La poeticidad del microrrelato (a propósito de tres antologías)

La poeticidad del microrrelato (a propósito de tres antologías) SANTIAGO FORTUÑO LLORENS1 [email protected] El microrrelato posee rasgos del género
Author:  Alfredo Gil Molina

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La poeticidad del microrrelato (a propósito de tres antologías) SANTIAGO FORTUÑO LLORENS1 [email protected]

El microrrelato posee rasgos del género poético. Lo muestran algunos ejemplos. Palabras clave: Microrrelatos, poeticidad, géneros literarios, muestras de textos.

Since brevity is the soul of wit. W. Shakespeare, Hamlet

Introducción A la novela, al relato breve y al cuento, términos imprecisos a la hora de definirlos en sus rasgos distintivos2, viene ahora a sumarse el relativamente reciente de microrrelato3. Las diferencias entre los tres últimos no han sido definidas con nitidez4 y han propiciado estudios y ensayos literarios. No es éste el objetivo del presente estudio pues el curioso del tema tiene a su alcance una suficiente bibliografía. Se ha comparado el cuento a la poesía por su brevedad y depuración expresivas. María Kodama definió a aquel como un poema de largo aliento. Si el cuento y el poema son unidades de efecto o de impresión, el microrrelato añade su mayor síntesis. El microrrelato es un relato muy breve con una narración concisa, alusiva o sugerente, “al servicio de una trama paradójica y sorprendente” apuntará Fernando Valls (2008). El microrrelato que no debe confundirse con la ingeniosidad de un aforismo, tiene como componente esencial su narratividad, contar la peripecia de alguien de manera quintaesenciada, con brevedad y ficcionalidad (cf. Lagmanovitch, 2008: 5). Al microrrelato se le ha afiliado con el japonés haikú y, más próximo en la Literatura Española, con la greguería de Gómez de la Serna, quien la definió como metáfora más humor, elemento recurrente en el microrrelato. Autores latinoamericanos (Jorge L. Borges, harto conocido es El dinosaurio del guatemalteco Augusto Monterroso y el simplísimo microrrelato Dios del mexicano Sergio Golwarz) y españoles (Juan R. Jiménez, Max Aub y, en nuestros días, José Maria Merino, Luis Mateo Díez serían algunos representantes destacados) han cultivado el microrrelato del que existen varias antologías de escritores jóvenes e innovadores.5 A este grupo generacional, que apuesta por la experimentación literaria, por las nuevas vías de la narración (han sido denominados también como minificción, relato pigmeo, textículo y nanocuento), la ambigüedad y el humor inteligente pertenecen R. Abella (1967), Ginés S. Cutillas (1973) y Daniel Sánchez Bonet (1982). La lectura de los títulos de sus antologías revela ya su tono de sorpresa. Así, Cupido: inventor del limpiaparabrisas (2011) de Daniel Sánchez Bonet, que posee una organicidad temática, consta de cuatro partes: en “Relaciones de una noche” muestra el rito de la seducción en nuestros días; las relaciones amorosas ya estabilizadas constituyen la 1

Universitat Jaume I de Castellón, España. Departamento de Filología y Culturas Europeas. “En la actualidad, todavía queda mucho trabajo que hacer en España por lo que respecta a la denominación, delimitación, definición e historia del género” (Martín & Valls, 2002: 11). 3 Los estudios sobre el microrrelato se inician en España en las décadas ochenta y noventa del pasado siglo. 4 Entre otros estudios y aproximaciones, véanse en Quimera (2002), n.º 211, 212 y 222 y en Insula (2008), n.º 741. 5 Acudimos a tres antologías Los ojos de los peces de Rubén Abella (2010); Un koala en el armario de Ginés S. Cutillas (2010) y, más reciente, la de Daniel Sánchez Bonet, Cupido, inventor del limpiaparabrisas (2011). 2

Atas do Simpósio Internacional “Microcontos e outras microformas” (Universidade do Minho, 6 e 7 de outubro de 2011)

