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La Biblia nos hace felices CAPÍTULO 10
Lección 10
Para el 9 de Junio del 2007
El Dr. Speed, quien era amigo de Abraham Lincoln, encontró cierto día al presidente leyendo su Biblia. Como no creía en la religión formal, le dijo al presidente: "Siento mucho que ya se haya recuperado de su escepticismo, porque yo todavía no me recupero". A lo cual Lincoln respondió: "Está equivocado, Speed. Acepte de este Libro todo lo que pueda aceptar con la razón, y acepte el resto por fe, y podrá vivir y morir como una persona más feliz".l Dios desea que usted y yo seamos felices, y la Biblia es una guía que lo hace posible para nosotros. Especialmente en el Nuevo Testamento, la palabra bienaventurados denota frecuentemente el ser o estar "felices". Por ello en cierta ocasión Jesús dijo: "Antes bienaventurados [felices] los que oyen la palabra de Dios, y la guardan" (Luc. 11: 28). Casi al final de su vida en esta tierra, proclamó: "Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis" (Juan 13: 17). y en las bienaventuranzas pronunciadas en su Sermón del Monte, Jesús estableció nueve principios para la felicidad cristiana. El apóstol Juan explicó que el propósito de su primera carta era "para que vuestro gozo sea cumplido" (1 Juan 1: 4). y en el Antiguo Testamento, Isaías prometió que en el cielo los
redimidos "volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido" (Isa. 35: 10). El libro de los Salmos aconseja constantemente a regocijarse en el Señor y su salvación. He aquí algunos ejemplos:
21: 1).
"Nosotros nos alegraremos en tu salvación" (Sal. 20: 5). "El rey se alegra en tu poder, o Jehová; y en tu salvación, ¡cómo se goza!" (Sal.
"Me gozaré y alegraré en tu misericordia" (Sal. 31: 7). ti' "Alegraos en Jehová, y gozaos, justos" (Sal. 32: 11). "Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación" (Sal. 35: 9). Es verdad: ¡Dios desea que usted sea feliz! Y ha dado su Palabra para que lo guíe hacia esa felicidad. Descubramos en seguida la forma como la Biblia puede hacemos felices. Paz Una de las características de la felicidad genuina es la paz mental. La felicidad no puede existir sin ella. Dijo David: "Jehová bendecirá a su pueblo con paz" (Sal. 29: 11), y luego nos aconseja: "Busca la paz, y síguela" (Sal. 34: 14). Isaías promete que Dios nos va a guardar "en completa paz" (Isa. 26: 3). En el Nuevo Testamento, los ángeles que proclamaron el nacimiento de Jesús, dijeron: "j [ ... ]Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!" (Luc. 2: 14). Jesús nos dice: "La paz os dejo, mi paz os doy" (Juan 14: 27). Y Pablo inicia casi todas sus cartas con las palabras: "Gracia y paz a vosotros" (Rom. 1: 7; 1 Coro 1: 3; Gál. 1: 3, etc.). Una de las grandes pesquisas de la humanidad a través de las edades, ha sido la búsqueda de la paz con Dios. Tanto los cristianos como los no cristianos se sienten culpables por sus pecados e imperfecciones y desean tener la seguridad de que están en buena relación con él. En tiempos antiguos los adoradores paganos trataron de encontrar la paz ofreciendo sacrificios a sus dioses. La Biblia menciona algunas de esas deidades: "Astoret diosa de los sidonios [...]. Quemas dios de Moab [...] y Moloc dios de los hijos de Amón" (1 Rey. 11: 33). Moloc era una deidad especialmente abominable, porque la gente le ofrecía sacrificios humanos, algunas veces niños (Jer. 32: 35). Es el extremo al que los hombres han llegado para sentirse en paz con sus dioses. Los cristianos tienen una forma mucho mejor para encontrar la paz con el Dios verdadero. Dijo Pablo: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Rom. 5: 1). Así que los cristianos encuentran la paz con Dios a través de lo que la Biblia llama "justificación", regalo que recibimos a través de Jesús. Pero, ¿cuál es esa justificación que produce la paz con Dios? Todas las religiones del mundo enseñan a sus adherentes a agradar a Dios a través de sus buenas obras. Pero el Señor sabe que no podemos hacer nada en propiciación por nuestros pecados. Por lo tanto, Jesús vino a esta tierra, vivió una vida perfecta y expió nuestros pecados al morir por ellos. Ahora, en palabras de Elena G. de White, "ofrece quitar nuestros pecados y vestimos de su justicia". El Señor nos da la justicia que necesitamos a fin de aparecer perfectos delante de él. De hecho, Elena G. de White continúa diciendo, "el carácter de Cristo reemplaza el tuyo, y eres aceptado por Dios como si no hubieras pecado".2 Ser aceptado delante de Dios "como si no hubieras pecado" significa que Dios nos considera como si fuéramos perfectos. Incluso en nuestra imperfección Dios nos ve como si nunca hubiéramos pecado.
