La controvertida figura del agente literario en el mundo editorial

E L La controvertida figura del agente literario en el mundo editorial SOFÍA DE LA MORA CAMPOS l Glosario del libro y de la edición (CERLARC, 1992)

10 downloads 157 Views 127KB Size

Story Transcript

E

L

La controvertida figura del agente literario en el mundo editorial SOFÍA DE LA MORA CAMPOS

l Glosario del libro y de la edición (CERLARC, 1992) define agente literario (AL) como la “persona que representa legalmente al autor y que está autorizada por él para llevar a cabo negociaciones sobre la edición y derechos de sus obras”. Esta definición ubica la figura del agente como intermediario, hasta por ellos mismos, pero su papel en la decisión editorial es más complejo y, en muchos casos, es determinante para que los autores puedan publicar sus textos y encuentren los mejores canales para difundirlos dentro y fuera de su país de origen. Este artículo pretende definir su rol, principalmente en referencia con algunos agentes reconocidos, para proponer su necesaria participación en pro de la industria editorial basada en el reconocimiento del autor. PALABRAS CLAVE: agente literario, decisión editorial, editor, autor, lector, contrato de edición, regalías, promoción.

Nuestra profesión de agente literario está llena de sorpresas y yo quería aquí exponer algunas reflexiones de cómo los libros viajan por el mundo. RAY-GÜDE MERTIN (in memoriam)

Introducción EN EL PROCESO EDITORIAL existe una figura poco reconocida en el contexto latinoamericano pero no en Europa, y mucho menos en Estados Unidos: el agente literario. En la actualidad su participación en la decisión editorial resulta determinante para la búsqueda y publicación de textos tanto en su ANUARIO DE INVESTIGACIÓN 2007 • UAM-X • MÉXICO • 2008 • PP. 268-291

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

país de origen como en otros países, lo que conlleva una visión acorde con la complejidad del mundo globalizado y a la ruptura de fronteras culturales. Para muchos esta figura sustituye actividades propias del editor y parece poco claro el lugar que ocupa. Existen editores que consideran un acierto la colaboración de los agentes ya que son un primer filtro, pero para otros es sólo la sustitución de un trabajo que les corresponde. México no es la excepción en cuanto a la falta de agentes literarios propios y, por lo mismo, se ha visto invadido por agentes extranjeros, principalmente españoles, quienes asisten a ferias de libros, como la de Guadalajara, en búsqueda de autores nacionales y latinoamericanos para promoverlos en lugares estratégicos donde tienen gran aceptación. Asimismo, la falta de este actor editorial en estos países limita que exista una difusión autoral tanto a su interior y más hacia el exterior, lo que conlleva que los autores no encuentren canales adecuados para la colocación de sus obras, y que ante la sobrecarga de trabajo de los editores, se pierdan en el “altero de pendientes” y, posiblemente, se dejen de editar textos valiosos. He ahí donde el agente literario, principalmente europeo o estadounidense, está aprovechando para captar este mercado literario latinoamericano tan rico y proclive de ser leído por muchos más lectores, gracias a la posición internacional que llegan a manejar. “Muchos quieren entrar al mercado hispano porque todo el mundo habla de los 40 millones de hispanos de Estados Unidos. Por esa razón tratan de llegar a ese mercado, pero no saben cómo hacerlo” (Ahuile, 2003:48). En el presente artículo se hace un recorrido por las actividades y funciones del agente literario con el fin de identificar su área de acción frente al proceso editorial y su importancia en la difusión en el ámbito nacional e internacional, así como su papel de coadyuvante para el editor. Es preciso que, para consolidar una cultura editorial adecuada en países como México, se fortalezca con figuras como la del agente literario que identifica y reconoce el potencial autoral y lector que se existe en nuestros países. La información que encontramos es fundamentalmente extranjera pero es posible retomar ciertos esquemas que se plantean en otros países para construir una posible figura de agente literario acorde con la realidad y contexto nacional. Asimismo, parte de la información recabada en este texto resulta de entrevistas realizadas a agentes literarios que asisten frecuentemente a la ÁMBITOS DEL DISCURSO

269

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

Feria Internacional del Libro de Guadalajara (Fil-Guadalajara) en búsqueda de autores y mercado latinoamericano, así como reflexiones retomadas en diferentes foros internacionales de editores en torno a este tema. El agente literario es uno de los actores que en el contexto actual arman el proceso editorial, el conocimiento de esta figura puede contribuir a que se encuentren estrategias particulares para nuestro país. Es evidente que no hay una industria editorial de pertenencia a escala nacional pero eso no significa que no exista potencial autoral que active el crecimiento editorial. Este escrito responde a uno de los objetivos principales de la investigación en desarrollo, como es la construcción de una cultura editorial propia basada en el conocimiento de la complejidad del mundo editorial.

Contexto editorial En la trama actual donde la globalización y la velocidad de la información se ubican como protagonistas y determinantes de diferentes sectores productivos, la industria editorial se ve afectada y, por lo tanto, las estructuras tradicionales están siendo modificadas, lo que implica una reorganización interna y a la presencia de actores para la búsqueda y difusión de autores que respondan a la oferta y demanda de textos publicables en diversas áreas del conocimiento y de expresión artística literaria. Se dice que actualmente los agentes literarios son “los reyes y las reinas sin coronar del negocio editorial” (Baker, 1999), y aunque son los editores quienes tradicionalmente han mantenido este puesto, no hay duda de que esta nueva figura ofrece un panorama editorial diferente más acorde con el contexto internacional. Ante esto y todas las opiniones que veremos en adelante, nos encontramos con que los agentes coinciden en que: “No me siento ‘propietario’ de nada, sino soy un intermediario” (Vallant, 2004:35). En cualquier parte del mundo, pero sobre todo en nuestro país, es costumbre que el autor busque en diferentes editoriales la posibilidad de publicar. Éste no cuenta necesariamente con el conocimiento de la diversidad de editoriales que existen, su especialidad, su mercado, sus requisitos y procedimientos, por lo que puede cometer “errores” en la relación con la editorial. El más común es ser parte de un número indefinido de textos por ÁMBITOS DEL DISCURSO

270

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

leer por parte del editor quien, a su vez, realiza otras mil actividades. Así, el texto puede pasar a ser “letra muerta” en la editorial incorrecta o con el editor saturado de trabajo. Desde que empezamos intentamos promocionar a los autores de la casa que no tienen agente y también vender los derechos a todo el mundo [...] yo soy una intermediaria, el autor es el propietario y es quien en última instancia decide [....] [a los autores] les explicamos [las características de] cada editorial, qué catálogo tiene, por qué creemos que puede ser la mejor opción [Mora, 2004:38].

