LA RED. Diciembre-Enero número 5. ULTIMA HORA Atentado contra Jesús Blancornelas...pág. 3

LA RED DE P ERIODIST AS DE I NVESTIGA CIÓN Diciembre-Enero 1997-1998 número 5 ULTIMA HORA Atentado contra Jesús Blancornelas ..........pág. 3 REPO

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Story Transcript

LA RED DE P ERIODIST AS DE I NVESTIGA CIÓN Diciembre-Enero 1997-1998

número 5

ULTIMA HORA Atentado contra Jesús Blancornelas

..........pág. 3

REPORTAJE DE INVESTIGACIÓN Un sutil tendido de redes

..........pág. 4

COLUMNAS Conectando la diáspora de Babel Narcotraficantes: los nuevos censores

..........pág. 6 ..........pág. 18

ARTÍCULOS Nuestra responsabilidad internacional Estar siempre ahí, en la jugada Los periodistas latinoamericanos le entran al PAC

..........pág. 8 ..........pág. 12 ..........pág. 14

CALENDARIO DE EVENTOS

..........pág. 11

ANUNCIOS Libro de Gerardo Reyes Taller de periodismo asistido por computadora

..........pág. 15 ..........pág. 17

QUÉ HAY DE NUEVO Una cultura de complicidades México en peligro

..........pág. 16 ..........pág. 16

DE PESCA CON LA RED Periodismo de capa y espada

..........pág. 19

CARTA

DEL

EDITOR

Otra vez la violencia brutal contra un periodista mexicano. ¿Será otra vez la violencia impune? Periodistas de Investigación repudia de la manera más enérgica el atentado que sufrieron el periodista Jesús Blancornelas, codirector del semanario Zeta de Tijuana, y su colaborador Luis Lauro Valero, quien desgraciadamente perdió la vida. Enviamos nuestras condolencias a su familia, y toda nuestra solidaridad a los colaboradores de Zeta y a la familia Blancornelas. Al mismo tiempo, unimos nuestra voz a quienes han exigido que las autoridades realicen una investigación a fondo y sometan, de una vez por todas, a los poderes públicos y privados que han hecho de México uno de los países más peligrosos del mundo para la práctica del periodismo. En lo que resulta un indicio grave de los tiempos que corren, por segunda ocasión en este año tuvimos que modificar de último momento el contenido de La Red para consignar el atentado contra un periodista. Apenas en julio pasado murió a balazos Benjamín Flores González, director del diario La Prensa, de San Luis Río Colorado, cuyas páginas denunciaban con frecuencia las actividades de los narcotraficantes locales. Benjamín murió a las puertas de su diario, y sus colaboradores han denunciado que los presuntos asesinos están plenamente identificados y huyeron a Estados Unidos, sin que las autoridades mexicanas hayan actuado para llamarlos a cuentas. Desde 1994 trece periodistas han sido asesinados en México. En el sexenio de Carlos Salinas fueron 51, y de acuerdo a cifras compiladas por el Centro Nacional de Comunicación Social, entre 1970 y 1997 fueron asesinados o desaparecieron 115 periodistas en este país. Para darle un sentido comparativo a esa cifra, Sergio Aguayo recordó recientemente que en dos décadas de guerra en Vietnam, entre 1954 y 1975, murieron o desaparecieron 63 corresponsales de guerra. Resulta claro que la situación es intolerable, y diversas organizaciones internacionales como Reporteros sin Fronteras y el Comité para Proteger a los Periodistas están colaborando con organizaciones periodísticas y humanitarias de México para encontrar mecanismos eficientes de defensa. Los miembros de organizaciones gremiales como Investigative Reporters and Editors (IRE) y Periodistas de Investigación también tenemos mucho que ver en este asunto, y en este número de La Red dos integrantes de la primera discuten cuál debe ser nuestra responsabilidad internacional. Este es un tema complejo y controversial, y esperamos que el artículo de Tracy Barnett y Marcela Szymanski propicie la reflexión y el debate entre nosotros. En otro orden de cosas, nuestro primer Encuentro en la frontera fue todo un éxito, gracias a la participación de más de 150 colegas de México y Estados Unidos, al apoyo de medios de Ciudad Juárez y El Paso y otras ciudades y, sobre todo, al esfuerzo y entusiasmo de los socios y amigos de Periodistas de Investigación que integraron un comité organizador tan sui generis como efectivo. Es necesario hacer un balance para identificar aciertos y no repetir errores, pero por lo pronto apuntamos en la columna de activos a 45 nuevos miembros de Periodistas de Investigacion, para llegar a ciento cincuenta. Ahora hay que empezar a planear nuestro segundo Encuentro en la frontera, para el que proponemos como sede a Tijuana o Mexicali, y los invitamos a compartir con nosotros sus ideas y sugerencias. Y, por supuesto, el trabajo. También los invitamos a participar en nuestro segundo curso intensivo de periodismo asistido por computadora (ver anuncio en este número), y en las diversas actividades de Periodistas de Investigación. Hasta la próxima.

LA R ED

DE

PERIODISTAS

DE INVESTIGACIÓN

Una publicación bimestral de Periodistas de Investigación (IRE-México), asociación profesional sin fines de lucro, afiliada a Investigative Reporters and Editors (IRE). La afiliación a Periodistas de Investigación (IRE-México) está abierta a todos los profesionistas residentes en México y en otros países de America Latina, y tiene un costo anual de 25 dólares, o su equivalente en pesos mexicanos. Esta cuota incluye la suscripción al boletín La Red, descuentos o entrada gratuita a los cursos y conferencias organizados por Periodistas de Investigación e IRE, y acceso al creciente acervo de recursos de nuestra organización. Los textos firmados son responsabilidad de sus respectivos autores, y no necesariamente reflejan las opiniones de Periodistas de Investigación (IRE-México). EDITOR: Pedro Enrique Armendares. CONSEJO EDITORIAL: Homero Hinojosa, Laura Niembro, Lise Olsen, Francis Pisani, Leonarda Reyes, Ignacio Rodríguez Reyna. ASISTENTE EDITORIAL: Blanca Juárez. ARTE: Carmen Nieto. ILUSTRACIÓN: Francisco Cárdenas. IMPRESIÓN: Solar, Servicios Editoriales S.A. de C.V. Para enviar comentarios, sugerencias e ideas a La Red dirigirse a Puente de San Francisco 28, Col. Coyoacán, 04320 México, Distrito Federal, teléfono y fax 554 76 13, o a la dirección electrónica [email protected] (Pedro Enrique Armendares).

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ULTIMA HORA ATENTADO CONTRA JESÚS BLANCORNELAS

“¡Y

a nos dispararon!”. Con estas palabras Jesús Blancornelas, codirector del semanario Zeta de Tijuana, pidió auxilio a sus colaboradores tras el atentado que sufrió el 27 de noviembre a manos de cinco gatilleros fuertemente armados. Con cuatro balazos en el cuerpo, y junto al cuerpo de su guardaespaldas Luis Lauro Valero, Blancornelas logró utilizar el aparato de radiocomunicación de su automóvil. Los servicios de emergencia llegaron en pocos minutos y llevaron a Blancornelas, sumamente grave, a un hospital cercano. Por desgracia Valero ya había muerto, víctima de una ráfaga de cuerno de chivo. Zeta, como expresó la revista en su editorial del día siguiente, nuevamente está de luto. Apenas a principios de noviembre, Blancornelas participó en una reunión realizada en la ciudad de México para analizar el hostigamiento y la violencia contra los periodistas mexicanos y proponer mecanismos de defensa de la libertad de prensa y de la integridad de nuestros colegas. La reunión fue convocada por el Comité para Proteger a los Periodistas (Committee to Protect Journalists, CPJ, con sede en Nueva York) y participaron reconocidos periodistas mexicanos, latinoamericanos y estadunidenses, así como representantes de la Academia Mexicana de los Derechos Humanos y Periodistas de Investigación, entre otras organizaciones. Allí, Blancornelas describió las medidas de seguridad a las que se vio obligado a recurrir debido a las constantes amenazas contra su persona y los demás colaboradores de Zeta. También recordó a su socio y amigo Héctor Félix Miranda, el famoso Gato, quien cayó asesinado por individuos relacionados con el empresario Jorge Hank Rohn. Una semana después Blancornelas, quien es miembro de Periodistas de Investigación, estuvo con nosotros en el Encuentro en la frontera que realizamos en Ciudad Juárez, donde presentó su libro sobre el caso Colosio, titulado De Lomas Taurinas a Los Pinos. Lo acompañaba y protegía, como siempre, Luis Lauro, y ambos optaron por pasar la noche en un lugar distinto al hotel sede de la conferencia. Razones de seguridad. De regreso en Tijuana, la mañana del 27 de noviembre,