Pablo nos dice que "ahora [...] se ha manifestado la justicia de Dios" (Rom. 3: 21). Esto significa que, siendo que nosotros no tenemos justicia para ofrecerle a Dios, él personalmente nos ofrece la justicia que necesitamos para que podamos ser aceptables delante de él. En Filipenses 3: 9, el apóstol declara que desea "ser hallado en él [Cristo], no teniendo mi propia justicia, que es por [guardar] la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe". ¡Con razón dijo San Pablo que esa justificación conduce a la "paz con Dios"! Una vez que somos justificados, ya no tenemos por qué preocupamos acerca de los pecados que hemos cometido. Eso, por supuesto, no significa que podemos quedamos muy tranquilos e ignorar nuestros pecados y defectos de carácter. Dios desea que nos esforcemos por vencerlos. Pero nuestros esfuerzos no nos califican para obtener la aprobación de Dios. Él nos acepta sobre la base de la justicia de Cristo, nunca sobre la base de la nuestra. Confianza Por supuesto, como cristianos que vivimos en un mundo imperfecto sabemos que no siempre nos sentimos radiantes de felicidad. Es fácil entender por qué dijo Jesús que los misericordiosos, los puros de corazón y los pacificadores, serían felices (Mat. 5: 7-9). Pero es más difícil entender por qué dijo: "Bienaventurados [felices) los que lloran" (vers. 4) o, "Bienaventurados [felices) los que padecen persecución" (vers. 10). La vida tiene sus dolores y tristezas, pero incluso en medio del sufrimiento y la tristeza podemos hallar felicidad. Santiago hizo un comentario significativo con respecto al gozo: "Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas" (Sant. 1: 2). Y Pablo les escribió a los cristianos de Roma: "y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" (Rom. 5: 3-6). ¿Cómo puede el cristiano sentirse feliz cuando está sufriendo? Un concepto que Pablo enseña en Romanos 8: 28 nos ayuda a comprender: "y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme al propósito son llamados". Es posible que le parezca difícil ver cómo las circunstancias de su vida ahora mismo pueden, de alguna manera, conducir a algo bueno. Tal vez ha perdido usted un amigo muy querido, o un ser La Biblia nos hace felices amado. Quizá haya contraído una enfermedad grave o sufrido un accidente serio que lo ha dejado incapacitado por algún tiempo. Uno no puede imaginar cómo pueden esas pruebas ayudamos a ser felices. y, de hecho, es posible que, en algunos casos, tengamos que esperar hasta el día de la resurrección para comprenderlo. Nuestro ángel nos explicará en el cielo la razón de nuestro dolor. y, cuando lo haga, veremos en qué forma obró cada prueba en esta vida para nuestro bien. Filipenses es la carta del gozo que Pablo escribió. Usa la palabra regocijo nueve veces, y siete veces la palabra gozo. Veamos los siguientes tres ejemplos: "y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros" (Fil. 2: 17). "y en esto me gozo, y me gozaré aún" (Fil. 1: 18). "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos!" (Fil. 4: 4).
Hay un elemento asombroso en estas declaraciones: Pablo escribió esta carta a los cristianos de Filipos cuando estaba en la cárcel, ¡y todavía habló del gozo! Fue un ejemplo estupendo de un cristiano que encuentra gozo en medio del sufrimiento, y puede declarar: "y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado". (Rom. 5: 2-5). ¿Cómo puede un cristiano regocijarse en medio del sufrimiento? La respuesta es muy sencilla. Cuando no podamos ver en qué forma "todas las cosas... ayudan a bien", debemos seguir confiando en que es verdad. Es la razón por cual, en el Antiguo Testamento, el profeta Isaías dijo: "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado" (Isa. 26: 3). Las personas que confían en Dios experimentan la paz que les produce gozo. Algunas veces podemos experimentar los beneficios de nuestro sufrimiento en esta vida misma, particularmente cuando ha sido resultado de nuestros propios errores. De modo que nuestros errores, incluso nuestros pecados, pueden convertirse en escalones hacia la victoria y, con el tiempo, en una causa de regocijo. Dijo Elena G. de White: "Si habéis cometido errores, ganáis ciertamente una victoria si los veis y los consideráis señales de advertencia. De ese modo transformáis la derrota en victoria, chasqueando al enemigo y honrando a vuestro Redentor".3 Así que la próxima vez que experimente una derrota en su batalla contra la tentación, en vez de hundirse en su propia culpa toda una hora, un día o tal vez más tiempo, pídale a Dios que lo perdone y regocíjese en el hecho de que ha sido ciertamente perdonado. Luego pídale que le muestre qué lección podría aprender de ese incidente que lo ayude a evitar ceder la próxima vez. Independientemente de qué aprenda de esa situación, será causa de regocijo. Y al ponerla en práctica y descubrir que eso lo ayuda a ganar más victorias, tendrá una razón todavía mayor para regocijarse. Es una de las formas importantes como la Biblia interactúa con su experiencia cristiana para producirle felicidad. Alguien dijo una vez: "Una crisis es una oportunidad peligrosa". La oportunidad consiste en que le permite crecer en su experiencia cristiana. Tal vez lo lance a un éxito mayor en su carrera o en su matrimonio. El peligro es que usted responda a la crisis en forma inadecuada, lo cual puede causarle un dolor todavía más grande. ¿Está usted enfrentando una situación difícil que le está quitando la paz? Considérela como una oportunidad para crecer. Una buena manera de hacerlo es pedirle a Dios que lo guíe con éxito a través de la crisis y luego confiar en que así lo hará. Resumen La Biblia nos dice cómo podemos llenar de felicidad nuestra vida, incluso en medio del sufrimiento. Podemos tener paz sabiendo que Jesús es nuestro Salvador, que nos acepta y nos da su justicia, podemos regocijamos también porque nos da la victoria sobre nuestros pecados. Pero sobre todo, podemos hasta alabar a Dios por causa de nuestros sufrimientos al aprender a confiarle los resultados.
Referencias Y notas 1. Citado en C.L. Paddock, God's Minutes [Las minutas de Dios] (Nashville: Southern Publishing Association, 1965), p. 72.
2.
El camino a Cristo, p. 94.
3.
Palabras de vida del gran Maestro, p. 267.
Compilador: Dr. Pedro Martínez