LA INQUISICIÓN EN EL MUNDO BARROCO DE NUEVA ESPAÑA

LA INQUISICIÓN EN EL MUNDO BARROCO DE NUEVA ESPAÑA Francisco Santos Zertuche Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. México Poder y ciudad Do

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LA INQUISICIÓN EN EL MUNDO BARROCO DE NUEVA ESPAÑA Francisco Santos Zertuche Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. México Poder y ciudad Don Felipe II, rey de España, al ordenar en 1569 la creación de los tribunales del Santo Oficio en el Nuevo Mundo, les dotó de su real consideración y apoyo para el cuidado y observancia ortodoxa de la fe católica. 1 Tal como se acostumbró en la estructura de la organización inquisitorial peninsular, las nacientes instituciones indianas quedarían bajo el mandato y control directo del Consejo de la Suprema y General Inquisición de España, en ese tiempo presidido por Don Diego de Espinosa. Al año siguiente, el Inquisidor General expidió los nombramientos o títulos a los inquisidores -asentando de manera enfática el poder político y religioso con que quedaban investidos-, y las ordenanzas para el funcionamiento institucional con el carácter de tribunal de la fe o del Santo Oficio, denominadas Instrucciones... para La Fundación de la Inquisición de México. 2 Así pues, desde la fundación y en la práctica cotidiana a todo lo largo de la época virreinal, el éxito de la misión de los inquisidores estaría en cierta forma garantizado, o bien facilitaría su cometido, pues siempre contarían con el respaldo real y la idea del poder medieval de la institución inquisitorial. Su autoridad se proyectaría en todos los ámbitos de la sociedad y por encima de los mas altos poderes civiles y eclesiásticos, y se impondría visualmente por la significación urbana del emplazamiento de su sede en la ciudad. El tribunal encabezado por el doctor D. Pedro Moya de Contreras, inquisidor apostólico fundador, llegó a la capital novohispana el mes de septiembre de 1571. La ciudad de México era una ciudad naciente de apenas cuatro décadas de edad. Había sido trazada y plantada sobre la antigua ciudad indígena que Hernán Cortés nombró “la grande ciudad de Temixtitán“; que conquistó justamente el día de San Hipólito Mártir, el 13 de agosto de 1521, que tanto describió y admiró en sus Cartas de Relación, para luego ordenar su traza a la manera española. 3 Cortés narró con asombro la imagen del poder político indígena asociado a la imagen urbana y arquitectónica de su ciudad, hoy sabemos que eran edificaciones que expresaban su civilización, arte y cultura monumentales, y contenían la cosmovisión y sentido religioso indígena. Pero, Cortés, maravillado por esta dualidad de arte y poder, asoció o confundió aquellos “templos“ de la otredad indígena con las “mezquitas“ de la otredad

GREENLEAF. E. Richard. La Inquisición en Nueva España, siglo XVI. México. Fondo de Cultura Económica. 1985, menciona la real cédula de fundación del 25 de enero de 1569. 2 GARCÍA. Genaro y Carlos PEREYRA. La inquisición de México... México. 1906. pp. 225247. 3 CORTÉS. Hernán. “Carta de Relación, enviada a Su Sacra Majestad del emperador Nuestro Señor, por el Capitán General de la N[ueva] España, llamado D. Fernándo Cortés“. en LORENZANA. Francisco Antonio. Historia de Nueva España escrita por su esclarecido conquistador Hernán Cortés (aumentada con otros documentos y notas por...). t.II. México. Secretaría de Hacienda y Crédito Público-Miguel Ángel Porrúa. S.A. 1981. 1