Blancornelas y Valero se dirigían a las oficinas de Zeta y estaban a unas cuadras de su destino cuando fueron emboscados por los gatilleros. Su camioneta, según narra el reportaje de Zeta, “tenía impactos por todos lados. Del lado del chofer, del lado de Blancornelas, por enfrente, por la parte trasera. Todavía al volante, descansando sobre el lado derecho de su área, en el asiento frontal, Luis Lauro Valero Elizalde estaba muerto, con el arma en la mano, con su última postura de protección hacia Blancornelas”. En el asiento trasero de la camioneta estaban aún la pistola Beretta .380 de Blancornelas, y los chalecos antibalas que les habían proporcionado semanas atrás las autoridades. Ni una ni otros fueron utilizados. El periodista recibió cuatro balazos, incluyendo uno que “le rompió el diafragma y se alojó en una vértebra.” Al cierre de este número de La Red, el 30 de noviembre, Blancornelas estaba en condición grave pero estable, con un respirador artificial y en terapia intensiva. En una segunda intervención de urgencia se le extrajeron dos balas, una alojada en un pulmón y otra en una vértebra, así como fragmentos de hueso. Tanto los compañeros de Blancornelas como las autoridades policiacas consideran que el atentado fue ordenado por los hermanos Arellano Félix, presuntos capos del llamado cartel de Tijuana. En la balacera murió uno de los atacantes, quien posteriormente fue identificado como David Barrón Corona, alias el CH. Se trata del mismo individuo a quien el propio Blancornelas, en un reportaje publicado una semana antes del atentado en Zeta, señaló como asesino a sueldo del cartel y responsable del homicidio de dos agentes judiciales federales. De hecho, el semanario había dedicado sus últimos números a exhibir diversas facetas de las actividades de los Arellano Félix. Además de implicar al CH y a otro pandillero en el asesinato de los agentes federales, los reportajes de Zeta incluyeron la carta en la que una madre pregunta a Ramón Arellano Félix por qué asesinó a sus dos hijos, y una lista de los llamados narcojuniors que presuntamente trabajan para el cartel de Tijuana. En su reportaje sobre el atentado, los colaboradores de Zeta recuerdan que la semana anterior su codirector “señaló la participación del CH en el cartel de los hermanos Arellano y en algunos asesinatos”. Las investigaciones del semanario “han sido tan exactas”, observan, “que luego fueron confirmadas por los delincuentes”. 3

REPORTAJE

DE

UN SUTIL TENDIDO DE REDES: ENTREVISTA CON CARLOS MARÍN

C

on frecuencia, resulta pernicioso que los periodistas piensen. Dicha por un periodista la frase parece una broma, una gracejada de parte de este veterano del oficio en cuya boca la sonrisa aparece tan rápido como la ironía. Pero no es así. Carlos Marín lo dice con toda seriedad, producto de una experiencia de muchos años, desde El Día y Excélsior -antes del golpe del 76, por supuesto- hasta el Comité de Dirección de Proceso. Y a medida que teje su explicación, Carlos deja en claro que su actitud lejos de implicar un desprecio hacia su oficio, refleja un profundo respeto hacia el trabajo fundamental “del periodista en su mejor versión”, es decir, el reportero. “Yo no creo en los periodistas que piensan”, continúa, “sino en los periodistas que trabajan”. Si seguimos una serie de pasos elementales del reporteo, continúa, podemos conocer el trabajo de gente que no es periodista, sino militares, abogados, magistrados, y llegar a revelar casos inauditos. Aún desde su puesto directivo, Carlos sigue reporteando y en semanas recientes ha dado varios golpes periodísticos consecutivos, incluyendo reportajes sobre el testimonio de uno de los cirujanos plásticos que participaron en la operación que costó la vida a Amado Carrillo, el testamento por el cual se repartió la enorme fortuna de Emilio Azcárraga, y un expediente de la justicia militar contenido en un diskette que puso en apuros a la seguridad interna del Ejército. En una larga charla con La Red, Marín conversó sobre la manera en la que obtuvo esa información, advirtió sobre los riesgos de utilizar las cada vez más frecuentes

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INVESTIGACIÓN filtraciones -”yo no soy coladera”- e insistió en que cada quien debe dedicarse a lo suyo. “El trabajo de pensar está avalado en las personas que están entrenadas para ello”, reiteró, “y no es el caso de los periodistas”. Al referirse a la creciente vocación editorialista de muchos colegas nacionales, quienes llenan de opiniones sus reportajes, Marín afirma que “el trabajo del periodista no es pensar, sino aportar datos para que el público piense. No hay nada más pernicioso que los periodistas que propalan lo que piensan en lugar de lo que saben, y los ejemplos más acabados de lo que digo son algunos periodistas radiofónicos que improvisan y la riegan, igualito que sus colegas columnistas”. La carta de un médico aterrorizado, el testamento de uno de los hombres más ricos de México, un expediente de inteligencia militar. ¿Cómo se consiguen esos documentos? Es el resultado de una siembra, de un tendido de redes con todo tipo de gente. En nuestra chamba tenemos que estar dispuestos a hablar con el demonio, si existiera, para mantener aceitada una comunicación que permita que en el momento oportuno el asunto sea de nuestro conocimiento. En los tres casos yo estaba buscando otra cosa cuando me topé con los documentos. En ello va la sentencia que reproduce Umberto Eco: a veces, por caminos equivocados llegamos a la verdad. Los periodistas nos asomamos a pedazos de verdad o de verdades que nunca llegaremos a abarcar. En el caso del cirujano plástico estaba tratando de averiguar sobre los viajes de Amado Carrillo, su estancia en Cuba y en Rusia y su eventual relación con la mafia rusa. En el de Azcárraga, una operación de privatización que iban a hacer del Banco Unión, y en el mundo de los abogados me topé con el testamento. En el caso de los documentos del diskette de la Defensa, buscando otras cosas de carácter militar caí en la cuenta de que había un proceso abierto en los juzgados militares. Me topé con una obviedad: un escribano regala un diskette a su amigo, el amigo en su oficina lo pone en pantalla, hasta donde sé ni siquiera termina de verlo cuando se le encierra en la prisión militar. Yo me dije: la Procuraduría de Justicia Militar documentó eso ante el tribunal y, constitucionalmente, todos los asuntos en tribunales son públicos; el chiste es conocer los vericuetos que te lleven al conocimiento de estos asuntos. Hete aquí que la Procuraduría había impreso el diskette, y lo dio al Estado Mayor de la Defensa para que hiciera un diagnóstico de los riesgos de su eventual difusión. En lo que obtuve (cont. sig. pág.)

está no solamente el contenido del diskette, sino el análisis que hace la inteligencia militar. Pero muchas veces al solicitar un documento judicial, nos topamos con el famoso secreto de sumario. Eso lo encontramos a cada rato en el oficio periodístico. Si le hablas a un amigo que tiene una función especial en un partido, en un gobierno, en una empresa, y desde el teléfono le dices que quieres una entrevista sobre el fin del mundo, lo que haces es casi seguramente obligarlo a decir que no. En este caso no se trata de seguir el paso evidente de llegar con el juez y decirle yo sé que tiene aquí un material explosivo para todo el sistema de inteligencia militar, porque lo más seguro es que el juez, quien es el primer responsable de los expedientes, te mande por un tubo. El chiste, y ahí viene el trabajo sembrado con anticipación, son los contactos. Lo que hice fue hablar con un abogado que ya me había dado tips antes, y me contó que había un asunto de excepción en los tribunales militares. Lo demás ya fue hacer mi chamba. Pero en el enrarecido ambiente político que vivimos, se da cada vez más el proceso inverso, cuando una autoridad busca al reportero para filtrarle cierta información... El sistema filtrador en el periodismo reciente de México es una aportación de un gran fabricante de fantasías, Pablo Chapa Bezanilla. Pero yo no acepto los documentos filtrados en mi trabajo, yo no soy coladera. ¿Es cuestión de principios, nunca usarías una filtración? Es cuestión de escepticismo. Yo pongo en duda todo, no creo en las verdades absolutas. Si alguien se me acerca con las perlas de la virgen yo pongo en duda si son perlas, si es virgen y la buena fe de quien me las trae. Hay un riesgo terrible para quienes trabajan de coladeras más que de reporteros, y tiro por viaje publican lo que les ponen enfrente. Yo no tengo filtraciones, no hay un solo desconocido que me haya filtrado un documento. Yo me aseguro del camino, la ruta crítica es una especie de confianzas en cadena, y finalmente la veracidad del documento. Pero quisiera recargar aún más la suerte. Si en estos tres casos se hubiera dado -cosa que yo ignoro- que la información viniera de una mentalidad perversa, aviesa, que buscara la desestabilización del país o no sé qué propósito ruin con esa publicación, a mí no me importa. Lo que hay que valorar es lo periodístico del asunto.

¿Cuál es la responsabilidad del periodista que publica informa ción delicada como ésta? El periodista no es responsable -por supuesto habrá excepciones- de las consecuencias que tenga un reportaje. Es como el trabajo de un albañil. Hay que pegar ladrillos y levantar un muro. El médico que tiene en la plancha en una emergencia a Augusto Pinochet debe hacer lo imposible por salvarle la vida. Si lo mata puede ser un gran patriota, un gran revolucionario, un allendista consecuente, pero como médico falló. No debemos decirle a la gente lo que debe pensar, sino darle los elementos para que haga su propio razonamiento. Pero si un documento revela algo que puede tener consecuencias para una persona, ¿se debe hacer una evaluación sobre ellas? En términos generales yo no hago esa reflexión. Sería equivalente a que yo cuidara lo que dice el secretario de alguna dependencia o un procurador. ¿Por qué no es cuestionable lo que dice un partido de oposición, o los cargos personales que se hacen entre dirigentes políticos, empresariales, o guerrilleros? ¿Por qué no hay ahí ese cálculo, y por qué tendría yo que hacerlo con las acusaciones del general Gutiérrez Rebollo en el sentido de que algunos parientes políticos del presidente de México son narcotraficantes? Corresponde a los agraviados hacer valer sus derechos. El periodista, con la lógica de pensarle y de reprimirse, terminaría por no escribir. ¿De qué manera me voy a erigir en un diosecillo repentino para intentar predecir las consecuencias de una frase, de un diptongo, de un verbo, haciendo un trabajo que no me corresponde? Muchos de mis compañeros de Proceso y yo practicamos esa ética. Los asuntos se dan a conocer sin concesiones, con la seguridad de que lo que publicamos es periodístico y documentalmente cierto. (Debido a la longitud de los reportajes mencionados en la entrevista, La Red no publica el texto de los mismos. Fueron publicados en Proceso los días 13, 20 y 27 de julio de 1997. Los ponemos a disposición de sus lectores, quienes pueden solicitarlos a nuestras oficinas para recibirlos en versión impresa o electrónica.) 5

