HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA

HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA Alonso Valencia Llano Francisco Zuluaga (Compiladores) Alonso Valencia Llano Francisco Zuluaga (Compiladores)

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HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA Alonso Valencia Llano Francisco Zuluaga (Compiladores)

Alonso Valencia Llano Francisco Zuluaga (Compiladores)

HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA

EDITORIAL FACULTAD DE HUMANIDADES ESPECIALIZACIÓN EN LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES HISTORIA DE COLOMBIA

Universidad del Valle Rector Jaime Galarza Sanclemente

EDITORIAL FACULTAD DE HUMANIDADES DIRECTOR: JEAN PAUL MARGOT EDITOR: WILLIAM ALVAREZ RAMÍREZ

UNIVERSIDAD DEL VALLE FACULTAD DE HUMANIDADES TÍTULO: HISTORIA REGIONAL DEL VALLE DEL CAUCA CUBIERTA: ORLANDO LÓPEZ VALENCIA

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Eduardo Mejía Prado Profesor Universidad del Valle Armando Moncayo Licenciado en Historia Universidad del Valle

La hacienda en el valle geográficp del rio Cauca ha sido considerada por los historiadores como la unidad económica y social fundamental para entender el proceso histórico vivido por la región desde tiempos de la colonia. Sin embargo el cambio producido en la hacienda vallecaucana en su proceso hacia la formación del ingenio azucarero industrializado, no ha sido estudiado en forma detallada con base en información de archivos. La presente unidad pretende mostrar al lector, de manera suscinta, cómo ocurrió dicho proceso. El historiador Germán Colmenares encontró tres elementos principales en la economía de la región durante los Siglos XVII y XVIII minería, comercio y hacienda. Siendo la minería, en este esquema, el motor primordial de la actividad económica, aparece la hacienda como unidad complementaria. La hacienda abastece de productos agropecuarios a la mina y, a la vez, recibe de ésta el excedente en esclavos y metálico. En otros términos, la minería es el factor dominante en una economía donde el único producto de exportación es el oro por tanto,

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la producción agropecuaria está subordinada a la mina que es la que materializa las ganancias. Esa hacienda tradicional del período colonial estaba dedicada a la producción ganadera, complementada con productos de pan coger y cultivos en pequeña escala como plátano, cacao, tabaco. El cultivo de la caña de azúcar, y su procesamiento en los trapiches, existían en las mayorías de las haciendas pero dentro de unos niveles productivos muy bajos y sin un mercado estable para los subproductos como la panela, mieles y aguardiente. Ahora bien, según Colmenares, la hacienda más que unidad económica, es una unidad de poder social dentro de una sociedad para la cual la tierra representa la base material del prestigio social. La fuerza de trabajo empleada, tanto en la mina como en la hacienda, era en su gran mayoría esclava. Este tipo de producción agropecuaria continuaría, sin modificaciones importantes, hasta comienzos del Siglo XIX. En las primeras décadas del Siglo XIX se produjeron cambios en las estructuras sociales y económicas de la región. La historiadora Zamira Díaz en su estudio «Guerra y economía de las Haciendas» explica, con base en los archivos oficiales y la$ cuentas de las haciendas de aquella época, las transformaciones socio-económicas ocurridas entre los últimos años del Siglo XVIII y la primeras décadas del Siglo XIX. Dos elementos o factores, el uno económico y el otro político, se conjugaron para producir lo que ¡ría a ser la más grave crisis económica responsable del estancamiento secular del Valle del Cauca, del cual sólo se saldría en el Siglo XX. La caída en la producción minera del Chocó, motor de la actividad económica de la región, y las guerras de independencia que tuvieron como escenario y soporte económico y humano a la hacienda, fueron los factores originales de la crisis. Como una de las formas para llegar a ser hombres libres los esclavos participaron en las guerras, produciéndose una escasez de la mano de obra en el campo; al mismo tiempo los hacendados, voluntariamente o no, colaboraron con dinero y productos agropecuarios agudizando la crisis hasta provocar el estancamiento en la economía hacendataria. Las constantes guerras civiles que sucedieron a lo largo del Siglo XIX y el embotellamiento geográfico de la región, sin salida carreteable o por ferrocarril al mar (Buenaventura) o al rio Magdalena, perpetuaron la crisis. 194

El hacendado, ante la ausencia de liquidez y fuerza de trabajo, se vio obligado a arrendar tierra a hombres libres (seguramente esclavos manumitidos y mestizos), dando paso así a diferentes formas de colonato terrazguería y arrendatario que sin embargo, no lograron transformar en esencia la estructura agraria que seguía siendo dominada por la gran hacienda. El sistema de terrazguero implicó una nueva modalidad en la producción dentro de las haciendas: el terrazguero y su familia ocupaban una parcela que oscilaba entre una y seis plazas donde, además de servir de lugar para su vivienda, cultivaba productos de pancoger y un pequeño excedente para un mercado local. Por la ocupación de la parcela debía pagar una renta al hacendado consistente en trabajo en los terrenos de la hacienda, y/o en dinero y especies. Debido a la ausencia de un mercado para los productos agrícolas el hacendado vallecaucano optó por disminuir la producción agrícola casi al nivel de subsistencia, dando paso a un incremento de la producción ganadera. La ganadería extensiva se convirtió en el modelo predilecto de la economía de la hacienda al ofrecer al hacendado un doble beneficio: por un lado, la venta de ganado a otras regiones (Cauca y Huila) generaba cierta rentabilidad con poca inversión en cuanto a la fuerza de trabajo, debido al sistema de terraje; por otra parte, la ganadería extensiva, por sus mismas características, permitiría tener un control sobre la tierra en una época en que el Estado y sus organismos de poder eran prácticamente inexistentes en las zonas rurales. En la sociedad colonial, la institución del mayorazgo permitía la permanencia unitaria de una gran hacienda sobre la que pesaban múltiples derechos en manos del hijo varón mayor de la familia al ocurrir la muerte del hacendado. Cuando se instaura, a partir del triunfo patriota en las guerras de independencia, el régimen republicano en Colombia, esta institución es abolida. De hecho, si la república reconoce a todos los hombres con iguales derechos, el mayorazgo era incompatible por preferir al varón mayor de la familia para heredar la administración y posesión de los bienes del padre. Tenemos entonces que, para las décadas de 1830 y 1840 más o menos, los viejos propietarios coloniales, al morir, dejaban herencias que debían gozar todos los miembros de su prole en igualdad de condiciones en el reparto. Cada uno de ellos, ante la escasez de dinero, mano de obra y

