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LA GRASA DE LAS CAPITALES
Esteban: Estaba leyendo una de las obras de teatro de Salvador Dellutri, quien comparte la mesa con nosotros, y encontré que en una de ellas que se llama “La sortija” utilizabas la canción de Serú Giran, grupo argentino, escrita por Charly García que se llama: “La grasa de las capitales”, una canción de rock para una obra de teatro que escribiste y que desarrollaste con la compañía que dirigís. ¿Por qué específicamente elegiste esta canción de Charly García tan emblemática de hace un tiempo atrás?
Salvador: Bueno, porque en primer lugar el “Rock Nacional” (como nosotros lo llamamos en nuestro país: Argentina), se produjo en un momento muy especial de la historia, y sacó una serie de canciones contestatarias muy interesantes. Entre ellos, está Charly García, un gran compositor a pesar de todo lo que sabemos de él respecto a su adicción, pero a pesar de eso es un gran músico y fue uno de los que mejor expresó los sentimientos de la época. Yo creo que no se puede entender a Charly García ni a Serú Girán ni a toda la música de él si no entendemos todo lo que pasaba en Argentina en esa época. En el año 1977 o 1979 Argentina estaba viviendo una época muy difícil porque había una esquizofrenia. Por un lado la Argentina gana el Mundial de Fútbol de 1978, tiene un gran deportista como Reutterman que ganá en la Formula 1, tiene un gran tenista como Guillermo Vilas o Clerc que sos dos grandes en lo suyo. La gente salía de Buenos Aires e iba directamente a Miami y compraba televisores de a dos y los traía y las revistas mostraban todo ello, y lo que se sabía de la Argentina era que es un país alegre pero mientras tanto desaparecía gente. Mientras tanto había un gobierno militar cuasi fascista presionando. Entonces había una ambivalencia, porque personas desaparecían y no se sabía bien por qué, había un estado policial y había una “cara” que mostrar. Yo tuve que vivir toda esa época, sobre todo la última época, cuando este estado estaba cayendo y yo estaba en la radio durante por ejemplo, la guerra de las Malvinas. Cuando yo llegué a la radio y nos abrimos a un programa en una radio A.M que llegaba a todo el país, la radio más importante en aquel momento del país, los domingos a la mañana tenía el espacio. Lo primero que me presentaron fue una lista de temas que no se podían tratar, de canciones que no se podían poner al aire (era toda una censura). Cuando llegó la época de la guerra de las Malvinas, el primer programa que tuvimos durante la guerra, llegó un inspector y me dijo “esto usted no lo puede decir, esta noticia usted no la puede dar”, y me acuerdo que le dije en aquel entonces “mire, si a usted le parece que yo me voy a poner en el micrófono y gritar “¡viva la guerra!” están equivocados, yo voy a hablar por la paz, y durante toda la
guerra de las Malvinas recuerdo que tenía constantemente una persona al lado vigilándome”. Mientras que por un lado había una gran euforia en las calles y en las publicaciones por el otro lado había una “esquizofrenia” en el país. En ese momento es justamente cuando aparece “Serú Girán” y Charly García con sus canciones. Por lo tanto las canciones de este grupo y de Charly García hay que mirarlas dentro de ese contexto. Fueron los únicos que hicieron música contestataria, y que a través de sus canciones decían lo que sentían frente a la realidad y lo que veían acerca de la violencia que había alrededor y cómo la sentían. Por ejemplo, hay una canción que se llama “Noche de perros” donde dice “y esta oscuridad, esta noche de perros, y esta soledad de pronto te va a matar. Te has perdido entre las calles que solías andar, estás herido como un pájaro en el mar, y no es que estés muy lejos de tu casa, justo en el lugar donde latía tu corazón, ya te veo entre los autos pidiendo perdón.” “Los autos” hace referencia a que venían a buscar a la gente, a que hacían desaparecer a las personas. Se vivía un clima por tanto que se veía reflejado en estas canciones. Yo creo que en general todos los dictadores son muy brutos y en general no se dan cuenta lo que pasa con el arte en el momento.
En otra canción que se llama “Los sobrevivientes” y ya el título lo dice todo; Charly García allí decía: “estamos ciegos de ver, cansados de tanto andar, estamos hartos de huir en la ciudad”. “Nunca tendremos raíz, nunca tendremos hogar y sin embargo ya ves, somos de acá”. Es decir, se sentía el desarraigo, entonces, todas estas canciones son muy respetables porque de alguna forma representaban el sentimiento de toda una generación y yo creo que mucha gente, ajena a todo esto, las ha juzgado mal y no ha sabido entender la profundidad que estas canciones tenían para hablar de la angustia de todo un sector de la juventud que estaba viendo eso. Que no creía que ganar un Mundial significara tener otro país, sino que estaba viendo esa lucha intestina que había e incluso presagiaba que todo terminaría muy mal como en definitiva terminó en la guerra de las Malvinas.
