado directamente la conquista4.

3

. Ibid., p. 118-119. . Pedro Cieza de León: Las Guerras Civiles del Perú, Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, tomos 68 y 76, Madrid, Imp. de Miguel de Ginesta, 1855 y 1851. 4

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La Gobernación de Popayán no escapó a dichos movimientos, que se presentaron durante la conquista y en los inicios del período colonial. Al final de la conquista los más sonados casos fueron los de la invasión de Pascual de Andagoya y la rebelión de Jorge Robledo5. Si bien el caso de Andagoya no fue más que una indefinición malintencionada de jurisdicciones que casi lleva al enfrentamiento entre los recién llegados y el recientemente nombrado Gobernador Belalcázar, el de Robledo puede ser entendido como un acto individual que en ningún sentido alteraba el orden público general de la Gobernación de Popayán aunque sí fortaleció un grupo faccioso local en el norte de la recién creada Gobernación. No ocurrió lo mismo con los movimientos sediciosos ocurridos en fechas posteriores y que se presentaron en momentos en que los españoles debían abandonar la mentalidad y las prácticas correspondientes a una sociedad de conquista y entrar en los parámetros que imponía el establecimiento de la sociedad colonial. Si en la primera primaban los deseos voluntariosos de unos señores pletóricos de "gloria y fortuna", en la segunda deberían someterse a las autoridades nombradas por un rey en cuyo nombre se había adelantado la conquista. Este tránsito implicaba renunciar a ciertas prerrogativas inherentes a la vecindad feudataria, ya que la Corona inten5

. Pascual de Andagoya: "Relación de los sucesos de Pedradas Dávila en la tierra firme y de los descubrimientos en la Mar del Sur por el Adelantado Andagoya", en Cali en su IV Centenario, Cali, Junta del IV Centenario, 1936; Cristóbal de Salinas: "Hechos de Pascual de Andagoya, de su hijo Juan, de sus tenientes en la Gobernación de San Juan, 1541-1543", en Cespedecia, Vol. XIV, #s. 51-52, Cali, INCIVA, enero-diciembre de 1985. Juan Bautista Sardela: "Relación del Descubrimiento de Antioquia por Jorge Robledo" en TV Centenario de la fundación de Santa Ana de los Caballé94 ros, Ediciones Edgardo Salazar, 1939.

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taba controlar la explotación indiscriminada de los indios mediante la aplicación de un nuevo tipo de legislación que buscaba, aparentemente, mitigar la condición social de los indígenas6. Por otra parte, existía latente el enfrentamiento entre los viejos conquistadores y los nuevos colonos. El conflicto que esto encerraba se explicaba en la negativa a reconocer la autoridad delegada por el Rey en personas que no habían participado en la conquista y que aparecían ahora como "golilleros" usufructuando lo que tanta sangre, sudor y dinero había costado a los señores conquistadores. El conflicto se habria de dirimir en un enfrentamiento en el que actuaban los cabildos de las ciudades, espacio de poder de los conquistadores, y las instituciones coloniales de nuevo cuño, desde las cuales virreyes, oidores y gobernadores, pretendían hacer cumplir la voluntad del soberano español. 1.1 BELALCAZAR VS. CARTAGO En los estudios realizados por Juan Friede se evidencia que los primeros movimientos de este tipo que se presentaron en la Gobernación, fueron realizados desde la conflictiva zona de Cartago-Anserma, donde los amigos del capitán Jorge Robledo controlaban los cabildos de ciudades que eran puntos de avanzada sobre la frontera minera y estaban bastante alejados de la residencia del Gobernador de Popayán7. 6

. Colmenares, ob. cit., pp. 123-124. . Juan Friede "Historia de la Antigua Ciudad de Cartago", en Luis Duque Gómez, et. al.: Historia de Pereira, Pereira, Club Rotario, 1963, pp. 241 y ss. Prácticamente todo lo tratado en este punto sigue a este autor.

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El más beligerante de los cabildos fue el de Cartago, donde se dio desde su fundación el enfrentamiento entre los "peruleros" amigos de Sebastián de Belalcázar y los "cartageneros" amigos de Pedro de Heredia8. A finales de 1540, el cabildo envió a Suero de Nava como "procurador" a Lile (Cali) donde esperaba lograr que Pascual de Andagoya, a cuyo nombre Robledo había fundado la ciudad de Santa Ana de los Caballeros de Anserma. confirmara los títulos sobre las encomiendas y mercedes de tierras repartidas por Robledo, y que se abstuviera de autorizar el establecimiento de nuevos vecinos en la ciudad porque, supuestamente, la población aborigen no era suficiente para sostener tantas personas. Esto no era más que una queja directa a la costumbre que tenían los gobernadores de reservar buenas encomiendas y tierras de las jóvenes ciudades para adjudicárselas a sus allegados aunque no hubieran participado en la conquista. El procurador pediría además que los yanaconas y naborías traídos por los primeros conquistadores desde Quito fueran adjudicados a perpetuidad e innembargables, lo mismo que sus caballos y armas. También se solicitaría que se ordenara a los conquistadores que no iniciaran nuevas conquistas hasta que no quedara concluida la de Cartago, donde los indios aún no estaban totalmente sometidos9. Durante el traslado del procurador a Cali se enteró con sorpresa que el gobernador Andagoya había sido depuesto por Belalcázar quien, recién llegado de España con títulos de Gobernador. desatendió las solicitudes del cabildo y, por el contrario, 8

. Jaime Arroyo: Historia de la Gobernación de Popayán, tomo II, Bogotá. Biblioteca de autores colombianos, 1955, pp. 45-46. 9 . Respecto a la resistencia indígena puede verse mi trabajo Resistencia 96 Indígena a la colonización española. Cali, Universidad del Valle, 1991.

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incrementó la política de enviar vecinos nuevos a establecerse en Cartago, señalándoles encomiendas y tierras en perjuicio de los primeros conquistadores, muchos de los cuales abandonaron la ciudad. Esta política de Belalcázar obedecía a la necesidad de cambiar la correlación de fuerzas en un cabildo controlado mayormente por los amigos de Robledo y se dio de tal manera que, a mediados de 1541, sólo dos de los regidores antiguos -Giraldo Gil de Estupiñán y Juan Ruiz de Noreña- formaban parte del cabildo. Evidentemente, Belalcázar estaba utilizando las encomiendas para afianzar su poder. Con todo, el cabildo a pesar de estar dominado por una mayoría adepta al nuevo gobernador, se vio obligado a ceder ante las presiones del vecindario y pidió que Belalcázar se presentara en Cartago para solucionar los problemas de la ciudad, lo que al no ocurrir obligó al envío de un nuevo procurador -Gerónimo de Castro-, quien el 3 de octubre de 1541 fue encargado de viajar a Cali a exponer los peligros que vendrían a la ciudad si los mejores repartimientos de indios se otorgaban a los recién llegados como estaba sucediendo, pues los viejos conquistadores viéndose endeudados y pobres, como desesperados al ver que les quitan su sudor y trabajo, podíase suceder alguna cosa y venir en deservicio de Su Majestad y menoscabo de su Real Hacienda10.

El evidente tono amenazante sirvió también para someter a Miguel Muñoz, teniente de Belalcázar, a quien los cabildantes ordenaron que 10

. Friede, ob. cit., p. 247.

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no consienta ni permita quitar tú desposeer a ningún conquistador de la posesión que tiene de los indios y caciques, ni dar posesión a nadie de ellos, hasta tanto que el señor gobernador sea informado de la verdad y otra cosa sobre ellos provea".

El tono de amenaza evidenciaba que los vecinos estaban dispuestos a enfrentarse a las arbitrariedades del gobernador. Este sospechando las debilidades de su teniente, decidió relevarlo de su cargo nombrando en su lugar a Alonso Díaz Madroñero, quien intentó posesionarse el 10 de octubre lo que no pudo efectuar porque el cabildo no aceptó que se nombrara una persona que no había participado en la conquista y fundación de Cartago, amén de que en los trece meses de vida de la ciudad ya se habían nombrado cinco tenientes, lo que creaba mucha inestabilidad en un territorio donde los indios no estaban completamente pacificados. El cabildo decidió enviar otro procurador, Juan Ruiz de Noreña, para que lograra las reivindicaciones exigidas por la ciudad. En las instrucciones que se le dieron se puede observar el tipo de arbitrariedades que cometía Belalcázar: 1. Exigir la revocación de los repartimientos hechos por el gobernador desde Cali. Belalcázar debería dejar que Miguel Muñoz fuera quien realizara los repartimientos en la medida en que conocía al vecindario. 2. Que expusiera la situación de pobreza de los vecinos y exigiera que no se pudieran rematar los caballos, armas e indios de servicio para el pago de deudas. 11

. Ibid.

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3. Que Belalcázar se abstuviera de enviar nuevos tenientes por la inestabilidad en el orden público que esto creaba. 4. Que en caso de que Belalcázar no aceptara lo pedido se declarara agraviado mediante acta y prosiguiera el pleito ante el Consejo de Indias. Aunque las respuestas a estas exigencias no se conocen, se puede sospechar que el gobernador continuó con sus arbitrariedades en tanto que en 1543 ordenó la fundación de la villa de Arma, segregando de Cartago las provincias indígenas del norte, en perjuicio de los encomenderos de la ciudad y nombrando a Miguel Muñoz por su teniente y a Pedro López Patiño como su reemplazo en Cartago. Para complicar la situación interna, en 1544 Belalcázar debió auxiliar al Virrey Blasco Núñez Vela quien había sido expulsado del Perú por los partidarios de Gonzalo Pizarra. Para correr con los gastos que esto implicaba repartió una "derrama" entre los vecinos de la gobernación por un monto de 40.000.oo pesos oro, de los cuales correspondió una buena parte a los de Cartago, lo que fue considerado un gran perjuicio dada la situación de la ciudad y el cercenamiento de los territorios del norte. Todo esto motivó una solicitud al Consejo de Indias, la que fue presentada en 1545, en la cual pedía el cabildo que se le restituyera la jurisdicción sobre las provincias que componían la villa de Arma; que se les diera licencia para importar 1.500 negros con destino a las labores mineras y que se autorizara que los indios fueran llevados al trabajo minero; que se rebajara el impuesto del quinto a la quinceava parte, y que del oro obtenido en las sepulturas sólo se pagara la quinta parte y no la mitad 9v

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como estaba ordenado; que las encomiendas se adjudicaran a perpetuidad, o por tres generaciones, y que se autorizara la utilización de seis indios en los viajes que hicieran los españoles. La petición incluía que los gobernadores no nombraran tenientes que no fueran vecinos de la ciudad y que no pudieran repartir nuevamente las encomiendas si no se incoaba previo proceso de despojo al poseedor. Al parecer el Rey no tuvo en cuenta estas solicitudes pues los vecinos de Cartago debieron seguir sufriendo las arbitrariedades de un gobernador que consideraba al vecindario como su enemigo. Para complicar las cosas, el 5 de octubre de 1546, Jorge Robledo, fundador de Cartago y de Anserma, fue "ajusticiado" por Belalcázar por pretender usurpar el gobierno de los territorios antioqueños, lo que serviría para mostrar la fortaleza militar de los gobernadores12. Las "desgracias" del vecindario de Cartago no habían terminado puesto que, en 1547, Belalcázar debió auxiliar al licenciado La Gasea contra Gonzalo Pizarro, debiendo contribuir la gobernación con un auxilio de 63.000.oo pesos oro, aportando Cartago la suma de 8.OOO.00 pesos. 1.2 LOS ENCOMENDEROS Y LAS "LEYES NUEVAS" Este problema de orden local era mínimo frente a los que se presentaron con motivo de los intentos de aplicación de las "Leyes Nuevas" que buscaban controlar a los conquistadores. Es por todos conocido que la promulgación de estas leyes se 100

12

• Véase Arroyo, ob. cit., pp. 44 y ss.

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dio en medio de un debate adelantado por teólogos españoles acerca de la licitud de esclavizar a los indios por lo que, en muchos sentidos, se podían mostrar como un intento exitoso por parte del "partido proindigenista" de mejorar la situación de los aborígenes. Pero, para la Corona, no eran más que un medio efectivo de controlar unos encomenderos que se estaban haciendo demasiado poderosos en territorios muy alejados de la autoridad real. El rumor de la aplicación de estas medidas causó gran consternación en América y la Gobernación de Popayán no fue la excepción. Allí, las débiles autoridades coloniales fueron incapaces de resistir la presión que los encomenderos hicieron, y se negaron a aplicar las medidas hasta que no se consultara con la Corona la conveniencia de hacerlo. En realidad lo que sucedió fue que las autoridades, y en particular el gobernador Belalcázar, temieron que aquí se siguiera el ejemplo de Gonzalo Pizarro, pues no sobra recordar que muchos de los viejos señores de conquista habían militado bajo las toldas "peruleras", y que siendo la gobernación un territorio limítrofe con el Perú de donde llegaban constantemente aventureros en busca de fortuna era muy fácil que la rebelión prendiera. Con todo, y a pesar de las anteriores circunstancias, en las diferentes ciudades de la Gobernación se vivieron días de temor y angustia mientras se esperaba que Belalcázar promulgara "Las Leyes". Para impedir que esto ocurriera los encomenderos lograron que los cabildos enviaran procuradores ante el gobernador para que le solicitaran se abstuviera de efectuar la promulgación. Así el cabildo de Popayán el diez de agosto de 1544 decía en un alegato que en todos los sentidos representaba el interés de los encomenderos:

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que por cuanto ellos han sabido que Su Majestad ha mandado dar ciertas provisiones y ordenanzas las cuales manda guardar en todas las Indias en general, y como esta gobernación es nuevamente poblada y hay muchas causas evidentes para no se poder guardar y cumplir en ella con la fidelidad y obligación que deben, por ende que en nombre de la dicha ciudad y de la dicha gobernación, como cabecera que esta ciudad es de ella, suplicaron y suplicaban a Su Majestad de las dichas provisiones y ordenanzas13.

Para sacar adelante su súplica argumentaban varias cosas entre las que resaltan: 1. El carácter privado de la conquista: la conquista de la Gobernación de Popayán, que se había realizado mediante un proceso que duraba más de nueve años y que aún no estaba finalizado, había sido financiada íntegramente por los conquistadores, quienes se endeudaron en grandes sumas que aún no les habían sido retribuidas. 2. La pobreza y atraso de los indios: los indios de la Gobernación de Popayán se habían caracterizado por un supuesto canibalismo. Así mismo, eran muy pocos y siempre lo fueron a causa de lo expresado, y así no tienen poblaciones juntas sino pocas casas y mucho trecho separadas unas de otras; y el provecho que de ellos se tiene es que ayudan en las sementeras, dándoles industria, arando la tierra con los bueyes de los españoles [...]14 13

. Friede Juan: Fuentes Documentales para la Historia de Colombia, tomo VII, doc. 1,739, p. 224. En adelante se citará F.D.H.C. 14 . F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.739, p. 226.

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3. Su experiencia conquistadora, colonizadora y en el manejo de los indios: por ser la Gobernación la última tierra conquistada, argumentaban que ellos tenían experiencia para tratar bien a los indios con el fin de que perpetuaran y mejoraran en lo terrenal y espiritual15. 4. El bajo número de vecinos hacía que todos fueran funcionarios de la Corona o del Cabildo, por lo tanto no se les podían quitar los indios que si los indios se les hubiesen de quitar a los que tienen y han tenido administración de justicia, todos quedarían sin ellos, porque en unos pueblos de tan pocos vecinos, que el que más tiene no es de número de cincuenta, por todos ha pasado ser tenientes de gobernadores y alcaldes, jueces, regidores, alguaciles, porque como conquistadores y pobladores y que no hay otros vecinos, no embargante que teman indios no podían dejar de aceptar semejantes cargos, siendo muchos de ellos compelidos a ellos por el gobernador y sin salario alguno16.

Agregaban que por estar sirviendo al rey no les podían quitar los indios que es tanto como quitarles las vidas; y esto estuviera bien, si los tales hubieran habido los indios por razón de los oficios y no por ser conquistadores y pobladores17.

15

. Ibid. . F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.739, p. 227. 17 . Ibid. 16

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5. Los vecinos de la gobernación mantienen muchos soldados a su costa para controlar a los indios que constantemente se rebelan [...] y para sustentar todo esto están todos empeñados y adeudados, teniendo confianza en que Su Majestad le haría merced como a leales vasallos, porque así lo esperan18.

El 14 de octubre de 1544 el cabildo de Popayán hizo una nueva súplica a Belalcázar para que no aplicara las "Nuevas Leyes", porque podrían resultar otros mayores inconvenientes y desasociegos en esta gobernación si antes de ser oídos por Su Majestad y mandado por segunda juición lo que sea servido, Vuestra Señoría las mandase pregonar y cumplir, en tanto que las lenguas lo publicarían por la tierra y la tierra se alzaría y los naturales de ella matarían los españoles, como lo han hecho y hacen por otras más livianas cosas, andando como todavía andamos entre ellos con nuestras armas y sobre aviso, por no estar bien pacíficos, cuanto más dándoles ocasión de que los que están de paz se ausenten de los españoles en cuyo poder están para los industriar, como los industrian a bien vivir, así en lo divino como en lo humano [...]19. Y agregaban en tono amenazante: Y todo esto consta a Vuestra Señoría evidentemente y no puede de ello pretender ignorancia, pues ha sido nuestro capitán general y gobernador en la tierra. Y lo pedimos y lo 18 19

. Ibid. . F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743, p. 236.

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requerimos una y dos y tres veces a Vuestra Señoría y más cuantas podemos y de derecho debemos, que no se entremeta por sí ni por interpuesta persona a mandar publicar ni publique, ni cumplir las dichas ordenanzas y provisiones ni cosa alguna, ni parte de ellas [...]20.

De Cali, el 8 de octubre de 1544, llegó una petición igual, por medio de Juan Díaz Hidalgo, viejo conquistador, quien actuaba como procurador de la ciudad. Igual sucedió con Cartago, donde el 21 de septiembre Rodrigo de Soria fue designado para defender los intereses de los vecinos, y con Anserma donde el 15 de septiembre se designó a Pedro Romero21. Todos estos procuradores se trasladaron a Popayán y allí presionaron al Gobernador para que no se "entrometa" y que si lo hiciese realizarían lo dicho por Rodrigo de Soria: protesto de me quejar ante Su Majestad y más contra la persona y bienes de Vuestra Señoría, de todos los daños y desasociegos, pérdidas y menoscabos que se recrecieren en la tierra y resultaren y recrecieren a la hacienda de Su Majestad y a nuestras personas y bienes22.

Belalcázar era un militar experimentado y no estaba dispuesto a dejarse atemorizar por sus antiguos amigos23. Por otra parte, su conocimiento de los aspectos administrativos había 20

. F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743, p. 239. V. también Friede: Historia, cit., p. 261. 21 .F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743. 22 . Friede: Historia..., cit., p. 267. 23 . Respecto a la vida y obras de Belalcázar puede consultarse a Diego Garcés Giraldo: Sebastián de Belalcázar. Fundador de Ciudades, Cali, Ed. Feriva, 1986. 105

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aumentado con su experiencia como gobernador, por lo que ante las amenazas respondió: que no ha lugar lo por ellos pedido, por cuanto en este caso Su Majestad y Su Alteza no le hacen juez para conocer de ello, más que solamente mero ejecutor, para que cumpla y haga cumplir las dichas ordenanzas y provisiones y mandamientos reales que de su Rey y Príncipe ha recibido como su criado y gobernador, y así las ha de cumplir y guardar en toda su gobernación como por ellas se le manda. Y esto dijo que daba por su respuesta, sin consentir en sus protestaciones ni algunas de ellas [,..]24

La documentación que recoge los hechos que siguieron refleja más una comedia que un forcejeo jurídico, pues Belalcázar no aceptó las peticiones y mandó llamar al pregonero para que pregonase las ordenanzas. Cuando éste venía, el alcalde Pedro de Collazos le impidió que entrara, por lo que el gobernador ordenó se apresara a Collazos, lo que fue impedido por todos los miembros del cabildo y los procuradores25. Esto ponía a los encomenderos en estado de rebelión contra su gobernador por lo que Belalcázar los declaró presos a todos dándoles sus habitaciones por cárcel: mandó a todos ellos juntos que se fuesen a sus posadas y las tuviesen por cárcel y no salgan de ellas, so pena de muerte y perdimiento de todos sus bienes26.

24

. F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743, p. 238. . F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743, p. 239. 26 • F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743, p. 240. 25

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A esta altura de los acontecimientos, los encomenderos, no estaban dispuestos a ceder e insistieron en su posición original presentando una nueva petición que fue acompañada por manifestaciones efectivas de fuerza, pues cuando lo hicieron se hallaron presentes a la presentación de él todos los vecinos de esta ciudad que se hallaron en ella y muchos vecinos de Antioquia y de Cali, y de Arma y de otros pueblos de esta gobernación, estantes y habitantes en ella. Y todos juntos unánimes y conformes, pidieron y requirieron al dicho señor adelantado todo lo contenido en el dicho requerimiento, en el cual todos firmaron con sus nombres27.