Otro de los serios obstáculos con los que se enfrenta el autor es el contrato de edición, ya que comúnmente firma el documento sin estar enterado del clausulado y de sus consecuencias, ya que lo que busca principalmente es la publicación de su libro y no mide las repercusiones de la elaboración de un documento legal que puede favorecer, en muchos de los casos, sólo a las casas editoriales. No necesariamente es así, pero es una de las situaciones que el autor desconoce y es recomendable obtener asesoría para no enfrentar problemas posteriores. El agente literario trabaja para el autor y lo relaciona con el editor: [...] el núcleo es el autor, y me parece que todos nosotros demasiadas veces lo olvidamos. Claro, es cierto que un autor no logra mucho sin el apoyo de una editorial. Los “cementerios de manuscritos” están llenos de textos que nunca fueron publicados y, claro, la obra de un autor no va a existir si no está publicada. Pero nosotros, editores y editoriales, no existiríamos sin nuestros autores y es una cosa que nunca debemos olvidar [Noble, 2004:32].

Es ahí donde el agente literario cumple con la función de buscar autores o textos en diversas partes, leerlos y ofrecer el vínculo que permita publicarlos de acuerdo con el perfil del texto y del autor. Asimismo, posibilita la traducción y edición en diferentes países. El agente literario de hoy debe ser un aliado estratégico del editor. Porque, siéndolo, es como mejor podrá defender los “intereses” ÁMBITOS DEL DISCURSO

271

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL de los escritores [...] [esto] consiste en encontrar el mayor número de lectores posibles en la mayor cantidad de países e idiomas en donde se pueda (Schavelzon, 2003:40).

Este actuar entre unos y otros ha llevado a que el agente literario sea colocado en una posición “mal vista”, que es la de intermediario con el editor pero buscando que su cliente, el autor, se beneficie con el contrato que se lleve a cabo con el editor. Yo creo que la gente debe tener claro esto, que es intermediario entre dos partes interesadas en establecer una relación profesional con el fin de dar a conocer una obra, la del autor, que es la materia prima para todos nosotros, mediante una negociación [Vallat, 2004:35].

Evidentemente al ser este su trabajo, el agente obtiene ganancias económicas por cada contrato que establece, es ahí donde a ciertos editores impugnan la participación del agente, ya que incrementa el valor del texto negociado. Es claro que no necesariamente al ser un autor o un texto promovido por un agente literario existe la garantía de que sea un éxito o un acierto editorial. Se sabe de algunos agentes que han sido los responsables de recaudar grandes cantidades de dinero destinadas a libros claramente “inútiles”, pero no debemos dejar de señalar que la corresponsabilidad del negocio está, en algunos casos, en la inseguridad de editores que descansan en demasía en los agentes, esto sin olvidar que ciertos los agentes aprovechan ciertas situaciones de manejo autoral y que complican la posición del editor frente a la negociación de un contrato. No está de más decir que, en países con número elevado de publicaciones en los últimos años han sido los agentes, más allá de los editores, quienes han “descubierto” el mayor número de nuevos autores y, en ocasiones, son ellos quienes ayudan a enfocar su trabajo literario para garantizar un mayor impacto en el mercado. Su función es detectar “talentos” y guiar su carrera, aunque ellos insisten: “yo me siento intermediaria” (Noble, 2004:33). Para algunos autores, el agente resulta el factor de mayor estabilidad en su carrera, ya que se establece una relación personal que no afecta el cambio ÁMBITOS DEL DISCURSO

272

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

de casa editorial ya que la relación que el autor logra establecer con el editor se puede perder cuando este último se cambia de trabajo y no establece un buen vínculo con el nuevo editor. [Asimismo] [...] en el mundo de la edición y entre los escritores, se narran siempre las grandes peleas entre autores y sus editores. Si repasamos, veremos que casi siempre se trata de autores sin agente. Un autor con agente se reserva para la relación con su editor lo mejor de sí mismo [Schavelzon, 2003:46].

Las relaciones agente-autor o autor-editor son muy particulares ya que aunque esté de por medio la relación o vínculo personal, no se deja de lado que el trato empresarial se vea afectado al manejar no productos sino libros, que no se pueden ni deben categorizar como tales. El agente [...] mantiene un diálogo de negocios con el editor, con su departamento comercial, con el administrativo y financiero, en el que cada cual habla en su idioma [...] Entre editor y agente, una negociación es precisamente eso. Entre editor y autor, una negociación es una mezcla de opiniones estéticas, seducciones mutuas, promesas a veces difíciles de cumplir; demasiadas cosas como para que la relación sea sencilla, eficaz y, sobre todo, duradera [Schavelzon, 2003:47].

Como resultado de su creciente participación como árbitros, los agentes entonces han sustituido el papel que alguna vez ocuparon o que todavía dominan grandes figuras del mundo editorial, éstos tienen una influencia importante en cada autor consolidado o no. Estos últimos tienden a ser los menos, el crecimiento desmedido de la industria editorial ya sea con muchas compañías pequeñas en búsqueda de nichos o con las grandes firmas editoriales con diversos sellos, han diversificado la toma de decisiones en espacios anteriormente claros del mercado de la ciencia o la literatura. Es importante ver que la oferta de información y de creación, aunada a la globalización, enmarcan a la industria con aspectos de mercadeo y de velocidad en su difusión pero también en la poca estabilidad de líneas editoriales específicas. ÁMBITOS DEL DISCURSO

