Kenneth E.Silver, El pasado como futuro

"el arte nuevo nunca surge del vacío, sino que se crea en el montón de escombros y en el suelo fértil de un pasado que está en constante proceso de re
Author:  Julio Lara Díaz

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"el arte nuevo nunca surge del vacío, sino que se crea en el montón de escombros y en el suelo fértil de un pasado que está en constante proceso de reinvención" 1 . Kenneth E.Silver, El pasado como futuro.

1 Silver, Kenneth E., "El pasado como futuro: de cómo los artistas modernos emplearon la historia del arte para hacer arte nuevo" en Arte Moderno. Ideas y conceptos, Instituto de Cultura. Fundación Mapfre, España, 2008, p.54

El silencio del estudio, Pablo Picasso y Joan Miró Impresiones fantásticas, Leonora Carrington y Raúl Anguiano En la confrontación de lenguajes artísticos que presupone la muestra en el Museo de Arte Raúl Anguiano de El silencio del estudio y de Impresiones fantásticas, se constituye un modelo de lo que muy pocas veces es posible apreciar de forma tan inmediata: el esclarecimiento en la construcción de un nuevo realismo liberado del naturalismo prevalente. La concepción de estos discursos visuales tiene su origen en una reflexión sobre el terreno de la tradición, pero que, definitivamente, tienen trascendencia cuando se caracterizan por el cuestionamiento de la realidad, o de la apariencia de lo real, como la práctica artística dominante. En El silencio del estudio apreciamos a Pablo Picasso de la colección Mocarral y a Joan Miró de la colección Mallorca; ambas auspiciadas por la generosidad de Alderete Arte. Picasso es, sin duda, uno de los artistas más relevantes del siglo XX. Situado como una referencia decisiva del camino que tomaría la historia del arte universal, dejó su huella desde el pleno conocimiento del oficio y la tradición a través de sus incansables indagaciones estéticas; entendidas como una reinvención de la pintura. Fue como pocos capaz de trascender, una y otra vez, las limitantes impuestas por la tradición y la práctica pictórica.

Su energía por la construcción de nuevas formas de expresión -quizás formas llevadas al extremo-, fue vital. Su inagotable fuente de creación no sólo se limitó a la pintura sino que recorrió y dominó con ímpetu todas las disciplinas artísticas que estuvieron a su alcance: escultura, cerámica, collage y, por supuesto, el grabado; género que desarrolla a lo largo de su carrera y que trabajó a un ritmo vertiginoso con un nuevo sentido y urgencia en la última época de su vida. Su gráfica floreció alojado en el célebre taller de grabado de l 'Atélier Aldo y Piero Crommelynck. Otro de los grandes artistas del arte moderno es Joan Miró, cuyo lenguaje inconfundible es una de las referencias más conocidas sobre el surrealismo abstracto, enmarcado dentro de la mística del arte español. Es el de Miró, probablemente, el lenguaje de uno de los pintores más presentes en la iconografía visual y de mayor influencia hasta nuestros días. Esto se debe a que a través de un largo proceso de evolución, iniciado con la reestructuración de las formas, cedió importancia a la composición, el color y la línea. Es quien posteriormente, con los poetas surrealistas, enriquecería su obra con la incorporación de la palabra -una metodología que aún

subsiste-. La época del pintor-poeta, paradójicamente, es la que refiere al lado reaccionario del artista contra la violencia, lo que lo configura más dentro del orden postmoderno. El hombre y el signo fueron allanando el camino para superar la experiencia meramente visual y conducir su arte en una dirección conceptual. Es esta combinación de ingredientes la que faculta al espectador a reaccionar directamente ante la sensualidad de los cuadros de Miró. Clement Greenberg, crítico neoyorquino, con una opinión muy disminuida sobre las cualidades decorativas de la obra, es quien terminaría por afirmar que Miró había dado al mundo una "lección de color". Y es precisamente en Norteamérica donde las innovadoras técnicas de Miró, parecen haber ejercido mayor influencia que Picasso en la pintura de la postguerra. Ahora bien, en Impresiones fantásticas, perteneciente a la colección de la ciudad de Guadalajara, México, Leonora Carrington y Raúl Anguiano dialogan sobre el pedestal de la modernidad mexicana. La primera tuvo una labor multifacética como pintora, escritora, escultora, escenógrafa y diseñadora de vestuario. Esa vida cargada