La situación evidenciaba una guerra civil como las que ya se conocían en los Reinos del Perú y de las que se tenía amargas experiencias. Es por esto que en vista del cariz que estaban tomando los acontecimientos y que la situación podría degenerar en un golpe de cuartel, Belalcázar levantó las penas de cárcel impuestas a sus viejos amigos y mandó que no se pregonaran las leyes hasta después de que los cabildos enviaran un procurador a España y se conociera la decisión del Rey sobre la aplicación de las Nuevas Leyes28. Esta medida tomada por Belalcázar, que llevó a que la historia anecdótica colombiana le atribuyera la frase "se obedece pero no se cumple", sirvió para distensionar la situación. No obstante siguieron llegando procuradores con probanzas y solicitudes cuyo fin era señalar el carácter privado de la conquista, las ventajas que esta había representado para el erario real y la 27 28

. F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743, p. 243. . F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.743, pp. 243-244.

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conveniencia de encomendar a los indios. Los argumentos llevados a España se orientaron a pedir que los indios fueran encomendados a perpetuidad y en mayorazgo; que del oro de las minas no se pagara el quinto sino el diezmo; que no se detuvieran los descubrimientos y que del oro de las sepulturas se pagara el quinto y no la mitad29. Las probanzas que se enviaron para sustentar lo pedido insistían no sólo en las dificultades de los conquistadores sino también en la carestía de los alimentos. Así, en Cali el 6 de diciembre de 1544, Abel Meléndez de Valdés, conquistador, vecino de Cali, de 30 años, dijo: que este testigo ayudó a comer de un puerco que se vendió en seiscientos pesos de oro y vió valer una puerca novecientos pesos de oro; y que a este testigo le costó un pedazo de puerca para comer treinta y cinco castellanos de oro; y valía una espada ciento y doscientos pesos de oro, y a más y a menos; y un pliego de papel treinta castellanos de oro; y una vaina de cuchillos de vergara o de aquella suerte, diez castellanos; y un caballo a cinco y a seis mil pesos de oro; y un carnero para comer, trescientos castellanos y a este respecto las demás cosas30.

Probanzas en iguales términos se enviaron de Popayán y de Anserma. En este último lugar las cosas se agravaban ya que los indios estaban "alzados", no obstante lo cual muchos vecinos esperaban que hubieran encomiendas en "vacaciones" para que el gobernador se las adjudicara31. 29

. F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.752, p. 273-274. . F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.756, p. 283-284. 31 • F.D.H.C., tomo VII, doc. 1.760, pp. 294-300; doc. 1.761, p. 303-308. 30

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Estas solicitudes no fueron tenidas en cuenta por la Corona ya que se quería poner en "orden" la tierra. Sin embargo, los encomenderos, lograron un importante triunfo político en tanto que las "Nuevas Leyes" tampoco se aplicaron con todo su rigor. 2. LOS CONFLICTOS POLITICOS EN LOS INICIOS DE LA SOCIEDAD COLONIAL Aunque la posición de los encomenderos quedó afirmada a partir de la revocación de la mayoría de las disposiciones contempladas en las Leyes Nuevas, lo cierto es que los conflictos alrededor de las encomiendas y del poder que ellas representaban siguieron presentándose. En la sociedad colonial nuevas fuerzas sociales se conformaban y estaban dispuestas a enfrentar a los encomenderos para aliviar de alguna manera la situación de los indios. Esta vez los encargados de enfrentar a los encomenderos fueron miembros del clero que militaban en el partido indigenista liderado por Las Casas. En general la filosofía del movimiento lascasiano obedecía a la consigna de que la conquista de los indios americanos buscaba la civilización del indígena, mediante la conversión al catolicismo, y no su explotación. Mediante la aceptación de esta filosofía en la Corte, pasaron a América un buen grupo de sacerdotes con el cargo de "Protectores de indios". Su máximo representante en la Nueva Granada fue don Juan del Valle, quien ocupó el obispado de Popayán32. 32

. El relato siguiente está basado en la obra de Juan Friede: Vida y Luchas de don Juan del Valle. Primer Obispo de Popayán y Protector de indios, Popayán, 1961. 109

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Poco después de creada la Gobernación de Popayán. Belalcázar y prácticamente todos los cabildos de las ciudades empezaron una campaña para que se erigiera en ella un obispado independiente del de Quito en el que esperaba que se nombrara a fray Hernando de Granada, sacerdote mercedario que había participado en la conquista de estas tierras. En 1543 fray Hernando pasó a España acompañado de bastantes solicitudes para su nombramiento pero, en lugar de lo esperado, se le prohibió regresar a América. Sin embargo la solicitud de creación del obispado fue aceptada y se nombró a don Juan del Valle como primer obispo de Popayán y Protector de Indios. Don Juan llegó a Popayán en 1548 y empezó una campaña en favor de los indios que rápidamente le granjeó la enemistad de los encomenderos y de las autoridades de la gobernación, que le obligó a echar mano de armas espirituales tales como excomuniones, entredichos y negativas de absolución. Para complicar las cosas, el Rey envió en 1551 al oidor Francisco Briceño a "residenciar" a Belalcázar y a que en compañía del Obispo "tasara" los tributos que los indios deberían pagar a los encomenderos. Para quebrar el poder de los encomenderos el oidor apresó al Gobernador y lo obligó a marchar a España, en cuyo tránsito murió; también realizó una serie de empresas de conquista que llevaron al surgimiento de un nuevo grupo de encomenderos y nombró tenientes y autoridades suplantando a quienes habían sido nombrados por Belalcázar. Este proceder le valió la enemistad del obispo y de los viejos encomenderos compañeros de Belalcázar quienes se quejaron ante el Rey33. 33

. Véase Friede Juan: Fuentes Documentales para la Historia del Nuevo Reino de Granada, Tomo II, Bogotá, Banco Popular, 1975, doc. 110 127, pp. 69 y ss. En adelante se citará F.D.H.N.R.G.

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El proceder de los "señores de la conquista", muestra que algo había cambiado en la Gobernación de Popayán. En efecto, las peticiones al Rey habían mostrado ser más efectivas que los tumultos y las rebeliones que no habían dejado sino amargas experiencias. No obstante, nuevas fuerzas sociales estaban entrando en escena y no encontraban espacio político para expresarse. En efecto, la prohibición de nuevas empresas de conquista, las restricciones en la explotación de los indios, el control de los cargos públicos por "paniaguados" de las autoridades, el control de los cabildos por los antiguos conquistadores. no permitían que una importante población flotante que llegaba a Popayán pudiera satisfacer sus ansias de "gloria y fortuna". Estos, en su mayoría "viejos peruleros", sólo podían actuar como asalariados de los encomenderos quienes los utilizaban como administradores de encomiendas y haciendas, quedando la mayoría sin empleo34. Las autoridades entendían el peligro que esto representaba para el orden público y no vacilaban en autorizar nuevas empresas de conquista que cumplían la doble función de mantener el orden público y llenar sus bolsillos. Aunque esto dio resultados en algunos casos35, no impidió el peor levantamiento que se presentó en la Gobernación de Popayán al grito de "¡Libertad! ; Libertad!". En efecto en octubre de 1853 un grupo de nuevos colonizadores encabezados por Alvaro de Oyón iniciaron un

34

. Lo referente a los inicios de la sociedad colonial en la Gobernación de Popayán puede verse en mi trabajo: "Encomiendas y Estancias en el Valle del Cauca", en Historia y Espacio, Vol.3, números 11-12, enerodiciembre, 1987. 35 . Véase Arroyo, ob. cit., pp. 66-67. ]j }

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levantamiento militar contra las autoridades de Popayán que fue resumido así por los oidores de Santafé: [...] un Alvaro de Oyón, natural de Moguer, junto a Sevilla, se había levantado en la Gobernación de Popayán intitulándose "Capitán General de la Libertad" y había muerto a Sebastián Quintero, justicia mayor de San Sebastián de la Plata y a otros seis o siete hombres y robado el pueblo. Y [de] allí había venido a Timaná y muerto a Diego López Trujillo, justicia mayor, y robado la caja de los difuntos. Y de allí [había] venido a Neiva y muerto a un alcalde ordinario de ella y robado y quemado el pueblo y había hecho otras muchas crueldades y delitos36.

La situación era sumamente delicada pues Oyón publicó que se había de hacer y ser señor de la provincia de Popayán y de allí venir a este Reino [Nueva Granada] y hacer lo mismo, para lo cual tenía consigo ya cantidades de gente37. Afirmaba además que pasaría posteriormente al Nuevo Reino en tanto que allí había dejado bastantes contactos. El pánico cundió en la Audiencia cuando se tuvo noticia de la rebelión de don Sebastián de Castilla en el Perú y otro alzamiento que por los mismos días se produjo en Nueva España Las medidas que se tomaron consistieron en el envío del oidor Montaño para que tomara el mando en la Gobernación de Popayán donde aún no se había nombrado reemplazo de Belalcázar. En 36

. F.D.H.N.R.G., tomo O, doc. 189. p. 168. . F.D.H.N.R.G., tomo ü, doc. 157, p. 119. 38 . Ibid., tomo II, doc. 189, p. 168. 37

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Cartago, en medio de los preparativos para resistir al "tirano"39, el Oidor se enteró de que el 2 de noviembre los sublevados atacaron Popayán donde fueron resistidos por los vecinos quienes dieron muerte a Oyón y apresaron sus compañeros40. A pesar de que la rebelión había fracasado, Montaño avanzó hasta Cali donde apresó algunos de los rebeldes que andaban fugitivos y llegó a Popayán donde hizo lo posible por arreglar las diferencias existentes entre los vecinos y el obispo porque los hallé tan desvergonzados y desacatados con él que no solamente no lo conocían por Obispo pero ni aún por sacristán41.

Pacificada la ciudad, don Juan del Valle continuó con su tarea de proteger a los indios. Para el efecto en 1555 reunió un Sínodo en Popayán con el fin de establecer las sanciones aplicables a quienes capturaban y vendían indios como esclavos, y contra quienes los explotaban en estancias, minas o en servicios personales. Esto se tradujo en una cruzada de liberación, en la cual los sacerdotes recorrían la gobernación liberando indios esclavos, sancionando encomenderos y predicando los derechos de los encomendados. Pronto los encomenderos reaccionaron: los del distrito minero de Cartago y Anserma, los de Arma, los de Cali y Popa39

. Véase Archivo Historial de Manizales. tomo II, Manizales, 1920, pp. 244-254. 46 . F.D.H.N.R.G., tomo II, doc. 157, p. 120. Un relato sintético de la rebelión de Oyón puede consultarse en Arroyo, ob. cit., pp. 81 y ss. 41 . F.D.H.N.R.G., tomo II, doc. 190, p. 183.

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yán acusaron a don Juan de parcialidad y excesos ante la Audiencia de Santafé. Las acusaciones fueron acogidas por el oidor Francisco Briceño quien ordenó levantar testimonios secretos contra él. De esto se encargó el gobernador don Pedro Fernández del Busto y mediante ellos se acusó a los frailes de querer "mandar como el Rey y el Papa". Las cosas se complicaron cuando un grupo de teólogos y juristas reunido en Santafé dictaminó que no se podía ordenar el levantamiento de testimonios secretos contra el obispo sin autorización expresa del Rey o del Papa. Don Juan, con base en esto, exigió la revelación de los testimonios para proceder contra los declarantes y redobló sus esfuerzos en favor de los indios prohibiendo cargarlo, "echarlos" (a las minas), cobrarles tributos sin darles doctrina, etc. También exigió que los españoles debían viajar a España para traer sus mujeres y acabar con los concubinatos con mujeres indígenas. La situación llegó al extremo de que el obispo debió contratar una fuerte escolta y andar armado para defender su vida. Las cosas marcharon en favor de los indios y del obispo hasta que Luis de Guzmán fue nombrado gobernador y vino con el fin de centralizar y fortalecer el poder civil frente al eclesiástico, lo que logró no sin dificultades. Los trastornos políticos no habían cesado, pues del Perú seguían llegando revolucionarios que habían estado comprometidos en el levantamiento encabezado por un antiguo vecino de Popayán: Hernández Girón. La mayoría de ellos llegaron a trabajar en casas de vecinos de Cali y Popayán y en 1568 secretamente prepararon un levantamiento cuyo fin era matar al gobernador Guzmán. Los principales conspiradores eran Mateo de 114 Paz, Pedro de Mendoza y Pedro de Villagrán quienes, en unión

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de otros jóvenes, deberían atacar durante la Semana Santa en las ciudades de Cali y Popayán, para lo cual hicieron correr la noticia de que los indígenas preparaban una rebelión. La información acerca del complot llegó a noticias del gobernador quien tomó las providencias del caso, lo que obligó a posponer el inicio del levantamiento hasta el domingo de pascua cuando deberían atacar durante la misa, lo que también se frustró debido a que la mayoría de los vecinos entraron armados al oficio religioso. Un nuevo intento realizado poco después también fracasó y permitió que las autoridades apresaran a los revolucionarios. Los principales comprometidos eran los más prestantes vecinos de Popayán y Cali, en particular los descendientes de Belalcázar, quienes no vieron con buenos ojos que no se respetara el orden sucesorial señalado por el viejo Gobernador y que en su lugar la Corona nombrara peninsulares. En efecto, Belalcázar señaló en su testamento como su sucesor en la Gobernación a su yerno Alonso de Fuenmayor, nombramiento que nunca fue confirmado por el Rey. Por otra parte, se hace evidente que los oidores y demás funcionarios reales teman la misión de fortalecer el poder real y por lo mismo siempre persiguieron a los familiares de Belalcázar y sus amigos como representantes de la "sociedad de conquista". Las averiguaciones sobre el complot mencionado, mostraron que los rebeldes vivían en casa de Alonso de Fuenmayor, quien asustado por posibles represalias denunció sus cómplices quedando él en libertad. Esta acción fue cantada así por Juan de Castellanos: A Cali trajo razonable zarta Que decían: "Alonso, buena alhaja, Encima nos hechaste la baraja" Y otras desenfrenadas demasías

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Cuyo són lastimaba sus orejas, Porque le decían: "Cómo te desvías Siendo zorro mayor de las vulquejas, Haciendo sólo tres o cuatro días Que corrías con ellos las parejas. Debió de ser que por algún espanto Te hizo la semana santa, santo"42. Los hechos mostraban que Popayán se estaba convirtiendo en un sitio permanente de conflictos, lo que exigía eficaz remedio. Para ello la Audiencia encargó al oidor Tomás López quien juzgó a los capitanes Alonso de Fuenmayor, Diego Villavicencio, Florencio Serrano y otros vecinos principales de Popayán y los absolvió para evitar conflictos futuros. La llegada de López fortaleció el poder del Gobernador Guzmán quien "procedió de acuerdo con él para implantar prudente y paulatinamente algún orden administrativo, en vez del régimen militar del tiempo de Belalcázar"43. De esta manera, las autoridades coloniales pudieron dominar a los señores de la conquista e implantar en la Gobernación de Popayán "la pax colonial", con todos sus conflictos. En adelante, el poder de los vecinos, tal como lo señaló Colmenares, se centró en los cabildos de las ciudades, mientras que el poder del Rey siguió en manos de Gobernadores que no tuvieron más remedio que reconocer que de los privilegios de las ciudades se derivaban "honores y privilegios para los vecinos".

42 43

. Citado por Arroyo, ob. cit., p. 100. . Arroyo, ob. cit., pp. 102-103.

EL DESARROLLO ECONOMICO DEL VALLE DEL CAUCA (1875-1890)

Los gobiernos liberales iniciados a partir del triunfo del mosquerismo en la revolución de 1860, y que consolidaron el federalismo mediante la Constitución de 1863, no hicieron más que reconocer y consolidar la existencia de poderosas oligarquías regionales. La política económica que desarrollaron produjo una mayor movilidad en la propiedad y en la mano de obra al abolir las trabas coloniales que aún subsistían a pesar de las reformas liberales de 1850, pero esto no hizo más que producir episódicos ciclos económicos con el predominio de un producto exportable - tabaco, quina, añil- sin que produjeran cambios importantes dentro del país, salvo el enriquecimiento de algunos pocos comerciantes. Igualmente, la desamortización de bienes de manos muertas produjo la fundación de algunos establecimientos bancarios que pretendían reemplazar el sistema de crédito colonial monopolizado por la iglesia, pero nunca alcanzaron la capacidad financiera de las corporaciones religiosas. Lo único que aparece en todo el balance son unos pocos kilómetros de ferrocarriles inconclusos y algunas vías carreteables totalmente inconexas. El balance de la obra de gobierno del liberalismo no fue favorable ni en lo económico, ni en lo político: una aguda crisis 777

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económica y fiscal afectaba a todos los estados que conformaban "Los Estados Unidos de Colombia", lo que se veía agravado por las permanentes guerras civiles que se declaraban no sólo de un estado a otro, sino entre diferentes facciones que luchaban por controlar el poder local dentro de los estados. Todo esto produjo una profunda situación de malestar, que llevó a que un nuevo grupo liberal tomara el poder nacional en 1878 iniciándose, a partir de 1880, el período poh'tico conocido como "La Regeneración" Lo que interesa en el presente trabajo es estudiar el desarrollo de la economía en el Cauca, tratando de mostrar los esfuerzos hechos por los mosqueristas y continuados por los regeneradores entre 1863 y 1890.

1

. Respecto a la economía del país en esta época pueden verse las obras de Ocampo, José Antonio: Colombia y la Economía Mundial, 1830 1910, Bogotá, Siglo XXI, FEDESARROLLO, 1984; Kalmanovitz, Salomón. Economía y Nación, Bogotá, Siglo XXI, 1985; la mejor síntesis es la de Meló, Jorge Orlando. "Las visicitudes del modelo liberal, 1850 - 1899", en Ocampo, José A. (Ed.), Historia Económica de Colombia, Bogotá, Siglo XXI, 1987. V. también Ospina Vásquez, Luis. Industria y protección en Colombia. 1810-1930. Editorial Oveja Negra, Medellín. 1974; MELO, Jorge Orlando. "La evolución económica de Colombia 1830 - 1900", en Manual de Historia de Colombia, Tomo II, COLCULTURA, 1979. Respecto a los cambios políticos del país, aunque desde una perspectiva caucana, puede verse mi trabajo Estado Soberano del Cauca. Federalismo y Regeneración, Bogotá, Banco de la República, 1988. La evolución económica del Cauca en general puede verse en mi libro Empresarios y Políticos en el Estado 118 Soberano del Cauca. Cali. Universidad del Valle. 1993.

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1. LA ECONOMIA DURANTE LOS GOBIERNOS RADICALES 1875-1880 1.1 El panorama económico El Cauca era un estado con amplias posibilidades económicas, si se tiene en cuenta sus abundantes recursos naturales. Joaquín de Caicedo y Caicedo describía estas riquezas: Nuestro Cauca es un país privilegiado por la naturaleza: en él se verifica el raro fenómeno de fructificar en un mismo sitio las plantas de todos los climas, creciendo los manzanos, los duraznos, el trigo y la cebada, al lado del arroz, la caña de azúcar, el maíz y las plataneras; tenemos minas de oro, plata, cobre, hierro y carbón, nuestros ganados se propagan maravillosamente, casi de una manera espontánea y salvaje, tenemos maderas de construcción que rivalizan el hierro; tenemos plantas como el cacao, el café y el plátano, que fructifican sin interrupción durante todo el año, y en los que no se distingue la época de la cosecha, sino por la mayor abundancia en el fruto; y otras como el maíz y el añil, que se pueden cosechar dos y aún tres veces en el año. Nuestra posición geográfica, y la construcción topográfica del terreno, son los más propios que imaginarse pueden para el desarrollo de la industria y el comercio: tenemos un valle extenso, capaz de contener algunos millones de habitantes, que distribuidos en centros de población y enlazados por ferrocarriles y telégrafos, vendrán a formar una gran familia de hermanos, estrechados entre sí por la comunidad de intereses sociales, políticos y comerciales. Estamos colocados a lo largo de las costas del Océano Pacífico y tenemos en el Río Cauca un canal natural hacia el Atlántico, y para que nada 779

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faltase, la providencia ha cuidado de dotar este bello país con un buen clima y una perspectiva encantadora2.

A pesar de esto la situación del Cauca, hacia 1880, no era nada halagadora. Uno de sus visitantes, el presbítero Francisco C. Aguilar, describía en tristes términos el panorama de las principales ciudades del Valle del Cauca, la más importante región económica caucana: [Cali:] ciudad del siglo XIX, pero ciudad perteneciente a la edad media, por su atraso, quietismo, preocupaciones feudales y entera carencia de las Comodidades, adelanto y espíritu de la época actual. Cali se ha quedado nueve siglos atrás. Buga: [...] cuyo atraso quietismo y pobreza acusan bien alto la pereza, el espíritu de partido y las guerras civiles que se han fijado endémicamente en esta deliciosa comarca [...] Palmira no obstante su calor y desventajosa situación en el centro de una llanura monótona y sin agua, aunque sí cubierta por arboledas, es un oasis en todo este dilatado Valle. Allí desaparece el quietismo tradicional; allí no se ven tantos hombres ociosos, como en las demás ciudades del Cauca [...] En Palmira hay comercio y movimiento y sin Palmira el Valle fuera un panteón de momias, fumantes y bostezantes O-

También, en 1880, el viajero alemán Friederich Von Schenck, reseñaba en términos parecidos su viaje a Cali: Tuvimos que llevar provisiones porque el camino hasta Tuluá era conocido como muy desprovisto de estas y, además, el 2

. De Caicedo, Joaquín, Ferrería en Cali, hoja suelta publicada en Cali el 24 de febrero de 1869. 3 . Aguilar, Federico. "El Valle del Cauca", en El Ferrocarril, No. 120 143, Cali, 18-11-1881, p. 571.