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mercado para los productos de las haciendas, vendía derechos de tierra de acuerdo con la parte que le pertenecía por herencia. Es curioso observar, en los archivos notariales, un buen número de grandes haciendas coloniales convertidas durante el Siglo XIX en propiedad de varios dueños y sin una claridad en cuanto a los límites de cada lote. Estas grandes haciendas, así fragmentadas, eran conocidas como «terrenos indivisos». La solución legal para el problema de indivisos sólo será realidad en el Siglo XX cuando se comienzan a crear las condiciones sociales, políticas y económicas que permitieron el desarrollo capitalista en el campo del valle geográfico del rio Cauca. La salida de la crisis y el estancamiento general de la región se logró en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, este proceso comenzó desde mediados del siglo XIX: la reagrupación de antiguas haciendas coloniales en manos de una gran familia, la dedicación de las tierras de la hacienda para el cultivo de productos con cierto mercado en Europa y Estados Unidos y el cambio gradual y combinado en las formas de trabajo desde terrazguero hacia peones y obreros son los factores explicativos de la transición de la hacienda hacia el ingenio azucarero industrializado. La llegada a la región de comerciantes extranjeros y antioqueños portadores de dinero con posibilidades de inversión y su unión por medio de compañías o empresas asociativas de capital y enlaces matrimoniales con familias vallecaucanas, de antiguos propietarios de haciendas, permitió la reagrupación de antiguos latifundios a partir de la compra de derechos en terrenos indivisos y compras de las «mejoras» hechas por los terrazgueros. El tipo de propiedad es diferente al de la propiedad hacendataria de la colonia: son empresas asociativas de capital que responde a los intereses de una o más familias de propietarios reconocidos como socios portadores de acciones. Este sector, originario de la burguesía vallecaucana, logró consolidarse como clase social y empresarial en la primera mitad del Siglo XX. En ese período crearon empresas y compañías de fomento comercial, financiero e industrial como la Compañía de Luz y Energía de Cali, el Banco Comercial, la Compañía Constructora del Acueducto y Alcantarillado de Palmira, Cámaras de Comercio, Sociedad de Agricultura del Valle del Cauca, etc. A mediados de este siglo, dicho sector

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empresarial azucarero dio origen a industrias diferentes a los ingenios. Capitales provenientes de la actividad azucarera fueron invertidos en diversas actividades industriales como lo muestran los casos de Industrias Metálicas de Palmira, Sociedad Comercial Tipográfica, Compañías de Aceites y Jabones S. A., Cervecería Los Andes, periódico «Occidente», Molino El Triunfo Ltda. y otros. Paralelamente ante la existencia de un mercado externo para los productos de las haciendas en la segunda mitad del siglo XIX y los cambios socio-económicos que se estaban generando, en la región y en el país, los hacendados comerciantes dirigieron la producción de sus haciendas hacia cultivos con demanda en el mercado mundial. El tabaco, la quina, el añil, el café y el azúcar fueron los productos con los cuales se intentó la vinculación de la región con dicho mercado. Sólo bien entrado el siglo XX, el azúcar logró consolidarse a través de su exportación continua y sostenida, al igual que la construcción de un mercado interno por parte de los ingenios vallecaucanos. No obstante los otros productos fueron importantes en tanto que contribuyeron, en sus momentos de auge exportador, al ensanchamiento de las propiedades, a la introducción de maquinaria agrícola e industrial y al mejoramiento material y financiero de las empresas propietarias de haciendas. La fuerza de trabajo empleada en las haciendas vallecaucanas de la segunda mitad del Siglo XIX ya no era esclava ni negra, era jurídicamente libre y étnicamente mestiza, parda y mulata. El proceso de liberación de los esclavos logró su objetivo final en 1851 con el decreto abolicionista; en cuanto al mestizaje, era un fenómeno social originario de la colonia pero su mayor expansión, en el val le geográfico del Cauca, se produjo a finales del Siglo XVIII y comienzos del XIX. La fuerza de trabajo fundamental utilizada en las haciendas de mediados del siglo pasado era el terrazguero. Este y su familia ocupaban una pequeña parcela, cedida por el hacendado, ubicada junto a los rios, al lado de los caminos, en los límites entre las haciendas o entre estas últimas y los caseríos formados por grupos de pequeños propietarios. Dicho sistema, empleado desde finales de la colonia en pequeña escala, so convirtió en práctica predominante de las relaciones laborales «luíanle el Siglo XIX, por las causas anteriormente explicadas

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Aunque aparentemente la función del terrazguero era únicamente trabajar en los terrenos de la hacienda, la verdad es que sus funciones eran múltiples en relación con la propiedad del hacendado. En primera medida, servía como vigilante y garantía sobre sus propiedades en un período en que la presencia del Estado era inexistente en el campo: el frecuente robo de productos de las haciendas como plátanos, leña y sobre todo guadua era controlado por los terrazgueros. En otros casos, el terrazguero cumplía una función doble en cuanto a la legitimidad de la propiedad del hacendado. En los globos de terrenos indivisos los dueños de derechos ejercían posesión real sobre sus posibles adjudicaciones, colocando terrazgueros en ellos. En efecto, al realizarse el juicio de división, el dueño de derechos alegaba posesión en tal o cual lugar del indiviso argumentando la existencia en ellos de terrazgueros que le pagaban terraje, recono ciéndolo de hecho como propietario. Otra forma en que el terrazguero era instrumento o elemento de legitimidad de propiedad, por parte del hacendado, se presentaba en los deslindes entre grandes haciendas. La impresición de límites entre las haciendas provenía de los tiempos de la colonia; al final del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX los propietarios se interesaron por resolver, a nivel judicial, la delimitación de su$ terrenos. Los ríos y/o zanjones, al igual que la existencia de terrazgueros se convirtieron en elementos recurrentes para la solución de límites dudosos. Los terrazgueros cumplían una función doble: servían como testigos en favor de sus hacendados y, a la vez, legitimaban la propiedad del hacendado en contra de la pretensión del otro, respecto al lugar que ocupaba su parcela y los terrenos en torno a ella. Durante los años 1910 y 1920, se presentaron conflictos relacionados con la propiedad de la tierra en el Valle del Cauca. La existencia de un gran número de propietarios de derechos en indivisos, que reclamaban propiedad legal al momento del juicio de división, y el afán de los grandes hacendados por ejercer los derechos de propiedad sobre la totalidad de los terrenos en cuestión, originó estos conflictos. En la solución de éstos serán utilizados, por parte de los hacendados, mecanismos de fuerza ejercidos por la policía y empleados particulares, además, de alegatos legales por parte de sus abogados. Los hacendados y sus compañías en su afán de realizar posesión real sobre esos terrenos,

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legalizaron por medio de documentos privados las relaciones con sus terrazgueros. Se apoyaron en el hecho de que durante ese mismo período, se decretaron ordenazas reglamentando las relaciones entre propietarios y terrazgueros. La lectura de los contratos muestra las condiciones y la naturaleza de la relación entre trabajadores y hacendados. Es observable la diferencia, aunque no de fondo, entre el contrato verbal del Siglo XIX y el contrato escrito en la década de los años diez y veinte del presente siglo. La revisión total de los documentos estudiados nos hace pensar en la posibilidad de mejores condiciones por parte del terrazguero del Siglo XIX: el carácter verbal del contrato hacia la relación más elástica y mediada por el paternalismo del propietario, contraria a la rigidez y relación impersonal de los contratos escritos. Además, hay que tener en cuenta que, para el Siglo XX, las empresas familiares de hacendados tenían en mira la constitución de empresas agro-industriales en sus propiedades. Ahora bien, el carácter mismo de empresa capitalista es incompatible con esta forma de trabajo. De allí el por qué la Manuelita y la Rita, las haciendas modelos de desarrollo, fueron las que primero redujeron (gradualmente) la utilización de terrazgueros. Dicha reducción se ejecutó a través de la compra de las mejoras realizadas por el terrazguero y su familia convirtiéndose éstos, poco a poco, en peones y obreros. Los terrazgueros fueron perdiendo importancia por la reducción gradual de su número y la dedicación a las labores de ganadería extensiva de los pocos que quedaban. La producción para el mercado mundial estuvo en manos de los peones, quienes fueron el primer paso hacia relaciones salariales en la región. El peón era dedicado al cultivo y procesamiento de los productos exportables. Trabajaba en los campos de cultivos y/o en los beneficiaderos de café y los trapiches, que luego se convertirían en ingenios. Vivía en construcciones dentro de la hacienda y recibía una paga nominalmente en dinero. En las primeras décadas del presente siglo, la especialización del trabajo, las introducciones tecnológicas y el cambio en el tipo de empresas, fue creando una división técnica entre labores de fábrica; a la vez, el número de obreros fue aumentando por la necesidad de un trabajo permanente y con cierta especialidad en el procesamiento de la

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caña de azúcar, sobre todo en la fábrica. Los cargos administrativos y técnicos fueron ocupados por miembros de las familias propietarias e ingenieros extranjeros respectivamente. Estos factores, en su relación, fueron creando las condiciones necesarias para la instauración en la región de ingenios azucareros industrializados. Ahora bien, la constitución de verdaderas empresas agro-industriales sólo se logró en la década de los años cincuentas y alcanza su gran auge exportador en los años sesenta ante el bloqueo económico de Estados Unidos contra la revolución Cubana, permitiendo a los ingenios vallecaucanos ensanchar la industria azucarera para abastecer el mercado norteamericano.

