La locura del profeta

COMENTARIO DE LA LECCIÓN IV Trimestre de 2009 “Un pueblo en marcha: El libro de Números” Lección 10 (5 de Diciembre de 2009) La “locura” del profeta

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COMENTARIO DE LA LECCIÓN IV Trimestre de 2009 “Un pueblo en marcha: El libro de Números”

Lección 10 (5 de Diciembre de 2009)

La “locura” del profeta Pr.Marcio Dias Guarda Introducción Las historias sabrosas, que conjugan drama y humor, siempre despiertan la atención de la gente. Y también han ganado su espacio en las páginas de la Biblia aquellas que contienen alguna preciosa lección para el pueblo de Dios. Hay algunos ingredientes en la historia que integra la lección de esta semana:  Un profeta que no vivía con el pueblo de Dios, ni fue reconocido como tal por ningún escritor bíblico. Se proclamaba capaz de escuchar y ver a Dios, pero dejó de prestar atención a las instrucciones más claras que recibió de parte de Dios, llegando a ver menos que su asno.  Un rey pagano y artero, a quien el pueblo de Israel tenía órdenes de no atacar, que estuvo dispuesto a pagar una cantidad de dinero incalculable para que el supuesto profeta derrotara a los israelitas en una batalla de índole espiritual.  El pueblo de Israel fue victorioso y bendecido mientras Dios contuvo o dirigió a este extraño profeta, pero cayó estrepitosamente ante la sugerencia maliciosa del mismo profeta de reunirse con los madianitas para una fiesta en homenaje a Baal. Tal como lo afirma Wiersbe, “Satanás, en muchas ocasiones, aparece como un león devorador, pero si eso falla, ataca nuevamente como una serpiente astuta”. La lección de esta semana seguramente nos ayudará a prestar más atención a estas artimañas, pero principalmente nos enseñará a prestar más atención a la gracia y bondad del Señor. Un rey temeroso y engañado Época: Los hechos que se narran en Números 22 al 24 ocurrieron durante la última parada de Israel antes de entrar en Canaán. Tal como ocurrió en las dos prolongadas paRecursos Escuela Sabática ©

radas anteriores (en Sinaí y en Cades), éste fue un período de preparación, para un repaso de las promesas, de las leyes, y también con la aparición de la apostasía. Eso sucedió aproximadamente a fines del año cuarenta desde la salida de Egipto. Lugar: Las planicies de Moab, que ocupaban un área de unos 150 km 2. Algún tiempo antes, este territorio había sido conquistado por los amorreos, pero conservaba el nombre de sus antiguos dominadores. Corresponde a una parte de lo que actualmente es Jordania. Israel había peregrinado desde el sur hasta Basán, hacia al norte, que estaba ubicada al este del lago de Galilea, y luego volviendo hacia el sur, acampó en estas planicies, frente a la ciudad de Jericó. En este trayecto, había derrotado a los poderosos reyes de Og (de Basán, al norte) y Sehón (de los amorreos, más al sur). El tiempo (el de los cuarenta años de peregrinación) ya estaba casi cumplido. En algún momento vendría la orden de levantar campamento, atravesar el Jordán y entrar en la Tierra Prometida, pero antes de que eso ocurriera, Israel debía enfrentar algunos enemigos ocultos, tales como el rey moabita (descendientes de Lot), los líderes madianitas (descendientes de Abrahán con Cetura) y Balaám, importado para ellos a peso de oro de la Mesopotamia, para lanzar maldiciones contra el pueblo de Dios. El rey Balac (cuyo nombre significa “saqueador”), sabía que no lograría vencer a Israel en una batalla convencional, y por eso debía apelar a una guerra de índole espiritual. Pero él no confió en sus dioses, sino que mandó emisarios que emprendieron un viaje de cerca de dos semanas (a 650 kilómetros) para traer, a cualquier costo, a Balaám, que vivía en Peor, en la Mesopotamia (actual Irak), quien decía conocer al Dios de Israel. Elena G. de White nos dice: “Balaam había sido una vez hombre bueno y profeta de Dios; pero había apostatado, y se había entregado a la avaricia; no obstante, aun pro1 fesaba servir fielmente al Altísimo”. Volviendo a Balac, en esta primera parte, la Lección nos lleva a dos reflexiones: 1. Hasta el rey moabita había escuchado sobre los portentosos actos del Dios de Israel y las victorias de su pueblo, por eso los temía. 2. Como en tantas otras circunstancias, ese temor, que debía llevar a la obediencia, acabó desembocando en una solución completamente extraña: convocar a un supuesto profeta para maldecir al pueblo bendecido por Dios. Balaam La Biblia no aporta demasiados datos biográficos. Cada personaje aparece de repente, construido, desempeña su rol y pasa a la historia, dejando las consecuencias de sus actos que interactúan con la marcha del pueblo de Dios. Patriarcas y profetas, p. 468. Además, no puede dejarse de leer el capítulo entero, el cual contiene algunos datos de Balaám que difieren de todos los de los comentaristas bíblicos. Recursos Escuela Sabática © 1