COLUMNA CONECTANDO LA DIÁSPORA DE BABEL por Francis Pisani

E

l diluvio de información al que son sometidos los ciudadanos de ciertos países, y el hecho de que la información sea accesible gratuitamente a través de la red sin que haya necesidad de intermediarios, representan un auténtico desafío. En sentido inverso, las sorprendentes transformaciones introducidas por las tecnologías de la información en lo referente a la recolección, manejo y distribución de noticias inauguran perspectivas inéditas para los medios. Pero al debatir éstas y otras cuestiones, los periodistas y los empresarios de la información de distintas partes del mundo parten de realidades y expectativas muy diferentes. Por ejemplo MSNBC, la alianza entre Microsoft y la cadena televisiva estadunidense NBC, aspira a ser “una voz única en internet”. Sin embargo, su moderna y llamativa página presenta noticias que pueden consultarse desde cualquier parte del mundo pero interesan tan sólo a los estadunidenses. Del otro lado del Atlántico se publica Transitions, una revista del expresidente checo Jan Urban, la cual pretende convertirse en la mejor fuente de información sobre las sociedades postcomunistas. Se publica en inglés con el fin de alcanzar una mayor difusión, pero su cimiento sigue siendo el papel ya que los dirigentes de los países en cuestión no utilizan demasiado internet. En Kenia, los recursos de los periodistas que emplean el correo electrónico son la excepción. Las computadoras y el acceso a internet cuestan demasiado. Y el público aún no está conectado. En un gran número de países, los medios dudan en usar las tecnologías recientes, mientras que un sector muy considerable de la población no tiene electricidad o teléfono. Aquello de la amenaza al periodismo hace reir a un reportero de Tadjekistán, quien proclama la inexistencia del problema en su país ya que, por motivo de la guerra, “no 6

hay información ni periodistas”. Por su parte el japonés Yoshio Murakami, director de la división internacional de Asahi Shimbum, habla de las nuevas tecnologías como “enemigas de los medios existentes”. Mientras MSNBC se esfuerza por ofrecer información personalizada, útil en la vida cotidiana de los usuarios, Murakami considera que el deber del periodista es dar la información incluso cuando no es agradable. La responsabilidad del jefe de redacción es colocar en primera plana las noticias más significativas, aun cuando no tengan implicaciones inmediatas para la vida diaria de los lectores. “La personalización”, opina, “no crea ciudadanos equilibrados”. Sin embargo, la mayoría de los colegas interesados en el tema coinciden en que los aspectos positivos de las tecnologías de la información superan a los aspectos negativos. La disparidad del acceso es un problema real, pero los activistas kenianos que se preocupan por dotar a las comunidades rurales de medios de comunicación modernos ven una relación directa entre las tecnologías de la información y el crecimiento económico, tanto a nivel colectivo como individual. (cont. sig. pág.)

La dificultad para los periodistas es que las reglas del juego están cambiando por completo. La gratituidad de la información y la posibilidad de que cualquiera acceda directamente a las fuentes pone en cuestión el modelo económico -basado en la publicidad- al cual los medios tradicionales están acostumbrados. ¿Por qué pagar un periódico o un canal de televisión si se puede atraer al público directamente al sitio de la compañía (o del partido)? Pero la situación es todavía peor: habituados a comunicarse con el público a través de un medio fijo (el espacio en el caso del papel, el tiempo para la radio y la televisión), los periodistas deben ahora comunicarse empleando un medio constantemente maleable. Esa es la base de la interactividad, y pone en tela de juicio la manera de escribir artículos, los principios mismos de la narración. La llegada de la televisión o del fax, para tomar dos ejemplos de entre los más recientes, desató una nueva ecología de los medios. La irrupción de las nuevas tecnologías y de la era de la información corre el riesgo de transportarnos a otro planeta. Para sobrevivir en él, los periodistas tendrán que cambiar. Y no son los únicos. En este contexto, los periodistas consideran necesario informar al público sobre los peligros que acarrean las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, además de las oportunidades que inauguran, exhortan a los poderes públicos a permitir el acceso a sus bancos de datos digitalizados. ¿De qué sirve la libertad de expresión”, se preguntan, “sin el acceso a

B OICOT

DE VOCEADORES DE

la información que nos permite saber qué está pasando?”. Reconocen su interés por emplear la computadora, internet y la hoja de cálculo en aras de realizar mejor su trabajo. Las mafias y los poderosos utilizan las tecnologías de la información; ahora corresponde a los periodistas equiparse con lo necesario para seguirles la pista en ese terreno e informar al público de lo que ahí sucede. El futuro muestra distintos rostros, según si miramos desde Silicon Valley o la Africa subsahariana. Sin embargo, el cambio es ineludible, incluso si no llega a los distintos puntos de la misma forma y jamás a la misma velocidad. Sin duda, el verdadero desafío consiste en establecer puentes entre globalización y diversidad. La aldea global lanzada por McLuhan es vista con ojos cada vez peores por aquellos que habitan lejos del centro. Uno se siente tentado a ver ese planeta abierto y multilingüe como una diáspora más que como una aldea. Vale decir, como una red de gente con algo en común y muchísimas diferencias. Tenemos lenguas y situaciones diversas. No podemos borrar la historia y regresar a un modelo único. Tal vez seamos la diáspora de los que salieron de la torre de Babel. Lo que está en juego es conectarnos. Francis Pisani colabora con diversos medios de Europa y México. También es miembro del Consejo Editorial de La Red. Una versión de esta columna apareció en el diario Reforma.

GUADALAJARA

A principios de noviembre, la Unión Libertaria de Voceadores de Prensa dejó de distribuir los diarios Público (de reciente aparición), El Occidental, El Financiero y Ocho Columnas, con el argumento de que la venta de esos medios a través de suscripciones y en locales cerrados afecta las ganancias de sus agremiados. La Unión Libertaria es la organización más antigua en su tipo en Guadalajara, y agrupa a cerca de 200 repartidores locales; esa cifra representa entre el 40 y el 45 por ciento de los puntos de reparto de los diarios tapatíos. La Unión no comunicó previamente su decisión a los diarios afectados, y siguió distribuyendo los otros dos periódicos locales, El Informador y Siglo 21. Ambos también se venden en locales cerrados, y se distribuyen por medio de suscripciones. Días después, El Occidental, El Financiero y Ocho Columnas llegaron a un arreglo con la Unión de Voceadores, mientras que Público lo hizo a mediados de noviembre. En un editorial, el diario Público consideró que la actitud de la Unión Libertaria pudo tener un trasfondo político, ya que sus agremiados debieron haber perdido dinero a causa de la actitud de los dirigentes. “¿Quién subsana esas pérdidas?”, se

CONTRA

PÚBLICO

preguntó el nuevo diario tapatío. Diego Petersen, subdirector de Público, dijo al semanario Milenio: “No tenemos los datos concretos de cómo haya sido la negociación, pero alguien está pagando la circulación caída”. Hace varios años, el diario capitalino Reforma tuvo un diferendo similar con la Unión de Voceadores de Periódicos y Revistas de la ciudad de México, y desde entonces se distribuye mediante un sistema propio y sin la intervención de esa organización. De la misma manera, Público fue distribuido en las calles por sus reporteros, empleados y amigos, y dos de ellos fueron agredidos verbal o físicamente. Y por cierto, quien desee más información sobre las uniones de voceadores y su papel en la siempre compleja relación entre los medios y los poderes -político y económico- puede consultar el excelente libro de Gabriela Aguilar y Ana Cecilia Terrazas, La prensa en la calle: los voceadores y la distribución de periódicos y revistas en México, publicado por Grijalbo y la Universidad Iberoamericana. (Con información de Público, La Jornada y Milenio)

7

ARTÍCULO NUESTRA

RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL

I RIESGOS Y RECOMPENSAS por Tracy L. Barnett

L

sirvió para consolidar a IRE a nivel nacional. Veinte años después, sigue siendo uno de los mayores orgullos de la organización, y las referencias al Proyecto fueron constantes durante la reunión de Phoenix. Sin embargo existen conceptos muy distintos sobre las ventajas y las responsabilidades que entraña la colaboración entre periodistas, como quedó demostrado durante una animada mesa redonda sobre reportajes de investigación realizados en varios países. La sesión fue conducida por David Kaplan, de la revista U.S. News and World Report, quien tiene una larga experiencia en investigaciones internacionales. Kaplan preguntó a reporteros de México, Suecia, Sierra Leona, Australia, Filipinas y Estados Unidos cómo trabajarían en diversas situaciones hipotéticas. Por ejemplo, describió un caso en el que un traficante internacional de armas vendiera equipo de tortura en Nigeria. Su empresa también tendría negocios en México, Suecia, Australia, Filipinas y Estados Unidos, y las respuestas de los conferencistas aportaron una fascinante colección de técnicas, sugerencias y mañas para hacer el trabajo periodístico en cada uno de esos países. Pero la discusión también provocó una interesante controversia cuando Kaplan preguntó qué pueden hacer los periodistas de otros países cuando un colega es encarcelado por su trabajo en algún país con un gobierno autoritario. Cada uno de los conferencistas ofreció alguna sugerencia, desde escribir cartas a ese gobierno o llamar a un boicot comercial contra el mismo, hasta enviar una delegación de reporteros auspiciados por IRE para continuar las investigaciones, en una versión internacional del Proyecto Arizona. John Lindsay, un periodista experto en asuntos internacionales y expresidente de la Junta de Gobierno de IRE, fue el único que mostró ciertas reservas. “Sé que lo que yo voy a decir no será popular”, admitió, para después explicar que la función tradicional de IRE ha sido educativa y no política. “Nosotros metemos a los políticos en la cárcel”, añadió. “No los cabildeamos”. La respuesta pareció sorprender a muchos de los asistentes, especialmente los llegados de otros países, y dio lugar a una intensa discusión que continuó