ACTIVIDADES Y EVALUACION Realice un breve ensayo (cinco) páginas sobre desarrollos similares a los explicados en el texto anterior, en su municipio, y establezca semejanzas y diferencias con el desarrollo departamental. Para esto utilice: a.- La información que se ofrece en la unidad. b.- Información que recoja entre personas mayores que hayan participado en cambios como los descritos. c.- Bibliotecas a su alcance.

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UNIDAD 10

PRIMERA FASE DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACION DEL VALLE DEL CAUCA1 INTRODUCCION Indudablemente el proceso de industrialización del Valle del Cauca durante el siglo XX, se manifiesta como un fenómeno acelerado que da pie a la rápida localización del Valle en los primeros lugares del desarrollo nacional por regiones. Usted encontrará en el ensayo siguiente elementos que le permitan seguir éste proceso y entender los mecanismos adoptados para alcanzar los diferentes logros. El siguiente texto es fundamental para su comprensión de las estructuras económicas y sociales actuales del Departamento del Valle del Cauca. Para esta unidad usted debe dedicar: 1. Lectura previa a las clases (3 horas) 2. Exposición por parte del profesor, discusión con los estudiantes y preparación de actividades (3 horas) 3. Actividades desescolarizadas (4 horas) 4. Discusión de las actividades y evaluación de la unidad (2 horas)

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OBJETIVOS ESPECIFICOS Al finalizar esta unidad usted podrá: 1. Explicar los procesos seguidos por la industria y la agroindustria del Valle del Cauca en la búsqueda de asumir un proyecto capitalista y vincularse al mercado mundial. 2. Identificar los factores y procedimientos que le permitieron diseñar el proyecto mencionado. 3. Evaluar la incidencia social de los cambios económicos planificados y las respuestas de los diferentes grupos sociales.

ACTIVIDADES 1.Estudie el texto que se presenta en esta unidad. 2. Desarrolle las actividades que se indican al final de la unidad. 3.Tome nota de los conceptos, razonamientos y procesos que no comprenda suficientemente y discútalos con su profesor.

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PRIMERA FASE DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACION DEL VALLE DEL CAUCA Guido Barona Profesor Universidad del Cauca 1. LAS CONDICIONES INICIALES DEL DESARROLLO REGIONAL Una de las características más destacadas en el desarrollo económico, político y social de Colombia es la gran división del territorio nacional, de sus espacios socio-culturales y económicos, en regiones relativamente aisladas entre sí lo cual ha gravitado de tal forma en la constitución actual de polos de desarrollo, que los programas y políticas socio-económicas de los diferentes gobiernos nacionales se han visto obstaculizados como consecuencia de la acción a largo plazo de los determinantes regionales. Este aspecto condicionante no es nuevo en el país. Si analizamos la literatura histórica de los últimos"años encontramos que desde el período colonial español se generaron estas divisiones regionales, producto ellas a su vez del modelo de colonización impuesto dentro de una determinada «racionalidad económica». El Siglo XIX en Colombia no corrigió esta distorsión estructural. Por el contrario incrementó, en contra de la estructuración armónica del Estado nacional los factores de desintegración inter-regional; los que propiciaron las guerras civiles y un permanente desorden administrativo en los ingresos fiscales del Estado y finalmente, una polaridad acentuada de las condiciones de desarrollo económico y social en codas 203

y cada una délas regiones que conformaban la República de Colombia en ese entonces1. El resultado de este proceso todavía gravita entre nosotros, a pesar de los planes de desarrollo regional que se han querido impulsar aproximadamente desde la década de los años cincuenta. Los cuales, con algunas excepciones notables han fracasado sistemáticamente al no poder integrar las regiones, en donde se los ha aplicado, al sistema económico nacional dentro de una perspectiva del crecimiento y desarrollo económico previamente establecida2. , Dentro de las excepciones notables a que hemos hecho referencia se destaca el Plan Lilienthal, que contaba para su puesta en marcha con las condiciones propicias para su desarrollo. El Valle del Cauca ya desde la década de 1940 y antes, había logrado articular los diferentes espacios socio-culturales principales, entre sí, a través de una relativamente eficiente infraestructura de transporte y de un incipiente ensamblaje agro-industrial y manufacturero, según se desprende de las cifras que posteriormente analizaremos. En otras palabras, y al contrario de lo que se piensa hoy en día en los planes de desarrollo actualmente vigentes, el Plan Lilienthal se aplicó en una de las regiones y de los Departamentos que había mostrado un mayor dinamismo en el crecimiento de su producto interno bruto y en la «democratización del capital», producto éste a su vez de una mejor redistribución del ingreso, en comparación con otras regiones colombianas3. 1. Marco Palacios, El café en Colombia, 1850'1970 (Una historia Económica, Social y Política). Segunda Edición, (Bogotá: El Colegio de México. El Ancora Editores, 1983), pp. 189 a 194. Sobre el mismo tema ver: William Paul Mcgreevey. Historia Económica de Colombia: 1845-1930. (Bogotá: Ediciones Tercer Mundo, 1975). pp. 158 a 182. Igualmente recomendamos ver: José Antonio Ocampo. Colombia y la Economía Mundial: 1830-1910. (Colombia: Siglo XXI Editores, 1984). 2. George M. Foster. Las Culturas Tradicionales y los Cambios Técnicos. (México, Fondo de Cultura Económica, 1980). Este autor con base en el examen, en el contexto latinoamericano principalmente, de los factores que inciden en los procesos de cambio, especialmente tecnológicos, ha encontrado que sus obstáculos se erigen en función y en relación del carácter integral de los sistemas de saberes. Es decir, la tecnología traduce, en cierta medida, una forma adaptativa específica, determinada históricamente, que hace parte de la cultura y que no puede ser transformada, tal y como lo plantean los planes de desarrollo, sectorialmente. 3. David E. Lilienthal, La Administración Arte Humanístico,(Colombia: Carvajal y Cía., 1967). pp. 58 ss.

