VALLE DEL CAUCA - CALI

SANTIAGO DE CALI Y EL GERMEN DE LA AUTONOMÍA (1810) 1 VALLE DEL CAUCA - CALI SANTIAGO DE CALI Y EL GERMEN DE LA AUTONOMÍA (1810) Alexander Díaz Mun

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SANTIAGO DE CALI Y EL GERMEN DE LA AUTONOMÍA (1810)

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VALLE DEL CAUCA - CALI

SANTIAGO DE CALI Y EL GERMEN DE LA AUTONOMÍA (1810) Alexander Díaz Munévar

SANTIAGO DE CALI Y EL GERMEN DE LA AUTONOMÍA (1810)

Alexander Díaz Munévar 1 Cuando se firmó el Acta de la Independencia en Santafé de Bogotá, el 20 de julio de 1810, Santiago de Cali dependía administrativamente de la Gobernación de Popayán (que se extendía desde el sur de la provincia de Antioquia hasta la frontera con el actual Ecuador), cuya capital era la ciudad de Popayán. La población caleña ascendía a siete mil quinientos cuarenta y seis habitantes, de los cuales mil ciento cuarenta eran esclavos.

Paisaje de Santiago de Cali. Fuente: http://www.4-72.com.co/content/bicentenario-de-laindependencia-1810-2010-actas-de-proclamacion-y-juntas-de-gobierno/05/04/2011.

En medio de este panorama se gestó en esta ciudad una de las primeras manifestaciones de autonomía en la Nueva Granada el 3 de julio de 1810. Pero ¿Por qué circunstancias Cali empezó siendo el lugar desde el cual se llamó a la Libertad? ¿Porqué las élites del sur de la actual Colombia fueron las primeras en verse inmersas en los conflictos de la Independencia? Para entenderlo hay que tener presente la cercanía geográfica y sus relaciones con la Presidencia de Quito. De ahí que sus espacios de dominio fueran afectados por el movimiento autonomista quiteño, lo que motivó el pronunciamiento de la élite caleña, que demandaba igualdad frente a los españoles, pero sin que esto significará, en los inicios, independencia del Rey. En este sentido, los roles desempeñados por personalidades como Camilo Torres en Santa Fe, José Ignacio de Pombo en Cartagena y Joaquín de Cayzedo en Cali, 1

Miembro del Grupo de Investigación en Problemas Políticos Latinoamericanos (GIEPPLA). Universidad del Cauca.

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no implicaban declaraciones inmediatas de independencia, ni proclamas de libertad u oposición a la monarquía, ni ideas de democracia, Nación y República, aunque estos términos formaron parte del ideario de los verdaderos patriotas. Tampoco reclamaban reformas económicas y sociales que llevaran al fin de la esclavitud ni de la servidumbre. En verdad, lo que deseaban los criollos de 1810 era gozar de los mismos privilegios que los peninsulares, de los cuales estaban excluidos, mayor autonomía en el manejo de sus empresas económicas, sin lesionar el régimen colonial ni el Imperio Español. Es pertinente mencionar aquí la situación que se vivía en España por la incursión francesa y el proceso llamado Juntista, primer movimiento revolucionario contra los invasores bonapartistas. Éste logró en 1808 que el rey Carlos IV abdicará el trono en favor de su hijo, el príncipe de Asturias, quien fue coronado como Fernando VII, que en breve tiempo accedió a las presiones del emperador francés para entregarle la corona, traspasando así el poder monárquico a Napoleón. Ya con la corona en su poder, éste a su turno coronó a su hermano José Bonaparte. Se instauró así un monarca intruso en el trono español. Estos hechos fueron rechazados por los españoles. Entonces, ante la ausencia del legítimo soberano, los reinos españoles crearon Juntas para gobernarse “en nombre del bien amado Fernando VII”. Se creó un total de 17 juntas, entre las cuales destacan las de Aranjuez, Valencia, Murcia. También se creó una en Sevilla con el flamante título de Junta Real y Suprema de España e Indias, con “pretensiones nacionales… integrada por 22 personas y presidida por don Francisco Saavedra, ex ministro de estado.” (Martínez, Armando. 2010). Las noticias de tale sucesos llegaban a América con dos y hasta tres meses de diferencia. Cuando se conocieron las alarmantes noticias sobre la suerte de la Península Ibérica, Quito no fue ajeno al movimiento juntista originario. El 10 de agosto de 1809 miembros de la aristocracia quiteña destituyeron al Cabildo y a la Real Audiencia, argumentando que estos cuerpos carecían de legitimidad, por cuanto eran representantes de un rey cautivo. Tampoco podían reconocer a José Bonaparte como Rey, pues éste era un usurpador del trono. Procedieron entonces a crear una Junta de Gobierno Autónoma. Con este acto se dio en Quito el primer grito de Independencia en Hispanoamérica. El conocimiento de estos acontecimientos afectó a Pasto, Popayán y Cali. El 22 de agosto de 1809 el Gobernador de la provincia de Popayán, don Miguel Tacón y Rosique, relató lo sucedido en Quito, rechazando enfáticamente los hechos y calificándolos como alta traición. Hizo un llamado a las autoridades y habitantes de