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árabe,4 llamó “torres“ a las “pirámides“, y asentó: “Hay bien cuarenta torres muy altas, y bien obradas, que la mayor tiene cincuenta escalones para subir al cuerpo de la torre; la más principal es más alta que la torre de la iglesia de mayor de Sevilla“. 5 Como una curiosa coincidencia la segunda Carta de Relación fue impresa en “La muy Noble, y muy Leal Ciudad de Sevilla“ por el famoso impresor de origen alemán Jacobo Cromberger, el 8 de noviembre de 1522, al parecer una “una primicia del Arte de la Imprenta en Sevilla, acaso de toda España“.6 La expresión urbana del poder fue un tema conocido y utilizado por la red inquisitorial peninsular, los tribunales americanos continuarían con esa tradición y tendrían una situación urbana privilegiada. Siguiendo lo dispuesto por el Consejo de la Suprema y General Inquisición de España, la presencia institucional y las modalidades artísticas que adoptaría cada tribunal en sus respectivas jurisdicciones desde las ciudades sede de México, Lima y tiempo después de Cartagena de Indias (1610), sería una prerrogativa de los señores inquisidores, quienes interpretarían el binomio poder-arte para ostentar la “majestad y autoridad de la Inquisición“, con su respectivo sello personal y regional.7 Para el traslado a México del tribunal, Moya de Contreras portaba entre los documentos reales que lo acreditaban, el mandamiento de ser recibido con todos los honores y respeto como correspondía a su persona y el distinguidísimo cargo e institución que representaba. También se previó en los documentos el alojamiento del tribunal: “como hayáis llegado a la gran ciudad de Temistitlán México, lo haréis saber al Virrey para que, conforme a la cédula que lleváis de Su Majestad, os señale casa y lugar“. 8 Y así sucedió. El virrey Martín Enríquez seleccionó acertadamente el mejor sitio urbano de la ciudad para acomodar a los inquisidores. El emplazamiento urbano resultó ser la plaza de Santo Domingo, situada a poca distancia hacia el norte de la plaza mayor, (en la que hoy destacan el palacio de los virreyes y la catedral con el sagrario metropolitanos). En ella existían unas casas muy a propósito, pero no sólo eso, el virrey visualizó la conveniencia para el tribunal de la vecindad en la propia plaza del establecimiento e iglesia de los dominicos, quienes tenían mucha cercanía con las actividades inquisitoriales. Por lo tanto, la plaza, el templo y la propia Orden de Predicadores permitirían a los inquisidores realizar algunas ceremonias como los autos de fe, entre otras. A partir del primer tercio del siglo XVIII, la cercanía entre dominicos e inquisidores desmbocaría artísticamente en un ambiente urbano y arquitectónico de la más lucida y simbólica expresión de unidad barroca de la ciudad. La evidencia es notable. La hipótesis de este estudio supone que sin apartarse de las ordenanzas de tradición medieval que dictó el Consejo, el tribunal novohispano se modernizó al estilo de los tiempos barrocos que corrían cuyo epicentro fue la Ciudad de México. Fue un largo proceso histórico y artístico de más de un siglo y medio de duración que culminó en 1737. A partir de ese año la sede del Idem.. pp. 105 “Hay en esta Ciudad muchas Mezquitas, o casas de sus ídolos, de muy hermosos edificios...“. 5 Idem.. pp.105-106. 6 Idem. . p. 171, cif. nota 1. 7 MARTÍNEZ ROSALES, Alfonso. “La Inquisición en el Nuevo Mundo y en el Arte: México, Lima y Cartagena“. 1994. pp. 304-305. 8 GARCÍA, Genaro y Carlos PEREYRA. La inquisición de México... México. 1906. p. 226. En algunos documentos aparece la denominación de la antigua ciudad de México con el término Temixtitán, en otros Temistitlán, y también el de Tenochtitlán. 4

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tribunal lució la imagen de un palacio barroco peculiar que sintetizó autoridad, majestad y respeto institucional, bajo el patrocinio y predilección por el arte de varias generaciones de inquisidores; con el tiempo sería apreciada esa imagen arquitectónica y urbana por única y original en el mundo barroco novohispano. 9 La hermosura barroca de la Inquisición, asombrosa y enigmática El urbanismo barroco de la plaza de Santo Domingo de México está conformado por tres edificios de arquitectura de primera importancia, que dominan la historia de este espacio público: el Real Templo y Convento Imperial de Santo Domingo (1716-1736), la Real Aduana (concluida en 1730) y el Palacio del Tribunal de la Inquisición (1732-1737); otras edificaciones que son casas señoriales y el portal de mercaderes complementan la plaza. Se trata de un espacio cuadrado resultado de la traza ortogonal de la ciudad del siglo XVI. Por el lado norte (calle de por medio llamada de La Perpetua) colindaba con el atrio amurallado del templo dominico, con proporción similar. Las casas de la Inquisición están situadas en el lado oriente a lo largo de la calle de Real de Santo Domingo (hoy Brasil) y hacen esquina con la calle de la Perpetua (hoy Venezuela). Sobre el mismo costado poniente se encuentra el edificio de la Real Aduana. Así que la imagen barroca de la plaza que felizmente perdura hasta nuestros días se configuró entre los años 1716-1737. La barda atrial fue demolida en el siglo XIX, por tanto la plaza original y el atrio pasaron a formar un único espacio urbano. Lo interesante de este asunto es que los cambios historico-artísticos están plenamente documentados. Son los propios personajes históricos quienes ponen de manifiesto el pensamiento del siglo XVIII que prevaleció e involucró sus ideas artísticas barrocas. Actualmente podemos apreciar los cambios arquitectónicos y urbanos que se propusieron derivados de la finalidad y patrocinio de cada monumento: El magnífico templo y convento dominico del real patronato del Rey de España; la aduana bajo el patrocinio del virrey y los comerciantes, representó el edificio civil para el control administrativo de las operaciones mercantiles del virreinato; y para el caso del Tribunal de la Inquisición, bajo el auspicio de los inquisidores quedó plasmado en su imagen arquitectónica el carácter de tribunal mixto -apostólico y real- y el concepto de autoridad jerárquica y majestad de la institución. ¿Cómo se desarrolló el proceso que culminó en la imagen del tribunal novohispano? Pues, en el mes de junio de 1732 los inquisidores D. Pedro Navarro de la Isla, D. Pedro Anselmo Sánchez de Tagle y D. Diego Mangado y Clavijo recibieron un memorial de Pedro de Arrieta, maestro mayor de obras y arquitectura de la Inquisición, quien había insistido durante muchos años en resolver radicalmente los serios deterioros que presentaban las casas del tribunal. Explicó el proyecto de las obras que resolverían dichos viejos problemas y adecuar o remodelar los recintos de oficinas, habitación de los inquisidores y las cárceles; en especial pensó en cambiar de manera rotunda la imagen artística y arquitectónica de las casas del tribunal. Arrieta propuso una novedosa geometría de la forma y el espacio que incluía aspectos urbanos como 9 MAZA, Francisco de la. El Palacio de la Inquisición. (Escuela Nacional de Medicina). México. Universidad Nacional Autónoma de México. 1951. Instituto de Investigaciones Estéticas. 82 pp.. 40 ils.. Ediciones del Cuarto Centenario de la Universidad. Para mayor información puede consultarse SANTOS ZERUCHE. Francisco. Señorío, dinero y arquitectura. El palacio de la Inquisición de México. 1571-1820. El Colegio de México y Universidad Autónoma MetropolitanaAzcapotzalco. (coed.). México. 2000. 274 p.. ils..

