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La educación para la paz y los derechos humanos en Cuba, consideraciones teóricas The education for the peace and the human rights in Cuba, theoretical considerations Zulimary Rodríguez Picornell*
Resumen En el presente artículo se somete a consideración de los lectores algunos referentes teóricos sobre la educación para la paz y los derechos humanos (EPDH) los que demuestran las diversas formas de abordar la temática en dependencia del país o región, producto de la existencia de escenarios heterogéneos que aspiran a la formación y desarrollo en los individuos de una cultura de paz y de respeto a los derechos humanos. A partir de una definición de EPDH propuesta se aborda el estudio de la temática en Cuba desde cuatro aspectos fundamentales: las raíces históricas de la nación, la Comisión de Educación para la Paz, el Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO y el tratamiento de la temática en la escuela cubana actual, necesidad que debe afrontar como institución responsable de la formación de las nuevas generaciones. Los resultados que se presentan provienen de la sistematización teórica realizada por la autora en la investigación realizada en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas. Palabras clave: educación, paz, derechos humanos, valores. Abstract The present article undergoes the readers’ consideration about some theoretical foundations on education for peace and the human rights that demonstrate the diverse forms of approaching the theme in dependence of the country or region, due to the existence of heterogeneous scenarios that aspire to the formation and development in the individuals of a culture of peace and respect to human rights. Starting from a definition of proposed education for peace and the human rights the theme is approached in Cuba from four fundamental aspects: the historical roots of the nation, the Commission of Education for Peace, the Plan of Schools Associated to the UNESCO and the treatment of the theme in the current Cuban school, assume they should confront as institution responsible for the formation of the new generations. The results that they presented come from the theoretical systematization carried out by the author in the investigation to option the Doctor’s Scientific Degree in Pedagogic Sciences. Keywords: education, peace, human rights, values.
* Universidad Agraria de la Habana
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Introducción En la actualidad el planeta Tierra se encuentra en una constante amenaza de guerra debido a los cambios ocurridos a finales del siglo xx, entre los que se encuentran el derrumbe del socialismo en Europa del Este que provocó la desaparición de la bipolaridad en el sistema político y militar que caracterizaba la política internacional, lo que trajo consigo que Estados Unidos lograra alcanzar la hegemonía en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se atribuyese el derecho de dirigir conflictos armados que ponen en riesgo la supervivencia de la especie humana. Todo ello impone un reto para la humanidad en este momento, la lucha por la paz. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde su surgimiento aprobó diferentes resoluciones y programas a favor de la educación para la paz y los derechos humanos (EPDH) entre los que se encuentran “Los derechos de la niñez”, “La Convención Internacional de Derechos Humanos”, “El proyecto de plan de acción integrado sobre Educación para la Paz, los derechos humanos y la democracia”, en este último se aborda el contenido e importancia de esta educación y a partir de él las naciones debían crear sus propios planes de acción en correspondencia con sus problemáticas particulares. La formación de una cultura de paz y la defensa de los derechos humanos deben ser contenidos esenciales en la educación de la personalidad de las nuevas generaciones, por lo que es necesario su manifestación en todas las esferas de sus vidas y contextos de actuación, de esa manera, se da respuesta a la necesidad social de formar una generación de acuerdo con las exigencias de su época. Las diversas concepciones de paz, educación para la paz y educación en derechos humanos han sido abordadas en la literatura científica por autores de diferentes posiciones ideológicas, éticas, filosóficas y políticas entre los que se encuentran Pérez de C, J. (1995); Tuvilla, J. (1997); Lacayo, J.F. (2000) y Palos J. (2010). En el contexto nacional cubano, las investigaciones pedagógicas relacionadas con la EPDH son escasas, las fuentes bibliográficas consultadas apuntan a investigaciones realizadas por psicólogos y pedagogos que han abordado temas que reflejan la existencia de la violencia en la escuela cubana y sus disímiles manifestaciones y la falta de preparación de los profesores para enfrentarla en la secundaria básica (García, 1999; 2001; Artiles, 2000; Rodney, 2001; 2005; 2010); otros autores estudian la temática de la educación para la paz sin abordar de manera explícita su estrecha relación con la educación en derechos humanos (Arteaga, 2001; 2005; 2007; Cruz y Acosta, 2005 y Rodríguez, 2005). En tal sentido se aprecia una evolución del pensamiento de la Dra. C. Consuelo Viciedo Domínguez quién aborda explícitamente la temática de manera íntegra en obras posteriores al 2007, en las que replantea algunas concepciones planteadas anteriormente y es seguida por otros investigadores cubanos como las Dra. C. Yoanka Rodney Rodríguez (2010) y Dra. C. Zulimary Rodríguez Picornell (2012). Desarrollo La historia de la humanidad demuestra que las ideas relacionadas con la educación para la paz son muy antiguas, sus antecedentes apuntan a varias personalidades que en su obra abordaron la temática, entre los que se encuentran:
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Juan Amos Comenio (1592-1670), José Agustín Caballero (1762-1875), Félix Varela (1788-1853), Benito Juárez (1806-1872), E. J. Varona (1849-1933), José Martí (1853-1895) y Mahatma Gandhi (1869-1948). En el siglo pasado, la envergadura de la violencia e injusticia social que se alcanzó a nivel internacional originaron el surgimiento de la Educación para la Paz y los Derechos Humanos como disciplina independiente y corriente de pensamiento que se ha extendido por todo el mundo contemporáneo. Uno de los principales líderes espirituales y políticos fue Monadas Karamchand Gandhi, más conocido por Mahatma Gandhi (1869-1948), la grandeza de sus acciones hizo posible que su ejemplo trascendiera hasta la actualidad, pues fue capaz de guiar la liberación del pueblo hindú del gobierno colonial inglés a través de una revolución pacífica. Sus preceptos de no-violencia, justicia, verdad, tolerancia, humildad, respeto, dignidad y amor han servido de fundamento en la lucha por la paz a diferentes personas e instituciones. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) surge en el año 1953 y la integran más de 6 mil instituciones educativas de 166 países incluida Cuba. Este organismo especializado del Sistema de las Naciones Unidas tiene como objetivo principal contribuir a la paz y a la seguridad en el mundo para lo cual estrecha la colaboración entre las naciones mediante la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación, con el fin de asegurar el respeto universal a la justicia, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, que sin distinción alguna, se reconocen a todos los pueblos del mundo. La transmisión y promoción de los conocimientos e ideales de la UNESCO sobre la paz, la tolerancia y el entendimiento intercultural se realiza mediante la ejecución de proyectos pilotos de la red del Plan de Escuelas Asociadas (PEA) a la UNESCO destinadas a fomentar una cultura de paz y no violencia. A principios de la década de los noventa la introducción de contenidos relacionados con la paz y los derechos humanos comenzó con un enfoque transversal en muchos países, los que proponían la integración entre las diferentes disciplinas del currículo escolar. Uno de estos países fue España, que según José Tuvilla Rayo, su parlamento aprobó el 30 de noviembre del 2005 la Ley 27/2005 “Fomento de la Educación y la Cultura de Paz” y para su cumplimiento contempla la asignatura “Educación para la ciudadanía y los derechos humanos” que con diferentes denominaciones y de acuerdo con la naturaleza de los contenidos y las edades de los estudiantes, se imparte en algunos cursos de la educación primaria, secundaria obligatoria y bachillerato. Además dotó a sus universidades con programas de estudios sobre la EPDH y dedica esfuerzos a la investigación, evaluación de experiencias y publicación de obras para su divulgación. Por otra parte, la Nueva Constitución Política del Estado de Bolivia aprobada en octubre de 2008, en el Título III referido a Deberes, en el artículo 108, se establece: “Son deberes de los bolivianos y las bolivianas[…] Defender, promover y contribuir al derecho a la paz y fomentar la cultura de paz”. Según María Guadalupe Abrego Franco en México se cuenta con un Programa Nacional de Derechos Humanos. La situación de la educación para la paz en este país se estudia desde la educación en derechos humanos y se desarrolla por la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Los principales receptores son académicos e investigadores de universidades públicas y privadas; profesores e investigadores de educación media y superior; estudiantes universitarios y miembros de
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Organizaciones no Gubernamentales (ONG) de derechos humanos con intereses académicos, en los ámbitos nacional e internacional. Existen también programas regionales como el denominado “Educación para una Cultura de Paz” que se lleva a cabo desde el año 2003 en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Colombia por una de las sociedades dedicadas al desarrollo de recursos humanos dentro de la cooperación internacional que es la International Weiterbildung und Entwicklung (InWEnt), la que contribuye a la preparación del personal interesado en la creación de una cultura de la paz. Por otro lado el Proyecto “Educación para la Convivencia y una Cultura de Paz en América Latina”, se desarrolló desde octubre 2007 hasta septiembre 2008, con el objetivo de: Contribuir