Centro de Estudos Humanísticos Universidade do Minho Braga, Portugal

Santiago Fortuño Llorens – La poeticidad del microrrelato (a propósito de tres antologías)

realidad recogida en “Divorcios Express” en donde subyace una historia de amor entre dos actantes / protagonistas. “Prisas pasajeras” es la tercera tercero y la última, de tema metaliterario, “Literatura de consumo rápido”. Como reconoce su autor, es el miedo a la estabilidad y al compromiso firme las posibles razones de su escritura. La rapidez, la técnica y el fragmentarismo aglutinan a todos estos microrrelatos, por eso el internet, el cibersexo y los actuales eBooks tienen un lugar destacado en ellos. En una primera versión, el título de esta antología de microrrelatos fue Corre, corre, que te pillo, que refleja, aún mejor, el ritmo vertiginoso en el que estamos inmersos en la sociedad actual, de la que estos microrrelatos son muestra evidente ya que si algo retrata a nuestra época es la celeridad. Estos dos microrrelatos de Cupido, inventor del limpiaparabisas destacan por la sorpresa, experimentalismo y síntesis: La espera Se estuvieron esperando toda la vida y hoy, por fin, les ha llegado el tan esperado día. Por primera vez se han encontrado uno al lado del otro. Bajo tierra. (Sánchez Bonet, 2011)

y este otro, cercano a los grafitis actuales,6 tan presentes en nuestra cultura urbana y que solicita la complicidad descifradora de su lector: Tres errores LLa no Hamo a Laura. (ibidem)

Características de los microrrelatos En los microrrelatos todo evoluciona a tempo rápido. La historia y sus situaciones se suceden a velocidad vertiginosa por su misma tipología literaria, los personajes nos son presentados fragmentariamente, sin profundidad ni densidad psicológicas, únicamente con el rasgo que interesa esbozar en cada uno de los microrrelatos, que destacan, asimismo, por su equivocidad y apertura interpretativas. Una característica que enlaza los microrrelatos a la narrativa actual es la autoficción, consistente en que las vivencias del protagonista y también personajes del relato parecen coincidir con las del propio autor y que prestan a sus relatos breves proximidad, realismo, carácter directo. La sinceridad en la presentación de las vivencias y el testimonio personal, rasgos de la literatura de la experiencia, impregnan gran parte de éstos. Los microrrelatos exhiben, asimismo, la cultura de muchos de sus cultivadores, jóvenes universitarios, que apuestan por una escritura atrevida e impudorosa y también metanarrativa e intertextual: las alusiones y citas artísticas, el reconocimiento e invocación a obras y escritores, el escepticismo ante el mundo actual, sus creencias, convenciones y ataduras, el plurilingüismo incorporado hacen de los microrrelatos una fuente de denuncia social. Su depuración expresiva impide la expansión costumbrista, el detallismo de lugares y épocas y el análisis psicológico de los personajes. La originalidad creativa, la capacidad de síntesis y esfuerzo en saber diseñar, con encogimiento, aquellos elementos narrativos que,

“Al enfrentarse a estos ejemplos de textos ultracortos, el lector no avisado pudiera argumentar que se trata de expresiones más propias de grafitti, de chistes, de proclamas, de carteles publicitarios, hasta de aforismos y bromas, o de frases de cualquiera otra categoría no necesariamente literaria”, (Barrera Linares, 2002: 27). 6

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como apuntaba Baltasar Gracián, “más valen quintaesencias que fárragos”, lo aproximan al apotegma y al chiste.

