Didáctica de la lectura
LA LECTURA EXPRESIVA EN LA CLASE DE LITERATURA
DrC. Eraida Campos Maura
[email protected] Profesora Titular de Estudios lingüísticos del español Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Cuba
Resumen La lectura constituye una de las ricas experiencias intelectuales y espirituales del ser humano. Es una experiencia de aprendizaje con la que se adquieren conocimientos, proporciona a las personas la sabiduría acumulada por la civilización, experiencias, habilidades e intereses. La práctica de la lectura en clases es una modalidad de la oral que generalmente se aplica a textos de matiz sentimental o lírico. La expresividad puede cambiar la interpretación del mensaje del texto y, bien lograda, se convierte en un elemento esencial que ayuda a la articulación y la entonación. La lectura expresiva, en el proceso de enseñanza aprendizaje contribuye al desarrollo articulatorio, de entonación y expresividad; a la modulación de la velocidad de la lectura respetando los signos y las grafías; la transmisión de la emotividad, evitar el miedo escénico, la asunción de posturas integrales antes la lectura de los diferentes géneros literarios.
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Introducción Actualmente muchos factores gravitan negativamente sobre la práctica de la lectura: el carácter vertiginoso de la vida moderna en términos de inmediatez, que va a dar prioridad a otras ocupaciones más perentorias para el hombre; la presencia ascendente de las nuevas tecnologías de la información que ofrecen un producto cultural, cuyo resortes comunicativos lo hacen más atractivo, convirtiendo al lector en consumidor más que un ente activo. Cuba no está al margen de la situación explicada anteriormente, a pesar de que la política cultural y la educación sitúan a la lectura entre los objetivos estratégicos de trabajo no son pocos los cubanos que se quejan de la falta de interés de sus hijos por la lectura y la preferencia que han despertado en ellos las sofisticadas preferencias por la electrónica y la informática; buscando el entretenimiento fácil. Esta postura es la resultante de la variación de los patrones éticos y espirituales que en estos tiempos se experimentan en el mundo. La lectura pierde el efecto de prestigio social que poseía, antes ella le da paso a otras prioridades ligeras que ciertas tendencias postmodernas estimulan. La lectura constituye una de las ricas experiencias intelectuales y espirituales del ser humano, la base de la cultura está en la lectura. El que no gusta de leer nunca podrá ser considerado una persona culta. Los grandes pensadores de todos los tiempos le atribuyen a la lectura un papel decisivo. Desarrollo Frente a las teorías que conciben la interpretación como persecución de la intención del autor o a las que la entienden como seguimiento de la intención del lector, la teoría semiótica de la recepción de Umberto Eco (Eco, 1985) afirma la necesidad de buscar en el texto lo que dice, con referencia a los sistemas de significación desde los que fue emitido y a su propia coherencia interna. Desde esta perspectiva, la libertad interpretativa del lector es estimulada y regulada por el texto. El destinatario de un texto llena los espacios vacíos que el texto contiene, realizando un recorrido por sus diferentes niveles con base en los conocimientos que el texto le exige y en los movimientos interpretativos que este, además, motiva en él. Para el Dr. C Ramón Luis Herrera Rojas, especialista y escritor de literatura infantil-juvenil “la lectura es un hábito en tanto adicción, pero no en cuanto automatización. Nada menos automático que esa complejísima actividad integradora de lo cognitivo, lo afectivo y lo volitivo, que fructifica en el terreno abonado por múltiples influencias estimulantes, desde la más temprana edad, que crece en la gozosa y liberadora interacción con la cultura toda y no con la mera mecánica de la adquisición y ejercitación de la lectoescritura. Es decir, necesidad superior plenamente humana -ni el más entrenado y astuto de nuestros parientes antropoides temblaría jamás de emoción con un verso, tal vez sí con un beso-, necesidad que se satisface en la formidable experiencia de la lectura misma, como las de
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conocer, amar y ser amado, sentirse digno y seguro, apreciar y crear lo bello, se complacen en la alegría del conocimiento, el amor, la dignidad y la belleza”. (Herrera, 2006, p. 1) La literatura como medio del lenguaje contribuye a enriquecer el vocabulario y ampliar el conocimiento, además de ejercer una gran influencia en la formación del carácter, los sentimientos, convicciones y el gusto estético. Por lo que es necesario que los docentes amen la lectura, como forma de apreciación de la literatura y se la hagan amar a sus alumnos, que sepan realizar un trabajo de formación de hábitos, despertando en ellos el deseo de leer lo bello de la literatura universal, los preparen en la búsqueda de las verdades de la naturaleza y del conocimiento científico; y cultiven en ello la fantasía y la habilidad para ampliar los conocimientos en los libros de consulta. En el libro “Invitación a la lectura” de Camila Henríquez Ureña (Henríquez, 1975, p. 5), precisó que la primera parte de lectura es recibir las impresiones de ese texto hasta el límite de nuestra capacidad de receptividad y comprensión. Por otra parte, la lectura es una experiencia de aprendizaje con la que se adquieren conocimientos por vía escrita, proporciona a las personas la sabiduría acumulada por la civilización, experiencias, habilidades e intereses; en fin, la cultura. Juan Ramón Montaño es del criterio de que los significados del texto suelen descubrirse a través de tres fines u objetivos: Primero: La lectura para obtener información, para saber; segundo: La lectura para opinar, interactuar y para actuar; tercero: La lectura para entretenerse, para gozar, para crear, para jugar y para recrearse. (Montaño, 2012, p.14) Cada uno de los tres fines se corresponden con los niveles de comprensión de la lectura reconocidos por Angelina Roméu: nivel de traducción, el receptor capta el significado y lo traduce a su código; nivel de interpretación, el receptor emite sus juicios y valoraciones sobre lo que el texto dice, asume una posición ante él; nivel de extrapolación o de lectura creadora, el receptor aprovecha el contenido del texto, lo usa, lo aplica en otros contextos. (Roméu, 2001, p. 18) Muchos autores hacen referencia a la lectura atendiendo a la intención del lector o destinatario, o sea, por placer o recreativa y por necesidad de estudio. También se han analizado las características de la lectura de acuerdo con su tipología: en silencio, oral, creadora, sin explicar que para leer un libro y aprovechar bien este esfuerzo de estudiarlo cabalmente, así como para desarrollar esas habilidades, es recomendable realizar tres tipos de lectura: 1
Lectura de presentación: tiene su peso en la paratextualidad (leer la hoja de presentación, solapas y la contraportada; el prólogo y el epílogo o las conclusiones; sobre la vida y obra del autor, la tendencia a que pertenece, su enfoque ideológico, los temas que prefiere, las características de su estilo, la época en que se enmarca la obra, qué hacía el autor en esa época, sus vivencias, etc.
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Lectura de familiarización: incluye los primeros y los últimos párrafos de cada capítulo, tras una buena lectura de presentación. A partir de ella, aplicando estrategias de anticipación e inferencia, el lector puede decir en esencia, de qué trata el texto.
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Lectura de estudio: está en dependencia del tipo de texto y del objetivo con que se realice. Siempre será precedida por una lectura de presentación y por una lectura de familiarización y lleva como primer paso el trabajo con el vocabulario.
Cada tipo de lectura tiene una velocidad diferente. Por ejemplo, las novelas excitantes se leen más rápido que los libros de texto y entre estos últimos, varía la velocidad de acuerdo con cuán bien estén escritos, a quién vayan dirigidos y con el propósito con el que se lea. Es importante que cada sujeto conozca su velocidad de lectura, de esta forma puede planificar mejor su tiempo, tanto para leer, como para estudiar. No hay análisis de obra literaria sin lectura. Los autores son del criterio de que el profesor debe propiciar la lectura total de obras breves: algunos poemas, cuentos, artículos, ensayos, y debe persuadir al estudiante a la lectura de partes importantes de obras extensas para ser analizadas en clases, por una parte, y, en consecuencia, estimularlo a la lectura total en tiempo extraclase. La motivación debe partir del ejemplo del profesor. La práctica de la lectura en clases puede corresponderse con los tipos que señala, Cira Gloria López (López, 1975, p. 6), cada una con sus particularidades y objetivos: lectura expresiva, lectura en silencio, lectura oral, lectura creadora. La lectura expresiva es una modalidad de la oral que generalmente se aplica a textos de matiz sentimental o lírico. La expresividad puede cambiar la interpretación del mensaje del texto y, bien lograda, se convierte en un elemento esencial que ayuda a la articulación y la entonación. Estos elementos son indispensables para realizar con éxito este tipo de lectura. Una buena lectura expresiva, debe: -Cumplir los requisitos señalados para la lectura oral, en cuanto a la articulación y entonación correctas. -Trasladar el mensaje lógico del texto con toda la intención del autor. -Hacer llegar el mensaje emocional, los sentimientos y riqueza imaginativa de la obra. Los estudios de la profesora Moraima Quintana Baeza (Quintana, 1987, p. 15) permiten evaluar consideraciones acerca de la calidad de la lectura expresiva y los resultados que pueden obtenerse de ella, en dependencia del entrenamiento en la pronunciación y articulación de los sonidos y de las combinaciones de estos, de la adopción de una natural manera de leer. Quintana Baeza (Ob. Cit.) significa las faltas que deber ser evitadas en la práctica de la lectura expresiva: lectura de palabras aisladas en vez de grupos fónicos o frases completas, errores de