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Sin embargo, en este nivel de crecimiento económico registrado en el Departamento desde años anteriores a 1940 se presenta un vacío en la estructura educativa regional y que no poseía ninguna institución de educación superior acorde con los intereses de los habitantes del Departamento. En efecto, si analizamos algunas cifras referidas a la formación profesional de las gentes asentadas en el territorio del Valle del Cauca, encontramos que la mayoría délos profesionales se agrupaban en áreas universitarias tradicionales en Colombia desde el siglo pasado (abogados, médicos, ingenieros civiles, etc.), y muy pocos de ellos habían dirigido su educación universitaria a programas académicos más específicos en los diferentes campos de la Economía, Agronomía, Ingeniería Industrial, Administración Empresarial, etc. Este hecho se presentó a consecuencia de la acción de dos características sociales de larga data en el país, exceptuando la región antioqueña, que inhibieron los resultados benéficos de las nuevas carreras profesionales en los contextos regionales. La primera de ellas se refiere a la determinación ideológica del prestigio social, que se fundamentamentaba en una mentalidad rentista, para la cual la preparación de los integrantes de ese sector social (burguesía regional), debía dirigirse a la consecución de un título universitario en campos tradicionales del conocimiento, que diera derecho a ostentar el título de doctor. La segunda y la más importante, se refiere a la forma como estaban concebidos la mayoría de los Centros de Educación Superior con la excepción de la Escuela de Minas de Medellín no estaban interesados en la solución de los problemas sociales económicos que se presentaban en sus áreas de influencia inmediatas. Esta situación aún hoy en día es notoria en Colombia, principalmente en aquellas universidades del Estado que alegan en su favor, en su calidad académica y científica una tradición que va hasta los primeros años de vida republicana en el Siglo XIX. Alejándonos de estas consideraciones iniciales debemos situar el nivel de desarrollo que tenían los principales renglones económicos en la primera mitad del Siglo XX, en el Valle del Cauca. Esta región ha sido considerada como poseedora de una gran vocación agrícola y ganadera. Sin embargo, esta vocación de los sectores sociales vallecaucanos ha tenido en el transcurso del presente 205

siglo diversos matices, que rio permiten integrarlos dentro de una misma caracterización. Aunque algunas investigaciones históricas recientes así lo insinúan rió podemos aceptar la tesis que pretende afirmar qué la transformación de la hacienda tradicional se inició en la década de 1870 al orientarse esta actividad al desarrollo agropecuario, centrado en el monocultivo de la caña de azúcar4. La acción de unos pocos empresarios particulares (Cerruti, Blum y Eder) no bastó para generar una dinámica en este sector de la producción, como consecuencia de una baja demanda regional del valor agregado de la empresa agropecuaria, de una deficiente red de caminos y sistemas de comercialización, y de una inequitativa distribución del ingreso en los sectores de población asentados en este territorio, que no permitía, a través de incrementos acelerados del consumo, producir un salto adelante en este renglón de la economía. La visión que pretende dar José María Rojas se fundamenta principalmente en algunos estudios de caso de la empresa «Manuelita» que, para esta época y años posteriores en el presentente Siglo, no es representativa del sistema de hacienda existente en el Valle del Cauca. El intento, en algunos casos afortunados de estos empresarios extranjeros nació necesariamente de una concepción y manejo del capital muy parcialmente comprendida por los empresarios criollos de finales del Siglo XIX, según se desprende de la investigación sobre las haciendas del Valle, de la historiadora Zamira Díaz de Zuluaga5. La especialización que se pretende hacer ver, en el caso de algunas haciendas, orientada a la producción de caña de azúcar con el fin de obtener panelas a través del empleo de los trapiches, no fue un rasgo distintivo de las haciendas de estos empresarios extranjeros, factor éste que se deduce de los inventarios de estas unidades productivas en el período mencionado. Igualmente la tradición oral, aún hoy en día existente, nos habla de una combinación de procesos productivos en las 4. José María Roj ^.Empresarios y Tecnología en la Formacion del Sector Azucarero en Colombia: 1860 -1980. Tomo V. (Bogotá: Biblioteca Banco Popular, Universidad del Valle, 1983). pp. 13 a 18 y 50 ss. 5. Zamira Díaz de Zuluaga. Guerra y Economía en las Haciendas. Tomo II. (Bogotá: Biblioteca Banco Popular, Universidad del Valle, 1983). Deben verse fundamentalmente los cuadros estadísticos. 206

haciendas, entre ellos los paneleros, y por ende de una no especialización productiva orientada a la esfera del mercado, principalmente el internacional. Si analizamos la distribución geográfica de los llamados paneleros y azucareros tradicionales en el País, encontramos que éstos se hallaban localizados estratégicamente en contextos regionales específicos ya desde la primera mitad del presente siglo. En el año de 1938 se destacan producciones de azúcar, ya sea en la forma de panes o centrifugada, en los departamentos de Bolívar, Cauca, Cundinamarca, Santander y Valle del Cauca6. Lo anterior indica que ei desarrollo de esta industria en Colombia se rigió, en sus primeras etapas, por los imperativos de los mercados internos regionales y por el grado de elasticidad en la proyección y crecimiento de las vías de comunicación de estas zonas colombianas. La mejor perspectiva del Valle del Cauca para la expansión del sector azucarero, fuera de las ya mencionadas, estuvo condicionada por la calidad del clima que permitió el establecimiento de una producción continua a lo largo de los doce meses del año, mientras que en los otros Departamentos colombianos, principalmente de la Costa Norte, Oriente y Centro del país debieron luchar contra las condiciones climatológicas adversas, lo cual incidió notablemente en sus rendimientos productivos y en el grado de circulación y crecimiento de los capitales asociados con éste tipo de actividad7. La situación anterior explica las razones y el por qué de la mayor concentración de este renglón productivo en el Valle, que en el año de 1944 poseía el 50% de los establecimientos azucareros existentes en Colombia8. Sin embargo, y pese a las condiciones encontradas de algunos analistas de la economía vallecaucana en el presente siglo, no podemos afirmar que fué la capacidad empresarial de los hacendados de ésta sección del país el factor socio-económico dominante que incidió en el desarrollo de ésta industria. La diferencia cualitativa de las condiciones climatológicas afectó notablemente la producción y los análisis 6 . José M. Rojas, Op. Cít., pp. 135 a 138. 7 . Luis Carlos Cruz Ríaseos, «Aspectos Agrícolas del Valle», pp. 21. 8 . Ibidem, pp. 21 y 22.

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comparativos en otras regiones colombianas, aspecto éste que se deduce de la confrontación de ios datos consignados en el cuadro # 1. Expresado este proceso en tasas de crecimiento para los sectores encontramos que mientras la producción del Valle del Cauca creció en una proporción de 19.33%, la producción nacional total lo hizo en un 23.67%. Estos índices de crecimiento relativo del sector, señalan que las secciones colombianas diferentes al Valle del Cauca no perdieron su dinamismo a pesar de las condiciones sociomedio- ambientales adversas.

Cuadro No. 1: Producción Nacional de Azúcar.Período 1928-1938 Años 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938

Prod. Kls Valle del Cauca 4711400 5852600 8732050 9054400 14550200 13312550 18853250 17792550 17445500 20827800 27600000

I X

100 124.2 185.3 192.1 308.8 282.5 400.1 377.6 370.2 442. 585.8

%Part. del Valle en el Tot. Nal. 79.36 74.53 83.97 44.31 52.67 45.26 54.68 55.26 56.76 52.64 55.53

Prod. Kls Total Nal.

I X

5936400 7852600 10398700 20430200 27624150 29410300 34477050 32197600 30734850 39560100 49700650

100 132.2 175.1 344.1 465.3 495.4 580.7 542.3 517.7 666.3 837.2

(Las cifras absolutas se tomaron de: Luis Carlos Ríaseos, Revista Colombia, No. 10, pp 22).