273

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

La búsqueda desesperada de escritores en potencia hoy en día —por parte de los editores en muchos países—, se ha inclinado por encontrar un agente “perfecto”, se asume que una vez que se obtenga existe la garantía del “éxito editorial”; esto evidentemente depende de la editorial, de su línea, sus intereses y sus vínculos. En países donde la edición tiene gran importancia, se sabe que es en “la mesa de los agentes” donde las cartas urgentes de autores, las propuestas y los manuscritos se apilan, y ya no más en las editoriales, mismas que agradecen la presencia de un primer filtro de lectura. Cabe señalar que los buenos editores no dejan la decisión editorial en manos de la lectura de un agente, sino que establecen relaciones cordiales en búsqueda del beneficio mutuo y de ubicar adecuadamente a un autor y sus textos. Los autores con algún texto en mano han aprendido que los editores podrían no leerlos, mientras que los agentes, especialmente aquellos con poca experiencia y deseosos de nuevos clientes, sí lo harán. Los autores consolidados tienen un agente que seguro los leerá pero mayormente sostienen un vínculo sólido con editoriales, lo que permite que el agente sea un actor necesario para garantizar el mejor manejo de sus textos y hasta de su persona. Es indudable que muchos editores de grandes casas, especialmente las de prestigio internacional, no aceptan propuestas de escritores sin agentes, quizá en algunos casos les den una ojeada a ciertos textos, para ver si algo llama la atención, pero esto cada vez disminuye más. También es cierto que tener un agente de reputación confiable le abre las puertas a un escritor en potencia. Es claro que, como toda figura que parece resolver algunas situaciones, complica otras, y una de ellas que vale la pena destacar en este momento es que la diversificación de lecturas, filtros y negociaciones entorpece lo que en todo caso el autor busca, que su texto sea tratado y llevado a la edición para que llegue al lector esperado. La intervención de los agentes como algo forzoso quizá impide que el editor tenga contacto con el autor y el vínculo de consolidación de un libro se vea entorpecido. Considero que la relación editor-autor-lector es el factor de “éxito editorial” y no necesariamente la presencia o la coadyuvancia de un agente la garantizan. En ciertos países como Estados Unidos, hay más agentes que nunca antes, muchos de éstos tiene abarrotadas sus carteras de clientes, y el esfuerzo por vender a sus escritores cada vez resulta más complicado por el grado de ÁMBITOS DEL DISCURSO

274

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

competitividad. El agente abre un espacio para la búsqueda y la difusión de textos de diferentes países, ubica al autor en la editorial correcta, lo orienta pero, ¿cómo equilibrar los aspectos de oferta y demanda?, ¿existe realmente una necesidad de sobreexplotar la creación y saturar el mercado?, ¿dónde queda en todo este juego la calidad de una obra?, ¿cómo y dónde ubicar a esta figura editorial para que fortalezca la creación y la lectura pero que no sobrepase con textos que no tienen “sentido” sólo por el hecho de hacer “un buen negocio”? Antonia Kerrigan, en una conferencia (2003:50) expresa ciertas preocupaciones que comparto y parecen pertinentes como parte de la reflexión sobre la postura de la presencia del agente en el contexto editorial: Primero: creo que, en este momento, todo el mundo se ha olvidado de la literatura; ya estamos hablando de editoriales, de dinero, de agencias, pero nadie piensa en la literatura. Estoy aquí por la literatura, trabajo por y para la literatura. Por supuesto que quiero hacer rentable mi empresa y hacer todas las cosas que los demás, pero lo que más me interesa son los libros que tengo entre manos. Yo no fabrico coches; estoy trabajando con libros, con literatura, con cosas que me gustan.

En este sentido es que se define con mayor claridad que el texto más claramente identificable es el literario, yo me preguntaría si es viable que otros tipos de libros tengan posibilidad de viajar —como diría Ray-Güde Mertin—, refiriéndome a los de corte académico en cualquiera de las áreas. Segunda preocupación: los editores ven al agente literario como a un enemigo. Entonces, me pregunto: ¿hemos olvidado que esto es una apuesta de tres bandas? El autor, el editor y el agente. Si los tres no estamos dispuestos a trabajar por lo mismo y el editor nos ve como a un enemigo que sólo pide dinero o exige, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo? [...] ¿Cuál es el objetivo final? ¡Promocionar el libro! Entonces, pongámonos todos las pilas, promocionemos el libro y pactemos en un contrato un dinero para un plan de promoción que tenga pies y cabeza.

ÁMBITOS DEL DISCURSO

275

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

A partir de esta reflexión, regresemos a perfilar lo que se considera que es un agente, sin olvidar su contexto y su inserción en una industria que se está modificando, donde el libro tiene un valor agregado al constituirse en un objeto de negociación, y sin olvidar que su objetivo es establecer una relación no sólo de tres sino hasta con un cuarto participante que es el lector.

El papel del agente La tarea de un agente literario es principalmente la de ser el representante del autor para que sus textos sean editados. El autor, ¿qué espera de mí?, que encuentre editoriales que hagan el mejor trabajo posible de promoción en su propio país y en traducción [...] [el autor] ha puesto toda su confianza en mí porque no conoce los mercados extranjeros [...] [espera] que se venda este libro, que se distribuya y se promocione. Es decir, el autor no se va a conformar con tener un libro en las manos [Noble, 2004:33].

En un principio, tras una lectura y discusión del equipo de trabajo dictaminador de la agencia (en algunos casos puede ser un solo lector) se identifican qué editores y qué casas editoriales podrían estar interesadas en su texto según las relaciones establecidas dentro y fuera del país de procedencia. El envío del texto a estos editores es variado, principalmente por el tipo de relación establecida entre el agente y el editor, así como por la estrategia de la agencia para cada texto; puede ser de uno por uno, iniciando con quienes considera los mejores para este texto y que puedan favorecer al autor y escuchar ofertas hasta identificar el contrato más adecuado o, en grupos con la búsqueda de una admisión múltiple que permite quizá mayor velocidad en la resolución de aceptación y que, en general, pone a los editores en una postura de postor. Cada una tiene sus cualidades y sus riesgos. Es esencial conocer los catálogos de los editores a quienes vamos a proponer los libros y también es importante conocer las posibi-

ÁMBITOS DEL DISCURSO

276

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL lidades de este mercado, para, llegado el momento de la negociación, adaptarla a la realidad de este mercado [Vallant, 2004:36].

