Informe no. 2 Las vidas de los trabajadores inmigrantes Lecheros

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LOS TR A BAJA DOR ES INMIGR A NTES DE L AS GR A NJAS LECHE R AS DE WISCONSIN JUNIO 2009

Informe no. 2

L as vidas de los trabajadores inmigrantes Lecheros Jill Harrison, Sarah Lloyd, y Trish O’Kane1

Introducción Este informe es el segundo de una serie donde presentamos los resultados de nuestra reciente investigación sobre las relaciones laborales de las granjas lecheras de Wisconsin. Este proyecto se enfoca en el importante papel que los inmigrantes latinos ahora juegan en la industria lechera de Wisconsin. En este segundo informe, escuchamos las voces de estos inmigrantes cuando describen sus vidas diarias y las vulnerabilidades sociales que experimentan tanto como trabajadores como miembros plenos de las comunidades en donde viven y a las cuales contribuyen.2 ¿��������������������������������������������� Quién trabaja en las granjas lecheras de Wis� consin? Como se describió en el primer informe de esta serie, las lecherías de Wisconsin dependen cada vez más de mano de obra asalariada. Los trabajadores inmigrantes ahora comprenden el 40 por ciento de la fuerza laboral de las granjas lecheras en este estado; esta tendencia es reciente y ha surgido en tan sólo los últimos 10 a 15 años. Como indica la gráfica circular, la gran mayoría (89 por ciento) de los trabajadores lecheros inmigrantes de Wisconsin viene de México. Los otros trabajadores vienen de Honduras, Guatemala, Ecuador, El Salvador, Rusia, Uruguay, Paraguay, Brasil y Colombia.

vacas necesitan ser ordeñadas diariamente. En estos trabajos que comprenden todo el año, la mayoría de los trabajadores inmigrantes hacen actividades tales como la ordeña o pastoreo, las cuales son posiciones con responsabilidad de decisión limitadas. Las actividades, turnos, salarios y beneficios se describen con más detalle en el tercer informe de esta serie. El estereotipo del solitario trabajador temporal masculino no encaja en la industria lechera de Wisconsin, pues muchos de los inmigrantes lecheros están aquí con sus familias. La edad promedio de los trabajadores lecheros inmigrantes de nuestra encuesta es de 29.5 años. La gran mayoría de los trabajadores es masculina; de los trabajadores inmigrantes que entrevistamos, el 91.5 por ciento era masculino y 8.5 por ciento era femenino. Creemos que estos datos fueron sesgados en nuestra encuesta hacia las granjas grandes: cuando cotejamos nuestros datos con la distribución actual de granjas por tamaño en Wisconsin, estimamos que el 78.3 por ciento de los trabajadores inmigrantes lecheros es masculino y el 21.7 por ciento es femenino. Sesenta y tres por ciento de los trabajadores inmigrantes que encuestamos reportaron que estaban casados. De estos trabajadores casados, el 85.5 por ciento vivían con su cónyuge en Wisconsin: algunos se enamoraron y se casaron en los Estados Unidos, mientras que otros se casaron País de Trabajadores País Origen de Origen dede Trabajadores Inmigrantes Inmigrantes en en Lecherías Lecherías 2%

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México Honduras Ecuador

Según nuestra encuesta, los trabajadores inmigrantes lecheros de Wisconsin no cambian de trabajo o lugar tan frecuentemente como los empleados de otros trabajos agrícolas. Descubrimos que el empleado inmigrante lechero en Wisconsin promedio ha trabajado en su granja actual por 2.9 años. Aunque algunos trabajos de las lecherías son temporales, la mayoría requieren del año completo pues las