El impulso que tuvo el sector azucarero del Valle del Cauca y el lugar que hoy ocupa, hay que explicarlo en función de otros factores y no únicamente del económico, principalmente ante aquellas regiones que mostraron un relativo dinamismo en los incrementos de la producción, situación que se alteró notablemente en los años subsiguientes. Pero el azúcar y la panela no fueron los únicos productos de importancia en la región. Si nos atenemos a los informes del Ministro de la Economía Nacional, en la década de los años cuarenta la caña de 208

azúcar no era el cultivo extensivo que más predilección tenía entre los hacendados vallecaucanos. Esta situación se venía presentando desde mucho tiempo atrás. Ya en 1864 se había iniciado en el Valle la explotación industrial del arroz en el municipio de Guacarí (Ginebra), expandiéndose muy rápidamente su área, de influencia en la región9. En esta expansión tuvo que ver no sólo la renovación tecnológica (incluyendo dentro de ésta la selección de granos), sino la demanda agregada de bienes importados de capital industrial, lo cual produjo un efecto multiplicador en el sistema industrial colombiano, puesto que ya en el año de 1943 se registraba una producción industrial nacional dirigida a suplir las necesidades de maquinaria en este renglón de la producción10. Como índice demostrativo de la importancia de la producción arrocera en el Departamento, suministramos los datos relativos a las centrales de beneficio que poseía la zona en los años finales de la primera mitad del Siglo XX en el Valle. (Véase cuadro #2). Este cuadro muestra la importancia de la cobertura de los centros de beneficio de la región, que prácticamente reducían en forma substancial i

los costos de transporte a cargo del productor, e irrigaban rápidamente este producto dentro de la estructura regional del mercado agropecuario. Los niveles de concentración de estos centros por Municipio, muestran la constitución progresiva de polos de desarrollo internos, diferentes a Cali, los cuales generaron la distribución poblacional excepcional que presenta esta sección del país. Sin embargo,esta concentración, en los centros urbanos mencionados, de procesos fabriles e industriales vinculados con el desarrollo del sector agrario regional no es una situación nueva en esta región colombiana. Ya desde mediados del Siglo XVIII se habían estancado las rentas provenientes de algunos renglones agrícolas, por parte de los administradores coloniales". El resultado lógico de esta política fue el favorecimiento de algunas sub-regiones de la antigua Gobernación de Popayán, al crear en ellas la infraestructura necesaria para el 9. Efren Cabal Martínez. «Alternativas en el cultivo del arroz», pp.55 ss. 10. Ibidem, p.7. 11. Beatriz Amalia Patino MillínEconomía del tabaco en la Gobernación de Popayán. (Cali: Universidad del Valle, 1974). p.8.

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mantenimiento de esta actividad en algunas localidades específicas. Con referencia a la producción del tabaco debemos destacar la concentración de su producción en las ciudades de Caloto, Cali, Llanogrande (Palmira), Buga, Roldanillo, Toro, Cartago y Anserma12. El impulso que dió este renglón productivo a algunos centros urbanos de la época fue de tal naturaleza, que a finales de este mismo siglo CUADRO No. 2: Centrales de Beneficio de arroz en el Valle del Cauca. Año de 1944. Municipios No.de Molinos Inst. Palmira Cerrito Guacarí Ginebra Buga Tuluá Bugalagrande Cali

%

Capacidad Sacos

% de Particip.

5 1 1 3 4 4 1 3

22.7 4.5 4.5 13.6 18.1 18.1 4.5 13.6

360 40 40 180 283 200 100 190

25.8 2.9 2.9 12.9 20.3 14.3 7.1 13.6

22

100.

1393

100.0

(Las cifras absolutas se tomaron de: Efrén Cabal Martínez, «Alternativas en el Cultivo del Arroz», pp 58)

Palmira se constituía en uno de los tres grandes centros productivos de tabaco, caña de azúcar y ganado, de todo el territorio del Virreinato13. Este impulso se mantuvo a lo largo del Siglo XIX, período en el cual el tabaco continuó expandiendo su radio de acción, a pesar de la existencia del Monopolio hasta el año de 1850M. El análisis de los valores relativos consignados en el cuadro No.3, muestra éste último aspecto mencionado y una línea de evolución en la producción tabacalera que no asegura la rentabilidad de la empresa agrícola, si ésta se establece únicamente en función del tabaco. 12. Ibidem. 13. Zami ra Díaz de Zuluaga.Gestación histórica de Palmira, (Palmira: Práctica Social Histórica, 1975). pp. 82 a 84. 14. Ibidem.

210

Las tasas de incremento de éste producto, permanecieron crecientes a lo largo de las tres cuartas partes del Siglo XIX, pero con fluctuaciones marcadas que no son el producto de la existencia de rentas estancadas. Los crecimientos relativos de este sector señalan un mayor dinamismo en el período 1836-1845, el cual fue superado únicamente en el presente siglo con los incrementos notables de los años comprendidos entre 1934-1943". CUADRO No.3: Tasas de Crecimiento Quinquenales, en la Producción Tabacalera del Valle del Cauca. Tasas de Crecimiento

Años

(

1836-1840 1841-1845 1846-1850 1854-1858 1864-1868 1869-1873 1934-1938 1939-1943

11.13 11.98 6.29 10.7 7.86 1.3 30.24 14.05

(Los valores relativos consignados fueron elaborados con base en las cifras registradas en: Guillermo Ortíz, «El Valle, Departamento Tabacalero» Diógenes Piedrahita, «El tabaco como industria y como renta»)

La presencia de fluctuaciones marcadas en las tasas de crecimiento de la producción tabacalera, permite destacar el papel que jugó éste producto en el marco de la economía regional. En efecto, sus ciclos, aunque estuvieron condicionados porel mercado internacional, también estuvieron articulados al comportamiento de los otros renglones agrícolas, dirigidos a un incipiente mercado interno, en el interior de la unidad productiva agraria. Si se quiere, el desarrollo del sector agrario en el Valle del Cauca es una búsqueda establecida sobre el producto diferencial agrícola y no un proceso de especialización de cultivos. Hasta el año de 1 •>'>() encontramos que aún en la explotaciones agro-industriales establecidas 15. Guillermo Ortiz R. «El Valle: Departamento tabacalero». pp ftl

211

en el momento, se presenta una composición orgánica de los capitales que es reflejo de esta racionalidad económica que había comenzado a desarrollarse a finales del Siglo XIX 14. No sólo se produce caña, azúcar y panelas. Al lado de estos productos subsisten plantaciones de café, arrozales, ganadería de levante y lechería, así como yegüerizos, procesos económicos éstos que van a brindar un margen de seguridad a la inversión de capitales financieros y tecnologías, cuando el principal producto agrario presenta una contracción acelerada en los niveles de precios de los mercados nacionales y/o internacionales. El tránsito definitivo hacia la agroindustria de la caña de azúcar sólo se vino a consolidar en los años finales de la década de los cincuenta, a causa de la convergencia afortunada para el productor vallecaucano de dos políticas económicas de naturaleza y clase diferente. La primera de ellas tiene que ver con los planes de desarrollo elaborados por el Estado Colombiano, los cuales se proponían, más exactamente en referencia al sector agrario nacional, castigar las importaciones de productos provenientes de la agricultura y dinamizar el sector productor interno con la ampliación relativa del mercado nacional. A esta política se la conoce hoy día como de sustitución de importaciones, marcando así el nacimiento en Colombia, de relaciones de dependencia referenciadas en una nueva división internacional del trabajo que se produjo a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial17. La segunda es el resultado de la expresión política de la estructura de dependencia en América Latina. A raíz del proceso revolucionario en Cuba, los países latinoamericanos orientados por los EE.UU. sancionaron este proceso político con la suspensión de las importaciones que se hacían de Cuba, principalmente el azúcar, tratando de minar los determinantes estructurales de la economía cubana y con ello, dar al traste con el proceso revolucionario que se estaba viviendo18. El proceso anterior hace referencia básicamente a los años finales de la década del cincuenta y no alteró la consolidación de los polos de 16. José M. Rojas. Op. Cit. pp. 120 ss. 17 . Jesús Antonio BejnnnoJEnsayos de interpretación de la economía colombiana. (Bogotá: Editorial La Cairela, 1978).pp. 12 pasim. 18 . José M. Rojas. Op. Cit., pp. 142. 212