de emociones y de extrañamientos continuos -sobrevivió a su aristócrata familia, a la II Guerra Mundial y al manicomio-, y su profunda insubordinación vital, le permitieron crear textos y obras de singular belleza. Leonora transmitía y sigue transmitiendo la impresión de originalidad y arrojo que se percibe ante cualquiera de sus obras, con observaciones directas de una cultura que aún conserva muchos patrones precolombinos y, por supuesto, una gran magia. Considerada la última surrealista, Carrington fue una incomprendida en su época, en un país con tradiciones y costumbres ajenas a ella; a pesar de todo, consiguió echar raíces, salir adelante y manifestarse por medio de dibujos que le salían de las entrañas, de los sueños, de la mitología, pero sobre todo, de sus recuerdos.

Por su parte Raúl Anguiano, artista mexicano nacido en el estado de Jalisco, pintor, muralista, grabador y ceramista cuyo leit motiv fue México, reconstruye en su obra los paisajes rurales y urbanos donde se alojan seres que son un reflejo de las fiestas, las tradiciones, la religión y el mestizaje. Él ha contribuido a la gran panorámica del arte nacional, siendo parte fundamental de los grandes movimientos artísticos e históricos que han configurado nuestra iconografía visual. Nos dotó de un cuerpo y una voz que se expresan desde nuestras raíces emblematizadas en el cuerpo de la mujer indígena que encarna la tierra, al tiempo que se apropia del Quijote surrealista que no lucha con molinos sino contra la gran amenaza de la guerra atómica. Amplio es su legado que no sólo es obra sino lenguaje agitador del espíritu, de la imaginación. Anguiano atrajo consigo la revolución de ideas y tuvo la energía para darle cause a los movimientos y las estructuras necesarias para el entendimiento del arte mexicano. Muralista, activista y docente, poseedor de una personalidad inconfundible, es el artista del retrato mexicano. En la historia del arte y en particular la del siglo XX, muy pocas veces nos es fácil ser testigos presenciales de los momentos y de los creadores que dejaron huella en el arte universal y que definieron su rumbo en la época actual.

La reunión de estas cuatro personalidades en un mismo espacio expositivo resulta de una fuerza extraordinaria para el espectador neófito tanto como para el artista experimentado, porque pocas veces se muestra el tiempo agudo y doloroso de ir para atrás en la historia para poder conocer un futuro ya gestado y, sin embargo, aún sin rostro. David Corona Director de Museo de Arte Raúl Anguiano

La búsqueda de una respuesta a lo inexplicable, ya sea por medio de la razón o la fantasía, ha sido una constante en el ser humano. Se han creado mitos, ritos, leyendas e historias; se les ha dado forma y figura, nombre e identidad; pero, ¿qué pasa cuando el contexto en torno al cual se sigue dando vida al imaginario está viciado y la realidad que se vive es en sí irracional? La Primera y la Segunda Guerra Mundial son una cisma del siglo XX, una cicatriz que dejó grandes traumas en la sociedad, pues se trataba no sólo de derrotar al enemigo, sino de aniquilarlo. Estos traumas influyeron en la creación artística de la primera mitad del siglo pasado, dando lugar a piezas provocativas en las que el absurdo, la abstracción y la fantasía eran todo menos ajenas. La migración que las guerras europeas desataron obligo a que grandes masas de personas se desplazaran a América, continente en el que la conciencia de la guerra nunca se termino de engendrar. La creatividad e imaginación del pueblo mexicano hicieron que una importante cantidad de artistas europeos voltearan a ver al país que en ese momento era habitable tanto para extranjeros como para mexicanos, un país en el que naturalmente la razón no domina. Impresiones fantásticas es el claro testimonio de cómo "con ayuda de lo fantástico ven así la luz espacios y tiempos completamente irracionales"

2Grosenick, Uta y Walter Schurian, Ed., Arte Fantástico, Taschen, Singapore, 2006, p. 13.