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pronunciación; omisión, adición o sustitución de palabras, sílabas y letras; entonación imperfecta o monótona, mal énfasis y mala modulación de la voz, poca soltura y manera incorrecta de respirar. Otra modalidad es la lectura coral, que tiene como base la lectura dramatizada. Está dirigida a lograr la armonía y entonación melódica como en un coro de música. La lectura coral (con uno o más solistas) permite el trabajo con: Deficiencias remanentes en la pronunciación, entonación y ritmo Tratamiento de los alumnos tímidos o con defectos considerables Existen diferentes modalidades de lectura expresiva en las diferentes formas que adopta la clase durante un tema del programa de cualesquiera de las asignaturas del plan de estudio. Durante los análisis de obras líricas, en las clases introductorias, por lo general, se presenta el nuevo contenido, se recomienda la lectura modelo por el profesor o por alumnos previamente preparados, pues la escucha de este tipo de lectura activa una posición ante la realidad de cada obra. Es recomendable seleccionar fragmentos que contribuyan a completar el binomio contenido-forma en el despertar, no solo del gusto estético, sino de la valoración ante determinadas posiciones asumidas por los autores. Durante aquellas clases dedicadas a la lectura y análisis de las obras es importante la lectura de determinados versos o estrofas propias para: Ejemplificar los recursos expresivos Argumentar opiniones o criterios que se sustenten Profundizar en la interpretación de frases o en la comprensión del poema A propósito, el profesor Ramón Luis Herrera recomienda atender a los significantes: al ritmo, las sonoridades, al despliegue visual del texto lírico en la página, en su funcionalidad estética. Destaca, además la articulación rítmico-melódica como uno de los rasgos que distinguen a la lectura expresiva de la obra lírica de la de otros géneros. (Herrera, 2007, p. 95) En los seminarios integradores u otras actividades docentes como las defensas de Trabajos de Curso pueden evaluarse la lectura total expresiva de poemas breves o de fragmentos si son extensos. Dentro de la lectura oral también se encuentra la lectura dramatizada, inexcusable práctica en el análisis de obras teatrales, donde el lector encarna al personaje de la obra y debe ser capaz de actuar. El profesor debe utilizar una metodología adecuada para propiciar el aprendizaje del género dramático como espectáculo para ser visto a la vez que es analizado didácticamente. La lectura dramatizada de obras narrativas solo se recomienda en los siguientes casos: Obras narrativas extensas con amplio sistema de personajes Pasajes de especial tensión Debe añadirse un lector que represente al narrador (típico del género épico) El narrador leerá descripciones y narraciones, nunca diálogos
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Es necesario revisar si los procedimientos que se utilizan en las clases de análisis literario como actividad fundamental de las clases de Literatura propician la necesidad de leer expresivamente, a partir de la creación de imágenes y sentimientos propios, derivados del análisis teórico, de la discusión de las circunstancias de creación. Para un debate sobre el tema los autores proponen pensar en los siguientes elementos: Si en la orientación de la lectura expresiva constituye un elemento didáctico intrínseco. Si se realiza un análisis previo del vocabulario, de las estructuras sintácticas, del ritmo, la musicalidad, tono, modulaciones, acentos de intensidad, énfasis y otros elementos aportados por diferentes disciplinas de la carrera. Si se analizan las relaciones contextuales, que suelen enriquecer la visión del “cuadro del mundo”. Si se involucran otros marcos extracurriculares, como las bibliotecas en el desarrollo de habilidades para la lectura expresiva. Si se enseña a apreciar la obra imbricada en sus propias particularidades: aspecto emocional, gusto estético, etc. Conclusiones Para la planificación de este trabajo el profesor debe prever en cada una de las clases los diferentes tipos de lectura que los alumnos van a realizar teniendo en cuenta el género de cada obra; prepararse para la lectura modelo, designar y preparar a los alumnos que leerán; enseñar a evaluar la calidad de la lectura expresiva, analizando el progreso de los alumnos. La lectura expresiva, en el proceso de enseñanza aprendizaje contribuye al desarrollo articulatorio, de entonación y expresividad; a la modulación de la velocidad de la lectura respetando los signos y las grafías; la transmisión de la emotividad, evitar el miedo escénico, la asunción de posturas integrales antes la lectura de los diferentes géneros literarios.
Currículo Graduada de Licenciatura en Educación, especialidad Español-Literatura en 1985, se recibe como Máster en Enseñanza Comunicativa del Español y la Literatura en 2004 y como Doctora en Ciencias Pedagógicas en 2007, tiene 30 años de experiencia docente, de ellos 15 en la enseñanza universitaria. Posee la categoría docente de Profesor Titular de la Disciplina Estudios lingüísticos del español. Es experta de la Junta de Acreditación Nacional.
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