Guatemala Nicaragua Otro

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en sus países de origen, emigraron solos y luego trabajaron para ahorrar suficiente dinero para traer aquí a su cónyuge. El sesenta y ocho por ciento de los trabajadores inmigrantes lecheros encuestados tenía hijos, con un promedio de tres hijos por cada uno. El 74 por ciento de estos trabajadores se encuentra viviendo con sus hijos en los Estados Unidos y el 83 ciento de esos niños asisten a la escuela.3 Muchos de estos niños son bilingües. De hecho, durante las entrevistas cualitativas, varios de los padres inmigrantes hicieron notar que sus niños hablan más inglés que español y que tienen dificultades para hacer que sus hijos hablen español en casa. “No hay tanto que pensar por nosotros, sino por los hijos.” –Lechera y madre de México

Por qué emigran Estos trabajadores y los miembros de su familia inmigran a los Estados Unidos por las mismas razones que la gente ha emigrado de una región a otra: por pobreza y falta de trabajo en su lugar de origen, guerras y sus devastadores resultados económicos, el deseo de reunirse con miembros de su familia que ya han migrado y/o una crisis familiar –casi siempre médica– que ocasiona deudas y una urgente necesidad de encontrar un trabajo bien pagado. Muchas de las personas no encuentran otra alternativa a la migración, debido a que es la única forma de hallar un trabajo decente que pueda mantener a sus familiares y pagar los estudios de sus hijos. Aquí presentamos ciertos escenarios reales, narrados por los trabajadores lecheros que entrevistamos: • Un ordeñador de Nicaragua de 33 años, quien es padre de cinco hijos y que desea ser maestro: Mi familia era muy pobre… Yo empecé el primer grado, ya de adulto. Tenía 29 años. Tuve que dejar de estudiar. Ya no pude comprar mis cuadernos y lápices. Fui a Bluefields, Nicaragua, por seis meses para trabajar en una plantación de palma…El salario era 45 cordobas al día (US$4.00)… A veces trabajaba de 3:00am hasta las 9:00 de la noche recolectando palma con una mula… Era muy duro, no aguanté. Vine directo a Madison por familiares que están aquí.

para Honduras. Vivimos en un campo de refugiados… En 1993 regresamos (a Nicaragua) sin nada, sin casa, sin animales. La montaña había crecido por todos lados y estaba minado. Uno tío mío murió por una mina. Este ordeñador mexicano de 23 años trabaja en una lechería de varios miles de vacas. Salió de México cuando tenía 17 años. Es de un pequeño pueblo de unos 200 campesinos de maíz, donde la gente no puede vivir de la tierra. Así que cuando un hijo llega a los 15 años, la solución es irse para el norte: De hecho, yo no quería venirme. Yo no tenía nada en México. Eramos muy pobres con mis papas y mis hermanos. Pero yo estaba contento…Y la razón por la que yo me vine es muy chistosa porque le estaba hablando yo a una muchacha que era sus 15 años, y allá es la costumbre andar vendiendo rosas a todas las parejas y yo no tuve para comprarle una rosa. Y por eso yo me decidía venirme. Y no es que yo no quisiera trabajar porque quisiera ganar mi dinero. La cosa es que no había de donde sacar dinero. Entonces yo les dije a mis hermanos, saben qué, yo me voy.

Por qué se quedan los trabajadores lecheros inmigrantes en Wisconsin Como los europeos que llegaron a Wisconsin en las épocas pasadas de inmigración, los inmigrantes latinos se quedan en Wisconsin por varias razones. La mayoría de los trabajadores lecheros inmigrantes que entrevistamos fueron atraídos a este lugar por oportunidades económicas, además la naturaleza de ser de todo el año el trabajo lechero y ser de tiempo completo lo hace una forma de empleo valioso. Asimismo, muchos nos dijeron que se querían quedar en Wisconsin porque simplemente les gustaba vivir aquí y/o porque han comenzado a establecer vidas satisfactorias aquí: “Me gusta aquí y me gusta el trabajo.” “Más y más tiempo pasó.” “Me siento bien aquí.” “Me gusta vivir aquí. Es muy bonito.” “La gente aquí es más amable que en California.” “En el pequeño pueblo de _____, Wisconsin, me siento bien porque es muy tranquilo.” Las escuelas de Estados Unidos también son otra razón para quedarse, y los padres inmigrantes que entrevistamos continuamente enfatizaron que la educación de sus hijos motiva las decisiones que toman sobre dónde vivir y trabajar. Una ordeñadora y madre de 30 años, que era una maestra de primaria bilingüe en una escuela en México (español y náhuatl, un idioma indígena de México), explicó:

• Otro ordeñador nicaragüense, padre de uno: Nací en 1975, cuando la guerra comenzó, en una granja de Jinotega, de mitad café y mitad ganado… En 1977, el ejército llegó y se comió las 10 vacas de mi padre, en la guerra lo perdimos todo. Recuerdo las bombas cuando tenía 5 años… Mi familia se tenía que ir. Nos fuimos

A mí me gusta mucho cómo es la escuela aquí- muy buena… En México, la calidad de la educación no… es muy buena. La niña está en la primaria y está aprendiendo a leer y escribir. Ya suma, resta, cosas que en México en la primaria no les enseñan. Hay muchachos (en México) que están incluso en la prepa que no saben

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leer… Y más que nada está aprendiendo todo lo que es inglés… Siempre anda preguntando a nosotros, “¿Cómo se escribe esto? ¿Cómo se hace esto?” Otro trabajador inmigrante lechero que entrevistamos paga para que sus hijos vayan a una escuela privada luterana, algo que jamás podría costearse en México. Sus hijos reciben más atención individual, dijo, y su hija se queda despierta hasta la medianoche sólo para terminar sus tareas. Cuando le pedimos que nos describiera cuáles eran sus sueños para él y su familia en diez años, respondió: …En diez años, pues, yo quisiera que mis hijos ya terminaron sus estudios y a lo mejor están casados…la meta que me gustaría es que mis hijos salgan adelante. Yo espero que estudien… Es duro vivir acá, el clima y todo, pero es bonito porque tus hijos tienen otro tipo de vida. Otros trabajadores inmigrantes deciden permanecer en Wisconsin porque la familia en su país de origen no puede sobrevivir sin el ingreso que ellos mandan. Este es el caso de dos ordeñadoras, hermanas, que vinieron al norte a ganar dinero para pagar las cuentas médicas de su madre pero extrañan desesperadamente su pueblo en México. Todos los días entran a Internet, mandan correos electrónicos a su familia en México e intercambian fotografías. Una explicó: Yo pienso más que nada en mi mamá. Ella está sola y nosotras la estamos sosteniendo, la ayudamos (porque) tiene que ir al médico y el médico es caro… Ya nos quisiéramos ir por mi mama. Ya es grande entonces nuestro temor es que se enferme y pasa algo. Siempre estamos pendientes. Cuando nosotras venimos, es bien difícil, dejar a la familia es tan triste. Créame que es tan triste…Es bien difícil explicar eso de la familia. Y más por la incertidumbre cuando los dejas… Otros notaron que querían quedarse en Wisconsin porque han establecido relaciones significativas aquí. Por ejemplo, algunos trabajadores dijeron que se enamoraron y se casaron en EEUU. Además, como discutimos abajo, muchos de los trabajadores lecheros latinos mantienen relaciones laborales y sociales importantes con sus patrones y vecinos y ahora se sienten que han invertido enormemente en sus trabajos y comunidades. Sin embargo, ahora debe aclararse que los inmigrantes no siempre son bienvenidos a donde llegan a establecerse. La mayoría de los inmigrantes a los que entrevistamos, hablaron bien de vivir en Wisconsin, pero también hay múltiples razones que sugieren que sus experiencias no son enteramente positivas. Aunque Wisconsin reportó cero crímenes por odio al Buró Federal de Investigación (FBI) en el último informe de crímenes de odio del 2007, los sentimientos anti-inmigrantes, de supremacía blanca ultra-nacionalista y

de violencia han sido documentados en todo EEUU, y varias personas a las que entrevistamos compartieron historias desconcertantes de ser discriminados por los residentes locales. 4 También, los límites de tiempo y presupuesto de nuestra investigación seguramente afectaron el nivel de confianza que desarrollamos con nuestros entrevistados, lo cual pudo haber inhibido una discusión profunda de temas emocionalmente tan difíciles como éstos.