desarrollo internos del Valle del Cauca,fenómeno que se inició, como yalo hemos mencionado, sobre la tercera, década del presente Siglocon la ampliación del área correspondiente a los cultivos extensos, que fueron la base de la industrialización de las ciudades intermedias, en ésta sección colombiana. Con base en ésta perspectiva, desde 1940 se había iniciado la campaña del tabaco con la creación de un subsidio al pequeño agricultor, a través de la Secretaría de Agricultura Departamental, cosistente en la distribución gratuita de semillas mejoradas y el suministro de maquinaria para el laboreo en las parcelas". Esta política se orientó como un mecanismo de obtención de rentas departamentales, dirigidas a sostener, junto con los alcoholes, el sistema educativo regional20. El efecto multiplicador de la producción tabacalera se tradujo en una mayor demanda agregada de bienes de capital con la finalidad de constituir sistemas manufactureros de la hoja, que mejoraran la distribución del ingreso en los sectores sociales que tradicionalmente habían explotado este cultivo. Como efecto demostrativo de éste proceso y de la importancia que revistió para el Departamento este renglón productivo, consignamos en el Cuadro No.4 los volúmenes diferenciales de participación del tabaco y los licores, en las rentas del Valle, entre 1940 y 1944. CUADRO No.4: Rentas Departamentales del Valle del Cauca. Período 1940-1944. Producto

1940-41 % 1941-42

Tabaco Licores

1664818 1502679

Totales

3167490

52.5 47.5

2195350 1836828 4032178

% 54.4 45.6

1942-43

%

1943-44 %

2473875 48.8 2591815 51.2

2801453 44.0 3559034 56.0

5065690

6360487

(Los valores absolutos fueron tomados de: Diógenes Piedrahita, Tabaco como Industria y como Renta», pp 72).

«El

Estos datos muestran la importancia que tenían los renglones industriales vinculados a la producción agrícola departamental, pues el 19 . Guillermo Ortiz. Op. Cit. pp. 63. 20. Diógenes Piedrahita. «El tabaco como industria y como renta», pp. 66.

213

producido por los impuestos provenientes de este sector alimentaba los recursos educativos, en un momento en que el Valle registra índices muy altos de población analfabeta, principalmente en las zonas rurales. Debemos aclarar, que a pesar de las altas tasas de crecimiento relativo a la rentas provenientes de los licores y el tabaco, 24.05% y 13.89% respectivamente, los centros productores de este último «hicieron sentir la baja en 1943» como consecuencia de la presión ejercida por otros productos, que como el arroz comenzaron a desplazar la hoja de las tierras que tradicionalmente se habían dedicado a su producción21. Del panorama general sobre el desarrollo agrícola vallecaucano hemos excluido el café, cultivo éste que a pesar de encontrarse diseminado en importantes unidades productivas agrarias, no incidió en la región plana del Departamento22. Las características socioculturales de éste cultivo sugieren una dinámica regional diferente a la ya mencionada, que en ninguna forma se articularía con el proceso que hemos querido destacar. Analizada esta dinámica regional desde otra perspectiva es importante resaltar que, aún en el año de 1937 y a pesar de los incrementos productivos en los renglones agrícolas, esta región colombiana poseía dos tercios de sus tierras aptas dedicados a la explotación pecuaria, lo cual mostrado en valores absolutos presenta la siguiente distribución por hectárea del producto agropecuario23. CUADRO No.5: Distribución del producto agropecuario en los terrenos explotados en el Valle del Cauca. Orientación Productiva

Hectárea

%

Pastos Naturales Pastos Artificiales Rastrojos Bosques Extensión Agrícola

175.625 311.560 84.474 145.564 127.021

20.8 36.9 10.0 17.24 15.04

Total

844.244

100.0

21 . Ibidem, pp. 72 y 73. 22. Luis Molina Botero. «Zonas varias para el cultivo del café", pp. 83 a 86. 23 . Rafael Reyes. «El Valle y su ganadería», pp. 147.

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Este factor cuantitavo muestra la enorme importancia que tuvo, en la empresa agrícola vallecaucana, la garudería, argumento que se vuelve en contra de aquellos que pretender ver la existencia de un proceso plantacional, constituido desde las primeras décadas del presente siglo. De hecho, la población de ganado vacuno del Valle en el año de 1942 era de 736.000 cabezas, población que comparada con la de otros sectores de la actividad pecuaria presenta una distribución relativa, determinada así: CUADRO No.6: Distribución relativa de las poblaciones ganaderas del Valle. Año de 1942

%

Poblaciones

Cabezas

Población Vacuna Población Caballar Población Mular Población de Asnos Población Porcina Ovejas Cabras

736000 93000 22000 1000 60000 7000 5000

79.65 10.06 2.38 0.10 6.49 0.75 0.54

Total

924000

100.0

(Los valores absolutos fueron tomados de: Rafael V. Reyes, «El Valle y su Ganadería», pp 146-147).

La importancia de la ganadería en el Valle se aprecia más objetivamente si integramos su población de vacunos al total nacional. Para el año de 1942 el Valle ocupaba el sexto lugar entre los Departamentos colombianos productores de ganado. Sin embargo, esta situación relativa en el contexto nacional se ve afectada si examinamos la concentración de cabezas por Km2. En efecto, la densidad de la población ganadera de este Departamento era de 35.15 cabezas por Km2, lo cual le permitía ocupar el cuarto lugar, en orden de importancia, en esta rama productiva en la Nación24. 24 . Ibidem, pp. 146.

215

Esta concentración de cabezas de ganado en las haciendas vallecaucanas era mayor que la registrada para la población humana, pues en este mismo año este Departamento ocupaba el séptimo lugar entre los Departamentos más poblados del País, con una concentración poblacional de 31.7 personas por Km2, lo cual le representaba un cuarto lugar en el total nacional, respecto a la densidad de población por unidad de superficie25. En conclusión podemos afirmar, que el Valle del Cauca y su industria agropecuaria mostraban altos índices de crecimiento relativo en sus renglones productivos, con anterioridad a 1950, lo que se constituyó en la base de su crecimiento económico y social posterior. Asi mismo, la presencia de diversos órdenes productivos nos permite afirmar, que la orientación al monocultivo de la caña de azúcar, que se observa más claramente en la década de los años cincuenta, no fué el resultado de un proceso continuado de especialización productiva de la hacienda vallecaucana, con anterioridad a este período, sino que ella se debió a la presencia de dos factores de considerable importancia que actuaron, posteriormente, en la marcha económica del País. La década que se inició en 1950 marcó para Colombia una redefinición de su participación en el mercado internacional y en la división del trabajo correspondiente a este mercado. Colombia tuvo que enfrentar una nueva dinámica del desarrollo, impuesta desde el exterior, que le exigía una participación más pronunciada en los mercados situados por fuera de la órbita de su competencia inmediata. Es este el momento cuando ya de manera definitiva, las políticas económicas y sociales del país se establecen en función de una meta de desarrollo trazada por los Estados Unidos y no, el producto de la dinámica de sus condiciones internas. El desarrollo significó, producir más para el mercado internacional y menos para los mercados internos. Lo paradójico de esta situación fue la denominación que se le dió, por parte de los sectores oficial y privado, a esta imposición externa, como resultado de la estructura de dependencia desarrollada hasta ese entonces y del nuevo orden internacional que había surgido a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. En efecto, esta política fue llamada de «substitución de importaciones» y tenía como finalidad 25. Ibidem. 216