al diseño e implementación de políticas educativas que fortalezcan la convivencia democrática y la cultura de paz en las escuelas; se puso en práctica en las Escuelas Asociadas a la UNESCO en los países de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Perú, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Venezuela. Como se aprecia la EPDH se aborda de diferentes formas, en dependencia del país o región, ello se debe a la existencia de varios escenarios entre los que se encuentran: la creación de redes educativas a favor de la cultura de paz y no violencia; la puesta en marcha de planes educativos que contemplan la prevención del fenómeno de la violencia escolar; el fomento de la cultura de paz mediante leyes específicas y la implementación de sus contenidos a través de ejes transversales del currículo o como asignatura. La bibliografía consultada incluye varias definiciones del término educación para la paz planteadas por diferentes estudiosos de la temática, entre sus características esenciales se encuentran: tiene carácter continuo, permanente, dinámico, (Arteaga, 2005), forma valores (SERPAJ, 1997), su fin es la cultura de paz; se lleva a cabo teniendo en cuenta el alcance amplio de la educación al desarrollarse por las vías escolar y no escolar (Lacayo, 2000). Una definición más integral considera la educación para la paz como: el proceso continuo de concienciación de la persona y de la sociedad, que partiendo de la concepción positiva de la paz y del tratamiento creativo del conflicto, tiende a desarrollar un nuevo tipo de cultura, la cultura de paz, caracterizada por una triple armonía del ser humano consigo mismo, con los demás y con el medio ambiente en el que se desenvuelve. De esta definición se deduce la necesidad de actuar sobre tres ámbitos interrelacionados: el ámbito personal, el ámbito social y el ámbito ambiental (La Peonza, 2003: 1).
Esta definición ofrece una idea más amplia en la que se tiene en cuenta que es un proceso continuo de toma de conciencia, que parte del nivel individual y en el que influye toda la sociedad para cumplir con el objetivo de desarrollar la cultura de la paz. Además, establece una relación a partir de la armonía del ser humano consigo mismo, con los demás y con el medio ambiente sin el cual no se puede vivir. Aspectos por los cuales la autora asume dicha definición. La Dra. C. Susana Arteaga González apoyada en los criterios de Miguel Rojo y en el análisis de las diferentes relaciones del hombre asume tres dimensiones de la educación para la paz: la educación para vivir en paz consigo mismo, educar para vivir en paz con los demás y la educación para vivir en paz con la naturaleza y las relaciona con su concreción en los niveles: local, (familiar, escolar, comunitario) nacional e internacional.
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Para llegar a alcanzar la paz es necesario que cada uno de los agentes sociales se proponga favorecer la convivencia sobre la base de los derechos humanos entendidos como: los elementos básicos de una ciudadanía que exige una actitud de respeto hacia la dignidad de la persona en su dimensión individual y colectiva, por un lado; pero también al reconocimiento del otro y su peculiar forma de entender el mundo. Y sobre todo, como respuesta a la sociedad en continuo cambio (Tuvilla Rayo, 2005:119).
En esta definición el autor tiene en cuenta que los derechos humanos forman parte indispensable de una ciudadanía para lo cual se requiere del respeto a la dignidad de la persona tanto en lo individual como en lo social y que al mismo tiempo se respeten al resto de los ciudadanos con sus particularidades y diferencias tanto al pensar, como al actuar. Para lograr su cumplimiento es necesario que en la sociedad se aborden de forma íntegra, en una concepción sistémica que incluye desde los civiles y políticos hasta aquellos que se generan a partir del desarrollo científico y tecnológico y su aplicación racional, lo que permite además que el individuo lo asocie al cumplimiento de sus deberes ciudadanos. Para que se materialice el derecho humano de los hombres a vivir en paz, se hace necesario que se reconozca en los documentos normativos de las diferentes naciones y que se tracen normas jurídicas para su cumplimiento, además de que se comprenda que el deber de su construcción corresponde a todos los seres humanos, como un proceso en el que se establezcan las relaciones a través de las distintas formas de organización social, que se inicia con el reconocimiento del derecho de los demás a una vida digna y se lleva adelante a través del diálogo y la cooperación. La relación entre los fundamentos teóricos investigados demuestra que la paz es al mismo tiempo un valor y un derecho humano, para el héroe nacional cubano José Martí, esta relación quedó establecida cuando expresó: “La condición única de paz, es aquella en que no haya un solo derecho mermado” (Martí Pérez, 1894: 397). El derecho humano a la educación y a la paz es reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 en su artículo 26 al plantear: La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz (ONU, 1948: 6).