Las contribuciones de los inmigrantes en las lecherías Como muchos de los inmigrantes trabajadores lecheros no hablan inglés, la gente por lo general asume que también carecen de educación. Sin embargo, esta percepción no encaja con la realidad: el 37 por ciento de los trabajadores inmigrantes que entrevistamos reportaron al menos ocho años de educación, 15 por ciento se graduó de la preparatoria y casi el 11 por ciento asistió a la universidad. Es importante reconocer que en las áreas rurales de Latinoamérica las preparatorias son escasas y distantes, y que la asistencia requiere que la familia gaste recursos sustanciales para que el estudiante viaje y viva fuera de casa. Como resultado, la posibilidad de terminar la secundaria es un lujo para mucha gente. A pesar de los pesados horarios laborales en EEUU, muchos de los trabajadores con los que hablamos desean seguir estudiando. El 91 por ciento de los trabajadores que entrevistamos dijo que quiere estudiar y aprender nuevas técnicas y habilidades, como salud animal u operación de maquinaria. Un ordeñador mexicano de 23 años que trabajaba turnos de 12 horas diarias, de 5:00am a 5:00pm, dijo que planea contratar un tutor privado para aprender inglés. También asiste a la escuela nocturna en una universidad técnica local, donde se apresura para llegar tras terminar sus turnos de ordeña de 12 horas. Cuando le preguntamos qué clases piensa tomar, dijo: Pues, pienso que estaría bien aprender de todo porque uno nunca sabe. Puedes irte a otro lado… y necesitas otras cosas, entonces ya sabes todo esto. Yo pienso que de todo quiero aprender, computación y todo. Los trabajadores inmigrantes que entrevistamos también traen habilidades agrícolas valiosas a Wisconsin- el 39 por ciento dijo que habían trabajado en la agricultura en sus países de origen. Algunos habían sido profesionales con habilidades precisas en sus países, de los doce trabajadores que entrevistamos a profundidad, uno era abogado, otro era un músico que había viajado por todo el mundo y otro era un administrador de banco. Uno había completado un año de la escuela veterinaria antes de que las cuestiones familiares le obligaran a dejar la universidad. El describió con orgullo su conocimiento técnico:

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En México trabajé en una granja de puercos y un laboratorio de inseminación artificial. Yo preparaba las dosis…Ahora alimento a las vacas, pero también sé cómo inseminarlas, curar mastitis, detectar enfermedades y voltear sus estómagos. Yo sé hacer todo esto. Estos trabajadores también expresaron un conocimiento íntimo de las vacas que ordeñan y alimentan, así como un profundo sentido de responsabilidad por el trabajo que realizan. Muchos de los ordeñadores que entrevistamos dijeron que conocen a cada vaca sólo por tocar a sus tetas, a pesar de que ordeñan a cientos de vacas cada día. Como los ordeñadores ven a las mismas vacas cada día, son los primeros en notar problemas de salud. Unos diagnostican el problema y tratan de eliminar la raíz de la causa. Un trabajador describió qué era lo que estaba causando la epidemia de mastitis en varias de las granjas en las que ha trabajado: Por ejemplo usted se va al hospital donde están las vacas enfermas de mastitis y…el 80-90% de las vacas enfermas están enfermas de la teta derecha de adelante. Porque es donde… no se fijan (los ordeñadores) muy bien. Casi todas. También…si usted limpia primero aquí y luego acá, cuando limpia acá, va a rozar esta (teta) con las manos. Y trae sucio aquí y lo va a volver a ensuciar. Por esto primero tiene que limpiar éste de atrás. ..Esto lo sabe cuando usted está ordeñando…usando la cabeza…A mí me gusta hacer bien las cosas. De verdad muy bien. Me gusta que todo esté perfecto. Los trabajadores estaban muy orgullosos de su trabajo y mencionaron que están contribuyendo a sus nuevas comunidades: “Creo que mi trabajo beneficia a la comunidad.” “Yo produzco para este país y llevo aquí mucho tiempo.” “Ayudo al pueblo y a mi patrón.” “Yo contribuyo aquí.” “Yo soy dueño de una casa. Pago impuestos.5” Sin embargo, estas ambiciones y lazos son complicados y frustrados por una falta de oportunidades de entrenamiento y largas horas laborales. Además, como discutimos abajo, muchos trabajadores han desarrollado relaciones comunitarias y laborales importantes. El interrogante de su estatus legal amenaza a estas relaciones vulnerables.