En general, los pasos a seguir por un agente literario al recibir un texto son: primero la aceptación del texto por parte de la o las editoriales; en segundo lugar, entra en juego el aspecto de lo económico, donde existen diferentes estrategias de negociación, dependiendo de los aspectos de interés por parte del autor, el agente y/o el editor, así como las posibilidades que presente el texto; lo más complejo es determinar el adelanto y el pago de regalías, ya que es un momento donde el agente y el editor analizarán qué tipo de libro es, en cuanto al lector y mercado, la velocidad de venta y el riesgo que inherente a cualquier texto sea o no de un autor conocido y con éxito en el mercado. Asimismo, se analizan aspectos de promoción y, en su caso, de traducción. Pero habrá que recordar: “una vez hecho esto pasamos toda la información al autor y finalmente es el autor quien decide en qué editorial va a publicar” (Mora, 2004:39). Por supuesto, en el tercer paso está la redacción del contrato, sin olvidar que posteriormente habrá que llevar el seguimiento de lo pactado para la consolidación de toda la negociación, lo que permite que el autor logre una buena relación continua con el agente. Por más que se analicen todos los aspectos, cabe subrayar que ningún libro tiene asegurado su futuro: quizá suena muy determinante, pero sabemos de libros que lo tienen “todo amarrado”; sin embargo, el manejo adecuado en cuanto a mercado-lector siempre se trabaja con estrategias distintas, por lo que ni el agente ni el editor deben confiar en lo que aparenta. Prever el éxito de un libro es una ciencia bastante difusa, ni el éxito en el país de origen sirve de garantía para asegurar el éxito en otros países, eso también hay que dejarlo bien claro, hay libros que en su contexto nacional pueden tener gran éxito, pero este éxito no puede transportarse a otro país [...] ¿qué libros viajan? No hay ninguna receta, lo único que puedo decir es que constantemente se producen sorpresas que se deben al público mundial que dispone de buen gusto literario y en el que los autores confían y nosotros también [Mertin, 2004:71 y 74].

ÁMBITOS DEL DISCURSO

277

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

Cabe detenerse en un aspecto poco común de comentar, pero que también nos permite ubicar la complejidad en algunas ocasiones de la negociación y que va más allá de lo que simplemente es la industria editorial comercial. Vallant (2004:37) argumenta: Me gustaría tocar otro punto, con el que nos estamos encontrando con bastante frecuencia. Son las peticiones de universidades, organismos oficiales, instituciones, incluso pequeñas editoriales, que bajo el emblema de la cultura quieren adquirir derechos sin seguir las reglas básicas de cesión. Es decir, pagar un anticipo a cuenta de derechos y unas regalías posteriores. Se pagan si se cubre el anticipo, no se pagan si no se cubre el anticipo. Esto no me parece justo, porque detrás de cada libro hay un autor que necesita vivir de su trabajo.

La firma del contrato es el momento clave, el agente acompaña al autor con el fin de comprobar que se ratifique en papel lo que se acordó y que sea lo justo, esto último evidentemente es muy subjetivo. Parte del trato que el autor establece con algunos agentes es el de darle seguimiento a la edición y que se cumplan con lo establecido en el contrato en cuanto a diseño, presentación, difusión y que se coloque en los espacios de venta. Es aquí donde me detengo sólo por un momento para subrayar que está en juego lo que se llama el derecho del autor y, en este sentido, es que hay un principio de desagrado ya que está llevándose este derecho a la negociación. Carmen Corral (2004:45) hace una reflexión al respecto: En qué consisten los derechos de autor. Hay algo que a lo mejor no lo sabe todo el mundo, que los derechos de autor forman parte de los derechos humanos. Por tanto, están recogidos en casi todas las constituciones, en la Declaración de los Derechos Humanos. Entonces, uno se pregunta —y ahora me sale la parte filosófica que tengo por formación— ¿los derechos humanos son negociables?, ¿no nos han vendido siempre que los derechos humanos, y por tanto, también los derechos de autor, son un logro, algo que hemos conseguido?, ¿hemos llegado al 2000 y ahora los derechos son materia de negociación, de términos económicos, de anticipos? Pues parece que sí. ÁMBITOS DEL DISCURSO

278

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

Además del contrato para la edición del libro, el agente apoya al autor para la venta de las partes subsidiarias del libro, periódicos, revistas o clubes de libros, derechos trasnacionales del autor, derechos de guiones cinematográficos e incluso, en estos días, derechos de reproducción electrónica, que no necesariamente se establecen con un mismo editor aunque en general, el editor podrá negociar para obtener algunos de estos derechos, y hacer algunas ventas adicionales por su cuenta. La participación del agente en este aspecto es fundamental ya que él conoce con mayor claridad el potencial de ese editor para llevar a cabo esta parte del contrato. Los editores, los agentes, en tanto que intermediarios o titulares de derechos, en muchos casos somos responsables. Esa responsabilidad tiene que ver con el respeto a todas las partes, el autor, a quien estamos representando, o al autor que nos interesa incluir en el catálogo, pero también tiene que ver con el respeto a la persona con la que estamos negociando. Éste me parece, es el punto de partida básico [Corral, 2004:45].

En general, principalmente en países como Estados Unidos, los agentes prefieren retener estos derechos, sintiendo que ellos mismos podrán hacer mejor las ventas con conocidos en otros medios de difusión masiva. En este sentido es que se transparenta la diferencia de la trayectoria cultural y de mercado que hay entre ese país y el latinoamericano, donde en este último, el juego de definición del contrato está estimulado no por la visión hollywoodiense sino por el de la difusión del pensamiento y en ciertos casos se descuidan aspectos que en un futuro pueden ser relevantes y que causan conflictos legales que perjudican al autor. Con esto no quiero decir que todo texto debe llegar a la pantalla grande pero sí es fundamental que la orientación para el autor garantice el derecho que tiene para la explotación patrimonial de su obra. Otro aspecto importante en cuanto a la participación del agente es la búsqueda de la publicación en el extranjero; es decir, buscar el país adecuado para ese libro, así como la traducción correcta, lo que conlleva a otro contrato y condiciones diferentes.