a tensión entre lo viejo y lo nuevo, entre las tendencias aislacionistas e internacionalistas del periodismo, quedó en evidencia en la reciente conferencia nacional de Investigative Reporters and Editors (IRE, la asociación hermana de Periodistas de Investigación). La comunidad internacional estuvo presente en el evento que se realizó en junio en la ciudad de Phoenix, e incluyó a periodistas de Puerto Rico, Australia, Suecia, Filipinas y otros países de Europa, América, Africa y Asia. También estuvieron presentes más de 20 miembros de Periodistas de Investigación. Un tema recurrente en la conferencia fue la cooperación entre los periodistas para romper las barreras de silencio y revelar la verdad, es decir, una de las tareas fundamentales de IRE. Las discusiones al respecto fueron aún más importantes y oportunas porque este año se conmemora el vigésimo aniversario del Proyecto Arizona, y por ello se escogió la ciudad de Phoenix para la conferencia. En junio de 1977, Don Bolles, un reportero del diario Arizona Republic, fue asesinado cuando realizaba una profunda investigación sobre corrupción en ese estado. La recién creada IRE convocó a cerca de 50 periodistas de todo Estados Unidos, quienes fueron a Arizona para continuar el trabajo de Bolles. “Este no es un acto de venganza”, dijo Bob Greene, del diario Newsday. “No venimos a encontrar el asesino de Bolles. Es una respuesta razonable a la muerte de un reportero, continuar con su trabajo”. Seis meses después numerosos medios publicaron una serie de 23 partes que reveló la participación de importantes políticos y empresarios en actividades ilegales, desde el fraude hasta el narcotráfico. Finalmente el hombre que colocó una bomba bajo el automóvil de Bolles fue encarcelado, si bien no se pudo comprobar quién lo había contratado. El éxito de este trabajo conjunto, conocido desde entonces como el Proyecto Arizona, demostró las posibilidades Jesús Blancornelas, codirector de Zeta. de la cooperación entre periodistas y 8

(cont. sig. pág.)

mucho después de que había terminado la mesa redonda. El fondo del asunto es una pregunta tan simple como profunda: ¿cuál debe ser el papel de IRE con respecto a la seguridad de nuestros colegas en otros países, a medida que la organización extiende sus actividades por el mundo? Si deseamos realizar nuestra misión de cooperación periodística en beneficio del público al que servimos, los periodistas que trabajan en Africa, en Indonesia o en México no pueden seguir siendo seres anónimos o estadísticas sin rostro. Ojalá nunca suceda, pero ha llegado el momento de preguntarnos qué hacer si un miembro de IRE o de una organización asociada a IRE utiliza las técnicas que enseñamos y termina en prisión o muerto a causa de su trabajo. “Cada vez vamos a tener más investigaciones que conduzcan a otros países”, dijo Kaplan. “Dado lo que sucede hoy en día en el mundo, parecería miope no pensar de una manera más global”. Kaplan es un antiguo miembro de IRE y a lo largo de los años ha colaborado con periodistas de otros países, a quienes adjudica una parte importante del éxito en sus propios reportajes sobre temas como las sectas y las organizaciones criminales internacionales. En su opinión, “debemos unir nuestras voces a las del Comité para proteger a los periodistas (CPR) y las organizaciones de derechos humanos, para exigir que se proteja a nuestros colegas y que quienes los hostigan o asesinan sean llevados ante la justicia. No hacerlo resulta el peor tipo de etnocentrismo”. Si bien Lindsay ha apoyado los esfuerzos por proteger a los periodistas perseguidos en otros países, también adoptó una posición cautelosa al añadir que IRE debe analizar cada situación relacionada con esas agresiones. El año pasado Ying Chan, reportero del diario New York Daily News y miembro de IRE, presentó una demanda por difamación junto con un colega de otro país. Lindsay, quien era entonces presidente del comité internacional de IRE, se inclinó por asumir una posición a favor de ambos periodistas. “En ese caso se trataba de un miembro a quien conocíamos, quien tenía buenos antecedentes, y yo apoyé con entusiasmo ese tipo de actividad”, dijo Lindsay. “En (el caso que se discutió en) Phoenix yo no conocía los antecedentes del reportero. Sería irresponsable hacer una declaración general y decir que IRE va a defender a los periodistas de todas partes sin conocer las circunstancias”. Al igual que otros que se muestran reticentes a apoyar a capa y espada a los periodistas en peligro, Lindsay es reacio a relacionar a la organización con técnicas periodísticas corruptas. Mencionó el caso de los periodistas estadunidenses que se coludieron con la CIA en el pasado. “Pienso que la decisión debe ser en función de cada situación”, dijo Lindsay. “No estoy dispuesto a asumir que no existe el mal periodismo”. Bo Andersson, quien preside Gravande Journalister, la versión

sueca de IRE, no considera que hablar a favor de los periodistas en peligro contradiga el papel eminentemente educativo de la organización. “No pensamos que estamos haciendo política cuando luchamos por la apertura, por la democracia, por la libertad de expresión”, dijo. “Estos son asuntos periodísticos, y nos tenemos que involucrar en ellos”. Bo recordó el caso de la periodista irlandesa Veronica Guerin, quien fue asesinada en su país en junio de 1996, presumiblemente debido a sus reportajes sobre corrupción. A las pocas horas de conocerse la noticia, el comité ejecutivo de Gravande Journalister envió una carta al gobierno irlandés para deplorar la muerte de Guerin y exigir una investigación completa. Además, los periodistas suecos se comunicaron con la Unión de Periodistas de Irlanda para determinar si podían colaborar de otra manera. Hasta el día de hoy, Bo se pregunta si su organización pudo o debió hacer más. “Podríamos habernos puesto en contacto con IRE para organizar un equipo de periodistas de todo el mundo que terminara el trabajo de Veronica en Irlanda”, dijo Bo. Tanto él como otros periodistas internacionales de varios países, incluyendo Estados Unidos, consideran que ha llegado el momento de que IRE adopte una actitud más activista, lo cual podría poner a la organización en un contacto más estrecho con sus raíces. “Ustedes tienen una responsabilidad; ya lo hicieron en 1976, y fue la razón por la que se fundó la organización”, dijo Andersson. “¿Por qué no lo pueden hacer una vez más?”. William Orme, director del Comité para Proteger a los Periodistas, opinó que “IRE está entrenando a la gente para hacer un trabajo que en muchos países puede llevarlos a prisión o hacer que los maten, y es importante no perder eso de vista. Impartir conocimientos e incluso aportar recursos técnicos no es más que una parte del trabajo”.

II ATAQUES CONTRA PERIODISTAS por Marcela Szymanski

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oy en día muchos periodistas son asesinados cuando realizan reportajes de investigación. Un ejemplo triste y reciente es el de dos asesinatos ocurridos en México. En ambos casos los periodistas habían informado a las autoridades y a la “opinión pública” que sus vidas habían sido amenazadas. Jesús Bueno León trabajaba en el semanario Siete Días, el cual denunció la corrupción de algunos funcionarios públicos en el estado de Guerrero. (cont. pág. 10)

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Jesús Blancornelas, observado por Luis Lauro Valero, en una entrevista reciente

Bueno incluso preparó una lista de las personas que debían ser investigadas en caso de que le sucediera algo a él. Desapareció el 20 de mayo, y dos días después su cadáver quemado apareció en el interior de su automóvil. Benjamín Flores era el propietario de La Prensa, un diario local de la ciudad fronteriza de San Luis Río Colorado, al otro lado del río de Yuma, Arizona. Flores denunció haber recibido amenazas de parte de narcotraficantes de la zona, y también tenía una lista de sospechosos en su computadora. El cadáver de Benjamín tenía 30 balas, pero sin duda los asesinos tienen muchas más para otros periodistas inquisitivos. ¿Y en dónde están las airadas voces de los periodistas? Es necesario escuchar con suma atención; además del Comité para Proteger a los Periodistas (CPJ) y la organización francesa Reporteros Sin Fronteras (RSF), no llegó ninguna protesta del extranjero. “Con frecuencia lo que mata a los periodistas es el silencio de sus propios colegas”, dijo Raymundo Riva Palacio”, el veterano periodista de la ciudad de México. “Muchos periodistas tienen la mente demasiado cerrada cuando se trata de defender el desempeño profesional de sus colegas. La primera pregunta que surge después de saber que alguien fue asesinado es ‘Bueno, quizás él también estaba metido en algo sucio’”. No querer que la inmaculada reputación de uno mismo se acerque a esa “suciedad” es ciertamente una actitud contraproducente para toda la profesión. Carlos Payán, el fundador de La Jornada, no tiene dudas al respecto. “Cuando escribíamos en nuestro diario sobre el ataque contra un colega periodista, lo hacíamos sabiendo que estábamos abriendo un paraguas protector sobre nuestras cabezas. Si arrojas todas las luces sobre la víctima, funciona como un escudo protector”. Durante un viaje de investigación a México, el cual realizamos en nombre de Reporteros sin Fronteras, descubrimos gran amargura y desencanto entre los periodistas que habían sido atacados, una actitud de “tuvimos que acostumbrarnos a estar solos”. 10

Jesús Ramírez Cuevas es un periodista de televisión independiente quien fue secuestrado junto con dos colegas por una fuerza especial de la policía en octubre de 1996. Fueron privados de su libertad, amenazados y maltratados durante varias horas. La policía robó sus cámaras de televisión y sus computadoras portátiles. Y una vez más, tan solo el CPJ y RSF conectaron su fax para exigir que se hiciera justicia. En noviembre del año pasado, RSF unió sus esfuerzos a los de la organización humanitaria estadunidense Human Rights Watch/Americas (HRW) para denunciar los ataques contra la prensa en México, así como la impunidad de los atacantes. El comunicado se publicó de manera simultánea en Bruselas, París, Washington y la ciudad de México, y fue a parar a los escritorios de los diplomáticos europeos que estaban dispuestos a negociar un acuerdo de libre comercio con México. A final de cuentas, el comunicado provocó tanta atención que el gobierno mexicano no pudo evitar que el nuevo acuerdo incluyera una cláusula de respeto a la democracia y a los derechos humanos. “El escrutinio internacional pone muy nerviosos a los gobiernos; debemos aprovechar su efecto con mayor frecuencia,” dice Miguel Angel Granados Chapa, un analista político cuya columna se publica en 40 diarios de México. “Los periodistas que no encuentran apoyo en su país con frecuencia son salvados por la solidaridad internacional; pero tristemente muchas veces la solidaridad proviene de organizaciones de derechos humanos y no de otros periodistas”.