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viajero nunca está seguro de encontrar hospedaje entre la escasa y muy poco amable población negra [...] desde la pequeña ciudad de Tuluá arranca un camino bastante bueno y ancho que se dirige a la ciudad de Buga, sede de muchas familias godas, anteriormente ricas, que se mantienen en cierto aislamiento aristocrático [...] En los alrededores las haciendas empiezan a mostrar un aspecto menos abandonado y el suelo es mejor cultivado a medida que se acerca uno a Palmira (este mejor se debe entender muy relativamente)[...] las ciudades hermanas de Palmira y Cali (con siete y diez mil habitantes) son los centros comerciales del Cauca Central: Palmira que era en 1860 todavía un pueblo, tiene hoy un aspecto de más movimiento que la antes más importante Cali, que al parecer ha decaído mucho4.

Para estos viajeros era evidente que el Valle se encontraba sumido en una crisis económica pasmosa, con una relativa excepción en Palmira. Esta crisis adquirió características especiales si se tiene en cuenta que las dos terceras partes de las exportaciones del Estado se realizaban por la vía Cali-Buenaventura, lo que convertía al Valle no sólo en la principal zona comercial, sino en la más importante zona productora de bienes exportables5. ¿Pero, cómo fue posible esta crisis dadas las potencialidades caucanas?. La respuesta evidente está en la inestabilidad política que produjeron las guerras civiles, con sus secuelas de irrespeto a la propiedad privada, constantes expropiaciones y empréstitos forzosos sin contar los destrozos cometidos. 4

. Schenk, Friederich Von. Viaje porAntioquia en 1880. Banco de la República, Bogotá, s. f., pp.52-56. 5 . Ibid., p. 56.

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El padre Aguilar, se lamentaba también de esto: ¡Oh Valle del Cauca Paraíso no menos hermoso que el formado por Dios para que fuera mansión del hombre inocente; ¿por qué fatal destino te hallas asolado?, ¿Por qué te has regado con la sangre de tus hijos?, ¿Por qué Edén de bienandanzas, te has convertido en tierra de miseria, de atrasos, de zozobras y de ruinas?. El orgullo hizo perder a Adán el paraíso oriental y la pereza, el espíritu de partido y las guerras civiles han hecho perder a los colombianos este paraíso occidental6.

Fueron, pues, las guerras civiles las causantes de la crisis, ya que durante los períodos de paz la situación era bien distinta. Von Schenck decía al respecto que antes de 1860 [...] bajo el régimen del partido conservador, todo el Cauca era una tierra rica y bien cultivada; a través de la amplia y fértil llanura desde Cartago hasta Quilichao se encontraban grandes haciendas, propiedades de ricos hacendados donde el viajero era bien recibido [...]7.

En medio de la crisis se hicieron algunos intentos por sacar a la región de su aislamiento mediante la construcción de vías de comunicación: la construcción del Ferrocarril del Cauca, del camino carreteable Cali-Palmira, del telégrafo, de la Compañía de Vapores del Cauca, esperándose que estas obras estimularían el comercio y agregarían capitales. Igualmente se pensó que mediante la fundación del Banco del Cauca se irrigaría el crédito 6

. Aguilar, ob. cit. p. 52. . Schenk, ob. cit. p. 52.

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y se estimularía la producción lo cual no se logró por un cúmulo de diversos factores8. 1.2 La crisis en la producción El ascenso del liberalismo en 1860, con el cambio de la posición partidista de Tomás Cipriano de Mosquera, señaló para el Estado del Cauca el inicio de "una completa ruina que se desarrolló lentamente y que fue sellada por la desgraciada guerra de 1876-779. Esta guerra causó tantas desgracias que la mayoría de las haciendas quedaron en la ruina y sin capital para reiniciar la explotación de sus tierras. Los estragos causados durante ella fueron impresionantes: en una hacienda de Bugalagrande fueron talados 60.000 árboles de cacao y cerca a Palmira los cercos de las haciendas fueron destruidos, lo que obligó a sus dueños a colocar cercas vivas. Una hacienda como "La Paila", con más de 60 leguas cuadradas de superficie, donde se explotaba una mina de oro, una salina, y que tenía más de 15.000 cabezas de ganado, además de grandes plantaciones de cacao, quedó en una completa ruina, de tal manera que el inventario vivo presentado por el dueño fueron dos caballos y una vaca10. Estos desmanes eran usuales durante una guerra dada la falta de disciplina y moral en las tropas, pero las autoridades

Hvland, Richard Preston. El crédito y la Economía 1851-1880, en Sociedady Economía en el Valle del Cauca, Tomo IV, Banco Popular, 1983. 9 . Schenk, ob, cit. p. 52. 10 . Ibid. pp. 52-53.

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públicas no se quedaban atrás en este aspecto pues recurrían a los empréstitos, las expropiaciones y las contribuciones forzosas. James Eder, el Cónsul Norteamericano en Palmira, en informe enviado al Secretario de Estado Adjunto, Mr. Hunter, le decía al respecto: La manera de levantar los medios de llevar a cabo la guerra por el gobierno me parece que es única en este país: 1. El Gobierno ha embargado todo el ganado, de manera que a los dueños no les está permitido vender o matar para su uso particular. Las reses se llevan a los mataderos públicos por cuenta del Gobierno, y según la práctica del país, el ganado que pertenece a extranjeros también se embarga. 2. Todos los caballos y muías de cualquier dueño los toma el Gobierno en calidad de préstamo, pero a la fuerza. 3. Todas las mercancías de cualquier clase y naturaleza las puede tomar el gobierno, llamando a eso expropiación, sin hacer por el momento pago alguno, y sin distinción ya sean sus dueños nacionales o extranjeros. 4. Contribuciones forzosas que deben ser en efectivo [...]"

En las condiciones de inseguridad que se vivían durante este período los hacendados no estaban dispuestos a invertir en la producción agropecuaria, por lo que se padecía una carencia casi total de alimentos. Los campos estaban sin cultivos con una muy rara excepción en Palmira, donde se cultivaba tabaco, caña y cacao con destino preferencial al consumo interno, aunque se lograban exportar algunas pequeñas cantidades de tabaco y cacao principalmente. Un periódico local reseñaba esta situación en los siguientes términos:

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. Eder, Phanor. El Fundador, Ed. El Carmen, Cali, 1958, pp.246-247.

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Hasta ahora se han visto obligados los agricultores a limitar los productos de sus sementeras a la demanda de los consumidores que son los mismos habitantes del Valle con excepción de unos pocos que (envían) al extranjero algunos pocos de aquellos productos demasiado insignificantes por cierto, si se atiende a la poderosa fuerza productiva del terreno. Así, por ejemplo son pocos los que exportan el tabaco de Palmira, lo cual hace que los habitantes de aquel Municipio extiendan sus plantaciones hasta donde es necesario solamente para dar cumplimiento a los contratos que de antemano celebran con los exportadores. Lo mismo sucede con los ingenios de azúcar, cuando el empresario fabrica una cantidad mayor que la que pueda consumirse en el Estado, hace una pérdida segura porque no podrá colocarla a ningún precio [...] 12 (V. Cuadros de importación exportación).

La limitación de los cultivos no provenía únicamente, según lo anterior, de la inseguridad (aunque es innegable que este era un factor fundamental), sino que también se presentaba por la falta de demanda. La población del Valle en particular, vivía de la explotación de pequeñas parcelas, muchas de ellas localizadas en los ejidos de las principales ciudades, lo que les daba, en la práctica, el carácter de autosuficiente y hacía que los niveles de consumo y de producción de la población en general fueran muy bajos. Manuel Dolores Camacho, escribió sobre la necesidad de instruir a la gente para que produjera y consumiera mas. para ello era necesario cambiar los hábitos de vida de la población del Valle, pues:

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. El Ferrocarril, No. 1, Cali, 14-11-1878, p. 1.

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[...] la población agrícola -decía- se contenta con poco: Una casa de guadua, un cuero de res por cama, un vestido ordinario y otro dominguero, cuando hay misa cerca, plátano, carne, tabaco y aguardiente. Sus sociedades y diversiones son el fandango con machete. Si se nota algún consumo suntuario debido a la elevación del jornal es cambiando el anisado por brandi13.

Este cuadro no es exagerado si se tiene en cuenta que una ración semanal relativamente alta, en un obrero del ferrocarril, se componía de 7 libras de carne fresca, 12 onzas de sal, 1 libra y 8 onzas de arroz, (¿?) panelas y 36 plátanos14. Los hábitos de consumo, reducidos a simples artículos de subsistencia, mantenían muy restringido el mercado interno, lo que hacía que la situación de la agricultura fuera realmente difícil al no poder los hacendados explotar sus tierras por no contar, ni con mercados ni con capital. La situación no quedó allí, sino que tendió a agravarse, puesto que luego del tímido repunte que se vivía en algunos contados sitios, se produjo en 1878 una invasión de langostas que asoló la región obligando al abandono de los campos y a la emigración a los centros urbanos presentándose el hambre como secuela de todo esto. Narciso Riascos describió la situación: Destruidos los campos, los trabajadores, nuestros labriegos los abandonan, vienen a las ciudades a pedir trabajo y pan; y las ciudades están con miseria y hambre: sus habitantes mueren en número considerable de enfermedades producidas por una irregular y escasa alimentación15. 13

. El Ferrocarril, No.8, 5-IV-1878, p.30. . El Ferrocarril, No.3,1-III-1878, p.12. 15 . El Ferrocarril, No.4,8-III-1878, p.13.

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La situación obligó a las autoridades municipales a solicitar al gobierno nacional el envío de alimentos para ser vendidos al costo y que ampliara la ayuda a la empresa del ferrocarril para que se generara más empleo16. Ante la escasez de productos alimenticios los precios subieron escandalosamente. Una comparación de los precios alcanzados por los artículos más importantes para el consumo diario, antes y después de la guerra del 76 ilustra la situación: el plátano que en 1876 costaba de 3 a 4 pesos la carga, subió en 1878 a $10 y $12. El maíz de $1 el almud a 11/2 reales la libra y la carne de 20 a 24 reales la arroba subió en 1878 a 20 y 24 reales la libra17. Esto llevó a que murieran, hasta el 9 de noviembre de 1878,51 personas de hambre18. 1.3 La crisis en el comercio de exportación A mediados de la década de los años 70, el comercio interno se redujo y el externo se sostuvo lánguidamente. Las causas de esto fueron varias, pero entre ellas sobresalen la guerra del 76, la langosta, y bruscos cambios climáticos, que afectaron la agricultura. De hecho el desequilibrio comercial causado por esos factores fue causa a su vez de retroceso de la economía interna. El desequilibrio comercial se empezó a presentar desde 1871 según se puede observar en el cuadro No. 1.

16

. Ibid. . El Ferrocarril, No.37, l-XI-1878, p. 147. 18 . El Ferrocarril, No.38,9-XI-1878.

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CUADRO N° 1 MOVIMIENTO DE LA ADUANA DE BUENAVENTURA AÑO FISCAL* IMPORTA-** EXPORTA-** DEFICIT SUPERAVIT CIONES CIONES 1870-1871 1871-1872 1872-1873 1873-1874 1878-1879 1879-1880 1881-1882

$ 378.490 774.756 730.973 1.096.269 846.241

$ 439.754 0 602.017 $172.739 728.375 2.598 912.816 183.453 453.508 422.834 390.407 449.000

$ 61.264 0 0 0 0

(*). Comprende desde 31 de Septiembre a 1 de Agosto. (**). Pesos de 10/10. FUENTE: SCHENCK, Frederich Von. Ob.cit. p.57

Respecto a esta situación, el Cónsul Norteamericano James Eder informaba que: Para el año de 1874-1875 el comercio decreció en un 30% por lo menos. El año de 1875-1876 hubo una pequeña mejoría. El de 1876-1877 fue un año de revolución y violencia y por consiguiente el comercio desapareció casi totalmente

[..r El déficit comercial iniciado en 1871 se disparó en 1876 año que fue señalado como el del comienzo de la crisis económica del Valle, cuyas causas fueron: 19

. Eder. Ob.cit. pp. 146-147.

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Primera: La revolución de 1876-1877 obligó la fuga de capital y capitalistas del país, empobreciendo así la región, destruyendo la confianza y ocasionando una general desmoralización. Segunda: La langosta que ha invadido al país en los dos últimos años devorando todo cuanto encuentra a su paso, especialmente la caña de azúcar, el maíz, plátano y cacao. Tercera: La sequía; las estaciones secas han sido inusitadamente largas y fuertes durante los dos últimos años20.

1.4. La crisis del comercio interno Durante la crisis económica el sector comercial fue uno de los más afectados y su situación fue sumamente difícil. El comercio en Cali estaba dividido para efectos fiscales en dos clases: La primera de los almacenes, incluía aquellos establecimientos cuyo volumen de mercancías sobrepasaba los $ 10.000. Era generalmente controlado por personas vinculadas al negocio de exportación-importación. La segunda era la modalidad de tiendas cuyo capital no alcanzaba la suma citada. En 1876 los comerciantes de una u otra categoría alcanzaban el número de 29 en la ciudad de Cali, de los cuales tres eran extranjeros21. En memorial elevado a la Municipalidad estos comerciantes exponían su difícil situación: Vosotros sabéis el estado de postración en que se halla el comercio en la época actual, ya por la poca demanda de nuestros escasos frutos de exportación en los mercados del 20

. Ibid.. pp. 147. . Archivo Histórico Municipal de Cali, (En adelante:A.H.M.C.), Capitular 160, folio 339v. 129 21

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exterior, ya también por la falta de capitales y de moneda circulante en el país. Estas causas y otras varias que no es del caso referir aquí, hacen que las transacciones comerciales sean tan lentas y de tan poco provecho, por consiguiente, honorables diputados, que se pueda asegurar, que si acaso quedamos algunos en el ejercicio de esta industria es debido a los esfuerzos, que siempre presenta todo cambio de negocios, y no por cierto a los derechos que derivemos22.

La falta de numerario afectó a los comerciantes quienes se vieron obligados a vender a crédito, en momentos en que era difícil recuperar el dinero invertido, reduciéndose por esto la tasa de ganancia: Analicemos brevemente cuál puede ser la renta de un comerciante hoy [...] Está establecido ya en el país el sistema de vender a crédito y el que no lo hace así no vende nada; por término medio se realiza en una tienda hoy $4.500 por mes en los cuales se pueden ganar cuando más el 10% o sea $ 50. De manera que se puede asegurar que es el provecho que deriva la mayor parte, del comercio, o sea $ 600 al año de utilidad nominal que resulta gravada a razón de $ 1,50 por mes, con un 3% anual que es un recargo excesivo como vosotros lo sabéis. Ahora sí se considera que la mayor parte de aquella utilidad se pierde totalmente en las malas deudas la injusticia del impuesto se pone más en manifiesto23. Según el memorial, los comerciantes sufrían directamente la crisis y su situación en 1876 no era muy halagadora: 22

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. A.H.M.C. Capitular 160 Folio 339r. • A.H.M.C. Capitular 160 Folio 339r.

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Pasad revista señores -decían- por el antiguo comercio de Cali y veréis que todos los más acreditados y cuyos establecimientos gozaban de mayor clientela, se hallan arruinados, con raras excepciones, quedando por toda utilidad un libro de deudas, de valor nulo completamente. El comerciante aquí señores, no es más que la víctima de petardistas y de los tramposos y la piedra de toque para todas las contribuciones locales del diverso carácter que abunda en nuestro país [,..]24 La guerra agravó aún más la situación de los comerciantes por la destrucción y el saqueo que sufrieron muchos almacenes. Por ejemplo, los más grandes comerciantes, que eran los extranjeros perdieron una cantidad de mercancías que alcanzaban un valor superior a los $ 200.000 en todo el Estado del Cauca25. El Cuadro N° 2 muestra los cálculos de las pérdidas sufridas por algunos comerciantes extranjeros únicamente el 24 de Diciembre de 1876, lo que puede dar idea de lo expuesto. Igualmente, durante esta guerra fueron saqueados el Banco del Cauca y varias casas de comerciantes conservadores y liberales26.

24

. A.H.M.C. Capitular 160 Folio 339v. . Eder. Ob.ciL pág. 257. 26 . Véase Sinisterra. Manuel. El 24 de diciembre de 1876 en Cali. Tip. Carvajal, 1937. EDER, ob.cit. p. 259. 25

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CUADRO N° 2 PERDIDAS OCURRIDAS EL 24 DE DICIEMBRE DE 1876 COMERCIANTE

NACIONALIDAD

PERDIDA

John B. Me. Cune

Norteamericano

$ 25.000 a

$45.000

José Quilici

Italiano

30.000 a

40.000

Luis Parrish

Inglés

40.000 a

50.000

Luis Fischer Antonio Pugliesse

Alemán Italiano

5.000 a 6.000 a

8.000 9.000

CALCULADA

FUENTE: EDER, Phanor. Ob.cit. pág.

Como consecuencia inmediata de la guerra se produjo una escasez de los artículos de primera necesidad, con su correspondiente alza de precios, a lo que se agregó los impuestos municipales que los encarecieron aún más27. Dichos impuestos no afectaban únicamente los artículos de consumo puesto que los almacenes, tiendas y establecimientos de diversión estaban fuertemente gravados con contribuciones directas que hacían aún más difícil la situación del comercio. Los dueños de los billares, por ejemplo, se quejaron al igual que los comerciantes, por el alza en los impuestos y decían que: [...] según el movimiento comercial de este país, que es casi ninguno, se nos hace dificultoso pagar el impuesto que la corporación municipal ha asignado [...] con motivo primeramente de ser exhorbitante; pues ni en los tiempos atrás, cuando todo estaba barato y había dinero en circulación, se 132

27

. A.H.M.C. Capitular 162 Folio 59r.

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llegó a ver gravado este ramo con un impuesto tan crecido como el de hoy [...]28

La situación era tan difícil que finalmente el comercio en general se negó a pagar los impuestos29, obligando a que se derogaran los siguientes gravámenes: "Primero: el establecido sobre los almacenes de mercancías extranjeras. Segundo: el establecido sobre las tiendas de comercio; y el de peaje de Juntas"30. A pesar de esta medida la situación del comercio no mejoró. Algunos avisos de prensa publicados varias veces dan una idea de la situación: El señor Jacinto Velásquez suplicaba el 9 de Febrero de 1878 que se le pagaran sus deudas y agregaba: El plazo ha sido muy largo, las consideraciones muchas y el que suscribe se encuentra fuertemente perjudicado por sus acreedores31. Otros como M. Heurtematte y Cia, suplicaban, pero amenazaban con utilizar la ley para que se les cancelara lo que se les debía32. Borrero y Bermúdez querían cobrar, y amenazaban a sus deudores con publicar sus nombres en la prensa y proceder judicialmente33. De igual manera procedió Manuel Antonio Vernaza quien publicó más de cinco veces una "última súplica": 28

. A.H.M.C. Capitular 162, Folio 59r, 6-IV-1878. . A.H.M.C. Capitular 162, Folio 131,31-VII-1878. 30 . A.H.M.C. Capitular 162, Folio 138,15-VIII-1878. 31 . El Ferrocarril, No. 7, 29-111-1878, p. 28. 32 . El Ferrocarril, No. 7, 29-111-1878, p. 28. 33 . El Ferrocarril, 4-III-1878.

29

133

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[...] a las personas que le deben, a quienes ya no guardará consideración alguna y menos a los deudores que teniendo como pagar no cumplen con su sagrado deber; cuyos nombres serán publicados por la prensaM.