ÁMBITOS DEL DISCURSO

279

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL Aunque sabemos todos que el máximo deseo de un autor es ser publicado en todos los idiomas posibles, también sabemos que las ediciones en otras lenguas exigen la intervención de profesionales que conozcan muy bien los mercados donde van a desarrollar su prospección [Vallant, 2004:35].

En este sentido, el asunto de los derechos vinculado a otras visiones de usos y costumbres de los diferentes países y editoriales se puede complicar. El trabajo que lleva el agente literario requiere de un infraestructura empresarial de conexiones nacionales e internacionales, así que es claro que este es su negocio, y aunque existe una parte romántica de vinculación con el autor y con el libro, sin olvidar que en algunos casos existe un sincero interés en la difusión de textos científicos, académicos o literarios, este es su trabajo, de esto vive y con sus dividendos podrá, no sólo ver a autores con grandes ganancias, sino arriesgarse por otros que no muestran en primera instancia un éxito editorial. Como recompensa a sus servicios, los agentes generalmente ganan una comisión que puede ir desde el diez hasta el quince por ciento de las ganancias del libro del autor que representan, sobre todo en lo referente a lo establecido en los contratos que él consigue y coordina, es decir, el autor tiene otros espacios que puede conservar como parte de su propia creatividad vinculada con el libro como pueden ser trabajo periodísticos o ensayos. Las ventas extranjeras, al ser más complicadas y lentas, implican en la mayoría de los casos una comisión del veinte por ciento (Baker, 1999). Los agentes generalmente absorben los costos normales de su ejercicio profesional, ya que en su negociación con los editores no pierden de vista la ganancia que pretenden y la inversión que su labor requiere. Se tiene un cálculo de lo que normalmente se gastará, aunque siempre es difícil tener todo en las manos: fotocopias, llamadas, mensajería, tiempo de lectura y asesoría, entre otros gastos. La mayoría de los agentes tienen origen en diferentes ambientes, pero es claro que generalmente tienen la misma motivación que lleva a alguien a publicar un libro por primera vez: sienten amor por la buena escritura, una pasión por la lectura y una inclinación a pasar la vida asociados a libros y a sus creadores. Muchos fueron editores, o desempeñaron otras funciones ÁMBITOS DEL DISCURSO

280

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

editoriales: corrección, mercadotecnia, publicidad, ventas. Unos pocos son o fueron escritores publicados y, por ende, están atentos a las muchas inseguridades que conlleva la vida de un escritor (Baker, 1999). Tampoco podemos desligarlo de una parte sustancial de cierre del proceso editorial, es lector y trabaja para él, su actividad va vinculada directamente con el cuarto participante, el lector es también “un cliente” del agente a quien no le pasa honorarios, pero al elegir constantemente textos para ser publicados, al definir países y editoriales, al manejar un contrato con ciertas características que permitan la venta en lugares específicos, está ofreciendo un servicio a ese lector, quien comprará y se apropiará de ese libro. Hasta ahora se ha definido que lo que el agente hace es lo tangible. Sin embargo, sin saber con claridad cuáles son exactamente las causas, quizá por el exceso en la oferta y las presiones por garantizar y cumplir con contratos, pero es claro que actualmente se presenta un distanciamiento del editor con el trabajo autoral, y la presencia del agente lo acentúa. Aunque desde diferentes lugares y desde diferentes puntos de vista, [nos reconocemos] como intermediarias, y pretendemos dar a conocer a los autores de otros países y promoverlos más allá de nuestras fronteras, buscando que los autores estén contentos [Mora, 2004:41].

No sé claramente si la presencia del agente es lo que estimula el distanciamiento o, a la inversa, si la distancia del editor cualesquiera que sean los motivos es lo que lleva a la aparición de esta figura, pero lo que sí es claro es que hoy en día el agente establece con el autor un vínculo donde intervienen aspectos de apoyo editorial pero existe una cordialidad que antes se tenía con el editor (consultas, consejos, felicitaciones y aliento). Ante esto surge la pregunta, ¿dónde queda el trabajo integral del editor al perder contacto con el autor?, posiblemente el agente facilita la edición y la difusión de la obra, pero si se pierde el vínculo autor-editor que es indispensable en la conformación de un libro, dificulta el libro y la lectura final. Sabemos que el agente se ubica inicialmente como un intermediario, pero en ningún momento puede sustituir las “responsabilidades” que tiene el autor en el seguimiento del texto, y el editor, quien le da soporte a ese texto, ÁMBITOS DEL DISCURSO

281

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

aunque tenga suficiente conocimiento tanto del ambiente autoral como del proceso editorial. Por ejemplo, Ray-Güde Mertin (2004:71), agente alemana quien ha promovido fundamentalmente libros en portugués en su país, nos muestra la visión y la postura de algunos agentes: Yo creo que el agente tiene que ser un compañero crítico del autor, y dejar también claro que a veces se ha escrito una obra de mucho éxito y ha escrito otra que no es tan buena, que la editorial tiene el derecho de decir no al segundo libro por el bien del autor [...] Todos ustedes pueden imaginar la presión que vive un autor que ha tenido éxito y en muchísimos casos el segundo o el tercero ya no están a la altura del primero.

El agente parece ofrecer toda su lealtad a su escritor, finalmente es su cliente, sin olvidar que también es el autor de una editorial. Esto, insisto, puede perjudicar al libro, para evitar esto último es necesario que la relación autor, editor y agente sea horizontal y tenga el objetivo claro de la lectura y no sólo la visión de mercado y de negocio. He aquí en punto de conflicto: ¿hasta dónde ayuda la presencia del agente?, ¿el editor puede y debe llevar toda la carga o puede respaldarse en un agente que le permita tener un filtro y un espejo de lectura para garantizar la mejor decisión editorial?