Eso es lo que sucede en el caso de Balaam. Todo lo que sabemos sobre él proviene del análisis de su participación en estos episodios relacionados con el rey Balac. 1. Debía ser bastante famoso, como un hombre de gran poder espiritual como para que Balac haya tenido datos acerca de él y tamaña admiración, a punto tal de contratarlo con un gran gasto. 2. Vivía lejos del pueblo de Dios, en un país distante, pero se comunicaba con Dios de manera directa, Y Dios le respondía y él entendía claramente la voluntad de Dios. Buscaba a Dios por su propia iniciativa (Números 22:8, 19; 23:3, 15) y Dios iba a su encuentro (22:22; 24:1, 2). 3. A pesar de sus evidentes defectos (temeroso, ambicioso, mercenario, taimado), fue portador de una importante profecía mesiánica. Esto no significa impedimento alguno, pues en la Biblia la profecía y otros dones de revelación son consideradas señales de inspiración, pero no de santidad. Dios puede utilizar a cualquier persona (o incluso un animal, como en el caso de Balaam), sin que ello signifique certeza de santidad o salvación). 4. Otros datos acerca de Balaam aparecen en pasajes que serán estudiados en la próxima Lección (Números 25; 31:8-16; Apocalipsis 2:14) y otros del Nuevo Testamento (Judas 11 2 Pedro 2:15). Confrontación no natural En esta sección, la Lección analiza el episodio de la mula, que el apóstol Pedro (2 Pedro 2:16) utiliza para evidenciar la insensatez del profeta. Notemos esta contribución de Gordon Wenham: “De la misma manera en que Balaam cabalgaba en su mula hasta que es detenida por el ángel del Señor, Balac igualmente impulsa a maldecir a Israel hasta que es detenido en su encuentro con el Señor. Del mismo modo en que Dios abre la boca de la mula, Él pone sus palabras en la boca de Balaam, para declarar su voluntad. Este paralelismo entre Balaam y la mula sugiere que la capacidad de declarar la Palabra de Dios no es necesariamente una señal de la santidad de Balaam; revela sólo que Dios puede utilizar a cualquier persona (incluso un animal), para que sea su vocero”. En otro punto, el mismo teólogo destaca: “Los actos y las palabras de la mula prevén los problemas que Balaam estaba por enfrentar. La mula quedó tres veces entre la espada del ángel y la vara de Balaam. Luego Balaam se encontraría tres veces entre lo solicitado por Balac y las prohibiciones de Dios. A través de este tercer encuentro con Dios, Balaam supo que Dios utiliza una espada, y que la desobediencia significa muerte”. El mismo Dios que abrió la boca de la mula también abrió los ojos de Balaam para que viera el ángel temible que estaba en el camino con su espada desenvainada. Finalmente, Balaam hizo algo bien y se postró con el rostro en tierra, y el ángel le dijo que la mula le había salvado la vida. Recursos Escuela Sabática ©