Cuestiones legales No hay estadísticas oficiales de los trabajadores indocumentados en Wisconsin, pero los expertos creen que cerca del 50 por ciento de los trabajadores inmigrantes en la agricultura de Estados Unidos carecen de autorización legal.6 El gobierno de EEUU estima que hay aproximadamente 11.8 millones de inmigrantes no autorizados en la nación, cuya mayoría venían con visas legales que ya se vencieron o cruzaron la frontera sin autorización legal.7 Este esce-

nario legal se complica por el hecho de que los trabajadores inmigrantes no autorizados son usualmente padres de hijos nacidos en los Estados Unidos- es decir, de ciudadanos estadunidenses. En la agricultura, como en las otras industrias, los inmigrantes no autorizados típicamente trabajan con documentos falsos que han adquirido en el mercado negro. Usan estos documentos para abrir cuentas de bancos, pagar impuestos y vivir una vida lo más normal posible mientras están en los Estados Unidos. “Nosotros antes de venir buscamos la manera correcta de venir y preguntamos cómo conseguir un permiso pero es tan difícil… Te piden una cuenta bancaria y con tiempo de antigüedad de la cuenta y con dinero, y no tenemos dinero y es por eso que venimos acá. Otro requisito para sacar una visa es tener propiedades. ¿Qué voy a tener propiedades? No tengo nada.” -Un lechero de México

Los inmigrantes que escogen vivir y trabajar en los EEUU sin autorización legal- y con esto adquieren una serie de vulnerabilidades, riesgos y costos- lo hacen porque no tienen oportunidades legales para inmigrar. Para que un latinoamericano adquiera un permiso legal para entrar y quedarse en los Estados Unidos, el proceso puede durar años, incluso décadas. Esta oportunidad solamente está abierta para individuos con títulos profesionales y una oferta vigente de trabajo, o para la familia inmediata de un residente legalizado o un ciudadano estadounidense.8 Un lechero de México se lamentaba de esta realidad: Nosotros antes de venir buscamos la manera correcta de venir y preguntamos cómo conseguir un permiso pero es tan difícil… Te piden una cuenta bancaria y con tiempo de antigüedad de la cuenta y con dinero, y no tenemos dinero y es por eso que venimos acá. Otro requisito para sacar una visa es tener propiedades. ¿Qué voy a tener propiedades? No tengo nada. La otra gran puerta de inmigración es el programa federal de trabajador huésped H2A. Sin embargo, como solamente se ofrece para el trabajo agrícola por temporada, no cumple con las necesidades laborales de todo el año de las lecherías. Como resultado, los granjeros lecheros que no pueden encontrar suficientes trabajadores nacidos en EEUU para laborar en sus granjas dependen de redes informales sociales para encontrar a sus trabajadores inmigrantes; muchos de estos trabajadores tienen documentos falsos.