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la relación con la plaza y el resto de los edificios de ella, y, aspectos arquitectónicos del diseño de la portada y del patio principal. (Ils. 1 y 2) El maestro explicó tan importante asunto a los inquisidores en la siguientes términos: “he discurrido ochavar la esquina hacia la plazuela de Santo Domingo y dar en ella la puerta principal (con lo) que podría ostentar y ser cosa notable su arquitectura, gozándose así por esquina como por la parte del poniente y parte del sur, que son las dos calles que coge dicha Inquisición, y por la inmediación a la puerta de Santo Domingo donde se celebran todas las funciones de este Santo Tribunal, y al mismo tiempo (sobre ser cosa muy segura) desembocará derechamente en dicha plazuela de Santo Domingo, con lo que parecerá que el Tribunal está en dicha plazuela“. Es necesario enfatizar y recordar que la entrada principal a las casas de la Inquisición estaba en el paramento oriente de la calle Real de Santo Domingo, y al entrar o salir cualquier persona se topaba de frente con la parte lateral de la muralla del atrio, era evidente que la portada carecía de presencia urbana al no participar francamente del espacio de la plaza. Pero, aunque los inquisidores conocían muy bien al arquitecto Arrieta pues hacia 37 años que servía al tribunal, ordenaron que los arquitectos Antonio Álvarez y Miguel de Rivera presentasen un dictámen para confirmar la decisión que adoptarían, la situación era más grave y la solución más audaz. Al parecer Álvarez y Rivera eran ajenos al tribunal pero conocidos por los inquisidores y muy probablemente del propio Arrieta, puesto que en 1723 les habían mandado hacer un dictamen similar. El testimonio y dictámen que presentaron los arquitectos resultó muy favorecedor a lo propuesto por Arrieta. Actualmente nos permite apreciar en sus propias palabras el sentido artístico, la sensibilidad barroca imperante y en especial la opinión que se tenía en México de la importancia y prestigio de la Inquisición. Álvarez y Rivera aseguraron que al formar Arrieta “un ochavo para el claro de la puerta y adorno de su arquitectura y la inmediación a la puerta principal de dicha iglesia (de los dominicos), ...quedará con notable hermosura, y con la novedad de singularizarse por única en este reino, siendo el Tribunal el que debe ostentar la mayor grandeza por lo que en sí encierra“. Pero, ¿en qué consiste la singularidad de esa “notable hermosura“? El proyecto se aprobó y las obras se realizaron de manera continua desde 1732 hasta 1737. Desde ese año hasta nuestros días, el monumento se conserva y permanece a la vista de todos. Su presencia y ubicación complementó armónicamente la plaza y le dio dignidad a la institución. El arquitecto Pedro de Arrieta interpretó con mucho oficio y arte el carácter civil y eclesiástico del tribunal proponiendo un arco mixtilíneo sobre la puerta en su portada. Y al colocar dicha portada en la esquina, en ese trazo ochavado, al mismo tiempo se propuso que el patio principal fuese un cuadrado perfecto, y mediante un eje diagonal, se comunicase visualmente en dirección del espacio cuadrado de la plaza. De manera que la portada, con la entrada o puerta principal, quedaría como un plano perpendicular al eje diagonal y acabaría por apreciarse mejor la torre de la iglesia. El resultado fue al mismo tiempo singular, notable y hermoso dado que con ese trazo diagonal se alteró en el espacio de manera radical la traza ortogonal de la plaza según se dispusó en el siglo XVI. (Ils. 3 y 4) El patio principal es otro componente importantísimo del palacio que contribuye a la singularidad de esa la notable hermosura. En dos palabras, fue y es asombroso y enigmático. ¿A qué obedece esa peculiaridad? Veamos. En general los patios de la arquitectura novohispana e iberoamericana -incluso hispánica-, se caracterizan por responder a una tipología de forma cuadrada,

