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INDIVÍOUOS CON TRES O CUATRO RIÑONES Dr. A. VIÑAS CARRÉ
a l'Os pr'Ofan'Os en medicina, es sobradamente conocida la exis..tencia de dos riñones para cada ser humano. Pero subsisten algunos casos c'On más riñones -tres o cuatro-o Esta anomalía, desconocida por la O'pinión pública, es olvidada por algunos profesionales de la medicina y, en deducción, crd 'PrecisO' exponer estas irregularidades y la frecuencia relativa de casos de aumento del número de riñones. En estas circunstancias cuando un sujeteo tiene tres riñones, do-s están a un lado -uno junto al otro- y, si tienen cuatro, dos a cada ,lado. Llámase respectivamente «duplicidad renal» unilateral o bilateral. Las causas de esta anomalía -son alteraciones embrionarias. Pero para nos-otros interes,a,n las siguientes ,características: 1) Estas duplicidades son desconocidas en los demás selles vivientes. Parecen ser propias de la especie humana. -Paradójicamente el ser más diferenciado. . 2) En las duplicidades renales los riñones pueden estar unidos por una s~bstancia fibrosa o por el propio parenquima; y, exteriormente aparecen fuSlOnadüs. 3) Generalmente tienen cálices y pelvis independientes y, consecutivamente, son autónomas sus secreciones Y excreciones. No obstante las eyaculaciones por los meatos ureterales son al mismo tiempo. (De mejor observación por la cromocis toscopia). 4) No siempre tienen un conducto de desagüe -ureter- independiente. Pueden unirse los dos conductos en su tercio superior o inferior (más frecuente en las salidas de las pelvi,s renales) constituyendo un solo ureter. 5) No dan sintomatología subjetiva, sino existen lesiones en uno de ellos o en ambos. 6) Pueden lesionarse o infectarse uno de ell'Os sin afectar al otro. Esto hace posible la heminefrectomía, ,si la unión de ambos no es por parenquima. 7) Todos los casos hallados fueron por coincidencia. Descubriér'Onse con las expl'Oraci'Ones para indagar las causas de ciertas molestias subjetivas u obj'etivas; sin hallar en las duplicidades una etiología propiamente dicha. 8) Las estadísticas demuestran una mayor frecuencia en las mujeres que en los varones (63 %). De mis 'Observaciones personales todas fuer'On hembras. 9) Las estadísticas que ,se hacen ateniéndose a la edad las considero absurdas, por ser siempre congénita esta afección. 10) N'O debemos confundir las duplicidades ureterales con las duplicidades renales. Pueden existir las primeras en ausencia de las segundas. 11) En aquellos casos de incontinencia de 'Orina en una niña, es preciso recordar el abocamiento' extravesical de un ureter supernumerario. 12) Por cistoscopia hallarem'Os dos meatos ureterales en un mismo lad'O,_ lindando el uno con el otro. El meato superior y externo corresponde al riñón inferior. Es la ley de .MEYERiWEIGERT que es invariable. 13') No siempre la visión de dos meatos ureterales obliga a considerar duplicidad renal o ureteral. Puede ser una simple división del ureter en su porrción in:6eri'Or intramural de la vejiga.
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NCLUYENDO
ARTICULO ORIGINAL
AX,I LES DE JlJED1{; l NA
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{un ionami enl o de uno de eJl os, pues el urogTama d scende nte 'no dará imagen. Con la urooTafía descend ente y con le ión del riñón i'n[erior (este desde luego no dará urograma), ob ervaremos un urograma con d I i es y pelvis atrofiadas 14) En la durp licid ades renales el riñón ituado en la parte su penar es tá ¡¡lro ri ad o, y 1 infer ior acos lUmbra ser del tamaño corriente. la alrofla co ngénita del riñón superior puede sobreañad irse una atr 15) ria adquirida, si n el riííón inferior s localiza un a hidro nefrosi . . 16) Es pos ible una lUb ercul osis renal -en el inferior generalmenle- Sin e lar afeclado el otro. 17) Por pi 100'rafía veremos las duplicidade de cáli s, p lvi' y urélere . Es preferible un a pie log-rafía asce ndente ante la o pecha de estar allerado el
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que a rre po nd en a l r iñón super ior, que obliga a pensar en una dupli cid ad rena l. Pero i el urograma del riñ ón u perior es perfecto no cr eeréis pos ible la xisl ncia d - otro ri ñón su perior lesionado . 1 ) Exislen casos rarisimos q ue los ·d o riñones, de un mismo lado, están com pleLamen le indep nd ien le . En tal caso no debemos llamar du pI icidad renal, deb mos decir «un tercer riñón ». J9) La vascul ar izac ión puede ser i,ndepencl iente o con pedículo único para ambo riñone . E lO es de gran importancia en el caso de recurrir a una supu la hemin frecLOmía . La arte riografía podrá decirlo ante de la inteTVención. 20) Para lo portadores de esta anomalía, aparenta resu l tar más provechoo qu e perjudi cial este exceso de pareng uima l'enal. Pero, realmenté -y in er perjudicia l- predi pone a qu e un riñón enferme más fácilmente. 21) Una bu ena pa lpac ión de la zona renal 'pued e permitir distingu ir los
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nnon es en toda su eXl0nsión, dando la apreciacióll de un a ne[roplOsis o de una 1lI1l10ración renal , y no ser otra cosa que un a dup licidad renal. 22) i las pielografías fue-en de práctica corriel1le, como lo on la radioescopias d e LOrax creo qu e las estadística de dup licidades renales sería n muy su periores a la actuales. 23) l 'nversamente, ex isten casos de riñón único. r\ imismo existe el r iñón úni co desdoblado. 24) Un urogram3, por da descend nte, pu de aparentar un r iiíón desdo blado si no vi ualÍlamos los urétere , debido a la existencia de un riñón ctÓpico. De observar el uréter dd riñón ectópico veremos cruzar la columna vertebral. Pero puede h aber duplicidad renal con cru/