El autor y su agente Baker entrevista a diversos agentes literarios estadounidense, nos sintetiza la manera cómo el autor puede acercarse a un agente para, primeramente, atraer su atención, conseguir que lea la síntesis, que solicite el manuscrito completo y, finalmente, que acepte trabajar con él en las editoriales que considere. No es un camino fácil ya que existen todo tipo de agentes con perfiles diferentes y conseguir su atención en algunos casos resulta complejo, en especial si se pretende llegar a ciertos agentes de reconocido prestigio internacional. Esto es importante reconocerlo como parte de ese perfil complejo que hace que el autor siempre se encuentre con dificultades; ÁMBITOS DEL DISCURSO

282

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

anteriormente era lograr que el editor lo leyera, ahora esto último recae en el agente y posteriormente en el editor, el camino parece cada vez más largo y más complejo, ¿realmente el agente ayuda al autor, al editor o más bien a sí mismo? A pesar de la modernidad los agentes prefieren que el primer acercamiento sea por carta, que explique de forma precisa y concisa de qué trata el libro, no les agradan las llamadas telefónicas ni los correos electrónicos. Todo parece indicar que el trabajo con el papel es lo más preciado, Baker (Introducción, 1999:vii-xv) nos dice de manera general lo siguiente (traducción no literal): si es una obra de ficción deberá incluir una sinopsis y una ubicación: si es un libro actual, histórico, literario, género de algún tipo (misterio, horror, romance). Para no ficción deberá haber indicaciones sobre los objetivos del libro, las características que permiten al autor escribirlo, libros similares en el mercado y estrategias de mercadotecnia, aquellas que el autor pueda aportar al proyecto. La escritura de esa carta y la propuesta deberán ser tan cuidadosas como la del libro. Esta carta es un medio para que el agente mida las habilidades como escritor, si la escritura es incorrecta y llena de clichés, la ortografía y la sintaxis con imperfecciones, y si las razones para leer su obra son débiles, probablemente la respuesta será negativa. En general, parece más fácil rechazar un texto que aceptarlo, supongo que está en juego el compromiso pero también los criterios de selección, que muestran con mayor claridad los textos que seguro tienen deficiencias; al contrario de los otros que parecen que sí van y quizá haya indicios que muestren poca seguridad en aceptarlos. Los agentes pasan por lo mismo al enviar los textos a las editoriales. Si la carta inicial ha despertado interés, el agente normalmente querrá leer más. En el caso de la ficción generalmente pedirán el mecanoscrito completo (un contrato con un nuevo autor casi nunca se dará sin antes leer el texto completo). Podrán crear un juicio con dos o tres capítulos, y algunos hasta aseguran que pueden saber si algo vale la pena o no con las primeras páginas. En caso de no ficción, no pedirán todo el original, pero sí una descripción más detallada de la obra, o lo que se pueda enviar al editor, donde incluya los contenidos, la extensión, las ilustraciones, entre otros aspectos relevantes para la obra. La parte de la mercadotecnia de cualquier ÁMBITOS DEL DISCURSO

283

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

propuesta es cada vez más importante, por lo que se le solicita al autor que detalle. Entre las tareas de mercado que Baker señala pensando en autores estadounidenses están: • ¿Cuáles son las especificaciones que quiere el autor?, desde un programa de televisión, de radio, una columna de periódico, hasta la identificación de un negocio exitoso, como un salón de belleza, restaurante o estética ayudará muchísimo. • ¿A qué público se le puede vender ese libro? • ¿Cómo se diferencia de otros libros sobre el mismo tema? • ¿Cómo puede ser promovido y a qué audiencias? • ¿Qué técnicas de relaciones públicas ofrece el autor? Para Baker la relación autor-agente es una muy personal, y obtener resultados positivos también depende de la química que haya entre ellos.

El agente y su autor A partir de entrevistas que realicé a tres agentes literarios en el marco de la Fil Guadalajara, 2006, podemos organizar ideas que permiten ver el punto de vista respecto de qué es un autor, en el contexto del agente literario, así como el trabajo que ellos realizan. Es a partir de su voz que podemos observar cuál es el autor para qué agente. ANTONIA KERRIGAN: ¿Cuándo considero que un escritor se convierte en un autor? Un autor es cuando ya ha publicado y es leído. Y antes de eso es un escritor. Bueno, pero primero tiene que tener el libro para poder ser el autor. Todo el mundo podría ser EL AUTOR, pero si no tienes EL LIBRO, básicamente buscamos el libro, y después la persona que lo ha escrito, EL ESCRITOR, se convierte en EL AUTOR.

ÁMBITOS DEL DISCURSO

284

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL RAY-GÜDE MERTIN: Yo diría autor porque nunca ha tenido el reconocimiento merecido. Vamos a pensar en Kafka, por ejemplo. Si se define al autor así, entonces hay autores que sólo han sido autores después de muertos. Yo tendría mucho cuidado con esa frase, yo creo que yo no la afirmaría. Creo que hay autores que son autores [...] cuando escriben textos buenos. Estamos hablando de que son autores antes de publicar. Creo que el hecho de que sean publicados y leídos no los hace posteriormente, ya son autores. Escriben algo, escriben literatura, unos lo son. No creo que depende del hecho de que estén publicados y ahora van a tener lectores. No, no es un punto digamos clave, no es un punto de ruptura. GUILLERMO SCHAVELZON: Yo creo que el que escribe quiere publicarlo. Si bien hasta hace diez años el objetivo casi exclusivo de concreción de su obra era el libro, y hoy hay distintos modos de reproducción, en el sentido de discutir, dar a conocer, todavía el libro mantiene ese valor simbólico, que mantiene durante todos estos siglos. Sin embargo, es importante rescatar que hay otros, porque en la constitución de ser un autor hay diversas etapas. Una es la publicación y otra es el autor que logra personalizarse, es decir, vivir de lo que escribe, y botar sus segundos trabajos. Yo diría que la función del agente literario consiste en varias cosas. Es muy diferente para un autor que busca publicar, que para un escritor que tiene garantizado, o se supone que tenía garantizado, la publicación de su libro. ANTONIA KERRIGAN: ¿Cómo saber qué es un autor? No lo sé, es una intuición. Evidentemente todos sabemos que si leemos algo y nos gusta no ha de ser del todo malo. Sabes perfectamente cuándo un escritor no es un autor cuando lees las diez primeras páginas y no las aguantas, o las primeras cincuenta y te has dormido; entonces sí sabes que no lo es. Sabes que es un buen libro cuando el libro tiene algunos méritos, cuando apuesta una cosa, cuando la gente lo quiere oír.

