La exhibición cinematográfica en la ciudad de Ávila ( )

La exhibición cinematográfica en la ciudad de Ávila (1930-2011) Autora: Lara Rodríguez Barbero Correo electrónico: [email protected] Resumen: El p

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La exhibición cinematográfica en la ciudad de Ávila (1930-2011)

Autora: Lara Rodríguez Barbero Correo electrónico: [email protected]

Resumen: El presente artículo tiene como finalidad hacer un repaso por la exhibición cinematográfica de la ciudad de Ávila desde el final de la monarquía de Alfonso XIII (1930) hasta la decadencia actual. Así mismo, se explicará el proceso de evolución que sufrieron los cines abulenses durante este período. Además se hará un breve repaso por la repercusión social, a través de los medios de comunicación de la ciudad, de las proyecciones estrenadas en dichos cines. Palabras clave: cine, Ávila, medios de comunicación.

Introducción Desde la Segunda República hasta nuestros días, pasando por la Guerra Civil española, la Dictadura franquista y la Transición, el cine sonoro ha acompañado a la sociedad en cada momento histórico. El presente ensayo pretende dilucidar durante este período (1930-2011) cómo se vivió el espectáculo del cine en cada época, cuáles eran las inquietudes y la mentalidad de los espectadores que, en este caso, habitaban en una pequeña capital de provincia como era Ávila. Ciudad amurallada muy cercana a la capital española, aunque siempre se ha caracterizado por una mentalidad conservadora, su cercanía con Madrid, poco a poco, ha hecho que se convierta en un pequeño rincón abierto a nuevas posibilidades.

Década de los 30 12 de junio de 1930. Esta es la fecha que marca el inicio del cine sonoro en la capital abulense, con el estreno de una película que sorprende a los espectadores a base de jotas aragonesas, tangos, couplés y otros espectáculos. Según un comentario de El Diario de Ávila: “(…) Por la pantalla vimos desfilar varios artistas que con sus canciones unos, otros con bailes, etc., nos dieron clara idea de lo que el cine sonoro puede lograr con mayor perfeccionamiento. La película está bien sincronizada y únicamente tiene el defecto de no oírse con claridad en algunos pasajes. La sala estuvo llena de selecto público que aplaudió de buena gana el nuevo y curiosos espectáculo.” (DA: 13/06/1930) Dicho pase tuvo lugar en el Teatro Liceo, situado en la calle Vallespín, en pleno centro de la ciudad. El edificio en el que se situaba el Teatro Liceo, construido en 1927, sería uno de los más concurridos a lo largo de la historia del cine, dado que años más tarde se abriría en ese mismo lugar el Gran Cinema. Durante esta década, y a lo largo de muchas otras como veremos, otro centro del ocio era noticia en El Diario de Ávila: el Teatro Principal. Gracias a la Junta Provincial de Turismo, dicho teatro, estrena un documental monográfico sobre la ciudad y la provincia, Ávila (1930), además de ofrecer otros títulos destacados como Bajo la máscara del placer (1925) o La quimera del oro (1925) (DA: 02/08/1930). Sin embargo, no será hasta unos meses más tarde cuando el Teatro Principal comience a proyectar películas habladas. Concretamente, se inaugura este tipo de películas el 18 de enero de 1931 con el estreno de El favorito de la guardia (1931). Se inicia entonces una larga carrera entre los empresarios de la ciudad, lógicamente, por mejorar cada vez más sus cines con la última tecnología, centrada en la mejora de la sincronización del sonido, que se podían permitir. Dado que en 1931 ambos cines estaban en igualdad de condiciones al proyectar películas con sonido, el siguiente paso lo dio el Teatro

Liceo, equipando su sala con el sistema de sonido “Tobis”, e inauguró dicho adelanto con el estreno de Cuatro de infantería (1930) el 20 de abril de 1931. A lo largo de esta década, son muchos los estrenos que se llevan a cabo en la capital. No se escatima en la proyección de títulos tan destacados como Alas (1927), Amanecer (1927), Trafalgar (1929) o Iván el Terrible (1917), entre otros.