El principal problema que sufren los trabajadores lecheros inmigrantes actualmente es que no hay como legalizar su estatus en los Estados Unidos. Considere la

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odisea burocrática de este forrajero mexicano en Wisconsin que ha tratado por nueve años de legalizarse. Este trabajador ha pagado a tres abogados distintos, en tres estados, y ha gastado al menos $4,000, y todavía no tiene autorización legal. Sus últimos esfuerzos demuestran qué tan desesperado está por legalizarse. Mientras trabajaba en Wisconsin, los trabajadores inmigrantes le contaron de una tribu indígena en Florida donde si los inmigrantes latinoamericanos pagaran una cuota para afiliarse, serían reconocidos como indígenas norteamericanos y podrían quedarse en el país. Después de viajar a Florida con un grupo de otros 50 inmigrantes para intentar legalizarse de esta manera, los organizadores les robaron el dinero.9 Esta historia contradice el estereotipo de los inmigrantes como “ilegales” que buscan aprovecharse del sistema. Es importante destacar que este trabajador primero entró a los Estados Unidos con una visa legal, habla inglés fluido, ayuda a su jefe a contratar a otros trabajadores hispanohablantes, usualmente se ofrece como voluntario como traductor local en su comunidad de Wisconsin y además es un trabajador altamente capacitado en el trabajo del hierro. A pesar de todas estas habilidades e inversiones, vive en un estado de miedo e incertidumbre: “La situación es muy mala… yo soy un ejemplo… No puedo salir… y caminar en paz”.” Para los trabajadores y/o sus familias que carecen de una autorización legal para entrar a los EEUU, la inmigración es una cuestión costosa y llena de peligros. Muchos de los trabajadores y sus familias gastan una cantidad considerable (de $3,000 a $10,000) para pagar un “coyote” o contrabandista para facilitarles el viaje hacia los EEUU, y en este viaje tienen la posibilidad de sufrir riesgos debido al medioambiente y la violencia física.10

“Sabemos que podemos perder todo, rápido, así. Podemos perder todo…Estamos conscientes de que podemos perder todo. Y que duro sería volver al país de dónde eres, pero por los niños—son los que van a sufrir más… Han pasado toda su vida aquí.” -Un trabajador de México

Si el trabajador lechero tiene autorización legal para trabajar en EEUU y consigue obtener una visa para su cónyuge, el costo es mínimo comparado con lo que se le paga al coyote y los riesgos involucrados. Sin embargo, como la siguiente narración demuestra, el proceso de obtención de la visa puede ser largo, costoso e inconcluso. Este inmigrante trabajador ecuatoriano es un residente de EEUU y ya lleva tres años tratando de conseguir una visa para su esposa y su hijo. Hoy en día es el supervisor de 30 ordeñadores en una granja muy grande en Wisconsin: Nunca he podido traer a ellos (a su esposa e hijo). Es muy difícil. Puse los documentos en inmigración pero hay mucha gente que está esperando. Cada año dan como 50,000 visas para residentes y la demanda es

de 80,000… Creo que están super atrasados… Es el problema más grande que he tenido y que todo inmigrante sufre… cuando estás casado… Esta es la parte más difícil que a veces el sistema no ha entendido de la gente del otro lado (de la frontera). Uno no sabe esto hasta que uno lo viva. Es muy difícil…El problema es que ahora han habido muchos terroristas. Entonces es por ellos que hemos tenido cerradas las puertas a la gente que no tiene nada que ver… De allí también cambiaron las leyes. Se volvieron más duras. Antes uno que venía acá, si es de buena conducta y todo, podía quedarse y arreglar su estatus en migración y todo. Pero ahora no… El tiempo pasa y el tiempo no espera. Para un casado… la vida es de todos los días. Uno no puede esperar cinco años hasta que aprueben la residencia de ella para poder venir. Los cambios recientes en cómo se ejercen las políticas migratorias han acrecentado esta vulnerabilidad. La división de la seguridad nacional, Immigration and Customs Enforcement (ICE), ha incrementado el número de redadas en las áreas de trabajo y las deportaciones. La ICE también entrena a la policía local para que ejerza políticas de inmigración federales y para un inmigrante sin papeles esto significa que cualquier detención por una cuestión automovilística puede convertirse en una sentencia de prisión indefinida seguida de una deportación. Como resultado, todos los trabajadores que carecen de autorización legal –o que tienen familia o amigos en esa posición- viven con el miedo constante de poder ser arrestados, deportados, y juzgados; de ser separados de su familia; de perder su trabajo y pertenencias; y de no poder pagar sus deudas. Un trabajador de México describió qué tan vulnerable es su vida aquí en los EEUU: Cómo se está poniendo todo. Sabemos que podemos perder todo, rápido, así. Podemos perder todo…Estamos conscientes de que podemos perder todo. Y que duro sería volver al país de dónde eres, pero por los niños—son los que van a sufrir más…Han pasado toda su vida aquí. En dichas circunstancias, manejar un automóvil- o caminar en la vía pública- es un riesgo increíble. Varios de los trabajadores entrevistados decían que el miedo de que los arrestan es tan grande que solamente salen de casa para ir a trabajar y dos veces al mes para comprar comida en el supermercado. Ir al pueblo a tomar clases de idiomas- ya suficientemente difícil para gente que trabaja 60 horas a la semana, como muchos de los empleados de la industria lechera- se vuelve impensable en dicho contexto. Además, un trabajador inmigrante que teme a la deportación no va a quejar sobre condiciones laborales o violaciones a sus derechos.