¿QUÉ PODEMOS HACER? por Tracy Barnett y Marcela Szymanski

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ntonces, ¿qué pueden hacer IRE y sus miembros? Si bien nadie sugiere que IRE desvíe recursos de su objetivo principal, que es la capacitación, sí es posible hacer mucho para aprovechar sus redes de contactos sin cargarle la mano a su persona. Por ejemplo, la lista de correo electrónico (listserve) de IRE puede servir para distribuir información sobre los asesinatos y encarcelamientos de periodistas. Si un miembro de IRE es asesinado o recibe amenazas graves, proponemos que se haga un envío electrónico de emergencia. Como mínimo, se puede incluir un mensaje en el siguiente envío regular de la organización a sus miembros y en sus publicaciones periódicas, IRE Journal y Uplink. Así, cada miembro de IRE puede decidir si desea responder, y de qué manera. Una carta a las autoridades firmada por la (cont. sig. pág.)

junta de gobierno de IRE podría tener mucho peso. Además, los miembros podrían inundar con mensajes individuales las máquinas de fax del gobierno en cuestión, lo que sin duda llamaría la atención del más lento de los burócratas. IRE podría promover que los periodistas “adoptaran” a un colega perseguido o encarcelado. Los miembros de IRE pueden hacer todo lo que esté a su alcance para asegurar que este tema sea discutido en sus propios medios. Por ejemplo, advertir a los editores de la existencia de una noticia importante en los cables, o cubrir el evento o la reacción local al mismo. Estas acciones pueden seguir el modelo recomendado por Reporteros sin Fronteras, que propone “auspiciar” a un periodista en peligro de la siguiente manera: •Aprovechar todos los eventos importantes en el país en cuestión (visitas oficiales, elecciones, celebraciones nacionales) para llamar la atención sobre la situación del periodista. •Ponerse en contacto con los gobiernos respectivos cuando el evento así lo permita. •Convocar a los lectores y al público de radio y televisión a ayudar, por ejemplo, mediante cartas a la embajada del gobierno en cuestión. •Escribir una vez al mes al prisionero y a su familia. La persona de RSF que auspicia a un periodista también participa en un día especial que se organiza cada mes de noviembre, cuando todos los medios involucradas en la operación

CALENDARIO

hacen un llamado al público en general para que presione a los gobiernos que encarcelan a los periodistas. Otra iniciativa de RSF, con la ayuda de las Naciones Unidas, consiste en convertir a un medio de un país industrializado en “gemelo” de otro medio en un país en desarrollo. Esta iniciativa se ha practicado principalmente en Europa, Asia y el antiguo bloque soviético. Un ejemplo es el de la relación de “gemelos” que existe entre Le Monde Diplomatique, de Francia, y La Nation, de Argelia. IRE podría convocar a sus miembros a llevar esa iniciativa a las redacciones de Estados Unidos. La relación de “gemelos” funciona de la siguiente manera: •Cada organización noticiosa cede sus derechos para que su socio pueda publicar todos sus materiales; •el medio del país industrializado apoya a su socio con capacitación editorial y administrativa, y con equipo si sus recursos lo permiten, y •si el medio del país en desarrollo lo desea, su socio se pone en contacto con el gobierno y con otras dependencias responsables de la represión, además de publicar los materiales censurados. También puede informar a su público sobre los problemas del medio asociado. Tracy L. Barnett es reportera del diario Santa Cruz Sentinel, de California, y fue directora asistente de IRE. Marcela Szymanski es corresponsal del diario Reforma en Bruselas.

DE

EVENTOS

3-9 DE DICIEMBRE

DICIEMBRE 1997-F EBRERO 1998

Del fotor reportaje a la representación , curso impartido por la profesora estadunidense Susan Meiselas, organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en la ciudad de México. Tiene cupo para 15 personas, se realizará de las 10:00 a las 14:00 horas y de las 16:00 a las 20:00 horas, y tiene un costo de $800.00. Para mayores informes comunicarse al Centro de la Imagen, Plaza de la Ciudadela No. 2, México, Distrito Federal, teléfonos (5) 709 1510 y 709 6058.

Talleres organizados por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano y la Sociedad Interamericana de Prensa. Para mayor información comunicarse con el director de la Fundación, Jaime Abello Banfi, en Barranquilla, Colombia , al teléfono (57 5) 368 4429 o a la dirección electrónica [email protected]

10-14 DE FEBRERO

Diplomado sobre tecnología infor mática aplicada al periodismo, incluyendo nuevas tecnologías, internet y uso de bases de datos. Tiene una duración de 180 horas y se realizará en el Centro Mascarones de la UNAM, Ribera de San Cosme No 71, en la ciudad de México . Para más información comunicarse a los teléfonos 622 7958 y 622 79 59, o a la dirección electrónica [email protected] .

DE

1998

Taller intensivo de periodismo asistido por computadora , a cargo de Periodistas de Investigación, en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, en la ciudad de México . Para mayor información ver el anuncio en este mismo número, o comunicarse con Periodistas al teléfono y fax (5) 554 7613, o a la dirección electrónica [email protected]

FEBRERO -JUNIO

1998

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ARTÍCULO

ESTAR SIEMPRE AHI, EN LA JUGADA por Gerardo Reyes

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Cómo desarrollar ideas y proyectos de investigación sobre narcotráfico? No hay muchas cosas técnicas que aprender en este campo, pero las dos claves para cubrir con éxito este tema son el sentido común y la perseverancia. El periodista que quiera investigar de manera exitosa el mundo del narcotráfico tiene que estar siempre ahí, en la jugada, siguiendo los cambios y las tendencias de un negocio de por sí inquieto y volátil, y cuyos indicadores no aparecen en la bolsa de Nueva York. Debe saber quién es quién en las organizaciones y estar al día en las noticias de los que caen y los que surgen; en las rutas del trasiego de drogas; en las nuevas formas de empaques y embalajes de la mercancía, y en los atajos que se ingenian los narcotraficantes para lavar su dinero. Debe conocer las políticas para la lucha contra la droga e identificar sus contradicciones, y seguir los procesos judiciales contra los miembros de los carteles de la droga, especialmente en Estados Unidos, donde los documentos judiciales casi siempre son públicos. También debe publicar un buen número de notas que no sean necesariamente grandes reportajes de investigación, para que su nombre empiece a ser reconocido entre sus fuentes potenciales. La disciplina de estar ahí, en la jugada, es importante también porque las buenas historias sobre narcotráfico surgen de atar cabos, de cruzar nombres y circunstancias que a veces solo están en la memoria del reportero o en su libreta de notas. La cobertura del narcotráfico no es una labor fácil ni segura. Para empezar, el trabajo es diferente al de los periodistas que investigan en fuentes tangibles como los juzgados, el gobierno municipal, el congreso o los bancos, las cuales producen toneladas de papeles y evidencias. Pero los reporteros que cubren el negocio de las drogas dependen básicamente de dos fuentes, casi siempre de alto riesgo, que son los agentes antinarcóticos y los propios narcos. El policía antinarcóticos es en general un perdedor, un funcionario que sabe que la guerra contra el narcotráfico se está perdiendo, y por lo tanto es muy dado a exagerar sus esfuerzos o a restarle importancia a sus fracasos. Por otro lado, el reportero tiene que lidiar con delincuentes cuyo negocio funciona con trampas y engaños. Y como en el 12

mundo del narcotráfico existen pocos rastros documentales, hay muchas informaciones cuya publicación depende de la íntima convicción del periodista en torno a quien está contando la verdad. Ante esta incómoda y muchas veces prolongada disyuntiva, los periodistas latinoamericanos han optado por una solución que tiene muy poco de periodismo de investigación, pero que se ha convertido en un seguro de vida profesional y personal y en una alternativa para resolver los problemas de credibilidad en horas de cierre. Consiste en producir reportajes basados en las investigaciones de fiscales, procuradores, agentes y otros funcionarios, en los que el reportero se limita a dar algunos datos circunstanciales valiosos, ciertas hipótesis y mucho color. Pero no siempre las autoridades se enteran antes que los periodistas de lo que está ocurriendo en el mundo. Muchas veces los testigos del narcotráfico acuden a contar sus experiencias a salas de redacción, antes que a las procuradurías. Para aprovechar estos testimonios, los reporteros de países como Colombia, Perú y México utilizan un mecanismo que podría provocar reparos éticos, pero que en la práctica es uno de los pocos recursos que les ha permitido reducir los riesgos de amenazas y denuncias por difamación. Esta modalidad, que no es un invento criollo y se ha usado en Estados Unidos, consiste en convencer a los informantes que rindan una declaración formal o informal de los mismos hechos que relataron al periodista, pero ante un funcionario investigador. De esta manera el testimonio queda aparente o realmente “judicializado”, y el reportero se siente más tranquilo al citar las palabras del informante como parte de un testimonio rendido a las autoridades, cuando en realidad fue el primero en escucharlo. Muchos reportajes sobre narcotráfico que se publican en América Latina parecen ser el resultado de una investigación oficial, cuando en realidad es el trabajo camuflado de un periodista decidido a salvar su pellejo. Esa doble vía del flujo de información, fiscalías-medios y medios-fiscalías, funcionó sin escrúpulos profesionales en Colombia durante el escándalo de los dineros del narcotráfico en la campaña del presidente Ernesto Samper. Por meros tecnicismos jurídicos, el caso de la fiscalía general contra el presidente era débil desde un punto de vista estrictamente legal. Sin embargo tenía un demoledor peso moral que lo convertía (cont. pág. 4)