La poeticidad del microrrelato En los microrrelatos encontramos el predominio de la función poética (orientada a que la atención se fije en el signo mismo) con respecto a otras funciones por cuanto se dan una serie de características propias de ésta: la intensificación del propio mensaje en sí conseguida por la redundancia verbal en el plano sintagmático, la redundancia en los planos lingüísticos, la ambigüedad, la sugerencia, la literalidad del mensaje, así como la utilización de figuras literarias que solicitan la colaboración de un lector activo y culto. Sin menoscabo del limitado argumento narrativo del relato en miniatura, el propio texto (textículo, mejor) se convierte en centro de atención por su propia disposición formal y elocutio verbal y sintagmática. La función poética va más allá de la literatura y, más específicamente, del género lírico siendo, según Gómez Trueba, “fundamental” el papel de Juan Ramón Jiménez “en la aclimatización” de esa nueva estética: Me gustaría detenerme en tres puntos de la poética de Juan Ramón Jiménez que, a mi modo de ver, no solo guardan estrecha relación con dicho hallazgo, sino que podrían servir como claves interpretativas para posteriores estudios sobre la aparición de esa estética de la brevedad. (Gómez Trueba, 2008: 14)

Es el microrrelato un texto literario ceñido y constreñido por una horma: Mientras que en el caso de los mensajes ordinarios, no literales, al emisor y al receptor les resultan indiferentes las características del cifrado, siempre que un empleo no erróneo ni ambiguo del código asegure la comunicación, cuando se trata de mensajes destinados a permanecer, el emisor presta atención especial a la técnica de cifrar. Son literales en virtud de esa patente voluntad. (Lázaro Carreter, 1980: 164)

En la primavera de 1958, en el congreso de Bloomington, Indiana, Roman Jakobson fijó los orígenes de la moderna Poética al afirmar: La estructura verbal del mensaje depende, básicamente, de la función predominante. Pero, aun cuando una tendencia hacia el referente (Einstellung), una orientación hacia el contexto – en resumen, la función llamada referencial, denotativa, cognoscitiva – es la tarea primordial de numerosos mensajes, la participación accesoria de las demás funciones de tales mensajes debe ser tenida en cuenta por el lingüista observador. (Jakobson, 1981: 33)

para más adelante remarcar: Como hemos dicho, el estudio lingüístico de la función poética debe sobrepasar los límites de la poesía, y, por otra parte, el análisis lingüístico de éstas no puede limitarse a aquella. La tendencia hacia el mensaje como tal (Einstellung), es la función poética, que no puede estudiarse con efectividad si se la aparta de los problemas generales del lenguaje o, por otra parte, el análisis de éste requiere una consideración profunda de su función poética o viceversa, constituiría una forma engañosa de simplificar las cosas al máximo. (…) De aquí que, al tratar de la función poética, la lingüística no puede autolimitarse al campo de la poesía. (ibidem: 33-34)

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Si Felipe Benítez Reyes destaca la relación entre poesía y microrrelato en su aspecto verbal: Creo que el microrrelato tiene en común con la poesía – al menos en un plano ideal – la búsqueda de la intensidad expresiva, la potenciación de cada palabra, para que esas pocas palabras reverberen. (Mars Checa, 2002: 16)

Cristina Peri Rossi se fijará en el acto creativo del autor de los microrrelatos: El relato hiperbreve suele ser un chispazo de inteligencia, de ingenio, de fantasía e imaginación. (…) Es muy difícil lograr la mayor profundidad con el menor número de palabras, pero eso lo consigue la gran poesía y, también, el buen relato. (Peri Rossi, 2002: 39)

Solo tres muestras He aquí tres manifestaciones de la ambigüedad genérica del microrrelato y su poeticidad. Tres microrrelatos actuales seleccionados de sendas antologías de escritores jóvenes pertenecientes a una misma generación (el mayor nacido en 1967 y el más joven, quince años después), quienes a su formación homogénea, universitaria, y a sus distintas orientaciones profesionales (informática, docencia y periodismo) unen su ya intensa dedicación a los microrrelatos. Advirtamos, asimismo, el tono provocativo de los títulos de las antologías, disparatado en Un koala en el armario de Ginés S. Cutillas y mezcla de clasicismo y vanguardismo futurista en Cupido, inventor del limpiaparabrisas de Daniel Sánchez.

