LA HISTORIA DE CARDENIO: LA PARODIA DE UNA ALEGORÍA

LA HISTORIA DE CARDENIO: LA PARODIA DE UNA ALEGORÍA Diana ÁIvarez Amell El encuentro con Cardenio inicia el ciclo de aventuras en la Sierra Morena, u

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LA HISTORIA DE CARDENIO: LA PARODIA DE UNA ALEGORÍA Diana ÁIvarez Amell

El encuentro con Cardenio inicia el ciclo de aventuras en la Sierra Morena, una parte de la narración que marca una desviación en la ruta que hasta entonces había proseguido Don Quijote. Cuando Cardenio, el "Roto de la Mala Figura» que ha enloquecido de amor, abraza al de «la Triste Figura», se mira en los ojos de quien ha dicho que va a enloquecer de amor. La admiración mutua que se tra en la mirada de estos dos locos en la Sierra Morena inicia, con la narrativa Cardenio, una historia paralela a la del protagonista. La importancia de la historia de Cardenio es doble; de modo evidente, presenta a un personaje que refleja de manera oblicua caracteristicas del propio protagonista. Además, la inserción de la historia de Cardenio tiene consecuencias para la estructura de esta novela, porque propone, como se verá, una estructura nanativa que emplea de modo paródico elementos que corresponden a una alegoría, la del expiatorio del héroe, pero que precisamente al presentarse de modo burlón solicitan una interpretación distinta a la didáctica, que es la lectura apropiada para una Esta inversión paródica afecta por fuerza a la interpretación, puesto que ésta debe tomar en cuenta la nueva conexión que se establece en la narración entre elementos literarios conocidos que se hallan en el episodio de la Sierra Morena. El episodio del ascenso a la siena depende del esquema narrativo del héroe, que al internarse en la naturaleza realiza una hazaña en la que se prueba a sí mismo en un gesto de autodefinición. La parodia de este episodio invierte esta relación narrativa, propia de la significación simbólica que se encuentra en una alegoría, proponiendo otra clase de lectura. La historia de Cardenio inicia un ciclo de desviaciones nan-ativas que se ampliarán luego en el ciclo de novelas interpoladas que se cuentan en la venta, a donde van los diversos personajes que se reúnen en la Sierra Morena. Luego de la narración del episodio de Cardenio. se dice en el texto que la historia prosigue «su rastrillado, torcido y aspado hilo» (p. 344). La historia de Cardenio reafinna, por lo tanto, el intento narrativo de experimentar con la diversidad dentro de la unidad; llega a manifestarse plenamente con las novelas interpoladas que se narran en la venta. La diversidad dentro de la unidad constituye una de las caracte381