Lo que más afectó a la economía caucana fue la caída de las exportaciones. El tabaco, el añil, la quina, el azúcar fueron desapareciendo de las listas de las exportaciones, pues no resistieron la competencia que le hacían otros países dada su mala calidad de algunos casos35. Las exportaciones de tabaco por Buenaventura que en 1874 ascendieron a 1.112.563 kilos, y la de cigarrillos a 1.745 kilos, en 1876 se restringieron fuertemente por el cierre de "los mercados europeos para el tabaco colombiano debido a la fuerte competencia de los tabacos cubanos y otros, con el resultado de que las exportaciones que habían sido la base principal del negocio comenzaban a decaer notablemente [...]"36 Lo mismo ocurrió con el azúcar de la cual en 1870 se exportaron 40.000 quintales por valor de $ 300.000, ya que su exportación se cerró por la competencia cubana37. La quina desapareció como producto exportable en 1879, y el añil "que en 1871 se exportaba en cantidad de 410.000 libras por valor de $600.000 se redujo de 1877 al 78 a la cantidad de 10.000 kilos y en 1881 a sólo 4.000 libras con valor de $ 5.0038. 34

. El Ferrocarril, No. 7,20-111-1878, p. 28. . Véase Eder, Ob. cit., pp. 324-326. 36 . Ibid., p. 360. 37 . Ibid., p. 325. 38 . Ibid. 35

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La balanza comercial se vio entonces fuertemente desequilibrada y se buscó solucionar el problema mediante la exportación de oro y plata. La exportación de metales empezó en 1873 y señaló la profundización de la crisis: "La caída de los precios se inició en 1873 con la desmonetización de la plata, abonada a la insuficiente producción de oro"39. Como consecuencia de esto se incrementó el déficit de numerario y el comercio se entorpeció tal y como se ha descrito. 1.5 La crisis financiera y fiscal Las gestiones del Gobierno Central para sacar al Cauca de esta crisis no se veían por parte alguna. Antes bien puede decirse que algunas tímidas decisiones que tomó produjeron resultados negativos. Un ejemplo se dio en el caso del Banco del Cauca. Con la fundación del Banco, de acuerdo a la ley 21 de septiembre 20 de 1873, se autorizó al Poder Ejecutivo para que depositara en él los fondos que mantuviera a su cargo. Igualmente el Banco recibió autorización para emitir una cantidad de billetes que fuera triple de lo que constituyera su capital social. Pero el gobierno no depositó en él sus fondos, los deudores no pagaron y el Banco no pudo cobrar porque la legislatura, atendiendo la difícil situación económica que atravesaba el Estado, expidió en 1877 una ley mediante la cual se "autorizó a los deudores para presentar en pago, al ser ejecutados, aún los objetos menos realizables, por ejemplo algún derecho de tierras en la Patagonia; esta mora de los deudores impidió al Banco hacer uso del derecho de emitir una suma en billetes triple del Ibid

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capital sonsignado"40. De esta manera el Banco no podía adelantar ejecuciones contra sus deudores porque se llenaría de terrenos inútiles. Aparte de esto, la situación era sumamente grave para la institución: fue saqueado el 24 de diciembre de 1876 y debió reconocer el valor de sus billetes cuando salieron al mercado41. Se le debía en 1877 la suma de $ 140.000 de los cuales S 32.000 correspondían a intereses, sin posibilidad de recuperación, y además no contaba con el apoyo del gobierno4-. En tales condiciones el Banco era un mal negocio para sus accionistas: Los accionistas no reciben, desde 1876. ni un sólo centavo como crédito de sus capitales colocados en el Banco, de suerte que para ellos esa empresa ha sido hasta ahora un negocio pésimo, porque casi se ha convertido en simple establecimiento de beneficiencia y no hay siquiera seguridad de recuperar el capital43.

La crisis afectó también el aparato fiscal: ya se mencionó que los comerciantes se negaban a pagar impuestos, por otra parte, no existían productos para gravar mediante el impuesto al consumo, y nadie pagaba contribuciones directas. Por esto los empleados tampoco recibían sueldos en metálico, sino que recibían órdenes de pago de difícil realización. Eustaquio Palacios comentó este hecho: 40

. El Ferrocarril, No. 76,12-IX-1879, p. 301. . Véase Sinisterra. Ob. cit. y El Ferrocarril, los números correspondientes al año 1878. 42 . El Ferrocarril, No. 76,13-IX-1879, p. 301. 43 136 • Ibid. Véase además Hyland, Ob.cit. p. 213 y ss. 41

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El patriotismo lo suple todo, pues sólo por patriotismo pueden haber empleados públicos consagrados, en un municipio como éste en que no hay rentas con que pagar sueldos y en esta época de calamidad: cada uno recibe su orden de pago para guardarla, o para ver si puede negociarla por algo a los que tienen que pagar algún impuesto, pues el comercio no la toma a ningún precio: tal es la suprema desconfianza que les tienen44.

2. EL DESARROLLO ECONOMICO DURANTE LA REGENERACION (1880-1890). 2.1 Política económica de los independientes. A pesar de la crisis económica que se vivía en el Cauca, a partir de 1878 se inició la obra vial más ambiciosa: el Ferrocarril del Pacífico. Igualmente desde finales de la década anterior se había iniciado la construcción de los caminos Cali-Buenaventura y Cali-Palmira, y se hablaba del establecimiento de la Empresa de Vapores del Cauca. También se había instalado el telégrafo. Cabe preguntarse: ¿Cuál fue la actitud del gobierno del Estado frente a estas obras? o mejor, ¿A quién se debían éstas, al Estado o los particulares? En el Cauca existía desde 1875 un sector independiente liberal muy fuerte, que llegó a controlar las municipalidades de Cali y Palmira, que eran las más importantes, económica y políticamente hablando. Algunos liberales independientes publicaron en 1878 el periódico "El Ferrocarril", mediante el cual promocionaron lo . El Ferrocarril, No. 30,-XI-188, p. 1.

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que constituía su programa político: la búsqueda de la paz mediante la tolerancia religiosa y la deposición de posiciones sectarias y excluyentes; y su programa económico: el desarrollo de una infraestructura vial que sacara a la región de su aislamiento, y el impulso al cultivo de nuevos productos exportables, capitalizando la agricultura mediante la fundación de un Banco Hipotecario. Para la realización de este programa, el sector independiente no esperó a estar en el poder, empezó a aplicarlos pidiendo la paz necesaria para sacarlo adelante: [...] Séanos lícito pedir y esperar una tregua en las hostilidades mientras llevamos a cabo las urgentes mejoras del camino de rieles, los buques de vapor en nuestro río y el Banco Hipotecario. Esa tregua producirá indudablemente una paz duradera45.

La tregua era pedida dado el clima de tensión que estaba creando el enfrentamiento político entre independientes y radicales. En estas condiciones las obras de progreso se convirtieron en piedras de choque, de tal forma que se le podía considerar como banderas políticas, lo que produjo que el gobierno del Estado, controlado por los liberales radicales, se mostrara negligente frente a ellas, y que se acusara a los independientes de utilizarlas políticamente en su provecho. 2.2. Las vías de comunicación Para los independientes era claro que la redención del Cauca sólo se lograría si se construía un ferrocarril que comu. El Ferrocarril, N o . , - I - 1 8 7 , p. 3.

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nicara las principales ciudades con el mar, sacando a la región de su aislamiento. Igualmente se pensó en integrar las poblaciones del Valle del Cauca mediante una serie de vías carreteables de las cuales las más importantes fueron el camino Cali-Palmira, el de Palmira- Córdoba, y la utilización del Río Cauca como medio de comunicación con el establecimiento de una compañía de vapores. También se intentó integrar al Cauca con el resto del país y con el exterior mediante una red telegráfica y un cable submarino. Hasta el momento sólo existía el antiguo camino colonial que "unía a Pasto con Popayán continuaba a Cali y eventualmente, bordeando el Cauca hasta el norte de Cartago y luego alejándose de éste para ascender la cordillera conducía a Santa Fe de Antioquia y Medellín"46. Ahora el reto era superar este sistema vial por medio de vías modernas y que permitieran la comunicación ágil y segura, tanto interna como externa. La carretera Cali- Palmira se venía adelantando prácticamente desde 1868 y desde 1875 se impulsaba la navegación a vapor por el Cauca. En la realización de estas obras se destacaron como accionistas varios de los extranjeros residentes en el Valle, entre ellos, Eder y Carlos H. Simmonds, quien introdujo "el primer vapor que ha navegado las aguas del alto Cauca"47. El telégrafo, cuya primera línea fue inaugurada en 1865, se impulsó de tal forma que para 1982 se inauguró la red que comunicaba a Bogotá con 46 47

. Meló, La Evolución..., p. 54. . Eder. Ob.cit. p. 157.

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Palmira y Cali48, siendo administrado por Roberto Zawadzky y Cía.49 Pero, la obra mas importante que se emprendió fue el ferrocarril del Cauca iniciada en 1878 por Francisco Javier Cisneros y el General Julián Trujillo50. Este general había tenido la dirección de la empresa que construyó el camino Cali-Buenaventura, de tal manera que el ferrocarril podía considerarse como un complemento de su obra. Se inició en Buenaventura y buscó comunicar este puerto con el punto denominado Córdoba, 20 Kms, lo que se logró para 1882. De esta manera, un trayecto que antes demoraba quince horas de viaje se realizaba en dos, evitándose los peligros que representaba viajar por el bajo Dagua51. De Córdoba continuaba hacia Cali por el camino de herradura que construyera el General Trujillo el cual conectaba con el camino del Occidente (Popayán-Jamundí-Dagua)52. Algunas de estas obras se iniciaron durante el ejercicio de los gobiernos radicales en Colombia, esto es entre 1867 y 1878, y contaron con su apoyo. Pero los gobiernos del Estado Soberano del Cauca, se mostraron negligentes frente a ellas. Las obras tenían el carácter de empresa privada y se efectuaban por medio de compañías de accionistas, tanto nacionales como extranjeros, 48

. Ibid., p. 239. . El Ferrocarril, 12-IV-1881, p. 601 50 . Véase El Ferrocarril, No. 1,14-Ü-1878, p. 1, para la historia de la comunicación del Cauca con el Pacífico. 51 . Respecto a los peligros que se corrían al viajar por el Dagua, véase Mollien, Gaspar T. "Por el Dagua hacía el Chocó", en Viajeros extranjeros en Colombia, Carvajal y Cía, Cali, 1970. 140 52 • Eder, ob.cit. p. 123, Benjamín Pereira Gamba: Informe.... 49

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que lograban algún subsidio estatal cuando los gobiernos pignoraban algunas rentas y conseguían empréstitos en el extranjero53. Un ejemplo de la vinculación del gobierno central a estas obras se tiene en el caso del camino Cali-Buenaventura, en el que se invirtieron $2.000.000 provenientes de impuestos al consumo de la sal en Cundinamarca y Boyacá54. Los gobiernos caucanos, particularmente los dirigidos por los radicales César Conto y Modesto Garcés (1875-1879), asumieron una posición bien distinta, en particular éste último quien incumplió sus compromisos con el Ferrocarril al negarse a contribuir con los auxilios que había prometido55. Además la obra fue convertida en motivo de discusiones políticas: los radicales acusaron al candidato independiente. Ezequiel Hurtado, de promocionar su candidatura por medio de la empresa del Ferrocarril56; también movilizaron a los bogas de Dagua -sobre los cuales terna gran influencia el candidato radical Manuel Sarria57- para que entraran en huelga y entorpecieran los trabajos de los obreros de la empresa ferroviaria, lo que produjo varios enfrentamientos entre cuadrillas de ambos bandos58. Los independientes adelantaron una política completamente distinta a la de los radicales: La municipalidad de Cali, por e emplo. dominada por ellos, aprobó el 6 de febrero de 1878 5

. Vüae Ospioa Vázquez. Ob.cit. p. 267 y ss. ~ S¿^fKT. Miguel: "La protección", en Selección de Escritos, Bedout, Nfcdeüm. p. 103. 55 . Eder. Ob. cit p. 123. ». El Ferrocarril, No. 29,6-IX-1878, p. 113. 57 . El Ferrocarril. No. 69,25-VÜ-1879, p. 276. 58 . El Ferrocarril, No. 40,22-XI-1878, p. 158.

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colaborar con $ 100.000 para la construcción del Ferrocarril, destinando para ello las rentas que antes se dedicaban a la construcción y mejoras de caminos -exceptuando la renta de la barca del Paso del Comercio y la de reparación de puentes-, y hasta 500 hectáreas en las tierras de ejidos o de otras tierras si el Ferrocarril no pasara por aquellas; propuesta que fue presentada por los independientes Avelino Escobar y Cenón Caicedo59. Igualmente, los principales jefes de este sector político estuvieron presentes en la dirección y administración de las obras mencionadas: a. En el Ferrocarril: Cenón Caicedo, Juan de Dios Ulloa, Francisco Copete, Julián Trujillo. b. En la navegación a vapor por el Cauca: Francisco Eliseo Copete, Julián Trujillo. c. Camino Cali-Palmira: Cenón Caicedo, Juan de Dios Ulloa. d. Camino Palmira-Córdoba: Evaristo León de la Cadena. e. Camino Cali-Buenaventura: Julián Trujillo, Eliseo Payán, Carlos Delgado Carvajal, Cenón Caicedo60. Como se puede ver los independientes participaron en prácticamente todas las obras públicas de tal forma que gracias 59

. El Ferrocarril, No. 1,14-11-1878, p. 2. . Respecto a estas personas consúltese a: Arboleda, Gustavo. Diccionario biográficos y genealógico del antiguo departamento del Cauca, 142 Biblioteca Horizontes, Bogotá, 1962. 60

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a su impulso personal, económico y político, pudieron estas empresas salir adelante sentándose las bases de lo que sería la regeneración económica del Cauca. Los avances de la obra del Ferrocarril del Cauca y el compromiso de los independientes con este tipo de empresas produjo que el 4 de julio de 1880 un grupo de particulares nacionales y extranjeros establecieran una sociedad para la construcción de un Ferrocarril entre Cali y Palmira. A tal efecto se suscribieron inicialmente 3.781 acciones por un valor de $ 18.905.oo distribuidas entre 12 accionistas, siendo los extranjeros lo que mayores acciones suscribieron (véase Cuadro No. 3)61. La idea fue acogida rápidamente por la ciudadanía, lo que llevó a que el número de acciones se elevara a 11.714 por $ 58.570.oo en el término de un mes62. Empresa que finalmente no se realizó. CUADRO N° 3 EMPRESA DEL FERROCARRIL CALI-PALMIRA ACCIONISTA

#.DE ACCIONES

%

CAPITAL

%

Santiago M. Eder Julio Bertin Elisa de Eder José M. Domínguez Varios (8 personas)

1.000 1.000 100 100 1.581

24.44 26.44 2.64 2.64 41.81

5.000 5.000 500 500 7.905

26.44 26.44 2.64 2.64 41.81

FUENTE: El Ferrocarril, No. 112.

De la misma manera se constituyó la empresa de navegación a vapor por el Cauca, gracias a la iniciativa del general 61

. El Ferrocarril, No. 112,16-VII-1880, pp. 446-47. . El Ferrocarril, No. 115,6-VÜI-1880, p. 460.

62

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Julián Trujillo. A esta empresa se vincularon ampliamente las grandes empresas comerciales, nacionales y extranjeros. La sociedad se estableció el 24 de octubre de 1880 y sus fundadores fueron: General Julián Trujillo, General Tomás Rengifo, C. H. Simmonds, Francisco Sinisterra y Cía, José María Domínguez E. y Cía., Ruiz y García, Francisco J. Cisneros, Santiago M. Eder y Fulgencio Olave63. La empresa de vapores se erigía como la más importante del Cauca después del Ferrocarril y se esperaba que ellas, junto con el canal de Panamá, "trajeran una era de progreso para el Valle"64. La importancia de la obra radicaba en que tenían un carácter integrador al unir el valle grográfico con Buenaventura, facilitando la salida de productos comerciales a los mercados externos e internos65. Se esperaba que esta obra no se quedara en un simple proyecto, como había sucedido con otras, puesto que las personas que conformaron la sociedad eran [...] Hombres de capital, que representan honradamente en el Cauca el comercio, la agricultura y la minería, figuran entre los principales accionistas: Los señores C. H. Simmonds, Sinisterra y Shapperon, Angel María Borrero, Juan de Dios Ulloa y otros, de Cali: Los señores José M. Domínguez E. y Cía, Ruiz y García, Don Santiago Eder y otros de Palmira; los señores Sinisterra y Borrero, Fortunato Cabal, Sarasti, José María Rivera y otros, de Buga; y los señores Bartolomé 63

. El Ferrocarril, No. 178, 2-XII-1881, p. 709. . El Ferrocarril, No. 144, 25-11-1881, p. 576. 65 . La cobertura de éste sistema de comunicación sería muy amplia en la medida que enlazaría las comunicaciones del Patía con Riosucio, el sur y el norte del Valle respectivamente. Véase El Ferrocarril, 23-1-1882, p. 741. 64

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Chávez, Carlos Greiffestein, y don Ródalo González y otros, de Riosucio66.

Entre estos los principales accionistas eran Charles Haver Simmonds que era empresario de la compañía de vapores en el Río Magdalena y el señor Bartolomé Chávez, el más adinerado de los mineros de Riosucio, lo que de por sí era garantía suficiente para que la obra culminara con buen éxito67. El período de paz que garantizó la "Regeneración" hizo que la obra del Ferrocarril se culminara en el trayecto Buenaventura* Córdoba, que fue inagurado el 20 de julio de 188268. De importancia similar a la del Ferrocarril fue la construcción de los muelles y bodegas del puerto de Buenaventura69. De esta manera se minimizaban los riesgos que tenía el transporte de mercancías por el bajo Dagua70 y por la Bahía de Buenaventura hasta los lanchones de embarque en alta mar. Con la culminación de este proyecto se lograba uno de los sueños del General Tomás Cipriano de Mosquera, quien había vinculado a la nación a este tipo de obras71. El sueño iniciado en 1863, en 20 años solo había logrado avanzar 20 kilómetros y había costado a la nación colombiana $ 611.789.42 (Véase Cuadro No. 4)72.

66

. El Ferrocarril, No. 186,27-1-1882, p. 741. . El Ferrocarril, No. 186,27-1-1882, p. 832. 68 . El Ferrocarril, No. 209, 21-VII-1881, p. 569. 69 . El Ferrocarril, No. 143,18-11-1881, p. 569. . Véase Eder, ob.cit. p. 113 y ss. 1 . Véase Ibid. 72 . El Ferrocarril, No. 213,18-VIII-1882, p. 850. Neal, ob. cit 67

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CUADRO N° 4 PROCEDENCIA Aduana de Buenaventura Aduana de Túmaco Estado S. del Cauca Camino de Buenaventura Estado S. de Antioquia TOTALES

CUANTIA $ 378.688.47 100.344.00 24.699.00 54.719.65 53.338.30 611.789.42

% 61.89 16.40 4.03 8.94 8.71 100.00

FUENTE: El Ferrocarril No. 213.

Lo que el Ferrocarril significaría para la economía se dejó ver inmediatamente pues entre el día de su inauguración, el 4 de julio, y el 29 de diciembre de 1882 se transportaron por él 35.051 bultos de mercancías de importación y 103.533 de exportación de los cuales 92.771 fueron de café \ Es importante señalar que la obra del Ferrocarril del Cauca se estancó luego de la inauguración del tramo citado, pues el gobierno canceló el contrato. Los motivos tienen que ver con la participación pob'tica de los representantes de la empresa en los acontecimientos ocurridos entre 1883 y 1885, cuando se unieron a la causa radical4. 73

. El Ferrocarril, No. 230,29-XE-1882, p. 916. . Respecto a la participación política de Belisario Zamorano y F. J. Cisneros, Véase Valencia, Alonso: Política y Economía durante la Regeneración en el Valle del Cauca, 1875-1890, Banco de la República, 1983 (inédito), además El Ferrocarril, No. 275,9-1-1885, pp. 272-73-74 y Eder, 146 ob. cit. p. 124. 4

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El desarrollo de las obras públicas se orientó básicamente a los Ferrocarriles, primero, y a los vapores, después. Así, el 17 de diciembre de 1887 se produjo la noticia más importante en esta materia, cual fue la inauguración de la empresa de vapores del Cauca, gracias a la labor del Ingeniero Carlos Hardy75. La importancia de esta obra radicaba en que pondría en comunicación a las municipalidades más importantes del Valle integrando su comercio. Por la banda oriental del Cauca quedarían unidas Santander, Pradera, Palmira, Buga, Tuluá y Cartago, y por la occidental Cali, Vijes, Yotoco, Roldanillo, Hato de Lemos, Toro y Riosucio. Estos municipios deberían a su vez construir algunas obras complementarias tales como buenos caminos entre ellas y el río y un buen atracadero, de manera que el transporte de las mercancías fuera ágil y seguro76. La empresa de vapores fue la primera empresa seria que se realizó en el Cauca77, es decir, la primera que comenzó y se llevó hasta su culminación. No ocurrió con ella lo mismo que con la del Ferrocarril del Cauca, que se quedó en una sola etapa; la del Ferrocarril Cali-Palmira, que sólo llegó hasta la suscripción de acciones puesto que la guerra del 85 impidió que se concretara, o la del camino carreteable Cali-Palmira que finalmente fue abandonado. La empresa de vapores produjo a su vez el establecimiento de la de coches, establecida por Don Salvador Depons y su hermano Anastasio, ciudadanos franceses con casa de comercio en París. La empresa se estableció con 4 coches que comunicaban 75

. El Ferrocarril, No. 269,16-XII-1887, p. 1.181. . El Ferrocarril, No. 297, 23-XII-1887, p. 1.185. 77 . El Ferrocarril, No. 297, 23-XII-1887, p. 1.186. 76

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a la ciudad de Cali con el Paso del Comercio, lugar hasta donde llegaba el vapor78. De esta manera el vapor "Cauca" produjo que el vehículo de ruedas, que sólo se había utilizado en el Valle por dos extranjeros, Me. Ewen y Eder, fuera conocido y utilizado en forma más o menos general. Estas fueron las obras más importantes que en materia de comunicaciones se realizaron en el Cauca durante la Federación; a ellas estuvo vinculado el capital extranjero, lo que en la práctica fue garantía de su realización como en los casos del Ferrocarril, los vapores y los coches sobre ruedas. Es interesante observar además que estas empresas se pudieron realizar porque la región gozó de períodos de paz relativamente largos, dadas las peculiaridades políticas del Estado del Cauca, tales como el de 1879-1884 yelde 1886-1895. Con estas obras se cumplía además el programa económico de los liberales independientes en esta materia, los frutos se recogerían años después, en la década de los años noventa, durante la Hegemonía Consen adora. 2.3 La economía y el comercio Las vías de comunicación que se emprendieron buscaban darle salida a productos del Valle en los mercados externos dado el aislamiento de esta región. Pero los productos exportables habían entrado en crisis y tema una muy pobre colocación en los mercados extranjeros. 8

. El Ferrocarril, No.