Raúl Anguiano Valadez, Holocausto. Aguafuerte, 47 X 59 cm. 7/11, 1996.

El arte fantástico refleja con su énfasis, sus desbocados desvaríos y sus extravagancias, las innumerables facetas de las distintas percepciones de la realidad... la fantasía... dota al arte de alas de brillante colorido3. Uta Grosenick y Walter Schurian. El arte fantastico.

Los historiadores del arte han creado y utilizado una serie de clasificaciones que en el siglo pasado se popularizaron, una de ellas fue “arte fantástico”, pero no es exclusivo del siglo XX, ha estado presente en toda la historia de la humanidad; la fantasía es necesaria para los humanos, desde la forma de explicar lo inexplicable o la manera de salir de su realidad abrumadora. La fantasía siempre parte de la realidad pero la sublima. La realidad, aunque no hay que olvidarla, es a través de la fantasía que se puede lograr cierto entendimiento. "Fantástico es todo aquello que irrumpe, que se añade, que se establece en 'los márgenes de lo real' y que se mueve alejado de órdenes y sistematismos"4 , la realidad anquilosada se flexibiliza, se adapta, se mueve a través de la fantasía; otorga posibilidades, su inherencia a la condición humana ayuda a darle sentido a la existencia. La fantasía, individual o colectiva, cotidiana o extraordinaria, actúa en varios niveles y aunque relacionados, no afecta del mismo modo. Para “actuar” usa diversas herramientas que le son propias como “la suposición, la imaginación, la investigación, la demostración y la presentación [a través de las cuales] consigue encarnar el momento creativo, el instante en que algo funciona, en el que se reconocen las cualidades y se culmina la solución a un problema” . A través de las letras y la imagen, las impresiones fantásticas cobran vida, la ficción, palpable o metafísica, actúa. Ante toda situación hay una reacción generadora de nuevas impresiones.

Grosenick, Uta y Walter Schurian, Ed., Arte Fantástico, Taschen, Singapore, 2006, pp. 10 Ibidem. Pp. 10.

4

Leonora Carrington, El rabí . Litografía, 43 x 58 cm. 69/100, 1974

Leonora Carrington, Lea regresa poseida, 42 x 56 cm. 69/100, 1974

Leonora Carrington, Janan . Litografía, 58 x 43 cm. 69/100, 1974

Lo decisivo es la mirada dirigida hacia el interior y, por tanto, la imaginación... la producción del artista surrealista obedece a la voz interior, a la visión, a la alucinación, al sueño6. Cathrin Klingsöhr-Leroy. Surrealismo

Las obras de arte han servido de inspiración para la creación de otras obras, muchas veces estas nuevas obras son en otras disciplinas, técnicas, latitudes, épocas. Se vuelven reinterpretaciones, el tema puede mutar, aunque siempre encontraremos algo del original, ya no es sólo mímesis, se trata de un palimpsesto. Las litografías que de Carrington presentamos están inspiradas en la obra teatral “El Dybbuk” o “Entre dos mundos” de S. Ansky (1863-1920), escrita en el marco de la Primera Guerra Mundial. Según el folklore judío un dybbuk es “un alma que busca un cuerpo”, de ahí que se encuentre “entre dos mundos”. Los motivos para que el alma busque un cuerpo son muchos, el más común implica que ésta no cumplió su cometido cuando su cuerpo tenía v vida. El alma del arte, al igual que el alma del dybbuk, busca un cuerpo para concluir aquello que le ha hecho falta, es a través del artista que lo logra, no como inspiración divina, sino como medio y pretexto. Así como Carrington retoma la figura del dybbuk, Anguiano toma al Quijote como excusa para su creación.

Son figuras a través de las cuales los artistas expresan sus inquietudes personales, ambos tratan de darle una imagen a ideas y figuras universales que aunque existen con anterioridad, son apropiados para darle un nuevo sentido en un nuevo contexto.

Klingsöhr-Leroy, Cathrin, ed., Surrealismo, Taschen, Alemania, 2006, p. 24.