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las ciudades de la provincia (Pasto 2, Almaguer, la misma Popayán, Caloto, Cali, Buga, Cartago, Toro, Anserma) para rechazar tales acciones y brindar apoyo a la Junta Suprema de Sevilla, apoyo que se tradujo en donaciones de dinero para sostener la guerra contra los invasores. (Díaz, Zamira. 2006). Al enterarse de los hechos en Cali, la posición autonomista de los quiteños fue calificada por el Cabildo en los siguientes términos: “La atrocidad de estos perjuros traidores que fingiendo esperar la restitución del señor Don Fernando VII, han ultrajado sus ministros, han usurpado la autoridad real y con la mayor insolencia se han atrevido a invitar a esta fiel ciudad para que adopte esas horrorosas ideas.”(Arboleda, Gustavo.1956). Se referían a que las nuevas autoridades de Quito habían cursado invitación a las ciudades de Pasto, Popayán y Cali para que adhirieran a su causa, reconociendo su Junta y enviando diputados que las representaran para crear una entidad más amplia. Era, entonces, un llamado a la participación representativa. Habrían de pasar varios meses y actos deplorables para que las élites de Cali comprendieran el verdadero sentido autonomista de la iniciativa quiteña, cuando fuerzas realistas depusieron a los miembros del régimen recién instaurado, quienes fueron eliminados en prisión. Estos hechos empezaron a hacer claridad sobre las miras de los quiteños y las acciones de retaliación del “antiguo régimen”. Fue entonces cuando el 3 de julio de 1810 los caleños decidieron suspender las corporaciones “antiguas” y conformaron una nueva entidad con carácter autónomo: la Junta Provisional de Gobierno. El grito de sublevación de Cali tuvo lugar en la Casa Municipal (o del Cabildo, o Ayuntamiento) ubicada donde hoy está el Palacio Nacional. Lo que allí ocurrió fue la culminación de un movimiento que venía gestándose en reuniones secretas en la Hacienda Cañasgordas, propiedad del Alférez Real don Joaquín de Caycedo y Cuero, y en el Convento de San Francisco, gracias a que la mayoría de los frailes apoyaban la causa 3. Los sucesos de Quito provocaron que los gobernadores de Popayán, Cuenca y Guayaquil desconocieran la soberanía proclamada por la Junta Superior creada en esa ciudad. El Gobernador de Popayán preparó la “contrarrevolución” para 2

Es de aclarar que cuando el Gobernador recibió información de los sucesos de Quito, éstos ya habían sido conocidos y rechazados, con gran fuerza, en Pasto; lo que se comprende por la vecindad geográfica de las dos ciudades. 3

Los franciscanos habían orientado la educación de la mayoría de jóvenes de la aristocracia de Cali, sembrando en ellos el sentimiento de autonomía, libertad, los deberes del soberano con sus vasallos, constituyéndose así en promotores del movimiento libertario en la ciudad. (Ramos, 1934)