En este artículo se le concede una gran importancia a la educación y se establece una estrecha relación entre ella y los derechos humanos al considerar que la educación es el derecho a través del cual se propone extender el conocimiento, promoción y defensa del resto de los derechos, además se considera que el fin de la educación es el desarrollo integral de la persona, para alcanzarlo hay que considerar los valores que contienen los derechos humanos y su implicación directa en su propia concepción. Para el logro de una convivencia en paz es necesario que las personas conozcan los derechos humanos, exijan que se cumplan y respeten los de los demás, para ello es necesario educar a las diferentes generaciones. En tal sentido Pérez Aguirre, uno de los máximos exponentes de la Doctrina Emergente de los
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Derechos Humanos, considera que la educación en derechos humanos (EDH) forma parte de la vida cotidiana, razón por la que debe estar presente en todos los contextos. Los criterios consultados acerca de la EDH aportan diferentes características que identifican a esta educación, entre las que se encuentran: incluye actividades de educación, capacitación y difusión de información; su fin es crear una cultura universal de los derechos humanos, proporciona conocimientos sobre los derechos humanos y los mecanismos para protegerlos y transmite las aptitudes necesarias para promover, defender y aplicarlos en la vida cotidiana (ONU, 1999; 2006); es un proceso educativo continuo, permanente, interactivo, reflexivo y crítico; es componente de la educación para la paz; una forma particular de la educación de valores (Jares, 1999). Para la Dra. C. Consuelo Viciedo: La EDH puede definirse, de modo general, como un proceso interactivo, reflexivo y crítico, a través del cual las personas, a partir de su participación social, interiorizan un conjunto de valores humanos orientado hacia la salvaguarda de la dignidad plena de hombres y mujeres de cualquier edad, raza y cultura, en la búsqueda de una justicia en la cual los seres humanos sean la meta del desarrollo económico social y no sólo un medio para lograrlo. Sobre esa base se ha de orientar la actividad práctica, hacia el respeto y la protección de un sistema indivisible de derechos y deberes, en el cual la igualdad de posibilidades en lo económico, social y cultural es el punto de partida para lograr la igualdad individual, cívica y política en el marco de un contexto socio-político históricamente condicionado, en el cual interactúan y se conjugan lo individual y lo colectivo (Viciedo, 2009: 6).
Se concuerda con los criterios de esta autora, ya que considera la educación en derechos humanos como un proceso de carácter interactivo, reflexivo y crítico, además tiene en cuenta la relación existente entre los derechos, los deberes y la igualdad de posibilidades, contemplando tanto el carácter individual como social y le incorpora entre otros elementos, la educación de valores. Las constantes violaciones de los derechos humanos y el auge de las expresiones de violencia que afectan la vida social en general, demuestran que es necesario educar a los seres humanos para alcanzar la paz y así dotarlos de los mecanismos que le permitan tanto la solución pacífica de los conflictos que ocurren producto de las relaciones interpersonales, como exigir el cumplimiento de sus derechos humanos al mismo tiempo que respetan los de los demás, razones que justifican que estudiosos de la temática concuerden en que para el logro de la paz y los derechos humanos es necesario abordar la temática de forma íntegra, en una educación que contemple ambas finalidades, la educación para la paz y los derechos humanos. Desde este enfoque abordan la temática diferentes autores entre los que se encuentran Tuvilla R. J. (1997), Alba O, M.Á (1999), Rodney R, Y. (2010). Según Daniel Ponce Vázquez para la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal de México la EPDH implica que las personas conozcan sus derechos, sepan cómo defenderlos, pero además deben formar parte de la identidad personal, de la autonomía moral e intelectual, para lograr la reciprocidad y la responsabilidad, por lo que dicha comisión desarrolla procesos educativos que contemplan “desde la transmisión de información, pasando por el desarrollo de habilidades, hasta convertirse en un proceso de formación y de transformación de la realidad cotidiana.” (Ponce, 2007: 20). La autora considera que:
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la educación para la paz y los derechos humanos es un proceso educativo ininterrumpido que proporciona la información de los conocimientos necesarios para posibilitar la formación en el individuo de sentimientos y valores que le permitan transformar la realidad mediante un modo ético de actuación en la práctica social y así vivir en armonía consigo mismo, con los demás y con la naturaleza, con el fin de construir una cultura de paz y de respeto a los derechos humanos (Rodríguez, 2012).