Década de los 40 Una de las cuestiones que más preocupa tanto a los redactores de El Diario de Ávila como a los mandatarios de la ciudad, pasando siempre por la Iglesia, es el nivel de moralidad de los films que se estrenan en la capital. En este aspecto, se exige mucho a las películas que se estrenan. En junio de 1934, llega desde Estados Unidos una campaña contra la inmoralidad en el cine debido a las representaciones que en él se hace de las “pasiones de la vida humana”, el “poder sugestivo que tiene sobre la infancia y la juventud” y, sobre todo, por cómo “las películas pasionales pervierten sus almas” (DA: 26/06/1934). Varios articulistas (DA: 22/08/1934, 31/08/1934 y 23/11/1934), se hacen eco de la polémica sobre este asunto durante este año, pero no serán los últimos en hacerlo. Cada una de las películas era sometida a un exhaustivo análisis moral, el cual se publicaba en el periódico, con el fin de guiar por el camino correcto al buen cristiano en el momento de tomar sus decisiones. Entre el 22 y el 27 de abril de 1935 se inicia en Madrid otra campaña contra el cine inmoral con gran repercusión (DA: 27/03/1935). Este ímpetu a favor de la moral en el cine continúa a lo largo de todo 1936, sin embargo, y debido al inicio de la Guerra Civil, se observa que durante 1937 las referencias a toda información relativa al “espectáculo del cine” parecen desaparecer, y en 1938 toman mayor importancia en los periódicos las noticias acerca de films foráneos. Al finalizar la guerra, Ávila recupera su actividad cinematográfica y se anuncia la próxima construcción de un nuevo teatro en la ciudad (DA: 11/03/1940). En diciembre de 1940 se proyecta el primer gran estreno tras el conflicto, Sin novedad en el Alcázar (1940). Es también durante los inicios de esta década cuando la Casa Social Católica mejora su local, situado en la plaza del Teniente Arévalo, e instala un “equipo sonoro de proyección” (DA: 21/05/1941). Pronto este local se convertirá en uno de los más visitados por los jóvenes de la época, siendo el cine de la Juventud Católica Abulense (“Juven”). Entre 1942 y 1943 vuelven a estrenarse en la capital títulos de mediados de los años 30 en el recién construido Cine Actualidades, que más tarde y bajo el nombre de Cine Gredos, gozará también de una gran afluencia de público. A lo largo de esta década, personalidades de distinta índole (civiles, militares o eclesiásticos) acudían a los estrenos más importantes como Raza (1942), escrita por Francisco Franco, o Pastor Angélicus (1942), biografía del papa Pío XII.

Década de los 50 Como hemos podido apreciar en anteriores décadas, la Iglesia juega un papel fundamental en lo que a cine se refiere. La calificación moral que se hacía de las películas era estipulada siguiendo la estricta moral cristiana típica de la época, que oficialmente venía dada por la Oficina Nacional Permanente de Vigilancia de espectáculos, dependiente de la Comisión Episcopal de Ortodoxia y Moralidad. Los redactores del periódico centraban sus artículos en el aspecto moral de las películas, tal y como se venía haciendo años atrás, dando toques de atención tanto a productores y exhibicionistas, como a los propios políticos. Buen ejemplo de ello los podemos ver en el artículo Pancartas y fotogramas: “La carta del Episcopado alemán ha hablado a los políticos. Les ha recordado que ‘la reconstrucción del Estado no es posible sin la piedra fundamental de las familias sanas’, llamando su atención sobre ‘el atentado continuo perpetrado por muchos films contra la santidad del matrimonio y su concepción cristiana’ y exhortándoles a ‘no favorecer económicamente sino a aquellos films que merezcan el reconocimiento por su valor no sólo artístico y técnico, sino también moral” (DA: 24/01/1952) A pesar de su poca visibilidad durante esta época, los redactores del periódico también dedicaban algunos de sus artículos a las mujeres. Es por ello que en marzo de 1957, en la sección De mujer a mujer, el Diario de Ávila publica un artículo instando a todas las mujeres de la ciudad, jóvenes y mayores, que acudan al cine, puesto que: “(…) lo queramos o no el cine ya no es solamente Escuela sino Cátedra y bajo este aspecto, sobre todo los católicos, debemos asistir a él. Vamos al cine a divertirnos, a olvidar por unos momentos nuestros problemas y preocupaciones, pero, además de todo esto, debemos ir al cine para aprender. Viendo las películas desde este punto de vista, importantísimo de enseñanza, nos daremos cuenta de si son buenas o malas, en la moral no en lo técnico, por lo que en ellas hayamos aprendido”. (DA: 13/03/1957) Los años 50 fueron de lo más activos en cuanto a cine se refiere. A principios de la década llega a los cines abulenses el sistema de cine en color, es decir, el Technicolor. Con títulos como Los cuentos de Hoffman (1951), Ivanhoe (1952), Atormentada (1949) o El temible burlón (1952), entre otros, el público de la capital ve cómo los empresarios no cesan en su preocupación por traer las últimas innovaciones técnicas. Unos años más tarde, concretamente en febrero de 1956, el Teatro Principal inaugura la primera proyección en CinemaScope con La túnica sagrada (1953), un estreno que tuvo gran éxito entre la población y que gozó de variada publicidad en el periódico diario. No obstante, los columnistas de El Diario del Ávila, quisieron dejar clara su posición frente a tanta innovación técnica, aunque nada tuvieran que decir acerca de ella. El ejemplo al que nos referimos es el artículo titulado Cinemascope?... Cinemascopio!, de Martín Arévalo (DA: 10/02/1956), en el cual el autor expresa su disconformidad ante el anglicismo que se viene utilizando para denominar este nuevo sistema cinematográfico.