ÁMBITOS DEL DISCURSO

285

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL RAY-GÜDE MERTIN: Lo importante para nosotros es que primero siempre hay que hacer una selección para hacer una evaluación, para saber si uno quiere trabajar con otro. Estaba sentado uno aquí ahora, que había tenido una agencia pero que no había conseguido mucha cosa y además está en otra fase de su vida y quería hablar con nosotras para saber si nosotras estaríamos dispuestas a trabajar con él, ya con una obra bastante grande, entonces lo que hacemos en este caso es, nos manda sus libros, vamos a leer los libros, vamos a hacer una evaluación, y vamos a ver si, lo que decimos siempre en la agencia, si “el libro viaja”, es decir, si el libro puede viajar al extranjero. ANTONIA KERRIGAN: ¿Cuándo veo yo que es posible eso? Pues en el momento en el que leo yo un manuscrito, leo un libro de cualquier escritor y veo que sería una cosa que podría gustar a más personas que a mí misma, y veo que puede tener un público amplio, y dónde está ese público en ese momento, intento publicar su libro y volverlo un autor. RAY-GÜDE MERTIN: La única cosa que cuenta es si el libro es interesante, está bien hecho, no hay ningún modelo. Los libros todos son tan diferentes el uno del otro. Es una cuestión de experiencia, llegan muchos manuscritos y muchos libros malos que están mal escritos. La experiencia que cada editorial va formando a partir de que el editor recibe el manuscrito y al leer alguna página ya sabe que no. ANTONIA KERRIGAN: El agente literario es la persona intermediaria entre el editor y el autor. Al editor le ayuda mucho porque saben que el libro ha pasado por un matiz, de manera que los editores saben que cuando es propuesto por una agencia literaria es que hay alguien ya que lo ha leído y ya es un libro digno de salir del despacho del agente para llegar al despacho a la oficina del editor y, en ese sentido, es el agente quien abre las puertas a los autores en el mundo editorial. Una vez las puertas abiertas, el agente también se convierte en el protector del autor. Asegurarse que tenga un buen contrato,

ÁMBITOS DEL DISCURSO

286

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL asegurarse que tenga un adelanto digno, asegurarse que se distribuya, asegurar una serie de cosas, digamos que el autor y el agente trabajan mano a mano. El agente trabaja defendiendo al autor pero no contra el editor. Si el autor llega con un mal libro al agente, y éste se lo lleva al editor, estos tres valientes (autor, editor y agente) deben trabajar para que el libro llegue a entusiasmar al público. Es una aventura completamente conjunta. GUILLERMO SCHAVELZON: El límite de la relación entre agente y autor no existe. ¿Qué quiere decir?, que dependiendo de las características personales de cada agente, y de cada escritor, eso va desde el proceso de creación hasta mucho más allá del proceso de contratación del editor. Yo trabajo con el editor, a veces trabajamos hasta con el diseño de la cubierta, con la promoción de un libro, la distribución, recibimos y amortizamos las ofertas de las editores que son muchas, algunas son razonables y otras no, luego administramos su economía, cobramos según las liquidaciones, pagamos, y a partir de ahí en algunos casos nos hacemos cargo de sus cuestiones fiscales y sus pagos y, en algunos casos, hasta de situaciones domésticas. Cuando un autor está muy desesperado y no puede terminar un libro y dice bueno, una niñera, ayúdame a conseguir una porque no puedo terminar de escribir mi libro. Es muy amplia, y entra en el terreno de la anécdota, en la gran mayoría de los casos llega a ser muy personal. En este proceso de la concentración, lo que está pasando en el mundo editorial, lo que ha sucedido es que la rotación de editores de una empresa a otra se viene acelerando mucho. En Estados Unidos los editores tiene cada uno en una empresa una duración media de tres años, y a los tres años se cambian de empresa, porque les ofrecen nuevos proyectos o mejoras económicas, en España no está a ese nivel de aceleración, pero va creciendo y aquí también, en esta feria, un año un editor español está en un lado y al otro en el otra editorial. ANTONIA KERRIGAN: Pues sí, somos ludópatas en el sentido bueno, en un sentido más sensato que los ludópatas que habitualmente conocemos como tales.

ÁMBITOS DEL DISCURSO

287

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL No metemos monedas en una máquina para ver si podíamos tirar el dinero, metemos el dinero en una máquina para poder tirarlo en la calle, porque básicamente siempre pierdes. En el caso del mundo de los libros, es un mundo tremendamente adictivo, absolutamente adictivo, nadie que haya entrado al mundo de los libros y haya permanecido más de dos años y se va a una empresa de jabones, eso no se da. No existe. En cambio, todo el mundo que ha estado en una empresa de jabones y ha entrado en el mundo de los libros, a los dos años está enganchado. Somos ludópatas porque siempre estamos buscando algo que hacer, toda la vida estamos buscando algo excelente. Cada libro que leemos, cada libro que el editor publica, es un libro que estamos seguros que va a dar en el “bote”, que de ahí van a caer todos los cientos de miles de monedas que están en la máquina. Lo cierto es que lo pensamos todos, por eso seguimos leyendo, por eso seguimos publicando, por eso no podemos apartarnos, porque siempre creemos que vamos a tener el próximo Código Da Vinci, o lo que sea. En ese sentido es que digo que somos ludópatas. Un poco más sensatos, porque no gastamos todo nuestro patrimonio [...] bueno algunos han gastado todo su patrimonio en libros y después no lo han recuperado, pero si hay libros que recuperan. Pero sí, nos pasamos buscando el éxito de ventas. EL LIBRO.