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Conclusión Los trabajadores lecheros latinos en Wisconsin hoy en día son muy parecidos a los inmigrantes agricultores europeos que arribaron en el pasado, particularmente en lo relacionado a las razones por las que llegaron a Estados Unidos. Sin embargo, su situación diaria es muy diferente. Las cambiantes políticas migratorias, especialmente las que convierten a la fuerza policiaca local en agentes migratorios federales, trae la frontera aquí a

Notas al Final 1. Harrison es un profesor asistente de Sociología Rural de la Universidad de Wisconsin-Madison y es el investigador responsable de este proyecto. Lloyd y O´Kane son estudiantes graduados de la UW-Madison. Esta investigación fue apoyada por el Programa en Estudios Técnicos de Agricultura (PATS) de la Universidad de Wisconsin en Madison, la beca USDA Hatch #WIS01272, y la beca Frederick H. Buttel Professorship. Nos gustaría agradecer a Julia McReynolds y Brent Valentine por su asistencia inestimable en la investigación durante 2006-2008, a Alan Turnquist, Sam Kanson-Benanav, Brad Barham, Douglas Jackson-Smith, Jack Kloppenburg, Enrique Figueroa, John Bauknecht, y Dick Okray por sus perspectivas sobre los borradores de este trabajo. 2. La información que presentamos en esta serie de documentos muestra nuevas fuentes de datos originales. Primero, a principios del 2007, estudiamos siete grupos focales con un total de más de 50 lecheros y otros granjeros en todo Wisconsin. Segundo, a principios del 2008, realizamos una encuesta con 83 granjeros lecheros en Wisconsin y muchos de sus empleados que no formaban parte de su familia (103 nacidos en Estados Unidos y 270 trabajadores inmigrantes). Hicimos una muestra de granjas grandes para entrevistar a tantos trabajadores inmigrantes como fuera posible. Aunque esto no fue una muestra representativa de la fuerza laboral de las lecherías de Wisconsin, tomamos algunos resultados de otras encuestas y ajustamos estadísticamente nuestros datos en diversos puntos de estos documentos (como se indica) para lograr que nuestros datos fueran representativos de todo el sector lechero del estado. Nuestras encuestas en el 2008 fueron cuestionarios cortos hechos en persona por un investigador bilingüe en el lugar de trabajo. Nuestra encuesta quizás no captura totalmente las experiencias de muchos empleados lecheros temporales o informales. Tercero, a principios del 2008, hicimos entrevistas largas en español con 13 trabajadores inmigrantes y algunos miembros de su familia en sus casas. 3.Asumimos que el 17 por ciento restante de los niños son muy pequeños o muy grandes para asistir a la escuela, aunque es posible que algunos vivan con parientes en su país de origen o simplemente que no asistan a la escuela aquí en Estados Unidos. 4. Examinamos estos temas con más profundidad en el cuarto informe de esta serie.