(cont. de la pág. 3)

en un bocado de cardenal para la prensa. A Samper no se le podía probar que supo de antemano del ingreso de 6 millones de dólares del cartel de Cali, pero para muchos era moralmente inadmisible que no haya renunciado al enterarse. Así, los indicios que no le servían a la fiscalía para comprometer al presidente, lucían en la prensa como pruebas irrefutables de su complicidad. Y lo único que tenían que hacer los periodistas para obtenerlos era abrir las puertas de sus oficinas al mensajero del fiscal. Los micrófonos estaban siempre abiertos para escuchar las declaraciones del fiscal Alfonso Valdivieso, un funcionario incorruptible cuyos colaboradores podían abrir las compuertas del secreto bancario y otros santuarios de información sobre enriquecimiento ilícito, por lo general vedados a los periodistas. Los reporteros, por su parte, contribuían a la alianza enviando a la fiscalía a los narcotraficantes arrepentidos que llegaban a las salas de redacción a contar historias increíbles. De esa alianza quedó un vicio, el de la exagerada dependencia de los periodistas con la fiscalía, y un candidato a la presidencia, Valdivieso. Pueden hacerse algunas recomendaciones concretas para cubrir este campo. Por ejemplo, asistir a las ruedas de prensa en las que se anuncian nuevas redadas antinarcóticos o confiscaciones, aún cuando el reportero no vaya a escribir sobre ellas. También es indispensable mantener contactos en países como Perú, Bolivia, Colombia, Panamá y México, ya que quien cubra el narcotráfico no puede darse el lujo de carecer de fuentes en las capitales del negocio. Por ejemplo, podría pensarse que debido a que en Colombia la lucha contra el

narcotráfico está en manos de la policía, esta institución no ofrece información muy abundante. Sin embargo, no conozco una dependencia más dispuesta a ayudar a los periodistas nacionales y extranjeros que la oficina de prensa de la Policía Nacional de Colombia. Los colegas que han viajado a Bogotá habrán comprobado que, por ejemplo, no resulta imposible tener una entrevista con el director de esa institución, el general Rozo José Serrano. Por otra parte, en América Latina los periodistas tenemos la desventaja de que los procesos penales están protegidos por la llamada reserva del sumario. En Estados Unidos la reserva es la excepción, y esto permite a los periodistas tener acceso a un paraíso de información a través de los expedientes judiciales de los casos de narcotráfico, los cuales ofrecen material inédito para dar y convidar. Aparte de la versión fría y legal de los cargos, pueden encontrarse en ellos las declaraciones juradas (affidavits) de los agentes que participaron en la operación, así como las pruebas que salen a relucir en la etapa anterior al juicio tales como grabaciones, documentos (agendas de teléfonos y papeles contables confiscados), direcciones de propiedades, fotografías y acuerdos de cooperación. El año pasado, mientras miraba en la Corte Federal de Miami una de las 16 carpetas que componen el juicio más grande que se ha hecho al cartel de Cali, descubrí que el contador del cartel en Miami, Harold Ackerman, mencionó en una conversación el nombre de un conocido político colombiano. Hice copias de las transcripciones y de la declaración del agente del caso, y llamé a Colombia. Yo pensaba que era un historia conocida, pero me sorprendí cuando me dijeron que era inédita. La información indicaba que Ackerman había transferido dinero al exsenador a quien las autoridades estadunidenses consideraban como un enlace del narcotráfico. El senador ya estaba preso en Colombia por cargos de enriquecimiento ilícito, pero a juzgar por la llamada que me hizo la fiscalía al día siguiente de la publicación, me di cuenta que no tenían esa información. Más aún, en muchos casos el periodista no tiene que viajar a la ciudad donde se realiza el juicio para obtener copias de las transcripciones de los procedimientos y otros documentos, ya que los llamados reporteros de la corte (court reporters) pueden enviar copias electrónicas de las transcripciones al día siguiente de la audiencia. Sus nombres y direcciones aparecen en internet, pero hay que advertir que cada página de estos documentos puede costar un dólar. Gerardo Reyes es reportero del diario The Miami Herald. En el próximo número de La Red publicaremos sus sugerencias para cubrir el lavado de dinero relacionado con el narcotráfico. 13

ARTÍCULO LOS PERIODISTAS LATINOAMERICANOS LE ENTRAN AL PAC por Kara Morrison

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ace un año Carlos Subero decidió asistir a un seminario avanzado sobre periodismo asistido por computadora (PAC) en la ciudad estadunidense de Chapel Hill. Esos talleres son impartidos por el Instituto Nacional para el Periodismo Asistido por Computadora (NICAR, por sus siglas en inglés), un programa de Investigative Reporters and Editors (IRE). Subero, quien trabaja en Caracas, ya era un experimentado reportero político pero los conocimientos que adquirió en el seminario le permiten realizar proyectos que nunca se habían emprendido en Venezuela. Esos proyectos incluyen un análisis de los 257 miembros del Congreso venezolano, para el cual Subero utilizó el programa estadístico SPSS, y un estudio del creciente número de mujeres que ocupan puestos políticos importantes en todo el mundo. Subero hizo ambos trabajos para su diario, El Universal, a partir de bases de datos que compiló mediante su propia investigación. “Mi primer proyecto importante de PAC fue muy provechoso”, dijo Subero, quien aún hoy en día es el único periodista de Venezuela que utiliza estas técnicas. Sin embargo, agrega, la idea se está extendiendo. Lise Olsen, directora de Periodistas de Investigación (PI), dijo que hay varios periodistas latinoamericanos que han recurrido a la computadora como una poderosa herramienta de investigación. Durante su primer año de actividades PI ha introducido a cerca de 400 colegas al periodismo de investigación mediante talleres realizados en México y en otros países, y Olsen considera que hay dos factores que impulsan esa creciente interés. El primero es el incremento de la información disponible en línea. “Se ha puesto de moda que las oficinas de gobierno tengan páginas en la red”, explicó Olsen. Eso permite que resulte más fácil obtener información oficial en línea que pedir bases de datos a las oficinas de comunicación social de las dependencias, cuyos empleados con frecuencia desconocen la existencia de esa información. El segundo factor es que otros observan con interés cómo algunos de sus colegas realizan con éxito proyectos de periodismo asistido por computadora. “Pienso que cada vez más reporteros experimentan con estas técnicas, y demuestran a los escépticos lo que se puede hacer”, dijo Olsen. 14

Jose Roberto Toledo es un periodista brasileño que hizo precisamente eso, al realizar varios proyectos de PAC para su diario, Folha de Sao Paulo. Toledo halló cifras compiladas por un legislador de su país y utilizó el programa Excel para analizar las obras públicas realizadas por estado, departamento y tipo de gasto. Después calculó los montos gastados en cada rubro y los comparó con los montos de años anteriores. Toledo utilizó datos del instituto Pro-Aim de Sao Paulo para analizar las causas de muerte en esa ciudad. Con ello logró relacionar muchos homicidios con el consumo del alcohol. Por último, Toledo utilizó datos del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos para detectar a los brasileños que emigran a ese país. Descubrió que la mayoría de ellos se instala en cinco estados -Maine, Nueva Jersey, Florida, Nueva York y California- y realizó perfiles de varios migrantes. Cada uno de estos proyectos, dijo Toledo, le llevó cerca de una semana.”Siempre la parte más difícil”, agregó, “es hallar la fuente de datos buenos y confiables”. Olsen dijo que la mayor parte de los proyectos de PAC que se realizan en América Latina aún utilizan hojas de cálculo y fuentes de internet, en lugar de bases de datos más complejas y análisis estadísticos. Francisco Vidal, un reportero de la revista Milenio quien antes formaba parte del equipo de investigación del diario Reforma, ha realizado varios proyectos de este tipo. Por ejemplo, compiló la información para analizar las finanzas de varios equipos mexicanos de fútbol, y logró estimar qué tan redituable resultaba cada uno de ellos. En otro proyecto, Vidal recurrió a una hoja de cálculo para analizar las tasas de cáncer entre mujeres mexicanas. Descubrió que las tasas son más altas en algunos estados del norte del país, y que la mortalidad en otros estados era menor en gran parte porque el cáncer se detectaba más temprano. (cont. sig. pág.)

Olsen dijo que otra reportera mexicana, Claudia Fernández de El Universal, obtuvo recientemente datos de la página electrónica de la organización no gubernamental estadunidense National Security Archives (Archivos de seguridad nacional). Claudia logró interpretar información sobre las actividades de la KGB durante la guerra fría mediante una lista de códigos que también bajó del mismo sitio. Así logró identificar a un periodista, un político retirado y a otros ex agentes de la KGB que viven en México. Entrevistó a unos y a los familiares de otros, y logró un extraordinario reportaje. Si bien Olsen admite que los periodistas latinoamericanos tienen más problemas para acceder a la extensa información que pueden obtener los reporteros estadunidenses, también señala que los primeros tienen una ventaja. Los periodistas de América Latina no tienen que convertir con tanta frecuencia las viejas cintas magnéticas de nueve pistas utilizadas en Estados Unidos para almacenar información, ya que la mayor parte de las dependencias oficiales latinoamericanas utilizan computadoras del tipo PC. Y hasta ahora, dijo, por lo menos en México no se ha hecho distinción alguna entre la información electrónica y los archivos impresos. Olsen también dijo que el compartir información permite que los reporteros se inicien en las técnicas del PAC, ya que algunas ideas como la investigación de las finanzas de las campañas políticas, el análisis de los presupuestos oficiales y la comparación de tasas de criminalidad pueden llevarse a cabo en casi cualquier país. “Compartir información resulta tan importante a nivel internacional como nacional”, dijo. Subero, por lo pronto, no tiene intenciones ni de dejar de aprender técnicas de PAC ni de dejar de utilizarlas en su trabajo.