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rístícas fundamentales de la estructura narrativa de la historia del Quijote de la edición de 1605. Dos veces aparecen burlas solapadas a un concepto estricto de unidad naITativa. Los ejemplos que se ofrecen de un cerrado acatamiento al concepto de unidad son el cuento de Torralba que narra Sancho y la imposición de Cardenio de que nadie intenumpa el relato de sus desdichas. La evidente burla en ambas instancias parecelia indicar que el excluir la diversidad constituye una falta de artificio literario y un desatino. Antes de la entrada en la SielTa Morena, Don Quijote había desatado a los galeotes en el capítulo anterior (22). Estos prisioneros, que deben su libertad a Don Quijote, le corresponden el favor con pedradas. cuando Don Quijote solicita que se presenten ante Dulcinea. A instancias de Sancho. que con mucha razón teme la persecución de la Santa Hermandad. Don Quijote y Sancho huyen a la Sierra Morena. Pero Don Quijote convierte esa huida que conciertan en un don que le concede a Sancho: «que jamás has de decir a nadie que yo me retiré y aparté deste peligro de miedo. sino por complacer a tus ruegos» (p. 277). El conflicto entre Don Quijote y Sancho es semántico. Para Don Quijote, lo que parece importar es la palabra que defina la acción de ingresar en la Sierra Morena. La inversión de significado se registra en el discurso que explica el viaje; los dos personajes pueden explicarse la misma acción de varias maneras. Luego del descalabro que sufre en el episodio de los galeotes, se inicia «una de las más raras aventuras». Don Quijote reflexiona «que hacer bien a villanos es echar agua a la mar [ ... ] pero ya está hecho; paciencia. y escalmentar para desde aquí adelante» (p. 277). De tal forma ofrece una explicación para su compOItamiento, que no desvirtúa el carácter heroico de sus acciones, a pesar de las consecuencias. puesto que al llamarlo escanniento ofrece un sentido a la desviación forzada de su camino. Ya antes de la entrada en la Sierra Morena, se han acumulado los emblemas literarios: el héroe desata lo maléfico debido a un rasgo de su personalidad; en el caso de Don Quijote, la locura. Su desacierto heroico consiste en haber puesto en libertad a los delincuentes, una especie de caja de Pandora. Al marchar para expiar su culpa, debe enfrentarse al reto de la naturaleza misteriosa y amena7ante: la Sierra Morena, que es la montaña oscura. El viaje es un arquetipo fundamental en la literatura desde la épica hasta la novela contemporánea, en donde el viaje suele ser urbano. El Quijote es, en efecto, la historia del viaje del protagonista. Pero la incursión que hace a la Sierra Morena implica una desviación en la ruta de Don Quijote. Se separa del contacto con la sociedad, paI'a internarse en la naturaleza. Ese enfrentamiento del personaje con la naturaleza debía de servir como medio de autorrealización y autoconocimiento. De ahí que la confusión de identidad sea una característica del viaje expiatorio. Para Northrop Frye, el viaje del descenso del héroe lleva a la confusión de identidad. Si la confusión de identidad ocurre en el ascenso, esta inversión de la estructura narrativa marca la inversión de la significación del modelo literario, puesto que el ascenso debelia haber sido una vía hacia el autoconocimiento, en lugar de la confusión que se registra en el descenso del héroe. En este viaje a la montaña se presentan varios emblemas literarios del viaje de penitencia que se invierten de manera paródica. Este proceso aparece ya a partir de la explicación

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que pretende imponer el mismo protagonista cuando transforma la fuga del posible castigo de la Santa Hermandad, que ha sugerido Sancho, en un viaje heroico de expiación, puesto que este apartamiento puede tener características literarias, como se da cuenta en seguida Don Quijote, que reconoce el valor literario de la montaña. El escarmiento del héroe consiste en este caso en subir una montaña, vencer un obstáculo de la naturaleza. El apartarse de la sociedad, que de alguna manera le ha perjudicado, para redimirse sobreviviendo en el temido estado natural es parte de la prueba heroica. Al entrar en la Sierra Morena, Don Quijote y Sancho se apoderan de lo que encuentran en la maleta deshecha: Don Quijote del libro y Sancho del dinero. Así se transforman las relaciones que se habían establecido entre los dos personajes antes de subir a la montaña. Ante la falta del héroe loco, Sancho había asumido la función del Virgilio que conduce a ambos a la Sierra Morena. Sancho pierde su función de guía espiritual de este viaje al apoderarse del dinero y sobre todo porque no entiende la poesía. La incapacidad de Sancho para penetrar el código del libro más su renuencia a perder el dinero -no quiere encontrar al dueño porque no quiere devolver el dinero- hacen que rescinda de su función y se revela como un falso Virgilio. La capacidad para entender la poesía, o el «trovar», según las palabras de Sancho, junto a su insistencia en encontrar al legítimo dueño, restituyen a Don Quijote su función como guía. A pesar de que su encuentro con la muerte y el eros son experiencias vicarias para este héroe, Don Quijote recupera su legítimo puesto mediante las virtudes del valor y la verdad. No es sólo Sancho que sirve de contrapunto al arrojo heroico de Don Quijote. El cabrero anciano, con qwen luego se encuentran Don Quijote y Sancho, había tenido miedo de tocar la maleta; Sancho miente, por avaricia, negando que ellos la hubiesen tocado. A partir de esta experiencia, Sancho, que hasta ahora había dirigido a ambos hacia la Sierra Morena, pierde, junto a su dominio, la autonomía, aferrándose a Don Quijote porque tiene miedo. Don Quijote, al recuperar la capacidad para interpretar y entender el código de la poesía, recupera la capacidad para dirigir el camino. Cuando entran en la Sierra Morena, al inicio del ascenso del héroe a la montaña, en el ritual del viaje expiatorio, Don Quijote y Sancho se topan con una mula muerta y un libro de memorias que contiene poemas. Estos restos, que son emblemas de la muerte y la poesía, son las primeras huellas de Cardenio. Las experiencias catárticas de eros y la muerte, que servirían de elemento que provocaría la transformación del héroe, aparecen no como experiencias vividas por el héroe irónico que es Don Quijote, sino por Cardenio, que es otro desconocido. Este desplazamiento de la experiencia transformadora de enfrentarse a la muerte y al eros evidencian las deficiencias de Don Quijote en su búsqueda por configurarse como héroe. La burla a sus pretensiones proviene de que el otro que encuentra, y para quien son auténticas estas experiencias, está también loco. Para Don Quijote el desplazamiento es doble, pues la experiencia de la prueba heroica en la que contempla a eros y la muerte es una experiencia refractaria y vicaria, puesto que ambas pertenecen a Cardenio. La parodia invierte los valores literarios de los emblemas, puesto que la muerte se encuentra en el cadáver descompuesto