Se hace necesario tener en cuenta que la EPDH aspira a la formación y desarrollo de una cultura de paz y de respeto a los derechos humanos que guíe la conducta del sujeto y sus relaciones en los distintos contextos de actuación en que se desarrolla, lo que se manifiesta en los documentos internacionales generados desde hace varios años, los cuales promueven la formación de valores, actitudes y estilos de vida que favorezcan las adecuadas relaciones interpersonales y que han sido la base teórica fundamental de programas nacionales y locales. (UNESCO, 1995; 1999; 2000). Varias son las definiciónes acerca del término cultura de paz si se realiza un análisis de cada una se puede apreciar que no son antagónicas, entre sus características esenciales se aprecian que: toman al factor humano como centro (Pérez, 1995); (UNESCO, 2000); (Arteaga, 2005), las formas de convivir y de actuar conscientemente, tienen en cuenta la aplicación cotidiana de los derechos humanos, la solidaridad, el rechazo a la violencia y a las injusticias (UNESCO, 2000); (Arteaga, 2005). Según José Francisco Lacayo: La actual visión de cultura de paz supone una forma de convivencia socio-cultural que se caracterice por la vivencia de los derechos humanos, el desarrollo sustentable y el desarrollo humano, la justicia, el respeto a las diferencias, la democracia, las nuevas relaciones con la naturaleza, la superación de la pobreza y la solidaridad en las relaciones humanas, que vincule estrechamente componentes universales y nacionales (Lacayo, 2000: 4).
La autora asume dicha definición ya que incluye los contenidos de las anteriores y además concibe la cultura de paz como una forma de convivencia que tiene en cuenta los elementos sociales y culturales que permiten el desarrollo humano y sustentable, así como el respeto que se debe tener a las diferencias existentes entre los seres humanos, la necesidad de la democracia y la superación de la pobreza. El logro de una cultura de paz supone una interiorización de los aspectos abordados en la mentalidad tanto individual como colectiva, lo que la hace un proceso lento y complejo que implica un cambio en las formas de actuar de los individuos en todos los ámbitos y escalas de la sociedad: en la familia, escuela, comunidad, entre otros. Para ello la educación tiene una importante función al favorecer la formación de los valores de las presentes y futuras generaciones, lo que permite la evolución del pensamiento social. Después de realizar el análisis de las diferentes concepciones de la paz y los derechos humanos, así como la estrecha relación que existe entre ellas y la necesidad de educar desde una concepción sistémica que permita el logro de una cultura integral, se hace necesario abordar cómo se manifiesta esta educación en Cuba. La EPDH desde la perspectiva de Cuba forma parte de la educación de valores, tiene como propósito cardinal la contribución a la formación de hombres y mujeres que trabajen por la disminución y erradicación de las diversas manifestaciones de violencia como fenómeno complejo, sin prejuicio de esta cuando se considere necesaria.