Rubén Abella (Valladolid, 1967): Carnaval Sólo era él mismo en Carnaval, cuando se vestía de mujer fácil y lanzaba piropos groseros a los hombres que le gustaban. El resto del año era otro. Un mero disfraz. (Abella, 2010: 15)

Junto al tema del doble que “genera una atmósfera que remite al lector a una larga tradición literaria” y que “el microrrelato español del siglo XX (y de los albores del siglo XXI) despliega toda la gama de tópicos y variantes que han ido sumándose a la tradición del doble desde sus representaciones románticas” (Martín, 2008: 9), destacan la brevedad narrativa, la elipsis, el contraste de conducta de un personaje sin nombre ni identificación, el paralelismo de las fechas (Carnaval / resto del año) y actitudes (se vestía de mujer / era otro) con la expansión sintagmática (fácil / lanzaba piropos…) enlazados a la esencialidad descriptiva (era) del verbo ser y al aforismo conclusivo (Un mero disfraz), remarcados con la concordancia de la rima oxítona del título del microrrelato. El inicio y el cierre sorpresivos, como en el mensaje literal, destinado a perpetuarse, constituyen rasgos fundamentales del microrrelato: El proyecto del mensaje literal se refiere a la comunicación completa; es una composición que implica la existencia de un cierre. (…) Ese remate que es de posición incierta en los mensajes fungibles, y de acción

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nula o casi nula sobre su cifrado, porque no responde a necesidades interiores de los mismos, es en cambio un elemento fundamental en la estructura de los mensajes literales. (ibidem: 166-167)

Álvaro Cadavid, al estudiar el relato de Monterroso, ya destacó dos aspectos que vienen a la consideración en este aspecto: el microrrelato del escritor guatemalteco rompe con “los postulados canónicos del género de la fábula, recuperándolo para el lenguaje poético” y “los finales son lúdicos, ingeniosos, movedizos, como es el género que cultiva” (Cadavid, 2002). La intensidad expresiva de los microrrelatos y, por ende, su tono hilarante está en proporción directa a la conclusión.

Ginés S. Cutillas (Valencia, 1973): Marcha atrás Dios, encolerizado con Adán, le arrancó una costilla y se la quedó mirando pensativo. Tras un largo silencio, sonrió para sí por la ocurrencia y devolviéndosela le dijo: “Anda, póntela o será peor”. (Cutillas, 2010: 33)

He aquí un microrrelato de esquema poético bimembre: le arrancó / se la quedó; sonrió / le dijo; póntela / o será peor. Esta última bimembración, en posición final de microrrelato, abona la teoría de los versos finales que tienden a peinar al poema.7 La contrafactura bíblica desacralizadora, en parodia,8 la diversidad del estilo narrativo, sintético, en una primera parte, directo y con lenguaje conversacional, en segunda posición, que propicia la representación y teatralidad, el humor y boutade del mismo microrrelato así como el propio título del libro y del mismo microrrelato prestan ingenio e inventiva a éste, que no deja de ser, sin embargo, fácil chiste misógino.

Daniel Sánchez Bonet (Castellón, 1982): Lisa Hicimos el amor a la velocidad de la luz. A mi sombra, la pobre, no le dio tiempo a seguirnos. (Sánchez Bonet, 2011: 43)

Aún encontramos mayor aproximación al género poético en este microrrelato de Daniel Sánchez, construido en figura retórica de quiasmo (Amor / no le dio tiempo a seguirnos… Luz / Sombra) y por contrastes y frases hechas propias del lengua conversacional, coloquialismos (a la velocidad de la luz / no le dio tiempo de seguirnos) (A mi sombra, la pobre) e incluso la ambigüedad del mismo título (hipocorístico de Elisa y también al aludir al tono “liso” y llano del minirrelato). La autoficción, testimoniada por la primera persona (Hicimos / a seguirnos), presta realismo experiencial, tendencia dominante en la narrativa española actual.