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del asno, mientras el soneto y la carta de amor están escritos al estilo rebuscado de la poesía cortesana. Clemencín llamó la atención con mucho disgusto al artificio de la expresión literaria: "discursos estudiados, relamidos, conceptuados y llenos de esta clase de agudezas y adornos, que son de todo punto incompatibles con los afectos vehementes de) ánimo» (p. 239). La evidente incomodidad de) editor de) siglo XIX delata algo más que un cambio de sensibilidad estética; destaca el carácter literario del discurso que articula Cardenio, personaje ducho en el código literario, pero que se revela singularmente ineficaz ante los vaivenes del discurso social. Ante la figura de Cardenio, Don Quijote no sólo ve el reflejo de su propia locura. Estos dos personajes, al entrar en la montaña, reciben epítetos que expresan sus deficiencias como representaciones defectuosas: la figura de Cardenio es «mala», la de Don Quijote es "triste». Ambos se miran con asombro como si se reconocieran: El otro, a quien podemos llamar el Roto de la mala Figura --como a don Quijote el de la Triste-, después de haberse dejado abrazar, le apartó un poco de sí, y, puestas sus manos en los hombros de don Quijote, le estuvo mirando, como que quería ver si le conocía; no menos admirado quizá de ver la figura, talle y armas de don Quijote, que don Quijote lo estaba de verle a él [p. 290].

Las razones que llevan a los dos a hacer el viaje a la Sierra Morena son distintas, pero ambas situaciones conflictivas comparten una sorprendente incapacidad para percatarse del lenguaje social, que requiere la flexibilidad del intercambio de discursos, interpretando el significado según el código textual y la situación contextual, Este equilibrio de virtudes interpretativas se conseguía al ejercer la "prudencia» y la "discreción». Tanto para Cardenio como para Don Quijote, el viaje a la Sierra Morena constituye una fuga de circunstancias que surgieron, en realidad, por una mal interpretación de los discursos ajenos por parte de ambos. De igual manera que Don Quijote malinterpreta la germanía de los galeotes, Cardenio malinterpreta las palabras y las intenciones de Don Fernando, hermano del noble a quien sirve y con quien sostiene una amistad. En el encuentro entre Don Quijote y Cardenio ha habido, por lo tanto, una acumulación de emblemas literarios del viaje de escarmiento de un héroe, en un ascenso paródico. La falta heroica es la locura y la incapacidad lingüística de Don Quijote de penetrar el código de la germanía que usan los presos, a quienes sencillamente no entiende. Su incapacidad para entender las palabras y la intención de otros provoca su caída cuando obliga a que suelten a los galeotes, porque malinterpreta las razones que ofrecen los presos. Su caída trágica la provocan las pedradas que le han lanzado los presos a quienes él había puesto en libertad. Su ascenso a la Sierra Morena es, por lo tanto, involuntario; en el mismo prescinde al principio de su autonomía, pues es Sancho quien, con gran sentido pragmático, instiga a la huida. El héroe accede filosóficamente, no atormentado por sus culpas. En realidad, su distanciamiento se subraya luego, cuando, después de enviar a Sancho con la carta para Dulcinea, se sienta a deliberar si conviene imitar la penitencia de Rolando, un loco furioso, o Amadís, un loco melancólico.