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suelen tener pórticos o soportales con arcadas, e invariablemente tienen la entrada perpendicular por alguno de sus lados. El maestro Arrieta continuó con esa tradición en el palacio de la Inquisición, pero propuso una innovación de corte barroco que fue una verdadera primicia de su ingenio y creatividad, exclusiva de este monumento frente al mundo barroco de la arquitectura de Nueva España. Consistió dicha aportación en la manera diagonal de entrar al patio y la solución y diseño de los arcos de las esquinas que generan espacios nicho o rincones, uno de los cuales es o hace la función de vestibular, o bien, se convierte precisamente en un soportal interno entre el umbral del portón y el espacio del patio principal. La solución estructural y artística es excepcional por asombrosa e inquietante. En el pórtico bajo a manera de claustro en apariencia eliminó las cuatro columnas esquineras y a la vista aparecen cuatro arcos al aire, y sobre éstos en la parte superior mantuvo las columnas, de tal manera que resulta una situación que cautiva por que asombra. En el lado poniente del patio destaca la escalera principal finamente labrada en los altos y los bajos. En suma, se trata de un recurso barroco creativo que nos remite a reconocer la agudeza y el ingenio de la época; características ambas de la cultura barroca en Nueva España y muy probablemente en toda Iberoamérica. Es evidente que en esta materia el crédito del patrocinio corresponde a los inquisidores y el de la creatividad y ejecución a los artistas, meritorios actores en esta historia. Arrieta tuvo razón y visión al buscar que su obra para el Tribunal de la Inquisición de México tuviese perpetuidad, firmeza y hermosura. 10

Bibliografía CORTÉS. Hernán. “Carta de Relación, enviada a Su Sacra Majestad del emperador Nuestro Señor, por el Capitán General de la N. España, llamado D.Fernándo Cortés. en LORENZANA. Francisco Antonio. Historia de Nueva España escrita por su esclarecido conquistador Hernán Cortés (aumentada con otros documentos y notas por...). t.IV. México. Secretaría de Hacienda y Crédito Público-Miguel Ángel Porrúa. S.A. 1981. ed. facs. GARCÍA, Genaro y Carlos PEREYRA. La inquisición de México. Su origen, jurisdicción, competencia, procesos, autos de fe, relaciones con los poderes públicos, ceremonias, etiqueta y otros hechos. Documentos inéditos tomados de su propio archivo. México. (Documentos inéditos o muy raros para la historia de México. Publicados por... t. V). 1906. MARTÍNEZ ROSALES, Alfonso. “La Inquisición en el Nuevo Mundo y en el Arte: México, Lima y Cartagena“. en Gabriela Ramos, (comp.). La venida del reino, Cusco. Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de Las Casas“. 1994, pp. 297-325. MAZA, Francisco de la. El Palacio de la Inquisición, (Escuela Nacional de Medicina). México. Universidad Nacional Autónoma de México. 1951. Instituto de Investigaciones Estéticas. 82 pp.. 40 ils.. Ediciones del Cuarto Centenario de la Universidad. MEDINA, José Toribio. Historia del Tribunal Santo Oficio de la Inquisición de México. Ampliada por Julio Jiménez Rueda. México. Ediciones Fuente Cultural. 1952.

10 Las citas indicadas entre comillas proceden de fuentes primarias, véase Archivo General de la Nación/México. Inquisición. vol. 804. exp. 1. ff. 22-24.

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---.Historia del tribunal la de Inquisición de Lima (1569-1820). Prólogo de Marcel Bataillon. 2 vols.. Santiago de Chile. 1956. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina. ---,La Inquisición en Cartagena de Indias. Prólogo de Pedro Gómez Valderrama. Santa Fe de Bogotá. [¿?]. 2a.ed.. Carlos Valencia Editores. SANTOS ZERUCHE. Francisco. Señorío, dinero y arquitectura. El palacio de la Inquisición de México. 1571-1820. El Colegio de México y Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. (coed.). México. 2000. 274 p.. ils..

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