6

Leonora Carrington, Los Jueces. Litografía, 45 x 56 cm. 68/100, 1974

El Quijote al que Anguiano recurre, va plagando su vida de fantasía, es una ficcionalización de la realidad que es atemporal, pues es una leyenda viva. La figura del Quijote es la representación por excelencia de la vida vivida en la fantasía,

entonces ¿el Quijote caído es la derrota de la fantasía o, tal vez, su lucha será eterna?

La fantasía se basa en la magia y la mitología, así como en una interpretación personal y subjetiva de los sueños. Uta Grosenick y Walter Schurian. Arte fantástico

Pag. anterior Raúl Anguiano Valadez, Don Qujote caído. Aguafuerte, 34 x 49.5 cm. 29/40, 1973.

La carga mitológica que posee una cultura va más allá de lo que se suele apreciar a simple vista, en una primera lectura. Los mitos, discursos, narraciones o expresiones culturales de origen sagrado predominan en el mundo y han tenido eco en una amplia gama de manifestaciones artísticas y culturales. Hay una deconstrucción del discurso mitológico que se ha dado a lo largo de la historia; ya sea que a partir de las letras se creen o recreen figuras mitológicas como el Quijote, Leda, las ninfas; o que a partir de la imagen se dé vida a seres como El Dybbuk, Salomé, el diluvio. La libertad del artista al interpretar tradiciones y costumbres tiende a la desmitificación del mito por místico e intangible que éste pueda parecer. En el siglo XX el cambio es evidente pues el arte ya no está obligado a tener una representación exacta de la realidad, la significación de la obra tiende ahora a lo contextual y al fundamento. Se da lugar a la exploración del pensamiento y en las obras es éste el que se representa, aunque siempre se hablará de realidad, son el pensamiento, la imaginación y la fantasía los temas centrales.

Raúl Anguiano Valadez, Salomé. Monotipo, 48 x 35.5 cm. 1/1, 1994.

El surrealismo es una exploración de la mente y las obras surrealistas parten del bagaje personal de cada artista. En el caso de Anguiano, se presentan dos piezas que además de fantásticas corresponden a un surrealismo muy particular, pues aunque esta corriente se origino en el período de entreguerras en Europa, al migrar a otros espacios, adquiere nuevas características y diferentes matices. Los continuos guiños que el arte se hace a sí mismo, son un reflejo de la continuidad que en éste existe; pero cada regreso es un cambio en el que el acercamiento del artista al contexto es la innovación.

Alejandra González Guerrero Tamara Ramírez González

Raúl Anguiano Valadez, Jugador de jai-alai. Aguafuerte, 26 x 21 cm. p/a, 1968.

Leonora Carrington, Leye y Frade. Litografía, 45 x 56 cm. 68/100, 1974

Leonora Carrington, Los tres Ociosos. Litografía, 45 x 56 cm. 30/100, 1974

Leonora Carrington, Reb Meyer y Sender. Litografía, 45 x 56 cm. 30/100, 1974

Leonora Carrington, Los Estudiosos. Litografía, 57 x 44 cm. 69/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Venus de Lespuge. Litografia color, 51 x 74 cm. p/a, 1967.

Raúl Anguiano Valadez, Venus de Lespuge. Litografia B/N, 51 x 74 cm. p/a, 1967.

Raúl Anguiano Valadez, Don Quijote contra el mal. Aguafuerte, 39.5 x 49.5 cm. p/a, 1971.

Raúl Anguiano Valadez, Mano de Cristo. Aguafuerte, 19.5 x 24.5 cm. 50/50, 1969.

Raúl Anguiano Valadez, Leda valenciana. Aguafuerte, 45.5 x 30 cm. 59/60, 1986.

Raúl Anguiano Valadez, Salome y Herodes. Monotipo, 48 x 35.5 cm. 1/1, 1994.

Raúl Anguiano Valadez, El Sátiro y la Ninfa. Monotipo, 28.5 x 36 cm. 1/1, 1992.

Raúl Anguiano Valadez, Alimento para autronautas. Aguafuerte, 40 x 28.5 cm. p/a, 1969.

Raúl Anguiano Valadez, Quijote en movimiento. Aguafuerte, 39.5 x 44 cm. p/a, 1971.