A continuación, Balaam dijo: “He pecado” (Números 22:34); sorprendentemente, el Ángel del Señor respondió: “Ve con esos hombres” (versículo 35, comparar con el versículo 20), pero para declarar las palabras de Dios y no para someterse a los deseos de Balac. Concretado este pacto con Dios, Balaam concluye su viaje y se presenta ante Balac, anticipando que él no estaba libre de decir cualquier cosa a no ser lo que el Señor colocara en sus labios. “La muerte de los rectos” Esta sección hace referencia a los capítulos 23 y 24 del libro de Números, los cuales presentan las primeras tres bendiciones o profecías de Balaam proferidas teniendo a la vista al pueblo de Dios. Como preparación, Balaam le pidió a Balac que construyera siete altares y sobre cada uno sacrificase un becerro y un carnero; aún más, le solicitó a Balac que estuviera personalmente involucrado y permaneciera junto a los holocaustos hasta que Dios le diera al profeta las palabras que debía decir. Balaam se apartó y buscó la orientación divina. Como respuesta, vino la profecía. Lo mismo sucedió después de dos intentos más y las insistencias de Balac, siempre precedidas de los mismos preparativos. 1. Primera profecía (23:7-10). El pueblo habitará sólo (“es un pueblo que vive apartado”, versículo 9, NVI). Conforme la profecía, antes dada a Abrahán, no se podría contar el número de sus descendientes. Dios tiene un final glorioso para todos los que forman (verdaderamente) parte de su pueblo (tanto, que el propio Balaam le hubiera gustado ser incluido en esta bendición). 2. Segunda profecía (23:21-24). El Señor es el Dios y el Rey de Israel. Él ya había probado eso a través de muchas evidencias y jamás decepcionaría a su pueblo. Este pueblo se levantaría como un león y proseguiría victorioso hasta derrotar al último de sus enemigos. 3. Tercera profecía (24:5-9). Así como Israel estaba acampado de manera ordenada y bella, el futuro de la nación sería de progreso y prosperidad, con una plena supremacía sobre los enemigos. Israel sería bendecido y también sería una bendición para las naciones. El relato bíblico informa que, luego de pronunciar este oráculo, Balac perdió completamente la paciencia con el profeta que había mandado a buscar desde tan lejos, prometiéndole un regio pago para que maldijera a Israel. Lo interrumpió batiendo palmas (24:10) y lo despidió sin pago alguno.

Estrella y cetro Recursos Escuela Sabática ©

Antes de volver, Balaam hizo una profecía final, apoteótica, sin aquellos elaborados holocaustos preliminares, y es de esta cuarta profecía de Balaam que trata la Lección correspondiente al Jueves. 4. La cuarta profecía (24:15-25). Una estrella procedería de Jacob, el Rey que reinaría en Israel en el futuro (el profeta percibía una laguna cronológica entre su visión y la venida del Mesías), vencería a todos los enemigos (Balaam cita a los enemigos de aquél tiempo como ejemplos del dominio y victoria final del Mesías). Con el transcurso de los siglos, esta profecía fue considerada una visión del Mesías, cuyo nacimiento sería marcado con la aparición de una estrella en el oriente. Es impresionante que Dios haya brindado estas profecías por medio de un ex profeta ambicioso y apóstata, en vez de poner esas palabras en los labios de un consagrado profeta de Israel. Las profecías de Balaam fueron citadas por profetas posteriores (Jeremías 48:45 cita a Números 24:17; Daniel 11:30 cita Números 24:24; el Salmo 110 contiene varias alusiones a Números 24:15-19). Nota final: En la Lección de la próxima semana analizaremos un viraje sorprendente en la vida de Balaam y su final trágico, lo que justifica las menciones nada elogiosas del Nuevo Testamento al personaje de esta semana.

Marcio Dias Guarda Editor Casa Publicadora Brasileira Traducción: Rolando D. Chuquimia © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA

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