En este mismo año, 1956, otro cine nace en la ciudad: el Cine Lagasca. Situado en pleno centro de la capital (concretamente, en la calle Comandante Albarrán esquina con la calle Duque de Alba, una de las más concurridas), se trataba de un cine de estrenos, bien equipado y al cual acudía, principalmente, “gente de bien”. Al igual que el resto de salas, éstas tenían un fin más social que cinematográfico, es decir, los habitante acudían al cine más bien para relacionarse que para ver la película de turno, generalmente. Su inauguración tuvo lugar con la película Recluta con niño (1956). Cabe destacar, sin duda, que durante esta época Ávila se convirtió en algo más que una ciudad pequeña donde los estrenos llegaban con relativa regularidad. Un acontecimiento sin precedentes invadía la capital abulense: el rodaje del film Orgullo y pasión (1957). A pesar de que no era la primera vez que se rodaban escenas de películas, como Tres historias de amor (1952) o El caballero negro (1953), la grabación de Orgullo y pasión fue muy sonada, por un lado, por su reparto excepcional con Sophia Loren, Cary Grant o Frank Sinatra entre otros y, por otro lado, por la oportunidad que se dio a los abulenses de participar en una producción venida directamente desde Hollywood. A raíz de este célebre rodaje, Ávila parece convertirse en “la meca del cine” durante los siguientes años. Películas y directores de renombre como El hombre que perdió el tren (1960) de León Klimovski, La mentira tiene cabellos rojos (1960) de Antonio Isasi-Isasmendi, Teresa de Jesús (1961) de Juan de Orduña, e incluso, Campanadas a media noche (1965) de Orson Welles, pasaron por la capital abulense para rodar varias escenas. El ánimo de los abulenses responde con ilusión a este tipo de eventos e intentan ser partícipes en los films que van pasando por la ciudad. Los artículos relacionados con estas actividades van en aumento, con títulos como ¿Tú no te apuntas para ser artista?... (DA: 10/04/1957). Pero no toda la población estaba satisfecha con el espectáculo del cine en esos años. Los espectadores, propiamente dichos, reclamaban en las carteleras de la ciudad mayor número de estrenos, ya que parecía que las películas proyectadas estaban a gusto únicamente del empresario del cine, sin contar con la opinión de sus clientes. Tras el conocimiento de estas demandas y con firme intención de que esta situación cambiara, los empresarios anuncian: “Se tiene el firme propósito de que en la magnífica sala de cine inaugurada hace pocos años [Cine Lagasca], que tantas ilusiones hizo concebir a algunos ingenuos, se dará en lo sucesivo solamente películas d estreno, inmediatamente después de ser proyectadas en los locales sitos en la Gran Vía de Madrid. En el Teatro Principal se repasarán las películas de más éxito durante estos últimos años, a precios populares. Periódicamente y alternando con esos programas actuarán compañías de teatro y de selectos espectáculos, que no se duda ni por un momento serán siempre del agrado de la concurrencia. El simpático salón de la calle Vallespín [Gran Cinema], va a reanudar sus actividades, después de una necesaria reforma, y en él se pasarán durnate todos los días de la semana films de estreno, en su mayor parte, aunque no de la excepcional categoría de las de nuestro palacio del cine.

