LA PALABRA NOS HACE FAMILIA!

ojos sólo en El, que en El te lo tengo todo dicho y revelado..."2. El lenguaje del amor de nuestro Dios es lenguaje de totalidad: en Él, decirlo todo

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Libro Complementario. La Biblia nos hace sabios
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ojos sólo en El, que en El te lo tengo todo dicho y revelado..."2. El lenguaje del amor de nuestro Dios es lenguaje de totalidad: en Él, decirlo todo y darlo todo, entregándose totalmente, se confunden; es en su Hijo, y sólo en Él, en donde aprendemos qué es amor, y es en su Hijo y sólo en su Hijo en donde comprendemos el Amor que Dios nos tiene.

MONSEÑOR FRANCISCO CASES ANDREU OBISPO DE CANARIAS

Muy recientemente (junio de 2011), el Santo Padre Benedicto XVI, hablando a representantes del mundo político, académico, cultural y empresarial en Zagreb, Croacia, apuntaba a la Biblia, como la gran referencia de la formación en Europa: En la formación de las conciencias, la Iglesia ofrece a la sociedad su contribución más singular y valiosa. Una contribución que comienza en la familia y que encuentra un apoyo importante en la parroquia, donde niños y adolescentes, y también los jóvenes, aprenden a profundizar en la Sagrada Escritura, que es el “gran código” de la cultura europea. Tendremos que reconocer que no tenemos una gran formación bíblica, y que la Palabra de Dios debería estar más presente en muchos momentos de la vida, incluso de la vida diaria en la familia. Es necesario potenciar la presencia de la Biblia en cada hogar, facilitar a las familias el aprendizaje de su utilización para la oración y para la reflexión sobre cuanto acontece, enseñar a acudir diariamente a leer personalmente el Evangelio, animar la participación de las familias en la Eucaristía del Domingo para escuchar la Palabra y compartir el Sacrificio y Banquete del Señor Jesús. En la Palabra aprendemos qué es la familia, y la Palabra, el Hijo, nos hace familia.

¡LA PALABRA NOS HACE FAMILIA! VII Encuentro Diocesano de Familias

Que el Señor nos bendiga con su amor y nos llene de amor mutuo  Francisco, Obispo 2

NOVIEMBRE 2011 Y ABRIL 2012

San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo II, cap. 22 - 10 -

y que Jesús mismo ha querido incluir el matrimonio entre las instituciones de su Reino (cf. Mt 19,4-8), elevando a sacramento lo que originariamente está inscrito en la naturaleza humana... La Palabra de Dios reafirma la bondad originaria del hombre, creado como varón y mujer, y llamado al amor fiel, recíproco y fecundo (Verbum Domini, 85) El amor esponsal, fundamento del matrimonio y de la familia, precisamente porque es reflejo, signo y obra del Amor de Dios en el hombre, es amor de totalidad. Me causa un cierto vértigo pensar en la facilidad con la que utilizamos los términos que llamo absolutos: nunca, siempre, jamás, todo, nada, sólo. Es precisamente en el ámbito del lenguaje del amor en el que se usan constantemente: te amaré siempre, nunca te olvidaré, te doy toda mi vida. Y es que precisamente el campo del amor es el campo propio para usar ese lenguaje. El amor esponsal no admite otro. O es total o no es amor. Todo yo, sólo a ti, siempre a ti. Todo de ti, sólo de ti, siempre de ti. Todo contigo, sólo contigo, siempre contigo. El Ser, el obrar, el vivir. Las distintas dimensiones de la vida, para expresar la totalidad de la vida y la totalidad de la entrega. En una cultura que parte la vida personal y social en fragmentos que pueden caminar cada uno independientemente, en una cultura que divide la vida privada de la función pública, se entiende y se acepta poco este sentido de totalidad de entrega y de acogida. «(En la encarnación) -es Juan de la Cruz quien nos hablaDios ha quedado como mudo y no tiene más que hablar, porque lo que antes hablaba en partes a los profetas, ya lo ha hablado todo en su Verbo, dándonos el Todo que es su Hijo...(A quien quisiera preguntar algo a Dios) podría responderle Dios...: Si te tengo ya hablado todas las cosas en mi Palabra, y no tengo otra, ¿qué te puedo responder o revelar que sea más que eso? Pon los -9-