, - 1 8 , p.

.

INDIOS, ENCOMENDEROS Y EMPRESA*;-:*

El Cuadro N° 5 muestra el movimiento de las exportaciones realizadas en el año fiscal 1878-1879 en las aduanas del Cauca: En él es posible ver como las exportaciones del sector agropecuario son muy pobres, apenas un 27.78%, y todas se realizan por la aduana de Buenaventura. Las materias de extracción, por su parte, tienen el peso porcentual más alto un 68.58 % puesto que con ellas se trató de compensar la pérdida de mercados que sufrió el tabaco en un año en el cual los precios internacionales de la quina y el añil empezaban a caer con su correspondiente cierre de mercados para las exportaciones colombianas79. Es curioso observar además que se siguen exportando los metales preciosos, tanto en polvo como amonedado en una época en la cual ha disminuido el dinero circulante en el Valle y cuando la exportación de ellos sólo serviría para agravar la crisis económica. En este período se exportaron metales preciosos por un valor total $ 99.000, lo que representa un 14.98% de las exportaciones totales. Dada la quiebra de los precios internacionales para la quina, el añil, el tabaco, y el azúcar, los liberales independientes con su empuje empresarial característico, se dedicaron a buscar los productos que pudieran reemplazarlas y que fueran de fácil colocación. Para lograrlo iniciaron una campaña de promoción y estímulos al café, al cacao y la coca.

9

. Véase Ospina Vásquez, Ob.cit. p. 273.

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CUADRO N° 5 EXPORTACIONES DEL CAUCA AÑO FISCAL 1878-1879 Productos exportados

Aduana de

Total Tumaco

Aduana de

Agropecuarios: Tabaco Azúcar Añil Cacao Cueros Total

Porcentaje B/ventura

165.000 5.000 5.000 2.500 6.000 0

183.500

76.000 63.000 52.000 5.000 5.000

51.000 12.000 189.000

27.78

De Extracción Caucho Oro en Polvo Quina Tagua Maderas Subtotales

201.000

453.000

252.000

68.58

3.63

Dineros Oro amonedado Plata amonedada

12.000 12.000

Total

24.000

0

225.000

453.500

Total por Aduanas Total de Exportado.

660.500

FUENTE: SAMPER, Miguel. Ob. cit., p. 125.

lOO.oo

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El primer producto que tenía amplias posibilidades comerciales era el cacao, el cual había sido tradicionalmente cultivado en algunas partes del Valle. Se inició entonces una campaña de promoción a este artículo, educando a los agricultores sobre las técnicas del cultivo, cosecha, posibilidades de mercado, etc.80. De hecho, el cacao ya estaba siendo demandado junto con cueros y café para ser exportado por la firma "Gaviria e Hijos"81, y para 1879 había alcanzado un precio alto en los mercados internacionales, puesto que se cotizaba a 35 centavos de peso la libra82. El café fue otro producto cuyo cultivo fue estimulado, el recién inaugurado gobierno Independiente logró que la Legislatura Estatal, por medio de la ley 5 del 25 de junio de 1879, retribuyera con dinero a los cultivadores de este grano a razón de 50 pesos por 500 árboles de café83. Este artículo estaba catalogado, junto con el cacao, como de clase superior en los mercados extranjeros y se cotizó en 1879 a razón de 22 centavos la libra84. Sin embargo, la "Revolución de Abril" de ese mismo año afectó negativamente los negocios, lo cual se reflejó en los precios del café que cayeron en los tres años siguientes hasta alcanzar el precio de 11 centavos la libra85. El cultivo de la hoja de coca también fue promocionado por su fácil cultivo y cosecha y, además, por la potencial demanda 80

. Véase El Ferrocarril, Nos. 56,59, 60,61. . El Ferrocarril, No. 63, 6-VI-1859, p. 252. 82 . El Ferrocarril, No. 64,13-VI-1879, p. 254. 83 . El Ferrocarril, No. 71, 8-V-1879, p. 284. 84 . El Ferrocarril, No. 64,13-VII-1879, p. 254. 85 . Eder, ob. cit. p. 102. 81

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de la hoja. Las posibilidades de venta eran muy grandes pues: "su mercado lo forman todas las repúblicas del sur y su precio es fabuloso; apenas puede creerse. En Lima es de 1 peso la libra y en Bolivia $ 1.20 a 1.40 la libra; e igual si no mayor es el que tiene Chile y las repúblicas del Plata [...]". La hoja empezaba además a ser conocida en Europa de tal manera que se podía asegurar "que dentro de pocos años, será un artículo de comercio europeo [...]"86. El comercio se restableció finalmente gracias a la prolongación del período de paz que se había iniciado en 1879, de tal forma que hacia finales de 1880 la recuperación económica era evidente: Los comerciantes ponen en giro sus capitales, y la abundancia de mercancías extranjeras introducidas en los últimos meses es tan notable, que ha habido comerciante que ha pagado él solo, derechos a la aduana de Buenaventura más de cincuenta mil pesos. Esta abundancia hace que las mercancías hayan bajado notablemente de precio y que los consumidores puedan vestirse bien y a poco costo87.

Cali estaba recuperando su importancia como centro económico, venida a menos prácticamente desde 1860, pues además del comercio se reactivo la cría de ganados para la exportación de cueros y el cultivo de la tierra, a esto se agregó también la reactivación de la minería88.

86

. El Ferrocarril, No. 64, 13-VI-1879, p. 254. . El Ferrocarril, No. 64,13-VI-1879, p. 254.

87

88

. Ibid.

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La presencia de capitales relativamente grandes en el comercio era un hecho. Un acontecimiento accidental, cual fue el incendio del puerto de Buenaventura, el 13 de abril de 1881, permite observar que el volumen de los capitales colocados en el puerto para el comercio de las mercancías alcanzaba la suma de $ 194.000 (Véase cuadro N° 6), en lo que respecta a mercancías de importación, y a $ 80.000 las de exportación89 las cuales fueron destruidas por las llamas. Los indicios de prosperidad se dejaron sentir y provenían del desarrollo de las explotaciones agropecuarias en base a los cultivos que los independientes habían promocionado, particularmente del cacao y del café. El mercado de la ciudad de Roldani11o, que era uno de los centros cacaoteros más importantes del Valle, necesitaba un capital superior a los $ 100.000 para comercializar su cosecha90. Igualmente, el café que se estaba produciendo en el Valle era de mejor calidad que el del Tambo del Cauca91 y empezaba a ser exportado en buena cantidad, puesto que en el último semestre de 1882 se exportaron 92.771 bultos por la aduana de Buenaventura92. La perspectiva de la agricultura era halagadora Federico Reinel había expresado la esperanza de que : En un lapso de tiempo de sólo 10 años, puede experimentar el Cauca una transformación completa, si con ahínco e imperturbable trabajo, nos dedicamos al cultivo del cacao, 89

. El Ferrocarril, No. 151,22-IV-1881, p. 601. . El Ferrocarril, No. 159,17-VI-1881, p. 635. 91 Cfr. Ibid. 92 . El Ferrocarril, No. 230,29-XII-1882, p. 916. 90

153

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del café, de la caña de azúcar y del tabaco. Estos cuatro artículos de fácil producción, por la bondad en nuestros terrenos, traerán al país fuertes capitales y capitalistas, que especulan con ellos en mercados conocidos93.

CUADRO N° 6 CAPITALES PERDIDOS DURANTE EL INCENDIO DE BUENAVENTURA (13 ABRIL DE 1881) Compañía

Capital

Ernesto Cerruti y Cía. Capurro e hijo Francisco Menotti Carmelo Pugliesse V. Pérez y hermano Ruiz y García Julio Carcoche Ezequiel Figueroa Tirzo Meneses Manuel Pérez del Río Jaime Otero Antonio Vallejo Pedro Pablo Sánchez Aníbal Pagnamente Pugliesse hermanos

$30.000 25.000 25.000 18.000 16.000 15.000 10.000 10.000 8.000 8.000 6.000 6.000 6.000 6.000 5.000

Total Capitales de comerciantes del interior con destino a la exportación.

$194.000

Total General de pérdidas FUENTE: El Ferrocarril No. 151.

93

. El Ferrocarril, No. 164,26-Vffl-1881, p. 655.

80.000 274.000

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El repunte económico se ve claramente en las exportaciones que se hicieron en 1882 por la aduana de Buenaventura: alcanzaron ese año el volumen de 703.342 libras por su valor de $ 449.038.8094 de las cuales 310.494 correspondían a productos de extracción por valor de $ 126.780.80 (28.23%). Es decir, el 71.76 % del valor total exportado provenía de las industrias agropecuarias, (Véase Cuadro N° 7), lo que señala un cambio frente a lo que ocurría en la década anterior95. Este dominio de los productos agropecuarios se debió a la normalidad del orden público pero, a raíz de la guerra de 1885, la situación cambió, pues la destrucción de la economía, común a cada guerra, producto de un período de escasez con su correspondiente alza de precios: Los productos de primera necesidad CUADRO N° 7 EXPORTACIONES POR LA ADUANA DE BUENAVENTURA CON DESTINO A NEW YORK EN 1882 Peso en libras

%

Cacao Cueros Quina Caucho Café Crin

780.705 550.010 210.400 100.094 61.283 850

45.83 32.29 12.35 5.87 3.59 0.04

$ 210.320.75 101.381.00 90.025.00 36.755.80 10.400.25 156.00

46.83 22.57 20.04 8.18 2.31 0.03

Totales

1.703.342

100.00

449.038.80

100.00

Productos

Valor

FUENTE: El Ferrocarril, No. 240. w

. El Ferrocarril, No. 240,16-111-1883, p. 957. . Véase Cuadro No. 3.

95

%

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costaban "El cacao 6 reales la libra, el maíz 24 reales la arroba; plátanos 8 por real"96. La guerra no es, desde luego, el único factor que explica la carestía puesto que a ella se unieron la langosta, la cambiante situación climática, el ineficiente sistema vial, la falta de capitales y técnicas de cultivos y la acción de los acaparadores97. La industria pecuaria, por su parte, también entró en un período de decadencia debido a la presencia de la epizootia, que acabó con unas 30.000 reses en el Valle del Cauca98. Luego del período de guerra, se inició un período de paz relativamente estable, pero el invierno no permitió que la agricultura se desarrollara; en 1887, las inundaciones como consecuencia de las lluvias estacionales, destruyeron grandes plantaciones de cacao y de café que estaban a punto de cosecharse99. Esto motivó que Eustaquio Palacios encontrara como única solución a este problema el ejemplo de los colonizadores antioqueños. Decía: Hay que volver los ojos a las montañas, allá está la esperanza de la generación presente; allá el porvenir del hombre laborioso100.

Se trataba de un llamado a ocupar y a cultivar los inmensos baldíos cordilleranos que circundaban al Valle. 96

. El Ferrocarril, No. 288, 21-X-1887, p. 1.149. ".Ibid. 98 . El Ferrocarril, No. 281,2-IX-1887, p. 1.122. ".El Ferrocarril, No. 288,21-X-1887, p. 1.149; 28-X-1887,No. 289, p. 1.153. 100 . El Ferrocarril, No. 298, 30-XII-1887, p. 1.189.

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La única inversión de cierta importancia que se percibe en esta época se dio en la minería, con la introducción de maquinaria moderna a las minas de Cali, el montaje, que permitía operar varias minas a la vez, valía $ 20.000 y garantizaba una producción diaria de 14 a 20 libras de oro. El inverisionista fue un ingeniero californiano, señor A. B. Simmonds. Esta inversión produjo una fiebre de oro que llevó a que se descubrieran minas en Papagayeros, Dagua y Cali, para la explotación de las cuales se esperaba la vinculación de mineros y capitalistas americanos. La economía en general iba en franca caída. Las mercancías extranjeras alcanzaron precios escandalosos (Véase Cuadro N° 8) Debido a las fuertes tarifas de aduanas que estaba cobrando el gobierno en base a su política proteccionista. Los víveres también tenían precios altos dado el marcado abandono de la agricultura (Véase Cuadro N° 9). CUADRO N° 8 PRECIOS DE ARTICULOS IMPORTADOS EN 1888 Artículo

Antes de 1888

En 1888

Aum. Porcent.

Botines Sombreros Pantalones Corbatas Flor de adorno Pañolón fino

$3.00 $2.80 6.40 1.00 .60 10.00

$ 9.00* $ 7.00* 12.00 4.00 3.00 50.00

300.00 250.00 187.50 400.00 500.00 500.00

(*). Valor promedio. FUENTE: El Ferrocarril No. 310.

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CUADRO No. 9 PRECIOS DE LOS VIVERES EN 1888 Artículo

Antes de 1888

En 1888

Aum. Porcent

Maíz arroba Plátanos -carga Arroz -Arroba Panela -Arroba

.30 1.20 1.20 .40

4.00 16.00

1.333.3 1.333.3

*

2.40

600.0

(*). No hay dato por deterioro del documento. FUENTE: El Ferrocarril No. 279-310.

El progama económico de los independientes, en cuanto al impulso del comercio y a la agricultura se vio entorpecido según se ha visto, por factores políticos y naturales; entre los primeros está la política proteccionista agenciada por la regeneración, y la guerra del 85. Entre los segundos se destacó principalmente la cambiante situación climática como factor principal. 14 La política financiera y fiscal La ausencia de capitales en el Cauca preocupó de manera especial a los independientes. Ellos pensaban que era necesaria la creación de un Banco Hipotecario que dotara de capitales a las empresas que se emprendieran y, especialmente, a los agrícolas puesto que sin capitales de nada valdría promocionar nuevos productos. 158

La idea de un Banco Hipotecario fue expuesto en el períodico El Ferrocarril como un complemento a las obras de infraes-

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tructura vial y tocó al General Julián Trujillo adelantar las acciones para llevarla a cabo. Luego de expuesta la idea fue acogida por ciudadanos de Cali, Palmira y Buga y por algunos vecinos de la capital de Antioquia. En estos lugares se recogieron suscripciones distribuidas tal como se ve en el Cuadro N° 10. CUADRO N° 10 BANCO HIPOTECARIO Procedencia Cali Buga Palmira Medellín Totales

No. Suscripc.

%

Aporte Total

%

43 60 27 19

28.85 40.26 18.12 12.75

$ 21.420 21.300 9.550 29.400

26.22 26.08 11.69 35.99

149

100.00

81.670

100.00

FUENTE: El Ferrocarril # 1.

Como se puede observar la idea tuvo gran acogida, sin embargo no se concretó por lo pequeño de los aportes; hacían falta capitales más grandes, pero estaba de por medio el hecho de que estos "han emigrado en masa"101. Obsérvese que la suma total de aportes que se relacionan ($ 81.670.oo) estaba muy por debajo de lo que el Banco del Cauca tenía colocados en créditos ($ 140.000)102. De tal forma que no se podía esperar la fundación de un banco con capitales tan pobres. Es innegable que la falta de dinero circulante impedía la iniciación de este tipo de empresas. y que la desconfianza en que vivían los accionistas del 101

. Samper, Ob.cit. p. 102. . El Ferrocarril, No. 76,12-IX-1879, p. 301.

102

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Banco del Cauca -dada la precaria situación económica de este establecimiento- no facilitaba que los habitantes pudientes del Valle arriesgaran capitales más grandes103. Por otra parte, la fundación de un nuevo banco habría agravado la ya crítica situación del Banco del Cauca. Este no había logrado emitir el triple de su capital en billetes, como era su prerrogativa, por la falta de apoyo oficial: El capital consignado hasta ahora por los accionistas en el Banco del Cauca, es de 100.000 pesos: mientras que la suma que hay en circulación en billetes, solo es de 32.000 pesos. De manera que el negocio va al revés: en vez del triple de la suma, solo hay en billetes la tercera parte1 J. Era la falta de dinero circulante lo que entorpecía el normal funcionamiento de los bancos, pues impedía recoger el dinero que tenían colocado en créditos al impedir todo tipo de transacciones comerciales. El gobierno vio también entorpecido su normal funcionamiento por este factor, lo que obligó a que el poder ejecutivo, por medio de la ley 10 del 21 de agosto de 1879. emitiera la cantidad de 100.000 pesos en billetes "para atender a los gastos que demanda la administracción pública del Estado". Estos billetes se denominarían "billetes del Estado del Cauca", y serían 103

. Para citar un ejemplo: El monto de los capitales ofrecidos en Cali era muy pequeño: solamente uno, el de la Casa Comercial Sánchez Hnos, ofreció $ 2.000 y 11 ofrecieron $ 1.000 y el resto de allí para abajo predominando los que sólo alcanzaban a $ 200. Cfr. El Ferrocarril, No. 1,14n-1878, p.301. 104 . El Ferrocarril, No. 76,12-IX-1879, p. 301.

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recibidos en pago de todas las rentas y contribuciones establecidas o que establecieran; para cumplir esto se ordenaba explícitamente: Los administradores y colectores no recibirán en pago de las rentas y contribucciones otros documentos que los billetes a que esta ley se refiere, hasta tanto no se haya amortizado toda la emisión105.

Esta emisión que debió hacerse por medio del Banco del Cauca, según mandato de la ley 21 del 10 de septiembre de 1873106, fue muy perjudicial para la citada entidad, puesto que los billetes del Estado del Cauca, entraron a competir con los del banco, haciendo tan difícil su situación, que se llegó incluso a rumorar su liquidación107. En tales condiciones la emisión de billetes, que buscaba darle capacidad de funcionamiento a la administracción pública, sólo logró empeorar la situación económica y fiscal. De hecho, la crisis que se había producido por una serie de factores recurrentes tanto de carácter interno como externo, no podía ser solucionada por los independientes a sólo seis meses de la toma del poder, y menos por medio de medidas monetaristas. El mal tenía raíces profundas que sólo podrían ser atacadas mediante un programa económico amplio que se aplicara en una acción concertada entre los particulares y el gobierno, y que tocara todos 1:>> puntos débiles del sector económico, tal y como el que fue 145

. D Ferrocarril. No. 75.5-IX-1879. p. 299. . El Ferrocarril. No. 76,12-IX-1879, p. 301. 107 . B Ferrocarril. No. 76,12-IX-1879, p. 300. 106

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propuesto desde un principio: paz, vías de comunicación, nuevos cultivos y exportaciones, y fundación de un Banco Hipotecario. La salida monetarista fue un paso en falso que empeoró la situación, la cual fue dibujada por Eustaquio Palacios en un cuadro tan deplorable que sobra todo comentario: La escasez de moneda metálica raya en falta absoluta. La moneda fiduciaria, billetes de banco, apenas existe en los Municipios del Valle, y es tan poca que no alcanza a satisfacer las necesidades de un medio en el mercado circulante. La moneda extranjera de 900 milésimos se extrae toda del país. La situación fiscal es deplorable en extremo. El gobierno no tiene recursos para vivir la vida ordinaria. Sus principales rentas están comprometidas para el pago de una gran parte de la deuda que ocasionó la guerra; y en seis meses, no podrá disponer el gobierno de todo su producto. Los bancos tienen créditos, sus billetes en los Municipios expresados, circulan como moneda; pero no pueden ensanchar su circulación, porque a mayor circulación corresponde mayor cambio; y como los pagos son lentos y difíciles todavía, los bancos no podrían conservar su encaje legal. El crédito del gobierno ha sufrido mucho, con el ensayo del papel moneda -"billetes del gobierno"-. Apenas emitidos solo valían el 60 %, luego el 50 % y hoy el 30 %. Negocio para los agiotistas, pérdida para el pueblo, representada en el sueldo del empleado, el alquiler de bestias para el servicio público, la ración del soldado, etc.108.

El descrédito de los "billetes del gobierno" obligó a que el Estado se decidiera a apoyar al Banco del Cauca, para lo cual se 162

108

. El Ferrocarril, No. 75,5-IX-1879, p. 300.