El Cine Gredos, quedará supeditado casi exclusivamente a la programación de cintas aptas para niños y otras de tipo popular.” (DA: 28/12/1959).

Década de los 60 Durante las décadas posteriores a los años 50, el cine en Ávila se mantuvo más o menos estable en cuanto a estrenos se refiere. Es destacable la apertura de un nuevo cine en la capital: el cine Tomás Luis de Victoria. Situado en la calle Lesquinas, se trata del quinto cine que posee la ciudad hasta el momento e inaugura su sala con la película Los diez mandamientos (1957). Un cine moderno que sobrevivirá a todos sus competidores. Tampoco se dejó de lado durante este período el tema anteriormente tratado sobre la inmoralidad de las películas. Una frase de Emilio Carlos García Fernández , en su libro Ávila y el cine: historia, documentos y filmografía (1995), resume de forma excelente la opinión acerca de este tema: “Son las personas, las posturas ideológicas definidas, los espíritus sometidos al raciocinio de un encorsetado pensamiento, los que imponen propuestas que sirven de orientación para las conductas poco seguras” (García Fernández, 1995, pág. 227).

Década de los 70 Durante esta década de nuevo se volvía a hablar de la inmoralidad de las películas, pero de una forma más abierta. La línea recta, cristiana y moral de los redactores no se ve perturbada y comentan en diferentes artículos: “Verdaderamente la explosión erótica y pornográfica en Europa y ahora en nuestro país está alcanzando caracteres alarmantes que causan profunda preocupación a las personas sensatas y a cuantas ven esta panorámica actual con un mínimo de sentido cristiano, pues las derivaciones que de aquélla pueden sobrevenir son de una gravedad extraordinaria.” (DA: 18/03/1972) No es de extrañar este tipo de comentarios, puesto que la influencia que siempre ha tenido la Iglesia sobre este diario, a pesar de que era evidente el cambio que se iba a producir en toda España, era constante hasta muy entrado el siglo XXI. Es por ello que durante esta década observamos titulares con una temática muy parecida: “El erotismo, la pornografía y el ‘sexport’” (DA: 18/03/1972), “Humos metíficos, libertinaje sexual y pornografía… Y otra contaminación: el ansia desmesurada de ganar dinero” (DA: 12/04/1973), “La escalada pornográfica” (DA: 16/01/1976), “Inmoralidad” (DA: 13/02/1976). Es comparable, en esta etapa, el espacio publicitario que ocupaban dos grandes del entretenimiento (cine y televisión) en el periódico con el interés que mostraba la población abulense en ambos. Aunque no es equiparable al comportamiento actual, los espectadores de los años 70 ya no acudían en masa a los espectáculos cinematográficos y preferían la

información televisiva a la cinematográfica. Además, a finales de la década, la oferta en cuanto a cine se refiere dejaba mucho que desear puesto que: “Con censura o sin ella, con destape o sin él, al sufrido espectador abulense no le quedan muchas opciones. SI quiere ir al cine no puede elegir más que entre dos, ahora tres, películas y la elección, salvo en contadísimas ocasiones es sencilla: termina por irse a tomar unas cervezas, o a su casa a ‘digerir’ lo que la programación de televisión tiene preparado para él” (DA: 27/12/1978). A pesar de todos los problemas que pudiera haber, el cine siempre ha sido un pilar importante en la capital abulense y es por ello por lo que, en 1979, se lleva a cabo el primer cursillo de cine en Ávila, organizado por la Delegación Provincial de Cultura: “Cada día son más numerosos los aficionados a este arte, pues es indiscutible que en la era del consumo, el tomavistas tiene también su lugar de preferencia, y el saberlo manejar perfectamente ya de por sí es un arte” (DA: 29/06/1979).

Década de los 80 A principios de esta década entra en funcionamiento una nueva sala: el Teatro-cine Avenida. Más alejado del centro de la cuidad, éste cine situado en la avenida de la Juventud no posee tanta afluencia de público, aunque no por ello tiene una categoría menor en cuanto a tecnología se refiere. Durante estos años la mayor parte de los cines de lo que hemos venido hablando en este ensayo, echan el cierre (a excepción del Tomás Luis de Victoria). Superados, por una parte, por el éxito del vídeo y, por otra, por el cambio de mentalidad que experimenta la población. Los cursos sobre cine entran en auge y se pretende “enseñar cine” a todo aquél que lo desee, tanto niños como mayores. Se baraja la idea de introducir este medio como una forma más de educación en las aulas, aunque finalmente, no se lleva a cabo.