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impedir que esas ideas de autonomía se propagaran por otras regiones. Mientras tanto se instaló una Junta en Popayán para conservar el Orden Público. Pero Tacón contuvo la revolución “apoyándose en las tropas que hizo llegar de Pasto y en la rivalidad existente entre Popayán, Cali y otros lugares del Valle del Cauca, terminando por disolver dicha Junta. Algunas ciudades mandaron sus Delegados a Cali.” (Pérez Pimentel. párr. 4). El 1 de febrero de 1811, en la Sala Consistorial de Cali se formó la Junta Provisional de Gobierno de las Seis Ciudades Amigas del Valle del Cauca, convocada por el Cabildo caleño, conformada por don José María Cabal (representante de Caloto), Joaquín Fernández de Soto (Buga), Fray José Joaquín Meléndez (Cartago), José María de Cuero (Anserma), Fray José Joaquín de Escobar (Toro) y Joaquín de Cayzedo y Cuero (Cali). La Junta se convocó debido a las noticias que llegaron de la península sobre la casi seguridad de la pérdida de España y el próximo riesgo: De ser esclavizada por el Tirano Napoleón, y reducida a su obediencia por la fuerza irresistible de las armas, y por los insidiosos ardides con que ha logrado seducir a muchos de nuestros hermanos los españoles, que han seguido las banderas del intruso y usurpador José… (Acta de la junta extraordinaria de Santiago de Cali). En este fragmento del Acta de la junta extraordinaria de Santiago de Cali se manifiesta la coyuntura en la cual se originan estos movimientos autonomistas. Allí queda claro el rechazo a Napoleón y a su hermano José, el respaldo al rey Carlos IV y la preocupación que causaba en Hispanoamérica la zozobra que se vivía en España. Este contexto dio como fruto la creación (en la Península) de un Consejo de Regencia que invitó a las colonias a enviar representantes para conformar una especie de Congreso, que redactaría una Constitución para regir todos los dominios hispánicos. En el proceso del nombramiento de tales representantes se dieron los movimientos de protesta ante las Juntas mencionadas, como éste que se presentó en Cali el 3 de julio de 1810, y que dio origen a las ciudades confederadas del Valle del Cauca. La rebelión autonómica que comenzaba a crecer constituye un importante antecedente del proceso de Independencia, además de preparar el camino al poder para los patriotas aristócratas, que en medio de todo se sentían tan españoles “como los descendientes de Don Pelayo” 4. Sentimiento que, por la 4

La figura de don Pelayo está rodeada de un halo legendario que dota al personaje de gran atractivo. Los especialistas ponen en duda que se tratara de un miembro de la familia real. Frenó la expansión de los musulmanes hacia el norte, comenzó la Reconquista y se le ha considerado tradicionalmente como el fundador del reino de Asturias, aunque recientes investigaciones

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misma razón, les sirvió de impulso para reclamar, al poco tiempo de estos hechos, la “igualdad que por naturaleza tienen todos los hombres”, como se expresa en los Derechos del Hombre. El 3 de julio de 1810, el cabildo de Cali juró fidelidad al cautivo Fernando VII y al Supremo Consejo de la Regencia, instaurado en Cádiz por Real Decreto del 29 de enero de 1810 (en sustitución de la citada Junta Suprema Gubernativa de Sevilla creada el año anterior), determinando que toda la autoridad y el poder que ésta ejercía se transfería al mismo, sin limitación alguna. Este primer Consejo de Regencia se instaló en la isla de León el 31 de enero de 1810. “De todos modos, las juntas de gobierno, por supremas que dijeran ser, apenas eran instituciones de transición.” (Martínez, Armando. 2010). Sin embargo, hubo ciertas reservas, especialmente por las sospechas de ilegitimidad que desde el principio lo rodearon, según opinión de los americanos, pues su creación no fue realizada por el rey, sino por sus mismos integrantes. “Precisamente fue el posterior rechazo a esta autoridad peninsular lo que llevó a la fragmentación de la antigua gobernación de Popayán” (Fajardo, Arnovy. 2008). Bajo tal criterio la Regencia no podía ejercer la soberanía ya que el rey no le había delegado esta potestad. En tales circunstancias los caleños desconocieron la autoridad de la Junta, asumiendo su autonomía, con lo cual la autoridad volvía a manos del pueblo. Fue entonces cuando el cabildo caleño conformó la mencionada Junta, que generó malestar en Popayán, pues “La tradicional rivalidad con Cali causaba aprehensiones en la elite payanesa. Los criollos de Popayán creían que los de Cali solicitaban la conformación de una junta como una maniobra para debilitar la posición de la provincia” (Zuluaga, Francisco.1994). La historiadora Zamira Díaz señala en su artículo “Las trasformaciones políticas de los cabildos de la provincia de Popayán durante la primera república neogranadina”, que aunque la postura política del cabildo de Cali respaldaba la causa realista no hay declaraciones de fidelidad absoluta al rey, y lo que denota este comportamiento es una adaptación frente a la coyuntura por la que atravesaba la región. En efecto, los vecinos de la ciudad cultivaban un sentimiento de reclamación por un trato más igualitario, de parte del Gobernador Tacón y del mismo sistema. La Junta Provisional de Gobierno de Cali se organizó como Gobierno local, formó ejército propio y se ocupó de la hacienda pública. Su presidente fue Joaquín de Cayzedo y Cuero, quien nació, vivió, luchó como realista. No fue mártir de la arqueológicas sugieren que podría haberlo hecho sobre una organización política local previa. En: http://es.wikipedia.org/wiki/Don_Pelayo/30/05/2011.