matrimonio y como familia. Es en la Palabra de Dios en donde aprendemos esas referencias básicas para la vida de cada día que llenan de alegría y esperanza; y ello a pesar de las dificultades y de nuestras propias debilidades.

¡LA PALABRA NOS HACE FAMILIA! VII Encuentro Diocesano de Familias NOVIEMBRE 2011 Y ABRIL 2012

El Papa Benedicto XVI lo proclamaba con vigor a los jóvenes en la Jornada Mundial de Madrid, cuando les habló en Cuatro Vientos en Vigilia de oración.. ¡Qué arte y qué pedagogía la del Santo Padre para condensar en tan pocas líneas todos los aspectos del matrimonio! : En esta vigilia de oración, os invito a pedir a Dios que os ayude a descubrir vuestra vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad... A muchos, el Señor los llama al matrimonio, en el que un hombre y una mujer, formando una sola carne (cf. Gn 2, 24), se realizan en una profunda vida de comunión. Es un horizonte luminoso y exigente a la vez. Un proyecto de amor verdadero que se renueva y ahonda cada día compartiendo alegrías y dificultades, y que se caracteriza por una entrega de la totalidad de la persona. Por eso, reconocer la belleza y bondad del matrimonio, significa ser conscientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimonial. En la Exhortación Apostólica sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, Benedicto XVI recogía así la relación del matrimonio y la familia con la Palabra de Dios: El Sínodo ha sentido también la necesidad de subrayar la relación entre Palabra de Dios, matrimonio y familia cristiana. En efecto, «con el anuncio de la Palabra de Dios, la Iglesia revela a la familia cristiana su verdadera identidad, lo que es y debe ser según el plan del Señor». 1 Por tanto, nunca se pierda de vista que la Palabra de Dios está en el origen del matrimonio (cf. Gn 2,24) 1

Exhort. Ap. Familiaris consortio (22 noviembre 1981), 49. -8-

Muy queridos Hermanos y Amigos: Quizás sería bueno empezar con un buen recuerdo de quienes nos dieron la educación y formación que tenemos. Educar y formar es distinto de comunicar y adquirir conocimientos. La ciencia, ese conjunto de saberes y conocimientos, vino más tarde, pero la educación, la formación empezaron bien pronto. Nos enseñaron a respetar, a agradecer, a sentirnos amados por Dios, a rezar, a pedir perdón y a perdonar, a amar y a compartir, a ayudar, a compadecer. Fueron nuestros padres quienes nos acompañaron durante años, con su ejemplo, con su palabra, con sus explicaciones tantas veces repetidas con paciencia o con nervios, con sus reacciones ante las cosas que sucedían, con la fortaleza con la que les veíamos aguantar un mal momento, con la generosidad que usaban para acoger y ayudar a los pobres... También nos enfadaron por dentro alguna que otra vez, pero muchas menos que nosotros a ellos. Hoy, ya mayores, nos sorprendemos mil veces repitiendo sus valoraciones y sus comportamientos, sus pensamientos y sus maneras de tratar las personas, las cosas y las vivencias de cada día. Es la educación y la formación que nos dieron, que quedó dentro de nosotros. Después tendríamos que recordar a nuestros maestros y profesores. Unos nos enseñaron cosas, datos, nos trasmitieron conocimientos, desde leer y escribir, sumar y restar, hasta las guerras púnicas, la IIª República, los logaritmos neperianos, pasando por la clasificación de los insectos, la lista de los reyes -1-