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Cardenio es, en parte, el personaje que representa el estereotipo del «salvaje» literario, como ha señalado la crítica. Se caracteriza como personaje por lo fragmentario; ya Márquez Villanueva ha señalado que Cardenio cuenta su historia en fragmentos y se «va iluminando a retazos» (p. 52). Cuando aparece por primera vez, está semidesnudo y se asocia con la naturaleza, lo mineral y lo vegetal: salta de risco en risco y de mata en mata. A medio vestir, también en sus accesos de locura pierde a ratos el lenguaje. Cuando Don Quijote lo conoce por primera vez se dice de él que «venía hablando entre sí cosas que no podían ser entendidas de cerca, cuanto más de lejos» (p. 289). Los dos encuentros con Carderuo configuran la dualidad inconexa del personaje, puesto que si en el primer encuentro es el salvaje, en el segundo encuentro, con la comitiva del cura y el barbero que van a la Sierra para salvar a Don Quijote, lo primero que escuchan es la voz poética de Cardenio que estaba en su «entero juicio». Este encuentro toma lugar en un claro del bosque, el lugar ameno apropiado para la poesía. El lenguaje y la ropa son signos culturales que indican que se pertenece a una sociedad. Carderuo se presenta por primera vez desprovisto de ambos: es el salvaje, que se interna en la selva, en las afueras de la civis. Su fragmentación como personaje se evidencia en sus harapos y sus balbuceos que no comprenden otros. De Carderuo en la Sierra Morena se dice que está «rendido de la naturaleza» (p. 340). No obstante, este regreso a la naturaleza tampoco le sirve a Cardenio de vía de expiación; su viaje no es sino una deformación, que subraya su marginación de la sociedad de la que ha huido. Su ingreso a la Sierra Morena no lo convierte en un ser «natural», sino en un ser antisocial que roba la comida a los cabreros. Sin embargo, como tantos otros personajes cervantinos, Cardenio es y no es, pues su locura esporádica señala la reversibilidad de un personaje que es un salvaje a ratos civilizado, el poeta que a veces es incapaz de hablar. La pérdida de su identidad en la Sierra Morena se debe a su insuficiencia, a su condición fragmentada, puesto que Carderuo, al igual que Don Quijote, huye de la sociedad por su incapacidad para articular un discurso social que comprenda los discursos de otros. La ineficacia de Cardenio como personaje consiste en que no logra anteponer su palabra para modificar las circunstancias. De ahí que algunos críticos hayan dicho de él que es «cobarde», como Madariaga, o que padece de una «timidez ante las menudas complicaciones de la urbanidad», como señala Márquez Villanueva (p. 51). Al igual que Don Quijote, Cardenio articula el lenguaje literario que le exime de la estrategia del lenguaje oral, que implica un compromiso entre las palabras con las que se expresa un individuo en una situación social, concreta y particular que exige las características de la «prudencia» y la "discreción», dos valores sociale..' (p. 328). Sancho, el paródico Virgilio de esta aventura, es el único personaje que no cambia en la Sierra Morena. Los disfrazados, el cura, el barbero y cabe añadir Dorotea, salvan a los desnudos, Cardenio y Don Quijote. Éste se había despojado de parte de su ropa, de la cintura para abajo. para mostrarle al avergonzado Sancho la extensión de su locura. dejando al descubierto la parte erótica de Don Quijote, que es, a fin de cuentas, ridícula. Esta categorización de los personajes en los que están vestidos y los que están desnudos establece un paralelo entre lo social y lo natural. Esta polarización se repite en el evidente paralelo entre la montaña y la venta. Es en la venta donde se resuelven los conflictos que se exponen en la montaña, lo que parecería indicar que en el medio social se hallan las soluciones a los problemas de los personajes. El encuentro con Cardenio, que inicia las aventuras de Don Quijote en la Sierra Morena, presenta una transformación en la estructura de la narración. Con excepción de la historia de Marcela y Grisóstomo y el cuento de Torralba que narra Sancho, el ascenso del héroe, que termina con el regreso de Don Quijote enjaulado camino a su pueblo, sirve de marco para los distintos relatos de las novelas interpoladas. que aparecen sobre todo en la venta. El amor, la locura, el escarmiento y la poesía aparecen en todas las historia':> que se cuentan luego en la venta, a donde regresan todos los personajes que habían ido a la Sierra Morena. Al igual que se interrumpe la narración de la historía de Don Quijote con las novelas interpoladas, se interrumpe el relato de Cardenio por lo que podríamos 387