Década de los 90 y actualidad Los años 90 mantuvieron la línea que venía siguiendo el cine desde años atrás, aunque con algunos altibajos. Las únicas salas que quedaban abiertas eran las del T. L. Victoria, hasta la fugaz aparición de los Multicines Estrella, situados en la calle Virgen de Covadonga, que entre 1998 y 2000 basaron su cartelera en el cine infantil y de animación. Ese mismo año, y debido a la construcción del primer centro comercial en la ciudad, se abrió un nuevo cine en el Centro Comercial El Bulevar, los Cines Estrella (que pertenecían al mismo dueño de los Multicines Estrella), que dejó atrás a las dos salas del T. L. Victoria incorporando cinco salas con los últimos estrenos. A pesar de los intentos del empresario del histórico cine (incorporación de la tecnología 3D…), en 2011 no vio otra salida que cerrar sus puertas, quedando los Estrella como única opción para el ocio cinematográfico.

No obstante, es de sobra conocido que el visionado masivo de películas a través de Internet y otros soportes audiovisuales, está haciendo mella en el negocio de las salas cinematográficas. En el caso que a nosotros nos concierne, hay que sumarle además la localización de los Cines Estrella (a las afueras de la ciudad), todo ello nos da una clara indicación de que la situación del cine en la actualidad no es muy esperanzadora.

Conclusión En general, la mentalidad tan conservadora que se respiraba en la ciudad abulense impidió en ciertos momentos de su historia que el cine evolucionara a través de los últimos estrenos. Siempre con varios meses, y en algunos casos incluso años, de retraso respecto a las proyecciones en la Gran Vía madrileña, los espectadores abulenses disfrutaban regularmente de las últimas películas que les eran permitidas. Sin embargo, y gracias al interés de los empresarios, Ávila no se quedó atrás en lo que a tecnología se refiere. Adaptándose a cada período histórico, podemos deducir que, sin lugar a dudas, Ávila fue una ciudad consumidora de cine en todas sus épocas. Quizás por el clima frío que invitaba a realizar actividades de ocio en un lugar cubierto y caliente, o quizás por el verdadero interés que había por el cine, o simplemente por la sincronía de ambas cosas, el cine en la ciudad era fundamental. Con el paso de los años, las salas se fueron reduciendo y el consumo de productos cinematográficos, también. El auge que tuvieron los medios audiovisuales posteriores (televisión, Internet…) fueron una clara causa de este declive aunque, por suerte, no significaron su final.

Anexo

Plano y localizaciones de algunas de las salas de cine más importantes de Ávila

Leyenda 1. 2. 3. 4. 5. 6.

Gran Cinema Cine Lagasca Cine Actualidades/Cine Gredos Teatro Principal Cine Tomás Luis de Victoria Teatro-cine Avenida

Bibliografía MONTEVERDE, José Enrique. (1995). Historia del cine español. Madrid: Cátedra. CASTRO DE PAZ, José Luis y PENA PÉREZ, Jaime J. (2005). Cine español. Otro trayecto histórico. Valencia: Ediciones de la Filmoteca. RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, José L. (1995). Historia de España contemporánea y de nuestro tiempo. Madrid: Editorial Universitas S.A. GARCÍA FERNÁNDEZ, Emilio Carlos. (1995). Ávila y el cine: historia, documentos y filmografía. Ávila: Institución Gran Duque de Alba.

Otras fuentes consultadas Barbero Gutiérrez, María de los Ángeles, entrevista personal, 3 de octubre de 2011. Gómez Sañudo, Julio Carlos, entrevista personal, 5 de octubre de 2011. Hemeroteca de la Biblioteca Pública de Ávila. Hemeroteca de El Diario de Ávila. PAJARES, José Luis. Ávilas. La ciudad en brazos del tiempo [en línea]. Consultado: 04/10/2011. Disponible en: www.avilas.es Rodríguez Barbero, Francisco Javier, entrevista personal, 3 de octubre de 2011.

La exhibición cinematográfica en la ciudad de Ávila (1930-2011) por Lara Rodríguez Barbero se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.

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