godos y los viajes de Colón a América. Otros nos dieron más: nos enseñaron cosas y nos enseñaron que era hermoso aprender cosas, sembraron inquietudes. Otros, por fin -los que más nos dieronnos enseñaron a pensar, nos enseñaron a respetar, ayudar y querer a los compañeros, nos acompañaron a la hora de superar un conflicto, vencer una dificultad, tomar una decisión, o digerir un fracaso. Entre todos, unos más que otros, nos enseñaron a vivir, nos formaron, nos hicieron pequeños o grandes sabios, porque ellos lo eran. No podemos olvidar a tantas otras gentes que escribieron líneas, párrafos o páginas enteras del libro de nuestra vida: catequistas, sacerdotes, buenos amigos, y hasta anónimos personajes que en fugaces o prolongados encuentros dejaron su marca entre las líneas de nuestra historia. Entre los padres y los abuelos, los maestros o profesores, y muchas gentes más, consiguieron que hoy tengamos en la mente y en el corazón conceptos y no sólo palabras, criterios y no sólo nebulosas confusas, amores y opciones permanentes, no sólo emociones y reacciones instintivas fugaces. Esos conceptos y amores, esos criterios y opciones, reproducen a veces los que llenaron las vidas de quienes nos formaron, pero están en nosotros de modo personal, sabemos razonarlos y sabemos valorarlos.

Lo que estamos viviendo, y cada día con más intensidad, es que se ha perdido la referencia a la naturaleza misma de las cosas, y el ambiente se deja llevar por las tendencias o corrientes culturales o ambientales, o las novedades legislativas propiciadas por consensos sociales más o menos amplios. Es un hecho de grandísima trascendencia: Se han perdido los conceptos, y han quedado las palabras, vacías de contenido, y de espaldas a muchos aspectos de la misma realidad. El criterio del Señor Jesús, que nos muestra la verdad de las cosas como eran 'al principio', cuando salieron de las manos de Dios, eso que San Pablo llama "la mente de Cristo", ya no es el común pensar y sentir de muchos, incluidos muchos cristianos. Se puede plantear el tema como pregunta: ¿De dónde sacamos la definición de 'familia', el concepto de 'matrimonio', de 'libertad', de 'amor'? ¿Qué convencimientos hay sobre lo que considerábamos parámetros básicos del matrimonio: la comunión de vida y amor, la entrega total, la fidelidad, la indisolubilidad, la apertura generosa a la trasmisión de la vida? ¿Quién nos enseña qué es familia, qué es paternidad y fraternidad, qué es respeto a la vida, qué es amor a quien no tiene motivos para ser amado? Uno solo es vuestro Maestro, Cristo (Mat 23, 10).

Pero escribiendo de esta forma, en seguida se advierte que estoy hablando de otros tiempos, los años jóvenes de muchos de los que pasamos del medio siglo en el carnet de identidad y en las espaldas, unos mucho y otros menos. No es extraño escuchar hoy esta pregunta: ¿dónde se educan y quién forma hoy a los niños y los chicos? Es cierto que hoy tienen muchos, muchísimos más medios de los que teníamos en nuestros primeros años, y más saberes, sobre todo científicos y técnicos. Es cierto, sobre todo, que sigue habiendo padres educadores y formadores, y maestros y profesores educadores y formadores. Pero por desgracia en

El Beato Juan Pablo II y el Santo Padre Benedicto XVI lo han repetido y siguen anunciándolo constantemente, conscientes de que no es lo 'políticamente correcto', pero convencidos de que en la visión del matrimonio, de la familia, de la defensa de la vida, del derecho de los padres a la forma de educación de sus hijos, la Iglesia, siguiendo la enseñanza de su Maestro, Cristo, está haciendo una riquísima aportación a la sociedad y a la construcción de una convivencia verdaderamente humana y de futuro. Ciertamente, como reza el lema de nuestro Encuentro de este año: LA PALABRA NOS HACE FAMILIA. Es Cristo, Palabra del Padre, quien nos muestra qué es matrimonio y qué es familia, y quien con su gracia, su Amor, os construye día a día como