Hay que tener en cuenta el lenguaje común al analizar la letra de “La grasa de las capitales”. La grasa para el porteño, para el hombre de Buenos Aires significaría algo ordinario, algo de bajo nivel es algo que destruye el buen gusto. Entonces la canción comienza diciendo “que importa ya tus ideales que importa tu canción, la grasa de las capitales cubre tu corazón”. Está diciendo “ya no interesa los ideales que tengas ni que tengas una canción para llevar”. Hoy es todo bajo y lamentablemente todo eso está cubriendo el corazón de los hombres, lo está envenenando, lo que quiere decir que en esta canción él está fustigando todas esas cosas, y eso fue lo que me llevó a usar esa canción para mostrar el drama de un hombre.
Esteban: Claro, esto en una obra de teatro que tiene que ver con un drama de fin de milenio, donde todo se conjugaba y calzaba a la perfección el contenido de esta canción.
Salvador: Claro, esa obra se estrenó en el año 1999 y habla de un hombre: Julián Sandoval que entra en una crisis existencial. Crisis que lo lleva a revalorizar toda su vida y a ver como las “grasas” de las capitales (la grasa de las grandes ciudades como diría Charly García) llegó a meterse en el corazón y como está buscando sacarla en alguna forma, y Dios le da la oportunidad en la obra.
Esteban: Escuchemos la grasa de las capitales ¿te parece?
Salvador: Si, como no.
MÚSICA: LA GRASA DE LAS CAPITALES....
Esteban: Charly García cantando la Grasa de las capitales, canción creada en el año 1979 aproximadamente.
Salvador: Si, sale a la luz en ese año, probablemente haya sido creada en el año anterior.
Charly García es un gran músico clásico. Su madre fue profesora de música clásica. Cuando Charly tenía tres años recibió un piano de juguete y a los pocos meses ya estaba sacando algunas melodías, entonces se dieron cuenta que tenía un gran talento musical. Tenía 4 o 5 años y la madre recibía en su casa a grandes músicos argentinos, entre ellos un guitarrista, uno de los más grandes que contó la argentina, Eduardo Falú, y ese día toco algunas melodías en presencia de Charly y este le comentó a su madre que la guitarra estaba desafinada, la madre lo quería hacer callar, pero no obstante Falú lo escuchó y preguntó acerca de lo que dijo el chico, Falú se puso a revisar la guitarra y se dio cuenta que lo que decía Charly era cierto, la guitarra estaba desafinada. Charly García realmente tiene un oído musical tremendo, al punto que sale a la calle y si siente alguna bocina se da cuenta de cuál es la nota que oyó. Un día llegó a decir que la mayoría de las bocinas están en Si bemol. Pero sufrió mucho, porque en uno de los gobiernos fue perseguido su padre, y la familia tuvo que irse del país, pero él se quedó y eso fue una marca muy fuerte para su vida porque era muy pequeño todavía. Eso parece que le trae el vitiligo que hace que parte de su bigote sea blanco. Por todo eso él tiene grandes amarguras que canalizó por medio de la música.
Cuando uno escucha a Charly García se da cuenta que no es el rockero común que tomó la guitarra para hacer música sin saber mucho, sino que él es diferente, porque es un hombre preparado como para ser concertista. Lo interesante es que en muchas de sus obras a puesto temas que cuando uno los aisla son temas clásicos.
Yo hice una obra sobre Francisco de Asís y en el momento que Francisco va a ser juzgado públicamente por el padre la música con que él entra es un trozo de una composición de Charly García que se llama: Iquilea, y cuando yo preguntaba a personas del público si habían escuchado esa canción y si sabía qué era, no la identificaban, decían: “debe ser Mozart o Bach” y cuando les decía que era Charly García se quedaban pasmados. Es un compositor que reflejó una época.
Las grasas de las capitales es justamente lo ordinario que tiene la capital. Y él dice en cierto momento “no se banca más” y la palabra “bancar” significa “no se aguanta más”. De pronto utiliza el lenguaje de Buenos Aires para decir: “no transes más”, no negocies con esto. Porque el luego sigue diciendo: “¿por qué tenés que llorar? Es que hay otro en tu lugar que dice “vamos, vamos, la fama, la oportunidad está aquí”. Lo mismo me pasó a mí, lo tienes todo todo y no hay nada”. Está hablando del vacío de las cosas simples, del vacío religioso que se produce en la vida. Él dice: “A buscar el pan y el vino, ya fui muchas veces, a sembrar ese camino que nunca florece, no transes más, no negocies más”.
Esteban: la manera en que lo dice además. Pone dos símbolos muy fuertes.
Salvador: Terrible. Y habla del mundo del espectáculo, de la televisión que la ve como una máquina de promover consumismo, “con esas chicas bien decoradas”, él conoce ese mundo y sabe como se prepara una mujer para presentarse sensual ante una cámara. Y tiene una frase que es muy reveladora del momento que está viviendo, “gente re-vista”, la palabra “re” se antepone como sufijo para significar muy vista, pero “Gente” es una revista que se publica en Buenos Aires y que traía todas esas cosas. Está hablando de un mundo que no se banca más, la grasa de las capitales no se banca más, es muy interesante porque baja realmente a la “gran cloaca” que no era solamente los desaparecidos, sino todos aquellos que hacían el espectáculo para distraer a la gente, que eran los que creían que mientras fueran a Miami a comprar cosas, no importaba que fueran secuestrados los vecinos. Es decir, la canción está denunciando algo y lo está haciendo en el mismo momento que sucede, es algo muy valiente, el decir eso en ese momento.