fundamental, transformar radicalmente las condiciones de la producción en las diversas áreas rurales colombianas26. Esta definición no se produjo con ausencia de graves desajustes sociales y económicos. De los segundos debemos afirmar, que se privilegiaron ciertas zonas y regiones colombianas en detrimento de otras. Si se quiere, se radicalizó más aún la distorsión estructural en la consolidación de las regiones colombianas, puesto que la nueva meta del desarrollo se refirió básicamente a aquellas zonas que, como el Valle del Cauca, se habían caracterizado por poseer un ritmo de crecimiento económico considerable, expresado en su producto interno bruto, y una relativamente eficiente estructura de comercialización en relación con la distribución poblacional. «Substitución de importaciones» significó el incremento de la brecha económica y social entre los Departamentos y regiones colombianas que, hasta 1950, no habían podido acelerar los rendimientos en sus procesos productivos, y aquellas que ya se situaban en los primeros lugares de participación en el producto interno bruto nacional. Las necesidades de éstas zonas colombianas, sus programas de inversión etc., ya no se calcularon sobre la base de sus requerimientos internos y de su proyección, sino en función de las exigencias que la nueva meta del desarrollo imponía. Se formuló un modelo de empresa económica agraria que si bien incrementaba los costos del capital financiero, por la ampliación de la planta administrativa, establecía una mayor demanda agregada de insumos de toda índole la cual iba a crear las condiciones óptimas necesarias para la transferencia de capitales y tecnologías foráneas. Rápidamente se pasó de modelos económicos capitalistas «tradicionales», a sistemas de economía de escala sobre la base de las condiciones internacionales. Uno de los renglones productivos que más vio afectarse su crecimiento fué el sector energético. La empresa económica agraria centrada sobre el monocultivo de la caña de azúcar demandó con mayor propiedad este insumo, pues su modelo de desarrollo plantacional exigió una adecuación drástica de su infraestructura positiva, principalmente en lo que a sistemas de riego se refiere. 26 . Jesús Antonio Bejarano, Op. Cit.

217

Los suelos del Valle del Cauca no sólo impedían la penetración de las raíces de las plantas a más de 20 cm. de profundidad, sino que por su composición arcillosa creaban una capa inpermeable causante de los encharcamientos e inundaciones27. Lo anterior se traducía en pérdida de cosechas en los períodos de invierno y sequía en los meses de verano. La adecuación de los sistemas de riego exigió la construcción de pozos profundos que penetraban las capas impermeables de las tierras del Valle, con el fin de bombear el agua allí depositada y enviarla, por diversos sistemas, a las suertes de caña explotadas por la empresa agroindustrial. Todo este proceso demandó la construcción de una red energética en los campos vallecaucanos pues la energía eléctrica fue el recurso más empleado en el montaje de esta infraestructura. Sin embargo, este crecimiento del sector eléctrico vallecaucano no estaba calculado con anterioridad al año de 1950. En 1944 el Valle contaba con 36 plantas que generaban 9.494 kilowatios28. Este potencial energético no integrado, se encontraba distribuido así: CUADRO No.7: Kilowatios Generados en el Valle del Cauca. Arto de 1944. Localidades Cali-Palmira Buenaventura Cartago Buga Tuluá Sevilla Otras localidades

Kw. 4600 960 840 700 700 264 1430

% 48.45 10.11 8.84 7.37 7.37 2.78 15.06

(Los valores absolutos fueron tomados de: José Jaramillo, «La Energía Eléctrica en el Valle», pp 202).

Este volumen energético, si bien era inferior a las necesidades del Departamento en 2.506 Kw, se había generado acorde con su proceso de desarrollo interno. En ese período la leña y el carbón eran los energéticos más empleados en el consumo familiar29. Los empresarios 27 . Guillermo Ramírez Romero. «Los suelos del Valle del Cauca», pp. 26. 28. José María Jaramillo. «La energia eléctrica en el Valle», pp. 201. 29. Aníbal Tobón Villegas. «La industria forestal del Valle», pp. 115 ss.

218

vallecaucanos, si bien demandaban una mayor generación de energía eléctrica nunca lo hicieron en el volumen que se presentó pocos años después. Los campos vallecaucanos se constituyeron en el período de «substitución de importaciones» en el espacio ideal para el establecimiento de la agroindustria de la caña de azúcar. La energía requerida no sólo alimentó los procesos industriales y administrativos de fábrica, sino principalmente, los sistemas hidroenergéticos de irrigación de los suelos. De hecho, la década de los años cincuenta marcó para el Valle una transformación agrícola substancial. Se pasó de los sistemas extensivos de siembra a procesos intensivos, en los que se incrementó la demanda agregada de insumos energéticos. Este esfuerzo considerable, no pudo alimentarse o soportarse en la estructura de comercialización regional y nacional por lo cual, el mayor esfuerzo productivo se dirigió al sector exportador que actuaba bajo los requerimientos del mercado internacional. Hoy en día es sabido, que en condiciones de desarticulación regional e interregional, así como de bajos ingresos de la unidad doméstica familiar, los mercados internos del producto agrícola son menos dinámicos y no permiten, en el corto plazo, una renovación tecnológica adecuada y una rápida recuperación del capital. Por fuera de lo anterior, en el país no se creó ni existe en la actualidad un sistema tecnológico adecuado, dirigido al pequeño y mediano productor agrario, que les permita competir con una relativa efectividad, en los mercados regionales. Todos estos factores integrados gravitaron en la estructura del Valle del Cauca, generando un proceso cuyas consecuencias aún no se han evaluado, en el que el campo dejó de ser el lugar de producción de comunidades campesinas tradicionales y de pequeños y medianos hacendados, para convertirse en el espacio de acción natural del gran capital. Este costo social lo podemos medir, a pesar de las inexactitudes e inconsistencias estadísticas, con base en algunos indicadores que sobre delincuencia común y procesos de «violencia» ha elaborado el historiador norteamericano Paul Oquist.