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El artículo narraba la búsqueda de una mujer de los hermanos de su propio hijo, todos los cuales son los descendientes del donante de esperma que engendró a su hijo. Cuando terminó su investigación, ella se sorprendió al descubrir que el hombre era el padre de otros 149 niños, todos ellos medios hermanos o medias hermanas de su hijo. En los Estados Unidos se ha fundado una organización llamada 'Registro de Hermanos de Donantes'" (de una web el 10 de noviembre de 2011). 4.- Y cambian los planteamientos éticos de las cosas. "El aborto no es una concesión, es un derecho. Los derechos se conquistan, y luego se defienden". Del aborto delito se pasó al aborto delito despenalizado, y de éste al aborto derecho. Podemos enumerar una serie de fenómenos indicativos de la gran crisis que sufre el matrimonio, la familia, la educación, el respeto a la vida: el hundimiento del número de matrimonios y la escalada de las parejas de hecho, el incremento de las rupturas familiares (separaciones o divorcios), la trivialización de la fidelidad y de las relaciones de pareja, la disminución de la natalidad, el aumento de los abortos, la introducción de los nuevos parámetros en torno a estos temas en el ámbito educativo. Pero hay algo que es más importante que cada uno de estos fenómenos considerados aisladamente, y que el conjunto de todos ellos. Se trata de que la multiplicación estadística de estos hechos, y el tratamiento de los mismos en los medios y en los debates públicos, los convierten en "normales", "naturales", "aceptables". Ninguno de estos fenómenos es nuevo, ha aparecido en nuestros días. Su novedad, su actualidad, y su gravedad, consisten en su aceptación social. ¿Cómo se legitima la "normalidad" o "naturalidad" de tales fenómenos? Única y exclusivamente en el deseo de los protagonistas, deseo que los consensos parlamentarios han convertido en derechos.

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demasiados casos no encontramos ni modos ni formas, ni conceptos ni valores, ni afectos permanentes ni criterios sólidos. Y vemos cambiar las ideas en cada cabeza con la rapidez de los argumentos del próximo programa de televisión. Y los razonamientos y las valoraciones reproducen ese ir y venir de los coloquios, debates, disputas o peleas del programa de moda, que asidua y fielmente se utiliza como cátedra de la 'universidad de la calle'. Y lo que ocurre con muchos de los chicos y jóvenes de hoy, también está sucediendo en muchos de los que fueron educados y formados en otras claves, pero sienten -como se suele decir- que hay que adaptarse a los tiempos, y por ello no ven inconveniente en cambiar los criterios que albergaban en su corazón. Sí, está pasando entre los jóvenes y entre los mayores: los conceptos de las cosas más fundamentales que dicen referencia a la visión creyente de la vida: la vida misma, la familia, el matrimonio, la paternidad o maternidad, la educación, el amor, la libertad, van dejando de responder a criterios cristianos. Se dice con frecuencia que vivimos en un mundo intensamente secularizado. Expliqué en una ocasión de manera sencilla y breve qué podíamos entender por vivir en un mundo secularizado, y lo hice así: vivir en un ambiente secularizado es vivir en un mundo en el que están presentes abundantes referencias religiosas cristianas, que han dejado de ser referentes para un amplio sector de la sociedad, y, en ocasiones, incluso para los mismos miembros de las comunidades creyentes, usuarios o practicantes de las actividades, ritos o prácticas religiosas. Es fácil de entender: vivimos entre monumentos, templos, imágenes, que nos hablan del culto a Dios y a los santos; los nombres de los santos nos identifican como personas; las fiestas importantes se llaman Navidad, Semana Santa, Pascua, y el ritmo de los días está marcado por nombres con ascendencia de dioses griegos que no significan nada para nosotros (martes, miércoles, -3-