Actualmente colabora con el gobierno de Venezuela para garantizar que se compilen los datos relacionados con las finanzas de las campañas políticas. “Yo no tengo experiencia en el uso de (los programas) Access, Paradox o Mapinfo, pero pienso adquirirla pronto”. Toledo, cuyo diario es uno de los más grandes del mundo, coincide en que su experiencia con el PAC ha sido muy útil y le ha otorgado una ventaja para competir en un mercado en el que estas técnicas aún son una novedad. “Además de las conclusiones de los artículos mismos”, señaló, “aprendí muchas cosas con este trabajo al utilizar los paquetes para encontrar buenas fuentes de información. Más aún, aprendí que la computadora es la mejor amiga de un reportero. Pero pienso que desafortunadamente el PAC es aún casi desconocido en Brasil. Creo que esto va a cambiar en los próximos años. Hasta entonces, algunos cuantos seguiremos utilizando las técnicas del PAC para mantenernos delante de nuestros competidores”. D IRECCIONES ELECTRÓNICAS Lise Olsen, directora de Periodistas de Investigación, [email protected] Jose Roberto Toledo, reportero de proyectos especiales, Folha de Sao Paulo, Brasil, [email protected] Carlos Subero, reportero, El Universal, Caracas, Venezuela, [email protected] Kara Morrison trabaja con NICAR en Missouri. Para mayor información sobre los cursos de PAC impartidos por PI y por NICAR, comunicarse al teléfono (5) 554 7613, de la ciudad de México, o a las direcciones electrónicas [email protected]. mx, [email protected], o [email protected]

Periodistas de Investigación ofrece a sus socios y amigos el libro Periodismo de Investigación, del reconocido colega colombiano Gerardo Reyes. Gerardo tiene una larga experiencia trabajando desde Bogotá y desde Miami, y ha cubierto durante muchos años los temas más importantes de nuestra América. Fue miembro del equipo de investigación del diario colombiano El Tiempo, quizás la primera unidad en su tipo de América Latina, y actualmente trabaja para el diario estadunidense The Miami Herald. También fundó y dirige un programa de periodismo de investigación auspiciado por la Sociedad Interamericana de Prensa y, por si fuera poco, es miembro fundador de Periodistas de Investigación. Si todo esto aún no te convence, piensa que Periodismo de Investigación es un libro casi imposible de encontrar en las librerías mexicanas, y que Periodistas te lo ofrece con un descuento del 10 por ciento, es decir, a 63 pesos mexicanos en lugar de setenta. Si te interesa un ejemplar, comunícate con nosotros al teléfono y fax (5) 554 7613, de la ciudad de México, o a la dirección electrónica [email protected]

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QUÉ HAY

DE

NUEVO

Han llegado a nuestras manos dos nuevos libros, obras de sendos miembros del Comité de Protección a los Periodistas (Committee to Protect Journalists, CPJ), la organización con sede en Nueva York que a últimas fechas ha demostrado mucho interés en México. Uno de ellos es A Culture of Collusion: An Inside Look at The Mexican Press (Una cultura de complicidades: una mirada desde adentro a la prensa mexicana), editado por el director de CPJ, William A, Orme, Jr. El otro es Endangered México, an Environment on the Edge (México en peligro, un medio ambiente en el borde), escrito por Joel Simon, coordinador de las Américas para CPJ. Tanto Orme como Simon vivieron muchos años en México. Por ahora ambos libros están disponibles en inglés, si bien los autores nos han hecho saber sus intenciones de publicarlos en español.

UNA CULTURA DE COMPLICIDADES por Lise Olsen

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Culture of Collusion reúne ensayos sobre la prensa escrita, la televisión, el radio y la política de México, y logra un retrato bastante completo de los cambios que están viviendo los periodistas de este país. Muchos de los textos fueron escritos entre 1994 y 1995, pero no desmerecen ante una realidad que sigue cambiando. Entre los autores de los ensayos figuran conocidos periodistas mexicanos como Raymundo Riva Palacio (Una cultura de colusión, los vínculos entre la prensa y el PRI); Sergio Sarmiento (Chiapas, Colosio y la prensa mexicana en 1994), así como corresponsales de medios extranjeros que conocen bien al país, como Barbara Belejack (Telenovela y trivialidades, cómo cubrió la prensa mexicana las elecciones de 1994); Bruno López (Acto de equilibrio, o cómo se puede sobrevivir como reportero de televisión en México). Esta obra, a diferencia de otras colecciones de ensayos sobre la prensa mexicana, tiene más información de periodistas que de académicos. Además, ofrece una sección dedicada a los cambios en el periodismo en televisión, un tema que merece mucha más atención. El ensayo de Bruno López, el reportero mexicano que trabaja para la cadena estadunidense en español Univisión, es especialmente revelador acerca de la influencia que ejerce la gigantesca Televisa más allá de las fronteras de este país. Bruno describe varios casos en los que su trabajo como corresponsal de Univisión en México ha topado con problemas para llegar al gobierno y a otras fuentes. Los rebeldes zapatistas, por ejemplo, consideraron que Bruno es un reportero “oficialista” dado que Televisa es propietaria parcial de Univisión. Pero mientras Univisión transmitía completos los reportajes de su correponsal, Televisa (a la cual también tenía que entregar la información) editaba los materiales para adornar la imagen del gobierno y deteriorar la de los zapatistas. Otros ensayos contribuyen a la descripción de Televisa, incluyendo un perfil del tigre Azcárraga, el multimillonario dueño de la empresa quien falleció recientemente. 16

Si bien A Culture of Collusion contribuye a entender los cambios que atraviesa la prensa mexicana y cuenta con algunas de las plumas más informadas sobre el tema, comparte un problema con otras colecciones similares: ignora casi por completo lo que ocurre fuera del Distrito Federal. Y como se trata de cambios, será interesante regresar a estos temas en un par de años. William A. Orme, Jr., A Culture of Collusion: An Inside Look at the Mexican Press, North-South Center Press, 1997.

MÉXICO EN PELIGRO por Lise Olsen

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n su obra Endangered Mexico: An Environment on the Edge, Joel Simon combina la investigación histórica, científica y periodística para ofrecer una visión muy completa de los numerosos problemas que enfrenta el medio ambiente mexicano y las maneras en las que se vinculan con los problemas sociales, económicos y culturales del país. Joel describe, por ejemplo, cómo el valle de México perdió sus ríos y lagos para convertirse en una megalópolis en la que falta el agua, mientras que una de las atmósferas más contaminadas del mundo provoca que sus residentes se despierten cada mañana con una especie de cruda que no viene precisamente del tequila. Explica también los esfuerzos de los administradores de la (cont. sig. pág.)

ciudad, cada vez más desesperados por obtener agua de lugares cada vez más lejanos, al tiempo que tienen que luchar contra las inundaciones. Pero además de ofrecer la información técnica, Joel sigue la ruta del gran canal del desagüe para hablar con los campesinos que usan sus aguas negras y respiran sus vapores tóxicos, junto a lo que queda del Lago de Texcoco. Y cuenta de la cultura del narcotráfico, el nuevo tesoro de la Sierra Madre, y cómo está afectando al bosque más grande que le queda a México, el que fuera un país lleno de bosques. La Sierra Madre, explica Joel, cuenta con el 66% de la reserva forestal del país; pero otra vez no se contenta con el dato, sino que pasa días caminando en las barrancas de la Tarahumara para hablar con la gente afectada y tratar de comprender sus conflictos, que en ocasiones llegan a las armas.

El libro también se refiere a los problemas relacionados con PEMEX, los desechos en la frontera, la continua transformación de Cancún y el estado de Quintana Roo en general, y los vínculos entre pobreza y deterioro ambiental, en todo el país y en Chiapas en particular. Al hacerlo, Joel ofrece también numerosas fuentes e ideas que se pueden explorar desde una perspectiva periodística. Y a pesar de toda la información, este sigue siendo un libro de historias; la mayor parte son tristes, pero no exentas de cierto humor. No sabemos cómo terminarán esas historias ambientales mexicanas, pero hay pocos augurios de un final feliz. Joel Simon, Endangered Mexico: An Environment on the Edge, Sierra Club Books, 1997.