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Independencia, pero sí víctima de la intolerancia de los seguidores del rey y dio lecciones de valor e inteligencia en la defensa de la posición autonomista. Cayzedo libró la primera batalla victoriosa contra el Gobernador de la Provincia de Popayán, Miguel Tacón, en el Bajo Palacé (que no fue una batalla por la Independencia sino contra el tiránico gobierno regional) y fue fusilado en Pasto el 26 de enero de 1813.

Monumento a Joaquín de Caycedo y Cuero. Plaza de Caicedo. Cali. Fuente: GIEPPLA.

Sin embargo, existe un documento que antecede al acta de creación de la Junta Provisional de Gobierno del Cabildo de Cali, es el “Memorial de Agravios”, escrito el 20 de noviembre de 1809 por Camilo Torres, donde se expresa con claridad una postura política frente a la Corona española. “América y España son dos partes integrantes y constituyentes de la monarquía española, y bajo de este principio, y el de sus mutuos y comunes intereses, jamás podrá haber un amor sincero y fraterno, sino sobre la reciprocidad e igualdad de derechos.” (Torres, Camilo. 1809). A partir de entonces la Gobernación se dividió en dos zonas bien diferenciadas: desde el Norte (Cartago) hasta Caloto, esto es, el valle geográfico del río Cauca, se conformó un espacio definido por la causa de la libertad; desde los límites sureños de esta ciudad hasta Pasto y su jurisdicción, se adscribieron a la causa del rey. Pero lo más importante sucedió después de formada la Junta. Así, el 1º de febrero de 1811, por iniciativa de Cali se reunieron en esta ciudad delegados de los cabildos de Anserma, Cartago, Toro, Buga y Caloto, con los de Cali, y decidieron formar la Junta de Ciudades Amigas o Confederadas del Valle del Cauca, lo que se puede asumir como el paso práctico en la conformación de las juntas autónomas previstas en los documentos de Quito (1809) y luego Santa Fe (julio, 1810). Lo relevante es que fue la primera ocasión en la cual habitantes del territorio

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vallecaucano asumieron una posición política diferente de la de Popayán, ciudad de la cual dependían. “No importa que fuera una actitud realista; lo significativo era la conciencia de región y de autonomía. Es una de las fechas originarias de la vallecaucanidad”. (Patiño, Germán. 2011). Cuando Juan Sámano arremetió contra esta provincia, el 18 de Julio de 1813, al parecer desapareció el documento original que el 3 de julio de 1810 firmaran los cabildantes caleños. Las ideas contenidas en ese documento fueron reconstruidas por vía testimonial y quedaron algunas copias en poder de los descendientes de los ilustres cabildantes firmantes. Gracias a la labor del historiador y paleógrafo Jorge Tomás Uribe Ángel, quien buscando unos documentos sobre las haciendas del Valle en la Colonia, en el Archivo General de la Nación (Bogotá), encontró el Acta del 3 de julio de 1810 5. Así como se recuperó el Acta de la junta extraordinaria de Santiago de Cali, testimonio de la historia política de la ciudad, es necesario que la población de la ciudad recobré su memoria histórica reconociendo que en su suelo se gestó el primer acto autonomista neogranadino, liderado por don Joaquín de Cayzedo y Cuero, diecisiete días antes de lo ocurrido en Santafé de Bogotá. 8