jueves, viernes), o resonancias judías como el sábado, o sobre todo el gran Día del Señor de los cristianos, el Domingo. Los sacramentos y celebraciones de la Iglesia: Bautismo, Comunión, Matrimonio, Exequias, siguen marcando el ritmo de la vida y la muerte de muchas personas, identificadas en distinta proporción con lo que en ellos se celebra y se vive. Precisamente porque está tan presente este mundo de referencias creyentes en nombres, fiestas, ritos, conceptos, etc., se entiende que haya quien se proponga como objetivo algo fundamental: cambiar las referencias mismas, empezando por el lenguaje y los conceptos de las cosas. El punto de partida, constantemente repetido es que la opción creyente es una opción privada, que no debe tener sitio en el espacio público. Por eso es tan importante que en el lenguaje público se usen las palabras y los conceptos que se distancian de las referencias religiosas. Por ejemplo empezamos a oír hablar de las Fiestas de Primavera en vez de Pascua, o de Fiestas de Invierno o de fin de año en vez de Navidad, o de Fin de Semana en vez de Domingo; se pone a los niños nombres que no responden a santos cristianos. Los mismos ‘ritos sagrados’ que constituyen los Sacramentos se ven afectados por este proceso: se siguen celebrando los ritos, pero se han despojado en muchos casos de su esencia creyente, y su interior va ocupándose por otros contenidos; estos contenidos, con el paso del tiempo, se buscan y se encuentran en el ámbito civil: bodas canónicas y bodas civiles; bautizos, y ritos de integración en la comunidad civil; primeras comuniones, y actos equivalentes en el campo civil; confesión sacramental, y multiplicación de visitas a los psicólogos y psiquiatras. Y casi sin darnos cuenta, vamos nosotros mismos adoptando el uso de nuevos lenguajes. En el ámbito del matrimonio, la familia, la vida, se sustituye 'matrimonio' o 'esposos' por pareja o cónyuges; se habla de progenitores en vez -4-

de 'padre' y 'madre'; ya no hay familia, sino modelos de familia o de convivencia; en vez de diferencias de sexo, se habla de género; el aborto se convierte en interrupción voluntaria del embarazo, y la eutanasia en muerte digna o asistida. Las noticias o los reportajes sobre algunos temas relacionados reflejan lo que se va extendiendo y considerando 'normal', o lo que, precisamente por su manera de publicarlo, va creando una atmósfera mental común para que se llegue a considerar 'normal'. Veamos algunos ejemplos: 1.- Revolución: Para tener un hijo ya no se necesita una mujer. En España se está extendiendo un fenómeno hasta ahora desconocido: el de los hombres solteros, bien situados en lo económico, que quieren tener un hijo pero no compartirlo con otra persona. Son los padres "singles" gracias a un vientre de alquiler (El Mundo, 30 de oct. de 2011). Y el amplio reportaje de dos páginas se acompaña con las fotos de Sebastián con su hija Salma, y las mellizas de Samuel el controlador aéreo con sus hijas Julia y Helena. Nacieron en Los Ángeles (EEUU)... porque afirma una letrada en el artículo- La gestación subrogada es una opción tan válida como cualquier otra para alcanzar la paternidad. Y lo debería ser también en España, donde tenemos la Ley de reproducción humana asistida más avanzada del mundo y, sin embargo, no contempla los vientres de alquiler. 2.-"Propongo el Matrimonio renovable a los dos años". Ante la plaga de divorcios en México, una diputada soltera y católica plantea enlaces renovables cada dos años. Ahorraría dinero y sufrimiento. La propuesta puede salir adelante. Y se destaca: "del hasta que la muerte os separe, se pasaría al 'hasta que el contrato os separe' (El Mundo, 9 de oct. de 2011). 3.- "Tema de un artículo en el periódico estadounidense The New York Times, titulado 'Un donante de esperma, 150 descendientes'. -5-

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