Reflexión final El escritor y su texto son producto de un trabajo de creación muy personal, donde se pone en juego la capacidad, los intereses, los vínculos íntimos y profesionales. Escribir es un acto que no conlleva necesariamente a la publicación, no todo escritor escribe para publicar. Para esto, se requiere de un siguiente paso, que el escritor decida cuándo considera que el texto debe ser expuesto. Ingresar al mundo de la edición es entrar a un espacio donde se expone el texto para ser leído por agentes, editores y dictaminadores. También se evalúa todo aquello que le permite construirle en un libro: diseño, mercado, comercio, entre muchas otras “manos y ojos”. El escritor ingresa al mundo ÁMBITOS DEL DISCURSO

288

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

de lo autoral al romper su vínculo personal e íntimo con su texto, se desprende para que sea de otros y, principalmente, del lector, quien se apropiará de su contenido y lo incorporará a su placer, su conocimiento, su crecimiento personal, quizá influya en la creación de otro texto. Es por eso que desde la perspectiva de construcción editorial y posiblemente desde la visión y lectura de algunos agentes literarios y editores el autor es hasta que se publica, no antes... Para otros, el autor es todo aquel que crea algo pero el tema es complejo y discutible. Los diferentes actores que intervienen en el proceso editorial son diversos, hoy me permití darle una mirada al agente literario, desde la construcción de lo coloquial, no desde la construcción de un sujeto con fronteras definidas, es más, en el mundo del libro todos los que en él participan no tienen una profesión y una estructura definida, porque lo que se encuentra en sus manos son una variedad de textos como escritores y futuros autores podamos encontrar. Y no se diga de los lectores, donde cada uno realizará su propia lectura y eso hace que, aunque para muchos los libros sólo son papel y tinta, para aquellos que formamos parte de este proceso creativo es mucho más y, que para cada uno, es algo diferente. Agentes literarios hay muchos y pocos, depende desde dónde se vea; la visión de los estadounidenses donde el libro en gran parte es una mercancía, la estructura editorial y legal los ha llevado a una exigencia de su presencia. En otros lugares, más hispanos, la búsqueda de la publicación es más romántica y, a veces, se pierde de vista la necesidad de actores que pudieran “facilitar” el camino. Ni mucho ni poco, la medida debe ser justa, y es ahí donde en México y en países latinoamericanos debemos reflexionar sobre el agente literario que permita coadyuvar a que el escritor pueda desprenderse de un texto y lo haga donde se debe. No hay nada definido, no hay nada determinante, hay libros regionales, otros serán nacionales, otros quizá encuentren cabida en otros países y, difícilmente, pueden ser objeto de lectura en todo el globo terráqueo. Habrá que seguir en esta escucha para armar las piezas que nos permitan construir una industria editorial que responda con eficiencia; claro está, hay mucho por hacer y muchas barreras ideológicas tradicionales que modificar. Por lo pronto, el agente editorial está circulando por el mundo, buscando libros “que puedan viajar”. ÁMBITOS DEL DISCURSO

289

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL

Perfiles de los editores o agentes citados • John F. Baker, director editorial en Publishers Weekly desde 1972. • Guillermo Schavelzon, director de la agencia literaria Guillermo Schavelzon y Asoc. en España. • Leyha Ahuile, agente literaria de Carol Mann Agency, Estados Unidos. • Antonia Kerrigan, directora y propietaria de la agencia literaria Antonia Kerrigan, España. • Anne-Marie Vallat, directora de Anne-Marie Vallat Agencia Literaria, España. • Anne-Solange Noble, directora del Departamento de derechos extranjeros de la Editorial Gallimard, Francia. • Carmen Corral, responsable del Departamento de derechos de Tusquetes Editores, España. • Cristina Mora, responsable del Departamento de cesión de derechos al extranjero del Grupo Editorial Planeta, España. • Ofelia Grande, directora de Ediciones Siruela, España • Ray-Güde Mertin (†), directora de Ray-Güde Mertin Literarische Agentur, Alemania. • Michael Legat, inglés, autor, asesor editorial y dictaminador. Miembro de diferentes sociedades autorales en Estados Unidos. • Judy Mandell, escritora independiente preocupada por escribir temas que permitan un acercamiento a la edición. Referencias Ahuile, Leylha (2004), “Agencias literarias hispanas: las exigencias de una labor múltiple”, en Competitividad y demanda, en II Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 47-48. Baker, John (1999), Literary Agents, Macmillan Publishing, Estados Unidos. CERLALC (1992), Glosario del libro y la edición, Colombia, p. 11. Corral, Carmen (2005), “Sobre la negociación de derechos de autor”, en Negociación de derechos, en III Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 44-50.

ÁMBITOS DEL DISCURSO

290

LA CONTROVERTIDA FIGURA DEL AGENTE LITERARIO EN EL MUNDO EDITORIAL De la Mora Campos, Sofía (2006a), “Entrevista con Antonia Kerrigan, agente literaria española”, manuscrito. —— (2006b), “Entrevista con Ray-Güde Mertin, agente literaria alemana”, manuscrito. —— (2006c), “Entrevista con Guillermo Schavelzon, agente literario argentino”, manuscrito. Grande, Ofelia (2005), “El riesgo de distorsionar el tema del anticipo”, en Negociación de derechos, en III Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 50-56. Kerrigan, Antonia (2004), “Los libros como ideal”, en Competitividad y demanda, en II Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 40-46. Legat, Michel (1998), An Author’s Guide to Publishing, Robert Hale, Gran Bretaña. Mandell, Judy (1995), Book Editors Talk to Writers, John Wiley & Sons, Estados Unidos. Mertin, Ray-Güde (2005), “El agente, un compañero crítico del autor”, en Negociación de derechos, en III Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 32-35. Mora, Cristina (2005), “La edición como decisión del autor”, en Negociación de derechos, en III Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 38-42. Noble, Anne-Solange (2005), “Un negocio construido sobre la confianza”, en Negociación de derechos, en III Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 32-35 Schavelzon, Guillermo (2004), “El agente literario, un aliado estratégico”, en Competitividad y demanda, en II Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 40-46. Vallant Anne-Marie (2005), “Sobre la necesidad de rastear la vida del libro”, en Negociación de derechos, en III Foro Internacional de Editores, editado por CERLALC, Universidad de Guadalajara, CANIEM, México, pp. 35-38.

ÁMBITOS DEL DISCURSO

291

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.