LISTA DE OBRA

Raúl Anguiano Valadez, Holocausto. Aguafuerte, 47 X 59 cm. 7/11, 1996.

Leonora Carrington, Los Estudiosos. Litografía, 57 x 44 cm. 69/100, 1974

Leonora Carrington, El rabí . Litografía, 43 x 58 cm. 69/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Venus de Lespuge. Litografia color, 51 x 74 cm. p/a, 1967.

Leonora Carrington, Lea regresa poseida, 42 x 56 cm. 69/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Venus de Lespuge. Litografia B/N, 51 x 74 cm. p/a, 1967.

Leonora Carrington, Janan . Litografía, 58 x 43 cm. 69/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Don Quijote contra el mal. Aguafuerte, 39.5 x 49.5 cm. p/a, 1971.

Leonora Carrington, Los Jueces. Litografía, 45 x 56 cm. 68/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Mano de Cristo. Aguafuerte, 19.5 x 24.5 cm. 50/50, 1969.

Raúl Anguiano Valadez, Don Qujote caído. Aguafuerte, 34 x 49.5 cm. 29/40, 1973.

Raúl Anguiano Valadez, Diluvio. Aguafuerte, 15 x 11 cm. 49/50, 2000.

Raúl Anguiano Valadez, Leda valenciana. Aguafuerte, 45.5 x 30 cm. 59/60, 1986.

Raúl Anguiano Valadez, Salomé. Monotipo, 48 x 35.5 cm. 1/1, 1994.

Raúl Anguiano Valadez, Salome y Herodes. Monotipo, 48 x 35.5 cm. 1/1, 1994.

Raúl Anguiano Valadez, Jugador de jai-alai. Aguafuerte, 26 x 21 cm. p/a, 1968.

Raúl Anguiano Valadez, El Sátiro y la Ninfa. Monotipo, 28.5 x 36 cm. 1/1, 1992.

Leonora Carrington, Leye y Frade. Litografía, 45 x 56 cm. 68/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Alimento para autronautas. Aguafuerte, 40 x 28.5 cm. p/a, 1969.

Leonora Carrington, Los tres Ociosos. Litografía, 45 x 56 cm. 30/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Quijote en movimiento. Aguafuerte, 39.5 x 44 cm. p/a, 1971.

Leonora Carrington, Reb Meyer y Sender. Litografía, 45 x 56 cm. 30/100, 1974

Raúl Anguiano Valadez, Diluvio. Aguafuerte, 15 x 11 cm. 49/50, 2000.

BIBLIOGRAFÍA - Anguiano, Raúl. Anguiano por Anguiano, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México, 1997, p. 136. - Anski, Shlomo, El dibuk, Sefarad Editores, España, 2008, p. 181. - Antiguo Colegio de San Ildefonso y Dirección General de Publicaciones del Conaculta (Coedición), Raúl Anguiano. 1915-2006, UNAM-CONACULTA-GDF-Antiguo Colegio de San Ildefonso-IPN, Pinacoteca Editores, México, 2006, pp. 176. - Asimov, Isaac, Los griegos. Una gran aventura, Alianza Editorial, España, 2008, p. 333. - Centro de Estudios Históricos, Historia General de México, México, 2000, p. 1104. - Cervantes, Miguel de, Don Quijote de la Mancha, Real Academia Española, México, 2004, p. 1253. - Elger Dietmar, Uta Grosenick (Ed.), Arte Abstracto, Taschen, Alemania, 2008. p. 96. - Eliade, Mircea, Tratado de historia de las religiones, Biblioteca Era, México, 2005, p. 464. - Eliade, Mircea, El mito del eterno retorno, Alianza Editorial, España, 2006. P. 176. - Fonseca, Javier (Coord.), Raúl Anguiano, Casa de Jalisco en México, A.C., México, 1990, p. 140. - García Gual, Carlos, Introducción a la mitología griega, Alianza Editorial, España, 2007, p. 343. - Grosenick, Uta y Walter Schurian, Ed., Arte Fantástico, Taschen, Singapore, 2006, p.96 - Hobsbawm, Eric, Historia del siglo XX, Crítica, España, 2005, p. 614.

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