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El padre Alfonso Zawadsky, gran historiador vallecaucano, la consideraba definitivamente desaparecida con motivo del incendio del Archivo del Cabildo de Bogotá en 1900. Pero para fortuna de la historia y regocijo caleño, está en el Archivo Anexo de la Colonia, Fondo Gobierno, Tomo 18, folios 886 a 898. En http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7785351, /04/12/2011.

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BIBLIOGRAFÍA Fuentes Primarias Cabildo de Cali. “Acta de la junta extraordinaria de Santiago de Cali”. En Colección Bicentenario. Historia Hoy. Juntas e independencias en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Ministerio de Educación Nacional, Junio, 2009. Torres, Camilo. “Memorial de Agravios”. En http://www.elabedul.net/Documentos/Memorial_de_Agravios.pdf/14/05/2011.

Fuentes Secundarias Arboleda, Gustavo. Historia de Cali. Desde los orígenes de la ciudad hasta la expiración del periodo colonial. Cali: Universidad del Valle, 1956. Tomo III. Díaz López, Zamira. “Las trasformaciones políticas de los cabildos de la provincia de Popayán durante la primera republica neogranadina”. En Anuario de Historia regional y de las fronteras. Vol. XI, Bucaramanga, Sep. – 2006, 301 – 327. El Tiempo. ¿Por qué Cali celebra de primero su Independencia? En http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7785351/18/04/2011. La Junta Central y el Consejo de Regencia. En: http://pares.mcu.es/GuerraIndependencia/portal/archivo/fondos/JuntaCentralyCons ejoRegencia.html/ 03/06/2011. Fajardo Barragán, Arnovy. “Santiago de Cali, una ciudad de dinamismo permanente”. En Credencial Historia. Edición 227. Bogotá, Nov. – 2008, 2 – 9. García Vásquez, Demetrio. Revaluaciones Históricas para la ciudad de Santiago de Cali. Cali, Palau, Velázquez y Cía., Editores, 1924. Garrido, Margarita. “Cultura política colonial”. En: Historia del Gran Cauca. Historia regional del suroccidente colombiano, compilador Valencia Llano, Alonso. Cali: Universidad del Valle, 1994, 85 – 90. Martínez Garnica, Armando. “La época de las revoluciones atlánticas”. En: Historia de la Independencia de Colombia. Bogotá, Fundación Bicentenario de la Independencia de Colombia, MNR Comunicaciones y Proyectos Editoriales Ltda. 2010, 19 – 30. Vol. II Revolución, independencia y guerras civiles.

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Patiño Ossa, Germán, La Independencia que no fue. En http://dintev.univalle.edu.co/cvisaacs/index.php?option=com_content&task=view&id =766&Itemid=198&limit=1&limitstart=0/28/04/2011. Pérez Pimentel, Rodolfo. Miguel Tacón y Rosique. En: http://www.diccionariobiograficoecuador.com/tomos/tomo19/t1.htm/24/05/2011. Ramos Hidalgo, Nicolás [1928]. Doctor José Joaquín Escobar. De los Libertadores de Colombia. Santiago de Cali: Imprenta Gutiérrez, 1934, 2ª. Edición, corregida y aumentada. Zuluaga, Francisco. “La independencia en la gobernación de Popayán”. En Historia del Gran Cauca. Historia regional del suroccidente colombiano, compilador Valencia Llano, Alonso. Cali: Universidad del Valle, 1994, 91 – 98. Zúñiga Muñoz, Luis Ángel. “Bicentenario del primer grito”. En http://www.diariooccidente.com.co/noticias_colombia74546.html/19/04/2011.

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