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Aspecto poético, estudiado hace tiempo ya, por uno de los maestros de la Filología Románica, Dámaso Alonso en su clásico libro Poesía española. Ensayo de métodos y límites estilísticos (1950: 378-380). 8 La intertextualidad es empleada no solo como referencia sino, como en este caso, de parodia. “Merino se apropia de temas refrendados por la historia de la literatura y de la cultura porque ello le permite llevar a sus límites la elipsis y reducir al máximo la extensión del texto” afirmará I. Andrés-Suárez al tratar los nanocuentos de José María Merino (2008: 34).

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Pero la característica más relevante sería su proximidad a la greguería9 de Ramón Gómez de la Serna, a quien fácilmente podríamos atribuirle la autoría del presente microrrelato. Muchos de los modernos microrrelatos, breves y sintéticos, se adscriben a lo denominado como mensaje literal (Lázaro Carreter, 1980: 149-171), mensaje destinado a perdurar a causa de su propia memorabilidad como acontece con versos, estrofas, fórmulas y expresiones rituales. En conclusión, la hiperbrevedad, la desnudez textual y la mínima expresión, exigibles al microrrelato, ocasionan que los límites genéricos se diluyan. El escritor de microrrelatos, como el poeta, depura y elimina lo accesorio, tensa y fuerza el lenguaje. La brevedad constituirá, pues, el alma de la agudeza de ingenio y chispa verbal (wit) (Shakespeare dixit).

REFERENCIAS ABELLA, Rubén (2010), Los ojos de los peces, Palencia, Menoscuarto Ediciones. ALONSO, Dámaso (1950), Poesía española. Ensayo de métodos y límites estilísticos, Madrid, Biblioteca Románica Hispánica, Gredos. ANDRÉS-SUÁREZ, Irene (2008), “Los nanocuentos de José María Merino. Claves de lectura”, Insula, n.º 741. BARRERA LINARES, Luis (2002), “¿Son literarios los textos ultracortos?”, Quimera, n.º 211-212, pp. 25-29. CADAVID, Álvaro (2002), “El díscolo, licencioso, tránsfuga e imprevisible relato mínimo de Monterroso”, Quimera, n.º 211-212, pp. 60-61. CUTILLAS, Ginés (2010), Un koala en el armario, Granada, Cuadernos del Vigía. GÓMEZ TRUEBA, Teresa (2008), “Acerca del camino estético que nos condujo al microrrelato: el ejemplo de Juan Ramón Jiménez”, Insula, n.º 741. JAKOBSON, Roman (1981), Lingüística y Poética, Madrid, Cátedra. LAGMANOVICH, David (2008), “En el territorio de los microrrelatos”, Insula, n.º 741. LÁZARO CARRETER, Fernando (1980), Estudios de lingüística, Madrid, Cátedra. LÓPEZ MOLINA, Luís (2008), “Greguería y microrrelato”, Insula, n.º 741. MARS CHECA, Amanda (2002), “El cuento perfecto”, Quimera, n.º 222, pp. 12-17. MARTÍN, Rebeca (2008), “El doble en el microrrealto español del siglo XX”, Insula, n.º 741. MARTÍN, Rebeca & Fernando VALLS (2002), “El microrrelato español: el futuro de un género”, Quimera, n.º 222, pp. 10-11.

L. López Molina afirma: “Las greguerías equivalentes a microrrelatos – desde ahora las designo como narrativas” distinguiéndolas de las asociativas o metafóricas o de las verbales (2008: 17) 9

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PERI ROSSI, Cristina (2002), “El arte de contar”, Quimera, n.º 222, p. 39. SÁNCHEZ BONET, Daniel (2011), Cupido, inventor del limpiaparabrisas, Castellón, Ayuntamiento, Servicios de Publicaciones. VALLS, Fernando (2008), “Últimas noticias sobre el microrrelato español”, Insula, n.º 741.

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