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comprometió a abrir una cuenta en dicho establecimiento por valor de $ 60.000 durante un término de 16 meses. Esto permitiría al banco emitir una cantidad de billetes por el doble del monto de la cuenta, manteniendo el encaje legal. De otra parte, el gobierno se comprometió a no emitir billetes de ninguna clase y a admitir billetes del banco en pago de rentas y contribuciones en su tesorería, suspendiendo la emisión hecha en 1879109. Esta medida fortaleció el Banco del Cauca, pero la política financiera y bancaria del gobierno regenerador marcó su cierre definitivo, pues solo podía emitir según la nueva reglamentación una cantidad de billetes igual al monto de su reserva legal y no podía cobrar intereses superiores a 10% anual, lo que hacía ruinoso su funcionamiento. El cierre del banco ponía en peligro el normal funcionamiento de la economía departamental (el departamento del Cauca fue creado con la reforma de 1886), pues al salir sus billetes del mercado quedaría esta región sin moneda. Para remediar esto se autorizó, el 3 de septiembre de 1887, la apertura de una sucursal del Banco del Estado -representante del Banco Nacional- en Cali110. De esta manera el Banco del Cauca sucumbió ante la política financiera de la Regeneración. 3. CONCLUSIONES Como se ha podido observar, la crisis económica del Estado Soberano del Cauca a partir de 1870, obedeció a una serie de factores concurrentes, tanto políticos, como geográficos y natura109

. El Ferrocarril, No. 123, l-X-1880, p. 491. . El Ferrocarril, No. 283, 16-IX-1887, p. 1.129.

110

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les. Quizás el factor constante fue el aislamiento geográfico que la región padeció hasta la construcción del Ferrocarril del Pacífico y el establecimiento de la empresa de vapores en el Río Cauca, que permitieron tanto la comunicación interna al integrar mercados locales, como la externa, al permitir la salida de productos exportables por el mar Pacífico. Este artículo se ha visto, un poco superficialmente el estado de la economía caucana durante los años finales del período radical y el comienzo a la llamada "Regeneración". En él se ha mostrado cómo las contiendas civiles fueron un factor importante en la explicación del estancamiento de la economía. También se ha tratado de ver cómo el capital internacional, particularmente de empresarios privados, participó de una u otra manera tanto en la financiación de las obras públicas, como en el establecimiento de empresas comerciales o financiera, en una integración con capitales nacionales. Es manifiesto que falta estudiar detenidamente esa participación extranjera. Ver, por ejemplo la forma en que se establecieron las empresas productivas, montos de capitales, participación nacional, las vinculaciones políticas con las oligarquías locales. Igualmente, y en forma más general, hace falta estudiar la organización interna de las unidades productivas, su funcionamiento y la forma en que integraban con los otros sectores de la economía.

164

CENTU PER CENTU, MODERATA GANANCIA: ERNESTO CERRUTI. UN COMERCIANTE ITALIANO EN EL ESTADO SOBERANO DEL CAUCA

El estudio de las compañías que contralaron el comercio durante el auge agroexportador de los años 60 y 70 del siglo pasado se ha convertido en una de las necesidades más apremiantes en el conocimiento de la historia económica del Cauca. En los documentos de la época se encuentran una razón social que se repite en diferentes formas: Ernesto Cerruti, Ernesto Cerruti & Cía. y E. Cerruti & Cía. Evidentemente, se trataba de varias sociedades que giraban en torno a un mismo personaje el cónsul italiano en el Cauca, don Ernesto Cerruti- y a las cuales, curiosamente, estaban asociados algunos de los más promisorios miembros del sector más radical del mosquerismo: los generales Tomás Cipriano de Mosquera, Jeremías Cárdenas, Tomás Rengifo, Ezequiel Hurtado y Lope Landaeta. El cónsul parecía realmente fascinante: un migrante italiano que llegó a ser, sin lugar a duda alguna, el hombre más rico del Cauca; que en determinado momento se convirtió en el más importante poder electoral en Cali; que fue acusado de haber exigido, y logrado, la expulsión del obispo de Popayán, de haber comprado las tropas que iniciaron la guerra del 85 en el Cauca,

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y que como si lo anterior fuera poco, llevó a que el Cauca fuera atacado militarmente por una potencia europea, suscitando uno de los conflictos diplomáticos más escandalosos en la historia de Colombia. Un caso como éste ofrece la posibilidad de seguir la actividad de un empresario cuyas empresas, si bien conocieron el éxito, también estuvieron sometidas a los avatares que producía el inestable clima político que caracterizó al Estado caucano durante los gobiernos mosqueristas y de los inicios de la Regenaración. Por otra parte, ofrece la posibilidad de estudiar la mentalidad empresarial extranjera y la forma en que los inmigrantes se relacionaron con los sectores dominantes caucanos. El presente trabajo pretende, entonces, estudiar el caso de Cerruti, para lo cual se tratará de mostrar tanto sus actividades empresariales como políticas. Se basa en memorias y documentos oficiales acerca de la llamada "Cuestión Cerruti" publicadas tanto en ediciones del Ministerio de Relaciones Exteriores como en periódicos en contra del italiano y unos esbozos biográficos escritos por personas que lo conocieron. Estas fuentes se complementaron con material que reposa en el Archivo Municipal de Cali, en las notarías Ia y 2a de esta ciudad, en el Fondo Notarial del Archivo Central del Cauca y en la Notaría Ia de Palmira. También se utilizaron algunos periódicos de publicación regional. Hasta el momento ha sido imposible conseguir documentación personal de Cerruti o sus socios, lo mismo que de sus empresas. 1. LA VIDA DE UN EUROPEO EN EL CAUCA Algunas de las personas que conocieron a Ernesto Cerruti 166 relatan, no sin cierta admiración, el estilo de vida que el cónsul

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italiano llevaba en un territorio tan aislado como el del Cauca. Gustavo Arboleda, por ejemplo, después de señalar el gusto que tema Cerruti por la vida en el campo, su amor por las aves, que le llevó a llenar su casa de jaulas con sinsontes, escribió el siguiente retrato de Cerruti: Todavía se le recuerda en Cali con su terno de lino de impecable albura, la corbata así mismo de lino, las botas negras lustrosas, que hacía limpiar más de una vez al día; su anillo nupcial en la mano derecha y en la izquierda otro con insignias masónicas. Era de regular estatura, más bien bajo que alto, de buenas carnes sin tender a la obesidad1. John Hays Hammond, ingeniero de minas Estadounidense, que estuvo en el Cauca en 1884, escribió la siguiente semblanza sobre Cerruti y su familia: Cerruti era un de los comerciantes más ricos de esa parte de Colombia. Su esposa, descendiente de Bolívar, era una mujer de gran cultura y mucho encanto; había sido educada en el exterior y hablaba varios idiomas con soltura. Tenía tres hijos pequeños, a quienes la madre enseñaba música valiéndose de un piano que había sido traído a lomo de muía desde Buenaventura. Para mi fue una grata sorpresa encontrar un hogar tan completo en un lugar tan remoto de civilización2. Pero a este hogar no lo adornaban solamente estas cualidades espirituales, sino una serie de recursos materiales que . Gustavo Arboleda. "La Reclamación Cerruti", en Boletín Histórico del Valle. Academia de Historia del Valle del Cauca, Cali, abril de 1933. -. John Hays Hammonds. Autobiography, Nueva York, 1953, vol. 1, pág. 151. Citado por Phanor Eder, El Fundador James M. Eder, Bogotá, Antares, 1959, pág. 306. 167

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llamaban la atención, pues no sólo hablaban del nivel de fortuna que había alcanzado Cerruti, sino también del estilo de vida que llevaba. La familia habitaba en la hacienda de Salento, que era una de las mejores, sino la mejor, de la región: con 6.250 hectátereas de potreros, "ganado selecto, elegante y cómoda casa y piscina de natación". En carta dirigida al mismo Cerruti, James Eder (fundador de La Manuelita) la describía en los siguientes términos: Conocí bien su casa de campo en Salento. Con frecuencia estuve en casa de Ud. la cual estaba arreglada y podía alojar a 40 Personas con todo confort y lujo. Los salones, adornados con espejos, pinturas y objetos de arte; un piano y varios otros instrumentos musicales. Los sofás y todo el resto de los muebles era de manufactura extranjera. La vajilla de porcelana y abundante en piezas. Había servicio de cristalería fino, y también servicio de plata en abundancia. Sus bodegas con toda clase de licores tales como champaña, oporto, jerez, borgoña, cerveza inglesa, varias clases de sauternes y vino del Rin y otros licores que rara vez se ven. Puede decirse, en una palabra, que usted vivía con demasiado lujo para este país3.

Desde luego, tratar de vivir en el Cauca decimonónico como si se estuviera en Europa, forzosamente tenía que llamar la atención de propios y extraños, y habría de despertar una serie de rumores sobre el tamaño de su fortuna y la manera como la consiguió. Esto conduciría a la creación de una leyenda negra que se hizo popular y que fue creída hasta por quienes trataron de cerca a don Ernesto.

168

3

. Eder, op. cit., pág. 306.

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2. LAS AVENTURAS DEL COCINERO Creada para justificar ante la opinión pública los atropellos que se cometieron contra don Ernesto en los comienzos de la Regeneración, la leyenda dice que éste era un inmigrante italiano que se encontraba en Panamá en 1869 trabajando como zapatero, remendón de pailas, lustrabotas y en cuanto oficios se le ofreciera. Viajó a Guayaquil, en el vapor Inca, cuando se le presentó la oportunidad de reemplazar al cocinero que había muerto en el barco. Después de permanecer en Guayaquil sin haber conseguido el empleo que esperaba le diese el presidente Gabriel García Moreno, nuestro personaje se trasladó a Buenaventura, donde se conectó con miembros de la colonia italiana en el Cauca y logró un empleo que le permitió, al cabo de un poco tiempo, independizarse y obrar como comerciante, y obtener el cargo de cónsul italiano en el Cauca. Utilizando el crédito de sus paisanos, don Ernesto se trasladó a Cali en 1871 y se vinculó matrimonialmente con la familia del presidente del Estado: Mosquera. Inició entonces una serie de negocios ilícitos, con particulares y con el gobierno mismo, que lo convirtió en el más rico de los habitantes del Cauca. Según esta versión, en la formación de su fortuna don Ernesto había utilizado el robo, la estafa, la explotación descarada de indios, la vinculación con la masonería, la persecución al clero católico y la relación estrecha con los más destacados políticos radicales caucanos, que lo llevarían a intervenir en los conflictos armados internos4. Confrontando esta 'leyenda negra" con las semblanzas biográficas que nos dejaran personas que conocieron de cerca 4

. Véase Francisco Rebolledo, Aventuras de un Cocinero (Ernesto Cerruti). Crónicas del Cauca, Bogotá, Tip. El Mensajero, 1898. 169

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al italiano, nos encontraremos con un personaje bien distinto del mencionado cocinero. El mismo Eder, en carta dirigida desde Londres el 4 de noviembre de 1886, le decía: Señor y amigo: -Me da gran placer contestar a Ud., y es apenas justo que diga lo que sé sobre el asunto al cual Ud. se refiere. Viví en el Cauca por cerca de 25 años, desde 1861 hasta 1886, y en mi carácter de Cónsul de los Estados Unidos de América por muchos años, y como comerciante he tenido muchas ocasiones de tratar con Ud. y de conocerlo desde cuando vino a establecerse en su casa de Buenaventura. Bien me consta que la posicióm social de Ud. fue desde un principio, de la mejor; y que Ud. siempre la conservó. Sus tratos comerciales fueron de los más extensos en el país y su crédito fue uno de los mejores. Siempre encontré en las reuniones sociales de su casa a las personas de la más alta posición social, como amigos de usted. En sus empresas comerciales y grícolas empleó a centenares de personas, y de éstos, a quienes he tratado han Estado muy agradecidos y hacen de Ud. grandes elogios. Por último, por lo que se refiere a la participación suya de alguna manera en la política o en las revoluciones de Colombia, sus amigos lo creen incapaz de mezclarse en tales asuntos; y huelga decir que yo comparto por entero esa creencia. Con mis mejores deseos, etc. James Eder5.

Tenemos asidos visiones contrapuestas sobre don Ernesto: una absolutamente negativa, publicada en momentos en que era necesario despertar los sentimientos nacionales antre la agresión a la patria por parte de la flota italiana que defendía los intereses 170

5

• Eder. op. cit., pág 306.

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de Cerruti, y la otra escrita por uno de sus amigos comerciantes. Ambas, desde luego tergiversan los hechos y no dan una idea clara acerca de la vida del italiano, como resulta claro al seguir sus actividades comerciales y políticas. 3. DE MILITAR ITALIANO A COMERCIANTE CAUCANO Ernesto Buenaventura Giacomo María Cerruti nació en Turín el 14 de septiembre de 1844. La buena posición económica y social de sus padres, don Guiseppe Cerruti y doña Mariana Castelli, le permitió estudiar en el colegio militar de Racconigi, donde se graduó de oficial de infantería de el Io de enero de 1863. Con el título de subteniente, ingresó en 1866 al ejército. Actuó en las guerras de liberación italiana bajo las órdenes de Garibaldi. En el año de 1868 pasó al ejército de reserva, y en 1869 decidió, como tantos paisanos suyos, tentar la fortuna en América emigrando a Panamá, donde se conectó con algunos miembros de la colonia italiana y encontró trabajo en la casa comercial Ferrari & Cía. Por nombramiento del Cónsul General de Italia en Panamá, Cerruti pasó a Buenaventura en 1870, como agente consular de su país, cargo que desempeñaría hasta 18826. En Buenaventura estuvo como empleado, primero, y como socio después, de don Sebastián Tassara, con quien aprendió 6

. Vicente Restrepo, Documentos relativos al arbitramento de la reclamación Cerruti, Bogotá, Minesterio de Relaciones Exteriores, 1889, pág. 23 bis; Arboleda, op. cit.; Eduardo Lemaitre, La bolsa o la vida; cuatro agresiones imperialistas contra Colombia, Banco de Colombia, Bogotá, 1974, pág 167; Eder op. cit., pág 299. 171

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todos los asuntos relacionados con el comercio de importación y exportación y con los trámites de aduana, con los artículos de mayor demanda en el interior del Cauca y con los destinados a la exportación; tuvo también un conocimiento muy aproximado de la situación del comercio y de la mayoría de las casas comerciales radicadas en dicho Estado. Con su oficio consular, con sus buenas relaciones comerciales y con su trabajo, don Ernesto adquirió un fuerte capital que le permitió independizarse y comprar los bienes de su antiguo socio y convertirse en uno de los más importantes comerciantes extranjeros en el Cauca. En 1781 recibió orden de trasladar el consulado a Cali, donde estableció la casa comercial Ernesto Cerruti, dedicada a negocios de importación y exportación que era administrada por Pacífico Orejuela. Además, abrió otra en Palmira, con el nombre de Ernestos Cerruti & Compañía, en sociedad con Fernando Ayala y Vicente Guzmán. También mantuvo su almacén de Buenaventura, que era administrado por Virgilio Quintana. De esta manera realizaba actividades comerciales en los tres más importantes centros comerciales caucanos. Además, contaba con el apoyo de sus dos primitivos patronos, Tassara y Ferrari, quienes le abrieron amplio crédito en Buenaventura y Panamá, de tal forma que al poco tiempo era el mayor introductor de mercancías extranjeras en el Cauca7. Su actividad comercial y su desempeño como cónsul convirtieron a Cerruti en un personaje socialmente destacado en Cali, lo que se vio fortalecido al contraer matrimonio, el 7

. Rebolledo, op. cit., págs. 14-15; Arboleda, op. cit., pág. 248; Eder, 172 op. cit., pág. 299.

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mismo año 1871, Con Emma Davies Mosquera, nieta del general Tomás Cipriano de Mosquera, quien ocupaba en esos momentos la presidencia del Estado Soberano del Cauca. Las ventajas políticas y económicas de este matrimonio no se hicieron esperar, pues el 19 de marzo de 1872 el gobierno del Cauca, desempeñado accidentalmente por el general Jeremías Cárdenas, lo comisionó bajo contrato para que importara de los Estados Unidos y transportara a Buenaventura "y en cajas marcadas con la marca que usa y acostumbra en sus negocios comerciales y guardando la más estricta reserva [...] 500 rifles y 100 carabinas Remington con 600.000 tiros y las bayonetas, sables y demás útiles correspondientes", lo que realizó el 22 de julio del mismo año8 Aunque el asunto se llevó a cabo con la discreción del caso, fue finalmente publicado y sometido a la Legislatura del Estado en 1873, lo que produjo un escándalo de tal magnitud, que llevó a que Cerruti se convirtiera en personaje notorio, puesto que, según Carlos Albán, Procurador del Estado en 1886, había "estafado" al gobierno en $ 10.000 por lo menos: El Gobierno Nacional compraba rifles Remington a razón de $ 18,50. El Cauca los pagó a Cerruti a $ 76,95 comprados no directamente de Remington, sino embarcados por Goudley & Co. de Nueva York [error por Hoadley], en violación de un contrato firmado por el hijo adoptivo de Mosquera, Jeremías Cárdenas9. -. Restrepo, op. cit., págs, 14-23 bis; véase también Aureliano González T.. El General Elíseo Payán, vicepresidente de la república. Bogotá, Imp. de la Luz. 1887, pág. 232; Lemaitre. op. cit., pág. 168. 9 . Eder. op.cit.. pág. 304. Para mayores detalles, véase Carlos Albán, Informe que el Procurador General del Estado del Cauca dirige al señor Presidente de la Unión, relativo a la cuestión con el ciudadano Ernesto Cerruti, Popayán, 1885. 173

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El negocio de los rifles mostró que Cerruti no era un comerciante muy escrupuloso. Esto se agregó al hecho de que en el mes de diciembre de 1872 se le había abierto un sumario por las autoridades nacionales en el puerto de Buenaventura, al ser acusado por Nicomedes Conto -administrador de la aduana- del delito de falsificación del marchamo del organismo, lo que lo colocaba como sospechoso de contrabando. El sello había sido falsificado en madera y fue encontrado por Pedro M. Hurtado, guardarremo de la aduana, en el almacén de don Ernesto, "sobre un cajón". El implicado negó tener conocimiento de lo que se le sindicaba y, por su condición diplomática, el caso fue trasladado para su conocimiento al general Tomás Rengifo -jefe municipal de Cali-, quien finalmente ordenó archivarlo. Aunque la Suprema Corte ordenó ampliar la investigación, no fue posible implicar a Cerruti, quien fue definitivamente sobreseído10. Conociendo las ventajas de mantener buenas relaciones con los políticos caucanos y trantando de aprovechar el auge agroexportador que vivía el Cauca por estos años11, el 27 de febrero de 1873 formó una sociedad comercial con el nombre de E. Cerruti & Cía., con duración de tres años y en la cual participarían como socios industriales los generales Jeremías Cádenas, Lope Landaeta y Ezequiel Hurtado, vecinos de Popayán, donde se abriría un almacén. La sociedad contaría con capital de $ 20.000, los que entregaría Cerruti en partidas de $ 3.000 mensuales12. El objeto de la compañía era realizar los negocios 10

Véase Registro Oficial, núm, 401, Popayán, 2-01-1886. . Véase José Antonio Ocampo, Colombia y la economía mundial, 1830-1910, Bogotá, Siglo XXI-Fedesarrollo, 1984. También mi trabajo "Empresarios y Políticos en el Estado Soberano del Cauca", Cali, Universidad del Valle, 1994. 12 174 . Eder, op.cit., pág. 300. 11

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que Cerruti indicara, pero debía dedicarse preferentemente a la compra de quinas en los mismos lugares de producción. Cerruti acertó al escoger los socios: los tres eran sin duda los generales más poderosos del ala radical del mosquerismo caucano: Jeremías Cádenas Mosquera hijo adoptivo del "Viejo", y también su yerno, con quien Cerruti había realizado el lucrativo negocio de los rifles; Lope Landaeta. militar venezolano que había llegado para ayudar al "Gran General" en la guerra del 60 y casado con una hermana de Hurtado; y don Ezequiel, el más importante de los liberales radicales caucanos, con amplias redes clientelistas en la región productora de las mejores quinas del Cauca: la de Almaguer-Silvia-Pitayó13. La imagen pública de Cerruti se deterioró aún más con el establecimiento de la mencionada compañía, pues para nadie era un secreto que los socios intervenían en la política del Estado y que su influencia era aprovechada por la empresa14. Aunque sobre esto no hay datos seguros, se afirma que los socios lograron que el antiguo distrito de Páez fuera erigido en territorio del Estado y que se nombrara prefecto al señor Vicente Garcés C., quien les facilitó las cosas para explotar los grandes bosques quineros de la Cordillera Central. Para el efecto, el prefecto reunió a los indígenas de los cabildos de Vitoncó, Mososcó, Lame, Calderas, Huila, Toes, Tálaga y otros pueblos, y logró que dieran en arrendamiento sus bosques a Cerruti & Cía. por el precio de $84 anuales cada uno, con el compromiso de no 13

. Respecto a estos personajes, consúltese Gustavo Arboleda, Diccionario biográfico y genealógico del antiguo departamento del Cauca, Bogotá, Biblioteca Horizontes, 1962. 14 . Cfr. González, op.cit., pág. 230. 1 y5