Wisconsin. Para los inmigrantes no autorizados, sus familias, sus amigos y también los empleadores que han desarrollado valiosos lazos con sus trabajadores, esto hace que la vigilancia y el miedo sea parte de la vida diaria. Las vulnerabilidades sociales y desigualdades que sufre esta nueva población subrayan la necesidad de una reforma migratoria significativa que respete al inmigrante tanto como trabajador como miembro pleno de la comunidad en la que vive y a la que contribuye.

5. Cuando hablan de su empleador, todos los entrevistados usan el término en español “patrón”. En Latinoamérica la figura del patrón ha sido muy importante en la vida de los trabajadores, mucho más que el término “employer” o ¨boss¨ usado en EEUU. En las plantaciones aisladas de café, plátano, caucho y algodón en Latinoamérica, históricamente, el patrón muchas veces tenía un poder casi absoluto sobre los trabajadores. 6. Según la encuesta del US Department of Labor’s National Agricultural Workers Survey, el 53% de los encuestados en el 2001-02 (lo cual era lo más reciente) auto-reportaron no tener autorización legal para estar en Estados Unidos. Ver NAWS, Capítulo 1, disponible en: http://www.doleta. gov/agworker/report9/chapter1.cfm#eligibility). Ver también, “New Immigrants in Rural Communities: The Challenges of Integration” en Social Text (2006; Vol. 24, No. 3, pp. 81-98) y también “Uniting Two Cultures: Latino Immigrants in the Wisconsin Dairy Industry” de Brent Valentine (Center for Comparative Immigration Studies, Septiembre 2005).2005). 7. “Estimates of the Unauthorized Immigrant Population Residing in the United States: January 2007” por Michael Hoefer, Nancy Rytina y Bryan C. Baker, en “Population Estimates” Septiembre 2008. Office of Immigration Statistics, Department of Homeland Security: www.dhs.gov/xlibrary/assets/ statistics/publications/ois_ill_pe_2007.pdf 8. “Visa Types for Immigrants,” U.S. Department of State, Bureau of Consular Affairs, http://travel.state.gov/visa/immigrants/types/types_1326.html. 9. La tribu mencionada se llama a sí misma la nación Pembina. En agosto 2008, esta estafa concluyó cuando los oficiales federales arrestaron y enjuiciaron a cuatro residentes de Florida por conspiración de cometer fraude migratorio y la venta de documentos migratorios fraudulentos. Ver también el boletín, U.S. Immigration and Customs Enforcement Bulletin, de August 29, 2008: “Four individuals arrested on charges in connection with the sale of fraudulent Native American Indian documents to illegal aliens…” http://www. ice.gov/pi/nr/0808/080829ftlauderdale.htm 10. Las cuotas cobradas por los coyotes a los individuos que buscan cruzar a los EEUU sin autorización han sido ampliamente documentadas. Ver “Uniting Two Cultures: Latino Immigrants in the Wisconsin Dairy Industry” de Brent Valentine (Center for Comparative Immigration Studies, Septiembre 2005). Para discusiones sobre la naturaleza peligrosa de los sistemas para cruzar la frontera de manera no autorizada ver el trabajo de Charles Bowden, incluído, “Exodus: Coyotes, Pollos, and the Promised Van” de Mother Jones (Octubre 2006, pp. 36-51, 106).

El Program on Agricultural Technology Studies (PATS) es una unidad de la Universidad de Wisconsin Madison y de la Universidad de Wisconsin – Extensión Cooperativa Para más información sobre el contenido de este informe u otros en la serie, favor de contactar a Jill Harrison, Profesor Asistente del Departamento de Sociología Rural de la Universidad de Wisconsin - Madison: [email protected] o 608/890-1370 Favor de contactar a PATS para copias adicionales Internet: http://www.pats.wisc.edu | Correo: 427 Lorch Street, Rm. 202, Madison, WI 53706 | Teléfono: 608/265-2908 La Universidad de Wisconsin - Madison ofrece igualdad de oportunidad laboral y en sus programas, que incluyen los requisitos de los títulos IX. Si necesita atención especial bajo la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades, favor de notificarnos.

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