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En el período que se inició en 1945 y se proyectó hasta 1966 en general, en el Valle del Cauca se presentó una intensa movilidad social, a consecuencia de los procesos migratorios campo- ciudad que en la región afectaron a más de 368.000 personas30. Este volumen migratorio del Valle del Cauca, entre todos los departamentos colombianos, es el más alto registrado, pues alcanza un valorrelativo del 18.41%en el total nacional31. Medido este proceso desde otra perspectiva encontramos, que estas 368.000 personas movi lizadas desalojaron y perdieron 98.400 parcelas, lo que en cifras relativas representa un 25% del total del país32. Estos indicadores de movilidad social departamental señalan, que fue el llamado segundo período de la «violencia en Colombia», el momento en el cual los factores económicos, y el desalojo del campesinado en particular, tuvieron una mayor importancia en el contexto regional33. No fue producto del azar, que la nueva política económica y social, esbozada por el Gobierno nacional, coincida con el mayor auge de la «violencia» en el Valle del Cauca y en general, con un mayor incremento en las condiciones de de descomposición social. La mirada retrospectiva sobre este período no puede estar centrada únicamente por el carácter dramático del número de muertes violentas (13.106 muertos, lo que representa un 7.27% de las muertes por violencia en la Nación), y de las variantes tan atómicas culturales, sino en relación con los sistemas de control de aguas, incendio de propiedades y mejoras, amenazas,monopolización y control de los centros y sitios de mercado, incremento de los desocupados, deterioros de las relaciones constitutivas de la unidad familiar, crecimiento de los lugares de consumo de licores y comercio sexual, etc3*. Contrario a lo que se ha pensado, los centros urbanos vallecaucanos no fueron el eje de esta nueva política de desarrollo. Sus incrementos poblacionales fueron uno de los múltiples efectos causados por las transformaciones radicales en los procesos productivos y, principal30. Paul Oquist. Violencia, conflicto y política en Co lombiaX Bogotá: Biblioteca Banco Popular. Instituto de Estudios Colombianos, 1978), pp. 84. 31 . Ibidem. 32. Ibidem. 33. Ibidem. 34. Germán Guzmán Campos. Elt. Al.¿a violencia en Colombia (Estudio de un Proceso Social), Tomo I, (Colombia. Ediciones Tercer Mundo, 1962). pp. 399 passim.

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mente, en los sistemas de tenencia de tierras. Es en un segundo momento de la meta de desarrollo impuesta, que los centros urbanos de este Departamento, van a desplazar en sus ritmos de crecimiento industrial los niveles alcanzados por el sector agroindustrial. Si se quiere, la brecha existente con anterioridad a la década de los años cincuenta entre las condiciones de desarrollo del campo y los centros urbanos regionales, exigió para su cierre una urbanización progresiva dei campo vallecaucano y un poner a punto, los requerimientos financieros e industriales de los sectores productivos encargados de las empresas de bienes de capital intermedio y de servicios35. Este proceso de constitución, en primer término, de un nuevo «samblaje azucarero y posteriormente, de sistemas de economía de escala en los centros urbanos regionales afectó notoriamente la estructura social vallecaucana. El desalojo de campesinos y la pérdida de sus tierras obligaron a estos sectores a servir como peones en los ingenios, vendiendo su fuerza de trabajo bajo condiciones desventajosas para ellos y lo que es peor, debiendo hacinarse con sus familias en los barrios marginales de los centros urbanos vallecaucanos36. Estos centros no poseían la infraestructura industrial capaz de absorber el alto volumen migratorio proveniente de las áreas rurales adyacentes. Si nos atenemos al informe de la Contraloría General de la República, el Valle poseía 127 empresas industríales en 1942, caracterizadas, la mayor parte de ellas, por poseer tecnologías atrasadas que no permitían una adecuada presión sobre los mercados laborales37. Los sectores más desarrollados de la producción industrial se agrupaban en los renglones azucarero, de aceites y grasas, licores y gaseosas e industrias químicas. El resultado fue crítico. Por un lado la agroindustria destruía antiguos asentamientos campesinos y creaba otros, carentes de las más elementales condiciones socio-culturales que permitan un relativo mejoramiento de la vida humana. Por el otro, las nuevas barriadas existentes en los principales centros urbanos, aglomeraban un «ejército de reserva» que carecía de la preparación mínima exigida para vincularse, como obrero asalariado, al proceso productivo 35 . Jesús Antonio Bejaraño, Op. cit. 36. Urbano CmiQO.Urbanización y violencia en el Va//e3ogotá: Ediciones Armadillo, 1980). pp. 112 ss. 37. Revista Colombiana No. 1 0 i n d u s t r i a manu facturera en el Valle», pp. 284 ss.

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industrial de la zona38. La masa de los habitantes del Valle tenía una muy baja preparación académica y profesional, pues sólo la población rural concentraba el 73.8%de los analfabetos del Departamento3*. Este factor gravitó en el crecimiento del sector industrial vallecaucano pues su baja preparación técnica y académica, su altísimo volumen poblacional y lo restringido del mercado laboral actuaron, para deprimir los salarios y establecer una tasa de recuperación del capital lo bastante acelerada para adelantar nuevas experiencias industriales, en asocio con los capitales internacionales40. Tomado el desarrollo vallecaucano desde otra perspectiva, calificación de la fuerza de trabajo, y medido desde la óptica de la educación formal, vemos que este último aspecto, en la masa poblacional de este Departamento tuvo muy poca influencia en la generación de las condiciones de movilidad social. La educación no se constituyó en el instrumento propicio para el ascenso social. En la primera mitad del siglo XX en el Valle del Cauca, la población infantil matriculada en las escuelas oficiales, entre 1910y 1944, creció enun4.93%, locual indica la poca o ninguna incidencia de este componente en la estructura de la movilidad social. Este hecho todavía es más lamentable, ya que la estadística relacionada no diferencia, en las poblaciones matriculadas, su procedencia rural o urbana, la mortalidad estudiantil y el grado de deserción en los primeros años de escuela. Sin embargo esta deficiencia en los registros de información se ve subsanada al analizarse el crecimiento de la infraestrutura educativa, en este mismo período, tomada únicamente en su aspecto locativo. La escuela oficial primaria creció en un 6% aproximadamente, lo cual indica la insuficiente capacidad del Estado colombiano y del Gobierno Departamental para generar recursos educativos y el exiguo papel que tuvo el componente educativo, en la estructuración inicial de las condiciones de desarrollo interno regional. En síntesis, todos estos factores integrados permitieron el surgimiento de condiciones de desarrollo regional estructuradas sobre el producto diferencial agrícola, el relativo surgimiento de una economía de escala 38. Urbano Campo. Op. Cit. 39 . Severo Rojas Gamboa, «La educación en el Valle del Cauca», pp. 223 ss. 40. Jesús Antonio Bejarano, Op. Cit.

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y, principalmente, por la tendencia de democratización del capital establecida sobre la base de una mejor distribución de los ingresos. Uno de los aspectos olvidados por los analistas actuales de la economía colombiana que examinan los diversos intentos de desarrollo fundados sobre planes regionales, es el de que éstos sólo son posibles de aplicar, y de tener éxito, cuando el contexto económico y sociocultural ha creado las condiciones tecnológicas, financieras y de especialización de las fuerzas productivas con una tendencia similar a la meta propuesta. El Valle del Cauca es un ejemplo fiel de esta conclusión. El Plan Lilienthal operó porque tuvo a su disposición un esfuerzo productivo creado sobre la base del mercado interno, que ya había creado la infraestructura física y económica necesaria para su puesta en marcha. Finalmente éste breve examen del desarrollo económico del Valle del Cauca en los primeros cincuenta años del presente siglo muestra que el desarrollo sólo es posible, si atiende determinantemente las condiciones regionales en las cuales opera un Plan como el que posteriormente creó la C.V.C.

ACTIVIDADES Y EVALUACION Realice un breve ensayo sobre la evolución económica de su municipio en el presente siglo y compárela con la del Departamento del Valle. Para esto utilice: a.- La información descriptiva y los cuadros estadísticos que se ofrecen en la presente unidad y en las actividades de la unidad uno (1).

b.- La bibliografía que se cita en las notas. c.- Las bibliotecas a su alcance.

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