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emplear en las explotaciones mano de obra distinta de los indígenas. El presidente del Cauca, Mosquera, puso algunos reparos al contrato y obligó a que en lugar del precio pactado la compañía se comprometiera a pagar cinco centavos por cada kilogramo de quina que se extrajera del territorio. Violando lo pactado con los indios, la empresa introdujo peones de afuera, lo cual causó algunos problemas que llevaron a que se realizaran atentados contra Lope Landaeta, quien actuaba como gerente, y contra don Ezequiel Hurtado15. La casa no operaba únicamente en los territorios indígenas, pues tenía además un apoderado en la Provincia de Caldas, el señor Procopio A. Hurtado, encargado, por poder especial que le confiriera su gerente, de representarla judicialmente y de cobrar todo lo que se le debiera en dicha municipalidad16. Además, no se dedicó exclusivamente al comercio de quinas, sino que utilizó las influencias políticas de los socios industriales para especular con artículos de primera necesidad, como sal, que era importada desde el Perú. Para el efecto, en 1874 empezó a actuar como subsidiaria de otra de las compañías de Cerruti Ernesto Cerruti-, con sede en Buenaventura, la cual había obtenido el monopolio del producto. Esta se encargaba de importar la sal, en tanto que la primera -E. Cerruti & Cía.- se ocupaba de distribuirla en las poblaciones del centro y norte del Cauca. Gracias a la manipulación del mercado, crearon una escasez que elevó los precios de manera escandalosa. La reacción de los consumidores no se hizo esperar, y se presentaron protestas en los cabildos de las municipalidades afectadas, que llevaron a 15

. Véase Rebolledo, op.cit., págs. 17-18. . Archivo Central del Cauca (ACC), fondo Notarial, Notaría segunda. 176 t. 59, núm., 23, f. 23, Popayán, 20-1-1874. 16

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que las corporaciones municipales decretaran un embargo de toda la sal que tuviera la compañía en todos los almacenes de Popayán, Cali, Buenaventura y Córdoba17. Ante las protestas y las medidas tomadas por las autoridades del Estado, don Ernesto amenazó con demandar al gobierno caucano y con la intervención italiana, si sus propiedades no eran respetadas18. Esto aumentó aún más las protestas de la ciudadanía, las cuales dejaban percibir el odio contra el extranjero, tal como se advierte en la carta abierta que dirigió a Cerruti la Sociedad Popular Independiente, del Pueblo de Popayán: Si el negocio que nos ocupa hoy, que es el monopolio de la sal, como si dijéramos de la vida, no fuera de tan grande importancia y trascendencia; si no viéramos comprometida en él nuestra suerte, y la suerte de todos los pueblos del Estado, sobre todo la de los del Centro y Norte, lo decimos a usted con franqueza, su nombre, que es apenas el de un subdito que ha venido a buscar entre nosotros el ambiente de la libertad bajo el ala protectora de la República, su nombre desconocido por nuestro pueblo, no nos habría ocupado; pero aparece su negocio, y el alarma es entonces indispensable porque la existencia está amenazada, y no podemos entregarnos al sacrificio, besando las manos de nuestros verdugos, ni dejarnos imponer la codiciosa y despótica voluntad de un extranjero desautorizado como usted, que viene a abusar de nuestra bandera y tolerancia [...] La posesión del dinero que usted ha adquirido en nuestro país, le ha dado la bastante osadía para llamar al generoso, pacífico y heroico pueblo de Popayán, sólo por que no quiere 17

. Archivo Histórico Municipal de Cali (AHMC), capitular 158. LI. 9-II-1874, f. 32. 18 . Lemaitre, op.cit., pág. 168. 17

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ni debe continuar dejándose explotar de un aventurero, alborotador y desocupado, como si dijéramos un vagabundo; y a nuestro Gobierno Ejecutivo del Estado, y al Municipal de esta Capital, ridículo e indigno, por haber tomado la medidad que todo Gobierno civilizado en beneficio de los pueblos que le encomiendan su suerte; y concluye retándonos y amenazándonos con indemnización de pérdidas. Demasiado tolerantes son y han sido para con usted el magnánimo Gobierno y pueblo del Cauca".

Desde luego, la reacción ciudadana no fue igual en todos los sitios. En Cali, donde los amigos de Cerruti eran influyentes, la municipalidad llegó a argumentar, que el culpable del alza era el impuesto que la nación cobraba, con lo que no estaba de acuerdo el doctor Wenceslao Jordán, Secretario de Hacienda del Estado, quien argumentó al cabildo caleño que: ... la opinión pública señala como tal la organización de fuertes compañías, que si no pueden llamarse monopolistas en la acepción legal de la palabra, sí se han adueñado, según se afirma, de casi toda la sal marítima que hay en el Cauca; existe también el hecho muy significativo, de que el alza ha venido inmediatamente después que se eliminó el derecho nacional20.

De todas maneras, ante la protesta general, el gobierno tuvo que organizar una compañía competidora, idea que acogió e impulsó en Cali el general Tomás Rengifo21. Mientras tanto, el Secretario de Hacienda del Estado invitó a los socios de la 19

. Albán, op.cit., pág 17. . AHMC, capitular 158,1.1, f. 30,9-0-1874. 21 . Ibid., f, 26. 20

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empresa a que desistieran de monopolizar el artículo, a lo cual estos respondieron que aunque no eran más que simples comisionistas de la casa Cerruti y mientras obtenía de ésta autorización para bajar el precio, venderían la sal a 20 centavos menos, con cuya reducción cesaría el desagrado general aludido22.

La forma de funcionamiento de las empresas de Cerruti se evidencia en la manera como administraban el monopolio de la sal: el introductor directo era Ernesto Cerruti Buenaventura, mientras que las otras empresas, en particular E. Cerruti y Cía., servían como fiadores por los impuestos que aquella tenía que pagar al Estado, actuando, a la vez, como comisionistas expendedoras del producto23. A pesar de los problemas con la opinión pública y con las autoridades, E. Cerruti & Cía. aparecía como una empresa económicamente exitosa. Esto llevó a que, por escritura del 15 de junio de 1875, fuera prorrogada hasta el 31 de diciembre de 1878. Los socios industriales se encargarían de manejarla con la obligación de rendir al capitalista informes mensuales y un balance semestral. Don Ernesto conservaba la dirección, pero, dado que pensaba viajar a Europa, los socios podían decidir por mayoría las operaciones que debían realizarse, siempre y cuando éstas no pasaran de los $50.000, caso en el cual tendrían que decidir por unanimidad. Como cambio importante, la escritura estableció que los artículos que se compraran con destino a la exportación no tendrían que ser adquiridos en el mismo sitio de ::

. Restrepo, op.cit., pág. 24 bis. . ACC, Fondo Notarial, N. Ia, t, 64-11, Popayán, 3-XII-1877.

23

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producción. Por otra parte, don Ernesto podría retirar $ 5.000 anuales hasta completar la suma de $ 20.000. que constituía el capital inicial, estipulándose además que a la liquidación de la empresa, el 31 de diciembre de 1878, las mercancías que existieran quedaban de los socios24. Al día siguiente de firmarse la prórroga anterior -el 16 de junio de 1875-, Cerruti estableció otra sociedad con el nombre de Ernesto Cerruti & Compañía, de carácter comercial colectivo, en el cual se refundían dos almacenes que poseía en Cali y Buenaventura, entrando sus dos administradores, Pacífico Orejuela y Virgilio Quintana, como socios industriales. Cada uno de los almacenes sería administrado por los socios respectivos, los cuales, como en E. Cerruti & Compañía, deberían rendir informes mensuales y presentar un balance semestral al socio capitalista. La sociedad duraría hasta el 31 de diciembre del 78. El capital inicial fue de $2.000, más los balances que arrojasen los dos almacenes al 31 de julio de 1875. El 11 de marzo de 1876, ingresó en la sociedad otro socio industrial, esta vez italiano, don Raimundo Doria25. Don Ernesto estableció este tipo de empresas porque pensaba radicarse en Europa -quizá presionado por la desfavorable opinión pública-, a donde viajó en 1875 y de donde regresó apresuradamente al iniciarse la revolución de 1876, para cuidar sus Ínteres, los que sólo serían respetados al demostrarse que eran de propiedad de un extranjero.

24 25

. Arboleda, "La reclamación...", págs. 241'48. . Ibid.. pág. 24849.

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4. LA GUERRA DE 1876: LOS NEGOCIOS Y LA POLITICA Con la guerra de 1876 se inició un nuevo ciclo en la vida de Cerruti, que estuvo marcado por una mayor intervención en los asuntos políticos internos del Cauca: en guerras, procesos electorales y proyectos revolucionarios. Mientras tanto, seguía con sus actividades comerciales, como lo demuestra el hecho de haber abierto una subsidiaria de la casa Ernesto Cerruti & Cía: en el pueblo del Cerrito, gerenciada por su antiguo socio Vicente Guzmán, quien actuaba con poderes muy amplios, y debería dedicarse a la compra de tabaco para la exportación y a la venta de sal, harina y mercaderías en general26. La oportunidad de intervenir activamente en la política caucana se presentó durante la guerra del 76, en la cual un dividido partido liberal se vio obligado a enfrentar la reacción consevardora encabezada por la iglesia católica. El conflicto mostró qué tan útiles habían sido los servicios que Cerruti había prestado al gobierno del Estado caucano, pues las armas que importara en el 72 sirvieron ahora para detener la ofensiva de los "carracos", que actuaban abiertamente apoyados por el clero católico27. La intervención del italiano en esta guerra puede explicarse por su participación en las logias masónicas, que rechazaban la 26

. Notaría única del Cerrito, tomo de 1876, núm. 49. Citado por Die:: A. Carvajal Peña, "El siglo XIX en la historia del Cerrito", en Historia y £ num. 4, Cali, Departamento de Historia, Universidad del Valle, ?Dero-marzo de 1980, pág. 115. - Véase Alonso Valencia, Estado Soberano del Cauca: federalismo Regeneración. Bogotá, Banco de la República, 1988. 181

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intolerancia de los sectores clericales. Por otra parte, Cerruti tenía una vieja deuda con el clero caucano a raíz de su matrimonio, que se había realizado de acuerdo a las leyes civiles y sin ceremonia religiosa alguna -algo que no era fácilmente tolerable aun en un Estado tan liberal como el Cauca-, lo que le granjeó la enemistad permanente del clero. Aunque, según Aureliano González Toledo, a don Ernesto se le acusa de activismo político desde cuando fundara E. Cerruti & Cía., en 187328, lo cierto es que su participación más visible en los asuntos políticos del Cauca se dio a raíz del decreto dictado por César Conto, Presidente del Estado, en la ciudad de Palmira el 4 de febrero de 1877, mediante el cual se expulsó del territorio caucano a Manuel Canuto Restrepo y a Carlos Bermúdez, obispo de Pasto y Popayán, respectivamente. Según relata Manuel Sinisterra, faltando pólvora a los liberales, el doctor Conto intentó comprársela a don Ernesto, "italiano, masón, enemigo gratuito y personal del Ilustrísimo Señor Bermúdez"29, que habría puesto como condición para venderla que el obispo fuera expulsado. Sea verdad esto o no, el hecho es que Cerruti formó parte de la comisión que el 8 de febrero sacó al obispo de su sede y lo condujo a Buenaventura para que marchara al exilio. En la misma estuvieron, además, sus socios en Palmira, Ayala y Guzmán, y, para complicar las cosas, los preparativos de la expulsión se realizaron en la casa de otro de sus socios: la de Jeremías Cárdenas30. 28

. Véase op.cit., pág.230. . Manuel Sinisterra, El 24 de diciembre de 1876 en Cali, Cali. Tip. Carvajal, 1937, p_ 132. 30 . Arboleda, op.cit.,p. 251-52; Eder op.cit., pág. 304; Restrepo. op.cit. 182 pág. 24 bis. 29

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El mismo obispo Bermúdez declaró después que, durante la marcha al destierro, Cerruti empezó a pronunciar en alta voz un discurso que no continuó (no sé por qué), pero hizo comprender, por lo que dijo, que el objeto que se proponía era excitar las malas pasiones de sus compañeros contra mí. El arranque de su perorata fue como del que se siente triunfante: habló en plural, como si se propusiera interpretar los sentimientos de sus compañeros de armas31

A raíz de esta guerra, don Ernesto, ante los ojos caucanos, quedó vinculado políticamente al radicalismo. Aunque los costos políticos de esto fueron muy altos, él y sus socios supieron aprovechar la situación para obtener grandes beneficios económicos. Para citar sólo dos ejemplos, entre los meses de abril y julio de 1887, el general Jeremías Cárdenas remató, en nombre de la casa de la cual era socio, cien cargas de quina, que habían sido expropiadas a conservadores comprometidos en la revolución, con el convenio de entregar el dinero a una casa vendedora de armas que tenía sede en Panamá. Igualmente, otro de los socios, el general Ezequiel Hurtado, en su carácter de segundo jefe durante la campaña del sur, remató otras sesenta cargas que habían sido expropiadas. Así mismo, Cerruti y socios vendieron durante la guerra unas cuatro mil arrobas de sal al gobierno del Cauca para el mantenimiento del ejército32. Después de la guerra, los negocios de Cerruti y sus socios continuaron. En 1877 renovó la sociedad Ernesto Cerruti & 31 5:

. Albán, op.cit., págs. XIX-XX. . El Ferrocarril, año III, trimestre I, núm. 104. pág. 415.

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Compañía, con sede en Palmira, con sus viejos socios Vicente Guzmán y Fernando Ayala, con capital de $ 25.000, el cual fue ampliado a $ 30.362 y 350 milésimos en 1879. Este capital lo aportó íntegramente Cerruti. La sociedad duraría hasta el 31 de diciembre de 1881, y la mitad de las utilidades sería para los socios industriales33. También renovó, el 28 de julio de 1879, la sociedad E. Cerruti & Cía, en la cual entraron como socios Cerruti, Cárdenas, Hurtado, Virgilio Quintana y don José Quilici, ciudadano italiano34. El otro socio fundador, Lope Landaeta había tenido que salir del Cauca por problemas con su cuñado, "por [...] la dualidad de sus afecciones"35. De nuevo Cerruti aparece como socio capitalista aportando $ 106.322 y 265 milésimos, mientras que los restantes lo hacen como socios industriales. Además, en el fondo común de utilidades de esta empresa entraría la mitad de las que produjera la compañía establecida en Palmira. El reparto de utilidades se haría en la siguiente forma: se dividirán en cien partes, de las cuales treinta irían al capitalista y diecisiete y medio a cada uno de los socios industriales. Cerruti quedaba autorizado para retirar la suma de $ 800 mensuales con destino a sus gastos personales, y sus compañeros $ 150 cada uno, que se deducirían de las utilidades que individualmente les correspondieran. La sociedad tendría una duración de cinco años. La sociedad tendría almacén en Cali, administrado por Quilici; en Buenaventura y Córdoba, por Virgilio Quintana y en Popayán, por don José Cárdenas, cada uno de los cuales actuaría, 33

. Eder, op.cit., pág. 300; Arboleda, op.cit., pág. 249. . Notaría Primera de Cali, tomo de 1879,28-VII-1879. 35 . Rebolledo, op.cit., pág. 25. 34

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en su respectivo lugar, como gerente. Cerruti sería gerente general, con residencia en Europa o en cualquier lugar del Cauca, y recibiría informes mensuales y balances semestrales, como era su costumbre. Además, se estableció que todos los bienes de la empresa estaban "amparados con la garantía internacional que representaba don Ernesto como dueño del capital36. En esta compañía actuó como socio minoritario un fiel empleado de Cerruti, el señor José Rossi, de su almacén de Buenaventura, quien recibiría un tres porciento del fondo común de utilidades. Rossi debería permanecer en Buenaventura o marchar a atender los negocios que la sociedad le señalara37. No sobra decir que esta sociedad fue renovada el 2 de octubre de 1884. 5. LA DIVERSIFICACION DE ACTIVIDADES Cerruti, como tantos empresarios caucanos, intentó diversificar sus actividades económicas. Esto, más que a una posición voluntarista, obedecía a la necesidad que tenían los caucanos de superar la crisis económica en que quedó sumido el Estado a raíz de la guerra del 76, lo que coincidió con una caída de las exportaciones. La diversificación vino precedida de una serie de rumores acerca de la forma como Cerruti había adquirido el nuevo capital. Desde luego, se decía -y con toda razón, según se ha expuesto- que éste estaba relacionado con la guerra de 1876 y que en su formación tenía que ver sus amigos radicales. Los 36 3

. Notaría Primera de Cali, tomo y fecha citados. . Arboleda, op.cit., pág. 249.

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rumores comenzaron cuando, al finalizar la contienda militar, Cerruti viajó a Medellín a visitar a un amigo conocido suyo, el general Tomás Rengifo, quien desempeñaba en esos momentos el cargo de Presidente del Estado de Antioquia. Esto lo relata Gustavo Arboleda: "un viaje de Cerruti a Medellín, donde el otro ejercía la Gobernación de Antioquia, dio asidero a la especie de que el distinguido italiano conspiraba"38. Uno de sus detractores -don Francisco Rebolledo- dice al respecto: No se sabe lo que entre los dos se pactara; pero sí que este le dio en oro una cantidad que no bajaba de $ 60.000, con la cual hizo un rápido viaje a Europa, de donde, después de percibir el importe de las quinas remitidas antes, regresó con un gran negocio que, dada la escasez de mercancías en el Cauca con motivo de la guerra, fueron en breve realizadas a subido precio. Lo pactado con Rengifo está bajo el velo misterioso [...] por ahora bástenos decir que el calabrés aplicaba a paisanos y a extraños, amigos y enemigos, a indiferentes y a copartidarios, su máxima favorita: "Centu per Centu moderata ganancia!"39. Sea esto verdadero o no, lo cierto es que Cerruti empezó a dedicarse a las labores agropecuarias. Para el efecto, el 29 de septiembre de 1879 compró a Belisario Buenventura. La hacienda de "Salento" situada en el distrito de Yumbo en este Municipio [Cali] compuesta de una casa de paredes de piedra, adobe y bareque, cubierta de teja, un horno de calcinación, un potrero de pasto artificial denominado "la guinea de los toros", uno nuevo que está a continuación del ante38

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. Ibid., pág. 252. . Rebolledo, op. cit., pág. 24.

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rior, dividido en dos departamentos por un cerco de guadua, cultivado el primer departamento en guinea su mayor parte y el segundo de pará; un mangón de pasto común, imediato a la casa, cercado de guadua; unos cien cabros, poco más o menos, diez caballerías de brosa, la herramienta existente en la casa y el terreno que constituye la referida hacienda[...]. El precio de venta fue de $ 24.000, recibiendo en parte de pago la casa de José Quilici40. En estas empresas agrícolas, Cerruti entró en sociedad con su antiguo amigo el general Rengifo, con quien compró Salento al mencionado Buenaventura, La Burrera a don Vicente Rengifo M. y el Jagual o potrero de La Torre al doctor Joaquín de Caicedo y C. Todas estas negociaciones se hicieron bajo el nombre de E. Cerruti y Cía. Aunque Cerruti no parece haber efectuado grandes transformaciones en las propiedades compradas, lo cierto es que éstas parecen haber mejorado ostenciblemente, ya que, según, testigos de la época, alcanzaron niveles de producción nunca antes vistos. Esta vinculación de Cerruti, junto con la de Eder y otros extranjeros, a la agricultura ha sido calificada como el inicio de "la transformación de la hacienda tradicional vallecaucana"41. Si bien esto es cierto en cuanto a Eder, no es aplicable a Cerruti, ya que éste y sus socios siguieron explotando las tierras con ganadería tradicional. Lo único que aparece como distinto frente 40

. Notaría Segunda de Cali, tomo de 1879, núm. 1062, f. 269. . José María Rojas, "Empresarios y tecnología en la formación del sector azucarero en Colombia, 1860-1980", en Sociedad y economía en el Valle del Cauca, t. V, Bogotá, Universidad del Valle - Banco Popular. 1983, pág. 52. 187 41

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a otras haciendas vallecaucanas es una más amplia comercialización de la cal que Salento producía y que era ofrecida al público al precio de $ 1.60 la carga de diez almudes42. La hacienda tenía unos hornos que permitían aprovechar las calizas que poseía en la Coordillera Occidental, algo que venía realizando de tiempo atrás el antiguo propietario; igualmente se explotaba un galpón ladrillero. Durante el período de 1881 a 1885 las actividades económicas de Cerruti parecen haberse mantenido en los términos mencionados. Sin embargo, en 1884 intentó incursionar en renglones nuevos para él, tal como sucedió con las explotaciones auríferas. Para el efecto hizo venir de los Estados Unidos al ingeniero de minas John Hays Hammons, cuyos estudios mostraron que la explotación de los yacimientos no era rentable43. Hay un hecho que no deja de llamar la atención respecto a Cerruti. Se trata de su negativa a participar en la creación de obras de infraestructura en el Estado del Cauca. En efecto, mientras prácticamente todos los comerciantes y empresarios de diverso tipo -tanto nacionales como extranjeros- estaban financiando bancos, caminos, ferrorcarriles, puentes, impulsando la importanción de nuevas técnicas de cultivo y buscando nuevos productos exportables, a Cerruti sólo se le ve en la junta directiva del Banco del Cauca. La explicación puede estar en el sectarismo radical de Cerruti. Para nadie es un secreto que las obras de infraestructura que se impulsaron a finales de los años 70 y comienzos de los 80 fueron motivo de banderías políticas y que 42

188

43

. El Ferrocarril, año III, trimestre II, núm. 118,27-VIII-1880. • Eder, op. cit., págs. 305-306.