Él escribió eso en ese momento porque estaba harto, cansado de muchas cosas. Había estado en Buzios primero en un ambiente de tranquilidad, de ahí se traslado directamente a Europa creyendo que iba a encontrar un mundo de arte diferente y se decepcionó y vuelve a Buenos Aires donde se decepciona nuevamente, se decepciona de las grandes ciudades, de las capitales. Hay algo, dentro de esa gran aglomeración de personas, que hace que lo ordinario y malo aflore, y lo pone todo en esa canción, y dice: “no aguantes más todo esto, no creas todo lo que se te está vendiendo, todo ese mundo de maravillas que te está vendiendo la televisión, todo ese triunfalismo que te está brindando la televisión y los medios es todo falso”.
Y por otro lado está diciendo también cuidado con las religiones, porque muchos religiosos estaban apoyando todo eso. Él hace una gran denuncia en esta canción, por eso la primera vez que la escuché no me causó la impresión que me dió cuando la volví a escuchar nuevamente, cuando comencé a pensar en la letra y en el momento que lo estaba diciendo y todo lo que quería decir y la angustia que estaba reflejando.
En algún sentido Charly es una persona profundamente angustiada que en determinados momentos se acercó a algún centro de fe para recuperarse de la droga, para salir del flagelo terrible que es eso, y lo primero que hicieron cuando él fue es mostrarlo a él en esos lugares para promocionar los lugares de rehabilitación. Charly García ante eso se fue y dijo: “son igual que todos”. Esto es como para tener presente. Lo usaron, lo usó gente que conocía muy bien el evangelio y que tenía que considerar el evangelio en otra forma.
Y eso del pan y del vino tiene que ver con eso, él vio la parte negativa de la fe, vio el mundo de fantasía y lo denunció.
A mi la canción de denuncia me interesa porque es algo así como el grito del alma de una persona al ver la realidad. Un hombre como él, aún, con todo el problema de adicción que pesaba sobre sus espaldas alcanzaba a ver que el mundo era uno desesperado y desesperante, y se sentía en su propio país como una persona ajena al mismo y sentía toda esa presión.
Lo que le sucedió también fue que le faltó el mensaje de esperanza. Él está diciendo: “no aguantes más, no soportes más todo esto, no le creas”, pero yo creo que además de denunciar hay que dar un camino de salida. La denuncia es sumamente importante y es de valientes realizarla pero hay que dar
juntamente con esto un camino de salida. El camino de salida es justamente lo que le faltaba a Charly García en sus canciones, sabía denunciar muy bien, pero le falta señalar un verdadero camino de salida.
Todos hemos pasado por eso y yo también tuve que pasar por eso, también tuve que pasar por las presiones y desapariciones, también tuve que vivir todo eso. Yo era joven en aquel momento y por supuesto que muchas de las cosas las entiende uno recién después, no las llega a comprender a cabalidad en el momento. Eso es algo que muchos no entienden, uno puede estar viviendo en determinado clima y sin embargo, no se llega a dar cuenta de ciertas cosas porque la corriente lo va llevando, sobre todo cuando uno tiene la inmadurez de un tiempo y de una época.
Todavía pertenecíamos a una generación, la de los que creíamos, creíamos en la sociedad, creíamos en lo que decían los diarios, creíamos en los mensajes que nos daba la televisión...creíamos.... Pero al final de cuentas, luego de ciertos eventos, llegamos a ser de aquellos que descreíamos de todo, no creemos en la televisión, no creemos en los diarios, etc... Charly García fue uno de los primeros en darse cuenta de esto y en denunciarlo. Y yo le tengo que agradecer a Charly García por mostrarnos esto, pero sin embargo, yo tomé otro camino, el camino de la fe y la esperanza, creo que en un mundo donde la grasa de las capitales no se aguanta más, no tenemos que creer en los hombres, pero tenemos que poner nuestra confianza en Dios, en Jesucristo, tenemos que adherirnos a una fe que no se acomodaticia a lo real, sino una fe crítica que mire a la realidad con ojos analíticos, que se de cuenta qué es lo que hay detrás de lo que se ve y que nos de lucidez. La fe cristiana verdadera es una que trae lucidez. No obstante hay que reconocer que muchas veces la fe cristiana se practica como alienación, pero la fe auténticamente cristiana nos da lucidez para entender las cosas, para comprender que el mundo es esto, pero a la vez para tener una profunda esperanza en Dios, que no solamente nos salva a nosotros, sino que puede dar un mensaje de paz y esperanza a todos los hombres a través nuestro.