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llamar un conflicto hennenéutico: Don Quijote y Cardenio discrepan sobre lo sucedido en un libro de caballerías. La narración de los sucesos en otro texto irrumpe en el relato de Cardenio, que a su vez ha interrumpido el relato de Don Quijote. En ambos personajes aparecen los motivos literarios de la locura, la confusión de identidad, que resultan de una lectura equivocada, porque, en última instancia, el Quijote es la historia de un lector que se equivoca cuando se confunde de género literario al imitar los libros de caballerías. En la historia de Cardenio, es indudable que la indagación sobre los afectos humanos queda vinculada a la indagación sobre la hennenéutica de la lectura. En el episodio de la aventura en la Sierra Morena se ponen de manifiesto en el texto varios experimentos narrativos; se reinterpretan los elementos del viaje hacia lo desconocido, sea como modo de purificación heroica o de penitencia amorosa, como señala Márquez Villanueva. El encuentro de los dos personajes locos, en de la Rota Figura y el de la Triste, además de constituirse mediante la parodia de emblemas literarios, da muestra,> de ser un intento de experímentación con la estructura narrativa, que se desarrolla en fonna de «hilo aspado», según la metáfora cervantina que aparece más adelante. Con la metáfora del «hilo aspado» se ofrece una solución al problema literario de la unidad dentro de la diversidad. Con la historia de Cardenio, se realzan también las interrupciones sostenidas a la historia central de las aventuras de Don Quijote. En la Sierra Morena se narran los infortunios de los dos amantes abandonados: primero Cardenio y luego Dorotea. Las soluciones a estas congojas de amor tienen lugar en la venta, en donde se repite la solución narrativa de la interrupción de la historia central con las novelas interpoladas. La historia de Cardenio inicia en la historia de Don Quijote la alegoría paródica del ascenso del héroe en el encuentro con su «par», Cardenio. El rito de purificación se desvirtúa mediante la parodia de la alegoria del viaje como experiencia transfonnadora. A su vez, el personaje de Cardenio refleja la paradoja literaria que establece un héroe convexo. El ascenso a la Sierra Morena se transfonna en descenso a la confusión y la locura, de la cual deben ser salvados por otros.

BIBUOGRAFfA CERVANTES, Miguel de: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (ed. Luis Andrés Murillo), Madrid, Castalia, 1984; (ed. Diego de Clemencín), Madrid, 1833. FRYE, Northrop: The Secular Scripture: A Study of the Structure of Romance. Cambridge, Harvard UP, 1976. MADARIAGA. Salvador de: Guía del lector del «Quijote», Madrid, Espasa Calpe, 1976. MÁRQUEZVIl.lANUEVA, Francisco: Personajes y temas del «Quijote», Madrid, Taurus, 1975. RILEY, E.C.: Teoría de la novela en Cervantes, Madrid, Taurus, 1966.

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