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los independientes las usaron para impulsar su programa regenerador44. 6. UN GOBIERNO POR ESCRITURA PUBLICA Si bien la fortuna de Cerruti y sus socios parecía consolidarse, los problemas, sobre todo de carácter político, apenas comenzaban, ya que conservadores y liberales independientes empezaron una serie de campañas contra él y sus socios. Por ejemplo, Carlos Holguín afirmaba que el gobierno del Estado Soberano del Cauca se había establecido por "escritura pública", pues estaba gobernado por la casa comercial Cerruti y Cía, de la cual el presidente Ezequiel Hurtado era socio fundador45. Hurtado había sido puesto en el poder por la llamada "Revolución de Abril" (1879), que comandaron los generales Eliseo Payán y Juan de Dios Ulloa, quienes representaban una coalición de mosqueristas e independientes que se oponía a los abusos cometidos por los radicales César Conto y Modesto Garcés46. El escándalo surgió cuando Hurtado apareció firmando una circular de la casa Cerruti, fechada el Io de julio de 1879, un mes antes que se posesionara de la presidencia. Según La Paz, periódico payanés que se encargó de la defensa del presidente, éste sólo tenía en dicha casa un capital colocado al 7% anual y "no tiene ni ha tenido antes intervenciones en las operaciones 44

. Véase Valencia, op. cit., págs. 174 tsigs. . El Deber, núm, 117, Bogotá, 5-XI-1879. 46 . Valencia, op. cit., págs. 242 y sigs. 45

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que en ella se ejecutan". Por ello formuló la pregunta: "¿Dónde y cómo gobierna la casa E. Cerruti & Compañía el Estado?"47. A pesar de esta defensa, que obviamente tergiversaba los hechos, en Bogotá se siguieron publicando volantes contra el gobierno caucano, pero especialmente contra el presidente del Estado, quien seguía acusado del delito de "cerrutismo", o sea de gobernar en provecho de la casa Cerruti. Esta acusación se apoyaba, además en que el mandatario, en su mensaje del 22 de marzo de 1880, había pedido "el establecimiento de un puerto nacional en el Caquetá i la franquicia de los artículos que por él se introduzcan en un determinado radio de consumo". Según los acusadores, esta franquicia correspondía a "combinaciones de la Casa Cerruti, interesada en obtenerla". La defensa argumentó que Cerruti y Cía "no tiene hoy parte alguna de la asociación que se llama 'Compañía del Caquetá', constituida por los señores Reyes Hermanos. Cierto es que algunos años atrás, uno de los socios de la casa Cerruti tomó en aquella empresa algunas acciones por cuenta de la Compañía; pero que no habiendo sido esto del agrado de los demás consocios, las acciones tomadas se enajenaron en los Estados Unidos de América, i que sólo el señor Jeneral Jeremías Cárdenas tiene allí alguna participación, no como miembro de la Casa Cerruti, sino por su propia cuenta"48. 7. EL INCENDIO DE BUENAVENTURA Pero los problemas no fueron únicamente de orden político. Para complicar las cosas, el 12 de abril de 1881 se produjo un 47

190

48

. La Paz, núm. 12, Popayán, 17-1-1880. . Ibid., núm. 38, Popayán, 17-VII-1880.

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.ncendio que destruyó totalmente el puerto de Buenaventura. Cerruti. como lo muestran los cuadros siguientes, fue uno de los más perjudicados. Los datos generales del incendio son: RESUMEN GENERAL de los valores destruidos por el incendio de 12 de abril de 1881. Fincas raíces i mobiliario Comerciantes de esta plaza Comerciantes del interior i exterior Establecimientos varios Vecinos i arrendatarios La Iglesia Parroquial Gobierno nacional (Correo y telégrafo) Gobierno del Estado

$251.740 $ 207.581 $ 82.670 $ 11.010 $ 13.981 $ 12.000 $ 10.100 $ 200

TOTAL

$589.282

FUENTE: Registro Oficial, núm. 131, Popayán, 15-VI1881, pág.l.

En esta catástrofe, Ernesto Cerruti perdió en bienes raices la suma de $ 22.800: $ 18.800 en casa y $ 4.000 en muebles, siendo el más afectado. Para una idea de sus pérdidas comparadas con las de otros damnificados, se puede observar el cuadro siguiente: PERDIDAS EN BIENES RAICES (mayores de $ 10.000) NOMBRES

VALOR CASA

VALOR MUEBLES

TOTAL

Cemití & Compañía Vasquez Córdoba José Pérez Hermanos Coevas José Joaquín Pigliese Carmelo

18.800 16.000 14.000 12.000 10.000

4.000 1.500 400 2.000

22.800 16.000 15.500 12.400 12.000

Lañas Roberto

10.000

100

10.100

-

FUENTE: Registro Oficial, núm. 131, Popayán, 15-VI1881, pág.2

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En mercancías, Cerruti perdió $39.000 ($ 30.000 en mercancías generales de importanción y $ 9.000 en productos del país), siendo el más afectado, junto con la colonia italiana, que en la práctica monopolizaba el comercio del Cauca. PERDIDAS SUFRIDAS POR LOS COMERCIANTES DEL PUERTO EN EL INCENDIO DE 1881 (mayores a $ 7.000) NOMBRES Cerruti & Compañía Capurro Bernardo Mennotti Francisco Otero Jaime Pugliesse Carmelo Ezequiel Figueroa Ruiz & García Pérez H. V. Carcache Tulio Pérez del Río Manuel Pagnamenta Aníbal

MERCANCIAS GENERALES 30.000 24.000 18.000 12.700 11.000 10.000 8.000 6.500 6.000 8.000 6.500

PRODUCTOS DEL PAIS 9.000

1.000

2.000 -

TOTAL 39.000 25.000 20.000 12.700

11.000

-

414 1.600 2.000 2.000 -

500

10.414 9.600 8.5000 8.000 8.000 7.000

FUENTE: Registro Oficial, núm. 131, Popayán, 15-VI1881, pág.2.

En Total, Cerruti perdió la suma de $ 61.800, lo que según carlos Albán, Procurador del Estado en 1886, lo obligó a suspender pagos: "el señor Cerruti había suspendido sus pagos en Europa desde 1881, lo cual constituye una quiebra que la ley manda considerar como fraudulenta, mientras no se compuruebe lo contrario"49.

49

. Registro Oficial, núm. 389, Popayán, 13-11-1886.

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8. CERRUTI REVOLUCIONARIO En 1882, después de cesar en su cargo de agente consular, Cerruti participó activamente en la lucha por elegir presidente del Cauca a Tomás Rengifo50, quien era visto como el único hombre capaz de frenar a los independientes en su marcha hacia el poder. Su participación llegó al grado de ser acusado por Gregorio Sarasti de que, en unión de Rengifo, diera "armas a David Perea y a Ramón Morales para que se sublevasen", las que posteriormente fueron entregadas a Ricardo Gómez, mayordomo de Cerruti51. Esta actividad conspirativa se vio interrumpida con la muerte de Rengifo, el 11 de enero de 1883, pero no finalizó con ella. En adelante Cerruti no contaría con la buena suerte que le había acompañado en los años anteriores. De hecho, las cnfioones políticas habían cambiado, puesto que los independecóstas lograron consolidarse en el poder desde la "Revolución de Abril" de 1879. desplazando a los sectores radicales. La 2 política no estaba ya en manos de sus amigos, que - --.ir. >h¿o desplazados por sectores políticos "nuevos" que se planteaban la necesidad de "regenerar" no sólo al Cauca, sino a toda Colombia, como único medio de lograr la paz, tan necesaria para realizar las obras de infraestructura que requería el desarrollo económico del Cauca. Aunque el proyecto regenerador contó con un apoyo realmente masivo en el Cauca -no olvidemos que aquí se inició, aún quedaban algunos pequeños focos radicales que trataban :

. Restrepo, op, cit., pág. 25 bis. . Ibid, pág. 12.

51

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de impedir que se desarrollara. El principal de estos focos estaba en Cali, donde los radicales controlaban la Corporación Municipal. Para este sector la muerte de Tomás Rengifo, en 1883, fue un duro golpe, pues constituía la última carta radical con posibilidades de triunfo electoral. En adelante, todas las acciones contra la Regeneración se dieron por vía conspirativa, lo que llevó a la guerra de 1885, en la cual Cerruti quiso tener un papel importante,sin observar que las condiciones no eran las mismas que las de 1876. La situación en el Cauca entre 1883 y 1885 era sumamente tensa y presagiaba la guerra. Los acontencimientos se agravaron desde noviembre de 1884, cuando a raíz de las elecciones municipales los independientes se dividieron produciéndose, en algunos lugares, enfrentamientos violentos que hicieron temer que Cali fuera atacada, o, como se dijera en El Ferrocarril, periódico de la época, "parecía que la suprema hora de la lucha sonaba ya"52. Para complicar las cosas, las elecciones fueron declaradas nulas y se fijó el 21 de diciembre para su nueva realización. El deterioro del orden público continuó en todo el Estado y se aceleró cuando se supo que "la suprema hora" había llegado en los Estados de Santander, Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Antioquía. Los acontecimientos militares en el Cauca no fueron muy importantes, pero la situación se complicó con la llegada de un batallón de la Guardia Colombiana, compuesto por quinientos hombres que venían bajo el mando del coronel Guillermo Márquez, porque éste se "vendió" a unos comerciantes radicales5 ' 52

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53

. El Ferrocarril, núm. 268,7-XI-1884. . González op, cit., pág. 176: Eder. op. cit_ pág. 1

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Cerruti apareció implicado en el asunto y fue acusado de que el 19 de enero de 1885 "compró" al coronel Márquez. Las autoridades del Estado argumentaron que "el señor Cerruti proporcionó a los rebeldes y traidores fondos del Banco del Cauca y continuó proporcionándoselos después en dos ocasiones distintas"54. Esto llevó a que se tomaran represalias contra el italiano, que llevaron a que el 8 de febrero la hacienda de Salento fuera desmantelada por tropas al mando de Juan de Dios Ulloa, quien alegó que Cerruti, con su intervención en política, había perdido su condición de neutral. El ministro italiano juzgó el incidente como "allanamiento gratuito hecho de un modo incalificable"55. Durante el allanamiento se encontró un túnel que, según declaraciones de testigos conocedores, no existía cuando los socios compraron la casa. La intención de las autoridades era demostrar que el subterráneo servía para ocultar hombres y armas, cuando lo obvio sería, dado los antecedentes de Cerruti, que ya era utilizado para ocultar mercancías de contrabando56. El 12 de febrero, Eliseo Payán en su carácter de Presidente del Estado Soberano del Cauca, ordenó que se confiscaran todas las propiedades de Cerruti y sus socios. También se incautaron los activos de la sociedad de Buenaventura, Cali, Palmira y Popayán. Para tomar estas medidas, Payán se escudó en la ley 38 de 1879, del Estado Soberano del Cauca, con fundamento en la cual declaró bien nacional "la propiedad personal de dicho 54

. Registro Oficial, núm. 398, Popayán, 13-11- 1886. . Ibid. 56 . Ibid. 55

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Cerruti, lo mismo que la posee en común con los rebeldes Ezequiel Hurtado y Virgilio Quintana". Al gobierno caucano no le importó que la medida entrara en contradicción con la Constitución Nacional, que declaraba en su artículo 15, numeral 5°., que la propiedad era uno de los derechos individuales que se garantizaban tanto a los nacionales como a los transeúntes de la Unión, los cuales no podían ser privados de ella sino por pena o contribución general, con arreglo a las leyes, o cuando lo exigiera la necesidad pública, previa declaración judical y la indemnización correspondiente. Las excepciones a esto sólo se autorizaban en caso de guerra, pero aún así la ley "no autoriza para imponer pena de confiscación en ningún caso"57. Las medidas contra Cerruti no finalizaron con la confiscación, ya que, mientras era saqueada su hacienda, una turba lo amenazaba de muerte en Cali, de la cual lo protegieron los comerciantes Luis Fischer y Alberto Buckhardt58. Más tarde fue reducido a prisión y se inició contra él un proceso por rebelión, hasta que el 6 de julio el capitán del barco de guerra italiano Flavio Gioia exigió su libertad desembarcando tropas en Buenaventura, lo que produjo el rompimiento de las relaciones entre Colombia e Italia59. Cerruti partió a Europa, a donde le siguió poco después su familia. El 18 de junio de 1886 reunió en París a los acreedores, a los que solicitó fondos para iniciar el proceso que se conoce como "Cuestión Cerruti".

57

. Arboleda, op, cit., pág. 253. . Eder, op., cit., pág. 300. 59 . Ibid. 58

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9. LA CUESTION CERRUTI El largo pleito entre Cerruti y el Estado colombiano es considerado uno de los asuntos más escandalosos en los anales diplomáticos del país. El escándalo consistió no sólo en las arbitrariedades que se cometieron y que llevaron a la intervención militar de la flota italiana, sino también en que el gobierno colombiano lo utilizó como factor de cohesión nacional, que permitiera frenar el derrumbe del proyecto regenerador. Aunque por cuestiones de espacio no es posible exponer más ampliamente estos puntos, haré una exposición sintética del desenvolvimiento del pleito. La demanda de Cerruti al gobierno colombiano fue entregada al arbitraje del gobierno español, cuyo fallo no aceptó Colombia. En consecuencia, en 1890, el gobierno Estadounidense ofreció mediar en el problema, lo que, aceptado por Colombia, permitió que el 2 de enero de 1897 el presidente Cleveland rindiera un laudo arbitral que le concedía a Cerruti la suma de 60.000 libras ($300.000) como indemnización por los perjuicios, que le había causado los gobiernos caucano y colombiano. Dispoma, además, que Colombia debía asumir las obligaciones con los acreedores. En 1898, Colombia no había iniciado los pagos, lo que llevó a que el gobierno italiano distribuyera cinco cruceros entre Cartagena y Buenaventura. Francis Russell Hart, gerente del ferrocarril Cartagena-Calamar y posteriormente de la United Fruit Company, relata así los hechos: Supe por un cablegrama despachado desde Caracas, que la flota italiana, entonces en La Guaira, tenía órdenes de

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dirigirse a Cartagena y apoderarse de la Aduana y cobrar los derechos hasta que fuese pagada la ya aceptada reclamación de Cerruti. Por suerte feliz fue posible enviar un cable a Jamaica a tiempo para ser transmitido por un vapor que salió ese día para Cartagena y que llegaría alli veinticuatro horas por lo menos antes del arribo de la flota italiana. Este mensaje no sólo advirtió a la gente del ferrocarril, sino transmitió la insinuación del Gobierno Colombiano de dar pronto aviso al Almirante italiano que el edificio de la aduana era propiedad de una compañía americana y situado en el muelle del ferrocarril y que el cinco por ciento de la renta de la aduana, había sido hipotecado en garantía de ciertos bonos cuyos tenedoras eran ciudadanos de los Estados Unidos. Llegaron noticias en el mismo sentido del Departamento de Estado y a la Embajada de Italia en Washington, y se creó una complicación internacional grave. Nuestros esfuerzos para sostener nuestros propios intereses y la dignidad de Colombia, fueron auxiliados además cuando el buque Almirante de la flota encalló en Boca Chica, la entrada al puerto de Cartagena y causó una demora de tres días la llegada de la flota60. La presencia de la flota italiana llevó a que se realizaran manifestaciones contra Italia y los italianos residentes en Colombia. En Popayán, dirigieron las minifestaciones los principales líderes conservadores: Carlos Albán -quien con su sectarismo fue uno de los principales causantes del problemay Antonino Olano61. De todas maneras, Colombia se vio obligada a pagar. En 1899 una comisión liquidadora pagó a los acreedores, de los 60 61

. Ibid., pág. 309. . Arboleda, op., cit., págs. 211-212.

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cuales los principales eran 53, entre los que estaban Kissing & Mollmann, John Goddar & Co., M. Vengoechea y Cía., C. de la Torre, Diego de Castro, R. Samper, Isaac & Samuel, Schloss Bros. El total subió a 5.614.910 pesos papel moneda62. En los colombianos opuestos al régimen quedó la sensación de que, por su sectarismo político, el gobierno colombiano había salvado de la quiebra a la firma Cerruti y Cía., que se hallaba insolvente a causa de la baja en el precio de la quina. Lo que el gobierno recibió a cambio fue de muy poco valor, pues el tiempo había acabado con las propiedades y el gobierno no era buen administrador para manejar los activos en forma comercial: Las facturas y cuentas por recibir, de escaso valor, Los bienes raíces de difícil avalúo; la parte que había sido embargada por John Goddard & Co. y avaluada en $63.203, fue vendidad en subasta pública por $ 21.695. Un almacén de depósito de acero en Buenaventura avaluado en $ 27.000 se vendió en remate por $ 5.000; 586 cabezas de ganado produjeron $ 24 cada una. Grandes lotes de corteza de quina que estaban en Europa permanecieron sin venderse durante veinte años63. 10. A MANERA DE CONCLUSION: LA ACTIVIDAD ECONOMICA Y LAS ACTITUDES POLITICAS El caso Cerruti invita, sin duda, a sacar algunas conclusiones sobre el manejo empresarial durante el siglo XIX, y particularmente acerca de la indisoluble relación entre economía y política. La pregunta es: ¿cómo se aplica esto a los comer62 63

. Eder,. op., cit., págs. 309-310. . Ibid. pág. 310.

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una infinidad de enemigos. Añádase a esto alguna que otra enemistad personal por razón de su asociación comercial con personas influyentes del partido de oposición al gobierno, y puede entenderse que sin haber tomado parte en la revolución, se le sospeche de haber participado66.

666

. Ibid.

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ciantes extranjeros, cuyas actitudes políticas debían guaren ia reserva que exigia su condición de neutrales? Sabemos que los empresarios extranjeros mantuvieron siempre muy buena relación con los políticos locales, a lo que ayudaba bastante su participación en las logias masónicas. Pero mantener una buena relación -como la de Santiago Eder, por ejemplo- no significa en ningún caso participar abiertamente en política, como en el caso de Cerruti, y éste fue su principal error. La respuesta a la pregunta la dio Santiago Eder, quien había aprendido una lección que le dieron los socios de Bertin Hermanos, en carta fechada el 29 de enero de 1870: Como amigos sinceros tomamos la libertad de aconsejarle de no emitir JAMAS su parecer en cuanto a las cosas que tocan el porvenir de este país, y en cuanto a los acontecimientos que lo tienen agitado; nosotros extranjeros, a pesar de tener predilección por esta tierra y de estar dispuestos a prestar nuestro contingente para hacerla progresar, debemos forzosamente callarnos64. Cerruti no guardó esta regla de oro. El mismo Phnor Eder lo reconoce así: "En todo caso debe reconocerse que Cerruti no fue en realidad discreto"65. Esto fue confirmado por el capitán Flavio Gioia, quien escribió: El señor Cerruti por razón de su carácter y porque a veces habla demasiado, especialmente contra el Partido Conservador, y muy especialmente contra los clérigos, se ha creado 64 . 65

Ibid., pág. 307. . Ibid.

EDICION E IMPRESION: IMPRENTA DEPARTAMENTAL DEL VALLE DEL CAUCA CALI, OCTUBRE DE 1996 • :

lítica del Sur de Colombia", 1993; "Cien años de la muerte de un presidente: Carlos Holguín, 1832-1894", 1994; "Mujer y política en el Estado Soberano del Cauca", 1994; "Jorge Isacs Político", 1995; "La actividad empresarial de Jorge Isaacs", 1995; "Importancia de Antonio José de Sucre en la historia de Colombia", 1996. Desde 1986 es profesor del Departamento de Historia de la Universidad del Valle, actualmente con el cargo de Profesor Titular. Fue director de la Carrera de Ciencias Sociales (1986-1988), Director de la revista Historia y Espacio (19891990); desde 1992 Director del Postgrado "Especialización en la Enseñanza de las Ciencias Sociales Historia de Colombia" y Director de la Unidad de Desarrollo Histórico Cultural del Instituto de Estudios del Pacífico de la Universidad del Valle (1996). Es miembro fundador del Centro de Estudios Regionales -REGION- y Director de la revista REGION, también es miembro del Centro de Estudios Históricos Santiago de Cali. Ha ganado en concursos las siguientes becas: "José María Samper" otorgada por el "Programa Centenario de la Constitución del Banco de la República, 1983. "General Francisco de Paula Santander" otorgada por COLCULTURA. También fue ganador del Concurso Autores Vallecaucanos, Gobernación del Valle, 1994.

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