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Para profundizar en el estudio de la EPDH en Cuba se hace necesario tener presente cuatro aspectos fundamentales: las raíces históricas, la Comisión de Educación para la Paz (EDUPAZ), el Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO y su tratamiento en la escuela cubana. A continuación se hará una reseña de cada uno de ellos. Raíces históricas Las concepciones de EPDH en Cuba forman parte de las raíces históricas de la nación las que se manifiestan en la vida y obra de relevantes figuras entre las que se encuentran José de la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí, Enrique José Varona, Alfredo M. Aguayo, Dulce María Borrero, Luciano Rogelio Martínez Echemendía, Piedad Maza, Ana Echegoyen, Fidel Castro Ruz y Armando Hart Dávalos. La Comisión de Educación para la Paz (EDUPAZ) En Cuba el movimiento de educadores por la paz comienza a funcionar de manera organizada entre 1995 y 1996 con la constitución de la Comisión de Educación del Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de los Pueblos (EDUPAZ), y que se oficializa en octubre de este último año, aunque anteriormente existían grupos que abordaban temas relacionados con la educación para la paz y la educación en derechos humanos. Desde el momento de su fundación EDUPAZ trata de organizar coherentemente estos grupos y de estructurar una concepción de la EPDH. En los trabajos de la Dra. C. Consuelo Viciedo Domínguez, Presidenta de EDUPAZ hasta el momento de su muerte (2009), se demuestra que esta comisión en los momentos actuales asume una concepción de EPDH que parte de posiciones filosóficas, políticas y pedagógicas cubanas, para lo cual se reconoce que no puede haber paz sin respeto a los derechos humanos, por lo que concibe que la educación para la paz en Cuba incluye la educación en derechos humanos y considera que ambas se integran en una concepción sistémica de la formación de la personalidad de los cubanos y las cubanas, que tiene en cuenta las raíces históricas, lo que permite que las actuales y futuras generaciones asuman la paz como valor humano. Entre las aspiraciones de EDUPAZ se contempla el apoyo al Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO, las que desarrollan actividades con temáticas afines a la EPDH, por lo que se hace necesario abordar el trabajo de este plan en Cuba. Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO En Cuba hay más de 70 escuelas pertenecientes al Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO, en el sistema de trabajo de cada una de ellas se conciben acciones que promueven comportamientos concretos con el fin de fomentar la paz y los derechos humanos en diferentes ámbitos, en tal sentido se han destacado proyectos institucionales con temáticas como: educación ambiental, el patrimonio cultural, aprender para el futuro, José Martí y el papel de la mujer en el nuevo milenio, la EPDH, entre otras. En esta labor es reconocido el trabajo realizado por la Lic. Delia Vera Medina. En estos proyectos participan de manera protagónica los estudiantes junto a sus profesores para desarrollar diferentes actividades artísticas, investigativas y recreativas que ayudan a forjar sentimientos de respeto a sus semejantes, junto a una cultura de comprensión y afecto, así como el amor y cuidado a la naturaleza que ponen de manifiesto en los diferentes contextos de actuación.
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Tratamiento de la EPDH en la escuela cubana. En el trabajo de EPDH la escuela cubana desempeña una función indispensable, al respecto la Dra. C. Consuelo Viciedo planteó “Educar para la paz y los derechos humanos supone un reto para la Pedagogía: la necesidad de humanizar y democratizar el proceso docente–educativo” (Viciedo, 2007: 10). En tal sentido es indispensable la labor y participación de los profesores como ejemplo ético y humano ante los estudiantes, además deben contribuir de manera consciente a la democratización del proceso pedagógico y a la socialización de los estudiantes, por lo que es necesario la integración y el desarrollo de los contenidos de la EPDH en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, así como aprovechar al máximo las potencialidades que le brinda el currículo escolar, la organización escolar y el conjunto de interacciones que se establece entre todos los miembros de la comunidad educativa. En Cuba la EPDH no constituye una asignatura dentro del plan de estudio de las diferentes educaciones, sin embargo tanto en la educación primaria, como en la secundaria básica sus contenidos se contemplan explícitamente en la asignatura Educación Cívica. En los objetivos generales de las diferentes educaciones se contempla de manera implícita su estudio como un eje transversal que se debe cumplir al abordar los contenidos de todas las asignaturas del plan de estudio y al aprovechar todas las acciones educativas de la escuela entre las que se encuentran: matutinos, actividades políticas, culturales, científicas, deportivas, recreativas y de la defensa, los turnos de reflexión y debate, las aulas y talleres martianos, círculos de interés, entre otras. Lo anteriormente expresado permite reafirmar que la escuela como institución social puede contribuir a la formación en los estudiantes de actitudes positivas, cualidades y valores acordes a los de la sociedad que se construye, así como enseñarlos a convivir sobre la base del respeto a los demás, la solidaridad, la amistad, la cooperación, la comprensión, el diálogo, la negociación y a buscar soluciones adecuadas a los conflictos que se presenten, como aspectos importantes para la EPDH. Conclusiones La nueva sociedad que se construye con un fundamento básico en la educación y la cultura posibilita el desarrollo integral de la personalidad de los hombres y mujeres del futuro, es por ello que la formación de una cultura de paz y la defensa de los derechos humanos deben ser contenidos esenciales en la formación de las nuevas generaciones. La EPDH responde a una necesidad que la escuela debe afrontar como la principal institución que forma a las nuevas generaciones, para que estas puedan vivir en paz consigo mismo, con los demás y con la naturaleza.
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ESTUDIO
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Número 18 enero-junio 2014