PERIODISMO ASISTIDO

POR

COMPUTADORA

Periodistas de Investigación anuncia su taller intensivo de Periodismo Asistido por Computadora (PAC) y periodismo de investigación, en donde compartiremos experiencias y analizaremos casos prácticos de América Latina. Los requisitos para participar son conocer el manejo básico de Windows, y tener experiencia navegando en internet. LOSTEMAS : 1. Técnicas avanzadas de internet. Diferencias entre mecanismos de búsqueda, listas de correo útiles, ftp y grupos de noticias, y otros temas. Cómo localizar y bajar bases de datos y otra información disponible en internet, útil para periodistas de América Latina. 2. Cómo usar hojas de cálculo en el periodismo de investigación, utilizando datos reales, como las tasas de cáncer en México, cobertura electoral, robo de autos y presupuestos de gobierno, entre otros. Después de las prácticas, los participantes podrán ordenar datos, hacer gráficas, identificar tendencias, y en general, explorar diferentes ángulos de la información que se esconde tras las estadísticas. 3. El uso de bases de datos, incluyendo cómo diseñar y construir tu propia base de datos y cómo analizar bases de datos de fuentes del gobierno, las cuales en ocasiones incluyen millones de documentos. 4. Ejemplos de las técnicas más avanzadas de PAC, como paquetes estadísticos, cartografía, etcétera. 5. Cómo conseguir documentos en forma electrónica y cómo aplicar lo aprendido en el taller. Prácticas usando programas esenciales para PAC como Netscape, Access, Excel y otros. Contaremos con la participación de periodistas expertos en el uso de estas tecnologías en su trabajo cotidiano; además de conocer sus experiencias, podrás intercambiar ideas y plantear todas tus dudas y comentarios. FECHA: 10 al 14 de febrero de 1998. LUGAR: Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ciudad de México. HORARIO: 10:00 a 14:00 hrs. y de 17:00 a 21:00 hrs. COSTO: $800.00 para socios de Periodistas de Investigación, $1000.00 para quienes no lo sean. OPCIONAL: Un día de navegación, o ¿Cómo aprovechar Internet? Direcciones útiles para periodistas. MAYORES INFORMES: Teléfono y fax (5) 554 7613, o a las direcciones electrónicas [email protected], [email protected] o nanuc @dsi.com.mx .¡No lo pienses más! El cupo está limitado a 30 personas. Nombre Medio

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COLUMNA

NARCOTRAFICANTES: LOS NUEVOS CENSORES por Jorge Zepeda Patterson

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omo los marineros o los beisbolistas, los periodistas gozan de un importante arsenal de adagios y proverbios. Quizá porque se trata de oficios singulares, tributarios del azar y el infortunio. Uno de los principales preceptos que se inculcaba en las salas de redacción de México rezaba así: “Se puede hablar de cualquier cosa excepto del Presidente, del Ejército o de la Virgen de Guadalupe”. Tomó muchos años, algunos muertos y trastocar al país, para que la prensa pudiera romper esos tabúes. O casi. La verdad es que hoy no existen temas sacrílegos, sino formas más o menos profesionales de presentarlos, buen o mal gusto, rigor o superficialidad. O eso creíamos. El atentado que sufrió Jesús Blancornelas tiene como propósito hacer que retroceda la agenda e introducir un nuevo tema tabú para los medios de comunicación: el narcotráfico. Una especie de censura aplicada a sangre y fuego. Todo indica que fue una operación ordenada y ejecutada por narcos para detener los reportajes de investigación que conducía el semanario Zeta, justamente sobre las operaciones de contrabando de droga por parte de la banda de los Arellano Félix y sus relaciones ilícitas con el poder público. En los últimos días se ha escuchado una especie de reproche sutil, pero al fin

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reproche, hacia los trabajos de Zeta. “Blancornelas pecó de imprudencia”, “se expuso demasiado”. Habría que rechazar ese falso sentido común, pues inculpa a la víctima por el delito de estar cumpliendo con su deber. Es explicable, pero no aceptable, esta argumentación, porque cede funciones de la prensa que deben ser irrenunciables si aspiramos a una sociedad democrática. Investigar y denunciar públicamente las fallas que aquejan a la comunidad es una tarea imprescindible en la construcción de una sociedad más sana. Y ciertamente, el narcotráfico es un cáncer que amenaza de muerte al cuerpo social. Lo que estaba haciendo Blancornelas era un acto de congruencia en una comunidad como Tijuana, donde tantos asuntos de la agenda de seguridad pública, de corrupción y de crimen están vinculados a los delitos de la droga. Tendría que hacerse un periodismo esquizofrénico, desvinculado de la realidad, para dar cuenta de los hechos sin hacer referencia a los factores que los originan. Si los Arrellano Félix se salen con la suya, ¿con qué seguridad podría un reportero volver a investigar estos temas? La única salida es una salida hacia delante. Hace 20 años, el periodista Don Bolles fue asesinado en Phoenix, Arizona, cuando investigaba crímenes de la mafia. Los asesinos tenían el mismo propósito que los sicarios que atacaron a Blancornelas: detener una investigación periodística y amedrentar a otros reporteros. La prensa organizada respondió con lo que hoy se conoce como el Proyecto Arizona, una operación tan espectacular como eficaz, y pasaron muchos años antes de que la mafia volviera a recurrir a la violencia física para detener un reportaje incómodo. (Ver Nuestra responsabilidad internacional, en este número). Probablemente disuadir a los narcotraficantes mexicanos sea una tarea más ardua. Lo que no podemos permitirnos es quedar con los brazos cruzados y dejar a los reporteros del semanario Zeta en el difícil dilema de renunciar a sus convicciones y traicionar el ejemplo de su director, o continuar de manera aislada una tarea que puede ser suicida. ¿Un proyecto Tijuana?

DE PESCA PERIODISMO DE CAPA Y ESPADA

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n distintas épocas de su historia, y especialmente durante la guerra fría, la ciudad de México ha sido una especie de Viena latinoamericana en la que pululaban agentes secretos e informantes de distintos gobiernos. Es sabido que cuerpos como la CIA estadunidense, la KGB soviética e incluso el G-2 cubano realizaron aquí importantes jugadas de su ajedrez geopolítico. Pero lo que está mucho menos documentado, por lo menos a nivel público, es hasta qué punto los servicios de inteligencia extranjeros han tenido influencia en el curso de los acontecimientos nacionales. Esta fue una de las vetas que empezó a explorar Claudia Fernández, de El Universal, cuando dirigió su navegador de internet a las páginas electrónicas relacionadas con temas de inteligencia. El resultado fue un reportaje sobre las actividades de la KGB en México durante los años cuarenta, cuando personajes como Javier Rojo Gómez y David Alfaro Siqueiros colaboraron activamente con la inteligencia soviética. Pero Claudia fue más allá, y entrevistó a algunos exagentes que aún viven en México o a sus familiares. La fuente principal de Claudia fue el Archivo de Seguridad Nacional (National Security Archive, ww.seas.gwu.edu/nsarchive) un instituto de investigación no gubernamental, dedicado a la localización y publicación de documentos de la inteligencia estadunidense que originalmente fueron clasificados como secretos o confidenciales y ahora pueden ser consultados por el público. La Red pidió a Claudia que explicara cómo logró este reportaje, el cual se publicó en cinco partes el pasado mes de septiembre. “Sabía que en los archivos de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos existía un expediente de espionaje soviético en México, y pensé que para obtenerlo habría que hacer una solicitud mediante la ley de libertad de información (FOIA, por sus siglas en inglés). “Sin embargo, durante una búsqueda rutinaria por algunas páginas de internet específicas encontré una breve referencia al Proyecto Venona, que era la desclasificación por parte de las autoridades estadunidenses de 2,200 memorándums diplomáticos, comerciales y de inteligencia soviéticos, enviados entre 1940 y 1948. No era muy completo, pero a raíz de un artículo que descubrió mi editor, Oscar Hinojosa, en la revista Vuelta, me enteré de que los documentos estaban disponibles en internet. Ahí empezó la aventura. “Al llegar a la dirección de Seguridad Nacional, encontré

CON LA

RED

que el expediente se llamaba Proyecto Venona. Si yo no hubiera sabido de qué se trataba, probablemente lo hubiera dejado pasar en una búsqueda cualquiera. Pero con el conocimiento del expediente, fue muy fácil. “Durante una semana y media me dediqué todos los días, hasta la madrugada, a bajar los memorándums, leerlos, y a imprimir los que tuvieran alguna relación con México o con algún tema de interés para el país. Fueron 850 en total. “Para saber si no me faltaban mensajes, revisé tres veces el expediente, con la ayuda de un acordeón con los alias y los proyectos que había identificado en los memos. Algunos eran ilegibles, y en otros la información estaba tan fragmentada que no servía. Esos los registré, pero no los utilicé. “Una vez que los tuve todos, después de revisar los nueve años de clasificación, agrupé los mensajes de acuerdo a los temas que me interesaron. “Conforme fui revisando el material, y por sugerencia del director Roberto Rock, el reportaje se transformó en una serie de cinco partes en las que me propuse contar microhistorias de espionaje. “Luego vinieron las entrevistas, la búsqueda de documentos y fotografías, las ideas para los recuadros y el diseño. Y empezó a publicarse. Tan-tán.” Claudia también ofrece una guía para los reporteros que deseen bajar a los sótanos virtuales de la inteligencia internacional. IntelWeb (http://awpi.com/IntelWeb/index.html) es “como una guía” de las centrales de inteligencia en internet. Los interesados en los servicios estadunidenses pueden entrar al sitio de la Agencia de Seguridad Nacional (http://www.nsa.gov), o bien a la Agencia Central de Inteligencia (http://www.odci. gov/cia). La Oficina Federal de Investigaciones (FBI, http://www. fbi. gov/homepage.htm.), es la dependencia responsable de la contrainteligencia al interior de Estados Unidos. Al otro lado del océano opera el famoso Servicio Secreto de su Majestad, el M16 británico (http://www.cc.umist.ac.uk/sk/ m16.html) y el Servicio Nacional de Inteligencia Criminal del Reino Unido (http://www.open.gov.uk/ncis/ ncishome.htm). También existe cierta información sobre la poderosa agencia israelí, el Mossad (http://awpi.com/IntelWeb/Israel/Mossad/ index.html), y hasta de la extinta KGB (http://www.ionet. net/~everett/kgb.html). El reportaje de Claudia puede encontrarse en http://www. el-universal.com.mx/net1/1997/ sep97/17sep97/reportajes/ repsep08.html, y en su versión impresa en nuestro archivo de Periodistas de Investigación. 19

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